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Parte #1
Durkheim define al suicidio como “todo caso de muerte que resulte, directa e indirectamente,
de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima, sabiendo que ella debía producir este
resultado”.
El suicidio es el resultado de una conducta psicopatológica que puede ser catalogada como un
fracaso adaptativo, a diferencia de otras conductas neuróticas. El acto suicida se realiza medio
de una crisis, en la cual los trastornos emocionales condujeron al individuo a un grado tal de
restricción cognoscitiva que no encuentra mejores soluciones.
Debemos considerar que la intención de quitarse la vida es un acto realizado con un sentimiento
indiscutible de ambivalencia por quitarse la vida, pero en el cual la conducta es auténtica.
Cualquiera que sea la manifestación del suicidio, este siempre ocurre en un acto personal e
individual (aun aquellos casos colectivos, como los de algunas sectas) que también refleja las
condiciones del escenario en que acontece. Los diferentes factores que conforman el escenario
del suicida confluyen en un punto llamado “estructura psicológica, que, si bien puede ser
funcional durante muchos años, también puede tener elementos que afloren en condiciones
críticas que desemboquen en acciones de autodestrucción extremas. Para entender porque se
suicida la gente debemos diferenciar entre condiciones que son de riesgo aquellas que son las
detonantes o precipitantes del suicidio.
Los factores condicionantes son el conjunto de condiciones que a lo largo de la vida han
participado en el desarrollo de la persona al distorsionar, debilitar o disminuir la fuerza de su
estructura psicológica y patrones adaptativos; se toman en cuenta las condición en que nación,
los antecedentes familiares y de salud, los momentos históricos y sociales y las condiciones
económicas presentadas, entre otros factores.
Los factores precipitantes son aquellas condiciones que en un momento dado llevan al acto
suicida o suicidio consumado.
¿Por qué se suicida la gente? La respuesta no puede ser permanente ni acabada, si no que tendrá
que actualizarse según las épocas y condiciones. Las siguientes cuestiones podrían incluirse en
la respuesta:
* Reconsiderar las fuerzas psicológicas que llevan a una persona a terminar con su vida,
Suicidio
Parte #2
A nivel internacional, las conductas suicidas son un problema de salud pública. En la actualidad
se presentan más de un millón de muertes al año por suicidio en el mundo y se considera que
por cada uno de los que se realizan se presentan de 10 a 20 intentos fallidos (WHO, 2014).
De manera general, entre los factores de riesgo para cometer suicidio se pueden enumerar:
padecer enfermedades mentales, trastornos de conducta o personalidad, como agresividad e
impulsividad y, el abuso de drogas y, o alcohol, o ambos, entre otros. Los antecedentes de
conductas suicidas personales y familiares, así como haber tenido padres adictos o enfermos
mentales se encuentra entre los factores de riesgo más importantes.
Los aspectos sociodemográficos asociados a las conductas suicidas son: problemas económicos,
cuando no se satisfacen las necesidades básicas, el desempleo, la ruina económica, la exposición
a suicidios cercanos de manera geográfica, no tener pareja estable, vivir solo, falta de afiliación
religiosa, entre otras. Entre los factores socioculturales se encuentran el estigma social asociado
a la búsqueda de ayuda profesional, difícil acceso a los servicios de salud mental, creencias que
legitiman el suicidio ante ciertas situaciones y exposición al comportamiento suicida en los
medios de comunicación. También se han relacionado a las conductas suicidas las experiencias
estresantes en la infancia o la adolescencia como la pérdida de un ser querido, ser víctima de
abuso sexual, físico o emocional.
Entre los aspectos biológicos asociados a las conductas suicidas se han estudiado diversos
marcadores biológicos, para tratar de encontrar valores sensibles y específi- cos con la conducta
suicida. Diversos estudios han encontrado resultados contradictorios respecto a los niveles de
cortisol en pacientes con intento suicida, los cuales pueden ser en exceso altos o bajos pero
nunca normales (Coryell & Schlesser, 2001; Lindqvist, Isaksson, TräskmanBendz & Brundin,
2008; van Heeringen, 2003; Jokinen & Nordström, 2008, 2009). Se ha observado que la
desregulación en el eje Hipotalámico-Pituitario-Adrenal (HPA), tiene predicciones en la conducta
suicida en pacientes con desórdenes del estado de ánimo (Jokinen & Nordström, 2008). La
hiperactividad del eje HPA parece ser un riesgo para que se dé la conducta suicida. Esto se ha
demostrado con claridad con la prueba de supresión de dexametasona (DST, por sus siglas en
inglés), con la cual a pesar de inhibir por medio de un fármaco la síntesis de cortisol, los pacientes
con riesgo de intento de suicidio no muestran esta supresión de la hormona; por el contrario,
presentan elevados niveles de ésta, con lo que se demuestra la hiperactividad del eje HPA
(Coryell & Schlesser, 2001). La desregulación del eje HPA y el sistema noradrenérgico también
pudieran jugar un rol en la conducta suicida. Se han encontrado niveles bajos de un metabolito
de la noradrenalina en fluido cerebroespinal (CSF MHPG, por sus siglas en inglés) en pacientes
con riesgo de conducta suicida por de alta letalidad; en pacientes con intento de suicidio
comparados con aquellos que no tienen intentos, con depresión mayor. Estudios posmortem
documentan alteraciones en el sistema noradrenérgico central en víctimas de suicidio. Los
niveles bajos en la respuesta noradrénergica se han asociado con el riesgo suicida (Jokinen, Ouda
& Nordström, 2010). Asimismo, se han examinado los sistemas neurotransmisores de
serotonina, noradrenalina y dopamina, donde encontraron baja actividad de neuronas
presinápticas serotonérgicas (5-HT) en corteza prefrontal, hipotálamo, corteza occipital y tallo
cerebral. En el sistema noradrenérgico, se han observado bajos niveles de noradrenalina. El
sistema dopaminérgico se ha visto alterado durante el trastorno depresivo, y existen pocos
estudios para determinar cómo pudiera estar implicado en el suicidio (Mann, 2003). Parece que
ninguna variable biológica por sí sola es un predictor de la conducta suicida, aunque al
combinarlas con el resto de los factores de riesgo, pudiera ser evidencia suficiente para
desarrollar programas de prevención de este fenómeno.
Los factores de riesgo psiquiátricos relacionados con el comportamiento suicida son múltiples y
complejos de acuerdo con la enfermedad en el eje psiquiátrico y su interacción con variables
sociodemográficas, físicas, biológicas y culturales propias de cada individuo. Las enfermedades
con las cuales se ha relacionado un riesgo elevado a presentar comportamiento suicida son:
depresión mayor, trastorno bipolar, esquizofrenia, alcoholismo, abuso de sustancias y ansiedad
como patología primaria o comorbilidad. Si bien es cierto que no todos los pacientes que
padecen alguna enfermedad psiquiátrica presentarán comportamiento suicida, se ha
demostrado que padecer una enfermedad de este tipo o tener factores genéticos
predisponentes, aumenta el riesgo suicida en comparación con la población en general.
Bibliografía
Lopez, T. M. (2015). Fenomeno Suicida: un acercamiento transdisciplinar. Tlaquepaque, Jalisco,
México: Manual Moderno.