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AMPARO CIVIL 189/2015-III


QUEJOSO: ENRIQUE NUÑO DIAZ y
SILVIA CLAUDIO GOMEZ DE
NUÑO.

C. JUEZ DECIMO DE DISTRITO EN MATERIA CIVIL


EN EL DISTRITO FEDERAL
PRESENTE

MARTIN ABREU BERISTAIN, señalando como domicilio para


oír y recibir toda clase de notificaciones y demás documentos el
ubicado en la calle de Balderas, número 44, despacho 117, colonia
Centro Histórico, Delegación Cuauhtemoc, en esta Ciudad de México,
Distrito Federal y autorizando, de conformidad con el artículo 12 de la
Ley de Amparo, en términos amplios, de conformidad con el primer
párrafo y la primera parte del párrafo segundo del citado precepto, al
Licenciado en Derecho SALVADOR MARTÍNEZ MURRIETA, con cédula
profesional número 1941213 y número de registro 77142 en el
Registro Único de Profesionales del Derecho, Ante los Tribunales de
Circuito y Juzgados de Distrito, y de conformidad con la última parte
del segundo párrafo del artículo 12 de la Ley de Amparo, a la
Licenciada en Derecho ROSA MARÍA GALVÁN RODRÍGUEZ con
número de cédula profesional 2099913, ante usted con el debido
respeto comparezco y expongo:
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Que por medio de este escrito, una vez enterado de la demanda


de garantías, promovida ante este Tribunal por los CC. Enrique Nuño
Díaz y Silvia Claudio Gómez de Nuño, en mi calidad de tercero
interesado, vengo a hacer las manifestaciones a que se contrae el
presente escrito, para que en su caso su Señoría tenga a bien
tomarlas en cuenta respecto a iniciar la tramitación del juicio de
amparo que ha sido presentado a su consideración por los ahora
quejosos señores Enrique Nuño Díaz y Silvia Claudio Gómez de Nuño.
Las presentes consideraciones tienen la finalidad que poner e
conocimiento de su Señoría hechos que el que suscribe considera de
vital importancia y que este H. Juzgado debe conocer para desvirtuar
lo que en su momento los ahora quejosos hubieren podido
argumentar en el escrito de demanda de amparo que presentaron
ante los Tribunales del Poder Judicial de la Federación. Asimismo hago
llegar este escrito en virtud de que por disposición de la Ley de
Amparo en vigor, el hecho de que el que suscribe tenga la calidad de
contraparte de los ahora quejosos me confiere legitimación para
presentar a deducir mis derechos ante usted C. Juez de Distrito, sin
más limitaciones que las prohibiciones expresas de la Ley, no
existiendo ninguna de tales prohibiciones respecto al derecho humano
a la libre manifestación de mis argumentos ante este tribunal de
amparo, aun antes de que me sea notificado que los ahora quejosos
hubieren promovido juicio de amparo ya que el derecho aludido a
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manifestarme no tiene, como he dicho limitación alguna, siendo de mi


particular interés ser oído por este tribunal en las manifestaciones que
realizaré y los motivos por los que considero no debe actualizarse la
tramitación del juicio de amparo planteado por los quejosos, no
solamente como consecuencia de algún motivo de naturaleza procesal
sino también respecto a cuestiones que tienen que ver con el juicio de
origen y que constituyen antecedentes importantes de los actos
reclamados que pudieren no haber puesto en su conocimiento los
ahora quejosos.

En tal virtud es que me permito hacer llegar a la consideración de este


tribunal de amparo las siguientes consideraciones:

En fecha veinticinco de enero del año dos mil ocho, los ahora
quejosos Enrique Nuño Díaz y Silvia Claudio Gómez de Nuño,
acudieron al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y a
través de la correspondiente Oficialía de Partes Común de esa
dependencia interpusieron en contra del suscrito demanda, en la vía
ordinaria civil, por propio derecho, reclamando las siguientes
prestaciones: la reivindicación del inmueble ubicado en el lote de
terreno número 13, de la manzana 8, de la calle Cerrada Uno de
Alfredo Bonfil, de la colonia Presidentes Ejidales, Segunda Sección, en
la Delegación Coyoacán de esta Ciudad de México, porque según
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dijeron ser propietarios de ese bien inmueble, basándose en que


tenían un mejor titulo de propiedad que el que tiene el suscrito, el
pago de los frutos consistentes en una renta mensual que se
determinaría a juicio de peritos desde el día once de septiembre del
año mil novecientos noventa y ocho, fecha e que el suscrito empezó a
ocupar el inmueble cuestionado y hasta el día en que se restituyera a
los demandantes la posesión del mismo, la demolición de cualquier
construcción que se encontrare o se hubiere levantado en el predio
que reclamaban, a costa del suscrito, toda vez que el inmueble
controvertido debería ser entregado a los ahora quejosos en las
mismas condiciones que según ello lo habían adquirido (sin
construcción), el pago de los perjuicios que se les habían ocasionado a
los actores de ese juicio, debido a la no obtención de ganancia lícitas
durante el tiempo en que no habían contado con la posesión de el
bien inmueble que legítimamente reclamaban, la nulidad de cualquier
título que fuera presentado en juicio respecto de la propiedad del
inmueble que fue materia de la controversia planteada, el pago de
gastos y costas que se generasen con motivo de la tramitación del
juicio de reivindicación que los ahora quejosos interpusieron en la
fecha mencionada. En dicha demanda también consideraron oportuno
demandar al C. Director del Registro Público de la Propiedad y de
Comercio del Distrito Federal las siguientes prestaciones: la
cancelación o tildación de la inscripción de propiedad que aparece en
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el folio real número 688062, en los registros que esa dependencia


resguarda y que está a favor del suscrito Martí Abreu Beristain, la
inscripción de una supuesta compraventa que los ahora quejosos
habían realizado al C. Juan Silva Nava, respecto al bien inmueble
ubicado en lote de terreno número 13, de la manzana 8, de la calle
Cerrada Uno de Alfredo Bonfil, de la colonia Presidentes Ejidales,
Segunda Sección, en la Delegación Coyoacán de esta Ciudad de
México, mediante escritura pasada ante la fe de los notarios ciento
veintiuno y cuarenta y tres del Distrito Federal, quienes actuaban
asociados, en fecha catorce de octubre del año de mil novecientos
noventa y cuatro.

Según los ahora quejosos, de acuerdo a lo que manifestaron en la


demanda que venimos reseñando, en fecha catorce de octubre del
año de mil novecientos noventa y cuatro, habían adquirido pro
indiviso y por partes iguales de los señores Julián Silva Nava, con el
consentimiento de su esposa señora Luz María Espejel Aco de Silva el
inmueble que reclamaba en reivindicación, adjuntando como
justificante de ese acuerdo de voluntades la escritura numero
cuarenta y dos mil setecientos nueve, pasada ante la fe de los
notarios públicos números ciento veintiuno y cuarenta y tres del
Distrito Federal, actuando asociados, y según los ahora quejosos dicha
operación había quedado inscrita en el Registro Público de la
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Propiedad y de Comercio del Distrito Federal, en el folio real numero


seiscientos ochenta y ocho mil sesenta y dos y según un documento
que adjuntaron a la demanda que en esa ocasión se instauró en
contra del suscrito. Dijeron los ahora quejosos que el C. Juan Silva
Nava había justificado la propiedad del inmueble que según le habían
comprado, con un primer testimonio de la escritura pública número
dos mil seiscientos veintiuno de fecha trece de diciembre del año de
mil novecientos noventa y uno, documento que también adjuntaron a
su escrito inicial de demanda, a su vez adujeron que el vendedor C.
Julián Silva Nava había adquirido el predio de referencia por medio de
un contrato de donación que se había realizado a su favor por el
Departamento del Distrito Federal, representado en esa ocasión por la
C. Directora General de Regularización Territorial del propio
Departamento del Distrito Federal, en calidad de donante. Siguieron
manifestando los ahora quejosos, en el escrito de demanda que nos
ocupa, que se habían percatado que en lote que reclamaban existía
una construcción consistente en una casa-habitación, la cual está
ocupada por el C. Martín Abreu Beristain y que debido a ello se
dirigieron al Registro Público de la Propiedad y de Comercio del
Distrito Federal y habían obtenido una constancia del folio real
número seiscientos ochenta y ocho mil sesenta y dos, y que en dicha
constancia había corroborado que el propietario del bien inmueble que
reclamaban, según el citado registro lo era el C. Martín Abreu
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Beristain, quien había adquirido el predio cuestionado mediante


escritura pública de compra venta número nueve mil setecientos
ochenta y dos de fecha once de septiembre del año de mil
novecientos noventa y ocho, en la cual constaba que en fecha once de
septiembre de mil novecientos noventa y ocho el C. Martín Abreu
Beristain había comprado el inmueble materia de la litis a el C. Ernesto
Morales Rosas, ahora bien dijeron los ahora quejosos, debido a los
instrumentos notariales que hacían llegar anexos a su demanda, la
propiedad del inmueble controvertido les correspondía de pleno
derecho toda vez que según esos documentos, la compraventa entre
ellos y el C. Julián Silva Nava había sido en fecha catorce de octubre
del año de mil novecientos noventa y cuatro, operación que había sido
registrada ante el Registro Público de la Propiedad y de Comercio del
Distrito Federal en fecha veintinueve de noviembre del año de mil
novecientos noventa y cuatro. Ahora bien, según dedujeron los ahora
quejosos, de la comparación entre la escritura mencionada y los datos
asentado en la constancia de folio real seiscientos ochenta y ocho mil
sesenta y dos, la compraventa entre el suscrito y el C. Ernesto Morales
Rosas fue el día once de septiembre de mil novecientos noventa y
ocho, y la inscripción de ese acuerdo de voluntades ante el Registro
Público de la Propiedad y de Comercio del Distrito Federal fue el día
diecinueve de octubre de mil novecientos noventa y ocho, por lo cual
los instrumentos públicos que habían presentado los ahora quejosos
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ante el juzgador de origen eran anteriores a los que pudiera exhibir en


juicio quien suscribe este escrito, y por lo tanto consideraban que eran
mejores títulos para acreditar la propiedad que cualquier otro, según
ellos atendiendo al principio “primero en tiempo, primero en derecho”,
teniendo así derecho a que se les reivindicare el bien inmueble que
reclamaban además de todas la prestaciones que habían reclamado
del suscrito en su escrito inicial de demanda. Por otra parte, según los
ahora quejosos, también eran procedentes las prestaciones que
reclamaron al Registro Público de la Propiedad y de Comercio del
Distrito Federal, por cuanto que cualquier inscripción de propiedad
posterior al veintinueve de noviembre del año mil novecientos noventa
y cuatro, no sería valida jurídicamente y tendría que ser tildada o
borrada de los archivos de ese Registro, lo cual se vio reforzado con
un escrito que los ahora quejosos dirigieron al entonces Director
General de Regularización Territorial del Gobierno del Distrito Federal
y el cual también fue anexado a su escrito inicial de demanda, escrito
de fecha once de enero del año dos mil ocho, en el cual el
mencionado Director le había informado, a través de un oficio numero
MTC/J/0042/2008 que el inmueble controvertido había sido trasmitido
por dicha Dirección General de Regularización Territorial al C. Julián
Silva Nava, quien había acreditado su derecho de posesión ante esa
dependencia.
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Como contestación a la demanda interpuesta en su contra, el Registro


Público de la Propiedad y de Comercio del Distrito Federal, mediante
escrito presentado ante la Oficialía de Partes del Juzgado de origen,
de fecha seis de marzo del año dos mil ocho, contestó argumentando
que los ahora quejosos no tenían razón y oponiendo las excepciones y
defensas consistentes en: la derivada del artículo 3030 del Código Civil
para el Distrito Federal, la derivada del artículo 3005 fracción II d4el
Código Civil para el Distrito Federal, la derivada del artículo 81, la
defensa sine actione agis, de conformidad con el artículo 281 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, la falta de
legitimación activa de la actora para pretender llegado el momento, el
cumplimiento de la sentencia a su favor, toda vez que hubieran
podido incurrir causas legales que no permitieran la posibilidad de
llevar a cabo la ejecución de la misma, derivadas del hecho de no
haberse registrado la demanda de manera preventiva tal y como lo
expresa el Código Civil para el Distrito Federal en su artículo 3043
fracción I y el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal
en su numeral 262.

El suscrito a mi vez di contestación a la demanda de los ahora


quejosos en términos del escrito presentado en la Oficialía de Partes
Común del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en fecha
once de abril del año dos mil ocho, en el cual sustancialmente
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argumente que los ahora quejosos no tenían razón de reclamarme


ninguna de las prestaciones que pretendían, por cuanto la verdad de
los hechos era que en fecha 11 de septiembre de 1998, ante el
Notario Público 160, del Distrito Federal, Lic. Guadalupe Guerrero
Guerrero, se protocolizó contrato de compraventa entre el C. Ernesto
Morales Rosas, como vendedor y el suscrito como comprador,
respecto del terreno número 13, de la manzana 8, de la calle Cerrada
Uno de Alfredo Bonfil, de la colonia Presidentes Ejidales, Segunda
Sección, en la Delegación Coyoacán de esta Ciudad de México, a
través de escritura número 9782, pasada ante la fe del citado notario
público 160 del Distrito Federal, escritura que presenté ante la
autoridad que me emplazó a juicio. El C. ERNESTO MORALES ROSAS,
acreditó su propiedad ante el notario referido, con el TITULO DE
PROPIEDAD número cincuenta y tres guión cuarenta y cuatro guión
ciento siete, de fecha 18 de octubre de 1989, expedido por el
Departamento del Distrito Federal, a través de la Dirección General de
Regularización Territorial, documento que quedó inscrito en el
Registro Público de la Propiedad del Distrito Federal, en el folio real
número SEISCIENTOS OCHENTA Y OCHO MIL SESENTA Y DOS, con
fecha siete de mayo de mil novecientos noventa y dos, folio real que
el adjunté a la respectiva contestación de demanda, quedó así
acreditado en ese juicio el contrato de donación, celebrado por el
Departamento del Distrito Federal, representado por el licenciado José
P á g i n a 11 d e 1 9

Merino Castrejón, Director General de Regularización Territorial, como


donante y el señor ERNESTO MORALES ROSAS como donatario,
respecto del lote de terreno número TRECE, de la manzana OCHO,
colonia PRESIDENTES EJIDALES, SEGUNDA SECCIÓN, delegación
COYOACÁN, DISTRITO FEDERAL. Asimismo, el contrato de donación
entre el Departamento del Distrito Federal y el señor Ernesto Rosas
Morales, aparece inscrito en el Registro Público de la Propiedad del
Distrito Federal, desde fecha 28 DE FEBRERO DE 1992, bajo el
número de entrada 13429, SITUACIÓN QUE EL SUSCRITO
CORROBORÓ ANTES DE REALIZAR LA COMPRAVENTA DEL
INMUEBLE REFERIDO. Toda vez que en su momento, solicité al C.
ERNESTO MORALES ROSAS un certificado de no gravamen, que fuera
expedido por el Registro Público de la Propiedad y de Comercio del
Distrito Federal, a fin de saber quien era el propietario del inmueble
que me proponía adquirir y que estaba inscrito en ese Registro. El
Registro Público mencionado expidió al efecto la constancia mediante
la cual certificó que en fecha 1° de septiembre de 1998, el lote 13,
manzana 8, colonia Presidentes Ejidales, 2° Sección, con superficie de
150 metros cuadrados se encontraba inscrito a nombre de ERNESTO
MORALES ROSAS, bajo el folio 688062. Certificado que adjunté a la
contestación de demanda. En todo caso en fechas 14 de enero de
2004 y 25 de febrero del año dos mil ocho, los asientos registrales del
inmueble controvertido se referían en primer término a la donación
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hecha a Ernesto morales Rosas y aparece después la compraventa


que realice a dicha persona. Asimismo argumente que no podía
admitirse la afirmación de mi contraparte, en el sentido de que la
escritura pública presentada por él estaba inscrita en el Registro
Público de la Propiedad y de Comercio del Distrito Federal, por cuanto
ello no estaba acreditado, ya que de las constancias presentadas no
se podía desprender tal inscripción, como equivocadamente lo
pretendían los actores de en ese juicio, puntualizando que por lo que
hacia a el C. Julián Silva Nava, esa persona no aparecía en los
registros de el Registro Público de la Propiedad y de Comercio del
Distrito Federal, por lo que no podía decirse validamente que la
supuesta compraventa llevada a cabo entre los actores y esa persona
estuviera ajustada a derecho.

Una vez fijada la litis, de conformidad con lo hasta aquí relatado, y


sustanciado conforme a la ley adjetiva civil las fases propias del juicio
ordinario civil, desahogándose las probanzas que en su momento
fueron ofrecidas por las partes y admitidas por al juzgador, este
emitió sentencia de primera instancia, considerando que era mejor el
derecho del suscrito al poseer el inmueble controvertido, máxime que
soy adquirente de buena fe, según las constancias del Registro Público
de la Propiedad y de Comercio del Distrito Federal que entregue al
juzgado de origen, a la anterior conclusión llegó el togado de primera
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instancia toda vez que fue menester valorar la situación de hecho que
radicaba en valorar los títulos que cada una de las parte exhibió en
juicio pues como se advertía de los escritos que fijaron la litis que nos
ocupa, las partes contendientes, personas físicas, aducían
respectivamente ser propietarias del inmueble objeto de la litis y
respecto a dicha valoración, era necesario hacer el correspondiente
estudio de dichos títulos de propiedad, habiéndose observado que las
partes antagónicas contaban con sendos títulos de propiedad, ambos
títulos de propiedad constaban en instrumento público, ambos títulos
llevaban el sello de inscripción en el Registro Público de la Propiedad y
de Comercio del distrito Federal, ambos partes, según se advertía de
sus respectivas escrituras adquirieron de un propietario original, lo
que había quedado justificado ante notario público, al momento de
quedar asentada la operación de compraventa, de lo cual se deducía
que por lo que hacía a los títulos de propiedad, estos eran en principio
auténticos, con valor probatorio pleno porque en ellos se contenían
sendos acuerdos respecto a la voluntad de las partes que intervinieron
en su elaboración y en ese sentido surtían sus efectos entre las partes
contratantes, no obstante era indispensable señalar que aun cuando
los instrumentos presentados tuvieren la misma calidad jurídica eran
de origen diverso, y en tal virtud debería prevalecer el derecho de
posesión que tuviere alguna de las partes, en este caso el suscrito,
siendo entonces que el derecho del suscrito respecto del inmueble
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cuestionado prevaleció, ya que se acreditó con lo actuado en juicio


que era poseedor de ese predio desde el año de mil novecientos
noventa y ocho, y no así mi contraparte, quien nunca lo había
poseído. A mayor abundamiento, se estimó por el juzgador que el
suscrito es un adquirente de buena fe del inmueble controvertido,
según constancias del Registro Público de la Propiedad y de Comercio
del Distrito Federal, toda vez que todo vicio o falsedad que hubiere
existido con relación al propietario original, no era causa imputable al
suscrito como nuevo adquirente, puesto que si en el Registro Público
de la Propiedad y de Comercio del Distrito Federal se encontraba
inscrito el inmueble en controversia, a favor de la persona a la que
compré, específicamente del C. Ernesto Morales Rosas, por ende el
suscrito tuvo la certeza de que la persona a la que le estaba
comprando era el único propietario por estar inscrito el inmueble a su
favor por virtud de un contrato de donación mediante el cual le fue
otorgado dicho bien, lo que corroboró mi calidad de tercero
adquirente de buena fe. En esta tesitura también favoreció al suscrito
que, aun cuando los instrumentos presentados por mi y por mi
contraparte, tuvieran datos que hacían suponer que fueron inscritos
en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio, sin embargo
conforme a lo contenido en los certificados de libertad de gravámenes
exhibidos por las partes, respecto del folio real 688062, que
corresponde al inmueble materia de ese juicio, no se encuentra
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inscrita la donación hecha al C. Julián Silva Nava por el entonces


Departamento del Distrito Federal, ni tampoco el instrumento notarial
en el que se hacía constar la compraventa ente los ahora quejosos y
el C. Julián Silva Nava. En esa tesitura, y al haberse demostrado la
buena fe en la compraventa realizada por el suscrito, fue que el
juzgador de origen determinó que dicho derecho de propiedad del
suscrito debería de ser protegido legalmente puesto que dicho
derecho estaba inscrito ante el Registro Público de la Propiedad y de
Comercio del Distrito Federal, contando además con las características
propias de una inscripción legalmente valida como lo es el tracto
sucesivo en las operaciones registradas.

Ante tal situación, los ahora quejosos interpusieron el recurso de


apelación contra la sentencia definitiva que he reseñado y la cual me
dio la razón absolviéndome de las prestaciones reclamadas por los
ahora quejosos en el juicio reivindicatorio que intentaron. Del recurso
de apelación, conoció la Primera Sala en Materia Civil del Distrito
Federa, quien al resolver el toca de apelación número 696-2008-002,
revocó la sentencia del togado de primera instancia y concedió a los
ahora quejosos las prestaciones que me habían reclamado en el juicio
ordinario civil que me he permitido reseñar, aduciendo una serie de
argumentos fuera de lugar, que no tenían el más mínimo fundamento
legal y que resultaría ociosa su referencia en este escrito.
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En tales condiciones, el suscrito promovió Juicio de Amparo contra


sentencia definitiva, del cual conoció el Séptimo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Distrito Federal, amparo directo número DC-172/2009
y en virtud del cual me restituyó en el pleno goce de las garantías
individuales que me fueran vulneradas por la Sala Civil mencionada,
reconociendo que los argumentos y lo resuelto por el Juez conocedor
de la litis, en primera instancia, eran correctos y apegados a la ley,
dejando plenamente establecido que en la controversia planteada, el
suscrito había demostrado que el titulo de propiedad presentado en
juicio prevalecía sobre aquel que fue exhibido por mi contraparte, que
mi titulo de propiedad gozaba de plena validez al tener como
antecedente una prelación registral. También quedó establecido
definitivamente que el que suscribe tiene calidad de comprador de
buena fe respecto a la operación de compraventa que realizó, en
relación con el inmueble objeto del juicio reivindicatorio que
intentaron los ahora quejosos.

En fecha nueve de octubre del año dos mil doce, los ahora quejosos
intentaron un nuevo juicio, con los mismos argumentos que el
anterior, pero ahora arguyendo una acción de nulidad respecto a el
título de propiedad que el suscrito presentó en el juicio reivindicatorio
que he reseñado, siendo que de tal juicio tocó conocer a el C. Juez
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Cuadragésimo de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito


Federal, bajo el número de partida 1226/2012, dicho juicio fue
contestado por el suscrito, en tiempo y forma, argumentando que,
respecto a las prestaciones reclamadas y los hechos esgrimidos por
los demandantes existía cosa juzgada, ya que el C. Juez
Cuadragésimo Noveno de lo Civil el Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, en la sentencia que resolvió acerca de la
reivindicatoria intentada, se había ya ocupado de la posible nulidad
que ahora se invocaba, por lo que no era legal ni procedente que esa
acción pudiere prosperar. En tales circunstancias los ahora quejosos
no prosiguieron con dicha acción y se actualizó la figura legal de la
caducidad de la instancia. Lo anterior lo manifiesto para que quede
constancia ante su señoría de la mala fe con que se han conducido los
ahora quejosos, respecto a la controversia planteada, en relación del
bien inmueble sito en lote de terreno número 13, de la manzana 8, de
la calle Cerrada Uno de Alfredo Bonfil, de la colonia Presidentes
Ejidales, Segunda Sección, en la Delegación Coyoacán de esta Ciudad
de México.

Ahora bien, de nueva cuenta, con motivo del reclamo de gastos y


costas que el suscrito ha hecho a los ahora quejosos, han promovido
juicio de amparo indirecto contra la resolución que ordena el embargo
de sus cuentas bancarias, después de haberse negado
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sistemáticamente a cumplir con su obligación de pago respecto a los


gastos y las costas que han sido a cargo del suscrito, siendo que tal
conducta me impele a hacer llegar estas consideraciones a este
tribunal, toda vez que de conformidad con lo que hasta ahora me he
enterado, el amparo promovido ante su Señoría me parece sin
fundamento alguno. En primer término considero que el amparo
promovido por los ahora quejosos no tiene razón de ser, porque lo
actuado en el juicio ante el C. Juez Cuadragésimo Noveno de lo Civil
del Distrito Federal, deviene en cosa juzgada para todos los efectos
legales y por tanto no se puede entrar siquiera en la admisión de
dicha demanda respecto a ,los hechos ya juzgados y a las actuaciones
de dicho juez, porque, como lo he reseñado, existe sentencia
ejecutoriada, incluso del Séptimo Tribunal Colegiado del Primer
Circuito. Por otra parte, es inconsecuente que tratándose de un
amparo indirecto donde los quejosos se duelen de una resolución de
legalidad, respecto a un embargo, en el capitulo respectivo se
manifieste que autoridades responsables son Asamblea Legislativa del
Distrito Federal, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Director de la
Gaceta Oficial del Distrito Federal, toda vez que esos entes jurídico-
administrativos, no tienen relación con el asunto que se reclama. En
todo caso no se trata aquí de un problema de constitucionalidad sino
de legalidad, en el cual existe una controversia entre particulares y a
la luz de tal naturaleza jurídica es como debe plantearse la demanda
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de garantías y no como los ahora quejosos pretenden, involucrando a


autoridades responsables que no tienen relación alguna con la
demanda de amparo que plantearon a este Tribunal. No obstante lo
anterior, tampoco sería procedente el juicio de garantías que los ahora
quejosos han interpuesto, toda vez que no han cumplido,
estrictamente, con los términos y requisitos para que a su escrito
inicial de demanda se le dé tramite, conforme a la ley de la materia.

Por lo anteriormente expuesto, A USTED CIUDADANO JUEZ,


atentamente pido se sirva:

ÚNICO. Tenerme por presentado con éste escrito en mi calidad


de tercero interesado en el juicio de amparo indirecto citado al rubro,
haciendo llegar las consideraciones que a mi derecho convienen, las
cuales pido sean tomadas en cuenta, si así se considera pertinente,
para no dar tramite al infundado amparo interpuesto por los ahora
quejosos.

PROTESTO LO NECESARIO

MARTIN ABREU BERISTAIN

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