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LA LEY ORGANICA DE ORDENAMIENTO

TERRITORIAL II
Por: FERNANDO AUGUSTO RAMIREZ GUERRERO*

La unidad de la Nación fue uno de los propósitos de los Constituyentes de


1991, ello no entraña el centralismo a ultranza de la Constitución de 1886;
muy por el contrario uno de los principios fundamentales consignados en el
artículo 1 de la Carta Política de 1991 es el de la “autonomía de sus entidades
territoriales”, el cual es desarrollado en el articulo 287 ibídem: “Las entidades
territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses (…) tendrán
los siguientes derechos: 1. Gobernarse por autoridades propias. 2. Ejercer las
competencias que les correspondan. 3. Administrar los recursos y establecer
los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones. 4. Participar en
las rentas nacionales.”

Ahora bien, según las voces del artículo 286 Constitucional son entidades
territoriales: los departamentos, los distritos, los municipios y los territorios
indígenas; universo que puede ser ampliado por las regiones y las provincias
(arts. 286 y 319 inciso 4to) si se cumplen los requisitos y procedimientos
ordenados por la propia Carta Política; conforme a lo establecido en la ley
orgánica. Aquí, es necesario un pequeño repaso histórico. Con las reformas
borbónicas de finales del siglo XVIII los territorios americanos afianzaron el
concepto de provincia, más no de región, y el municipio se consolidó dentro
de la organización político administrativa como su eje fundamental; todo,
giraba en torno al municipio, a imagen y semejanza de las épocas de Egipcios,
Griegos y Romanos.

Nuestro grito de independencia duro del 20 de julio de 1810 y hasta finales de


1811. En efecto, lo que hoy se conoce como República de Colombia nació
como la Federación de las Provincias Unidas de Nueva Granada mediante el
Acta suscrita el 27 de noviembre de 1811 por cada uno de los quince
delegados de las provincias surgidas dentro del régimen colonial español. A
este intento acaudillado por Camilo Torres se opuso el defensor del modelo
Centralista: Antonio Nariño y pese a su triunfo militar, el 8 de enero de 1813,
el espíritu federal se mantuvo, dado que a partir de dicha fecha la naciente
república adopto el nombre de: Provincias Unidas de Nueva Granada.
La razón histórica estriba en el hecho de que los españoles colonizadores
utilizaron, al igual que los romanos la expresión “provincia”, desde principios
del siglo XVIII, para significar el territorio de los vencidos en guerra, el que
siempre se encontraba distante de la metrópoli. Etimológicamente dicha
palabra significa, “por vencer”; es decir el territorio y la población que se
obtienen en razón de la victoria militar y sobre el cual se impone el gobierno y
la jurisdicción de una autoridad exógena.

La organización política de Colombia tan sólo se refiere a las Regiones a


partir de la Constitución de 1991, entre 1821 y 1853 la división geopolítica,
estaba conformada por provincias, cantones y distritos parroquiales. En 1858,
el 22 de mayo, Don Tomás Cipriano de Mosquera exclamó: “Hoy termina la
revolución iniciada el 20 de julio de 1810: han triunfado por fin vuestras virtudes cívicas. La
federación está constituida. El pueblo que nos mandó a perfeccionar la organización federal de la
república juzgara si sus delegados han cumplido con su misión” En efecto, el artículo 1 de
la Constitución Política para la Confederación Granadina consagro la
“confederación a perpetuidad” de los Estados de Antioquia, Bolívar, Boyacá
Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, y Santander. En conclusión, la
confederación respeta, como es lógico, la autonomía político-administrativa de
cada unos de los Estados que la conforman.

Las guerras intestinas, en cada uno de los Estados confederados, genero un


caos casi total que desemboco, paradójicamente, dado el triunfo de sus
ideólogos, en la acentuación del federalismo, hecho político proclamado en la
convención de Rionegro de 1863 la cual vio nacer a los Estados Unidos de
Colombia y cuyo rumbo concluyo, con la Constitución de 1886,
marcadamente centralista bajo la consigna de: “Regeneración o Catástrofe”.

*Constituyente de la fundación democracia y libertad, abogado constitucionalista.


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