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Los rasgos suprasegmentales

Los rasgos suprasegmentales (también denominados suprasegmentos o rasgos prosódicos)


son las características de los sonidos del habla que afectan a más de un segmento
simultáneamente, es decir, a más de un fonema a la vez, a diferencia de lo que ocurre con los
rasgos segmentales (o distintivos), que solo inciden en un fonema. Dichos rasgos son los
siguientes: el timbre, el acento, el tono, la entonación, las pausas, el ritmo y la velocidad de
elocución.

a) El timbre
Cada persona tiene una voz característica que la distingue del resto. Esos rasgos particulares
de la voz de cada hablante constituyen su timbre, y están determinados por la anatomía de
sus cavidades supraglóticas, que, a su vez, están condicionadas por las peculiaridades físicas
del hablante (edad y género sobre todo). Para entenderlo mejor, podemos establecer un símil
con los instrumentos musicales, ya que, en este caso, la misma nota musical sonará diferente
si la oímos en una flauta o en un piano, por ejemplo. Esto se debe a que cada instrumento se
diferencia de los demás, como ocurre con cada aparato fonador humano. Por tanto, el mismo
enunciado pronunciado por un niño y por una anciana se percibirán como secuencias de
sonidos diferentes ya que sus “instrumentos” no son iguales.

b) El acento
Desde el punto de vista perceptivo, el acento consiste en el aumento de la intensidad de un
fonema frente a otros, lo cual permite distinguir entre segmentos tónicos (acentuados) y
átonos (inacentuados). Desde el punto de vista articulatorio, el acento se produce debido a
una mayor vibración de las cuerdas vocales junto a un incremento de la fuerza y duración de
la salida del aire.

En español, el acento presenta estas tres funciones:


 Contrastiva: permite diferenciar entre sílabas tónicas y átonas dentro de una misma
palabra (en casa, la sílaba ca- contrasta frente a –sa) o en palabras diferentes (En “La
casa de mi padre es muy vieja” alternan palabras átonas [sin subrayar] y tónicas
[subrayadas]).
 Distintiva: permite distinguir entre secuencias de sonidos idénticos (término, termino
y terminó).
 Culminativa: indica la presencia de un grupo acentual, que es un conjunto de sílabas
agrupadas en torno a un acento principal y que, en algunos casos, permite diferenciar
el límite de una palabra y, por tanto, el significado que se quiere transmitir, como se
observa en estos ejemplos: la secuencia /se'riNdema'dɾiD/ puede interpretarse como
”serrín de Madrid” o “se rinde Madrid” según la función culminativa del acento, de
manera que, en el primer caso, el grupo acentual sería /se'riN.dema'dɾiD/ mientras
que en el segundo sería /se'riNde.ma'dɾiD/. Un caso análogo se observa en la
secuencia /es'tabarieNdo/, que puede entenderse como “está barriendo”
(/es'ta.barieNdo/, o “estaba riendo” (/es'taba.rieNdo/).

c) El tono
Desde el punto de vista articulatorio, el tono está determinado por el número de vibraciones
de las cuerdas vocales, en función de las cuales se distinguen tonos agudos y graves. Los
primeros se caracterizan por un mayor número de vibraciones, a diferencia de los tonos
graves, con menos. La cantidad de las vibraciones está determinada por la tensión de las
cuerdas vocales, de manera que cuanto más tensas estén, más agudo será el tono, y a la
inversa. El tono es un rasgo determinado por factores biológicos, ya que depende de las
características de las cuerdas vocales. En este sentido, los sonidos presentarán tonos graves o
agudos en función de la longitud de las cuerdas vocales que, en el caso de los hombres, son
más largas que en las mujeres, lo que explica que los primeros produzcan sonidos más graves
que las segundas. A diferencia de lo que ocurre con otras lenguas, como el chino o el sueco,
el tono no tiene función distintiva en español, es decir, podemos pronunciar la misma palabra
con tonos diferentes sin que esta circunstancia afecte a su significado.

d) La entonación
Los cambios de tono que se producen a lo largo de un enunciado determinan su entonación.
Cada lengua posee su propio patrón entonativo, que solemos trasladar a las lenguas
extranjeras que aprendemos y que nos delata como hablantes no nativos.

Podemos distinguir las siguientes funciones en la entonación:


 Distintiva: nos permite diferenciar entre enunciados interrogativos, exclamativos,
exhortativos o declarativos.
 Expresiva: nos permite introducir diferentes matices de significado en un mismo
enunciado mediante entonaciones diferentes. Esto hace que podamos diferenciar
mensajes irónicos de otros que no lo son, por ejemplo.
 Enfática: nos permite destacar la información que consideramos relevante mediante
cambios tonales.

e) Las pausas
Las interrupciones del discurso hablado constituyen las pausas, que pueden ser de dos tipos:
 Silenciosas: son las pausas propiamente dichas, en las que no se emite ningún sonido.
 Sonoras: consisten en alargamientos de vocales finales de palabras o en la inserción
de elementos vocales (eh, um, etc.) para enlazar unas palabras con otras.

f) El ritmo
El ritmo es un rasgo fundamentalmente perceptivo, ya que se trata de la sensación que
tenemos de percibir elementos prominentes (es decir, tónicos) a intervalos regulares. Este
fenómeno se conoce con el nombre de isocronía, es decir, la aparición de determinados
elementos a intervalos regulares de tiempo. Estos elementos pueden ser los acentos o las
sílabas y suponen la base para la clásica distinción entre dos tipos de lenguas en función del
ritmo: acentuales (como el inglés) y silábicas (como el español). En las primeras, las vocales
acentuadas aparecerían siempre separadas por el mismo lapso de tiempo (ritmo isoacentual),
mientras que en las segundas las sílabas presentarían la misma duración (ritmo isosilábico).
A pesar de la gran aceptación de la que ha gozado esta propuesta, diversos estudios empíricos
han constatado que la pretendida isocronía no es real, ya que en el caso del español, por
ejemplo, se ha comprobado que las sílabas tónicas suelen ser más largas que las átonas. En
cualquier caso, y a pesar de la validez o no de la isocronía, es innegable que las lenguas
presentan ritmos distintos.

g) La velocidad de elocución
Está determinada por el número de unidades fónicas (fonemas, sílabas o palabras) que se
pronuncian en una unidad de tiempo (segundos o minutos). Aunque cada hablante presenta
una velocidad característica, este rasgo es muy variable, pues depende tanto de la relevancia
informativa de los elementos del discurso como del estado de ánimo del hablante. Por
ejemplo, es frecuente enlentecer la velocidad para destacar determinadas expresiones del
mensaje o aumentarla en un estado de nerviosismo.

Se suele distinguir entre los siguientes tipos de velocidades:


 De habla: se calcula teniendo en cuenta el tiempo total de emisión.
 De articulación: se calcula excluyendo las pausas silenciosas.

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