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Rudolf Dreikurs decía “Un niño desobediente es un niño desmotivado” Y no le faltó razón. Normalmente los niños suelen
portarse bien, pero al ver que su conducta es ignorada (pues algunas veces damos por supuesto que ellos DEBEN portarse
bien, como si vinieran al mundo con las “reglas incorporadas”) prueban otros “métodos” de comportamiento (los
inadecuados o no permitidos en casa) que sí les dan resultado: todos vuelven la mirada hacia el niño y él siente que es
importante.
Dreikurs, mientras estudiaba el comportamiento infantil, observó que el comportamiento de los niños estaba dirigido por 4
metas, a las que él llamó “metas equivocadas”. Recibe este nombre, porque la motivación se fundamenta en la creencia
errónea de cómo ellos esperan lograr un sentido de pertenencia e importancia en su entorno.
Para nosotros saber cuál es la meta que motiva el comportamiento de nuestro hijo, solo tenemos que mirar las
consecuencias, es decir, qué provoca en nosotros y en ellos mismos, en otras palabras qué consigue con ese
comportamiento.
Estas 4 metas son:
1. Atención: Es el deseo de todo niño, tener la atención de sus seres queridos. Generalmente buscan llamar la
atención de manera adecuada, sin embargo si sienten que lo que hace no tiene efecto, entonces prueban con
el mal comportamiento, lo que generalmente les da buenos resultados. El mensaje es “soy importante sólo
cuando tengo tu atención”
2. Poder: El niño busca sentirse importante haciendo lo que él quiere. Los padres suelen discutir con el niño, él
se torna provocador, los padres se descontrolan y entran en una lucha por el poder. En este caso, el mensaje
es “soy importante sólo cuando tengo el control, estoy al mando o cuándo gano”.
3. Revancha: En este caso, el niño se siente herido, resentido, desplazado, que no es importante. A través de su
comportamiento revanchista devuelve el daño que “cree” le han hecho. El mensaje es “Me duele no ser
importante, por eso te lastimo”
4. Insuficiencia: El niño que demuestra insuficiencia, responde pasivamente o no responde a nada, anticipa sus
fracasos y se rinde con facilidad. Hay niños que tienen la creencia que realmente no pueden hacer nada y
otros se han dado cuenta que demostrando insuficiencia logran atraer la atención de los padres. en ambos
casos, el mensaje es “solo si necesito tu ayuda, seré importante”
¿Qué Hacer?
Jane Nelsen en su libro Positive Discipline, nos aconseja que cuando la meta de nuestro hijo sea Atención, tratemos de
distraerlo involucrándolo en una actividad útil dónde le demos el mensaje de “te amo por eso dedico un tiempo importante
contigo” .
Cuando la meta sea Poder, evitar pelear y rendirse, en vez de eso, ser firmes y amables al mismo tiempo, darle opciones
razonables y limitadas para que él elija y evitar la lucha de poder.
Cuando la meta sea Revancha, Abordar los sentimientos de resentimiento y dolor. Evitar los castigos, en vez de eso,
enfocarse en la solución de problemas involucrando al niño incrementando su sentido de pertenencia.
Y si la meta de nuestro hijo es la Insuficiencia, alentar su independencia a través de pequeñas tareas en dificultad
creciente, evitando la sobreprotección que lejos de ayudar lastima y vulnera su autoestima.
En todos los casos, no olvide se ser AMABLE y FIRME al mismo tiempo; La amabilidad es importante por el sólo hecho
de mostrar respeto por nuestro hijo, la firmeza es importante en tanto muestra respeto por nosotros mismos y porque la
situación en sí misma lo amerita… y en cada acto, dele a su hijo el mensaje ME IMPORTAS, mensaje que va más allá de
las palabras.
Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator
“Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos.” Antoine de Saint-Exupery
Esta es una de las preguntas más recurrentes con la que llegan los padres a la consulta o a los talleres de padres “¿Cómo
hago para que mi hijo me obedezca y obedezca a la profesora?
Y es que muchos de nosotros tenemos la idea que los niños tienen que obedecer a rajatabla sin cuestionar lo que les
pedimos. Me gustaría que el lector se ponga por un instante en el lugar de los niños y se pregunten ¿qué puede estar
sintiendo y pensando sobre sí mismo y los demás este niño al cual se le pide de manera constante “OBEDECE”? Y es que
de manera encubierta este “obedece” encierra el mensaje: no cuestiones, no pienses, no sientas, sólo haz lo que te digo. Y
si hoy el niño obedece en casa, mañana más tarde obedecerá fuera de ella a quien se lo pida.
En este intento por tener resultados inmediatos y que la crianza sea más fácil, como dice Marisa Moya “perdemos de vista
al niño” y nos enfocamos en nuestra necesidades inmediatas y nos olvidamos que cada paso que damos está educando a
nuestro hijo y que el costo a largo plazo del “obedece” es bastante alto.
Queremos niños libres, que tomen decisiones, que cooperen, con adecuada autoestima, independientes, juiciosos, líderes
y una lista enorme de ideales que no encajan con esta idea que el niño tiene que obedecer de manera automática y sin
cuestionar al adulto. ¿Acaso es posible llegar a estos ideales si es que todos los días practican el no pensar y hacer lo que
los demás le dicen?
Creo que lo primero tendríamos que hacer, sería centrarnos en la realidad “no existe ningún niño en el mundo que
OBEDEZCA de manera inmediata”; segundo, sería mucho mejor enfocarnos a largo plazo y educar niños con habilidades,
que los ayuden a tomar decisiones adecuadas, pesando en las implicancias que tienen estás decisiones en los demás y en sí
mismos. Tercero, no perder de vista su mundo interno, preguntarles: qué piensan, qué sienten, qué van a decidir, que
tengan la oportunidad de cuestionar sus pensamientos, de elegir dentro de una serie de alternativas y tomar la mejor
solución, acompañados en este proceso de sus padres y maestros.
En vez de buscar “modificar conductas”, mejor enseñamos conductas apropiadas, en vez de “obedece” mejor creamos un
ambiente propicio para que el niño pueda interiorizar todos aquellos valores que les pedimos (cooperación, honestidad,
bondad, etc.); para esto, creo yo, las mejores herramientas son el ejemplo diario por parte de nosotros, la comunicación, la
paciencia el autocontrol y el respeto mutuo.
Ps. Gina Graham
Cuando vemos a un niño que se está comportando mal, es común decir “mira a ese niño, es un malcriado”, sin embargo
los padres debemos ser capaces de ver más allá de esas malas conductas. Si queremos que un niño mejore su
comportamiento tenemos que comprender que es lo que lo moviliza para comportarse como lo hacen, y de esa manera
podrán alentarlos para que mejoren.
Toda conducta tiene un propósito y va dirigida hacia una meta. El psiquiatra Alfred Adler dijo que todo niño tiene como
meta adquirir un sentido de significancia y pertenencia. Muchos niños saben llegar hacía esa meta de formas correctas,
mientras otros se desvían por el camino, tomando rutas alternas, cuando eso pasa, se comportan mal. Para que un niño se
comporte bien debe sentir que es importante para el resto, que forma “parte de”, que pertenece, sino es así entonces se
sentirá desmotivado y se comportará inadecuadamente.
Cuantas veces no ocurre que nuestros hijos se comportan mal, y en lugar de alentarlos a un mejor comportamiento, los
retamos, les gritamos, e incluso hasta los castigamos, consiguiendo así solo desmotivarlos más. Como padres solo vemos
la conducta y corregimos a partir de lo que vemos, sin embargo si queremos motivar a nuestros hijos a un mejor
comportamiento debemos ver que hay detrás de esa conducta.
Metas Erradas del Comportamiento
Son cuatro las metas erradas que sus hijos pueden estar buscando para encontrar ese sentido de significancia y
pertenencia:
1. Atención Excesiva: los niños que buscan atención creen erróneamente que para pertenecer deben hacerse
notar y mantener ocupados a los adultos con ellos, por ejemplo, Juan es un niño de 8 años que es capaz de
hacer los deberes por su cuenta, sin embargo se niega a hacerlos solo, demandando la ayuda de su mamá
constantemente. Juan quiere mantener a su mamá ocupada con él.
Si su hijo busca atención el mensaje tácito detrás de su conducta es “Tómame en cuenta involúcrame de forma que me
sienta útil”. Por lo que se recomienda:
Programar tiempo especial con su hijo.
Establecer rutinas claras.
Utilizar señales no verbales para hacerle saber lo que espera de él.
Actuar, sin hablar.
1. Poder: los niños que buscan poder creen erróneamente que para pertenecer deben mandar y tener el control
de las situaciones, lo que invita a quienes se relacionan con él a las luchas de poder. Por ejemplo, Daniel de
14 años quiere ejercer control, así que cada vez que su mamá le dice que haga sus deberes, el simplemente
se rehúsa. Quiere hacerlos a su tiempo, y a su manera.
Si su hijo busca poder el mensaje tácito detrás de su conducta es “Déjame ayudarte. Dame opciones”. Por lo que se
recomienda:
Involucrar a su hijo en la búsqueda de soluciones.
Mantener la calma y no argumentar en el momento de tensión.
Darle opciones limitadas.
Redirigir el poder de manera positiva pidiéndole ayuda con ciertas cosas.
1. Venganza: los niños que buscan venganza se sienten tan dolidos que creen que deben lastimar a otros para
que se sientan igual. Por ejemplo, Valeria de 12 años sabe que lo que más le duele a su papá es que no haga
sus deberes, como resultado, los hace, pero los deja en casa y no los entrega.
Si su hijo busca venganza el mensaje tácito detrás de la conducta de su hijo es “Me siento dolida. Valida lo que siento”.
Por lo que se recomienda:
Conversar con su hijo sobre lo que siente y validar sus emociones.
Reconocer su error y reparar la falta.
Demostrar su cariño.
Escuchar activamente.
1. Ineptitud Asumida: los niños que caen en la ineptitud asumida, no se consideran capaces de hacer las cosas
bien. Se consideran inútiles. Por ejemplo, Raúl no hace los deberes porque considera que no puede hacerlos
bien, por lo que se da por vencido fácilmente. Los padres de Raúl creen que no hay mucho que se pueda
hacer para ayudarlo.
Si su hijo busca rendirse el mensaje tácito detrás de su conducta es “No te des por vencido conmigo. Enséñame con pasos
pequeños”. Por lo que se recomienda:
Enseñarle paso a paso lo que debe hacer.
Decirle que tiene fe en sus capacidades.
Buscarle oportunidades de éxito.
Enfocarse en lo que hace bien.
En los ejemplos anteriores, el problema es el mismo, sin embargo la meta errada es diferente en cada uno. Encontrar la
meta equivocada detrás de las conductas de sus hijos puede no ser sencillo, sin embargo si se la identifica será capaz de
responder de manera adecuada para ayudar a su hijo, ya que lo que usted haga dependerá de lo que hijo busca.
Si constantemente se les presenta el mismo desafío con sus hijos, entonces será de utilidad identificar la meta errada que
los moviliza. Cuando se encuentre en una situación de conflicto recuerde que hay una creencia errada detrás de esas
conductas y que lo primordial, en beneficio de todos, es ponerse en los zapatos de sus hijos.
Karina Bustamante de Huerta
Psicóloga Clínica
Psicoterapeuta TREC y TCC
Entrenadora Certificada de Disciplina Positiva para Padres y Educadores
Fuente: https://disciplinapositivaecuador.wordpress.com/2015/01/10/que-hay-detras-de-las-conductas-de-mis-hijos/
Dreikurs decía: “No hay niños mal portados sino niños desalentados”.
Niños que movidos por su naturaleza infantil y por su necesidad de conectar llegan
a la conclusión de que la única forma que tienen de hacerlo es a través de
comportamientos que nosotros calificamos de inadecuados y disruptivos.
También decía que:
“Una vez que las cosas han pasado por el filtro de nuestra mirada, ya la
realidad va a dejar de serlo, ya nunca más va a ser realidad, será nuestra
realidad”.
1- PERCEPCIÓN
2- INTERPRETACIÓN
3- ELABORACIÓN DE UNA CREENCIA
4- TOMA DE UNA DECISIÓN .
Para que os hagáis una idea imaginaos un iceberg, en el que el 20% está por
encima de la superficie del agua y el 80% restante bajo ella. Pues bien, lo que
nosotros siempre tenemos en cuenta del niño es el 20% que corresponde a la
toma de decisión o comportamiento ignorando el 80% que corresponde a la
percepción, interpretación y elaboración de una creencia.
Imaginaos que los niños pudieran llevar un cartel que dijera cuál es la creencia
que ha elaborado de su percepción e interpretación que repito no se ajusta a la
realidad, se ajusta a la realidad del niño.
Por otro lado tenemos a Miguel empujando a los niños en la fila para estar en
primer lugar. Suele quitar la pelota cuando está en el patio jugando con otros. Te
reta constantemente en la clase con actitud desafiante y obstinada, comienza a
hacer sus tareas a regañadientes. ¿Tú tendencia no sería demostrar a Miguel que
él no manda?
Por otro lado está Ana que se da por vencida incluso antes de iniciar cualquier
cosa. No importa cuanto la quieras persuadir no lo intenta. Hace todo lo posible
para parecer invisible hasta que dejas de pedirle algo.
Es probable que termine etiquetada con un problema de aprendizaje.
1- ATENCIÓN EXCESIVA
2- PODER NO CONSTRUCTIVO
3- VENGANZA
4- INSUFICIENCIA APRENDIDA
Espero que a partir de la lectura de esta publicación, sepas ver más allá del mal
comportamiento y te imagines ese cartel con un mensaje oculto que el niño
querría trasladarte si pudiera.
Luchas de poder. ¿Quién tiene la victoria?
March 23, 2016
1. Comparar
Es posible que como padres logremos nuestro objetivo inmediato
cuando decimos cosas como: Pepito ya se comió todo y tu no, mira
como tu hermano es tranquilo y tu tan bravo, mira que eres la
última en vestirte, es que ella si me da besos y tu no, ella es tan
sonriente y tu tan seria, etc.
2. Etiquetear
Las etiquetas generan sin malas intenciones una predisposición
con la vida. Las positivas y las negativas anulan la posibilidad de
experimentar lo que vinimos a SER invitándonos a HACER en este
mundo.
Cuando aquellos que amamos nos ven y manifiestan vernos de
alguna manera a nosotros no nos queda más opción que creerles
y hacer todo para cumplir esa expectativa, hasta que nos demos
cuenta que no somos eso que todos creímos y nos demos la
oportunidad de volver a empezar.
3. Alabar
Creo que alabar a nuestros hijos permanentemente es otra
manera de impactarlos de manera negativa y completamente
inconsciente. Cuando los alabamos diciéndoles que todo lo hacen
bien, que todo es espectacular, que son los mejores en X o Y; así
no lo sean, creamos un verdad que en realidad es una mentira.
Entre otras cosas ellos van a creer que sólo la opción del mejor
y el espectacular es la aprobada y válida por nosotros, que
nuestras expectativas sólo las cumplirán en estándares
extraordinarios y cuando se confrontan con la realidad donde
no son los mejores con seguridad generará dolor, asombro,
inseguridad y ganas de se ser permanentemente validado y
aprobado.
5. Castigar
Los castigos (venganzas, consecuencias) nos llenan de rabia,
rencor, ganas de venganza, impotencia, estrategias para que no
nos pillen de nuevo, no me enseñan, no es compasivo ni
empático.
6. Invitar a la competencia
Creo que el esfuerzo debe concentrarse en ser realmente
bueno en lo que queremos y no en ser los mejores, ser los
mejores no siempre asegura que seamos realmente buenos
y debemos reconocer desde pequeños que tenemos habilidades
para algunas cosas y no para todas.
Para concluir,
1. Invita a la cooperación. Tu hijo es único, tiene su tiempo y su
forma de ser que no necesita ser comparada.
2. Identifica la emoción como parte integral del SER y no como
una verdad.
3. Aliéntalos, anímalos, apóyalos, cree en ellos.
4. Dá regalos inesperados y sin condiciones.
5. Concéntrate en las soluciones.
6. Inculca la cooperación.