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CONTENIDO.

Este es un momento oportuno para hablar del ALBA Y EL ALCA. El paisaje


político de la integración está cambiando profundamente La discusión sobre la
integración latinoamericana se está intensificando, empujada por iniciativas de
gobiernos progresistas de izquierda que apuestan a relaciones solidarias en lugar
de competitivas. El ALBA es un ejemplo de que eso es así: ¿Qué es el ALBA? La
Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe o ALBA como se la conoce
comúnmente, es una propuesta de integración enfocada para los países
latinoamericanos y caribeños que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la
exclusión social. Se concreta en un proyecto de colaboración y complementación
política, social y económica entre países de esta región, promovido inicialmente
por Cuba y Venezuela como contrapartida del Área de Libre Comercio de las
Américas o ALCA, impulsada por Estados Unidos. El ALBA parte de la visión
solidaria de la integración latinoamericana, pero que se materializa en la
suscripción de acuerdos de cooperación concretos.
INTRODUCCION

El presente blog quiere dar a conocer una de las organizaciones propuestas por el
presidente de Venezuela Hugo Chavez llamada Alternativa Bolivariana para
América Latina y El Caribe (ALBA) es una propuesta de integración diferente.
Mientras el ALCA responde a los intereses del capital trasnacional y persigue la
liberalización absoluta del comercio de bienes y servicios e inversiones, el ALBA
pone el énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social y, por lo tanto,
expresa los intereses de los pueblos latinoamericanos, llevando acabo este
proceso como una contra ante los estados unidos para no tener que depender de
forma economía de ese país.

El ALCA, promovido por Estados Unidos desde la Cumbre de Miami de 1994,


constituye el más reciente capítulo de la doctrina panamericana preconizada por
Washington desde los tiempos de James Monroe. En la pos-Guerra Fría, la
necesidad estratégica estadounidense de consolidar su propio bloque geopolítico
y económico (el "área americana") como soporte de su hegemonía mundial,
explican el interés de la Casa Blanca por impulsar ese plan anexionista.

El gobierno de George W. Bush le confirió al ALCA un impulso fundamental con la


aprobación el 2002 del texto Autoridad para la Promoción Comercial (TPA o "vía
rápida"), régimen temporal que le faculta a negociar acuerdos comerciales
bilaterales sin el requisito del debate parlamentario.

¿Qué hay detrás de la urgencia de George W. Bush para que el ALCA entre a
operar desde el cercano 2005, conforme acaba de ratificarse en Miami el pasado
noviembre? Las tres razones siguientes: a) enjugar la recesión estadounidense, b)
contener la influencia europea en la región y neutralizar al MERCOSUR y a la
CAN, y c) camuflar en las negociaciones económicas el remozado
intervencionismo militar norteamericano en nuestra subAmérica.

El auge de la economía estadounidense en el gobierno del presidente William


Clinton -el más importante en la posguerra después del "boom" Kennedy-Johnson-
colapsó a fines del 2000, envuelto en la debacle de la "nueva economía". Esta
inflexión del ciclo económico estadounidense se expresó en la caída de
las inversiones y en un espectacular descenso de las exportaciones, tendencia
que se agudizó el 200l. En el segundo trimestre de este último año -poco antes del
11-S- las ventas externas de Estados Unidos cayeron el l2 por ciento, lo que
determinó que la administración republicana se decidiera por un plan completo de
recolonización de América Latina.

El segundo motivo básico para la instrumentación del ALCA tiene que ver con el
hecho de que Washington y las corporaciones de Estados Unidos no se
encontraban felices con los acuerdos comerciales suscritos por los europeos en el
marco de las cumbres iberoamericanas. Igualmente les venía incomodando una
eventual consolidación del MERCOSUR, esquema de integración de proyección
sudamericana y caribeña y que, especialmente bajo los liderazgos
de Lula y Kirschner, ha venido reivindicando principios de soberanía política y de
proteccionismo comercial y financiero.

Para desalojar a los intrusos y para que el libre mercado opere conforme a las
definiciones de Washington, nada mejor que presionar por el ALCA, cuyas
bondades para Estados Unidos han sido demostradas por el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), convenio integracionista en el cual
se inspira el instrumento de marras.

Las razones estrictamente militares no son extrañas a la propuesta


washingtoniana del ALCA y, por el contrario, comportan su complemento (si no su
basamento). Claudio Katz las expone de modo convincente: "Desde hace varios
años una escalada de rebeliones populares conmueve a muchos países
de América Latina. Estos movimientos acentúan la erosión de
distintos sistemas políticos, que han perdido legitimidad por su incapacidad para
satisfacer los reclamos populares.
DESARROLLO

En la última parte del siglo XX – 2° milenio - se ha producido un fenómeno que se


puede considerar entre los más relevantes del período. Nos referimos a la
llamada globalización.

¿Qué ha significado para el mundo la globalización? Así como en su momento


la revolución industrial conmocionó al mundo, hoy vivimos la revolución
tecnológica en comunicaciones, en informática, en transportes.

Y este enorme avance de las telecomunicaciones en los últimos años permitió que
los habitantes de nuestro planeta tomaran conocimiento de la información en el
mismo momento en que los hechos se producían. Simultáneamente los estados
comenzaron a implementar políticas económicas de apertura y desregulación
de mercados, con lo que los países fueron orientando sus sectores
productivos hacia aquellas actividades en las que contaban con ventajas
comparativas respecto del resto.

Estas acciones, combinadas con el incesante mejoramiento de la eficiencia en


el transporte, hicieron que el intercambio comercial se incrementara notablemente
con una tendencia constante.

Los países comenzaron a institucionalizar esta situación con la formación de


bloques de actividades económicas, diseñando políticas concertadas, liberación
de aranceles, fronteras abiertas para el tránsito de sus habitantes y creando, a tal
fin, organismos internacionales para la regulación de tales medidas. Así el caso de
la Unión Europea (UE), el Acuerdo del Libre Comercio de América del Norte
(NAFTA), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Asociación de las
Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y otros.

No podemos saber cómo será el futuro, pero si debemos prepararnos


constantemente para ello, ya que será sustancialmente diferente a lo que hemos
vivido. Para ello debemos tener una información básica de las principales
características de los diferentes países, con qué recursos humanos, naturales,
económicos y tecnológicos cuentan, como se educan, que religión profesan,
cuales son las tradiciones de sus habitantes, etc. Lo importante es que para esta
gradual integración llamada GLOBALIZACIÓN, nos preparemos, y podamos
desarrollar nuestras actividades con un criterio distinto del que hemos conocido
desde siempre.
ANALISIS

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de los


Pueblos (ALBA), es una plataforma de integración enfocada para los países de
América Latina y el Caribe, haciendo énfasis en la lucha contra la pobreza y la
exclusión social. Se creó en la Habana (Cuba) el 14 de diciembre de 2004, por el
acuerdo entre Venezuela y Cuba, en el que años más tarde se incorpora Bolivia,
Nicaragua y Honduras entre otros. En este sentido, además de lo expresado
anteriormente, se busca romper el paradigma comercial con los Estados Unidos,
es decir, comercializar con los países del sur, resumida en la frase “hay que mirar
hacia el Sur” rompiendo así con la hegemonía de otros tratados comerciales que
beneficia a Estados Unidos mediante la colocación de sus productos en los demás
estados sin ningún tipo de barrera arancelaria, totalmente diferente si Venezuela
desea colocar sus productos; ellos si imputan aranceles creando una competencia
desleal.
En vista de las aberraciones comerciales producto de la hegemonía de los
Estados Unidos, el ALBA busca comercializar en igualdad de condiciones, con
base a sus potencialidades y limitaciones. Esto se traduce en que aquellos países
menos desarrollados tienen facilidades de pago, sin que menoscabe su
presupuesto nacional, de esta manera crea bienestar y desarrollo a la población,
también se quiere crear un fondo de emergencia social; destinado a la creación e
implementación de políticas sociales para disminuir el problema de la pobreza.
Un punto resaltante producto de la comercialización a nivel regional, es que las
ganancias son invertidas dentro de los países socios, lo que conlleva a no
depender de inversionistas extranjeros u organismos de financiamiento
internacionales, mediante la creación del Fondo de Latinoamericano de
Inversiones y el Banco de Desarrollo del Sur. En un sistema de comercio donde se
encuentran involucrados prácticamente todo un continente, es casi imperativo que
exista una moneda común, como el caso de la Comunidad Económica Europea
(CEU), con el Euro. En nuestro caso, es el Sucre, que ya se realizó la primera
transacción virtual con Cuba y una real con Ecuador el 06 de Julio de 2010, según
el canciller Ricardo Patiño. Dicha operación se efectuó con base a 5.430 toneladas
métricas de arroz por unos 1,89 millones de sucres, equivalente a 2,37 millones de
dólares americanos.
Es posible que se genere una interrogante sobre qué base legal, ¿jurídicamente
es posible?, la respuesta se basa en el artículo 153 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999) “La República promoverá y favorecerá
la integración latinoamericana y caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de
una comunidad de naciones, defendiendo los intereses económicos, sociales,
culturales, políticos y ambientales de la región. La República podrá suscribir
tratados internacionales que conjuguen y coordinen esfuerzos para promover el
desarrollo común de nuestras naciones, y que garanticen el bienestar de los
pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes. Para estos fines, la República
podrá atribuir a organizaciones supranacionales, mediante tratados, el ejercicio de
las competencias necesarias para llevar a cabo estos procesos de integración.
Dentro de las políticas de integración y unión con Latinoamérica y el Caribe, la
República privilegiará relaciones con Iberoamérica, procurando sea una política
común de toda nuestra América Latina. Las normas que se adopten en el marco
de los acuerdos de integración serán consideradas parte integrante del
ordenamiento legal vigente y de aplicación directa y preferente a la legislación
interna”.
Con la creación e implementación de una moneda común, permite lo siguiente:

 Integración económica y social.


 Cámara Central de Compensación.
 Expansión comercial en igualdad de condiciones.-Creación de un fondo de
reserva.
 Desarrollo social para disminuir la pobreza.

Solo los pueblos libres y soberanos, lograrán el bienestar social de sus habitantes,
basados en la inclusión e igualdad de oportunidades, más allá del mero interés
económico, hacia allá va Venezuela, hacia la independencia económica y
tecnológica, gracias al ALBA.
El ALCA se propone un conjunto de normas multilaterales que, aparentemente,
ordenaran el comercio internacional de servicios. Pero lo que realmente se
pretende es la liberalización, desregulación y privatización progresiva de los
servicios esenciales para la sociedad y que suponen una obligación de los estados
y gobiernos con sus ciudadanos.

Este proceso de liberalización abarcaría toda la amplia gama de servicios que


podamos imaginar en materia de salud, educación, seguridad social, agua
potable, transporte, correo, servicios municipales, medio ambiente, cultura,
recursos naturales, etc. De esta forma se restringiría de una vez y para siempre la
intervención del Estado a través de medidas gubernamentales que regulen el
comercio de servicios: desde los limites a la legislación laboral y la protección
del consumidor, incluyendo regulaciones, directrices, subvenciones, calificaciones
y pautas para otorgar permisos; hasta los límites gubernamentales sobre el
acceso a los mercados, las necesidades económicas o medidas sobre el
contenido cultural.

Una vez más se manifiesta aquí la tesis del libre mercado las cuales postulan que
una mayor apertura de los mercados potenciaría las posibilidades de los países en
desarrollo para mejorar la cantidad y calidad de los servicios que demandan sus
ciudadanos.
La historia reciente de Venezuela y América Latina es la de una violenta ola
de privatizaciones de servicios tales como el transporte aeronáutico,
las telecomunicaciones o la electricidad.

Las consecuencias de esta entrega de servicios al mercado están a la vista de


todos: prácticas monopólicas u oligopólicas y la consiguiente alza en los precios y
disminución de su calidad; destrucción de millares de empleos; y,
desmantelamiento y dilapidación de los recursos públicos en procesos de
privatizaciones amañados.

En el ALCA se pretende extremar estos procesos de liberalización y privatización


al incluir también los servicios esenciales que suponen una obligación del Estado
con sus ciudadanos.

Estos servicios pasarían a ser suministrados por empresas privadas y


transformarían a todos los ciudadanos en simples consumidores que, al no
disponer de los recursos para pagar por estos servicios, quedarían excluidos de su
consumo y disfrute.
Los principales beneficiarios de liberalizar los servicios en el ALCA serían las
grandes multinacionales que convertirían los servicios públicos de todo el mundo
en mercados privados. Y los perjudicados serían los de siempre: los sectores más
empobrecidos y de máxima exclusión social. Las grandes empresas de fines
lucrativos accederían a los recursos públicos y lograrían desmantelar las
regulaciones existentes. Para los países en vías de desarrollo esto se traduciría en
el desmantelamiento total y absoluto de los servicios públicos.
La severa crítica a la mala calidad de los servicios públicos ha conseguido eco
enana parte importante de la sociedad. Engañada, esta acepta que los servicios
en manos del Estado mejorarían si se entregaran al mercado. Nadie niega la
necesidad de mejorar la eficacia de los servicios públicos, pero la panacea no es
su liberalización y privatización.

La solución está en derrotar a los evasores de impuestos que se apropian de los


recursos financieros necesarios para mejorar su calidad y, por supuesto, mejorar
su gestión para asegurar el acceso masivo en condiciones de igualdad. Lo que
resulta inadmisible es que se manipule su situación de deterioro para justificar
procesos de privatización que le facilita a las trasnacionales la apropiación de
servicios públicos esenciales.

Estas nefastas consecuencias se esconden en una práctica según la cual la


liberalización de los servicios desencadenaría una mayor competitividad que
contribuiría a mejorar la eficacia en la prestación de los servicios; un mayor grado
de desarrollo de los mismos y finalmente un ahorro a favor de los consumidores.

Pero después de más de una década de apertura, liberalización y privatizaciones,


esta claro que el objetivo es la generación de más beneficios para las grandes
corporaciones trasnacionales que se han ido apropiando de estos servicios en una
escala global a costa de excluir de servicios públicos a millares de personas en
todo el mundo que no puede pagar lo que se exige para tener accesos a los
mismos.
El Gobierno Bolivariano de Venezuela se opone a estos procesos de
liberalización, desregulación y privatización que limiten la capacidad del estado y
del gobierno para diseñar y ejecutar políticas en defensa del derecho de nuestros
pueblos a tener acceso a servicios esenciales de buena calidad y buenos precios.
Con el argumento de que los subsidios distorsionan los precios del mercado y que
deben ser los mecanismos del mercado –es decir las leyes de la oferta y
la demanda- los que fijen el nivel de los precios, la propuesta del ALCA plantea la
liberalización y privatización de los servicios públicos.

Cualquiera de los tres casos supondría la eliminación de millones de personas del


disfrute de servicios públicos esenciales para la sobre vivencia humana.
Para el Gobierno Bolivariano de Venezuela, los servicios públicos son para
satisfacer las necesidades de las personas, no para el comercio y el beneficio
económico. Por lo tanto, su prestación no puede estar gobernada por criterios
de rentabilidad sino de interés social.

De hecho, representan uno de los derechos sociales más significativos alcanzado


por los pueblos a lo largo de la historia y son indispensables para corregir las
desigualdades sociales. En consecuencia, la provisión de los servicios públicos
debe regirse por las necesidades sociales del individuo y no por su capacidad de
pago.
La liberalización de los servicios en el ALCA traería consecuencias catastróficas si
se exige la aplicación del "Trato Nacional". Esto quiere decir que se deben dar a
las trasnacionales las mismas preferencias que se otorgan a las pequeñas
empresas y cooperativas nacionales. No se podrá dictar ninguna medida que de
preferencias a la producción local o que discriminen a empresas extranjeras. Otro
aspecto al que se le debe prestar mucha atención es al de "Acceso a mercados"
ya que aquí se obliga a los países a no poner ningún tipo de barrera al ingreso al
mercado nacional de cualquier proveedor de servicios del extranjero en los
sectores que ha liberalizado. Así pues, los gobiernos no podrán instrumentar
medidas que condicionen el comercio de servicios. Las transnacionales quieren
llevarnos a jugar en su propia cancha para que, en lugar de reclamar soberanía
y justicia en la prestación de los servicios esenciales para la población, no
sumemos a facilitar "acceso a mercados" como si fuera el clamor de nuestra
gente.

El ALBA defiende la idea de que “el comercio y la inversión no deben ser fines en
sí mismos sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable”. La
idea fue presentada por el presidente Hugo Chávez en diciembre de 2001 durante
la III Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Asociación de Estados del
Caribe.

El ALBA, es por lo tanto, reflejo de la consolidación de la “Revolución Bolivariana”


que se lleva a cabo en nuestro país. Sus principios son muy distintos a los del
ALCA:

 A diferencia de la integración neoliberal, que da prioridad a la liberación del


comercio y las inversiones, el ALBA se centra en la lucha contra la pobreza y la
exclusión social.
 Se le otorga una alta importancia a los derechos humanos, los derechos
laborales, los derechos de la mujer y la protección de medio ambiente.
 A diferencia del ALCA, el ALBA se propone eliminar los obstáculos que
impiden la integración: la pobreza, las asimetrías entre países, el intercambio
desigual, la deuda impagable, la imposición de programas de ajuste y de reglas
comerciales rígidas, la monopolización de los medios de comunicación y los
impedimentos para la transferencia de tecnología debido a onerosos tratados
de propiedad intelectual.
 El ALBA se contrapone a las llamadas “reformas” que tienen por objetivo la
desregulación y la privatización de los servicios públicos. En su lugar persigue
fortalecer es estado y promover la participación ciudadana en los asuntos
públicos.

Contrario a lo que postula la doctrina del libre comercio, la cual promete alcanzar
de manera automática el crecimiento y el bienestar, el Alba establece la necesidad
de la intervención estatal para la reducción del as disparidades entre países. El
ALBA, al contrario de la integración neoliberal que postula la liberación de todos
los sectores y la “reciprocidad” en la apertura de mercados, propone
“cooperación”, complementariedad y “solidaridad”. Toma en cuenta los diferentes
niveles de desarrollo, los puntos fuertes y las debilidades de las economías
participantes, así como los intereses específicos de los estados de proteger a
determinados sectores. Bajo este concepto en el ALBA tienen prioridad los
proyectos de cooperación en beneficio mutuo, especialmente aquellos que se dan
entre empresas estatales. Además, hace uso de las transacciones compensatorias
que no requieren el gasto de divisas. Podría decirse que los objetivos centrales del
ALBA son el combate a la pobreza y el desarrollo social.

Aunado a ello el ALBA se aboca a:

 Preservar la autonomía e identidad latinoamericana.


 Fomentar la transferencia de tecnología y asistencia técnica.
 Priorizar a empresas nacionales como proveedoras de los entes públicos.

Enfrentar el abuso de monopolios y oligopolios a través de eficaces mecanismos


que aseguren una sana competencia. El ALBA también comprende conceptos
tales como:

 Integración tecnológica-productiva
 Soberanía alimentaría
 Participación de los pueblos en los asuntos públicos
 Garantía de comercio justo y sustentable
 Competencia productiva con los países no miembros del ALBA
 Justicia social
 Soberanía
 Pluralidad de culturas
 Diversidad
 Reconocimiento de la cultura afro descendiente y el derecho de la
autodeterminación de los pueblos indígenas tal como lo establece los pactos
de derechos humanos.

EL ALBA se fundamenta en la creación de mecanismos que aprovecha las


ventajas cooperativas entre las diferentes naciones asociadas para compensar las
asimetrías entre los países. Esto se realiza mediante la cooperación de fondos
compensatorios (Fondos de Convergencia Estructural), destinados a la corrección
de discapacidades intrínsecas de los países miembros. Estos fondos en buena
medida recuerdan a los fondos estructurales de la Unión Europea. Los principios
del ALBA se materializaron por primera vez en el Acuerdo suscrito entre Cuba y
Venezuela en diciembre del a lo 2004. Las actividades que han desarrollado
ambos países al amparo de este acuerdo constituyen un buen ejemplo de lo que
es posible concretar en el marco del ALBA. Con la firma del tratado ALBA Cuba y
Venezuela acordaron pasos concretos de liberalización, así como una serie de
proyectos de cooperación en materia económica y social. Por ejemplo. El
intercambio de bienes y mercancías puede llevarse a cabo en forma de un
negocio de compensación. Cuba elimina todos sus aranceles y sus barreras no
arancelarias para productos venezolanos, mientras que Venezuela elimina
barreras no arancelarias para mercancías y servicios cubanos. Inversiones de 3
empresas estatales y mixtas están liberadas del pago de impuestos a las
utilidades, hasta amortizar la inversión. Cuba renuncia a su participación en filiales
cubanas de empresas estatales venezolanas, es decir, le concede a los
venezolanos una propiedad del cien por ciento. En cuanto a los proyectos e
cooperación, un aporte central cubano está en los servicios de salud y educación.
Venezuela, en cambio, ofrece transferencias de tecnología y financiamiento en los
secotes de energía y de infraestructura, al tiempo que provee a Cuba de petróleo
en términos preferenciales. El apoyo cubano a las “misiones” de los sectores de la
salud y la educación ocupan un puesto importante en la cooperación
cubanovenezolana. En el marco de la estrategia conjunta para la implementación
del ALBA acordada en abril de 2005, Cuba se comprometió a enviar hasta 30.000
profesionales de la salud a la misión “Barrio Adentro” que brinda pro primera vez
en la historia, atención médica básica a los barrios pobres de Venezuela. En el
marco del a misión “Ribas” 10.000 estudiantes venezolanos reciben una beca para
estudiar carreras médicas en Cuba. También se acordó tratar en Cuba a hasta
100.000 venezolanos con enfermedades de la vista durante el año 2005. Cuba
también apoya a la misión “Robinson” en materia de alfabetización y educación
escolar. Venezuela por su parte, se comprometió a brindar cursos de formación a
45.000 médicos cubanos y ofreció una serie de becas. Ambos países acordaron
trabajar conjuntamente en programas de salud y alfabetización en terceros países.
El ingreso de Bolivia al ALBA en abril de 2006 mostró la capacidad expansiva de
la Alternativa Bolivariana, un proceso que continuó con la afiliación de Nicaragua y
posiblemente proseguirá con el ingreso de Ecuador. Con su ingreso al ALBA
Bolivia trajo consigo el concepto de Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP).
Esta propuesta es bastante similar a los principios de ALBA, aunque hace mayor
énfasis en la incorporación de modalidades de producción cooperativistas e
indígenas.

Según el TCP, el comercio debe servir para “el fortalecimiento de los pequeños
productores, microempresarios, cooperativas y empresas comunitarias”. A fin de
defender la “cultura indígena”, el Tratado de Comercio de los Pueblos postula:

 La “complementariedad frente a la competencia


 La convivencia con la naturaleza en contraposición con la explotación irracional
de los recursos;
 La defensa de la propiedad social frente a la privatización extrema

El fomento de la diversidad cultural frente a la cultura única y la uniformidad del


mercado que homogeneiza los patrones de consumo”. Con el TCP se quiere
lograr una integración que “trascienda los campos comerciales y económicos” y
que lleve a un “desarrollo endógeno justo y sustentable en base a principios
comunitarios.” Algunos de estos conceptos han sido incluidos en el tratado ALBA-
TCP suscrito por Bolivia, Cuba y Venezuela. Para comenzar, el tratado refleja las
asimetrías existentes entre tres los países. Es así como los aportes bolivianos son
modestos en comparación con los de Cuba u Venezuela. Por ejemplo, Cuba le
ofrece a Bolivia el establecimiento de seis centros oftalmológicos, incluyendo el
equipamiento y el gasto del personal cubano. Además construirá 20 hospitales de
campaña y pone a la disposición 600 médicos y enfermeros, A estudiantes
bolivianos se le ofrecerán 5000 becas para estudiar medicina en Cuba y Cuba
apoyará la campaña boliviana de alfabetización con tecnología y material
didáctico. Venezuela, por su parte, suministrará petróleo, combustible y asfalto, y
parte del a cuenta podrá ser pagada con productos bolivianos. Además le ofrece
cooperación y ayuda tecnológica a las dos empresas estatales bolivianas de
petróleo y minería, YPFB y Comibol. Además, provee a un fondo boliviano que
financia a inversiones productivas con 100 millones de dólares y dona 300
millones de dólares para fines sociales. La contribución de Bolivia es mucho
menos evidente promover la seguridad energética de los países miembros y
ofrecer experiencias para el estudio de conjunto de los pueblos indígenas, la
medicina natural y la biodiversidad. Aquí se refleja también la preocupación por la
asimetría de las tres partes. En tanto Cuba y Venezuela expanden sus
concesiones comerciales a Bolivia, ésta no se compromete a bajas sus aranceles.
La única obligación de liberalizar en forma de no arancelaria que ha asumido
Bolivia se refiere a preferencias impositivas para inversiones de empresas
estatales cubanas y venezolanas en Bolivia. Estas empresas están exentas de
impuesto a las ganancias hasta amortizarse la inversión. Además de eso, Cuba y
Venezuela hacen otra concesión comercial: se comprometen a comprar los
productos de exportación bolivianos cuyos mercados de destino desaparecen por
efecto de los tratados de 5 libre comercio suscritos por Estados Unidos y la Unión
Europea con países vecinos de Bolivia. Por ejemplo, hasta ahora Bolivia ha
exportado alrededor de un tercio de su producción de soya a Colombia y Perú.
Con la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos éstos, sin embargo,
se comprometen a abrir sus mercados agrícolas sucesivamente a las
exportaciones agrícolas estadounidenses. Como la soya boliviana no puede
competir con la soja barata de los Estados Unidos, se espera que Bolivia pierda
una parte de sus mercados andinos. Cuba y Venezuela se comprometen a
compensar estas pérdidas comprando la soya boliviana. Venezuela hoy en día ya
compra la mitad de las exportaciones bolivianas de soya. Uno de los aspectos
más importantes del ALBA es el que se refiere a la cooperación entre empresas
públicas y la creación de nuevas empresas públicas conjuntas. Un ejemplo claro
de esto es la visión de una alianza continental de empresas energéticas estatales,
“Petroamérica”. En el marco de las tres iniciativas sub regionales promovidas por
Venezuela, Petrocaribe, Petroandina y Petrosur, la empresa estatal petrolera de
Venezuela, Petróleso de Venezuela o PDVSA, ya ha comenzado a poner en
práctica esta visión de cooperación energética continental. La iniciativa Más
ambiciosa en este sentido es la construcción de un gasoducto trans-sudamericano
propagado por Venezuela: el Gran Gasoducto del Sur, de más de 8.000
kilómetros, que partirá desde la Costa Atlántica venezolana y beneficiará a
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Igualmente, de gran importancia
económica es el plan de crear un banco de estados latinoamericanos, el “Banco
del Sur”, el cual dará créditos para proyectos de infraestructuras binacionales o
multinacionales, sin las onerosas imposiciones del Banco Mundial, FMI u otros
bancos de desarrollo de la región. Venezuela ya ha tomado las primeras medidas
al respecto. La compra de bonos estatales argentinos y bolivianos se considera
como semilla de un banco latinoamericano. Desde mayo de 2005 Venezuela ha
venido adquiriendo bonos argentinos, lo que le ha facilitado a Argentina la
amortización anticipada de su deuda con el FMI. En julio de 2006 ambos países
anunciaron la emisión de un bono conjunto, el llamado “Bono del Sur”, el cual ya
se ha materializado en dos emisiones. Otro ejemplo de una empresa estatal
conjunta, guiada por los principios del ALBA, es el canal de televisión “Telesur”, el
cual se transmite desde mediados de 2005 y representa una alternativa a los 6
medios más conservadores del continente, especialmente los canales noticiosos
como CNN, Univisión o la BBC. La propiedad de Telesur se reparte entre cinco
países, Venezuela 46%), Argentina (20%), Cuba (19%), Uruguay (10%) y Bolivia
(5%). Los programas se realizan en diferentes países por una red de
corresponsales propios. Los proyectos de integración del ALBA, sin embargo, no
se limitan a empresas estatales. También existe la intención de incluir en la
Alternativa Bolivariana iniciativas surgidas desde los movimientos sociales, grupos
de base o sindicatos. Un ejemplo de ello fue el encuentro latinoamericano de
empresas recuperadas, realizado en Caracas en octubre de 2005. Trabajadores y
trabajadoras que adquirieron el control de empresas que habían sido
abandonadas o llevadas a la quiebra por sus dueños, acordaron en ese encuentro
dar los primeros pasos para el apoyo mutuo, entre otros, la transferencia de
tecnología, la capacitación y el comercio. En dicho evento el presidente Hugo
Chávez propuso la creación de una red regional de empresas recuperadas bajo el
nombre de Empresas Recuperadas del Sur (EMPRESUR) y anunció la instalación
de un fondo encargado de dar préstamos ventajosos a empresas autogestionadas.
Siendo Venezuela uno de los propulsores de la Alternativa Bolivariana para las
Américas, es lógico que uno de los aspectos más sobresaliente del ALBA sea la
integración energética de América Latina y el Caribe. Para Venezuela la
cooperación energética en el marco del ALBA no viene propiciada únicamente por
el interés de diversificar los mercados para nuestro petróleo. Más bien viene dada
por la convicción de que para alcanzar los objetivos del ALBA debe apuntarse
hacia una integración energética de los países de la región que asegure el
suministro estable de productos energéticos en beneficio de las sociedades
latinoamericanas y caribeñas. También parte de la aspiración venezolana de
lograr un proceso de transformación que limite el rol de las empresas
multinacionales petroleras en Latinoamérica y conduzca hacia el control público de
todo el sector energético de la región. Este proceso de transformación ya fue
iniciado por el presidente Chávez a finales de 2004 en el sector petrolero
venezolano. El plan es revertir sucesivamente la apertura al sector privado de la
industria petrolera realizado durante los años noventa. Esto se está haciendo
mediante la conversión de todos los contratos de extracción en “empresas mixtas”
en las que PDVSA tiene una participación mayoritaria de al menos un 51%.
También se está llevando a cabo mediante la elevación de los tributos sobre la
producción exigidos a 7 las empresas productoras, de modo que garantice que el
estado obtenga al menos el 50% de valor del mercado. Las asociaciones
estratégicas para la explotación del petróleo de la faja petrolífera del Orinoco
también habrán de convertirse en empresas mixtas bajo propiedad mayoritaria de
PDVSA. El pilar energético del ALBA lo constituye PetroAmérica. El objetivo de
Petroamérica es la “integración de las empresas energéticas estatales de América
Latina y el Caribe” y la realización de inversiones conjuntas a lo largo de la cadena
de valor del petróleo y del gas: desde la explotación pasando por la extracción
hasta la comercialización. Venezuela considera a Petroamérica como una
iniciativa a largo plazo que podría desembocar en una federación de empresas
estatales o incluso en un consorcio energético latinoamericano. Petroamérica, a su
vez, constituye el marco para tres iniciativas subregionales: Petrocaribe, Petrosur
y Petroandina. Mientras que Petrocaribe comprende a 14 países del Caribe,
Petrosur incluye a los países del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay). Petroandina, por su parte, aspira a la cooperación con los miembros de
la Comunidad Andina de naciones (CAN (Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia). El
objetivo fundamental de Petrocaribe es contribuir con la seguridad energética, el
desarrollo socio-económico y la integración de los países del Caribe. Permitir a las
pequeñas economías del Caribe tener acceso a fuentes de energía seguras y en
condiciones tales que los precios no se conviertan en obstáculos para su
desarrollo. Hasta cierto punto, Petrocaribe representa una continuación de los
acuerdos preferenciales que Venezuela ha firmado con los países
centroamericanos y caribeños en el marco del Acuerdo de San José de 1980 y en
el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas del año 2000. Las modalidades
financieras contempladas en Petrocaribe son similares. Una parte de la factura se
puede cubrir con crédito. El monto de los créditos depende de la cantidad
importada y del precio del crudo en el mercado mundial. Los créditos tienen una
duración fija, más pueden convertirse, posteriormente, en préstamos a largo plazo
para el financiamiento de proyectos de desarrollo. El pago de intereses y de
amortizaciones se puede realizar parcialmente en forma de negocios
compensatorios. En Petrocaribe, por ejemplo, Venezuela acepta que una parte de
los pagos sean realizados en forma de mercancías y servicios a precios
preferenciales ofrecidos por los deudores. Las mercancías compensatorias podrán
podrán ser aquellas afectadas por medidas comerciales de países ricos. Con esto
8 Venezuela abre la posibilidad de una cierta disminución de las pérdidas que
afectan a los exportadores caribeños de bananos, azúcar y otras mercancías por
medidas de distorsión del comercio aplicadas por los países industrializados
(aranceles elevados, cuotas, subvenciones, normas y estándares). Petrocaribe,
sin embargo, no se limita al comercio preferencial de petróleo. Más bien los países
firmantes (Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, República
Dominicana, Granada, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Santa
Lucía, San Cristóbal y Nevis, Surinam y Venezuela) formaron una organización
encargada de coordinar su política energética. El tratado describe a Petrocaribe
como una “organización capaz de asegurar la coordinación y articulación de las
políticas de energía”, y esos en todos los ámbitos relevantes, “incluyendo petróleo
y sus derivados, gas, electricidad, uso eficiente de la misma, cooperación
tecnológica, capacitación, desarrollo de infraestructura energética, así como el
aprovechamiento de fuentes alternas, tales como la energía eólica, solar y otras.”
A nivel institucional, Petrocaribe dispone e un consejo ministerial y una secretaría
ejecutiva, asentada en el Ministerio de Energía y Petróleo de Venezuela. A eso se
agrega el fondo “Alba Caribe”, con un capital inicial e 50 millones de dólares
provisto por Venezuela, destinado a financiar proyectos sociales y económicos.
Más allá, el tratado apunta a una ampliación de influencia del estado sobre el
sector energético en los países miembros: El artículo VI, por ejemplo, establece
que se requerirá la existencia de entes estatales para la realización de las
operaciones energéticas. Venezuela ofrece cooperación técnica para apoyar la
constitución de entidades estatales en aquellos países donde no existan.” Para la
implementación de las medidas acordadas en Petrocaribe, PDVSA creó la filial
PDV Caribe. La misma se encargará del transporte del petróleo de modo que se
elimina el comercio intermedio, lo que representa un ahorro para los países
signatarios del acuerdo. Venezuela también acordó una serie de proyectos con los
países miembros del MERCOSUR que se enmarcan en la iniciativa regional
Petrosur. En mayo de 2005 Argentina, Brasil y Venezuela concertaron coordinar
su política energética de forma más estrecha en el marco de Petrosur. Se
acordaron tres proyectos iniciales: Actividades prospectivas en la Franja de
Orinoco (Venezuela) por parte de PDVSA, Petrobrás (la empresa estatal petrolera
brasileña) y ENARSA (la empresa estatal petrolera argentina); la construcción de
una 9 refinería en el estado brasileño de Pernambuco (PDVSA y Petrobrás) y el
acceso a nuevas reservas petroleras y gasíeras en Argentina (PDVSA y
ENARSA). A modo de complementar esas actividades, Venezuela lleva adelante
una serie de cooperaciones bilaterales. En Argentina PDVSA no sólo realiza
tareas de explotación junto a ENARSA, sino también está comprometida en la
construcción de una red de 600 gasolineras de la marca ENARSA/PDV.
Venezuela, por ejemplo, vende su petróleo a Argentina bajo condiciones
preferenciales y compra a cambio carne de vacuno argentina y maquinaria para la
Agricultura. En febrero de 2005 Venezuela acordó la formación de una “alianza
estratégica” con Brasil para llevar adelante diversos proyectos en el ámbito
energético, petrolero y gasífero, entre ellos la refinería conjunta en Pernambuco y
varios proyectos de etanol y biodiesel. Uruguay también recibe petróleo
venezolano a condiciones preferenciales: la posibilidad de financiar a crédito una
parte de la factura y la posibilidad de pagar la deuda con carne y alimentos. A los
países de la Comunidad Andina (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) Venezuela
les ofreció una cooperación más estrecha en el marco de la iniciativa Petroandina.
En julio del 2005 en Lima los participantes aprobaron el “Acta Presidencial de
Lima” en la que los países de la CAN expresan su interés su interés por una
integración energética más profunda. Ecuador fue el primer país en aceptar la
oferta y desde entonces está negociando la refinación de petróleo ecuatoriano en
Venezuela. A pesar de sus reservas de petróleo propias, Ecuador depende de
importaciones de combustible debido a que carece de capacidad de refinación. El
lazo más estrecho, sin embargo, existe con Bolivia, donde Petroandina ha sido
creada como empresa conjunta PDVSA con la estatal petrolera boliviana. Después
de que Evo Morales anunciara la nacionalización de la industria petrolera y
gasífera boliviana en mayo de 2006, Venezuela y Bolivia a las pocas semanas
firmaron una serie de acuerdos de cooperación. Entre ellos se encuentran
proyectos exploratorios conjuntos, la construcción de dos plantas transformadoras
de gas y sobre todo la creación de Petroandina. A la empresa estatal boliviana le
pertenece el 51% de Petroandina, a PDVSA el 49%. Un primer proyecto consiste
en la construcción de una red de gasolineras en Bolivia. 10 Todas estas iniciativas
energéticas aquí esbozadas son ejemplo de cómo el ALBA se concreta y avanza
en nuestra región. Todos los proyectos energéticos del ALBA disponen de
elementos solidarios importantes, entre ellos la posibilidad de pagar parte de la
factura con exportaciones de bienes y servicios. Esto les ahorra costos reales a
los beneficiarios. Dichas iniciativas también tienen un efecto directo sobre la
distribución de la riqueza. Los recursos que se ahorran por la eliminación de
intermediarios privados van en parte a fondos de desarrollo que han sido creados
en el marco de Petrocaribe y del tratado ALBA-YCP. Hemos visto también como
en los distintos proyectos se ven reflejados los principios rectores de la Alternativa
Bolivariana:

Cooperación, complementación, solidaridad y respecto a la soberanía.

 Complementación, como en el caso de los acuerdos suscritos entre Argentina


y Venezuela. Argentina produce alimentos que hoy Venezuela necesita y
Venezuela tiene combustible que para la Argentina de hoy son indispensables.
Complementación en base de nuestras potencialidades.
 Cooperación, como en el caso de los acuerdos petroleros suscritos entre Brasil
y Venezuela. Brasil se especializa en la exportación petrolera “mar adentro”,
Venezuela en la producción en “tierra firme”. Ahí entonces se produce un
acuerdo de cooperación, cada uno socializa sus conocimientos en las áreas
que más se ha especializado.
 Solidaridad, como en el caso de Petrocaribe. Los países caribeños tienen muy
poca riqueza en hidrocarburos. Venezuela, de manera solidaria –sin regalar
nada-, ayuda a estos países a adquirir combustibles a precios justos.
 Respeto a la soberanía: Todos los acuerdos sin excepción se realizan
respetando la soberanía y el derecho a la autodeterminación de cada nación
firmante.
El ALBA se ha consolidado en una primera etapa y va a continuar creciendo. A
parte de los cuatro países que lo conforman, asisten a las reuniones regionales
seis países observadores, cuatro de ellos caribeños: Haití, San Cristóbal y Nevis,
San Vicente, y las Granadinas y Dominica, y dos países suramericanos: Ecuador y
Uruguay. Los resultados de la V cumbre del ALBA realizada en Tintorero,
Venezuela, hace apenas dos semana, constituyen un ejemplo claro de cómo los
países miembros conciben la puesta en práctica de la Alternativa Bolivariana en
esta siguiente etapa.En materia energética, lo acordado en la V cumbre, en el
Tratado Energético del ALBA, supera en alcance todas las fórmulas anteriores
aprobadas en convenios de cooperación suscritos por Venezuela en el plano
bilateral o multilateral. En Tintorero, Venezuela se comprometió a cubrir no una
porción de las necesidades energéticas de las naciones vecinas, sino la totalidad,
el 100%, de esas necesidades. Eso se llama solidaridad. Según lo acordado en el
Tratado Energético el ALBA, las partes tendrán un bloque en la Faja Petrolífera del
Orinoco de Venezuela de manera tal que puedan tener a su disposición las
reservas de petróleo que garanticen el suministro energético de sus respectivos
países en los próximos 25 años. La exploración y explotación se hará de manera
conjunta a través de una empresa Gran Nacional de petróleo denominada
PETROALBA. En Tintorero también se sentaron las bases para la cooperación de
los países miembros en el uso racional de la energía, la búsqueda del máximo
ahorro y la eficiencia energética. Así como el desarrollo de fuentes alternativas d
energía. A fin de lograr estos objetivos las partes crearán una empresa Gran
Nacional de Energía, que habrá de constituirse como una cooperación de
empresas binacionales de los Estados. Aparte del tema energético, en la V
cumbre también se abordaron otras áreas de cooperación: educación, salud,
cultura, alimentación, telecomunicaciones, transporte, turismo, finanzas, minería e
industria.

Entre los numerosos proyectos conjuntos o “Planes Gran Nacionales” que se


acordaron podemos mencionar los siguientes:

 El Plan Gran Nacional para el desarrollo de la alfabetización


 El Fondo Cultural del ALBA, para la producción y distribución conjunta de cine,
radio, televisión y publicaciones.
 La Empresa Gran nacional de Suministros Industriales del ALBA, cuyo objetivo
será la comercialización de insumos, equipos y maquinarias para la industria.
 Creación del centro gran nacional para el diseño y ejecución de proyectos de
investigación, innovación tecnológica, asistencia técnica y formación para
mejorar la capacidad y calidad productiva de los países miembros.
 Creación del Fondo Económico de Cooperación y de Inversiones Productivas
del ALBA.
 Emisión de Bono ALBA.
 Creación del Banco de Alimentos, para garantizar el abastecimiento.
 Creación de una empresa Gran Nacional de Producción Agroalimentaria.
 Creación de una Corporación Gran Nacional de Líneas Aéreas Estatales.
 Creación de una empresa Naviera Gran Nacional del Sur, entre otros.

También se acordaron los instrumentos jurídicos y de carácter político del ALBA,


así como la creación de un Consejo de Presidentes, Consejo de Ministros,
Consejo de Movimientos Sociales y comisiones por áreas. Todas estas propuestas
fueron parte de la discusión que acaban de sostener los cancilleres de Cuba y
Venezuela en el marco de la XI reunión del Mecanismo de Consulta Política que
acaba de celebrarse en Caracas.

El ALBA es producto del despertar de la conciencia que se expresa en la


emergencia de un nuevo liderazgo político, económico y social en América Latina
y El Caribe. El ALBA, como propuesta bolivariana y venezolana, se suma a la
lucha de los movimientos sociales, de las organizaciones y campañas nacionales
que se multiplican y articulan a lo largo y ancho de todo el continente a favor de
una región más solidaria. Es, en definitiva, una manifestación de la decisión
histórica de las fuerzas revolucionarias de Venezuela y de otros países
latinoamericanos para demostrar que “Otra América es Posible”.
BIBLIOGRAFIA

 Eric Pedersen y los compañeros del periódico “El Trabajador” de


Dinamarca.
 www.monografias.com/trabajos29/alca-alba/alca.
 www.americaeconomia.com

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