Вы находитесь на странице: 1из 2

Juan Carlos Méndez Hernández

CAPITULOS DEL XVI AL XXVI

Catalina tuvo oportunidad de ver otra vez a Carlos en una fiesta que hicieron en su casa, en
donde se divirtió como nunca, en un acto de liberación cantó con su buena voz y en la
mañana se fue a montar caballo con su hijo Sergio. Haciéndose un masaje en compañía de
su amiga Andrea, Catalina escucha de boca de la masajista que su esposo había matado a
una muchacha porque ya no quería ser su amante. Enfurecida, Catalina salió a la defensa
de su marido. Catalina sigue su apasionado romance con Carlos, con al cual se entrega sin
importar si están en la misma casa con su marido. Después de varios momentos románticos,
incluso estando de vacaciones, Carlos es apresado por unos hombres armados, noticia que
conmociona a Catalina.

Catalina sospechando que su marido tenía que estar detrás de la desaparición de Carlos, le
dice lo que ha ocurrido, sin lograr llamar su atención. En una fiesta, logra averiguar que
Carlos ha sido llevado a un cuartel clandestino, información que le da al jefe de la Policía,
quien manda por sus hombres. Encuentran a Carlos con un disparo en la nuca. Catalina se
refugió en ayudar a su hija Lila a vivir su amor con Javier Uriarte, a pesar de que su padre
quería que se casara con Emilio Alatriste. Tal como había ocurrido con su madre, Javier
resultó muerto en extrañas circunstancias.

La boda de Lilia fue el evento del año, al cual asistieron todas las personalidades de la
ciudad. A pesar de que Lilia lucía feliz, Catalina sabía que en realidad sufría. Después de que
los novios se fueron, cada uno en su carro por disposición de Lilia, Andrés invitó a Catalina
a dormir, ella aceptó, era la primera vez después de la muerte de Carlos. Catalina decidió
irse a vivir a su casa en México, en donde regresó a su amistad con Bibi, a quien ayudó a
redactar una carta a su marido, en donde su amiga le confesaba que se iría con su amante.
Su marido no leyó la carta, y su amante no la secundó en su propuesta. A Bibi no le quedó
más remedio que seguir con su vida. Por su parte, Catalina comenzó una aventura amorosa
con Quijano, un director de Cine que había conocido en la boda de su hija Lilia.
Juan Carlos Méndez Hernández

Durante algún tiempo, Andrés y Catalina se distanciaron, cada uno en sus asuntos, él en la
política, y ella en su romance con Quijano. Sin embargo, en ese momento comenzó el
deterioro del general, el cual fue apartado de su lado por Rodolfo, a quien había ayudado a
llegar a la presidencia. El tiempo parecía haber caído sobre él. Catalina lo recibió con cariño,
cuando llegó de improviso a la fiesta de año nuevo. Ante la presencia del general, Quijano
decidió partir, dejando de despedida una nota. A pesar de que le causaba tristeza, Catalina
decidió permanecer al lado de su esposo, con quien fue a Puebla.

Al regreso de Tehuacán, en donde había ido a recibir un homenaje, el general Andrés se


enfermó de forma preocupante. Catalina llamó a sus médicos, quienes sólo le
diagnosticaron cansancio. Catalina se durmió un rato junto a su esposo, al despertar el
general mandó a llamar a su abogado, le pidió el documento dos, lo firmó, y falleció en su
casa. Catalina organizó el funeral de su esposo, disponiendo que cada una de las viudas
permaneciera con los regalos y posesiones que disfrutaban, y que a cada hijo le dieran la
parte de la herencia que le correspondía. Catalina fue con sus hijos a Zacatlán, a enterrar al
general, tal como había sido su última voluntad. Aunque a todo el pueblo lo conmovía la
magnitud del cortejo fúnebre, en realidad les alegraba que un hombre malo y corrupto
como el general estuviese muerto. Catalina se había despedido de su esposo en el funeral,
diciéndole todo lo que no pudo en vida. Después del entierro, un gran diluvió cayó sobre
Zacatlán, empapando la alegría de Catalina, quien danzaba entre las tumbas, feliz de haber
conseguido por fin su liberación, pues ya no tendría que vivir bajo los designios del General,
sino que por primera vez en su vida sería realmente la dueña de su destino, hecho que la
emocionaba profundamente.

Вам также может понравиться