Вы находитесь на странице: 1из 11

HISTORIA DE LA INFANTERÍA DE MARINA MEXICANA1

Centro de Estudios Superiores Navales, México.

Coordinación de Investigación.

INTRODUCCIÓN

Analizar la historia del Cuerpo de Infantería de la Armada de México2 resulta difícil, sobre
todo porque existe un importante vacío historiográfico en torno a ella, y porque sus orígenes
no los podemos separar de la historia de la infantería de la marina española así como de la
introducción de este cuerpo en la Nueva España con las Milicias y la creación del Ejército
Permanente.

Al paso del tiempo, la Infantería de Marina se ha constituido en un Cuerpo de la


Armada, especializado en Operaciones Anfibias cuya característica es la de poder llegar a
tierra desde la mar con una organización táctica capaz de combatir en cualquier momento.
Su capacidad para embarcar en muy poco tiempo junto con apoyos aéreos y terrestres la
han convertido en una unidad de alto valor estratégico y con gran capacidad de
adiestramiento para posicionarse de forma rápida y discreta en aguas nacionales e
internacionales.

ÉPOCAS.- Más de cinco siglos contempla el desarrollo histórico del Cuerpo de Infantería de
Marina, pudiendo distinguirse en su trayectoria cuatro épocas perfectamente diferenciadas,
siendo las dos primeras sus antecedentes históricos:

• PRIMERA ÉPOCA: México Prehispánico y la Conquista de Tenochtitlán

• SEGUNDA ÉPOCA: Colonia

• TERCERA ÉPOCA: Siglo XIX

• CUARTA ÉPOCA: Siglo XX hasta nuestros días.

1
La infantería de marina puede definirse como “la fuerza integrante de la Armada que esta
especializada para el combate en tierra, que emplea medios de transporte marítimos,
fluviales y actualmente aéreos. Su misión se ha revalorizado al constituir una fuerza de
intervención sobre la que descansa la conquista de cabezas de playa en territorio del
adversario, tras un desembarco anfibio y que permita realizar acciones subsecuentes en
tierra”. Contralmirante Carlos A. Martínez de Anda, Compilador, Diccionario Naval, tomo
II, SEMAR, 2005.
2
El término infantería proviene del latín “infans” que significa “niño, servidor” y del verbo
“for o fari” que significa “hablar”. El infante es el que no habla.

1
PRIMERA ÉPOCA: MÉXICO PREHISPÁNICO Y CONQUISTA

Los antecedentes históricos de la infantería de pie y de marina (fluvial, lacustre,


ribereña en este caso) en la región de Mesoamérica se encuentran desde muy temprano en
el período preclásico. Sin embargo, será hasta la aparición del Imperio Azteca que se da una
referencia mucho más acabada y completa sobre su existencia. Por ejemplo, refieren las
fuentes históricas “…. Unos hombres que sobresalían por su tamaño en estatura, cubiertos
con pieles de lagarto y cocodrilo…que portaban rodelas pintadas de rojo ixtle…en el calmecac
aquéllos que sobresalían en las virtudes o habilidades guerreras… eran enviados extra
fronteras de la Gran Tenochtitlán para conseguir el gran trofeo: el gran trofeo, enfrentarse y
derrotar a un “dragón de las aguas”, vencerlo en combate y beber su sangre….se les
concedía el título de caballeros cipactlis y eran aquellos que podían combatir utilizando como
medio de desplazamiento el agua, tanto bajo ella como en su superficie, también eran
conocidos como los guerreros que podían caminar sobre el agua….”

Desde su fundación México Tenochtitlán reconoció a sus dirigentes políticos como


jefes supremos militares natos; consecuentemente sus gobernantes fueron comandantes de
sus fuerzas armadas hasta Itzcoatl, tras el cual se estableció con Texcoco y Tacuba la
Confederación del Anáhuac, también denominada Triple Alianza, correspondiendo al tlatoani
mexicano todo lo concerniente a las actividades bélicas de la alianza. Esta organización para
la guerra fue un efecto lógico de un sistema socioeconómico en expansión, y que fue
interrumpido de forma abrupta por la confrontación con una tecnología desconocida y por las
propias contradicciones de la Alianza que fueron hábilmente explotadas por Hernán Cortés.

El ejército mexica contemplaba en su organización a la infantería tanto de pie como


de mar. Por ejemplo se sabe que dicho Ejército contaba con unos 6,000 mil infantes que se
reforzaban con unos mil flecheros integrantes de la infantería ligera, y otros mil hombres
que como boteros combatían en canoas cuando las operaciones militares se desarrollaban en
los lagos, las islas, o riberas cercanas3.

La Infantería Ligera estaba formada por honderos y flecheros, quienes utilizaban


armas arrojadizas, como flechas disparadas con arcos; la honda, recipiente y lanzadera al
mismo tiempo, se elaboraba con fibras duras como la pita. Los arcos y las flechas se
fabricaban de madera; la punta de la flecha se pulía en obsidiana afilada. La infantería
Pesada o de Línea empleaba también armas arrojadizas, punzo cortantes y contundentes,

3
El Ejército y fuerza aérea mexicanos. Secretaría de la Defensa Nacional. Tomo I.
México. 1979. pp. 15-104.

2
pero distintas de las anteriores. Llevaba lanzas, dardos, mazo o porro, macana, espadas,
puñales y cuchillos4.

En términos generales, la infantería mexica marchaba a campaña provistos de los


medios materiales para las operaciones de combate. Disponían de las herramientas
utilizadas en la organización del terreno, aunque sólo en forma excepcional recurría a la
defensiva; más para la ofensiva contaba con escalas, indispensables en sus funciones de
trepar muros u otros obstáculos, y puentes divididos en piezas de madera y cordelería de
fácil manejo para armar y desarmar, verdaderos puentes de circunstancias, que tendía con
rapidez y eficacia sobre ríos o cortaduras del terreno. Con objeto de luchar
convenientemente en acciones campales o en los lagos del valle mexicano, se valía de
estacas hechas con maderos puntiagudos que ocultaban en fosos cubiertos por enramadas y
hierbas, o bajo la superficie de las aguas; puntos hacia los cuales atraía al adversario
maniobrando astutamente en retirada cuando la situación favorecía esta forma de aplicar la
sorpresa5.

La llegada de Hernán Cortés a México en el año de 1519 marca el inicio del fin del
Imperio Azteca y más concretamente del México prehispánico para dar inicio a un período de
300 años de dominación colonial. El combate definitivo que le dio la victoria Cortés fue el
combate naval que se desarrollo en el lago de Texcoco. La estrategia española fue sitiar en
primer término a Tenochtitlán con el fin de impedir cualquier suministro, ya fueran víveres,
armas y otros efectos que podían recibir los mexicas de los pueblos ribereños que eran
aliados suyos. Con tal objeto, dispuso que entre seis o cinco de sus bergantines navegaran
por la noche cerca de las orillas de los lagos con el fin de apresar las canoas encargadas de
llevar aquellos aprovisionamientos. Una vez debilitada la Ciudad se emprendería el ataque
final desde los bergantines, aplastando a miles de canoas indígenas e incendiando la ciudad.
El enfrentamiento naval hizo utilización de la infantería tanto de un bando como del otro. Los
mexicas para defender su ciudad y los españoles para enfrentar a las canoas y proceder a la
toma de la Ciudad.

4
Ibid.
5
Ibid.

3
SEGUNDA ÉPOCA: COLONIA (1521-1810)

Los antecedentes de la infantería de Marina en España se remontan al año de 1537


con la creación formal de éste cuerpo por Carlos I. Año que se puede considerar como el
vínculo más directo en América al estar ligado al proceso de colonización de trescientos
años. La infantería de marina o de armada, estuvo presente en todos los escenarios bélicos
donde los intereses españoles debían ser defendidos. A esta infantería se le conoció como
“Tercios Navales” quienes en diversas acciones demostraron su arrojo, disciplina y valentía,
haciéndose acreedores al lema "valientes por tierra y por mar", y de títulos como "El
Invencible" que les fue dado en el siglo XVIII. Es Felipe II quien crea el concepto de "Fuerza
de Desembarco", es decir, la proyección del poder naval sobre la costa, por medio de
fuerzas que partiendo desde las naves, fueran capaces de abordarlas sin menoscabo de su
capacidad de combate en tierra. A esta época pertenecen los famosos Tercios Navales6.

Con referencia a la Nueva España, una de las preocupaciones fundamentales de la


Metrópoli fue proteger las flotas anuales de la Corona Española que iban repletas de
mercancías muy variadas así como de ricos cargamentos de metales preciosos. “Los Tercios
Navales” se encargaron de custodiar a dichas flotas que constantemente se vieron
amenazadas junto con los puertos de Veracruz, Campeche y Acapulco, de un enemigo feroz:
los piratas. España decidió desde el siglo XVI crear un doble sistema de defensa novo
hispana: La defensa estática con fuertes y murallas, así como la defensa dinámica con la
creación de la Armada de Barlovento, utilizando en esta última infantería de marina
embarcada. Más tarde se creo el Cuerpo de Batallones de Marina en 1717 por el Ministro de
Marina e Indias D. José Patiño y llegó a tener 12 batallones, siendo los primeros en
constituirse los denominados: Armada, Bajeles, Marina, Océano, Mediterráneo y Barlovento,
y su misión se centró en la guarnición de los buques en los que predominaban los fuegos de
fusilería durante el abordaje, además de formar parte de las dotaciones de artillería y de
realizar desembarcos, formando parte de las "Columnas de Desembarco" constituidas por la
suma de las guarniciones de los buques que intervenían en la acción.

6
Existieron los Tercios del Mar de Nápoles; Tercio de Armada del Mar Océano; Tercio de
Galeras de Sicilia y Tercio Viejo del Mar Océano y de Infantería Napolitana. De ellos, el
primero es el "alma mater" de la Infantería de Marina. Hasta 1704, durante el reinado de
Felipe V, los Tercios se convierten en los Regimientos de Bajeles, Armada, Mar de Nápoles y
de Marina de Sicilia, parte de los cuales pasan posteriormente al Ejército de Tierra y el resto
sigue en la Armada constituyendo el "Cuerpo de Batallones de Marina". Entre las acciones
más destacadas de esta época cabe citar: la expedición de Argel, 1541; la batalla naval de
Lepanto, 1571; la expedición de Túnez, 1573; la conquista de la Terceras y Azores, 1582;
la expedición a Inglaterra, 1599; la expedición a San Salvador, Brasil, 1625.

4
Sin embargo, hacia los finales del siglo XVIII el predominio naval de Gran Bretaña y
la Guerra de los Siete Años obligaron a la Corona española a cambiar su estrategia militar en
la defensa de sus posesiones hispanoamericanas. Hasta 1762 la fortificación de los
principales puertos se había considerado suficiente para proteger sus colonias de cualquier
ataque extranjero, defensa militar que funcionó desde el siglo XVI hasta la primera mitad del
XVIII debido a la ausencia de una amenaza militar más fuerte que la representada por los
ataques de los piratas. La invasión inglesa a La Habana7 puso en tela de juicio tal estrategia
militar y alertó a las autoridades metropolitanas del peligro que se cernía sobre sus
posesiones americanas. Con el asalto de cualquier puerto importante como La Habana en la
zona del Caribe, los ingleses podían invadir, y aun conquistar, las colonias españolas
continentales. Para evitar o repeler todo ataque a sus dominios, Carlos III ordenó organizar
fuerzas armadas en América. Para la Nueva España, el Rey encargó a Francisco de Villalba y
Angulo formar una fuerza militar capaz de rechazar cualquier agresión inglesa. El título que
se le concedió a Villalba en 1764 fue el de Capitán General de las Armas e Inspector General
de todas las tropas Veteranas y de Milicia, de Infantería y Caballería, con instrucciones muy
precisas de establecer un ejército permanente en el virreinato8.

El arribo de Villalba a Veracruz en 1764 marcó el inicio de la historia del ejército en


tierras novohispanas y de la infantería de a pie y de una incipiente infantería de marina.
Antes de este año, los virreyes habían seguido la política general de la metrópoli de fortificar
Veracruz, Campeche y Acapulco, y acantonar piquetes de soldados de infantería española en
los puntos fronterizos del virreinato. Hasta ese año, las autoridades españolas no habían
establecido batallones con soldados nativos de la Nueva España ni habían mandado grandes
contingentes para defenderla. El reducido número de tropas españolas y nativas en la Nueva
España, obligó a Villalba a partir de cero para constituir los primeros batallones y
regimientos del ejército encargado de defender a la Colonia. Carlos III ordeno que para
proteger las costas de la Nueva España se conformaran y alistaran tropas de infantería de
marina en las costas de Veracruz, Campeche, San Blas y Acapulco.

7
El Capitán General de Cuba, Luis de Velasco en 1762 debió hacer frente con 1,600 hombres
de tropa de línea de todas las armas y una pequeña cantidad de milicias al ataque de una
flota inglesa de 25 a 30 buques de guerra y transportes con una fuerza de 15,000. La
invasión de la Habana aceleró la creación y readaptación de toda clase de recursos bélicos
con objeto de oponerlos a una posible invasión enemiga a las costas del Golfo Mexicano y el
Caribe.
8
José Antonio Serrano Ortega, Autoridades civiles, militares y reemplazos del ejército
novohispano en El Contingente de Sangre. Los gobiernos estatales y
departamentales y los métodos de reclutamiento del ejército permanente
mexicano. INAH, México. 1993.

5
Villalba dejó dispuesto que hubiera siete regimientos provinciales de infantería: en
México, Tlaxcala, Puebla, Córdoba, Toluca, Veracruz y Oaxaca. Cabe destacar que desde
1769 por Real Orden se había prevenido que las ordenanzas del Ejército se observaran para
la Marina, en lo que fueran compatibles; y en 1800 a su vez que la de Marina se observara
en el Ejército de igual manera. Es decir, que en ambas instituciones militares debería haber
una misma observancia de las disposiciones, por ello se puede suponer que al haber
modificaciones al Ejército necesariamente las había en la Armada. Al empezar el siglo XIX el
ejército tenía 29,962 hombres de los cuales 6,150 eran de infantería de a pie y caballería y
7,103 de las costas. Por lo que respecta a las referencias a la infantería se puede destacar la
Real Ordenanza Naval para el servicio de los baxales de 1802, específicamente los títulos X,
XI, XII, XIII, XIV, y XV; el primero trataba Del Comandante de Batallón de Tropa
Embarcada; el segundo, De los Sargentos Mayores y Ayudantes de Tropa Embarcada; el
tercero, Del Capitán y Oficiales Subalternos de Tropa Embarcada; el Cuarto, De la Tropa
Embarcada; el quinto, De los Sargentos y Cabos de Escuadra de Infantería de Marina a
Bordo; y el Sexto De las Obligaciones, Peculiares de la Tropa de Infantería a Bordo.

TERCERA ÉPOCA: SIGLO XIX

Pasaron casi tres siglos de dominación española para que México se pudiera
independizar. La insurgencia mexicana que se levantó el 15 de septiembre de 1810, se
originó por causas bien conocidas de índole política y económica principalmente. El Ejército
insurgente en su primera etapa (1810-1811) comandado por Miguel Hidalgo y Costilla tuvo
muchas carencias de formación y de organización que influyeron en la muerte de éste y de
sus principales hombres.

Sin embargo, la segunda etapa al frente de José María Morelos y Pavón presenta un
panorama distinto en donde se registran ciertos eventos históricos que dan cuenta de la
necesidad e importancia que representa la infantería de marina. En esta fase, la captura del
puerto de Acapulco fue esencial, pues era el camino que unía al puerto con la Ciudad de
México. El 9 de junio de 1813, las tropas insurgentes llevaron a cabo una acción muy similar
a las que efectúan hoy en día la infantería de marina moderna, ya que un grupo de 80
insurgentes al mando del Coronel Pablo Galeana, pertenecientes a la división “Guadalupe”,
tras una lucha sangrienta, asaltan la isla de la Roqueta desde las playas de Caleta, logrando
un botín consistente en una goleta (que después sería la Guadalupe), dos lanchas y 14
canoas pertenecientes a las fuerzas realistas, que sumadas a las seis que ya tenían,
formaran la primera escuadra insurgente, con la cuál lograron la capitulación del Fuerte de
San Diego el 20 de agosto del mismo año. Con ello, se apoderaban de Acapulco la llave del

6
Pacífico de aquél entonces, fondeadero y terminal de “la nao de China”, proveniente de
Filipinas 9.

Una vez consumada la independencia, la Regencia organizó la administración pública


en cuatro Ministerios de Estado entre las que figuró la de Guerra y Marina, encargada de
tratar todos los asuntos relacionados con el Ejército y la Marina; nombrándose el 4 de
octubre de ese mismo año, para ocupar esta nueva institución del poder ejecutivo al marino
Antonio de Medina, quien fuera el Primer Ministro de Guerra y Marina del México
independiente. Al año siguiente (1822), se creó la Oficina del Almirantazgo, encabezada por
Don Agustín de Iturbide, asignándosele en un principio unidades del Ejercito, conformándose
posteriormente con un Regimiento compuesto por cuatro Batallones, dos de ellos para los
requerimientos de la Marina, uno en San Blas y otro en Veracruz.

El General José Joaquín de Herrera, segundo Secretario de Guerra y Marina rindió al


Primer Congreso Mexicano, en su sesión pública del día 13 de noviembre de 1823, el
informe sobre su ramo, y en lo que respecta al Cuerpo de Infantería de Marina, dijo:
“Nuestra pequeña escuadrilla está guarnecida por ahora con Infantería de Marina de la que
cubre a Veracruz y sus costas, pero como esta medida la ha dictado la necesidad y antes
que se compliquen los ramos económicos de los cuerpos que deban hacer este servicio,
soldados acostumbrados a las fatigas y riesgos de la mar, el gobierno cree necesaria la
organización de batallones destinados a él, y cuya fuerza deberá ser aumentada a
proporción que lo sean los objetos para lo que son establecidos. La uniformidad en el
Ejército demanda que no se distingan de los de infantería de él, en las bases de sus arreglo
ni en sus goces, serán mayores cuando hagan el servicio de embarcados. Del número de sus
plazas podrán designarse las que deben poseer el conocimiento práctico del manejo de
artillería en que se ejercitarán exclusivamente y con la más escrupulosa atención. Por lo
mismo, se han mandado formar batallones y escuadrones de las antiguas divisiones de
costas y se proyecta la fortificación de los puntos de más fácil acceso; disposiciones que
unidas a la insalubridad del clima por aquella parte, y que es el sepulcro de los europeos,
persuaden a creer bastante garantizada la seguridad, desde nuestras costas, del territorio
nacional"…”10

Las fuentes documentales refieren la presencia de la infantería de marina de nuestra


Armada durante las intervenciones extranjeras así como de la asignación de presupuesto

9
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y
Revolucionario. SEMAR, 1970. Véase el pasaje de Acapulco y la Roqueta, pp. 10-17.
10
Memoria de Marina, 1823, Imprenta El Águila. P. 10.

7
para este cuerpo. Por ejemplo, durante el proceso de consolidación de la independencia
nacional que originó la disputa por el Castillo de San Juan de Ulúa entre el último reducto
español y el gobierno mexicano (1821-1825), se asigna para el año de 1823 a este cuerpo
así como al de artilleros la cantidad de $95,204,00. Por otra parte, entre las novedades
registradas durante este mismo evento con la ocupación de la Isla de Sacrificios por la
marina mexicana, registran las fuentes el fallecimiento del infante de marina Rufino Alcalá el
27 de septiembre de 1824. Durante la primera intervención francesa en 1838 que
desemboca en el bombardeo a la plaza y al Castillo, existen testimonios documentales de las
listas de heridos y muertos, entre ellos el parte que rindió el capitán de navío Tomás Marín.
En el registro aparecen el marinero de infantería Anastasio Magaña y el cabo José María
González. Asimismo, los soldados de infantería (aunque no sabemos si de Marina o del
Ejército) Toribio Chan; Cipriano Romero; Faustino Rosado; José Luis Solís. Carlos Cámara;
Domingo Hernández; Marcos Chan y Julián Campos, entre una lista más extensa11.

Refiere en su obra el Vicealmirante Lavalle Argudín que para la segunda mitad del
siglo XIX no se cuenta con información para este cuerpo y que para el tiempo de la
Revolución Mexicana había desaparecido. Parece testificar esto, que las acciones navales que
se realizaron en 1914 en Guaymas y Topolobampo en el Pacífico, se efectuaron por la
tripulación de los propios barcos que no eran infantes.

CUARTA ÉPOCA: SIGLO XX HASTA NUESTROS DÍAS

El desarrollo y alcances que para los últimos años de la década de los 30’s se
perfilaba con la Segunda Guerra Mundial, y ante las presiones ejercidas por los Estados
Unidos para que México participara en la defensa hemisférica del Continente Americano,
obligaría al gobierno mexicano a impulsar a la Armada Mexicana. En 1939 se le nombraría
Departamento Autónomo y a finales de 1940 se le elevaba al rango de Secretaría de Estado.
En este contexto de guerra y de la importancia que recobraban las costas para el mundo, el
8 de septiembre de 1941 el Presidente de México, General Manuel Ávila Camacho, decretaba
que en virtud que la Marina Mexicana había sido elevada al rango de Secretaría de Estado y
que con motivo de la creación de unidades de infantería naval se evitaría en lo sucesivo, la
dualidad de acción y de mando entre Ejército y Marina en función de las tareas específicas
que corresponde a cada una de ellas. Efectuando los cambios de las guarniciones en la
medida que fuera posible de acuerdo con el desarrollo de las unidades y de la infantería
navales. Al año siguiente, el 3 de agosto se publicaba en el Diario Oficial la organización de

11
Relación de Heridos y Muertos durante el combate del 27/XI/1838. Docto. 24. Semblanza
Marítima del México Independiente y Revolucionario, Op. Cit.

8
los batallones de Infantería de Marina a lo largo de los dos litorales. Estableciéndose
entonces el primer batallón en la Ciudad de México; el segundo en Puerto Cortés, Baja
California; y el tercero en Icacos, Guerrero. Asimismo, se construían cuarteles de infantería
en Acapulco.

Durante estos años de guerra y a raíz del hundimiento del buque Potrero del Llano
se dispuso que en todas las unidades y dependencias de la Armada se activara la instrucción
militar. Todo el personal, incluyendo los civiles, recibieron la misma instrucción que recibían
los infantes de Marina; a finales del año de 1942 del servicio militar en la Armada salía un
contingente de 2,200 conscriptos. Hasta la fecha la infantería de Marina se ha encargado de
formar los conscriptos que realizan su servicio militar en el área naval. En 1943 se iniciaron
los cursos para los oficiales de infantería en las Escuelas Navales del Pacífico y del Golfo de
México. Y el 2 de diciembre se publicaba en el Diario Oficial el Reglamento del curso de
instrucción de Jefes y Oficiales de Infantería Naval.

El 7 de Febrero de 1952, el Cuerpo de Infantería de Marina, nuevamente recibiría un


fuerte impulso y considerándosele como fuerza importante en nuestra Armada, por lo que el
Licenciado Raúl López Sánchez, al asumir el cargo de Secretario de Marina, la estructuró
nuevamente con la designación de "Infantería Naval", otorgándole gran apoyo moral y
económico; adquiriendo inclusive del extranjero, equipo y material para dotarlo, llegando a
tenerse cuatro batallones bien equipados. Al hacerse cargo de la Secretaría de Marina el
General Rodolfo Sánchez Tabeada desapareció a los batallones para crear siete compañías
que acantonó por todo el país. Número que se incrementó en 1957 a nueve compañías.

A partir de 1957 se estableció la carrera de Infantería de Marina, para la formación


de Oficiales en la Heroica Escuela Naval Militar, obedeciendo a la necesidad de formar los
cuadros de Oficiales para las unidades. Egresando la primera generación de Oficiales en
enero de 1960, integrándola 22 Subtenientes de Infantería de Marina. La denominación de
las jerarquías que antes eran similares a las del Ejército se cambió en los años 70,
unificándolas con las denominaciones correspondientes a la Armada de México.

Para 1967 la infantería naval no sólo realizaba la función de vigilancia en la costa


sino también a través de batallones y destacamentos en las islas pertenecientes a México. A
principios de ese año, se integra el grupo anfibio del primer regimiento de Infantería de
Marina del Servicio Militar Nacional, como un complemento de este cuerpo. Sin embargo, su
mayor impulso lo ha recibido desde 1994 a la fecha, al recobrar la importancia de las
Fuerzas Navales del Pacífico y del Golfo de México, las cuáles contemplan las Fuerzas

9
Especiales y Fuerzas de Reacción Anfibia, integradas por infantes de Marina, con una alta
preparación para el combate, debidamente organizados, equipados y entrenados para prever
y neutralizar cualquier amenaza externa o interna. Al grado que pueden considerarse un
cuerpo de elite.

Las fuerzas navales actualmente tienen la misión de coadyuvar en la protección de


las fronteras con los Estados Unidos de Norteamérica, Guatemala y Belice así como la
protección de las áreas de importancia estratégica como son

1) El canal de Yucatán y Caribe Mexicano (por su tránsito de comercio marítimo de


gran importancia para nuestro país, sin olvidar que también se trata de un área concurrida
por los cruceros turísticos que visitan nuestros puertos y su uso como corredor y gran índice
de actividades de narcotráfico);

2) La Sonda de Campeche (que se distingue por sus yacimientos de hidrocarburos y


recursos marítimos, así como la enorme red de gasoductos y oleoductos que existen entre
las plataformas de producción y los destinos en las costas);

3) El Istmo y Golfo de Tehuantepec (área marítimo-terrestre considerada como un


futuro desarrollo estratégico del país, corredor industrial y puerta de enlace entre el Pacífico
y Golfo de México);

4) El complejo Hidroeléctrico Grijalva (por considerarse un importante núcleo de


generación de energía del país); y

5) El Golfo de California (por su importancia ecológica y turística, así como su


influencia como corredor de actividades del narcotráfico).

En este contexto, la infantería de Marina actual tiene una gran capacidad de


flexibilidad, de empleo táctico multipropósito de rápida respuesta, poder de fuego, movilidad
y economía de fuerzas (por aire, mar y tierra) puede responder a las misiones y tareas
asignadas para el cumplimiento de su misión.

Entre las tareas que desempeña la infantería son de comando y control (para la
preparación y conducción de operaciones); de asalto anfibio (para ejecutar operaciones
anfibias, como componente de una Fuerza Naval); de incursión aérea (para responder de
manera rápida, mediante operaciones de paracaidista y aerotransportados); de asalto
vertical (para ejecutar operaciones de infiltración en áreas de difícil acceso); de comandos

10
anfibios (para ejecutar operaciones de carácter especial como reconocimiento, incursiones,
combate urbano y otras en apoyo a las operaciones regulares); de apoyo al combate (para
ejecutar operaciones de apoyo de artillería al desarrollo de las operaciones anfibias
y regulares); de reconocimiento (operaciones de obtención de información para apoyo de las
unidades operativas) de respuesta inmediata (para ejecutar operaciones en situaciones de
emergencia, en beneficio de la población civil.

11

Вам также может понравиться