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Introducción:

Toda norma jurídica hace referencia a uno o varios deberes jurídicos, por lo que su
noción es otro de los conceptos jurídicos fundamentales. Pero ello no impide
distinguir entre el deber jurídico, es decir, la obligación de una cierta conducta, y el
concepto normativo, que también es denominado "obligamiento".
Por tanto, en virtud de esta pertenencia al mundo de los deberes éticos, el deber
jurídico tendrá también como núcleo central de su estructura una cierta dosis de
presión o “necesidad” racional que empuja al sujeto a realizar el comportamiento
establecido por la correspondiente norma jurídica.

Caracterización y Fundamento:
Uno de los efectos inmediatos del Derecho es la imposición de deberes a los sujetos
a los que se dirige. El deber es, pues, un elemento central de la estructura de las
normas jurídicas.

El deber jurídico es algo radicalmente independiente de las motivaciones por las


cuales obra el individuo que está sometido al Derecho. Deber moral y deber jurídico
son dos realidades neta y completamente distintas. El deber jurídico existe
independientemente de que el sujeto obligado conozca o acepte las normas, ya que
éstas valen y obligan aunque el destinatario no las acepte.

El deber moral implica que el sujeto obligado conoce el contenido de la norma, está
de acuerdo con él y lo acepta.

El fundamento del deber:


La propia existencia del Derecho, en cuanto reglamentación necesaria para la vida
social, es la que impone la exigencia de que los mandatos contenidos en sus
normas constituyan un verdadero deber ético para los destinatarios de tales normas.

Por tanto, en la medida en que el Derecho ha de ser considerado como una


regulación imprescindible para el aseguramiento de la vida social, ha de aceptarse
también el principio de que los hombres, en cuanto miembros del grupo, tienen el
deber ético de cumplir las normas jurídicas, por lo que el vigor o fuerza vinculante
que posee el deber jurídico hunde sus raíces más profundas en la propia conciencia
ética del hombre en cuanto ciudadano.

Sin embargo, esta explicación no resuelve las dificultades que pueden plantearse
cuando se intenta identificar la ase de sustentación de cada uno de los deberes
jurídicos particulares.

Por ello, hay que distinguir la existencia de dos grandes grupos de deberes jurídicos:
los fundamentales y los ordinarios.
Los fundamentales son los deberes jurídicos de humanidad, es decir, aquellos que
cada ciudadano tiene, por el simple hecho de ser hombre, para con todos los otros
seres humanos. Son deberes cuya existencia y cuyo alcance no dependen
sustancialmente de la regulación que tengan en los ordenamientos jurídicos
históricos.

Los ordinarios, en cambio, son deberes cuya existencia y alcance están vinculados
a la respectiva regulación de esos ordenamientos. Estos deberes tienen, pues, su
raíz inmediata y su agente configurador definitivo en las normas jurídicas que los
imponen.

Bibliografía:
 Autor: Abelardo Torre

Título: Introducción al Estudio del Derecho

Edición: Tercera edición actualizada

Editorial: Buenos Aires, Abeledo – Perrot 2002

Pág. 243 a 244

 Autor: Hans Kelsen, García Máynez, Eduardo

Titulo: Teoría General del Derecho y del Estado/ Hans Kelsen, traducción Eduardo
García Máynez

Edición: Segunda edición

Editorial: México D.F. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de


Derecho.

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