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El fútbol y su valor motivacional en los adolescentes.

Todos conocemos en qué se basa la práctica de este deporte, de una manera simplista
diríamos que es un juego donde participan 11 jugadores y cuya cuestión es marcar más
goles que el rival, conseguir que te marquen menos goles con un solo objetivo, alzarse
con la victoria.

Pero el fútbol es más que dar patadas a un balón es un juego colectivo, que desarrolla
una serie de valores sociales en quienes lo practican que son fundamentales para la
sociedad en que vivimos y determinante en la interrelación social entre adolescentes.

La motivación en quienes practican este deporte es tanto extrínseca como intrínseca.

Motivación intrínseca:

El adolescente se siente realizado practicando un deporte que le apasiona, el deseo de


quemar energías realizando una actividad física. Responde al deseo de mantenerse
físicamente saludable. A veces sirve como forma de evadirse de la realidad, soltar estrés
de la monotonía laboral o cotidiana, el deseo de experimentar la emoción que suscita la
competencia del deporte.

Motivación extrínseca:

La motivación extrínseca en el fútbol está estrechamente relacionada con la búsqueda


del éxito en la práctica deportiva. Conseguir la victoria en un partido para ganar tres
puntos en la liga o en la competición. Deseo de permanecer a un grupo y ser aceptado
como uno más. Jugar para conseguir ser conocido y aplaudido.

La motivación intrínseca es fundamental para conseguir el éxito. Cuando el adolescente


experimenta este tipo de reforzadores en el deporte, en este caso el fútbol, puede
generalizarlo en otro tipo de situaciones por sí mismo o con ayuda de un orientador, en
el aprendizaje de otras disciplinas.

Motivación, esfuerzo y éxito.

En el fútbol la intensidad física a veces llega a ser muy intensa, se necesita tener unas
actitudes y aptitudes muy específicas y desarrolladas. A pesar de todo ello, en ocasiones
hay que realizar un esfuerzo importante para conseguir el objetivo común, el éxito. No
obstante, a veces pese al esfuerzo no se consigue la victoria, pero sí, el aplauso de los
aficionados por la entrega, el toque sobre el hombro como muestra de apoyo del
entrenador que sabe que lo ha intentado, de manera que se refuerza la conducta pese a la
respuesta negativa. Y en otras ocasiones, la conducta se refuerza con una respuesta
positiva de la misma, la victoria. Cuando la respuesta a la conducta es positiva hay más
posibilidades de que se repita la conducta. Es un ejemplo de condicionamiento operante
en la práctica del fútbol.

Esfuerzo

Motivación Éxito

Ver como el compañero se esfuerza por conseguir el mismo objetivo es otro reforzador
del esfuerzo. Se aprende de manera Vicaria, por observación de la conducta de un
tercero. Se piensa no estoy solo, hay un fin común, todos somos igual de importante,
todos nos esforzamos, todos reman en una misma dirección, la identidad de grupo es
fundamental para conseguir el éxito.

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