Desde sus inicios el hombre ha buscado explicar los acontecimientos que pasan a su alrededor, al

principio le atribuía todo lo bueno y malo que le acontecía a una fuerza superior a sí mismo,
creando así una imagen mística de un “Dios” él cual era el encargado del destino tanto del mundo
como de aquellos que en él habitan.

A medida que fue evolucionando el hombre, su naturaleza lo llevo a buscar explicaciones

racionales frente a las incógnitas que tenía, dado que ya no se daba por bien servido con las
respuestas míticas que anteriormente se habían concebido. Ese es el inicio de lo que hasta el día
de hoy conocemos como ciencia, una de las mayores hazañas en la historia de la humanidad, que
sería el instrumento que ayudaría al humano a comprender de mejor manera el medio en el que
vive.

La ciencia busca la respuesta a una pregunta por medio de la observación, la experiencia y el

análisis de un suceso determinado para poder llegar a un veredicto válido que este sustentado en
base a unos fundamentos verificables que se aproximen a la realidad para probar si es viable o no.
Por esta razón esta disciplina está en un constante desarrollo y renovación debido al cambio que
se da en las diferentes teorías que se proponen, lo que implica innovar en las afirmaciones
realizadas, ya sea para aportar algún dato o por el contario para refutarlas y dar a conocer algo
nuevo.

Esta característica de la ciencia, que este en un progreso continuo, la hace una rama del
conocimiento única y maravillosa, porque siempre habrá un campo de trabajo en ella,
desmintiendo y creando nuevos planteamientos, no teniendo en concreto una afirmación que
pueda ser definitiva, evolucionando al mismo tiempo que su entorno se transforma y se hace una
mejora en lo que la misma quiere exponer, con el único objetivo de llegar a la verdad.