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COORDÍNATE
MEJOR
Descubre las claves para compenetrarte mejor con quien más trabajas.
¡Hola y muchas gracias por estar ahí! Quiero darte una calurosa bienvenida a este
curso «COORDÍNATE MEJOR». Es fantástico tenerte ahí al otro lado, y desde ya
quiero agradecerte la inversión de Tiempo y Atención que vas a poner en el curso.
Va a merecer la pena, ya verás, porque por delante tenemos una serie de lecciones,
ejercicios y materiales de apoyo, con los que irás aprendiendo las claves prácticas
para potenciar tu capacidad de coordinación con otras personas en el trabajo.
Cuando pensé en la temática para darte un nuevo curso gratuito, pronto se me vino
a la cabeza la coordinación. Se trata de una capacidad que se suele pasar por alto al
hablar de Productividad Personal, pero que cada vez distingue más a las personas
efectivas y resolutivas, de las que lo intentan y se desesperan.
Fíjate… Tú estás interesado en gestionarte mejor, ser más organizado y eficaz, más
rápido y eficiente, aumentar tu rendimiento y conseguir mejores resultados. Y eso
es estupendo. Pero aunque te centres en buenos hábitos personales o en reforzar tu
sistema productivo, hay un punto donde todo eso ya no depende de lo tuyo. O
mejor dicho, empieza a depender de tu capacidad para colaborar y coordinarte con
otras personas. Por eso es TAN importante, y por eso lo vamos a estudiar a fondo.
Y algo muy importante que necesito decirte ahora al empezar: este curso no va de
enseñar a “trabajar en equipo”, sino de saber coordinarte y colaborar con cualquier
persona. Así que, ya seas jefe o coordinador, miembro de un equipo de cincuenta o
cinco personas, o trabajes solo y tú seas tu propia empresa (como yo), necesitas
saber coordinarte con otras personas. Tienes mucho que ganar aquí, y el precio de
no saber coordinarte es altísimo, tal como veremos en las próximas lecciones.
✔ Empezaremos por ver cuál y cómo es tu equipo, las personas con las que tienes
que saber coordinarte. Porque aunque trabajes solo y creas que no tienes
necesidad de colaborar, todo el mundo tiene que hacerlo de manera constante.
✔ Y terminaremos estudiando las claves para hacer que esa coordinación efectiva
dure con un aprendizaje y mejoras constantes. Porque todo es un proceso.
¿Suena bien el plan? Bueno, antes de lanzarnos a caminar, en este punto te animo
a que hagas el ejercicio práctico inicial que incluye este curso. Se trata de un
ejercicio de auditoría (una evaluación personal) que te ayudará a hacerte una idea
más precisa de tu capacidad de coordinación, a saber en qué punto estás, y a
detectar puntos fuertes y débiles. Todo esto te vendrá fenomenal a medida vayas
avanzando por todos los contenidos y materiales que he preparado para ti.
Así que en este punto te pregunto: ¿Cuál es tu equipo? ¿Qué personas lo forman?
Ojo porque este es un detalle que se le escapa a muchos: aun cuando tú trabajes
solo (como yo), como freelance en casa o con la oficina móvil de un lado para otro,
sigues trabajando en equipo y por tanto dependiendo de él. Así que tienes que saber
coordinarte bien ellos. Más si cabe que los demás, porque tú eres el único
responsable de tu negocio y nadie más va a mirar por su nivel productivo.
Vamos a ir deteniéndonos en siete puntos muy concretos, que yo llamo las "siete
verdades ocultas" detrás del trabajo junto a otros. Son ideas de base que, o se
desconocen, o se pasan por alto, o se han entendido de manera incorrecta. Y todas
ellas hacen que tu coordinación con otros no sea óptima, o que incluso sea uno de
tus puntos más débiles. Vamos a verlas…
Es cierto que cada persona es diferente. Empezando por cómo es, siguiendo por su
tipo de trabajo y exigencias, y terminando por su entorno físico y las personas con
las que colabora. Pero al hablar de errores de coordinación hay una serie de ellos
muy comunes a casi todo el mundo. No me los he inventado yo, simplemente los
he ido detectando y recopilando lo largo de los últimos años, con el extenso
contacto que he tenido con otros profesionales y equipos de trabajo. No son cosas
etéreas o teóricas, sino muy pegadas a cada gesto que repites cada día montones de
veces. Ya sea enviar un correo a tus compañeros, tener una reunión con tu jefe o
coordinador, o hacer una llamada a uno de tus clientes o colaboradores.
Vamos con esa serie de los (siete) grandes Errores al coordinarte con otros:
E RRO R N º1
HABLAR Y ESCRIBIR SIN PENSAR ANTES DE HACERLO
El primer paso de la mala comunicación (coordinación) siempre es no pensar antes
de hacerlo. Un mensaje de correo no pensado mínimamente es un mensaje mal
escrito, lo que suele implicar confusión, indecisión, nuevas preguntas, otros
mensajes de ida y vuelta, o quizá algo peor: interrupciones, llamadas o una reunión
que os quitará un Tiempo y Energía que necesitáis para otras cosas.
Aunque también nos pasa al hablar cara a cara, al Correo es sin duda el rincón
donde más claramente se ve esta ausencia de “pensar antes de”. Y la explicación es
que hemos convertido el acto de escribir un mensaje en un gesto reflejo, casi
compulsivo. Simplemente creamos un mensaje nuevo y empezamos a teclear como
posesos. La consecuencia es que vamos desarrollando ideas a medida avanzamos y
ERRO R N º2
NO CONTAR A LOS DEMÁS CÓMO TRABAJAS
Tu jefe, coordinador o manager, ¿sabe cómo trabajas? ¿Y tu compañero de al lado o
la persona que está en remoto pero con quien más trabajas? ¿Y tus principales
clientes? ¿Saben cómo te organizas, cómo planificas, cómo cuidas tus tareas clave,
cómo preparas las reuniones, cómo eliminas distracciones…? Seguramente no.
Porque son cosas que habitualmente no compartimos con los demás. Y es una
autentica lástima, porque con todos ellos tú compartes cientos de horas, cientos de
reuniones, miles de correos, montones de proyectos… y también desajustes,
malentendidos, urgencias…
Si él y ella conocen tus hábitos y rutinas principales, si sabe cómo trabajas, podréis
compenetraros mejor y afinar cosas que van bien pero que podrían ir mejor.
ERRO R N º3
HACER SISTEMÁTICAMENTE EL TRABAJO DE OTROS
(Esto no suele afectar a las personas que trabajamos en solitario pero puede darse
el caso.) Cuando no sabes decir “no”, cuando no preparas tu trabajo y no eres
consciente de todo lo que tienes que hacer, cuando te dejas llevar por falsas
urgencias, y las peticiones para hacer algo «ya» de la otra persona, sueles terminar
cargando con el trabajo de otros. Y además una y otra vez.
ERRO R N º4
COMUNICAR URGENCIAS UTILIZANDO EL CORREO
Uno de los errores más extendidos al colaborar con otros es comunicar una
urgencia por Correo. Un cambio de última hora decidido por un cliente, una
reunión que repentinamente cambia, una tarea o acción que acaba de surgir y que
se tiene que hacer cuanto antes, una información que se necesita hacer llegar
“ya”… serán urgencias más o menos calientes, pero todo eso NO debe enviarse por
Correo. Hay otros canales más inmediatos y efectivos, como el teléfono o decirlo en
persona.
Ponte la gorra que pone “sinceridad" y hazte esta pregunta: «¿Suelo enviar urgencias
por Correo?» Y si tú no lo haces y es alguno de tus colaboradores o compañeros
quien lo hace, corrígelo cuanto antes. Explícale que no estás leyendo el Correo
constantemente, y que si surge algo que tienes que solucionar en menos de una
hora (por ejemplo), lo mejor es que os coordinéis por otros medios.
ERRO R N º5
NO APORTAR EN LAS REUNIONES O IRTE DE VACÍO DE ELLAS
Y cuando digo “reuniones”, tienes que pensar también en videoconferencias,
llamadas de teléfono o conversaciones de pasillo. Todo eso son las herramientas
que tú tienes a tu disposición para: (1) explicar, entender y comunicar bien; y (2)
coordinarte y compenetrarte para evitar malentendidos en las pequeñas cosas.
Pues bien, en torno a esas “reuniones", hay dos errores bastante habituales
2. No saber claramente lo que tienes que hacer una vez que la reunión o la
conversación termina. Lo que te llevará a no saber en qué concentrarte, hacia
dónde tirar, y lo peor: tal vez generar una futura descoordinación o urgencia.
La pregunta es: ¿qué estás haciendo tú para que esa colaboración sea mejor?
A medida que van pasando los días, que vivís situaciones buenas y difíciles, que
vas detectando errores y puntos de fricción, seguro que se te van ocurriendo ideas o
sugerencias que podrían mejorar la manera en la que os compenetráis. Puede ser
algo relativo a cómo hacéis las reuniones de los viernes, la manera en la que se
delegan las tareas internas, cómo se hace el seguimiento de los proyectos, o el
formato de los correos internos que tienen que ver con temas de clientes.
La pregunta que te hago es esta: ¿Comentas y propones esas ideas? ¿Las razonas y
las explicas? ¿Por qué callarte algo que te permitirá trabajar con otros mejor cada
día? Para mí es un error mayúsculo… y a la vez una enorme oportunidad.
ERRO R N º7
PARTICIPAR EN CONVERSACIONES NEGATIVAS
Ya sé que normalmente no nos gusta reconocer que hacemos esto pero en el fondo
todos caemos en ello. Un jefe complicado, un cliente pesado, un compañero o
colaborador vago… al trabajar con otros es inevitable que surjan conversaciones
donde manda la crítica, el cinismo, el cotilleo, donde circulan los chismes, teorías
estúpidas y acusaciones infundadas. Todo eso son conversaciones tóxicas que te no
ayudan en nada. ¡Evítalas como la peste!
No apunto este error solo por evitar enrarecer el ambiente de trabajo, o para
fomentar el “espíritu de equipo”, sino porque esas conversaciones actúan como un
enorme ladrón de tu Energía. Esa Energía que necesitas para llegar a todo lo que
tienes que hacer sin morir en el intento. Las conversaciones negativas son como
una gran aspiradora que succiona tu empuje y ganas diarias. Esas conversaciones
te contagian un “mal rollo” permanente, cuando deberías rodearte de estímulos
positivos, que te animen, te enchufen, y te pongan las pilas. Es la mejor manera de
rendir, poner calidad en lo que haces, y vivir con una mente más limpia.
Uno a uno ve preguntándote, con total sinceridad, si a día de hoy estás cayendo en
alguno o en varios de ellos. Y si es así, nada de malas caras, porque quiero que veas
cada uno de ellos como una grandísima oportunidad parar corregir, mejorar y
avanzar. Porque no olvides nunca este detalle crucial: todo esto es algo diario.
¿Seguimos adelante?
Pero estaba esperando con impaciencia que llegaras hasta esta lección, porque aquí
veremos uno de los pilares de oro de la buena coordinación: la anticipación. El
prevenir y evitar descoordinaciones antes incluso de que se produzcan, es uno de
los rasgos que separan a los aceptables profesionales de los grandes de verdad.
Pero esa previsión y anticipación no cae sola del cielo ni es uno de nuestros puntos
fuertes. Exige esfuerzo, proactividad e iniciativa, y evitar una improvisación en la
que cada vez nos amparamos más para justificar todo lo que hacemos mal. Pero si
estás en este curso, es que tienes algo más que interés. Así que con vigilar una serie
de detalles que vamos a ver a continuación, tu día a día cambiará radicalmente.
Te voy a presentar los puntos o detalles que a mi juicio se pueden aplicar a casi
todo el mundo, pero es fácil que viendo esta lista se te ocurran otras cosas que
debes vigilar por adelantado para garantizar esa coordinación “desde antes”.
Para conseguir eso hay que hablar, contar, aclarar y comunicar de forma concreta y
efectiva. Pues bien, eso es justo lo que aprenderás en la segunda parte del curso.
Que todo esto no te suene a algo teórico porque no lo es. Es la base de tu nueva
forma de compenetrarte con quien trabajas a diario. De todas maneras, ahora
iremos aterrizando y concretando… vamos a ver qué pasos debes dar o qué detalles
cuidar para conseguir esa “comunicación efectiva”; ya sea al escribir un correo en el
que delegas una tarea, participar en una reunión para desatascar un proyecto, o
hablar por teléfono con un cliente para comunicarle un retraso. Tu coordinación
con todos ellos dependerá de cómo hables y cómo escribas, de lo que digas o
incluso no digas. En eso nos vamos a centrar ahora.
Pero hay más. Porque una mala comunicación interna también causa lentitud, falta
de eficiencia y ausencia de resultados. Los proyectos no avanzan todo lo rápido que
podrían porque los miembros del equipo no están sintonizando la misma
frecuencia. No están sincronizados, no reman acompasadamente, no hay
Son ideas sencillas, lo reconozco, pero muy muy potentes. Siempre han estado ahí,
la verdad, solo que las hemos olvidado. Nuestro estilo de vida y trabajo promueven
otro tipo de comunicación: precipitada y descuidada, descentrada (por la multitarea
y distracciones), superficial y hasta frívola (¿cosas de trabajo por Whatsapp?).
Estos son los cinco escalones de una comunicación efectiva con los demás:
2. Piensa antes de… teclear o hablar. Eso te permitirá elegir bien lo que quieres
o tienes que decir sin dejar nada o añadir palabras de más, lo que termina por
difuminar el mensaje.
Tú y las personas con las que más trabajas tenéis que acordar por qué canal vais a
tratar ciertos temas. Por ejemplo: «Todo lo relativo a las novedades y cambios de tal
proyecto, nos las enviaremos por Correo». «Cuando hablemos con nuestros clientes, nunca lo
haremos utilizando Whatsapp. Y si ellos lo hacen, les contestaremos por Correo haciendo
referencia a ese mensaje». Son solo dos rápidos ejemplos pero que te pueden orientar
de la idea de base: en el trabajo hay que acordar por adelantado cómo y por dónde se
van a tratar ciertos temas. Tanto con gente de dentro como de fuera de tu entorno.
# 2
SÉ BREVE Y DIRECTO
Si no, piensa por un momento en estos dos casos tan habituales y que seguramente
has padecido más de una vez:
(+) Una reunión que empieza con una introducción irrelevante, con unos rodeos
que en lugar de despertar interés provocan alejamiento del verdadero objetivo
de veros. Cinco, diez o más minutos para no decir nada o para decir algo que se
podría haber adelantado en el mensaje de convocatoria.
(+) Un correo que empieza con un párrafo, y otro, y otro más sin decir realmente
lo que quiere decir o pedir. Y uno grita en silencio: «¡Pero no te enrolles hombre! ¡ve
al grano ya!» Texto y más texto para al final decir lo importante en el último
párrafo y de mala manera.
«Tengo una tarea para ti: necesitaba que para el martes a última hora terminaras el
informe que hablamos ayer en la reunión».
«Hay un retraso en la entrega de esta semana: ayer a última hora nos encontramos con
un problema gordo y no podemos llegar a llegar a este viernes».
«Necesitaba que hicieras una tarea por mí, ya que yo mañana estaré de viaje: se trata
de entregar en mano la nueva propuesta comercial al cliente».
¿Has notado algo en todos estos ejemplos? En todos se empieza por decir en primer
lugar lo que quiero decir, y a continuación, después de los dos puntos (:), lo detallo
un poco más. En ponerlo en primer lugar hace que consigas dos cosas: (+) Capturar
la atención de esa persona inmediatamente, puesto que se entera rápido qué
quieres decir. Y (+) evitar que te enrolles y des rodeos, pues ya acabas de decir lo
principal y no te queda otra que concretar.
#3
SÉ PRECISO Y CLARO
• Qué debe hacerse, cuál es la tarea en sí. Sin añadidos ni aditivos, de forma
clara y directa.
«Hola Dani. Necesitaba que el entregaras el informe revisado por el cliente este viernes,
antes de las 13:00».
«Ayer hablé con nuestro proveedor y nos propone un cambio. Revisar el presupuesto
aprobado por la junta y dar el OK antes de este jueves 27. Ana y yo tendremos que
ponernos con ello ya».
«Ha habido un retraso y Berto tiene que entregar ese presupuesto antes de hoy a las
18:00. El cliente lo necesita para presentárselo a su equipo al día siguiente.».
Si te fijas, las dos primeras coordenadas (Qué + Cuándo) son las más importantes.
Porque cuando hay tantos proyectos en marcha, decenas de tareas haciéndose de
forma simultánea, equipos o unidades colaborando en paralelo, compromisos y
“deadlines” que cumplir, cuando hay muchas agendas y listas de tareas que encajar,
imprevistos sobrevolando, clientes y jefes exigiendo, es absolutamente esencial que
seamos exactos y precisos al pedir qué te pido y cuándo lo necesito.
Con todo que hemos visto en esta lección, déjame preguntarte: ¿crees que cada día
cuidas estos escalones cuando te coordinas con otros? ¿Crees que tus llamadas de
teléfono, participaciones en reuniones o cientos de correos que escribes son así?
Te pasa a ti y nos pasa a todos. Por eso te decía al principio del curso que seguro
que tenías bastante margen de mejora. Y ya ves que merece la pena.
#1
Cosas que has pedido/encargado y que te tienen que devolver
Es muy habitual enviar o encargar algo a alguien pero pasan los días sin que sepas
nada. A veces no obtienes respuesta, a veces te dicen que están con ello pero pasa
el tiempo y no hay novedades. Claro que le corresponde a la otra persona hacer su
trabajo pero tú ni debes ni puedes confiarte. Insiste con un correo (una plantilla
preparada) de seguimiento y apuntala esa coordinación. Y si falla, que no sea por
haberte quedado de brazos cruzados.
# 2
Tareas tuyas en las que tienen que intervenir otras personas
Hay muchas cosas en las que eres totalmente independiente: las puedes planificar,
orientar, decidir, hacer y terminar tú sin la ayuda de nadie. Pero hay otras muchas
tareas donde dependes de otros. Es decir, otros tienen que hacer algo para ti, o
terminar algo primero para que tú puedas continuar con tu parte. Ahí es muy
habitual dejar pasar el tiempo y relajarse cuando debes hacer lo contrario: actuar
con iniciativa y anticipación. Revisa tus tareas siempre fijándote en lo siguiente:
3. «¿Qué necesita la otra persona (material, información, detalles) para hacer bien y a
tiempo esa tarea?»
2. Mira debajo del problema, fíjate en los detalles que tienen bloqueada la
situación, e intenta identificar soluciones para proponérselas.
3. Elige el canal y forma de comunicar que mejor venga para desatascar esa
solución.
Aun cuando habrá casos donde tú no tengas autoridad para desatascar la situación
(el jefe o cliente pasan de ti), o la otra persona no haga nada (gente pasiva, vaga o
desbordada por el trabajo), tú habrás hecho bien tu parte.
#4
Temas sin aclarar o concretar que has hablado con otros
Son las típicas “patatas calientes" que, por no detectarlas y aclararlas a tiempo,
siempre terminan en urgencia, descoordinación y a menudo bronca. Y cuando hay
jefes y clientes por el medio… eso no es nada bueno. En la revisión de tu trabajo
asegúrate de dedicar unos minutos a localizar-y-enfriar temas "calientes", si es que
los hay. Siempre siguiendo estos dos pasos:
2. Aclarar— debes enfriar esas patatas calientes cuanto antes y como sea:
mediante una llamada, un correo, una reunión exprés, ve a ver a esa persona…
Lo que sea necesario para evitar que vaya a más y te explote en las manos. Con
una pizca de iniciativa puedes llegar a sofocar muchas descoordinaciones.
✔ Evitar que las nuevas tareas y asuntos tapen a las cosas pendientes y que se
te empiecen a escapar cosas.
Ese es el corazón de la coordinación proactiva que también estamos buscando, y
que llevo intentando trasmitirte desde el principio de este curso.
• Te has ido de una reunión con un cliente sin aclarar y concretar los próximos
pasos … ¿qué aprendes de eso?
Si algo me han enseñado los diez años enseñando Productividad y Gestión Personal
es que la mejora personal consiste en solo dos cosas: (1) Poner sobre la mesa algo
que ayer no tenías. Y (2) hacer hoy algo bien que ayer hacías mal. Nada más, solo
esas dos cosas.
Pues ahora que terminamos nuestro curso monográfico dedicado a coordinarte con
los demás en el trabajo, quiero que nos centremos en el segundo punto. Y lo vamos
a hacer como hasta ahora, desde el prisma práctico, recorriendo una serie de claves
útiles para empezar a poner en marcha desde hoy. ¿Te parece que las veamos?
Por mucho que cuides ciertos detalles o tus puntos débiles, hay una línea donde la
coordinación con otros deja de depender de ti. Piensa en las personas con las que
más trabajas, con quien tienes más contacto diario y dependes más. Ya sean tu jefe,
clientes, compañeros de tu equipo directo, colaboradores externos… ¿Dónde están
los puntos de fricción con ellos? ¿Por dónde te suelen "colar los goles"? ¿Cuál es el
eslabón más complicado? ¿Hay algo que se repite con frecuencia?
Puede ser la manera en la que se piden las tareas, el estilo de llevar las reuniones
semanales de planificación, o cómo te escriben los correos para pedirte próximos
cambios. Una vez detectados esos “puntos de fricción” céntrate en lo siguiente:
2. Busca ayudas o aliados para pulir esas fricciones. Seguro que esas cosas le
afectan a más personas. Háblalo con otros y poned todos de vuestra parte.
En el fondo todo esto no lo haces por ellos ni por el tan manido "espíritu de
equipo"… El objetivo es ser buen profesional y vivir mejor. ¡Lo haces por ti!
Cuando en el trabajo hay que solucionar una urgencia todo son agobios, carreras y
mal humor. Es normal, somos humanos. Pero después de arreglarlo… ¿qué suele
pasar? Normalmente nada. Que seguimos como si nada. Porque la actividad y el
ritmo loco que hemos aceptado así lo impone. ¿Alguna vez te has parado a analizar
Nunca olvides esta regla de oro del trabajo: la mayoría de las urgencias que vienen
por descoordinaciones no son sino una nueva “versión” de algo que ya os ocurrió. Si
tú no aprendes de esa urgencia no podrás poner de tu parte para evitarlo… y te
volverá a pasar. Recalco lo dicho antes: no lo haces por ellos o por el bien de la
coordinación, sino por ti. Para vivir con menos agobios y estrés.
A lo largo de este curso has aprendido y estudiado numerosas ideas prácticas para
potenciar tu coordinación con otros. Unas cosas tendrán una aplicabilidad
inmediata, otras te valdrán pero adaptándolas a tus circunstancias, y otras las
tendrás que descartar. Al menos de momento.
Tienes capacidad, ganas y conocimiento suficiente para desde este momento dar
un giro monumental a tu forma de coordinarte con otras personas. Eso va a marcar
quién eres como profesional y lo que puedes llegar a conseguir junto a otros. La
oportunidad es increíble… para ti.
¡A por ello!
Saber dar plazos es una parte esencial de tu capacidad para coordinarte con otros.
Tienes que hacerlo con cabeza para que a la vez puedan ser realistas y realizables
para ti, pero también exigentes y serios con las necesidades de los demás.
Pero estimar o dar plazos no es uno de nuestros puntos fuertes. Para nada. Caemos
en el exceso de confianza y damos plazos demasiado ajustados. Muchas veces casi
irrealizables. La consecuencia es que luego nos pilla el toro y llegamos a cumplir
esa fecha a duras penas, con la lengua afuera, y a costa de sacrificar otras cosas.
Dar plazos irrealizables es un problema doble: (+) En primer lugar para ti, porque te
obligará a trabajar a deshoras, retrasar otras cosas que ya tenías previsto entregar, y
Saber dar plazos es una habilidad que como un músculo puede desarrollarse,
ejercitarse y potenciarse. ¿Cómo? Con la práctica diaria de ciertos gestos y detalles
que incorpores a tu arsenal. Por eso quería compartir contigo estas cuatro claves
prácticas, y que tanto me han ayudado a lo largo de los últimos años:
(1) Salvo las tareas sencillas, todo lo demás lleva más de lo que calculamos
de entrada; a veces las tareas se complican o tenemos imprevistos.
(2) Tienes que combinar y balancear ese nuevo trabajo con la tonelada de
cosas que ya tienes pendientes, y otras que llegarán por el camino.
(3) Tienes que cuidar la calidad de lo que haces. A más cosas en menos
tiempo, algo saldrá perjudicado siempre: menos detalles, peor acabado.
(1) (Obvio) Las fechas te permiten saber cuándo tienes que hacer qué, llevar
un repaso diario y semanal, y adelantarte a tu trabajo para evitar que se
te escapen cosas.
Por supuesto que al dar plazos hay que ser exigentes con uno mismo, hay que dar
servicio a otros, y tener esa “tensión productiva” que se le presume a todo buen
profesional. Pero eso no significa pecar de inocente o crear un escenario de trabajo
imposible. Eso es el equivalente a dispararte en el pie. Porque cuando empiezas a
dar plazos muy justos, tú y sobre todos los demás os acostumbráis a ello. Creas
tendencia, hábito y falsas expectativas. Y luego ya no puedes salir de esa espiral.
¿Ves? Aquí tienes otro rincón importantísimo de tu coordinación con los demás
donde puedes mejorar. Y cada rincón que hemos ido viendo es una enorme
oportunidad para ti. Bien, pues todavía me queda una cosa más que contarte…
¿Cómo hacer un seguimiento del trabajo delegado? ¿Cómo ir por delante de esas
cosas cuando se supone que ya no dependen de ti? ¿Cómo asegurarte que te
entregarán lo que te deben cuando lo necesitas? ¿Cómo hacer que la coordinación
sea fluida sin estar agobiando a la gente? Yo sigo un proceso claro con tres pasos:
PAS O N º1
Saca las tareas del Correo
• Al tener cosas que hacer o revisar ahí, eso te obliga a abrir el Correo más de lo
deseable. Pues es fuente habitual de distracciones, confunde las prioridades, e
invita a desviarte con temas menores que te van llegando a lo largo del día.
La solución pasa por sacar esas tareas delegadas del Correo y ponerlas en un lugar
específico para ellas: una aplicación de tareas, o una libreta o agenda, lo que tú
decidas. En el momento en que reenvías algo o encargas algo, y detectas que vas a
necesitar hacer un seguimiento posterior, anota esa nueva tarea en tu lista para
volver sobre ella posteriormente.
PAS O N º2
Sepáralas y distínguelas
Para distinguir claramente estas tareas delegadas (las de otros) de las cosas que
tienes que hacer tú individualmente (las tuyas), es clave que las vayas identificando
de alguna manera. De modo que te resulte fácil y rápido separar unas y otras,
aunque estén en el mismo “saco”. Lo mejor es señalarlas justo en el momento en el
que las anotas, así no hay posibilidad de que confusión semanas o meses después:
¿Y cuándo hacer esa revisión de tareas delegadas? Como te decía en esa pasada
lección dependerá del volumen de tareas delegadas que tengas, de las necesidades
de tu trabajo, o incluso de tus gustos personales. Pero por darte una referencia:
✔ O bien lo puedes hacer un par de veces, una vez a la semana, o incluso con una
frecuencia variable, en función de la carga de trabajo que tengas. Lo principal es
incorporarlo de forma fija, dentro de tus rutinas de revisión y planificación para
hacer ese “barrido” de forma periódica y constante.
2. Tras evaluarla en ese momento, ves que vas a tener que hacer un
seguimiento posterior.
Con esta lección bonus del curso quería profundizar en un aspecto práctico vital: ir
por delante de las cosas, tener iniciativa, y hacer que la coordinación con los demás
sea algo todavía más fluido. A base de repetir y cuidar estos pasos y detalles, verás
cómo estos hábitos empiezan a calar en ti.
Coordinarte mejor con otros es algo que haces por el trabajo pero sobre todo por ti.
No solo te ayuda a ser un mejor “jugador de equipo”, lo que sin duda es importante.
Significa también vivir mejor con menos estrés y conseguir más con menos
esfuerzo. Porque la descoordinación y la mala comunicación te hace perder
muchísimo Tiempo y Energía. Algo que cada vez necesitas más para brillar.
De veras ha sido genial contar contigo todo este tiempo. Y te doy las Gracias por
haber estado ahí. Confío que con todo el contenido, ejercicios y materiales que
tienes a tu disposición, te haya podido aportar ideas y claves para mejorar. Y no
dejes de hacer el ejercicio de “Plan de Acción” final del curso, es muy importante.
¡A por ello!
Berto
w w w. t h i n k w a s a b i . c o m