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CAPÍTULO 3
Una cuenca urbana puede ser considerada como un caso particular de sistema hidrológico. Un
sistema es toda estructura, esquema o procedimiento que en un tiempo de referencia dado
interrelaciona una entrada, causa o estímulo y una salida, efecto o respuesta. La entrada y la
salida pueden ser de materia, energía o información (Dooge, 1973).
Bajo un enfoque sistémico, el énfasis es puesto sobre la función del sistema, que consiste en
interrelacionar una entrada y una salida. La aproximación de sistemas introduce el concepto de
operación, que es el modo en el cual el sistema transforma las entradas en salidas. En la
operación se combinan las complejidades de las leyes físicas y de la estructura del sistema.
a) Componentes: son los subsistemas seleccionados que representan los procesos físicos más
importantes del sistema total.
La calibración es el proceso por el cual se seleccionan los parámetros del modelo. La mayoría de
los modelos tiene dos tipos de parámetros (Sorooshian et al., 1995):
• parámetros físicos: son propiedades de la cuenca que pueden ser medidas (ej. superficies,
longitudes y pendientes). Los parámetros físicos se obtienen a partir de mediciones de
campo, mapas, fotos aéreas o imágenes satelitales, son fijados en esos valores medidos y
no son ajustados. La selección de estos valores se denomina “especificación” de parámetros.
Los valores iniciales de estos parámetros se seleccionan dentro del rango de valores
posibles, en base al conocimiento de las características hidrológicas e hidráulicas del sistema
y a valores publicados en la literatura para características patrones. Los valores iniciales son
luego ajustados hasta que los hidrogramas simulados se aproximen lo más posible a los
observados. El ajuste puede hacerse manualmente por “prueba y error” o aplicando métodos
automáticos de optimización. Este proceso se denomina “estimación” de parámetros. Si no
se dispone de datos de escurrimiento, los parámetros se adoptan directamente a partir de
valores de tabla (calibración “paramétrica”).
Los modelos hidrológicos utilizan ecuaciones básicas que gobiernan el flujo de agua, como las de
conservación de masa, de momento y una ecuación de resistencia. Estas ecuaciones fueron
desarrolladas para una escala pequeña. Sin embargo, en las aplicaciones prácticas, los modelos
se utilizan generalmente a escalas mayores.
Los procesos hidrológicos ocurren en un amplio rango de escalas, tanto de longitud como de
tiempo. Las escalas de longitud varían desde unos pocos decímetros (ej. longitudes del flujo no
saturado en el perfil superior de un suelo), hasta miles de kilómetros (ej. longitudes de grandes
ríos). Las escalas de tiempo varían desde de unos pocos minutos (ej. tiempos de retardo de
pequeñas cuencas en pendiente con crecidas abruptas), hasta cientos de años (ej. tiempos de
retardo de grandes acuíferos). Los procesos hidrológicos abarcan unos 8 órdenes de magnitud
en longitud y tiempo (Klemeš, 1983).
Para aplicar los modelos hidrológicos a una cuenca, ésta se desagrega en unidades elementales,
denominadas subcuencas (modelos concentrados), segmentos o celdas (modelos distribuidos).
Estas unidades representan áreas hidrológicamente homogéneas que se caracterizan por medio
de parámetros medios areales.
Cuando se aplican modelos basados en la onda cinemática a una cuenca urbana, cada
subcuenca es idealizada como uno o dos planos de escurrimiento que aportan lateralmente a un
segmento de cuneta o canal. A la salida de cada subcuenca, la escorrentía es captada por bocas
de tormenta (nodo de entrada) y derivada a un segmento de conducto subterráneo.
En esta Tesis, el término “escala” se refiere específicamente a la longitud media de los planos de
escurrimiento de un esquema de modelación, la cual puede variar desde pocas decenas de
metros hasta cientos de metros.
Los problemas de escala en hidrología surgen debido a que la importancia relativa de los
procesos cambia con la escala. Un ejemplo típico es el cambio de la importancia relativa de los
flujos superficial y en canal con tamaño de la cuenca (Blöschl et al., 1995).
Por lo tanto, las descripciones de procesos o parámetros que han sido obtenidos para pequeñas
escalas no necesariamente siguen siendo válidos para escalas mayores (Blöshl et al., 1997). Un
ejemplo de parámetro escala-dependiente es el coeficiente de rugosidad para flujo superficial
(Engman, 1986). Los valores de rugosidad publicados en la literatura fueron obtenidos a partir de
ensayos de laboratorio y parcelas experimentales de dimensiones reducidas, con longitudes de
flujo de hasta unos 25 m y tirantes de hasta unos 10 mm, aproximadamente (Capítulo 5).
Para obtener respuestas similares del modelo con distintas escalas es necesario transferir
información a través de las escalas, lo cual se denomina escalamiento.
En un contexto hidrológico, agregar significa transferir información desde una escala a otra
mayor. Inversamente, desagregar significa transferir información a una escala menor (Gupta et
al., 1986).
El proceso de escalamiento en hidrología puede definirse como sigue (Blöshl et al., 1997):
s ÅÆ S, q ÅÆ Q, i ÅÆ I, g(s; q; i) ÅÆ G(S; Q; I)
Usualmente sólo se escalan algunos tipos de información (por ej. el esquema topológico y los
parámetros geométricos) y los restantes tipos se asumen sin cambios entre escalas.
Sin embargo, con el escalamiento puede cambiar tanto el valor como el mismo significado físico
de algunos parámetros (Blöshl et al., 1997). Por ej., el flujo de agua sobre un plano de ED es de
tipo superficial, mientras que el flujo sobre un plano de EA es una combinación de flujo superficial,
flujo en cunetas y eventualmente, flujo en canales y conductos. Por lo tanto, el coeficiente de
rugosidad de ambos planos no tiene el mismo significado ni el mismo valor, aún cuando el tipo de
cobertura del suelo sea el mismo.
Idealmente, las ecuaciones deberían ser obtenidas directamente para una EA. Sin embargo,
mientras no existan expresiones adecuadas para una EA, se debe recurrir a la aplicación de
ecuaciones de ED con parámetros efectivos.
Se denominan efectivos a los parámetros que permiten simular procesos hidrológicos con
ecuaciones de ED pero aplicando una EA, de tal modo que las salidas del modelo con ED y EA
mantengan una similitud. Específicamente, un parámetro efectivo es un único valor asignado a
todos los puntos dentro de una parte del dominio de un modelo, tal que el modelo basado en el
parámetro uniforme (EA) conduce a la misma salida que un modelo basado en parámetros
heterogéneos (ED) (Mackay et al., 1991).
Los parámetros efectivos son de clara importancia práctica, ya que permiten simplificar la
complejidad geométrica del esquema de modelación y en consecuencia, reducir el requerimiento
de datos y el esfuerzo computacional.
El uso de parámetros efectivos tiene limitaciones cuando los procesos dominantes cambian con
la escala (Beven, 1991). Por ej., en cuencas pequeñas predomina el efecto del flujo superficial
sobre el efecto del flujo en cauces, mientras que en cuencas grandes ocurre lo opuesto.
Por otra parte, en el escalamiento se deben contemplar los efectos de la heterogeneidad espacial
de los parámetros físicos de la cuenca y de la lluvia.
En las aplicaciones de los modelos a una EA, surge la necesidad de estimar los parámetros
efectivos (desconocidos). Para calibrar estos parámetros existen dos posibles caminos:
Dadas las dificultades expresadas, a menudo los parámetros efectivos se estiman directamente a
partir de valores reportados en la literatura, aún cuando éstos han sido determinados
experimentalmente para escalas pequeñas. Algunos autores alertan sobre este problema
(Engman, 1986; Huber et al., 1992; Blöshl et al., 1995). Aún alertado de ello, el modelista se
enfrenta con una gran incertidumbre: ¿qué valor adoptar para los parámetros efectivos?
Esta Tesis ofrece una respuesta a este interrogante, en lo referente a los parámetros efectivos
para flujo superficial en áreas urbanas, cuando se aplican modelos basados en la onda
cinemática.