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Elementos de Planificación y Estrategia

Marcel Antonorsi Blanco.

Marzo, 2017.

mantonorsi@gmail.com

Planificar puede llegar a ser algo sumamente complicado. Sin embargo,


la esencia, lo básico de esa actividad le es familiar a cualquiera. Hacemos planes
para los fines de semana, para cuando nos graduemos, planes a cerca de cómo
ganar nuestro dinero y también acerca de cómo gastarlo. Planificamos nuestros
estudios, nuestras lecturas. Hacemos planes solos o acompañados.
Participamos de los planes de otros, o les proponemos a otros los nuestros.
Todos nos pasamos la vida planificando de una manera bastante
espontánea y natural. Sin embargo, no por esto somos todos planificadores en
el sentido técnico de la palabra. Planificar la construcción de una represa o de
una red de transporte es algo complicado. Elaborar un plan de ventas para una
empresa no es nada sencillo. Planificar operaciones militares, aún como ensayos
pacíficos, no lo puede hacer cualquiera. Elaborar los planes de una campaña
electoral tiene una gran complejidad. La elaboración de un plan de desarrollo
para todo un país, un sector económico, o una región, es una tarea en la cual
tienen que participar numerosos equipos de especialistas. Se ha venido
desarrollando un conjunto de conceptos, enfoques, métodos, etc., altamente
especializados y muy elaborados que pueden llegar a hacer de la planificación
algo muy complicado. Por ello es necesario contar con especialistas entrenados
en el campo de que se trate. Planificación de empresas. Planificación del
desarrollo. Planificación social, cultural, científica. Planificación política.
Planificación estratégica militar. Planificación urbana, del territorio, ambiental,
regional. Planificación educativa. Planificación administrativa. Planificación
agrícola... son apenas algunas de las especialidades.

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Sin embargo como lo mencionamos antes, la planificación nos es familiar
a todos. No sólo porque todos planificamos espontáneamente y casi sin saberlo,
sino también porque vivimos en un mundo en el cual resultamos rodeados de
planes por todas partes. Pensamos que puede ser interesante y útil que nos
acerquemos a los conceptos básicos de la planificación. Para algunos constituirá
apenas un recordatorio, mientras que, para otros, será una manera de aclarar y
ordenar algunos que ya eran manejados intuitivamente. En todo caso,
comencemos por el principio...

Planificación

Planificar es tomar decisiones por anticipado a cerca de las acciones que


realizaremos. Planificación no es más que el proceso y el producto de planificar.
Parece demasiado simple pero es cierto...
Cuando planeamos lo que vamos a hacer el próximo fin de semana, lo
que estamos haciendo es decidiendo hoy lo que haremos en un futuro cercano.
Cuando se elabora un plan de acción para varios años, decidimos hoy lo que
vamos a hacer durante un tiempo largo. Planificar es todo lo contrario de dejar
las cosas al azar. Significa hacer un esfuerzo deliberado, sistemático y activo
para que el futuro sea como queremos que sea. Por ello podemos decir, aunque
parezca exagerado, que planificar es un proceso de construcción del futuro... lo
cual no es nada fácil. Entre muchas otras cosas debemos tener claro lo que
queremos lograr así como un conocimiento adecuado de nuestras capacidades
y limitaciones.
Otra razón que hace que planificar no sea fácil es que mientras nosotros
estemos tratando de lograr algo, puede haber otros que estén tratando de lograr
lo mismo o de impedírnoslo por algún medio y, aunque logremos de alguna
manera prever los planes y acciones de otros, siempre será posible que ocurra
algo inesperado que puede afectarnos los planes, para bien o para mal.

Previsión

Planificar nos proyecta en el futuro, puesto que será en el futuro donde se


realizarán las acciones y donde se lograrán los objetivos que nos propongamos.

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Debemos tener entonces cierta capacidad para imaginar y prever el futuro. Por
ello, aunque parezca una paradoja, debemos conocer suficientemente el
presente y el pasado, a fin de ilustrarnos a cerca de las tendencias que vienen
ocurriendo, la manera como han venido evolucionando los hechos y, por lo tanto,
pudieran llegar a ser en el futuro...Pero... ¡cuidado! Las tendencias pueden
evolucionar distinto en el futuro que en el pasado. Las cosas pueden cambiar
sorpresivamente. Hubo quien llegó a prever una superpoblación de caballos y
una sobreabundancia de estiércol en las calles de París porque no pudo imaginar
el auge del automóvil...

Estrategia

No siempre se pueden elaborar planes detallados que incluyan todas las


acciones a realizar con el más mínimo detalle. Pero aunque pudiéramos, de
todas maneras es necesario contar con una visión general, de conjunto, de las
vías de acción, de cuáles son, los grandes movimientos a realizar. Una estrategia
es precisamente eso: una definición global del conjunto de movimientos a
realizar. No nos proporciona el detalle sino el sentido de dirección, el rumbo
general que hemos de seguir, así como los principios que guiarán nuestra forma
de actuar.

Políticas

Una política puede ser vista como un criterio para la toma de decisiones.
Por ello, toda planificación supone necesariamente un conjunto de políticas.
Hemos dicho que no siempre puede planificarse todo el detalle de las acciones,
es decir: no podemos tomar todas las decisiones con absoluta precisión. Por esta
razón puede ser necesario definir los criterios en base a los cuales decidiremos
los detalles cuando se presente la ocasión. Esto no es otra cosa que definir
nuestras políticas.
Veamos un ejemplo que ilustre. Si nuestro objetivo es lograr un promedio
de calificaciones elevado en todas las materias, podemos adoptar como política
estudiar todos los días cuatro horas y dedicarle especial atención a las materias
que llevamos más bajas. No tenemos que decidir para cada día y cada materia

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cuánto vamos a estudiar porque basta con que definamos nuestra política, es
decir, los criterios para decidir día a día qué estudiaremos...
Definir nuestros criterios generales de decisión de una vez por todas es
más práctico que tener que hacerlo repetidas veces considerando especialmente
cada caso. Más práctico, aunque quizás más difícil y, por supuesto,
comprometedor, ya que se trata de una decisión sobre futuras decisiones, es
decir: una macro decisión.

Opciones

Nunca hay una sola manera de hacer las cosas. Aún en los casos más
extremos cuando pareciera que sólo es posible una sola acción, siempre
podemos optar entre actuar y no actuar... o entre actuar a gusto o a disgusto...
si nos obligaran...
Siempre hay opciones. Siempre hay varias acciones, cursos de acción y
estrategias posibles. Si no aparecen a primera vista hay que inventarlas, puesto
que debemos contar con varias alternativas para escoger. Planificar, dicho ahora
de otro modo, es decidir sobre la mejor manera de actuar para lograr los objetivos
propuestos, es escoger entre cursos de acción alternativos.
La mejor opción puede ser la que cueste menos, o la que suponga un
menor riesgo, o la que nos pueda producir mayores beneficios, o la que nos
resulte más conocida...

¿Qué es un Plan?

Lo primero que hay que enfatizar es que un plan no tiene por qué ser un
documento escrito. A veces es conveniente que sea así para que mediante su
lectura pueda ser conocido y compartido.
En ocasiones puede ser un documento bastante estable, válido para un
tiempo más o menos largo. En otras ocasiones deberá ser un documento breve,
flexible, que pueda ser modificado de acuerdo con las circunstancias. En otras
ocasiones, no deberá ser escrito, si por alguna razón debe mantenerse en gran
secreto, o si simplemente es innecesario que se escriba.

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Un plan está conformado, por así decirlo, por un conjunto de objetivos a
lograr, por las estrategias y políticas para la acción y por las acciones y medios
necesarios para lograr los objetivos. Dicho de otra manera, un plan es una
formulación clara, escrita o no, de lo que queremos lograr, de lo que haremos, y
de cómo lo haremos...
También debe formar parte del plan un conjunto de ideas claras sobre
cómo haremos para saber si vamos en el sentido correcto, medir el logro de
nuestros objetivos y corregir lo necesario.

Planificación y Control

No basta con planificar y actuar. De alguna manera tenemos que poder


verificar si el plan se está realizando, si las acciones se desarrollan según lo
previsto, si se van logrando los resultados esperados, si nos acercamos o no a
nuestros objetivos, si lo estamos haciendo bien o no.
Esto es lo que se llama el control, y es tan importante como la planificación
propiamente dicha, aunque tantas veces se olvide.

Diez Preguntas Claves

Las diez preguntas que se presentan a continuación pueden tener una


doble utilidad: pueden servir para que quede un poco más claro qué es eso de
planificar y, también, como lista de revisión para ver si al hacer un plan no se nos
ha olvidado algo.

1.- ¿Quiénes somos? (o el que planifica)

¿Quién es el que planifica? ¿Es una persona, grupo o institución? ¿Es un sujeto
real o abstracto? ¿Estamos planificando para otros? ¿Quién es el que decide?
¿Quién es el que actúa?
A veces (parece mentira) nada de esto se aclara y termina por haber
planes que no son de nadie...

2.- ¿En qué estamos? (o la definición del “juego”).

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¿Cuál es nuestro asunto? ¿Cuál es el ámbito de acción? ¿Cuál es el “juego”?
¿De qué se trata? ¿Cuál es el “negocio”?
Si se trata de jugar fútbol y creemos que se trata de béisbol...no
llegaremos a ninguna parte. Si tratamos de venderles bicicletas a personas que
necesitan motocicletas vamos a pasar por ingenuos ... Hay que aclarar muy bien
de qué se trata.

3.- ¿Qué queremos? (O los objetivos)

¿A dónde queremos llegar? ¿Cómo queremos que sea el futuro? ¿Con qué
estaríamos satisfechos? ¿Qué queremos lograr? ¿Cuáles son nuestros objetivos
finales? ¿Es posible...?
Pregunta ésta de apariencia elemental pero muy difícil de responder de
manera clara y satisfactoria. Demasiadas veces no sabemos lo que queremos o
aspiramos a imposibles.

4.- ¿Quiénes son los otros? (o, los otros jugadores de la partida)

¿Quiénes son los otros? ¿Dónde están? ¿Son amigos o enemigos? ¿Estarán
con nosotros, contra nosotros o indiferentes? ¿Qué significa para ellos ganar?
¿Podemos cooperar o, lo que uno gasta el otro lo pierde? ¿Cuáles son sus
actitudes y valores? ¿Cómo reaccionarán?

5.- ¿Dónde y cómo estamos? (o, el punto de partida).


¿Dónde estamos? ¿A qué distancia estamos del objetivo? ¿Cómo estamos?
¿Cuáles son nuestras fortalezas y debilidades? ¿Cuáles son las oportunidades
y amenazas que se nos presentan? ¿Cómo afecta una cosa a la otra? ¿Cómo
puede ir cambiando nuestra posición?
Tal y como le dicen a uno por allí, tenemos que saber “dónde estamos
parados”. Si no lo llegáramos a saber estaríamos francamente perdidos, o, tal
vez, flotando a algunos centímetros sobre el suelo, sin contacto con la realidad.

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6.- ¿Cómo debemos actuar? (las estrategias y cursos de acción).

¿Cuáles son las vías, los caminos, los pasos para ir a dónde queremos?
¿Cuáles son las opciones? ¿Cuál es la mejor? ¿Cómo aprovechamos las
circunstancias que conocemos? ¿Hasta dónde nos arriesgamos? ¿Cuáles son
las salidas si acaso las cosas salen mal? ¿Cómo sortearemos los obstáculos?
La idea en el fondo es simple: ¿Por dónde nos lanzamos...? Pero no es
tan fácil. Toda la técnica y el arte de la estrategia consisten en responder estas
preguntas.

7.- ¿Qué hacer? (las acciones, las operaciones).

¿Qué hacemos? ¿Cuáles acciones concretas emprenderemos? ¿Cuáles


programas, proyectos o actividades acometemos? ¿Cuáles son sus costos y
beneficios? ¿Cómo se combinan unas acciones con otras? ¿Por dónde
comenzamos? ¿Por dónde seguimos? ¿Cuándo terminamos?
Como se recordará, es preciso actuar. Para ello hay que pensar un poco
y decidir de antemano como actuaremos. De eso se trata.

8.- ¿Con qué lo hacemos? (medios recursos, instrumentos).


¿Qué necesitamos? ¿Cuáles son los recursos necesarios? ¿Tenemos los
recursos? ¿Podemos obtenerlos? ¿Contamos con los medios, con los
instrumentos? ¿Cuánto dinero, material, personal, información, tiempo
necesitamos? ¿Cómo nos las ingeniamos?
Por supuesto no basta con soñar y diseñar acciones. Es preciso dotarse
de lo necesario para poder actuar efectivamente, eficientemente.

9.- ¿Cómo sabemos si vamos bien? (o los indicadores de logro)

¿Cómo sabremos si vamos en el sentido previsto? ¿Cuáles indicadores


podemos emplear? ¿Cómo medimos las distancias recorridas? ¿Cómo
sabremos cuánto nos falta? ¿Cómo obtendremos la información? ¿Qué
información necesitamos?

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Esto es lo que se llama “seguimiento, evaluación y control”. Quienes
hacen planes suelen olvidarlo a pesar de que es algo substancial. Si no
resolvemos estos asuntos nunca podremos saber si vamos bien o mal, ni
siquiera si nos movemos.

10.- ¿Cómo corregimos? (o la realimentación)


¿Cómo revisamos nuestros planes? ¿Cómo corregimos los errores? ¿Cómo
redefinimos nuestros objetivos, estrategias, acciones? ¿Cuándo? ¿Cómo
remendar lo necesario? ¿Cómo descartamos? ¿Cómo rehacemos? ¿Cómo?
De nada nos serviría saber que vamos mal si no sabemos como corregir.
Además es de los errores (y de los aciertos) que se aprende. Esta es la pregunta
que obliga a aprender.

Principios Estratégicos

En el campo militar es frecuente la referencia a un conjunto de principios


de estrategia. En ellos está resumida una experiencia de varios siglos, aunque
no por ello dejan de haber polémicas entre las diversas formas de interpretación
que puedan darse. Algunos han intentado adaptar estos principios a situaciones
distintas de la militar como son la planificación de empresas, la planificación
política y la planificación del desarrollo. Tratemos nosotros de da una
interpretación más bien general de estos principios:
De acuerdo con el Principio del Objetivo cualquier plan de acción debe
tener claros los objetivos que se persiguen. Cada acción concreta debe contribuir
de alguna manera al logro de los objetivos propuestos.
Según el llamado Principio de Masa una buena estrategia debe tratar de
concentrar las fuerzas en momentos y lugares convenientes de manera de poder
lograr resultados significativos. También se le denomina principio de
concentración de fuerzas, o de esfuerzos.
El Principio de la Economía de Fuerzas, o de esfuerzos, nos sugiere
que los recursos deben ser empleados con criterio económico, asignando los
mismos de acuerdo con cierta escala de prioridades y, por supuesto, tratando de
que la eficacia (medida del logro de los objetivos) y la eficiencia (recursos

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empleados para el logro de los objetivos) sean máximas. El refrán: “no gastar
pólvora en zamuros”, significa prácticamente lo mismo.
Según el Principio del factor Restrictivo, y para seguir con los refranes,
“la soga se rompe por lo más delgado.” Por ello es necesario prestarle una
atención muy especial a nuestras debilidades y tomar todas las precauciones
necesarias. Una conocida y humorística ley llamada Ley de Murphy sostiene que:
“Nada es tan fácil como parece. Todo requiere más tiempo del previsto. Y, si algo
puede salir mal... saldrá mal..., en el peor momento posible”. Hay otra aún más
fatal, y es la llamada Ley de Hofstadter que sostiene que: “Siempre las cosas
toman más tiempo del que uno espera, incluso cuando se toma en cuenta la Ley
de Hofstadter”.
Tal vez exageren, pero...humor aparte, hay que tomar todas las
precauciones, buscando lo mejor, pero previendo que pueda suceder lo peor.
El Principio de las Alternativas, ya sugerido anteriormente, nos
recuerda que para lograr un objetivo dado siempre hay alternativas de acción.
Hay que conocerlas, o inventarlas, para seleccionar la mejor, sin olvidar las
demás, que siempre podrán servir de planes contingentes..., por si acaso...
El Principio de Flexibilidad nos llama la atención sobre la
recomendación de que los planes se conciban de manera tal que puedan
adaptarse a circunstancias cambiantes. Los planes deben prever un cierto
“margen de maniobra”, ser flexibles, versátiles, dinámicos, y no condenarnos a
callejones sin salida...
El Principio de Seguridad es el que tiene que ver entre otras cosas con
el conocimiento que debemos tener del “adversario” y de las diversas
circunstancias que nos pudiesen afectar. Dicho simplemente, tenemos que estar
pendientes, vigilantes, estar “mosca”...para evitar sorpresas desagradables.
Muy relacionado con este principio está el Principio de la Ofensiva que
conocen bien algunos boxeadores que sostienen que “el que pega primero pega
dos veces”. Y aunque no se trate de pegarle a nadie, en muchas circunstancias
es conveniente mantener la iniciativa, ser el que lleva la “voz cantante".
Algo semejante nos sugiere el Principio de la sorpresa al recordarnos
que el sorprendido tarda siempre un poco más de lo normal en reaccionar. De
nuevo tal vez no se trate de “sorprender” a nadie, sino de producir entusiasmo,

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imitación, solidaridad, a partir de planes de acción y estrategias novedosas
originales, creativas, positivas...
El Principio de Sencillez no es menos importante, aunque lo
mencionemos de último. Por el contrario. Este principio nos recuerda que la clave
de cualquier plan de estrategia de calidad son los objetivos bien formulados, los
criterios manejables, las ideas claras, las órdenes inequívocas. Si todos los
demás factores son iguales, entre dos planes, debe escogerse siempre el más
sencillo... con toda seguridad será el más comprensible y práctico.

Técnica, Arte y Política

La planificación es una técnica en cuanto constituye un conjunto de


conocimientos aplicados para seleccionar los medios adecuados para el logro
de objetivos. En ocasiones la planificación puede ser simplemente una técnica y
reducirse a utilizar un conjunto de medios disponibles. Sin embargo, es frecuente
que la planificación deba recurrir a la habilidad, la intuición, la destreza, la
veteranía para resolver sus propósitos. Es entonces cuando puede ser vista
como una especie de arte, como un conocimiento que no se aprende en los libros
de texto y en los cursos, puesto que sólo se adquiere de la compenetración con
la experiencia directa.
Para complicar un poco más las cosas digamos que, además, la
planificación es siempre de alguna manera, parte del proceso político de una
sociedad, puesto que en ambos casos estamos tratando con los mismos
fenómenos básicos: las decisiones y los diversos factores que inciden sobre
éstas.
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Para concluir enfaticemos la misma idea con la cual comenzamos.
Planificar puede llegar a ser algo sumamente complicado. Sin embargo la
esencia, lo básico de esa actividad, le es familiar a cualquiera. Esa esencia, lo
básico, tal vez pueda estar ahora un poco más clara. Si no fuera así, o si se
quiere profundizar más en este tema, pueden consultarse con provecho algunos
buenos libros sobre el tema, porque hay muchos.

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