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PARADOJA DE LA FRUGALIDAD

Aunque se suele afirmar que el ahorro es un factor importante para el crecimiento de


la producción puesto que facilita la existencia de inversión, se puede llegar a incurrir
en una situación conocida como la “paradoja de la frugalidad”.
En efecto, en términos generales, un incremento del ahorro produce un aumento de la
inversión y con ello un aumento de la producción, como se expuso anteriormente.
Sin embargo, si el ahorro crece notablemente lo hará necesariamente a costa del
consumo. Y si las familias no consumen, las empresas pueden empezar a tener
problemas para vender sus productos. Y si no venden no producen, y si no producen…
despedirán a trabajadores. Y éstos no podrán ahorrar. Finalmente, se habrá producido
un efecto contrario al inicialmente previsto.
Se adjunta a continuación un artículo que nos habla de la “paradoja de la frugalidad”.

China o la paradoja de la frugalidad


Una de las historias que cuentan a los economistas cuando están en proceso de
formación y para que se piensen que saben es la llamada paradoja de la frugalidad. Es
un ejercicio hipotético –como casi todo en economía– en el que se plantea el escenario
de un país cuyos ciudadanos, de carácter poco espléndido, ahorran todos sus ingresos y
no consumen.
Dado que a los niños se les enseña que el ahorro es una virtud en sí misma,
independientemente del contexto, el pensamiento intuitivo apunta a que el hipotético
país donde nadie consume será un sitio próspero. Pero la moraleja del cuento dice
justo lo contrario, que si nadie consume no habrá actividad económica, pues por mucho
ahorro que pueda ser invertido no hay actividades económicas potencialmente
rentables.
La fábula se plantea en una economía cerrada, y esta es la gran diferencia con el caso
de China. Porque China ahorra mucho e invierte mucho, pero no consume de forma
proporcional. Afortunadamente tiene al otro lado del océano a un país de manirrotos
que compra todo lo que ellos producen. Pero China puede aprender algunos aspectos
de la paradoja de la frugalidad. Como, por ejemplo, que la abundancia de dinero para
ser invertido es algo positivo siempre y cuando el tirón inversor tenga sentido
económico, y que una economía donde el consumo representa el 35% del PIB no es
sostenible.
La mayor parte de las crisis económicas que jalonan los libros de historia proceden,
precisamente, de excesos de inversión; sea en ferrocarriles o empresas puntocom. Con
lo cual el aviso que sirvió de excusas a los operadores para vender a manos llenas hace
hoy dos semanas no ha de ser tomado a la ligera. No por la caída de los mercados, que
tocaba, sino por el hecho China no exporte solamente juguetes, aparatos electrónicos y
productos textiles a precios irrisorios, sino por el riesgo de que se convierta en un foco
de inestabilidad para las finanzas internacionales.

Fuente: cincodias.com 13/03/2007

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