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El santo de la espada (Estirpe de raza). (Argentina, 1970) [Color, 120 m.

]
FICHA TECNICA
Dirección: Leopoldo Torre Nilsson.
Guión: Ulyses Petit de Murat, Luis Pico Estrada, Beatriz Guido (basado en la novela homónima de Ricardo Rojas, adaptada por Ulyses Petit de
Murat y Leopoldo Torre Nilsson).
Fotografía: Aníbal Di Salvo.
Música: Ariel Ramírez, Eduardo Tejeda.
Montaje: Antonio Ripoll.
Producción: Leopoldo Torre Nilsson, Marcelo Simonetti.
Productora: Producciones Cinematográficas Maipú SACIFI

REPARTO
Alfredo Alcón (General José de San Martín), Evangelina Salazar (Remedios Escalada de San Martín), Lautaro Murúa (General Bernardo O'Higgins),
Ana María Picchio (Mulata), Alfredo Iglesias (General Manuel Belgrano), Héctor Alterio (General Simón Bolívar), Héctor Pellegrini (Eusebio Soto),
Walter Soubrie, Eduardo Pavlovsky, Leonor Benedetto, Juan Carlos Lamas, Onofre Lovero.

SINOPSIS
Recreación de la vida del General San Martín a partir de 1812, a su regreso de España. La creación del Cuerpo de Granaderos, su casamiento con
Remedios de Escalada, la campaña libertadora que lo llevará hasta el Perú y su posterior exilio en Francia.

COMENTARIO
La nueva biografía de San Martín que se estrenó en 1970 seguía anclada en los viejos tópicos hagiográficos, empezando ya por el título: El Santo de
la Espada. Tomado del libro de Ricardo Rojas (1933), el guión abarca la vida del general desde su llegada a Argentina en 1812 hasta su partida hacia
Europa en 1824; las incidencias biográficas se siguen de forma bastante lineal, sin incurrir en divergencias heterodoxas ni alardes formales de ningún
tipo. Esto último es quizá lo más chocante, ya que el realizador es Leopoldo Torre-Nilsson, que había hecho su fama (algo efímera, todo hay que
decirlo) con dramas intimistas de atmósfera morbosa y decadente, precisamente en las antípodas de este epic patriótico y oficialista. Para explicar esto
hay que remitirse a unas declaraciones del propio director, en las que reconocía que en 1966 se encontró en la disyuntiva de irse de su país o cambiar
su tipo de cine, y optó por lo segundo: de hecho, su académico y reverencial “Martín Fierro” de 1968 ya preludia el estilo de la evocación
sanmartiniana. Como es habitual en las interpretaciones “tradicionales” de la Historia, “El Santo de la Espada” pasa como de puntillas por aquellas
situaciones que se prestan a la polémica. La escena de la entrevista de Guayaquil, por ejemplo, incide en las ambigüedades de siempre, si bien puede
hablarse de un tratamiento levemente peyorativo de Bolívar, al que se presenta con unos rasgos de vanidad y cesarismo que contrastan con la
modestia y generosidad del “santo”. Lo mismo ocurre con el final, en el que no se nos explica casi nada de las razones por las que el héroe se marcha.
Tanto en el contenido como en la forma, el realizador se esfuerza en conseguir una atmósfera amable y pausada que no permita discutir la inmaculada
bondad del protagonista: patriota intachable, marido fiel y, sobre todo, padre ejemplar, teniendo en cuenta que es padre no sólo para su hija sino
también para su país y para su sufrida esposa, presentada como un ser desvalido e infantil. (Eli Barta, “La independencia americana en el cine de
habla española”).

Fuente: http://www.historiacontemporanea.com/pages/bloque1/la-emancipacion-hispanoamericana/filmografia/el-santo-de-la-espada

Última versión: 2018-01-21 22:46 - 1 dee 1 -

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