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METAS EQUIVOCADAS

Rudolf Dreikurs decía “Un niño desobediente es un niño desmotivado” Y no le faltó razón. Normalmente los niños suelen
portarse bien, pero al ver que su conducta es ignorada (pues algunas veces damos por supuesto que ellos DEBEN portarse
bien, como si vinieran al mundo con las “reglas incorporadas”) prueban otros “métodos” de comportamiento (los
inadecuados o no permitidos en casa) que sí les dan resultado: todos vuelven la mirada hacia el niño y él siente que es
importante.
Dreikurs, mientras estudiaba el comportamiento infantil, observó que el comportamiento de los niños estaba dirigido por 4
metas, a las que él llamó “metas equivocadas”. Recibe este nombre, porque la motivación se fundamenta en la creencia
errónea de cómo ellos esperan lograr un sentido de pertenencia e importancia en su entorno.
Para nosotros saber cuál es la meta que motiva el comportamiento de nuestro hijo, solo tenemos que mirar las
consecuencias, es decir, qué provoca en nosotros y en ellos mismos, en otras palabras qué consigue con ese
comportamiento.
Estas 4 metas son:
1. Atención: Es el deseo de todo niño, tener la atención de sus seres queridos. Generalmente buscan llamar la
atención de manera adecuada, sin embargo si sienten que lo que hace no tiene efecto, entonces prueban con
el mal comportamiento, lo que generalmente les da buenos resultados. El mensaje es “soy importante sólo
cuando tengo tu atención”
2. Poder: El niño busca sentirse importante haciendo lo que él quiere. Los padres suelen discutir con el niño, él
se torna provocador, los padres se descontrolan y entran en una lucha por el poder. En este caso, el mensaje
es “soy importante sólo cuando tengo el control, estoy al mando o cuándo gano”.
3. Revancha: En este caso, el niño se siente herido, resentido, desplazado, que no es importante. A través de su
comportamiento revanchista devuelve el daño que “cree” le han hecho. El mensaje es “Me duele no ser
importante, por eso te lastimo”
4. Insuficiencia: El niño que demuestra insuficiencia, responde pasivamente o no responde a nada, anticipa sus
fracasos y se rinde con facilidad. Hay niños que tienen la creencia que realmente no pueden hacer nada y
otros se han dado cuenta que demostrando insuficiencia logran atraer la atención de los padres. en ambos
casos, el mensaje es “solo si necesito tu ayuda, seré importante”
¿Qué Hacer?
Jane Nelsen en su libro Positive Discipline, nos aconseja que cuando la meta de nuestro hijo sea Atención, tratemos de
distraerlo involucrándolo en una actividad útil dónde le demos el mensaje de “te amo por eso dedico un tiempo importante
contigo” .
Cuando la meta sea Poder, evitar pelear y rendirse, en vez de eso, ser firmes y amables al mismo tiempo, darle opciones
razonables y limitadas para que él elija y evitar la lucha de poder.
Cuando la meta sea Revancha, Abordar los sentimientos de resentimiento y dolor. Evitar los castigos, en vez de eso,
enfocarse en la solución de problemas involucrando al niño incrementando su sentido de pertenencia.
Y si la meta de nuestro hijo es la Insuficiencia, alentar su independencia a través de pequeñas tareas en dificultad
creciente, evitando la sobreprotección que lejos de ayudar lastima y vulnera su autoestima.
En todos los casos, no olvide se ser AMABLE y FIRME al mismo tiempo; La amabilidad es importante por el sólo hecho
de mostrar respeto por nuestro hijo, la firmeza es importante en tanto muestra respeto por nosotros mismos y porque la
situación en sí misma lo amerita… y en cada acto, dele a su hijo el mensaje ME IMPORTAS, mensaje que va más allá de
las palabras.

Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

“Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos.” Antoine de Saint-Exupery

Esta es una de las preguntas más recurrentes con la que llegan los padres a la consulta o a los talleres de padres “¿Cómo
hago para que mi hijo me obedezca y obedezca a la profesora?

Y es que muchos de nosotros tenemos la idea que los niños tienen que obedecer a rajatabla sin cuestionar lo que les
pedimos. Me gustaría que el lector se ponga por un instante en el lugar de los niños y se pregunten ¿qué puede estar
sintiendo y pensando sobre sí mismo y los demás este niño al cual se le pide de manera constante “OBEDECE”? Y es que
de manera encubierta este “obedece” encierra el mensaje: no cuestiones, no pienses, no sientas, sólo haz lo que te digo. Y
si hoy el niño obedece en casa, mañana más tarde obedecerá fuera de ella a quien se lo pida.
En este intento por tener resultados inmediatos y que la crianza sea más fácil, como dice Marisa Moya “perdemos de vista
al niño” y nos enfocamos en nuestra necesidades inmediatas y nos olvidamos que cada paso que damos está educando a
nuestro hijo y que el costo a largo plazo del “obedece” es bastante alto.
Queremos niños libres, que tomen decisiones, que cooperen, con adecuada autoestima, independientes, juiciosos, líderes
y una lista enorme de ideales que no encajan con esta idea que el niño tiene que obedecer de manera automática y sin
cuestionar al adulto. ¿Acaso es posible llegar a estos ideales si es que todos los días practican el no pensar y hacer lo que
los demás le dicen?
Creo que lo primero tendríamos que hacer, sería centrarnos en la realidad “no existe ningún niño en el mundo que
OBEDEZCA de manera inmediata”; segundo, sería mucho mejor enfocarnos a largo plazo y educar niños con habilidades,
que los ayuden a tomar decisiones adecuadas, pesando en las implicancias que tienen estás decisiones en los demás y en sí
mismos. Tercero, no perder de vista su mundo interno, preguntarles: qué piensan, qué sienten, qué van a decidir, que
tengan la oportunidad de cuestionar sus pensamientos, de elegir dentro de una serie de alternativas y tomar la mejor
solución, acompañados en este proceso de sus padres y maestros.
En vez de buscar “modificar conductas”, mejor enseñamos conductas apropiadas, en vez de “obedece” mejor creamos un
ambiente propicio para que el niño pueda interiorizar todos aquellos valores que les pedimos (cooperación, honestidad,
bondad, etc.); para esto, creo yo, las mejores herramientas son el ejemplo diario por parte de nosotros, la comunicación, la
paciencia el autocontrol y el respeto mutuo.
Ps. Gina Graham

Cuando vemos a un niño que se está comportando mal, es común decir “mira a ese niño, es un malcriado”, sin embargo
los padres debemos ser capaces de ver más allá de esas malas conductas. Si queremos que un niño mejore su
comportamiento tenemos que comprender que es lo que lo moviliza para comportarse como lo hacen, y de esa manera
podrán alentarlos para que mejoren.
Toda conducta tiene un propósito y va dirigida hacia una meta. El psiquiatra Alfred Adler dijo que todo niño tiene como
meta adquirir un sentido de significancia y pertenencia. Muchos niños saben llegar hacía esa meta de formas correctas,
mientras otros se desvían por el camino, tomando rutas alternas, cuando eso pasa, se comportan mal. Para que un niño se
comporte bien debe sentir que es importante para el resto, que forma “parte de”, que pertenece, sino es así entonces se
sentirá desmotivado y se comportará inadecuadamente.
Cuantas veces no ocurre que nuestros hijos se comportan mal, y en lugar de alentarlos a un mejor comportamiento, los
retamos, les gritamos, e incluso hasta los castigamos, consiguiendo así solo desmotivarlos más. Como padres solo vemos
la conducta y corregimos a partir de lo que vemos, sin embargo si queremos motivar a nuestros hijos a un mejor
comportamiento debemos ver que hay detrás de esa conducta.
Metas Erradas del Comportamiento
Son cuatro las metas erradas que sus hijos pueden estar buscando para encontrar ese sentido de significancia y
pertenencia:
1. Atención Excesiva: los niños que buscan atención creen erróneamente que para pertenecer deben hacerse
notar y mantener ocupados a los adultos con ellos, por ejemplo, Juan es un niño de 8 años que es capaz de
hacer los deberes por su cuenta, sin embargo se niega a hacerlos solo, demandando la ayuda de su mamá
constantemente. Juan quiere mantener a su mamá ocupada con él.
Si su hijo busca atención el mensaje tácito detrás de su conducta es “Tómame en cuenta involúcrame de forma que me
sienta útil”. Por lo que se recomienda:
 Programar tiempo especial con su hijo.
 Establecer rutinas claras.
 Utilizar señales no verbales para hacerle saber lo que espera de él.
 Actuar, sin hablar.
1. Poder: los niños que buscan poder creen erróneamente que para pertenecer deben mandar y tener el control
de las situaciones, lo que invita a quienes se relacionan con él a las luchas de poder. Por ejemplo, Daniel de
14 años quiere ejercer control, así que cada vez que su mamá le dice que haga sus deberes, el simplemente
se rehúsa. Quiere hacerlos a su tiempo, y a su manera.
Si su hijo busca poder el mensaje tácito detrás de su conducta es “Déjame ayudarte. Dame opciones”. Por lo que se
recomienda:
 Involucrar a su hijo en la búsqueda de soluciones.
 Mantener la calma y no argumentar en el momento de tensión.
 Darle opciones limitadas.
 Redirigir el poder de manera positiva pidiéndole ayuda con ciertas cosas.
1. Venganza: los niños que buscan venganza se sienten tan dolidos que creen que deben lastimar a otros para
que se sientan igual. Por ejemplo, Valeria de 12 años sabe que lo que más le duele a su papá es que no haga
sus deberes, como resultado, los hace, pero los deja en casa y no los entrega.
Si su hijo busca venganza el mensaje tácito detrás de la conducta de su hijo es “Me siento dolida. Valida lo que siento”.
Por lo que se recomienda:
 Conversar con su hijo sobre lo que siente y validar sus emociones.
 Reconocer su error y reparar la falta.
 Demostrar su cariño.
 Escuchar activamente.
1. Ineptitud Asumida: los niños que caen en la ineptitud asumida, no se consideran capaces de hacer las cosas
bien. Se consideran inútiles. Por ejemplo, Raúl no hace los deberes porque considera que no puede hacerlos
bien, por lo que se da por vencido fácilmente. Los padres de Raúl creen que no hay mucho que se pueda
hacer para ayudarlo.
Si su hijo busca rendirse el mensaje tácito detrás de su conducta es “No te des por vencido conmigo. Enséñame con pasos
pequeños”. Por lo que se recomienda:
 Enseñarle paso a paso lo que debe hacer.
 Decirle que tiene fe en sus capacidades.
 Buscarle oportunidades de éxito.
 Enfocarse en lo que hace bien.
En los ejemplos anteriores, el problema es el mismo, sin embargo la meta errada es diferente en cada uno. Encontrar la
meta equivocada detrás de las conductas de sus hijos puede no ser sencillo, sin embargo si se la identifica será capaz de
responder de manera adecuada para ayudar a su hijo, ya que lo que usted haga dependerá de lo que hijo busca.
Si constantemente se les presenta el mismo desafío con sus hijos, entonces será de utilidad identificar la meta errada que
los moviliza. Cuando se encuentre en una situación de conflicto recuerde que hay una creencia errada detrás de esas
conductas y que lo primordial, en beneficio de todos, es ponerse en los zapatos de sus hijos.
Karina Bustamante de Huerta
Psicóloga Clínica
Psicoterapeuta TREC y TCC
Entrenadora Certificada de Disciplina Positiva para Padres y Educadores
Fuente: https://disciplinapositivaecuador.wordpress.com/2015/01/10/que-hay-detras-de-las-conductas-de-mis-hijos/

Poniendo límites, cuidando los vínculos afectivos


Diversas investigaciones nos revelan que las experiencias afectivas positivas durante los primeros años de vida, preparan
al niño a enfrentar situaciones difíciles y crear lazos afectivos duraderos y estables. Por otro lado, el niño que no tiene una
adecuada vinculación afectiva, crece con inseguridad y desconfianza respecto a los otros. Estos hallazgos ponen a la luz
la importancia que tienen los vínculos afectivos que establezcamos con los niños y que una relación satisfactoria con sus
padres o cuidadores, contribuye a que éste se sienta valioso y desarrolle una autoestima y una autoconfianza adecuada.
La psicoterapeuta británica Sue Gerhardt, en su libro “El amor maternal” nos explica que la mejor manera de abordar las
enfermedades mentales, incluso la delincuencia y la violencia en nuestra sociedad, es ocuparnos de los bebes, puesto que
durante los primeros años se desarrollan muchos sistemas importantes en el cerebro, especialmente los que utilizamos
para gestionar nuestra vida emocional. Concluye que la primera infancia es la base de la salud mental.
La paternidad es una actividad compleja que incluye, además del amor, conductas específicas de los padres que tienen
repercusión en el funcionamiento psicológico y social de los hijos, estas conductas tienen que ver con la puesta de límites
como parte del cuidado integral de los niños.
Sin embargo, impartir límites constituye uno de los problemas más comunes que se observan en las familias de esta época.
Y es que parece que muchos padres tienen conceptos polarizados en cuento a la crianza y la disciplina. Por un lado, están
los padres que piensan que tener un estílo controlador y autoritario es la mejor manera para que los niños desarrollen
responsabilidad y les vaya bien en la vida y por el otro extremo tenemos a padres que por miedo a las consecuencias
negativas del autoritarismo terminan siendo permisivos.
Los límites, al igual que el cariño son una muestra de amor a nuestros hijos, puesto que les da seguridad y al mismo
tiempo los protegen. Esto significa que como padres, debemos desarrollar habilidades necesarias para establecer las reglas
con amabilidad, firmeza, consistencia y claridad para poder guiar a nuestros niños y que se sientan verdaderamente
protegidos.
La Dra. Jane Nelsen, autora del libro Disciplina Positiva, nos explica que la disciplina ejercida de manera democrática o
positiva, ayuda a los adultos a encontrar un camino respetuoso e intermedio que no es autoritario ni permisivo. Este tipo
de disciplina se sustenta en la base de un trato empático, respetuoso, amable pero firme al mismo tiempo, que a largo
plazo ayuda a desarrollar en los niños valiosas habilidades sociales y de vida.
Si no estamos acostumbrandos a poner límites, es posible que al principio sea dificil y vayamos de un lado al otro, entre el
autoritarismo y la permisividad. Sin embargo, hay algunas preguntas que nos ayudarán a saber si estamos en la línea
correcta: Esto que estoy haciendo ¿Es respetuoso con mi hijo? ¿Lo ayudará a desarrollar habilidades de vida? ¿Es
respetuoso conmigo? ¿Es respetuoso con los demás y la situación? ¿Es un castigo o una solución?
Algunas pautas a la hora de establecer límites con respeto:
 Recuerda que ser firmes no implica dejar de ser cariñosos. El tono de voz indicará cariño, mientras la
expresión indicará firmeza.
 Practica el autocontrol. La primera persona a la que tenemos que controlar es a nosotros mismos.
 En vez de dar órdenes, haz preguntas que inviten a la reflexión, Jane Nelsen llama a esto “preguntas
curiosas” (¿qué piensas respecto a…,? ¿qué sientes…?, ¿que has decidido…?).
 Habla menos y actúa más. Acércate a tu hijo y muéstrale lo que tiene que hacer.
 Crea rutinas junto con tu hijo y luego recuérdale qué es lo que habían acordado.
 Dale opciones limitadas, esto les dará la sensación de que no tienen que obedecer todo a rajatabla y que
tienen la opción de elegir.
 Involucra a tu hijo en la solución de problemas. Esto lo motivará a asumir sus responsabilidades y se
sentirán parte importante de la familia.
 Surgiere alternativas aceptables por ejemplo “no te puedo dar el helado antes del almuerzo, pero te lo puedo
dar después. De esta forma somos comprensibles con sus deseos y menos arbitrarios.
 Usa el humor. A veces es la mejor solución en momentos de crisis y sirve además para detener la lucha de
poder.
 Ponte de acuerdo con tu pareja. Ambos padres tienen que manejar el mismo estilo de crianza para no crear
confusión en los hijos que inviten a buscar “al más bueno”.
 Expresa lo que sientes y hazte responsable de tus emociones.
 Por cada “malaconducta” que veas en tu hijo dale 5 apreciaciones de buenas conductas que observas en él.
Véras cómo las malas conductas empiezan a desaparecer y las buenas a incrementar.
 Evita sobreprotegerlo, ya que es una forma de decirle “eres un incompetente” La lástima promueve la
debilidad, mientras que la comprensión promueve fortaleza.
 No te olvides de siempre dar tu mensaje de amor y que éste llegue a tu hijo. Que tu niño sepa que tu amor
hacia él es inconcidional.
 Antes de “corregir” una mala conducta, busca conectarte emocionalmente con tu hijo. Eso ayudará a
mantener los vínculos afectivos en la familia y que podamos ejercer una gran influencia sobre ellos.
Tenemos que tener claro que, si bien los límites son necesarios para el desarrollo de un carácter firme y socialmente
adaptado, una buena disciplina no es sinónimos de gritos, castigos o golpes; éstos sólo producen dos tipos de resultados: o
un niño rebelde, agresivo e irrespetuoso de las normas de la sociedad, o un niño/ña atemorizado, tímido, socialmente
incompetente, carente de iniciativa, fácilmente manipulable e incapaz de hacer respetar su propia individualidad.
Una buena disciplina requiere de aceptación del niño/niña, amor, paciencia dedicación, atención, consistencia, firmeza,
autocontrol y flexibilidad de parte de los padres. Ellos deben ponerse de acuerdo respecto a las expectativas, límites y
derechos del niño, y hacer que éstos sean expresados en términos adecuados a su capacidad de comprensión. El
reconocimiento atento de las buenas cualidades y conductas aceptables, producen un mejor efecto que la crítica o el
castigo ante las conductas inaceptables.
Gina Graham
Psicóloga-Psicoterapeuta
Artículo escrito para: PERMISO PARA SER NIÑO http://permisoparasernino.pe/articulo/Poniendo-lmites-y-cuidando-
los-vnculos-afectivos/178#.VdJqmVN_Oko
Rabietas, gritos, reclamo de atención,
faltas de respeto, indiferencia, falta de
colaboración…
y un largo etc, podrían ser los retos al que nos enfrentamos a
diario los que de una forma u otra convivimos con niños.LOS 4
MOTIVOS QUE SE OCULTAN TRAS EL “MAL
COMPORTAMIENTO INFANTIL”.
¿Pero qué pasaría si te dijera que no todo es lo que parece?
¿Que detrás del mal comportamiento del niño hay un mensaje
oculto, una creencia errónea que ese niño querría trasladarte?.
Alfred Adler y posteriomente Rudolf Dreikurs
psicoterapeutas de cuyas ideas bebieron Jane Nelsen y
Lynn Lott para desarrollar lo que se conoce
como DISCIPLINA POSITIVA, decían que todos los seres
humanos nos movemos por un propósito y este es el de la
conexión, sentir que pertenecemos y que somos
significativos o contributivos a un grupo, a una comunidad,
a una familia.
Por otro lado hablaba de la importancia de entender la lógica privada de los niños.
Los niños tienen una necesidad imperiosa y es la de sentir conexión con el adulto
y movidos por esa necesidad persiguen la conexión de la manera que su
desarrollo evolutivo y sus experiencias de vida le han permitido, no es una
decisión voluntaria, es algo que viene predeterminado por su cerebro primitivo,
recordad que somos seres gregarios, necesitamos de los demás para sobrevivir.

Dreikurs decía: “No hay niños mal portados sino niños desalentados”.

Niños que movidos por su naturaleza infantil y por su necesidad de conectar llegan
a la conclusión de que la única forma que tienen de hacerlo es a través de
comportamientos que nosotros calificamos de inadecuados y disruptivos.
También decía que:
“Una vez que las cosas han pasado por el filtro de nuestra mirada, ya la
realidad va a dejar de serlo, ya nunca más va a ser realidad, será nuestra
realidad”.

Todos los niños están constantemente haciéndose preguntas y a través de las


relaciones que viven se van contestando.
¿Quién soy? Soy bueno, soy malo, soy adecuado, soy inadecuado, soy capaz,
incapaz.
¿Cómo son las personas que me rodean? Son motivadoras, no son motivadoras.
¿Cómo es el mundo? Es alentador o sólo puedo reaccionar para sobrevivir.

El niño en la búsqueda de esa meta de conexión siempre sigue un proceso


respecto a las experiencias y relaciones que vive con el entorno.

1- PERCEPCIÓN
2- INTERPRETACIÓN
3- ELABORACIÓN DE UNA CREENCIA
4- TOMA DE UNA DECISIÓN .

A través de esa observación, interpretación y creencia el niño toma la decisión


sobre lo que necesita para pertenecer y ser importante, las creencias que elaboran
son su interpretación de la realidad, en realidad el mal comportamiento es un
mensaje oculto de:

“Sólo soy un niño y quiero pertenecer y no sé cómo hacerlo”.

Para que os hagáis una idea imaginaos un iceberg, en el que el 20% está por
encima de la superficie del agua y el 80% restante bajo ella. Pues bien, lo que
nosotros siempre tenemos en cuenta del niño es el 20% que corresponde a la
toma de decisión o comportamiento ignorando el 80% que corresponde a la
percepción, interpretación y elaboración de una creencia.

Imaginaos que los niños pudieran llevar un cartel que dijera cuál es la creencia
que ha elaborado de su percepción e interpretación que repito no se ajusta a la
realidad, se ajusta a la realidad del niño.

“Muchas veces el problema o mal comportamiento que nosotros vemos no


es más que la solución que el niño ha encontrado al problema que nosotros
no vemos”.

Dreikurs decía que en la búsqueda de soluciones para poder conectar con el


adulto, el niño se mete en cuatro creencias erróneas, sus alumnos le decían pero
¿Cómo es posible que usted meta a todos los niños en cuatro creencias? y él
respondía ¡no se equivoquen yo no los meto ahí, siempre me los encuentro ahí!.
Imaginaos a Sara que parece estar esperando a que hables por teléfono para
reclamar en ese preciso instante tu atención de una forma reiterativa, o bien el
niño que parece esperar a que te encuentres a alguien al que quieres saludar para
necesitar de tu exclusiva atención ¿Cuál es tu tendencia natural? ¿Le prestas
atención, corrigiéndole e incluso dándole una pequeño sermón como… “¿Sara
cuántas veces he de decirte que esperes a que acabe de hablar?”. ” Te he dicho
una y mil veces que cuando hablo por teléfono esperes a que acabe”.

Por otro lado tenemos a Miguel empujando a los niños en la fila para estar en
primer lugar. Suele quitar la pelota cuando está en el patio jugando con otros. Te
reta constantemente en la clase con actitud desafiante y obstinada, comienza a
hacer sus tareas a regañadientes. ¿Tú tendencia no sería demostrar a Miguel que
él no manda?

Tenemos también a Jaime, la mamá de Jaime ha estado toda la semana de viaje


de trabajo y cuando vuelve a casa, encuentra a Jaime que está pintando un dibujo,
esta mamá se vuelca en dar besos y arrumacos a Jaime y le dice con una sonrisa
de oreja a oreja cómo le gusta el dibujo que está haciendo, entonces Jaime
enfurruñado rasga el dibujo en mil trozos y mira a su mamá con fuego en los ojos
diciendole “no te quiero”.Tenderíamos de forma natural a contener a duras penas
nuestro sentimiento de incredulidad y de dolor, intentando recomponernos del
sentimiento de culpa.

Por otro lado está Ana que se da por vencida incluso antes de iniciar cualquier
cosa. No importa cuanto la quieras persuadir no lo intenta. Hace todo lo posible
para parecer invisible hasta que dejas de pedirle algo.
Es probable que termine etiquetada con un problema de aprendizaje.

Aquí tenemos unos ejemplos de “mal comportamiento o comportamientos


inadecuados” y de las reacciones que por regla general solemos tener los adultos
ya que sólo estamos prestando atención al comportamiento.

Hoy quiero compatir contigo EL CÓDIGO DEL MAL COMPORTAMIENTO, te voy


a hablar de CUATRO METAS ERRADAS en las que un niño puede instalarse
porque llega a la conclusión de que es la única forma que tiene de conectar
contigo.

1- ATENCIÓN EXCESIVA

COMPORTAMIENTO DEL NIÑO


El niño se pone pesado, fastidioso, reclama constantemente tu atención, se queja
sin parar, exige.
No es el niño que está haciendo su trabajo y te llama en alguna ocasión para
enseñarte algo, es el niño que reclama tu atención de manera excesiva o el tipico
graciosillo de la clase o ese niño que tiene gustos diferentes o extraños y le gusta
mostrar que es diferente, y tú te preguntarás ¿Cómo ante comportamientos tan
distintos puedo saber que le motiva a portarse así?. La respuesta está en nosotros
mismos, ya que tenemos que identificar que sentimiento nos provoca esa
conducta, una vez la tengamos identificada podremos seguir descifrando este
código.

SENTIMIENTO DEL ADULTO


En este caso nos sentimos molestos, irritados, preocupados o culpables.
Molestos porque pensamos ¡ayy este niño que pesado es!, irritados cuando a
base de insistir decimos ¡anda déjame un ratito tranquila!, preocupados porque
pensamos que no sabemos porque se porta así y culpables cuando nos decimos a
nosotros mismos que le hemos permitido demasiado, que no sabemos en qué nos
hemos equivocado o qué habrás estado haciendo mal.

REACCIÓN DEL ADULTO


Persuadimos al niño para que cambie su actitud.
Rescatándole (haciendo por él cosas que puede hacer sólo).
Gritándole para que pare.
Advirtiéndole ¡cómo no pares…!.
Dejándole ¡déjame 5 minutos…!.

RESPUESTA DEL NIÑO


El niño para unos instantes para luego reanudar lo que estaba haciendo o elige
otro comportamiento aún peor.

CREENCIA DETRÁS DEL COMPORTAMIENTO


Sólo soy importante cuando tengo atención constante, cuando los otros me notan.
Cuando no me atienden, no me quieren.
Te necesito para estar seguro y saber que cuento para ti.
Me asusta que no me quieran y te necesito para no sentirme sólo.

MENSAJE QUE QUERRÍA TRASLADARTE


Nótame, involúcrame de manera útil.
RESPUESTAS POSITIVAS Y EFICACES
Necesita ser escuchado. Escucha lo que te cuenta con atención.
Tiempo especial sólo para él que se pueda pactar.
Ignorar la conducta pero nunca al niño ni a sus emociones ( tocar al niño mientras
terminas de hacer lo que estabas haciendo).
Abrázale porque si.
Mírale mientras te habla, sorpréndete.
Disfruta de su compañía.
Enséñale a hacer las cosas por si mismo
Respeta tu tiempo y tu espacio también, hay momentos para todo.
Piensa en qué puede ayudarte y propónselo.
Redireccionar involucrando al niño en una tarea útil (te quiero y pasaré un rato
especial contigo cuando acabe lo que estoy haciendo)

2- PODER NO CONSTRUCTIVO

COMPORTAMIENTO DEL NIÑO


Desafiante, negándose a hacer lo que se le dice o haciéndolo cuando le parece
expresando así un poder pasivo.

SENTIMIENTO DEL ADULTO


Se siente constantemente retado, provocado, amenazado, desafiado.

REACCIÓN DEL ADULTO


Algunas veces cede hasta que se siente superado y reacciona tratando de obligar
al niño a que ceda él, mediante castigos o luchas de poder con lo que la actitud
desafiante se agrava más.
Peleando, pensando (no te vas a salir con la tuya, te obligaré, él no tiene razón ,
no le voy a dejar que se suba a mi chepa).

RESPUESTA DEL NIÑO


Intensifica su comportamiento, obedece pero desafiando y sintiendo que ha
ganado cuando el adulto está molesto aún cuando ha obedecido. Dice que si, pero
no lo cumple. Se cree vencedor si el adulto se altera.

CREENCIA DETRÁS DEL COMPORTAMIENTO


Sólo me siento importante cuando mando yo o impido que tú mandes, cuando te
demuestro que no puedes obligarme ni detenerme.

MENSAJE QUE QUERRÍA TRASLADARTE


Déjame ayudar, dame opciones.

RESPUESTAS POSITIVAS Y EFICACES


No pelear, ni entrar en luchas de poder, ni ceder.
Emplear amabilidad y firmeza al mismo tiempo.
Pide ayuda (dile que no puedes obligarle pero que te encantaría contar con él y
con su colaboración)
Retírate a tranquilizarte.
No hables y actúa.
Establece rutinas junto al niño. Deja que las rutinas sean quienes manden.
Interésate por lo que le gusta.
Háblale de lo que te gusta a ti
Proponle hacer cosas juntos, compartiendo buenos momentos, divirtiéndote a su
lado.
Siéntate a charlar de lo que te preocupa y pregúntale que se le ocurre para
arreglarlo.
En momentos de pelea cuenta hasta 10.
Negocia para encontrar una buena solución que os haga felices a todos.
Ofrece opciones limitadas
Son niños que reclaman el poder porque quizás de pequeño se le ha facilitado
todo y nunca o casi nunca se le ha permitido equivocarse, mancharse, explorar,
experimentar, aprender, no se siente empoderado. Imaginaos esto que bomba de
relojería puede resultar para un adolescente.
Frases como
Confío en ti
Sé que me puedes ayudar
Sé que podrás llegar a hacerlo tú sólo.
Sé que no te puedo obligar pero confío en que sabes lo que tienes que hacer.

3- VENGANZA

COMPORTAMIENTO DEL NIÑO


Comportamiento destructivo o autodestructivo, agresivo, hiriente, grosero,
vengativo.

SENTIMIENTO DEL ADULTO


Herido, incrédulo, lastimado, decepcionado.
REACCIÓN DEL ADULTO
Vengativo, contraatacando, sintiéndose como una víctima (¿cómo pudiste
hacerme esto?), castigando.

RESPUESTA DEL NIÑO


Intensifica y empeora su conducta o escoge otra arma.

CREENCIA DETRÁS DEL COMPORTAMIENTO


No creo ser importante para nadie, me han hecho daño, así que yo haré lo mismo.
Nadie puede quererme ni puedo agradar a nadie.

MENSAJE QUE QUERRÍA TRASLADARTE


Estoy dolido, me siento incomprendido, reconoce y valida mis sentimientos.

RESPUESTAS POSITIVAS Y EFICACES


Reconoce y valida sus sentimientos.
No actúes cuando estás herido, mejor retírate, cálmate y habla con el niño
después tratando de llegar a acuerdos que sean muy claros y apropiados.
No le castigues ni emplees represalias
Pide perdón si has metido la pata.
Sé cariñoso. Abrázale, bésale.
Pregúntale cómo se siente y escúchale con atención
Dile lo mucho que le quieres y que le querrás siempre pase lo que pase.
Comparte tus sentimientos.
Alienta sus fortalezas.

4- INSUFICIENCIA APRENDIDA

COMPORTAMIENTO DEL NIÑO


El niño se muestra como ausente, indiferente, pesimista y desesperanzado e inútil,
no hace nada, ha asumido que no puede.
SENTIMIENTO DEL ADULTO
Desesperado, inútil nada parece dar resultado, frustrado.

REACCIÓN DEL ADULTO


Compararle con otros (con la intención de que reaccione), criticarle o hacer el
trabajo por él rescatándolo, o rindiéndose (no hay nada que hacer con él).

RESPUESTA DEL NIÑO


Se retrae aún más, se vuelve pasivo, no muestra mejoría ni responde, confirma
que no vale, se hunde.

Ilustraciones Naranjas y Zapatos

CREENCIA DETRÁS DEL COMPORTAMIENTO


Es imposible qué importe a alguien, no soy suficiente, soy inferior a los demás
¿para qué intentarlo? no lo haré bien.
No me quieres porque no soy perfecto por eso espero convencer a todos de que
no esperen nada de mí y así no decepcionaré.

MENSAJE QUE QUERRÍA TRASLADARTE


No te rindas, enséñame paso a paso.

RESPUESTAS POSITIVAS Y EFICACES


No te rindas, demuéstrale que crees en él, que tienes fe y confianza en que podrá.
Recuérdale todo lo que ha logrado y ayúdale a practicar en lo que necesite, pero
no lo hagas por él.
Ten mucha paciencia.
Hazle ver sus fortalezas y haz hincapié en cada logro por muy pequeño que este
sea.
Desglosa la tarea en pasos pequeños.
No le compadezcas usa un lenguaje positivo y alentador.
Disfruta de su compañía sin más pretensiones.

Espero que a partir de la lectura de esta publicación, sepas ver más allá del mal
comportamiento y te imagines ese cartel con un mensaje oculto que el niño
querría trasladarte si pudiera.
Luchas de poder. ¿Quién tiene la victoria?
March 23, 2016

¡Aquí quien manda soy yo!


¡Te he dicho que lo hagas!
¡Obedece!!
¡Vete a la cama ahora mismo!
¡Silencio!
¡Hazlo ahora!
Para que exista un lucha de poder, Jane Nelsen nos dice que necesitamos dos personas como mínimo y definitivamente
estas frases invitan a que se origine una lucha de poder interminable.
Cuántas veces, con el fin que nuestros hijos obedezcan, o por miedo a perder la autoridad frente a ellos hemos caído en
esta lucha. Cuando ocurre , tanto los hijos como los padres tienen la “sensación” de estar realizando un esfuerzo inútil,
sienten que está perdiendo el control (de hecho lo están haciendo) pero cada uno se niega a abandonar “la lucha” porque
no quiere perder, pero el resultado es que de algún modo, ninguno TIENE LA VICTORIA, perdemos la paciencia, luego
nos sentimos culpables y terminamos castigando y ya sabemos cuál es la consecuencia del castigo en nuestros hijos.
COMO EVITAR LAS LUCHAS DE PODER
No controlar nuestras emociones, palabras hirientes y castigos como solución dan cabida a las luchas de poder con
nuestros hijos.
El comportamiento de los niños está dirigido a metas, pero el camino que toman no necesariamente es el más correcto, en
este sentido, cuando entremos en una lucha de poder, busquemos la meta de nuestros hijos y tratemos de enseñarles un
camino más adecuado donde ambas partes salgan ganando. Para evitarlas, podríamos intentar:
1. En vez de dar órdenes, haz preguntas que inviten a la reflexión, Jane Nelsen llama a esto “preguntas
curiosas” (¿qué piensas respecto a…,? ¿qué sientes…?, ¿que has decidido…?). Entonces, en vez de decir,
ordena tu cuarto, tal vez podríamos decir, qué puedes hacer para que tu cuarto se vea limpio y ordenado?
2. Habla menos y actúa más. Acércate a tu hijo y muéstrale lo que tiene que hacer, en vez de decir “1000 veces
los mismo” desde lejos, esperando que “obedezca” rápidamente.
3. Crea rutinas y luego recuérdale qué es lo que habían acordado. Ejem. Tu hijo se levanta de la mesa al
terminar de comer y va directo a jugar, entonces le podemos recordar “¿qué es lo que tenemos que hacer
después de cenar?”
4. Jane Nelsen nos recomienda además tener un POSITIVO TIEMPO FUERA para calmarnos y actuar
pensando en lo que vamos a hacer y decir, evitando las luchas de poder.
5. Dale opciones limitadas, esto les dará la sensación de que no tienen que obedecer todo a rajatabla y que
tienen la opción de elegir.
6. Practica el autocontrol. Cuando entramos en la lucha de poder queremos CONTROLAR todo, pero cuanto
más controladores queremos ser, más DESCONTROLADOS nos volvemos. A la primera persona que
tenemos que controlar es a nosotros mismos.
7. Usa el humor. A veces es la mejor solución en momentos de crisis y sirve además para detener la lucha de
poder.
8. Ponerse de acuerdo. Ambos padres tienen que manejar el mismo estilo de crianza para no crear confusión en
los hijos que inviten a buscar “al más bueno” . Recuerda que tanto el estilo permisivo como el autoritario
invita a la lucha de poder, opte por una disciplina positiva.
9. Involucra a tus hijos en la solución de problemas. Esto hace que los chicos tengan un sentido de pertenencia,
estén motivados a asumir sus responsabilidades y estén menos propensos a desobedecer.
10. Se consistente y congruente con lo que DICES y HACES.
11. Expresa lo que sientes dando mensajes YO, evitando culpabilizar al otro por lo que pasa en ti internamente
“Estoy súper cansada, colaboren con esto para poder descansar descansar¨, esto suena mejor y se acepta
mejor en vez de “Me están haciendo enojar, obedezcan de una vez, o si no…”
12. Se FIRME Y AMABLE al mismo tiempo. Que tu expresión y tono de voz indiquen el respeto por tu
hijo. Un niño que se trata de forma respetuosa es más colaborador.
13. No te olvides de DAR SIEMPRE TU MENSAJE DE AMOR. A veces estamos tan metidos en la lucha de
poder que nos olvidamos de recordar a nuestros hijos cuánto los amamos.
14. En vez de buscar culpables ENFOCATE EN LAS SOLUCIONES.
La Disciplina Positiva nos enseña que las luchas de poder “crean distancia y hostilidad en lugar de cercanía y confianza.
La distancia y la hostilidad crean resentimiento, resistencia y rebeldía (conformismo con baja autoestima). En cambio La
cercanía y la confianza crean un ambiente seguro y de confianza donde no hay temor, ni culpa, vergüenza o dolor”
Gina Graham
Psicóloga – Psicoterapeuta de niños y adolescentes
Certified Positive Discipline Trainer
La Dra. Jane Nelsen estará en el Perú este 15 de Abril del 2015 ofreciendo una conferencia a padres y maestros. Informes
a través de este link EVENTOS o a través de informes@crianzapositiva.org
“Nunca he visto a un niño con aires de poder sin un adulto con aires de poder cerca de él”
Jane Nelsen
Seis cosas que debes evitar en la crianza
September 6, 2015
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Juliana Molina Urdinola

Las comparaciones, las etiquetas, los alabos (en exceso), la


competencia, los premios y los castigos No son buenos.

Seis cosas que debes evitar en la crianza

1. Comparar
Es posible que como padres logremos nuestro objetivo inmediato
cuando decimos cosas como: Pepito ya se comió todo y tu no, mira
como tu hermano es tranquilo y tu tan bravo, mira que eres la
última en vestirte, es que ella si me da besos y tu no, ella es tan
sonriente y tu tan seria, etc.

Es decir, podemos lograr que ellos se coman la comida o estén


consientes (o avergonzados) de los bravos que son. Sin embargo
creo fielmente en que les hacemos daño con esas
comparaciones, que sin intenciones los invitamos a ese mundo
competitivo y no cooperativo en el que queremos vivir.

Cada hijo es único y eso no sólo hay que aceptarlo sino


disfrutarlo y acompañarlo. Las comparaciones nos ponen por
encima o por debajo de alguien y eso no construye.

2. Etiquetear
Las etiquetas generan sin malas intenciones una predisposición
con la vida. Las positivas y las negativas anulan la posibilidad de
experimentar lo que vinimos a SER invitándonos a HACER en este
mundo.
Cuando aquellos que amamos nos ven y manifiestan vernos de
alguna manera a nosotros no nos queda más opción que creerles
y hacer todo para cumplir esa expectativa, hasta que nos demos
cuenta que no somos eso que todos creímos y nos demos la
oportunidad de volver a empezar.

Esta vuelta larga se la podemos evitar a nuestros hijos.

Démosle la posibilidad a nuestros hijos de ponerse bravos sin decir


que son bravos, decir por el contrario que están bravos pero que
esa emoción del momento no los defina para el resto de la vida.

3. Alabar
Creo que alabar a nuestros hijos permanentemente es otra
manera de impactarlos de manera negativa y completamente
inconsciente. Cuando los alabamos diciéndoles que todo lo hacen
bien, que todo es espectacular, que son los mejores en X o Y; así
no lo sean, creamos un verdad que en realidad es una mentira.

Con las alabanzas y adulaciones podemos lograr que nuestros hijos


se sientan bien y tengan un mejor comportamiento por un periodo
corto. ¿pero, y cómo se terminan viendo a ellos mismos?

Entre otras cosas ellos van a creer que sólo la opción del mejor
y el espectacular es la aprobada y válida por nosotros, que
nuestras expectativas sólo las cumplirán en estándares
extraordinarios y cuando se confrontan con la realidad donde
no son los mejores con seguridad generará dolor, asombro,
inseguridad y ganas de se ser permanentemente validado y
aprobado.

El mensaje debe ser que nuestro amor es incondicional, que


nosotros les ayudamos a resolver problemas y los apoyamos en que
sean cada vez una mejor versión, que con práctica, entusiasmo
y dedicación es posible que desarrollemos otras y
mejores habilidades. Nosotros estamos ahí para contenter y
alentar.
4. Dar premios
Los premios logran un mejor resultado a través de un esfuerzo
adicional y temporal que se genera por una motivación externa
(dulces, salidas, helados, privilegios, etc), haciendo carecer de
importancia los beneficios persé que trae cada "tarea" y
poniendo en duda las capacidades de los niños.

Eso no significa que no puedas dar premios sorpresa o regalos


inesperados productos del cariño y la intención de sorprender y
manifestar cariño. Esos regalos que no están condicionados y que
llegan sin previo aviso pueden ser un momento de regocijo sin
entorpecer los procesos y beneficios naturales de las
"tareas" (responsabilidades) y capacidades de nuestros hijos.

5. Castigar
Los castigos (venganzas, consecuencias) nos llenan de rabia,
rencor, ganas de venganza, impotencia, estrategias para que no
nos pillen de nuevo, no me enseñan, no es compasivo ni
empático.

No construyen, debemos llenarnos de otras herramientas que les


enseñen, construyan, alimenten y reflexionen en la vida como lo
son las SOLUCIONES.

Las tres "R" y una "U" del libro de Jane Nelsen


1. Relación: ¿Es la solución una propuesta coherente con la
conducta errada?
2. Respeto: ¿Es una propuesta respetuosa para todos (incluido el
niño por supuesto)? No debe generar dolor, vergüenza o culpa.
3. Racionalidad: ¿Es una propuesta justa para todos?
4. Utilidad: ¿Es útil esta propuesta?,¿Logramos el objetivo de
aprendizaje para evitar futuras repeticiones?

6. Invitar a la competencia
Creo que el esfuerzo debe concentrarse en ser realmente
bueno en lo que queremos y no en ser los mejores, ser los
mejores no siempre asegura que seamos realmente buenos
y debemos reconocer desde pequeños que tenemos habilidades
para algunas cosas y no para todas.

Los terminamos invitando a ser mejores que los demás, no a ser


cada vez mejor y entonces creo que les enseñamos que el que no
es el ganador no es bueno, que se tiene que ser el mejor en todo,
y eso no es verdad. Incluso el tiempo nos termina enseñando que
no siempre es necesario ser el mejor, que lo que termina
importando es caerle bien a la gente, relacionarse
bien, tener compasión y empatía por lo demás.

Para concluir,
1. Invita a la cooperación. Tu hijo es único, tiene su tiempo y su
forma de ser que no necesita ser comparada.
2. Identifica la emoción como parte integral del SER y no como
una verdad.
3. Aliéntalos, anímalos, apóyalos, cree en ellos.
4. Dá regalos inesperados y sin condiciones.
5. Concéntrate en las soluciones.
6. Inculca la cooperación.

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