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Es un hecho que las mujeres abortamos en la actualidad, y que lo hemos hecho desde siempre.
Ha sido uno de los tantos conocimientos que nos han arrebatado, en pos de despojarnos del
control de nuestras cuerpas y de nuestras sexualidades. Hoy en Chile, la criminalidad del aborto
cierra las puertas a que las mujeres podamos decidir libremente sobre nuestras vidas frente a un
embarazo no deseado; para muchas, la posibilidad de abortar es más un secreto a voces que una
realidad. La maternidad no es una elección, es una obligación para todas las que no podamos pa-
garnos una “apendicitis” en la clínica de turno. No nos dejan más opción que actuar en la clandes-
tinidad, abortando en secreto, con miedo, en un clima de inseguridad e incertidumbre. Nos en-
señan desde pequeñas que las decisiones sobre nuestras cuerpas son sólo válidas en cuanto nos
posicionen como receptáculos de uso y placer de los hombres o como máquinas de reproducción
de lxs consumidores/mano de obra del futuro, siempre mediándonos por la tiranía de la moral
y la culpa cristiana. Es por esto que nos parece muy importante continuar hablando del aborto.
Ir creando referentes, ir compartiendo saberes, abrir la posibilidad de abortar o de acompañar,
ir nombrando nuestras experiencias. Esta es una lucha por la soberanía de nosotras mismas.
Muchas mujeres que abortan lo hacen en secreto y por eso es necesario hablar del tema. Social-
mente existe un estigma para la mujer que aborta, no es algo que se pueda contar libremente,
volviéndola una práctica solitaria y angustiante, manteniendo la experiencia en un círculo ce-
rrado de personas. Por lo mismo, creemos importante recuperar esas experiencias de aborto;
de nuestras amigas, de nuestras compañeras, de nuestras madres, de nuestras abuelas. ¿Cuán-
tas mujeres que conozco han abortado? Debemos hacernos esa pregunta. Nuestra historia y
nuestros saberes siempre han sido invisibilizadas, pero existen, están ahí y somos nosotras
las que tenemos que recuperarlas, no todas podemos ser madres, no todas podemos abortar.
Es una ficción que todas las mujeres somos madres innatas. Todas nuestras cuerpas son distin-
tas, en algunas existen las condiciones apropiadas para traer a alguien al mundo, en otras no.
Entender esto es lo primero a la hora de darse cuenta y separar el contenido moral que subyace
a la maquinaria de la maternidad; ser mamá no es “lo natural”, nuestro fin último como muje-
res no es sólo tener hijxs, ¡ el deseo maternal nunca más debe ser monopolio de las mujeres!
Por otro lado, no todas podemos abortar. Abortar es un proceso complejo para nuestra
cuerpa. Ya sea por pastillas o por hierbas, implica intoxicarla, ponerla al límite para inte-
rrumpir con éxito el embarazo que no deseamos. Por esto mismo, no todas tenemos las
condiciones físicas para hacerlo. Es importante conocernos, tener clarísimo que si padece-
mos alguna enfermedad o condición médica importante, no podremos someternos a un
aborto (al menos por los métodos mencionados en este fanzine). Así, por ejemplo, quie-
nes sufran problemas hepáticos o renales, o quienes tengan una enfermedad hemorrá-
tica, entre muchos otros casos, estarán bajo mucho peligro si deciden hacerse un abor-
to bajo estos métodos. Nuestro llamado es a conocer nuestras cuerpas y reconocer sus
limitaciones, para poder liberarlas con responsabilidad. Nuestra vida es lo más importante.
La asquerosidad capitalista en que vivimos, impide que todas las mujeres podemos abor-
tar por razones económicas, de tiempo o de apoyo, aunque se tengan el conocimien-
to y empoderamiento. Las pastillas de misopostrol se encuentran sólo en el mercado
negro y a precios muy inflados que a veces superan los 150.000 pesos por las 12 pastillas
(que es la dosis recomendada), sin contar los gastos en las visitas al ginecólogo, las eco-
grafías transvaginales, y los otros gastos que conlleva un aborto. Algunas no tienen un
lugar seguro donde realizarlo, o no tienen redes de apoyo con quien contar. Un abor-
to con hierbas requiere tener un conocimiento muy específico, saber muy bien qué
plantas y dosis tienen que ser, y requiere mucho tiempo (semanas) y rigurosidad.
Parte de que apoyemos la descriminalización del aborto, y de que exista una legislación dig-
na, es poder darle la posibilidad tangible de un aborto seguro a aquellas que no quieren
ser madres y que no pueden abortar por alguna de las razones expuestas, o por la que sea.
No todo el mundo tiene el privilegio de construir fuera del Estado. Para nosotras, como co-
lectiva feminista, quizás es una opción, pero negar las reivindicaciones estatales es tam-
bién negar el trabajo de otras compañeras, que construyeron a partir y dentro de éste.
¡ El autocuidado es político !
A las mujeres se nos denosta, se nos humilla, se nos desaparece, se nos mata por tener
el cuerpo que tenemos. Desde que somos pequeñas nos hacen creer por todos los me-
dios que nuestra cuerpa no es digna de nuestro cuidado ni el de nadie, que podemos ser
aniquilidas, ultrajadas a destajo y que eso no le importará al mundo, ¡ pero a nosotras
nos importa!, a nuestras madres, hermanas, amigas, abuelas, toda una red de amor an-
cestral moriría de pena de vernos en bolsas de basura, encarceladas, ensangrentadas...
Nos enseñan a odiarnos a nosotras mismas por el cuerpo que tenemos. Esta es la gran tram-
pa patriarcal; al hacer que odiemos nuestras cuerpas, que no nos preocupemos de lo que
es mejor para nosotras, logran su control; la industria farmacéutica sabe mucho de esto y
nos vende y vende productos para hacernos “menos odiables”. Por esto, el volver a pres-
tarnos atención, a cuidarnos, es sumamente político; hacernos cargo de nuestros ciclos, de
nuestros deseos y placeres, de nuestra fertilidad, volver a amarnos. Cuidar y amar nuestra
cuerpa es cuidar y amar a nosotras mismas, porque somos nuestras cuerpas (derribemos la
falsa dicotomía mente/cuerpx!). Llamamos a hacernos conscientes de nuestra sexualidad
y todo lo que implica para hacernos cargo de nuestras vidas. Llamamos, también, a colec-
tivizar estos saberes entre mujeres; ojalá que ninguna quede excluida de la fiesta que es la
autonomía de una misma. Quizás parezca inconsecuente apoyar el aborto, que es un pro-
ceso muy violento para nuestra cuerpa, y al mismo tiempo llamar al autocuidado. Sabe-
mos que desde nuestra posición de feministas y universitarias tenemos un privilegio que
no todas las mujeres tienen. Tenemos el acceso a otro tipo de saberes, de deconstruccio-
nes y reconstrucciones sobre nosotras mismas y nuestras sexualidades, tenemos la opción
real del autocuidado. No todas tienen esa opción, no todas pueden romper con la trampa
patriarcal, no todas pueden prescindir de hacerse un aborto con pastillas o hierbas, que si-
guen siendo las opciones más económicas, pero los conocimientos para ello circulan sólo
en círculos específicos de personas, y su acceso implica asumir muchos riesgos. Para noso-
tras, el aborto y el autocuidado tienen correlato porque fueron nuestras experiencias con
el aborto las que nos hicieron darnos cuenta de lo importante que es amarnos, de no expo-
nernos a situaciones límite, de no despreocuparnos de nosotras mismas. No tratamos de
homogeneizar todas las experiencias de embarazos no deseados y su interrupción, sólo trata-
mos, a través de este fanzine, de relevar y colectivizar la experiencia desde nuestra posición.
!Abajo la moral patriarcal!
No es un secreto que habitamos un mundo sumamente patriarcal, con profundas raíces co-
loniales. Seguimos resintiendo en nuestras cotidianidades el legado colonial en la moral im-
perante, de raíces católicas y que es profundamente misógina y heteronormativa. Aquí, las
mujeres sólo tienen cabida y legitimidad como vírgenes o como madres, y no cualquier madre;
madres buenas, asexuadas, abnegadas, sacrificadas por sus hijxs y sus esposos, dejando todo
de lado, incluso ellas mismas, por criarles y atenderles. Éstas deben ser honradas y premiadas.
En su contraparte, encontramos a la femme fatale. Las putas, mujeres que gustan del sexo, de
los placeres, víboras, que saben lo que quieren, ambiciosas, egoístas, locas, histéricas. Estas de-
ben ser castigadas y ojalá aniquiladas. Pareciese que estos arquetipos siguen vigentes, siendo
la base desde donde se construyen los imaginarios en torno a lo femenino, llegando a obviarse
lo compleja que puede ser la realidad social para las mujeres. Así, la autonomía del cuerpo de
las mujeres sólo depende de la responsabilidad moral total. Frases como ¿no te gustó abrir las
piernas? ¿por qué no te cuidaste? ¿por qué ibas vestida así? ¿por qué te emborrachaste?, tan
recurrentes, se van entendiendo mejor. Nosotras las mujeres, que si tenemos el ciclo menstrual
regular, somos fértiles sólo tres días al mes hasta la menopausia, y ellos, los hombres, que son
fértiles todos los días del año hasta la vejez. Nosotras las mujeres, somos las que tenemos que
asumir la responsabilidad de la fertilidad de nosotras y también la de ellos. Nosotras, las que
fuimos las que abrimos las piernas si es que algún cálculo salió mal, si es que algún condón se
rompió, si es que se nos olvidó la pastilla, si es que tomamos el anticonceptivo de emergencia
demasiado tarde, si es que estábamos borrachas y no nos cuidamos, si es que fuimos violadas.
La autonomía del cuerpo de las mujeres solo depende de la responsabilidad moral total y el aborto
sólo es aceptable en caso de extrema deshumanización, aunque en Chile ni eso tenemos asegu-
rado. A las mujeres se nos responsabiliza moralmente de nuestra fertilidad y la de los hombres, y
practicarnos un aborto nos hace inmorales. Si estamos embarazadas, tenemos la obligación mo-
ral de ser madres, y no sólo eso, sino también de ser buenas, dedicarnos a la maternidad como un
destino ineludible. Si estamos embarazadas y queremos abortar, olvídenlo, debemos tener a esx
hijx, es nuestra obligación moral. Si abortamos, somos malas madres, inmorales, somos la fem-
me fatale, ahora no somos humanas válidas; llévennos presas, o mejor, quémenos en la hoguera.
La Gaitana
Anónimo
Creación Colectiva
Abortar en clandestinidad
EnChile,sidecidesabortar,elescenarioesoscuro.Desde1989-enplenadictadurami-
litar- es ilegal abortar bajo cualquier circunstancia. El aborto se encuentra regulado
legalmente bajo el título de “Crímenes y delitos contra el orden de las familias, contra
la moralidad y contra la integridad sexual”, según el artículo 342 del Código Penal.
Es por todas estas razones que año a año salimos a marchar bajo el eslogan de
“aborto libre, seguro y gratuito”. Hay quienes piden también un “aborto legal”,
sin embargo, los proyectos de ley que se están discutiendo en el congreso, buscan
legalizar el aborto solo en aquellas circunstancias más extremas y a pesar de ello,
son muchos los que nunca apoyarán esta petición. En esta discusión ningún políti-
co se refiere al tema de la autodeterminación de nuestros cuerpos, nadie habla de
una ley que devuelva a las mujeres la capacidad de tomar sus propias decisiones.
Pero nosotras hace tiempo dejamos de confiar en sus leyes. No buscamos su res-
guardo para hacer lo que queremos. No esperamos que legislen a nuestro favor,
porque van muchos años de ver cómo han ido legislando para aumentar sus pro-
pios bienes, en desmedro de la mayoría de la población y también de nuestro pla-
neta. No les creemos y frente a la realidad restrictiva a la que nos enfrentamos,
nosotras decidimos, nosotros actuamos, nosotras y nosotros nos protegemos.
Abortar es clandestino, pero no por eso debe ser insalubre y peligroso. Abor-
tar puede también ser seguro si nos informamos, si nos acompañamos, si lo
hacemos a conciencia y con responsabilidad. Ya sea con plantas o pastillas,
abortar es un saber que debe ser compartido. Y decidámoslo solas o acompa-
ñadas, pero decidámoslo y no lo impongamos a las nuestras. Si una de nosotras
quiere dar vida, aquí estaremos para llenar de juegos, risas y alegría los días de
los cachorros y cachorras que van llegando. Y si alguna de nosotras no quiere
ser madre, pues hablemos de esto, corramos la información, eduquémonos.
Que sea amoroso y que sea apañador está en nosotras y nuestras redes. Y así
también, está en nosotras y nosotros, buscar un camino en el que las cosas sal-
gan bien, sabiendo que no nos vamos a desangrar, que todo el procedimiento va
a llegar a buen término. El aborto clandestino en seguridad es un tema que nos
involucra a todos y a todas, ya que estamos decidiendo actuar al margen de lo que
como sociedad se nos está imponiendo. Como leí por ahí en un texto de Dahlia-
Bat; “Cuando una mujer aborta no sólo aborta un embrión, aborta el miedo, abor-
ta el qué dirán, aborta el mandato de ser madre, aborta la heterosexualidad que
nos coloca a las mujeres sólo como madres, putas o santas. Pero cuando una mu-
jer aborta en su casa con medicamentos, además aborta al Estado y sus leyes de
mierda. Se posiciona frontalmente, poniendo el cuerpo ante las leyes restrictivas”
Anónimo
Desde nuestras úteras, a través de
nuestras manos
Poemario
Golondrina
Sin Título
Reímos idiotamente
La quemadura rasga paredes vaginales
Como añorando llegar a un útero silenciado
Allí no habita el gemelo, amigo,
De tu semen añejo.
Anales llantos nocturnos. Los turnos de la que le toca, el que toca en el metro o la calle. Y
que calle para siempre la lola, por culpa de aquellas que lleva bajo el cuello huevón o ché o
mae. Que en todos los hombres del mundo algo se muerde lento. No pueden aguantar bajo
su lengua seca, prisma de luz moviéndose ni menos su miserable reflejo. Allá la niña espe-
ra en el paradero y el cauce lento del país la ha llevado a poner la cabeza entre las piernas.
Intenta mirar el retamillo hermoso que se alza como una naranja bajo la rueda de un BMW;
pero antes, el golpe ha alcanzado su cráneo. Pierde los ojos, la piel, la descueran, cortan
sus pezones. El mundo hace feria artesanal de su naturaleza. Y la naturaleza jamás ha sido
fabricable, amor mío.
Reímos idiotamente
Repite conmigo
Arrastra el prepucio hacia el sol, dicen las letras gigantes, amor mío
A ti también te daña esta insolación maldita de grito cerrado a medianoche y puerta que-
brada por los golpes.
Graciela Olave
Algunas reflexiones sobre el aborto con plantas
La invitación es a aprender todo lo que podamos sobre las plantas, conocer el pro-
ceso, las dosis y tiempos recomendados, asi como también, conocer nuestro ciclo
y nuestra cuerpa. ¡A liberar(nos) y compartir(nos) el conocimiento que por años
ha sido amordazado!
Para abortar con este método, se debe contar como día uno el día en que se tuvo
el coito riesgoso, desde ahí sólo se cuentan con 5 semanas para poder realizarse
un aborto con plantas, pues la implantación se encuentra aún en su etapa inicial o
bien no se ha completado. La quinta semana es la semana límite, lo que significa
que podemos comenzar con el proceso y extenderlo hasta la séptima semana,
sin embargo después de ésta, comienza a crecer la placenta por lo que iniciar un
aborto con plantas se torna muy riesgoso e ineficiente.El momento ideal son las
dos semanas después de la fecundación, antes de que la anidación esté bien esta-
blecida y en el mejor de los casos realizar el aborto cercano al momento en que de
acuerdo a tu ciclo, deberías menstruar, esto ayudará enormemente en el proceso.
Las plantas sólo deben tomarse por un tiempo máximo de dos semanas, pues
superar la dosis puede causarnos graves daños hepáticos. Es importante mencio-
nar que muchas de las plantas que utilizamos son citotóxicas y teratóxicas, eso
significa que afectan al desarrollo normal del embrión. Por lo que si el aborto con
plantas no da resultado, es importante que estés segura de tu decisión y tener
un plan b. Así, si una vez iniciado el proceso abortivo con plantas este no ha dado
resultado luego de dos semanas, es tiempo de dejarlas y continuar con pastillas.
Debes finalizar el proceso.
A continuación te dejamos un listado de plantas y sus diferentes efectos. Recuer-
da que para iniciar un aborto o un tratamiento anticonceptivo con plantas debes
recabar la mayor cantidad de información posible, estarás experimentando bajo
tu propia responsabilidad. Este listado está basado en el fanzine “Plantas, anti-
concepción y aborto” que tenemos a disposición de quien lo necesite y también
en nuestra propia experiencia (en los casos de la Vitamina C y el Neem).
La Gaitana
Plantas: Nombres y recomendaciones de uso
rbal
Anticoncepción he
cundación
Efecto: Evita la fe ci cl o y/ o du rante el período fé
rtil.
to do el
Período: Durante
“Érase una vez una carta, distintas destinatarias, un mismo sentir. Érase una
vez lo que no fue un útero vacío luego de una noche, una tarde, una mañana de
lo que dicen que es innombrable. Érase una vez un manual, pasos a seguir, 12
pastillas, tal vez son menos. Érase una vez una entrega, te explicó todo, bue-
na onda, dijo que es seguro, pero hay que tener precauciones. Érase una vez
un consejo, no puedes ir a hospitales, las enfermeras denuncian ¿Por qué? Es
penado en este país de mierda. Érase una vez una decisión, miradas fraternas,
palabras de aliento. Érase una vez un encuentro, se lo contaste y que te dijo,
mi culpa. Érase una vez una niña y una guagua de plástico, dos rayitas, un test,
la farmacia llena y la única vendedora. Érase una vez una duda, un atraso en
la luna. Que no me tienes que dar motivos, ni respuestas, ni disculpa. Estamos
contigo. Érase una vez tu cuerpo, tu decisión.”
Se trata de un vacío que se nos presenta cada vez que nos enfrentamos a una
situación tan compleja, esa incapacidad de reacción, ese bloqueo mental que
sobreviene luego de que nuestros planes cambian tan radicalmente. Mucho
tiempo viví sintiendo que las decisiones que tomé en el transcurso de mi corta
vida fueron más bien pre-escritas para mí...no sé si una pueda llegar a despren-
derse del todo de ese marco de referencia, de esa mochila que cargamos llena
de eso de lo que se supone deberíamos ser, y que siempre termina siendo más
hostil para nosotras; las mujeres.
Amiga mía, sea como sea que ocurrió, no es tu culpa. Esto se trata de tu capa-
cidad de elegir por tí misma, se trata de dejar de poner a todo el resto por sobre
tu bienestar e interés y tomar una decisión a conciencia sobre lo que a tí te con-
viene más a la larga y para siempre. Que nadie te diga cuándo y por qué debes
ser madre, que tu vida no se delinee frente a una eventualidad. Que nadie te
obligue a ser parte de una maternidad obligada basada en principios morales en
los que ni siquiera crees.
Se que no estás segura, sé que es complejo, sé que son muchas decisiones para
tan poco tiempo. Podría incluso decirte que es en este instante blanco, efímero
y fugaz para algunas, eterno para otras, donde se empiezan poco a poco y sin
darnos cuenta, a colar la culpa, la rabia, la pena, la decepción, los sentimientos
provocados o inducidos por ideas externas a nosotras.
Aflora el miedo, ese que nos ha llevado durante mucho tiempo a callar, a dejar
en boca de otros la decisión sobre cómo continuar, qué sentir, qué decir y cómo
decirlo. Es una situación de comodidad en cierta manera, pero ¡vaya comodi-
dad!, silenciarnos a nosotras mismas de manera indefinida, marginando a la
clandestinidad nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestros planes, nuestros
placeres. ¡Me cansé de la comodidad amiga, me cansé del miedo que paraliza!,
pero quizás no, me estoy expresando mal, no es cansancio lo que siento, estoy
harta, ¡es indignación lo que siento!
Unas a otras somos las que hoy nos enseñamos a vivirnos, a cuidar de nosotras
mismas, a resolver otras formas de crianza, a crear otras formas de amor, a
cuidar nuestros cuerpos, a querernos entre nosotras, a abortar nuestros dolores
para construir nuestras libertades.
Amiga linda, se vienen días más que complejos, y te insto a tomar una decisión
desde el amor a tí misma. Habrá dolor, habrá incertidumbre, pero también ha-
brá tranquilidad y plenitud si es que lo haces a conciencia, si es que abogas por
tu propio bienestar. Y, te aseguro, una vez que empiezas a amarte, nadie puede
saber qué es mejor para tí que tú misma. Vuelve a serte fiel, vuelve a confiar en
tu cuerpo y en tus instintos, vuelve a pensarte desde tus fortalezas, vuelve a
encontrarte con las personas que siempre están a tu lado y pregúntate qué es lo
que quieres para estos momentos de tu vida; porque lo que tú quieres, es lo que
te mereces.
Acá estamos todas, las que ya abortamos, las que lo haremos en un futuro, las
que apoyan a la compañera y las que por sobre todo, creemos en nuestra liber-
tad. Acá encontrarás cariño, apoyo, seguridad y fuerza ...te quiero y prometo
que pronto volverás a sonreír, ese es mi desafío…
La Gaitana
Foto por Ximena Riffo