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¿Cómo lidiar con un niño que está

siempre enojado?
Cuando los niños tienen explosiones emocionales con regularidad, por lo
general es un síntoma de que están sufriendo o pasando por alguna
situación que le molesta. El primer paso es entender qué está causando la
conducta de su hijo. Hay muchas causas posibles, incluyendo:

─ Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: Muchos niños que


tienen TDAH, especialmente los que experimentan impulsividad e
hiperactividad, tienen dificultad para controlar su comportamiento.
Puede que les resulte muy difícil seguir instrucciones o pasar de una
actividad a otra. Esto los hace parecer como desafiantes y enojados.
“Más del 50 por ciento de los niños con TDAH presentan conductas
desafiantes y estallidos emocionales”, afirma el psicólogo clínico
de Child Mind Institute Vasco Lopes.
─ Ansiedad: Los niños que parecen enojados y rebeldes a menudo tienen
una ansiedad severa que no ha sido identificada. Si su hijo tiene
ansiedad, especialmente si trata de esconderla, puede que tenga más
dificultad para tolerar situaciones que le causan angustia. Por ejemplo,
podría ser agresivo cuando no puede manejar la presión debida a las
exigencias escolares. En una situación que le cause ansiedad, su instinto
de “pelear o huir” podría ser evidente. Puede que tenga un berrinche o
se niegue a hacer algo para así evitar lo que le causa un miedo intenso.
─ Trauma o negligencia: Buena parte del mal comportamiento en la
escuela es el resultado de trauma, negligencia o caos en el hogar.
“Cuando los niños que tienen dificultades no se sienten seguros en su
hogar puede que manifiesten conductas muy amenazadoras en la
escuela”, dice la Dra. Nancy Rappaport, profesora en Harvard Medical
School que se especializa en los problemas mentales en las escuelas. Los
que corren más riesgo, afirma, son los niños con TDAH que han
experimentado situaciones traumáticas.
─ Problemas de aprendizaje no diagnosticados: Si su hijo se porta mal
repetidamente en la escuela o al momento de hacer las tareas
escolares, es posible que tenga una dificultad de aprendizaje que no ha
sido diagnosticada.
Algunos consejos:
1. No se dé por vencido.

Resista la tentación de terminar el berrinche de su hijo dándole lo que


quiere. Darse por vencido le enseñará que sus rabietas funcionan.

2. Permanezca calmado y sea consistente.

Usted está en una mejor posición para enseñar e


implementar consecuencias consistentes cuando está en control de sus
propias emociones. Responder con enojo o críticas tiende a escalar la
agresión del niño, ya sea verbal o física. Al permanecer calmado estará
dando el ejemplo y enseñándole el tipo de comportamiento que quiere
ver en él.

3. Ignore las conductas negativas y elogie las positivas.

Ignore las conductas negativas que no sean importantes, ya que incluso la


atención negativa como los regaños o decirle a su hijo que deje de
hacerlo puede reforzar la conducta. En vez de eso, elogie indicando el
motivo las conductas que quiere que se repitan (no diga simplemente,
“buen trabajo”, diga “hiciste un buen trabajo calmándote”).

4. Utilice consecuencias consistentes.

Su hijo necesita saber cuáles son las consecuencias de sus conductas


negativas, como tiempo de aislamiento, así como las recompensas por su
buena conducta, como más tiempo para usar el iPad. Usted tiene que
mostrarle que implementa las consecuencias de manera consistente.

5. Hable cuando la crisis haya pasado.

Una de las cosas que no debe hacer es tratar de razonar con un niño que
está furioso. Como dice el Dr. Stephen Dickstein, pediatra y psiquiatra de
niños y adolescentes, “no hable con un niño que no está dispuesto a
hacerlo”. Usted quiere fomentar la práctica del arte de la negociación
cuando él no esté furioso, ni usted tampoco.

6. Prepare una caja de herramientas para calmarse.

Tanto usted como su hijo necesitan construir lo que el Dr. Dickstein llama
una caja de herramientas paracalmarse, es decir cosas que pueden
hacerse para calmarse, como respirar lentamente, porque no se puede
estar calmado y enojado al mismo tiempo. Hay muchas técnicas, afirma,
pero “lo bueno de respirar es que siempre está disponible”.

7. Mencione las reglas de manera clara, consistente y positiva.

Comuníquele a la niña lo que quiere que haga y no quiere que haga. "No
quiero que le pegues a nadie. Tampoco quiero que nadie te pegue a ti.
Dile a Amelia que te gustaría tomar un turno con el triciclo. Si eso no sirve,
vamos a hablar de otras cosas que podrías intentar".

8. Anticipe los problemas que probablemente se presenten.

Póngase cerca del niño para recordarle en voz baja cómo debe
comportarse antes de que se enoje. Si Benjamín discute frecuente con
Jamal sobre la construcción de estructuras con bloques, sígalo al área de
bloques y susúrrele, "Recuerda usar tus palabras con Jamal. Pregúntale si
puedes ayudarlo a construir la torre".

9. Rompa el ciclo de atención por mal comportamiento.

Enfóquese en los intereses o las habilidades del niño. Si a Sara le interesa


dibujar o jugar a la pelota, planifique un ratito para unirse a ella mientras
participa en estas actividades antes que ocurra el mal comportamiento.
Comente sobre el interés o el esfuerzo de la niña. "¡Tus dibujos incluyen
muchos detalles!" O, "¡Mira cuán lejos puedes tirar la pelota!"

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