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(Música elevadoresca)
Buenas noches. La razón por la que estamos convocados aquí el día de hoy es porque un amigo me
contó una historia. La historia de Lilith, la primera mujer de la tierra, la primera mujer de Adán.
Esta mujer fue exiliada del paraíso… no, perdón, corrijo: esta mujer abandonó el paraíso por no
querer someterse al Adan según lo que dictaba el pacto que este tenía con Dios. Y bueno, cuando
mi amigo me cuenta esta historia a mi causa cierto impacto (pausa de ¿y qué hice al respecto?) y
yo llamo a Rafa, a Jessi a Wero y nos ponemos a pensar… intercambiar inquietudes al respecto.
(pausa de y a esto llegamos) Nos dimos cuenta de que en algún momento la mujer fue (escoge la
palabra) dividida: Por un lado Lilith, la mujer rebelde, sensual, apasionada fue condenada a la
oscuridad y los infiernos, representa el mal, pues. Mientras que Eva, la mujer mansa (con mucho
desprecio), la mujer sensata, fue consagrada como la mujer oficial y elevada a los cielos. Y nos
preguntamos ¿Porqué la mujer es dividida de esta manera? ¿Porqué sobre el cuerpo de la mujer
se hace esta intervención , este diseño? A la mujer se le relega a un segundo plano en la pintura
(cierto misterio alquímico, macabro). Dios y el hombre la miran como su creación, como si fuera
de una especie diferente, un animal diferente.
Pues sí, lo femenino es un género de segunda y no es necesario pensarlo tanto, solo hace falta
mirar en la historia. No tenemos mujeres eminentes.
Ninguna gran pensadora, algo así como una Platona o Aristótela. O una gran conquistadora, no
existieron.
O bueno, a lo mejor si existieron, pero el punto es que la historia no las reconoció y pues así no
cuenta.
O bueno pues, a lo mejor sí hay alguna que otra reconocida, si. Tipo (ejemplos piteros) la Reina
Isabel, o Cleopatra pero si nos ponemos a pensar, a ver, por ejemplo la Reina (características que
se me están ocurriendo en el momento) Isabel era una reina ruda, que tuvo que ponerse
pantalones para reinar. Tenía muchos amantes, le gustaba la guerra, era una reina machorra pues.
Y por otro lado, está Cleopatra, que era una reinita, estaba sabrosa, era una reina sexi que
conquistaba al conquistador y por medio de él obtenía poder. Pero entonces qué, tenemos dos
opciones: o imitar a los hombres o ser un objeto de deseo para los hombres, un fetiche, o sea son
los dos caminos que nos quedan. La eminencia de lo femenino está directamente relacionada con
la manera en la que reaccionan o representan a lo masculino. Díganme si sí o si no eso es ser un
género de segunda.
Ok, ustedes me podrán decir, estos temas feministas están muy superados, no hay un “eterno
femenino”, no hay una tensión particular entre lo masculino y lo femenino por el poder; hoy yo
hago lo que quiero, me caso, me divorcio, trabajo, aborto… (pausa de preguntarme cómo pongo
esta idea sobre la mesa) pero es un hecho, una realidad, que los hombres o mejor dicho, lo
masculino sigue detentando cierto poder.
Yo no se si a ustedes les ha pasado pero a veces hay como cierta energía, que siento como por
aquí. Esta energía crece y se calienta y explota. Una energía caótica Lilitesca, rebelde. Rebelde
incluso con respecto a mí misma, se escapa de mi control, cuando esta energía explota me mete
en pedos (de verdad me arruina la vida, es serio, no de risa), me echa a perder todos los planes y
entonces una piensa… si esta energía es tan incontrolable que ni yo, por mi propio bien la puedo
controlar, entonces nadie la puede controlar ¿no? Pues no, y ese es el asunto, resulta que hay
quienes llevan siglos aprendiendo a modularla, prenderla, apagarla como si fuera una pinche
estufa. Y mientras seamos tan susceptibles a la mano del masculina, al comentario críticos, a su
cuidado, o peor, mientras sigamos renunciando a esta fuerza (bajarle a la grandilocuencia),
apagando esta fuerza y aspirando en su lugar a tener la pinche fortaleza fría, culera y egoísta de lo
masculino estamos fregadas.
Pero bueno, pues les decía ¿no?, teníamos esta duda, en qué momento fue que ocurrió esto, en
qué momento el género femenino se volvió un género segundón, y así fue que llegó este libro a
nosotros. Es un libro muy interesante, es una especie de compendio de ensayos de varios autores
y también varios temas, tiene un poco de antropología, de sociología, religión poesía. Es la biblia,
¿la conocen? ¿la han leído? Encontramos nuestra respuesta en el primer capítulo lo cual fue muy
afortunado porque se nos venía el estreno encima y con la semana santa y las vacaciones, pues
teníamos muy poquito tiempo para la investigación.
Escena 2: Biblia.
(Sonido de iglesia??)
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios aleteaba sobre la faz de las aguas.
Y vio Dios que la luz era buena y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz día y a las tinieblas llamó Noche.
Luego dijo Dios: haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que
estaban sobre la expansión y fue así.
Y llamó Dios a la expansión cielos, y fue la tarde y la mañana del día segundo.
Dijo también Dios: júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar y descúbrase lo
seco. Y fue así. El tercer día.
Después dijo dios: produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, árboles de fruto que den
fruto según su género, que su semilla esté en él y fue en la tierra hierba verde, que dió semilla y
árbol que da fruto... (pasando hojas) sean lumbreras en la expansión de los cielos, produzcan las
aguas seres vivientes, monstruos marinos, peces, ganado y… sí, aquí está…
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra imagen y semejanza; y señoree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Entonces Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso ahí al hombre que había formado.
Y mandó Dios al hombre diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Dios había hecho; la cual
dijo a la mujer ¿Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?
Y la mujer respondió a la serpiente: del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del
fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios, no comeréis de él, ni le tocareis, para que
no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él
serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios; sabiendo el bien y el mal.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable
para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió,
así como ella.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, y cosieron hojas
de higuera, y se hicieron unos taparrabos.
Y oyeron la voz de Dios que daba un paseo por el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se
escondieron de la presencia de Dios, entre los árboles del huerto.
Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estás desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé
no comieses?
Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Y dijo la mujer: A ver, espérense, la serpiente me engañó, y fue así como comí.
Y Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre
todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás y polvo comerás todos los días de tu vida.
Y a la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz a
los hijos; y tu deseo será para tu marido; y él se enseñoreará de ti.
Pues si, ahí está. Bueno, es reconfortante saber que la respuesta no era tan complicada. ¿verdad?
Es bastante simple en realidad: ¿por qué lo femenino quedó en segundo lugar con respecto a lo
masculino? ¡por mandato divino! Ya, no nos compliquemos más: Eva cometió un error ante Dios y
lo va a pagar el resto de su existencia. Dios guía la existencia de los hombres en la tierra, Dios dijo
que la mujer quedaba sometida al hombre de una vez y para siempre, de tal manera que
desobedecer al hombre es desobedecer a Dios, quien por cierto, también es un hombre ¿no? Es
un señor robusto con barbas… ¿no?... Pues ya, esa es la razón, podemos irnos en paz, ya estamos
tranquilos. Esto es un decreto cósmico y no hay mucho que podamos hacer, así que, pues bueno,
se me ocurrió que más bien podríamos volver esta obra de teatro un foro de discusión sobre el
papel de la mujer como víctima del hombre, no se, no se si alguna de ustedes quiera comentar
cómo la han tratado mal, o si alguien tiene una pregunta sobre el episodio bíblico…
Escena 3: Mito.
Jers: Pregunta.
Jers: Bueno, si es así, ¿de dónde venía la serpiente? ¿cómo podía actuar por fuera de la conciencia
de Dios? ¿Por qué actuó en contra de la voluntad de Dios?
Carla: Ah claro, bueno, es una pregunta muy importante, (al público) ninguno de ustedes había
preguntado eso. Si, bueno. Fíjate, la respuesta a esa pregunta es justamente, la historia que me
contó mi amigo.
Jers: Sí.
Carla: ¿Notaste que hay dos versiones de la creación de la mujer que se contradicen? Una fue
creada al mismo tiempo de Adán, pasa el tiempo y luego otra fue creada de la costilla.
Jers: No.
Carla: Ok. En la primera parte dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Que varón
y hembra los creó de la tierra, no de una costilla.
Jers: Sí.
Carla: Esta primera mujer, creada en igualdad de condiciones con Adán, es Lilith. Y su historia, es
ese pedazo que fue retirado de los libros oficiales de la Biblia.
(Música de cuento)
Adán y Lilith, fueron puestos en el paraíso, ahí se les encomendó enseñoreárselo. Pasaban los días
conociendo cosas y nombrando animales, plantas, árboles.
Sin embargo, Adán, estaba convencido de que el pacto de Dios con la humanidad, le concernía
solo a él, de manera que cuando Lilith quería tomar una decisión, él no la dejaba. Así que aquellos
dos siempre andaban de pleito.
El colmo del conflicto sucedió en la intimidad. Se había hecho la costumbre de que Adán siempre
iría arriba, haciendo oídos sordos a las peticiones democratizantes de Lilith.
Como ustedes sabrán, es un asunto biológico el que viene a cuento, simplemente abajo, no se
siente como arriba.
Un día, Lilith, harta de no poder disfrutar como el hombre, decidió ponerse arriba aunque el
hombre no quisiera.
Dios, estoy harto de la mujer que me diste, no obedece, no respeta, siempre quiere hacer las cosas
diferentes a como yo lo dispongo, me desafía, me somete, me viola, debes hacer algo.
Y Dios le hizo caso. Una noche en la que ambos estaban dormidos, Dios tomó una costilla de Adan
y con ella creó a Eva, la mujer hecha para el hombre, la mujer perfecta.
Cuando Lilith despertó, buscó a Adán, y lo encontró yaciendo con Eva de su manera preferida.
Lilith se sintió traicionada. Maldijo a Adán, al culero de Dios, y al puto de Adán y el pacto que
habían creado.
En aquellos tiempos decirle culero a Dios tenía consecuencias muy graves, así que cuando Lilith lo
hizo, unas inmensas alas le aparecieron en la espalda.
Fuera del paraíso encontró un mundo exuberante. Un mundo que Dios jamás pudo haber
imaginado. El mundo que se encuentra fuera de la conciencia de Dios.
Ahí comió de los frutos más jugosos, se bañó en los ríos más frescos y nadó hasta el fondo de los
océanos, y conoció a un Demonio; que se convirtió en su maestro en el arte del goce y el disfrute
de la libertad.
Escena 4: Demonio.
(Música poscoital)
Demonio: ¿Vas a regresar?
Lilith: ¿A dónde?
Demonio: Al paraíso.
Lilith: No.
No hay problema.
Lilith: Nada.
Lilith:
Lilith: Aún así se siente tan antiguo. Todos los hombres son un papá. Son el ojo que vigila. Siempre
saben más, siempre actúan mejor.
Demonio: Uno sale del paraíso. Y se va al lugar en el que se puede hacer todo.
Papá.
Eres humana.
Lilith: Me voy.
Lilith: No.
Demonio: Ella es una mujer, como tú. Cuando hablas, hablas por ella también.
Lilith: Sí.
Dios le dio la tierra al hombre, dime ¿qué hará el hombre con la tierra?
Un poro.
Un error.
La bestia.
El caos. De
Aquí es repetición.
Es lo cotidiano.
Debes ir al mundo.
A sembrarlo.
Audio:
Frío. Suena el despertador. Hay que levantarse. Soy la primera en pararme. Hacer el desayuno.
Cuatro licuados de plátano, chocolate y huevo crudo. No suena apetitoso. Parece mierda. Pero
como todo se licúa, listo. A mis dos hijos mayores, los lleva mi esposo a la escuela. A la chiquita, la
peor, la llevo yo. Cuando regresó, el perro ya se cagó en la sala. Yo siempre dije que no trajeran al
perro. Pero todos quisieron. Y yo limpio. Carajo. Después me aseo. Rápido. Tengo que ir al banco.
A la tintorería y a recoger unos materiales de construcción. Porque estamos haciendo
ampliaciones. Un cuarto atrás, por el pasillo. Para el mayorcito de mis críos. Me detengo en la
tienda. Pongo las intermitentes de la camioneta. Entro por los dos sacos de cal. Mientras pago la
cuenta, un puerco policia detiene su patrulla justo enfrente. Que no me puedo detener ahí. Que es
una vía de circulación rápida. Me asomo y no pasa ni un coche. Le doy mi licencia, la tarjeta de
circulación.
Sí, disculpe oficial. Mi multa. Justo antes de entregármela, junto con la licencia y la tarjeta, sale el
muchachito dependiente con mis sacos de cal. El oficial me mira fijamente y sé que el muchacho
se acerca. Me siento perdida. Me desmayo. Es el sol. Estoy en el piso. El muchacho me tiene
agarrada de los sobacos. Que pena. Otro señor me acerca una coca. El policía me perdona la
multa. Me recomienda descansar antes de manejar. ¡Pero tengo que ir a recoger a mis hijos!
Insiste en escoltarme. Me subo a de, las mochilas, las ventanas. En mi destino está escrito, algún
día, sin que pueda hacer nada al respecto, lo tendré que limpiar. Los idiotas de mis hijos, con su
vida diminuta de niños-adolescentes me miran como si fuera mi culpa. Les incomoda mancharse
de cal a los muy príncipes. Súbanse todos y bajen los vidrios de las ventanas. Voy a casa de mi
suegra. Ahí se quedan toda la tarde. Paso rápido y después de comer, me lavo el cabello. Porque
tengo que entrar a trabajar a las tres. Soy la gerente de un local de libros de segunda mano.
Y pienso en mis papás. ¡Qué razón tenían! Qué maldita razón para decirme que terminara la
carrera. Empecé literatura, pero ya no la acabé.
Por lo demás me gusta mi trabajo. Y es cierto que la paga es una mierda. Alcanza para la gasolina y
de vez en cuando para unos cigarritos. A mi esposo no le gusta que fume. Él recoge a mis hijos en
casa de su mamá y todos juntos cenan. Lo cual me queda muy a gusto porque así ya no tengo que
preparar nada. Ni cenar con ellos, los idiotas de mi familia. Yo siempre ceno yogur con fruta. Lavo
los trastes. Que son bastantes. No sé cómo se las ingenian para ensuciar y ensuciar. Entro al baño
y mi chiquita está tosiendo. Me detengo en su cuarto, la abrazo y ahí me acuesto. Me quedo
dormida. Pienso. Mañana iré a la farmacia, a comprar una pruebita, porque ya me retrasé dos
semanas. Pienso: si yo fuera Eva, si esto fuera el paraíso, si yo fuera la mujer del hombre. Me lo
repito en el metro. Atendiendo a un cliente. Mientras baño a mis hijos. La misma pregunta.
¿Dónde, en este puto mundo de mierda, está la puta manzana? para puta madre, morderla de
una vez.
Escena 6: Madres.
Carla:
No tener esposo.
El trabajo. El estudio.
Así.
No me da miedo decirlo
Así son.
Y no pueden refrenar sus ganas de despedazarl, de chingar de una manera tan…, wey, ¿de verdad
es necesario prometer tanto y hacer tan poco?
Y no hacer nada.
Se cagan de la risa.
Se mean.
Hay un punto, determinado punto en el que, de verdad, todos los hombres son iguales.
A lo mejor es eso.
No entiendo.
Me falta calma.
Me falta tomar las cosas con filosofía.
Entender, comprender, tolerar. En realidad el hombre, bueno, lleva tanto tiempo aquí.
En “la batalla”.
Ya conquistó todo.
Está agotado.
En realidad no importa.
Es una broma.
Algún comentario.
Por una vez en la vida deja de pensar en ti y piensa en los demás, piensa en mí, en todo lo que
tengo que aguantarte.
No son nada.
Comentarios.
¿Tolerar todo?, ¿permitir todo?, ¿lo que sea? ¿Hasta lo más infame?
De un wey, un chavo.
¿Por qué?
Sexo a fuerzas.
Por un pendejo.
Un idiota.
El problema es que yo me salí de casa, yo soy De Léon y me fui a la capital del país sola y muy
joven.
Ese es el problema.
Me iría a la Ibero León en coche, me levantaría tarde los sábados y domingos, siempre con comida
caliente servida en la mesa.
Ama de casa.
Hijos, autos.
Jers:
La de todos.
La tuya.
La tuya.
Para que no sea en balde que dedicaron los mejores años de su vida.
A su protección.
A su seguridad.
Dejarnos ser.
No son suyos.
Carla:
Jers:
Y en el futuro, en la mente.
Del riguroso diseño de la persona, del habla, del caminar, del vestir.
Siempre tienen la puta razón, siempre saben cuándo vas a fracasar, cuándo lo que tienes no va a
ser suficiente.
Y siempre tienen que venir a cantártelo en la oreja, la canción de tu fracaso, el himno a tristeza, a
la sinrazón, al sinsentido.
Carla:
Jers:
De amor, de cordialidad.
Y de gente que no puede escuchar un mal comentario sobre su persona porque se ofende.
Con amabilidad.
Un amor diabólico.
Faustico.
Carla:
No señor.
No puede ser.
Ella tuvo una madre.
Se ufana.
Una puta carajada, libre, limpia, de esas con las que se enseña la dentadura completa.
Y se ufana.
La hizo atragantarse.
Mi abuela a mi madre.
Mi madre a mi.
****Abuela y mamá****
Jers:
Ni uno solo.
Ni medio.
De 4 o 5 millones.
¿Se imaginan los huevotes?, ¿la pinche sangre fría para censurar a 5 millones?
Para decirles cómo actuar, cómo asumir esta lluvia de madrazos que es la vida.
Escena 7: Beauvoir.
Jers: Quiero hacer una pausa, por favor no me lo tomen a mal. Es que, estoy viendo lo que
estamos haciendo y la verdad creo que nos precipitamos presentar la obra.
Carla: ¿Cómo?
Jers: Sí, creo que debemos parar, hacer otra cosa, aprovechar el tiempo mejor, no está pasando
nada con este planteamiento de la obra. ¿Sabes lo que está pasando allá afuera? ¿Sabes que
están matando mujeres mientras hablamos? ¿Qué hacemos al respecto?
Carla: wey no sé, pero no puedes parar una función Jessica. Eso no se hace, ¿y la gente que trabaja
contigo? ¿y los espectadores?
Jers: No importa la obra. No importa el teatro. ¿De qué ayuda esta obra a la realidad que tenemos
en frente?
Carla: Obvio sí, pero como algo adyacente, ahorita es Lilith, la obra de teatro, esto es lo que me
interesa.
Jers: ¿Sabes dónde empieza todo? En la indiferencia, salgo a la calle y me gritan vulgaridades, tú
has visto ¿no? Y sé que no me pasa sólo a mí, les pasa a todas y nadie se defiende nadie les dice
“grítale eso a tu madre pendejo” lo que tenemos que hacer es accionar, defendernos, dejar de
aguantar este machismo que nos mata.
Carla: Pues es accionar lo que intentamos con esta obra de teatro, no mames Jessi, es lo que
sabemos hacer, empecemos por esto, el arte como trinchera ¿no?.
Mira, escucha esto que escribió UNA MUJER Simone de Beauvoir: (Leyendo subrayados en varias
páginas del libro) La mujer se conforma fácilmente con un éxito mediocre; a menudo el hecho de
ganarse la vida por sí misma le parece ya un mérito bastante grande. Le parece que ha hecho
bastante desde el momento en que ha optado por trabajar. ¿Esto es emancipación?, esto es
interiorización. Si originalmente eran veinte hombres diciéndote qué hacer, ahora, ahora eres tú
sola. “Vivir sola ya es la emancipación, yo trabajo, podría ser una mantenida como cualquiera,
pero como no lo soy, la emancipación ya triunfó” ¡Por favor!
Jers: Vale, sí, tienes razón… debo empezar por mí pues… pero todas debemos empezar y
radicalizar nuestra defensa. Escucha: La mujer todavía está asombrada y halagada por haber sido
admitida en el mundo del arte, que es un mundo masculino: se mantiene en el mismo con toda
modestia; no se atreve a molestar, explorar, apuesta sobre los seguros valores del conformismo
no hay que contar con ella para que se aventure por caminos inéditos.
No existe el arte de las mujeres, no existen todavía las mujeres. Esas mascotas de los hombres
apenas se están atreviendo a ser como los hombres, a hablar el lenguaje de los hombres; a pintar
como los hombres, a legislar como los hombres. Si son aceptadas, si se ponen al nivel, si logran
representar la calidad “artística” o “política” de los hombres ya “la hicieron”.
Escena 8. EL GARROTE.
Jers:
Carla:
Fue tanta la culpabilidad que nunca más tuve otro como ese.
Yo, de niña, no podía ver a mis papas besarse sin pensar en la condena.
En el infierno. En castigos.
Jers:
Si se lo quieren imaginar…
Se juega desnudo y se hace sexo oral. Los hombres a las mujeres y las mujeres a los hombres
también.
Por gusto. Ya es muy raro que alguien lo haga por obligación.
Sexo oral.
Carla:
Son tantas las veces que preguntan, al final del coito: ¿Te DI un orgasmo?
Cara de roedor.
Al darlo obtienen.
¿Alguna sola vez, desde que ejerzo mi sexualidad, habré experimentado un tipo de placer del que
el hombre no obtenga nada?
Jers:
Designa algo que podría ser hermoso, pero que no lo será en muchos milenios.
La de relacionar el placer con las contracciones. El placer y los espasmos. El placer y la respiración
profunda. El placer y el último aliento. El placer femenino como la experiencia de la extinción.
Carla:
El sexo es un negocio.
Si el sexo es un negocio.
Jers:
Hasta en la prostitución.
Es increíble lo que se juega en una combinación de rasgos físicos favorables. Una casualidad
genética.
Nada que ver con la raza. En todas las razas hay belleza.
Medio centímetro más de ceja. Los pómulos adentro, un milímetro, y la suerte está contigo o
contra ti.
Un asunto de milímetros.
La grasa acomodada de una manera particular, en la cadera, en las nalgas, en los senos.
Las modelos.
Reinventar la belleza.
Poseer la belleza.
Tomándola de la cintura.
Sometiéndola.
¿Te imaginas?
Carla:
¿Cómo estamos relacionadas yo, la mujer de la revista Maxim, y la sociedad del espectáculo?
Jers:
Octavio Paz dice que las imágenes que proyectan las revistas eróticas no tienen nada que ver con
el erotismo.
Que no hay nada erótico en la comercialización del sexo. En la espectacularización del cuerpo
femenino.
Él andaba, a sus 70 años con Mari Jo. Una mujer que se operaba la cara para verse más joven.
Podía andar con cualquiera. ¿Por qué andaba con una operada?
No sé si es el rosa.
La lencería.
Seguro no tanto.
Carla:
La mujer y la sensibilidad.
La mujer y la delicadeza.
Es un clishé. ¿No?
Uno no puede confiarle a la mujer cosas importantes porque son emocionalmente vulnerables.
Se siente rico.
Pero no pude.
No está bien.
Jers:
Carla:
Aún así. Conozco a pocas mujeres más admirables que ellas. Las istmeñas.
La casa con todos sus pedos. Con todos sus infiernos. En los hombros de una mujer.
Me gusta cómo bailan porque mantienen la parte de arriba muy recta al bailar.
El caos que produjeron sus acciones fueron una realidad para la gente más importante de su vida.
Eso es Lilith.
Hace unos años iba llegando a la Ciudad de México.
Me quedé inmóvil, por un buen rato, mientras la gente pasaba, en metro Pantitlán.
Mientras estaba inmóvil pensaba que aún en ese momento, a mis treinta años, me habría sido
más fácil dejarlo todo y regresarme a León, si él hubiera venido por mi.
Me sentí como la niña que no se puede mover de un lugar hasta que su papá venga a recogerla.
Ahora, después de lo de mi papá. Después de ver lo que está pasando con el mundo, con mi país…
Con el teatro.
Hace unos días mataron a un amigo líder indígena en México, un hombre que defendió su tierra y
que no merecía morir así, y yo estoy aquí haciendo esto.
Me cuestiona todo…
Me pregunto si es cierto…
****NO TE SALVES****
No te quedes inmóvil
no congeles el júbilo
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y te quedas inmóvil
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.