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El presente blog quiere dar a conocer una de las organizaciones propuestas por el
presidente de Venezuela Hugo Chavez llamada Alternativa Bolivariana para
América Latina y El Caribe (ALBA) es una propuesta de integración diferente.
Mientras el ALCA responde a los intereses del capital trasnacional y persigue la
liberalización absoluta del comercio de bienes y servicios e inversiones, el ALBA
pone el énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social y, por lo tanto,
expresa los intereses de los pueblos latinoamericanos, llevando acabo este
proceso como una contra ante los estados unidos para no tener que depender de
forma economía de ese país.
¿Qué hay detrás de la urgencia de George W. Bush para que el ALCA entre a
operar desde el cercano 2005, conforme acaba de ratificarse en Miami el pasado
noviembre? Las tres razones siguientes: a) enjugar la recesión estadounidense, b)
contener la influencia europea en la región y neutralizar al MERCOSUR y a la
CAN, y c) camuflar en las negociaciones económicas el remozado
intervencionismo militar norteamericano en nuestra subAmérica.
El segundo motivo básico para la instrumentación del ALCA tiene que ver con el
hecho de que Washington y las corporaciones de Estados Unidos no se
encontraban felices con los acuerdos comerciales suscritos por los europeos en el
marco de las cumbres iberoamericanas. Igualmente les venía incomodando una
eventual consolidación del MERCOSUR, esquema de integración de proyección
sudamericana y caribeña y que, especialmente bajo los liderazgos
de Lula y Kirschner, ha venido reivindicando principios de soberanía política y de
proteccionismo comercial y financiero.
Para desalojar a los intrusos y para que el libre mercado opere conforme a las
definiciones de Washington, nada mejor que presionar por el ALCA, cuyas
bondades para Estados Unidos han sido demostradas por el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), convenio integracionista en el cual
se inspira el instrumento de marras.
Y este enorme avance de las telecomunicaciones en los últimos años permitió que
los habitantes de nuestro planeta tomaran conocimiento de la información en el
mismo momento en que los hechos se producían. Simultáneamente los estados
comenzaron a implementar políticas económicas de apertura y desregulación
de mercados, con lo que los países fueron orientando sus sectores
productivos hacia aquellas actividades en las que contaban con ventajas
comparativas respecto del resto.
Solo los pueblos libres y soberanos, lograrán el bienestar social de sus habitantes,
basados en la inclusión e igualdad de oportunidades, más allá del mero interés
económico, hacia allá va Venezuela, hacia la independencia económica y
tecnológica, gracias al ALBA.
El ALCA se propone un conjunto de normas multilaterales que, aparentemente,
ordenaran el comercio internacional de servicios. Pero lo que realmente se
pretende es la liberalización, desregulación y privatización progresiva de los
servicios esenciales para la sociedad y que suponen una obligación de los estados
y gobiernos con sus ciudadanos.
Una vez más se manifiesta aquí la tesis del libre mercado las cuales postulan que
una mayor apertura de los mercados potenciaría las posibilidades de los países en
desarrollo para mejorar la cantidad y calidad de los servicios que demandan sus
ciudadanos.
La historia reciente de Venezuela y América Latina es la de una violenta ola
de privatizaciones de servicios tales como el transporte aeronáutico,
las telecomunicaciones o la electricidad.
El ALBA defiende la idea de que “el comercio y la inversión no deben ser fines en
sí mismos sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable”. La
idea fue presentada por el presidente Hugo Chávez en diciembre de 2001 durante
la III Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Asociación de Estados del
Caribe.
Contrario a lo que postula la doctrina del libre comercio, la cual promete alcanzar
de manera automática el crecimiento y el bienestar, el Alba establece la necesidad
de la intervención estatal para la reducción del as disparidades entre países. El
ALBA, al contrario de la integración neoliberal que postula la liberación de todos
los sectores y la “reciprocidad” en la apertura de mercados, propone
“cooperación”, complementariedad y “solidaridad”. Toma en cuenta los diferentes
niveles de desarrollo, los puntos fuertes y las debilidades de las economías
participantes, así como los intereses específicos de los estados de proteger a
determinados sectores. Bajo este concepto en el ALBA tienen prioridad los
proyectos de cooperación en beneficio mutuo, especialmente aquellos que se dan
entre empresas estatales. Además, hace uso de las transacciones compensatorias
que no requieren el gasto de divisas. Podría decirse que los objetivos centrales del
ALBA son el combate a la pobreza y el desarrollo social.
Integración tecnológica-productiva
Soberanía alimentaría
Participación de los pueblos en los asuntos públicos
Garantía de comercio justo y sustentable
Competencia productiva con los países no miembros del ALBA
Justicia social
Soberanía
Pluralidad de culturas
Diversidad
Reconocimiento de la cultura afro descendiente y el derecho de la
autodeterminación de los pueblos indígenas tal como lo establece los pactos
de derechos humanos.
Según el TCP, el comercio debe servir para “el fortalecimiento de los pequeños
productores, microempresarios, cooperativas y empresas comunitarias”. A fin de
defender la “cultura indígena”, el Tratado de Comercio de los Pueblos postula: