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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

DIRECCIÓN DE INVESTIGACIONES Y POSTGRADO


ESPECIALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS

REFLEXIÓN ARGUMENTADA
UNIDAD II DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS

Profesora: ABG. MAGLE PEREZ OLMO ALUMNO:


Annyel José Salazar Rodríguez.
C.I.V-13.743.611.

Delta Amacuro, 05 noviembre 2107.


REFLEXIÓN ARGUMENTADA.

Consultar sobre la vigencia y pertinencia de una política pública para lograr con efectividad que
se respeten y salvaguarden los Derechos Civiles y Políticos.

Comenzaremos el tema definiendo lo que son políticas públicas, para Eugenio Lahera, son
los cursos de acción desarrollados por el Gobierno, con relación a un objetivo determinado, que
contribuyen a crear o transformar las condiciones en que se desenvuelven las actividades de los
individuos y de los diversos grupos sociales. Esto equivale a lo que en las Naciones Unidas se
denominan políticas públicas y deben ser globales en tres sentidos: orgánicamente en cuanto
comprenden al Estado y no sólo al Gobierno; temporalmente, por cuanto exceden el período de un
solo Gobierno; y políticamente, por cuanto deben necesariamente contar con la participación de la
sociedad civil en su conjunto: organizaciones no gubernamentales.

Actualmente se ha comenzado a discutir el rol que juegan los derechos humanos en el


diseño y la práctica de las políticas públicas. los derechos humanos hoy están en el corazón de
todos los ámbitos de la cultura, la filosofía, la ética, la política, la historia, las artes, la economía,
la sociología, la antropología, la educación, la arquitectura, la medicina, la psicología entre otras,
por estas razones deben estar presentes en las políticas públicas pero hay que verse en dos
dimensiones; a) en primer lugar, en la base de toda política pública de cualquier materia, y aquí
hablamos de políticas públicas con perspectiva o enfoque de derechos; y b) específicamente, en
las de promoción y protección de los derechos humanos en sí.

Podría usarse el derecho a la vida como ejemplo, este derecho ha sido generalmente tratado
entre los derechos civiles, pero que también debe verse como lo que Gros Espiell llama el derecho
a vivir de una manera plena e integral, y ello supone el reconocimiento de su dimensión económica
y social. Las políticas públicas deben, por lo tanto, esforzarse en impedir las privaciones arbitrarias
de la vida (educación a jueces y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en el respeto de
la vida), pero también en lograr un nivel de vida adecuado para la persona y su familia y una mejora
continua de las condiciones de existencia, en palabras del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. El objeto de toda política pública es la consagración del Estado
de derecho, la democracia y la extensión del goce de los derechos humanos civiles, culturales,
económicos, políticos y sociales. Deberían decidirse en forma democrática e implementarse de
igual manera.

La exigibilidad, más desarrollada en los derechos civiles y políticos, es también posible


respecto de los derechos sociales. Pero ciertamente no se está hablando sólo de acciones judiciales.
Hay otras vías de reclamación, particularmente políticas (parlamentarias, acusaciones
constitucionales, por ejemplo); administrativas (evaluación pública del impacto de las políticas
públicas); cuasi judiciales (ombudsman y similares); e internacionales, a través de la denuncia
internacional ante los sistemas convencional y especial de las Naciones Unidas y ante los sistemas
regionales. Se trata de un viejo principio en el campo de los derechos humanos: todos los
ciudadanos tienen el derecho de comprobar la contribución pública y su uso; y la sociedad tiene el
derecho de pedir cuenta de su administración a todo empleado público, nos enseñaron los
revolucionarios franceses hace más de doscientos años (artículos 14 y 15 de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, 26 de agosto de 1789). El derecho humano a la seguridad,
además de educación, exige políticas para impedir la delincuencia, políticas de castigo a los
violadores de derechos humanos.

Más aún, la concepción misma del derecho a la seguridad es reconocer que éste consiste
en la certeza del goce de los derechos humanos. Los tratados referidos a derechos civiles y políticos
suelen exigir a los Estados la adopción de políticas públicas, ya sea para evitar violaciones, ya sea
para promocionarlos, ya sea para garantizarlos. la no discriminación en el disfrute de estos
derechos, por ejemplo, requiere de acciones afirmativas y no meras abstenciones. La Convención
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, para citar un caso, consagra la
obligación de establecer políticas públicas para luchar contra la discriminación racial: Los Estados
Parte condenan la discriminación racial, y se comprometen a seguir, por todos los medios
apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación racial en todas
sus formas, así como a adoptar medidas efectivas para revisar las políticas gubernamentales
nacionales y locales. (artículo 2.1).

Igualmente, la Convención contra la Tortura y otras Penas o Tratos Crueles, Inhumanos o


Degradantes, destinada a proteger el derecho civil a la integridad física y psíquica, obliga a los
Estados a tomar medidas legislativas, administrativas o judiciales o de otra índole para impedir los
actos de tortura (artículo 2); a velar por que todos los actos de tortura constituyan delito conforme
a su legislación penal (artículo 4); a velar para que se incluyan una educación y una información
completas sobre la prohibición de la tortura en la formación profesional del personal encargado de
la aplicación de la ley (artículo 10). Los derechos económicos, sociales y culturales son conocidos
como los derechos de la igualdad». Las tendencias conservadoras, que en nuestro continente suelen
ser aliadas de las dictaduras, sostienen que a) los derechos sociales no son derechos, y b) que, de
serlo, son incompatibles con los derechos de la libertad.

la Declaración Universal, reconoce algunas expresiones de derechos económicos, sociales


y culturales, tiene una preeminencia para los derechos civiles y políticos. Ello no es de extrañar,
pues el mismo cargo pudo haberse hecho a la Declaración de 1789 en los inicios de la Revolución
Francesa, ya que sólo el artículo 14 tiene un mínimo contenido social. Pero en 1793 la Declaración
jacobina hace el primer intento en dirección a lo que hoy llamamos derechos económicos y
sociales, al consagrar que el derecho al trabajo y a la asistencia económica a los más pobres son
obligaciones sagradas. Agrega que el propósito de una sociedad es la felicidad general, en lo que
no difiere de la Declaración de la Independencia de Estados Unidos, para la que la búsqueda de la
felicidad es uno de los derechos más trascendentes. Hoy los desarrollos son muy importantes. un
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se aprueba el mismo día y por
la misma resolución de la Asamblea General que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, e incluso entra en vigor dos meses antes. Esta Convención ha sido ratificada por 149
Estados de todos los continentes. Y en 1988 en el seno de la Organización de Estados Americanos
se aprueba un pacto similar, conocido como Pacto de San Salvador.

En 1986 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración sobre el


Derecho al Desarrollo. Esa declaración es exactamente una proposición de política pública a
desarrollar por los Estados por sí mismos y con la cooperación internacional. Derechos
económicos, sociales y culturales y derecho al desarrollo no sólo están íntimamente ligados, sino
que forman parte de un corpus iuris social en pleno desarrollo. La Declaración y Plan de Acción
de Viena, adoptada por consenso, reafirma el derecho al desarrollo, según se proclama en la
Declaración sobre el derecho al Desarrollo, como derecho universal e inalienable y como parte
integrante de los derechos humanos fundamentales cuyo sujeto central es la persona humana. La
Declaración de Viena, al reafirmar que todos los derechos humanos son universales, indivisibles e
interdependientes y están relacionados entre sí, otorga esos caracteres específicamente al derecho
al desarrollo.

La Declaración y el Plan de Acción de Viena fueron adoptados por consenso y, por lo tanto,
con el acuerdo del único país que votó en contra y de los ocho países que se abstuvieron en 1986.
La Declaración define el derecho al desarrollo sosteniendo que es un derecho humano inalienable,
en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un
desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los
derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él
(artículo 1). El texto respeta ampliamente los criterios básicos o hilos conductores para cualquier
política pública fundada en derechos: el derecho al desarrollo pertenece a todo ser humano, y
consiste en la plena realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, siendo
el único ámbito en que se puede asegurar la libre y plena realización del ser humano (dignidad,
artículo 2.2); responde al principio de la inclusión o no discriminación al exigir la abolición de
toda forma de discriminación racial (artículo 5), y hace sujetos de su construcción a los Estados y
a todos los individuos sobre la base de su participación activa, libre y significativa (principio de
la democracia, artículo 2.3).

Para concluir con respecto a la vigencia y pertinencia de una política pública para lograr
con efectividad que se respeten y salvaguarden los Derechos Civiles y Políticos. Los derechos
internacionales de los derechos humanos se mantienen vigentes en cuanto a la protección de estos
y en nuestro país Venezuela, a través de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
siguiendo esas políticas se crean para la defensa y protección los Derechos Civiles y Políticos,
el poder ciudadano el cual está integrado por las siguientes instituciones; la Contraloría General
de la Republica, el Ministerio Publico y la Defensoría del Pueblo teniendo su configuración
constitucional a través de los artículos 273 y 274, todo ello para la defensa y protección de dichos
derechos fundamentales como lo son los políticos y civiles.

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