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Toda norma jurídica hace referencia a uno o varios deberes jurídicos, por lo que su
noción es otro de los conceptos jurídicos fundamentales. Pero ello no impide
distinguir entre el deber jurídico, es decir, la obligación de una cierta conducta, y el
concepto normativo, que también es denominado "obligamiento".
Por tanto, en virtud de esta pertenencia al mundo de los deberes éticos, el deber
jurídico tendrá también como núcleo central de su estructura una cierta dosis de
presión o “necesidad” racional que empuja al sujeto a realizar el comportamiento
establecido por la correspondiente norma jurídica.
Caracterización y Fundamento:
Uno de los efectos inmediatos del Derecho es la imposición de deberes a los sujetos
a los que se dirige. El deber es, pues, un elemento central de la estructura de las
normas jurídicas.
El deber moral implica que el sujeto obligado conoce el contenido de la norma, está
de acuerdo con él y lo acepta.
Sin embargo, esta explicación no resuelve las dificultades que pueden plantearse
cuando se intenta identificar la ase de sustentación de cada uno de los deberes
jurídicos particulares.
Por ello, hay que distinguir la existencia de dos grandes grupos de deberes jurídicos:
los fundamentales y los ordinarios.
Los fundamentales son los deberes jurídicos de humanidad, es decir, aquellos que
cada ciudadano tiene, por el simple hecho de ser hombre, para con todos los otros
seres humanos. Son deberes cuya existencia y cuyo alcance no dependen
sustancialmente de la regulación que tengan en los ordenamientos jurídicos
históricos.
Los ordinarios, en cambio, son deberes cuya existencia y alcance están vinculados
a la respectiva regulación de esos ordenamientos. Estos deberes tienen, pues, su
raíz inmediata y su agente configurador definitivo en las normas jurídicas que los
imponen.
Bibliografía:
Autor: Abelardo Torre
Titulo: Teoría General del Derecho y del Estado/ Hans Kelsen, traducción Eduardo
García Máynez