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John Berger

(Ponencia enviada al Seminario de reflexión y análisis, realizado en San Cristóbal


de Las Casas los días 30 y 31 de diciembre del 2009 y el 1 y 2 de enero de 2010)

Es el principio de un nuevo año, el principio de una nueva década. ¿Qué


historia estamos viviendo? ¿Qué le pasa al mundo? Lo más claramente
que podamos responder estas preguntas, lo más activamente podremos
actuar. No tengo las respuestas, sólo tengo algunas observaciones que
quiero compartir con ustedes. Lo que veo cuando cierro los ojos para
pensar en lo que he visto y, después, con los ojos bien abiertos, algunas
sugerencias sobre cómo podemos actuar y ser persistentes.
La maravillosa poeta estadounidense Adrienne Rich apuntó, en una
conferencia reciente, que: “Este año, un informe del Bureau of Justice
Statistics (oficina de estadísticas judiciales) revela que uno de cada 136
residentes en Estados Unidos está tras las rejas. Muchos en cárceles, sin
que se les haya dictado condena”.
En la misma conferencia, citó al poeta griego Yannis Ritsos:

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En el campo, la última Busco palabras para describir el periodo de la
golondrina se dilata en partir, y historia en que vivimos. Decir que no tiene preceden-
se mece en el aire como listón tes significa muy poco, porque ningún periodo tiene
negro en la manga del otoño. precedentes desde que se descubrió lo que llamamos
historia.
No queda nadie más. No busco una definición compleja para el perio-
do que atravesamos —hay algunos pensadores, como
Sólo las casas quemadas Zygmunt Bauman, que han asumido esta esencial ta-
que arden quietas. rea. Sólo busco una figura que sirva como coorde-
nada, como hito o mojonera. Las mojoneras no se
*** explican plenamente por sí mismas, pero ofrecen un
punto de referencia que se puede compartir. En eso
Descolgué el teléfono y supe de inmediato que eras son parecidas a las suposiciones tácitas contenidas en
tú que me llamabas desde tu departamento en la vía los proverbios populares. Sin referentes hay un gran
Paolo Sarpi. (Dos días después de que los resultados riesgo de que los humanos demos vueltas y vueltas.
electorales anunciaran el retorno de Berlusconi) La
velocidad con que identificamos una voz familiar que ***
llega de la nada es algo que conforta pero también
tiene algo de misterioso. Porque las medidas, las uni- El referente que encontré es ése de la prisión. Nada
dades que utilizamos en calcular la clara distinción menos. Por todo el planeta vivimos en una prisión.
entre una voz y otra, no pueden formularse y son in- La palabra nosotros, cuando se imprime o se pro-
nombrables. No tienen código. En estos días hay más nuncia en las pantallas, se ha vuelto sospechosa. Todo
y más códigos. el tiempo la usan los que, detentando el poder, con
Así que me pregunto si no habrá otras medidas, demagogia dicen hablar por aquellos a quienes les
igualmente sin código y no obstante precisas, con las niegan ese poder. Hablemos de nosotros pronuncian-
cuales calcular otros supuestos. do ellos. Ellos viven en una prisión.
Por ejemplo, el monto de la libertad circunstan- Qué clase de prisión, cómo se construyó, dónde
cial que existe en una situación dada, su rango y sus está situada, ¿o acaso utilizo la palabra únicamente
límites estrictos. Los prisioneros se vuelven expertos como figura del lenguaje?
en esto. Desarrollan una sensibilidad particular hacia No, no es metáfora, el encarcelamiento es real,
la libertad, no en tanto principio sino en tanto sustan- pero para describirlo tiene uno que pensar histórica-
cia áspera y granular. Casi de inmediato detectan los mente.
fragmentos de libertad cuando ocurren.
Qué tipo de prisión
***
Michel Foucault ha mostrado gráficamente que la pe-
En un día ordinario, cuando nada sucede y las crisis nitenciaría fue una invención de fines del siglo XVIII,
que se anuncian hora tras hora son ya nuestras viejas principios del XIX, vinculada de cerca con la produc-
conocidas —y mientras los políticos se presentan a sí ción industrial y sus fábricas y su filosofía utilitaria.
mismos como única alternativa a la catástrofe—, las Antes hubo cárceles que eran extensiones de las jaulas
personas intercambian miradas al cruzarse unas con y los calabozos. Lo que distingue a la penitenciaría es
otras para cotejar si los demás entienden lo mismo el número de presos que puede empacar, y el hecho de
cuando murmuran: así es la vida. que todos ellos se encuentren bajo continua vigilancia
Es frecuente que otros contemplen lo mismo y en —gracias al modelo del panóptico, según lo concibie-
ese instante compartan un cierto tipo de cercanía ante ra Jeremy Bentham, que introdujo el principio de la
algo que no han dicho ni discutido. contabilidad a la ética.

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La contabilidad exige que toda transacción se El gulag ya no existe. Sin embargo, hay millones
anote. Por eso las paredes circulares de las peniten- que trabajan en condiciones no muy diferentes. Lo
ciarías, las celdas dispuestas en círculos y la torre de que ha cambiado es la lógica policíaca aplicada a los
vigilancia como tornillo en el centro. Bentham, quien obreros y a los criminales.
fuera el tutor de John Stuart Mill a principios del siglo En los gulag, los prisioneros políticos, categori-
XIX, fue el filósofo utilitarista que más justificó el zados como criminales, fueron reducidos a trabaja-
capitalismo industrial. dores esclavos. Hoy, millones de obreros explotados
Hoy, en la era de la globalización, el mundo está brutalmente son reducidos al estatus de criminales.
dominado por el capital financiero, no el capital in- La ecuación del gulag, que igualó criminal con
dustrial, y los dogmas que definen la criminalidad y trabajador esclavo, la redactó de nuevo el neoli-
la lógica del encarcelamiento han cambiado radical- beralismo igualando al trabajador con un criminal
mente. Las penitenciarías existen aún y se construyen oculto. Todo el drama de la migración global está
más y más. Pero los muros de la prisión sirven ahora expresada en esta nueva fórmula: aquellos que tra-
para un propósito diferente. Lo que constituye un área bajan son criminales en potencia. Cuando los acu-
carcelaria se ha transformado. san, son hallados culpables de intentar sobrevivir a
toda costa.
*** Quince millones de mujeres y hombres mexica-
nos trabajan en Estados Unidos sin papeles y, en con-
Hace veinticinco años, Nella Bielski y yo escribimos secuencia, son ilegales. En la frontera entre México y
A Question of Geography, una obra acerca del gulag. aquel país se está construyendo un muro de concreto
En el acto dos un zek (un prisionero político) habla de mil 200 kilómetros y un muro “virtual” de mil 800
con un niño que acaba de llegar acerca de las opcio- torres de vigilancia. Pero, por supuesto, se hallarán
nes, de los límites a los que puede elegirse en un cam- caminos ­—todos ellos peligrosos— para darles la
po de trabajo. vuelta.
Cuando te arrastras de regreso, después de un día Entre el capitalismo industrial —dependiente de
de laborar en la taiga, cuando te hacen marchar de la manufactura y las fábricas— y el capitalismo fi-
regreso, medio muerto de fatiga y de hambre, te dan nanciero —dependiente de la especulación de libre
una ración de sopa y pan. En cuanto a la sopa, no mercado y los mercachifles de mostrador— el área
hay opción: tienes que comerla mientras todavía esté carcelaria cambió. (Hoy, las transacciones financieras
caliente, o por lo menos tibia. Y en cuanto a los 400 especulativas suman diario un billón 300 mil millo-
gramos de pan, tienes una opción. Por ejemplo, pue- nes de dólares; cincuenta veces la suma de los inter-
des cortarlo en tres pedazos: uno para comerlo junto cambios comerciales)
con la sopa, otro para chuparlo antes de dormir en tu La prisión es ahora tan grande como el planeta y
camastro y el tercero para guardarlo hasta la mañana sus zonas asignadas varían. A veces se les dice sitio
siguiente a las diez, cuando trabajes en la taiga y el de trabajo, o campo de refugiados, centro comercial,
vacío de tu estómago se sienta como una piedra. periferia, guetto, conjunto de oficinas, favela, subur-
Te hacen vaciar una carretilla llena de rocas. En bio... Lo esencial es que en estas zonas todos están
cuanto a empujar la carretilla hacia el tiradero no hay igualmente encarcelados y, por ende, son los compa-
opción alguna. Ahora que está vacía hay una opción. ñeros presos.
Puedes llevar tu carretilla de regreso en la misma posi-
ción en que la trajiste o —si eres listo, y la sobreviven- ***
cia te aviva— puedes empujarla casi parada. Si eliges
el segundo modo le das un descanso a los hombros. Es la primera semana de mayo y en las laderas de
Si eres un zek y te vuelven líder de un equipo, colinas y montañas, a lo largo de las avenidas que cir-
tienes la opción de jugar a ser un cabrón o no olvidar cundan las rejas, en el hemisferio norte, se renuevan
nunca que eres un zek. las hojas de la mayoría de los árboles. No sólo son

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distintas todas sus variedades de verde, sino que la función como empleados— ha tenido que asumir un
gente tiene la impresión de que cada una de las hojas pequeño segundo lugar ante las imprevisibles y vas-
es distinta, por lo que se confronta no con billones tas exigencias de la ganancia en efectivo. Es más, la
(la palabra la corrompieron los dólares) sino con una rigidez de esta regla de la casa se conoce como flexi-
multitud infinita de hojas nuevas. bilidad. En prisión las palabras se voltean de cabeza.
Para los prisioneros, los pequeños signos de la La alarmante presión de las condiciones del tra-
continuidad de la naturaleza han sido siempre, y si- bajo muy calificado obligaron recientemente a las
guen siendo, un acicate encubierto para la confianza. cortes japonesas a reconocer y definir una nueva ca-
tegoría propuesta por los médicos forenses: “muerte
*** por trabajo excesivo”.
Ningún otro sistema es posible, le dicen a los
Hoy, el propósito de casi todos los muros de la pri- empleados bien remunerados. No hay alternativa.
sión (de concreto, electrónicos, de patrullaje o de Tomen el elevador. El elevador es tan diminuto como
interrogatorio) no es mantener a los prisioneros una celda.
dentro para corregirlos, sino mantenerlos fuera y
excluirlos. ***
Casi todos los excluidos son anónimos —por
eso hay la obsesión de las fuerzas de seguridad con Los pueblos no tienen sino el
el asunto de la identidad. También son incontables. grado de libertad que su audacia
Por dos razones. Primero, porque su cantidad fluctúa: le conquista al miedo.
cada hambruna, desastre natural e intervención mili- (Stendhal)
tar (hoy llamadas acciones policíacas) disminuye o
incrementa la multitud de excluidos. Segundo, por- Observo a una niña de cinco años mientras toma su
que evaluar su número es confrontar la verdad de que clase de natación en la piscina municipal techada.
ellos constituyen la mayoría de los que viven sobre la Lleva un traje de baño azul oscuro. Puede nadar y
tierra, y para el poder asumir esto implica hundirse en sin embargo le falta la confianza para nadar sola sin
el absurdo absoluto. ayuda alguna. La instructora la lleva al lado profun-
do de la alberca. La niña está por brincar al agua y,
***

¿Han notado que cada vez es más


difícil sacar las mercancías pe-
queñas de sus empaques? Algo
semejante ocurre con las vidas de
quienes tienen un empleo que les
brinda ganancias. Quienes tienen
empleo legal y no son pobres vi-
ven en un espacio muy reducido
que les permite menos y menos
opciones —excepto la opción bi-
naria y continua entre obedecer y
la desobediencia. Sus horas labo-
rales, su lugar de residencia, sus
habilidades pasadas, su experien-
cia, su salud, el futuro de sus niños
—todo lo que queda fuera de su

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mientras, se aferra a la barra larga que le extiende su cualquier Estado-nación. Su afirmación la corroboran
maestra. Es una manera de que le pierda el miedo al minuto a minuto eventos que van de la llamada no
agua. Lo mismo hicieron ayer. solicitada que intenta persuadir a quien contesta de
Hoy, ella quiere que la niña brinque sin tomarse comprar una nueva póliza de seguro médico o pen-
de la barra. ¡Uno, dos, tres! La niña brinca, pero en el sión, al más reciente ultimátum de la Organización
último momento se prende de la barra. No se profie- Mundial de Comercio.
ren palabras. Una leve sonrisa cruza entre la mujer y El resultado es que la mayoría de los gobiernos
la niña. La niña se apena, la mujer es paciente. no gobierna más. Un gobierno ya no maniobra ha-
La niña sale de la piscina trepando por la escala cia su destino escogido. El término horizonte, con su
y regresa al borde. Voy a brincar otra vez, dice. La promesa de un futuro esperado, se desvaneció como
mujer asiente. La niña inhala, expele el aire y brin- discurso político —en la derecha y en la izquierda.
ca, con las manos a los lados, sin sostenerse de nada. Lo que queda es debatir cómo medir los restos. Las
Cuando sale a la superficie, la punta de la barra está encuestas de opinión remplazan el rumbo, remplazan
ahí enfrente de su nariz. De dos brazadas llega a la el deseo.
escala sin tocar la barra. ¡Bravo! La mayoría de los gobiernos pastorean en lugar de
En el momento en que la niña brincó sin prender- proponer un rumbo. (En la jerga carcelaria estadouni­
se de la barra, ninguna de las dos mujeres estaba en dense, pastor es uno de los muchos apodos usados
prisión. para los carceleros)
En el siglo XVIII, al encarcelamiento de largo
*** plazo se le definía, con gran aprobación, como “muer-
te civil”. Tres siglos más tarde, los gobiernos impo-
Miremos la estructura del poder del mundo sin pre- nen, por ley, por fuerza y mediante el ajetreo de las
cedentes que nos circunda y cómo funciona su auto- amenazas económicas, regímenes masivos de “muer-
ridad. Toda tiranía encuentra e improvisa su propia te civil”.
serie de controles. Es por eso que al principio uno no
los identifica como los crueles controles que son. ***
Las fuerzas de mercado que dominan al mundo
aseguran que son inevitablemente más fuertes que ¿No era una forma de prisión vivir bajo cualquie-
ra de las tiranías del pasado? Sí,
pero no en el modo que describo.
Lo que se vive hoy es nuevo, por
su relación con el espacio.
Es aquí donde el pensamiento
de Zygmunt Bauman es ilumi-
nador. Él apunta que las fuerzas
corporativas de mercado que
ahora gobiernan el mundo son
extraterritoriales, es decir, “sin
restricciones territoriales, sin
restricciones de localidad”. Son
perpetuamente remotas, anóni-
mas y nunca toman en cuenta
las consecuencias físicas, terri-
toriales, de sus acciones. Y cita
a Hans Tietmeyer, presidente del
Banco Federal de Alemania: “El

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reto de hoy es crear condiciones *** la diferencia. Pero lo que dicen
favorables para dar confianza a —aun los menos malvados— es
los inversionistas”. La prioridad Las altas puertas se vuelven pura mierda. Sus himnos, sus con-
suprema y única. a cerrar signas, sus fórmulas para encantar,
En seguimiento de esto, la ta- Estamos dentro del patio como la seguridad, la democra-
rea que le asignan a los obedientes carcelario cia, la identidad, la civilización,
en una nueva temporada
gobiernos nacionales es controlar la flexibilidad, la productividad,
las poblaciones mundiales de pro- (Tomas Transtömer) los derechos humanos, la integra-
ductores, consumidores y pobres ción, el terrorismo, la libertad, se
marginados. Ellos son (nosotros somos) com- repiten y se repiten con el fin de
El planeta es una prisión y los pañeros presos. Reconocer eso, en confundir, dividir, distraer y sedar
gobiernos obedientes, sean de de- cualquier tono de voz que se de- a los compañeros presos. En este
recha o de izquierda, son los pas- clare, contiene una negativa. En lado de los muros, las palabras que
tores, los guardias. ningún lugar como en la prisión profieren los carceleros carecen
se calcula y se espera tanto el fu- de sentido y ya no son útiles para
*** turo, como algo tan rotundamente pensar. Cortan la nada. Hay que
opuesto al presente. Los encarce- rechazarlas aun cuando se piensa
El sistema-prisión opera gracias al lados nunca aceptan el presente en silencio.
ciberespacio. Éste ofrece al mer- como algo definitivo. En contraste, los prisioneros
cado una velocidad de intercam- Entre tanto, cómo vivir este tienen su propio vocabulario con
bio que lo vuelve casi instantáneo, presente. Qué conclusiones sacar. el que piensan. Muchas palabras
y que se usa, día y noche, para co- Qué decisiones tomar. Cómo ac- se mantienen en secreto y mu-
merciar por todo el mundo. A par- tuar. Tengo algunas sugerencias, chas son locales, con incontables
tir de esta velocidad, la tiranía del ahora que la mojonera quedó es- variaciones. Frases y palabras di-
mercado obtiene su licencia extra- tablecida. minutas que contienen un mundo:
territorial. Tal velocidad, sin em- De este lado de los muros las “te muestro mi modo”, “algunas
bargo, tiene un efecto patológico experiencias son escuchadas, no veces me pregunto”, “pajarillo”,
sobre sus usuarios: los anestesia. hay experiencias que se conside- “algo pasa en el ala B”, “encue-
Pase lo que pase, el Negocio como ren obsoletas. Aquí se respeta la rado”, “toma este arete pequeño”,
de Costumbre. supervivencia y es un lugar co- “murió por nosotros”, “anda, llé-
No hay lugar para el dolor en mún que con frecuencia la super- gale, dale nomás”, etcétera.
tal velocidad: quizá existan anun- vivencia dependa de la solidaridad
cios de la existencia de un dolor, entre los compañeros presos. Las ***
pero no alcanzan para hacer sentir autoridades saben esto —por eso
su sufrimiento. En consecuencia, recurren al confinamiento en so- Entre los compañeros presos hay
la condición humana se desvane- litario, sea por medio del aisla- conflictos, algunas veces violen-
ce, es excluida de la operación del miento físico o mediante su ma- tos. Todos los prisioneros están
sistema. Los operadores, los es- nipulador lavado de cerebro, con privados, aunque hay diversos
tafadores, están solos porque son los cuales los individuos quedan grados de privación y las diferen-
ruines en extremo. aislados de la historia, con sus le- cias de grado provocan envidias.
Antes, los tiranos eran in- gados, de la tierra, y por encima de De este lado de los muros la vida
misericordes e inaccesibles pero todo, de un futuro en común. vale muy poco. Que la tiranía glo-
eran vecinos, gente sujeta al do- Ignoren el parloteo de los car- bal no tenga rostro alienta cacerías
lor. Éste ya no es el caso, lo que a celeros. Hay por supuesto carcele- para hallar chivos expiatorios,
largo plazo será el error fatal del ros malos y menos malos. En cier- para hallar enemigos definibles
sistema. tas condiciones es útil distinguir en lo instantáneo entre los otros

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prisioneros. Las asfixiantes celdas se tornan entonces prisioneros se informan entre ellos acerca de lo que
una casa de locos. Los pobres atacan a los pobres, los el mundo hace día tras día, y persiguen las historias
invadidos saquean a los invadidos. No hay que ideali- suprimidas del pasado con tal de erguirse hombro con
zar a los compañeros presos. hombro con los muertos.
Al no idealizar, tomen nota de lo que guardan en Al hacerlo así, redescubren pequeños dones,
común —su sufrimiento, su entereza, su astucia— que ejemplos de valentía, una rosa en una cocina donde
son más significativas, más reveladoras, que aquello no hay suficiente que comer, penas indelebles, lo in-
que los separa. Y de esto, nacen nuevas formas de fatigable de las madres, la risa, la ayuda mutua, el
solidaridad. Las nuevas solidaridades comienzan con silencio, la resistencia que se agranda siempre, el sa-
el reconocimiento mutuo de las diferencias y la multi- crificio voluntario, más risa.
plicidad. Ésa es la vida. Una solidaridad, no de masas, Los mensajes son breves pero se esparcen en la
sino de interconectividad, mucho más apropiada para soledad de sus (nuestras) noches.
las condiciones de la vida en prisión.
***
***
La última sugerencia no es táctica sino estratégica.
Las autoridades sistematizan lo más posible sus El hecho de que los tiranos del mundo sean extra-
acciones con tal de mantener mal informados a los territoriales explica la extensión de su poder de vigi-
compañeros presos de lo que ocurre en otras par- lancia, pero anuncia también una debilidad próxima.
tes de la prisión mundial. En el sentido agresivo del Operan en el ciberespacio y se alojan en condominios
término, estas autoridades no indoctrinan. El indoc- resguardados. No tienen conocimiento alguno de la
trinamiento está reservado para entrenar a la peque- tierra que los circunda. Aún más, desprecian ese co-
ña élite de mercaderes y de expertos gerenciales de nocimiento por considerarlo superficial, sin profundi-
mercado. Para la enorme población de presos, no es dad. Únicamente cuentan los recursos extraídos. No
el propósito activarlos, sino mantenerlos en incer- pueden escuchar a la tierra. En el terreno son ciegos.
tidumbre pasiva, recordarles sin cesar que no hay En lo local, están perdidos.
nada en la vida sino riesgos, y que la tierra es un Para los compañeros presos lo contrario es cierto.
lugar inseguro. Las celdas tienen muros que tocándose cruzan todo el
Esto se logra con una información cuidadosa- mundo. Los actos efectivos de resistencia sostenida
mente seleccionada, con desinformación, con comen- están incrustados en lo local, cerca y lejos. La resis-
tarios, rumores y ficciones. Al funcionar, esta ope- tencia más remota es escuchar a la tierra.
ración propone y mantiene una alucinante paradoja Poco a poco, la libertad no se encuentra fuera,
porque engaña a la población de la cárcel haciéndola sino en las profundidades de la prisión.
creer que la prioridad de cada uno es hacer arreglos
para conseguir su propia protección personal y adqui- ***
rir de algún modo, aun estando en la cárcel, su propia
exención particular del destino común. No sólo reconocí tu voz que me hablaba desde tu de-
La imagen de la humanidad, según la transmite partamento en la vía Paolo Sarpi. Pude también adivi-
esta visión del mundo, es nuevamente algo sin prece- nar, gracias a tu voz, lo que estabas sintiendo. Sentí la
dentes. La humanidad es presentada como cobarde. exasperación o, más bien, la exasperada entereza que
Sólo los ganadores son valientes. Además, no hay do- se mezclaba —y eso es tan típico de ti— con los rápi-
nes, sólo hay premios. dos pasos encaminados a la esperanza siguiente. 
Los prisioneros siempre han encontrado formas
de comunicarse unos con otros. En la prisión global
de hoy el ciberespacio puede ser usado en contra de
los intereses de quienes primero lo instalaron. Así, los Traducción: Ramón Vera

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