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La Historia la hacen los hombres en su paso por la vida.

No solo son
encargados de redactarla según su conveniencia los reyes y emperadores, sino el
conjunto de hombres que en su accionar diario conforman la sociedad.
Siempre la unidad ha sido un factor imprescindible para obtener victorias
fundamentales en todo el mundo y en diversos aspectos. Los hombres se han
dado cuenta que a pesar de ser muy diversos tenemos la necesidad de
integrarnos para poder sobrevivir a los avatares del mundo.
La integración Latinoamericana y Caribeña cuyos propósitos se han vistos
frustrados en sus intentos anteriores, se convierte hoy en una condición de lucha
por la subsistencia y desarrollo.
América Latina y el Caribe tienen que exigir con fuerza una relación
de respeto y cooperación y esa fuerza, solo puede emanar de la unidad de
nuestros pueblos. Ella nos abre espacios nuevos en un mundo complejo, donde
los intereses de los pequeños países subdesarrollados suelen quedar olvidados
con frecuencia.
En este empeño de identificación, debemos partir de lo que nos une, con
sentido realista y suficiente voluntad política, apoyados en la perspectiva regional
y tercer mundista e inspirados en las ideas supremas de los fundadores de
Nuestra América cuya expresión más alta es Simón Bolívar y Martí que soñaron
con "Nuestra América" unida coma una sola nación.
La integración no puede condicionarse solo con sus ribetes económicos. Los
espacios comerciales, financieros y de inversiones han sido puntos de arranque
importantes, pero no son los únicos si queremos andar por caminos firmes.
Por tanto en el contexto de la metamorfosis del capitalismo de fines de milenio y
en medio del proceso de trasnacionalización, la integración ocupa un papel
importante.
En la actualidad ningún país puede desarrollarse sin tener vínculos con otros
países tanto en lo económico como en lo político y social. Lenin señalaba: "… la
formación del mercado mundial muestra palpablemente la labor histórica
progresiva del capitalismo, que destruye el viejo aislamiento y carácter cerrado de
los sistemas económicos que liga a todos los países del mundo en un todo
económico único…"
Por tanto la integración es un fenómeno característico de la época
contemporánea determinado entre los factores por la exigencias de la RCT
internacionalización de la producción.
En los países subdesarrollados existen móviles particulares que impulsan esta
tendencia general y que se encuentran asociadas a la necesidad de elevar sus
incipientes ritmos de crecimiento, hacer frente a las perspectivas de sus relaciones
económicas externas, formar un frente común contra las medidas proteccionistas y
defender sus derechos.
En este sentido del proceso de integración en las condiciones actuales debe ir
dirigido a maximizar los beneficios y disminuir los costos del proceso de
globalización.
Los esfuerzos integracionalistas en América Latina y el Caribe datan desde la
gesta libertadora de Bolívar y Martí. No obstante las acciones concretas
emprendidas por la burguesía latinoamericana en los años de Post-guerra y en el
contexto de la Comisión para América Latina (CEPAL), los primeros pasos
tuvieron lugar en la década del 50 al fundarse la Asociación Latinoamericana
de Libre Comercio (1960) transformado en 1980 en ALADI.
Estos grupos estaban enmarcados en la corriente capitalista desarrollista
cuyo objetivo fundamental era la industrialización a partir de la sustitución
de importaciones. Su objetivo fue ir creando gradualmente el mercado común
Latinoamericano y avanzar posteriormente hacia la integración económica. Con su
creación se estimuló la firma de acuerdos bilaterales entre los países miembros
que contribuyó a activar el comercio intraregional

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