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¿Quiénes Somos?

Durante el primer semestre del 2014, un grupo de estudiantes de an-


tropología decidimos empezar con un proyecto en conjunto, en pos
de autoformarnos, discutir y hacer visible la problemática del géne-
ro, como respuesta a una insuficiencia en la malla de nuestras carre-
ras y en las discusiones de la facultad (bajo la misma motivación ini-
cial de las otras líneas de antropo). Nos autoformamos, discutimos y
nos denominamos “la línea de género de antropología”. Sin embargo,
con el pasar del tiempo nos replanteamos nuestros objetivos. ¿Le ha-
cía sentido a nuestras inquietudes el conformarnos como “línea”, con
lo que implicaba en su vinculación con la disputa académica? ¿cuáles
eran las potencialidades políticas de componer una línea?¿éramos
feministas, o sólo estudiosas de la teoría del género? Nos desenten-
dimos de la concepción de línea y nos volvimos un grupo de perso-
nas que intentan construir un proyecto feminista, armándolo desde
la intención de concretar algo que se saliera de las lógicas de la po-
lítica universitaria y el ideal hegemónico de organización con el que
acostumbramos relacionarnos. Por ese motivo, trabajamos a un rit-
mo propio, nos situamos y reconocemos como sujetas violentadas,
replanteándonos distintos aspectos relevantes de nuestra experien-
cia, como nuestra manera de relacionarnos, nuestros afectos, nues-
tros deseos y nuestra manera de hacer política. En ese sentido, re-
nacimos como La Gaitana, tomando el nombre del mito de aquella
indígena sudamericana que se enfrentó al colonizador que mató a su
hijo, castigándolo hasta la muerte, ya que consideramos que su figura
rebelde encarna la lucha antiautoritaria, antipatriarcal y anticolonial.
Desde el autoamor y la autodefensa

A diario estamos abortando, nosotras y nuestras compañeras nos some-


temos al violento proceso del aborto clandestino, recuperando los sabe-
res y experiencias de nuestras antepasadas y de nuestras compañeras de
lucha, se han creado redes feministas en las que nos hemos contenido,
apoyado y aprendido abortistas, sin embargo, queda mucho aún.
El Estado no se hace cargo de la problemática social, no asegura un
abortar libre y con ello, nos despoja de nuestras mismas formas de per-
cibir nuestras cuerpas, para finalmente hegemonizar ideales y construir
cuerpos mecánicos, que despojados de subjetividad, se asemejan a aje-
nos recipientes suprimidos de deseos, placeres y cambios.
Un 25 de julio del 2013 se conmemora a través de la primera marcha por
un aborto libre, el caso de una pequeña niña de 11 años que fue obligada
a seguir con un embarazo producto de la violación de su padrastro, tras
lo cual el gobierno y en especial Sebastián Piñera la felicitó por ser una
buena madre.
A partir de ese hito y a través de la coordinadora feministas en lucha, las
mujeres se organizan y salen a la calle. En ese año las mujeres irrumpen
en la catedral de Santiago, irrumpen en la casa de los mayores oposito-
res a la emancipación femenina, irrumpen -por lo tanto- en el ego de una
institución que durante siglos ha intentado dominar el cuerpo de las mu-
jeres, llegando incluso a quemarlas y asesinarlas, como fue en el caso de
la matanza de brujas.
De esta forma, nos juntamos nuevamente por cuarto año consecutivo a
marchar, y salir a las calles a exigir que se deje de criminalizar a las muje-
res por abortar, que se discuta un problema de salud pública y que todas
nos unamos por un aborto libre ahora.
La Gaitana
s/t
Autora: mala noche
instagram: @mauditenuit
Narrando(nos) úteras Libres

Es un hecho que las mujeres abortamos en la actualidad, y que lo hemos hecho desde siempre.
Ha sido uno de los tantos conocimientos que nos han arrebatado, en pos de despojarnos del
control de nuestras cuerpas y de nuestras sexualidades. Hoy en Chile, la criminalidad del aborto
cierra las puertas a que las mujeres podamos decidir libremente sobre nuestras vidas frente a un
embarazo no deseado; para muchas, la posibilidad de abortar es más un secreto a voces que una
realidad. La maternidad no es una elección, es una obligación para todas las que no podamos pa-
garnos una “apendicitis” en la clínica de turno. No nos dejan más opción que actuar en la clandes-
tinidad, abortando en secreto, con miedo, en un clima de inseguridad e incertidumbre. Nos en-
señan desde pequeñas que las decisiones sobre nuestras cuerpas son sólo válidas en cuanto nos
posicionen como receptáculos de uso y placer de los hombres o como máquinas de reproducción
de lxs consumidores/mano de obra del futuro, siempre mediándonos por la tiranía de la moral
y la culpa cristiana. Es por esto que nos parece muy importante continuar hablando del aborto.
Ir creando referentes, ir compartiendo saberes, abrir la posibilidad de abortar o de acompañar,
ir nombrando nuestras experiencias. Esta es una lucha por la soberanía de nosotras mismas.

La experiencia de las mujeres

Muchas mujeres que abortan lo hacen en secreto y por eso es necesario hablar del tema. Social-
mente existe un estigma para la mujer que aborta, no es algo que se pueda contar libremente,
volviéndola una práctica solitaria y angustiante, manteniendo la experiencia en un círculo ce-
rrado de personas. Por lo mismo, creemos importante recuperar esas experiencias de aborto;
de nuestras amigas, de nuestras compañeras, de nuestras madres, de nuestras abuelas. ¿Cuán-
tas mujeres que conozco han abortado? Debemos hacernos esa pregunta. Nuestra historia y
nuestros saberes siempre han sido invisibilizadas, pero existen, están ahí y somos nosotras
las que tenemos que recuperarlas, no todas podemos ser madres, no todas podemos abortar.

Es una ficción que todas las mujeres somos madres innatas. Todas nuestras cuerpas son distin-
tas, en algunas existen las condiciones apropiadas para traer a alguien al mundo, en otras no.
Entender esto es lo primero a la hora de darse cuenta y separar el contenido moral que subyace
a la maquinaria de la maternidad; ser mamá no es “lo natural”, nuestro fin último como muje-
res no es sólo tener hijxs, ¡ el deseo maternal nunca más debe ser monopolio de las mujeres!

Por otro lado, no todas podemos abortar. Abortar es un proceso complejo para nuestra
cuerpa. Ya sea por pastillas o por hierbas, implica intoxicarla, ponerla al límite para inte-
rrumpir con éxito el embarazo que no deseamos. Por esto mismo, no todas tenemos las
condiciones físicas para hacerlo. Es importante conocernos, tener clarísimo que si padece-
mos alguna enfermedad o condición médica importante, no podremos someternos a un
aborto (al menos por los métodos mencionados en este fanzine). Así, por ejemplo, quie-
nes sufran problemas hepáticos o renales, o quienes tengan una enfermedad hemorrá-
tica, entre muchos otros casos, estarán bajo mucho peligro si deciden hacerse un abor-
to bajo estos métodos. Nuestro llamado es a conocer nuestras cuerpas y reconocer sus
limitaciones, para poder liberarlas con responsabilidad. Nuestra vida es lo más importante.
La asquerosidad capitalista en que vivimos, impide que todas las mujeres podemos abor-
tar por razones económicas, de tiempo o de apoyo, aunque se tengan el conocimien-
to y empoderamiento. Las pastillas de misopostrol se encuentran sólo en el mercado
negro y a precios muy inflados que a veces superan los 150.000 pesos por las 12 pastillas
(que es la dosis recomendada), sin contar los gastos en las visitas al ginecólogo, las eco-
grafías transvaginales, y los otros gastos que conlleva un aborto. Algunas no tienen un
lugar seguro donde realizarlo, o no tienen redes de apoyo con quien contar. Un abor-
to con hierbas requiere tener un conocimiento muy específico, saber muy bien qué
plantas y dosis tienen que ser, y requiere mucho tiempo (semanas) y rigurosidad.
Parte de que apoyemos la descriminalización del aborto, y de que exista una legislación dig-
na, es poder darle la posibilidad tangible de un aborto seguro a aquellas que no quieren
ser madres y que no pueden abortar por alguna de las razones expuestas, o por la que sea.
No todo el mundo tiene el privilegio de construir fuera del Estado. Para nosotras, como co-
lectiva feminista, quizás es una opción, pero negar las reivindicaciones estatales es tam-
bién negar el trabajo de otras compañeras, que construyeron a partir y dentro de éste.

¡ El autocuidado es político !

A las mujeres se nos denosta, se nos humilla, se nos desaparece, se nos mata por tener
el cuerpo que tenemos. Desde que somos pequeñas nos hacen creer por todos los me-
dios que nuestra cuerpa no es digna de nuestro cuidado ni el de nadie, que podemos ser
aniquilidas, ultrajadas a destajo y que eso no le importará al mundo, ¡ pero a nosotras
nos importa!, a nuestras madres, hermanas, amigas, abuelas, toda una red de amor an-
cestral moriría de pena de vernos en bolsas de basura, encarceladas, ensangrentadas...
Nos enseñan a odiarnos a nosotras mismas por el cuerpo que tenemos. Esta es la gran tram-
pa patriarcal; al hacer que odiemos nuestras cuerpas, que no nos preocupemos de lo que
es mejor para nosotras, logran su control; la industria farmacéutica sabe mucho de esto y
nos vende y vende productos para hacernos “menos odiables”. Por esto, el volver a pres-
tarnos atención, a cuidarnos, es sumamente político; hacernos cargo de nuestros ciclos, de
nuestros deseos y placeres, de nuestra fertilidad, volver a amarnos. Cuidar y amar nuestra
cuerpa es cuidar y amar a nosotras mismas, porque somos nuestras cuerpas (derribemos la
falsa dicotomía mente/cuerpx!). Llamamos a hacernos conscientes de nuestra sexualidad
y todo lo que implica para hacernos cargo de nuestras vidas. Llamamos, también, a colec-
tivizar estos saberes entre mujeres; ojalá que ninguna quede excluida de la fiesta que es la
autonomía de una misma. Quizás parezca inconsecuente apoyar el aborto, que es un pro-
ceso muy violento para nuestra cuerpa, y al mismo tiempo llamar al autocuidado. Sabe-
mos que desde nuestra posición de feministas y universitarias tenemos un privilegio que
no todas las mujeres tienen. Tenemos el acceso a otro tipo de saberes, de deconstruccio-
nes y reconstrucciones sobre nosotras mismas y nuestras sexualidades, tenemos la opción
real del autocuidado. No todas tienen esa opción, no todas pueden romper con la trampa
patriarcal, no todas pueden prescindir de hacerse un aborto con pastillas o hierbas, que si-
guen siendo las opciones más económicas, pero los conocimientos para ello circulan sólo
en círculos específicos de personas, y su acceso implica asumir muchos riesgos. Para noso-
tras, el aborto y el autocuidado tienen correlato porque fueron nuestras experiencias con
el aborto las que nos hicieron darnos cuenta de lo importante que es amarnos, de no expo-
nernos a situaciones límite, de no despreocuparnos de nosotras mismas. No tratamos de
homogeneizar todas las experiencias de embarazos no deseados y su interrupción, sólo trata-
mos, a través de este fanzine, de relevar y colectivizar la experiencia desde nuestra posición.
!Abajo la moral patriarcal!
No es un secreto que habitamos un mundo sumamente patriarcal, con profundas raíces co-
loniales. Seguimos resintiendo en nuestras cotidianidades el legado colonial en la moral im-
perante, de raíces católicas y que es profundamente misógina y heteronormativa. Aquí, las
mujeres sólo tienen cabida y legitimidad como vírgenes o como madres, y no cualquier madre;
madres buenas, asexuadas, abnegadas, sacrificadas por sus hijxs y sus esposos, dejando todo
de lado, incluso ellas mismas, por criarles y atenderles. Éstas deben ser honradas y premiadas.
En su contraparte, encontramos a la femme fatale. Las putas, mujeres que gustan del sexo, de
los placeres, víboras, que saben lo que quieren, ambiciosas, egoístas, locas, histéricas. Estas de-
ben ser castigadas y ojalá aniquiladas. Pareciese que estos arquetipos siguen vigentes, siendo
la base desde donde se construyen los imaginarios en torno a lo femenino, llegando a obviarse
lo compleja que puede ser la realidad social para las mujeres. Así, la autonomía del cuerpo de
las mujeres sólo depende de la responsabilidad moral total. Frases como ¿no te gustó abrir las
piernas? ¿por qué no te cuidaste? ¿por qué ibas vestida así? ¿por qué te emborrachaste?, tan
recurrentes, se van entendiendo mejor. Nosotras las mujeres, que si tenemos el ciclo menstrual
regular, somos fértiles sólo tres días al mes hasta la menopausia, y ellos, los hombres, que son
fértiles todos los días del año hasta la vejez. Nosotras las mujeres, somos las que tenemos que
asumir la responsabilidad de la fertilidad de nosotras y también la de ellos. Nosotras, las que
fuimos las que abrimos las piernas si es que algún cálculo salió mal, si es que algún condón se
rompió, si es que se nos olvidó la pastilla, si es que tomamos el anticonceptivo de emergencia
demasiado tarde, si es que estábamos borrachas y no nos cuidamos, si es que fuimos violadas.
La autonomía del cuerpo de las mujeres solo depende de la responsabilidad moral total y el aborto
sólo es aceptable en caso de extrema deshumanización, aunque en Chile ni eso tenemos asegu-
rado. A las mujeres se nos responsabiliza moralmente de nuestra fertilidad y la de los hombres, y
practicarnos un aborto nos hace inmorales. Si estamos embarazadas, tenemos la obligación mo-
ral de ser madres, y no sólo eso, sino también de ser buenas, dedicarnos a la maternidad como un
destino ineludible. Si estamos embarazadas y queremos abortar, olvídenlo, debemos tener a esx
hijx, es nuestra obligación moral. Si abortamos, somos malas madres, inmorales, somos la fem-
me fatale, ahora no somos humanas válidas; llévennos presas, o mejor, quémenos en la hoguera.
La Gaitana
Anónimo
Creación Colectiva
Abortar en clandestinidad

EnChile,sidecidesabortar,elescenarioesoscuro.Desde1989-enplenadictadurami-
litar- es ilegal abortar bajo cualquier circunstancia. El aborto se encuentra regulado
legalmente bajo el título de “Crímenes y delitos contra el orden de las familias, contra
la moralidad y contra la integridad sexual”, según el artículo 342 del Código Penal.

La criminalización y penalización del aborto es violenta, ya que entorpece y


hace aún más difícil la realización de un aborto si así lo decidimos. Al hacer del
aborto una práctica ilegal se pone en riesgo nuestra vida, ya que muchos de los
abortos son realizados en condiciones insalubres e inseguras. Y tambiénse pone
en riesgo nuestra integridad: Se marca una brecha económica entre las muje-
res que pueden acceder a la realización de un aborto clínico; el medicamento
que requerimos solo podemos encontrarlo en el mercado negro, corriendo ries-
go de que las pastillas sean falsas o tengan precios muy por sobre lo que valen
en verdad; si recurrimos a un centro de salud público buscando atención mé-
dica frente a alguna emergencia podemos encontrarnos con humillaciones y
maltratos relacionados con juicios valóricos por parte de doctores y matronas;

Al criminalizar el aborto, solo se permite abortar con atención médica de cali-


dad si tenemos plata. En este país la atención médica es un bien de mercado
y por ende en un consultorio no vamos a poder hablar de aborto, pero si po-
dríamos hacerlo en una clínica privada, en secreto y con mucho dinero de por
medio. Es el estado el ente responsable de generar esta brecha económica, al
abalar y promover una ley que segrega y discrimina a todas aquellas mujeres
que no tienen dinero para acceder a la interrupción de un embarazo no deseado.

Es por todas estas razones que año a año salimos a marchar bajo el eslogan de
“aborto libre, seguro y gratuito”. Hay quienes piden también un “aborto legal”,
sin embargo, los proyectos de ley que se están discutiendo en el congreso, buscan
legalizar el aborto solo en aquellas circunstancias más extremas y a pesar de ello,
son muchos los que nunca apoyarán esta petición. En esta discusión ningún políti-
co se refiere al tema de la autodeterminación de nuestros cuerpos, nadie habla de
una ley que devuelva a las mujeres la capacidad de tomar sus propias decisiones.

Pero nosotras hace tiempo dejamos de confiar en sus leyes. No buscamos su res-
guardo para hacer lo que queremos. No esperamos que legislen a nuestro favor,
porque van muchos años de ver cómo han ido legislando para aumentar sus pro-
pios bienes, en desmedro de la mayoría de la población y también de nuestro pla-
neta. No les creemos y frente a la realidad restrictiva a la que nos enfrentamos,
nosotras decidimos, nosotros actuamos, nosotras y nosotros nos protegemos.

Abortar es clandestino, pero no por eso debe ser insalubre y peligroso. Abor-
tar puede también ser seguro si nos informamos, si nos acompañamos, si lo
hacemos a conciencia y con responsabilidad. Ya sea con plantas o pastillas,
abortar es un saber que debe ser compartido. Y decidámoslo solas o acompa-
ñadas, pero decidámoslo y no lo impongamos a las nuestras. Si una de nosotras
quiere dar vida, aquí estaremos para llenar de juegos, risas y alegría los días de
los cachorros y cachorras que van llegando. Y si alguna de nosotras no quiere
ser madre, pues hablemos de esto, corramos la información, eduquémonos.

Que sea amoroso y que sea apañador está en nosotras y nuestras redes. Y así
también, está en nosotras y nosotros, buscar un camino en el que las cosas sal-
gan bien, sabiendo que no nos vamos a desangrar, que todo el procedimiento va
a llegar a buen término. El aborto clandestino en seguridad es un tema que nos
involucra a todos y a todas, ya que estamos decidiendo actuar al margen de lo que
como sociedad se nos está imponiendo. Como leí por ahí en un texto de Dahlia-
Bat; “Cuando una mujer aborta no sólo aborta un embrión, aborta el miedo, abor-
ta el qué dirán, aborta el mandato de ser madre, aborta la heterosexualidad que
nos coloca a las mujeres sólo como madres, putas o santas. Pero cuando una mu-
jer aborta en su casa con medicamentos, además aborta al Estado y sus leyes de
mierda. Se posiciona frontalmente, poniendo el cuerpo ante las leyes restrictivas”

Anónimo
Desde nuestras úteras, a través de
nuestras manos
Poemario

No estar donde debo es depresión Carne


post – parto.
Fuiste madera de árbol nativo
Se asoman los chiquillos en un es- Tu sabia recorre mis venas
tandarte “todo lo recibo”. Como agua
Están esperando que lleguen los De rio
grandes, Tu llanto
¿no es acaso la altura síndrome de No te veo
evolución? Existes por que te siento
Y las escaras en degradé se enmar- Se que no quieres irte
can por las fronteras de la casa, Pero debes entender
una nota musical habita de a poco su Si me amas
zona safari. Y lo creo
“Niños, no queda pan” me explico, Lo podrás hacer
sin siquiera comillas.
“¡Niños nos tamos turnando!” (Aquí Un proyecto que no llega a su fin
no hay un NIÑOS) (No hay un GRAN- Lo mas probable
DES) Es que seamos verdugos de nuestro
¿Dónde se quedó la Ella que ya no es futuro
mami? Pero acepto el reto
Con el mazo dando en una viña que
se tiene por dólar Te amo
¿Alcanzaremos a abrazarle cuando Comprende
me quede poquita persona? ¿o ya Pero ese amor es tan grande
sin persona? Que no puede recibirte ahora
¿O de a poco cuerpo sonámbula?
Tropiece buscándola, Camino
Marrato. A paso lento
Tranquila
Depresión post parto de virgen chi- Voy talando las rosas que plantamos
ca, El agua con la que las regábamos
no viendo llegar a la nodriza por la Hay que dejarla fluir
puerta, llegando a pensar que es Para que cuando tengas ganas de venir
cesárea Los llantos derramados
y dónde quedan las ganas, si son No sean en vano
asuntos de ganas Si no que llegues
Con todas las caricias guardadas
Francya Castro Y los recuerdos de lo que fue.

Golondrina
Sin Título

No se que tipo de mujer soy,


eso sí,
al menos puedo decir
que soy una mujer;
en el torbellino del reconocer
reconocerse
en la alquímica fijación del nombrar
nombrarse
en la plasticidad vasta de la existencia
Nábila existirse
y existirnos.
Violentamos las raíces Islanegra
Abrimos las piernas a pleno sol
Y allí de una sola embestida
Penetra asquiento el astro rey

Reímos idiotamente
La quemadura rasga paredes vaginales
Como añorando llegar a un útero silenciado
Allí no habita el gemelo, amigo,
De tu semen añejo.

Anales llantos nocturnos. Los turnos de la que le toca, el que toca en el metro o la calle. Y
que calle para siempre la lola, por culpa de aquellas que lleva bajo el cuello huevón o ché o
mae. Que en todos los hombres del mundo algo se muerde lento. No pueden aguantar bajo
su lengua seca, prisma de luz moviéndose ni menos su miserable reflejo. Allá la niña espe-
ra en el paradero y el cauce lento del país la ha llevado a poner la cabeza entre las piernas.
Intenta mirar el retamillo hermoso que se alza como una naranja bajo la rueda de un BMW;
pero antes, el golpe ha alcanzado su cráneo. Pierde los ojos, la piel, la descueran, cortan
sus pezones. El mundo hace feria artesanal de su naturaleza. Y la naturaleza jamás ha sido
fabricable, amor mío.
Reímos idiotamente
Repite conmigo
Arrastra el prepucio hacia el sol, dicen las letras gigantes, amor mío
A ti también te daña esta insolación maldita de grito cerrado a medianoche y puerta que-
brada por los golpes.

Graciela Olave
Algunas reflexiones sobre el aborto con plantas

El deseo de presentar la alternativa para realizar un aborto con plantas, surge


desde la premisa de recuperar los conocimientos que por mucho tiempo se nos
han arrebatado y permanecido en el olvido. Es poco lo que se sabe del uso de
plantas para la anticoncepción y el aborto, de hecho, casi la mayoría de la infor-
mación se ha transmitido de manera oral o se encuentra en libros antiguos o de
dificil acceso. A pesar de eso, no es tarea dificil encontrar algunas pistas ¡Algu-
nas de nuestras abuelas poseen valiosa información!

Existen diversas maneras de interrumpir un embarazo, más aún si se trata de


uno de pocas semanas. Actualmente, en Chile, una de las opciones que más se
conoce y a la que tenemos mayor y mejor acceso en cuanto a información, es
la del aborto con pastillas, sin embargo, cobra gran relevancia recuperar(nos) y
compartir(nos) el conocimiento que por tantos años ha sido invisibilizado.

Si esta es tu opción, tanto por un posicionamiento crítico frente a la industria


farmacéutica, o por lo accesible y económico de las hierbas, queremos plan-
tearte antes que todo, la importancia que adquiere tu responsabilidad y meti-
culosidad en este método, tanto o más incluso que con un aborto inducido por
pastillas. Para nosotras, no se trata de reemplazar un método por otro, sino
que se trata más bien de (re)conocer y explorar nuestra cuerpa junto a las dife-
rentes reacciones que ésta pueda tener ante un posible aborto. Para nosotras,
este tipo de aborto requiere, necesariamente, el conocimiento y la exploración
de nuestro ciclo y menstruación, pues ambos se configuran como un mapa de
nuestra salud y pueden darnos pistas importantes acerca de nuestros procesos
físicos, emocionales, espirituales y psicológicos. Realizar un aborto con plantas
puede durar de 7 a 14 días, lo que implica seguir dosis frecuentes durante el día
y la noche y conocer los síntomas que éstas pueden provocar. Ser conscientes
de nuestra cuerpa y nuestra decisión es parte importante del proceso. El abor-
to , ya sea inducido por pastillas o por plantas, conlleva un fuerte estrés físico y
emocional y el que un método ataque desde lo hormonal y el otro no, no impli-
ca, automáticamente, que el aborto con plantas sea bueno o mejor para todas.
Las plantas no son buenas ni malas, sólo son naturales, y también pueden ser
engañosas, sin quererlo.

Partamos por la premisa de que el conocimiento de las hierbas y plantas medi-


cinales, no es acabado, implica exploración y observación de nuestras reaccio-
nes frente a ellas, por lo mismo en las plantas no existen dosis exactas. Frente
al misotrol, sus probabilidades de éxito son bastante bajas, y de igual manera,
implican una intoxicación y un grado de daño a nuestro organismo. Es por esta
razón, que posterior al proceso del aborto, es necesario que dediquemos un tiem-
po para nuestra recuperación física y emocional. De esta manera, problematizar
el aborto implica una problematización de nuestra sexualidad. Aquella sexualidad
heteronormativa, falocéntrica y penetrativa nos pone en riesgo de manera cons-
tante ¡Abortar la sexualidad que se nos ha impuesto para la maternidad obligada
es un acto de autocuidado!

La invitación es a aprender todo lo que podamos sobre las plantas, conocer el pro-
ceso, las dosis y tiempos recomendados, asi como también, conocer nuestro ciclo
y nuestra cuerpa. ¡A liberar(nos) y compartir(nos) el conocimiento que por años
ha sido amordazado!

¿Qué debo saber antes de iniciar un aborto con plantas?

Para abortar con este método, se debe contar como día uno el día en que se tuvo
el coito riesgoso, desde ahí sólo se cuentan con 5 semanas para poder realizarse
un aborto con plantas, pues la implantación se encuentra aún en su etapa inicial o
bien no se ha completado. La quinta semana es la semana límite, lo que significa
que podemos comenzar con el proceso y extenderlo hasta la séptima semana,
sin embargo después de ésta, comienza a crecer la placenta por lo que iniciar un
aborto con plantas se torna muy riesgoso e ineficiente.El momento ideal son las
dos semanas después de la fecundación, antes de que la anidación esté bien esta-
blecida y en el mejor de los casos realizar el aborto cercano al momento en que de
acuerdo a tu ciclo, deberías menstruar, esto ayudará enormemente en el proceso.

Las plantas sólo deben tomarse por un tiempo máximo de dos semanas, pues
superar la dosis puede causarnos graves daños hepáticos. Es importante mencio-
nar que muchas de las plantas que utilizamos son citotóxicas y teratóxicas, eso
significa que afectan al desarrollo normal del embrión. Por lo que si el aborto con
plantas no da resultado, es importante que estés segura de tu decisión y tener
un plan b. Así, si una vez iniciado el proceso abortivo con plantas este no ha dado
resultado luego de dos semanas, es tiempo de dejarlas y continuar con pastillas.
Debes finalizar el proceso.
A continuación te dejamos un listado de plantas y sus diferentes efectos. Recuer-
da que para iniciar un aborto o un tratamiento anticonceptivo con plantas debes
recabar la mayor cantidad de información posible, estarás experimentando bajo
tu propia responsabilidad. Este listado está basado en el fanzine “Plantas, anti-
concepción y aborto” que tenemos a disposición de quien lo necesite y también
en nuestra propia experiencia (en los casos de la Vitamina C y el Neem).
La Gaitana
Plantas: Nombres y recomendaciones de uso

rbal
Anticoncepción he
cundación
Efecto: ​Evita la fe ci cl o y/ o du rante el período fé
rtil.
to do el
Período: ​Durante

De toma diaria: efec-


tie m po de 2 a 3 meses para hacer
necesitan un ríodo)
or lo ge ne ra l, es te tipo de hierbas m ét od o al te rn at ivo durante este pe
(p es un
comendable que us
to por lo que es re extendi-
fa rm ac ia s he rb ales, su uso es muy r
de N ee m : Se pu eden encontrar en efi ca ci a, pu ed e ser consumida po
Cápsulas un 98% de li-
la In di a, lo s es tu dios dicen que tiene no ce r nu es tr os ciclos, tanto mascu
do en cesario re co
, para su uso es ne
hombres y mujeres
os e informarnos!
nos, como femenin necesita de
la s se m ill as , pa ra conseguirlas se
usan
e (estrogénica): Se
Zanahoria Silvestr plantas.
ie n co n un am pl io conocimiento en
algu su precio
ile , pe ro no ta n fácil de encontrar, e
en ci al de N ee m: Disponible en Ch cu al de be se r ap licado solo durant
Aceite es rmicida, por lo icante, la
nd a lo s $7 00 0 fu nciona como espe . Se ut ili za di re ct amente como lubr
ro pene
la vagina, no en el
la relación coital, en rc an o posible a la eyacul
ación.
lo m ás ce
idea es aplicarlo
Vitamina C: Anticon
ceptiva de emergenc
ia -­ inhibidora de la im
plantación
Efecto: ​Evita la impl
antación
Período: ​Entre la fecu
ndación y la implanta
na) ción (hasta la mitad
de la se gunda sema-
Interviene en la prod
ucción de progestero
desarrolle para nutri na, haciendo que el en
r al óvulo. Si consigue dometrio no se
prende con la menst s evitar la implantació
ruación, que será no n, el óvulo se des-
un ambiente inhóspito rmal o algo más fuer
para la implantación. te, la vitamina C crea
dada la relación de rie Se debe utilizar lo an
sgo, no pasar de las tes posible, ya
su eficacia. 48 horas, cada hora
que pasa disminuye
Método de empleo:
Necesitas Vitamina C
decir que su contenid de 500 mg, lo más na
o sea 100% ácido ascó tural posible, es
comprimidos NO mas rbico (sin colorantes
ticables, los puedes , saborizantes, etc.),
Chile, generalmente conseguir en casi cual
los venden las líneas qu ier farmacia de
dos, fluctúa entre los naturistas. El precio
$5000 y $7000, el mod de los 100 comprimi-
ducir un comprimido o de uso es intravagi
en tu vagina, lo más nal, debes intro-
días, puedes hacerlo al fondo posible, tres
hasta tres días si estim ve ces al día por dos
puede producir irrita as conveniente, sin em
ción y una mayor cant bargo el método
molestias, a diferenc idad de flujo, más allá
ia del postinor y el yu de estas posibles
espiritualmente. Tom zpe no serás afectada
a esta experiencia co ni física/psicológica/
n sabiduría, responsa
bilidad y amor :)
s/t
MatildeAnónima
Carta a nuestras amigas

“Érase una vez una carta, distintas destinatarias, un mismo sentir. Érase una
vez lo que no fue un útero vacío luego de una noche, una tarde, una mañana de
lo que dicen que es innombrable. Érase una vez un manual, pasos a seguir, 12
pastillas, tal vez son menos. Érase una vez una entrega, te explicó todo, bue-
na onda, dijo que es seguro, pero hay que tener precauciones. Érase una vez
un consejo, no puedes ir a hospitales, las enfermeras denuncian ¿Por qué? Es
penado en este país de mierda. Érase una vez una decisión, miradas fraternas,
palabras de aliento. Érase una vez un encuentro, se lo contaste y que te dijo,
mi culpa. Érase una vez una niña y una guagua de plástico, dos rayitas, un test,
la farmacia llena y la única vendedora. Érase una vez una duda, un atraso en
la luna. Que no me tienes que dar motivos, ni respuestas, ni disculpa. Estamos
contigo. Érase una vez tu cuerpo, tu decisión.”

Se trata de un vacío que se nos presenta cada vez que nos enfrentamos a una
situación tan compleja, esa incapacidad de reacción, ese bloqueo mental que
sobreviene luego de que nuestros planes cambian tan radicalmente. Mucho
tiempo viví sintiendo que las decisiones que tomé en el transcurso de mi corta
vida fueron más bien pre-escritas para mí...no sé si una pueda llegar a despren-
derse del todo de ese marco de referencia, de esa mochila que cargamos llena
de eso de lo que se supone deberíamos ser, y que siempre termina siendo más
hostil para nosotras; las mujeres.

Soy la amiga. Cuando me enteré de tu embarazo, me puse a llorar. Es que no


pude evitarlo, fue un golpe de adultez. Todo lo que siempre le pasaba al resto y
a veces discutíamos, nos pasaba a nosotrxs ahora. Soy la que hace el trámite.
Imagino la angustia que tuviste que sentir, sola, en la incertidumbre y el miedo.
Buscando datos de pastillas, por suerte tenías a alguien de confianza que las
consiguiera. No sabía quién eras cuando las fui a buscar, sólo pensé en que eras
una mujer igual que yo, que estabas pasando algo que quizá yo tenga que en-
frentar en algún futuro cercano...o no tanto. Soy el que acompaña entre medio
de la contradicción de lo ajeno. No me puedo imaginar el enorme dolor por el
que estás pasando, porque soy hombre y ser hombre no es menor, aunque sé
que no estoy la cúspide de la masculinidad...Me cuesta, por más que intente en-
tenderlo como la soberanía de las mujeres sobre sus cuerpos, no se me han qui-
tado de la cabeza todos aquellos elementos de crianza que me nublan la vista.

También soy la que ya abortó. Encontrarme en esa situación fue el remezón


que necesitaba para despertar de la inercia matadora en la que me sumía. Te-
nía que actuar, tenía que tomar una decisión, y ahí, en ese caos, y después de
sentirme durante tanto tiempo tan perdida, emergió una claridad movilizadora,
un impulso de vida: no quería ser mamá. A pesar de que mi memoria corporal
guarda el recuerdo del miedo, de la convicción, del stress, de la tristeza, de la
incertidumbre y del dolor; para mí, abortar fue la forma en que comprendí que
a mi cuerpo le faltaba de mi mismo amor. Fue la instancia perfecta para decidir
re-plantear mi forma de pensar mi vida. Sentí que me estaba muriendo...Irme
lejos por un momento, para luego, volver. Y amiga, ese día, te prometo, morí y
volví a nacer de nuevo.

Amiga mía, sea como sea que ocurrió, no es tu culpa. Esto se trata de tu capa-
cidad de elegir por tí misma, se trata de dejar de poner a todo el resto por sobre
tu bienestar e interés y tomar una decisión a conciencia sobre lo que a tí te con-
viene más a la larga y para siempre. Que nadie te diga cuándo y por qué debes
ser madre, que tu vida no se delinee frente a una eventualidad. Que nadie te
obligue a ser parte de una maternidad obligada basada en principios morales en
los que ni siquiera crees.

Se que no estás segura, sé que es complejo, sé que son muchas decisiones para
tan poco tiempo. Podría incluso decirte que es en este instante blanco, efímero
y fugaz para algunas, eterno para otras, donde se empiezan poco a poco y sin
darnos cuenta, a colar la culpa, la rabia, la pena, la decepción, los sentimientos
provocados o inducidos por ideas externas a nosotras.

Aflora el miedo, ese que nos ha llevado durante mucho tiempo a callar, a dejar
en boca de otros la decisión sobre cómo continuar, qué sentir, qué decir y cómo
decirlo. Es una situación de comodidad en cierta manera, pero ¡vaya comodi-
dad!, silenciarnos a nosotras mismas de manera indefinida, marginando a la
clandestinidad nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestros planes, nuestros
placeres. ¡Me cansé de la comodidad amiga, me cansé del miedo que paraliza!,
pero quizás no, me estoy expresando mal, no es cansancio lo que siento, estoy
harta, ¡es indignación lo que siento!

Pero de la indignación, nace la experiencia; desde estos vientres salvajes es que


nos volvemos a parir. Aquí estamos todas, recordando que esas dos rayitas del
test de embarazo pueden dar significado a una y mil posibilidades de entender
nuestros cuerpxs. Porque nadie nos enseña a abortar, por el contrario, se nos
dice que abortar es matar; paradójicamente y a nuestros pesar, son esas mis-
mas personas quienes nos violentan día a día y terminan violando y asesinando
a nuestras compañeras. ¡No me vengan con cuentos hipócritas, ellos no van a
decidir por tí, ni por mí!

Unas a otras somos las que hoy nos enseñamos a vivirnos, a cuidar de nosotras
mismas, a resolver otras formas de crianza, a crear otras formas de amor, a
cuidar nuestros cuerpos, a querernos entre nosotras, a abortar nuestros dolores
para construir nuestras libertades.

Amiga linda, se vienen días más que complejos, y te insto a tomar una decisión
desde el amor a tí misma. Habrá dolor, habrá incertidumbre, pero también ha-
brá tranquilidad y plenitud si es que lo haces a conciencia, si es que abogas por
tu propio bienestar. Y, te aseguro, una vez que empiezas a amarte, nadie puede
saber qué es mejor para tí que tú misma. Vuelve a serte fiel, vuelve a confiar en
tu cuerpo y en tus instintos, vuelve a pensarte desde tus fortalezas, vuelve a
encontrarte con las personas que siempre están a tu lado y pregúntate qué es lo
que quieres para estos momentos de tu vida; porque lo que tú quieres, es lo que
te mereces.

No hay camino fácil, pero definitivamente no estarás sola, mi compañía no es


únicamente individual, sino también colectiva e histórica, somos muchas dis-
puestas a empujarte cuando sientas venir ese vacío, somos muchas dispuestas
a estar hombro a hombro en el camino que DECIDAS transitar.

Acá estamos todas, las que ya abortamos, las que lo haremos en un futuro, las
que apoyan a la compañera y las que por sobre todo, creemos en nuestra liber-
tad. Acá encontrarás cariño, apoyo, seguridad y fuerza ...te quiero y prometo
que pronto volverás a sonreír, ese es mi desafío…

La Gaitana
Foto por Ximena Riffo

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