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PENAL BOLIVIANO.-
Es un hecho que Bolivia se encuentra entre los 10 países con peor justicia, de acuerdo con
el ranking elaborado por la organización internacional World Justice Project (WJP), que
publica anualmente el Índice de Estado de Derecho, este es un dato que debemos tener
muy en cuenta.
Por otro lado, este delito quiere presentarse como culposo, es decir no es doloso, nos
referimos a doloso cuando el delito es intencionado y premeditado, la forma culposa
hace referencia a la negligencia, imprudencia, impericia, desconocimientos de
formalidades y protocolos, etc.; por ejemplo, en el caso de un asesinato, este delito es
premeditado, porque muchas veces es analizado con detenimiento y con mucho tiempo
de anticipación, con alevosía y ventaja, planeado y ejecutado de acuerdo a objetivos
detenidamente pensados para conseguir el objetivo final mediante objetivos específicos,
cuyo resultado será matar. Eso es dolo, mientras que la culpa puede ser realizada no solo
por acción, sino también por omisión. En el caso del art. 205 se estaría tratando como
delito realizado por culpa y no así por dolo, pero se incluye la frase “culpa por temeridad”,
que cambia esta concepción, como más adelante explicamos.
II. La sanción será de prisión de dos (2) a cuatro (4) años, reparación económica
e inhabilitación, si a consecuencia de la acción culposa se causa lesiones graves
o gravísimas; en tanto que, la sanción de prisión de tres (3) a seis (6) años,
reparación económica, e inhabilitación, si se causa la muerte.
ANALISIS.- Las lesiones graves y leves (art. 153) son causadas por negligencia,
imprudencia o impericia y se refiere a la persona que ocasione a otra un daño físico del
cual derive incapacidad o impedimento para el trabajo de quince (15) hasta noventa (90)
días o le cause daño psicológico que provoque considerable perjuicio en el cumplimiento
de sus actividades cotidianas o que requiera tratamiento especializado. La sanción será
agravada cuando la víctima sea una niña, niño, adolescente, persona adulta mayor o
persona con discapacidad grave.
Las lesiones gravísimas o graves culposas (art. 155) tienen como agravante si la víctima
fuera niño, niña, adolescente o persona adulta mayor y cuando la “culpa sea temeraria”.
III. La sanción será agravada a prisión por dos (2) años a cuatro (4) años, reparación
económica y, cuando corresponda, inhabilitación, si:
1. La victima sea niña, niño, adolescente o persona adulta mayor, o,
2. La culpa sea temeraria
El art. 205 sobre la mala práctica nos indica que la pena se agrava por una acción culposa
que ocasione una lesión grave o gravísima, debemos interpretar esta ambigüedad que
estamos tratando la lesión grave culposa que esta junto con la lesión gravísima y que no
sabemos con exactitud y taxativamente a que se refiere porque como dijimos, no existe
una descripción extensa y expresa de tal cosa como en la anterior legislación, cuando el
art. 155, sobre lesiones gravísimas, nos indica que dicho delito se agrava por culpa
temeraria, estamos hablando de una especie de culpa que implica temeridad, muchos
autores del derecho penal han complejizado la figura tratando los delitos por el resultado
de los mismos, como las lesiones graves con resultado de muerte, el robo con resultado
de muerte, la violación con resultado de muerte. Algunos autores penalistas, sobre estos
casos, enfatizan sobre la especial peligrosidad inherente a determinadas acciones por sí
solas ya punibles, conduce a castigarlas con pena sustancialmente mayor cuando el
peligro típico que el hecho encierra se realiza en un resultado lesivo que concluye en
muerte, por ejemplo, no se quería matar, pero por consecuencia y temeridad se actúa de
una manera delictiva que se desencadena en el hecho más grave que conduce a la muerte.
IV. Las sanciones previstas en los Parágrafos precedentes, serán agravadas en un
tercio, tanto en el mínimo como en el máximo, si la culpa temeraria.
ANALISIS.- Es en este punto donde se toma que la mala práctica con resultado de la
muerte estaría a la par de un robo, violación y un asesinato con resultado de la muerte, ya
que al hacer referencia el art. 205 a las lesiones gravísimas seguidas de muerte, y mala
práctica seguida de muerte, y se equipara con la figura de culpa con temeridad, sabiendo
que temeridad significa cierta peligrosidad y no tener miedo ante los resultados de los
actos, cometer un delito sin importar que se puede cometer otro delito aun mayor; así, de
esta manera, se criminaliza la profesión médica indicándose que no solo existiría culpa,
sino también responsabilidad por temeridad, casi dolo, como si se actuará sin tomar
precaución ni tener miedo sobre un resultado más grave, la muerte; un médico sería tan
temerario como un ladrón, asesino o violador.
La responsabilidad penal.
La responsabilidad no necesariamente debe ser penal, puede ser civil y para este efecto
se debe pensar en seguros privadas contra cualquier tipo de imprevistos que reparen
cualquier daño o perjuicio causado, que no implique resarcimiento económico mediante
embargos y remates de bienes y patrimonio.
Sobre este tema el abogado Ciro Añez, antes citado menciona también otro tipo de
sanciones e instancias:
“…porque tal redacción, ante la realización culposa del delito de "mala práctica” establecería
como sui generis (aberrante) consecuencia "penal” directa, la obligación "civil” de reparar.
Peor aún, sólo si el condenado no cumpliera con su sui generis condena "penal” directa de
reparar económicamente a la víctima, recién entonces le sería aplicable, "efectivamente”, la
condena "indirecta y alternativa” (sustituta) de "prisión de uno (1) a tres (3) años”, rectius "pena”;
distorsionando el sistema que, desde 1975, establece con precisión en el Art. 984 del Código
civil (Cc) que "Quien con un hecho doloso o culposo (fuere o no delito), ocasiona a alguien un
daño injusto, queda obligado al resarcimiento”, en concordancia con los más avanzados
ordenamientos contemporáneos.
Alternativa con la cual el profesional carente de fortuna que sea condenado a prisión no lo será,
inexplicablemente, a consecuencia del delito realizado, sino, lamentablemente, por no tener
dinero para reparar económica y satisfactoriamente a la víctima.
Paradójicamente, en un país pobre, el CSPB condena la pobreza, al igual que hace legitimando
el aborto por causal de pobreza materna.
También, bajo las simbólicas etiquetas de antiliberalismo y respeto del Principio de última ratio
para la aplicación del Derecho Penal, el par. I del Art. 200 del CSPB aniquila precisamente al
contenido y fin último de dicho Principio, convirtiendo al Derecho Penal y a su procedimiento
en sustitutos del Derecho Civil con su respectivo procedimiento ordinario, para la realización de
los créditos; en este caso, emergentes del daño injusto sufrido.
Entonces, lógicamente, el par. I del Art. 200 del CSPB re-instituye la "Prisión por deudas”, pues
retrotrae al sistema jurídico boliviano hasta el año 326 a.C., antes de la Ley romana Paetelia
Papiria, cuando el deudor (no siempre delincuente), ante la imposibilidad de resarcir a su
acreedor era reducido a esclavitud o condenado, alternativamente, a prisión (Guillén, A. et al;
2005); proscrita expresamente del sistema boliviano por el Art. 1466 del Cc que ordena que "El
deudor no puede ser sometido a apremio corporal para la ejecución forzosa de las obligaciones
reguladas por este código”, máxime, sabiendo que la obligación de reparar está regulada por el
Cc.
Finalmente, los yerros técnicos advertidos en el CSPB más las conocidas impericia y labilidad
ética existentes en la práctica jurídica nacional, nos permiten vaticinar la nefasta forma en la cual
será usado el precitado par. I del Art. 200 por los malos abogados, jueces, fiscales, víctimas y
supuestas víctimas, para extorsionar al sindicado/condenado y satisfacer sus apetitos personales.
Como vemos la situación es grave, ningún otro delito como ser asesinato, violación que
son “malos en sí”, no tiene una redacción que pueda ser luego interpretada de manera
extorsiva en contra del profesional en salud, para que luego existan procesos cuya única
finalidad sea meter mano sobre el patrimonio del galeno; de no pagarse con dinero, la
persona sería castigada con prisión, además de inhabilitarlo en el ejercicio profesional lo
que ya constituye una muerte civil, que no tienen ni los ladrones, violadores y asesinos.
La prisión por deudas ya había sido extirpada de las normativas bolivianas como un gran
avance hacia la justicia, lamentablemente regresa de esta manera y con fines políticos y
demagógicos, el gobierno está generando en la población civil una opinión negativa hacia
los galenos, como si fueran chivos expiatorios del fracaso de gestión gubernamental en la
política de salud, la población entendería que se comete justicia cuando se castiga al
culpable de la muerte de un familiar, al final alguien debe ser culpable, no es el Estado
ese ente abstracto, ambiguo y difuso, el culpable es la persona concreta que se encargó de
atender y brindar el servicio de salud, así por algunos profesionales que cometieron
negligencia médica estarían pagando todos, y ese “logro” se capitalizaría para tener apoyo
demagógico de la mayoría en perjuicio de una minoría.