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TRANSFORMACIONES
ECONÓMICAS Y
SOCIALES EN EL SIGLO
XIX
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1. Decreto desamortizador de Mendizábal, 19 de febrero de 1836.
“A su Majestad la Reina Gobernadora.
Señora: vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad de la nación no es tan sólo
una promesa solemne y dar una garantía positiva a la deuda nacional por medio de una
amortización […]; es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza
muerta; desobstruir los canales de la industria y de la circulación…No es, Señora, ni una fría
especulación mercantil, ni una mera operación de crédito […]: es un elemento de animación, de
vida y de ventura para la España: Es […], el complemento de su resurrección política.
El decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V.M. sobre la venta
de esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado material ha de producir
el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester que […] en su objeto
[…] se enlace […con] la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, cutos goces y
cuya existencia se apoya principal mente en el triunfo completo de nuestras actuales
instituciones.
[…] Y conformándome con lo propuesto por el Consejo de Ministros, en nombre de mi excelsa
hija la reina doña Isabel II, he venido a decretar lo siguiente:
Art. 1. Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces de cualquier clase,
que hubiesen pertenecido a las comunidades y corporaciones religiosas extinguidas, y los
demás que hayan sido adjudicados a la nación por cualquier título o motivo […].
Art. 10. El pago del precio del remate se hará de uno de estos dos modos: en títulos de la
deuda consolidada o en dinero efectivo […].”
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3. Ley General de Ferrocarriles, 3 de junio de 1855
“Doña Isabel II por la gracia de Dios y la COnsistución de la Monarquía española Reina de las
Españas: a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed que las Cortes han
decretado y Nos sancionamos lo siguiente:
Art. 1. Los ferrocarriles se dividirán en líneas de servicio general y de servicio particular.
Art. 3. Todas las líneas de ferrocarril destinadas al servicio general, son del dominio público, y
serán consideradas como obras de utilidad general.
Art. 4. La construcción de las líneas de servicio general podrá verificarse por el Gobierno, y en
su defecto por particulares o compañías.
Art. 8. Podrá auxiliarse con los fondos públicos la construcción de las líneas de servicio
general.
Art. 14. Las concesiones de las líneas de servicio general se otorgarán por término de 99 años
cuando más.
Art. 15. Al espirar el término de la concesión, adquirirá el Estado la línea concedida con todas
sus dependencias, entrando en el goce completo del derecho de explotación.
Art. 20. Se conceden desde luego a todas las emrpesas de ferrocarriles:
1º. Los terrenos de dominio público que hayan de ocupar el camino y sus dependencias.
3º. La facultad de abrir canteras, recoger piedra suelta, construir hornos de cal, yeso y
ladrillo, depositar materiales y establecer talleres para elaborarlos en los terrenos contiguos a la
línea.
Art. 30. Los ferrocarriles se construirán con arreglo a las condiciones siguientes:
1º. El ensanche de la vía o distancia entre los bordes interiores de las barras carriles será
de un metro 67 centímetros (6 pies castellanos).
Art. 31. Todo ferrocarril tendrá dos aprovechamientos distintos, el de peaje y el de transporte.”
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pertenecientes a manos muertas [...].
3. Se procederá a la enajenación de todos y cada uno de los bienes mandados vender por esta
ley, sacando a pública licitación las fincas o sus suertes [...].
6. Los compradores de las fincas o suertes quedan obligados al pago en metálico de la suma en
que se les adjudiquen [...].
Título III. Inversión de los fondos procedentes de la venta de los bienes
[...]
12. Los fondos que se recauden a consecuencia de las ventas realizadas [...], se destinan a los
siguientes objetos, a saber:
1. A que el gobierno cubra, por medio de una operación de crédito, el déficit del presupuesto del
Estado, si lo hubiere en el año corriente.
2. El 50 por 100 de lo restante, y en años sucesivos del total de los ingresos, a la amortización de
la Deuda Pública [...].
3. El 50 por 100 restante a obras públicas de interés y utilidad general [...].
Aranjuez, a 1 de mayo de 1855. Yo, la Reina. El Ministro de Hacienda, Pascual Madoz”
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a aprovechar la ocasión propicia. Un despliegue cada día más nutrido de algodoneros se
dispone a la conquista del consumo español. Contando con unas instalaciones que ahora se
modernizan rápidamente, la joven promoción de fabricantes saca provecho del proteccionismo
- a veces prohibicionismo puro y simple - que ha sabido imponer desde Madrid. Los avances
son espectaculares: 8.387 toneladas de algodón en rama importadas en 1840, 15.271 en 1850,
21.207 en 1860. Esta última cifra, que es 6,2 veces superior a la de 1834, ya sitúa la
fabricación algodonera catalana en un lugar importante dentro de Europa, por delante de los
correspondientes a Bélgica e Italia, por ejemplo. El éxito se debe tanto a un proceso de
sustitución de importaciones (descenso de los artículos ingleses y franceses) como a la
sumisión del resto del textil español, sobre todo del lino. (...) De 1861 a 1913 la industria sigue
su marcha ascendente, aunque a un ritmo no tan vivo.”
Jordi Nadal: "Moler, tejer y fundir. Estudios de historia industrial". Barcelona, Ariel, 1992
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diaria, intensa, y el mejor armamento es la asociación. Cada nuevo socio es un nuevo soldado en
el ejército sindicalista. Cada nueva asociación es una nueva trinchera defensora de nuestros
derechos. Cada nueva federación, un nuevo baluarte donde se forman luchadores.
Haced, pues Sociedades, federaciones y confederaciones y esperad la lucha; en ella habrá
caídos pero no os paréis a recogerlos, seguid adelante… Tened en cuenta que hemos de
prepararnos, no para una lucha de intereses. El siglo XX es el predestinado a abolir la esclavitud
moderna.