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Las Bodas del Cordero

Apocalipsis 19:1-8
Es motivo de mucho gozo compartir este tiempo con Usted. Bienvenida o
bienvenido al estudio bíblico de hoy. El tema para hoy es lo que se llama
las Bodas del Cordero.

Uno de los eventos más recordados de toda persona felizmente casada, es


su boda. Tanto es así, que cada año se dedica determinado día a la
celebración del aniversario de bodas. ¿Qué recuerdos se agolpan en su
mente con relación a su boda? ¿La novia preciosamente adornada? ¿El
novio dibujando una sonrisa forjada? ¿La ceremonia cuidadosamente
ejecutada? ¿O la deliciosa cena? ¿O el impresionante pastel de bodas? ¿O
los invitados? ¿O las infaltables anécdotas? A decir verdad, cualquier cosa
que ocurrió en la boda es buen motivo de conversación en la tertulia con
los amigos. Si Usted me preguntara ¿Cuál boda le ha gustado más? Yo le
respondería que la mía. He visto bodas fastuosas. He oficiado ceremonias
nupciales hermosas, pero para mí, mi boda sigue siendo la mejor. No
porque hubiera habido derroche de dinero o algo por el estilo, sino porque
simplemente fue mía. Pero…Ah… no debo olvidar que todavía no ha
tenido lugar la boda más grandiosa de todos los tiempos. Me refiero a las
Bodas del Cordero. Esta sí que será la mejor boda. Entonces aceptaré de
buena gana que mi boda ocupe un honroso segundo lugar. Pero ¿Qué es
esto de las Bodas del Cordero? Bueno, en la Biblia se presenta a la iglesia
de Cristo como la esposa y a Cristo como el esposo. Para que haya esposa
y esposo tiene que haber habido bodas. Pues esas bodas son las Bodas del
Cordero. Sobre eso nos habla el pasaje bíblico que vamos a estudiar el día
de hoy. Como introducción, recordemos que casi al final de la gran
tribulación, el mundo entero habrá sido reducido a un montón humeante
de escombros. Fue el resultado del juicio divino a un mundo que se atrevió
a revelarse contra Dios. Pero después de toda tormenta viene la calma. La
calma fue precedida de alabanza en los cielos y alabanza en la tierra. De
esto da cuenta el pasaje bíblico que estudiamos anteriormente y que se
encuentra en Apocalipsis 19:1-6. Luego de la alabanza aparece el relato
de esto que venimos hablando, las Bodas del Cordero. Para apreciar mejor
esta maravilla, es necesario entender como se llevaban a cabo las bodas
judías en el tiempo en que se escribió el Nuevo Testamento. Básicamente
tenían cuatro etapas. El contrato, el desposorio, la ceremonia y la cena.
Permítame explicarlo. El contrato. Se celebraba entre los padres de la
novia y los padres del novio, normalmente cuando los contrayentes eran
niños o muy jóvenes. Después que los padres de los contrayentes se
ponían de acuerdo, al padre de la novia recibía el precio de la novia en
calidad de dote. Este compromiso era firme y la única manera de romperlo
era por medio de una especie de divorcio. Cualquier infidelidad durante
este tiempo, por parte de cualquiera de los contrayentes era considerada
como adulterio. Para todo propósito práctico era como si los contrayentes
ya estuvieran casados, pero no podían todavía tener relaciones sexuales
entre ellos. El desposorio. También se lo conocía como la preparación.
Normalmente duraba un año, pero podía extenderse más. Durante este
tiempo la novia era observada cuidadosamente para manifestar su pureza.
Durante este tiempo, el novio trabajaba incansablemente preparando la
casa para su novia. Era común que la casa sea edificada junto a la casa del
padre del novio. El día de la boda, el novio salía de la casa de su padre
para ir a buscar a la novia quien estaba esperando en su casa. Juntamente
con la novia, el novio iba a la cabeza de una procesión nupcial hacia la
casa que había preparado para los dos. La ceremonia de bodas. Antes de
la ceremonia, se redactaba un contrato legal llamado Ketubah, el cual era
firmado por dos testigos quienes no debían estar relacionados con la
pareja. Este era el pacto matrimonial en el cual constaba el compromiso
de fidelidad mutua y las obligaciones del esposo y de la esposa. La novia
se ataviaba adecuadamente para esta ceremonia. Tanto su cabello como
su vestido eran adornados con joyas y la novia se cubría la cara con un
velo. La ceremonia se llevaba a cabo en la casa del novio. A esta
ceremonia asistían los familiares más cercanos, dos testigos y unos pocos
amigos de confianza. La cena. La última fase se la conocía como la cena
de las bodas. Se invitaba a los amigos de la novia y del novio para
compartir con ellos el gozo de la pareja. Era una buena excusa para una
prolongada fiesta. Duraba entre unos cuantos días hasta una semana,
dependiendo de cuán ricos eran los contrayentes. Después de la cena de
bodas, la pareja se retiraba a su nueva casa para iniciar su vida como
marido y mujer. Todo esto halla y hallará su paralelo en la relación de
Cristo con su iglesia. Existe un pacto matrimonial entre Cristo y la iglesia.
Hablando a la iglesia, el apóstol Pablo le dice lo siguiente, según 2
Corintios 11:2 “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado
con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.”
Cristo pagó un precio inestimable por su novia, la iglesia. El precio fue la
sangre que Él derramó en la cruz del calvario. Efesios 5:25 nos habla de
que Cristo se entregó a sí mismo por la iglesia. La unión de Cristo con la
iglesia se encuentra por ahora en la fase del desposorio o la preparación.
Cristo, el novio está preparando la morada para su amada. Juan 14:2 nos
dice que Cristo está preparando lugar para los suyos, para la iglesia.
Mientras tanto, la iglesia debe permanecer fiel a Cristo. Pero todavía no
ha tenido lugar la ceremonia de bodas, ni la cena de las bodas. Esto está
todavía en el futuro. De la ceremonia de bodas es justamente lo que nos
habla Apocalipsis 19:7-8 donde dice: “Gocémonos y alegrémonos y
démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se
ha preparado. Y a ella se ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.”
Estas palabras provienen del cielo. No se sabe si es un ángel o uno de los
seres vivientes quien las pronuncia. En todo caso, se trata de un anuncio.
Es un anuncio que evoca sentimientos de profundo gozo y alegría. Es
motivo para que el nombre de Cristo sea glorificado. Toda boda es motivo
de gozo y alegría. Cuánto más la boda de Cristo. En las bodas orientales,
el novio es el foco de atención en la ceremonia de bodas. Ese es el motivo
por el cual se invita a dar gloria a Cristo. Han llegado las bodas del
Cordero. Interesante ese nombre para Cristo. El Cordero. Hace alusión al
precio que Cristo tuvo que pagar por su novia, la iglesia. Cuánto nos
amará Cristo que no escatimó su propia vida con tal de tenernos a su lado
como su esposa. Además note que la iglesia, la novia o la esposa se ha
preparado adecuadamente. Recuerde que para la ceremonia de bodas, la
novia se vestía esplendorosamente, adornando su cabello y su vestido con
joyas preciosas. Lo mismo ha hecho la iglesia. Dice el texto que se le ha
concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente. Esto nos
habla de una iglesia gloriosa en el cielo, ante la presencia de Cristo. La
Biblia enseña que tan pronto los creyentes seamos arrebatados al cielo,
participaremos en lo que se llama el tribunal de Cristo. Será la ocasión
para que Cristo otorgue recompensas a los creyentes por las obras
realizadas mientras estuvieron en este mundo. Las buenas obras serán
recompensadas y las malas obras… bueno, serán quemadas. Las
recompensas recibidas serán las joyas que adornen a la esposa en el día
de la ceremonia de bodas. Bien se ha dicho que el vestido que usaremos
en el cielo es confeccionado con las obras que hacemos en la tierra. Porque
el lino fino que viste la iglesia en la ceremonia de bodas es las acciones
justas de los santos. Pero nos falta la cena de las bodas. Pues bien, un
ángel hace la invitación a la cena de las bodas. Apocalipsis 19:9 dice: “Y
el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena
de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de
Dios.” Felices o dichosos son los llamados a participar en la cena de las
bodas del Cordero. ¿Para quienes es la invitación? No puede ser a la
iglesia, porque la iglesia es la novia y la novia no puede ser invitada a su
propia boda. La invitación es a los santos del Antiguo Testamento, a los
santos de la tribulación, y a los creyentes que estén vivos en la tierra al
final de la tribulación. Todos estos son santos aunque no pertenecen a la
iglesia de Cristo. Ellos serán los que engalanen con su presencia la cena
de las bodas del Cordero. ¿Cuándo y donde tendrá lugar la cena de las
bodas del Cordero? Será al final de la tribulación y tendrá lugar en la
tierra. Mayores detalles sobre esto último estudiaremos más adelante. El
apóstol Juan estaba tan emocionado con todo esto que no meditó bien en
lo que estaba haciendo y cometió un desliz que fue prestamente corregido
por el ángel. Apocalipsis 19:10 dice: “Yo me postré a sus pies para
adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Los ángeles no son Dios
como para ser adorados. Por eso este ángel rechazó la adoración que Juan
se aprestaba a dar. Dios es el único que merece adoración. Usted también
no debe adorar a ningún ángel ni a ningún ser humano vivo o muerto, por
más buenas cosas que estos seres humanos hayan hecho o estén haciendo.
El ángel estaba simplemente revelando la grandeza y gloria de Jesús. La
profecía de toda la Biblia apunta a una sola cosa. La magnificencia de
Jesucristo. Así termina este interesante pasaje bíblico. Espero que nos
acompañe para juntos examinar lo que viene a continuación.

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