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Meteorización física
La meteorización física produce desintegración o ruptura en la roca, sin afectar a su
composición química o mineralógica. En estos procesos la roca se va fracturando, es decir,
se va disgregando en materiales de menor tamaño y ello facilita el proceso de erosión y
transporte posterior. Las rocas no cambian sus características químicas pero sí las físicas.
Está causada por las condiciones ambientales (agua, calor, sal, etc.). Los agentes que la
provocan son:
La descompresión: Es la expansión y el agrietamiento que se producen en rocas
que se han formado a gran profundidad, al encontrarse en la superficie donde la
presión es mucho menor. A causa de esta dilatación comienzan a experimentar la
formación de grietas o diaclasas con lo que se forman losas horizontales.
Termoclastia es la fisura de las rocas aflorantes como consecuencia de la diferencia
de temperatura entre el interior y la superficie. La diferencia térmica día-noche es la
causa: durante el día, al calentarse, la roca se dilata; sin embargo, por la noche, al
enfriarse, se contrae. Al cabo de un tiempo acaba rompiéndose. Este tipo de
meteorización es importante en climas extremados con gran oscilación térmica entre
el día y la noche (como en el desierto). La termoclastia da origen a una forma típica
de meteorización mecánica en rocas graníticas que se denomina exfoliación en
bolas, en inglés onion weathering (meteorización en capas de cebolla) debido a que
la radiación solar penetra muy superficialmente en el granito, calentando apenas uno
o varios centímetros a partir de la superficie, que es la zona que se dilata, mientras
que al enfriarse, se va separando del núcleo interno que conserva la misma
temperatura más tiempo.
Gelifracción: es la rotura de las rocas aflorantes a causa de la presión que ejercen
sobre ellas los cristales de hielo. El agua, al congelarse, aumenta su volumen en un
9 %. Si se encuentra en el interior de las rocas, ejerce una gran presión sobre las
paredes internas que acaba, tras la repetición, por fragmentarlas. Este tipo de
meteorización es importante en climas húmedos y con repetidas alternancias hielo-
deshielo (+0 °C/-0 °C), como los montañosos.
Haloclastia: es la rotura de las rocas por la acción de la sal. En determinados
ambientes hay una gran presencia de sal. Esto es en los ambientes áridos, ya que las
lluvias lavan el suelo llevándose consigo la sal, la cual se precipita sobre el suelo al
evaporarse el agua. La sal se incrusta en los poros y fisuras de las rocas y, al
recristalizar y aumentar de volumen, aumenta la presión que ejercen sobre las
paredes internas (similar a la gelifracción) con lo que se puede ocasionar la ruptura.
El resultado son rocas muy angulosas y de menor tamaño, lo que generalmente da
lugar a los procesos de erosión.
Meteorización química
Produce una transformación química de la roca provocando la pérdida de cohesión y
alteración de la roca. Los procesos más importantes son los atmosféricos, el vapor de agua,
el oxígeno y el dióxido de carbono que están implicados en:
Meteorización biológica
La meteorización biológica u orgánica consiste en la ruptura de las rocas por la actividad de
animales y plantas. La construcción de madrigueras y la acción de las raíces de los árboles
pueden provocar una acción mecánica, mientras que los efectos de la presencia de agua y
diversos ácidos orgánicos, así como el aumento del dióxido de carbono, pueden
complementar la meteorización alterando la roca. Así pues, los efectos de la meteorización
biológica combinan los procesos de disgregación y los de alteración.