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Uno de los primeros problemas que han enfrentado los mineros al extraer el carbón
es la naturaleza peligrosa del gas producido por la extracción del carbón. La
ventilación de una mina de carbón subterránea se ha convertido en una operación
necesaria y de vital importancia para la seguridad de los mineros y las instalaciones.
La ventilación de la mina tiene un doble en propósito: primero, mantiene la vida de
quienes laboran en ella & segundo, lleva hacia el exterior los gases peligrosos, como
el metano que se desprende del carbón.
Mucho antes de que el carbón fuera minado en Norteamérica, las minas de carbón
en Europa fueron diseñadas con entradas duales; una mediante la cual el aire limpio
del exterior fluyera hacia el interior de la mina y otra mediante la cual se expulsara
este mismo aire viciado o contaminado con los gases naturales de la extracción.
Inicialmente, la ventilación de las minas fue asistida por hornos subterráneos, que
utilizaron el principio práctico de la corriente aérea ascendente derivada de un fuego
causa una succión del aire de la mina y este aire era substituido por el aire exterior
que era inyectado dentro al terraplén o la boca mina, este método era especialmente
peligroso debido a los gases explosivos que se acumulaban dentro de la mina.
La presencia del gas es siempre apuro en una mina. El gas de metano ó el gas del
pantano (conocido también por los mineros como el bao del diablo), en
concentraciones de 1.25 % ó más, puede causar una explosión subterránea de gran
alcance; especialmente si es acompañado por una alta concentración del polvo de
carbón. Otros gases a menudo presentes en una mina de carbón son el monóxido
de carbono y sulfuro del hidrógeno.
Casi todo el porcentaje de este gas metano extraído por el sistema de ventilación
de la mina (SVM) es expulsado por los respiraderos a la atmósfera.
Una de las tecnologías más robustas para la ventilación y extracción del gas metano
de las minas carboníferas, son las turbinas de flujo reversible que pueden capturar
hasta 100 por ciento del metano extraído y el calor producido de la extracción puede
ser utilizado localmente para procesos de calefacción en regiones de temperaturas
muy bajas, tal es el caso de las minas situadas en regiones extremadamente frías.