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Componentes Afectados del Lenguaje en Autismo.

Los grados de alteración de los diversos componentes del lenguaje verbal en el


autismo, una revisión de forma muy general:

Aspectos Morfológicos y sintácticos:

Son los componentes menos afectos, lo cual no significa que no esten afectados como se
suele pensar.

Desarrollo Fonético:

No presenta anomalias específicas en cuanto a adquisición y discriminación de los


sonidos.

Componente prosódico:

Alteraciones importantes y universales, en cuanto a la transmisión de significados a


través de la entonación.

También a la comprensión y capacidad de interpretar las claves prosódicas usada por


los demás.

Pueden presentar alteraciones muy marcadas; empleo de tonos de voz, volumen y


ritmo de emisiones.

Especial dificultad para captar: sutilezas de ironía, humor o estados anímicos que se
pueden transmitir prosódicamente.

Componente Semántico:

Las alteraciones se hacen más patentes; no olvidar la estrecha relación entre


pensamiento-lenguaje, conceptualización-abstración y desarrollo semántico-léxico.

Las dificultades reciden en mayor medida en la utilización del conocimiento semántico


(organización de categorias semaánticas).

Problemas para asignar significados figurados, deshacer ambiguedades, o aprender


acepciones múltiples para los mismo términos.

También son evidentes limitaciones para comprender significados de términos


relacionales (verbos, determinantes, adverbios y preposiciones.

Las mayores dificultades residen en comprender significados oracionales


aisladamente o cuando constituyen unidades mayores de lenguaje (discurso y
conversación).

Su lenguaje, en general, da la impresión de estar poco conectado, de ser un lenguaje


desarraigado y de escasa densidad semántica.

Componente Pragmático:

Entraña las más graves e insidiosas alteraciones.

Pautas conversacionales; toma de turnos, mantenimiento del tema, adecuada


introducción de temas nuevos relacionados con el tema central, y las normas básicas
de aceptabilidad y sutileza conversacional.

Actos del habla limitados; no relatan experiencias, no transmiten creencias o


pensamientos, no hacen comentarios, recurren a secuencias sencillas de pregunta-
respuesta como recurso conversacional y se ven en gran dificutlad para ampliar o
modificar dichas secuencias en funcion de lo que se va aportando a lo largo de la
conversación (ya sea a contenido como a tono e intencionalidad del mensaje).

Dificultades para percibir a los demás seres con mente; no diferencian entre la
información ya conocida y la nueva para los interlocutores y no reconocen la función
informativa del lenguaje (esto podría explicar por qué hablan siempre de los mismo
temas incansablemente).

Les faltan claves para entender si el tema es de interes para el interlocutor y a veces
carecen de claves no lingúísticas de conocimiento del mundo y de la mente para poder
seguir la conversación de su interlocutor.

Ademas de los aspectos lingüísticos son evidentes:

Anomalias funcionales en todas las pautas de comunicación, incluyendo gestos


comunicativos, empleo de mirada, entonación y lenguaje corporal. En todo aquello
que enriquece y da su total sentido a cada palabra y a cada frase.

Lenguaje en el niño Autista

Para explicar el trastorno autista algunos autores proponen distintas teorías, tales
como la Teoría de la mente y la Teoría afectiva.

La Teoría de la mente defendida en 1985 por Baron-Cohen, Leslie y Frith (Tordera,


J. C., 2007) explica el autismo como la incapacidad para atribuir estados mentales a otros.
Esto es consecuencia del déficit cognitivo que limita la capacidad metarrepresentacional, es
decir, la capacidad de inferir lo que otros conocen, creen o piensan. Esta incapacidad
dificulta claramente la comunicación.
La Teoría afectiva, defendida por Hobson (1983 citado en Tordera, J. C., 2007),
propone que el autismo tiene una causa emocional-afectiva, donde los niños que padecen
este trastorno biológicamente no vienen preparados para el contacto afectivo. Postula que
estos niños no comprenden el esquema acción-reacción, que desconocen patrones de
conducta de la conversación. Por lo tanto al no interactuar con los demás, su conocimiento
se basa en las propias experiencias, siendo incapaz de crear un mundo propio y común.
También plantea que hay una alteración en la capacidad de abstracción y simbolización.

Por otra parte, el CI cumple un importante rol en el pronóstico del autismo, ya que
mientras más elevado sea tendrá un mejor desarrollo comunicativo y autónomo, en
comparación con los de menor CI (Rogel-Ortiz, F. J., 2005).

Los niños autistas entre 2 a 4 años pueden presentar una jerga propia, sin contenido
semántico, que sustituye el lenguaje de los adultos. Dentro de la cual aparecen algunas
palabras o frases que dan la impresión de ser asombrosamente sofisticadas, pero se dan
fuera de contexto. Otro fenómeno presente en niños autistas es la ecolalia, la que puede
presentarse de forma inmediata o retardada. Pero esta última es la que especialmente
indicaría un posible autismo. (Artigas, J., 1999)

“Un fenómeno lingüístico, prácticamente patognomónico de niños autistas es el uso


del ‘tú’ o el ‘él’ para sustituir el ‘yo’. Esta peculiaridad podría ser una forma de ecolalia”
(citado en Artigas, J., 1999, p. 120).

Al categorizar los trastornos del lenguaje del niño autista, Bishop (citado en Artigas,
J., 1999) propone el concepto de trastornos específicos del lenguaje, independientemente de
la alteración, ya sea de la capacidad receptiva, expresiva o ambas. En cambio, Rapin
(citado en Artigas, J., 1999) utiliza el término de síndromes de déficit lingüístico,
manteniendo categorías para una mejor definición del tipo de problema.

Dentro de los trastornos del lenguaje descrito por Rapin (1977 citado en Artigas, J.,
1999) en niños autistas encontramos :

- Agnosia auditiva verbal: se refiere a la incapacidad para decodificar el lenguaje recibido


por vía auditiva. Es una de las alteraciones más graves.

- Síndrome fonológico-sintáctico: se caracteriza por una escasez semántica y gramatical y


por un lenguaje ininteligible. Es principalmente un problema expresivo.

- Síndrome léxico-sintáctico: afecta la capacidad para evocar una palabra que se adecúa a
un concepto o idea.

- Mutismo selectivo: el que se presenta en algunas situaciones donde el niño autista decide
no utilizar lenguaje alguno.

- Trastornos de la prosodia: se manifiestan a través de un tono de voz que es percibido


como pedantería, tono de voz muy agudo o con formas de voz muy particulares.
- Síndrome semántico-pragmático: este problema es la expresión lingüística del cuadro
autista en su vertiente social.

Semántica en el niño Autista

Los autistas presentan una alteración en la base funcional del simbolismo, por este
motivo, en el área semántica, tienden a interpretar las palabras según su significado más
concreto o el significado base de esta. Esto se explica al analizar la etapa de referencia,
donde la palabra sólo representa un objeto o referente, no logrando relacionarlas con
conceptos. Es por este motivo, que no suelen utilizar términos mentales, de contenidos
abstractos, entre ellos se encuentran verbos como: recordar, pensar, reflexionar, idear,
creer, o palabras de contenido abstracto como sabiduría y felicidad. (Portillos, R., 2007).

También presentan dificultades en las relaciones semánticas, especialmente en las


palabras polisémicas y homonímicas (palabras cuyo significante no corresponde a un solo
significado). Un ejemplo de ello seria: Mi padre está en el banco. En este enunciado el niño
autista no encontraría ambigüedad, ya que sólo tendría en consideración el significado más
prototípico de banco (lugar público para tomar asiento) (Tordera, J. C., 2007).

Este hecho se ve relacionado con el déficit pragmático del autista. Un sujeto


normal resolvería esta ambigüedad analizando el contexto en que está envuelta la emisión
para encontrar un significado coherente, tal como lo establecen Sperber y Wilson , "la
relevancia determinaría el contexto adecuado para el significado de las palabras" (1986
[1994] citado en Tordera, J. C., 2007, p. 308). Además se presentan problemas en la
capacidad metarrepresentancional, por tanto, no pueden interpretar correctamente la
ambigüedad léxica del enunciado.

Con lo anterior expuesto, es de importancia destacar que al no poder interpretar las


expresiones a nivel abstracto, tiene notorios problemas en el lenguaje figurado, donde
necesitan una intepretación más allá de la comprensión literal, además de requerir un
proceso cognitivo de inferencias.

En el niño de espectro autista no se observa ninguna alteración en la organización


semántica, sino más bien en la utilización de su conocimiento semántico. (Belinchón, Igoa,
y Riviére (1992) y Monsalve (2001) citado en Tordera, J. C., 2007) Esto significa que el
menor logrará organizar semánticamente de la misma manera pera, manzana y plátano, en
la categoría fruta, al igual que un niño sin trastornos, pero no presentará ninguna ventaja
cognitiva a la hora de procesar la información. Por lo tanto, el niño autista logrará adscribir
en el mismo campo semántico que un niño normal conceptos como médico, enfermera y
paciente, sin embargo, no obtendría ningún efecto facilitador en la compresión del
fragmento El médico pidió que le extrajeran sangre al paciente y la enfermera así lo hizo.
(Tordera, J. C., 2007)

Para una interpretación correcta, debería llevarse a cabo un proceso que se conoce
en psicolingüística con el nombre de priming semántico, en el cual el "procesamiento de
una palabra (palabra priming o activadora) acelera la comprensión de otra (palabra target u
objetivo) del mismo campo semántico." (Tordera, J. C., 2007, p. 309) En el ejemplo
señalado, médico debería acelerar el procesamiento de las demás palabras paciente y
enfermera.

Se podría concluir que "ni el contexto extralingüístico ni el contexto lingüístico


tienen efecto facilitador para el procesamiento de la información." (Tordera, J. C., 2007, p.
309)

Refiriéndonos a la conversación, el autista tiene problemas en la cohesión


(mantenimiento del referente) y en la coherencia del discurso (mantener los tópicos). Estas
dificultades son disminuídas si el menor presenta un buen nivel verbal.

Relacionado al mantenimiento del tema, los menores no contestan las preguntas


planteadas con la información que al otro le interesa. Infringen el principio de relevancia en
la conversación. Y el hecho de que no mantengan el tema planteado, es debido a que no
comprenden o porque no se les comprende, además de corresponder a una falta de
información. (Portillos, R., 2007)

Pragmática en el niño Autista

Como se señaló con anterioridad, los autores defensores de la teoría de la mente y


afectiva, concuerdan que los niños autistas sufren limitaciones y anomalías que afectarán el
uso comunicativo del lenguaje más que el resto de sus componentes.

Un rasgo pragmático que caracteriza el lenguaje autista es su comprensión literal de


enunciados, fenómeno relacionado con la falta de intencionalidad. Martos y Monsalve
citados por Torpeda (2007) proponen que éstos niños son incapaces de entender los actos
indirectos, metáforas, bromas, ironías, entre otros, por su incapacidad de comprender
la fuerza ilocutiva de un enunciado.

En los actos indirectos el niño es capaz de comprender el significado de las partes


que componen el mensaje y no su significado global. Por ejemplo, ante un enunciado
como ¿Me puedes decir la hora? lo interpretan como una pregunta, pero no como una
petición. En el caso de las metáforas, no comprenden que una misma palabra puede tener
un significado más allá de lo literal. Por ejemplo, en enunciados del tipo Danilo es un
zorro entienden que Danilo es un animal, pero no que es muy astuto. Tampoco son capaces
de comprender las bromas y las ironías, dado que carecen del esfuerzo inferencial necesario
para su comprensión.

Otro fenómeno pragmático que presentan dificultades es con la distinción


informativa entre lo temático y remático. Según Monsalve (2001), el problema estaría en no
tener la capacidad de distinguir lo que es conocido para el interlocutor de lo que no es, dado
que no tienen en cuenta el estado mental de su interlocutor.
Otras características de estos niños es tener actos de habla muy restringidos y no
respetar las máximas conversacionales de Grice (Torpeda, 2007). Presentan problemas en
el dominio de las reglas pragmáticas básicas de cualquier conversación. Así por ejemplo
tienen dificultades en tomar el turno conversacional y mantenerlo; sus intervenciones se
reducen al par adyacente pregunta-respuesta. Su falta de deseo comunicativo lo lleva a
emitir expresiones lacónicas y breves.

Con lo comentado hasta aquí, no es extraño esperar que presenten alteraciones en las
narraciones. El sujeto de espectro autista tiene problemas con los conectores, se explica por
no poder inferir información no explicita, información necesaria para su correcta
interpretación. Enunciados como Anita se ha casado y se ha quedado embarazada y Anita
se ha quedado embarazada y se ha casado significaran lo mismo porque el orden de
cualquier enunciado conlleva a inferencias que le son difíciles de captar.

El autor Remedios Portillo (1999-2000), agrega a lo anterior que las dificultades en


la función comunicativa son en cuanto a declarativas e imperativas. Son incapaces de darse
cuenta de que otros existen; los autistas hablan en tercera persona.

Otro hecho interesante es la supuesta localización neurológica del componente


pragmático, objeto de estudio de Escadell Vidal (1996), quien propuso su ubicación en el
hemisferio derecho. Según la autora, los componentes formales (fonología y sintaxis)
localizados en el hemisferio izquierdo estarían conservados en niños autistas, no así los
componentes funcionales, ubicados en el hemisferio derecho. Lo anterior explica la
incapacidad de usar el lenguaje formal que si lo tiene adquirido.

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