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LA FERTILIZACION
EN CULTIVOS DE HORTALIZAS
Facilitadores:
Ing. Jesús A. Quiñones M
Ing. Alirio A. Araujo F
CLASE Nº 1
INTRODUCCIÓN
El temario que aquí vamos a desarrollar, busca orientar a los técnicos de campo,
en la toma de decisiones en lo relativo a manejo de la fertilización de los cultivos,
como uno de los factores más importantes para lograr buenas cosechas, con
rendimientos de excelente volumen y con buena calidad a la hora de satisfacer las
necesidades de los clientes y consumidores.
GENERALIDADES
EL SUELO
El suelo como medio para el crecimiento de las plantas, se puede describir como
un material complejo, proveniente de la descomposición de rocas y materiales
orgánicos descompuestos y desintegrados, que proporciona nutrimentos, humedad
y soporte para las plantas.
Clasificar es agrupar los individuos de una población en clases. En los casos en los
que el universo o población es continuo es decir, que no posee tales individuos, la
clasificación puede considerarse como una subdivisión del universo en clases. En
este sentido las clases son conceptos abstractos y no grupos de individuos
naturales pero pueden tomarse por tales la creación de unos individuos arbitrarios
artificiales (tesseras, pedones, perfiles, etc...).
Por tanto, para que una clasificación sea satisfactoria desde un punto de vista
operativo, las clases han de definirse de tal forma que sean mutuamente
excluyentes entre sí y que se pueda decidir sin ambigüedad si un elemento
pertenece o no a una clase.
Baste considerar que con sólo dos caracteres diferenciantes se puede clasificar a
una población en un máximo de 4 clases excluyentes: clase con el carácter 1, clase
con el carácter 2, clase con el carácter 1 y 2, clase sin el carácter 1 ni 2. El número
de clases resultantes sería 2 elevado a "n", siendo "n" el nº de caracteres
diferenciantes. Pero también se pueden definir hasta un total de 14 clases
diferentes, ó 16 (22n) si se incluye el referencial "todos los suelos" y el conjunto
vacío "ningún suelo".
Así si representamos por "M" a todos los suelos que tienen epipedon móllico y "C"
para los que tienen horizonte diagnóstico cámbico, se pueden definir 16 clases
distintas (figura).
Perfil del suelo: Se denomina perfil, a las diferentes formas en que se presenta un
corte longitudinal del un suelo cualquiera, está formado por horizontes, que son
una serie de niveles horizontales que se desarrollan en el interior del mismo y que
presentan diferentes caracteres de composición, textura, adherencia, etc. El perfil
del suelo es la ordenación vertical de todos estos horizontes.
Horizonte C o subsuelo: Está constituido por la parte más alta del material rocoso
in situ, sobre el que se apoya el suelo, más o menos fragmentado por la alteración
mecánica y la química (la alteración química es casi inexistente ya que en las
primeras etapas de formación de un suelo no suele existir colonización orgánica),
pero en él aún puede reconocerse las características originales del mismo.
Horizonte D u horizonte R o material rocoso: es el material rocoso subyacente que
no ha sufrido ninguna alteración química o física significativa. Algunos distinguen
entre D, cuando el suelo es autóctono y el horizonte representa a la roca madre, y
R, cuando el suelo es alóctono y la roca representa sólo una base física sin una
relación especial con la composición mineral del suelo que tiene encima.
Esta solución ácida en contacto con los minerales que constituyen las rocas,
provocan una hidrólisis de los mismos que afecta principalmente a los cationes que
sirven de unión a las estructuras silicatadas de los mismos. Como quiera que los
cationes más abundantes son calcio, magnesio, potasio y sodio, son estas las
primeras bases que se liberan en forma de los hidróxidos correspondientes,
reemplazando sus posiciones los hidrogeniones del agua. En menor medida
aparecen los hidróxidos de hierro y aluminio, que quedan precipitados y en forma
inactiva merced al pH alcalino que se genera por la disociación de las bases
solubles.
Como hemos podido observar, en la reacción del suelo intervienen tres actores
principales: alteración mineral, humificación y clima.
Los climas húmedos son proclives a la formación de suelos ácidos, mientras que
los climas secos lo son a la formación de suelos básicos. Como ya comprobamos al
analizar los procesos de alteración, en climas húmedos predominaban las arcillas
de baja actividad, lo que hace que las bases se retengan poco y su lavado sea más
fácil. En los medios más secos predominanlas arcillas de elevada actividad lo que
facilita la retención de las bases y su pérdida es mínima.
En cuanto a las rocas distinguiremos los tres tipos principales: ácidas, neutras y
básicas.
Las rocas ácidas están dominadas por el cuarzo y por los feldespatos,
principalmente ortosa con algo de plagioclasas; acompañados de mica,
preferentemente moscovita con algo de biotita. Los restantes minerales son poco
relevantes.
El cuarzo no da lugar a ningún mineral arcilloso y lo más que puede hacer es pasar
a la fracción arcilla en su propia forma microdividido. No genera ninguna capacidad
de intercambio catiónico ni libera base alguna.
Los feldespatos solo generan arcilla de tipo caolinítico y, eventualmente, ilita en los
medios confinados. La CIC que aportan es baja y las únicas bases que aportan son
potasio con algo de sodio y calcio, según el contenido en plagiclasas.
Las micas suelen abrirse a ilitas y la biotita puede generar vermiculita en medios
no muy lavados. Su CIC es media y las bases principales son el potasio y el
magnesio procedente de las biotitas pues el hierro se oxida y precipita
rápidamente, al igual que los excedentes de aluminio.
Las escasez de bases liberadas hace que la saturación sea baja a pesar de que la
CIC también lo es; en esas condiciones el pH es algo ácido y la reserva de bases
muy escasa, por lo que por poco lavado que exista se puede llegar a valores
fuertemente ácidos.
Las rocas neutras están dominadas por las plagioclasas con algún feldepato
potásico; le siguen a corta distancia los anfiboles y más lejos las micas con
predominio de la biotita. Completan su composición lo piroxenos y presentan algo
de cuarzo.
El comportamiento del cuarzo es similar al que tiene en las rocas ácidas. Igual
sucede con los feldespatos y las micas, solo que en este caso es habitual lo que allí
era ocasional y viceversa.
La presencia de bases
es muy alta lo que
lleva a una saturación
elevada y a un pH
netamente básico
aunque no suele
alcanzar el valor de 8.
La materia orgánica tiene un efecto contrario, todo el proceso de humificación es
una constante fuente de grupos ácidos por lo que la tendencia inicial es a una
bajada del pH.
La acidez del horizonte A hace que las cargas variables de la materia orgánica se
desplacen hacia el lado positivo y que baje la capacidad de intercambio catiónico,
como consecuencia de ello se produce una saturación en bases mayor aunque su
contenido total no se vea alterado. Se da la paradoja de que el descenso del pH
induzca una elevación de la saturación en bases. A medida que progresa la
formación de sustancias húmicas de mayor evolución va aumentando el pH y todo
sucede al revés. En este caso hay otro hecho que compensa al anterior, es la
formación de complejos arcillo-húmicos; los puntos en que se produce la
formación del complejo son grupos activos para el intercambio que quedan
bloqueados, y si bien su número es muy reducido y la influencia sobre la capacidad
de intercambio catiónico es baja, se produce un efecto estérico más importante
porque las partículas arcillosas impiden el acceso alas posiciones de cambio de la
materia orgánica, al tiempo que esta ejerce el mismo efecto sobre aquellas, con
ello se produce una bajada efectiva de la capacidad de intercambio catiónico en los
participantes en el complejo, con una subida simultánea del grado de saturación.
Todos estos efectos son una muestra de la complejidad del proceso de intercambio
y de su relación con el pH. Por ello, como vimos en su momento, la capacidad de
intercambio catiónico se mide en un medio tamponado a pH siete, lo que nos da
un valor que no concuerda con el real pero que no depende de los avatares de las
variaciones del pH. Esto lo hace más representativo del promedio a lo largo del
año, ya que el pH oscila según avanzan los procesos que lo regulan, y más
comparable con los restantes horizontes y con otros suelos semejantes o de la
misma zona.
Para evitar las fluctuaciones en los valores del pH se realiza su medida de dos
formas diferentes, la primera de la forma indicada al principio y la segunda en una
solución iónica, que habitualmente es de KCl molar. En este segundo caso, se
produce un reemplazamiento de los hidrogeniones del complejo de cambio por el
potasio de la solución, lo que provoca un incremento de la concentración de
hidrogeniones y como consecuencia una bajada del valor del pH, que suele estar
alrededor de una unidad con relación al medido en agua. Cuando el suelo está
saturado, no es posible la liberación de hidrogeniones por lo que ambos valores de
pH deberían coincidir, no obstante se produce una bajada similar; en este caso el
potasio añadido se intercambia por calcio del complejo que al ser una base más
débil, y por tanto menos disociada, provoca un empobrecimiento en oxhidrílos que
tiene un efecto semejante al incremento en hidrogeniones que se producía en el
caso anterior.
Por encima de 7.5, el complejo de cambio y la solución del suelo son muy ricos en
calcio lo que provoca una precipitación del fosfato tricálcico, que alcanza su
máximo alrededor de 8.5 donde la asimilabilidad es mínima. Superado ese valor se
inicia un desplazamiento del calcio por el sodio que da formas solubles.
Los micronutrientes son más solubles en medios ácidos por lo que en ellos su
asimilabilidad es máxima, como ocurre con el hierro, el manganeso, el cobre o el
cinc.
La materia orgánica está constituida por ácidos débiles en conjunción de sus sales
con bases fuertes lo que constituye un tampon en sí misma. La arcilla también se
comporta como un ácido débil como se desprende de la figura adjunta, en ella se
observa la variación del pH del agua pura, de agua mezclada con arena y de una
suspensión de arcilla, al ser adicionadas de una solución ácida o de una alcalina.
Serían típicas curvas de valoración, en las que en el agua pura el ácido o la base
añadidos se muestran con la fuerza que les es propia; en el caso de la arena el
comportamiento es muy similar, pero en el caso de la arcilla, se muestra como un
ácido débil o como una base débil en función del pH reinante, como era
predecible.
De este modo los fuertes cambios de pH solo son posibles cuando se agotan los
sistemas reguladores, lo que solo es posible ante una acción humana o un fuerte
cataclismo natural.
La acidificación del suelo es una de las causas más frecuentes de la pérdida de
fertilidad por lo que es frecuente que se intente corregirla. Además de la
frecuencia del problema, lo fácil de su solución hace que esta se lleve a cabo de
forma casi habitual.
Una neutralización de la acidez de la solución del suelo no sería una solución eficaz
por cuanto la propia capacidad tampón del suelo, relacionada con su complejo de
cambio, recuperaría en poco tiempo el pH modificado. Por ello es neceseario tener
en cuenta el grado de insturación del complejo de cambio.
La finura del material empleado será otro aspecto importante, cuanto mayor sea
esta más rápida será su solubilización y la consecuente subida del pH. Lo mismo
puede decirse de su pureza, que debe procurarse alta para evitar la entrada de
sustancias extrañas al suelo, aunque lo habitual es que los diluyentes sean arcilla y
algunos óxidos de hierro, que no entrañan problemas importantes.
LA
CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIONICO (CIC) es la capacidad que tiene
el suelo de retener e intercambiar cationes. La fuerza de la carga positiva varia
dependiendo del catión, permitiendo que un catión reemplace a otro en una
partícula de suelo cargada negativamente.
Caolinita: 3-5
Halloisita: 10-40
Illita: 10-50
Clorita: 10-50
Vermiculita: 100-200
Montmorillonita: 80-200
Sepiolita-paligorskita: 20-35
Las bacterias suelen estar adheridas a las partículas de arcilla o humus, por acción
en parte, electrostática. El número de bacterias aumenta en céspedes con
respecto a la tierra arable por mayor densidad de raíces y material orgánico en
descomposición. Hay una mayor población en tierra caliente que fría y en campo
cultivado que virgen. Las esporas bacterianas se encuentran tanto en terrenos del
Ártico, que nunca sobrepasan los 10º C y están de 9 a 10 meses helados, como en
terrenos desérticos casi sometidos a un tratamiento de sequedad total
Por ultimo, su propio micelio representa una interesante materia prima para la
síntesis de compuestos húmicos
Hongos: En los suelos bien aireados y cultivados, los hongos llegan a constituir la
mayor parte del protoplasma de la microflora total, debido no a su mayor numero,
sino a su mayor diámetro y extensión de sus hifas. Dominan sobre todo, en las
capas orgánicas de los bosques y en los ambientes ácidos.
Hongos saprófitos
La abundancia de la actividad fisiológica de le flora fúngica varía mucho en el
espacio y en el tiempo, dentro del límite de un solo sitio. La materia orgánica, pH,
fertilizantes orgánicos e inorgánicos, la humedad, aireación, temperatura, posición
en el perfil, estación del año, la composición de la vegetación, son los factores que
condicionan la existencia y distribución de los hongos debido a su heterotrofismo
que les impide sacar de la luz o de la oxidación de sustancias inorgánicas la
energía necesaria.
Hongo simbionte
Existen numerosas especies típicamente zimogenas que se desarrollan en gran
cantidad después de la adición de un material descomponible. Otras especies sin
embargo pueden considerarse autóctonas. Respecto al pH, es una de las más
importantes variables ecológicas que gobiernan la actividad y composición de la
flora, los hongos pueden desarrollarse en una amplia gama, desde fuerte acidez
(pH = 2) hasta basicidad media (pH = 9). El que un pH ácido parezca el optimo,
es mas el resultado de la inhibición de los demás microorganismos que el que
efectivamente sus preferencias sean por ese nivel de pH. En las tierras de brezo,
en los bosques de coníferas y en los podsoles, predominan sobre el resto de los
microorganismos. Son principalmente Basidiomicetos que, en este hábitat, junto
con numerosas especies celulosolíticas, ligninolíticas y formadoras de micorrizas,
desempeñan un papel insustituible. En general, y a pesar de su predominio en los
suelos con humus ácido (mor), los hongos también intervienen en la flora
zimógena de los suelos cultivados. En este caso los principales representantes son:
Ficomicetos, Ascomicetos y Deuteromicetos.
Hongo parásito
Esto tiene especial importancia para el caso de los patógenos, que actúan
principalmente a determinados valores de pF, y no con viene olvidar que los
fertilizantes inorgánicos que contienen amoniaco, pueden formar ácido nítrico
como consecuencia de la oxidación microbiana.
El agua es necesaria para todos los organismos vivientes, pero los hongos perviven
en regiones semiáridas y sin embargo sufren más cuando la humedad es de un
grado tal que el oxigeno es escaso y existe competición por él. De lo que antecede
se deduce que la aireación es un factor esencial; los hongos al ser organismos
oxibióticos, ofrecen en los horizontes inferiores del suelo unos porcentajes de
presencia cada vez menores. Los límites de profundidad a que pueden llegar varían
notablemente en los distintos tipos de suelo y alcanzan sus máximos en suelos
sueltos y orgánicos y su mínimo en suelos limosos y compactos. Estudios
realizados por Guilletat y Montegur han permitido trazar algunas curvas tipo de
frecuencia que muestran claramente como el optimo desarrollo, establecido dentro
de límites de profundidad precisos para determinadas especies, decrece
rápidamente si se aleja de ellos, aunque sea muy poco. Hay pocas especies que
puedan considerarse termófilas, siendo la mayor parte mesófilas. En las primeras
capas de suelos recalentados por el sol abundan mas Aspergillus y Trichoderma,
mientras que a 60 cm por ejemplo, los cultivos muestran preponderancia de
Penicillium, Mucor y Chlamidosporium.
En los suelos cultivados los hongos son mucho mas numerosos en los 7-15 cm
primeros, pero en los terrenos de césped llegan a profundidades de hasta 1'5 m,
en el horizonte B. En Otoño y Primavera hay generalmente un florecimiento y
aumento de la población de hongos que prefieren el clima templado que el frío y el
calor excesivo. Además indirectamente, la estación del año interviene en la
composición de la materia orgánica del suelo debido a los ciclos de los vegetales
cosechados. Estas plantas superiores a su vez no solo intervienen a la muerte de
sus raíces, hojas o tallos, sino que ejercen determinada influencia debido a las
sustancias excretadas por sus raíces o bien a los productos metabólicos
intermedios a que dan lugar a su muerte. Por ejemplo el Aspergillus fumigatus se
desarrolla extraordinariamente en terrenos cuya producción es de avena,
muchísimo menos en trigo y casi nada en maíz. Sin embarro el Penicillium se
desarrolla mucho en terrenos de maíz y prácticamente nada en avena y trigo. El
Fusarium no se ve influido por una u otra vegetación.
Las levaduras, que han venido recibiendo poca atención, también se han
encontrado en la mayor parte de los suelos y se consideran indígenas. Su numero
es siempre pequeño. Su reconocimiento se hace en placa de agar nutritivo al que
se añade un 0.35 % de propionato sódico. Esto unido a un pH de 3.8 a 4 hace que
prácticamente se desarrollan las levaduras solamente. Se suelen dar 200 a 20.000
unidades por gramo de suelo. En climas templados, suele haber 1.000 unidades
por gramo. Su significación parece, por el momento despreciable.
La celulolisis fúngica también esta influida por la temperatura y por el pH. Mientras
que el óptimo térmico resulta superior a los límites que normalmente se presentan
en el suelo, llegando a valores de 45-50º C, el pH desarrolla una acción selectiva
sobre las diversas especies que participan en el fenómeno. En los suelos ácidos la
mayor actividad es debida a Penicillium y Trichoderma y en los suelos neutros
estos géneros son sustituidos por otros entre los que destacan Stachybotrys,
Botryotrichum y Micogone. Tanto los conocimientos sobre la celulolisis fúngica
como sobre la ligninolisis son muy fragmentarios. Sin embargo, está aceptado
generalmente que los hongos desempeñan un papel fundamental en la
descomposición biológica de la lignina. Goetlieb y Pelczar destacan la acción de los
basidiomicetos y los clasifican en dos grandes grupos aquellos que atacan la
lignina “in situ” y los que lo hacen en los detritus. Dentro de los primeros, entre los
que se encuentran especies parásitas, algunos atacan la lignina antes que la
celulosa y otros realizan ambas funciones al mismo tiempo o bien lo hacen
después. En cambio los segundos son exclusivamente ligninolíticos. Como vemos
no puede realizarse una clasificación satisfactoria entre celulolíticos y ligninolíticos
Algas: Aunque su naturaleza de habitantes indígenas del suelo es discutida, lo
cierto es que se encuentran en casi todos los suelos de cualquier continente o isla,
aunque no son nunca tan numerosas como las bacterias, actinomicetos u hongos.
Son fotosintéticas y requieren acceso a la luz pero no solo se encuentran en las
primeras capas de la superficie. Las algas terrestres son más pequeñas y
estructuralmente más simples que las acuáticas. Se dividen en cuatro grupos:
Clorofíceas de color verde, Cianofíceas de color azul-verdoso, Bacilariofíceas o
diatomeas y Xantofíceas de color amartillo-verdoso.
Bacilariofíceas o diatomeas
La gran mayoría se caracterizar por la posesión de nutrición fotoautotrófica, es
decir precisan solamente de luz, agua y dióxido de carbono. Sin embargo cuando
viven en la oscuridad pueden ser heterótrofos facultativos, tomando energía de la
oxidación del carbono orgánico. Algunas especies pueden tomar el nitrógeno
molecular, al igual que ocurre con las bacterias fijadoras de nitrógeno. Son
moderadamente adaptables al cambio de ambiente y logran persistir en medios
alcalinos y desérticos. Tienden a concentrarse en la superficie o inmediatamente
debajo de ella aunque también puedan encontrarse a mayores profundidades, de
hasta un metro, donde parece que algunas razas pueden seguir proliferando aun
en total ausencia de luz.
1). Comprobar que los beneficios sugeridos por el fabricante se adaptan al valor
económico de la producción.
Por ejemplo, un producto que produzca
huminas.
Los distintos materiales que se aplican al suelo y que dan lugar a la materia
orgánica pueden tener composiciones muy distintas. La mineralización y la
humificación se desarrollan de modo distinto según se trate de residuos de elevado
contenido en almidón o celulosa u otras sustancias orgánicas solubles en agua,
como los ácidos orgánicos, azúcares, aminoácidos, etc. (fácilmente degradables) o
Los sustratos constituyen el medio de cultivo para plantas en contenedor. Las
tierras de jardinería se utilizan para sustituir total o parcialmente el suelo natural
de un jardín. Tanto tierras como sustratos pueden estar formados por mezclas de
distintos materiales, estando generalmente un buen porcentaje de ambos formado
por materiales orgánicos. Algunos de los productos contemplados en la Orden
sobre fertilizantes y afines, como el compost o la turba, pueden ser componentes
de sustratos. un ligero aumento de la producción de un cultivo con elevado valor
añadido puede resultar rentable, mientras que el mismo producto aplicado a un
cultivo de escaso valor puede ser antieconómico.
2). Relativizar los efectos. Los efectos de dosis bajas de un producto pueden ser
negligibles cuando se tiene en cuenta el propio contenido de este producto de
modo natural en el suelo.
de elevado contenido en lignina (difícilmente degradable).
Los procesos de humificación y mineralización dependen de múltiples factores,
entre ellos del material orgánico original, de las condiciones red-ox del suelo
(ligado a la textura y contenido de agua), del régimen térmico y de humedad, etc.
La presencia de oxígeno actúa sobre el ciclo de la materia orgánica. Cuando
existe oxígeno actúan los microorganismos aeróbicos, mientras que cuando falta
oxígeno, actúan los microorganismos anaeróbicos facultativos u obligados. Los
microorganismos necesitan un donante de electrones, que puede ser el oxígeno,
los óxidos de nitrógeno, compuestos de manganeso o hierro o bien moléculas
orgánicas, como el succínico, caso en el que se dan fermentaciones. La tasa de
descomposición de la materia orgánica dependerá en la eficiencia de las bacterias
y en la capacidad del suelo para proporcionar estos donantes de Por ejemplo, si
el suelo contiene de modo natural 10 millones de microorganismos por centímetro
cúbico, aplicar una dosis de un producto que contenga microorganismos que
equivalga a aportar 20 o 30 microbios por centímetro cúbico de suelo producirá sin
duda un efecto relativo muy bajo.
3). Buscar información sobre ensayos realizados por laboratorios y organismos
imparciales que suministren una información fiable sobre las ventajas del producto
con respecto de otros productos existentes en el mercado.