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procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares
de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Impreso en España
Printed in Spain
ISBN: 84-7290-170-X
Depósito Legal: B. 35.596-2001
Prefacio 9
Lista de colaboradores 15
Bibliografía 673
PREFACIO
Durante el siglo pasado la antropología dejó de ser una oscura disciplina relacionada
sobre todo con el estudio de culturas exóticas para convertirse en una ciencia social
contrastada que ha contribuido en gran manera a la comprensión de nuestro entorno.
La antropología dio inicio al estudio transcultural del parentesco y la organización so-
cial, introdujo el concepto de relativismo cultural en el lenguaje corriente y promovió
el uso de la observación participante como herramienta de investigación. Asimismo,
la perspectiva holística y transcultural ha encontrado un tesoro escondido de datos y
teorías que han suscitado la atención tanto de los investigadores como de los lectores
en general. ¿Cómo iba a ser de otro modo? Su objeto son los seres humanos, un tema
siempre fascinante para investigadores y lectores, que al fin y al cabo también lo son.
A pesar de todo el interés público por la antropología, se echa de menos en la espe-
cialidad un texto de consulta breve y accesible que aporte, de un modo claro y conci-
so, explicaciones sobre las cuestiones importantes, los conceptos más significativos, las
metodologías y las teorías de la antropología, junto con una guía de la principal bi-
bliografía sobre estos temas. Hay, claro está, una buena cantidad de libros de texto
(con debilidad por generalizaciones que se repiten fácilmente) y una amplia biblio-
grafía de publicaciones especializadas (destinadas a unos cuantos especialistas del
mismo signo), pero entre lo uno y lo otro apenas si hay nada. El Diccionario de antro-
pología aspira a cubrir ese hueco.
La necesidad de una obra como ésta es clara. A medida que la antropología se ha
desarrollado y especializado, se ha hecho paulatinamente más difícil evaluar el esta-
do de la especialidad. Esto se debe en parte a que el número de antropólogos profesio-
nales ha aumentado tanto, y son tan variados los temas investigados, que no es posible
mantenerse al corriente de todos ellos, ni tan siquiera de los trabajos que se llevan a
cabo en la especialidad. No obstante, a pesar de este crecimiento, los antropólogos to-
davía se consideran a sí mismos como miembros de una comunidad de relaciones in-
terpersonales directas en cuyo seno las tradiciones se transmiten mejor de forma oral:
si necesitamos saber algo, preguntémosle a alguien. En realidad, para muchas gene-
raciones la antropología no ha sido esa clase de comunidad, y por mucho que lo desee-
mos no lo será de nuevo.
Un problema más profundo, común también a otras ciencias sociales, lo constituye
la tendencia cada vez mayor en los especialistas de escribir únicamente para alguien
igual que ellos, valiéndose a menudo de teorías impregnadas de jerga. Las discusiones
en el seno de la especialidad toman a menudo un cariz abstruso e irrelevante, incluso
cuando se centran en cuestiones de gran interés e importancia. Esto no siempre fue
así. A comienzos del siglo X X , los antropólogos sintieron la obligación de escribir no só-
lo para otros especialistas, sino también para un público cultivado. Los libros de Mar-
garet Mead y de Bronislaw Malinowski se hicieron famosos mucho más allá de los lí-
mites de la antropología académica porque, además de describir los comportamientos
de otras culturas, se ocupaban de cuestiones que preocupaban ampliamente en su pro-
pia cultura.
Hoy día, con las discusiones públicas sobre cuestiones tales como el «choque de ci-
vilizaciones», el multiculturalismo, el género, la etnicidad, la estructura de la familia,
las reivindicaciones religiosas y los problemas relacionados con el cambio económico,
10 PREFACIO
la antropología debería ocupar un primer plano. Sin embargo, al igual que «el perro
que no ladraba» de Sherlock Holmes, la antropología es una voz extrañamente ausen-
te de las discusiones sobre cómo enfocar mejor el conocimiento. Una disciplina que, en
vez de preguntarse por qué se la ignora, debiera haber refunfuñado (y quizá morder)
frente a quienes sostienen ideas y teorías basadas en nociones etnocéntricas y en cons-
trucciones estrechas del potencial humano. Mientras que algunos antropólogos dan
por sentado que los lectores corrientes no pueden apreciar sus ideas porque éstas son
demasiado ricas y pormenorizadas o sofisticadas desde un punto de vista teórico, una
respuesta más sencilla sugiere que los antropólogos no han puesto realmente todo su
empeño en explicar lo que hacen y por qué es importante. Un objetivo de este Diccio-
nario es facilitar un primer acceso inteligente al mundo de la antropología. Si la espe-
cialidad es ahora demasiado amplia y conflictiva para que una única voz la represen-
te, tal vez la variedad de entradas recogidas (obra de más de 125 antropólogos) apor-
tará ejemplos de cuánto ofrece la disciplina a quienes sepan orientarse.
THOMAS BARFIELD
CÓMO USAR EL DICCIONARIO
El Diccionario contiene más de quinientas entradas individuales listadas por orden al-
fabético según las palabras de encabezamiento. Las V E R S A L I T A S dentro del indican re-
ferencias a entradas o palabras relacionadas. Tales indicaciones aparecen sólo una vez
por cada entrada, a veces en forma algo distinta de la voz principal (por ejemplo, « S O -
C I O B I O L Ó G I C O » en lugar de « S O C I O B I O L O G Í A » ) , para evitar círculos viciosos lingüísticos.
Al final de cada voz principal, en «véase también» aparecen otras referencias útiles no
citadas en el texto.
Las referencias bibliográficas aparecen en formato autor-fecha en el texto (por
ejemplo, Malinowski, 1922). Cuando dos o más autores comparten un mismo apelli-
do, se incluyen suficientes nombres propios para diferenciarlos. Muchas voces inclu-
yen una sección de «otras lecturas» con sugerencias no mencionadas en el texto. La bi-
bliografía general integrada al final del Diccionario contiene la referencia completa
de las obras citadas. La bibliografía menciona sistemáticamente la primera fecha de
publicación (y, para las obras traducidas, la fecha de su primera edición en inglés), sal-
vo cuando se trata de ediciones revisadas. En el caso de las obras traducidas también
hemos incluido título, lugar y fecha de publicación en su idioma original. De este mo-
do se preservan tanto la coherencia entre las voces como un sentido cronológico del
desarrollo de la disciplina, aunque también haya disponibles reediciones o ediciones
de bolsillo más recientes. Muchas antologías vuelven a incluir viejos artículos y resul-
tan más fáciles de encontrar que las viejas revistas donde se publicaron los originales.
Por ello, siempre que nos ha sido posible hemos incorporado el nombre completo del
autor, con el fin de facilitar el acceso a bases informatizadas de datos susceptibles de
incluir estas nuevas ediciones.
Los autores han firmado sus voces con iniciales, cuya lista, con sus nombres y sus
respectivas afiliaciones institucionales, aparece en las páginas 15-19.
COLABORADORES
Warren Shapiro ( W S )
David W. Plath (DWP)
Rutgers University
University of Illinois
HUMANOS.
El propósito de la adivinación varía se- hechicero y exigirle que cese en sus acti-
gún las preocupaciones e intereses de ca- vidades (Mendonsa, 1989). Y allí donde
da cultura. En muchas culturas africa- los enconados conflictos interpersonales
nas, por ejemplo, donde la H E C H I C E R Í A es han envenenado la vida del grupo, el re-
un factor importante en las relaciones medio puede consistir en dirimir y solu-
sociales, la adivinación se utiliza sobre cionar esos conflictos públicamente (V.
todo para identificar y prevenir la activi- Turner, 1961).
dad de los hechiceros o hechiceras (Mair, Muchas ceremonias de adivinación se
1969, pp. 76-101). Un azande que ha es- basan en el A U G U R I O , en la interpretación
tado enfermo o ha sufrido una desgracia de hechos aleatorios y fortuitos. Una ce-
puede elegir entre una serie de oráculos remonia produce fenómenos que escapan
para intentar saber quién lo ha hechiza- al control humano: una serie de azares
do; pero también puede celebrar una ce- concatenados, por ejemplo, o una deter-
remonia para que un especialista forá- minada pauta en la distribución de las
neo adivine públicamente quién es el cartas, o la disposición de las entrañas de
culpable (Evans-Pritchard, 1937). En so- un animal. Puesto que el control humano
ciedades cazadoras, la adivinación puede es imposible, toda pauta puede atribuirse
utilizarse para saber dónde hay caza y a agentes sobrenaturales. En Dinamarca,
cómo superar una mala temporada de cuando un pentecostalista busca orienta-
caza. En el suroeste americano, donde el ción, introduce la mano en un recipiente
acceso al agua es vital y difícil para los lleno de tiras de papel, cada una conte-
granjeros, adivinar la ubicación de los niendo un verso bíblico impreso. Dado
recursos de agua mediante la vara adivi- que las tiras son todas iguales, la elección
natoria se ha convertido en una activi- de una determinada tira se considera
dad particularmente elaborada. En casi obra de Dios, y el verso impreso en ella
todas las sociedades se utiliza la adivina- un mensaje divino. Al producir un hecho
ción privada para descubrir detalles so- fortuito, la adivinación interpretativa
bre el futuro personal: las chicas ameri- abre un espacio para que las señales so-
canas, por ejemplo, cuentan con una se- brenaturales se manifiesten.
rie de procedimientos para descubrir con Tales señales o signos son visibles para
quién se casarán y cuántos hijos tendrán. todos los presentes; pero en muchos casos
Cuando la adivinación indaga sobre el pueden ser interpretados sólo por espe-
origen o la causa de una desgracia, suele cialistas rituales o adivinos. Los adivinos
proporcionar al mismo tiempo el reme- poseen una formación especial en cuanto
dio. Este remedio implica muchas veces a su capacidad de adivinación, adquirida
la reparación de la negligencia ritual por lo general gracias a un prolongado
que causó el problema. Los sisala de aprendizaje. Pero el hecho más impor-
Ghana, por ejemplo, suelen consultar a tante es que los adivinos suelen poseer un
un adivino o adivina cuando están enfer- don especial, una capacidad sobrenatural
mos. El adivino casi siempre descubre que les permite ver lo que otros no pue-
que han omitido algún deber ritual, y den ver. En muchos casos poseen una ca-
que los ofendidos ancestros inflingen ese pacidad especial para ser poseídos por los
mal como castigo. Mediante un determi- espíritus que dirigen sus acciones. Un
nado sacrificio, el paciente puede apaci- adivino ndembu, por ejemplo, aparece
guar a los dioses y evitar males mayores. poseído por una sombra durante una ce-
Si la responsabilidad recae en la hechi- remonia de adivinación; y es la sombra
cería, pueden pedirse explicaciones al que habla a través de la persona poseída
ADOLESCENCIA 25
ámbito doméstico, y las mujeres apare- Por ejemplo, hubo un intento por definir
cen más plenamente integradas en las lingüísticamente la adopción en térmi-
unidades domésticas. Los intereses se- nos de utilidad y sin sesgos culturales, al
xuales y la cuestión de los futuros roles menos en las sociedades de Oceanía, y se
son dominantes en la adolescencia, y los describía la adopción como aquel proce-
grupos de edad suelen asumir un rol aún dimiento habitual y opcional encamina-
más importante que antes. El intervalo do a tomar como propio un niño nacido
socialmente definido entre la infancia y de otros padres (Carroll, 1970, p. 3). Pero
la vida adulta puede ser o relativamente Carroll mismo tuvo dificultades a la ho-
breve (de dos a cuatro años), como en las ra de depurar esa definición para hacer-
sociedades donde el matrimonio, la ma- la aplicable a todos o a la mayoría de ca-
ternidad y una mayor responsabilidad se sos etnográficos, porque la definición
asumen justo después de la pubertad y presupone, incorrectamente, que las de-
la menarquía, o relativamente prolon- finiciones de «niño» o «padres» son uni-
gado, como en las sociedades industria- formes en todas las culturas.
les (Schlegel y Barry, 1991). Mientras que La adopción en Oceanía es una mera
la biología de la adolescencia puede ser transacción entre parientes próximos, y
una constante, los cambios en las condi- la adopción de extraños es muy poco fre-
cuente, si bien en el siglo X I X las familias
ciones históricas de la vida cultural pue-
maoríes nativas de Nueva Zelanda adop-
den provocar cambios en la organización
taron a niños europeos (Else, 1991, p.
social de la adolescencia que redefinen el
179). En muy contadas ocasiones impli-
significado de la adolescencia y la forma
ca procedimientos legales formales, sal-
de experimentarla (Burbank, 1988) SP
vo en lugares como Hawai y Nueva Ze-
Lecturas recomendadas Condón 1987;
landa, donde puede haber presiones gu-
S.S. Davis y Davis, 1989; Moffatt 1989;
bernamentales y sociales para adecuarse
Schlegel, 1995.
a las convenciones occidentales. En Ocea-
nía, dar un niño a otros en adopción se
adopción «En casi todas las socieda-
considera, por lo general, un acto de ge-
des existen protectores y benefactores de
nerosidad y de amor, y es mucho más
los más jóvenes además, o en lugar de,
frecuente que, por ejemplo, en Estados
los padres. La llamada paternidad jurí-
Unidos, donde se estima que sólo un 2%
dica, que incluye diversas formas de
de los niños son adoptados. Los nortea-
adopción . . . no es un hecho infrecuen-
mericanos que dan un niño a otras per-
te» (E. Parsons, 1906, p. 112). La prime-
sonas suelen quedar estigmatizados. A
ra observación es cierta; la segunda, al
partir de esta comparación entre cultu-
destacar la paternidad como relación le-
ras Carroll (1970, p. 7) concluía:
gal, es menos cierta y menos universal.
Las sociedades occidentales establecen Las características de los adoptantes y de
convencionalmente una clara distinción quienes dan en adopción, las motivacio-
legal entre el cuidado de niños ajenos nes de quienes adoptan y las de los padres
(dar cuidados parentales a otros) y la biológicos, la forma social del proceso de
adopción (el acto legal de asumir la res- adopción y el significado cultural del acto
ponsabilidad parental de un menor naci- son muy diferentes en Oceanía oriental y
do de otros padres «como si» el niño fue- en Estados Unidos
ra propio). Pero en muchas sociedades A pesar de estas dificultades terminoló-
esta distinción legalista tiene poco o nin- gicas y taxonímicas, el estudio de las res-
gún sentido (J. Goody, 1976, pp. 66-85). ponsabilidades, compartidas o no, relati-
AGRESIÓN, AGRESIVIDAD 27
vas al bienestar infantil por parte de in- explorar no sólo la naturaleza del P A R E N -
dividuos distintos de los padres biológi- TESCO en distintas sociedades, sino tam-
cos puede arrojar luz sobre otros factores bién los significados y las implicaciones
de la vida. Actualmente, en Estados Uni- de conceptos tales como identidad, F A M I -
dos, quienes se hallan directamente im- LIA, RAZA, GRUPO ÉTNICO y NACIONALISMO
plicados en un proceso de adopción —in- (Terrell y Modell, 1994). JT
cluidos asistentes sociales, agencias pri- Lecturas recomendadas J. Bates, 1993;
vadas y servicios sociales públicos- Brady, 1976; R. Levy, 1973; M. Marshall,
suelen referirse a ella metafóricamente 1977; Modell, 1994.
como el «triángulo adoptivo» o la «tría-
da», es decir, los adoptados, los padres afines Son consanguíneos/as de un es-
adoptivos y los padres biológicos. Casi to- poso o esposa. En el sistema de parentes-
do el esfuerzo está dirigido a mejorar la co angloamericano moderno los afines se
calidad del ajuste psicológico individual conocen como in-laws o familia política.
a la realidad de la adopción y también a En un sistema de linaje con intercambio
saber si los «lazos» entre los individuos matrimonial regular, puede existir una
de la tríada creada por el nacimiento y la relación de afinidad entre dos linajes, de
adopción tienen que ser socialmente re- forma que todos los miembros consan-
conocidos y notorios (J. Strauss, 1994). guíneos del linaje de uno de los esposos
Se presta mucha atención a los «dere- pueden considerarse afines. Estas rela-
chos» de los individuos implicados. ciones de afinidad suelen tener un carác-
Esta forma de entender la familia y la ter sistemático y duradero, y constituyen
adopción contrasta con la de los maoríes la base de las relaciones actuales entre
neozelandeses, donde no existe el senti- grupos de parentesco o clases matrimo-
do de propiedad sobre los niños (Else, niales. MR
1991). Los niños maoríes conocen mu- Véase también C O N S A N G U I N I D A D
chos hogares pero sólo una whanau (fa- Lecturas recomendadas Dumont,
m i l i a ) . Y por lo general los niños «adop- 1983.
tados» conocen tanto a sus padres bioló-
gicos como a sus padres adoptivos. Los
términos para designar a quienes adop- agnados Son parientes patrilaterales,
tan y a quienes dan en adopción son muy es decir, personas emparentadas con un
cariñosos y positivos, y la relación entre individuo por línea paterna. MR
ambas partes es una relación abierta, Véase también C O G N A D O S , E N A D O S .
«puesto que es necesario transmitir co-
nocimientos sobre los lazos de parentes- agresión, agresividad La agresión
co, las líneas de descendencia y los nexos humana es el comportamiento conscien-
con la tierra» (Else, 1991, p. 177). temente destinado a dañar a otros, si bien
Este ejemplo demuestra que la adopción, algunos investigadores consideran el
en tanto que categoría de significado, y la comportamiento autolesivo como esen-
adopción como práctica social, es proble- cialmente similar. Pero así como inflingir
mática. La adopción desmiente lo que un daño físico (dolor y lesiones) está cla-
David Schneider llama vías «biologistas» ramente incluido en el concepto, algunos
de marcar y definir el carácter, la natura- estudiosos afirman que habría que in-
leza y el comportamiento humanos (D. cluir también la conducta destinada a in-
Schneider, 1984, p. 175). Pero el estudio flingir S U F R I M I E N T O psicológico, que es el
de la adopción puede ser una forma de objetivo que persiguen tanto la murmu-
ración o la difamación como el O S T R A C I S -
28 AGRESIÓN, AGRESIVIDAD
la situación con un residuo de excitación más poderoso que explicaría las diferen-
autónoma causada por el miedo, la ira, la cias individuales en materia de agresivi-
excitación sexual o la mera fuerza o el dad a lo largo de todo el ciclo vital es el
ejercicio físico (Zillmann, 1983). sexo. La agresividad es una de las dife-
rencias más sólidas que la investigación
Diferencias individuales etnográfica ha descubierto entre hom-
Aun sin ser causa de la agresividad, el bres y mujeres: los varones evidencian
mejor predictor de los niveles de agresi- una agresividad mayor en todas las eta-
vidad de un adulto es su nivel de agresivi- pas de la vida, pero sobre todo en la pu-
dad en la infancia (véase S O C I A L I Z A C I Ó N ) . bertad y las fases posteriores. Es muy po-
La agresividad, al menos en las pobla- sible que esta diferencia no se deba tan-
ciones norteamericana y europea, donde to a la consecuencia física más o menos
se ha estudiado longitudinalmente, es directa de poseer el genotipo XY o XX
un rasgo notablemente estable, y las di- (el sexo), como a lo que la cultura hace
ferencias, persistentes, aparecen a edad de ellos (el género). La gran diversidad y
temprana. Diversos aspectos del medio o distinta magnitud que presentan las di-
del hogar infantiles, sobre todo los que ferencias hombre/mujer en las distintas
tienen que ver con la disciplina parental, culturas en materia de agresividad de-
están bien correlacionados con niveles muestra el poder de la inflexión, e inclu-
de agresividad en la adolescencia y en la so determinación cultural de esta dife-
edad adulta. La disciplina férrea y errá- rencia (véase G É N E R O ) .
tica es un «factor de riesgo» para la agre-
sividad problemática, pero también lo es Variación cultural
una disciplina laxa (Loeber y Stoutha-
La gama de aceptabilidad de la V I O L E N -
mer-Loeber, 1987).
C I A varía según las culturas: desde cultu-
Los escasos nexos observados, y convin- ras donde cualquier expresión de agre-
centes, entre agresividad y característi- sión es aberrante, hasta aquellas en que
cas biológicas pertenecen a la agresivi- la belicosidad es no sólo aceptable sino
dad patológica más que a la agresividad que está positivamente prescrita. A esta
que se detecta en una serie de comporta- dimensión cabría añadir una segunda,
mientos normales. (Y es importante ob- independiente, que se refiere a la pro-
servar que, en cualquier sociedad, la porción de agresión que se dirige contra
gran mayoría de actos agresivos, tanto otros dentro de una determinada comu-
en sus formas más benignas como en las nidad por oposición a la agresión que
más violentas, están protagonizados por tiene como objeto a quienes están fuera
gente « n o r m a l » y no por personas con de ella. Pero el nivel de agresión dentro
psicopatías.) El descubrimiento más sóli- del grupo no ofrece indicaciones claras
do en este sentido es el que ha demostra- acerca de la envergadura de la hostilidad
do que las personas a las que se les ha entre grupos distintos: la mayoría de
diagnosticado una propensión a la agre- combinaciones posibles pueden encon-
sión impulsiva presentan con mayor fre- trarse en el registro etnográfico.
cuencia un déficit de serotonina neuro- El trabajo teórico dedicado al conflicto
transmisora. Pero no está claro que el re- violento entre grupos apunta claramen-
sultado de este déficit tenga que ser la te a la organización social y a la dinámi-
agresividad concreta y no un menor au- ca política como elementos explicativos,
tocontrol en general (Insel et al., 1990). mientras que el tratamiento de la agre-
Podría decirse que el factor biológico sión dentro del grupo suele apuntar a la
30 AGRICULTURA
dad. Casi todos los agricultores aprenden ces se interpretan como compensaciones
a trabajar la tierra (y el pastoreo, si se a cambio de fuerza de trabajo, tienden,
tercia) a través de parientes y vecinos, también a grandes rasgos, a coincidir
practicando-jugando en la infancia, ayu- con determinados tipos de regímenes
dando a sus mayores y absorbiendo la agrícolas o de pastoreo (Boserup, 1970;
historia oral (J. Whiting y Child, 1953). J. Goody y Tambiah, 1973; J. Goody,
En todas partes, la gente del campo divi- 1976).
de el trabajo y los roles a él asociados se-
Los humanos perciben su agricultura en
gún el sexo, en mayor medida de lo que
términos simbólicos y religiosos que es-
la mera supervivencia requeriría. Pero
tructuran las creencias sobre las causas y
aun allí donde aparecen separadas, las
efectos últimos (Rappaport, 1979), in-
tareas de hombres y mujeres suelen ser
cluidas las metáforas que asocian la agri-
altamente interdependientes; desbrozar
cultura a otros procesos del cuerpo, de la
y rozar los campos suele ser tarea mascu-
sociedad o del cosmos (Croll y Parkin,
lina en todo el mundo; plantar, desyer-
1992). Estas concepciones pueden afian-
bar y cosechar es tarea masculina o fe-
zar o justificar los derechos y obligacio-
menina, indistintamente, juntos o por
nes de las personas respecto de los recur-
separado; procesar alimentos tiende a ser
sos productivos. Pero las gentes del cam-
tarea de mujeres; y el comercio o inter-
po desafían cualquier generalización
cambio a gran escala suele estar en ma-
simple acerca de sus conocimientos y
nos masculinas en prácticamente todo el
creencias, y reconocen, de múltiples ma-
mundo (C. Ember, 1983).
neras, la tierra y la agricultura como sa-
Desde la horticultura en poblaciones ru-
gradas, profanas, ambas cosas o ninguna.
rales dispersas hasta el riego en pobla-
La mayoría de sociedades agrarias, in-
ciones más concentradas, el cambio tec-
cluidas las que desvinculan la agricultu-
nológico conlleva también ajustes socia-
ra de la religión, festejan el crecimiento
les y políticos. L a agricultura de R I E G O
de los cultivos o la cosecha mediante ri-
no siempre requiere una política centra-
tuales o ceremonias (Lanternari, 1976).
32 AGROCULTIVO
sempeñar un rol en la formación de las parecen romper con las distinciones su-
realidades sociales en las que participan. jeto/objeto o y o / e l otro, y destacar mu-
No es tanto una fuerza de acción indivi- cho más las distintas interpretaciones y
dual como una dimensión de las institu- prácticas socialmente creadas por los in-
ciones y relaciones que crean los seres dividuos. BK
humanos, tales como la C L A S E social, las Lecturas recomendadas Goffman,
ideologías hegemónicas y las burocracias 1956.
que impiden el ejercicio de ese albedrío.
Los antropólogos que analizan el albe- alcohol Es el nombre genérico de to-
drío tienden a rechazar en exceso los da una serie de compuestos químicos,
modelos estructurales y sistémicos abs- aunque el más importante para la hu-
tractos de acción cultural y social que manidad es el alcohol etílico (o etanol,
dejan poco o ningún espacio al modo en C H OH), el componente activo de mu-
2 5
que los seres humanos crean y participan chas bebidas populares que, en formas
en las realidades que construyen. Diver- muy diversas, se han utilizado a lo largo
sos enfoques basados en el albedrío se de la historia. Es psicoactivo, lo cual sig-
basan en dicotomías sujeto/objeto y des- nifica que puede afectar tanto al estado
tacan la primacía de las orientaciones y de ánimo como al comportamiento,
estrategias subjetivistas. Estas incluyen: cambiando la naturaleza y la función de
1. El A N Á L I S I S T R A N S A C C I O N A L , que redu- las conexiones neuronales del cerebro.
ce los procesos culturales y sociales a Producto natural de la fermentación, es
principios de interacción individual el factor común que comparten las cer-
(Barth, 1966; Kapferer, 1976a). vezas, los distintos aguardientes, los vi-
2. Los enfoques social-construccionistas nos y los licores destilados, por lo gene-
y diversos enfoques simbólicos, muy in- ral mediante una preparación elaborada
fluidos por la F E N O M E N O L O G Í A (Husserl, y diferentes aditivos. Las bebidas fer-
1964; Schutz, 1967), que describen las mentadas no suelen superar el 12% de
concepciones y los actuales procesos de alcohol y pueden elaborarse a partir de
creación social como objetivaciones de la casi cualquier fruta, baya, tubérculo o
experiencia subjetiva. cereal; los licores destilados tienen asi-
mismo muchas bases, pero pueden supe-
3. Las escuelas psicoanalíticas de antro-
rar el 50% de alcohol.
pología, también llamadas « C U L T U R A Y
En muchas culturas las bebidas fermen-
P E R S O N A L I D A D » , como la obra de Victor
tadas se utilizan como nutrientes básicos
Turner, en cuya A N T R O P O L O G Í A S I M B Ó L I -
de la dieta alimenticia; otras las consu-
CA combinaba enfoques psicoanalíticos y
men de manera episódica como elemen-
perspectivas fenomenológicas/existen-
tos adicionales de sociabilidad, de relaja-
ciales, en oposición al E S T R U C T U R A L I S M O .
ción, en pago de tareas comunales, o para
Otros enfoques sobre el albedrío adoptan
realizar ofrendas a los seres supranatura-
una posición menos subjetivista y consi-
les o espíritus ancestrales, etc. En Oriente
deran que los individuos actúan dentro
Próximo aparecen desde la prehistoria
de estructuras y procesos históricamente
restos arqueológicos de vino y de cerveza.
formados, aunque con sus acciones lo-
Pero parece que la destilación ha sido mo-
gren nuevas conjunciones y direcciones
nopolio de alquimistas hasta aproximada-
en la formación de la vida social. Tanto
mente el año 1200 de nuestra era. En for-
Sahlins (1985) como Bourdieu (1977,
ma moderada, la bebida puede ser salu-
1990) presentan variantes de este enfo-
dable, pero debido a que las reacciones
que. Trabajos recientes en antropología
34 ALFABETISMO
permiten a los individuos acumular y re- ton, 1964). Pero según esta teoría de la
tener una parte desproporcionada de re- «selección de parientes», el altruismo a
cursos reproductivos. Parece, pues, que, nivel del organismo podría representar
en términos generales, las tendencias y «egoísmo» a nivel de los genes. Un ejem-
los tipos egoístas se reproducirían más y plo clásico es el estudio de Sherman
mejor que las alternativas altruistas, lo (1977) de las «llamadas de alerta» de las
que llevaría a estas últimas a la extin- ardillas: cuando detecta un depredador,
ción. Pero en la realidad, muchos anima- una ardilla puede o no emitir llamadas,
les, como la especie humana, exhiben y la probabilidad de que una determina-
comportamientos que benefician a otros da ardilla emita la llamada aumenta
y que no pueden descartarse sin más co- cuanto más cercana es su relación genea-
mo meramente accidentales. Por ejem- lógica con los vecinos potencialmente
plo, muchos animales, cuando identifi- beneficiarios. Así, la llamada de alerta s_e
can un depredador potencialmente peli- despliega de manera facultativa exacta-
groso en los alrededores, avisan a sus mente como cabe esperar en el supuesto
vecinos emitiendo una «llamada de aler- de que su función sea nepótica.
ta» sólo comprensible en un determina- Una falacia muy corriente (S. Wash-
do contexto. Y muchos otros, como las
burn, 1978) consiste en suponer que esta
abejas obreras, con el servicio no repro-
discriminación nepótica puede verse fa-
ductivo que llevan a cabo, ayudan a otros
vorecida por la selección sólo si los pa-
miembros a reproducirse. Es evidente
rientes y los no parientes del altruista
que no cabe atribuir «intención» alguna
son genéticamente diferentes en factores
a estos casos. Desde el punto de vista de
relevantes. Y es una falacia porque el te-
la motivación, estos actos no son necesa-
ma tiene que ver con la estabilidad evo-
riamente análogos al prototipo de al-
lutiva, no con la semejanza genética. Un
truismo humano, pero ciertamente se
«alelo nepótico» inicialmente raro po-
realizan «con la finalidad de» beneficiar
dría invadir una población de altruistas
a otros, en el sentido de que están orga-
indiscriminados, pero un gen no puede
nizados desde el punto de vista adaptati-
invadir una población de nepóticos para
vo para producir ese objetivo (Cronin,
favorecer el altruismo indiscriminado
1991).
(Dawkins, 1979). Así, los alelos que en-
Se han propuesto dos grandes soluciones gendren fenotipos nepóticos deberían ir
al problema de cómo pudo evolucionar siempre a la fijación (should routinely go
el altruismo: el nepotismo y la reciproci- to fixation) y quedarse ahí.
dad. Cada una de ellas es aplicable a de- 2. Una segunda base para la evolución
terminados casos. del altruismo es la reciprocidad (yo te
1. Cabría concebir gran parte del al- rasco la espalda y tú me la rascas a m í ) .
truismo aparente como un «nepotismo»: Trivers (1971) observó que el beneficio
los animales discriminan a la hora de recibido por el receptor de un acto al-
beneficiar a otros, y los beneficiarios truista suele ser mayor que el coste en
suelen ser parientes o familiares. Dado que ha incurrido el donante. Así, si en
que los parientes son, en mucha mayor una futura interacción los roles se invir-
proporción, quienes más posibilidades tieran, ambas partes saldrían ganando si
tienen de compartir la base hereditaria iniciaran una relación de ayuda mutua.
inherente a todo acto raro o novel de al- Los murciélagos-vampiro, por ejemplo,
truismo, la tendencia altruista puede ser regurgitan sangre para ayudar a aque-
objeto de selección natural (W. Hamil- llos de su especie que agonizan porque
36 ALUCINÓGENOS
co de análisis componencial es el P A R E N -
T E S C O . Por ejemplo, consideremos los análisis transaccional Modelo de
cuatro términos de referencia para pa- INTERCAMBIO SOCIAL asociado principal-
rientes C O N S A N G U Í N E O S en el mundo occi- mente con la obra de Fredrik Barth Mo-
dental: tía, tío, sobrina y sobrino. Supo- dels of social organization (1966). Cen-
niendo que la definición del parentesco trándose en las transacciones entre indi-
consanguíneo se basa en los vínculos pa- viduos, a diferencia de las que tienen
ANALOGÍA ETNOGRÁFICA 39
lugar entre grupos, trató de explicar có- do en desuso como modelo específico, sus
mo generan y mantienen los sistemas componentes básicos han sido incorpora-
normativos sus propios actores mediante dos en tantas teorías antropológicas pos-
elecciones estratégicas que maximicen teriores que su impacto sigue siendo no-
sus intereses. El modelo era particular- table. TB
mente atractivo para los antropólogos Otras lecturas E Bailey, 1969; Barth,
insatisfechos con las nociones de inter- 1981.
cambio previamente en uso en el F U N -
CIONALISMO y en el ESTRUCTURALISMO. El analogía etnográfica La analogía
primero ya había sido criticado por su representa una forma de argumentación
incapacidad de atender al C A M B I O S O C I A L , en virtud de la cual si dos objetos o suce-
en tanto que el enfoque del segundo ex- sos se parecen en algunos rasgos se en-
clusivamente en los grupos y valores tiende que es probable que también lo
normativos para caracterizar a sistemas hagan en otros. Los argumentos analógi-
como el de I N T E R C A M B I O M A T R I M O N I A L cos son ampliativos; es decir, la conclu-
implicaba que los individuos eran cauti- sión contiene más información que las
vos de estructuras sociales fijas. premisas. En consecuencia, las conclu-
El análisis transaccional atrajo el interés siones no derivan necesariamente de las
y generó debate (Kapferer, 1976a). Ad- premisas, y los argumentos analógicos
quirió amplia aceptación la idea de que tienen carácter de sugerencia, no demos-
«las reglas del juego» establecían los pa- trativo. En la analogía etnográfica, las si-
rámetros de las elecciones estratégicas militudes entre un objeto o suceso etno-
de los actores individuales, y que estas gráfico y otro arqueológico crean los
opciones tenían impacto en el sistema análogos; la función etnográfica u otra
global. Sin embargo, muchos críticos característica arqueológicamente inob-
achacaron al modelo el exceso de predi- servable se toman por características del
camento que concedía a las acciones in- objeto o suceso arqueológico.
dividuales voluntarias. Las acciones po- La analogía etnográfica importa poco en
dían ser obligadas, y la historia perti- la arqueología científica, pero es piedra
nente, como el efecto acumulativo de angular de todo trabajo reconstructivo,
actividades pretéritas, a menudo restrin- medio principal de recomposición de los
gía notablemente la capacidad de elec- registros arqueológicos. En el pasado, los
ción (Assad, 1972). Un problema prácti- argumentos analógicos eran más bien
co obedecía a que cuanto mayor fuera el tentativos; a finales de la década de 1950
número de individuos estudiados tanto empezó a reconocerse su valor. Los in-
más difícil era el seguimiento de sus de- tentos iniciales por mejorarlos se centra-
cisiones individuales y del posible resul- ron en la construcción de análogos (R.
tado consiguiente. De hecho, como ha si- Asher, 1961), limitados éstos a casos don-
do recientemente reconocido en la T E O - de se suponía la continuidad entre los
R Í A D E S I S T E M A S , el resultado de estas
prehistóricos y los históricos o donde los
interacciones puede ser en gran media casos en cuestión eran tomados de cultu-
impredecible: en cualquier sistema ras con estadio de desarrollo y marco
adaptativo complejo pueden surgir de las ecológico similares. Más tarde se argu-
actividades de los agentes pautas de or- mentaría que la «probabilidad» (en rea-
denamiento espontáneas generadoras de lidad «plausibilidad», dado que no hay
resultados nuevos o inesperados. forma de calcular la probabilidad) de
Aunque el análisis transaccional ha caí- que las propiedades inferidas fueran cier-
40 ANCESTROS O ANTEPASADOS
vez por razones muy diversas (Hesse, los animales parece estar aún en em-
1982). brión, ya que sus principales premisas fi-
En las últimas décadas, los estudios an- losóficas son un continuo motivo de deba-
tropológicos de animales han evoluciona- te y la rica información disponible es sus-
do en dos grandes direcciones: la primera ceptible de múltiples interpretaciones.
considera los animales como ítems o apo- Uno de sus puntos centrales se refiere a la
yos funcionales según una perspectiva parte que desempeñan los animales en la
sistémica/ecológica (véase COMPLEJO PE- metáfora y en las clasificaciones simbóli-
CUARIO, PASTORES NÓMADAS), y la segunda cas: cómo se clasifican los animales en las
percibe los animales como ítems o sím- taxonomías indígenas (Ellen y Reason,
bolos plenos de significado según una 1979; M. Douglas, 1966; ETNOZOOLOGÍA);
perspectiva estructuralista o simbólica cómo son percibidos y analizados (Levi-
(Shanklin, 1985). Las nuevas tecnologías, Strauss, 1963b; Bulmer, 1963); y cómo se
combinadas con los esfuerzos interdisci- utilizan como metáfora por conveniencia
plinarios, han permitido explorar de múl- social humana (Leach, 1964). Cuando
tiples maneras la primera perspectiva. Mary Douglas (1963, 1990b) publicó su
Uno de los primeros investigadores fue explicación del carácter sagrado que los
Marvin HARRIS (1966), que no sólo cues- lele otorgan al pangolín (oso hormigue-
tionó las abstracciones filosóficas que ro), se inició un acalorado debate sobre
pretendían dar razón de las vacas «sagra- los predicados filosóficos de los esquemas
das» de la India, sino que demostró la ra- taxonómicos indígenas. Este debate ha
cionalidad ecosistémica subyacente a la
permitido mejorar la comprensión de las
prohibición de matarlas, al permitir un
relaciones entre los humanos y los ani-
uso extensivo y el reciclaje de los produc-
males a determinados niveles, y ha servi-
tos derivados de esos animales. R.A. Rap-
do asimismo para estimular la investiga-
paport (1976) llevó a cabo un análisis pa-
ción en diversas partes del mundo y pro-
recido de los diversos usos del cerdo en
porcionar datos sobre la enorme variedad
Nueva Guinea, interconectando estudios
de animales que existen poco y mal cono-
calóricos con funciones rituales. Autores
cidos, sobre clasificadores obscuros, y so-
posteriores exploraron otras direcciones,
bre principios esotéricos de clasificación.
algunos en la línea de los esfuerzos de
Hay una gran necesidad de integrar las
Fredrik Barth (1961, 1969a), quien utili-
distintas perspectivas desarrolladas por
zó las perspectivas ecológicas para anali-
zar el rol de los animales en la identifica- ambos campos en materia de animales
ción étnica (J. Burton, 1981; Galaty, 1982; en nuevos estudios, y también es necesa-
Leeds y Vayda, 1965). Una nueva y pro- rio integrar las distintas dimensiones
metedora corriente de investigación es la dentro de un enfoque no determinista.
medicina «etnoveterinaria», que cuenta Parafraseando otro debate antropológico
con la colaboración de veterinarios y an- igualmente revelador (Tambiah, 1969)
tropólogos interesados en catalogar en- en relación a este tema: los animales son
fermedades, en la «etnoetiología» y en buenos para pensar y buenos para comer.
los remedios populares. Otra corriente se ES
dedica al estudio de los efectos fisiológi- Véase también CLASIFICACIÓN.
cos y psicológicos de los animales de Lecturas recomendadas Ingold, 1988a;
compañía en los humanos. E. Lawrence, 1982.
En cambio, el estudio del significado y la
importancia metafórica que se asignan a animismo es, en términos generales,
aquella doctrina que cree que un princi-
ANTROPOLOGÍA, CULTURAL Y SOCIAL 43
rio apunta a una divergencia sustancial y adyuven a la creación del orden social.
filosófica más profunda. El argumento a La antropología cultural, que tiene raí-
favor de esta última interpretración es el ces en la filosofía historicista alemana y
siguiente. La antropología cultural, en la en el pragmatismo norteamericano, ha
tradición de Boas, pretende aprehender querido explorar la variedad de la expe-
la totalidad de la vida cultural humana. riencia humana y relacionarla compara-
La antropología social aborda las bases tivamente con una serie de marcos histó-
organizativas de las sociedades humanas. ricos, psicológicos, ecológicos y otros. La
En la práctica, algunos antropólogos cul- antropología cultural, en su sentido más
turales también dan prioridad analítica a amplio, es una continuación del impulso
la estructura social, y algunos antropólo- intelectual que encarnaron, desde el Re-
gos sociales, cuando analizan los sistemas nacimiento, los viajeros observadores y
sociales, aprehenden una gran parte de la los narradores de historias naturales y
vida cultural. Sea como fuere, uno de los que han querido describir el mundo tal
enfoques es básicamente sintético, y el como parece ser. Boas prefirió desarro-
otro analítico e inductivo. llar hipótesis razonables a proponer teo-
El hecho de que la antropología social rías sistemáticas. Y dado su escepticismo
hunda sus raíces en una determinada ante la capacidad del observador para
tradición de investigación social ha con- determinar con certeza qué hechos podían
tribuido a dar forma a sus principales tener relevancia científica, lanzó sus re-
cuestiones. En la explicación que ofre- des lo más ampliamente posible. Su pre-
cen tanto Radcliffe-Brown (1958, pp. 147- misa de que la observación es anterior a
152) como Evans-Pritchard (1962, pp. la teoría ha perdido atractivo en las últi-
21-25) de los orígenes intelectuales de la mas décadas, incluso entre los herederos
disciplina, las figuras clave no son ni de la «antropología cultural», pero gran
Hobbes ni Locke, que especularon sobre parte del vigor de esta tradición se debe
las condiciones fundamentales de la so- a ese supuesto, lo que ha llevado a com-
ciedad, sino Montesquieu (1689-1755) y binar la atención al detalle etnográfico
los pensadores de la Ilustración escoce- con la exploración abierta de ideas nove-
sa, como Adam Ferguson (1723-1816) y les. Muchos antropólogos culturales pos-
Adam Smith (1723-1790), quienes, a teriores a Boas adoptaron programas teó-
partir del análisis de casos concretos, se ricos no «boasianos», a excepción de la
propusieron deducir principios genera- premisa según la cual la tarea consiste
les en materia de interrelaciones estruc- de alguna manera en comprender la cul-
turales de la sociedad. La antropología tura, y que la teoría debe contrastarse en
social bebió también de otras muchas función de ese criterio.
fuentes intelectuales, pero es su nexo La antropología social, desde el momento
con la filosofía moral y con la economía en que aborda un conjunto amplio, aun-
política del siglo X V I I I el que mejor ex- que conceptualmente unificado, de cues-
plica sus preocupaciones intelectuales tiones y métodos, posee un carácter acu-
distintivas: el esfuerzo por conocer la mulativo. En tanto que ciencia de la socie-
naturaleza de las unidades sociales a to- dad, parte del punto de vista de que todas
das las escalas, incluida la S O C I E D A D mis- las sociedades humanas poseen profundos
ma, y las instituciones que hacen que las elementos comunes y de que cabe enten-
unidades sociales se diferencien interna- der las diferencias societales en función de
mente, se mantengan a sí mismas en el principios universales. En cambio, la an-
tiempo, se reproduzcan y, en general, co- tropología cultural parte del postulado re-
48 ANTROPOLOGÍA, C U L T U R A L Y SOCIAL
lativista según el cual cada cultura debe son el enfoque marxista y otros enfoques
entenderse de manera sui generis. Una de basados en el materialismo histórico, la
las consecuencias de esta diferencia es la teoría feminista, la semiótica, el histori-
dificultad de los antropólogos culturales cismo radical y los movimientos asocia-
para aprovechar y construir a partir del dos en favor de la etnografía reflexiva y
trabajo de otros antropólogos culturales, si posmoderna. En algunos casos estas co-
no es emulando sus técnicas. Pero el eclec- rrientes se han fundido con las viejas
ticismo de la antropología cultural le ha tradiciones, pero en otros han surgido en
comportado una ventaja, al permitirle forma de reformulaciones de la episte-
aprovechar los resultados de otras discipli- mología y de los objetivos de la antropo-
nas y plantear cuestiones importantes (so- logía en su totalidad. La tradición de la
bre todo en psicología), algo que a la an- antropología cultural ha mostrado una
tropología social le ha resultado difícil. mayor sensibilidad ante este desafío, e
Intentar explicar la existencia del orden incluso el término «antropología cultu-
social e intentar capturar la diversidad r a l » ha sido parcialmente asumido por
de la experiencia humana son objetivos numerosos defensores de un enfoque que
filosóficamente distintos pero no opues- es claramente anticientífico. La revista
tos. Entre las obras antropológicas con- Cultural Anthropology (fundada en
temporáneas que buscan hacer de puen- 1986), por ejemplo, sólo tiene un nexo
te entre ambas tradiciones cabe mencio- remoto con la tradición de la investiga-
nar Constructing inequality de Raymond ción científica fundada por Boas.
Kelly, quien se propone «describir y ana- A pesar de estas notas críticas, la antro-
lizar todas las desigualdades sociales» pología social y la antropología cultural
del sistema social de los papúa de Nueva siguen siendo orientaciones reconocible-
Guinea (1993, p. 4). mente diferentes para estudiar los fenó-
La distinción entre antropología social y menos humanos, y la mayoría de mono-
antropología cultural sigue presente en grafías antropológicas sigue situándose
la antropología contemporánea, si bien en una u otra tradición. En la medida en
ha perdido parte de la fuerza y mucha de que los análisis comparativos de sistemas
la claridad que tuvo a mediados de siglo. sociales y la exploración de culturas con-
El declive podría deberse en parte a la in- cretas sigan atrayendo la atención disci-
fluencia de L É V I - S T R A U S S (1908-), quien plinar de individuos comprometidos con
en 1949 declaraba que la antropología so- determinados niveles de objetividad, es
cial y la antropología cultural eran parte probable que la antropología social y la
de la etnología y virtualmente indiferen- antropología cultural continúen siendo
ciables (1963a, p. 2; véase E T N O G R A F Í A Y componentes importantes y comple-
ETNOLOGÍA). Edmund L E A C H (1910- mentarios de las ciencias sociales. PW
1989) observó que la influencia del es- Lecturas recomendadas S. Barrett,
tructuralismo francés en la antropología 1984; Boas, 1931, 1938; Darnell, 1974; M.
británica y norteamericana no reducía Douglas, 1980; R. Firth, 1968; Fortes,
«la vastedad del océano Atlántico» (1982, 1969; Hays, 1958; Hinsley, 1994; Kuklick,
p. 34). Pero sí figuraba entre las compli- 1991; A. Kuper, 1977, 1983; I. Lewis,
caciones que acabarían desplazando a 1976; Lienhardt, 1964; Mair, 1965; Man-
Boas y a Radcliffe-Brown como puntos delbaum, 1968; M. Mead y Bunzel, 1960;
de referencia en el ámbito antropológico. Penniman, 1935; Stocking, 1968, 1984,
Otras complicaciones adicionales que 1987; Trautmann, 1987; Voget, 1973.
aparecen a partir de mediados de siglo
ANTROPOLOGÍA APLICADA 49
«análisis del desarrollo tecnológico». Las áreas de mayor concentración de ese es-
prácticas de intervención se centran casi fuerzo son, entre otras, l a AGRICULTURA,
siempre en comunidades, no en indivi- la EDUCACIÓN, la salud y los recursos na-
duos. Pretenden (1) identificar la per- turales; y también el ENVEJECIMIENTO, el
cepción de las necesidades por parte de medio ambiente, el GÉNERO, la vivienda,
la comunidad como una parte importan- los DERECHOS HUMANOS, el reasenta-
te del proceso de diseño de programas; y miento de REFUGIADOS, y el abuso de
(2) fomentar el desarrollo de organiza- DROGAS y ALCOHOL. Los antropólogos
ciones autorizadas en las comunidades. aplicados han sido históricamente pione-
Este tipo de intervenciones aplicadas in- ros en numerosas áreas de investigación,
cluyen la antropología de la acción, la como la vida urbana, la población, las le-
antropología de la investigación y del yes y la nutrición. Parece que la subdis-
desarrollo, la antropología de la advo- ciplina de la antropología médica en su
cacy, l a agencia cultural, el estudio de totalidad surgió del trabajo aplicado en
acciones participativas y el marketing salud internacional.
social. Aunque algunos antropólogos han La antropología aplicada es mucho más
dirigido programas de acción, se trata to- transfronteriza que la investigación aca-
davía de un hecho excepcional. démica. Los antropólogos de este campo
La antropología aplicada utiliza mucho tienen que conocer el ámbito de aplica-
más los MÉTODOS CUANTITATIVOS, espe-
ción en el cual trabajan, así como la le-
cialmente los análisis formales y estadís- gislación más relevante en la materia,
ticos, que el resto de antropólogos en ge- las organizaciones comunitarias o profe-
neral, una práctica que viene recomen- sionales más importantes, y los líderes
dada en las «Directrices para la de opinión. Aunque es cierto que los an-
formación de antropólogos aplicados y tropólogos «aplican la antropología», pa-
prácticos» de 1994 (avaladas tanto por la ra ser eficaces tienen que incorporar da-
Sociedad en favor de la Antropología tos o métodos de disciplinas afines, como
Aplicada como por la Asociación Nacio- la agronomía, los estudios medioam-
nal para la Práctica de la Antropología). bientales, la salud pública y la educa-
De ahí que los antropólogos aplicados ción. Por eso los manuales de formación
hayan contribuido notablemente al de- en este campo suelen recomendar el con-
sarrollo de técnicas de medición de la tacto con otras disciplinas afines. Y dado
maximización de la participación y de la que la propia experiencia de trabajo im-
efectividad del tiempo (time-effective), plica habitualmente tener que trabajar
como por ejemplo procedimientos de en escenarios multidisciplinarios con
evaluación rápida, estudios de reconoci- profesionales de otros campos científi-
miento rápido y análisis de la acción par- cos, y también con los miembros de la
ticipativa (Van Willigen y Finan, 1990). comunidad anfitriona, los antropólogos
Aunque los orígenes de estas prácticas suelen trabajar estrechamente con mu-
tan interesantes son oscuros, la contribu- chos no antropólogos. Lo cual explica, en
ción de los antropólogos en estas áreas es parte, por qué las prácticas (interships)
muy importante. son tan importantes: son una experien-
cia difícil de adquirir en los departa-
Los antropólogos han aplicado sus cono-
mentos de antropología académica.
cimientos y capacidades a una serie de
Los antropólogos que se dedican profe-
ámbitos tan amplia que resulta difícil
sionalmente a aplicar sus conocimientos
dar con un área de interés práctico don-
tienen necesidades organizativas dife-
de no hayan desplegado su actividad. Las
ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA 51
paternidad humana (aun con sus dife- tamaño del cerebro aumentaron en aso-
rencias entre culturas) no se reconocería ciación con la postura erecta y la loco-
como rasgo insólito que es. moción, que dejaron libres las manos pa-
Los humanos son únicos por su grado de ra la manipulación de herramientas, pe-
inteligencia, pero pocos investigadores se a que esta afirmación es negada por la
concuerdan en qué es la inteligencia, pa- evidencia. También ha sido propuesta,
ra qué sirve, cómo se desarrolla o cómo pero no fundamentada, la idea de que el
surgió en el curso de la evolución. De ahí cerebro humano corresponde al de un
que gran parte de la investigación pri- primate con la adición de estructuras
matológica haya tratado de definir el nuevas. La reorganización de las cone-
concepto de «inteligencia» y de perfilar xiones entre las estructuras cerebrales
los rasgos cognitivos que el hombre com- para hacer posible el lenguaje u otras fa-
parte con otros primates, y cuáles son cultades cognitivas únicas en los huma-
privativos de la especie humana. Un mé- nos ha sido dada por supuesta y postula-
todo importante consiste en el estudio de da, pero no probada. Grandes cambios
la función del cerebro y en su evolución en el tamaño relativo de diferentes es-
atendiendo a las diferencias entre tama- tructuras cerebrales constituyen proba-
ños absoluto y relativo, extensión y dis- blemente un factor de importancia ma-
tribución relativas de las estructuras ce- yor en la diferencia de los cerebros hu-
rebrales, conectividad y organización de mano y primate respectivamente. Y esto,
éstas y evaluación y caracterización de junto con la incorporación de estructuras
las facultades cognitivas. Los primates y circuitos existentes para funciones no-
(en particular los humanos) poseen un vedosas, da razón probablemente de las
cerebro relativamente grande en compa- facultades de lenguaje y otros rasgos
ración con la masa del cuerpo y presen- cognitivos presentes en los humanos
tan diferencias importantes en sus carac- (Deacon, 1997).
terísticas corticales. Entre los principales La antropología biológica ha llegado
grupos de primates, como los prosimios, esencialmente a la conclusión de que el
monos de los Mundos Viejo y Nuevo y si- LENGUAJE es bastante uniforme en su ex-
mios, hay diferencias fundamentales. presión y función (GRAMÁTICA profunda
Las estructuras cerebrales asociadas con universal) en todas las sociedades y cul-
la memoria, la planificación y la secuen- turas (véase LINGUÌSTICA HISTÓRICA). Sin
ciación de eventos son más grandes y al embargo, no hay acuerdo acerca de la on-
parecer más importantes en los primates togenia del lenguaje ni sobre qué fuerzas
antropoides, humanos incluidos, que en selectivas configuraron probablemente la
el mamífero medio. En los humanos, al- evolución del lenguaje. Las ideas de
gunas de estas estructuras se usan para Chomsky sobre la emergencia súbita de
el lenguaje. Así, aunque la singularidad novo del lenguaje contrastan con la opi-
del lenguaje humano no puede negarse, nión de que este fue modulado por selec-
puede que implique facultades, o al me- ción natural y, así, a través de estadios de
nos estructuras cerebrales, muy extendi- función y particularidades ontogénicas
das entre los primates. diversos. Otro contraste aparece con quie-
Las teorías acerca de la evolución y la nes entienden que el lenguaje es un siste-
función del cerebro abundan y a menudo ma adaptativo complejo al que subyace
se mantienen pese al escaso apoyo que una estructura genética compleja, y aque-
les presta la evidencia actual. Todavía se llos que proponen que la operación y fun-
afirma a menudo que la inteligencia y el cionalidad del lenguaje se desarrollan a
54 ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA
sus acciones guerreras como regulación la gente dice y lo que hace, los antropó-
del delicado equilibrio entre las pobla- logos lingüísticos de orientación ecológi-
ciones humana y porcina para reducir la ca han puesto el acento en el estudio del
competición entre ambas especies. (Hu- pensamiento nativo acerca de los fenó-
manos y cerdos son sorprendentemente menos ambientales. Gran parte de este
próximos en fisiología, tamaño corporal trabajo se ha concentrado en la construc-
y dieta omnívora.) Esta «biologización» ción de C L A S I F I C A C I O N E S jerárquicas de
del enfoque ecológico en la antropología términos nativos referidos a campos am-
cultural llevó a la denominación de «an- bientales particulares, como tipos de
tropología ecológica» en sustitución de suelo para la agricultura o plantas silves-
la stewardiana «ecología cultural», aun- tres usadas con fines medicinales. Ideal-
que las dos se usan a menudo como sinó- mente, la etnoecología comprende el co-
nimos (Bennett, 1976, 1993). nocimiento del medio local, las creen-
Marvin HARRIS (1979) intentó progresar cias, los valores y las actitudes, y vincula
en esta explicación ecológica, así como en las nociones ambientales con acciones
la descripción de culturas, desarrollando adaptativas acertadas o no y consecuen-
una estrategia de investigación científica cias respectivas. En la práctica, la etno-
más explícita y sistemática a la que dio el ecología se ha reducido a menudo a ta-
nombre de «MATERIALISMO CULTURAL». xonomía nativa de algún ambiente o a
En esta estrategia asignó prioridad de es- un mero inventario descriptivo de los
tudio y primacía causal a la infraestructu- nombres y usos de un subconjunto de es-
ra sobre la estructura y la superestructura pecies animales o vegetales (Berlin, 1992).
porque es del todo fundamental para la Sin embargo, algunos etnoecólogos, co-
supervivencia y adaptación humanas. Ha- mo Harold Conklin (1957, 1980) han ido
rris y sus discípulos han aplicado esta es- mucho más lejos y han publicado datos
trategia a la explicación de muchas cos- insólitamente detallados, como pone de
tumbres e instituciones tan peculiares co- manifiesto la investigación de Conklin
mo desconcertantes. El caso clásico es el integradora de la etnoecología y la eco-
de la vaca sagrada de la India. Harris logía cultural de los agroecosistemas de
(1985) afirmó que la vaca es sagrada no los hanunoo y los ifugao de las Filipinas.
sólo en razón de las creencias religiosas Recientemente, algunos antropólogos
hindúes y otras, sino, en última instancia, han empezado a superar algunas de las
porque es indispensable para la economía limitaciones de estos enfoques añadien-
agrícola en el medio indio, en especial pa- do una dimensión diacrónica al examen
ra la labranza, el abono (excrementos), el de cómo la cultura y el ambiente se in-
combustible (excrementos secos) y la le- fluyen y cambian mutuamente con el
che (en vez de carne). tiempo, método que se ha dado en llamar
El trabajo de Rappaport, Harris y otros «ecología histórica» (Crumley, 1994).
en torno a líneas similares ha sido criti- Particularmente notable es el trabajo de
cado en algunos aspectos, sobre todo por W i l l i a m Balée (1994) sobre los ka'apor
confundir orígenes y funciones (Moran, de la Amazonia brasileña, quienes reco-
1990) y por suponer que casi todo lo que nocen 768 especies de plantas desde el
persiste es fruto de la adaptación (Ed- estadio semillar al adulto reproductivo,
gerton, 1992). el repertorio etnobotánico más extenso
jamás recogido en cualquier pueblo de la
Mientras que Harris se concentra en el Amazonia. Además, Balée ha aplicado la
comportamiento observable porque le ecología histórica para integrar aspectos
impresiona la discrepancia entre lo que
64 ANTROPOLOGÍA ECOLÓGICA
ble de los recursos y la conservación de ral (los humanos son animales espiritua-
la biodiversidad (Klee, 1980; Sponsel et les), aborda cuestiones elementales como
al, 1996). el lugar de la humanidad en la naturale-
Otro componente de la ecología radical za, proporciona valores morales como la
es el ecofeminismo, que analiza la domi- reverencia por la vida, y puede ser una
nación masculina de las mujeres vincu- poderosa fuerza que motive a los creyen-
lada a la de la humanidad sobre la natu- tes emocional e intelectualmente (Roc-
raleza. En consecuencia, el ecofeminis- kefeller y Elder, 1992). Así, la World
mo sostiene que para crear una sociedad Wildlife Fund patrocinó una conferencia
más sostenible hay que cambiar las rela- de líderes de las llamadas grandes reli-
ciones hombre-mujer y humano-am- giones (budismo, cristianismo, hinduís-
biente. El papel de las mujeres es crasa- mo, islam y judaismo) para extraer de
mente despreciado en la antropología sus doctrinas los ingredientes relevantes
ecológica en igual medida que en el de- para construir una ética ambiental soste-
sarrollo medioambiental (Rodda, 1991; nible para la comunidad de sus seguido-
Shiva, 1989). res. Sin embargo, la discrepancia entre
Por último, la ecoteología, o ecología es- ideales religiosos y comportamientos rea-
piritual, ha emergido como campo trans- les sigue siendo el mayor obstáculo para
disciplinario en años recientes, aunque el uso de la religión en la promoción de
ya vagamente preanunciada por varios una sociedad más sostenible.
estudios casuísticos etnográficos cierta- La antropología ecológica contemporá-
mente soberbios, como el trabajo sobre nea tiene la oportunidad de brindar una
Nueva Guinea (Rappaport, 1979), la or- gran ayuda a las ciencias medioambien-
ganización del riego por los sacerdotes tales y a su aplicación en todo el mundo.
del templo en Bali (Lansing, 1991) y el Pero, dado que la mayoría de los antro-
uso del bosque por los norteamericanos pólogos han escrito primariamente para
nativos en el subártico (R. Nelson, 1983) sus colegas, poca ha sido la influencia
y Amazonia (Reichel-Dolmatoff, 1971). que han tenido en el público o en los or-
Ha surgido del reconocimiento de que la ganismos estatales (Milton, 1993). El re-
causa más profunda y última del rompi- to que los antropólogos culturales debe-
miento ambiental y social es la visión oc- rán asumir en el futuro no es otro que
cidental del mundo y los valores y actitu- llegar a una audiencia ajena a su clase y
des asociados, comprendidos el materia-
lograr que las comunidades que albergan
lismo y el consumismo, que reflejados en
sus trabajos de campo sean colaboradores
el comportamiento tienen consecuencias
activos en todas las fases de su investiga-
maladaptativas (Tucker y Grim, 1994).
ción (Sponsel, 1995). LS
Esta visión mundial ya no se limita al
Véase también ETNOBOTÁNICA, ETNOCIEN-
Occidente geográfico; empezando con el
CIA, ETNOZOOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA FEMI-
COLONIALISMO, es un síndrome que se ha
NISTA, PESCA, PRODUCCIÓN ALIMENTARIA,
propagado por todo el planeta junto con
RECOLECTORES, FUNCIONALISMO, GÉNERO,
la industrialización, la MODERNIZACIÓN y
CAZA, PASTORES NÓMADAS, TEORÍA DE SIS-
otras fuerzas globalizadoras precipitado-
TEMAS.
ras de un desequilibrio ecológico y social
(Bennett, 1976; Dobson, 1991). Otras lecturas J. Anderson, 1973; Bates
La RELIGIÓN se considera un componente y Plog, 1991; B. Campbell, 1985; Crosby,
más para afrontar la crisis medioambien- 1972, 1986; Dobson, 1991; J. Hugues,
tal, dado que es un universal transcultu- 1983; McNeely y Pitt, 1985; Merchant,
1994; Moran, 1979; Oldfield y Alcorn,
66 ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA
1991; Orlove, 1980; Shiva, 1991; D. varias adiciones al poder muscular hu-
Spring y Spring, 1974. mano, como trampas, lanzas, arcos y fle-
chas, lanzavenablos y veneno. Se hace
antropología económica Se cen- uso extensivo del hueso, la piedra, las fi-
tra en dos aspectos de la economía: (1) bras vegetales y la madera para cons-
suministro, que es la producción y distri- truir herramientas y objetos. Dos son las
bución de bienes y servicios necesarios y opiniones más extendidas acerca de la
opcionales; y (2) la estrategia de econo- productividad de la recolección. La de la
mizar, descrita a menudo en términos SOCIEDAD AFLUENTE ORIGINAL sostiene
del DEBATE FORMALISTA-SUSTANTIVISTA. que las economías de la edad de piedra
Los antropólogos anteriores habían dedi- producen sustancialmente menos que su
cado casi todo su tiempo al estudio del potencial, aunque su tecnología es más
aprovisionamiento; en la segunda mitad que adecuada para subvenir a las necesi-
del siglo XX, no obstante, ha sido el se- dades alimentarias de la población. Sus
gundo aspecto el que ha concitado la seguidores observan que los recolectores
atención mayoritaria. comen razonablemente bien (en térmi-
nos de calorías), trabajan poco, disponen
Producción de considerable tiempo de ocio y tienen
pocas necesidades económicas: de ahí la
Hace referencia a los procesos de adquisi-
afluencia. Los críticos arguyen que las
ción de recursos y su consiguiente trans-
medidas empíricas del esfuerzo inheren-
formación en objetos y acciones útiles. Es-
te al trabajo son excesivamente escasas y
tos objetos comprenden alimentos, cobijo
breves para constituir una muestra re-
y manufacturados, al igual que piezas
presentativa, y subrayan que la defini-
simbólicas, desde los postes totémicos a las
ción de TRABAIO es crucial para el análi-
pirámides. Antes de 1940 se esperaba que
sis de la productividad. Si se cuentan la
los antropólogos redactaran un capítulo
fabricación de herramientas y la prepa-
sobre CULTURA MATERIAL que al menos
ración de la comida, las horas de trabajo
nos proporcionara un inventario parcial
aumentan considerablemente. Aunque
de los objetos propios de la cultura.
la evidencia a favor es poca y la contraria
Los sistemas de PRODUCCIÓN ALIMENTA-
sustancialmente superior, la mayoría de
RIA se clasifican con frecuencia en varias los antropólogos (y otros) han aceptado
categorías: caza y recolección, horticul- la posición de afluencia original.
tura, agricultura e industria. La dimen- Aunque todas las economías siguen
sión subyacente a esta escala es proba- practicando la recolección (caza de ani-
blemente la aferencia y eferencia ener- males salvajes, pesca, cosecha de plantas
gética respectivas: ambas son bajas en el no domesticadas), las economías especia-
extremo recolector y altas en el indus- lizadas en la recolección-merodeo han
trial (Leslie White, 1943). Dado el ma- desaparecido en su mayoría a medida
yor conocimiento antropológico de las que la tecnología y los productos alimen-
sociedades de pequeña escala, la presen- tarios de la industria se han difundido
tada es más precisa y válida en el extre- por doquier. Los esquimales siguen ca-
mo ergopénico. zando y comiendo focas, pero la herra-
Los RECOLECTORES merodeadores o nó- mienta es el rifle y la carne de foca se co-
madas no utilizan especies domesticadas, me generalmente con acompañamiento
y el perro es el único animal de ayuda de verduras adquiridas en el colmado de
para la producción. Y aunque la tecnolo- la esquina. La HORTICULTURA, cultivo de
gía en juego se considera simple, incluye
ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA 67
las cuadrillas de trabajo, las unidades fa- producen y mantienen poblaciones cró-
miliares, los galpones de obreros, las nicas que persisten muy por debajo de la
plantaciones, las compañías y las comu- capacidad portadora (véase SOCIEDAD
nidades. También hay unidades de con- AFLUENTE ORIGINAL).
sumo (individuos, familias, estirpes y co- La DIFUSIÓN de los rasgos culturales ha
munidades). La propiedad pertenece a suscitado indefectiblemente el interés de
una unidad jurídica, que puede ser el in- los antropólogos. Cabe presumir que se
dividuo, la familia, la estirpe, un pueblo ha producido una difusión no coercitiva
o una ciudad. Por tanto, el estudio de la de rasgos por áreas muy vastas (de escala
economía de una sociedad requiere una al menos continental) durante milenios.
clara descripción de algunas facetas de El cobre, la obsidiana y las gemas se en-
su estructura social. cuentran siempre a miles de kilómetros
La población tiene una curiosa historia de su origen en tiempos muy remotos.
en la antropología económica. Los antro- Alguna especie de mecanismo de inter-
pólogos han sabido desde hace mucho cambio ha de explicarlo. Aunque la dise-
tiempo que algunas características eco- minación de objetos materiales es fácil
nómicas se asocian con pequeñas pobla- de documentar, las ideas, herramientas y
ciones con escasa densidad, mientras que conocimiento de procesos han de poder
otras lo hacen con grandes poblaciones y serlo de igual modo. Este modelo de di-
densidad demográfica alta. Hay una fusión basado en un mimetismo no coer-
marcada correlación entre el tamaño de citivo ha sido reemplazado recientemente
la población y la forma básica de produc- por el impacto del cambio forzado im-
ción y distribución de recursos. Una tec- puesto por el CAPITALISMO, el COLONIA-
nología con haberes como animales y LISMO y el sistema mundial (véase TEO-
plantas domesticados, el riego y la rueda RÍA DEL SISTEMA MUNDIAL) derivado, que
permite la emergencia de niveles de po- ha dado al traste con las pequeñas socie-
blación mucho más elevados que en su dades, al menos desde el comienzo de la
ausencia. Y algunos rasgos de la estruc- expansión europea en 1400. El resultado
tura política aparecen asimismo correla- es que la difusión se considera ahora fru-
cionados con el tamaño poblacional de la to del impacto de las sociedades podero-
sociedad: los cargos políticos no se dan sas sobre las que no lo son tanto, aunque
en ausencia de acceso desigual a los re- algunos estudiosos han objetado que un
cursos, que a su vez no ocurre normal- modelo de penetración-subyugación del
mente en ausencia de una agricultura in- proceso es demasiado simplista y que las
tensiva. gentes de las sociedades de menor escala
Ello ha llevado a encendidos debates siguen ejerciendo sus facultades selecti-
acerca de si la tecnología, la organiza- vas y de creatividad incluso frente a
ción social o la población es la fuerza im- fuerzas poderosas. RHun
pulsora del sistema. Así ha sido entendi- Otras lecturas Appaduarai, 1986; Bel-
do por autores como Boserup (1965), M. shaw, 1965; Bohannan, 1965; C. Gregory,
Cohen (1977) y Harris (1979), quienes 1982; Halperin, 1994; Herskovits, 1940; A.
ven el aumento de la población como un Johnson y Earle, 1987; Le Clair y Schnei-
estímulo para el cambio de tecnología, lo der, 1968; Ortiz, 1983; Plattner, 1989;
cual permite a su vez alcanzar niveles de Sahlins, 1972; Wallerstein, 1974; E. Wolf,
población más altos. Pero, si este es el ca- 1982; Research in Economic Anthropology
so, no se explica por qué algunas socieda- [larga serie de artículos periodísticos sobre
des, en particular de recolectores, sub- antropología económica].
70 ANTROPOLOGÍA FEMINISTA
mentales para comprender la vida social MO global. Los antropólogos del feminis-
humana en todos sus detalles y poten- mo postulan que es sólo mediante el es-
cial. Aunque la antropología feminista tudio de hombres y mujeres en las dife-
se centra en las MUJERES y en el papel rentes clases de edad que la antropología
que desempeñan, el objetivo último es podrá considerarse realmente atenta a la
proporcionar un conocimiento más com- variedad transcultural de la experiencia
pleto de la sociedad humana. La mayo- social humana.
ría de los antropólogos feministas creen La antropología feminista y el campo
que los conocimientos adquiridos en más amplio de estudios feministas con-
contextos occidentales y no occidentales temporáneos nacieron a finales de la dé-
debieran usarse para mejorar la vida de cada de 1960 y comienzos de la de 1970,
las gentes en todo el mundo. en el curso de la que se ha dado en l l a -
Históricamente, la antropología, como mar la «segunda ola de feminismo». En
otras disciplinas académicas, ha sido an- estos años, las mujeres occidentales, eu-
drocéntrica con «una marcada orientación ropeas y norteamericanas, del movi-
masculinista de hondas raíces» (Reiter, miento feminista de liberación reclama-
1975b, p. 12). Bronislaw Malinowski, fun- ron sus derechos civiles y económicos.
Los objetivos académicos, sociales y polí-
dador del método antropológico contem-
ticos del movimiento feminista de libe-
poráneo de OBSERVACIÓN PARTICIPANTE, ti-
ración cursaron codo con codo con los
pificó una variante de este sesgo al señalar
movimientos de los llamados poder ne-
irónicamente que la «antropología es el
gro, nativo americano y de liberación
estudio del hombre abrazando a la mujer»
homosexual para ambos géneros. Todos
(Moore, 1988, p. i ) . Pero, además de una
estos grupos sociales, con representantes
minusvaloración del trabajo de la mujer y
dentro y fuera del mundo académico, ar-
su papel social en el significado global de
gumentaban que sus perspectivas socia-
la vida humana, los antropólogos tendían
les, sus experiencias y sus prácticas cul-
a presentar como perspectiva del grupo
turales eran críticas para el conocimien-
exclusivamente la masculina.
to y la justa valoración de la sociedad
Por ejemplo, cuando los antropólogos se moderna. Estos movimientos se enmar-
propusieron estudiar las creencias ritua- caron dentro de la llamada «política de
les de un grupo aborigen australiano lle- identidad» y ayudaron a la instituciona-
varon su atención a las prácticas rituales lización de los programas de estudio de
de los hombres suponiendo erróneamen- la mujer y a reforzar la presencia de las
te que eran las más importantes desde el mujeres y las minorías en diversas disci-
punto de vista sociológico. En suma, el plinas académicas.
papel del hombre no era tan sólo el más
estudiado, sino también el que se tenía Los conceptos analíticos —diferencia de
por representativo del grupo. Algunos de sexos, género y sexualidad— son críticos
los primeros trabajos de antropología fe- en los métodos y teorías utilizados en la
minista contrarrestaron este enfoque de- antropología feminista. El significado y
mostrando la importancia de las mujeres uso de estos tres términos ha cambiado
y su papel social y cultural, que estudia- en los últimos cien años y es actualmen-
te objeto de una profunda revisión. En
ANTROPOLOGÍA FEMINISTA 71
general se entiende por diferencia de se- argumentado que así como la cultura
xo la indicada por las distintas caracte- construye el género, otro tanto hace con
rísticas biológicas y anatómicas de hom- el sexo (Butler, 1990). En otras palabras,
bres y mujeres. Así, con referencia últi- todas las sociedades entienden el cuerpo
ma a las diferencias genéticas, genitales, de manera diferente y eligen qué dife-
hormonales, cerebrales o fisiológicas, el rencias anatómicas se tienen por sexual-
concepto diferencial tuvo siempre más mente diferenciales y cuáles no. Ade-
importancia que el de posible similari- más, el sexo resulta tan asequible a la
dad. Pero no siempre ha sido así, incluso manipulación y alteración cultural como
en la historia de Occidente, cuando se el género, especialmente en las naciones
pensó que hombres y mujeres compartían tecnológicamente avanzadas. Gran parte
un solo sexo (Laqueur, 1990). Además, a de esta investigación ha sido inspirada
lo largo de la historia se han conocido por el estudio de la sexualidad en cuyo
humanos «hermafroditas», cuyos órga- seno se conceptualiza.
nos sexuales presentan componentes fi- «Sexualidad» hace en general referencia
siológicos femeninos y masculinos. a cómo la sociedad y sus individuos ejer-
Suele usarse «GÉNERO» para significar cen, conciben y representan sus actos eró-
los significados y roles atribuidos dife- ticos y reproductivos (véase SEXO). Influi-
rencialmente por la sociedad al sexo. dos por la emergencia del psicoanálisis y
«Género» es lo que entiende la sociedad la psicología modernos, los antropólogos
en razón de las diferencias físicas, anató- han estudiado tanto las formas institucio-
micas y de desarrollo que reconoce. Los nalizadas como no institucionalizadas de
conceptos de comportamiento masculino la heterosexualidad y de la HOMOSEXUALI-
y femenino —el tipo de actitud, activida- DAD. Harriet Whitehead (1981, p. 80) ha
des y el habla que se esperan o permiten observado, no obstante, cierto paralelo
de «verdaderos hombres» y «verdaderas entre el androcentrismo de la antigua an-
mujeres» no son sino constructos asocia- tropología y un «solecismo antropológico
dos al género. Se trata de creencias cul- contemporáneo presente a menudo en es-
turales que organizan la práctica social, tudios ... que interpretan los estilos de la
no de hechos biológicos. Los antropólo- homosexualidad plenamente institucio-
gos del feminismo han revelado cierta- nalizados a la luz de los que no lo están».
mente que no hay roles genéricos uni- Al margen, los antropólogos han demos-
versales para hombres y mujeres, respec- trado que sexo, género y sexualidad son
tivamente. Así, hace ya más de cincuenta conceptos estrechamente relacionados en
años que Margaret MEAD (1935, pp. 16, otras culturas y a menudo utilizados con
18) señaló que: fines de control social. Por ejemplo, una
sociedad puede tratar de controlar las
Mientras que cada cultura ha institucio- prácticas sexuales de determinados gru-
nalizado de algún modo los papeles pro- pos de edad y género, pero no de otros.
pios del hombre y la mujer ... los tempe- Además, las sociedades contemplan a me-
ramentos que consideramos natos de un nudo la sexualidad de hombres y mujeres
sexo podrían ser meras variaciones del de modo muy diferente: los primeros, ac-
humano, conforme al cual los miembros tivos, viriles y productivos, y las segundas,
de uno u otro sexo o de ambos pueden ser peligrosas, contaminantes o socialmente
educados para emular, con más o menos problemáticos. Las sociedades varían asi-
éxito entre individuos. mismo considerablemente en cómo juz-
Recientemente, algunos feministas post- gan, se representan y regulan las prácti-
estructurales y teóricos del género han
72 ANTROPOLOGÍA FEMINISTA
menos idóneos para determinados roles tural del género en las sociedades no oc-
sociales. cidentales y su impacto en la estructura
Por último, la antropología feminista ha social local.
influido notablemente en los métodos y Los trabajos más recientes se han centra-
teorías de la ARQUEOLOGÍA y, en conse- do en dos grandes campos: primero, la
cuencia, en nuestro conocimiento de la relación entre el concepto cultural de
evolución humana y la sociedad prehis- género y sexualidad y la distribución de
tórica y clásica. Los antropólogos femi- poder en la sociedad, y segundo, las apre-
nistas han revisado nuestras conclusio- ciaciones y cuitas que los estudios postes-
nes acerca de los registros arqueológicos tructurales, poscoloniales y posmodernos
y el papel de las mujeres en la prehisto- han sacado a la luz en el plano más ex-
ria. Un importante efecto en la arqueo- tenso de la antropología feminista, don-
logía ha sido, por ejemplo, la intuición de muchos de sus estudiosos cuestionan
femenina de que los arqueólogos proyec- ahora la utilidad de l a categoría «MUJE-
tan a menudo la noción de género en los RES» y llevan su interés al hecho no sólo
materiales arqueológicos aun cuando no de que las mujeres con diferentes orien-
aparezca en ellos (Conkey y Williams, taciones sociales, étnicas y sexuales ha-
1991). Por ejemplo, por creerse en gene- yan sido oprimidas e ignoradas por las
ral que en la mayoría de las sociedades instituciones androcéntricas patriarcales,
de cazadores-recolectores eran hombres sino también a como ellas mismas opri-
los que cazaban y mujeres las que reco- men e ignoran a mujeres de otras clases,
gían, cuando un arqueólogo hallaba una etnias y orientación sexual. EP
punta de piedra («punta de flecha») se
Véase también ESTRUCTURALISMO, CLASE,
entendía que la región había estado ha-
GRUPOS ÉTNICOS, POSMODERNO.
bitada por cazadores, a pesar de que la
Otras lecturas P. Caplan, 1987; Di Leo-
punta en sí no podía revelarnos explíci-
nardo, 1991b; S. Errington y Atkinson,
tamente quién se había servido de ella.
1990; Ortner y Whitehead, 1981; Philips
La antropología feminista se ha ilustra-
et al, 1987; Smuts, 1985; M. Strathern,
do y enriquecido con una serie de enfo-
1987; Yanagisako y Collier, 1987.
ques de otros campos: culturales, de eco-
nomía política, estructuralismo y postes-
tructuralismo. Los primeros trabajos en
antropología filosófica Rama de
la filosofía que se propone demostrar
esta disciplina giraron en torno a una
que, en razón de la indefinición predo-
amplia gama de cuestiones estructuralis-
minante de su naturaleza, el hombre es
tas y de economía política. Por ejemplo,
ese animal que en gran medida debe de-
uno de los primeros volúmenes publica-
terminarse a sí mismo. Aunque sus orí-
dos sobre la materia, Toward an anthro-
genes son difusos y sus fronteras impre-
pology of women (Reiter, 1975a) estaba
cisas, en su forma moderna arrancó en la
intensamente informado por la ANTRO-
década de 1920 y prosperó sobre todo en
POLOGÍA MARXISTA político-económica.
la filosofía alemana. Tiene vínculos con
Muchos de los autores exploraron el pa-
el existencialismo, la fenomenología y la
pel de la mujer en la familia, la produc-
«filosofía de la vida» de Dilthey (donde
ción y reproducción en su sociedad y sus
la consciencia se entiende en términos
estilos alternos de género y sexualidad.
de experiencia vivida o inmediata). En
Otras obras influyentes (Rosaldo y
su desarrollo ha bebido de las fuentes de
Lamphere, 1974; MacCormack y Stra-
destacados pensadores, como Kierkega-
thern, 1980) demostraron la lógica cul-
ard, Nietzsche, Pascal, Herder, Goethe,
74 ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
Kant, Hegel, Feuerbach y Von Hum- dada. A la luz de esta distinción, Plessner
boldt. Y entre los estudiosos más recien- interpretó la risa y el llanto como res-
tes también relacionados con la antropo- puestas singularmente humanas en si-
logía filosófica destacan Max Scheler, tuaciones en las que la capacidad (me-
Adolf Portmann, Helmuth Plessner, Ar- diadora) del hombre para la excentrici-
nold Gehlen, F.J.J. Buytendijk, Medar dad es anulada. Como sugieren estos
Boss, Ludwig Binswanger, Erwin Strauss ejemplos, un interés prominente de la
y Michael Landmann. antropología filosófica es el estudio de la
Lo que distingue a la antropología filo- dinámica de la creatividad humana, en
sófica es su enfoque ontológico en el virtud de la cual el cuerpo y la mente
hombre como mediador de su propia na- pueden considerarse diferentes, a la vez
turaleza. Según Herder, en cuyas ideas que idénticos, entre sí.
tiene sus raíces la antropología filosófi- Está claro que la antropología filosófica se
ca, el instinto cede su lugar en el hombre opone al dualismo cartesiano. Más que en
a la libertad: el déficit de determinacio- la división absoluta entre cuerpo y mente,
nes específicas pasa a ser condición para su interés se centra en la manera en que
la emergencia de la razón, el conoci- el cuerpo del humano es implícitamente
miento y la reflexión. «Ya no una má- consciente. Como esta manera es irredu-
quina infalible en manos de la naturale- cible a la realidad positiva del mundo fí-
za [el hombre] es un objetivo en sí mis- sico, presenta, en términos de Pascal, una
mo.» En efecto, la antropología filosófica logique du coeur, por encima y más allá
postula un salto cualitativo: «En el hom- de la lógica como tal. Este enfoque tras-
bre no se añade algo simplemente al ani- cendental difiere de la metafísica filosófi-
mal ... [más bien] es él mismo el que se ca tradicional en su interés central en el
basa en un principio de organización hombre en su ser particular, existencial-
completamente diferente ... es el único mente vinculado con el mundo.
que dispone de un mundo abierto» (cita- Considerado desde la perspectiva de su
do en Landmann, 1982). capacidad de crear significado, el hom-
El problema crítico de la antropología fi- bre se presta a la interpretación más que
losófica reside entonces en cómo llevan a la explicación Por consiguiente, en
las limitaciones del hombre como criatu- consonancia con la reacción romántica al
ra a su propia trascendencia. El resulta- pensamiento de la Ilustración, la antro-
do es que un elemento destacado de la pología filosófica se inclina a cuestionar
antropología filosófica trata del carácter la ascendencia de la ciencia. Puede usar
significativo, más que simplemente físi- con provecho la investigación científica,
co, de la biología humana. Por ejemplo, pero manifiestamente rechaza la hege-
en su estudio de la bipedestación, Erwin monía del saber científico. Desde un
Strauss (1966) argumenta que la capaci- punto de vista estrictamente lógico, la
dad moral del hombre se vincula a esta relación entre mente y cuerpo presenta
postura, no causalmente, sino de forma en última instancia una aporía, una in-
inmanente. De nuevo, por ejemplo se- certidumbre existencial que requiere la
gún Plessner (1970), la posición del intervención creativa del propio mundo.
hombre en el mundo puede distinguirse En consecuencia, en la antropología filo-
como «excéntrica» porque, a diferencia sófica el hombre siempre se describe co-
de los demás animales, siempre se en- mo indeterminado, y así, insondable a la
cuentra en cierto modo fuera de su pro- postre en términos científicos.
pio centro, o sea, fuera de su naturaleza En su énfasis existencialista en el hom-
ANTROPOLOGÍA HUMANISTA 75
bre como criatura que debe forjar su pro- la década de 1970 a raíz de la fundación
pio destino, más que como objeto de la de la Sociedad de Antropología Huma-
ciencia, la antropología filosófica se in- nista. Sería erróneo creer, no obstante,
clina por hacer centro de su estudio los que con ello se hace referencia a una ver-
autoconceptos del hombre: sus diversas sión unificada de la antropología, pues en
antropologías. Por ejemplo, en su rico es- los escritos de los autoproclamados antro-
tudio psicológico de un caso de anorexia, pólogos humanistas aparece el esquema a
Binswanger (1958) señaló que la trágica gran escala que se reproduce más abajo.
vida de la paciente puede comprenderse Diferentes estudiosos se identifican con
adecuadamente sólo en términos de su diferentes aspectos del «esquema», y es
intrahistoria, relato autobiográfico de importante tener presente que los antro-
los significados que la paciente se ha au- pólogos que no se denominan humanis-
toconcedido a través de elecciones exis- tas puede identificarse también con una
tenciales que se autoconfiguran. En rela- u otra de los vertientes delineadas. Cua-
ción con el estudio de la CULTURA y la SO- lesquiera que sean las diferencias, las he-
CIEDAD, este enfoque hace causa común terogéneas líneas de lo que hoy se da en
con la antropología profesional moder- llamar «antropología humanista» se han
visto profundamente influidas por la
na, entendiendo a los seres humanos en
obra de las generaciones de antropólogos
términos de sus diferentes autoimágenes
norteamericanos anteriores, como Ed-
culturales: los humanos se configuran en
ward SAPIR y Ruth BENEDICT, por citar a
función de cómo creen ser por naturale-
dos de los más renombrados.
za (Landmann, 1974).
En parte como resultado de la gran in-
Sin embargo, dadas sus aspiraciones
fluencia ejercida por la obra Estética
científicas pese al marcado quiebro hacia
(1909) del filósofo idealista italiano Bene-
la hermenéutica, la antropología profe-
detto Croce en el pensamiento de Edward
sional moderna se ha sentido inclinada a
Sapir (1917, 1934), éste subrayó la impor-
guardar distancia con respecto a las cues-
tancia del estudio de la creatividad del ser
tiones filosóficas. En cambio, la antropo-
humano en respuesta a las fuerzas cultu-
logía filosófica se centra en la cuestión fi- rales e históricas, postulado que hallaría
losófica y básicamente no empírica de la eco en las palabras de una figura señera de
naturaleza ontológica del ser humano. la antropología humanista que proclamó
En comparación con la antropología pro- en el primer número de la revista Anthro-
fesional moderna, la filosófica puede pa- pology and Humanism Quarterly.
recer conjetural y especulativa, así como
huérfana de criterios metodológicos. En El foco principal de la antropología hu-
relación con las ambiciones holísticas de manista, como lo vemos hoy, es el ser
la primera, no obstante, hay mucho que humano individual... [y] su pugna por la
aprender del rechazo del dualismo de la libertad y creatividad dentro de los confi-
segunda. TMSE nes y oportunidades de la naturaleza, la
Otras lecturas Boss, 1965; Buytendijk, cultura y la sociedad (Fratto, 1976).
1968; Gehlen, 1980; Landmann, 1970; Como rúbrica diferente, el estudio de lo
Portmann, 1990. individual (personalidad) en la cultura
mediante el método de la BIOGRAFÍA fue
antropología humanista Deno- propugnado a través de una serie de auto-
minación que ha adquirido una relevan- biografías famosas de nativos norteame-
cia cada vez mayor en la jerga antropoló- ricanos por boasianos como Radin (1920),
Neihardt (1932) y Simmons (1942), al
gica norteamericana desde mediados de
76 ANTROPOLOGÍA HUMANISTA
igual que en otras obras menores reuni- ción en torno al concepto de característi-
das en una colección (E. Parsons, 1922). cas «panhumanas» o «humanidad bási-
De un tiempo a esta parte, esta tradición ca», a menudo derivada del pensamiento
de historias de vida ha sido desarrollada humanista del siglo XIX. Aunque Bene-
en la ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA por los dict argumentó que sociedades diferentes
trabajos de Crapanzano (1977, 1980) en poseían modelos i g u a l m e n t e diferen-
Marruecos y del análisis de Mandelbaum tes de valor o «culturas», no dejó por ello
sobre Gandhi (1973). También se ha en- de insistir en que «seleccionan» estos va-
riquecido con las obras de Langness y lores del mismo caudal de experiencia
Frank (1981) sobre el individuo autobio- «universal» humana (1934a).
gráfico y con el estudio conjunto de len- Aunque es importante reconocer que el
guaje e individuo (Friedrich, 1979). interés de la antropología norteamerica-
Aunque Edward Sapir fue crucial para na por el humanismo tiene raíces histó-
establecer la LINGÜÍSTICA norteamerica- ricas, también es obvio que aparecen
na sobre terreno sólido, moderno y cien- discontinuidades y hasta conflictos en la
tífico, lamentó la compartimentación y articulación dada al tema entre los hu-
especialización en las diversas discipli- manistas de generaciones anteriores y
nas surgidas en torno al estudio científi- los actuales, cisma puntual nacido de
co de la humanidad (E. Sapir, 1929a). Su profundos cambios en el conocimiento
acento en una visión más «inclusiva» o y la representación surgidos a partir de
interdisciplinaria de la CULTURA fue la década de 1960. Han sido varias las
compartida por Ruth Benedict (1948, pp. críticas formuladas a la ciencia (véase
585, 591), quien proclamó que: Kuhn, 1962; Feyerabend, 1975; Sandra
En mi opinión, la naturaleza misma de Harding, 1991) que han socavado las
los problemas planteados y discutidos en incertidumbres científicas en una ver-
las humanidades es más próxima, capítu- dad total (o libre de contexto). La idea
lo a capítulo, a la de los presentes en la an- de que la práctica científica está englo-
tropología que la que aflora en las investi- bada en el contexto social (M. Polanyi,
gaciones realizadas en la mayoría de las 1969; Latour 1979, 1987) hace necesa-
ciencias sociales ... Mucho antes de entrar riamente parcial e incompleta la pers-
en contacto con la antropología había pectiva del observador científico (Hara-
aprendido de la crítica shakespeariana ... way, 1988).
hábitos mentales que en última instancia En general, los antropólogos son más crí-
me hicieron antropóloga. ticos frente al modo en que, en nombre
Esta observación auguraba notablemen- de la ciencia, una generación más vieja,
te la influencia que las humanidades, y incluidas las de inclinación humanística,
en especial la crítica literaria, iban a te- pudiera haber «objetivado» las vidas y
ner en el desarrollo de la antropología experiencias de los pueblos estudiados
teórica en la década de 1970, como que- (R. Rosaldo, 1989). En reacción a los ex-
da manifiesto sobre todo en el trabajo de cesos percibidos, algunos humanistas es-
Clifford GEERTZ (1973), quien reconoció
quivan de entrada la búsqueda de la cer-
su deuda con el crítico literario Kenneth
teza y la generalización a gran escala y
Burke (1966).
optan por la crítica radical de la ciencia.
Si los antropólogos boasianos como Bene- Una generación anterior habría espera-
dict fueron célebremente conocidos como do que la tradición humanista fuera
«relativistas», no es menos cierto que complementaria de la científica más que
compartieron y postularon una vaga no- antagonista. En vez de buscar certidum-
ANTROPOLOGÍA INTERPRETATIVA 77
bres a gran escala, los humanistas actua- concatenadas en el Egipto medieval. Pe-
les podrían sustituir la evocación de la ro su relevancia para la antropología de-
«experiencia vivida» y las «personas re- biera ir más allá del deseo de hacer más
ales» por la etonografía narrativa (Sto- impactantes los textos antropológicos,
ller, 1989), que, como proclaman, permi- pues cuando los antropólogos «reflexi-
te que los «otros» sean oídos gracias a la vos» como Myerhoff (1978), Scholte
colaboración de los antropólogos y sus (1978) y Rabinow (1977) introducen lo
sujetos de estudio para la construcción personal en el relato de sus trabajos de
de una ETNOGRAFÍA. campo manifiestan su propósito episte-
El énfasis en la etnografía narrativa fue mológico de revelar cómo lo que se cono-
posible en parte por la observación com- ce de otra cultura se ve profundamente
partida de que las monografías antropo- influido por las circunstancias en que es
lógicas no son sino creación literaria o conocido, lo cual incluye, por supuesto,
fictio, como señaló C. Geertz (1973) y la posición subjetiva del investigador
pormenorizó Clifford (1988). La noción (Favret-Saada, 1980).
surgió del importante análisis de textos Los antropólogos humanistas son a su
históricos como expresión en forma retó- vez objeto de las críticas más radicales
rica y poética realizado por H. White por parte de los estudiosos actuales de las
(1973), quien a su vez había estado muy humanidades. Por ejemplo, la noción de
influido por el crítico literario Kenneth que hay «valores humanistas» trascen-
Burke (1941). Así, mientras que Bene- dentales, central en cualquier versión de
dict y sus colegas, como Margaret MEAD, la antropología humanista, es duramen-
se sirvieron de imágenes poéticas como te criticada desde el ámbito feminista,
artilugio literario para comunicar de por los foucaultianos y otros. Y la llama-
manera más vivida el conocimiento da al «empirismo radical» (M. Jackson,
científico, en la práctica les faltó poco 1989; Stoller, 1989) se acerca mucho a
para declarar abiertamente que la repre- una «metafísica de la presencia» que se-
sentación del conocimietno antropológi- ría cuestionada por los desconstruccio-
co adopta la forma de una NARRATIVA o nistas (Derrida, 1976; Joan Scott, 1995).
género poético-retórico. La posición del
SC
texto antropológico se ve hoy más com-
Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA,
plicada aún por lo que C. Geertz (1983,
CULTURA Y PERSONALIDAD, ANTROPOLOGÍA
pp. 19-35) llamó el «enmascaramiento»
LITERARIA.
deliberado de géneros. Un experimento
Otras lecturas C. Geertz, 1988; E. Sa-
innovativo particular al respecto tuvo lu-
gar en la década de 1970 cuando el an- pir, 1949.
tropólogo Victor TURNER colaboró con el
director teatral Richard Schechter para
antropología interpretativa Pro-
interpretar etnografías en el escenario porciona simultáneamente una presen-
(Turner, 1982; Turner y Bruner, 1986). tación de otros mundos culturales desde
En consonancia con esta mezcolanza de su seno y reflexiona sobre sus funda-
géneros está el experimento creciente- mentos epistemológicos. Se asocia con la
mente popular de recurrir a la etnogra- Escuela de Antropología de Chicago de
fía cum memoria, como en el caso de Sto- las décadas de 1960 y 1970, en especial
ller y Olke (1987), para la ocasión apren- con la inflexión dada a la ANTROPOLOGÍA
SIMBÓLICA por Clifford GEERTZ. La an-
dices de un brujo, o de Ghosh (1992),
quien investigó el fenómeno de las vidas tropología interpretativa se posicionó
frente a los enfoques puramente com-
78 ANTROPOLOGÍA INTERPRETATIVA
y las que rodean la temática del POSMO- bre la ley y el orden entre los pueblos
DERNISMO. El propio Clifford Geertz prealfabetos. Así, llamó la atención sobre
(1995) es hijo rebelde de los diversos la importante conexión existente entre
funcionalismos de la antropología y la el control y las relaciones sociales, prece-
sociología parsoniana y padre-maestro- diendo así a una generación de investi-
paladín de los etnógrafos enfrentados gadores antropológicos resueltos a deter-
con lo posmoderno. Las cuestiones filo- minar de qué modo se podía establecer y
sóficas suscitadas, refinadas y elabora- mantener el orden en sociedades caren-
das, son perennes. MF tes de una autoridad central, de códigos
y de agentes de la ley. RADCLIFFE-BROWN
antropología legal Los estudios (1933, p. 202) aplicó un enfoque más
antropológicos de las leyes han sido rea- consonante con la jurisprudencia sir-
lizados en el marco histórico y transcul- viéndose de la definición de « l e y » de
tural y han contribuido al desarrollo de Roscoe Pound como «control social me-
teorías evolutivas, correlacionales y et- diante la aplicación sistemática de la
nográficas sobre el control social y cultu- fuerza de la sociedad políticamente or-
ral. Entre los intelectuales europeos del ganizada». Al definir « l e y » en términos
siglo XVIII, la idea de LEY como universal de sanciones legales organizadas, Rad-
era común. Los antropólogos del siglo cliffe-Brown llegó a la conclusión de que
XIX, aun siéndolo de sillón, empezaron a en algunas sociedades más simples la ley
no existía.
documentar las diferencias entre la ley
occidental y otras. En 1861, sir Henry En lo sucesivo, el debate más candente se
MAINE examinó materiales de Europa y centró en si todas las sociedades poseían
la India para señalar que las cambiantes ley (Pospisil, 1958). Si la ley se definía
relaciones en el seno de la ley (de posi- en términos de autoridad políticamente
ción a contrato) eran resultado de los organizada, la respuesta era obviamente
cambios que llevaron a las sociedades negativa; si la ley se definía como « m a -
basadas en el parentesco a otras territo- yoría de procesos de control social», la
rialmente organizadas. Investigadores respuesta era positiva. Pero control so-
posteriores, centrados en los modos de cial pasaba a ser entonces sinónimo de
subsistencia dominantes, argumentaron ley. En la actualidad, la mayoría de los
que las sociedades humanas podían cla- antropólogos prescinden de definir ley,
sificarse a lo largo de una secuencia pro- ya con carácter universal, ya en sentido
gresiva de sistemas legales, desde los de estricto. Recogen cada vez más datos pa-
autoayuda a los que incluían sanciones ra analizarlos conforme a las categorías
penales o compensatorias. Por ejemplo, usadas por los pueblos en estudio o a las
Hobhouse (1906) correlacionó el nivel categorías analíticas del científico social.
económico con tipos de ley, mientras que Pero prosigue el debate acerca de si la ju-
DURKHEIM (1933) asoció los modelos pu- risprudencia occidental es un sistema
nitivos con grados de integración social, popular o analítico.
donde la ley represiva de las sociedades
primitivas era progresivamente reem- Diversidad cultural
plazada por la restitutiva de las socieda- Al analizar la diversidad etnográfica, los
des modernas. antropólogos caracterizaron a menudo a
MALINOWSKI (1926) se sirvió de obser- las sociedades en razón de sus procedi-
vaciones etnográficas directas de campo mientos legales predominantes. Los in-
para cuestionar los extendidos mitos so- formes se ilustraban con términos que
ANTROPOLOGÍA LEGAL 81
naturaleza de las relaciones sociales en- los propios litigantes, no sólo por el pro-
tre las partes en disputa también podría cedimiento legal oficial disponible. Se
predecir el procedimiento que sería apli- reconoce así una teoría legal de usuario
cado en el proceso de decisión. Su hipóte- (Nader, 1990) por los modelos acumula-
sis era que la naturaleza de las relaciones tivos direccionales creados por sus usua-
imponía restricciones en el proceso de re- rios. Como actores en un drama de dis-
solución. El método casuístico fue capital putas, los litigantes constituyen una uni-
en la investigación etnográfica sobre la dad interesante porque al proceso de
ley y el control social durante la década decisión de terceros se suma el concepto
de 1960 y sirvió para destacar la activi- de estrategia. La interacción entre los
dad de diferentes mecanismos en el seno usuarios y su poder relativo mutuo de-
de una misma sociedad. La vergüenza, el vienen factores clave para comprender
ridículo, las lealtades conflictivas, la pe- cómo se crea y cómo se modifica la ley.
lea, además de la negociación, la media- En este modelo, el motivo de la justicia
ción, el arbitraje y la adjudicación reci- adquiere importancia crucial al incorpo-
bieron igual consideración en los trabajos rar la perspectiva de todas las partes del
de campo (Epstein, 1974). Aspectos de caso, una invitación a servirse de la his-
estrategia indicaban las elecciones posi- toria y la comparación como auxiliares
bles a las partes litigantes. Los análisis del método etnográfico.
modulados por los modelos dominantes
fueron reemplazados por otros más flexi-
Sistemas globales y ley local
bles y contextúales. Más adelante se uni-
Aunque el interés por las sociedades par-
ría la noción de poder a los motivos estra-
ticulares puede haber sido una respuesta
tégico y de justicia.
justificada a las teorías previas de labora-
torio, la atención a dichas sociedades como
Etnografía de la ley unidades discretas provocó en su mo-
Los trabajos teóricos de Colson (1953), mento una reacción clara. Las teorías an-
Barth (1966), F. Bailery (1957) y V. T U R - tropológicas se habían hecho más estáti-
NER (1957) infundieron en un modelo cas, más correlacionales y menos intere-
parcialmente estático un proceso de mo- sadas en el cambio, incluso a pesar de que
delación. Pero incluso antes de la apari- los antropólogos estudiaban a menudo
ción de este desplazamiento hacia el pro- sociedades implicadas en un proceso de
ceso emergió una etnografía de la l e y cambio rápido engendrado por el colo-
que ampliaba el punto de vista para in- nialismo político, religioso y económico.
cluir descripciones donde los sistemas le- Enfrentados a un mundo cada vez más
gales no eran instituciones autónomas pequeño y con la continua difusión de las
independientes y aisladas de otras insti- ideas legales occidentales en las colonias,
tuciones de la sociedad. Era una llamada los antropólogos se veían forzados a ir
al estudio del proceso de litigio median- más allá del estudio de las sociedades par-
te un enfoque etnográfico de la ley (Na- ticulares y volver al examen de aquellos
dre y Todd, 1978). Se trataba de describir modelos de cambio estructural más ge-
y explicar los modelos procedimentales nerales, observados por estudiosos ante-
hallados en una sociedad y de evitar el riores como Maine y Durkheim.
caricaturizarlas usando sólo los medios El proceso y el poder son variables críti-
de litigio más sobresalientes o accesibles. cas en un mundo en el que los litigantes
El alcance del trabajo venía delimitado pueden quedar desprovistos de poder, es-
por las vías elegidas o desarrollados por pecialmente en situaciones nacionales y
ANTROPOLOGÍA LITERARIA 83
globales donde la distancia social y física der. Una dimensión introspectiva adicio-
entre los litigantes es grande y las dispu- nal y la influencia de las teorías del SIS-
tas se dan crecientemente entre extraños TEMA MUNDIAL llevaron al examen de las
de poder desigual. La ley en las socieda- fuerzas externas, de macroestructuras,
des establecidas, y en las que no se reco- que influían en las microestructuras tra-
nocen como tales y se caracterizan por la dicionales (Channock, 1985). Los antro-
desigual distribución del poder, no se pólogos han menospreciado regular-
presta fácilmente a las soluciones a pe- mente la medida en que las tradiciones
queña escala en la gestión de disputas en políticas y religiosas occidentales han es-
las comunidades de igual posición. Tal tructurado los aspectos de la ley implica-
desigualdad limita a menudo la acción dos en el control social. Hoy los investi-
casuística, y los antropólogos no tardaron gadores reconocen y examinan los com-
en darse cuenta de que el poder, como ponentes ideológicos del proceso de
concepto central en todo litigio, no podía resolución del litigio.
ser ignorado. Las condiciones de ley es-
tatal, creciente industrialización y sepa- Conclusión
ración de producción y consumo han te- El estudio de la ley como proceso de con-
nido, por tanto, efectos claros en la reso- trol ha progresado con el uso creciente
lución del litigio; cambios tan duraderos de la ley como control. Aunque ha sido
como el de las sociedades nómadas a las usada como medio de poder y movilidad,
basadas en la agricultura. para ejercer control sobre los recursos
Tanto los materiales históricos como la humanos y naturales, los antropólogos
observación contemporánea son útiles han de estudiar aún funciones de la ley
para el examen crítico de la ley como no directamente relacionadas con el con-
agente de cambio (Starr y Collier, 1989). trol. En los procesos legales hay elemen-
La investigación sobre la l e y y el poder tos que van más allá de la política de po-
del estado ilustra que la primera no es der y control, que abren vías para definir
neutra sino, más bien, políticamente ac- las relaciones sociales, que proporcionan
tiva y creada por y para los grupos en el entretenimiento y drama, que crean
poder (J. Barnes, 1961). Cuanto más nuevos derechos y remedios e institucio-
atienden los antropólogos a escenarios nes, y que definen la cultura como pro-
donde reina la ley o el control social gu- piedad. LN
bernamentales, en lugares con nación- Otras lecturas Greenhouse, 1986; Merry,
estado plenamente desarrollada, tanto 1990; S. Moore, 1986a; Rose, 1992.
más centran sus estudios en torno a la
ley con exclusión de otros sistemas de antropología literaria Deriva de
control social. Aunque los estudios etno- los estudios de crítica de textos, semióti-
gráficos tradicionales de sociedades par- ca, psicoanálisis, hermenéutica y filosofías
ticulares han dejado de representar un fenomenológicas de las décadas de 1960
modelo útil en estas circunstancias, la y 1970 propulsores de una perspectiva
perspectiva etnográfica puede aplicarse posmoderna y piedra de toque de los an-
creativamente al conocimiento dinámico tropólogos literarios paladines del POS-
de la ley en las sociedades complejas. MODERNISMO en la antropología de fina-
En la década de 1980, los etnógrafos de- les de la década de 1970 y siguientes.
sarrollaron modelos etnohistóricos de Aunque rara vez se proclamaron «escue-
ley que combinaban la historia y la etno- l a » , entre sus principales figuras están
grafía en un marco de estructuras de po- James Clifford (1982), Vincent Crapan-
84 ANTROPOLOGÍA LITERARIA
zano (1992), George Marcus y Michael tiene que ver con el hecho de que algu-
Fisher (1986), Paul Rabinow (1988) y nos de los conceptos básicos, como «sig-
Renato Rosaldo (1989), cuyo proyecto es- nificado», «constructo» y «traducción»,
tá en deuda con la obra de Victor TURNER no han sido claramente definidos, lo
(1982) y en especial con Clifford GEERTZ cual hace implausible el proceso de cons-
(1973, 1983), cuyas opiniones fueron pa- truir una interpretación de significado
ra aquellos poco menos que la Vulgata. porque la connotación de «significado» y
Una primera norma de la antropología «constructo» es imprecisa. Un segundo
literaria es que el análisis cultural debe problema, relacionado con el primero,
proceder como si «penetrara» en el «texto consiste en que los antropólogos litera-
literario», ya que la cultura de un pueblo rios han obviado cualquier consideración
es como un «conjunto de textos» (Geertz, de los problemas de validación de la in-
1973, pp. 452, 448). Así, el objetivo del trepretación (Carrithers, 1990; P. Roth,
análisis no es explicar cómo operan los 1989; Sangren, 1988; Jonathan Spencer,
eventos sociales y culturales —ya sean dis- 1989). Como señaló Geertz (1973, pp. 20,
cursos, prácticas o instituciones—, sino in- 24), ello significa que los etnógrafos es-
terpretar qué significan. En esta perspec- tarían «conjeturando significados» y que
tiva CULTURA es, en la famosa metáfora « y a produces una interpretación, ya no,
de Geertz, «red de significados» de la que ya das con el quid, ya no». El rechazo de
«penden» los humanos (1973, p. 5). Si la la validación por parte de los antropólo-
hermenéutica es la interpretación del gos literarios no es característico de to-
significado, una segunda ley de la antro- dos los estudiosos del significado. Eco
pología literaria es, por tanto, la de ser (1990), Goodenough (1965a), Habermas
hermenéutica cultural. (1971), Ricoeur (1971), Schutz (1967) y
Una tercera norma para quienes culti- Max WEBER (1949b) han tratado de en-
van tal hermenéutica es que debe practi- contrar procedimientos que permitan
carse un tipo de ETNOGRAFÍA específico, llegar a interpretaciones válidas.
que Geertz (1973, p. 10) llama «DESCRIP- Y una norma final de muchos antropólo-
CIÓN DENSA» porque implica el análisis gos literarios es el rechazo de la ciencia
de las prácticas como «si se tratara de leer por ser una metanarrativa epistemológi-
(en el sentido de "lectura como construc- ca: la historia moderna de historias de
to") un manuscrito». Una «lectura», es cómo conocen las gentes y la teoría pos-
decir, una interpretación de estas prácti- moderna se basan en la «incredulidad
cas implica una TRADUCCIÓN, o sea, el frente a las metanarrativas» (Lyotard,
traslado del universo de significados de 1984, p. 4). La crítica a la antropología
un grupo de manera inteligible a otros. literaria se basa, pues, en última instan-
De hecho, los etnógrafos construyen lec- cia, en si proporciona razones creíbles
turas de lecturas, que incluyen: (1) lo para rechazar la ciencia y si su etnogra-
que los nativos creen que quieren decir; fía es una herramienta epistemológica
(2) lo que los informantes nativos creen más rigurosa que la ciencia que se propo-
que quieren decir los nativos; (3) lo que ne reemplazar.
los etnógrafos creen que quieren decir los
informantes; y (4) lo que los etnógrafos El caso de los antropólogos literarios con-
creen que su audiencia desea saber acer- tra la ciencia se formula de una de tres
ca de lo que los nativos quieren significar. formas: a partir de sus propios argumen-
La descripción gruesa ha dado lugar a tos, de los producidos por los filósofos
dos clases de incertidumbre. La primera hermenéuticos, o de los presentados por
los filósofos relativistas de la ciencia. Al
ANTROPOLOGÍA MARXISTA 85
mentos y lugares históricos y, por consi- turas o niveles económicos, sociales, po-
guiente, necesitan una referencia a y un líticos o religosos, también tienden a ex-
conocimiento de eventos y relaciones por pandir la noción de «lo económico» y la
lo común desatendidos en los análisis «producción» en formas muy interesan-
«de época». Los problemas conceptuales tes. Estos estudios tienden asimismo a
y metodológicos con que se enfrenta el ser más etnográficos y menos acordes
análisis evolutivo e histórico son, por con la simple imposición de etiquetas de
tanto, complejos, pero esta complejidad época.
sólo puede ser explorada si se reconoce la
distinción entre los dos modos de análi- Capitalismo
sis. Lamentablemente, la mayoría de los Un tercer campo de la antropología mar-
análisis evolutivos siguen exclusivamen- xista hace referencia a los estudios de las
te procedimientos y supuestos «de épo- propias sociedades capitalistas y a la pro-
ca». Por tanto, la etnografía —en térmi- pagación del capitalimso en relación con
nos de la oposición aquí examinada, las sociedades precapitalistas.
«historia» en sentido antropológico— pa- El examen de las sociedades capitalistas
sa a ser auxiliar de los análisis de los mo- explora un amplio margen de problemas
dos de producción de época, y la casuísti- y cuestiones etnográficas: el TRABAJO y
ca etnográfica, ejemplo icónico de los las relaciones laborales, prácticas e ideo-
modos de época particulares a los que se
logías en talleres y fábricas, relaciones
asigna.
de GÉNERO en el hogar, en las comunida-
El segundo enfoque amplía también el des y en comercios y fábricas, formación
análisis marxista a las sociedades preca- e ideologías de la comunidad, y acción
pitalistas, pero concede especial atención política, resistencia o aquiescencia. Lo
a la relación entre «infraestructura» y que todos estos estudios tienen en común
«superestructura» en situaciones preca- es que (1) están realizados en sociedades
pitalistas. Usando un análisis del tipo capitalistas; y (2) encuentran interesan-
aplicado a los modos de producción, te algún aspecto del análisis marxista del
atiende a temas antropológicos clásicos capitalismo (por ejemplo, su análisis de
como l a RELIGIÓN, el PARENTESCO y l a OR- la forma de los bienes de consumo, la
GANIZACIÓN SOCIAL (Meillasoux, 1981; circulación de éstos y el «fetichismo»
Terray, 1972). Aquí la gama de análisis que los rodea, o su análisis de la relación
y posiciones discurre ampliamente des- capital-trabajo).
de las interpretaciones directamente El estudio de la expansión histórica del
mecánicas, como las precedentes (que capitalismo en relación con las socieda-
entienden la organización social y cre- des precapitalistas es tanto histórico co-
encia religiosa como funciones simples o mo etnográfico. Puede examinar las con-
resultados determinados por procesos y secuencias del desarrollo del capitalismo
relaciones de producción), a estudios que para grupos y sociedades que no lo cono-
exploran la manera en que las relaciones cen, como las de HORTICULTORES o CAM-
de parentesco, o credo y práctica religio-
PESINOS, o sistemas de ESTADO plenos o
sos, sirven (en parte, y además de otros
civilizaciones basadas en formas tributa-
cometidos) para organizar y movilizar
rias de organización política y económi-
los propios procesos de producción. Aun-
ca. Estos estudios inciden necesariamen-
que estos estudios son susceptibles de
te en procesos de COLONIALISMO e impe-
presentaciones FUNCIONALISTAS (y con
rialismo y proceden en los planos de
frecuencia han caído en ellas) de estruc-
proceso y estructura a la vez. Desde el
88 ANTROPOLOGÍA MÉDICA
cault, que ponen énfasis en la naturaleza bir las interacciones entre mente, cuerpo
social-construccionista de la realidad y y sociedad.
en el poder social inherente a institucio-
nes hegemónicas como la «biomedicina». Enfoques aplicados
Lo que ambos movimientos tienen en co- El interés en los aspectos aplicados de la
mún es la demanda de una nueva refle- antropología médica no ha cesado desde el
xión fundamental sobre las premisas y comienzo de la disciplina. Se consideran
objetivos de la antropología médica. dos ramas, la clínica y la relacionada con
La orientación político-económica de la la sanidad pública. La antropología médi-
AMC considera las cuestiones de la salud ca clínicamente aplicada se conoce mejor
en contexto con fuerzas políticas y econó- por el uso que hace de modelos explicati-
micas más poderosas que modulan las re- vos para explorar las diferencias concep-
laciones humanas, configuran el compor- tuales entre las percepciones respectivas
tamiento social y condicionan la expe- del médico y del paciente en lo tocante a
riencia colectiva (Merrill Singer, 1989). la enfermedad y la dolencia. Los antropó-
Los macroprocesos mundiales como el logos clínicos trabajan en escenarios bio-
CAPITALISMO se ven como fuerzas domi- médicos con los terapeutas y contribuyen
nantes que modelan la práctica clínica e al suministro de cuidados médicos, apli-
influyen en la distribución de las enfer- cándose al propio tiempo al adiestramien-
medades. La medicina se ve no sólo co- to de futuros profesionales. Sin necesidad
mo un conjunto de procedimientos y tra- de postulados teóricos, puede interpretar-
tamientos, sino también como un con- se como teoría y métodos antroplógicos en
junto particular de relaciones sociales e relación con el vasto temario de la salud,
ideología que las legitima. El reconoci- la enfermedad y la atención sanitaria. La
miento del carácter central de de las di- investigación realizada por los antropólo-
mensiones político-económicas de la en- gos médicos clínicos atiende pormenori-
fermedad y la curación, así como las desi- zadamente a opciones de atención sanita-
guales relaciones sociales entre sanadores ria, creencias sobre la enfermedad y
y paciente, son las características princi- eventos vitales como el PARTO o la meno-
pales de este enfoque. pausia; también, en sentido amplio, al es-
La segunda rama de la AMC cuestiona tudio de las influencias culturales en el
la epistemología y la universalidad de comportamiento del paciente, la distri-
los supuestos subyacentes a la teoría y la bución de la enfermedad, la experimen-
práctica de la medicina occidental, con- tación de la dolencia (por ejemplo, dolor)
vencionalmente exentos de análisis cul- e interacciones de terapeutas y pacientes
tural en la antropología médica. Este en- (por ejemplo observancia del régimen te-
foque ha dado lugar a la denominación rapéutico). Forman parte también del
«biomedicina». Antropólogos médicos campo de estudio macroaspectos como
como Lock y Scheper-Hughes (1996) los sistemas de prestación sanitaria insti-
abogan por el abandono de la noción ac- tucional y los contextos políticos y econó-
tual de cuerpo y mente como vía para micos (Chrisman y Johnson, 1996). Algu-
conocer en profundidad la planificación nos antropólogos médicos clínicos son
y el suministro de cuidados médicos en empleados por hospitales y clínicas como
las sociedades occidentales. La separa- mediadores culturales e intérpretes.
ción de cuerpo y mente en la ciencia bio- La investigación en la antropología mé-
médica es tan marcada que se requiere dica aplicada a la salud pública ha gana-
un vocabulario más preciso para descri- do relevancia en los últimos decenios
92 ANTROPOLOGÍA MUSEÍSTICA
(Coreil y Mull, 1990). Cada vez son más de toda la costa de América del Norte
los antropólogos médicos empleados en hasta la bahía de Yakutat en Alaska. Su
programas de salud internacionales, en misión consistía en recoger información
particular debido al énfases programáti- y muestras de minerales, animales y
co en la atención sanitaria primaria y las plantas: «objetos propios del ámbito de
intervenciones en terapias de nutrición y la antropología y la etnografía», que se
rehidratación oral que requieren partici- pueden ver hoy en el Museo de América
pación comunitaria. Los antropólogos de Madrid. Los viajes de exploración
han intervendio en todos los aspectos de más famosos de este período son los rea-
estos planes, incluidos la identificación y lizados por el capitán James Cook, que,
el análisis de problemas y la evaluación aun sin instrucciones específicas de ha-
de problemas sanitarios específicos. cer acopio de muestras, se preocupó de
PB, KHT y JH obtenerlas y lo hizo en gran abundancia.
Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA, Más de dos mil piezas de lo obtenido se
DIETA, DROGAS, ETNOBOTÁNICA, ETNOPSI- encuentran en diferentes museos de todo
COLOGÍA, ROL, SUFRIMIENTO, TRANCE. el mundo (Kaeppler, 1978). Algunos de
los artefactos cedidos al Museo Británico
antropología museística La ob- se presentaron en la sala Otaheti. En el
tención de artefactos procedentes de lu- viaje realizado por Vancouver en 1792 a
gares «exóticos» tiene larga tradición en la costa noroeste de América y al Pacífi-
los países occidentales. La conjunción re- co, el botanista Archibald Menzies había
nacentista de la era de las exploraciones recibido instrucciones precisas para es-
y el desarrollo de la cultura humanista tudiar las «costumbres nativas» y reco-
culminó en una explosión de curiosidad ger muestras etnográficas. El objetivo de
por los nuevos lugares descubiertos, de la iniciativa era educativo y, así, los mu-
los que se coleccionaron objetos de toda seos podrían ilustrar a sus visitantes
clase. Esta cosecha fue la base para crear acerca de las variadas aptitudes creativas
tantas Kunst und Wunderkammern («ga- de la humanidad. La colección fue cedi-
binetes de curiosidades») por parte de da al Museo Británico en 1796 (J. King,
reyes, príncipes, arzobispos y otros (Po- 1981, p. 11).
mian, 1990, p. 36). A finales del siglo Con el auge de la disciplina de la antro-
XVIII, estos gabinetes de curiosidades pri- pología en el siglo XIX, una de sus ver-
vados se convirtieron en museos. El go- tientes privilegiadas fue la de reunir ma-
bierno británico adquirió en 1753 la co- teriales y objetos etnográficos. El contex-
lección de sir Hans Sloane y estableció to colonial occidental creó el escenario
así el núcleo del que sería el célebre Mu- idóneo para hacerlo, con la exportación
seo Británico. A su vez, el museo de sir consiguiente de lo reunido a la metrópo-
Ashton Lever fue trasladado a Londres li (Clifford, 1988). Los significados cul-
en 1774, convirtiéndose en el Leverian turales de los objetos para sus creadores
Museum, y el de W i l l i a m Bullock pasó carecían de interés para los coleccionis-
de Liverpool a Londres en 1809. tas de los siglos XIX y XX, que, al margen
A medida que las actividades de explora- de la motivación impulsada desde los
ción fueron organizándose hacia finales museos, podían ser meros comerciantes,
del siglo XVIII, la recolección de curiosi- propietarios de plantaciones, misioneros
dades artificiales y naturales fue espec- o funcionarios del gobierno.
tacular. El gran viaje realizado por Ma- Los museos son los «autoproclamados
laspina de 1789 a 1794 le llevó a lo largo guardianes del material de otros y autoin-
ANTROPOLOGÍA POLÍTICA 93
vestidos intérpretes de las historias de és- mente sus cualidades estéticas, recupe-
tos» (Ames, 1992, p. 140). Las piezas ex- rándolos de la Naturaleza e insertándo-
puestas en los museos siempre han refle- los en la cultura.
jado los supuestos culturales de sus crea- Los museos como «autoproclamados
dores, comisarios y expositores. También guardianes del material de los Otros»
han articulado mensajes sobre la identi- son hoy muy discutidos. Muchos de los
dad nacional y las relaciones de la nación descendientes de quienes crearon y usa-
con esos «Otros», y su ubicación diferen- ron los objetos etnográficos expuestos en
cial en la escala evolutiva (Karp y Lavine, los museos de todo el mundo reclaman
1991). Los foráneos pasaron a ser los «pri- su repatriación cultural, desde los grie-
mitivos», nosotros los «civilizados», y la gos, que piden la devolución del friso del
ubicación de estas piezas en museos de Partenón expoliado por lord Elgin y ex-
historia natural situó a los «Otros» en la puesto en el British Museum, hasta los
Naturaleza más que en la cultura. zuñi, que reclamaron (y a la postre obtu-
Además, la mera presentación de esas vieron) al Smithsonian Museum sus dio-
piezas de colección ponía de manifiesto ses de la guerra. La repatriación cultural
la historia del imperialismo occidental y es tema candente en el mundo museísti-
defendía la rectitud del colonialismo y el
co, ya que está claro que la legislación
saqueo económico y cultural que lo ca-
actual, como la Ley de Repatriación Na-
racterizó (Pomian, 1990). Las coleccio-
tiva Americana, apoya el retorno de la
nes del siglo XIX reflejaban el poder de
propiedad cultural y amenaza así la exis-
Occidente para clasificar y definir a los
tencia del propio museo. PR y AR
«Otros» a fin de justificar el poder y el
control sobre ellos. Sin embargo, las ideas
antropología política Centrada
acerca de la identidad nacional y la rela-
en el estudio de la ley, el orden, el con-
ción entre la nación y el resto del mundo
flicto, el gobierno y el poder, sus oríge-
han cambiado con el tiempo, y así se ha
nes se encuentran en nociones y concep-
reflejado también en el modo en que los
tos de los teóricos de la evolución social
museos imparten el saber, al igual que
del siglo XIX como sir Henry MAINE
en la modalidad del mismo.
(1861), quien distinguió entre las socie-
Los artefactos de los Otros aparecen hoy
dades organizadas por posición y por
también en los museos de arte. Aunque
Picasso y Vlaminck reconocieron la cali- contrato legal, y Lewis Henry MORGAN
dad estética del arte africano y de Ocea- (1877), que, atendiendo al territorio y al
nía a principios del siglo XX, los artefac- parentesco, estableció las bases diferen-
tos rituales no fueron bien recibidos en ciales del GOBIERNO. Debe asimismo par-
los museos de arte hasta después de la se- te de sus orígenes a las discusiones acer-
gunda guerra mundial. En la exposición ca de las relaciones de orden moral y OR-
de arte primitivo del Museo de Arte Mo- GANIZACIÓN SOCIAL presentes en los
derno de Nueva York se usaron numero- escritos de Émile DURKHEIM (1933),
sas muestras etnográficas de muchas Max WEBER (1968) y Karl Marx (1887).
partes del mundo, igualando así el arte Desarrollos teóricos más recientes proce-
cronológicamente remoto en nuestra den de Michel Foucault (1977b), Pierre
historia con el espacialmente distante de Bourdieu (1977) y Anthony Giddens
los «exóticos» Otros ( W . Rubin, 1984). (1984), centrados en la estructura de PO-
Esta transformación del significado de DER en la sociedad.
los artefactos de Otros reconoce plena- Hoy la antropología política es el pro-
ducto de dos diferentes legados. El pri-
94 ANTROPOLOGÍA POLÍTICA
mero, inicialmente asociado con la an- lítica, y quizá la más infuyente, tiene su
tropología cultural en Estados Unidos, origen en la experiencia del TRABAJO DE
siguió centrado en las cuestiones compa- CAMPO antropológico y en la necesidad
radas e históricas de cómo y por qué sur- práctica asociada a la ubicación del po-
gieron los sistemas políticos. El segundo, der en las sociedades no occidentales. Es-
asociado con la antropología social britá- te fue el objetivo explícito de la obra ca-
nica, se interesaba más bien en el desa- pital en este campo, African political Sys-
rrollo de la política en diferentes socie- tems (Fortes y Evans-Pritchard, 1940b)
dades y en el papel que desempeñaban que, basada en un conjunto de descrip-
en ellas los individuos. ciones y análisis de sistemas de gobierno
La aparición del estado ha sido desde centralizado y descentralizado en África,
siempre uno de los principales intereses dividía a las sociedades en dos tipos: «es-
teóricos de los antropólogos interesados tados primitivos» que poseían institucio-
por la evolución de las formas de socie- nes de gobierno y «sociedades sin esta-
dad. Durante decenios, los antropólogos do» que carecían de ellas. Este estudio, y
estudiosos de la evolución, al i g u a l que ejemplos de trabajo de campo detallado
los arqueólogos, han clasificado a las so- sobre los sistemas políticos, como el de
ciedades en categorías tales como BAN- EVANS-PRITCHARD (1940) sobre los nuer
DAS, TRIBUS, JEFATURAS y ESTADOS para y de FORTES (1945) sobre los tallensi,
debatir seguida y comparativamente los inspiraron a toda una generación de in-
méritos respectivos de una u otra tipolo- vestigadores a concentrarse en las dife-
gía (Fried, 1967; Service, 1975). En to- rentes formas en que el poder político
dos los esquemas planteados se concede podía integrarse en las relaciones de PA-
al conflicto el papel protagonista. Sin RENTESCO, las prácticas RITUALES, los SIS-
embargo, aunque la GUERRA ha sido tra- TEMAS DE EDAD y otras instituciones para
dicionalmente estudiada como medio el mantenimiento del orden que no re-
con un fin evolutivo (Otterbein, 1970), querían de organismos gubernamenta-
sólo recientemente ha sido objeto de es- les. Este enfoque adquirió gran relieve
tudio como institución (Turney-High, entre los administradores coloniales, an-
1949; R. Ferguson, 1995; Otterbein, siosos de saber cómo gobernar y contro-
1994). Este nuevo enfoque de la VIOLEN- lar a sus nuevos «subditos», de modo que
CIA en el mundo contemporáneo ha he- el papel desempeñado por los antropólo-
cho que esta rama de la antropología po- gos en ayuda del COLONIALISMO ha sido
lítica destacara mucho más que en el pa- muy debatido en los últimos decenios
sado. Por ejemplo, aunque la VENGANZA (Asad, 1973; Kuklik, 1991). Está claro,
(como forma de conflicto contenible) fue no obstante, que los resultados de estos
una de las primeras instituciones políti- trabajos, en particular en África, abrie-
cas estudiadas, sólo recientemente han ron nuevos caminos a la antropología.
sido objeto de investigación antropológi- Uno de éstos hace referencia a la cues-
ca los incontenibles efectos (y no sólo las tión del conflicto y de su resolución, cen-
causas) de la violencia organizada en sus tro destacado del interés de la llamada
diferentes manifestaciones étnicas, polí- escuela de Manchester. Impulsada por
ticas, sectarias, religiosas y económicas los trabajos precursores de Max GLUCK-
(Nordstrom y Martin, 1992), junto con MAN y sus pupilos, animaba a los antro-
las posibles soluciones, como la media- pólogos a estudiar los mecanismos socia-
ción y la RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS. les para gestionar la tensión intersocie-
La segunda rama de la antropología po- taria y el cambio. Gluckman, formado
ANTROPOLOGÍA POLÍTICA 95
junto con los de los aztecas, bunyoros y logía «no podía eludir la necesidad últi-
swazis, en perfecta consonancia con los ma de poner a prueba sus análisis de los
intereses primarios de la antropología modelos llamados "social" o "cultural"
política, campo que en la actualidad se en términos de las realidades individua-
ha revitalizado considerablemente para les» y que «no podemos comprender to-
atender a cuestiones más allá de las ins- talmente la dinámica de la cultura, de la
tituciones de gobierno y a la capacidad sociedad, de la historia sin tener en
de hacer frente a nuevas cuestiones de cuenta antes o después las relaciones re-
orden, desorden y proyecciones de poder ales entre los seres humanos».
que configurarán los parámetros de la
investigación en el futuro. ASi Antropología y psicoanálisis
Otras lecturas Balandier, 1970; Lewe- Algunos de los primeros antropólogos
llen, 1992; Vincent, 1990. modernos se sintieron intrigados por
muchos aspectos de la teoría psicoanalí-
antropología psicológica Abor- tica recién desarrollada por Sigmund
da el estudio comparado de la experien- Freud que podían ser aplicados al estu-
cia, el comportamiento, los hechos y los dio de la cultura. De manera similar,
artefactos humanos desde una perspecti- Freud y la mayoría de los primeros freu-
va dual, sociocultural y psicológica, las dianos se interesaron en las relaciones
más de las veces psicodinámica. La disci- entre psique y cultura (véase, por ejem-
plina emergió a principios del siglo XIX plo, Freud y Oppenheim, 1958; Money-
como intento de comprender nuestra hu- Kyrle, 1930; Reick, 1931). En una serie
manidad común, dirigida por figuras co- de trabajos, sobre todo en su controverti-
mo Franz BOAS y sus discípulos: Edward do Totem and taboo (1918), Freud abor-
SAPIR, Ruth BENEDICT, Margaret MEAD, dó la cuestión de la naturaleza y origen
Melville HERSKOVITS. La antropología de la cultura influido por W. Robertson
psicológica abarca un arco de enfoques SMITH (1889), Atkinson (1903) y Dar-
teóricos desde el positivismo científico, win (1871), así como por la biología la-
que comprende objetividad y método marckiana (Suárez-Orozco, 1994).
científico, hasta diferentes humanismos La crítica vertida por MALINOWSKI sobre
hermenéuticos que destacan el papel de la teoría freudiana representó un punto
la subjetividad en el trabajo de campo y de encuentro clave entre el psicoanálisis y
la literatura (Suárez-Orozco, 1994). la antropología. Según Freud, el comple-
La antropología psicológica se ha pro- jo de Edipo (con el hijo prendado de la
puesto hacer del cultivo del espacio teó- madre y deseoso de librarse del padre)
rico en el que surge el individuo como era un evento psicológico central y carac-
agente activo en el campo de la cultura terística universal y específica de la natu-
su principal objetivo. Históricamente, raleza humana. Examinando este modelo
los antropólogos psicológicos han critica- psicológico a la luz de datos comparado
do aquellos enfoques de la condición hu- extraídos de escenarios no occidentales,
mana que privilegian un plano de análi- específicamente de las islas Trobriand,
sis (como el cultural) a expensas de otros Malinowski (1929) rechazó la universali-
(como el psicológico). Sapir, por ejemplo, dad del complejo de Edipo clásico. Los
rechazó el hiperdeterminismo cultural matrilineales trobriandeses definen su li-
de Alfred KROEBER (1917a) postulado en naje por vía femenina, de modo que el ni-
su modelo «superorgánico» de CULTURA. ño «pertenece» al grupo materno y here-
Sapir (1917) argumentó que la antropo- da sus bienes del hermano de la madre,
ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA 97
que, además, posee la competencia disci- dad. De ahí que los estudios acerca de la
plinaria y de autoridad. En cambio, el pa- socialización fueran cruciales en la an-
dre trobriandés es generalmente la figura tropología psicológica y otras disciplinas,
benevolente e indulgente en la vida del aunque con diferente terminología, co-
niño. Así, argüyó Malinowski, en la socie- mo «control del impulso» (psicoanálisis),
dad de las Trobriand no hubo evolución «adquisición de roles» (sociología) y
alguna del complejo de Edipo tradicional. «CULTURIZACIÓN» (antropología) (LeVi-
Los muchachos trobriandeses no abriga- ne, 1982, pp. 61-68).
ron jamás fantasías hostiles hacia sus pa- Un ejemplo de esta colaboración inter-
dres ni Malinowski descubrió en su ex- disciplinaria lo ofrecen los estudios de
presión vital fantasía sexual alguna en Abram Kardiner, psiquiatra psicoanalis-
torno a la madre. Más bien señaló que los ta que trabajó con antropólogos como
muchachos trobriandeses abrigaban ani- Ralph LINTON, Cora Du Bois y Ruth
mosidad para con el hermano de la madre Bunzel en la aplicación de la teoría psi-
y fantasías sexuales respecto a sus herma- coanalítica a los ESTUDIOS TRANSCULTU-
nas. RALES en un intento de reconciliar los
Freudianos como Geza Roheim (1950) postulados básicos del psicoanálisis con
rechazaron las interpretaciones de Mali- la idea antropológica del RELATIVISMO
nowski. Ernest Jones (1925) afirmó que CULTURAL (Benedict, 1934a). Kardiner
la creencia de los isleños trobriandeses basó sus argumentos en la noción psicoa-
en la ausencia de conexión entre la act- nalítica central de que la experiencia in-
vidad sexual y la procreación era tanto fantil modela profundamente la estruc-
una negación del modelo edípico de la tura y la función de la personalidad
sexualidad paterna como ejemplo de adulta. Sin embargo, como puso cada vez
hostilidad inconsciente hacia el padre. más de manifiesto el registro etnográfi-
Condición similar, sostenían los freudia- co, las experiencias infantiles variaban
nos, a la negación de la aportación pater- considerablemente de una cultura a otra.
na en el curioso motivo de la concepción Kardiner razonó que si el modelo psicoa-
inmaculada (virginal) de los héroes po- nalítico patrón de «determinismo de la
pulares indoeuropeos (Rank, 1914). Más infancia» era correcto, las diferentes
recientemente, en un detallado reexa- prácticas de crianza infantil habrían de
men del material trobriandés de Mali- producir variaciones correspondientes
nowski, Melford Spiro (1982, 1992a) lle- en la estructura de la personalidad adul-
gó a la conclusión de que, efectivamente, ta. En The individual and his society
revela un complejo de Edipo particular- (1939), Kardiner introdujo un conjunto
mente acusado. adicional de conceptos relativos a las ex-
periencias tempranas de socialización,
Infancia y cultura funcionamiento ulterior de la personali-
Las cuestiones de SOCIALIZACIÓN, NIÑOS y dad y «sistemas proyectivos de la cultu-
CULTURA han compuesto siempre una r a » argumentando que cada cultura
área permanente de interés en antropo- cuenta con un conjunto de «instituciones
logía psicológica. Tanto el psicoanálisis primarias» que esencialmente represen-
europeo como la psicología conductista tan modos de crianza infantil. Por ejem-
norteamericana han considerado crítica plo «entre las instituciones primarias
la socialización en edad temprana para cuentan la organización familiar, la for-
comprender diversos aspectos del fun- mación intragrupal, las disciplinas bási-
cionamiento, incluso adulto, en la socie- cas, la alimentación, el destete, el cuida-
98 ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA
nales. Algunos de estos estudios se basan tos laborales y sindicalistas en los centros
en unidades territoriales, como los ve- urbanos de los países en desarrollo (Eps-
cindarios; otros examinan tramas socia- tein, 1958). Otros analizan el crecimiento
les, redes relacionales que vinculan a desproporcionado de las ciudades punte-
personas que pueden vivir o no en proxi- ras a expensa de las regionales de resul-
midad inmediata. Las tramas sociales tas del desarrollo económico en países
urbanas son a menudo inubicables, ex- del tercer mundo.
tendiéndose desde las áreas rurales ori- Los antropólogos urbanos han estudiado
ginarias a los grandes asentamientos ét- exhaustivamente la emigración rural a
nicos de las ciudades (Boissevain, 1974; la ciudad y han puesto de manifiesto la
Gmelch y Zenner, 1995). fragilidad de la proposición de que a me-
La antropología urbana analiza también dida que los campesinos se asientan en
los problemas característicos de las gran- las ciudades va desintegrándose su orden
des ciudades, como el crimen, el desor- social y su vida cultural, argumento fun-
den social, la pobreza, la indigencia y la damental para la teoría del urbanismo
precariedad de los que carecen de techo, como modo de vida. Los estudios sobre
así como la condición de los transeúntes. los colectivos marginales surgidos de re-
Estos estudios tratan de la organización sultas de la migración masiva desde el
social y las prácticas culturales de dife- campo a la ciudad en países en vías de
rentes grupos urbanos, como las bandas desarrollo durante las décadas de 1960 y
(Suttles, 1968), los pobladores étnicos 1970 revelaron que no daba lugar a la
(H. Gans, 1962), las redes de parentesco anarquía, sino a nuevas formas de orden
(Stack, 1974), los alcohólicos vagabun- social, planificación y estructura institu-
dos (Spradley, 1970) y los criminales y cional (Peattie, 1968; Mangin, 1970; B.
prostitutas (Merry, 1981). Suelen exten- Roberts, 1978).
derse a los sistemas de regulación buro- La antropología urbana ha centrado
crática, política urbana, administración siempre su interés en la situación del ur-
asistencial, renovación urbana y condi- banita pobre. En sus controvertidos tra-
ciones económicas que configuran a las bajos, Oscar Lewis (1966) declaró que
comunidades locales. Otros temas de es- existía una CULTURA DE LA POBREZA, for-
tudio se centran en los sistemas de con- ma de vida uniforme surgida entre los
trol social formal, como la policía, los más pobres en una variedad de ambien-
tribunales y las prisiones. tes urbanos en México, Puerto Rico y
Pese a la concentración de este tipo de Nueva York. Y aunque este concepto ha
investigaciones en Estados Unidos y sido muy criticado, constituyó un impor-
Gran Bretaña, la antropología urbana es tante esfuerzo por teorizar sobre los im-
una disciplina comparativa. Los estudios pactos sociales de la existencia en las
sobre el parentesco y la vecindad en las márgenes económicas de una gran ciu-
ciudades británicas (Michael D. Young y dad industrial (Valentine, 1968). Investi-
Willmott, 1957) y norteamericanas (Lie- gaciones más recientes atienden a las co-
bow, 1967: Lamphere, 1987) encuentran munidades locales existentes en las
su paralelo en otros similares realizados grandes ciudades industriales como pro-
en la India (Lynch, 1969), Suráfrica (Phi- ducto del desarrollo creado por el capita-
lip Mayer, 1961), Japón (Bestor, 1989) y lismo tardío y al progresivo empobreci-
en muchas otras partes del mundo. A su miento de las clases más bajas. Susser
vez, algunos antropólogos exploran la (1982), por ejemplo, analizó de qué for-
naturaleza cambiante de los movimien- ma configura la cambiante economía
102 ANTROPOLOGÍA VISUAL
(1950, 1955) que inspiró a posteriores es- dición «humanista» como de la «cientí-
tudiosos de la ANTROPOLOGÍA ECOLÓGICA fica» (Trigger, 1989). En las obras arque-
a buscar explicaciones alternativas para ológicas de la Europa del siglo XVI, la
la continuidad de determinados conjun- tradición humanista dominó con clari-
tos de características culturales en vastas dad. Luego, tal como se refleja en los es-
regiones del mundo. TB critos de los anticuarios del siglo XVII,
irrumpieron las filosofías más raciona-
arqueología Definida como el estu- listas de la Ilustración, aunque sin susti-
dio de las sociedades y culturas antiguas tuir ni mucho menos la impronta huma-
de la humanidad, la arqueología forma nista. Durante un tiempo, el romanticis-
parte del campo más amplio de la antro- mo del siglo XVIII favoreció un giro en la
pología, que es el estudio de la humani- dirección contraria, mediante conceptos
dad tanto pasada como presente. Pero la como el del «noble salvaje» de Rousseau.
arqueología, en tanto que disciplina for- Luego, en la primera mitad del siglo XIX
mal, es más antigua que la antropología apareció —en el norte de Europa, en
académica y ha tenido una historia pro- Francia y en Gran Bretaña— la arqueolo-
pia que habría que considerar. gía científica que hoy conocemos, una
El nombre mismo de «arqueología», que arqueología que aceptaba plenamente la
significa textualmente « l a ciencia de lo teoría darwiniana de la evolución y el
antiguo», empezó a utilizarse en Europa reconocimiento de la presencia de hu-
para referirse a los estudios de las leyen- manos en el pleistoceno. Pero la visión
das medievales y de los monumentos y humanista, sobre todo vinculada a la lin-
obras de arte de la antigüedad clásica güística y a la historia, seguía presente
que se redescubrieron en el Renacimien- con fuerza, especialmente en la arqueo-
to. De modo que el término tendía a res- logía de las antiguas civilizaciones con
tringirse a aquellas culturas o civiliza- escritura. En la actualidad, en la arqueo-
ciones antiguas que tenían escritura. Es- logía continúan ambas tradiciones, en la
te uso ha seguido vigente en los círculos medida en que buscamos las analogías
académicos europeos, mientras se utiliza en que se basa la interpretación arqueo-
el término «prehistoria» para referirse a lógica.
aquellas culturas antiguas sin lengua es-
La analogía es el principio operativo de
crita. Así, las culturas del paleolítico, del
la arqueología. Es decir, se entiende el
mesolítico, del neolítico y de principios
pasado a través de analogías extraídas
de la edad de los metales quedaron sub-
del presente. Pueden ser situaciones re-
sumidas dentro de la «prehistoria»,
ales que se conocen por observación di-
mientras que las culturas de Egipto, de
recta y actual, o situaciones descritas en
Mesopotamia y de la Grecia y Roma clá-
documentos históricos. Las analogías
sicas, con textos escritos, se consideraron
pueden ser de dos clases: generales y es-
como pertenecientes al ámbito de la «ar-
pecíficas (Willey, 1953a, 1977). Las ana-
queología». Pero en este último caso hay
logías de tipo general son aquellas que
que decir también que el interés princi-
proceden de nuestra experiencia y cono-
pal se ha centrado más en el estudio de
cimiento general de la vida. Por ejem-
los restos materiales, los edificios, monu-
plo, un arqueólogo excava un antiguo
mentos y artefactos, que en los textos es-
campamento. El lugar se identifica como
critos (G. Daniel, 1950, 1962, 1967; Wi-
tal gracias al descubrimiento de restos
lley y Sabloff, 1993).
de hogar, fragmentos de vasijas de coci-
La arqueología participa tanto de la tra-
na ennegrecidas descubiertas cerca del
ARQUEOLOGÍA 107
ble que nunca se logre recrear una ima- nista interesado en el imperio inca po-
gen absolutamente auténtica y perfecta dría encontrar interesantes paralelos y
del pasado. Así, mientras los útiles para diferencias; y dado que en el caso roma-
moler grano, las viviendas y las aras ri- no existe documentación de la época, po-
tuales del actual altiplano guatemalteco dría entender mejor las razones que hay
pueden parecer exactamente iguales a los detrás de estos paralelos y diferencias, y
que utilizaron sus ancestros precolombi- los procesos de cambio cultural implica-
nos, las actitudes y los significados que dos. Está claro que nadie puede ser un
actualmente rodean a estos objetos pue- «arqueólogo del mundo», al menos no al
den ser muy diferentes de los del pasado. nivel de una investigación seria. La in-
En realidad, lo sorprendente sería que las vestigación de más alta calidad tiene lu-
creencias o los comportamientos no hu- gar, necesariamente, en contextos cultu-
bieran cambiando en absoluto a lo largo rales y geográficos limitados y específi-
de un período tan sumamente largo. cos. Pero paralelamente el arqueólogo
Para resumir, en la interpretación analó- también debe contar con perspectivas
gica no existen fórmulas a prueba de comparativas más amplias y plantear
error. Lo mejor que el arqueólogo puede preguntas acerca de los procesos de desa-
hacer es proceder a base de tanteo y ex- rrollo y de cambio cultural. Por ejemplo,
periencia, construyendo modelos analó- ¿qué cambios se produjeron al pasar de
gicos, contrastándolos con los datos siem- una PRODUCCIÓN ALIMENTARIA basada en
pre que le sea posible y, así, estar constan- la recolección (véase RECOLECTORES) a
temente abierto a la aparición de nuevos una de tipo agrícola? ¿Hasta qué punto y
datos. Por ejemplo, y volviendo a las de qué modo este gran cambio económi-
analogías entre los imperios inca y ro- co conllevó un aumento demográfico y
mano, los peruanistas podrían interesar- una concentración de asentamientos?
se en las posibles influencias de las con- ¿Cuáles son las circunstancias que favo-
quistas imperiales incas en las tradiciones recen avances técnicos como la alfarería
cerámicas locales de la región. Podrían y la metalurgia? ¿Cómo surgen la desi-
estudiar la evolución de la cerámica gualdad social y la complejidad política?
preincaica de una región que más tarde ¿Y cómo quedan reflejadas estas condi-
fuese incorporada al imperio inca, por ciones sociales y políticas en el registro
ejemplo, la cerámica chimu de la costa arqueológico?
septentrional del Perú. ¿Cómo respon-
dieron los alfareros chimu a la conquis- Éstas son algunas de las grandes cuestio-
ta? ¿Asimilaron las formas cerámicas y nes que interesan actualmente a una ar-
decorativas incaicas en sus manufactu- queología de orientación antropológica,
ras? Si fue así, esta cerámica inca de imi- y en las últimas tres décadas este énfasis
tación ¿se ha descubierto sobre todo en en la descripción de procesos como el ob-
contextos de élite o de clase alta? ¿Y cuál jetivo básico de la arqueología ha recibi-
fue el volumen y la difusión de la cerá- do el nombre de nueva arqueología o
mica inca importada fabricada en Cuz- «arqueología procesual». Su principal
co? ¿Quedó confinada a las guarniciones representante ha sido un americanista,
militares y a los edificios gubernamen- Lewis R. Binford (1962, 1965; Binford y
tales levantados por los incas? Binford, 1968; véase también Clarke,
Comparando las historias cerámicas de 1968; Moberg, 1970). Aunque bien pue-
la antigua Britania o de España de la de decirse que los objetivos y procederes
época prerromana y romana, el perua- de esta nueva arqueología ya habían em-
pezado a manifestarse y a confluir gra-
ARQUEOLOGÍA 109
los mehinacu son endebles, y desde el dentro de un contexto espacial para gene-
momento en que permiten estar al tanto rar comportamientos individuales (a mi-
de las actividades de los vecinos, crean cronivel) que, a un nivel superior (macro-
tensiones, pero también hacen que la nivel) reproducen las condiciones estruc-
gente busque aislamiento de forma pe- turales de la sociedad. Bourdieu (1977)
riódica. El resultado es que los mehinacu también postuló el concepto de «habi-
son unos maestros manipulando infor- tas», es decir, las predisposiciones que la
mación, según el análisis dramatúrgico gente utiliza colectivamente para produ-
de Gregor (1977). Considerada por mu- cir, entre otras cosas, las condiciones ma-
chos como un universal cultural, la defi- teriales-medioambientales que, a su vez,
nición de la privacidad centrada en el in- actúan como nemotecnias que se activan
dividuo ha sido cuestionada como un a través de la acción de socializar a niños
concepto típicametne euroccidental; pe- y a adultos para que reproduzcan aquellas
ro ha sido incorporada con éxito a estu- mismas condiciones.
dios no occidentales (Pellow, 1993). Di- El análisis cultural de las formas y espa-
versos estudios proxemiológicos sobre cios arquitectónicos contemporáneos y
las relaciones espaciales personales pos- urbanos incorpora necesariamente las di-
tulan una burbuja de tamaño variable mensiones históricas, como la concepción
según la cultura para regular tanto las que tiene Foucault de la arquitectura co-
interacciones interpersonales como las mo una tecnología política que emerge
relaciones con el medio construido (E. con todo su poder en la era moderna.
Hall, 1966). Las nociones de «hacina- Foucault decía que las instituciones mo-
miento» o de «estrechez» implican hasta dernas unen conocimiento especializado
qué punto las formas construidas pueden y poder para subyugar y segregar al indi-
condicionar de manera patológica el viduo (su cuerpo) encerrándolo y seg-
comportamiento, aunque de hecho los mentándolo. Por ejemplo, la prisión pa-
niveles de tolerancia y las preferencias nóptica, mediante una sola forma arqui-
por determinados escenarios espaciales tectónica que facilita la vigilancia, regula
varían mucho entre las culturas (Pader, la circulación y aisla a los reclusos, hace
1993). posible el orden espacial jerárquico y el
Las formas arquitectónicas mantienen control del invididuo. Como tal, la arqui-
interacciones complejas con las fuerzas tectura actúa como una institución para
sociales, políticas, económicas e históricas mantener el poder de un grupo sobre
que vinculan los factores ideológicos y otro y funciona como un mecanismo pa-
simbólicos con la producción social del ra codificar las relaciones recíprocas
medio físico. La investigación sobre estos (Foucault, 1977b). El análisis de los es-
temas está en manos sobre todo de geó- quemas arquitectónicos creados por los
grafos, historiadores y sociólogos, quienes modernizadores en algunos países en vías
analizan cómo se producen las formas de desarrollo permite descubrir la visión
construidas y cómo actúan sobre el com- desfamilizadora, deshistorizadora y tota-
portamiento humano para reproducir las lizadora que tienen diseñadores y plani-
condiciones mismas que las hicieron posi- ficadores a la hora de crear nuevas for-
bles. Giddens (1984), al espacializar la te- mas urbanas (Rabinow, 1989). DL
oría social, propuso la idea de estructura- Lecturas recomendadas Blier, 1987; M.
ción para describir el proceso por el cual Cooper y Rodman, 1992; J. Duncan,
los individuos se socializan continuamen- 1981; J. Fernández, 1977; Holston, 1989;
te por medio de las actividades cotidianas A. King, 1984; Lawrence, 1989; S. Low y
114 ARRASAMIENTO
Chambers, 1989; P. Oliver, 1987; Rapo- vertido por una unidad familiar domésti-
port, 1982. ca en la propiedad ajena es correspondi-
do con igual cantidad de días de trabajo
arrasamiento En términos de agri- por parte de el primer receptor. Otra fa-
cultura se dice ya de la «alternancia de lacia es que las economías de arrasa-
cultivos», ya de la «tala y quema», como miento o tala y quema quedan margina-
procedimientos drásticos de rotación. La das del resto del mundo. En realidad, los
voz inglesa swidden para calificar a este agricultores que siguen este sistema no
tipo de agricultura deriva del antiguo in- sólo plantan cultivos de subsistencia, sino
glés swithen (del antiguo noruego svio- también otros destinados específicamen-
na), que significa quemar (Pine, 1995, te al mercado, como pimienta, café, co-
pp. 81-82). El fuego desempeña un papel cos, tabaco y caucho (Pelzer, 1978). De
central en este sistema de cultivo: la que- ello resulta que con frecuencia están más
ma de la vegetación restante crea un ni- integrados en la economía mundial que
cho temporal para cultígenos al eliminar quienes participan en formas de agricul-
la competencia entre las plantas, y lo tura más intensiva.
sostiene convirtiendo la biomasa presen- El estudio teórico de este tipo de agricul-
te en ceniza rica en nutrientes. Agotados tura se ha centrado en su sostenibilidad
éstos, se permite que el campo vuelva al ecológica y en si se basa en un «mimetis-
estado de barbecho bajo la cubierta fores- mo» de la ecología forestal natural (Bec-
tal, y los agricultores se «desplazan» a kerman, 1983; C. Geertz, 1963c); tam-
otro lugar del bosque para reiniciar el ci- bién en su capacidad de mantener (que
clo. Son los campos, más que los agricul- no de perjudicar) las condiciones de su
tores, los que son desplazados en este sis- propia reproducción; y en su vitalidad
tema; son pocos, de haberlos, los cultiva- económica y en el lugar que ocupan en
dores de arrasamiento nómadas (Padoch, los sistemas económicos «compuestos»
1982). Una vez reposado el campo (bar- complejos (Dove, 1993a); por último, en
becho), el nivel de nutrientes se ha recu- sus relaciones con las formaciones estata-
perado por lo general en medida sufi- les, y en su capacidad de prestarles apoyo
ciente para permitir nuevos cultivos, (Friedman, 1975). Más importante pue-
siempre que el período de barbecho su- de ser el hecho de que los sistemas de
pere en duración al de cultivo, una de las agricultura de arrasamiento fueron esce-
características que definen a la agricultu- nario de muchos de los estudios etnológi-
ra de arrasamiento (Conklin, 1957). cos clave que llevaron al desarrollo de los
Esta práctica ha sido tema central de enfoques etnoecológicos y ETNOCIENTÍFI-
grandes falacias, una de las cuales postu- COS (Conklin, 1954a; Frake, 1962b) y a la
la que los agricultores que practican este creación del subcampo de la ANTROPOLO-
método poseen y trabajan la tierra colec- GÍA ECOLÓGICA. MRD y ML
tivamente. De hecho, en los sistemas de Véase también AGRICULTURA.
arrasamiento, la tierra es propiedad de Otras l e c t u r a s Condominas, 1977; Do-
UNIDADES DOMÉSTICAS individuales que ve, 1985; D. Freeman, 1970; Jospeh
adquieren sus respectivos derechos sobre Spencer, 1966.
porciones determinadas cuando previa-
mente han limpiado el bosque primario
para el cultivo. La tierra es entonces cul- arte El arte, entendido como embelle-
tivada según acuerdos recíprocos de labor cimiento estético de objetos, viviendas y
compartida, de modo que el trabajo in- también del cuerpo humano, se encuen-
tra en todas las culturas, pequeñas o com-
ARTE 115
plejas. Todas poseen su propio estilo ar- tura de relaciones (1982). Demostró có-
tístico distintivo. El estilo en el arte se re- mo la máscara swaihwe de los salish y la
fiere a la consideración de los elementos máscara xwexwe de los kwakiutl se ca-
que componen el arte y a la forma de ar- racterizan ambas por unos ojos protube-
ticularse entre sí. Franz BOAS, que estu- rantes de forma cilindrica y por tener la
dió el estilo artístico de la costa norocci- lengua fuera, mientras que la máscara
dental, describió el estilo como el resulta- dzonokwa de los kwakiutl tiene unos ojos
do de la interacción entre el medio o la profundos y hundidos o rasgados y una
materia trabajada, los útiles, y los movi- boca redonda y fruncida. Lévi-Strauss
mientos culturalmente definidos que se afirmó que la máscara swaihwe salish,
emplean al usar esos útiles (1927). El es- asociada al cobre y a la adquisición de ri-
tilo es un concepto jerárquico. Puede ha- quezas, se difundió a los vecinos kwa-
blarse del estilo del artista individual, del kiutl, donde, con el nombre de xwexwe,
estilo de una ciudad como Florencia, o se asoció al abadejo rojo, por oposición al
del estilo de una sociedad determinada. cobre, el símbolo kwakiutl de riqueza. La
A nivel aún más abstracto, cabría distin- máscara dzonokwa de los kwakiutl, aun-
guir los rasgos generales que caracterizan que desde el punto de vista del estilo ar-
el estilo artístico del Renacimiento ita- tístico es lo opuesto a la máscara xwexwe,
liano o de todo un área cultural como la posee el mismo valor semántico que la
costa noroeste. swaihwe salish, es decir, donante de ri-
quezas. Estas máscaras, pues, forman una
El historiador del arte Meyer Schapiro
serie de transformaciones, cuyos signifi-
ejerció una gran influencia en la forma
cados sólo pueden determinarse cuando
que tienen los antropólogos de abordar
se analizan en relación unas con otras.
el arte de los pueblos que estudian. Para
Para LEACH, la función del arte era ilus-
Schapiro, el estilo constituía un lengua-
trar los principios morales mediante la
je, con su propia estructura interna y su
transgresión de los límites de la socie-
propia expresividad (Schapiro, 1953, p.
dad. El arte atraviesa fronteras cultura-
287). Otros antropólogos han destacado
les ambiguas y dice «lo que es mejor no
igualmente la analogía entre arte y len-
decir» en la vida real, aquello que es ta-
guaje. Forge afirmaba que las reglas pa-
bú. Leach mostró que en la « P i e t á » de
ra la combinación de elementos en el ar-
Miguel Ángel, el Cristo muerto y su Ma-
te eran equivalentes a la sintaxis del len-
dre Virgen, sobre cuyas rodillas yace, re-
guaje (1970, 1973). Demostró que el arte
presentan la misma edad, lo cual pro-
abelam, los rostros pintados de los inicia-
mueve emociones incestuosas latentes
dores de jóvenes, las máscaras tejidas
(Leach, 1973, pp. 230-232).
que decoran los ñames utilizados en las
Leach dijo también que las cosas instrín-
ceremonias, y las figuras talladas de los
secamente ambiguas son SAGRADAS, por lo
nggwalndu ancestrales son, desde el
que reciben un tratamiento estético exa-
punto de vista estilístico, lo mismo: co-
gerado (1983, p. 256). El arte kwakiutl
munican la creatividad masculina de ba-
también atraviesa fronteras prohibidas
se ritual, por oposición a la creatividad
que son tabú (Rosman y Rubel, 1990). El
femenina de base biológica.
verano y el invierno representan respecti-
LÉVI-STRAUSS utilizó un enfoque ESTRUC-
vamente un período secular y un período
TURALISTA para abordar el significado en
sagrado, y el arte que se utiliza en los ri-
el arte, donde el significado de un ele-
tuales de ambas estaciones presentan esti-
mento u objeto se revela cuando aparece
los distintos. En las fiestas del POTLATCH
como un elemento dentro de una estruc-
116 ARTE
en verano, los jefes llevan máscaras, talla- lización que realiza la costa norocciden-
das en un estilo secular, que representan tal de la relación entre humanos y ani-
la descendencia de sus mitológicos ances- males tiende un puente entre naturaleza
tros, el lobo, el cuervo, el oso, el águila, y cultura, dado que los animales pueden
etc. Esto refleja la noción de que los ANI- transformarse en humanos y los huma-
MALES y los humanos son intercambia- nos en animales, tanto en el arte como
bles. El invierno es una época sagrada, en el RITUAL y en el MITO.
porque es cuando los espíritus vienen a la Hay quien ha afirmado que el arte en las
aldea. En el ceremonial de invierno, los sociedades pequeñas es el producto de
jóvenes iniciados en las sociedades secre- una tradición comunal y que el artista es
tas cruzan los límites del mundo natural allí anónimo, al revés de lo que ocurre
para entrar en el mundo sobrenatural y en nuestra sociedad, donde se exalta la
tabú, y convertirse en peligrosos espíritus creatividad del artista individual. Esta
caníbales. El estilo artístico de las másca- idea errónea es un producto de la socie-
ras que llevan los participantes es exage- dad occidental (S. Price, 1989). Porque si
rado y retorcido, en contraste con el estilo bien los artistas de sociedades pequeñas
artístico de las máscaras que se llevan du- tenían que operar dentro de los límites
rante los rituales seculares del potlatch en
de un estilo artístico cultural, el arte que
verano. Así, el pico profundamente cur-
producían era una interpretación creati-
vado del águila en la máscara de águila
va individual.
que se utiliza en el potlatch secular se
¿De qué manera unos seres humanos co-
convierte en el pico hiperdeformado del
rrientes pueden crear objetos que la gen-
«Pico Torcido del Cielo».
te considera sobrenaturales y sagrados?
En su ensayo La mente salvaje, Lévi-
Davenport, que trabajó en las islas Solo-
Strauss explora la propensión humana a
mon orientales, afirmó que «incluso los
crear sistemas de clasificación (1966). El
procesos cognitivos de la creatividad del
arte proporciona una vía para entrar en
artista se interpretan de una manera so-
el sistema de CLASIFICACIÓN de una cul-
brenatural. Preguntad a un artista cómo
tura. BOAS descubrió que las sociedades
concibió una escultura determinada, y
de la costa noroccidental tienen una sola
categoría para todas las cosas que ven co- contestará que soñó con ella ... estimu-
mo «vivas» —mosquitos, ballenas lobos, lado por un ser divino» (1968, p. 422).
terremotos y humanos— y dijo que esto Los talladores de máscaras de la socie-
se reconocía en su arte, que representa a dad poro de los pueblos vai y gola del
todos los pertenecientes a esta categoría África occidental creen que lo sobrena-
con un rostro (1927). Las cosas vivas o tural está contenido en la producción de
animadas dentro de esta categoría se dis- una máscara, y en público niegan la par-
tinguen unas de otras en el arte gracias a ticipación de la mano humana en la pro-
un conjunto de rasgos distintivos (la for- ducción del objeto de arte. A estos talla-
ma en que se dibujan los ojos, las orejas, dores se les considera marginales, pero la
la nariz y la boca), que son las caracterís- visión del artista es esencial para la so-
ticas esenciales de los animales desde el ciedad que lo ve con suspicacia y despre-
punto de vista de los «nativos». Los seres cio (D'Azevedo, 1975, p. 144). El artista
humanos y los animales forman subcate- experimenta a su vez una gran alegría
gorías, y las orejas animales aparecen co- cuando ve que la máscara que él ha ta-
locadas encima de la cabeza y las orejas llado cobra vida durante una ceremonia.
humanas siempre al lado. La conceptua- Siente como si hubiera parido un hijo.
AR y PR
ASENTAMIENTO 117
te dispersas, sus fuerzas son las responsa- 2. Las redes: una serie o conjunto de
bles de la reorganización de las estructu- vínculos interpersonales, no necesaria-
ras sociales y espaciales de las ciudades mente finito o con un nombre, donde ca-
«globales» que actúan como centros de da miembro puede mantener vínculos
control en esta economía, como Nueva directos sólo con uno o dos miembros,
York, Londres y Tokio (Sassen, 1991). sin saber ni tener contacto con otros ni
Como representación cultural, el lugar compartir un sentimiento de comunali-
incorpora y trasciende el emplazamiento dad (M.G. Smith, 1974). Algunos ejem-
físico porque es investido de poder a tra- plos son las redes de amigos, de vecinos,
vés del discurso: las gentes usan los luga- de parientes afines, o los socios comer-
res reales para representarse, pero tam- ciales; o una red de conocidos que com-
bién algunas de sus características llegan bina algunos de estos vínculos.
a formar parte de la personalidad del in- 3. L a categoría: cualquier conjunto (fi-
dividuo (Rodman, 1992). DL nito o no) de personas con uno o más ras-
Véase también PEREGRINACIÓN. gos, intereses o fines en común; algunos
Otras l e c t u r a s J. Duncan y Ley, 1993; ejemplos serían las mujeres, los aparce-
Gupta y Ferguson, 1992; Pred, 1984; ros, los coleccionistas de sellos, los nóma-
Relph, 1976; Soja, 1989. das y los niños brahmanes.
Grupos, redes y categorías pueden apa-
asesinato Véase HOMICIDIO. recer mezclados y yuxtapuestos, y los
primeros y las terceras son a veces inter-
asimilación Véase ACULTURACIÓN, cambiables.
GRUPOS ÉTNICOS. Los antropólogos que estudian la ORGA-
NIZACIÓN SOCIAL clasifican las asociacio-
asociación Incluye l a identificación, nes según otras muchas maneras y tipos
la interacción y el reconocimiento de in- mediante el uso de criterios adicionales,
tereses comunes entre personas, cosas e como, por ejemplo, según tengan nom-
ideas; o también una organización basa- bre o no, o según sean acotables, volun-
da en tales principios. Los humanos se tarias, más o menos centralizadas, o autó-
asocian con otros humanos y también nomas, o según exista o no propiedad co-
con no humanos y con seres no vivientes munal o formalidad de procedimientos.
tales como deidades, espíritus y emble- Las asociaciones pueden tener una o
mas totémicos. Las asociaciones entre múltiples finalidades, y pueden ser estra-
humanos se solapan de forma compleja, tificadas o igualitarias. Un factor impor-
y la mayoría de la gente pertenece simul- tante es si los miembros de una asociación
táneamente a varias clases de asociación. comparten un sentido de pertenencia co-
Los conceptos de asociaciones varían mún. Para un estatus plenamente corpora-
mucho de una cultura a otra, pero los an- tivo, un grupo debería tener las siguientes
tropólogos suelen acotar tres tipos: características: identidad, supuesta per-
1. El grupo: un conjunto finito, que por lo petuidad, acotabilidad y miembros, auto-
general tiene un nombre, cuyos miembros nomía en un determinado ámbito, asun-
tienen un sentimiento de pertenencia co- tos comunes exclusivos, procedimientos
mún y suelen reconocer un líder u organi- establecidos y organización (M.G. Smith,
zador. Ejemplos de grupo son las unidades 1974, p. 94). La corporatividad también
familiares, los clanes, las iglesias, los con- puede abarcar el control sobre la pro-
sejos, las compañías, las ligas, los clubs, las piedad, la limitación de las obligaciones
federaciones y los estados-nación. personales y otros. Pero en la práctica,
ASOCIACIÓN 119
pocas asociaciones poseen todos estos es común a algunos pero no a todos los
rasgos. miembros de la clase. Los antropólogos
Las asociaciones descritas como «infor- suelen llamar a esta clase de clasifica-
males» son aquellas con estilos fluidos e ción «politética» (R. Needham, 1975), y
intermitentes de gestión, y aquellas que los biólogos, «politípica».
operan al margen del registro, de los im- Las asociaciones se conocen mejor en re-
puestos y del control gubernamentales. lación con otras asociaciones, y los antro-
En estudios de desarrollo económico y pólogos han prestado mucha atención a
político, las «asociaciones voluntarias», las estructuras y a los procesos de división
incluidos los grupos de autoayuda, sue- social en ellas: las «relaciones de las rela-
len considerarse una alternativa, o un ciones». Los grupos ganan en solidaridad
complemento, importante a las organi- por oposición a otros grupos. Los cismas
zaciones comerciales o estatales (March tansversales en el seno de la sociedad
y Taqqu, 1983). pueden, irónicamente, ayudar a cohesio-
Algunos de los principios que, de diver- nar más esa SOCIEDAD, desde el momento
sas maneras, determinan las asociacio- en que permite que personas divividas
nes en numerosas sociedades son el sexo, por un factor (por ejemplo, según el GRU-
la edad (como la age set y la age grade), PO ÉTNICO) encuentren intereses comu-
la descendencia, el parentesco (ficticio o nes a través de otro (por ejemplo, el GÉ-
real), el estatus marital, la localidad (de NERO). Por eso, ahondar en una división
origen o de residencia), el modo de vida social puede contribuiur a reducir otra.
o la ocupación, la lengua, la religión, la Diversos teóricos de la EVOLUCIÓN social
clase, la casta, la raza, el rango y la afi- y de la MODERNIZACIÓN desde sir Henry
liación política. Estos principios suelen MAINE (1861), como Lewis Henry M O R -
aparecer combinados (como ocurre en la GAN (1877), Émile DURKHEIM (1933),
Asociación de Jóvenes Cristianas); y un Ferdinand Tönnies (1957) y Talcott Par-
principio puede esconder otro (como en sons (1966), han observado la sustitu-
la hermandad musulmana Murid, que es ción gradual de asociaciones basadas en
también una organización de oradores una POSICIÓN SOCIAL adscrita (por ejem-
senegaleses wolof). Las asociaciones di- plo, grupos de descendencia) por otras
fieren en cuanto a formalidad y a dura- basadas en el contrato o la asociación
ción real o supuesta; algunos grupos, co- voluntaria (por ejemplo, las compañías,
mo muchos linajes del África oriental, las jefaturas territoriales, los estados).
nacen sólo en contextos sociales muy de- Estas últimas pueden incluso asumir al-
terminados, o con fines concretos. Entre gunas funciones de la reproducción bio-
las asociaciones políticas ad hoc o de cor- lógica humana, como demostró Roberston
ta vida cabe incluir las facciones, las ca- (1991). Pero no todos los antropólogos
marillas, las coaliciones, caucus estado- creen que los cambios que se producen
unidenses, los comités, las asambleas, los en la evolución humana desde el PAREN-
foros y las reuniones populares. TESCO a otras formas de asociación sean
Hay una forma común de CLASIFICACIÓN inevitables, irreversibles o deseables.
que identifica a un conjunto de personas, Parece que todas las sociedades presen-
cosas o ideas como «semblanzas de fami- tan una combinación de asociaciones
l i a » : cada miembro de la clase en cues- adscritas y de asociaciones pactadas, o
tión posee muchos, pero no todos, los de voluntarias e involuntarias; además,
rasgos que definen la clase como un to- muchas asociaciones combinan los prin-
do, de modo que un determinado rasgo cipios internamente. PS
120 AUGURIO
ñanza antes de casarse con Stanley Ros- cultura representaba una configuración
siter Benedict en 1914. Inició entonces distinta que ya subrayaba, ya suprimía,
una serie de estudios sobre autores femi- las tendencias emocionales particulares
nistas y escribió un libro sobre Mary de sus miembros. El libro, con su enfo-
Wollstonecraft. En 1919 se matriculó en que relativista y un claro mensaje anti-
la New School for Social Research, don- rracista, se convirtió en una de las obras
de estudió antropología bajo la tutela de de ciencia social más influyentes del si-
Alexander Goldenweiser y Elsie Clews glo XX. Benedict se propuso demostrar la
Parsons, antes de iniciar sus estudios de profunda influencia de la cultura en la
licenciatura en Columbia en 1921 bajo psicología del individuo y propugnó acti-
el magisterio de Franz B O A S , que com- tudes más tolerantes para con la varia-
pletó en 1923 con la redacción de una te- ción cultural y sus divergencias.
sis sobre «El concepto del espíritu guar- Más adelante, desde su puesto en la Ofi-
dián en América del Norte». cina de Información del Ministerio de
Benedict permaneció ocho años en Co- Defensa, Benedict desarrolló un gran
lumbia subsistiendo gracias a clases pri- número de métodos de estudio de la
vadas y cursos de verano. A partir de «cultura desde la distancia». Además de
1925 ocupó el cargo de editora del Jour- entrevistar a numerosos expatriados,
nal of American Folklore al tiempo que analizó la literatura, el teatro y otras crea-
realizaba trabajos varios de campo entre ciones de las culturas de estudio. Los
algunas tribus suroccidentales, en espe- resultados constituyeron etnografías su-
cial la zuni. Además cultivó la lírica y mamente realistas de sociedades total-
publicó numerosos poemas con el seudó- mente inaccesibles al trabajo antropoló-
nimo de Anne Singleton. Se divorció de gico de campo tradicional. Después de
Stanley Benedict y entabló una estrecha estudios preliminares sobre Rumania,
amistad con Edward S A P I R y Margaret los Países Bajos, Alemania y Tailandia,
M E A D . En 1931 fue nombrada profesora Benedict centró su atención en Japón. El
ayudante en Columbia y accedió a la cá- resultado fue The chrysanthemum and
tedra en 1948. Durante la segunda gue- the sword (1946), un estudio del CARÁC-
rra mundial, Benedict trabajó en la Ofi- TER NACIONAL japonés. Muchos detalles
cina de Información del Ministerio de de su trabajo han sido objeto de crítica,
Defensa, donde se encargó de redactar pero su persistente influencia en Japón
diversos estudios culturales sobre las na- como en Estados Unidos da testimonio
ciones aliadas y enemigas. Fue elegida cabal de su capacidad para obtener certe-
vicepresidenta de la Asociación Antropo- ras impresiones incluso en condiciones
lógica Americana en 1939 y presidenta de gran dificultad. Es también un ejem-
en 1946. Murió en 1948. plo excelente del uso que hace de la an-
Las investigaciones de Benedict giraron tropología como medio promotor de la
en torno a la relación entre los sistemas comprensión y la reconciliación inter-
culturales y la personalidad. Fue la pre- culturales. AB
cursora del «enfoque configuracional», Véase también CONFIGURACIONISMO, CUL-
que entendía las culturas como sistemas TURA y PERSONALIDAD, EMOCIONES, AN-
integrados que tendían a producir perso- TROPOLOGÍA HUMANISTA, NACIÓN, RAZA,
nalidades características. En Patterns of RACISMO.
Culture (1934a) analizó el desarrollo de
la personalidad entre los zuni, los do- Otras lecturas Benedict, 1935, 1940;
buan y los kwakiutl y postuló que cada Caffrey, 1989; M. Mead, 1959; Modell,
1983.
124 BERDACHE
tas definiciones hacen una distinción ex- la EVOLUCIÓN social, que consideran al
cesivamente radical y que el «intercam- bigman melanesio no sólo como arqueti-
bio de regalos es mucho más próximo al po sociopolítico, sino como marcador ti-
de bienes que lo que [Gregory] parece pológico de un estadio primitivo en el
dispuesto a reconocer» (Gell, 1992b). curso de la evolución social de camino al
DK desarrollo de JEFES y SOCIEDADES COM-
Otras lecturas Humphrey y Hugh-Jo- PLEJAS (civilización).
nes, 1992b. Como marcador tipológico, bigman se
dice del jefe de un pequeño grupo cuya
bifurcación colateral En la ter- posición de influencia no es hereditaria
minología de los sistemas de parentesco, sino adquirida: «Un bigman adquiere su
distingue a los ascendientes colaterales posición por destacar en las actividades
de los lineales y entre sí. Por ejemplo, el masculinas de su cultura, sea cazando,
padre, el hermano del padre y el herma- luchando, criando cerdos, o cosechando
no de la madre serían llamados con apreciados cultivos agrícolas» (Orme,
nombres distintos en un sistema de bi- 1981, p. 140). En opinión de algunos au-
furcación colateral. MR tores, la principal diferencia entre el
Véase también BIFURCACIÓN UNILINEAL. bigman y el jefe reside en si el liderazgo
es hereditario o adquirido (A. Johnson y
bifurcación unilineal En la ter- Earle, 1987, p. 220). Algunos entienden
minología de los sistemas de parentesco, que esta diferencia representa un paso
engloba a los ascendientes de una rama crucial en la evolución social humana, si
parental con los lineales. Por ejemplo, al bien Earle (1987, p. 288) considera que
hermano del padre puede serle asignado las diferencias verdaderamente definito-
el mismo nombre que a éste, mientras rias entre las sociedades de bigmen y los
lideratos eran los contrastes en la escala
que al hermano de la madre puede cono-
de integración sociopolítica, centraliza-
cérsele por otro nombre. Ejemplos clási-
ción de la toma de decisiones y estratifi-
cos del sistema de bifurcación unilineal
cación socioeconómica.
son los SISTEMAS DE PARENTESCO OMAHA y
La popularidad del bigman como tipo so-
CROW (Murdoch, 1947). MR
ciológico se debe en gran medida a un in-
Véase también BIFURCACIÓN COLATERAL.
fluyente ensayo de Marshall Sahlins
(1963). Su caracterización de ciudadanías
bigamia Véase POLIANDRIA, POLIGI-
(entendidas como forma de gobierno) y
NIA.
economías en el Pacífico bajo los epígra-
fes bigman y «jefe» se ha hecho popular
bigman, big-man, big man De- en el discurso académico y lego sobre los
rivado de las voces del pidgin melanesio
isleños del Pacífico aun cuando —como
bikpela (del inglés big fellow) con el sig-
reconoce el propio Sahlins llanamente—
nificado de grande, famoso, muy conoci-
los antropólogos (y los habitantes de las
do y man (hombre). En Papúa Nueva
islas del Pacífico) saben que los bigmen y
Guinea, la frase ol bikpela man puede
los jefes tiene mucho en común y se ha-
hacer referencia a los adultos, jefes de
llan simultáneamente presentes en cada
poblado, hombres importantes o con in-
región (G. Marcus, 1989, p. 180).
fluencia y autoridad (Mihalic, 1971). En
Sahlins describió el mundo del bigman
antropología, bigman es hoy tanto una
melanesio no sólo como diferente del de
voz técnica como un estereotipo, sobre
los jefes polinesios sino también como
todo entre los estudiosos interesados en
126 BILATERAL
inherentemente inestable porque fija te- rencias y similaridades de los tipos de so-
chos a la autoridad política que limitan ciedad donde se encuentran estos indivi-
la intensificación de la producción eco- duos destacados en un diagrama triangu-
nómica y su utilidad para sostener una lar de modo que las combinaciones de
organización política más amplia. Al elementos abstractos que definen sus ras-
efecto señaló que estos defectos funda- gos distintivos puedan ser vistas mera-
mentales de planificación de los melane- mente como tres extremos polares idea-
sios habían sido superados en Polinesia lizados que, en su forma pura, «no corres-
(por razones que no especifica) y, por ponden a ninguna sociedad empírica
consiguiente, la vida política en Melane- existente» (Liep, 1991, p. 33, fig. 2.1). Sin
sia constituye un adelanto evolutivo res- embargo, si la caracterización tipológica
pecto de los órdenes melanesios de do- de las sociedades humanas es fundamen-
minación interpersonal en el control del talmente deficiente, como algunos sostie-
hacer humano. Sahlins consideró básica- nen, no queda claro qué se gana con esta
mente el poder en Polinesia como un argucia (Mosko, 1991). JT
instrumento más efectivo, más acertado Véase también EVOLUCIÓN, ANTROPOLOGÍA
«para promover la colaboración societa- POLÍTICA.
ria en los frentes económico, político, en Otras l e c t u r a s Godelier y Strathern,
suma, de la cultura en cuestión» (1963, 1991; D. Oliver, 1955; Ongka, 1979; A.
p. 300). O, como resumió John Liep: Strathern, 1971.
«Dicho llanamente, el concepto de Sah-
lin, definía un movimiento desde la bilateral Véase PARENTESCO BILATERAL.
anarquía hacia el estado» (1991, p. 28).
Aunque las distinciones entre los bigmen Boas, Franz (1858-1942) nació en
melanesios y los jefes de Polinesia vistas el seno de una familia de clase media
por Sahlins han sido a menudo discuti- en la ciudad westfaliana de Minden en
das (véase Terrell, 1986, pp. 195-240), 1858. Sus estudios giraron en torno a los
algunos estudiosos añaden que el recur- campos de la ciencia y las matemáticas y
so a semejantes estereotipos revela cuan en 1881 se doctoró en física por la Uni-
fácilmente las prácticas de origen local, versidad de Kiel, pasando seguidamente
los intereses y los significados del lide- a ocupar un puesto en la cátedra de geo-
razgo en diferentes sociedades (por grafía de la Universidad de Berlín. En
ejemplo, Lederman, 1990, 1991) pueden 1883-1884 dirigió una expedición a la
ser pacatamente expurgados o sacrifica- Tierra de Baffin con el propósito de de-
dos en los estudios comparativos. Otros, mostrar los efectos del medio ártico en la
en especial Maurice Godelier (1986) han cultura esquimal. Sus experiencias allí
respondido proponiendo algunos refina- imprimieron un importante giro a sus
mientos en la tipología original de Sah- intereses y ya en 1886 preparó una expe-
lins. Godelier señaló que los antropólo- dición puramente etnográfica a la Co-
gos debieran distinguir los «grandes lumbia Británica, donde estudió a los
hombres» melanesios de los bigmen se- nativos de la Costa Noroeste y se convir-
gún cómo (y por qué) efectúan los hom- tió enseguida en una personalidad capi-
bres transacciones entre sí (M. Strathern, tal en el campo de la antropología.
Boas no regresó a Alemania después de
1991). Otros proponen incluso que una
este viaje; se estableció brevemente en
forma más realista de hablar de los gran-
Nueva York, donde se casó con Marie
des hombres, bigmen y jefes o líderes re-
Krackowizer y trabajó como editor de
sultaría de ordenar previamente las dife-
BOAS, FRANZ 127
Science. Después de ejercer como profe- occidentales. Con estos materiales de du-
sor en la Clark University entre 1888 y dosa fiabilidad construyeron elaboradas
1892, Boas fue nombrado ayudante jefe teorías sobre la evolución, los tipos racia-
de antropología para la Exposición Co- les y la mente primitiva. Boas se aplicó
lumbiana Mundial de Chicago. Sus tra- con extraordinario celo a expurgar tanta
bajos hicieron de la cultura columbiana doctrina florida por vía de contrastarla
un hito en la historia de la antropología con informaciones fiables para consoli-
norteamericana y le auparon al cargo de dar un escrupuloso trabajo teórico. Que
Director del Departamento de Antropo- la antropología se convirtiera en una
logía del Field Museum, cargo que de- verdadera ciencia a principios del siglo
sempeñó hasta que en 1895 se trasladó XX se debe a Boas.
definitivamente a Nueva York para tra- La búsqueda de datos para esta nueva
bajar en el Museo Americano de Histo- ciencia fue su objetivo prioritario. Como
ria Natural y en la Universidad de Co- antropólogo físico, Boas desarrolló méto-
lumbia, cuya cátedra de antropología dos sistemáticos para medir el creci-
ocupó al fin en 1899. miento, el desarrollo y el cambio físico
Durante su permanencia en Columbia, del ser humano. Como lingüista estable-
Boas alcanzó prácticamente todas las dis- ció el registro y el análisis de las lenguas
tinciones científicas existentes, incluido indígenas como tarea central de la etno-
el nombramiento como socio de número grafía. Como antropólogo cultural llevó
de la Academia Nacional de Ciencias, la a cabo una extensiva exploración de
presidencia de la Asociación Antropoló- campo en la Costa Noroeste y envió a re-
gica Americana y la presidencia de la cién licenciados a todos los rincones de
Asociación Americana para el Progreso América y el Pacífico. Se embarcó en to-
de la Ciencia. También alcanzó gran no- dos estos proyectos con desesperada in-
toriedad por sus opiniones políticas, al- tensidad, ansioso por registrar tanto co-
gunas de las cuales fueron consideradas mo le fuere posible sobre las culturas no
poco patrióticas durante la primera gue- occidentales antes de que el COLONIALIS-
rra mundial y por las que fue censurado MO europeo la destruyera. Sus esfuerzos
por la Asociación Antropológica Ameri- generaron un caudal sin precedentes de
cana en 1917. Autor prolífico e incansa- información sistemáticamente recogida
y por primera vez asentó a la antropolo-
ble investigador de campo, publicó seis
gía sobre una sólida base empírica.
libros y más de setecientas monografías
Esta nueva información, afirmaría, ex-
y artículos. Se retiró en 1936, pero siguió
ponía las debilidades de las grandiosas
activo como antropólogo hasta su muer-
teorías acerca de RAZA, la EVOLUCIÓN y la
te en 1942. Le sobrevivieron tres hijos y
CULTURA prevalecientes en la antropolo-
dos nietos y a su muerte era considerado
gía del siglo XIX. Boas consideraba toda
el primer antropólogo mundial.
generalización inherentemente peligro-
sa; las culturas eran tan complejas, y los
Obra
procesos históricos que las habían gene-
Cuando Boas inició sus investigaciones
rado tan enrevesados, que todo esquema
etnográficas en 1883, la antropología ca-
amplio que pretendiera explicar las « l e -
recía de una sólida base de datos y de un
yes» de la cultura era simplemente im-
enfoque teórico científico. Los antropó-
posible. Las diversas historias del desa-
logos recogían relatos de viajeros, infor-
rrollo de las culturas que estudió, por
mes de misioneros y estereotipos popula-
ejemplo, desacreditaban las teorías onto-
res para informarse sobre los pueblos no
128 BRUJERÍA
cial, como el hecho de que éste toma cur- agrícola (semillas, herramientas, etc.)
sos históricos y culturales múltiples. Las como las eferencias (comida, ropa, etc.).
visiones globalizadoras subrayan el hecho Dado que esta autosuficiencia es, en ge-
de que las comunidades, al margen de su neral, imposible en la mayoría de las si-
tamaño o aislamiento, forman parte de tuaciones, los campesinos más bien pro-
cambios políticos y económicos de alcan- curan minimizar la importancia de las
ce mundial que no presentan un curso transacciones mercantiles para obtener
único ni tienen un efecto homogeneiza- los artículos y labor necesarios para la
dor. La aparición de formas nuevas y dife- producción agrícola o el consumo recu-
rentes no cesa. BK rriendo a una gran variedad de formas
Véase también MODERNIZACIÓN. de intercambio y trueque. Al efecto acti-
Otras l e c t u r a s Banton, 1966; D. Miller, van una red de parentesco y relaciones
1995. comunales más amplia, establecen pla-
nes de reciprocidad, obligaciones, alian-
campesinos Son productores agríco- zas o endeudamientos, entre otras estra-
las en pequeña escala organizados en tegias. En la medida en que deben recu-
unidades familiares dependientes del rrir al MERCADO, la orientación de los
trabajo de sus miembros en una econo- campesinos respecto de los intercambios
mía de orientación subsistencial que, no se guía por una lógica de subsistencia y
obstante, forma parte de un sistema es- perpetuación: venden para comprar, y
tatal mayor que extrae rentas de diversas compran para consumir.
formas de las comunidades que controla. Las unidades domésticas campesinas es-
La unidad básica de producción y consu- tán dispuestas a adoptar variadas estra-
mo en las comunidades campesinas es la tegias para garantizar su reproducción.
UNIDAD DOMÉSTICA, crucialmente depen- Sus miembros realizan a menudo una
diente de la aportación de trabajo de sus variedad de tareas productivas y repro-
miembros, adultos y niños, para su viabi- ductivas, además de ocuparse de las tie-
lidad y para poder participar en una gran rras y el ganado. Estas pueden incluir la
variedad de acuerdos de reciprocidad du- pesca, la silvicultura, la artesanía, ali-
rante las fases de más trabajo. Los campe- mentos para su venta en mercados, el la-
sinos tratan de evitar la ayuda remunera- vado de ropa, labores de costura, tejedu-
da de trabajadores externos, salvo en los ría u otras tareas extras que se pueden
estadios de siembra o plantación y cose-
realizar en la casa. Estas actividades «su-
cha en que complementan la aportación
plementarias» pueden adquirir mayor
de los miembros de la unidad familiar.
importancia, tanto en términos de tiem-
Característicamente, estos trabajadores
po de trabajo como de ingresos para la
contratados son tratados como miembros
unidad doméstica, que la propia agricul-
de la unidad de acogida, en particular en
tura. Además los integrantes de la uni-
el caso de que ésta cuente con sirvientes o
dad doméstica pueden buscar trabajo
niños adoptados (Chayanyov, 1966).
fuera de ella con criterios regulares o es-
Las unidades familiares campesinas tie-
tacionales. Aquellos que lo hacen pue-
nen una orientación subsistencial dirigi-
den seguir viviendo en la casa o trasla-
da a propiciar su reproducción. Se es-
darse a otra zona con carácter estacional
fuerzan por obtener la mayor parte de
o «permanente». Un exceso de trabajo
los bienes necesarios para ello sin tener
«suplementario» fuera de la casa puede
que recurrir al mercado: tanto las afe-
rencias necesarias para la producción adquirir una importancia mayor que el
que se desarrolla en la propia unidad do-
136 CAMPESINOS
neficio medicinal (Gordon Grube, 1988). y la red de relaciones donde estos inter-
Sin embargo, estos raros casos son conde- cambios maximizadores y despersonali-
nados por la sociedad en general más que zados tienen lugar. Sin embargo, los teó-
condonados, de modo que es crasamente ricos con una perspectiva histórica argu-
erróneo sugerir que una sociedad dada es yen que este ruedo y esta red relacional
o ha sido «caníbal» en el sentido amplio no son universales y que durante gran
de la palabra. WA parte de la historia de la humanidad, la
vida social y económica se ha organizado
capacidad portadora Hace refe- e integrado por otras vías. El propulsor
rencia a los factores internos o externos más influyente de esta opinión en el pen-
de una población dada que limitan su samiento antropológico fue Karl Polanyi
crecimiento en consonancia con la capa- (1944), quien argumentó que el «merca-
cidad del medio para sustentarla sin in- do autorregulante» no era sino un modo
currir en una depleción irreversible de reciente de efectuar la integración eco-
los recursos naturales al tiempo que se nómica o la transferencia y distribución
impide la degradación del propio medio. de bienes. La emergencia de los merca-
LS dos dependía de la creación de lo que él
llamó bienes «de ficción»: tierra, trabajo
capital simbólico Se dice del cré y capital. Los modos de integración eco-
dito o prestigio sociales que indican y en nómica anteriores dependían de transfe-
parte constituyen el estatus (POSICIÓN SO- rencias no referidas a un patrón de valor
CIAL) de un actor social y que, en princi- coyuntural y de diferentes «principios»
pio, pueden intercambiarse por bienes, de organización: economía doméstica, re-
servicios.o reconocimiento social (Bour- ciprocidad y redistribución.
dieu, 1990). MR Aunque Polanyi no era propiamente an-
tropólogo, sus trabajos ejercieron una
capitalismo Es un modo de organi- gran influencia en varias generaciones
zación de la vida económica, un período de antropólogos y propiciaron la creación
o época en la historia humana y una cla- de un rico caudal de trabajos relaciona-
se particular de orden cultural y social. dos no con el capitalismo sino con otras
Los estudiosos del capitalismo como mo- formas anteriores de organización de la
do de organizar la vida económica tratan vida económica. Conceptos como RECI-
en general de situar su desarrollo en con- PROCIDAD y REDISTRIBUCIÓN fueron los
texto con la historia humana. Contraria- rasgos definitorios principales de los es-
mente, los teóricos que consideran el de- quemas de la evolución cultural y políti-
sarrollo del capitalismo como no proble- ca. Su obra fue asimismo el punto de par-
mático fracasan incluso en la definición tida en las décadas de 1950 y 1960 del ás-
del término. Los economistas neoclási- pero DEBATE FORMALISTA-SUSTANTIVISTA
cos, por ejemplo, simplemente suponen acerca de si la teoría económica neoclási-
que los fundamentos de su análisis (el in- ca podría aplicarse universalmente (for-
tercambio de bienes y servicios y la pro- malistas) o no (sustantivistas).
pensión de los individuos a buscar la ven- La obra de Polanyi se basó a su vez en
taja máxima al respecto) son universales. tradiciones del pensamiento económico y
No se discute que el intercambio y la ma- social más antiguas, en especial la que
ximización son rasgos característicos de surgió en Alemania a finales del siglo XIX
la práctica y las relaciones económicas y principios del XX con los trabajos de
capitalistas y que el MERCADO es el ruedo
Karl Bucher, Werner Sombart y Max
CAPITALISMO 139
Weber (1927), así como en los de otros es- «poder» venderlo. No pueden estar suje-
tudiosos no alemanes como, por citar dos tos a obligaciones y demandas sobre su
ejemplos opuestos, A.V. Chayanov (1966) persona y su labor por parte de grupos
en Rusia y Thorstein Veblen (1898) en tales como los antiguos negreros, terra-
Estados Unidos. Toda esta obra compuso, tenientes o comunidades avasalladoras
por así decir, un complejo diálogo con los que exigen prestaciones por la fuerza (en
escritos de Karl Marx, cuyos temas más suma, el trabajador remunerado no es un
ilustrativos examinaremos con más deta- esclavo, un siervo ni un vasallo). E,
lle atendiendo, de una parte, al propio igualmente importante, no deben poseer
Karl Marx, y, por la otra, a Max Weber. ni controlar los recursos productivos que
Aunque los economistas clásicos habían habrían de proporcionar un medio de
proclamado la importancia universal del subsistencia independiente: han de ven-
intercambio («propensión universal al der su trabajo para sobrevivir. La rela-
trueque y pago en especies» de Adam ción remunerativa depende de esta l i -
Smith), sus teorías económicas a partir bertad dual (de la sumisión, pero tam-
de mediados del siglo XVIII empezaron a bién del control), de modo que cuando
fundamentarse en los procesos y relacio- un individuo trabaja por un salario, ven-
nes de producción. Las explicaciones de de una forma particular de bien: su ca-
los valores de intercambio dejaron de ba- pacidad laboral.
sarse en las fluctuaciones del mercado Gran parte del análisis económico de
para hacerlo en el propio proceso de la Marx, y en especial el que dedicó a la ex-
producción, en especial en la cantidad de plotación bajo el capitalismo, empieza
tiempo de trabajo aplicado a la obtención por esta relación remunerada y es la ba-
de un bien concreto. Marx también aten- se de su distinción entre el capitalismo y
dió principalmente a la producción, pero otras formas de economía. Pero, escribió
en su ya clásico El capital (1887) abogó Marx, la naturaleza no ofrece una masa
por un necesario análisis del producto laboral, de una parte, sin control sobre
(que consideró la «célula económica» de los medios de producción o de subsisten-
la sociedad capitalista) y de la circulación cia y, de la otra, una masa de capital en
de bienes porque, en sus palabras, la so- manos de una minoría presta a servirse
ciedad capitalista no es sino una vasta se- del trabajo (o poder de adquisición del
rie de bienes materiales. El análisis de mismo). Así, el poder laboral es un bien
Marx empezó, pues, por las característi- ficticio, como iba a proclamar Polanyi
cas del producto, el problema del valor y casi un siglo más tarde, no en el sentido
la circulación de bienes antes de proceder de que se establece, sino en el de que se
al análisis de los procesos y relaciones de constituye en un proceso histórico.
la propia producción de bienes, a la que También Weber subrayó la importancia
dedicó la mayor parte de su atención. del trabajo libre como rasgo característi-
El capitalismo es un tipo particular de la co del capitalismo, pero lo vio como uno
economía de bienes materiales, en opi- más entre muchos, destacando en cambio
nión de Marx, porque las relaciones e in- la emergencia y el predominio de la con-
tercambios al respecto han impregnado tabilidad racional, e incluso la aparición
de tal modo las relaciones económicas y de un «espíritu» racional. Pero, este espí-
sociales que incluso la capacidad huma- ritu y la práctica de una contabilidad ra-
na de trabajo (fuerza laboral) se ha ma- cional dependían de la constitución de
terializado. Y para que el trabajo sea real- un complejo institucional que compren-
mente un bien, los trabajadores han de día (1) el tratamiento de todos los medios
140 CARÁCTER NACIONAL
Otras lecturas Devereux, 1955; Glass- nes (Inden, 1990; Heesterman, 1985).
man y Swatos, 1986; Kracke, 1978; Lind- De hecho, Dirks (1987) argüyó que la
holm, 1988; Zablocki, 1980. imagen brahmánica de casta era simple-
mente un fantasioso desiderátum de los
casta, sociedades de Son aquellas sacerdotes en una atmósfera colonial que
en las que grupos de personas con ocupa- favorecía la disyunción entre el poder de
la corona y la legitimidad religiosa.
ciones o características específicas se or-
Sin embargo, entre la gente ordinaria, la
denan jerárquicamente. Los rangos esta-
principal competición entre castas se da
blecidos se basan ostensiblemente en el
en un plano de organización inferior. To-
grado de contaminación implícito en el
das las varnas se dividen en multitudina-
trabajo asignado a cada casta o en otras
rios jatis o grupos locales endógamos
características del grupo. La posición del
agremiados que constituyen la variopin-
individuo en la escala de castas puede
ta fuerza laboral de la sociedad. Estos ja-
considerarse como recompensa o castigo
tis pueden opositar, y de hecho lo hacen,
en relación con su avance espiritual (véa-
a las mejores posiciones relativas de su
se PUREZA/POLUCIÓN).
colectivo y tratan de ascender de rango a
En la India, la sociedad de castas más fa-
mediante lo que Srinivas (1962) deno-
mosa (algunos dicen que la única), se en- minó célebremente la «sanscritización»:
cuentran cuatro grandes grupos o var- emulando los atributos de las castas su-
nas: los «dos vedes nacidos» sacerdotes periores. Así, una casta económicamente
brahmanes, guerreros kshatriya y mer- afortunada puede adoptar hábitos y ac-
caderes vaisiya, y los « u n a vez nacidos» ceder a ocupaciones menos contaminan-
campesinos sudra. Por debajo de éstos y tes para reclamar en consecuencia una
oficialmente excluidos del sistema de posición superior en el sistema de castas.
castas se encuentran los Intocables (los La aceptación consiguiente varía (E Bai-
harijan de Gandhi o «hijos de Dios», hoy ley 1957), pero demuestra claramente
autoproclamados Dalits u «oprimidos», que la movilidad ascendente (y descen-
que desempeñan los oficios más conta- dente) de rango en el jati era mucho más
minantes). probable antes de que los censos colonia-
Aunque los brahmanes son universal- les fijaran de forma inmutable las posi-
mente reconocidos como la casta espiri- ciones de casta en documentos escritos.
tualmente menos contaminada, el con- Las definiciones académicas de casta
senso no es absoluto en lo que se refiere tampoco son muy sólidas y definen dos
posiciones mutuamente excluyentes. La
a quién es su representante sumo y por
primera es estructural y funcional y con-
qué. Por ejemplo, los apóstatas pueden
sidera a la casta como una categoría tipo-
reclamar una santidad especial haciendo
lógica comparable en muchos aspectos a
gala de un ascetismo y una pureza extra-
las organizaciones jerárquicas comunes.
ordinarios o practicando el canibalismo
En la misma clave, Gerald Berreman es-
y la autodegradación o entregándose a la
cribió que «un sistema de castas es seme-
intoxicación y al exceso (J. Parry, 1982;
jante a una sociedad plural cuyas seccio-
Lynch, 1990).
nes discretas se jerarquizan verticalmen-
Más aún, los kshariya, que tradicional- te» (1968, p. 55). Las castas de la India
mente habían sido la clase gobernante, son, pues, análogas a las estructuras so-
establecieron patrones de valoración pa- ciales de otros lugares con diferenciación
ra sí mismos para contrarrestar así los social similar, como ocurre con la clasifi-
asertos de preeminencia de los brahma-
144 CAZA
chamán. ¿Se distingue el éxtasis del cha- precursora del don chamánico; sin em-
manismo de la posesión por un espíritu, bargo, a diferencia del loco, el chamán
como ocurre en los rituales del vudú? aprende a dominar los espíritus que lo
¿Requiere el chamanismo un viaje má- poseen y entra y sale de este estado de
gico al mundo de los espíritus? ¿Ha de disociación a voluntad (Noli, 1983). El
darse cuenta el chamán de lo que ocurre chamán es, pues, una figura curiosamen-
en el transcurso del trance? ¿Necesita el te dividida, a la vez apresada por el tran-
chamán un espíritu tutelar? En cual- ce y libre de éste; es un actor consciente
quier caso, el aspecto central del chama- y, simultáneamente, un participante ex-
nismo es la manifestación pública del tasiado. El grado de fraude implícito en
TRANCE extático. el acto sigue siendo materia de debate.
Típicamente, los chamanes no eligen su Pero aun con el uso de añagazas para in-
ocupación voluntariamente, sino que tensificar el pasmo de la audiencia, hay
más bien son «llamados» por ESPÍRITUS cierto consenso en que los «mejores»
que llevan al iniciado a ámbitos de in- chamanes acceden ciertamente a un es-
tensas y a veces terribles sensaciones de tado de consciencia alterado en el ejerci-
sufrimiento personal, poderosa emoción cio de su ministerio.
y desintegración de la propia identidad. La transformación en chamán es, pues,
La ferocidad de la fase de iniciación va- una traslación desde una fase de inicia-
ría entre individuos y culturas, pero a ción con desintegración de la identidad,
menudo se dice que los espíritus se adue- a través de una autorreconstrucción do-
ñan de los iniciados, los evisceran y los lorosa que lleva a un renacer como ofi-
fragmentan en mínimas porciones. ciante transformado capaz de controlar y
Durante el estadio de iniciación, bajo la revelar los potentes espíritus que frag-
amenaza de desintegración, los iniciados mentan a otras almas más débiles (véase
parecen presentar graves trastornos I. Lewis, 1971, con referencia a esta for-
mentales. Después el chamán puede se- mulación). Los poderes que adquiere el
guir comportándose de manera extraña; chamán gracias a este control sobre los
así, la salud mental de los chamanes ha espíritus clásticos incluyen a menudo la
sido tema candente de debate antropoló- facultad de leer mentes y ver desde la
gico (véase Winkelman, 1986, para un distancia, el poder de la visión radiográ-
análisis general). fica, y capacidades mágicas de sanación
Sea cual sea el estado mental del cha- (y producción) de enfermedades, así co-
mán, su «singularidad» es en general mo predecir el futuro y abandonar el
muy estereotipada. A menudo implica cuerpo físico propio para unirse con un
TRAVESTISMO, que gráficamente simboli- espíritu familiar en el mundo animal.
za el estado «fronterizo» del practicante, La épica batalla para alcanzar estos po-
aunque ello no implique necesariamente deres constituye la base de la sesión cha-
homosexualidad, como tampoco implica mánica, que LÉVI-STRAUSS (1963a, p. ix)
locura una expresión habitualmente abs- caracterizó como una especie de «abreac-
tracta (Czaplicka, 1914, pp. 243-255). ción» que espectacularmente recapitula
Más aún, en toda cultura con chamanis- la experiencia iniciatoria original de de-
mo, las propias gentes distinguen entre sintegración y reintegración del cha-
el estado mental auténtico del chamán y mán. Una vez efectuado el viaje mítico
la locura. En términos generales, ésta (a al mundo de los espíritus y demostrado
menudo definida culturalmente como poderes de transfiguración y trascenden-
posesión por los espíritus) se entiende cia de la muerte, el chamán regresa
148 CHAYANOV, PENDIENTE DE
mayor proporción de mano de obra acti- san por casamiento a su vez de los hijos y
va que aquellas con cocientes más bajos muerte de la generación mayor. Todas
(y menos onerosos). El uso de los recursos las sociedades presentan en este sentido
humanos en uno u otro tipo de economía un modelo similar de crecimiento y de-
viene determinado por el mismo factor: clive en estas líneas, cuyos hitos definito-
la intersección de las curvas de aprove- rios son a menudo ritualmente marca-
chamiento y desaprovechamiento, res- dos, y en general diferentes de una a
pectivamente, de la propia fuerza laboral. otra. Una innovación teórica importante
A mayor cociente de consumidores fren- en la antropología estructural-funcional
te a productores, mayor será el aprove- británica, en particular por vía del traba-
chamiento de producto adicional y me- jo de Jack Goodie y Meyer FORTES
nor el despilfarro de la mano de obra ex- (1958), fue distinguir entre el campo do-
tra. Gráficamente representada, esta méstico de los grupos efímeros y el cam-
relación se ha dado en llamar la «pen- po político-legal de los grupos perma-
diente de Chayanov» (véase figura 1). nentes y postular que el ciclo de desarro-
Los antropólogos han hecho uso (y abu- llo de los grupos domésticos se regía por
so) de la pendiente de Chayanov en el estructuras permanentes (véase FUNCIO-
NALISMO, ESTRUCTURALISMO). La varia-
análisis de todo tipo de sociedades, pero
su m á x i m a potencia explicativa se da en ción en el curso del desarrollo del grupo
el análisis de las comunidades contem- doméstico de una sociedad a otra se ex-
poráneas basadas en el laboreo de ARRA- plicaría por las diferencias existentes en-
tre las estructuras que respectivamente
SAMIENTO (Dove, 1984). MRDyML
las comprenden. JIG
Véase también AGRICULTURA.
Otras lecturas Durrenberg, 1984; Net-
ting, 1993. ciclo de vida Conjunto de etapas y
roles por los que debe pasar la persona
ciclo de desarrollo Se denomina en el curso normal de su biografía y mo-
cambio cíclico a los cursos regulares y do en que la cultura regula el crecimien-
repetitivos de crecimiento, declive y re- to y el cambio humanos.
activación. El concepto de ciclo de desa- En el ciclo de vida biológica cada nueva
rrollo aplica la metáfora biológica del ci- fase se señala por cambios en el organis-
clo vital a grupos más que a individuos. mo individual. El cambio corporal puede
Algunos grupos de todas las sociedades constituir un criterio de paso al estadio
se consideran constituyentes permanen- siguiente, pero el principal es c u a n pres-
tes (grupos incorporados); otros se en- to está el actor a asumir nuevos papeles
tienden como efímeros. Por definición, en el drama social. La madurez sexual
todos los fenómenos efímeros deben se- por sí misma no capacita al hombre para
guir un curso de fundación, realización y el matrimonio en muchas sociedades, si-
desaparición, y el ciclo de desarrollo po- no que también debe haber demostrado
dría aplicarse a cualquiera de estas vías su capacidad para sostener una UNIDAD
predecibles. En la práctica, la unidad efí- DOMÉSTICA. El universo cultural se cons-
mera más importante sujeta al ciclo de truye sobre la persona como actor social.
desarrollo es la del CICLO DOMÉSTICO. És- Como dijo Jules Henry (1973), el peso
tos se fundan (generalmente mediante social de las gentes se mide por su «capa-
el matrimonio), crecen con el nacimien- cidad de ser echadas de menos».
to de los niños y la incorporación de El término «ciclo de vida» se extiende
otros allegados dependientes y se disper- vagamente a otras secuencias repetitivas
150 CICLO DE VIDA
del quehacer humano. Ejemplos al res- términos usados para definir la totalidad
pecto son el ciclo de vida familiar o CI- del ciclo vital. En algunos es sólo una
CLO DE DESARROLLO, el de las modas, y moderada curva de cambio; en otros es
las teorías sobre ciclos de vida del ascen- un círculo completo que se cierra, por
so y declive de las grandes civilizaciones. tanto, en sí mismo; y en unos terceros,
Estos ciclos pueden carecer de conexión por ejemplo, incluso un eterno reciclaje
obvia con el proceso biológico, pero las de la sustancia humana en un continuo
visiones de una «economía madura» o proceso de REENCARNACIÓN. También di-
una «civilización senescente» pueden ser fieren en la definición de « v i d a » . Los
retóricamente seductoras. más reconocen a la persona como enti-
Los esquemas culturales ayudan a hacer dad social desde algún tiempo antes de
la acción social más previsible al designar nacer hasta bastante más allá de la
secuencias de roles y momentos de pro- MUERTE. En el lenguaje popular de Esta-
moción en ellos como naturales o desea- dos Unidos, la vida discurre «desde la
bles. Por ejemplo, los miembros de una cuna hasta la tumba». Sin embargo, al-
sociedad pueden juzgar fácilmente cuán- gunos fetos, cadáveres y poseedores de
do, según las reglas locales, una persona PROPIEDAD muertos constituyen entida-
ha contraído un «matrimonio tardío» o des sociales en el sistema legal estado-
sufrido una «muerte prematura». En la unidense. Puede que no sean personas
realidad, pocas personas culminarán la «plenas», pero sí dotadas de derechos par-
carrera: algunas no vivirán lo suficiente ticulares aceptados por otros o por el esta-
para cumplir todas las etapas: otras no se- do. El momento en que termina o empie-
rán promovidas en el momento oportuno za la vida puede ser un tema amargamen-
o se revelarán incapaces de satisfacer el te controvertido, como se aprecia en las
rol esperado. Pero al aportar una visión de polémicas actuales sobre el aborto y la
normalidad, estos esquemas amortiguan eutanasia.
las olas turbulentas de los individuos en Los antropólogos han hecho uso desde
progresión a través del sistema. hace mucho tiempo de esquemas de ciclo
Estos programas de tiempo limitan nues- de vida para describir sistemas culturales
tra conducta como personas, pero tam- que les permitieran fijar cronológica-
bién constituyen un recurso. Nos presio- mente los eventos humanos. Los infor-
nan a avanzar «con el tiempo». Cuando mes etnográficos incluyen rutinariamen-
los japoneses hablan del momento de ca- te un esbozo de la tabla cronológica ideal,
sarse, por ejemplo, pueden referirse y a veces de sus variantes para hombres y
chuscamente a las mujeres como «tartas mujeres, para las élites y para la gente
de Navidad» y a los hombres como «po- corriente. Sin embargo, las investigacio-
taje de Año Nuevo», sobras pasadas si no nes y análisis más profundos solían limi-
se han casado a los veinticinco y trein- tarse a dos tópicos: los RITOS DE PASO (en
taiún años respectivamente. Pero estos particular en los trabajos de Victor T U R -
programas temporales son a la vez pro- NER [ 1 9 6 9 ] y Arnold van GENNEP [ 1 9 6 0 ] )
metedores y ominosos. Sugieren que y la SOCIALIZACIÓN. Pese a sus logros, am-
aquellos que crecen y maduran correcta- bas líneas de investigación han comparti-
mente se verán recompensados con un ci- do el sesgo del proceso humano inheren-
clo completo de experiencia humana que te a la definición del ciclo de vida como
culmina en la sabiduría y se cierra con la marco de tratamiento normativo.
muerte en edad provecta. Hacia 1 9 7 0 , los antropólogos iban des-
Los esquemas culturales difieren en los prendiéndose ya de este enfoque tan es-
CIRCUNCISIÓN 151
chos la creen beneficiosa para la salud y miento de su supuesto origen en las anti-
la higiene, aunque las autoridades médi- guas culturas nilóticas). El clítoris, el
cas suelen oponerse a ella por entender prepucio, los labios menores y gran par-
que entraña un riesgo innecesario. te de los mayores son excindidos y la
En algunas culturas aborígenes africanas abertura practicada es seguidamente
y australianas, esta cirugía genital mas- ocluida transversalmente a la vagina
culina ha formado parte del rito de paso uniendo los tejidos de ambos lados. Cu-
a la virilidad adulta. La subincisión —cor- rada la herida, el tejido cicatricial blo-
te practicado a lo largo de la cara inferior quea la abertura salvo por un mínimo
del pene, ensanchamiento de éste, a me- orificio único conservado mediante la
nudo lesionando la uretra— ha sido prac- inserción de un pequeño objeto, un fino
ticada a veces en Australia, mientras que tallo o paja, que permite el paso de la
la superincisión —corte a lo largo de la ca- orina y el flujo menstrual. También se
ra dorsal del prepucio— ha sido común en practican algunas formas intermedias
algunas culturas de las islas del Pacífico. con excisión de menos tejido y la consi-
La circuncisión femenina es un eufemis- guiente ampliación del orificio de salida
mo muy difundido para indicar varios ti- (Abdalla, 1982).
pos de cirugía genital femenina tradicio- Las consecuencias para la salud pueden
nal. Corriente en el África occidental, sa- ser muy graves. El acto quirúrgico en sí
hariana y nororiental, también ha sido mismo puede causar intenso dolor a las
documentada en algunos pueblos del su- muchachas, hemorragia y a menudo
reste asiático y en las Américas (Toubia, conmoción, con retención de orina, in-
1993, p. 5). En América del Norte inclu- fecciones y septicemia. Si se practica la
so llegó a prescribirse a principios del si- infibulación no es raro que el tejido cica-
glo XX como forma de tratamiento con- tricial obstruya el paso de la menstrua-
tra la masturbación. En las culturas don- ción o dificulte en extremo la primera
de esta cirugía se practica de manera cópula. La infibulación dificulta igual-
general suele aplicarse bien a niñas muy mente el parto, que sólo puede llevarse a
jóvenes (por ejemplo, la edad de cinco a término mediante una nueva incisión de
siete años es la norma entre los árabes urgencia. Esta circunstancia puede oca-
sudaneses), bien en adolescentes como sionar fístulas vesicovaginales, compli-
rito de paso previo al matrimonio (como cación grave con necrosis tisular y aper-
ocurre entre los masai y los gikuyu en tura antinatura entre la vagina y otras
Kenia) (Davison, 1989). estructuras internas. Logrado el parto,
La modalidad menos lesiva de la circun- suele practicarse la reinfibulación. No
cisión femenina consiste en la ablación ha de sorprender que la costumbre sea
del prepucio clitórico, comparable a la causa de graves efectos psicológicos (El
circuncisión masculina, acompañada a Dareer, 1982).
menudo de un recorte o ablación parcial En reconocimiento de la peligrosidad de
del propio clítoris. Cuando la ablación es estas cirugías se ha acuñado el término
total se dice «clitoridectomía», y «exci- de «mutilación genital femenina».
sión» cuando a ésta se suma la ablación Las razones aducidas para justificar la
de los tejidos adyacentes del prepucio y circuncisión femenina varían de una cul-
los labios. tura a otra y no se asocian con ninguna
La forma más grave y cruenta de la cir- tradición religiosa única. En África, por
cuncisión femenina es la infibulación (o ejemplo, ha sido practicada por musul-
«circuncisión faraónica», en reconoci- manes, cristianos, judíos y seguidores de
CLASE 153
otras culturas religiosas. Aunque la ma- distinguir las grandes unidades de las
yoría de los musulmanes no la practican más pequeñas, donde los nexos genealó-
e incluso se oponen a ella por contraria a gicos se recuerdan y pueden ser definidos
los preceptos islámicos, muchos musul- (creando técnicamente un sistema de es-
manes del África nororiental creen que tirpe extensa y única), en el que los lina-
en sus formas más leves es aceptable, ba- jes de orden superior son funcionalmen-
sándose al efecto en la interpretación de te equivalentes a los clanes. MR
algunas enseñanzas atribuidas a Maho-
ma. Dado que las tradiciones del Profeta clase Las clases sociales constituyen
reciben el nombre de sunna, a estas for- divisiones de orden mayor de las SOCIE-
mas leves se las da en llamar «circunci- DADES COMPLEJAS, y sus miembros poseen
sión sunna» (Gruenbaum, 1991). diversas medidas de riqueza, poder y
Otras explicaciones culturales de la prác- prestigio, derivados de su posición res-
tica incluyen la preservación de la virgi- pectiva en la DIVISIÓN DEL TRABAJO. Aun-
nidad (reduciendo el deseo sexual y obs- que la «clase» es uno de los conceptos
taculizando la penetración), la belleza más poderosos al alcance de los estudio-
(adecuación a la estética cultural), la sos de las sociedades grandes y comple-
limpieza, la purificación (árabe tahur), jas, también es uno de los menos unifor-
la identidad sexual (eliminación de las mes en su significado y uso.
partes «masculinas») y la garantía de La voz fue acuñada en la época de las
placer sexual del hombre. transformaciones sociales asociadas al
Los esfuerzos en la educación sanitaria crecimiento del CAPITALISMO industrial;
pública para modificar o eliminar esta su significado ha sido profundamente
clase de cirugía han ganado relevancia influido por el trabajo de Karl Marx,
en años recientes (Koso-Thomas, 1987). quien formuló un modelo de desarrollo
que reflejaba los modelos emergentes de
EG
una estructura de clase simplificada a
Otras lecturas Hosken, 1993; Paige y
medida que las sociedades progresaban
Paige, 1981.
hacia un modo universal de organización
social impuesto por el capitalismo bur-
clanes Grupos de descendencia unili-
gués en expansión por todo el mundo.
neal que vinculan a una serie de colecti-
Aunque Marx escribió poco específica-
vos descendientes de un antepasado teó-
mente sobre clases, su esquema secuen-
ricamente común cuya genealogía con
cial general de las épocas caracterizadas
frecuencia no se recuerda o es puramen-
por amos y esclavos, señores y siervos,
te mitológica. Así, los miembros de un
burgueses y proletariado ha tenido gran
clan pueden compartir un nombre o an-
influencia en los antropólogos. Max We-
tepasado común con el que se suponen
ber aceptó muchas de las ideas de Marx
emparentados y, no obstante, ser incapa-
acerca de la propagación global de la MO-
ces de definir los vínculos entre los lina-
DERNIZACIÓN basada en el progreso tec-
jes componentes. Los clanes son a menu-
nológico, pero puso los cimientos de la
do exógamos y los que ocupan una región
contribución de la antropología a la in-
determinada pueden funcionar como
terpretación de clase como reconociendo
unidades políticas territoriales. Matri-
que las sociedades se «insertan» diferen-
clán es el que se organiza sobre una base
cialmente en el SISTEMA MUNDIAL (véase
de descendencia matrilineal; patriclán,
TEORÍA DEL S. M . ) emergente, y también
conforme a descendencia patrilineal. Al-
que la dimensión cultural, o ideológica,
ternativamente, el término se aplica para
154 CLASE
de las relaciones de clase es más impor- determinada por su relación con los me-
tante de lo que en general se supone, dios de producción. Unos pocos antropó-
menos fácil de comprender y que posee logos han intentado aplicar el concepto
una capacidad transformadora que com- marxiano de clase directamente a las so-
plementa, y a veces supera, la del cam- ciedades precapitalistas (Terray, 1975);
bio tecnológico. pero, en su más amplio sentido, los estu-
El enfoque aplicado al estudio de las cla- dios de la formación de clases en un sis-
ses depende de los supuestos teóricos tema mundial emergente tratan de iden-
muy generales del investigador. Los es- tificar las secuencias de desarrollo en las
tudios primariamente dedicados a cómo regiones periféricas que corresponden a
se cohesionan las sociedades y persisten los que tuvieron lugar a medida que el
así en el tiempo suelen tratar en general capitalismo prosperaba en las áreas nu-
a las clases como resultado de la distri- cleares de Europa y América del Norte
bución normal de las actividades funcio- (E. Wolf, 1982). Dos ejemplos excelentes
nales necesarias para garantizar la ope- de estudios antropológicos que interpre-
ración del sistema social. Este enfoque se tan la historia, la estructura social y la
considera óptimamente bajo el epígrafe cultura locales en términos del desarro-
de ESTRATIFICACIÓN social. Si el punto de llo de un modo de producción y de siste-
atención teórico lo constituyen más bien ma de clases únicos de alcance mundial,
los procesos de cambio, como en los es- aunque con algunas adaptaciones a las
critos de Marx, las clases emergentes se condiciones locales, son los de Gough
consideran fruto de cambios en los pro- (1981) en India y de Vincent (1982) en
cesos de producción, introduciendo así África oriental.
potenciales conflictos entre las jerarquías Un volumen creciente de trabajo antro-
políticas y de posición social estableci- pológico estudia grupos particulares en
das. Sin embargo, para que estos conflic- las sociedades industrializadas o en curso
tos se articulen políticamente hace falta de industrialización, concentrándose en
la emergencia de una conciencia de inte- las clases más bajas o trabajadoras, o en
reses comunes y destino unitario entre las características sociales y culturales
los miembros de cada clase, situación supuestamente producidas por la POBRE-
que hace aflorar una nueva dimensión ZA. Estos estudios se transforman a me-
en el estudio de las clases. nudo en descripciones de SUBCULTURAS,
Los antropólogos influidos por Marx han concebidas ya como emergencia localiza-
destacado primariamente las estructuras da de modos de producción particulares,
sociales y culturales surgidas de las rela- ya como unión o agrupación de tradicio-
ciones económicas, o MODOS DE PRODUC-
nes étnicas con adaptaciones clasistas.
CIÓN, y han identificado las clases en tér- Sin embargo, algunos antropólogos han
minos de su posición en estos procesos. sido sensibles a las diferencias de clase y
Siguiendo una secuencia evolutiva, las las correlaciones culturales en vecinda-
clases emergen a medida que los modos des raciales o étnicas (Hannerz, 1969).
de producción se hacen más complejos. Los métodos de estudio antropológico
Así, se ha prestado gran atención a los que implican un contacto continuo y de
campesinos, terratenientes y jornaleros primera mano a lo largo de un tiempo
sin tierra en las sociedades preindustria- prolongado han producido análisis deta-
les y han abundado los intentos por iden- llados que complican las teorías más abs-
tificar las principales características del tractas de la estructura de las clases y su
modo de vida, o CULTURA, de cada clase, motivación económica. En el plano local
CLASIFICACIÓN 155
transculturalmente válido para la cuali- to tipos de roble. Por último, están los
dad «rojo». La trasladabilidad mutua de apelativos varietales, inmediatamente su-
términos de colores básicos y la secuen- bordinados a los términos específicos, co-
cia común en que son codificados parece mo «perro pastor pardinegro alemán»
reflejar un modelo universal de clasifica- (frente a otros tipos de pastor alemán), en
ción humana de los colores. sí una forma del «pastor alemán» (especí-
En un trabajo paralelo sobre la clasifica- fico), que es a su vez un «perro» (genéri-
ción de plantas y ANIMALES (etnobiolo- co), un «mamífero» (forma de vida) y un
gia), Brent Berlin y sus colegas, apoyán- « a n i m a l » (iniciador singular) en magni-
dose en la obra de Harold Conklin, halla- tud creciente de integración.
ron que había esencialmente sólo cuatro o La evidencia de que el número de clases
cinco clases (o categorías jerárquicas) en (cuatro o cinco) tiende a ser esencialmen-
diversas culturas (Berlin et al., 1973). te igual en culturas diversas sugiere otra
Aunque muchas lenguas carecen de un propiedad universal de la clasificación
término traducible para «planta» o «ani- humana, sugerencia reforzada por el ha-
mal», ambos se reconocían como campos llazgo de que el número de genéricos po-
semánticos por las palabras que aluden pulares para plantas y animales tiende a
inequívocamente y sin polisemia posible concentrarse en torno a quinientos (Ber-
a plantas o animales, tales como los tér- lin, 1992), lo cual puede indicar el límite
minos equivalentes a «pelo», «plumas», superior de la memoria en las culturas
«néctar» y «fibras». En otras palabras, analfabetas (Lévi-Strauss, 1966).
aunque el campo semántico «plantas» es En relación con la taxonomía científica,
anónimo (o no explícito) en muchas len- las clasificaciones populares pueden so-
guas, desde el punto de vista cognitivo es brediferenciar o subdiferenciar el con-
totalmente real por el vocabulario asocia- junto viviente. En un chocante caso de
do exclusivamente con él. Esta categoría sobrediferenciación, los hanundo de las
encubierta recibe el nombre de «inicia- Filipinas usan unos 1.800 nombres para
dor singular» (algo parecido a «reino» en una flora científicamente reconocida de
las ciencias biológicas). Jerárquicamente sólo unas 1.300 especies (Conklin, 1957).
alojadas por debajo de él se encuentran Las culturas estrechamente asociadas
tres o cuatro clases más, en orden descen- con la vida en exteriores tienden a mos-
dente de integración: forma de vida, ge- trar una proporción mucho mayor de
nérico común, específico y varietal (au- nombres para los seres vivos en su voca-
sente en algunas lenguas). Las formas de bulario que las lenguas asociadas con
vida son agrupamientos mayores dentro una mayor dependencia de la comodidad
del iniciador singular, como «árbol», implícita en la vida en interiores (Ber-
«hierba» y «trepadora» para las plantas, y lin, 1992). Más aún, las lenguas asocia-
«ave», «mamífero» y «pez» para los ani- das con una gran complejidad tecnológi-
males en nuestro habla común. Los gené- ca (como el inglés de Estados Unidos)
ricos se subordinan inmediatamente a las tienden a presentar más términos para
formas de vida, de modo que los nombres formas de vida (así como para iniciado-
«roble», «pino» y «abeto» son tipos de ár- res singulares) que las afiliadas a socie-
bol. Los específicos, como ocurre con los dades íntimamente dependientes de los
nombres científicos, tienden a ser binó- recursos naturales (C. Brown, 1984). Las
micos y se subordinan inmediatamente a similaridades superan, no obstante, a las
la clase o genérico común, de modo que diferencias en las clasificaciones popula-
«roble muerto» y «roble vivo» son al efec- res en lenguas diversas, así como entre
158 CLASIFICACIÓN
éstas y las científicas. Unas y otras com- raciales. Aunque el uso de términos de
parten criterios de ordenamiento y mor- raza es independiente de la unión paren-
fología pese a la diferencia en el número tai en ambos casos, brasileño y estado-
de clases, en su definición, nomenclatu- unidense, los fundamentos de tal inde-
ra, aspectos morfológicos que se conside- pendencia son totalmente diferentes. En
ran importantes («árboles» no es un ta- Estados Unidos se desarrolló un sistema
xón. en botánica, pero Anacardiaceae, de castas en el que una persona era «ne-
que comprende desde los enormes ana- gra» o «blanca» y donde el casamiento
cardos hasta la hiedra venenosa, presen- mixto era raro y a menudo ilegal. Cuan-
ta ciertos rasgos característicos en la do se dada, la prole generada era auto-
morfología de sus flores y frutos que le máticamente clasificada como « n e g r a » ,
confieren la categoría de taxón), y el ejemplo de hipodescendencia en la que
margen de términos de referencia geo- la clasificación racial de uno de los pro-
gráfica (clasificación popular) se restrin- genitores es absolutamente ignorada en
gen a las especies vivas con presencia lo- la calificación racial de la persona. En
cal, mientras que las clasificaciones cien- Brasil cabe que unos hermanos sean con
tíficas son, en principio, generalizables. frecuencia clasificados en «razas» dife-
Incluso la taxonomía científica, que data rentes, hecho del todo imposible en Es-
de Aristóteles, tiene raíces en la biología tados Unidos (Harris y Kottak, 1963).
popular (Atran, 1990). Las razas, como poblaciones reproducto-
En contraste con la expresión verbal de ras aisladas, no existen. Harris y sus co-
términos emparentados, la trasladabili- legas señalaron que la clasificación bra-
dad de los términos para los colores bási- sileña, aunque ambigua, abarca una
cos y la estructuración común de las je- multitud de fenotipos, independiente-
rarquías de los seres vivos, Marvin H A - mente de la clasificación de los progeni-
RRIS examinó las profundas diferencias tores del individuo y, por tanto, es más
intraculturales e interculturales en las exacta que la dicotomía estadounidense
clasificaciones de RAZA. Mientras que en «negro» y «blanco», basada en un siste-
Estados Unidos, por ejemplo, uno era ma de castas (Harris, 1970; Harris et al.,
históricamente «negro» o «blanco», Ha- 1993). La propia confusión en la asigna-
rris (1970) halló en Brasil un total de ción de identidad racial en Brasil, a uno
492 términos relativos al color racial en mismo o a otros, implica un caos semán-
una muestra de un centenar de infor- tico respecto del propio concepto. Cierto
mantes, quienes emplearon numerosos es que el número creciente de grupos ét-
términos para categorizar el color racial nicos diferentes en Estados Unidos y la
de 72 dibujos estándar representativos demanda de algunos de que se incluya
de diferentes fenotipos. Los términos de en el censo nacional una categoría «bi-
color racial suscitados por las tarjetas rracial» indica que la noción de una úni-
presentadas no indicaron referentes fo- ca identidad racial fija parece perder
cales (como fenotipos «blanco» o «ne- predicamento.
gro» prototípicos), a diferencia de lo ex- La aparente incomparabilidad de las cla-
puesto en los estudios de Berlin y Kay so- sificaciones raciales dentro de una pers-
bre los términos para los colores básicos. pectiva transcultural sugiere que el pro-
La clasificación racial brasileña popular puesto objetivo etnocientífico de mutua
es claramente diferente de la tradicional trasladabilidad de las clasificaciones cul-
en Estados Unidos en cuanto que admite turales es ilusorio aquí porque, como
una posibilidad más amplia de fenotipos campo semántico, «raza» no ha sido ja-
COCINA 159
Tabla 1 (continuación)
una nueva forma o fase segunda, de du- — Distintas formas de estado colonial
ración mucho más breve y con raíces en (entendido como proyecto a la vez cultu-
un expansivo capitalismo de alcance ral y político: Corrigan y Sayer, 1985), y
mundial. El siglo que medió entre 1820 los intereses que representaban, como el
y la primera guerra mundial fue testigo ESTADO.
de la aparición de un orden colonial mo- — La diversidad de sociedades precolo-
derno respaldado por la total hegemonía niales sobre las que se impuso diferen-
europea del comercio mundial, las fi- cialmente la dominación europea. Dado
nanzas y las comunicaciones marítimas que colonizador y colonizado se encuen-
y por nuevas formas de autoridad políti- tran geográficamente separados, todos
ca y militar sostenida por la tecnología, los colonialismos deben enfrentarse a la
las ciencias aplicadas y la información espinosa cuestión de cómo han de ser
(el telégrafo y otros). administradas financiadas y rentabiliza-
Entre 1870 y 1918, los poderes coloniales das las colonias (Crow y Thorpe et al.,
2
sumaron en promedio 614.400 k m cada 1986).
año a sus posesiones; entre 1875 y 1915, Los estados coloniales fueron cruciales
una cuarta parte de la superficie de la para el establecimiento de las condicio-
Tierra se distribuyó o redistribuyó en nes necesarias para la obtención de in-
colonias entre media docena de estados gresos (por ejemplo, impuestos, adua-
(Hobsbawn, 1987). Gran Bretaña, Fran- nas), regímenes laborales (basados en
cia y Alemania ampliaron sus colonias formas varias de trabajo libre o servil)
en diez millones, nueve millones y dos instituidos para la manufactura de mer-
millones y medio de kilómetros cuadra- cancías; también para conjugar alianzas
dos, respectivamente; Bélgica e Italia, políticas que mantuvieran la ficción de
Estados Unidos y Japón aumentaron sus una participación local y, no obstante,
dominios en aproximadamente dos mi- aseguraran la hegemonía imperial (a
llones y medio y doscientos cincuenta menudo frágil).
mil kilómetros cuadrados, respectiva- A finales del siglo xix y principios del
mente. Esta fase de «imperialismo clási- XX, el colonialismo adoptó una gran va-
co» dejó de describirse en términos de riedad de formas. Una tipología útil em-
laissezfaire y mercantilismo, pues repre- plea las coordinadas de formas de pro-
sentó una nueva fase del desarrollo del ducción de bienes, régimen laboral y po-
capitalismo y de rivalidad interimperial. der político (Hicks, 1969). En el caso de
África fueron tres las formas más defini-
Colonialismo moderno das (Amin, 1973):
Puede clasificarse conforme al momento — Asentamientos de colonos, como en
y manera en que territorios ajenos fue- Kenia y Mozambique, donde el gobierno
ron incorporados a un sistema mundial directo por una clase de colonos se asoció
(véase TEORÍA DEL SISTEMA MUNDIAL) y con la producción de bienes de consumo
subyugados, en general mediante uso de exportables procedentes de las plantacio-
la fuerza, seguida de conquista y rapiña. nes: productos como el algodón, el té, el
Con más precisión, las variaciones en la café y el azúcar.
experiencia colonial resultan de la com- — Economías de comercio, como en Ni-
binación específica de: geria y Senegal, caracterizadas por un
— La forma de economía política capita- gobierno indirecto a través de las clases
lista en momentos específicos de la his- dirigentes locales (autoridades nativas),
toria mundial. que actuaban como burócratas colonia-
166 COLONIALISMO
les, y producción por el campesinado de que. Sin embargo, en gran parte del
bienes de consumo exportables, como mundo en desarrollo pervive una sensa-
aceite de palma y cacahuetes. ción general de que la descolonización
— Concesiones mineras en lugares como no se ha traducido en una verdadera in-
África del Sur o Zaire, donde el capital dependencia económica o política. La
transnacional dominó la economía nacio- persistencia de una producción primaria
nal y se reclutó una fuerza laboral inmi- destinada a la exportación y de élites po-
grante, a menudo a la fuerza en primera líticamente dependientes vinculadas a
instancia, desde «reservas nativas» espa- los poderes coloniales sugiere que el co-
cialmente segregadas para el trabajo en lonialismo se ha transformado en un
las minas, que impusieron una nueva con- «neocolonialismo perpetuo» (Abdel-Fa-
figuración a la economía política local. dil, 1989).
La educación occidental y la actividad
misionera, introducidas como medio pa- Perspectivas teóricas
ra adiestrar a los funcionarios de segun- Los esfuerzos por explicar los orígenes y
do orden y como brazo civilizador del es- la cronología, y el carácter y las conse-
tado colonial, tuvieron consecuencias cuencias del colonialismo moderno han
contradictorias. Los dirigentes naciona- generado una copiosa literatura. El colo-
listas, anticoloniales de primera genera- nialismo ha sido considerado una fuerza
ción, surgieron precisamente del servicio benigna de modernización económica y
civil (administrativos, maestros) y de las progreso social (la llamada mission civila-
escuelas de las misiones que continuaron trice) que garantiza la ley y el orden, l a
su educación más allá de los límites fija- propiedad privada y el contrato, infras-
dos por los maestros coloniales. En el pe- tructuras básicas e instituciones politoló-
ríodo que siguió a 1945, el aumento de gicas modernas (Bauer, 1976). También
los movimientos anticoloniales en las co- ha sido ubicado en diferentes tradiciones
lonias y las crisis económicas en un siste- del marxismo y neomarxismo como ins-
ma imperialista en declive contribuye- trumento de destrucción masiva, depen-
ron a un rápido proceso de descoloniza- dencia y explotación sistemática genera-
ción. Los poderes imperiales tacharon al dor de economías «distorsionadas» (véase
TEORÍA DE LA DEPENDENCIA) , desorienta-
sistema colonial de caro y crecientemen-
te ingobernable. El colonialismo se desa- ción psicosociológica, pobreza masiva y
creditó política e ideológicamente ante dependencia neocolonial (Rodney, 1972;
Baran, 1957; A. Frank, 1967). Algunas lí-
los emergentes movimientos nacionalis-
neas de pensamiento marxista han postu-
tas, a menudo activamente apoyados por
lado que el capitalismo colonial fue «pro-
el bloque socialista (véase NACIÓN).
gresista», actuando como poderoso, motor
La independencia del gobierno colonial
del cambio social (B. Warren, 1980); otros
llegó rápidamente en el período de pos-
trabajos marxistas han argumentado que
guerra, a pesar de que los colectivos de
el colonialismo no fue suficientemente
colonos blancos fueron especialmente
progresista, provocando la célebre obser-
resistentes a toda noción de poder indí-
vación de Kay (1975) de que lo que el ter-
gena. La independencia sólo se logró en
cer mundo necesitaba era más explota-
estos casos mediante la insurrección or-
ción, no menos. Otros estudios igual de
ganizada, como ocurrió con los mau man
controvertidos han postulado un MODO DE
de Kenia, o a través de una prolongada PRODUCCIÓN claramente colonial (Alavi,
guerra de liberación por guerrilleros in- 1975). Con todo, lo que queda claro es que
dómitos, como en el caso de Mozambi-
COLONIALISMO 167
encuentra en las interrelaciones globa- té. Cuando una de las partes en el inter-
les-locales (Escobar, 1994; N. Thomas, cambio posee una vasta superioridad en
1994; Gilsenan, 1996; Stoler, 1995; armamento y puede imponer arbitraria-
R. Young, 1995). MWa mente las condiciones de transacción es
Otras lecturas Brewer, 1980; Ethering- muy difícil establecer la distinción entre
ton, 1984; I. Wallenstein, 1974. comercio y tributo.
Otro modo de adquirir bienes desde la
comercio Intercambio bidireccional distancia se ha dado en llamar comercio
en el que las transacciones suelen produ- «en sucesión», muy referenciado en el
cirse a menudo en un momento dado. El registro etnográfico. En este caso, los ob-
comercio comprende dos tipos de inter- jetos son transferidos de un grupo local a
cambio: (1) el mediado por alguna espe- otro vecino. Es frecuente que otra clase
cie de DINERO, donde la compra y la ven- de objetos siga el curso contrario, y que
ta son factores clave; y (2) el TRUEQUE, ambas se integren en la misma transac-
donde dos bienes o servicios se intercam- ción. Por ejemplo, las conchas de nácar y
bian por otros dos sin intervención de di- las hachas de piedra verde eran objeto
nero. Es cuestionable si debiera incluirse de intercambio a lo largo de un eje nor-
bajo la rúbrica «comercio» el INTERCAM- te-sur en lo que hoy se conoce como Pa-
BIO DE PRESENTES. Aunque frecuente en púa Nueva Guinea. (Las conchas de ná-
los escritos antropológicos, el comercio car tenían su origen en la costa meridio-
no constituye un concepto técnico bien nal y las hachas en la septentrional.)
definido. Algunos de los objetos eran almacenados
Las formas de comercio particularmente en un lugar intermedio, y otros despa-
interesantes para los antropólogos son chados. El valor relativo de cada uno
las que ser califican como de «de larga (comparado con el otro) se establecía en
distancia» y «en sucesión», porque con función de la distancia de su lugar de
frecuencia implican a muchas socieda- origen.
des distintas con valores culturales dife- Las pequeñas SOCIEDADES IGUALITARIAS
rentes. El comercio de larga distancia mantienen sistemas de intercambio re-
desplaza objetos a lugares muy alejados gular que propician la expedición de ob-
de su origen (cobre, bronce, obsidiana, jetos a puntos de destino muy lejanos.
gemas, hachas de piedra, nácar, etc.). En Los intercambios pueden producirse en
algunos casos se emprenden expedicio- el curso de encuentros esporádicos o en
nes a los lugares de origen de los recur- momentos diádicamente convenidos. Es-
sos, se adquieren las materias primas (y tos intercambios se denominan a veces
puede que se fabrique el objeto) y se re- de «comercio» y otras de «intercambio
gresa al punto de partida. Esto no consti- de regalos». Los criterios para diferen-
tuye comercio porque no hay intercam- ciar ambos conceptos no están claros. Por
bio. Más comunes son las expediciones ejemplo, una parte importante de las ex-
mercantiles que llevan a los individuos pediciones kula en las islas Trobriand
al lugar de origen de recursos que se «co- del Pacífico obedecía al comercio orga-
mercializan» mediante intercambio. La nizado entre visitantes y anfitriones, to-
evidencia arqueológica de este tipo de talmente al margen del suministro de
actividades es abundante en el antiguo valores kula.
Oriente Próximo, así como la evidencia Las sociedades de más entidad, en parti-
histórica de los últimos siglos sobre el cular las ESTRATIFICADAS, gozan de mu-
comercio ultramarino de especias, seda y chas más oportunidades para implicarse
COMPLEJO PECUARIO 169
Rasgo Características
bablemente a modelos de análisis más ar las cejas pueden haber sido posturas
complejos en el futuro. WBe hostiles para los homínidos prehistóricos.
Véase también COMUNICACIÓN NO VERBAL, La expresión facial es una de las fuentes
PRAGMÁTICA, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA. de información afectiva más importantes
para los seres humanos actuales.
comunicación no verbal La ma- Los movimientos de las manos o de otras
yor parte de la COMUNICACIÓN humana es partes del cuerpo de maneras claramen-
de naturaleza verbal. Sin embargo, los te interpretables son igualmente formas
antropólogos han sabido desde hace importantes de comunicación no verbal
tiempo que gran parte de la comunica- que se conocen genéricamente como
ción se produce por medio de mecanis- GESTOS. Birdwhistell llamó «cinesis» al
mos comportamentales no verbales: des- estudio de los movimientos del cuerpo.
de el gesto y el «lenguaje del cuerpo» al Muchos gestos «destacan» por su signifi-
uso del espacio interpersonal, pasando cado para los miembros de una sociedad
por el empleo de signos y símbolos y de dada. Los gestos de insulto, invitación,
estructuras temporales. requisitorios o despectivos parecen ser
Se ha visto que el comportamiento no universales en la sociedad humana.
verbal guarda muchas relaciones se- Edward T. Hall fue el precursor en el es-
cuenciales y funcionales con el verbal. tudio de la distancia intercorporal ( p r o -
Puede «repetir, aumentar, ilustrar, acen- xémica) y del uso del tiempo (cronómica)
tuar o contradecir las palabras; puede como formas de comunicación no verbal.
anticiparse al comportamiento verbal, Según Hall (1959, 1966) hay importan-
coincidir con él o sustituirlo, como tam- tes diferencias culturales en cuanto a la
bién seguirlo a modo de corolario; pero distancia guardada entre cuerpos en ra-
también puede serle totalmente ajeno» zón de diferentes fines sociales. En la so-
(Ekman y Friesen, 1981, p. 61). En todas ciedad norteamericana, por ejemplo, la
estas situaciones, los humanos han conversación social normal tiene lugar a
aprendido a interpretar las señales no una distancia media de medio metro en-
verbales de modo convencional. Sin em- tre interlocutores; en la sociedad egipcia
bargo, igual que las palabras deben ser puede ser de tan sólo un palmo. Las per-
tomadas en su contexto para su intrepre- sonas no familiarizadas con esta particu-
tación correcta, también el comporta- laridad pueden sentirse incómodas en un
miento no verbal debe ser interpretado acto social de esta naturaleza. Hall seña-
en el contexto total de una comunicación la igualmente que los diferentes concep-
dada (Birdwhistell, 1952, 1970). tos de TIEMPO son de carácter comunica-
Puede que la forma de comunicación no tivo. Caben aquí tanto la programación de
verbal más importante sea la expresión las rutinas diarias como la comida, la con-
facial. Los seres humanos son capaces de certación de citas y las ideas sobre la pun-
interpretar un número excepcionalmen- tualidad. En algunas sociedades, la falta
te grande de variaciones en la configura- de puntualidad es insultante; en otras, el
ción facial. Esta forma de comporta- uso rígido del tiempo incomoda.
miento no verbal es probablemente una Ekman y Friesen (1981) han desarrollado
de las formas de comunicación más anti- una tipología de comportamiento no ver-
guas en términos evolutivos. Basándose bal al hilo de los trabajos de Efron (1941),
en los estudios realizados sobre grupos de y han establecido las categorías siguientes:
primates actuales, movimientos faciales 1. Emblemas: actos no verbales que tie-
tan corrientes como la sonrisa o el arque- nen una traducción directa de dicciona-
176 CONCUBINATO
rio bien conocida por los miembros de única, unida por relaciones internas muy
una cultura dada. elaboradas, determinantes de múltiples
2. Ilustradores: movimientos del cuerpo niveles de significación.
que acompañan al discurso y puede bien Estos niveles de significación podrían ser
reforzar las palabras que contiene o mos- interpretados por el antropólogo como
trar una postura contradictoria, irónica o causa de un retrato regular y convincen-
de actitud concreta frente al mensaje te de la configuración y de la gente en su
verbal. seno. El mero conocimiento de sólo algu-
3. Muestras de afecto: primariamente nos aspectos de la configuración permi-
expresiones faciales que vehiculan esta- tiría predecir otros. La CULTURA podría
dos o actitudes emocionales. conocerse en igual medida que la perso-
4. Reguladores: actos que mantienen y na, y cada cultura sería apreciada por ra-
regulan la naturaleza vaiveniente del zones propias como estética y armoniosa
hablar y el oír, en general presentes du- o discordante y neurótica.
rante la interacción cara a cara. El configuracionismo reflejó claramente
5. Adaptadores: movimientos corporales la formación de Benedict bajo la égida
realizados a menudo inconscientemente de Franz B O A S en la tradición alemana
que hacen que las personas se sientan de la etnografía estética heredada de
Herder. Pero también influyó en él el
más cómodas en su interacción social,
holismo de la psicología de la Gestalt (W.
para mitigar la tensión o para acomodar-
Köhler, 1929), la humanística de Harry
se a la presencia de otros. Las dimensio-
Stack Sullivan (1964) y la filosofía ro-
nes proxémicas y cronómicas del eran-
mántica de Wilhelm Dilthey (1961).
portamietno verbal de Hall pertenecen a
El enfoque configuracionista de Bene-
esta categoría. WBe
dict fracasó en cuestiones relativas al su-
Véase también D A N Z A , L E N G U A J E .
puesto subyacente de coherencia; tampo-
Otras lecturas Kendon, 1977, 1981;
co quedaba claro exactamente qué aspec-
Key, 1975.
tos de la cultura eran esenciales y cuáles
puramente secundarios o efímeros. Be-
concubinato Estado de la esposa me- nedict se sirvió asimismo de modelos li-
nor; es decir, esposa de condición jurídica terario-psicoanalíticos para proporcionar
inferior a la de la esposa mayor u oficial. un esqueleto a sus configuraciones, mo-
Las sociedades poligínicas reconocen a delos que muchos antropólogos juzgaron
menudo dos o tres rangos de esposa, con inadecuados.
derechos y deberes diferentes respecto del
esposo y los restantes miembros de la fa- Sin embargo, el configuracionismo sigue
milia, al igual que ocurre con su proge- gozando de gran predicamento en la
nie. El término se aplica igualmente para imaginación antropológica. Por ejemplo,
referirse a la mujer que cohabita con un Clifford GEERTZ (1973), como Benedict,
hombre que no es su esposo. MR destacó la unicidad y la armonía interna
de cada sistema cultural, aunque repu-
configuracionismo Ruth BENEDICT dió la armazón psicológica que era esen-
hizo famosa la noción de configuracio- cial para la obra de Benedict. Al margen
nismo en su libro Patterns qf culture de la antropología, el teórico cultural
(1934a), donde retrató a las culturas en Norbert Elias (1978) ha cosechado gran
sentido análogo a las personalidades hu- éxito con un enfoque declarado configu-
manas. Así, cada cultura es entendida racionista que combina la complicada
como una entidad coherente, compleja y elaboración psicológica con el estudio de
CORTEJO 177
ticas tan íntimamente entrañadas que la de los swazi había señalado que su vio-
afectan a la dinámica de la formación lenta temática desempeñaba un papel
social, con implicaciones en la estructura funcional en el mantenimiento del or-
de las prácticas sociales. El análisis de den político. Sin embargo, Beidemann
Bourdieu (1977) de las prácticas de las rechazó este enfoque por superficial, de-
cabilas norteafricanas es en este sentido mostrando que estos conflictos se inte-
señero y demuestra el papel de los su- graban en concepciones cosmológicas es-
puestos cosmológicos en la creación y re- pecíficamente swazi subyacentes a la
producción del ordenamiento del espa- monarquía, donde fuerzas caóticas y de-
cio social (la vivienda cabileña) y la es- moníacas desempeñaban un papel vital
tructura temporal del ciclo agrícola (el en el seno de un poder ordenancista fun-
calendario cabileño). damentalmente ambiguo. Muy reciente-
El estudio antropológico actual se centra mente, un debate entre Obeyesekere
en las cosmologías como forma impor- (1992) y Sahlins (1995) en torno a las
tante de conocimiento de sí mismas o co- circunstancias que rodearon la muerte
mo medio para conocer la dinámica de del capitán Cook en Hawai se basó en la
las formaciones sociales y políticas más interpretación de la dinámica cosmoló-
allá de las normas del sentido común, en gica en el seno de un proceso social. Obe-
general el racionalismo occidental. yesekere rechazó la opinión de Sahlins
Griaule (1965) y Leenhardt (1979) des- en el sentido de que Cook fue tenido por
tacan entre los precursores de la explo- un dios por los hawaianos. Pero Sahlins
ración de las cosmologías como sistemas contestó diciendo que el argumento de
de conocimiento, aunque la monumen- Obeyesekere tenía sus raíces en una no-
tal obra de LÉVI-STRAUSS en Mythologi- ción racionalista occidental tanto de las
ques (1969-81) sigue siendo el trabajo deidades como de los procesos políticos,
capital al respecto. Lévy-Strauss desbro- concepto que negaba el papel de las no-
zó el camino del valioso análisis sistemá- ciones cosmológicas hawaianas en su
tico de los MITOS para comprender el sa- particular interpretación de los sucesos
ber de las gentes en sus propios térmi- históricos. El pensamiento y la práctica
nos. Aunque se le critica por reducir el hawaianos implicaban una continuidad
pensamiento cosmológico inserto en mi- entre las divinidades y los seres huma-
tos a un binarismo occidental y a la lógi- nos. Además, la cosmología de la monar-
ca trascendental kantiana, fue él, y a quía hawaiana tenía el potencial de in-
mucha distancia de la mayoría de los an- terpretar la presencia de Cook de una
tropólogos, quien liberó otros modos del manera sumamente ominosa para las je-
pensamiento cosmológico de la tiranía rarquías hawaianas.
de los conceptos occidentales y los elevó El estudio de la cosmología ha reforzado
a la palestra del debate con el saber filo- la autocrítica antropológica acerca de sus
sófico y metafísico occidental, que, natu- sesgos culturales propios, incluso una de-
ralmente, entrañaba orientaciones cos- pendencia excesiva de dicotomías tan fa-
mológicas distintas. miliares como sagrado/profano, natura-
Los enfoques que consideran la cosmolo- l e z a / cultura, orden/desorden, bien/mal,
gía imbricada en el pensamiento y la material/inmaterial. La comparación
práctica pusieron en tela de juicio la opi- con las cosmologías hindú y budista (y de
nión de que era un mero reflejo de pro- muchas otras sociedades) que no expre-
cesos sociales. Por ejemplo, el análisis de san estas alternativas antónimas u oposi-
Gluckman (1965b) del ritual real incwa- ciones radicales revelan los fundamentos
CULTOS 181
sión de la obra de Jerome Frank (1961) que fue la maltrecha sociedad iroquesa
en torno a la psicoterapia y análogos: la la que movió a su pueblo a seguir sus
cura es tanto más efectiva cuanto más in- dictados. Theodore Schwartz (1976a) re-
tensa es la fe del paciente en la ayuda que futó esta perspectiva aduciendo que en
le suministra el ritual y mayor su motiva- su estudio de los cultos cargo melanesios
ción por verlo asi; también cuando orga- no se apreciaba ninguna tensión especial
niza su dolor en una narrativa que le im- entre sus participantes. TL
plica emocionalmente; y cuando el sana-
dor, validado por la sociedad, interviene cultos cargo Son MOVIMIENTOS MI-
en la narrativa para hacerla más dúctil y, LENARISTAS cuyo sentido religioso se ci-
así, más útil para sus pacientes. fra en la adquisición de bienes materia-
Por otro lado, puede que sea verdad que les («cargo/cargamento») por medios ri-
para la mayoría de los antropólogos la tuales. Melanesia es el locus classicus de
voz «culto» evoca el concepto de CULTOS estos cultos, que se iniciaron en el último
CARGO, movimientos religiosos al pare- cuarto del siglo XIX al hilo de la domina-
cer en respuesta a la invasión o el con- ción por las potencias europeas. Las creen-
tacto occidentales. Estos movimientos se cias giraban en torno al reciente e m p o -
interpretan a veces como un intento de
brecimiento relativo de los indígenas y
reorganizarse socialmente para respon-
ofrecían medios rituales para obtener bie-
der al hecho de la manera más efectiva
nes occidentales, combinadas a menudo
posible. La voz «cargo» se explica porque
con una creencia en el retorno de los AN-
el movimiento religioso se centra a veces
CESTROS y el fin próximo del dominio y
en bienes materiales —herramientas, ar-
el antagonismo raciales, ya fuera por la
mas, mercancías— exóticos para los indí-
desaparición de las diferencias raciales o
genas. Términos más genéricos para este
de los europeos. MR
fenómeno son «culto de crisis» y «culto
Otras lecturas Worsley, 1968.
de revitalización», y uno de los ejemplos
clásicos es el descrito por Anthony Wa-
llace (1970) referido al pueblo iroqués. A
cultura E.B. TYLOR (1871) fue el pri-
mero en usar esta voz en sentido antropo-
finales del siglo XVIII, los iroqueses del
lógico, que memorablemente definió co-
estado de Nueva York habían sido derro-
mo ese «todo complejo que integra saber,
tados —se habían aliado con el bando
creencia, arte, moral, ley, costumbre y
perdedor en la revolución americana—,
cualquier otra capacidad y hábito adqui-
habían perdido la mayor parte de sus tie-
ridos por el humano como miembro de la
rras y se enfrentaban al desastre social y
sociedad». La formulación de Tylor sirve
económico. Un jefe séneca llamado Lago
aún hoy para acoger los diferentes enfo-
Hermoso tuvo una visión en la que se
ques de los antropólogos. En primer lu-
instaba a su pueblo a abandonar sus ma-
gar, la cultura comprende aquellos rasgos
las costumbres, el alcohol, las querellas
humanos aprendidos o que pueden
constantes y la brujería. Acto seguido le
aprenderse y que, en consecuencia, se
fue revelada la nueva estructura social
transmiten social y mentalmente más
iroquesa ideal. Aceptadas estas directri-
que biológicamente. En segundo lugar,
ces religiosas, el pueblo iroqués adoptó
cultura es en cierto sentido un «todo com-
un modo de vida radicalmente diferente.
plejo». Aunque muy discutida, la idea
Wallace sostiene que el profeta había ex-
fundamental de que todas esas «capacida-
perimentado estas visiones como conse-
des y hábitos» pueden y deben conside-
cuencia de su propia crisis personal y
rarse conjuntamente es muy poderosa.
184 CULTURA
Significa que extensas áreas de la vida MEAD y Ruth BENEDICT, quienes añadie-
humana, desde las técnicas de producción ron que si bien los seres humanos por
alimentaria hasta las teorías de la vida en doquier poseían en gran medida el mis-
el más allá, poseen una coherencia y una mo legado biológico, la naturaleza hu-
lógica propias que pueden descubrirse mana era tan plástica que podía susten-
progresando en una sola disciplina. tar un verdadero caleidoscopio de valo-
Fue Franz BOAS el paladín del concepto res, instituciones y comportamientos
de cultura, y con él la disciplina de la an- varios en diferentes culturas. Margaret
tropología, para enfrentarse a las elabo- Mead, por ejemplo, dedicó gran parte de
radas e influyentes teorías de finales del su carrera científica a trabajos de campo
siglo X I X que atribuían la mayoría de las que pusieron de manifiesto cómo deter-
diferencias entre humanos a la RAZA, o minadas cuestiones que parecían expli-
sea, a la herencia biológica. Ancladas en carse fácilmente por la biología humana
la nueva ciencia de la biología por ideas —la experiencia de la ADOLESCENCIA, los
evolutivas, sugerían que algunas razas, modelos de SOCIALIZACIÓN, el rol de los
comparadas con los europeos del norte, GÉNEROS en la sociedad— varían tanto
eran más primitivas y, por tanto, más que ninguna explicación científica natu-
próximas a los animales en forma corpo- ral única puede dar razón de ellos. Y
ral, capacidad mental y desarrollo moral. Kroeber abogó por la noción de que la
Boas (1911) rompió la aparente intacha- cultura es «supraorgánica» y poseedora
bilidad de esta teoría demostrando que de un carácter único en sí misma que
la forma del cuerpo no guardaba ningu- trasciende todo cuanto pueda sobrevenir
na relación con el lenguaje ni con nin- en el curso de la evolución biológica.
guna de las cuestiones que asociamos Otros boasianos se dedicaron a explorar
con el concepto de cultura. Además, ne- la noción de cultura en el campo de la
gó el supuesto de que otras «razas» eran antropología. Benedict (1954a) afirmó
menos morales o menos inteligentes que que una cultura no era simplemente un
los europeos septentrionales. Mientras «cajón de sastre sin ton ni son» ni una
que Tylor había hablado de «cultura» en cuestión de «pegotes y añadidos» como
singular, asumiendo que todas las socie- su contemporáneo de más edad Robert
dades poseían una versión más o menos LOWIE suponía. Entendió más bien que
elaborada del mismo legado, Boas usó el cada cultura «desechaba elementos in-
plural «culturas», que eran diferentes y congruentes, modificaba otros en benefi-
no podían medirse con un presunto pa- cio propio e inventaba unos terceros con-
trón único de progreso. A su vez, sostuvo sonantes con su gusto» (p. 54). El resul-
que las formas y complejos modelos de tado era un modo de vida compuesto en
vida humana eran tan diversos cuando torno a unos pocos principios estéticos e
se sometían a meticuloso TRABAJO DE intelectuales que producían una Wel-
CAMPO, que no podían provenir de un tanschauung, una singular VISIÓN DEL
proceso uniforme de E V O L U C I Ó N cultural MUNDO. Estos argumentos contribuyeron
o social ni de causas biológicas o geográ- a consolidar una aspiración aún muy vi-
ficas, sino que eran fruto de complejas va y poderosa: la tarea del antropólogo
causas históricas locales que escapaban a no consiste sólo en registrar una miríada
toda simplificación. de detalles acerca de un pueblo dado, si-
no en demostrar una unidad más pro-
Estas ideas fueron ulteriormente elabo- funda que integra los rasgos peculiares
radas por sus discípulos, entre ellos Ed- de una cultura, todo lo cual destilaba su
ward SAPIR, Alfred KROEBER, Margaret
CULTURA 185
hace sino imputar a las víctimas la culpa frecuentemente usadas como índice de
de su propia pobreza. infraclase eran la familia regida por la
En cuarto lugar, el concepto de cultura mujer, los embarazos en la adolescencia
de la pobreza implicaba que los valores y y el abuso de sustancias nocivas.
aspiraciones de los pobres eran diferen- Aunque algunos exponentes moderados
tes de los que albergaban los miembros de las teorías de infraclase ubicaron sus
más influyentes y de más éxito de la so- explicaciones de ORGANIZACIÓN SOCIAL de
ciedad. Los datos reunidos en torno a los los pobres en contexto con una economía
valores más considerados por los pobres cambiante, el énfasis puesto en la cuanti-
refutan el aserto. De hecho, contraria- ficación de parámetros cualitativos —de
mente a esa presunta «falta de orienta- difícil medición, por tanto— y las aplica-
ción para el futuro», los afroamericanos ciones de orden político centradas en una
estadounidenses —uno de los grupos a los visión estática de cultura y socialización
que presumiblemente la cultura de la les depararon pronto las mismas críticas
pobreza les iba por antonomasia como vertidas sobre la cultura de la pobreza en
anillo al dedo— valoraban la educación la década de los sesenta. Y del mismo mo-
mucho más que el norteamericano me- do que ésta fue citicada, lo está siendo ca-
dio. De ahí que no pareciera existir una da vez más el concepto de «infraclase»,
relación simple entre valores y pobreza, pese a su pertinaz presencia en la litera-
y que las víctimas de ésta pudieran tura política y los escritos populares. ISu
adoptar o rechazar los valores más gene- Véase también ANTROPOLOGÍA URBANA,
ralizados en la sociedad de su tiempo por URBANISMO.
razones históricas o por una multitud de
Otras lecturas D. Jones y Susser, 1993.
factores diversos.
Pese a las críticas sufridas por este con- cultura material Comprende todos
cepto de cultura de la pobreza, las ideas los objetos físicos producidos por miem-
que entraña se repiten una y otra vez en bros de una CULTURA particular. Varían
escritos sobre política social, educación, desde los puramente utilitarios a los muy
salud y campos similares. En la literatu- esotéricos. La antropología temprana
ra antropológica, por el contrario, el con- atendía a la colección de estos artefactos
cepto ha ido perdiendo progresivamente como medio para ubicar a las sociedades
predicamento desde 1970, aunque es en esquemas de ESTADIOS EVOLUTIVOS, pe-
cierto que las cuestiones sobre la adapta- ro este enfoque cayó en desuso con el au-
ción a la pobreza, la socialización perti- ge del FUNCIONALISMO. El estudio de la
nente y los valores predominantes en es- cultura material sigue siendo crucial en
te estrato siguen suscitando interés. A la ARQUEOLOGÍA, dado que tales artefactos
comienzos de la década de 1980 se intro- proprocionan el conjunto principal de
dujo el concepto de «infraclase» para datos en este campo. TB
describir y explicar la persistencia de
una pobreza extrema en Estados Unidos cultura y personalidad Fue el
(W. Wilson, 1987). Como la cultura de la nombre de un movimiento que trató de
pobreza, el concepto enumeraba una se- relacionar la antropología cultural con la
rie de comportamientos atribuidos a los psiquiatría y psicología entre 1928 y
pobres, de modo que era su propia con- 1955. A partir de 1960 dio en llamarse
ducta la que les impedía beneficiarse de ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA, y en la psi-
las oportunidades que ofrecía la sociedad cología académica de la década de 1990,
norteamericana. Las características más psicología cultural.
CULTURA Y PERSONALIDAD 189
como la manifiesta en los escritos de A.I. gía cultural de la década de 1990, que
Hallowell (1955) sobre el ego, los de Spi- implicó tanto a antropólogos como a psi-
ro (1957, 1958) sobre ideologías y expe- cólogos.
riencias de infancia en un kibbutz israelí, De manera similar, los miembros de la
y ya en la década siguiente los de Beatri- escuela criticaron los conceptos univer-
ce Whiting (1963), de carácter transcul- sales del trastorno mental, en particular
tural, sobre SOCIALIZACIÓN. la frontera entre el comportamiento
Cultura y personalidad establecieron las normal y patológico y la personalidad.
bases de nuevas teorías no sólo en antro- En «Anthropology and the abnormal»,
pología psicológica, sino también en tor- Ruth Benedict (1934b) propuso que las
no al desarrollo del niño y a la antropolo- definiciones de los comportamientos
gía médica. Estas contribuciones com- normal y patológico varían entre cultu-
prenden críticas de las teorías universales ras y, en consecuencia, inició el enfoque
(en particular acerca del desarrollo infan- cultural de la psicopatología que sigue
til y juvenil y los trastornos mentales), la siendo tema central de la ANTROPOLO-
relación entre la estructura social y el GÍA MÉDICA. Aunque el extremo relati-
comportamiento individual y la evalua- vismo de la investigadora no está en
ción de la personalidad individual en cul- consonancia con todo lo que hoy se sabe
turas diversas. acerca de los principales trastornos
mentales, su reconocimiento de los sig-
Críticas de teorías universales nificados culturales, capital para la psi-
Los miembros del movimiento de cultu- copatologia, proporcionó la base de las
ra y personalidad se revelaron escépticos fenomenologías culturales que surgie-
frente a las teorías generales del desarro- ron en la antropología médica ya entra-
llo infantil y juvenil, y trataron de apli- do el siglo.
car datos etnográficos y comportamenta-
les de culturas diferentes para construir Relaciones de estructura social y
generalizaciones más precisas acerca del comportamiento individual
desarrollo humano. Desde Coming of age Desde los albores del movimiento cultu-
in Samoa (1928) de Margaret Mead has- ra y personalidad se concibió la relación
ta Becoming a Kwoma (1941) de John funcional entre las instituciones de una
W.M. Whiting y The Balinese character sociedad y la estructura psicológica de
de Gregory Bateson y Margaret Mead sus miembros, de tal modo que cada par-
(1942), la investigación temprana de la te podía influirse recíprocamente en el
escuela de cultura y personalidad sobre mantenimiento de un status quo y en un
el desarrollo infantil y juvenil había proceso de cambio histórico. Así fue di-
puesto de manifiesto la pertinencia e versamente formulado por W. Thomas y
importancia de los datos antropológicos Znaniecki (1918-20), R. Linton (1936),
para comprender el desarrollo psicológi- Kardiner (1939, 1945), J. Whiting y
co del ser humano. Aunque estos traba- Child (1953) y Hallowell (1955). Mode-
jos influyeron en la psicología infantil los alternativos que implicaban una in-
del período 1935-1960 llevándola hacia terpenetración de cultura y personalidad
una posición más cultural-relativista, el fueron formulados por Benedict (1934a)
progreso de los enfoques cognitivos en el y Spiro (1951), entre otros. Estos mode-
estudio del desarrollo infantil después de los son fundamentales para cualquier
1960 creó la necesidad de una nueva crí- consideración consiguiente de las formas
tica cultural, de la cual surgió la psicolo- en que las instituciones e ideologías cui-
CULTURIZACIÓN 191
turales guardan relación con las pautas la mayoría han carecido de escritura. Sin
psicológicas poblacionales. embargo, en el mundo contemporáneo
sería difícil imaginarse a un grupo tan
Metodologías innovadoras aislado que no haya estado en contacto
Los estudiosos de la cultura y la persona- con medios que de una forma u otra se
lidad prestaron gran atención durante basan en la imprenta o que, en última
las décadas de 1930 y 1940 al desarrollo instancia, dependen de la alfabetización
de métodos que aportaran vías de estu- institucionalizada, como la radio, el telé-
dio de las personalidades de individuos fono y la televisión, y cada vez más los or-
de culturas no occidentales. Fueron los denadores. Si la escritura se define de
precursores de los intentos por evaluar la forma más amplia como cualquier siste-
personalidad individual en culturas di- ma de registro, como ha señalado Jacques
versas mediante el uso de anamnesis, Derrida (1976) en sus críticas de los tex-
pruebas de proyección y observaciones tos de antropólogos como Claude L É V I -
S T R A U S S , ningún grupo —ni siquiera una
comportamentales. Aunque no resolvie-
ron el problema, sus anotaciones no pu- sociedad «oral»— carece de ella.
blicadas, e incluso voluminosas HISTO- La importancia de la oralidad junto con la
R I A S D E V I D A de individuos particulares,
escritura como continuum de expresión y
posiblemente de pensamiento fue por pri-
proporcionaron el necesario punto de
mera vez comprendida con claridad por
partida para quienes más adelante se de-
los antropólogos clásicos, en particular por
dicaron a dicho estudio. RAL
Milman Parry (1971), quien elaboró una
teoría sobre la función formulaica de los
culturas orales Históricamente, los
textos homéricos. Más recientemente, en
antropólogos se han considerado estudio-
un libro muy influyente y polémico,
sos de las culturas orales donde los pue-
Marshall McLuhan (1962) argüyó que no
blos se han juzgado ajenos a la escritura o
era sólo la alfabetización, sino la tecnolo-
poco familiarizados o no dependientes
gía de la imprenta, lo que había revolucio-
primariamente de ella. De ahí que R A D -
nado el pensamiento de las sociedades hu-
C L I F F E - B R O W N argumentara (1952, p. 3)
manas y su modo de organizarse en socie-
que los antropólogos no podrían jamás
dades creando una «aldea global». El
estudiar realmente la historia de los pue-
trabajo de Jack GOODY (1968, 1977) en an-
blos «primitivos» dada la ausencia de re-
tropología ha operado con una hipótesis
gistros escritos.
más modesta, pero más cuidadosamente
Esta noción de la oralidad primaria de ensayada: que el uso de la escritura produ-
las sociedades tradicionalmente estudia- ce importantes diferencias en las estructu-
das por los antropólogos es objeto de de- ras psicológicas y sociales de las sociedades
bate. En primer lugar, aunque define co- que la adquieren. SC
rrectamente la misión de los antropólo-
gos en el pasado, hoy la mayoría de los Véase también ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA,
estudios de la disciplina tienen lugar en FOLCLORE, POESÍA.
sociedades donde algunos individuos, y a Otras lecturas Clanchy, 1979; J. Goody,
veces la mayoría, están alfabetizados. En 1987; Havelock, 1986; W. Ong, 1982;
segundo lugar, si la E S C R I T U R A se conside- Street, 1984.
ra en su sentido más estricto de notación
acústica lineal, el caso es entonces que de culturización Proceso mediante el
los millares de lenguas que han sido ha- cual un individuo adquiere las representa-
bladas en el curso de la historia humana, ciones mentales (creencias, conocimien-
192 CULTURIZACIÓN
creta de ensayo y por confundir correla- estudio de la danza desde una perspecti-
ción con causa. va LINGÜÍSTICA o ETNOCIENTÍFICA. Kaep-
En Gran Bretaña, los antropólogos FUN- pler (1972) recurrió a este enfoque para
CIONALISTAS se centraron en la danza co- desvelar la estructura de la danza, que
mo refuerzo de los sentimientos comu- entendió compuesta de «cinemas» y
nales (Radcliffe-Brown, 1922) o como «morfocinas» a raíz de sus trabajos de
ocasión liberadora del conflicto y la ten- campo en Tonga. Drid Williams (1991)
sión sociales (Evans-Pritchard, 1928). La ha elaborado su propia analogía lingüís-
identificación y los ejemplos de las nu- tica para el análisis del movimiento, que
merosas funciones posibles de la danza denomina «semasiología», donde desta-
recibieron atención extensiva y sus ex- ca la identificación de «signos de acción»
plicaciones funcionalistas predominaron como unidades de análisis, perspectiva
en la literatura hasta bien entrada la dé- que ha sido aplicada al lenguaje de sig-
cada de 1960. En Estados Unidos, la hija nos de los indios de las Praderas (Far-
de Franz Boas, Franziska, logró aunar el nell, 1995a).
estudio de la danza y la antropología en El trabajo antropológico más reciente usa
una serie de seminarios celebrados en el la danza como ventana sobre temas teóri-
Estudio de Danza de Nueva York a partir cos de más alcance (Giurhescu y Torp,
de 1940. Las ponencias luego publicadas 1991), entre ellos los que respectivamen-
reflejan el esfuerzo relativamente escaso te hacen referencia a los movimientos di-
por aplicar la teoría actual a la danza en ferenciales de la danza según el género
culturas remotas (Franziska Boas, 1944; de sus practicantes en el norte de Grecia
G. Bateson y Mead, 1952; Holt, 1939). (Cowan, 1990), a la transformación de las
El comienzo del estudio antropológico modalidades de danza por impacto del
actual sobre la danza quedó marcado por turismo en las Filipinas y en Cuba (Ness,
el artículo de Gertrude Kurath donde la 1994; Y. Daniel, 1995), y al análisis del
etnología de la danza se caracterizaba movimiento a la luz de la TEORÍA DEL
«no como una descripción o reproduc- DISCURSO en Brasil (J. Lewis, 1992). Los
ción de una de sus facetas en particular, folcloristas básicamente interesados en la
sino como enfoque tendente a situar esta danza tradicional en América del Norte y
manifestación en contexto con la vida Europa han descubierto a su vez que les
humana» (1960, p. 250). Basándose en es útil para configurar y representar las
una combinación de teorías y métodos identidades étnicas, nacionales y otras de
propios de su exhaustiva investigación carácter colectivo (Quigley, 1995). El
de las culturas norteamericanas nativas pensamiento antropológico ejerció una
y en las desarrolladas en el FOLCLORE eu- gran influencia en los estudios de histo-
ropeo, expresó su interés por la MÚSICA y ria de la danza (Novack, 1990), en parti-
la danza en términos de estructura y di- cular en los llevados a cabo por Kaeppler
fusión. Su trabajo (Kurath, 1986) inspiró (1993) sobre la danza hawaiana. Otras
a ulteriores investigadores a considerar vías descriptivas ha inaugurado también
la danza como tema antropológico con la l l a m a d a OBSERVACIÓN PARTICIPANTE en
valor propio, dando lugar a fecundos es- virtud de la cual el antropólogo presta
tudios sobre la danza en Hawai y entre gran atención a su propia experiencia
los indios hopi (Kealiinohomoku, 1976), corporal de la danza en su metodología
entre otros (Cord., 1974), con carácter (Sklar, 1994), vivencia que ha informado
transnacional comparado. algunos trabajos de experimentación
Otros investigadores han considerado el tanto en lo que se refiere a estilo literario
DAVIS, A L L I S O N 195
mercado capitalista sirven para explicar abunda en algunos de los problemas más
la dinámica de las economías premoder- intrigantes de las ciencias sociales. Así,
nas («formalistas») y aquellos que sos- la demografía se solapa con el estudio de
tienen que los bienes y servicios de la los cambios teconológicos del paleolítico
economía actual se producen y distribu- (B. Hayden, 1981), los orígenes de la
yen por canales culturales específicos AGRICULTURA (M. Cohen, 1977; M. Co-
(«sustantivistas»). Los formalistas en- hen y Armelagos, 1984), la emergencia
tienden a su vez que si todas las econo- del ESTADO (Carneiro, 1970), los orígenes
mías implican la búsqueda, el uso y el y disolución del feudalismo (Brenner,
acceso racionales a recursos escasos por 1976), la aparición de una economía in-
parte de agentes sociales por propio inte- dustrial mundial (Deane, 1965) y, por
rés y con un propósito maximizador, ca- tanto, con las causas y consecuencias del
be aplicar reglas económicas formales «DESARROLLO» en sentido amplio (Pol-
para explicarlas (H. Schenider, 1974). gar, 1972). Los últimos aspectos presen-
Los sustantivistas, por el contrario, sos- tan desarrollos políticos de inmensa im-
tienen que diferentes formas de inter- portancia en cuanto a si el mundo está
cambio se rigen por normas y albergan ya, o casi, superpoblado y, como corola-
expectativas en ambos casos diferentes rio, cómo debieran asignarse los recursos
(Dalton, 1961). Al hilo de los postulados nacionales y planetarios (Hern, 1990).
de Karl Polanyi, afirman que hay tres Así, para los antropólogos, los conceptos
clases principales de intercambio: RECI- numéricos de la demografía entrañan
PROCIDAD, REDISTRIBUCIÓN y COMERCIO dimensiones morales primarias de com-
(K. Polanyi et al., 1957). Con esta óptica, portamiento humano e identifican pro-
los factores racionales, de maximización cesos y relaciones estructurales que in-
y estrategia perceptibles en el núcleo de fluyen profundamente en la dirección
la economía neoclásica y de la antropo- que toma el cambio social y cultural.
logía económica formalista son exclusi- Por ejemplo, el colapso poblacional con-
vamente característicos de las economías siguiente a la peste negra destruyó efec-
de mercado. MR tivamente el sistema señorial solariego
inglés (J. Bolton, 1980; Dumond, 1965).
demografía Estudio de las causas y El crecimiento poblacional crea condi-
consecuencias del crecimiento y declive ciones que pueden incrementar la efi-
poblacionales. Los conceptos centrales de ciencia distributiva (Handwerker, 1980):
la disciplina son, pues, de carácter numé- el desarrollo de un mercado potencial
rico: tamaño poblacional, estructura de hace provechosa la intensificación y es-
edades, cociente de sexos, densidad, tasa pecializaron de la agricultura (Netting,
de crecimiento y de nacimientos, muer- 1995); las bajas densidades de población
tes y movimientos que generan estas en África aumentan indebidamente los
características. Por tanto, la demografía costes del desarrollo (Amin, 1972). De
depende considerablemente de análisis manera similar, la alta mortalidad y la
numéricos y requiere instrumentos me- juventud características de todas las po-
todológicos concretos para obtener las blaciones humanas hasta el último siglo
variables necesarias (Handwerker, 1989a; implican una visión muy diferente de las
N. Howell, 1979; Hassan, 1981). . relaciones sociales y diferentes patrones
Sin embargo, el análisis demográfico de valoración de la MUERTE y de la ancia-
reúne casi todos los conceptos usados en nidad (Fourastie, 1972). Los niños pue-
cualquier análisis social y cultural y den no ser considerados personas reales
198 DERECHOS HUMANOS
en sociedades donde el 25-30 por ciento Hern, 1971, 1975). Algunos embarazos
(o más) mueren antes de alcanzar el año adolescentes refuerzan a muchas que ca-
de edad (Eng y Smith, 1976; Milton Free- recen de otro modo efectivo de mejorar
man, 1971). La muerte y el SUFRIMIENTO su vida (Handwerker, 1989b), mientras
adquieren enorme importancia social que otros sobrevienen como consecuen-
donde el 50 por ciento de la población cia del abuso sexual (Handwerker, 1993).
nacida el mismo año mueren antes de El crecimiento poblacional diferencial
cumplir quince años y el 80 por ciento —conseguido por una determinada com-
pueden hacerlo apenas iniciado su quin- binación de fertilidad, mortalidad y MI-
to decenio (Scheper-Hughes, 1992). Los GRACIÓN— altera las bases del poder polí-
ANCIANOS pueden merecer respeto mera- tico (M. Ward, 1986), pueden cambiar
mente por sobrevivir. El envejecimiento profundamente la compleja constitución
poblacional asociado con la TRANSICIÓN de una sociedad (Borjas y Tienda, 1987)
DEMOGRÁFICA a una natalidad y una y puede incluso incitar o suprimir la VIO-
mortalidad bajas indica una transición LENCIA entre o dentro de las fronteras na-
epidemiológica en la que la ENFERMEDAD cionales (Chávez, 1992; Hammel, 1993).
crónica suplanta a la de carácter infec- Los modelos de crecimiento y declive po-
cioso y agudo como principal problema blacional reflejan y generan a un tiempo
sanitario social (Omran, 1971). Los jóve- modelos conflictivos de responsabilidad
nes pueden considerar a sus padres y a moral y constituyen una de las más pode-
otros mayores con menos respeto, mera- rosas fuerzas impulsoras del cambio social
mente por ser tan numerosos (véase (Engelbrecht, 1987; Thornton, 1981). Pa-
Dorjahn, 1989). Las poblaciones de la ra la antropología, la demografía se en-
tercera edad crecen lentamente, y los re- tiende óptimamente como ecología de la
cién llegados a la población —los jóve- población humana sensible a las dimen-
nes— pueden gozar de menos oportuni- siones morales y políticas de la vida hu-
dades de mejora económica y social que mana. WPH
sus mayores. Surgen conflictos porque Véase también ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA.
los mayores que siguen trabajando pue- Otras lecturas Boserup, 1965, 1981;
den bloquear las posibilidades de hacer- Dumond, 1975; Hammel y Howell,
lo de los más jóvenes o porque la política 1987; Handwerker, 1983, 1986a, b; Ha-
de empleo requiere que esos mayores se rris y Ross, 1987a; Howell, 1986; Scrims-
retiren antes de lo que desean. haw, 1978; Swedlund, 1975.
Los antropólogos trabajan con poblacio-
nes enormemente variables: FAMILIAS in-
dividuales o UNIDADES DOMÉSTICAS, ban-
derechos humanos Los reconoci-
das de RECOLECTORES, unidades étnicas, dos a cualquier persona, meramente en
gentes que viven en los confines de una razón de serlo, en orden a sobrevivir, go-
población o región, ciudadanos de un es- zar de bienestar y prosperar. Además, no
tado, empleados de una organización o sólo alcanza a todo ser humano el recla-
toda la población mundial. marlos con razón, dado que así lo ampa-
Independientemente del alcance de la ra la moral y la justicia. Aunque son mu-
población estudiada, cada nacimiento, chas las clases de derechos contempla-
muerte o movimiento constituye un dos, los propiamente llamados humanos
evento político que puede expresar, limi- son los más fundamentales, universales e
tar, crear o ampliar el poder de un indivi- inalienables, por lo cual es de esperar
duo u organización (Handwerker, 1990; que los gobiernos los proclamen y de-
fiendan (Donnelly, 1989).
DERECHOS HUMANOS 199
dad que no son fácilmente extendidas TROPOLOGÍA LEGAL, NACIÓN, PAZ, RACISMO,
fuera de sus fronteras y mucho menos ORGANIZACIÓN SOCIAL.
formuladas como universales de toda la Otras lecturas Afshari, 1994; Amnistía
humanidad. Los antropólogos pueden Internacional, 1992; Bodley, 1982; Ma-
contribuir a la exploración, conocimien- yer, 1995; Milne, 1986; Tibi, 1994; W.
to y mediación entre la diversidad cultu- Washburn, 1987.
ral de las nociones acerca de los derechos
humanos (An-Naim, 1992; K. Dwyer, desarrollo Proceso de cambio por el
1991), y pueden tratar de reconciliar los que una creciente proporción de los ciu-
postulados fundamentales de la univer- dadanos de una nación pueden gozar de
salidad frente al relativismo (Renteln, un mejor nivel material de vida, una vi-
1990). da más saludable y larga, más educación
A nivel práctico debe reconocerse que los y mayor control y opción sobre su modo
violadores de los derechos humanos a de vida. En general se considera que el
menudo dirigen sus acciones contra in- desarrollo se basa en niveles de producti-
dividuos y grupos concretos basándose, vidad más altos, accesibles por la aplica-
al menos en parte, en aparentes diferen- ción de la ciencia, la tecnología y las for-
cias biológicas, sociales, culturales o lin- mas más eficientes de organización eco-
güisticas. La antropología puede anali- nómica y gestora. Prácticamente todos
zar esta situación como ciencia humanis- los gobernantes hacen profesión de com-
ta que documenta, interpreta y celebra promiso con la promoción del desarrollo
la unidad y diversidad de la humanidad. así entendido. Líderes, legisladores y
Además, en el curso de su TRABAJO DE académicos discrepan, no obstante, sobre
CAMPO, los antropólogos gozan a menudo la importancia relativa de las barreras
de una oportunidad privilegiada para técnicas, económicas y políticas al desa-
controlar y documentar las actitudes re- rrollo y, por lo tanto, sobre las priorida-
lativas a los derechos humanos, aunque des para lograrlo.
de forma discreta por los riesgos que Los debates antropológicos se han cen-
comporta. trado menos en estos amplios objetivos y
Tradicionalmente, la antropología ha más en las implicaciones de una defini-
centrado sus estudios en los pueblos in- ción más restringida del desarrollo como
dígenas y las minorías étnicas, socieda- esfuerzo de los gobiernos occidentales
des éstas que con frecuencia son someti- posteriores a la segunda guerra mundial
das a abusos de los derechos humanos y por contener al comunismo, elevar el ni-
aun a ETNOCIDIO y genocidio. Son en ge- vel de vida y promover un crecimiento
neral el grupo menos poderoso y peor es- económico y relaciones comerciales mu-
cuchado del país. Más aún, cabe que en tuamente beneficiosos a través de pro-
el futuro vean sus derechos humanos gramas de ayuda exterior. Este esfuerzo
crecientemente maltratados, ya que los (inspirado por el éxito del Plan Marshall
más se encuentran en las últimas FRON- en la reconstrucción de Europa) y el dis-
TERAS del mundo, áreas privilegiadas pa- curso asociado con él se fundamentaron
ra la explotación de la tierra y los recur- en dogmas etnocéntricos de la teoría de
sos naturales en razón del aumento de la MODERNIZACIÓN cuyo norte era que só-
los niveles de población y consumo (M. lo adoptando los credos e instituciones
Miller, 1993). LS «occidentales» podían abrigar esperanzas
Véase también GRUPOS ÉTNICOS, ETNO-
de desarrollo otras sociedades. Los econo-
CENTRISMO, TENENCIA DE LA TIERRA, AN-
mistas desempeñaron un papel capital en
DESARROLLO 201
la teorización y la práctica de esta noción sarrollo rural, proyectos para los que se
restringida del desarrollo, particular- consideró escasa la utilidad de los antro-
mente en Estados Unidos, mediante ini- pólogos, cuyos empleos fueron abolidos
ciativas auspiciadas por los presidentes por la administración Eisenhower duran-
Truman y Eisenhower (1945-1960). te la década de 1950. A su vez, los antro-
Aunque sus modelos y recetas han cam- pólogos se sintieron decepcionados por la
biado en lo tocante al componente de la política exterior norteamericana, y muy
acción gubernamental, los mercados, las molestos por la implicación de algunos
inversiones, la gestión y la creación de colegas en planes de contrainsurgencia
instituciones, los economistas no se han en Chile (I. Howowitz, 1967), Tailandi
distanciado mucho de los supuestos ini- (Wakin, 1992) y Vietnam (Hickey, 1982).
ciales de la teoría de la modernización. Por último, aquellos antropólogos que
Los antropólogos han tenido una rela- habían adoptado perspectivas teóricas de
ción ambivalente con el desarrollo im- la ANTROPOLOGÍA MARXISTA y TEORÍA DE
pulsado desde el gobierno (Hoben, LA DEPENDENCIA empezaron a declarar
1982). En la década de 1950 se les em- que el CAPITALISMO y el desarrollo occi-
pleó para facilitar la difusión de mejores dental eran la causa, no la solución, del
tecnologías superando las resistencias al subdesarrollo.
cambio enraizadas en valores, institucio- Las estrategias de desarrollo empezaron
nes y prácticas tradicionales. Distingui- a cambiar a partir de 1970 con el fracaso
dos especialistas, entre ellos Arensberg de las economías de goteo. Ello condujo
(1964), Goodenough (1963), M. Mead a desplazar el acento de la nueva política
(1955b) y Spicer (1952), redactaron di- al suministro de ayuda al desarrollo di-
rectrices para el desarrollo de las comu- rectamente a los pobres del campo, de
nidades y desempeñaron papeles promi- modo que hacia finales de la década eran
nentes en muchas misiones de ayuda ex- numerosos los antropólogos activos en la
terior. Pero, aunque los antropólogos en AID y otros organismos similares. Ini-
general aceptaron los declarados objeti- cialmente su implicación se limitaba a
vos humanitarios del desarrollo, pronto colaborar en el diseño de proyectos y en
empezaron a condenar el sesgo etnocén- la evaluación de sus efectos en la AGRI-
trico y la aplicación de esta ayuda para CULTURA, EL desarrollo rural y el sumi-
favorecer y promover los objetivos políti- nistro de servicios sociales. Con el tiempo,
cos y comerciales norteamericanos y oc- a medida que sus aportaciones ganaban
cidentales. justo reconocimiento, fueron asumiendo
Durante la década siguiente (1960), los cargos de mayor influencia y se vieron en-
antropólogos fueron abandonando en su vueltos en labores políticas y de gerencia.
mayoría estas ocupaciones, y en Estados En las décadas de 1980 y 1990, los antro-
Unidos abandonaron en gran número la pólogos fueron decisivos en la articula-
Agencia de Desarrollo Internacional ción de nuevas iniciativas centradas en el
(AID), que administraba los programas medio ambiente y en su desarrollo soste-
principales. Adujeron al efecto varias ra- nible.
zones. El «poderoso impulso» y las teorías La contribución antropológica a la plani-
de «goteo» de los economistas para el de- ficación del desarrollo está mejor acepta-
sarrollo económico ponían especial énfa- da e institucionalizada ahora que en otros
sis en la inversión en el sector industrial momentos del pasado, aunque su futuro y
urbano, la infraestructura y la mecaniza- su dirección sean inciertos en el mundo
ción de la agricultura, más que en el de- configurado una vez finalizada la guerra
202 DESASTRES NATURALES
fría. La antropología del desarrollo se en- nerables por vivir en entornos más mar-
seña ahora en numerosos departamentos ginales. Y esto no es producto de la natu-
en respuesta al interés suscitado en me- raleza, sino del subdesarrollo (Hewitt,
dios académicos y abundan los textos que 1983; Wisner, 1993). Las pérdidas cala-
recogen sus más importantes aportacio- mitosas de vidas causadas por vivir en se-
nes (Derman y Whiteford, 1985; Grillo y mejantes entornos se calificarían con
Rew, 1985; Nrokensha y Little, 1988). más propiedad como desastres «sociales»
Aun así, muchos antropólogos académicos o «políticos» (O'Keefe et al., 1976). La
siguen considerándola oportunista y ca- atribución de los eventos desastrosos a la
rente de interés teórico (Escobar, 1991). sociedad, en lugar de a la. naturaleza, es
La excepción más importante al respecto una cuestión política. Así lo ilustra el dis-
se encuentra en la obra de algunos estu- curso público asociado con las tormentas
diosos que han investigado la relación e inundaciones que periódicamente afec-
existente entre el discurso del desarrollo tan a las poblaciones costeras de algunos
y las relaciones hegemónicas en éste (Ho- de los países menos desarrollados (Dove
ben, 1995; N. Long y Long, 1992; J. Fer- y Khan, 1995). Mientras que el gobierno
guson, 1990). AH de la nación y los medios de comunica-
Otras lecturas M. Cernea, 1991; Ho- ción tienden a atribuir estas pérdidas a la
bart, 1993; M. Horowitz y Painter, 1986. naturaleza, observadores externos pue-
den atribuirlas a un orden social que sis-
desastres naturales Son grandes temáticamente pone en riesgo a los ciu-
calamidades, infortunios o desastres oca- dadanos más pobres. MRD y TC
sionados por fuerzas tales como las ria- Véase también MAL, SUFRIMIENTO.
das, los vientos, la sequía o el fuego, a
menudo percibidos como «actos divi- descendencia Se entiende como
nos». Los antropólogos estudiaron ini- cálculo de las relaciones de parentesco
cialmente los desastres naturales por lo desde las generaciones tempranas a las
que revelaban acerca de los sistemas so- recientes como medio de transmisión de
ciales locales (R. Firth, 1959) y, por con- relaciones sociales. Aunque con referen-
siguiente, acerca del modo en que estos cia habitual con sentido biológico, el tér-
sistemas se adaptaban a la calamidad so- mino es ampliamente usado para hacer
brevenida. En la actualidad los desastres mención de la polifacética sucesión cul-
se estudian no por lo que revelan acerca tural. Un individuo relacionado con otro
de las comunidades locales, sino en rela- por una relación de descendencia se de-
ción con los más amplios sistemas socia- nomina «descendiente». MR
les que las engloban. Hoy se dice que las
diferencias entre los sucesos desastrosos descendencia cognática Com-
y los que son normales no se presentan prende a todos los descendientes de un
objetivamente, sino que son construccio- antecesor definido por una combinación
nes subjetivas. El aserto se basa, en par- de vínculos a través de la línea materna
te, en pruebas de que la incidencia y la o paterna en cualquier combinación. La
magnitud de los desastres ha aumentado totalidad de la parentela cognáticamen-
en la historia reciente por los cambios te relacionada forma una estirpe cogná-
ocurridos no en el medio natural, sino en tica a partir de la cual pueden formarse
la sociedad. grupos o COGNACIONES con carácter ego-
Los desastres han empeorado porque los céntrico. Aunque la descendencia cogná-
pobres del mundo se han vuelto más vul- tica no puede usarse por si sola como ba-
DESVIACIÓN 203
otras gentes, como Aristóteles (350 a . C ) , mismo (Crump, 1981: cap. 1). «Dinero»
Marx (1887) y los marxistas, los teóricos es la sinécdoque por antonomasia y, por
dependentistas y algunos economistas tanto, referente a la vez de ideas como
políticos recientes han puesto de mani- comercio, regateo, provecho, individua-
fiesto. Los antropólogos han utilizado, y lismo, libertad, explotación, impersona-
han revisado, las teorías de los filósofos lidad, miopía temporal o reducción de
de la política, los economistas y los soció- calidad y cantidad que niega la variación
logos (Ortiz, 1983; Gudeman, 1986). y la singularidad. Muchas variantes del
Las gentes perciben en el dinero valores dinero poseen implicaciones de posición
tanto cuantitativos como cualitativos. El o CLASE y se usan para establecer o alla-
valor del dinero se basa en la confianza, nar las dependencias de los humanos.
que puede ser destruida por la inestabili- Diversamente retratado en las filosofías
dad social o política. Cuantitativamente, clásicas como facilitador del intercam-
el valor oficialmente establecido del di- bio, manifestación del contrato social,
nero y el que tiene en el mercado no ofi- corruptor de vínculos sociales, tentador
cial han diferido a veces notablemente y de almas o segregador de las clases socia-
ello ha dado lugar al cambio y al comer- les, al dinero se le atribuyen a menudo
cio ilegales de moneda, difíciles a veces poderes que en realidad pertenecen a las
de controlar por las autoridades u orga- personas que lo atesoran o intercambian.
nismos competentes. Incluso en presen- Los individuos que se consideran plena-
cia de monedas nacionales fuertes, las mente monetizados o capitalistas no lo
gentes no cesan de inventar y usar múl- son tanto en un examen más profundo.
tiples formas de dinero, algunas con uso Por ejemplo, el dinero no reemplaza del
y circulación muy restringidos (por todo al TRUEQUE, como indican algunos
ejemplo, cupones, vales, prendas, paga- esquemas evolutivos, sino que éste desa-
rés, certificados de regalo, cuentas co- parece y reaparece en momentos y luga-
rrientes, asientos mercantiles, dinero res distintos, cambiando sólo de aspecto
electrónico). Estos dispositivos pueden (Humphrey y Hugh-Jones, 1992a). Nin-
limitar los bienes contra los que puede guna sociedad acepta absolutamente el
ser cambiado el dinero, los momentos y intercambio de dinero por cualquier co-
lugares de cambio o las personas cualifi- sa y cualquier individuo, pero ninguna
cadas para efectuarlo. alcanza tampoco a ejercer todas sus
Los valores cualitativos del dinero pue- prohibiciones de venta o cambio. Entre
den ser simbólicos, psicológicos o estéti- las cosas que más se guardan de una po-
cos en su naturaleza. El dinero se crea sible vinculación con el dinero en efecti-
con símbolos y es en sí mismo un símbo- vo, o que se compran y venden sólo re-
lo de gran versatilidad. Puede entender- servadamente en la mayoría de las socie-
se exánime e inerte o vivo y en auge, co- dades, destacan la tierra (en particular
mo desprovisto de significado moral in- heredada o colectiva), el cuerpo humano
herente (J. Parry y Bloch, 1989) o y sus fluidos, los objetos asociados con los
cargado de valencia moral propia y de espíritus y la divinidad, y los cargos y tí-
otro tipo (Simmel, 1978). Se describe di- tulos religiosos, políticos y educaciona-
versamente como causa o como efecto de les. Las prohibiciones de intercambio ri-
las transformaciones sociales. Para algu- gen no sólo para objetos concretos, sino
nos antropólogos, el pago en dinero re- también para particulares relaciones so-
presenta una especie de ritual, aunque ciales, como la paterno-filial, entre maes-
muy vacío de contenido cultural por sí tro y pupilo o entre monjes.
DIVISIÓN DEL TRABAJO 213
Las fronteras actuales del estudio de la que puede entrañar asimismo el INTER-
división del trabajo siguen siendo fijadas CAMBIO DE PRESENTES a corto o largo pla-
por los estudios del GÉNERO, en su mayo- zo, incluidas las transferencias de tierra,
ría centrados en el cambio hoy manifies- ganado y otros objetos materiales de va-
to más que en describir y clasificar a las lor entre los esposos intencionales y sus
culturas y sociedades. La imaginería fun- familias (futuros afines). En estos casos,
cional de un «todo» dividido apenas hace las implicaciones de la disolución de un
justicia al aumento actual de cargas de matrimonio, en particular con niños, son
trabajo y combinación de empleos entre de gran alcance. No sólo afectan a los es-
los trabajadores más pobres y los agríco- posos, sino también a una red parentelar
las. Guyer (1988) sugirió que en el caso mucho más amplia que ve amenazadas
de las mujeres agricultoras de África, la las inversiones realizadas. El divorcio
trayectoria histórica podía resumirse co- puede llevar entonces a una ruptura de
mo «multiplicación de prestaciones». Los la organización familiar amplia y poner
estudios político-económicos en la orde- en riesgo sistemas de alianzas sociopolí-
nación del nuevo mundo abordan la nue- ticas y de intercambio ceremonial. Por
va división internacional del trabajo en esta razón, los matrimonios dentro de
escala comparativa, y nuevamente en el sistemas de pago concertado contrapo-
seno de la antropología, gran parte de es- nen a menudo una poderosa fuerza fren-
tas obras se centran en el género: las con- te al divorcio.
diciones de empleo de obreros, masculi- Las restricciones de divorcio y los enfo-
nos y femeninos, en fábricas, y trabajado- ques sobre la solución de conflictos mari-
res del sexo en el tercer mundo (Nash y tales son culturalmente específicos y le-
Fernández-Kelly, 1983). JIG gitimados por los hábitos culturales pre-
Véase también A N T R O P O L O G Í A F E M I N I S T A , dominantes, los preceptos religiosos y las
ANTROPOLOGÍA MARXISTA. leyes seculares. Sin embargo, la presión
Otras lecturas M. Burton et al, 1977; para conservar el matrimonio suele ejer-
Meillassoux, 1981. cerse con más intensidad en la mujer, en
aras del mantenimiento de las relaciones
divorcio Es la terminación reconoci- de afinidad e intercambios, de una parte,
da de un matrimonio que libera a ambos o de los hijos, de la otra. No obstante, to-
esposos de sus derechos y obligaciones dos los sistemas familiares poseen algu-
maritales. En algunas sociedades consti- nos mecanismos de escape que permitan
tuye un proceso legal definido; en otras a los individuos sobrevivir a las presiones
es informal y requiere tan sólo la acepta- del divorcio (W. Goods, 1956). Á pesar de
ción social por parte de los individuos y la actitud cambiante frente al divorcio en
las comunidades donde residen (J. Ber- numerosas SOCIEDADES INDUSTRIALES con-
nard, 1970). Sin embargo, para los antro- temporáneas, en muchas otras es estig-
pólogos es más complejo y con atributos matizado y, así, la institución se asocia
menos precisos por los problemas que con cierta ambivalencia moral. De donde
entraña la propia definición de qué cons- que hayan evolucionado elaborados me-
tituye un MATRIMONIO. En consecuencia, dios culturales, organismos sociales e ins-
las formas de divorcio están estrecha- tituciones legales para controlar, conte-
mente relacionadas con las formas de ner y gestionar el divorcio.
matrimonio que disuelven. El divorcio es sólo una de las formas de
En la mayoría de las sociedades, el ma- disolución marital, aunque la más exten-
trimonio implica el pago de una DOTE,
dida. La separación física de los esposos,
216 DIVORCIO
La dote indirecta como forma preferida la ruina. En Europa, los ricos soluciona-
aparece con mucha más frecuencia entre ban este problema enviando su exceso de
los pueblos pastores del Oriente Medio y hijas a los conventos, donde la «dote» (o
en la Europa germánica prerromana, precio de entrada) era mucho menor de
aunque también se practicaba entre los lo que podía esperar un yerno. En la In-
kwakiutl del siglo X I X . Como forma se- dia, donde todas las mujeres han de obte-
mítica antigua figura en el Viejo Testa- ner un esposo, las familias han tratado de
mento y más tarde quedó prescrita en el limitar el número de hijas.
Corán como mahr o regalo de la familia La dote indirecta puede proporcionar
del novio a la esposa. Y así se extendió cierta recompensa material a la familia
por todo el mundo islámico junto con la de la novia por el coste de haberla criado,
ley coránica. La dote indirecta es una ya que en algunos casos parte de los bie-
forma flexible pues una sociedad puede nes cedidos por la familia del novio pue-
instituirla añadiendo cierta cantidad de de ser conservada por la de la novia. Sin
caudal nupcial a la dote existente o a la embargo, el principal beneficiario de es-
inversa, forma ésta predominante entre ta forma de transacción matrimonial pa-
los digo de África (Parkin, 1980).
recen ser los nuevos cónyuges.
La dote sirve a los intereses de la familia
En las sociedad donde se practica la dote,
de origen de la esposa de dos maneras.
sea ésta directa o indirecta, una familia
Primero, aporta recursos al matrimonio
queda unida al marido de la hija y fami-
por parte de su hija, garantía para el fu-
lia conyugal a través de la propiedad. La
turo de ésta, y también significa que no
elección de un yerno es importante para
se desposa huera de medios. (Probable-
el bienestar de la familia, no sólo de la
mente no es una coincidencia que la dote
hija. Puede que ello explique el hecho
se observe sobre todo donde el trabajo
de que en sociedades donde rigen estas
subsistencial de la mujer tiene poco o nu-
prácticas se conceda un valor despropor-
lo valor.) Segundo, las familias pueden
cionado a la virginidad. Por el contrario,
usar su fortuna para «adquirir» la clase
de yerno que desean, que en la Europa en la mayoría de las sociedades que ob-
campesina solía ser un hombre de posi- servan otras transacciones matrimonia-
ción social equivalente. Sin embargo, les no se espera que la novia sea virgen.
también un yerno cliente, leal y listo, de La reclusión de las hijas o el forzarlas a
posición social inferior pero respetable, una estricta observancia de las reglas de
podía ser incorporado a una familia más virginidad evita los embarazos prematri-
rica y sustentado con la dote de la hija (y moniales y una reclamación indeseada
en su día, con la herencia). El uso más co- sobre la muchacha y su propiedad por
nocido de la dote, practicada en Europa parte de un presunto yerno inadecuado
desde la Edad Media hasta principios del (Schlegel, 1991). Ase
siglo X X , era el trueque del caudal fami- Otras lecturas John Comaroff, 1980;
liar por la vinculación a un novio de posi- Dickemann, 1979; Harrel y Dickey, 1985.
ción más alta (J. Goody, 1983a). Esta últi-
ma aplicación de la dote para «comprar» Douglas, Mary (1921-) Mary
un yerno de posición superior se acepta Douglas obtuvo su licenciatura en antro-
también ampliamente en la India entre pología en Oxford en 1951. Estudió con
las castas al efecto calificadas. El resulta- Max G L U C K M A N y Meyer F O R T E S , pero
do es, no obstante, que las familias con fue especialmente influida por el neo-
muchas hijas que dotar podían acabar en durkheimianismo de E.E. E V A N S - P R I T -
C H A R D y por Franz Steiner, quien l a lle-
DOUGLAS, MARY 221
esmero la evidencia reunida en el valle xvi); (7) parte integrante de una cere-
del Nilo, el Mediterráneo, el Oriente monia religiosa; (8) vía hacia un estado
Medio y la cristiandad europea septen- de conciencia alterado (Bourguignon,
trional, examinó cuestiones como la ES- 1973); (9) «escape» temporal de la vida
CLAVITUD, los prejuicios por el color de la rutinaria; (10) medio para desarrollar y
piel y al RACISMO como fenómenos so- mantener la solidaridad social; (11) fac-
ciohistóricos claramente manifiestos que tor crítico en la expansión del comercio
quedaron inextricablemente unidos a la en la emergente economía mundial
esclavitud racial sin precedentes y el ra- (M. Marshall, 1979); y (12) un cultivo de
cismo blanco desarrollados en contexto gran valor económico (Wilbert, 1987).
con el Nuevo Mundo. El deseo de vivir una experiencia tras-
Distinguido con numerosos honores, Dra- cendental o religiosa puede haber sido
ke fue miembro del Royal Anthropologi- un importante incentivo en la domesti-
cal Institute de Gran Bretaña e Irlanda y cación de algunas especies de plantas.
recibió el Premio Bronislaw Malinowski Dada la importancia del tabaco (Nicotia-
de la Society for Applied Anthropology na) en la cosmología india norteameri-
en 1990. FH cana, «tuvo una distribución geográfica
Véase también ANTROPOLOGÍA URBANA. y cultural mucho mayor que cualquier
Otras lecturas Drake, 1955, 1960, otro alucinógeno vegetal» (Wilbert,
1980; F. Harrison, 1988, 1992. 1987, p. 27), hecho que puede haber con-
tribuido a que sea la planta de cultivo
drogas Además de sustancias medica- más antiguo en las Américas.
mentosas en general, son agentes farma- El valor atribuido a la experiencia extá-
cológicos que alteran la consciencia cor- tica puede haber contribuido igualmen-
tical determinando una modificación de te al cultivo y propagación de las plantas
la actividad mental. En sentido lato se alucinógenas. La Barre (1938) sugirió
clasifican en tres tipos: (1) sedantes, co- que el CHAMANISMO, religión que se ser-
mo narcóticos, alcohol, barbitúricos y vía de plantas alucinógenas para comu-
tranquilizantes; (2) sustancias psicotró- nicarse con el mundo sobrenatural, fue
picas que causan cambios de humor, co- el catalizador principal de la aparición
mo cocaína, marihuana, opio, morfina y de más plantas alucinógenas en el Nuevo
heroína; (3) plantas alucinógenas, como Mundo. Desde un punto de vista botáni-
el peyote, y sustancias sintéticas, como el co tendría que haber ocurrido a la inver-
LSD y la psilocibinmescalina (Dobkin sa (Furst, 1976).
de Ríos, 1976, p. 7). A lo largo de la historia, los humanos han
Las drogas son muy valoradas como: (1) buscado siempre un alivio al trabajo ago-
agente médico en el tratamiento del do- tador. Con este fin se usaron comidas que
lor y las enfermedades; (2) «narcótico contenían alguna droga para vencer la
eufórico, especialmente en actividades fatiga. Las drogas que potencian el traba-
que requieren resistencia o esfuerzo físi- jo (ya usadas por el individuo, ya como
co» (Schultes y Hoffman, 1979, p. 86); parte de una estrategia global de gestión
(3) inductor (o incentivo) para atraer a para aumentar la productividad) no son,
trabajadores; (4) ingrediente básico en la pues, una aportación europea a la cultura
preparación de magia amorosa; (5) pre- mundial (J. Cooper, 1949); ya existían
sunto afrodisíaco; (6) medio para obte- mucho antes de la llegada del mercanti-
ner « e l máximo valor nutritivo de una lismo o capitalismo de mercado. El papel
dieta rica en almidón» (Furst, 1972, p. de los alimentos con contenido de droga
224 DROGAS
como promotores del trabajo puede reve- causa de paranoia (Fackelmann, 1995).
larse tan importante como la orientación Es la droga ilegal más popular en Esta-
religiosa para conocer las razones del uso dos Unidos.
cultural y la distribución geográfica de 2. La coca, como la marihuana, es un es-
especies vegetales concretas. timulante o euforizante relativamente
Antes del contacto europeo, las drogas se leve, no un alucinógeno. Los conquista-
consumían para acceder al mundo sobre- dores españoles del siglo XVI fomentaron
natural o para potenciar las relaciones su consumo entre las clases trabajadoras
interpersonales, raramente para adqui- para incrementar su productividad. En
rir un estado fuera de la penosa rutina este contexto, la coca sirve como medici-
diaria o para inducir actitudes reflexivas. na y estimulante. La cocaína pura, aisla-
Las culturas nativas sabían muy bien da por vez primera en 1860, tras extrac-
que el abuso de drogas podía socavar el ción de la hoja y refinado químico, es
orden social. Era imperativo el fijar unas más potente (Furst, 1972, p, xv). La co-
reglas. Y éstas habían de contribuir no caína, especialmente en forma de
sólo a definir la posición social y crear y «crack», es la segunda en consumo ilegal
fomentar los lazos pertinentes, sino tam- en Estados Unidos.
bién a regular el propio acceso a la droga 3. El opio, droga adictiva obtenida del
(Lebor et al., 1992), lo cual es especial- jugo de las semillas de la amapola, ya
mente cierto en el caso de las sociedades fue usada por los sumerios, primeramen-
estratificadas. Entre los aztecas e incas, te con fines médicos, hacia el tercer mi-
sólo el especialista religioso que había lenio a.C. Afecta al sistema nervioso cen-
estudiado el arte de la interpretación re- tral mitigando el dolor y reduciendo la
ligiosa estaba autorizado a consumir psi- ansiedad. El consumo de opio y de sus
cotrópicos. Aquí las drogas, reguladas derivados refinados, la morfina y la he-
por restricciones consuetudinarias, servían roína se considera en el sureste asiático
sólo para confirmar la integridad del sis- «un hábito más que una enfermedad»
tema de valores de una cultura; nunca (Westermeyer, 1982, p. 7).
llevan a cuestionar las normas sociales 4. El peyote es extensivamente usado
prevalecientes. Sin embargo, acaecido el por los indios de América del Norte y del
contacto cultural, las drogas de nueva in- Sur como medio para entrar en contacto
troducción no estaban sujetas a limita- con el mundo de los espíritus. En Meso-
ciones. Sin reglas, los individuos las con- américa ha venido siendo usado desde
sumieron por placer personal sin reparar hace más de dos mil años. En Estados
en las posibles consecuencias negativas Unidos rige una inveterada ambivalencia
para la sociedad a largo plazo. acerca del uso del peyote por los nativos
Sigue una breve sinopsis de algunas de norteamericanos como parte de su ritual
las drogas de uso más extendido en todo religioso: algunos estados lo aprueban,
el mundo: otros lo han declarado ilegal en cual-
1. El cannabis o marihuana es una plan- quier cirunstancia.
ta del Viejo Mundo (10000 a.C.) que rá- 5. La datura es un alucinógeno de uso
pidamente se convirtió en uno de los cul- muy extendido y con importante papel
tivos más importantes en todo el mundo en las culturas amerindias. Los jíbaros
(Emboden, 1972b). A dosis pequeñas o ecuatorianos lo usan para castigar a los
moderadas, el 9-tetrahidrocannabinol niños desobedientes en la creencia de
(THC), la sustancia activa, induce sensa- que son los espíritus ancestrales los que
ciones de euforia. A dosis altas puede ser los sancionan. Los antiguos chibcha de
DROGAS 225
Colombia lo usaban para inducir estupor frecuencia relativa de uso de una droga
en sus mujeres y esclavos para poderlos como inductora laboral (por ejemplo,
enterrar vivos fácilmente junto con su drogas usadas para atraer y motivar al
esposo o amo muertos (Schultes, 1972). trabajo a los individuos a cambio del nu-
6. La kava (Piper methysticum) es una triente de nueva introducción). Las dro-
especie cuyo biotopo y área de cultivo se gas han sido con frecuencia usadas para
limitan a las islas tropicales del Pacífico. inducir y fomentar el comercio en situa-
Es la única planta cultivada con impor- ciones de contacto o en circunstancias en
tancia económica regional. Primaria- que el equilibrio de poder entre la na-
mente se usa como miorrelaj ante y anes- ción-estado en expansión y la población
tésico para tratar las algias dentales, la indígena es tal que es difícil mover a los
laringitis y los dolores propios de la ges- trabajadores o productores a suministrar
tación (Lebor etal, 1992, p. 100). cantidades adecuadas de bienes de inter-
7. La cafeína es un alcaloide presente en cambio o a mantener una actividad labo-
el té y el café que afecta al cerebro, a los ral constante. En su momento fueron es-
ríñones, corazón y al sistema respirato- pecialmente útiles en el caso de comer-
rio. Los consumidores de café desarro- ciantes aislados que operaban más allá de
llan a menudo muchos de los rasgos de las fronteras de su propia sociedad; tam-
dependencia comúnmente asociados con bién en contactos con pueblos móviles
los toxicómanos. Es una droga adictiva como RECOLECTORES y PASTORES NÓMA-
de la que no se conocen riesgos graves DAS; y casi por definición, antes del esta-
para la salud. También es el estimulante blecimiento efectivo del control imperial
laboral más popular y extendido en el o colonial sobre los pueblos indígenas y
mundo industrial. territorios ocupados. Por ejemplo, histó-
8. El ALCOHOL se obtiene mediante «pro- ricamente, el comercio de vino y luego
ceso natural de fermentación y puede al- del alcohol destilado de él ha sido carac-
canzar una elevada concentración por terístico de muchas situaciones fronteri-
destilación» (Heath, 1987, p. 99). Es la zas desde los tiempos antiguos a los mo-
droga más usada y psicoactiva del mun- dernos en los mundos Viejo y Nuevo. De
do. MacAndrew y Edgerton (1969) pos- manera similar, las guerras del opio en-
tularon que el comportamiento impropio tre Gran Bretaña y China fueron provo-
que acompaña a la ebriedad obedece más cadas en parte por la necesidad de los
bien a actitudes culturales que a factores británicos de comercializar una droga
bioquímicos y neurofarmacológicos. provechosa en China para pagar sus im-
Hay una clara relación entre la calidad portaciones masivas de té, que los chinos
del trabajo necesario para completar una exigían originalmente en plata.
tarea y la composición bioquímica de En cambio, una vez se ha institucionali-
una dieta con droga. Por ejemplo, aque- zado el control y desarrollado plenamen-
llas ingestas (marihuana, hachís, opio, te la infraestructura del poder colonial,
cocaína, nicotina y alcohol) que aumen- las razones para usar drogas pasan del
tan o «estimulan» la sensibilidad corti- propósito de obtener trabajadores y bie-
cal se prefieren laboralmente a aquellas nes comerciables al de maximizar la pro-
capaces de producir ilusiones más inten- ducción de forma tan eficiente y barata
sas y potentes (peyote, estramonio, don- como sea posible. En general ello entra-
diego de día, etc.). ña un control sustancialmente más fé-
También hay una marcada relación en- rreo de la población que el asociado sim-
tre subsistencia, complejidad política y plemente con la inducción al estableci-
226 DURKHEIM, EMILE
Los modelos educativos varían entre cul- del buen oficio del maestro, a menudo
turas en lo tocante a especialización ins- en la casa de éste. Estas escuelas diferían
titucional, métodos para facilitar el en diversos aspectos, pero coincidían en
aprendizaje, nexos con otras institucio- que acogían sólo a una pequeña propor-
nes como la religión y la economía, y ción de la población masculina, al igual
distribución en el seno de la población. que ocurría entre los aztecas e incas pre-
colombinos del Nuevo Mundo. En el
Especialización institucional mundo islámico del siglo XX, incluidos el
La escolarización (educación en un mar- norte y oeste de África, las escuelas corá-
co físico dedicado a este fin, dirigido por nicas han conservado algunas de estas
un maestro cuya única ocupación es en- características tradicionales, como la
señar) es una forma institucional espe- memorización del Corán, a la vez que
cializada, que no es universal en todas han incorporado aspectos de las escuelas
las sociedades humanas y no alcanzó a la occidentales (LeVine y White, 1986).
mayoría de los NIÑOS, ni siquiera en Oc- El modo de escolarización occidental o
cidente, sino a finales del siglo XIX. En euroamericano que implica la segrega-
sociedades sin escuelas y para los miem- ción por edades en aulas de una escuela
bros de las que sí las tienen pero no ha- entendida como unidad normalizada de
cen uso de ellas, todo el aprendizaje tie- una burocracia educacional adquirió su
ne lugar en el marco doméstico y en forma moderna a mediados del siglo XIX.
otros no específicamente diseñados para Su propagación y aceptación mundial
ello sino con otros fines, facilitado aquél como modelo dominante no excluye el
por personas con experiencia que trans- hecho de que en muchas sociedades don-
miten habilidades, conocimientos y mo- de los individuos pasan una parte impor-
delos de virtud a los jóvenes en contexto tante de su vida en escuelas, gran parte
con actividades económicas, rituales y de su educación tiene lugar fuera de
recreativas. En las numerosas sociedades ellas.
agrícolas con producción alimentaria y
artesanal domésticamente organizada Métodos para facilitar el aprendizaje
los niños participan desde edad tempra- Las sociedades humanas organizan la
na, aprendiendo gradualmente de sus enseñanza de sus menores y otros novi-
hermanos mayores y padres las tareas cios impartiéndoles conocimientos, en
más complejas. Y donde había un siste- escuelas u otros lugares, y proporcionán-
ma de producción artesanal especializa- doles las oportunidades de aprender me-
do mediante el cual el niño o el adoles- diante participación guiada en las prác-
cente era enviado como aprendiz a un ticas de la comunidad (Rogoff, 1990).
artesano maestro, el aprendizaje tenía Las sociedades con escuelas han estable-
lugar a través de la participación gra- cido la inversión institucional en la ense-
dual en actividades de producción. ñanza como medio de transmitir aptitu-
En el mundo de año 1500 de nuestra era des socialmente importantes, conoci-
las civilizaciones urbanas del Viejo Mun- mientos y modelos de conducta personal,
do, incluidas China, Japón, India, el pero esta escolarización opera conjunta-
Oriente Próximo y Europa, poseían es- mente con formas alternativas de apren-
cuelas basadas en el modelo maestro- dizaje que refuerzan el saber adquirido.
aprendiz en las que el objetivo último En el modelo de aprendizaje, los novi-
era conocer los preceptos vehiculados en cios se inician mediante participación
textos religiosos tradicionales a través periférica a base de labores rutinarias a
EDUCACIÓN 231
menudo serviles, pero con acceso obser- tantes, en particular entre los calvinis-
vacional a las tareas más complejas, cru- tas, la escolarización masiva de los niños
ciales para el proceso productivo (Lave y de modo que ganaron acceso a la Biblia
Wenger, 1991). Por ejemplo, en los talle- se extendió sobre todo a partir del siglo
res de sastrería liberianos, los aprendices XVII, en tanto que los jesuítas establecie-
dedican su tiempo al corte de piezas de ron escuelas para laicos en los países ca-
confección, al tiempo que pueden obser- tólicos. Estas escuelas religiosas, en gran
var el trabajo más maduro del maestro parte de Europa y las colonias europeas
que las cose (Lave, 1990). Este proceso, en las Américas, sentaron las bases de la
que puede reducir la necesidad de ins- escolarización secular masiva del siglo
trucción verbal, contrasta con la secuen- XIX, como hicieron los centros terakoya
cia típica de la enseñanza en el aula de la budistas en Japón.
escuela de tipo occidental, donde se insta La vinculación de la enseñanza con las
a los alumnos a proceder paso a paso en instituciones económicas por vía de las
un marco que a menudo bloquea el acce- calificaciones obtenidas y con miras al
so visual a la práctica más madura de los empleo tiene sus precedentes en la anti-
estudiantes de más edad. No obstante, en gua práctica china de los exámenes aca-
las sociedades con escuelas de corte occi- démicos para el acceso a puestos de tra-
dental, gran parte del aprendizaje del bajo en la burocracia imperial y en las
individuo desde la adquisición del len- «profesiones ilustradas» de la Europa
guaje al adiestramiento en un oficio se medieval. En Europa, antes de la revolu-
da mediante procedimientos prácticos ción industrial, quienes poseían aptitu-
en el hogar, en el lugar de trabajo y en des en letras y números —incluidos ju-
otros marcos no escolares que requieren díos, presbiterianos y monjes francisca-
aptitudes inmediatamente rentables. nos— pudieron servirse de ellas para las
actividades comerciales. Fue sólo en la
Nexos con otras instituciones segunda mitad del siglo XIX, sin embar-
Los procesos educacionales se dan en to- go, cuando la escolarización se convirtió
das las instituciones, pero donde hay es- en requisito previo para una gran varie-
cuelas suelen vincularse de modo diver- dad de ocupaciones. Las razones econó-
so con otras instituciones especializadas. micas, en contraposición con las morales
En las civilizaciones urbanas premoder- y espirituales, han adquirido peso cre-
nas del Viejo Mundo, por ejemplo, las es- ciente a lo largo del siglo XX.
cuelas estaban estrechamente asociadas También han sido vinculadas las escue-
con las instituciones religiosas —cristia- las con las instituciones militares, en es-
nas, hebreas, islámicas, hindúes, budis- pecial a raíz de que la derrota francesa
tas y confucionistas— cuyos textos eran en Prusia en 1870-1871 fuera atribuida
foco de la educación. Los funcionarios a la superior calificación escolar de las
religiosos eran a menudo los maestros de tropas prusianas, aspecto que no les pasó
las escuelas, y los alumnos que progresa- por alto a los británicos y japoneses, que
ban hasta el nivel máximo podían con- se apresuraron a mejorar este aspecto de
vertirse en clérigos, mientras que aque- sus efectivos. A nivel más general cabe
llos que abandonaban al cabo de unos considerar la relación entre la escolari-
años no pasaban de participantes religio- zación y el estado, en la medida en que
sos ordinarios, aunque distinguidos por las escuelas fueron progresivamente de-
su sagrada experiencia en la escuela. En
finidas como vehículo de implantación y
la Europa y América del Norte protes-
fomento de la lealtad nacional y de una
232 EDUCACIÓN
observan hoy diferencias de escolariza- vista de este individuo. Todos los siste-
ción de grado primario, aunque los varo- mas de parentesco son egocéntricos en el
nes suelen ser más numerosos en los ni- sentido de que cualquier individuo posee
veles superiores. Entre las principales un parentesco personal único. No obs-
poblaciones nacionales del mundo sólo tante, los sistemas C O G N Á T I C O S , dada la
las del sur de Asia (India, Pakistán y ausencia frecuente de G R U P O S D E D E S -
Bangladesh) presentan una gran propor- C E N D E N C I A corporativos, suelen caracte-
guen fijando los términos y condiciones rar las emociones como procesos psico-
de la investigación científica al respecto. biológicos universales subyacentes a las
Desde Darwin (1872) en adelante, los formas de la cultura colectiva (véase
teóricos han tendido a naturalizar la rea- UNIDAD PSÍQUICA DE LA HUMANIDAD).
lidad de las emociones como producto de Supuestos similares sobre la existencia
procesos fisiológicos innatos. Sin embar- de una naturaleza humana universal son
go, las emociones (y la consideración que también los que guían en general los ES-
se les da) también funcionan como SIG- TUDIOS TRANSCULTURALES sobre las emo-
NOS comunicativos que operan en el pla- ciones y los trastornos emocionales en
no donde se producen el entendimiento psiquiatría. Por ejemplo, la aproxima-
y las relaciones interpersonales. Las in- ción primera de la psiquiatría moderna
vestigaciones antropológicas se centran ha consistido en normalizar categorías
crecientemente en este aspecto semióti- diagnósticas de los principales «trastor-
co de las emociones como realidades cul- nos afectivos», como la depresión y la
tural y socialmente construidas. Estos ansiedad, capaces de discriminar entre
enfoques difieren a veces en su conside- las condiciones biopsicológicas que los
ración de la emoción, ya como «variable producen. La investigación antropológi-
independiente» que precede a su expre- ca, en cambio, se ha centrado en identifi-
sión en formas culturales, ya como «va- car las formas culturalmente específicas
riable dependiente» determinada en en que estos tipos de trastorno emocio-
parte por conceptos culturales y prácti- nal se experimentan y expresan. (Klein-
cas discursivas. man y Good, 1985). Además, los antro-
La evolución de los enfoques antropoló- pólogos han intentado llevar la atención
gicos de la emoción refleja las grandes a los marcos culturales e históricos en
tendencias en la teoría cultural: aleján- que se producen y aplican las propias ca-
dose del supuesto de que las emociones tegorías psiquiátricas.
básicas constituyen una constante, un La llamada de A.L. Hallowell (1955) en
«don» de la experiencia humana, hacia pro de atender a las psicologías locales o
el reconocimiento de que, en cierta me- «étnicas» señaló el despegue hacia el es-
dida, son siempre constructos culturales. tudio de los aspectos culturales de la emo-
Los antropólogos han venido observando ción. Trabajos etnográficos posteriores,
desde hace mucho tiempo variaciones como los de Hildred Geertz (1959) en Ja-
interculturales en la vida emocional. va y de Jean Briggs (1970) en el Ártico,
Gregory Bateson (1936) y otros desarro- han demostrado la complejidad de los
llaron el concepto de ethos para referirse procesos con que las culturas conceptuali-
a los distintos modos en que las emocio- zan, expresan y valoran las emociones.
nes se modelan en el seno de la sociedad. Examinando los conceptos y prácticas ge-
De manera similar al concepto de Ruth nerales, estos estudios precipitaron una
BENEDICT (1934a) de «configuración» de avalancha de cuestiones acerca de la base
la cultura, la idea de un ethos de la socie- de la interpretación de las emociones por
dad sugería que las culturas transforman lenguajes y culturas; específicamente, ¿en
selectivamente las materias primas de la qué medida pueden los investigadores
naturaleza humana. Sirviéndose de las presumir la existencia de afectos básicos o
distinciones psicoanalíticas de procesos nucleares como marco de comparación?
«primario» y «secundario», los teóricos (debate notablemente acentuado en el es-
de CULTURA Y PERSONALIDAD de las déca- tudio de las culturas de las islas del Pací-
das de 1940 y 1950 tendieron a conside- fico; Gerber, 1985; Lutz, 1988).
ENFERMEDAD 235
a
mental disorders, 4 ed.). La enfermedad pectiva macrosociológica, las fuerzas po-
se distingue de la DOLENCIA en que ésta lítico-económicas y las prácticas cultura-
hace referencia a las percepciones de la les hacen que las gentes interaccionen
persona y a las experiencias anteirores con su medio ambiente de maneras que
de haberse sentido enfermo, y es estado pueden afectar a la salud, ya exacerbando
socialmente confuso que incluye a la en- los problemas patológicos, ya protegién-
fermedad pero no se limita a ella. En dolas de ellos. La construcción de presas
años recientes, la distinción enferme- para intensificar la producción agrícola,
dad-malestar ha sido criticada porque el por ejemplo, puede aumentar la frecuen-
proceso de separación de los «hechos» cia de la esquistosomiasis o de la malaria.
biológicos de los constructos culturales En Epidemiología se distingue entre en-
sugiere falsamente la superioridad del fermedades epidémicas, que se dan en
modelo biológico no cultural (Hahn, medida superior a la esperada, a menudo
1995). en brotes con vinculación cronológica o
Desde el punto vista antropológico, las espacial, y enfermedades endémicas, que
enfermedades han desempeñado un im- se dan con una frecuencia más constante
portante papel en la evolución de la bio- en una población. Las epidemias suelen
logía humana y de los sistemas cultura- caracterizarse por una alta mortalidad y
les. Las enfermedades infecciosas, por los consiguientes trastornos socioeconó-
ejemplo, constituyen retos superviven- micos, y han tenido una gran influencia
ciales y actúan, por consiguiente, como en el curso de la historia (McNeil, 1976).
agentes de selección para la adaptación Las endemias, caracterizadas más bien
cultural y biológica. El análisis de Li- por la elevada morbididad, pueden ser
vingstone (1976) de la historia de la ane- tan corrientes en una población dada
mia falciforme en Africa occidental sigue que se consideren normales más que pa-
siendo el ejemplo clásico de este fenóme- tológicas. Las enfermedades infecciosas
no. La introducción de la horticultura de causadas por las bacterias, virus, hongos,
ARRASAMIENTO determinó un aumento de parásitos unicelulares, etc., desencade-
la malaria por P. falciparum, que, a su vez, nan en los huéspedes respuestas inmu-
aumentó la frecuencia del gen falciforme nológicas, de modo que los individuos
que confería resistencia a esta enferme- generan todo un repertorio de inmuni-
dad, pese al enorme coste que la anemia dades a las enfermedades endémicas (in-
falciforme impone al cuerpo humano. fancia). Las enfermedades infecciosas
Un enfoque cultural-ecológico del cono- pueden contrastarse asimismo con las
cimiento de la enfermedad destaca el he- crónicas (enfermedad cardiovascular, hi-
cho de que el ambiente y los riesgos que pertensión, etc.), a veces llamadas « m a -
entraña para la salud son fundamental- les de la civilización» por su creciente
mente creados por la cultura (Inhorn y presencia entre las clases opulentas. Las
Brown, 1997). La cultura determina la enfermedades crónicas tienen causas
distribución social-epidemiológica de la multifactoriales, en parte vinculadas a la
enfermedad de dos modos generales. dieta y a los modelos de ejercicio. Mu-
Desde una perspectiva microsociológica, chos antropólogos entienden el aumento
la cultura conforma los comportamientos de las enfermedades crónicas como un
individuales (dieta, exposición a aguas reflejo de la discordancia entre genes an-
contaminadas, prácticas sexuales, etc.) tiguos y los estilos de vida modernos
que predisponen a las personas a deter- (Eaton et al., 1988).
minadas enfermedades. Desde una pers- Los modelos de enfermedad cambian
EPIDEMIA 237
Black (1990) señaló que la susceptibili- portadas por las ratas causantes de la rá-
dad genética impidió a las poblaciones pida diseminación del mal. McNeill
indígenas del Nuevo Mundo la creación (1976) ha sugerido que se han producido
de respuestas inmunológicas efectivas a regularmente epidemias de escala simi-
los patógenos del Viejo Mundo, como el lar a la de la Peste Negra durante los
del sarampión, determinante de una tiempos de expansión de los imperios. El
mortalidad desproporcionadamente alta contacto de culturas, o la «confluencia de
en estas poblaciones. acervos patológicos», se tradujo en la
La paleopatología ha reconstruido mo- aparición de epidemias en poblaciones
delos de transmisión de enfermedades y hasta entonces a salvo de ellas y, por tanto,
su distribución en las poblaciones sin defensas frente a patógenos nuevos.
prehistóricas, y sugiere que la revolución Las epidemias han configurado la histo-
agraria puede haber creado condiciones ria humana desde los tiempos prehistó-
ecológicas que fomentaran la aparición ricos al presente. Por diezmar y desmo-
de epidemias. La transición del noma- ralizar a las poblaciones susceptibles
dismo al sedentarismo asociada con la también fueron instrumentos de la ex-
agricultura generó problemas como la pansión de las sociedades «civilizadas»,
eliminación de desechos y la exposición facilitando la conquista y subyugación
a portadores de enfermedades; la inten- por la fuerza de las armas.
sificación de la producción agrícola pue- Interesan a los antropólogos las conse-
de cambiar la ecología e incrementar la cuencias sociales de la enfermedad epi-
exposición a insectos transmisores de en- démica. Por ejemplo, Neel (1958) sugi-
fermedades. La susceptibilidad a la en- rió que la alta proporción de mortalidad
fermedad infecciosa guarda una relación es resultado del colapso social, incluidos
sinérgica con la escasez de alimentos y la un sentido de desvalimiento, malos cui-
malnutrición. Además, el crecimiento de dados médicos y una ingesta insuficiente
la población asociado con la intensifica- de alimentos. Una epidemia en una so-
ción de la agricultura suministra una re- ciedad tribal puede ser, pues, más impor-
serva de huéspedes humanos que propi- tante que la susceptibilidad genética o
cian el agravamiento de la enfermedad inmunológica. No menos importante es
al grado de epidemia (M. Cohen, 1989). el hecho de que una epidemia exacerba
En la historiografía, la epidemia de la problemas como la xenofobia (temor a
peste bubónica es el ejemplo prototípico. los extranjeros) y la estigmatización; y
La Peste Negra de mediados del siglo estas consecuencias se suman al sufri-
X I V mató a más de la cuarta parte de la miento primario. Si unas reacciones so-
población de Europa y Oriente Medio. ciales a la epidemia (por ejemplo aisla-
Las enfermedades pueden propagarse miento del enfermo, rápida inhumación
por vía del comercio o de los movimien- del muerto) pueden tener carácter bioló-
tos poblacionales. Sin embargo, una epi- gico adaptativo, otras (por ejemplo la
demia requiere unas condiciones ecoló- huida del epicentro del brote de la enfer-
gicas locales particulares. En el caso de medad) pueden empeorar la situación
la peste bubónica, años de crecimiento por contagio.
económico seguidos de hambruna y de- Las cotas de nacimientos y muerte en los
presión crearon unas condiciones urba- últimos ciento cincuenta años han des-
nas de hacinamiento y escasez que forza- cendido espectacularmente en la mayo-
ron a los huéspedes humanos a un fre- ría de las poblaciones del primer mundo.
cuente y estrecho contacto con las pulgas Esta TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA ha estado
ENVEJECIMIENTO 239
delo del año es mejor que el del último un gran número de libros, películas y ví-
año y que las versiones más antiguas de deos de etnografía subrayan en la actua-
la humanidad podrían ser igualmente lidad las situaciones por las que pasa la
condenadas. vida de las personas mayores en una im-
Sin embargo, si con la edad se produce pactante serie de escenarios sociales.
un aumento del porcentaje de personas (Keith et al., 1994). Esta serie de eviden-
que requieren asistencia sanitaria y so- cias está contribuyendo a corregir el pre-
cial, la mayoría disfruta de buena salud juicio contra lo viejo característico de
y puede atender perfectamente sus nece- nuestro tiempo y la nostalgia que imagi-
sidades diarias hasta los ochenta años. na una época premoderna en que la fa-
La «sociedad envejecida» del futuro no m i l i a y los valores tribales aseguraban
se puede extrapolar directamente a par- de un modo «natural» que se colmara de
tir de las condiciones presentes. En el si- atenciones a los ancianos. Antes de la
glo veinte cada una de las generaciones Revolución industrial, la mayor parte de
que han alcanzado la vejez ha gozado, en las sociedades hacían una distinción en-
comparación con su antecesora, de más tre ancianos sanos y débiles. Se podía
salud y mejor educación, y ha estado tratar con consideración a los primeros,
mejor preparada para ocuparse de los la- pero los segundos recibían con frecuen-
berintos burocráticos de la vida en una cia tratamientos para precipitar su fin.
sociedad de masas (Silverman, 1987). Pese a todos sus defectos, la sociedad mo-
Cada comunidad tiene que empezar a derna tal vez esté haciendo más por sus
gestionar la mezcla cambiante de grupos ancianos débiles de lo que hiciera ningu-
de edad en la población del mismo modo na comunidad «tradicional» (Cowgill y
que debe tratar de gestionar la cambian- Holmes, 1972).
te diversidad en los ecosistemas. Las cuestiones acerca del envejecimien-
Los primeros etnógrafos obtenían a me- to han impulsado a los antropólogos a
nudo muchos de sus datos de las perso- colaborar con colegas de muchas disci-
nas de mayor edad; éstas contaban con plinas y subdisciplinas (Fry y Keith,
mayor experiencia de la vida local y más 1986). Sin embargo, hay un punto flaco
tiempo libre para sentarse e informar al evidente: la investigación sobre el enve-
recién llegado. Sin embargo, esas mis- jecimiento a menudo se transmuta en un
mas personas no eran vistas como un te- estudio de los ancianos como si éstos fue-
ma de investigación y los ANCIANOS eran ran una tribu recién descubierta. Vamos
mencionados principalmente como per- predicando que el envejecimiento es un
sonas situadas en las últimas etapas del proceso que abarca toda la vida, pero en
CICLO DE LA VIDA. El volumen de Leo la práctica sólo examinamos la última
Simmons (1945) basado en los datos del etapa del recorrido. DWP
HRAF fue hasta los años 60 el único estu- Otras lecturas Amoss y Harrell, 1981;
dio en profundidad sobre las personas Counts y Counts, 1985; Myerhoff, 1978;
mayores realizado por un antropólogo. Sokolovsky, 1990; Vesperi, 1985.
Desde entonces, la investigación antro-
pológica sobre el envejecimiento ha con- esclavitud Producto de la captura o
vertido la edad en una especialidad con compra de seres humanos que, con sus
su propia organización profesional y sus descendientes, son aplicados a algún tra-
publicaciones. Muchas facultades impar- bajo u objeto de venta o trueque a otros.
ten enseñanza sobre el envejecimiento Si consideramos centrales a la esclavitud
desde una perspectiva transcultural. Y estas prácticas, no sorprende que se ex-
ESCLAVITUD 241
tendiera tanto entre las sociedades hu- munerado y era el grupo el que era due-
manas, aunque con un notable número ño del trabajo realizado por sus compo-
de variantes. nentes y de los frutos resultantes. Por úl-
La imagen occidental prevalente de la es- timo, no hay necesariamente una rela-
clavitud deriva de los sistemas particula- ción fija entre la estratificación social y
res e insólitos de la que existió hasta hace la esclavitud; ésta puede existir en au-
poco en el Nuevo Mundo y que incluía la sencia de la primera o puede no ser un
propiedad de seres humanos como bien factor de ésta.
de uso, su venta, su compra, su uso prima- Lo dicho no significa que la esclavitud,
rio como mano de obra no remunerada y como se entiende en Occidente, sea pu-
su ubicación en el estrato social más bajo. ramente un fenómeno reciente del Nue-
Aquí la esclavitud era una institución vo Mundo. Muchas sociedades (la Euro-
económica donde la idea de que los escla- pa antigua y medieval, el antiguo Orien-
vos carecían de «libertad» era un tema te Medio islámico, el sur y sureste
clave para definir su condición. asiáticos) poseían instituciones simila-
Mientras algunos antropólogos han res, pero también características ausen-
adoptado esta imagen como base de la tes del prototipo de esclavitud occiden-
definición universal de la esclavitud tal. Mientras que la esclavitud en el
(Nieboer, 1910: Meillassoux, 1991; J. Nuevo Mundo se vinculaba con claras
Watson, 1980), otros (B. Siegel, 1945; diferencias de aspecto («RAZA»), en la
Miers y Kopytoff, 1977) han señalado mayoría de las sociedades los esclavos
que las variaciones culturales hacen pro- procedían de su propio seno o de regio-
blemática tal definición. En el pensa- nes vecinas y poco diferían de sus dueños
miento occidental, «esclavitud» signifi- por raza o (a menudo) cultura. Mientras
caba la antítesis de la libertad cívica. El que el uso dado a los esclavos en el Nue-
ciudadano libre es el que no pertenece a vo Mundo tenía carácter exclusivamente
otro, no puede ser vendido, trabaja para económico, en la mayoría de las demás
otros por elección y remuneración, y go- sociedades y momentos históricos los es-
za de los derechos civiles básicos, nada clavos eran utilizados también como re-
de lo cual alcanza al esclavo. Sin embar- curso social y político: esposas, aliados,
go, fuera de Occidente, estos elementos guerreros o burócratas. En algunos casos,
aparentemente fijos y la figura que des- como en la Turquía de los otomanos o el
criben pierden perfil. Incluso «libertad» Egipto de los mamelucos, una poderosa
es un concepto esquivo, pues lo que se guardia de palacio compuesta de escla-
considera autonomía individual normal vos controlaba a veces al régimen. Llega-
varía considerablemente entre socieda- do a este extremo, el propio uso del tér-
des. En otras culturas, el significado de mino «esclavitud» resulta cuestionable y
«propiedad» depende de los derechos aun absurdo.
culturalmente definidos que posee el En suma, el planteamiento teórico es co-
«propietario» sobre objetos o personas y mo sigue: el hecho de que alguien ad-
que en muchas sociedades pequeñas tra- quiera un control completo de una perso-
dicionalmente no se otorgaban a indivi- na dice muy poco sobre el uso a que ésta
duos, sino a grupos de parentesco y al- se destina. La esclavitud es un proceso
canzaban así a todos sus miembros. Simi- abierto que puede seguir muy diferentes
larmente, las nociones de trabajo libre y trayectorias sociales. La noción de escla-
forzado eran ambiguas en sociedades vo como posesión cuadra con el estadio
que carecían de mercados de trabajo re- inicial de este proceso, en el que la perso-
242 ESCRITURA
asuntos, ora el poder coercitivo de ésta der relativo, riqueza o prestigio. Aunque
(Service, 1975). Las primeras ponen de a menudo se usa como genérico aplicable
relieve que los problemas de superviven- a todas las sociedades jerarquizadas, in-
cia requieren un control central que su- cluidas las SOCIEDADES DE CASTAS y las
puestamente sólo puede aportar el esta- basadas en la clase SOCIAL, «estratifica-
do, como en el caso de los sistemas de ción» se vincula más bien al estudio de
riego en el desierto. Sanders (1956) ar- la acción individual en el sentido de que
gumentó que la especialización de la co- es el esfuerzo de los individuos el que
munidad dentro de regiones ecológica- propicia la movilidad social. Así, los teó-
mente diversas debió traducirse en una ricos de la estratificación pueden compa-
economía integrada y el consiguiente rar sociedades según la naturaleza y la
sistema estatal; la paz del mercado, nece- medida de movilidad vertical en su seno
sario entonces para la economía regio- y ordenarlas conforme a una escala que
nal, era así garantizada por el estado. discurre desde la supuesta rigidez de la
Carneiro (1970) describió de qué forma estructura de castas a las hipotéticamen-
las luchas de competencia requerían una te abiertas sociedades del mundo moder-
organización centralizada; los estados no: escala que inevitablemente se con-
con ejercitos más efectivos se extendían vierte en una secuencia evolutiva condu-
a expensas de las sociedades de organiza- cente a la MODERNIZACIÓN (véanse en
ción más simple. Subyace a estas teorías Dumont, 1970, las críticas a los intentos
adaptacionistas bien el desarrollo de una de incluir a la casta en la teoría general
nueva forma de organización, como el de la estratificación).
riego, bien la aparición de problemas El concepto de estratificación es particu-
nuevos con una población creciente. larmente apropiado para el análisis es-
Las teorías en torno a la coerción políti- tructural-funcional de las sociedades
ca destacan dos dinámicas. En primer lu- complejas, para las que la teoría supone
gar, los estados y la extensiva integración un modo de integración social en torno a
política que representan se configuran los valores comunes de mejora y respon-
mediante conquista y supresión milita- sabilidad individual como determinan-
res; en segundo, en opinión de los mar- tes de la POSICIÓN social. Se entiende que
xistas, los estados trabajan para perpe- la jerarquía resultante representa enton-
tuar y ampliar el dominio de la clase di- ces la distribución de talentos, responsa-
rigente (Haas, 1982; Webb, 1975). Al bilidades y remuneración pertinente en
efecto es crítico el control del armamen- el plano individual. Este modelo de per-
to (J. Goody, 1971). Las teorías antropo- fecta movilidad individual en la socie-
lógicas de mercado han atendido a la di- dad es entonces patrón con que medir
námica interna de la estructura social otras sociedades, procedimiento adopta-
(Friedman y Rowlands, 1977) y a la ideo- do por los sociólogos que aplican al efec-
logía (Althusser, 1971). TE to elaboradas técnicas de análisis estadís-
tico. Lloyd Fallers (1963) señaló que la
estatus Véase POSICIÓN SOCIAL. razón del interés sociológico por la estra-
tificación es el prominente papel que al
estratificación «Estratificación so- respecto cabe a los movimientos i g u a l i -
cial» es el término usado generalmente tarios en la historia de Europa y Améri-
para describir la división jerárquica de ca del Norte en los últimos doscientos
una SOCIEDAD por la que los miembros cincuenta años, más o menos. Añadió, no
que la componen se ordenan según po- obstante, que los conceptos y métodos
246 ESTRATIFICACIÓN
logia (D. Levinson y Malone, 1980), más filmes de los más relevantes textos etno-
bien desatendidos, hasta que Murdock gráficos. A su vez, estos microfilmes es-
(1930 y ss.) introdujo una variedad de tán ordenados conforme a la codifica-
métodos de muestreo básicos y los con- ción del Ouline of cultural materials
siguientes análisis estadísticos. Desde (OCM), que facilita al investigador la rá-
1970 se han venido usando complejos pida localización de las páginas que con-
métodos estadísticos para controlar el ya tienen información sobre más de sete-
mencionado problema de Galton, la va- cientas entradas temáticas (Murdock et
riación regional y la significación grupal al., 1982). El HRAF es, pues, de enorme
(M. Burton y White, 1987; C. Ember y valor para la creación de bases de datos
Levinson, 1991; L. Freeman et al., 1989). transculturales. Más de trescientas insti-
Los analistas transculturales usan dos tuciones de todo el mundo poseen parte
clases de muestras: regionales, o de áreas o la totalidad del material existente en el
sin solución de continuidad, y mundia- archivo de HRAF, cuya informatización
les. Las primeras aplican estudios com- promete ampliar considerablemente su
parados de sociedades que bien pueden utilización.
estar lingüísticamente relacionadas, co- Aunque es mucho más caro y difícil,
mo los indios norteamericanos (Driver, unos pocos investigadores han logrado
1961) y se centran en el proceso de difu- proyectar estudios comparativos simultá-
sión por un territorio concreto. Las se- neos basados en TRABAJO DE CAMPO en el
gundas tratan de excluir a las sociedades que un determinado número de estudio-
lingüística o históricamente relaciona- sos convienen en abundar en un temario
das recurriendo a muestras mundiales común previamente acordado y con mé-
holoculturales que pueden demostrarse todos iguales o similares. Uno de los más
independientes. Ambos procedimientos notables fue el denominado Estudio de
son válidos. Seis Culturas de John Whiting y Beatri-
La mayor parte de la investigación ce Whiting, que examinaba las similari-
transcultural depende de la extracción dades y diferencias en la educación de
de datos de fuentes secundarias que de- los NIÑOS (B. Whiting y Whiting, 1975;
ben ser evaluadas y codificadas para su B. Whiting y Edwards, 1988). E incluso
uso. Un recurso importante se encuentra si los estudios no se proyectan conjunta-
en Human Relations Area Files, Inc. mente, los datos reunidos por separado
(HRAF), consorcio internacional de uni- usando una única metodología pueden
versidades, organismos e instituciones ser comparados con ayuda de un sistema
sin ánimo de lucro fundado en la década normalizado de codificación, como ocu-
de 1930 bajo la dirección de Murdock rre con los estudios transculturales de
con el nombre de Cross-Cultural Survey uso del tiempo de Alien Johnson (John-
(Investigación transcultural) y con su son y Behrens, 1989). CBr
denominación actual desde 1949, con se- Véase también ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA,
de en la Universidad de Yale en New MÉTODOS CUALITATIVOS, MÉTODOS CUAN-
Haven. El HRAF es un archivo, no una TITATIVOS.
muestra, una base de datos o un método,
y sus ficheros constituyen una colección ético Véase ÉMICO Y ÉTICO.
codificada de registros etnográficos de
aproximadamente trescientas cincuenta etnia, étnico, -ca Véase GRUPOS ÉT-
sociedades de todo el mundo, para cada NICOS.
una de las cuales el HRAF posee micro-
ETNOBOTÁNICA 251
etnicidad Véase GRUPOS ÉTNICOS. especies como en los criterios que las de-
finen (Berlin et al., 1966, 1968).
etnobotánica Es el estudio de los La búsqueda de plantas nuevas que pue-
sistemas indígenas de conocimiento de dan servir de alimento o medicina pre-
las plantas. Es un campo multidiscipli- cede con mucho a su estudio científico
nario en el que han desempeñado im- formal. La gran transmigración de plan-
portantes papeles tanto los botánicos co- tas y animales a raíz del descubrimiento
mo los antropólogos. Históricamente, el de las Américas por los europeos tuvo un
enfoque de los botánicos ha sido ante to- enorme impacto en la AGRICULTURA y en
do utilitario: organizaban sus datos de los SISTEMAS ALIMENTARIOS de todo el
acuerdo con los principios de la clasifica- mundo. Durante el siglo XIX, la recolec-
ción científica. Por el contrario, los an- ción sistemática de esta información
tropólogos adoptaron el «punto de vista progresó hacia el establecimiento de la
de los nativos y sus reglas y categorías botánica económica, campo que fue cri-
para ordenar el universo» (R. Ford, ticado porque sus especialistas tendían a
1978, p. 39). La investigación antropoló- recoger y enumerar las plantas descuida-
gica se ha centrado en la clasificación de damente al margen de todo marco teóri-
las plantas, en cómo las usan las gentes co (W. Davis, 1995). El enfoque de la an-
como alimento, medicina o material de tropología en la interacción de humanos
construcción, etc.; también en el valor y plantas proporcionó enseguida este
simbólico de las plantas, en particular en marco, que no tardó en enraizar también
asociación con las creencias religiosas. hondamente entre los botánicos. Harold
La CLASIFICACIÓN ha sido siempre un con- Conklin (1957, 1980), por ejemplo, ana-
cepto clave en antropología, y la clasifi- lizó la totalidad de los sistemas de agri-
cación de plantas y animales ha sido par- cultura y ecológicos de los hanunoo e
ticularmente importante porque es inde- ifugao de las Filipinas, además de la l a -
fectiblemente muy elaborada en casi bor taxonómica que llevó a cabo. Las
todas las culturas. Los primeros antropó- cuestiones acerca de cómo cultura y am-
logos vieron los sistemas de clasificación biente se influyen mutuamente con el
como una forma de entender el pensa- tiempo han concitado numerosas inves-
miento «primitivo» (Durkheim y Mauss, tigaciones, como el exhaustivo estudio
1963); más tarde serían considerados más de W i l l i a m Ballee (1994) sobre los ka'a-
bien como medio de explorar la propia por de la Amazonia brasileña. Los inten-
percepción humana, estableciendo así las tos por descubrir drogas potencialmente
bases de la ANTROPOLOGÍA COGNITIVA. útiles para curar enfermedades, particu-
Clave al respecto han sido los estudios larmente en los bosques tropicales, han
acerca de cómo se distinguen la catego- dependido siempre de la información
rías cromáticas de las plantas (Conklin, extraída del saber de los curanderos loca-
1954b; Berlin y Kay, 1969) y la existencia les, chamanes y otros especialistas, lo
de cuatro o cinco categorías de plantas cual requiere un laborioso trabajo de
integradas jerárquicamente en un am- campo, aptitudes lingüísticas y colabora-
plio margen de culturas diversas (Berlín ción intercultural. Recientemente ha
et al., 1973). Los antropólogos han descu- surgido asimismo la cuestión de cómo
bierto también que las taxonomías cien- compensar a las naciones y comunidades
tíficas de las plantas difieren de las popu- que proporcionaron el conocimiento o
lares tanto en el modo de establecer las los materiales vegetales que en última
instancia demostraron ser «hallazgos»
252 ETNOCIDIO
que enriquecieron a otros (Toledo, 1995). descuido de los diferentes marcos de re-
La importancia simbólica de las plantas ferencia en que operan los individuos de
en la cultura radica en las creencias de las culturas ajenas. Todas las culturas y
las gentes al respecto, en cómo se usan gentes son en cierta medida etnocéntri-
como forma de comunicación y en su pa- cos. Los antropólogos aluden ocasional-
pel en el credo religioso y ritual. A me- mente a un «etnocentrismo secundario»
nudo se cree que determinadas plantas cuando el observador asume sin evalua-
actúan como portadoras de determina- ción previa alguna los sesgos de una cul-
dos poderes de los espíritus, en particu- tura adoptada como lente a través de la
lar si aquéllas se usan con fines medici- cual examina el comportamiento y las
nales; también es común la presencia de creencias de los demás, rasgo frecuente
árboles o florestas de carácter sagrado en en los conversos religiosos y en los estu-
muchas religiones. Las plantas están tan dios de culturas ajenas. MR
imbricadas con la cultura humana que a
menudo forman parte de la comunica- etnocidio Intento deliberado de erra-
ción, mediante despliegues florales, por dicar la cultura o modo de vida de un
ejemplo (J. Goody, 1993). Con todo, el pueblo. Su forma extrema es el GENOCI-
mayor esfuerzo, con mucho, de la inves- DIO o exterminación de los propios indi-
tigación se ha dedicado a las DROGAS, viduos. El etnocidio depende del uso del
plantas psicoactivas que alteran la per- poder político para forzar a gentes relati-
cepción del mundo por parte del indivi- vamente inermes a renunciar a su CUL-
duo. Entre ellas destaca una amplia va- TURA y, así, es característico de situacio-
riedad de hongos (Wasson, 1968, 1980), nes coloniales y similares que amparan
peyote (La Barre, 1938), hachís (La Ba- las medidas coercitivas. Los europeos que
rre, 1977), plantas narcóticas (Emboden, invadieron las Américas a partir de 1492
1972a), alucinógenos (Harner, 1973; practicaron un etnocidio sistemático con-
Schulten y Hofmann, 1979) y muchas tra los pueblos indígenas en su propósito
otras (Furst, 1972). Un aspecto clave del de abolir sus religiones, comunidades,
debate hace referencia a la relación en- lenguas y, dado el caso, culturas. En el si-
tre las experiencias inducidas por las glo XIX muchas naciones independientes
drogas y las creencias religiosas (Rei- de las Américas se propusieron abolir del
chel-Dolmatoff, 1971). TB todo el «indigenismo», insistiendo en
Véase también ETNOCIENCIA, ETNOZOOLO- que los pueblos indios debían abandonar
GÍA. esta condición e incorporarse como indi-
Otras lecturas Berlin, 1992; Bohrer, viduos a la corriente principal. Estas po-
1986; Ford, 1985; La Barre, 1995; G. líticas han sido seguidas asimismo en
Martin, 1995; Prance, 1991. otras partes del mundo, pero han sido
fervientemente contestadas a partir de
etnocentrismo Se dice de la actitud 1970 con el impetuoso movimiento en
del que cree que la cultura propia es de- pro de los derechos de los indígenas.
cididamente superior a las otras, habi- El etnocidio puede infligirse igualmente
tualmente acompañada de cierta ten- a las minorías étnicas forzadas a abando-
dencia a las comparaciones envidiosas. nar su lengua y su cultura ante la pers-
De forma menos acusada, etnocentrismo pectiva de sufrir discriminación de no
define la tendencia a considerar a otras hacerlo. El término se usa a veces para
culturas a través del filtro de los prejui- referirse a cualquier proceso o política
cios de la propia. Ello puede inducir al determinantes de la desaparición de la
ETNOCIENCIA 253
cultura de un pueblo. Por ejemplo, la empezó a tomar forma cuando Ward Goo-
construcción de presas y otros cambios denough (1957, p. 167) definió cogniti-
ecológicos inducidos, y la introducción vamente CULTURA como sistemas de co-
de industrias y oportunidades de trabajo nocimiento:
nuevas pueden forzar o inducir a las gen- La cultura de una sociedad consiste en to-
tes a abandonar sus costumbres y modos do lo que uno ha de conocer o creer para
de vida tradicionales. Esta acepción des- operar de manera que sea aceptable para
provee casi de sentido al término, que es sus miembros. La cultura no es un fenó-
preferible que se reserve para aquellos meno material; no consta de cosas, com-
casos en que se usa el poder deliberada- portamientos o emociones. Es la forma de
mente con el objetivo de erradicar una las cosas que las gentes tienen en la men-
cultura. DML te, sus modelos para percibirlas, relacio-
narlas y, en fin, interpretarlas.
etnociencia Conjunto de metodolo- La etnociencia recibió las influencias de
gías etnográficas usadas para registrar lingüistas estructurales como Kenneth
los sistemas de conocimiento de una co- Pike (1954), que acuñaron los términos
munidad dada desde una perspectiva «émico» y «ético», usados por los etno-
ÉMICA. Ganó inicialmente popularidad científicos para referirse a las perspecti-
entre los antropólogos cognitivos de co- vas internas y externas con que se con-
mienzos de la década de 1960 como for- templa una cultura, respectivamente.
ma de referirse a los y métodos usados Noam Chomsky (1965) influyó igual-
en su registro (Werner y Schoepfle, mente en la etnociencia con su GRAMÁTI-
1987). Werner (1972) definió la etno- CA TRANSFORMACIONAL. Chomsky plan-
ciencia como etnografía y etnología del teó la hipótesis de que la infinita varie-
conocimiento o epistemología descripti- dad de verbalizaciones (estructura
va. Diferenció la etnociencia etnográfica superficial) se basaba en un número fini-
(saber cultural accesible a través del len- to de reglas de transformación (estructu-
guaje, como los sistemas de CLASIFICA- ra profunda) inconscientemente porta-
CIÓN de campos culturales, como la etno- das por los miembros de una comunidad
anatomía o la E T N O B O T Á N I C A ) de la et- hablante. Como en la lingüística trans-
nociencia etnológica (estudios teóricos y formacional, los antropólogos que se de-
comparativos con fines de formular leyes
dican a los estudios etnocientíficos en el
universales del conocimiento). La etno-
recién emergente subcampo de la AN-
ciencia centra su interés en el saber cul-
TROPOLOGÍA COGNITIVA trataron de com-
tural desde una perspectiva émica, y el
prender la competencia cultural intraco-
término ha sido usado indistintamente
munal que influía en las manifestacio-
junto con «NUEVA ETNOGRAFÍA» en refe-
nes culturales reales (Tyler, 1969). La
rencia a un conjunto de métodos etno-
cultura se entendía como el conjunto de
gráficos (Sturtevant, 1964, p. 123).
reglas inconscientemente aplicadas por
Las raíces de la etnociencia se encuen-
una comunidad para determinar el com-
tran en antropólogos como Franz BOAS,
portamiento apropiado (Frake, 1962a;
Bronislaw M A L I N O W S K 1 y Benjamín
Hymes, 1964a; Murray, 1982).
Whorf, que trataron de comprender la
cultura desde la perspectiva interna, ex- Los etnocientíficos analizaron el lengua-
plorando las relaciones entre lenguaje, je local para comprender cómo clasifica-
cultura y cognición (Ervin, 1964; Voege- ba los fenómenos, propiciando así la
lin y Voegelin, 1966). La etnociencia emergencia de un nuevo léxico. Los «ma-
pas cognitivos» organizados como «taxo-
254 ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA
ble que la antropología pueda mantener tancia otorgada a los documentos cursó
mucho tiempo las dos acepciones del tér- codo con codo con una antipatía mani-
mino. PW fiesta hacia la historicidad de las tradi-
Véase también OBSERVACIÓN PARTICIPAN- ciones orales, igualmente antiguas: la
TE, MÉTODOS CUALITATIVOS, NUEVA ETNO- tradición oral había sido ya denigrada
GRAFÍA. como historia mucho antes por Robert
LOWIE, «porque no podemos saber si es
etnohistoria Tanto «etnohistoria» cierta» (1915, p. 598). La publicación
como la voz próxima «ETNOLOGÍA» tie- Etnohistory observó escrupulosamente
nen connotaciones históricas. La segun- las líneas de Wissler y, por lo que hace a
da significó inicialmente el estudio del sesgo (contra la tradición oral), de Lo-
hombre pero, suplantada por «antropo- wie. El acento puesto en la evidencia do-
logía», pasó a denotar el análisis históri- cumental destacó igualmente en la et-
co de la sociedad y sus costumbres. Des- nohistoria «aplicada» en casos de recla-
pués de 1900 se evaporó el consenso mación de tierras incoados por la Indian
acerca de qué distinguía a la etnología, Claims Commission durante la década
que, relegada al estudio de la cultura de 1950, contexto legal que primaba las
material, fue desechada como historia fuentes documentales sobre las orales
conjetural o equiparada a una antropolo- (Krech, 1991).
gía social o cultural emergente, dando
origen así a la etnohistoria. En 1909, Definición de etnohistoria
Clark Wissler propuso combinar la evi- Desde siempre es una de las preocupa-
dencia «etnohistórica» con la arqueoló- ciones principales de los etnohistoriado-
gica con miras a reconstruir las culturas res. La mayoría de las definiciones anti-
prehistóricas (Baerreis, 1961). Para guas han subrayado el uso ecléctico de
Wissler, «etno-» significaba un grupo ét- los datos obtenidos sobre el terreno, ar-
nico como la tribu india norteamericana, chivos y museos, y la combinación del
y la evidencia al respecto era documen- saber de los antropólogos y de los histo-
tal y de origen no nativo. riadores. Se suponía que la historia apor-
El enfoque de Wissler —uso de documen- taba el interés por la exactitud, que en la
tos para referirse al pasado de una socie- antropología se centraba más bien en la
dad de pequeña escala— rigió la etnohis- generalización y la teoría de la cultura.
toria durante decenios. Transcurrida la Estas aptitudes metodológicas y faculta-
primera mitad del siglo se vio reforzado des intelectuales se fundían idealmente
por la institucionalización de la etnohis- en el etnohistoriador, quien por consi-
toria y la intervención de etnohistoria- guiente estaba en situación de propor-
dores en instancias de reclamación de cionar una historia «redonda» y perfec-
tierras; la primera cursó de dos modos: a tamente equilibrada de una sociedad
través de la publicación Etnohistory, que particular que, quizás, ilustrara sobre el
en 1955 centró su atención en la «histo- cambio o la persistencia culturales (Ax-
ria documental de la cultura y los movi- tell, 1981b; Ewers, 1961; Lurie, 1961; W.
Washburn, 1961). William C. Sturtevant
mientos de los pueblos primitivos, con
ofreció una de las definiciones más in-
especial dedicación al indio norteameri-
fluyentes y duraderas de «etnohistoria»:
cano», y mediante una sucesión de orga-
«[estudio de] la historia de los pueblos
nizaciones académicas que en 1966 cul-
normalmente estudiados por los antro-
minaron en la fundación de la Sociedad
pólogos» (1966, pp. 6-7).
Americana de Etnohistoria. La impor-
260 ETNOHISTORIA
interesante observar que la propia tecno- ner, 1978), la ORGANIZACIÓN SOCIAL de los
logía que hizo posible esta detallada músicos (Neuman, 1980), las interaccio-
comparación —el gramófono, inventado nes de música y LENGUAJE (Agawu, 1995)
en 1877— fue también la responsable de y la relación de la estética musical, los va-
la separación del sonido musical de las lores y el poder social (Chernoff, 1979;
razones sociales y culturales de su exis- Feld, 1982; Keil, 1979). Ampliando defi-
tencia (ésta es una materia todavía im- niciones previas del campo como el estu-
portante en etnomusicología, en especial dio de la «música étnica», la etnomusico-
en el estudio de la música popular vehi- logía incluye actualmente el estudio de la
culada por los medios de masas y «gra- música popular (Guilbault, 1993; Ma-
baciones sobre el terreno»; véase Keil y nuel, 1993; Walser, 1993), la música de
Feld, 1994, pp. 247-289). las poblaciones de emigrantes (Turino,
La adopción del TRABAJO DE CAMPO etno- 1992; Erlman, 1995) y la etnografía de los
gráfico como método preferido —y la conservatorios de música clásica (Kings-
oportunidad de observar la creación de bury, 1988; Nettl, 1995).
música en un contexto cultural— lleva- Pese a este predominio global de los estu-
ron a principios del siglo XX a reconside- dios particularizados, la comparación ha
rar los enfoques comparativos anteriores. seguido siendo un importante objetivo de
En su trabajo sobre la música pueblo, los etnomusicólogos. El esquema compa-
Benjamín Ives Gilman (1908) llegó has- rativo más importante de los últimos
ta el punto de cuestionar la validez treinta años es el Proyecto de Cantome-
transcultural del concepto europeo de las tría de Alan Lomax (Lomax, 1968), que
«escalas» musicales (Ellingson, 1992, aporta conclusiones acerca de la relación
pp. 123-125). Otros autores ampliaron el del estilo de canto, valores culturales y la
enfoque del análisis musical para incluir organización social basadas en correla-
parámetros como ritmo, tempo, timbre, ciones estadísticas. Aunque los procedi-
«color tonal» y textos de canciones mientos estadísticos y los supuestos teóri-
(Densmore, 1918), mientras que otros cos subyacentes a la cantometría han sido
desarrollaron análogos musicales de la criticados, los intentos recientes de desa-
noción antropológica de ÁREAS DE CUL- rrollar una «sociomusicología» compara-
TURA (Herzog, 1936; H. Roberts, 1936). tiva informada por la ANTROPOLOGÍA SIM-
A partir de la segunda guerra mundial, BÓLICA, los estudios culturales y la AN-
muchos etnomusicólogos, críticos frente a TROPOLOGÍA ECOLÓGICA (Keil y Feld,
modos previos de comparación de cultu- 1994) reconocen explícitamente a la obra
ras, han centrado su atención en la inves- de Lomax como fuente de inspiración.
tigación etnográfica. Aunque algunas de Una de las cuestiones metodológicas cen-
sus publicaciones tratan de describir las trales en la etnomusicología contemporá-
culturas musicales como sistemas com- nea es la posición epistemológica de la
pletos (McAllester, 1954; Meriam, 1967; experiencia musical del propio investiga-
Seeger, 1990, Nettl, 1989), la tendencia dor. Empezando a principios de la década
general ha ido hacia el estudio de proble- de 1950, Mantle Hood propugnó el estu-
mas teóricos específicos, como el papel de dio directo de la música como paso a la
la música en las prácticas curativas (Rose- «bimusicalidad» (competencia en dos o
man, 1991; Friedson, 1996), las CLASIFICA- más sistemas musicales). Esta idea logró
CIONES émicas de la música y los músicos un gran impacto en la etnomusicología
(Ames y King, 1971; Sakata, 1983), el pa- de las décadas de 1960 y 1970 y llevó a la
pel cultural de los instrumentos (Berli- introducción de cursos universitarios so-
264 ETNOPOESÍA
mentan igualmente que las teorías occi- so de que exista una psicología cultural
dentales de la mente y la emoción han indígena coherente, ¿puede realmente
dejado de ser válidas y no menos cultu- dar razón de toda la realidad psicológica?
ralmente construidas que las sostenidas Puede que, como argüyó Gerber, «el sis-
por cualquier otra psicología indígena. tema conceptual cultural no exprese to-
Esta orientación puede convertirse en dos los aspectos fenomenológicos de los
crítica de un presunto egocentrismo oc- complejos eventos internos e incluso que
cidental a la luz de las supuestas visiones los enmascare» (1985, p. 159). Así, privi-
sociocéntricas de otras culturas. legiando la descripción local de las es-
Por ejemplo, Catherine Lutz (1985, tructuras emocionales-psicológicas pue-
1988) señaló que los pueblos ifaluk «so- de que la etnopiscología cierre la puerta
ciocéntricos» del Pacífico Sur poseen su a la comparación transcultural al tiempo
propia psicología indígena mental-emo- que supone que las gentes son plena-
cional específica, que difiere radicalmen- mente conscientes y poseen el control de
te de la de Occidente en varios aspectos sus propias vidas mentales, supuesto
importantes. Se dice, así, que los ifaluk muy cuestionable a la luz de los trabajos
unen sentimiento y emoción en un solo de DURKHEIM y Freud. Por último, al
constructo, y para acentuar la voluntad a igual que la etnociencia, puede que la et-
la vez que el control, de modo que son ca- nopsicología revele cierta tendencia al
paces de elegir conscientemente el ocul- ahistoricismo y sea insensible a los mati-
tar completamente (en oposición a la re- ces de contexto y conflicto, privilegiando
presión inconsciente) las expresiones la descripción de un modelo abstracto
socialmente disruptivas de enfado e irri- sobre el proceso, la autoría y el interés
tación. Igualmente se dice que los ifaluk (véase A. Howard, 1985). Sin embargo, a
experimentan y cognitivamente constru- pesar de las numerosas cautelas, la et-
yen estados emocionales-mentales espe- nopsicología se ha demostrado muy valio-
cíficos como el fago, que es una combina- sa revelando «el sistema conceptual [que
ción de compasión, amor solícito y triste- es] útil como modelo del sentimiento co-
za. Y más importante aún, en contraste rrecto, configurando una base emocional
con Occidente, los ifaluk experimentan para el desarrollo de la acción moral-
el sentimiento no como algo que surge mente apreciada» (Gerber, 1985, p. 159).
como impulso interno espontáneo y per- CL
sonal, sino como resultado natural de si- Otras lecturas Caws, 1974; Fogelson,
tuaciones sociales y relaciones prototípi- 1982; Heelas y Lock, 1981; Randall,
cas. Así, una mujer Ifaluk dice: «Yo te fa- 1976; M. Rosaldo, 1984; E. Schieffelin,
go porque me das cosas ... si me cuido de 1976; Spiro, 1984.
ti, te doy cosas y hablo contigo, sé que tu
fago a mí» (Lutz, 1988, p. 139). etnozoología Estudio de la zoología
Aunque el trabajo de Lutz y el de otros «popular» o conjunto de categorías taxo-
etnopsicólogos ha producido interesan- nómicas reconocidas por las diferentes
tes resultados, sigue vulnerable a la críti- sociedades. Alfred R. Wallace (1853) ob-
ca de que los modelos indígenas de psi- servó hace mucho tiempo que las taxo-
cología son un constructo de los procedi- nomías locales eran a menudo mucho
mientos de pesquisa usados por el más precisas que las que usaban los espe-
investigador y, quizás, del propio intento cialistas en historia natural, observación
del etnógrafo de conferirles coherencia que cayó en saco roto. Al estudiar las cla-
(Keesing, 1987). Más aún, incluso en ca- sificaciones, los antropólogos han puesto
266 ETOLOGÌA
cluían desde propaganda, moratorias fis- rosos métodos, podían ser demostradas
cales, abogacía por el control de la natali- así en razón de causas hereditarias, e im-
dad y del «amor libre» hasta la segrega- pedir las uniones que inevitablemente
ción y esterilización de los «débiles men- llevarían al nacimiento de progenie en-
tales», restricción de la inmigración y, en ferma» (1916, p. 478).
el caso más extremo, los programas nazis Ideas como la eugenesia, que en un
de Lebensborn («fuente de la vida») y de tiempo parecieron de sentido común,
exterminación. hoy han dejado de ser respetables. Este
Los eugenistas gozaron de gran predica- cambio se explica en gran medida por la
mento en los primeros decenios del siglo convergencia de diversas tendencias so-
XX. Hacia 1910 la eugenesia era uno de ciales; en particular, el ascenso del movi-
los temas más abordados en la Reader's miento de las mujeres, la inclinación por
guide to periodical literature (Reilly, el respeto de los derechos del individuo,
1991, p. 18). El mensaje de que una bue- y el desarrollo de una amplia jurispru-
na crianza importaba a todos ocupaba lu- dencia sobre privacidad y libertad repro-
gar destacado en los libros de texto uni- ductiva (D. Paul, 1992, pp. 676-679). Ha-
versitarios, y aun de segunda enseñanza, cia 1960, el principio de la autonomía
en las revistas populares, en los servicios reproductiva gozaba de aceptación prác-
eclesiásticos y en las películas. Aparte de ticamente general y «eugenesia» pasó de
la Iglesia católica y del Partido Laboris- ser una voz loable a convertirse en un es-
ta británico, era muy escasa la oposición perpento. No obstante, las cuestiones que
organizada antes de la segunda guerra en su día fueron foco de la eugenesia han
mundial, aun cuando ocasionalmente se cambiado, no desaparecido. La cuestión
alzaban voces contrarias a políticas espe- de si las pruebas prenatales representan
cíficas. Genetistas destacados, como una nueva clase de eugenesia es particu-
Charles Davenport y Edward M. East, y larmente candente. Quienes están en fa-
antropólogos físicos como Earnest Hoo- vor de dichas pruebas suelen decir que
ton y Ales Hrdlicka fueron sus entusias- sólo los programas coercitivos pueden
tas paladines. La eugenesia recibió el ser tachados de «eugenésicos»; pero mu-
apoyo de todos los miembros de la direc- chos críticos opinan que integran políti-
ción editorial de la publicación norte- cas que aumentan nuestra capacidad de
americana Genetics, fundada en 1916 elegir la clase de hijos que queremos
(Ludmerer, 1972, p. 54). En la Alemania (Duster, 1990). DBP
de entreguerras, donde la ciencia de la Otras lecturas Kevles, 1985; J. Marks,
genética humana estaba particularmen- 1995; Mueller-Hill, 1988; D. Paul, 1995.
te adelantada, el apoyo era prácticamen-
te universal (Harwood, 1989). Incluso Evans-Pritchard, E. E. (1902-
aquellos que rechazaban algún que otro 1975) Edward Evans-Pritchard nació
aspecto de la eugenesia raramente la en Sussex, Inglaterra, en 1902. Entre
condenaron en su totalidad. Que el inte- 1946 y 1970 fue profesor de antropología
rés del estado por quién se reproducía social en Oxford, adonde atrajo a figuras
era absolutamente legítimo era un so- tan importantes como Lienhardt, Beat-
breentendido. En Estados Unidos, nin- tie, Pocock, Dumont, Needham, Douglas
gún investigador se reveló más escéptico y Beidelman. Murió en 1973. Además de
frente a la eugenesia que Franz BOAS. sus numerosos libros (citados en lo que
Pero, hasta él creía apropiado «suprimir sigue) y artículos, muchos de éstos como
aquellas clases deficientes que, con rigu- borradores de capítulos, es autor con
270 E V A N S - P R I T C H A R D , E. E.
Meyer Fortes de African political systems años, fue la de viajero, narrador, pistole-
(1940). ro ocasional (!) y resuelto bebedor, pero
En Oxford, a partir de 1960, Evans-Prit- él era moral e intelectualmente una per-
chard inculcó el interés en M A U S S , H U - sona compleja, complejidad que se agu-
bert y HERTZ, fomentando un estilo de dizó con la edad dando origen a numero-
pensamiento analítico cuya importancia sas anécdotas acerca de su persona.
no ha mermado. Sus alumnos mostraron Su experiencia en Libia le permitió es-
gran interés en el aspecto filosófico de la cribir The Sanusi of Cyrenaica (1949),
obra de D U R K H E I M , muy poco en su F U N - que fracasa como antropología: las tribus
C I O N A L I S M O . L a mayoría adoptaron la árabes de Libia se describen según el
postura ulterior de Evans-Pritchard en modelo de los muy diferentes nuer (su-
contra de R A D C L I F F E - B R O W N , en el senti- daneses meridionales) y, junto con la
do de que el lugar de la antropología se historia local, se reducen a mero apéndi-
encuentra con las humanidades, como la ce de la familia sanusi de pensadores is-
historia, no con imitaciones de las cien- lámicos. La obra fue celebrada como
cias naturales, y que la «teoría» es con manifiesto político. La recién fundada
demasiada frecuencia un sustituto del Organización de las Naciones Unidas
proceso intelectual de pensar (Evans- sancionó una Libia independiente con el
Pritchard, 1964). Con la llegada del E S - jefe de la orden sanusi como rey. La ad-
T R U C T U R A L I S M O fueron muchos los que vocatoria de Evans-Pritchard tuvo qui-
le encontraron afinidades con Evans- zás más efecto del que usualmente cabe
Pritchard, como también pueden hallár- al antropólogo. Sin embargo, su reputa-
sele con el filósofo de la historia R.G. Co- ción académica se basa principalmente
llingwood. en sus análisis del Sudán meridional
Evans-Pritchard asistió a los seminarios (musulmán).
de M A L I N O W S K I en la década de 1920, Enfrentados con creencias aparentemen-
pero no tardaron en disentir. Las deudas te «irracionales» como la B R U J E R Í A , los
intelectuales que reconoció fueron sobre antropólogos ofrecieron dos respuestas.
todo con la Année sociologique y con W. En primer lugar, era útil (la respuesta
Robertson S M I T H . En sus conferencias, funcionalista); en segundo, tenía sentido
publicadas póstumamente, reconoció intelectual. Ésta fue la respuesta de
mérito particular a los pensadores esco- Evans-Pritchard, quien subrayando la
ceses y franceses de la Ilustración práctica cotidiana argumentó que, dadas
(Evans-Pritchard, 1981). unas pocas premisas, el mundo azande
Entre 1926 y 1936, Evans-Pritchard tra- de la brujería acogía a gente razonable
bajó en Sudán, sobre todo con los azan- que actuaba con rigor intelectual. Dece-
de, aunque también, durante períodos nios más tarde, sus argumentos atrajeron
más cortos, con los anuak y, en su estudio a muchos filósofos de la ciencia. Algunos
más célebre con los nuer, donde las con- puntos clave al efecto aparecen en
diciones políticas eran espeluznantes ( D . Witchcraft, oracles and magic among the
Johnson, 1982). También enseñó en El Azande (1937, pp. 5, 8):
Cairo. Al estallar la segunda guerra Siempre me he preguntado «¿Cómo?» en
mundial, condujo tropas anuak contra vez de «¿Qué?» ... Mis interpretaciones
los italianos en la frontera con Abisinia quedan contenidas [por consiguiente] en
(Etiopía). Más tarde fue destinado a Lí- los propios hechos, porque los he descrito
bano, y luego a Libia. Una de sus carac- de tal manera que las interpretaciones
terizaciones, muy reelaborada con los emergen como parte de la descripción. Mi
EVOLUCIÓN, EVOLUCIONISMO SOCIAL 271
propósito ha sido que algunos términos nuer de que «los gemelos son aves». Para
ingleses reflejaran las nociones azande y los nuer los gemelos son extraordinarios;
usar el mismo término solamente y siem- lo extraordinario es kwoth, que se asocia
pre que se discute la misma noción. con lo Alto; y las aves, de las alturas, son
La debilidad del libro, en retrospectiva, hijas de kwoth. El lector adquiere inclu-
reside en que carece de consciencia his- so conocimiento de por qué los gemelos
tórica pues la jerarquía de conocimiento, eran bautizados a menudo con nombres
manifiesta en el uso de oráculos, enmas- de tipos de ave particulares. Toda decla-
cara el hecho de que la administración ración o acción nuer es cuidadosamente
colonial había quebrado la polis azande. vinculada con otras, mientras que la in-
The Nuer (1940), el libro de Evans-Prit- terpretación audaz (demasiado común
chard más leído, trata de grupos de pas- hoy en la antropología) es reducida al
tores que negaban la existencia de una mínimo. No hay neccesidad de una «cul-
jefatura formal, pero llanamente consti- tura nuer» misteriosa.
tuían un mundo moral. La obra presenta Kingship and marriage among the Nuer
dos secciones, una sobre ecología, otra (1951) es una obra técnica que analiza el
sobre linajes y sistema tribal, vinculadas efecto denominado incesto (véase T A B Ú E S
por un capítulo sobre cronología. Algu- D E I N C E S T O ) . El análisis es de nuevo expli-
nos leerían la última parte del libro en cativo no predictivo, y permite al lector el
términos de equilibrio de poder. La lec- seguimiento de las afirmaciones nuer. Es-
tura más productiva ve «oposición» co- tos trabajos han sido reanalizados muchas
mo relación abstracta que denota cómo veces. El cuidadoso estilo expositivo signi-
veían los nuer el mundo y su lugar en él. fica que es posible discrepar de Evans-
Una relación de esta clase puede ser «ex- Pritchard y llegar, con su propio material,
presada» por sucesos tan diferentes como a conclusiones diferentes. Este rasgo sigue
la disputa y el matrimonio. El análisis es siendo hoy el marchamo de la buena et-
explicativo, no predictivo. nografía. PD
Nuer religion (1956) abunda en conside- Otras lecturas Beidelman, 1974a; J.
raciones previas. El cuidado de los nuer Burton, 1992; M. Douglas, 1980.
en aspectos de distinción y separación es
recurrente en contextos al parecer tan di- evolución, evolucionismo so-
ferentes como VENGANZA de sangre, terri- cial (y cultural) El concepto de
torio, matrimonio y la relación del espíri- evolución social es uno de los más im-
tu (kwoth) con la creación. El colapso de portantes en la historia de las ciencias
las distinciones pone en peligro al orden sociales. En el siglo X I X , la de sociología
moral. El jefe piel-de-leopardo, o sacerdo- y la antropología atendieron primaria-
te terrenal, que había aparecido en The mente al estudio del desarrollo de la evo-
Nuer como mediador, aparece aquí como lución de las sociedades humanas desde
rector de esta distinción, y su opuesto, el sus formas más simples y tempranas
profeta, como el buscador de la unión ideal. hasta el presente. La evolución social es
Los intereses religiosos del propio Evans- hoy uno de los temas, entre muchos, ob-
Pritchard (en la década de 1940 se con- jeto del estudio de sociólogos y antropó-
virtió al catolicismo) tiñen intensamente logos, aunque sigue conservando enorme
el libro, pero deja cuidadosamente intac- interés.
tas las declaraciones de los nuer. El uso más generalizado entre los espe-
Considérese su exposición, que recoge cialistas entiende «evolución social» co-
Levy-Bruhl (1926) de la declaración mo el conjunto de cambios sociales que
272 EVOLUCIÓN, EVOLUCIONISMO SOCIAL
Harris. Parsons usó el concepto de adap- chas de estas nociones han sido atempe-
tación de modo enteramente funciona- radas y muy matizadas en numerosas
lista. Es siempre una sociedad entera (o versiones del evolucionismo contemporá-
uno de sus principales subsistemas) la neo, su presencia sigue haciéndose notar.
que se adapta, y la sociedade se esfuer- Childe y White vieron en la extensión
zan por mejorar su nivel de adaptación. tecnológica una mejora global de la cali-
La evolución social es un proceso en vir- dad de la condición humana, y Lenski ha
tud del cual las sociedades experimentan reforzado esta idea. Sahlins argumentó
una «actualización adaptativa» o mejo- que la evolución general lleva a una
ran su nivel funcional. En la acepción no «adaptabilidad global», y Service consi-
funcional de Harris, por otra parte, son deró la evolución del estado como señal
los individuos más que las sociedades en- de una mejora clara en el funcionamien-
teras los que se adaptan. Harris hizo de to político de las sociedades humanas.
la adaptación una noción primariamente Parson es un progresista aún más vehe-
heurística. Aceptó que las disposiciones mente y cree que las sociedades moder-
sociales particulares surgen de los es- nas representan la culminación del logro
fuerzos de los individuos por satisfacer humano hasta el momento y que Estados
sus deseos y necesidades. El concepto de Unidos es « l a nueva sociedad capital de
adaptación es, así, un punto de partida la modernidad». Este progresismo ha si-
para el análisis social, una base para for- do claramente la norma en toda la histo-
mular cuestiones pertinentes. Harris re- ria del evolucionismo social.
chazó la noción de Parsons de «actuali- Sin embargo, no existe una asociación in-
zación adaptativa». Las nuevas disposi- herente entre las visiones evolutiva y pro-
ciones sociales no son, desde el punto gresista. Es totalmente posible ser evolu-
adaptativo, necesariamente mejores que tivo y rechazar al propio tiempo la noción
las antiguas. Las nuevas disposiciones de que la historia humana ha constituido
representan respuestas a circunstancias un proceso de progresión y ascenso. Una
cambiantes y son adaptativas sólo en tér- vez más es el evolucionismo (antiprogre-
minos de estas circunstancias (más que sista) de Marvin Harris el que claramen-
de una forma más general o absoluta). te lo demuestra. El motor impulsor de la
(Un tratamiento mucho más extenso del evolución social es la espiral de depleción
concepto de adaptación en Sanderson, ecológica e intensificación de la produc-
1990, pp. 180-190). ción. Los humanos desarrollan nuevos
Como el concepto de adaptación, tam- modos de vida forzados ante todo por el
bién el de progreso ha sido fundamental descenso de los niveles de vida. Pero el re-
para el evolucionismo, aunque también gistro de la evolución social muestra que
motivo de rechazo del evolucionismo por cada nuevo modo de producción se asocia
parte de sus críticos. Se dice que las teorías con un nivel de vida más bajo, no más al-
evolutivas suelen dar por sentado que la to. Los agricultores primitivos (horticul-
evolución social propicia mejoras en la tores) estaban en peor situación en mu-
condición humana y en el funcionamien- chos aspectos que los cazadores-recolecto-
to de la sociedad. Hay que admitir que res que les precedieron, y los trabajadores
esta crítica encierra considerable mérito. agrarios peor que los horticultores. Y aún
Los evolucionistas del siglo XIX son bien hoy, pese a la preponderancia de las socie-
conocidos por sus marcadas opiniones dades industriales, la mayoría de las per-
progresistas basadas en sus posturas mar- sonas son campesinos pobres o trabajado-
cadamente etnocéntricas. Y aunque mu- res urbanos en el mundo subdesarrollado.
EXOGAMIA 277
La evolución social representa una pugna siguiente, es posible evaluar con exacti-
continua entre los humanos y la naturale- tud suficiente si una sociedad produce ex-
za en la que los humanos se aceleran más cedentes y en qué medida. En cualquier
y más sólo para tratar de mantenerse en caso, se argumenta, los niveles más altos
el mismo sitio. SS de producción se correlacionan claramen-
Otras lecturas Sanderson, 1995a, b. te con formas más complejas de organiza-
ción económica y sociopolítica (véase SO-
evulsión Práctica de arrancar dientes CIEDAD COMPLEJA). L O S críticos del con-
(en general incisivos) por razones estéti- cepto de excedente repusieron que, si
cas, de presencia frecuente en el África bien es cierta la correlación existente en-
subsahariana. MR tre mayores niveles de productividad y
mayor complejidad de la organización so-
excedentes En su sentido más gene- ciopolítica, ello no explica qué mecanis-
ral se dice del producto social más allá mos o qué procesos institucionales son los
del nivel de subsistencia. Los antropólo- causantes de esa mayor productividad.
gos se sirven a menudo de este concepto Las poblaciones no producen siempre
para explicar tentativamente el desarro- hasta el límite de sus oportunidades me-
llo cultural o el cambio socioeconómico dioambientales y tecnológicas.
(véase EVOLUCIÓN). El argumento suele El quid del argumento está claro, pero no
presentar entonces la forma siguiente: es de solución fácil: los teóricos ven la se-
una sociedad, consideradas sus limitacio- cuencia causal en una dirección clara
nes ambientales y en medios tecnológi- (aparecen los excedentes materiales y acto
cos, produce un excedente material (o seguido determinan el cambio sociopolíti-
sea, un aumento de producto neto más co); los críticos argumentan que lo inverso
allá del nivel acostumbrado). Si algún es igual de plausible (los cambios en la or-
grupo, religioso, político o militar, acce- ganización sociopolítica determinan un
de al dominio de estos excedentes (o par- aumento de la producción y un novedoso
te de ellos) para apoyar sus propias acti- despliegue de sus aplicaciones). DK
vidades, surgirá de ello una especializa- Véase también CLASE, ANTROPOLOGÍA
ción y una mayor DIVISIÓN DEL TRABAJO ECONÓMICA, ESTRATIFICACIÓN.
en la esfera económica, creándose una Otras lecturas Orans, 1968.
organización política más compleja.
Algunos críticos (Pearson, 1957; Dalton, exogamia Regla o preferencia en el
1960, 1963) señalan que dado que es difí- sentido de que los varones se desposen
cil determinar el nivel de subsistencia ha- sólo fuera de su grupo o categoría social
bitual, no lo es menos definir qué produc- particular, las más de las veces su grupo
to neto es exactamente el que lo supera. de parentesco. Las reglas de exogamia
Puesto que todas las sociedades son capa- son una característica necesaria de cual-
ces de producir excedentes, la cuestión quier sistema de INTERCAMBIO MATRIMO-
crítica reside en cómo se recaban e insti- NIAL o alianza. La exogamia puede des-
tucionalizan estos excendentes en mo- cribir asimismo un modelo estadístico de
mentos y lugares diversos. Esta dificultad matrimonio exterior en ausencia de re-
ha sido ignorada por los defensores del gla explícita al efecto.
concepto excedentario basándose en lo fá- Hay cierta controversia en torno a la re-
cil que es determinar en todo momento el lación de la exogamia con el TABÚ DEL
nivel subsistencial, y aun con aplicabili- INCESTO. LÉVI-STRAUSS ha señalado que
dad transcultural (Harris, 1959). Por con- ambos son expresiones complementarias
278 EXPLOTACIÓN
de las mismos requisitos del intercambio tribuyen en modo alguno al valor econó-
matrimonial. Otros, argumentando que mico de los bienes producidos. Según es-
ambas situaciones son inconexas, han in- ta opinión, en las economías capitalistas
dicado que son de dos tipos lógicamente se oculta la explotación mediante aque-
diferentes: la regla de exogamia es un llos acuerdos referentes a salarios y pre-
precepto, mientras que el tabú del inces- cios libremente negociados en el merca-
to es una prohibición. Además, apuntan do; mientras que en los sistemas agrarios
que las categorías de parentesco vetadas precapitalistas, donde los subordinados se
por el tabú del incesto son a menudo más ven obligados a ceder su producción ex-
estrictas que las excluidas según las re- cedentaria a alguna clase económica su-
glas de la exogamia. El tabú del incesto, perior, la explotación es abierta y visible.
además, se refiere a las relaciones sexua- Los críticos del concepto de «explota-
les, no al matrimonio en sí mismo. MR ción» (Dalton, 1974, 1977) señalan que
el término es evaluativo e ideológico más
explotación En el sentido más gene- que analítico. E incluso empleado en este
ral, no técnico, significa «aprovecharse último sentido suscita varias cuestiones
de», «beneficiarse ilícitamente de», que en general no obtienen respuesta:
«usar a una persona para el engrandeci- por ejemplo, cuando los productores de
miento propio», etc. Pero el término tie- las sociedades agrarias son instados a ce-
ne otro significado más específico y téc- der sus EXCEDENTES a algún organismo
nico derivado de los escritos de Karl político central, ¿qué reciben a cambio en
Marx: se da explotación cuando una cate- forma de servicios gubernamentales tra-
goría o clase de personas crean más valor dicionales como el mantenimiento de la
económico («excedentes») del que perci- ley y el orden? Además, dicen los críticos,
ben en forma de manutención habitual. ¿no es cierto que los ciudadanos de todas
Los sentidos de explotación precedentes las sociedades industriales (capitalistas o
presentan matices marcadamente mora- socialistas) efectúan pagos obligatorios a
les. De donde que se haya dicho que la algún gobierno central? De hecho, inclu-
explotación es la apropiación recurrente so en las sociedades de pequeña escala,
y regular de bienes económicos de perso- como las de los cazadores-recolectores
nas que tienen derecho moral a ellos. En bosquimanos, los productores adultos
una sociedad capitalista industrial, por han de satisfacer determinadas obliga-
ejemplo, se dice que los obreros crean ciones para con sus parientes, como es el
mayor valor económico del que se les re- caso del yerno reciente, del que se espera
conoce por salario (véase CAPITALISMO).
que trabaje por la familia de su esposa
De este «valor excedentario» se apropia
durante de ocho a diez años. ¿Son o no
el empresario capitalista en forma de be-
coercitivos estos deberes?
neficios. Procede observar que este argu-
Parece, añaden los críticos, que las úni-
mento se basa en alguna de las versiones
cas sociedades libres de explotación son
de la teoría laboral del valor (el valor
aquellas en las que los productores con-
económico de un bien refleja la labor so-
sumen o controlan el 100 por ciento de
cialmente necesaria que entraña). Esta
los frutos de su esfuerzo. ¿Hay algún
acepción de «explotación» implica asi-
ejemplo empírico de una sociedad seme-
mismo que cualquier aptitud organiza-
jante? DK
cional, conocimiento o idea innovadora
Véase también ANTROPOLOGÍA MARXISTA.
que el empresario capitalista pueda in-
troducir en el proceso productivo no con- Otras lecturas Derman y Levin, 1977;
Newcomer, 1977.
familia Para una generación anterior
de antropólogos de Europa y América la
definición de la voz «familia» no presen-
taba ninguna dificultad. Melville HERS-
KOVITS (1948, p. 61) observó: «No son
muchas las formas en que puede consti-
tuirse la familia primaria. Un hombre
puede vivir con una mujer o tener varias,
y una mujer puede tener varios hom-
bres». De manera similar, George Peter
Murdock iniciaba su libro Social structu-
re (1949, p. 1) declarando:
La familia es un grupo social caracteriza-
do por una residencia común, cooperación
económica y reproducción. Incluye a
adultos de ambos sexos, dos de los cuales
al menos mantienen una relación sexual
socialmente aprobada, y uno o más niños,
propios o adoptados, de los adultos que co-
habitan sexualmente.
Incluso el controvertido antropólogo
francés Claude LÉVI-STRAUSS, que subra-
yó que los SISTEMAS DE PARENTESCO DES-
CRIPTIVOS son simbólicos, aceptó «fami-
l i a » como más o menos se ha definido co-
mo bloque de la construcción de la vida
social (Lévy-Strauss, 1963a, pp. 48-49).
Por el contrario, hoy el consenso entre
los antropólogos en torno al significado
de la voz « f a m i l i a » brilla por su ausen-
cia, sobre todo en lo tocante a su sentido
general en todo el mundo (Jane Collier
et al., 1992).
Incluso Murdock había reconocido la
ambigüedad del término. No obstante,
basándose en su análisis de doscientas
cincuenta «sociedades humanas repre-
sentativas» (véase ESTUDIOS TRANSCUL-
TURALES) llego a la conclusión (1949, pp.
1-2) que el primero y más básico tipo de
organización familiar humana era el de
la FAMILIA NUCLEAR, que comprendía a
un hombre y mujer casados y a su prole,
aunque en casos dados pueden residir con
ellos más personas ... El lector reconocerá
al punto a esa familia nuclear como la que
280 FAMILIA COMPUESTA
reconoce su propia sociedad con exclusión argumentó que las nociones convencio-
de otros tipos. Sin embargo, entre la ma- nales de que la sangre es más densa que
yoría de los pueblos de la Tierra, las fami- el agua y que la biología es la base del
lias nucleares se combinan, como los áto- parentesco familiar son erróneas. No
mos en la molécula, para formar agrega- puede darse por sobreentendido que el
dos más grandes. parentesco se base en la biología, que la
Estas definiciones nacen en una era en reproducción sexual cree vínculos socia-
que los antropólogos proclamaban que su les entre las personas, que la procreación
disciplina era una ciencia, y las definicio- establezca nexos consecuenciales entre
nes antropológicas tenían a menudo un madres e hijos y que los vínculos genéti-
tinte legalista. Parecía crítico establecer cos posean significado invariable o cuali-
la existencia de UNIVERSALES, categorías dades distintas de los atributos sociales y
de cultura (incluidas instituciones bási- culturales que les son asociados.
cas como la familia) que pudieran servir Del mismo modo, la ideas de que las fa-
como puntos de referencia inmutables milias y la mayoría de las unidades do-
para las descripciones y comparaciones. mésticas comprenden normalmente
Como explicara Clyde Kluckholm (1953, adultos de uno y otro sexo y su prole ig-
p. 506), « l a comparación genuina sólo es nora la actual popularidad de los matri-
posible si se han aislado unidades unidas monios sin hijos, la existencia de fami-
al margen de la cultura». lias construidas solamente por ADOPCIÓN
Sin embargo, se ha revelado difícil to- o por otras formas de inseminación, la
mar hechos biológicos elementales como creciente frecuencia de padres solteros y
la existencia de dos sexos, su papel en la de hogares con un solo padre en las so-
procreación y la vulnerabilidad de las ciedades occidentales, al igual que la
crías humanas (Malinowski, 1913; E. creciente visibilidad de las uniones ho-
Parsons, 1906) y entretejerlos en teorías mosexuales, a menudo con niños, y que
antropológicas convincentes o interesan- pueden integrar la relación sexual entre
tes acerca de la vida familiar. Quizás ha- dos o más adultos que pueden residir o
ya «realidades» biológicas, psicológicas y no en el mismo hogar. Nuestra noción
sociocoyunturales de la existencia hu- convencional de familia es también in-
mana que deban servir como puntos in- sensible a la diversidad económica, so-
variantes de referencia basándose en los cial e histórica. ¿Se incluyen las familias
cuales pueda procederse a comparacio- adoptivas? ¿Qué lugar ocupan los hijos
nes transculturales. Pero el postulado de de uno de los cónyuges? ¿Qué hay del in-
que la familia nuclear es bloque funda- cesto (véase TABÚES DE INCESTO)? ¿O de
mental de la construcción de la sociedad las unidades domésticas con sirvientes,
comparable al átomo queda hoy en tela esclavos y concubinas? ¿Hay lugar para
de juicio dada la diversidad de familias los muertos, es decir, los ANTEPASADOS, en
incluso en América y Europa. las familias nucleares? JT
Pregúntese, por ejemplo en qué se dife- Otras lecturas Bartholet, 1993; Jane
rencia una familia de la UNIDAD DOMÉS- Collier y Yanagisako, 1987; J. Goody,
TICA. Podría decirse que el referente de 1983a; Harris, 1991; Hewlett, 1991; A.
familia es parentesco y el de «unidad do- Kuper, 1988; Peristiany, 1976; Rivers,
méstica» una residencia común (Yanagi- 1914a; Weston, 1991.
sako, 1979). Sin embargo, David Schnei-
der (1968, 1984), basándose en sus estu- familia compuesta Grupo de fa-
dios sobre el parentesco norteamericano, milias nucleares unidas por un esposo
FENOMENOLOGÍA 281
que el procedimiento se conozca por el mas, los tres estudiosos más célebres de
nombre de «reducción» o «circunscrip- la fenomenología de Husserl, Heidegger
ción» fenomenológica. (1962), Sartre (1956) y Merleau-Ponty
Es difícil sobreestimar la radicalidad de (1962), reorientaron su perspectiva filo-
este procedimiento, pues lo apartado es sófica de modo distinto, pasando de la
la existencia, que se da por sobreenten- esencia trascendental a la existencia
dida. ¿Cómo es posible hacer afirmacio- mundana, o de la forma pura a la prácti-
nes sobre algo tan hipotético como la ca establecida. El propio concepto hus-
percepción diaria de la realidad, lo que serliano de «mundo de la vida» ( L e b e n s -
Husserl llamó la «actitud natural»? Hus- welt), el mundo en el que construimos
serl propone al efecto la técnica de la va- nuestra identidad, concuerda con esta
riación imaginativa, en virtud de la cual visión.
las propiedades de una cosa son sistemá- La fenomenología no ha tenido dema-
ticamente puestas en tela de juicio, has- siado eco en la moderna antropología
ta el punto de que uno llega a los límites profesional. Esta falta de influencia pue-
en ausencia de los cuales la cosa deja de de explicarse, en parte, por el hecho de
poder existir. que mientras la fenomenología ensalza
El primer fenómeno iluminado por la el saber no empírico, la antropología mo-
época, y el más importante, atañe a la derna ha surgido como ciencia resuelta-
propia consciencia, que lejos de ser un mente experimental. No obstante, que la
terreno interior y subjetivo opuesto a la antropología haya prestado tan poca
sustancia exterior del mundo objetivo, se atención a la fenomenología es un hecho
convierte en campo de experiencia es- curioso si se tiene en cuenta que ésta ha
tructurado en torno de una bipolaridad establecido señalados enclaves en la psi-
sujeto-objeto. Husserl habló de esta es- cología y la sociología (psicología feno-
tructura esencial de la consciencia como menológica (Berger y Luckmann, 1966)
«intencionalidad», con lo cual quería y la etnometodología (Garfinkel, 1967).
significar que el objeto visible y el suje- En la antropología actual se observa la
to testigo son lo que son sólo en virtud de tendencia al uso vago del término «feno-
su existencia simultánea. En otras pala- menología» para referirse a cualquier
bras, en oposición directa al dualismo modalidad interpretativa o simbólica de
cartesiano, y pese a la acepción usual de la disciplina. Puede que la mención más
«intencionalidad», la consciencia no es notable de la fenomenología por parte de
subjetiva ni objetiva, sino una dinámica un antropólogo se encuentre en Tristes
empírica que genera ambos principios tropiques (1963c), donde LÉVI-STRAUSS la
ontológicos. rechazó en razón de su subjetivismo. Iró-
nicamente, a pesar de la ausencia de su-
La fenomenología de Husserl fue muy
jeto en las «estructuras» levi-straussia-
criticada en razón de sus fines teórica-
nas, hay algo sustancialmente próximo a
mente insostenibles de conocimiento en-
las «esencias» del fenomenólogo.
teramente libre de presunciones. Del
De hecho, cuando se considera desde la
mismo modo, encontró dificultades res-
perspectiva de sus metas intrínsecas, con-
pecto a la cuestión de cómo se constituían
trariamente a su autoidentificación como
los propios fenómenos. En respuesta a
ciencia positiva, la antropología social
las preguntas sobre este origen, Husserl
muestra en general una profunda simila-
postuló la existencia de un yo trascen-
ridad con la fenomenología. Pese a su én-
dental, cayendo así en el idealismo y el
fasis en el trabajo empírico de campo, la
subjetivismo. En reacción a estos proble-
FENOMENOLOGÍA 283
de los asuntos pertinentes. Así, su obra mático probado o lógico). La voz fue
sobre RELIGIÓN y SACRIFICIO trató prefe- acuñada en 1846 por el anticuario britá-
rentemente los aspectos prácticos de los nico William John Thoms en sustitución
sistemas de creencias, explicando su fun- de «antigüedades populares» y era el
cionalidad y racionalidad en términos equivalente inglés de la voz alemana
económicos. Su opinión de que las creen- Volkskunde en uso desde 1787. El térmi-
cias culturales estructuraban la vida eco- no «folclore» se ha incorporado a mu-
nómica ejerció gran influencia en Karl chas lenguas para designar bien ese cau-
Polanyi (véase DEBATE FORMALISTA-SUS- dal de materiales culturales, bien la dis-
TANTIVISTA). ciplina dedicada a su documentación y,
Gran defensor del funcionalismo de Ma- en general, se entiende que la folclorísti-
linovski, Firth (1956a, 1957) intentó ca atiende tanto a la disciplina como a
proporcionarle un sólido marco teórico sus métodos y teorías, en contraposición
que acogiera y explicara el CAMBIO SO- con los materiales que los informan.
CIAL. Sus obras más conocidas en esta lí- Los usos actuales de la voz suscitan dos
nea se centraron en la ORGANIZACIÓN SO- imágenes contrapuestas: las huellas de
CIAL, que, argumentó, debía distinguirse un pasado idealizado, estéticamente sa-
de la estructura social (Firth, 1951b, tisfactorio y políticamente sereno frente
1964). La segunda fijaba las reglas del a los restos de un premodernismo irra-
juego, dijo; la primera, el comporta- cional y supersticioso. Especialmente en
miento real de los actores. Su nuevo es- la Alemania de los siglos XVIII y XIX,
tudio de los tikopia después de un D E S A S - aunque también en otros escenarios, el
T R E N A T U R A L constituyó una lección par- nacionalismo romántico u otros naciona-
ticularmente expresiva sobre la gran lismos étnicos y lingüísticos (incluso
flexibilidad que encierran las estructu- poscoloniales) han sido piedra de toque a
ras sociales aparentemente fijas (Firth, la hora de conceptualizar e instituciona-
1959) y defendió este enfoque en la an- lizar este campo. De hecho, el desarrollo
tropología social británica frente a los original de Volk (pueblo) y Volkskunde
ataques de los antropólogos culturales (folclore) puede entenderse en parte co-
norteamericanos, que lo juzgaron excesi- mo la respuesta nacionalista alemana al
vamente sociológico (Firth, 1951a; véase legado de la Francia napoleónica con su
también ANTROPOLOGÍA CULTURAL Y SO- filosofía de la Ilustración y del expansio-
CIAL). Tras su retiro desempeñó un im- nismo imperial (Cocchiara, 1981).
portante papel en la arminización de Identificando y tratando de instituciona-
ambas tradiciones en el curso de las visi- lizar rasgos humanos basados en la len-
tas que realizó a América del Norte en gua y la historia comunes (en especial la
calidad de profesor invitado. TB identidad étnica o racial basada en la
lengua), ese nacionalismo romántico pre-
folclore Del inglés folklore. Conjunto sentaba una contrapropuesta al progra-
de materiales culturales atribuidos a so- ma de la Ilustración del XIX fundamenta-
ciedades premodernas y analfabetas o do en el racionalismo objetivo y pragmá-
campesinas, aislados y preservados oral- tico. Para los nacionalistas románticos, la
mente o en canales de comunicación no comunidad popular se convirtió en reser-
institucionales y tradicionales (transmi- va de una lengua vernacular y de un su-
tidos y cuya autoridad depende prima- puesto caudal de conocimietos o creen-
riamente de que hayan persistido en el cias indígenas compartidos, a menudo
tiempo más que de su contenido prag- poéticos, imaginativos o espirituales en
286 FOLCLORE
cuál sea este factor de vinculación ... el tras de diferentes regiones y grupos étni-
grupo constituido por la razón que sea cos y profesionales en el Capitol Mall de
poseerá ciertas tradiciones que llama Washington (Regina Bendix, 1988; Kirs-
propias». Así, los grupos «populares» y chenblatt-Gimblett, 1988).
su «cultura» compartida se dan en todos Ya en tiempos más próximos, la atención
los planos de la sociedad: grupos profe- en los estudios pragmáticos (Baumann,
sionales y aquellos clasificados por géne- 1977; Baumann y Briggs, 1990), promi-
ro o edad (por ejemplo, niños de edades nente en la folclorística norteamericana
diferentes: sus manifestaciones comunes desde finales de la década de 1960, se ha
y compartidas constituyen su «grupo de desviado ahora al examen de cómo tras-
edad» como lo percibimos los demás), cienden las formulaciones culturales los
cohortes históricas (supervivientes del actos individuales; así, «tradicional» co-
Holocausto), asociaciones de voluntarios, mo indicativo de la «autenticidad» de
y enclaves locales, étnicos, raciales y de una práctica o texto se estudia actual-
clase. Este quiebro cuestionaba la impor- mente como «tradicionalización» o pro-
tancia, si no la existencia objetiva, de ceso mediante el cual aspectos del pasa-
«géneros» analíticos extrínsecamente do se evocan como importantes y señeros
definidos, a favor de una mayor atención con relevancia general para los estudios
a los géneros o categorías de producción históricos. La idea de contexto ha venido
cultural según los perciben sus practi- a designar no un conjunto previo de con-
cantes. Un aspecto de este desplazamien- diciones en que se dio una actuación o
to desde los artefactos a los eventos y comunicación particular, sino como las
procesos fue destacar los aspectos cons- formas en que los participantes de actos
cientes, reflexivos y críticos de los actos de comunicación negocian, y por tanto
de comunicación. La documentación pa- crean, esto es, que entienden marco y
só de los textos y objetos a las formas de continuidad relevante como aspectos de
interacción social, los eventos y procesos la naturaleza del propio evento. Más allá
de realización, la cultura popular com- de la catalogación textos como objetos
partida (con la mira puesta en su signifi- autónomos, la «introtextualización» ad-
cado e importancia en la interpretación quiere renovado interés: cómo formula-
interna de los participantes) y en cómo ciones específicas (verbales, materiales o
estas interacciones crean y mantienen a acciones «según guión» del ritual o la
los grupos sociales estableciendo la dis- costumbre) se transportan y se identifi-
tinción entre «propios» y «ajenos». Aun- can de un evento a otro. El interés ya no
que los procesos de consenso grupal si- reside sólo en la comparación taxonómi-
guen viéndose como interés central, el ca, sino en la conciencia que los partici-
debate, la diferencia y la pertenencia pantes tienen de los rasgos taxonómicos
múltiple o ambigua a determinados gru- como uno de los aspectos del fenómeno
pos tienen un papel directo y relevan- de la textualidad, la persistencia y muta-
te. Los movimientos de defensa cultural bilidad de las formas culturales y sus sig-
airean cuestiones de identidad cultural nificados consensuados a lo largo del
en las presentaciones de grupos en los tiempo y en diferentes contextos prag-
festivales folclóricos locales que ofrecen máticos. Temas como el conflicto, la
producciones culturales de origen étnico marginación, la colonización, la subver-
o regional, en museos de patrimonio cul- sión y la representación ocupan un lugar
tural, etc. En Estados Unidos, el Natio- destacado en el debate actual (C. Briggs
nal Folk Festival alberga cada año mues- y Shuman, 1993; Radner, 1993). El am-
290 FONEMAS
tas» son totalmente infundados: muy po- guía se decantó totalmente por la antro-
cos, de haberlos, han hecho tanto como pología. Aunque en toda su obra subyace
él por romper las barreras intelectuales una faceta psicológica, en lo sucesivo fue
coloniales entre África y Europa. consolidándose como uno de los funcio-
Su doctrina antropológica se conserva en nalistas estructurales más destacados
la memoria de quienes le conocieron y (véase FUNCIONALISMO). Después de sus
gozaron de su ayuda, más que en sus pro- trabajos de campo entre los Tallensi de
pias publicaciones, con detallados estu- lo que hoy es Ghana a mediados de la
dios de la sociedad yako y su cultura década de 1930, obtuvo una cátedra en
(1941, 1958, 1964), además de inconta- Oxford, pero vio su carrera truncada por
bles comunicaciones generales sobre los la segunda guerra mundial. Tras un bre-
problemas de la investigación y el desa- ve período en el nuevo Instituto de Áfri-
rrollo, que ilustró con su vasto conoci- ca Occidental en Accra volvió a Oxford
miento de todos los campos del saber antes de ocupar la cátedra William Wiyse
africanista, insistiendo en que la etno- de Cambridge, posición que conservó has-
grafía debe ser a la vez pormenorizada y ta su retiro en 1973. Murió en Cambrid-
basada firmemente en la consideración ge en 1983.
de factores ecológicos, económicos y de- Fortes contribuyó de manera señalada a
mográficos. Forde razonaba y redactaba la antropología del parentesco, de la po-
con gran agilidad y precisión y abomina- lítica, de la religión y de la persona
ba de quienes enmascaraban sus ideas usando sobre todo material tallensi co-
con el fácil recurso a la jerga y a la pre- mo base etnográfica de sus discusiones
tenciosa «teoría». Su libro Habitat, e c o - teóricas. Respecto al parentesco distin-
nomy and society (1934) y la publicación guió entre las vertientes doméstica y po-
African worlds (1954), de la que fue edi- lítico-jurídica (véase, 1949b, 1945, res-
tor, se cuentan entre las obras clásicas. pectivamente; también 1953). El prime-
Véase una lista de sus publicaciones en ro giraba en torno a la FAMILIA, la unidad
Man in Africa (Douglas y Kaberry, 1969). de producción y reproducción domésti-
JM cas, cuyos límites eran en última instan-
cia morales. Fortes seguía aquí a Mali-
formas de vivienda Véase ARQUI-
novski al mantener que los mecanismos
TECTURA.
psicológicos del cuidado y la asistencia,
que llamó «axioma de la amistad» y « r e -
Fortes, Meyer (1906-1985) Me- gla de altruismo prescriptivo», eran a la
postre más importantes que las normas y
yer Fortes nació en 1906 en Britstown,
obligaciones legales operativas en el
provincia de El Cabo, Suráfrica, hijo de
campo político-jurídico. Este último era
inmigrantes rusos. Encontró su vocación
el representado en el caso tallensi por el
académica en la psicología, en la que se
grupo de descendencia patrilineal o soog.
doctoró, y desde la que ayudó al desarro-
Mientras que la familia era una institu-
llo precursor de las pruebas intercultura-
ción básicamente temporal que moría
les.Su trabajo con niños discapacitados
con sus miembros, el grupo de descen-
en el East End de Londres a finales de la
dencia era una corporación perpetua que,
década de 1920 y principios de la si-
en razón de actuar frecuentemente como
guiente reforzaron su apreciación de la
unidad en relación con otras de esta cla-
dimensión colectiva de los problemas
se, podía considerarse como «persona
humanos. Esto le llevaría más tarde a
moral».
asociarse con MALINOVSKI, bajo cuya
FOTOGRAFÍA 293
Fortes distinguió asimismo entre des- res. El culto a los antepasados es, al me-
cendencia y filiación, la primera conec- nos en parte, cuestión de eliminar u ob-
tando a varias generaciones en una línea viar los obstáculos que hayan podido po-
(masculina o femenina) y siendo, por ner en la vida de uno. En términos más
tanto, necesariamente unilineal, y la se- generales, Fortes trató de alejarse de la
gunda conectando a los hijos con sus pro- opinión durkheimiana de la persona co-
genitores y siendo, por tanto, bilateral mo elemento pasivo que respondía a los
(véase Fortes, 1953). Con este punto de dictados sociales, sumándole el reconoci-
partida desarrolló la noción de FILIACIÓN miento malinowskiano de la legitimidad
COMPLEMENTARIA. También destacó los de la consciencia de sí mismo y la refle-
nexos verticales implícitos en la descen- xividad. La calidad de persona no sólo se
dencia más que los horizontales entre adquiría con las aptitudes sociales, sino
grupos exógamos determinados por el demostrándolas, en particular en el R I -
MATRIMONIO, aspecto ulteriormente ca- T U A L . Sin embargo, para Fortes éste
racterizado como «TEORÍA DE LA DESCEN- atendía también a lo desconocido, refle-
DENCIA» y al que se opusieron los propo- jando aquí el postulado de Malinowski
nentes de l a «TEORÍA DE LA ALIANZA»
de que el ritual interviene cuando el sa-
(Edmund L E A C H , Louis Dumont, Rod-
ber (técnico) se agota.
ney Needham, etc., seguidores de L É V I -
Como funcionalista, Fortes destacó la co-
S T R A U S S ) . En opinión de Fortes, los GRU-
herencia de las instituciones en la socie-
POS DE DESCENCIA se autoperpetuaban y
dad y su inclinación se decantaba clara-
eran casi autónomos, mientras que para
mente hacia lo sincrónico, restringiendo
los teóricos aliancistas eran interdepen-
su idea de la dinámica social a la noción
dientes en virtud de su exogamia y la
del CICLO DE VIDA. Su escepticismo ante
consecuente necesidad de las mujeres
las leyes generales no eran tan acusado
respectivas para el matrimonio (véase
como el de su amigo y colega de toda la
especialmente Leach, 1957; Fortes,
vida EVANS-PRITCHARD, y desarrolló un
1959a; Leach, 1960a; también Dumont,
concepto de parentesco que iba más allá
1971b, cap. 19).
del de Malinowski, concentrado en la fa-
La posición de Fortes respecto de la des- m i l i a nuclear. Al hacerlo, como Mali-
cendencia promovió su interés por los nowski, no siempre resistió la tentación
ANTEPASADOS como objeto de culto, dado de generalizar desde su área de interés
que personificaban al grupo de descen- preferente para abarcar a la humanidad
dencia que habían iniciado (1987, caps. entera. Con todo, siempre se consideró
3, 4). Su interés en la persona (1987, cap. un pragmático más que un teórico y ja-
10) ha de vincularse con la familia, al más dejó de subrayar la importancia de
menos inicialmente, dado que ésta re- la etnografía. Su reputación como do-
presenta el centro de la educación y la cente no ha sufrido menoscado y sigue
socialización. Pero aquí se revela asimis- siendo muy alta. RP
mo importante el grupo de descendencia Otras lecturas J. Barnes, 1971; Fortes,
en el sentido de que la pertenencia a él, 1969b, 1969 1970, 1978, 1983; Fortes y
al igual que el matrimonio y la genera- Evans Pritchard, 1940b; J. Goody, 1983b;
ción de hijos, es lo que hace persona mo- Schnepel, 1991.
ral del individuo. La plenitud de este ca-
rácter, no obstante, depende de alcanzar fotografía Figura como herramienta
una «buena muerte» a modo de colofón importante en la antropología desde la
de una vida plena, con herederos suceso- aparición de la disciplina en el siglo X I X ,
294 FOTOGRAFÍA
los métodos funcionalistas a diferentes Hyderabad, en cada una de las cuales es-
áreas sustantivas de la investigación et- tudió la cultura de tres a seis sociedades,
nográfica (Firth, 1956a, 1957). Sobre los para publicar diez monografías etnográ-
diversos esfuerzos de los parsonianons y ficas sobre sus trabajos de campo, entre
otros sociólogos norteamericanos para las que se incluyen The Chenchus (1943),
poner en claro el funcionalismo estructu- The Reddis oft he Bison Hills (1945), The
ral como conjunto de modelos y variables Raj Gonds of Adilabad (1948), The Sher-
véanse los estudios de M. Levy (1968) y pas of Nepal (1964), The Konyak Nagas
Cancian (1968). MF (1969) y The Gonds of Andhra Pradesh
(1979). También publicó otros volúme-
funcionalismo estructural Véa- nes de ensayos y tratados teóricos, como
se FUNCIONALISMO. Morals and merit (1967), claramente ba-
sado en su trabajo de campo.
Fürer-Haimendorf, Christoph La obra publicada revela apenas la parte
von (1909-1995) Nacido en Viena más superficial de sus logros. Además de
en 1909, Christopf von Fürer-Haimen- sus meticulosas notas de campo y dia-
dorf pertenecía a una familia que había rios, fue el único antropólogo británico
servido a la dinastía Habsburgo desde de entreguerras en darse cuenta de la
1273, y su padre había desempeñado un importancia de la documentación visual.
alto cargo en la administración austría- Su colección de fotografías en blanco y
ca. Estudió antropología con Schebesta, negro abarca más de diez mil casos dis-
Frobenius y Heine Geldern en la Uni- tintos que ofrecen memorables aspectos
versidad de Viena a partir de 1927. Se de la cultura tribal, a los que hay que su-
doctoró en 1931, y en parte inspirado por mar diapositivas en color y en un núme-
MALINOWSKI se trasladó a Assam en 1936 ro no menor que documentan mundos
para estudiar durante un año a los nagas. que el cambio experimentado ya no per-
Volvió a la India en 1939 para proseguir mite reconocer. Fue también el cineasta
sus investigaciones, pero fue internado etnográfico británico más prolífico, em-
como extranjero enemigo cuando estalló pezando en la década de 1940 y rodando
la guerra. Se le confinó en Hyderabad, más de cien horas de película de 16 mm.
pero aun así logró realizar durante tres Varios rasgos ayudan a explicar su capa-
años nuevos estudios de campo entre los cidad como etnógrafo. Primero su curio-
chenchus, los reddis y los raj gonds. Se le sidad: se interesaba inmensamente por
permitió hacer otro tanto entre los apa la gente que estudiaba, por sus explora-
tanis y otros pueblos del área de Aruna- ciones, por su deseo de conocer y com-
chal Pradesh de Assam. Finalizada la prender, y ello le conducía a otros temas
guerra fue asesor del nizam de Hudera- y encuentros. Cuenta también su aptitud
bad y creó varios programas educaciona- estética y su apreciación de la belleza,
les y sociales para algunas tribus. En subyacentes a su fotografía y a su deli-
1949 fue nombrado lector de antropolo- ciosa presentación de las agraciadas gen-
gía, y en 1951 profesor de esta disciplina tes con que trabajó. Súmense a todo ello
en la Escuela de Estudios Orientales y su prodigiosa memoria fotográfica y su
Africanos de Londres, donde desarrolló autodisciplina, patentes en sus cuader-
el mayor departamento de antropología nos de notas y diarios, con miles de pági-
de todo el país. nas de comentarios tan vivos como pers-
Visitó Nepal en 1953, sumando así una picaces. Y no era menor su obvia simpa-
tercera área de competencia a Assam e tía por los pueblos tribales y la creciente
FÜRER-HAIMENDORF, CHRISTOPH VON 305
apresan. Estas redes simbólicas, entendía lector aprecie esta singularidad median-
Geertz, eran la esencia de la vida social te incursiones personales de imagina-
humana. Legitimaban las estructuras de ción informada y creativa en las «redes
poder y encauzaban los desordenados de- de significado» pobladas por los exóticos
seos humanos ofreciendo a sus seguido- Otros.
res un propósito y la intervención en un Concentrado en la creación de una nue-
mundo ordenado y lleno de sentido. Pa- va clase de redacción antropológica, Ge-
ra lograr esta comprensión había que re- ertz empezó a prodigarse más allá de las
currir a lo que célebremente denominó publicaciones profesionales con el propó-
«DESCRIPCIÓN DENSA» de otra cultura, es sito de acceder a una audiencia más nu-
decir, la presentación de pormenorizados merosa. Su prosa adoptó ahora un es-
y profundos retratos etnográficos de la tructura sintáctica compleja, llena de
misma. múltiples cláusulas, largas listas y alu-
Al hilo de su propia receta, Geertz ha de- siones eruditas a la filosofía, la literatura
dicado gran parte de su tiempo al TRABA- y la cultura popular. Dos colecciones de
JO DE CAMPO. Su primera investigación le ensayos muy celebradas, The interpreta-
llevó durante dos años y medio al este de don of cultures (1973) y Local knowledge
Java y de este período data una serie de (1983), contenían los textos más conoci-
libros importantes, entre ellos The reli- dos de Geertz e iniciaban a un público
gion of Java (1960) y Agricultural invo- más amplio en su versión romántica y l i -
lution (1963c) que fueron muy aplaudi- teraria de la antropología. Su creciente
dos no sólo entre los antropólogos sino fama coincidió con su nombramiento en
también entre economistas y especialis- 1970 para el Instituto de Estudios Avan-
tas en temas de desarrollo. Sin embargo, zados de Princeton.
su enfoque de la ETNOGRAFÍA se modificó Simultáneamente, Geertz emprendió
tras leer a Herder, Humboldt y Dilthey nuevos trabajos de campo, primero en
durante su estancia en el Departamento Bali y luego en Marruecos. Los segundos
de Antropología de la Universidad de culminaron en su Islam observed (1968),
Chicago. Como Ruth BENEDICT, con la donde se propuso comparar las prácticas
que ha sido comparado a menudo, Geertz y creencias que distinguían a los musul-
se sintió inspirado por los románticos ale-
manes de Indonesia y Marruecos, res-
manes en el hecho de destacar el compo-
pectivamente. Pero más influyente fue
nente y la apreciación estética de otras
su obra sobre Bali, que presentaba un
culturas. Su juvenil ambición de llegar a
sorprendente retrato de los balineses co-
ser un escritor de ciencia ficción podía
mo desapasionados actores estéticos en
cumplirse ahora en el seno de la antro-
una vasta obra cultural al margen del
pología; el artefacto ficticio era vestido
tiempo, opinión muy controvertida por
de interpretación de los mundos cultu-
otros etnógrafos, en particular Unni Wi-
ralmente formados de los otros, que exis-
kan (1993). Los problemas inherentes a
tían al margen de la acción social, pero en
su aproximación cada vez más estética
relación dialéctica con ella. Para Geertz,
quedan bien reflejados en el que posible-
el esfuerzo weberiano por establecer una
mente es el ensayo más famoso de
sociología comparada fue ahora desesti-
Geertz, «Deep plays: notes on the Bali-
mado; la comparación, afirmó, sirve pa-
ra demostrar que las sociedades son de neses cockfight» (1972), donde afirmó
hecho incomparables: cada una es única, que la pelea de gallos es un texto moral
y es tarea del antropólogo hacer que el que imparte a los balineses lecciones so-
bre la subjetividad y la acción humana.
GELLNER, ERNEST ANDRÉ 309
Ello es posible, pero los balineses no han 1991 fue fundador y director del Centro
sido consultados al respecto de semejan- para el Estudio del Nacionalismo en la
tes conclusiones, que siguen siendo ex- Universidad Europea Central de Praga,
clusivas de Geertz, quien, dicho sea de donde murió un mes antes de cumplir
paso, tampoco repara en que las peleas setenta años.
de gallos se dan en muchas otras culturas Gellner destacó entre los filósofos de su
que nada tienen que ver con Bali. Esta- tiempo por su rechazo a la Escuela de Fi-
mos, pues, ante una prosa evocadora que losofía Analítica de Oxford. Su primer
nos ilustra mucho sobre la sensibilidad libro, Words and things (1959a), combi-
del autor, pero puede que muy poco so- naba un análisis filosófico con una socio-
bre Bali. logía del conocimiento que ubicaba a
Quizás en respuesta a estas críticas, Geertz quienes defendían a esta escuela en un
se ha retirado últimamente a posiciones ambiente social, político e intelectual
más cautelosas en lo tocante al papel del particular. Esta técnica fue una de las ar-
autor antropológico a la hora de cons- mas características de Gellner en sus crí-
truir y definir la CULTURA. Su premiado ticas de los sistemas de pensamiento he-
libro Works and lives (1988) es un análi- gemónicos —islam, marxismo, psicoaná-
sis de varias etnografías famosas como lisis, relativismo y hermenéutica— y fue
textos literarios. Sin embargo, aunque brillantemente usada en las descripcio-
Geertz, usando su considerable talento nes de los objetos de estudio que más le
poético, ha retratado a los antropólogos y interesaban: la Ilustración y la antropo-
a sí mismo como artistas de la cultura, la logía social.
mayoría de los profesionales del ramo si- Bealizó sus primeros trabajos antropoló-
guen considerando que su trabajo no es gicos de campo entre los bereberes de
otro que ayudar a que se expresen los su- Marruecos y en 1969 publicó Saints of
jetos de su estudio, no expresarse ellos the Atlas centrándose en el SISTEMA DE
mismos. CL LINAJE SEGMENTARIO de un pueblo que
Otras lecturas Geertz, 1963d, 1980, había sabido pergeñar procedimientos e
1995; Geertz et al, 1979; Handler, 1991; instituciones para resistirse tanto a la
Munson, 1986; Shankman, 1984. absorción por parte del estado marroquí
como a imitarlo. Este trabajo de campo
Gellner, Ernest André (1925- en Marruecos originó tres otras obras
1995) Ernest Gellner fue filósofo, his- generales a la vez controvertidas y muy
toriador de las ideas y sociólogo del co- ilustrativas: Muslim society (1981) que
nocimiento, además de antropólogo so- situaba la vida religiosa y política de los
cial. Gellner era checo, judío, nacido en musulmanes en el contexto histórico
París y educado en Praga hasta que se mundial e incluía la sorprendente yux-
trasladó a Inglaterra en 1939. Después taposición de Ibn Jaldín y David Hume,
de servir en la brigada de carros de com- Arabs and Berbers (Gellner y Micaud,
bate checa en la segunda guerra mun- 1973) y Patrons and clients (Gellner y
dial, regresó a Oxford y se licenció en Waterbury, 1977), que exploraba temas
política, filosofía y económicas. Se inte- de etnia y representación política en
gró en el Departamento de Sociología de Marruecos y otros países del Oriente
la London School of Economics en 1949 Próximo.
y fue profesor de filosofía en 1962. Ocu- A principios de la década de 1970, Gell-
pó la cátedra W i l l i a m Wyse de antropo- ner empezó a publicar varios trabajos so-
logía social en Cambridge en 1984 y en bre la antropología soviética e inició los
310 GENEALOGÍAS
estudios que le llevaron a realizar estu- cer grandes estados con culturas homo-
dios de campo en Moscú en 1988. Su po- géneas era consecuencia de la transición
lémica con los marxistas occidentales se de las sociedades agrarias jerárquica-
basó en su rechazo de los sistemas cerra- mente estables y cerradas a las industria-
dos totalitarios. Sin embargo, también les abiertas y con movilidad social; en
apreció la sutileza de los académicos de obras ulteriores identificó este cambio
la Unión Soviética; Soviet and Western con la Ilustración: la Gran Transición
anthropology (1980) contiene una acer- (Gellner, 1988a). Para Gellner, fue un
tada exposición de su trabajo. Gellner período de auge cognitivo y económico
fue durante quince años el enlace princi- que estableció una mentalidad científi-
pal entre las antropologías soviética y oc- ca, tecnológica y racional, menos cómo-
cidental y fue aceptado como crítico ri- da pero más cierta que todo lo preceden-
guroso pero amigo en la Unión Soviética te y desde luego superior. Su combativi-
(Gellner, 1988b). Fue testigo de primera dad en defensa de sus posiciones fue
mano de la transición de los esfuerzos paradigmática: atacó a « l a plaga herme-
relativamente modestos de la incipiente néutica» que, como dijo, le había acosa-
perestroika a una sociedad enteramente do desde la filosofía y la sociología y lue-
abierta cuando se produjo el colapso del go desde la antropología (Gellner, 1975,
imperio soviético. Escribió varios artícu-
1992).
los sobre esta experiencia y modificó al-
Con frecuencia se tomó a Gellner equi-
gunas de sus impresiones tempranas
vocadamente por una persona austera y
(Khazanov, 1992). Curiosa y característi-
aun distante. Pero era comunicativo y
camente, el producto principal de su ex-
muy generoso con sus ideas y su tiempo:
periencia no fue un estudio académico
no cultivó los grandes pronunciamientos
de los sucesos de 1989, sino su Conditions
y teorías para llenar gruesos volúmenes.
of liberty (1994), donde refleja las discu-
Gran parte de su mejor trabajo empezó
siones habidas sobre el futuro en Rusia a
bajo la forma de revisiones y artículos,
la luz de la historia y la ideología de las
democracias occidentales. más tarde incluidos en libros; era un in-
Las aportaciones de Gellner (1983, cansable divulgador y participante en
1994) al estudio del N A C I O N A L I S M O se ba- conferencias, muchas de las cuales orga-
saron en la historia de las naciones-esta- nizó él mismo y le sirvieron para presen-
do europeas e introdujeron una dimen- tar ideas nuevas y originales que muchos
sión no occidental a menudo ausente en eminentes académicos habrían reserva-
la obra de los científicos políticos, al do para ocasiones más ilustres. En Cam-
tiempo que acertadamente ponía de ma- bridge supervisó las tesis de numerosos
nifiesto que el nacionalismo es la reivin- doctorandos que luego han adquirido re-
dicación de que cada «cultura» debe ser nombre como especialistas en el Oriente
soberana (aserto que declaró fundamen- Próximo. JD
tado en la antropología). Las grandes na- Otras lecturas J. Davis, 1991.
ciones se establecen eliminado a las cul-
turas modestas, como en Francia. La re- genealogías Listas de parentesco se-
sistencia a un estado puede expresarse gún relaciones de descendencia, «árbol
como afirmación de que una cultura lo- familiar». El conocimiento y recitación
cal debiera verse libre de la hegemonía de las genealogías cumplen a menudo
ajena. Gellner argumentó con enorme importantes funciones sociales de legiti-
proyección que la necesidad de estable- mación y mantenimiento de la solida-
ridad. MR
GÉNERO 311
expresa que las labores masculinas y fe- hijos, lo cual significa que gran parte de
meninas se dividen de manera que ma- su tiempo se consume en el cuidado de
ximicen la producción global mediante éstos (C. Ember, 1983).
la especialización por géneros y que las Otro foco de investigación relacionado,
actividades específicas dependerán de la pero distinto, explora los orígenes de la
estructura económica de la sociedad. estratificación sexual o desigualdad de
Todas estas teorías tienen sus inconve- los géneros. Dada la falta de acuerdo so-
nientes. La economía de esfuerzo explica bre cómo medir conceptos como autono-
la división del trabajo, pero suscita la mía, dominación y posición social relati-
pregunta de cómo fueron atribuidos o fi- va, hay casi tantas explicaciones de la
jados los roles. La teoría de la potencia desigualdad de los géneros como investi-
parece dar razón de la propensión de los gadores. La discusión se ha centrado en
hombres a la realización de los trabajos el grado de importancia atribuida a la
pesados, pero no acierta a explicar de actividad pública, en contraposición a la
forma satisfactoria por qué en algunas privada, y a su relación con el poder.
sociedades son solamente los hombres Don Brown (1991), atendiendo exclusi-
los que recogen la miel o fabrican los vamente a la actividad pública, observó
instrumentos musicales. Ni la fuerza ni que en todas las sociedades son los hom-
la compatibilidad con el cuidado de los bres los que universalmente dominan la
hijos pueden explicar satisfactoriamente escena política. E invoca al respecto va-
la tendencia de los hombres a fabricar rias razones: (1) la guerra es casi inde-
instrumentos musicales pequeños y de fectiblemente una actividad masculina
poco peso (D. White et al., 1977, obser- que hace que los hombres sean punto fo-
van que existe una relación entre el tra- cal de la toma de decisiones; (2) activida-
bajo de un material en un contexto y su des como el comercio a gran distancia, la
uso en otro, y dado que los hombres sue- caza, etc., que proporcionan un mejor co-
len trabajar la madera y el hueso, es más nocimiento del mundo exterior, suelen
fácil y sensato que sean ellos quienes fa- ser cosa de hombres; (3) el cuidado de los
briquen los instrumentos musicales). niños por las mujeres limita a menudo
Uno de los aspectos más estudiados de la sus oportunidades de desarrollar los la-
división del trabajo por géneros es el que zos sociales y las alianzas extrafamiliares
se refiere a las relaciones comunes en to- necesarios para obtener y mantener el li-
das las culturas entre el tipo de sistema derazgo político (M. Ember y Ember,
de subsistencia y el grado de esfuerzo la- 1971).
boral de hombres y mujeres. En todo el
mundo, los hombres aumentan su apor- La relación entre la cría y cuidado de los
tación laboral cuando se practica la AGRI- niños y la relevancia política ha sido
CULTURA intensiva. En las sociedades muy discutida. Lewellen (1992, pp. 129-
horticulturas es mayor la aportación de 144) señaló que cuando la fecundidad no
las mujeres que en las agriculturas (Bo- es muy valorada las mujeres suelen ser
serup, 1970). Esto influye en el rol de la más libres de las ataduras de la atención
mujer de dos maneras: (1) la producción infantil y, por tanto, más activas en la to-
de estos cultivos alimentarios suele en- ma de decisiones de importancia para
trañar más tiempo de preparación de la toda la comunidad. Esta oportunidad, no
comida y aumenta el número de tareas obstante, entraña un coste. Schlegel
domésticas a cargo de la mujer; y (2) las (1972, pp. 27, 298) escribió que «las pro-
mujeres de estas sociedades tienen más mesas de éxito y gratificación personal
en un plano comprometen las existentes
GÉNERO 313
en otro» y añadió que el hecho más im- simbólico-cultural. Así, tratan de expli-
portante a la hora de determinar la posi- car la universalidad de la dominación
ción de las mujeres no es el sistema cul- masculina analizando lo que entienden
tural de descendencia, sino más la orga- como lógica subyacente que asocia nega-
nización del grupo doméstico. tivamente a la hembra con la naturaleza
No todos los teóricos estuvieron de acuer- y al macho con la cultura, el bien más
do con este énfasis en el grupo doméstico. valorado. Ortner (1974b) creía que es es-
La exploración transcultural realizada ta asociación (mucho más que aspectos
por M. Ross (1981) acerca de la posición pragmáticos como el cuidado de los ni-
social de las mujeres halló que variaba ños y la incapacidad de desplazarse lar-
menos por la organización interna del gas distancias, o la organización domés-
grupo doméstico que por la presencia o tica) la que daba razón del modelo mun-
ausencia de organizaciones de fraterni- dial de subordinación simbólica de la
dad. Sostuvo que hay una correlación en- mujer. Sin embargo, MacCormack y
tre la descendencia patrilineal, la resi- Strathern (1980) señalaron que esta di-
dencia patrilocal y la subordinación de cotomía naturaleza-cultura no es tan
las mujeres. Friedl (1975) ha insistido universal. En algunas culturas se invier-
igualmente en que la posición social re- te la lógica: los hombres son a la natura-
lativa de las mujeres se basa más en el leza lo que las mujeres a la cultura, y en
control de la distribución de bienes que otras se organizan las ideologías popula-
en el de la producción doméstica. res en torno a opuestos muy diferentes.
Esto ha llevado a algunos antropólogos a Los orígenes de la desigualdad, en el gé-
afirmar que la dominación masculina es nero como en otros terrenos, puede que
un fenómeno relativamente reciente en no sean determinados jamás concluyen-
la historia humana. Señalan particular- tcmente, y aunque lo fueran, cabe asi-
mente a las sociedades de recolectores mismo que tengan poco sentido práctico
nómadas que, al menos antes del contac- para comprender los roles respectivos en
to occidental, eran en su mayor parte diferentes culturas. El estudio de la es-
igualitarias sexualmente (Leacock, tratificación sexual se ha alejado, pues,
1978). Friedl (1994) observa que la su- de los orígenes hacia el propósito de
bordinación de la mujer parece emerger comprender las ricas complejidades de la
como uno de los aspectos de la formación organización familiar y de la toma de
del estado que implica el desmantela- decisiones (Sanday y Goodenough,
miento de los grupos basados en el pa- 1990). Esta perspectiva investiga las es-
rentesco, que inevitablemente conlleva feras formal e informal de la vida coti-
la pérdida de posición de las mujeres. diana y descubre que las mujeres dispo-
Por otra parte, el exhaustivo estudio nen de recursos de poder contrarrestado-
transcultural de M. Whyte (1978) acerca res, aunque diferentes, para compensar
de la desigualdad de las mujeres no halló las demandas y expectativas de los hom-
ningún factor concreto que diera razón bres (Lepowski, 1993; Schlegel, 1990).
de la posición social relativa de la mujer El renovado interés de los procesos mi-
en una sociedad dada o en el mundo en cropolíticos coincide con la insistencia
general. La cuestión sigue siendo, pues, de Jane Collier y Sylvia Yanagisako
problemática. (1987) en que el género y el PARENTESCO
Algunos investigadores han abandonado son conceptos mutuamente construidos
las teorías materialistas precedentes a que hay que reunir en un solo campo
favor de explicaciones de carácter más analítico.
314 GÉNERO
Otros antropólogos conceden menos im- parte de individuos que rechazan las ca-
portancia a las políticas de la desigual- tegorías más convencionales. Por ejem-
dad y la dominación en aras de docu- plo, estudios psicológicos norteamerica-
mentar la presencia de posibles y múlti- nos han hallado que es extremadamente
ples configuraciones del género (Herdt, difícil, en especial cumplida la edad de
1994; W. W i l l i a m s , 1986). Esta investi- seis o siete años, el rehacer o cambiar la
gación rechaza la opinión de que sexo y identidad de género del individuo. Dado
género son unidades dicotómicas inmu- que quienes adoptan un «tercer género»
tables. Si género es simplemente una lo hacen a edad más avanzada, debiera
categoría de autorreferencia, las perso- haber alguna ambivalencia perceptible y
nas pueden definir y redefinir su perte- duradera tendente a la adopción de una
nencia y participación en una categoría nueva identidad social. Y como esta cues-
dada a lo largo de su vida (Munroe et al, tión no ha sido sistemáticamente estu-
1969). Las investigaciones llevadas a ca- diada es difícil determinar si algunas
bo al efecto han hallado numerosas cul- culturas albergan un «tercer género»
turas en las que los individuos no encajan auténtico o sólo un estilo de vida alterna-
plenamente en las categorías masculina tivo y tolerado, organizado alrededor del
y femenina convencionales. Percibidos rechazo de una actividad unisexual a fa-
como ajenos a una y otra, se tienen por vor de una mezcla masculina o femenina
poseedores de características de ambas. de los rasgos de género convencionales
En América del Norte, este género alter- para dicha cultura. En este caso, ello sig-
nativo o «tercero» se denomina «BERDA- nificaría que hay sólo dos categorías úni-
CHE» o, más recientemente, de «espíritu cas de género, definiéndose todo lo de-
dual», según la denominación preferida más en oposición a éstas (Schlegel, 1972).
por los nativos (S.-E. Jacobs, 1983). En La tendencia más polémica en estudios
Omán, sociedad islámica de la penínsu- recientes del género es la aplicación de
la de Arabia, se les l l a m a xanith (Wi- modelos SOCIOBIOLÓGICOS que tratan de
kan, 1977); en India, hijra (Nanda, identificar diferencias de comporta-
1990); y en Tahití, mahu (R. Levy, miento innatas que configuran el estilo
1973). y la forma de la conducta sexual (Cosmi-
No hay ninguna definición clara y com- des y Tooby, 1989; Draper y Harpending,
prehensiva del significado de «tercer se- 1982). La evidencia biopsicológica pro-
xo» o «tercer género». Por consiguiente, viene de cuatro fuentes: estudios de uni-
es difícil determinar si estas CLASIFICA- formidades transculturales, observacio-
CIONES populares representan una cate- nes del comportamiento infantil, com-
goría alternativa o no son otra cosa que paraciones con primates superiores, y
una alusión a personas intersexuadas descripciones de características fisiológi-
(hermafroditas), travestidas (véase TRA- cas. Se ha observado que los chicos son
VESTISMO) o que presentan un comporta- por lo general más agresivos y competi-
miento que se entiende apropiado del tivos, mientras que las chicas son más in-
otro sexo (HOMOSEXUALES O transexua- tegradoras (cariñosas, prestas a compar-
les). La existencia de categorías popula- tir y cooperativas) (Lewellen, 1992). La
res más allá de los dos géneros conven- investigación de comportamientos in-
cionales no prueba en sí misma que la fantiles revela un modelo similar. La
cultura se organice alrededor de la no- asociación de la hormona masculina tes-
ción de categorías de género múltiple. tosterona con la agresividad es bien co-
Tan sólo podría implicar tolerancia por nocida (Maccoby y Jacklin, 1974), pero
GENNEP, A R N O L D VAN 315
sería incorrecto asumir que los machos perspectiva, la actividad por género im-
son siempre los agresores y las hembras plica cómo hombres y mujeres afirman,
las víctimas. Por ejemplo, Burbank modifican o rechazan a menudo diferen-
(1994, p. 136) insistió una y otra vez en tes aspectos de su sexualidad a fin de
que las mujeres utilizan a menudo la vehicular significados ya de género, ya
agresión y el enfado para promocionar o de otro orden. Esta línea de investiga-
proteger sus propios intereses, citando ción ha sido la seguida por los psicólogos
una estudio realizado en 1975 sobre cer- norteamericanos interesados en docu-
ca de 2.143 familias norteamericanas mentar el impacto de los factores socia-
que opinaron que «las mujeres dirigen les en la organización o la percepción,
casi tanta "violencia" contra los hom- más que por los antropólogos que han
bres, como éstos contra aquéllas». El llevado su atención al estudio del inter-
principal sesgo por género en la violen- juego de factores bioculturales según se
cia doméstica es menos quién la ejerce manifiestan en las actividades por sexo y
que las diferentes motivaciones de unos por género. WJ
y otras para perpetrarla: la agresión Véase también A N T R O P O L O G Í A F E M I N I S T A ,
masculina se basa generalmente en te- MASCULINIDAD.
mores de infidelidad, mientras que la fe- Otras lecturas Connell, 1995; Gilmore,
menina se origina más bien por interés 1990; Gregor, 1985; Herdt, 1984; Hewlett,
en obtener sustento material para sí mis- 1992; Murphy y Murphy, 1974; Schlegel,
mas y sus hijos. 1977.
El nexo entre género y S E X O ha centrado
la atención de los antropólogos en las di- genitor Es el padre biológico, a dife-
ferencias apreciadas en la estética eróti- rencia del socialmente reconocido ( P A -
ca masculina y femenina, claramente T E R ) . Por ejemplo, en una sociedad don-
puesta de manifiesto en la universalidad de la posición de los niños adoptados es
de los criterios de selección de pareja y legalmente equivalente a la de los natu-
en diferentes estilos de atracción sexual rales, el padre adoptivo posee plena pa-
y evitación erótica (Symons, 1979). Los ternidad social del hijo adoptado, mien-
investigadores han tratado de explorar tras que el genitor renuncia a todos sus
asimismo el género como sistema de sig- derechos sobre éste. MR
nificado que implica, según el contexto,
la invocación de rasgos apropiados con Gennep, Arnold van (1875-
relevancia o no para el género (J. Wi- 1957) Arnold van Gennep nació en
lliams y Best, 1982). Jankowiak (1993) Ludwigsburg, Alemania, en 1873 y mu-
argumentó que la manipulación de la rió en Épernay, Francia, en 1957. Se doc-
identidad genérica se da en su forma toró por la École des Hautes Études en
más destacada en el encuentro sexual (es París, donde combinó el estudio de las
decir, un contexto en el que uno trata religiones primitivas, la egiptología, la
consciente o inconscientemente de pre- lingüística, el árabe y la cultura islámi-
sentar una imagen máximamente atrac- ca. Partiendo de esta mezcla ecléctica se
tiva al sexo opuesto). Fuera de este con- centró en la E T N O G R A F Í A y la E T N O L O G Í A ,
texto, hombres y mujeres se revelan más antes de dedicarse por completo al estu-
inclinados a intervenir en otros tipos de dio del F O L C L O R E francés, área a la que
comportamiento que pueden ser sexual- dedicó la mayor parte de su vida. Se le
mente importantes o no, y hasta genéri- considera uno de los fundadores del fol-
camente relevantes o no. Desde esta clore francés moderno.
316 GENOCIDIO
Van Gennep fue un destacado erudito fiesta obsesión por los detalles más ni-
con poco éxito académico. Sus variados mios, al tiempo que aquél adquiría fama
intereses no consonaban con los intereses como «padre de la antropología», la obra
de su época y sus rotundas opiniones le de Van Gennep fue en gran media igno-
ganaron a menudo tantos enemigos co- rada. Se decantó al fin por el folclore,
mo admiradores. Por ejemplo, sus críti- considerado por entonces como discipli-
cas abiertas a DURKHEIM y su escuela le na diferente, y se hizo célebre en Francia
cerraron todas las puertas en las univer- por su monumental obra en nueve volú-
sidades francesas. Aunque ocupó breve- menes Manuel de folklore de français
mente una cátedra de etnografía en la contemporain (1945-1958), cuya influen-
Universidad de Neuchatel en Suiza cia y éxito se debieron en parte a su con-
(1912-1925), la perdió al ser expulsado vicción de que los estudios folclorísticos
del país por quejarse de las violaciones eran en realidad una ampliación de la
de la neutralidad suiza a favor de Alema- etnografía a la Europa rural, actitud que
nia durante la primera guerra mundial. sin duda se adelantaba muchas genera-
En lo sucesivo trabajó independiente- ciones a sus contemporáneos.
mente viviendo de sus escritos y traduc- La influencia de Van Gennep ha sido
ciones (afirmó conocer dieciocho len- muy considerable en la antropología an-
guas). gloamericana, en particular en la ANTRO-
Van Gennep empezó a trabajar en temas POLOGÍA SIMBÓLICA. Después de perma-
como el TOTEMISMO y los TABÚES, que go- necer en letargo durante varias décadas,
zaban de gran predicamento hacia el la traducción de Rites al inglés al poco
cambio del siglo por razones hoy todavía de su muerte (Gennep, 1960) le ganaron
difíciles de precisar. A diferencia de nueva fama y atención postumas. Auto-
otros estudiosos, que los consideraban res como Victor TURNER y Mary DOU-
cruciales para los orígenes de la religión GLAS, han centrado sus trabajos en el es-
y de los sistemas de parentesco, Van tadio de transición o liminal del proceso
Gennep (1904, 1906, 1920) sustentó la ritual descrito por Van Gennep como
opinión de que se comprendían mejor clave para comprender el poder y el peli-
como forma de CLASIFICACIÓN y que los gro inherentes a estos ritos y el porqué
intentos de crear grandes modelos de de su poder de permanencia. TB
EVOLUCIÓN social dependían con fre- Otras l e c t u r a s Belmont, 1979.
cuencia de datos dudosos o mal interpre-
tados. Pero su obra antropológica más genocidio Las Naciones Unidas lo
conocida de esta época fue el ya clásico definen como: «Acto cometido con la in-
Les rites de passage (1909). Sirviéndose tención de destruir, en parte o del todo, a
del MÉTODO COMPARATIVO, atendió no al un grupo nacional, étnico, racial o reli-
contenido diverso de estos ritos, sino a gioso como tal». Dado, no obstante, que
sus estructuras comunes. Declaró que to- esta definición subraya el aspecto inten-
dos los RITOS DE PASO presentaban tres cional, la mayoría de sus críticos la en-
fases: separación, transición e incorpora- cuentran inadecuada y afirman que «ge-
ción. Este modelo aparentemente simple nocidio» debiera hacer referencia al
abarcaba una enorme cantidad de RITUA- efecto destructivo de los actos, más que a
LES y era tremendamente avanzado para la intención de sus perpetradores. Otra
su tiempo. Escrita cuando los volúmenes objeción es que la definición de las Na-
de The Golden Bough de sir James F R A - ciones Unidas excluiría determinados
ZER crecían en tamaño y con una mani- genocidios obvios, como los cometidos
GENOCIDIO 317
ciones Unidas, impotentes para actuar ción procede por medio del lenguaje ver-
porque la Unión Soviética, aliada de In- bal, el gesto es una forma esencial de co-
dia, apoyaba a Bangladesh, mientras que municación no verbal, primariamente
Estados Unidos «se inclinaba» por Pakis- visual y, por tanto, producida con las par-
tán. Cuando Idi Amin de Uganda masa- tes visibles del cuerpo. Algunos investi-
cró a sus oponentes, en particular a los gadores incluyen en este concepto los so-
pueblos acholi y lango a principios de la nidos no lingüísticos emitidos por el apa-
década de 1970, la Organización de la rato vocal (Armstrong et al., 1995).
Unidad Africana y la Comisión de Dere- El gesto es ciertamente uno de los reper-
chos Humanos de la ONU declinaron in- torios comportamentales de comunica-
tervenir. ción más antiguos en la historia de la
Sólo dos personas han sido convictas de humanidad. Los estudiosos del compor-
genocidio desde los nazis. Macías, el dic- tamiento de los primates observan que
tador de Guinea Ecuatorial, fue derroca- los chimpancés y otros grandes simios
do y condenado a muerte por numerosos poseen un vocabulario gestual muy ela-
crímenes, entre ellos (quizás errónea- borado. Philip Lieberman (1991) y otros
mente) el genocidio; Pol Pot de Cambo- han considerado la posibilidad de que la
ya fue juzgado y convicto de genocidio in capacidad del cerebro para el lenguaje
absentia una vez derribado su régimen verbal evolucionara como elaboración de
(L. Kuper, 1984a). Pero dado que Pol Pot los centros que controlan la habilidad
y sus khmers rojos tenían el apoyo de manual, lo cual hace que el uso universal
China y de Estados Unidos, después del de la gesticulación manual que acompa-
genocidio (porque combatía a los nor- ña al discurso verbal aparezca como un
vietnamitas), ha seguido viviendo en residuo de un estadio humano prelin-
Camboya occidental bajo la protección güístico.
de China y Taiwan hasta su fallecimien- Los gestos humanos difieren de los usa-
to (1998). La incapacidad actual de las dos por otros animales en que son polisé-
organizaciones internacionales para im- micos, es decir, que pueden ser portado-
pedir «las limpiezas étnicas» en los Bal- res de numerosos significados según el
canes o las masacres étnicas a gran esca- contexto en que se producen. Así fue se-
la en Ruanda y Burundi subraya la con- ñalado por el investigador Ray Birdw-
clusión de que la prevención del histell (1952, 1970), uno de los precurso-
genocidio depende de revisar los supues- res de estos estudios, quien llamó «cine-
tos y prácticas de relación internacional sia» o «cinesis» al que atendía a los
entre estados. DML movimientos del cuerpo humano. Bird-
Véase también DERECHOS HUMANOS, SO- whistell se resistió a la idea de que el
CIEDADES PLURALES. «lenguaje corporal» podía descifrarse de
Otras lecturas Charny, 1988-1994; una manera absoluta. Indicó que todo
Hoffman, 1981; L. Kuper, 1981, 1984b. movimiento humano, como las palabras
pronunciadas, debe interpretarse en sen-
gens (pl. gentes) Término hoy en de- tido amplio y en conjunción con los de-
suso para designar CLAN, usado primaria- más elementos presentes en la comuni-
mente por Lewis Henry MORGAN (1877) cación. La riqueza de los recursos comu-
y sus discípulos. MB nicativos humanos garantiza que el gesto
sea también un exuberante conjunto de
gesto Signo vehiculado por el cuerpo. posibilidades semánticas. Los estudian-
Aunque la mayor parte de la comunica- tes contemporáneos de la cinesia, como
GLUCKMAN, MAX 319
Como director de la hoy extinta pero las sociedades simples con propiedad co-
históricamente importante escuela de mún, en las que las relaciones se orienta-
Manchester, Gluckman se ganó fama de ban según la posición social y se basaban
docente carismático, aunque a veces dis- en el parentesco, habían evolucionado en
tante y autoritario y cuyo criterio podía sociedades más complejas, con propiedad
variar sin previo aviso. Sus discípulos privada, donde el orden se predicaba
compartían una gran atención a los pro- conforme a vínculos contractuales y ad-
cesos y a las estructuras por igual, y cen- ministración fundamentada territorial-
traron sus investigaciones en el África mente. En estos esquemas, las institucio-
central y meridional, aunque con algu- nes gubernamentales reconocibles era
nas excepciones, como la de F.G. Bailey una característica de las sociedades «ci-
(en la India) y E. Frankenburg (en las vilizadas», de las que no disponían las
comunidades británicas). Puede que la «primitivas».
figura más influyente después de Gluck- Los antropólogos F U N C I O N A L I S T A S britá-
man fuera Victor T U R N E R , con sus estu- nicos como Meyer F O R T E S y E.E. E V A N S -
dios en torno al R I T U A L y a la P E R E G R I N A - P R I T C H A R D rechazaron el esquema evo-
C I Ó N . También J.C. Mitchell (redes étni- lutivo de sus predecesores, pero conserva-
cas), J.A. Barnes (parentesco, redes), ron muchas de sus categorías. Preferían
Abner Cohen (etnia, política) y Peter fijar la dinámica de lo que veían como
Worsley (milenarismo) han tenido gran dos tipos distintos de sociedad africana:
impacto en sus respectivas disciplinas. El centralizada y descentralizada. La pri-
volumen editado por Aronoff (1976b) mera se caracterizaba por poseer «autori-
contiene una pormenorizada bibliogra- dad centralizada, maquinaria adminis-
fía de la obra de Gluckman. RP trativa e instituciones judiciales, en su-
Véase también R E S O L U C I Ó N D E C O N F L I C - ma, con gobierno», y «cismas de riqueza,
TOS, ANTROPOLOGÍA LEGAL, ANTROPOLO- privilegios y posición correspondientes a
GÍA POLÍTICA, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA. la distribución del poder y la autoridad».
Otras lecturas Aronoff, 1976a; Gluck- La segunda incluía a «aquellas socieda-
man, 1955b, 1965b; Handelman, 1976. des carentes de autoridad centralizada,
maquinaria administrativa e institucio-
gobierno Ampliamente definido co- nes judiciales constituidas, en suma, sin
mo sistema de reglas destinadas al man- gobierno», y «sin una división clara de
tenimiento del orden social. Estas reglas rango, posición y riqueza» (Fortes y
pueden ser implícitas o explícitas, codifi- Evans-Pritchard, 1940a, p. 5).
cadas por escrito o sólo perpetuadas por Esta distinción no significaba la ausen-
transmisión oral. Gran parte del debate cia de política en las sociedades descen-
antropológico al respecto se ha centrado tralizadas. De hecho, Fortes y Evans-
en si el gobierno requiere instituciones Pritchard inspiraron a una generación
visibles con poder para imponer estas re- de antropólogos de campo para identifi-
glas o si puede existir en sociedades con carla en sociedades que, por propia defi-
centros de autoridad específicos. En este nición, carecían de gobierno. Pero al ha-
debate, uno de los problemas cruciales cerlo también alteraban su propia tipolo-
322 GOBIERNO
gía y el rigor con que podía describirse a caso de que no puedan exigir obediencia,
un «gobierno». A medida que se acumu- existe un gobierno (1962, pp. 61-62).
laban las descripciones de sistemas polí- Un problema más sutil no abordado en
ticos en sociedades acéfalas, el patrón de estos debates es la cuestión de qué reglas
Fortes y Evans-Pritchard para medir lo rigen para el individuo y qué constituye
que se tenía por gobierno empezó a reve- la legitimidad de los gobiernos, se defi-
lar el aparato de un ESTADO, no del go- nan como se definan. Por ejemplo, Ed-
bierno en sí. Su propio trabajo sobre so- mund LEACH (1954) observó que en el
ciedades sin estado entre los nuer y los norte de Birmania los shan de las tierras
tallensi sugirió que los pueblos carentes bajas presentaban una sociedad estratifi-
de burocracia podían, no obstante, regir cada con roles sociales fijos, mientras
sus asuntos y gobernarse con plena efec- que los pueblos vecinos kachin de las tie-
tividad de acuerdo con reglas claras rras altas oscilaban entre fases igualita-
(Evans-Pritchard, 1940; Fortes, 1945). rias y jerarquizadas, cada una con sus
¿Era, pues, gobierno lo que estas socieda- propias reglas. Quién y qué constituía
des no tenían o, simplemente, estado? gobierno para un kachin dependía de
Lucy Mair (1962, p. 16) declaró que For- dónde se encontrara el individuo en el
tes y Evans-Pritchard habían perpetrado sistema en un momento particular en el
una falsa dicotomía al dejar de lado una tiempo. Esto suscita, naturalmente, un
cuestión básica: ¿qué hace un gobierno? problema con el que los habitantes de
Su respuesta fue que: sistemas estatales están empíricamente
Protege a los miembros de la comunidad familiarizados: pese a las declaraciones
política contra la ilegalidad interior y el de singularidad del estado, la mayoría de
enemigo exterior, y toma decisiones en los individuos se sienten vinculados a
nombre de la comunidad en materias co- otros conjuntos de reglas (religiosas, cul-
munes que requieren su acción conjunta. turales, étnicas, etc.) que gobiernan el
En consecuencia, Mair rechazó la noción comportamiento de modos a menudo
de que pudiera haber una sociedad sin contradictorios. El debate antropológico
gobierno. Incluso las sociedades más sobre la naturaleza del gobierno ha com-
«primitivas» lo tenían, aunque fuera de pletado así el círculo. Los primeros an-
tipo mínimo en consonancia con el tama- tropólogos dieron por bueno que el go-
ño mínimo de la comunidad, la escasez e bierno estaba claro en los sistemas esta-
impermanencia de las posiciones diri- tales porque estaba institucionalizado y
gentes reconocidas o la incapacidad de no requería de explicación, mientras que
los líderes de ejercer consistente y uni- las sociedades sin instituciones formales
formemente su autoridad. Para probar el demandaban una inspección muy deta-
caso, Mair puso a los nómadas nuer como llada para poner en claro cómo opera-
«ejemplo supremo» de una sociedad po- ban. Hoy los antropólogos se han dado
seedora de un gobierno mínimo, pese al cuenta de que las instituciones formales
hecho de que había sido Evans-Pritchard de gobierno en los sistemas estatalizados
su etnógrafo y quien había declarado la son apenas tan fijas o claras como habían
ausencia de aquél. No obstante, usando creído sus predecesores y requieren, por
los propios datos de Evans-Pritchard, tanto, el mismo nivel de descripción
Mair argumentó que dado que los nuer atenta antes dedicado a los nuer. ASi
comparten reglas claras para el endere- Véase también LEY, ANTROPOLOGÍA LEGAL,
zamiento de entuertos y cuentan con lí- ANTROPOLOGÍA POLÍTICA.
deres reconocidos y respetados, aun en el Otras lecturas Balandier, 1970.
GOODY, J A C K 323
Por último, también es importante el tra- las expresiones en la variante; (2) una
bajo de Goody sobre la facultad de leer codificación, en un metalenguaje, de al-
(varios libros, en especial The domestica- guna porción de la gramática para esta
tion qf the savage mind, 1977; también variedad. El metalenguaje puede ser
1986, 1987). El argumento básico es que cualquiera, como el castellano, suple-
permitiéndose la conservación impresa mentado por términos técnicos especia-
del saber, la lectura facilita la estandari- les (como agente, estado, verbo, constitu-
zación de los textos y la reflexión al res- yente, sujeto, persona, oclusivo y sílaba) o
pecto, animando así no sólo a la crítica y un formalismo especialmente derivado
el escepticismo sino estimulando asimis- para tal fin. Los lingüistas descriptivos
mo el desarrollo de ideologías competi- redactan gramáticas (en el sentido 2) co-
doras. A su vez, este proceso ha contribui- mo aproximación a la gramática (en el
do a la transcición de la m a g i a a la cien- sentido 1).
cia, del mito a la historia y del gobierno La gramática de una variedad es natu-
tradicional a la burocracia. Goody refleja ralmente divisible en varias partes o
en esta obra parte de la influencia de sir componentes, cada uno de los cuales tie-
James FRAZER, de quien siempre fue de- ne una organización propia: la SEMÁNTI-
voto (véase también 1962, 1996). CA (dedicada al significado), la fonética
Goody se ha revelado como un autor pro- (a la acústica y propiedades articulato-
lífico. Su obra abarca un temario suma- rias de los sonidos, véase FONEMAS), y al
mente variado que combina grandes tra- menos tres componentes mediadores, la
bajos comparativos en medio mundo con FONOLOGÍA (que trata de cómo se usan
estudios etnográficos más concretos. No sistemáticamente las diferencias en los
se trata de gran teoría, como señaló, por- sonidos para indicar diferencias de signi-
que, en sus palabras «prefiere las teorías ficado), la morfología (que trata de la
moderadas» asociadas con el sociólogo parte que comprende la relación sonido-
Merton (1949, cap. 2), donde la generali- significado derivada de la estructura in-
zación puede basarse en un surtido de terna de las palabras), y la sintaxis (que
fuentes manejable. En general trata la trata de la parte que concierne a la rela-
antropología como ciencia acumulativa ción sonido-significado en la organiza-
que reúne resultados a partir de los cuales ción de un contexto más amplio —frases,
cabe elaborar perspectivas teóricas dura- cláusulas, oraciones— en su organzación
deras. Considerado a veces entre los FUN- partiendo de las palabras).
CIONALISTAS, es notable que no vacile en La gramática de una variante es sólo una
considerar factores materiales en el deba- parte de lo que los hablantes conocen de
te sobre la organización social, como la ella. Además de la gramática cuentan el
ESCRITURA y las técnicas prácticas de la léxico (el caudal de vocabulario); un
PRODUCCIÓN ALIMENTARIA. RP conjunto de principios de organización
Véase también COCINA, SISTEMAS ALIMEN- del discurso; otro para el uso eficaz de la
TARIOS, SUCESIÓN, SISTEMAS DE ESCRI- lengua; un conjunto de asociaciones en-
TURA. tre aspectos de la gramática y el léxico,
Otras lecturas J. Goody, 1991. de una parte, y factores sociocontextua-
les como la generación, el género, la cla-
gramática La gramática de una LEN- se social, el formalismo y las maneras, de
GUA o DIALECTO o idiolecto es (1) el con- la otra; y toda clase de conocimiento
junto de generalizaciones acerca de có- acerca de cómo construir discursos con
mo se conectan sonido y significado de un fin especial (por ejemplo, sonetos, ti-
GRAMÁTICA TRANSFORMACIONAL 325
influyente y citado sobre etnias. Barth cuado para explicar las confrontaciones,
empieza por rechazar la idea de que los conflictos y violencia étnicos, tan comu-
grupos étnicos son definibles en razón de nes en las postrimerías del siglo XX (E.
un inventario de rasgos culturales com- Wolf, 1994).
partidos por sus miembros. Argumentó La motivación para insistir en que deter-
más bien que: minadas características culturales seña-
Cuando se examina la historia de un gru- lan distinciones fundamentales y persis-
po étnico en el tiempo no se contempla si- tentes entre los pueblos sólo puede com-
multáneamente, en el mismo sentido, la prenderse reconociendo la existencia de
historia de «una cultura»; los elementos alguna cualidad «primordial» de la
de la cultura presente de este grupo étni- identidad étnica (C. Geertz, 1963b). La
co no han surgido de un conjunto particu- etnia, en otras palabras, implica el su-
lar que constituyera la del grupo en un puesto de que hay algo esencial o dado
tiempo anterior, mientras que éste, el en lo que distingue a los pueblos. Pero es
grupo, posee una existencia organizacio- preciso ver más allá de un simple con-
nal continua con delimitaciones claras junto de rasgos culturales para hallar es-
(criterios de pertenencia) que han singu- te fundamento primordial de la etnia.
larizado a una unidad continua (p. 58). Algunos teóricos, empezando por Max
Barth propuso, en cambio, que los l í m i - W E B E R (1968, p. 385) han considerado
tes de un grupo étnico se constituyen por que las raíces de la identidad étnica se
«autoadscripción», en virtud de la cual encuentran en el supuesto de una des-
las gentes eligen utilizar unos pocos atri- cendencia común o compartida (Keyes,
butos culturales —«a menudo el vestido, 1978). Aunque basados en la teoría S O -
el lenguaje, la forma de la casa o el esti- C I O B I O L Ó G I C A , algunos científicos socia-
lo general de vida»— como «signos o se- les han argumentado que el reconoci-
ñales manifiestos» de su singularidad miento de la descendencia compartida es
(1969a, p. 14). una manifestación directa de una predis-
Se suscita así la cuestión de por qué tra- posición genética (Van der Berghe, 1978,
tan las gentes de establecer límites que 1981), la mayoría han rechazado esta
pueden señalarse por un pequeño núme- nueva versión de la teoría racial. La opi-
ro de «señales o signos manifiestos». La nión actualmente más extendida es que
respuesta de Barth estuvo aún muy in- la «adjudicación singular» de descen-
fluida por el F U N C I O N A L I S M O estructural dencia compartida es producto de for-
del enfoque antropológico británico en mas de práctica cultural independientes
cuyo seno se había formado. Los grupos (Keyes, 1981; G. Bentley, 1987).
étnicos, dijo, «pueden proporcionarse re- El mecanismo para establecer una des-
cíprocamente importantes bienes y ser- cendencia compartida entre quienes se
vicios, por ejemplo, ocupar nichos com- dice que poseen una identidad étnica co-
plementarios, y por tanto diferentes, pe- mún no es, como ocurre con los grupos
ro estrechamente interdependientes» de parentesco, una genealogía que indi-
(1969a, p. 19). Aunque este enfoque de ca los nexos con un A N T E P A S A D O común,
D I V I S I Ó N D E L T R A B A J O de carácter étnico sino que estos vínculos apicales del gru-
ha sido útil para comprender algunas si- po étnico se establecen por vía de narra-
tuaciones donde las diferencias cultura- ciones de origen, migración y, en espe-
les se han usado para camuflar intereses cial, S U F R I M I E N T O a manos de otros. Estos
económicos (Bonacich y Modell, 1980), relatos se transmiten en narrativas de
ser ha demostrado y totalmente inade- padres, ancianos y jefes en canciones,
350 GRUPOS ÉTNICOS, ETNIAS O ETNICIDAD
Los estados o los movimientos modernos bles los asertos populares sobre sus pro-
que tratan de adquirir poder estatal se pias formulaciones de identidad étnica,
han propuesto promover («inventar») aunque también más conflictivos a veces
narrativas dominantes acerca del patri- dado que estas afirmaciones suelen tener
monio cultural y destino de quienes se consecuencias prácticas y económicas.
reclaman constituyentes de una comuni- Todo ello se ha traducido en una intensi-
dad nacional. Los discursos nacionalistas ficación del discurso étnico en la pugna
han creado un ambiente el propicio al por el poder. En algunos casos se ha lle-
florecimiento del credo étnico. Y así ha gado al colapso del estado cuando los
sido, en especial, porque las culturas na- grupos étnicos se han secesionado para
GUERRA 331
aunque esta definición presenta casos de política y que le cabe algún rol, primario
excepción. La Guerra contrasta a veces o secundario, en la promoción de este
con la VENGANZA, en la que las muertes proceso (Otterbein, 1970).
provocadas en dichas unidades son so- Numerosos estudios sobre la guerra lla-
cialmente aceptadas, y con el HOMICIDIO, maron la atención antropológica duran-
que se considera socialmente ilegítimo. te la segunda guerra mundial. Malinows-
Algunos estudiosos distinguen entre gue- ki (1941) y otros trataron de sintetizar el
rra abierta e incursiones bélicas, y otros saber del momento al respecto, pero Pri-
restringen la «guerra verdadera» a las mitive war (1949), de Turney-High, si-
sociedades con estado, en particular en gue siendo la obra capital. Algunos tra-
modelos de secuencias evolutivas. bajos reanalizaron las guerras de los in-
La guerra hizo su aparición de una forma dios norteamericanos como respuesta
más bien tardía en la historia humana. La estratégica a las cambiantes circunstan-
primera evidencia de muerte múltiple se cias frente a la expansiva presencia euro-
encuentra en los pueblos semisedentarios americana (G. Hunt, 1940), línea de in-
del valle del Nilo hace unos catorce mil vestigación que merece en la actualidad
años (Wendorf et al, 1986); a nivel mun- cada vez más atención (R. Ferguson y
dial, la guerra aparece en general mucho Whitehead, 1992a).
después de haberse producido el asenta- Después de cierto desinterés en la déca-
miento en poblados fijos (Haas y Crea- da de 1950 (Newcombe, 1960), la siguien-
mer, 1993). Como prueba fehaciente de te acogió nuevos trabajos sobre el tema,
guerra se ha citado a menudo la existencia estimulados por la guerra norteamerica-
de las murallas de Jericó, aunque bien na en Vietnam y por la vasta publicidad
puede ser que su objetivo no fuera otro dada a las explicaciones basadas en mó-
que la contención de las riadas (Bar-Yosef, viles instintivos (Fried et al., 1968), a las
1986). Jericó aparte, probables indicios de que no eran ajenas sus ya hondas raíces
guerra se encuentran en el Oriente Próxi- en la psicología (Freud, 1964), aunque
mo del séptimo milenio a.C, y ya claras, reavivadas por teóricos de la etología co-
al parecer, en el sexto milenio a.C. (Roper, mo Konrad Lorenz (1966) que postula-
1975). El registro etnohistórico y etnográ- ban que la guerra no era sino un agudi-
fico ofrece copiosas pruebas de su existen- zamiento de un impulso agresivo innato.
cia, aunque no es menos cierto que está La idea llegó a la esfera popular gracias
prácticamente ausente de muchas socie- a un libro de Robert Ardrey (1966), co-
dades (Knauft, 1991). nocido guionista cinematográfico, que
Desde finales del siglo XIX, el estudio an- retrató a los humanos como descenden-
tropológico más exhausivo de la guerra tes de «monos asesinos» con violentos
se ha centrado en la relación que man- instintos territoriales. Estas simples teo-
tiene con la evolución política, en par- rías basadas en el instinto recibieron nu-
ticular en el sentido de cómo cambió con merosas críticas, destacando algunas la
ésta, al tiempo que provocó una mayor ausencia, contradictoria por tanto, de gue-
centralización y complejidad de la mis- rra en la mayor parte de la evolución hu-
ma. Aunque son muchas las discusiones mana, y reduciendo así a una minoría a
sobre detalles, las voces que disienten (C. los que abogaban por esas explicaciones
Ember, 1978) y la vasta variación empí- simplistas, al tiempo que abrían paso a
rica que se reconoce, la conclusión gene- los enfoques que ya en el terreno de la
ral es que la guerra se ejercita con efi- SOCIOBIOLOGÌA acogería la década si-
ciencia progresiva al hilo de la evolución guiente. La nueva línea postulaba que la
GUERRA 333
guerra podía ser una estrategia para au- es la asociación observada entre la gue-
mentar el éxito de la reproducción, con rra entre partes distantes y los nexos co-
especial referencia al conocido caso de munes de uxorilocalidad (Divale, 1984).
los yanomani (Chagnon, 1992), aunque Otras características estructurales se han
sigue la controversia en torno a las prue- apreciado en determinados aspectos o ti-
bas aducidas, a la propia teoría y aun en pos de guerra, como la importancia del
lo concerniente a los móviles políticos. linaje segmentario como «organización
El papel de la guerra como adaptación de expansión predadora» (Sahlins, 1961)
de las gentes al entorno natural ha teni- o del intercambio e intermatrimonio co-
do mucho más impacto en antropología, mo alternativa de aquélla (Lévi-Strauss,
en particular en la ANTROPOLOGÍA ECOLÓ- 1941). También han sido examinadas
GICA, que da cabida a consideraciones co- determinadas variables psicológicas y
mo que la guerra representa un modo prácticas de SOCIALIZACIÓN y su relación
efectivo de redistribución de las pobla- con la guerra, aunque estos trabajos han
ciones y recursos (Vayda, 1969a) o a una sido menos concluyentes (M. Ember y
teoría global que la contempla como re- Ember, 1994).
guladora del crecimiento poblacional y A partir de 1980 han venido desarrollán-
promotora de un complejo de supremacía dose y superponiéndose nuevas líneas de
masculina (Divale y Harris, 1976). Estu- investigación. Una centra su atención en
dios ecológicos más recientes (R. Fergu- la PAZ, y postula que ésta es más que sim-
son, 1984) atienden a los recursos am- plemente la ausencia de guerra: es un es-
bientales y otras características como tado positivo con sus propias instituciones
agentes frecuentes de conflicto, pero al de apoyo, prácticas y creencias. Otra bus-
margen del FUNCIONALISMO. ca delinear la lógica cultural local que
La investigación en ANTROPOLOGÍA POLÍ- configura y da sentido a la acción militar.
TICA ha examinado la relación existente Una tercera sitúa la guerra en el marco
entre guerra y política, desde la ausencia histórico, destacando a menudo las in-
estructural de mecanismos globales de fluencias crónicas exógenas en las guerras
resolución de conflictos (Koch, 1974) de pueblos otrora considerados «aislados»
hasta las maquinaciones en interés pro- (véanse ejemplos de estas líneas en Haas
pio del bigman (gran hombre) (Sillitoe, 1990). Este último enfoque pone en tela
1978) y aun dentro de una lógica de he- de juicio la condición hobbesiana fre-
gemonía imperial (Hassig, 1988). Todos cuentemente inferida de los sangrientos
estos estudios señalan que la organiza- relatos de la guerra tribal, que ya no se
ción política aporta la base necesaria pa- contempla como fruto de la ausencia de
ra comprender cómo y por qué los pue- un sistema de ESTADO, sino como conse-
blos entran en guerra. cuencia de intrusiones estatales recientes.
Los ESTUDIOS TRANSCULTURALES median- Otra tendencia notable en los trabajos an-
te comparaciones estadísticas han figu- tropológicos recientes se da en la crecien-
rado prominentemente en el examen te atención concedida a los problemas de
antropológico de la guerra, y han explo- la guerra en el mundo contemporáneo.
rado las relaciones existentes entre ésta Han sido muchos los volúmenes dedica-
y la estructura social, en la que destacan dos a una variedad de preocupaciones del
las fuertes vinculaciones entre la belico- momento, como la cultura de los profesio-
sidad local y los «grupos de interés fra- nales de la seguridad internacional (Fos-
ternos» de individuos agnáticamente re- ter y Rubinstein, 1986), las variaciones lo-
lacionados (Otterbein, 1977). Más débil cales de la guerra civil guatemalteca (Car-
334 GUMSA Y GUMLAO
mack, 1988), las culturas de dominación, lítica entre los hachin de las tierras altas
resistencia y terror (Nordstrom y Martin, de Birmania. La forma gumlao es esen-
1992), y el ascenso de la violencia «étni- cialmente igualitaria y acéfala, mientras
ca» y otras en oposición a los estados sur- que la gumsa se caracteriza por líneas je-
gidos después de la guerra fría. KBF rárquicas y liderazgo hereditario, mime-
Otras l e c t u r a s R. Ferguson, 1988, 1995; tizando en forma menos estable a sus ve-
Meggitt, 1977; Otterbein, 1994; Reyna y cinos shan de las tierras bajas, que vivie-
Downs, 1994; Rodman y Cooper, 1979; ron en un sistema jerárquico de príncipes
R. Rosaldo, 1980; P. Turner y Pitt, 1980; hereditarios. Edmund LEACH, primero en
K. Warren, 1993; N. Whitehead, 1988. describir este sistema, caracterizó al sis-
tema gumsa como «una especie de com-
gumsa y gumlao Son las formas promiso entre los ideales gumlao y shan»
ideales típicas de organización social y po- (1954, p. 9). MR
habla Véase LENGUA Y HABLA.
gándolas por un ataque anterior (Favret- Esta hermandad no implica en modo al-
Saada, 1980). guno a la biológica. Algunos de los que
Una de las etnografías de la brujería más la practican la consideran de más impor-
conocidas es la de Stoller y Olkes (1987), tancia y creadora de responsabilidades
In sorcery's shadow, donde deliberada- recíprocas más rigurosas. Por lo común,
mente se omite el rechazo del poder má- los hermanos de sangre se refieren los
gico. Stoller fue aprendiz de un brujo unos a los otros en términos de absoluta
songhay en el Níger que le ilustró acerca igualdad, caso que no se da entre los her-
de cómo y cuándo entonar cantos apropia- manos biológicos en muchas de estas so-
dos al uso correcto de artículos de magia. ciedades (véase Evans-Pritchard, 1933,
Con enorme sorpresa descubrió que la pp. 398 y ss.). Mientras que la fraterni-
magia parecía funcionar de verdad. De- dad por sustancia compartida se entien-
sestimando los enfoques convencionales de las más de las veces como factor de
para el estudio de la magia y lo sobrenatu- suplemento del P A R E N T E S C O , en algunas
ral, el libro se consideró P O S M O D E R N O e in- partes se solapa y refuerza a este paren-
sólito por su resolución de experimentar tesco « r e a l » . La hermandad de sangre
otros sistemas de creencias y su potencial entraña a veces una serie de prescripcio-
validez, cuestión abierta desde data remo- nes o de proscripciones relativas al des-
ta y no sólo para la antropología. TL posamiento de un pariente próximo del
Otras l e c t u r a s Evans-Pritchard, 1937; hermano de sangre, y hay muchos luga-
Fortune, 1932; Lieban, 1967. res, en India por ejemplo, donde los pro-
pios esposos intercambian su sangre.
herencia Véase SUCESIÓN. Estas hermandades de sangre varían
considerablemente entre sí en lo que se
hermandad de sangre Represen- refiere a la elección de intervinientes, a
ta un compromiso o acuerdo de confianza su carácter voluntario u obligatorio y a si
o cooperación entre dos o más personas el acto vincula únicamente a individuos
mediante el ritual del P A C T O D E S A N G R E o a grupos enteros. Los motivos de seme-
que, entre otras cosas, puede implicar jantes vinculaciones pueden ser estable-
actos físicos el restregamiento mutuo de cer la paz, ganarse aliados para la G U E -
heridas o la ingestión de muestras de S A N - R R A , proporcionar protección durante los
G R E de ambas partes (sola o mezclada viajes, consolidar la confianza mutua en-
con alimentos o bebidas). «Hermandad tre partes contratantes etc. El intercam-
de sustancias corpóreas» sería quizás un bio de sustancia corporal se reemplaza a
término más completo y de más alcance, veces por el S A C R I F I C I O de animales. Es-
dado que estos convenios pueden impli- tas sustancias sustitutivas son particular-
car a mujeres o a ambos géneros en re- mente frecuentes en los rituales de co-
giones del este y oeste de África central munión cristianos, donde el pan y el vi-
(Tegnaeus, 1952, p. 165, mapa) y que la no simbolizan explícitamente al cuerpo
sustancia intercambiada puede no ser y a la sangre. PS
necesariamente sangre. Documentada Véase también P A R E N T E S C O F I C T I C I O .
en fuentes tan tempranas como Herodo-
to, en el siglo V a.C. entre los escitas, las
hermandades Grupos sociales vo-
hermandades de sangre son comunes,
luntarios organizados por sus propios
pero no exclusivamente, en África y Ara-
miembros sobre la base de un interés
bia (véase Tegnaeus, 1952; Luise White,
compartido. MR
1994).
HERSKOVITS, MELVILLE J. 341
DADES HIDRÁULICAS.
medio del matrimonio. En los sistemas les de género (él, ella), marcadores jerár-
de I N T E R C A M B I O M A T R I M O N I A L , la prácti- quicos como hermano mayor/menor o
ca designa a los donantes de esposa como para la segunda persona tú/usted, como
de condición inferior a la de los recepto- también si una lengua posee palabras
res de ésta. Y ello puede ser tan específi- genéricas o específicas para definir va-
co como la cesión de mujeres a modo de riedades de cosas como nieve, plantas,
tributo a superiores políticos o tan vago coches, etc.
como el sentido general de que es más Como a menudo han señalado los críti-
aceptable para las mujeres que para los cos, ni en los escritos de Benjamín
hombres el desposarse para acceder a un Whorf (1956) ni en los de Edward S A P I R
nivel social superior. MR (1949) se ha dicho explícitamente que
Véase también S I S T E M A S D E A L I A N Z A , H I - este supuesto fuera una hipótesis en sen-
POGAMIA. tido formal, sino que se presentaba como
ayuda para comprender la relación entre
hipogamia Práctica de las mujeres L E N G U A y C U L T U R A . Sin embargo, acaso
lidad narrativa. Aunque los relatos auto- cet, Comte. Este solapamiento daba fin
biográficos varían en los aspectos men- hacia 1800 y, en franca retirada en los
cionados, la antropología explora a me- primeros cinco decenios del siglo, la an-
nudo en esta narrativa el contexto social tropología (también llamada E T N O L O -
de las vidas reseñadas, como en la des- G Í A ) en formación como disciplina a
cripción de James Freeman (1979) sobre partir de un sólido legado de observa-
la vida de un intocable hindú o en la de ciones dispersas, y la historia, en curso
Blanca Muratorio (1991) que entrelaza también de profesionalización, empren-
la vida personal y social de un anciano dieron caminos en gran medida dife-
ñapo runa del Amazonas ecuatoriano. rentes. Durante los cien años siguientes
Otros estudios consideran más bien la permanecieron muy marcadas y prácti-
incorporación de significados culturales camente estancas las fronteras entre
en la experiencia personal en formas ambas disciplinas, que no han conocido
que constituyen mundos vividos, como cierta permeabilidad hasta bien entrado
en las interpretaciones psicobiológicas el siglo XX. Sin embargo, la antropolo-
de Obeyesekere (1981) de casos de pose- gía no ha cerrado nunca sus puertas al
siones espirituales. SP pensamiento histórico. De hecho, la
Véase también A N T R O P O L O G Í A H U M A N I S -
historia se conceptualiza como lo ocu-
TA, ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA.
rrido en el pasado (así como en la repre-
Otras lecturas Radin, 1926; Roy, 1975;
sentación actual de lo acontecido), de
Shostak, 1981; Watson y Watson-Franke,
donde que los objetivos de la antropolo-
1985.
gía se caractericen de históricos cada vez
que la evolución, la difusión, el cambio
historia y antropología A lo lar- social, la aculturación, la etnohistoria y
go del tiempo, la relación entre la histo- la historia han ocupado el primer plano
ria y la antropología ha sido a la vez como intereses específicos en períodos
compleja y paradójica. Desde un punto concretos.
de vista, cada una se desarrolló mayori-
tariamente al margen de la otra. Desde La evolución como historia universal,
otro, la antropología ha mantenido siem- 1860-1900
pre cierto diálogo con la historia. Es Uno de los más importantes de estos pe-
bueno distinguir entre pensamiento y ríodos se extendió prácticamente a lo
disciplina, así como en la corriente prin- largo de la segunda mitad del siglo XIX,
cipal de ésta y la periferia. Tanto el pen- cuando la antropología formada en el
samiento histórico como el antropológi- mismo clima intelectual que nutrió a
co son de larga duración en Occidente, Darwin presentaba un frente de diseño
pero la historia y la antropología se han incuestionablemente evolutivo. Desde
configurado como disciplinas formales 1860 a 1885 se publicaron las obras más
en tiempos relativamente recientes. conocidas —a cargo de Lewis Henry
Aunque los historiadores cuentan con M O R G A N , Henry M A I N E , Edward B. T Y -
un legado intelectual más hondo y va- L O R , John Ferguson, McLennan, Jacob
riado de que surtirse, al alimón con los Bachofen y otros— que colectivamente
antropólogos identifican hoy a algunos definieron la era. Al igual que la E V O L U -
de los pensadores clásicos, renacentistas, C I Ó N dominaba la biología también lo
ilustrados y decimonónicos tempranos hacía en la teoría de los antropólogos y
como precursores comunes; por ejemplo, filósofos sociales afines, como Herbert
Herodoto, Montesquieu, Vico, Condor- S P E N C E R . Las disputas no lograron em-
346 HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA
pañar la creencia compartida de que los más respetables, como W.H.R. RlVERS,
seres humanos pasan por una línea suce- pero el absurdo postulado de los egipto-
soria unilineal de estadios en la organiza- centristas hizo que el difusionismo radi-
ción familiar, la tecnología, la religión, la cal fuese rechazado como explicación
sociedad, etc. Con el procedimiento que científica o histórica. La antropología
llamaron M É T O D O C O M P A R A T I V O , los evo- volvió la espalda al difusionismo (pero
lucionistas separaron las instituciones, no a la difusión en sí) a mediados de la
costumbres o artefactos de sus contextos década de 1920.
culturales contemporáneos y los ordena-
ron en secuencias de evolución. Proyec- Particularismo histórico
taron datos sincrónicos en secuencias La reacción ante el difusionismo sim-
diacrónicas, metodología que muchos plemente intensificó las críticas contra
historiadores tacharon de decididamen- toda la historia conjetural iniciada an-
te ahistóricas. tes de 1900 al producirse una aguda re-
acción contra las teorías evolucionistas.
Historia difusionista, 1890-1925 La antropología convencional no tardó
En Alemania, en la década de 1890, y en desprenderse de los métodos y teo-
algo más tarde en Austria e Inglaterra, rías evolucionistas y difusionistas como
se propuso la D I F U S I Ó N en el espacio co- algo indefendible. La metodología pre-
mo explicación histórica alternativa de ferida fue la del T R A B A J O D E C A M P O tan
la evolución unilineal para dar razón de pronto aparecieron explicaciones alter-
la distribución de los elementos cultura- nativas de la cultura hostiles a la histo-
les. Al igual que los evolucionistas, los ria. La primera mitad del siglo X X , y
difusionistas se proponían como objeti- particularmente los años inmediata-
vo último el descubrimiento de las leyes mente posteriores a 1925, destacó por la
que rigen el cambio histórico. Friedrich antipatía vertida en la historia por mu-
Ratzel, geógrafo cultural, y su discípulo chos antropólogos influyentes. Bronislaw
Leo Frobenius fueron los inicialmente M A L I N O W S K I , por ejemplo, el etnógrafo
cambio social y la historia fueron abrien- ria en el análisis documental que pro-
do camino; su trabajo no fue insignifi- porciona el vínculo más directo con los
cante, pero el análisis de la sociedad en intereses históricos previos de la antro-
la antropología social británica, marca- pología. Hace más de tres decenios que
damente influido por la introducción por Evans-Pritchard observó que aceptaría
Radcliffe-Brown de la sociología france- el postulado de F.W. Maitland en el sen-
sa y el ESTRUCTURALISMO, fue sincrónico tido de que « l a antropología debe elegir
y arrasador. Estados Unidos ofrecía una entre ser historia o no ser nada» siempre
imagen diferente. Durante varias déca- que pudiera añadir que « l a historia
das a partir de 1935 no pocos antropólo- [también] debe elegir entre ser antropo-
gos culturales de las dos generaciones logía social o no ser nada» (1962, p. 190).
posteriores a Boas se ocuparon exhausti- Con frecuencia adelantado a su tiempo,
vamente del proceso de aculturación y Evans-Pritchard predijo una de las ten-
otros de incidencia en el cambio social. dencias principales del interés académi-
La etnohistoria, término inicialmente co de finales de siglo: la convergencia de
usado a finales del siglo, adquirió verda- la historia y la antropología. El ritmo de
dero sentido en las décadas de 1940 y diálogo entre las dos disciplinas se ha
1950, distinguiéndose como disciplina animado considerablemente en los últi-
mos años, tiempo durante el cual los
por su insistencia en que el registro do-
cambios en la historiografía han afecta-
cumental debe proporcionar una base
do a ambas disciplinas. En la antropolo-
empírica para la cronología y el análisis.
gía crecen cada año en número los análi-
Tanto los aculturacionistas como los et-
sis que incorporan aspectos históricos.
nohistoriadores, con una línea divisoria
En la historia, «nuevos» tratamientos
poco clara, fijaron el interés boasiano
han socavado las narrativas políticas y
por la historia en estudios específicos.
biográficas historicistas dominantes en
Por lo que respecta al movimiento ma-
la historiografía. Hoy los antropólogos se
yoritario entre los historiadores, el he-
sirven regularmente de materiales y mé-
cho es que en gran medida descuidó a la
todos históricos tradicionales para confe-
antropología (al igual que la corriente
rir sentido a los problemas que les inte-
estructural-funcionalista de ésta hizo caso resan, y los historiadores emplean habi-
omiso de la historia). Sin embargo, hubo tualmente metodologías antropológicas
intereses que se solaparon, especialmen- tradicionales como las etnografías y da-
te en Francia, donde Marc Bloch, Lucien tos de informantes para centrar los su-
Febvre y otros historiadores de la escue- yos. Los cambios han sido más notables
la de los Annales emprendieron análisis en la antropología que en la historia,
comparados que les aproximaron mucho aunque han afectado a ambas discipli-
más que a otros colegas al campo de la nas, cuya actitud presente es predomi-
antropología, ya que seguía siendo obje- nantemente humanista, relativista y
tivo principal de los estudios de éstos la contextual (Krech, 1991). SK
descripción de los eventos políticos o la
biografía en un marco narrativo lineal Otras lecturas G. Barraclough, 1991;
(Krech, 1991). Butterfield, 1975; Hallowell 1960b; Ha-
rris, 1968; Hatch, 1973; Herskovits.
Historia antropológica, 1980-1995 1965; Krieger, 1989; Kublick, 1991; A.
A partir de 1980, el diálogo entre las dis- Kuper, 1983; Lowie, 1937; Stocking.
ciplinas de la historia y la antropología 1968, Stone, 1977a; Trigger, 1989; Voget.
ha sido intenso, insistiendo la etnohisto- 1975.
HOMICIDIO 349
RRA y el uso particular de la VIOLENCIA tener efectos opuestos. Cuanto mayor sea
letal no es con frecuencia tan claro en es- la mujer, menor es el riesgo de que sea
tos casos. La variación en estas socieda- asesinada por el marido o un atacante se-
des sin Estado no parece atribuible a los xual, por ejemplo, pero aumenta el riesgo
mismos factores sociales y económicos de que sea asesinada por un ladrón (Mar-
que la explican entre y dentro de las na- go Wilson et al., 1997). Y aunque la fre-
ciones-estado modernas (Rosenfeld y cuencia absoluta de homicidios varía con-
Messner, 1991). siderablemente, puede apreciarse cierta
La represalia homicida, especialmente regularidad en el modelo concreto de re-
en respuesta a un homicio anterior, es lación-riesgo específico. Factores como la
transculturalmente ubicua, y la VENGAN- maternidad juvenil y la ausencia de apo-
ZA institucionalizada progresa insensi- yo marital son muy importantes, por
blemente a enemistad y guerra crónica ejemplo, en lo que se refiere al riesgo de
entre estirpes (Daly y Wilson, 1988b). infanticidio por la madre. Daly y Wilson
Estas pugnas de venganza sangrienta (1988a) desarrollaron una teroría de vio-
suelen ser más comunes en ausencia de lencia interpersonal que tiene en cuenta
una autoridad central poderosa; y la me- las diversas fuentes de conflicto caracte-
diación de estas querellas por vía de es- rísticas de relaciones sociales concretas y,
pecificar la compensación homicida ha así, explican la considerable variación en
sido una importante preocupación de los las frecuencias relativas y modelos demo-
aspirantes al gobierno y de los códigos gráficos distintos de homicidio en dife-
legales primitivos en todo el mundo. Los rentes categorías relaciónales víctima-
residuos culturales de semejante con- asesino. MD y M W i
ducta han sido con frecuencia invocados, Otras lecturas Bohannan, 1960; Chag-
por ejemplo, para explicar las diferen- non, 1988; Trillin, 1984.
cias regionales en violencia homicida en
Estados Unidos: Nisbett et al. (1995) vin-
homosexualidad El comportamien-
cularon convincentemente la alta cifra
to homosexual se da probablemente por
de homicidios en los estados del sur con
doquier, pero la definición de las perso-
una «cultura del HONOR» que legitima la
nas en razón de su comportamiento o
respuesta violenta a los insultos y la vin-
preferencia sexual no es un campo se-
cula a una tradición pastoral diferente
mántico universal para todo el mundo, y
de la ética de los agricultores sedentarios
la noción noreuropea y norteamericana
que impregnó los conceptos septentrio-
moderna de que quien practica un com-
nales de proceder social apropiado.
portamiento homófilo es «un homose-
La distinción entre categorías de relación
x u a l » , «especie» distinta con caracterís-
víctima-asesino es un paso esencial (aun-
ticas propias, no es umversalmente acep-
que a menudo desestimado) para explicar
tada.
los homicidios y la variabilidad de su in-
R. Burton (1885-1886) distinguió entre
cidencia. La misma existencia de térmi-
las relaciones sexuales donde el miem-
nos como «fratricida», «parricida», «regi-
bro de más edad penetra al más joven de
cida», «filicida» y «uxoricida» sugiere
aquellas donde el sujeto masculino pe-
que se trata de categorías psicológica-
netra a una persona femenina del mis-
mente significativas de casos con motiva-
mo sexo. Ambas homosexualidades, es-
ción diversa. Así, los factores incidentes
tratificadas por edad y por género, se dan
en una clase de homicidio pueden diferir
en áreas culturales diversas sin que haya
de los implicados en otra, y hasta pueden
una conexión clara ni con el número de
HOMOSEXUALIDAD 351
Campbell, 1964). En el caso de los hom- ñor adquieren formas radicalmente dife-
bres, la clave reside en su hombría: la ca- rentes (Malinowski, 1922; A. Weiner,
pacidad de proteger el honor de la fami- 1976). Entre los hombres, la horticultu-
lia cuando es amenazado; entre las muje- ra del ñame es una importante vía de
res, en cambio, la primera cualidad del progreso: es respetable aquel hombre
honor es un sentido de vergüenza, espe- que obtiene grandes cosechas. Pero se da
cialmente sexual. La mujer debe encon- la circunstancia de que el sujeto no culti-
trar repugante la actividad sexual y ves- va ñames para consumo propio sino para
tir y conducirse de modo que prevenga otros, en especial para su hermana casa-
toda exhibición de los atributos físicos da. Entretanto, los hay que los cultivan
de su sexo. Debe ser modesta, incluso en para él. Los ñames se guardan en un al-
las relaciones con su marido, y permane- macén apropiado, pero éste es construido
cer pasiva, por ejemplo, al tener relacio- por otras personas del poblado. De modo
nes sexuales con él. El honor de los hom- que es importante marca de distinción el
bres y mujeres sarakatsan está estrecha- poseer un gran almacén de ñames (cons-
mente vinculado: la hombría de los truido por otros) abarrotado de producto
primeros protege el honor sexual de las de buena calidad (cultivado por otros):
segundas, mientras que la evitación de la he ahí las marcas visibles del respeto con
vergüenza por parte de éstas protege la que le consideran los demás. Aunque los
reputación de los hombres. El fracaso de ñames no constituyen la única fuente de
una de las partes pone en riesgo a la otra. riqueza entre los trobriandeses, sirven
A escala mayor se observa también este como objetos muy destacados en el pro-
comportamiento entre las tribus bedui- ceso de adquisición de fortuna de toda
nas del Oriente Próximo y del norte de clase, luego usada para el INTERCAMBIO
África, cuyos códigos de honor destacan DE PRESENTES, con el que se crean obliga-
los principios de generosidad, honesti- ciones. Haciendo el presente de un cesto
dad y autocontrol, incluido el que se de ñames, por ejemplo, el hombre de
ejerce sobre los apetitos sexuales. En un Trobriand obliga al receptor a devolver
estudio de un pequeño grupo de bedui- el regalo en un futuro. Cuanto mayor sea
nos recientemente sedentarizados en el número de personas a él obligadas de
Egipto, L i l a Abu-Lughod (1986) halló este modo, mayor es su honor. El sistema
que enfatizaban sobre todo sus relacio- de honor trobriandés muestra otros ele-
nes de sangre con las tribus de pastores mentos importantes, incluidos el vigor
del desierto, a las que consideraban más de la estirpe y el éxito del individuo en
nobles y de naturaleza moral superior, y los intercambios KULA.
por tanto más honorables que sus veci- M a x W E B E R ofreció un importante aná-
nos campesinos y urbanos. El historiador lisis del honor en las SOCIEDADES COM-
social árabe Ibn Jaldún (1352-1408) ob- PLEJAS (Reinhard Bendix, 1960, pp. 85-
servó un modelo similar en su época; de- 87) como parte de su distinción entre
claró que los beduinos no eran innata- grupos de clase y de posición. Definió
mente mejores, pero que la vida del de- CLASE en términos de distribución desi-
sierto les ofrecía menos oportunidades gual de poder económico y oportunida-
de corrupción y que sus códigos de honor des: las diferentes clases se distinguen
degeneraban al cabo de unas pocas gene- basándose en las ventajas económicas
raciones de vida urbana (1967, p. 94). comparativas de que gozan. Por el con-
Entre los habitantes de las islas Tro- trario, los grupos de posición se distin-
briand del Pacífico, los conceptos de ho- guen basándose en las diferencias en el
354 HORTICULTURA
del niño representaba la mitad de las ra- tica puede darse a la inversa en las clases
zones de infanticidio alegadas. Otras más bajas (Cronk, 1991) cuyo comporta-
eran la falta de ayuda paterna, la enfer- miento está peor documentado. Mucho
medad, la hambruna, la existencia de un más común que el infanticidio femenino
hermano todavía lactante y el parto ge- selectivo es cierto grado de preferencia
melar. Otras categorías principales eran por los hijos, quizás en especial cuando
una deficiente calidad fenotípica del ni- su papel como guerreros ha sido crucial.
ño por deformidad o enfermedad y la El estudio de Bugos y McCarthy (1984)
paternidad inapropiada. Estas tres razo- sobre el infanticidio ayoreo es el informe
nes (y la mayoría de las otras, menos fre- etnográfico más detallado sobre los de-
cuentes) parecen reflejar situaciones en terminantes e incidencia real en una so-
que los esfuerzos por criar al neonato es- ciedad tradicional. Las mujeres ayoreo
tán probablemente condenados al fraca- mataban sucesivamente a los neonatos,
so o ponen en riesgo a la madre ya con sobre todo en el caso de falta de asisten-
hijos. En otras palabras, parecen repre- cia paterna fiable, aunque la frecuencia
sentar «decisiones racionales de repro- de infanticidios disminuía al aumentar
ducción» aunque a veces se sostengan la edad de la madre. Incluso aquellas re-
con justificaciones supersticiosas (como petidamente infanticidas podían reve-
es caso frecuente con los niños defor- larse madres devotas más adelante en
mes). El elemento pragmático en estas circunstancias más propicias. La mater-
decisiones neonaticidas es ilustrado en el nidad juvenil también es un factor de
análisis de Granzberg (1973) de las co- riesgo de infanticidio en las sociedades
rrelaciones transculturales de la práctica industrializadas modernas (Daly y Wil-
del infanticidio consiguiente al naci- son, 1988a), y la disminución del riesgo
miento de gemelos: que se dé muerte a en madres de más edad se ha interpreta-
ambos es extremadamente raro, y la ru- do como reflejo del cambio comporta-
tina de infligírsela a uno de ellos está mental experimentado en la valoración
prácticamente confinada a sociedades de los neonatos a medida que la capaci-
donde la carga de la maternidad no es dad reproductiva de las mujeres va deca-
aliviada por la accesibilidad de parientes yendo.
femeninos u otras ayudas sociales. En la sociedad moderna, los embarazos
El infanticidio selectivo femenino ha si- no deseados son eludidos mediante la
do objeto de considerable debate, aun- anticoncepción y concluidos con el abor-
que no es en modo alguno típico de so- to. Además, se cuenta a menudo con ayu-
ciedades donde su práctica es común. das institucionales para madres sobre-
Las primeras discusiones lo interpreta- cargadas, mientras que las que no son ca-
ron (como al infanticidio en general) co- paces de sacar adelante a sus hijos
mo «estrategia» por parte de poblaciones pueden cederlos en ADOPCIÓN. No sor-
o sociedades con fines de «regulación de- prende que la frecuencia de infanticidios
mográfica», pero esta idea ha sido des- sea baja en estas circunstancias y que
acreditada (Bates y Lee, 1979). En socie- cuando se den se atribuyan a patologías
dades estratificadas complejas, la prácti- como la «psicosis puerperal». Procede
ca presenta una gradación de posición, subrayar, no obstante, que las mismas
siendo las clases superiores las que eli- circunstancias asociadas con el infantici-
minan a las hijas y concentran su interés dio en las sociedades tradicionales cons-
en los hijos; hay razones tanto teóricas tituyen evidentes factores de riesgo en el
como empíricas para creer que esta prác- Occidente moderno, sugiriendo que in-
INTENSIFICACIÓN 359
cluso la patología «psicótica» puede re- cancen cierta intensidad y que, de sobre-
flejar un extremo cuantitativo de la res- venir problemas, causen angustia a ambas
puesta emocional normal a unas circuns- partes (Rabinow, 1977). Numerosos etnó-
tancias desesperadas. MWi y MD grafos y narraciones reflexivas revelan la
Otras l e c t u r a s Dickeman, 1979; Sche- variedad de interacciones posibles entre el
pher-Hughes, 1992. informador y el etnógrafo (Casagrande,
1960). Entre ellas se cuentan las que con-
infíbulación Forma de CIRCUNCISIÓN templan el vínculo maestro-discípulo, an-
femenina o mutilación genital que im- ciano-iniciando, padre-hijo, terapeuta-
plica la extirpación quirúrgica de los la- analizado, patrono-empleado y amigo-
bios vulvares, acompañada a veces de la amigo. Lo inusual, en comparación con
sutura de la abertura vaginal. Este pro- otras ciencias sociales, es el grado de in-
cedimiento, muy extendido en África versión personal de ambas partes en la re-
nororiental en una gran variedad de so- lación y los frecuentes desplazamientos de
ciedades, se ejecuta a menudo como RITO poder entre etnógrafo e informador según
DE PASO de las muchachas. MR el contexto específico. La elección de bue-
nos informadores y el mantenimiento de
informadores Los que proporcio- la relación mutua ha sido tema muy estu-
nan información al etnógrafo. Miembros diado y debatido. Como ocurre en todas
de la cultura o sociedad en estudio y, las vertientes de la investigación antropo-
hasta la década de 1960, citados por el lógica tradicional, los aspectos morales y
antropólogo como «informadores nati- políticos de esta relación han sido meticu-
vos». Hoy, cuando los «nativos» pueden losamente examinados, en especial en
ser físicos especialistas en altas energías tiempos recientes (Sanjek, 1993): JJa
en un acelerador lineal de partículas, és- Véase también TRABAJO DE CAMPO, OBSER-
ta y otras palabras y frases similares, an- VACIÓN PARTICIPANTE.
tes consideradas casi técnicas y unívocas,
se usan irónicamente o entre comillas. intensificación E s ( l ) l a progresiva
También se utiliza el término «informa- aplicación de alguna aferencia o factor
dor» (con tono peyorativo) fuera del de producción (como agua, trabajo, capi-
campo de la antropología para referirse tal o máquinas) para aumentar el rendi-
a quien en el seno de una organización miento por unidad de área; o (2) en la
proporciona subrepticiamente informa- ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA, una especie de
ción a externos. RITUAL (véase RITOS DE INTENSIFICACIÓN).
El informador opta conscientemente por El uso primero y más común contrasta
transmitir información; los miembros de con la extensificación, esto es, el aumen-
una cultura que pasivamente la propor- to de las cosechas ampliando la superfi-
cionan simplemente al ser observados no cie laboreada mientras se mantienen
son informadores. La transferencia de in- constantes otros factores. La «intensifi-
formación tienen lugar comúnmente por cación» suele referirse sobre todo a la
vía oral, pero no de forma exclusiva si, por AGRICULTURA, pero el concepto puede
ejemplo, dibujan mapas. Los informado- igualmente aplicarse a los RECOLECTO-
res difieren de los entrevistados en que la RES, los PASTORES NÓMADAS o los PESCA-
interacción es a plazao más largo y, a ve- DORES.
ces, muchos menos estructurada. Se trata El crecimiento de la población, la compe-
más bien de relación más que de metodo- tición humana y la propagación del CAPI-
logía. Es frecuente que estas relaciones al- TALISMO se cuentan entre los estímulos
360 INTERCAMBIO DE HERMANOS
más frecuentemente citados para la in- veles, permitiendo a veces que pequeñas
tensificación de uso de la tierra o de otros explotaciones sean más productivas que
recursos. En la formulación clásica de las más grandes, como revelan las com-
Thomas Malthus (1789), una población paraciones realizadas por Robert Net-
creciente tiende a agotar los recursos dis- ting (1986, 1995) en África occidental,
ponibles y se pone con ello en situación Europa y el mundo en general. Las es-
precaria. En el argumento opuesto de trategias de los pueblos pastores para in-
Esther Boserup (1965), el crecimiento de tensificar el aprovechamiento de la tie-
la población estimula la innovación en rra comprenden la modificación de la es-
las técnicas de laboreo de la tierra y logra tructura de los rebaños mediante mezcla
así un aumento de la producción por uni- de especies y de la proporción de anima-
dad de tierra (aunque no necesariamente les productivos e improductivos en el se-
por unidad de trabajo o de capital), en no de aquéllos.
particular acortando los ciclos de barbe- Matizando antiguas teorías de DIFUSIÓN
cho y por la mecanización. Ambas teorías y DESARROLLO, antropólogos como Paul
pueden ser ciertas; en todo caso, muchas Richards (1985), que han estudiado las
poblaciones crecen, innovan y, con todo, condiciones tropicales, han documenta-
agotan los recursos disponibles. La inten- do una gran parte de la experimentación
sificación del uso de recursos puede tam- y la innovación tecnológica indígena en
bién estimular el. crecimiento de la po- sociedades antes consideradas tradicio-
blación a su vez, contribuyendo al au- nales o periféricas. A su vez, algunos an-
mento de la fertilidad humana y a la tropólogos condenan los términos «re-
supervivencia infantil al tiempo que de- cursos» e «intensificación» por connotar
salienta la emigración. la vigencia de supuestos culturales espe-
Los esquemas convencionales de la evo- cíficos sobre dominación humana, teleo-
lución social describen las actividades de logía del uso y aprovechamiento huma-
recolección-caza, el pastoreo y la agricul- nos o valor positivo del aumento de la
tura móvil y a la postre sedentaria como producción o el consumo. PS
etapas de la intensificación que permi- Véase también DEMOGRAFÍA, PRODUCCIÓN
ten la existencia de poblaciones más ALIMENTARIA, REVOLUCIÓN VERDE.
grandes (A. Johnson y Earle, 1987), pero Otras lecturas Bennett, 1976; Grigg,
el registro etnográfico presenta innume- 1980; B. Turner et al., 1995.
rables combinaciones y muchas excep-
ciones. El RIEGO tiende a aumentar es- intercambio de hermanas Es
pectacularmente la capacidad portadora una forma de INTERCAMBIO MATRIMONIAL
de la tierra, en especial donde las aguas en el que dos hombres, o miembros de
aferentes renuevan los nutrientes del dos grupos de parentesco diferentes, in-
suelo (véase, en particular, Ruthenberg, tercambian como esposas hermanas rea-
1980, sobre los trópicos, y C. Geertz, les o por clasificación. MR
1965c, sobre Indonesia). Otras medidas, Véase también TEORÍA DE LA ALIANZA, IN-
como el cultivo múltiple y alternativo, TERCAMBIO RESTRINGIDO.
en terrazas, con abonos, mediante labo-
reo más cuidadoso, con procedimientos intercambio de presentes Tan-
fitosanitarios, etc., se cuentan entre las to si Adam Smith (1776, vol. 1, cap. 2)
principales estrategias de intensificación tenía razón o no al atribuir a los seres
del trabajo capaces de aumentar el ren- humanos una propensión natural a «tra-
dimiento por unidad de tierra a altos ni- ficar, baratear e intercambiar», el hecho
INTERCAMBIO DE PRESENTES 361
cho común de que no hay que hacer ne- co o clases de matrimonio. A menudo, si
gocio con amigos ni parientes. es androcéntrico y se describe como « i n -
Aunque en la mayoría de las sociedades tercambio de mujeres», razón del debate
el intercambio entraña algunos elemen- en torno a los SISTEMAS DE ALIANZA. MR
tos de las dos modalidades descritas, hay Véase también SISTEMAS DE MATRIMONIO.
antropólogos que las consideran respecti-
vamente características de dos clases dis- intercambio restringido (o di-
tintas de economía. C. Gregory (1982), recto) Es un sistema de INTERCAMBIO
por ejemplo, definió el intercambio de MATRIMONIAL que divide a la sociedad en
presentes como trasvase de objetos ina- un par, o conjunto de pares, de clases de
lienables entre personas en condición de matrimonio, de tal modo que en cada
dependencia recíproca, estableciendo así par se produce la cesión recíproca de es-
una relación cualitativa entre las perso- posas (Lévi-Strauss, 1969a). Los que ce-
nas implicadas que tiene poco que ver den mujeres son a su vez receptores de
con la relación cuantitativa de los objetos éstas. MR
intercambiados (esencia del intercambio Véase también INTERCAMBIO GENERALIZA-
de bienes de consumo). Las sociedades DO, SISTEMAS FRACCIONARIOS.
industriales están dominadas por el in-
tercambio de bienes de consumo o co- intercambio social Examina los
merciales; las sociedades tradicionales de modelos de intercambio de bienes, servi-
pequeña escala se caracterizan por acoger cios y personas para delinear relaciones,
el intercambio de presentes. DK particularmente entre grupos. Empezan-
Véase también SISTEMAS DE MATRIMONIO, do por la obra de Marcel MAUSS, el con-
DINERO. cepto de intercambio se ha revelado extre-
Otras lecturas Appaduarai, 1986; Co- madamente fructífero en antropología,
dere, 1968; M. Douglas y Isherwood, aunque siempre ha entrañado un gran
1979; C. Gregory, 1987; Leach y Leach, problema el distinguir entre el INTERCAM-
1983; J. Parry y Bloch, 1989; Sahlins, BIO DE PRESENTES y las transacciones eco-
1972 [véanse los ensayos The spirit of the nómicas. Es un hecho que en muchos ca-
gift: pp. 149-183; On the sociology of pri- sos etnográficos no es posible separarlos.
mitive exchange, pp. 185-275]. Incluso en los países industrializados de
Occidente, epítome de la economía de
intercambio generalizado (o in- mercado, se observa cierto solapamiento:
directo) Es un sistema de INTERCAMBIO los regalos y su dispensa son fuente de ne-
MATRIMONIAL en el que los hombres de un
gocio, y no hay gran compañía que deje de
grupo toman mujeres de otro al tiempo enviar a sus clientes más valiosos una feli-
citación de Navidad al menos (J. Davis,
que ceden las del suyo a un tercero, vincu-
1972).
lando así a los grupos de la sociedad me-
diante relaciones de afines (Lévi-Strauss, Uno de los temas principales de la céle-
1969a). En este sistema, quienes toman bre obra de Mauss The gift (1954) es
mujeres no pueden ser dadores de éstas al precisamente la mutua imbricación de
grupo de origen de aquéllas. MR todos estos aspectos simbólicos, morales,
Véase también INTERCAMBIO RESTRINGIDO. legales y económicos del intercambio,
que atribuyó especialmente a las socieda-
intercambio matrimonial Siste- des primitivas y no occidentales, mien-
ma de matrimonios recíprocos que trans- tras que la formación moderna y las SO-
fiere cónyuges entre grupos de parentes- CIEDADES INDUSTRIALES tienden a sepa-
INTERCAMBIO SOCIAL 363
cribe los contactos entre grupos e indivi- presentes en otras. Es una explicación al-
duos en sentido más general. RP ternativa de la DIFUSIÓN, que postula que
Otras l e c t u r a s Cheater, 1989; J. Davis, las particularidades son tomadas de una
1992; Parry y Bloch, 1989. cultura por otra como razón de que se
aprecien regularidades transculturales,
invención independiente Hace desde tatuajes a pirámides. MR
referencia a la invención autónoma en Véase también DIFUSIÓN, TECNOLOGÍA,
una cultura de aspectos o tecnologías UNIVERSALES.
jefe, jefatura Los jefes detentan car-
gos de liderazgo en las jefaturas o inci-
pientes SOCIEDADES COMPLEJAS representa-
tivas de colectivos regionales (Carneiro,
1981a). Características centralizadoras co-
munes a todas ellas son los conceptos de
redistribución, guerra e ideologías religio-
sas. Las jefaturas constituyen una sociedad
de nivel intermedio a menudo considera-
do como uno de los estadios de la evolu-
ción social (Service, 1962). Un tipo social
estrechamente emparentado es el que re-
presentan las SOCIEDADES o JERARQUIZA-
DAS. En contraste con el nivel grupal/lo-
cal de las SOCIEDADES IGUALITARIAS, las je-
faturas organizan a varios grupos locales o
pueblos de una región dada con una po-
blación conjunta de miles o decenas de
miles de individuos. Las jefaturas pueden
ser simples o complejas según el grado o
escala de integración y elaboración de la
institucionalización (Earle, 1978). Las je-
faturas representan un nuevo nivel de in-
tegración, con instituciones que incorpo-
ran el crecimiento de la sociedad en cues-
tión. Las explicaciones de la evolución de
las jefaturas han girado alternativamente
en torno causas relacionadas con la ges-
tión o con la política (Earle, 1987).
En la jefatura, los individuos que ocupan
puestos rectores constituyen un segmen-
to social jerarquizado conforme a genea-
logías con miras a establecer una escala
de mando institucionalizada. En las jefa-
turas simples, los líderes de la comuni-
dad son los individuos de rango máximo.
En las jefaturas más complejas, los líde-
res componen un segmento social sepa-
rado, al margen del pueblo llano, y ca-
racterizado por su vestimenta y su para-
fernalia especiales (Earle, 1989). Las
genealogías se convierten en instrumen-
to político para determinar la facción de
potenciales líderes, a los que a menudo
se atribuyen vínculos con la divinidad.
Los jefes son los que dirigen los asuntos
366 JEFE, PIEL DE LEOPARDO
reunió una excelente revisión de la lite- muestra real del mismo). El proceso de
ratura pertinente). La influyente teoría metacomunicación establece el marco
de Gregory Bateson sobre el juego lo tra- cognitivo del juego y permite separar los
ta como forma paradójica de comunica- significados de la realidad movilizándo-
ción donde las acciones consideradas lú- los en la imaginación (véase Vygotsky,
dicas no significan lo que de otro modo 1978: cap. 7). Establecido el marco don-
serían (1972, pp. 177-193), subrayando de se desarrolla el juego, ya es posible la
al tiempo el papel de la metacomunica- creativa irrealidad lúdica capaz de trans-
ción, que consiste en cualquier declara- formar objetos y actos (una roca en un
ción o acto que define su naturaleza en coche, un juguete en una persona, el
razón de una interacción o relación que propio yo en otro) de forma que puede
no serían posibles fuera del marco lúdi- ayudar a los individuos a explorar la cul-
co. Según Bateson, la metacomunicación tura y a sí mismos, a aprender acerca de
«eso es un juego» (indicada de alguna la sociedad y de los roles activos en ésta,
manera) es necesaria para distinguir, el a expresar sentimientos y a reorganizar
juego del no juego en lenguaje coloquial, los procesos del pensamiento (Schwartz-
medio en broma, medio en serio (por mann, 1978; Kelly-Byrne, 1989). SP
ejemplo, una lucha ficticia frente a la real, Véase también NIÑOS, EDUCACIÓN, SOCIA-
la pretensión lúdica de enfado frente a la LIZACIÓN.
Kroeber, Alfred L. (1876-1960)
Kroeber nació en Hoboken, Nueva Jer-
sey, el 11 de junio de 1876. Asistió a la
Universidad de Columbia, de la que re-
cibió el primer título de doctor en antro-
pología en 1901 bajo la dirección de
Franz BOAS. Pasó este mismo año a l a
Universidad de California en Berkeley,
donde dirigió el Departamento de An-
tropología desde 1909 hasta su retiro en
1946. Autor prolífico, Kroeber era sobre
todo un etnólogo, aunque fueron impor-
tantes sus aportaciones en lingüística,
arqueología y hasta en antropología físi-
ca. Así, algunas de sus primeras comuni-
caciones trataban de la arqueología cali-
forniana y del lenguaje y etnología de
los amerindios, comprendidos los yunk,
los mohave, los arapaho, los bannoch y
los shoshoni. Estos estudios se reflejarían
más tarde en su monumental Handbook
ofthe Indians of California (1925). Tam-
bién estudió a los zuñi, tanto antropoló-
gica como etnográficamente, paso previo
a sus extensos trabajos sobre el parentes-
co (1917b), aunque antes había atacado
los esquemas propuestos al respecto por
Lewis Henry MORGAN en un famoso ar-
tículo (1909). El enfoque de Morgan se
basaba en la distinción terminológica
entre SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN DE PA-
RENTESCO y DESCRIPTIVOS. Los primeros
se asociaban con grupos de descendencia
unilineal y caracterizaban a las socieda-
des más tradicionales; los segundos refle-
jaban la transición de sociedades tribales
a estatales. Kroeber argumentó que todas
las terminologías de parentesco eran
mezclas de ambas modalidades y que no
había manera de establecer una relación
causal entre ninguna de ellas y estructu-
ras sociales específicas. A la larga, el en-
foque de Morgan se reveló más fructífe-
ro (M. Harris, 1968, pp. 321-324).
Pese a contarse entre los principales teó-
ricos de la antropología cultural norte-
370 KROEBER, A L F R E D L.
HABLA.
Leach volvió después de la guerra a la estable y coherente» (p. 63). Así, al tiem-
London School of Economics (LSE), po que enfatiza la importancia de adop-
donde escribió una disertación basada en tar una completa visión histórica, sigue
el análisis de los documentos y archivos alineándose con el funcionalismo estruc-
disponibles, pero tamizados a través de su tural en la búsqueda de continuidades
experiencia de la realidad. Obtenido el subyacentes más que en las contradiccio-
doctorado fue introducido al E S T R U C T U - nes culturales y tensiones sociales que
R A L I S M O francés gracias la obra de Lévi- llevan a cambios fundamentales en la
Strauss publicada en 1949 Les structures opinión de las gentes acerca del orden
élémentaires de la p a r e n t é (Lévi-Strauss, social.
1969a). La orientación teórica de Leach El permanente legado de Political sys-
se había configurado hasta entonces por tems in highland Burma reside menos en
un materialismo derivado de su prepara- la versión de Leach del funcionalismo
ción anterior como ingeniero y de sus estructural que en el éxito de su desafío
posteriores estudios de antropología eco- a lo que denominó «convencionalismos
nómica con Firth, así como por el F U N - etnográficos comunes acerca de qué
C I O N A L I S M O estructural de Malinowski. constituye una cultura o una tribu» (p.
La adición del estructuralismo de LÉvi- 281). Leach demostró que el etónimo
S T R A U S S iba a imponer al pensamiento «Kachin» indica no un fenómeno cultu-
de Leach su marchamo definitivo. ral aislado y homogéneo, sino gentes que
A la luz del nuevo enfoque que había de- hablan lenguas diversas y observan cos-
sarrollado, Leach reconsideró su proyec- tumbres diferentes. Estas gentes poseen
to de disertación. El resultado fue Politi- una estructura política común porque se
cal systems of highland Burma (1954). han adaptado al mismo entorno en las
Central en la argumentación que pre- tierras altas y especialmente al mismo
senta en este libro es el supuesto de que poder político en las tierras bajas. En su
el lenguaje del mito y el ritual entraña atención a cómo deben entenderse los
«declaraciones acerca del orden social» Kachin, no como sociedad distinta con
(p. 14). El antropólogo trata entonces de cultura propia, sino como producto de
interpretar estas declaraciones implíci- las relaciones políticas con otros pueblos,
tas con miras a analizar las estructuras Leach fue precursor del posterior interés
subyacentes a la acción social observada antropológico por lo que se llamaría « E T -
o conocida a partir de fuentes históricas. NICIDAD».
dicado al estudio del mito, en especial de hablados (Klima y Bellugi, 1979). El tér-
los presentes en la tradición cristiana. mino «lenguaje» se aplica asimismo fi-
Aunque Leach se propuso con ello desa- gurativamente en otros sistemas de C O -
rrollar una forma específica de estructu- M U N I C A C I Ó N como el «lenguaje de l a mú-
del lenguaje hablado en el entorno inme- ante el estímulo apropiado de haber des-
diato del niño, independientemente de si cubierto una fuente de alimento y la
se trata del lenguaje de sus padres bioló- consiguiente necesidad de transmitir es-
gicos; así, no hay ninguna predisposición ta información al resto del enjambre, y
particular para adquirir un lenguaje de- las aves emiten sonidos de alarma sólo
terminado. Aunque algunas característi- en presencia del percibido en sus inme-
cas de determinados lenguajes son más diaciones. El lenguaje humano puede
difíciles de adquirir que otras —por ejem- usarse para discutir temas ausentes del
plo, los niños adquieren la morfología entorno inmediato, y aun para tratar
relativamente transparente del turco cuestiones hipotéticas, es decir, qué po-
mucho antes que la más opaca del serbo- dría ocurrir si se produjera determinada
croata (Slobin, 1979)—, en ausencia de pa- situación: ésta es una de las bases princi-
tologías todos los niños son capaces de ad- pales del discurso científico.
quirir cualquier lenguaje. Sin embargo, Otra característica importante del len-
los niños lo adquieren con más rapidez de guaje humano es la llamada doble arti-
lo plausible suponiendo que sólo se dispo- culación (Martinet, 1965). En el lengua-
ne de estrategias generales de proceso de je hablado hace referencia al hecho de
datos, lo cual sugiere que poseen una pre- que los elementos significativos del len-
disposición innata particular hacia la ad- guaje (morfemas) se componen de otros
quisición del mismo. sin sentido propio (FONEMAS). Así, como
La relación entre forma y significado en ejemplo válido para equivalentes en
el lenguaje humano es convencional (los otras lenguas, la voz inglesa pig se dis-
lingüistas suelen usar, quizás desafortun- tingue de dig por el fonema inicial ( / p /
damante, la expresión «arbitario» de frente a / d / ) ; / p / y / d / carecen de sen-
Ferdinand de Saussure). Ello significa tido por sí mismos —la distinción semán-
que no media una relación necesaria en- tica entre pig y dig no es la misma que
tre la forma de un SIGNO o MORFEMA lin- entre pen y den—, pero sirve para distin-
güístico y su significado. Así, el mismo guir entre sí dos elementos significati-
concepto se dice bird en inglés, oiseau en vos. De esta forma, un número relativa-
francés, pájaro en español, ptica en ruso, mente limitado de fonemas (unos cua-
tori en japonés, etc. Las excepciones o las renta en inglés) sirve para distinguir un
onomatopeyas son raras, y aun aquí se da gran número de morfemas. Lo dicho va-
cierto grado de convencionalización: así, le también para el lenguaje de signos de
hallamos variación en el nombre fono- los sordos, con un número restringido de
mimético del ave llamada cuckoo en in- gestos manuales, orientaciones y movi-
glés, cucú en español, Kuckuck en ale- mientos que sirven para diferenciar un
mán y kukushka en ruso. También en los gran número de morfemas.
lenguajes de signos de los sordos la rela- Aunque no incluida en las primeras lis-
ción entre un signo visual particular y su tas clasificatorias de rasgos del lenguaje
significado está muy convencionalizada. humano, como la de Hockett, la sintaxis
Una característica crucial del lenguaje o, mejor, las propiedades sintácticas de
humano es que las expresiones lingüísti- las partículas del lenguaje humano cons-
cas no están directamente vinculadas a tituyen otra característica principal.
un estímulo en particular, lo cual distin- Aunque los lenguajes difieren considera-
gue al lenguaje humano de la mayoría blemente en su estructura sintáctica, al-
de los sistemas animales de comunica- gunos rasgos permanecen constantes, so-
ción. Por ejemplo, las abejas danzan sólo bre todo en lo que se refiere a su relé-
LENGUAJE 377
lingüística histórica También lla- cial (la voz ha sido tomada de dialectos
mada lingüística diacrónica, es el estudio del suroeste de Inglaterra que regular-
de los cambios que presentan las lenguas mente cambian la f inicial por v). Otra
con el paso del tiempo. El tema adquirió fuente de excepciones reconocida por los
relieve en el siglo XIX e inicialmente ga- neogramáticos proviene de la analogía
nó notable popularidad en su aplicación a (Anttila, 1977), donde la formación de
la fonología. Un hito fue el reconoci- una palabra se ve influida por la de otra,
miento por parte de Jacob Grimm (1967) como en el caso del plural etimológica-
de la correspondencia sistemática entre mente esperado de cow, a saber, kine, que
las consonantes germánicas y las de otras fue sustituido por cows por analogía con
lenguas indoeuropeas. Por ejemplo, la f el modelo de plural más común dog-
germánica (como en la voz inglesa fat- dogs. Aunque pocos aceptarían hoy las
her) se corresponde habitualmente con la hipótesis neogramaticales sin reservas
p en otras lenguas indoeuropeas (por (Wang, 1977), la supuesta regularidad
ejemplo, latín pater), estableciendo la del cambio fonético sigue siendo piedra
operación de un cambio de sonido (o ley de toque importante en la LINGÜÍSTICA
fonética) p > f en la prehistoria de las COMPARATIVA e histórica.
lenguas germánicas. El descubrimiento a El desarrollo de la lingüística estructural
principios de la década de 1970 de apa- en la primera mitad del siglo XX animó a
rentes excepciones a esta regla de corres- los lingüistas históricos a estudiar no só-
pondencias podían explicarse —por ejem- lo los cambios aislados apreciados, sino
plo, que p cambiaba a v, más que af si no también el sistema global que los acoge.
era inicial ni seguía inmediatamente a la Por ejemplo, en los siglos XV у XVI todas
sílaba acentuada (compárese el inglés se- las vocales inglesas largas experimenta
ven y el sánscrito saptá)— dio origen a las ron un cambio fonético, como se muestra
llamadas hipótesis neogramaticales de en la tabla 1. Estos cambios definen un
que el cambio de sonido es siempre regu-
modelo general global: la altura lingual
lar y puede formularse en términos pu-
de todas las vocales aumentó, salvo en el
ramente fonológicos (Osthoff y Brug-
caso de las ya originalmente altas, que
mann, 1967). Las excepciones restantes
por no poderse elevar más generaron un
resultan a menudo de aferencias desde
diptongo (el llamado gran cambio vo-
otros DIALECTOS o lenguas genéticamente
cal). El desarrollo de la LINGÜÍSTICA ge-
afines (mezcla dialectal), como en el caso
nerativa en la segunda mitad del siglo XX
de la voz inglesa paternal, préstamo del
ha estimulado la búsqueda de modelos
latín, que no presenta el cambio p > f, o
subyacentes al cambio aún más abstrac-
de vixen (en contraste con fox) con v ini-
tos (R. King, 1969).
Tabla 1. El gran cambio vocálico: vocales inglesas largas antes y después del cambio
LINGÜÍSTICA HISTÓRICA 385
Aunque la importancia de los factores so- tado respectivo de estos procesos puede
ciales en el cambio lingüístico viene sien- ser muy diferente: el préstamo estricto
do reconocida desde hace mucho tiempo, tenderá en primera instancia a injertos
facilitando por ejemplo las cesiones ter- de vocabulario en la lengua X, mientras
minológicas, es especialmente en la se- que el cambio de lengua puede injertar
gunda mitad del siglo XX cuando su im- características fonológicas y sintácticas
portancia, aun en áreas tan tradicionales de X en Y, aun en ausencia de vocabula-
como la fonología histórica, ha pasado a rio tomado en préstamo.
primer plano. En particular, un lenguaje No parece haber una teoría general de los
se caracteriza en un momento dado por la cambios en la lengua; pueden proponerse
variación interna, y el juego intervarian- motivaciones concretas para variaciones
tes puede ser un factor importante de individuales, pero raramente constituyen
cambio. Por ejemplo, en el período inme- explicaciones predictivas. En cambio, ha
diatamente posterior al gran cambio vo- sido notable el progreso efectuado en la
cal, las voces inglesas meet, meat y mate se identificación de vías de cambio plausi-
pronunciaron de forma diferente (sistema bles. En fonología, algunos cambios de
I). En lo sucesivo, el paso aparente fue que sonido son mucho más probables que
primero se fusionaron meat y mate, con otros, en parte basados en la proximidad
pronunciación muy similar a la actual de articulatoria y acústica de los sonidos. El
mate (sistema II) y que meat divergió lue- fenómeno de la gramaticalización de-
go de mate —en transgresión manifiesta de sempeña un papel crucial, en el sentido
las hipótesis neogramaticales— para pro- de que artículos de léxico son reducidos a
nuciarse como meet, como en el lenguaje afijos (como cuando el latín lenta mente,
normalizado actual (sistema III). De he- textual, se convierte en lentamente) y és-
cho, en el estado intermedio ambos siste- tos a alternancias morfofonémicas (como
mas (I y II, y quizás también el sistema en el alemán antiguo muís, plural muisi,
III) coexistieron, pero el sistema II era la da el inglés mouse, plural mice) (Hopper
variedad de prestigio. Más adelante cam- y Traugott, 1995). Otro importante prin-
biaron los valores de prestigio de los siste- cipio gramatical es el de la transparencia
mas II y III, lo cual no es estrictamente (Lightfoot, 1979), que en el caso de las
una prueba de cambio acertado, sino más lenguas anglosajonas, permite que la for-
bien una evaluación social de las variantes ma verbal got de / got rythm, original-
(Weinreich et al., 1968). mente elíptica por / have got rythm, se
En una importante y reciente aportación reanalice como verbo regular en el inglés
a la base social de los cambios que expe- llano dando lugar a la proposición nega-
rimenta la lengua, Thomason y Kauf- tiva I don't got (no) rythm. La semántica
man (1988) sostuvieron que lo que tradi- histórica tiene una rica tradición descrip-
cionalmente se ha tenido por aferencias tiva, con clasificaciones de varias clases
de otras lenguas debiera dividirse en dos de cambios de significado; y el auge re-
subconjuntos: (1) préstamo en sentido ciente de la investigación sobre la metá-
estricto (cuando los hablantes de la len- fora (Sweetser, 1990) es al respecto muy
gua X siguen usándola pero adoptando prometedor. BC
algunas características de la lengua Y ) ; y Otras lecturas Anttila, 1989; Bynon,
(2) variación de la lengua (cuando los 1977; Hock, 1986; Jeffers y Lehiste,
hablantes de la lengua X cambian a la 1979; Labov, 1972, 1994; Lehmann,
lengua Y, pero llevan consigo algunas 1967; H. Paul, 1888; Pedersen, 1931;
características de la lengua X). El resul- Ullmann, 1951, 1962.
386 LINGÜÍSTICA Y ANTROPOLOGÍA
la conclusión de que el lenguaje deter- cual carece de sentido. Esta teoría fun-
mina el pensamiento. Las estructuras cional del lenguaje dio origen a una pe-
gramaticales se consideraban no sólo co- queña pero activa escuela británica de
mo medios para describir el mundo, sino antropología lingüística cuyos principa-
también como patrones o plantillas del les exponentes fueron el lingüista I R .
propio pensamiento. Las opiniones de Firth y más tarde Edwin Ardener.
Whorf sobre el particular adquirieron
creciente intensidad con el tiempo, y 1950-1970: período de transición
aparecen particularmente acentuadas en A finales de las décadas de 1950 y 1960
sus publicaciones postumas. La formula- hubo lingüistas y antropólogos cultura-
ción de la hipótesis Sapir-Whorf no fue les lingüísticamente orientados que co-
emprendida ni por Sapir ni por Whorf, laboraron en el marco de una metodolo-
sino por uno de los discípulos del segun- gía de base lingüística llamada «semán-
do, Harry Hoijer. tica etnográfica», « N U E V A E T N O G R A F Í A »
Al margen de sus opiniones sobre el len- y, más comúnmente, « E T N O C I E N C I A » .
guaje y el pensamiento, Sapir y Whorf Fundamentando su labor sobre todo en
fueron representantes ejemplares de la las formulaciones de Sapir-Whorf, los
actividad dominante en la lingüística más entusiastas de estos investigadores
antropológica norteamericana entre sostenían que si un investigador etno-
1920 y 1960: los estudios descriptivos de gráfico podía comprender la lógica de la
las lenguas norteamericanas nativas, categorización usada por los pueblos en
centrados principalmente en su fonolo- estudio, también habría de ser posible
gía y morfología, pues los dedicados a las comprender los procesos cognitivos sub-
estructuras sintácticas y a la semántica yacentes a su comportamiento cultural
fueron abordados sólo de paso. (véase C L A S I F I C A C I Ó N ) . Las asunciones
Durante esta época, un interés paralelo cognitivas más extremas de la etnocien-
por la lingüística en la antropología sur- cia fueron puestas en entredicho, (Bur-
gió en Inglaterra de una fuente inespe- ling, 1964), pero la técnica de indagar en
rada: el célebre antropólogo social Bro- la lógica de la categorización se reveló
nislaw M A L I N O W S K I , cuyos trabajos en útil para comprender determinados as-
las islas Trobriand adquirían creciente pectos de la actividad cultural. La E T N O -
popularidad. En su estudio Coral gar- B O T Á N I C A , la E T N O Z O O L O G Í A , y el estudio
dens and their magic (1935), Malinowski comparado de la categorización de los
había incluido un extenso ensayo sobre
colores (Berlín y Kay, 1969) demostraron
el lenguaje como introducción al segun-
ser fecundas líneas de estudio.
do volumen de su obra. Abordaba en él
Un importante desarrollo colateral fruto
el problema de l a T R A D U C C I Ó N , tomando
del estudio lingüístico-estructural fue la
como muestra principal al efecto la tra-
elaboración de la llamada teoría de la
ducción de las fórmulas mágicas. Éstas,
marca de Joseph Greenberg (1966). Ba-
declaró, no podían ser traducidas por ca-
sándose en los estudios fonológicos de los
recer de contenido semántico reconoci-
lingüistas formales de la escuela de Pra-
ble. Sin embargo, satisfacen un objetivo
ga de la década de 1950, Greenberg de-
cultural en la sociedad trobriandesa y
mostró que algunas categorías de fenó-
cumplen, por tanto, una clara necesidad
menos lingüísticos están marcados frente
funcional. Para «traducir» semejante
material, el etnógrafo debe aportar una a otras que no. El miembro «no marca-
explicación contextual completa, sin la do» de una pareja es más general y com-
prende la referencia a una categoría
LINGÜÍSTICA Y ANTROPOLOGÍA 389
completa del fenómeno observado, así trabajo del estudio de las estructuras lin-
como una subcategoría específica de este güísticas formales y a dirigirlo hacia el
mismo fenómeno. El elemento «marca- uso del lenguaje en los contextos social y
do» hace referencia exclusivamente a cultural, centrando la investigación en
una subcategoría específica. Así, «vaca» FONOLOGÍA y morfología básicamente en
es elemento no marcado frente a «toro», la investigación de las interconexiones
que es marcado, porque el primer ele- históricas entre los grupos lingüísticos.
mento se refiere a la vez a la categoría Un desarrollo importante fue el crecien-
general del animal considerado y a la te interés por el estudio del lenguaje co-
hembra, mientras que el segundo se re- mo fenómeno «exclusivamente huma-
fiere sólo al miembro masculino de la es- no». Charles Hockett (1966) formuló
pecie. Greenberg demostró que estas dis- una serie de «variables modélicas» para
tinciones se hallan presentes en todos los delinear las características principales
sistemas gramaticales formales, al igual del lenguaje humano (véase COMUNICA-
que en otros campos semánticos, como el CIÓN"). La lista de Hockett fue amplia-
PARENTESCO. mente adoptada, no sólo por los antropó-
En 1957, Noam Chomsky publicó su re- logos sino también por los lingüistas for-
volucionaria obra Syntactic structures, a males y por los psicólogos. En la década
partir de la cual los antropólogos lingüís- de 1970 fue usada a modo de formulario
ticos empezaron a diverger de la lingüísti- de encuesta para verificar las capacida-
ca como disciplina académica en sus ob- des lingüísticas de los chimpancés que
jetivos y actividades. La orientación teó- eran adiestrados para comunicarse con
rica de Chomsky alejó la lingüística del los humanos por medio del Lenguaje
estudio meramente descriptivo de la fo- Americano de Signos y otras técnicas no
nología y la morfología y centró la labor verbales. La investigación de Hockett le
en la sintaxis como estructura formal llevó a investigar asimismo los orígenes
central del lenguaje. Aunque considera- comportamentales del lenguaje huma-
blemente modificada a partir de 1957, la no. Este trabajo prosiguió luego con un
GRAMÁTICA TRANSFORMACIONAL-GENERA- pequeño número de antropólogos bioló-
TIVA ha constituido el paradigma básico gicos, en particular Philip Lieberman
en el que se han movido los lingüistas (1984, 1991), y se suplemento con las
formales. Basando gran parte de su tra- aportaciones de los estudiosos de la psi-
bajo en la exploración del conocimiento cología animal centrados en la comuni-
intuitivo de las estructuras del lenguaje, cación de los chimpancés.
y a menudo trabajando sólo con la lengua
inglesa, los lingüistas formales abando- 1970-1985: la sociolingüística y la
naron en gran medida la práctica del tra- etnografía de la comunicación
bajo lingüístico de campo. A la postre, El período 1970-1990 fue testigo del de-
bajo la dirección de Chomsky, la lingüís- sarrollo de modelos más complejos y ela-
tica formal se consideró como una rama borados en lo que se refiere a la interac-
de la ciencia cognitiva. Las estructuras ción del lenguaje y la vida social. La SO-
sintácticas detectadas por los lingüistas CIOLINGÜÍSTICA, iniciada en la década de
se revelarían, en opinión de Chomsky, 1950, se convirtió en un importante
emanaciones directas de las estructuras campo de nuevas actividades para los
neurales del cerebro. lingüistas estructurales que a la postre
Durante la misma época, los lingüistas dio origen a la llamada «etnografía de la
antropológicos empezaron a alejar su comunicación» impulsada por Dell Hy-
390 LINGÜÍSTICA Y ANTROPOLOGÍA
mes y John Gumpers, dos de los más im- puede demostrarse poseedora de un mo-
portantes precursores en esta disciplina delo cultural único de uso de la lengua
(véase Hymes, 1974). que se explica atendiendo a su interrela-
La sociolingüística fue rebautizada «lin- ción con otras instituciones culturales.
güística socialmente realista» por Hy-
mes dado que trataba del lenguaje según 1985-presente: discurso y
se manifestaba en las estructuras de la comunicación expresiva
propia vida social. Gran parte de la so- No hubo de pasar mucho tiempo para
ciolingüística consiste en descubrir la que los antropólogos se dieran cuenta de
variación que en las formas lingüísticas que para estudiar la lengua en su con-
se observa en una comunidad dada, para texto cultural global era necesario aten-
establecer seguidamente su correlación der detalladamente a comportamientos
con las divisiones culturales y sociales en lingüísticos sumamente complejos. Estos
ésta o cómo responde a su dinámica. Es- fueron englobados bajo la rúbrica gene-
tas divisiones pueden basarse en el géne- ral de «DISCURSO». John Gumperz
ro, l a ETNIA, las diferencias de CLASE o (1982), uno de los adelantados en esta
cualquier otra división social patente en área de estudio, señaló que el examen
la comunidad. La variación puede cons- científico cuidadoso del discurso habría
tituir una propiedad del lenguaje de una sido imposible si no se hubiera contado
división social dada (por ejemplo, la jer- con la asistencia de recursos tecnológicos
ga masculina frente a la femenina, o los como grabadoras de audio y de vídeo.
diferentes vocabularios en uso en dife- Efectivamente, el estudio de los procesos
rentes generaciones). También puede discursivos requiere un laborioso esfuer-
producirse por procesos sociales que ri- zo de grabación, transcripción y análisis
gen las relaciones entre y dentro de di- de la interacción verbal que habrían sido
chas divisiones sociales. Factores como la imposibles en tiempos de Sapir.
Las estructuras del discurso se consideran
solidaridad grupal frente a los retos ex-
en extremo pautadas, con inicios, finales,
ternos, el deseo de prestigio y el conflic-
transiciones y estructuras episódicas (véa-
to interdivisional pueden manifestarse
se Goffman, 1981; Silverstein y Urban,
en el comportamiento lingüístico y dar
1996). No obstante, tienen carácter cola-
lugar a la variabilidad observada en el
borativo en lo tocante a la producción. Por
seno de la comunidad.
consiguiente, en un evento lingüístico es
La etnografía de la comunicación fue
imposible estudiar a los hablantes aislados
inicialmente considerada como una for-
de los oyentes; todos los presentes contri-
ma de la sociolingüística, pero no tardó
buyen al hecho lingüístico, incluso si no se
en adquirir vida propia. Denominada
manifiestan. Además, se observa que no
«lingüística socialmente constituida»
todos los interlocutores son iguales. Algu-
por Hymes, la etnografía de la comuni- nos gozan, convencionalmente, de más
cación trata del estudio etnográfico de la voz o función en el proceso de intercomu-
expresión oral llana y del lenguaje for- nicación. El discurso permite el ejercicio
mal en su marco social y cultural. De de comportamientos estratégicos, de mo-
manera que, como en Malinowski, el do que un individuo diligente puede apro-
lenguaje no se considera sólo como for- vechar un momento dado en la comunica-
ma, sino también como comportamiento ción para proponer una agenda. También
dinámico. Esta lingüística «funcional» el silencio estratégico puede ser tan efecti-
revela el papel del lenguaje en la vida vo aquí como la intervención verbal.
social. Con este objeto, cada sociedad
LINGÜÍSTICA Y ANTROPOLOGÍA 391
nicación por medio de ordenador en par- uso y función. Linton fue un destacado
ticular ha adoptado muchas formas. El teórico de la ACULTURACIÓN, miembro del
correo electrónico (e-mail), la « c h a r l a » equipo de autores del influyente « M e -
directa (chat) y el uso de «cuadros de no- morándum for the study of accultura-
ticias» son sólo algunas. La transmisión tion» (Redfield et al., 1936) auspiciado
electrónica por ordenador y satélite de por el Social Science Research Council
palabras e imágenes por todo el planeta estadounidense. Observó que los ele-
hace posible que personas que viven en mentos individuales se transmitían con
lugares muy remotos puedan comuni- más frecuencia que los complejos carac-
carse con regularidad. Ya son miles las terísticos porque se requerían menos
«comunidades comunicativas» electróni- modificaciones por parte de la cultura
camente constituidas, basadas en intere- receptora. Los pretatarios adoptan gene-
ses compartidos. Las reglas de comunica- ralmente elementos cuya utilidad apre-
ción por estos nuevos canales están sien- cian, sin reconocer los complejos caracte-
do actualmente formuladas por las rísticos en que están integrados. Las he-
comunidades de usuarios y proporciona- rramientas se valoran y adoptan con más
rán sin duda un fértil campo de investi- facilidad que los modelos de comporta-
gación en el futuro. WBe miento, que pueden requerir de un con-
Otras lecturas Lutz y Abu-Lughod, tacto prolongado para ser comprendidos
1990. y apreciados. La transferencia de ideas
abstractas es aún más restringida. Lin-
Linton, Ralph (1893-1953) Lin- ton (1940) distinguía entre la aceptación
ton nació en Filadelfia el 27 de febrero voluntaria de las innovaciones y la clase
de 1893. Se licenció en Letras en la Uni- de «cambio dirigido en la cultura» tan
versidad de Pennsylvania y Columbia, característico de las poblaciones indíge-
pero se doctoró en Harvard en 1925. Im- nas del Nuevo Mundo enfrentadas al go-
partió clases en la Universidad de Wis- bierno colonial de los europeos.
consin desde 1928 a 1937, en Columbia El otro eje de estudio de Linton fue la
(principalmente como catedrático) desde interacción de CULTURA Y PERSONALIDAD,
1937 a 1946, y en Yale desde 1946 hasta de resultas de su participación en los se-
su muerte. Su tesis versó sobre la cultura minarios de Abram Kardiner sobre an-
material de las islas Marquesas. En 1936 tropología y psicoanálisis celebrados en
publicó un trabajo titulado The study of el New York Psychoanalytic Institute
man, a medio camino entre el libro de entre 1935 y 1958. El seminario, con
texto y la teorización sobre la antropolo- Linton como codirector, se trasladó lue-
gía cultural. En él describió la CULTURA go a Columbia, en 1940, como curso re-
como un conjunto de elementos, rasgos, gular. Basándose en datos comparados,
complejos característicos y actividades, Kardiner (1939) acuñó la noción de
cada componente con cuatro cualidades: «personalidad modal», que Linton des-
forma, significado, uso y función. El es- cribió como sistema proyectivo, «esa con-
quema se reveló particularmente útil
figuración de la personalidad que es
para el análisis de la DIFUSIÓN de com-
compartida por la mayoría de los miem-
plejos de caracteres de una cultura a
bros de una sociedad como resultado de
otra. La forma era fácilmente identifica-
la experiencia temprana que todos tie-
ble, pero el significado de los rasgos po-
nen en común» (A. Linton y Wagley,
día cambiar en un nuevo contexto cultu-
1971, p. 54). Fiel a su metodología de los
ral, con modificación consiguiente de su
complejos característicos o de rasgos,
LONGHOUSES 593
E l p r o b l e m a antropológico d e l a m a g i a
es que los antropólogos e n c u e n t r a n prác-
ticas s i m i l a r e s e n u n a g r a n v a r i e d a d d e
c u l t u r a s , i n c l u i d a la propia, pese a lo
cual se r e v e l a n incapaces de creer que es-
tas acciones l o g r e n los fines propuestos.
Los complejos p r o b l e m a s e p i s t e m o l ó g i -
cos creados por la t e n d e n c i a del observa-
398 MAGIA
mentales. Dijo que sus acciones deben con TYLOR y MORGAN, es uno de los pa-
comprenderse como desarrollo fortuito dres fundadores) por lo que mejor le co-
de un enfoque intrepretativo en el que el nocemos.
saber del experto y la experiencia acu- Su principal interés se centró en explicar
mulada (a menudo emocional) llevan a cómo había emergido la civilización mo-
la racionalización. Este desarrollo intre- derna en determinadas sociedades «pro-
pretativo es característico de todos los es- gresivas». Su teoría de que la organiza-
pecialistas, no sólo magos, y confiere al ción política se había basado inicialmen-
sistema refuerzo y poder. te en la S A N G R E (parentesco) y más tarde
El estudio de la conjuración de m a g i a es había pasado al territorio, que es parte
un subcampo del más general de la ma- de esa famosa transición de las socieda-
gia. Está claro que conjurar la m a g i a (el des basadas en la posición a las basadas
intento deliberado de engañar a una au- en el contrato desarrollada en Ancient
diencia que se sabe engañada) no impli- law (1861), ha proporcionado un sólido
ca la misma clase de problemas intelec- fundamento a muchos trabajos de A N -
tuales que el estudio de la m a g i a como T R O P O L O G Í A P O L Í T I C A . Sus trabajos acer-
magia en la India, que no sólo explora la Maine demostró la complejidad del que
ilusión explícitamente con la teoría, sino llamó «haz de poderes» en la P R O P I E D A D
que usa el propio texto (en secciones y como éstos se han separado gradual-
bien delimitadas) para jugar con la capa- mente en la institución de la propiedad
cidad del lector de dejar su escepticismo privada individual. Destacó la importan-
en suspenso. TL cia del desarrollo de las nociones de pri-
Véase también A D I V I N A C I Ó N , B R U J E R Í A . mogenitura e indivisibilidad y del cru-
Otras lecturas Endicott, 1970; Horton cial recurso al testamento. Con el suple-
y Finnegan, 1973; Middleton, 1967; Sko- mento de los trabajos de F . W . Maitland,
rupski, 1976. su caracterización de la naturaleza de los
derechos de propiedad en el feudalismo
Maine, sir Henry James Sum- sigue siendo valiosa porque descubre
ner (1822-1888) Maine fue un dis- claramente el solapamiento de poder po-
tinguido jurista, académico y diplomáti- lítico y económico y los diferentes estra-
co de la Inglaterra victoriana. Detentó tos de tenencia de bienes en el período
las cátedras de derecho civil en Cam- feudal.
bridge y Oxford, y fue el vocal jurídico Su obra más célebre trata del desarrollo
del Consejo de la India durante siete de lo «individual» a partir de lo « g r u -
años a partir de 1862, y rector de Trinity pal» o movimiento en virtud de cual la
Hall, Cambridge, desde 1877. Pero es posición (familia) era reemplazada por
por su prolífica escritura y su influencia el contrato como base de la nación-esta-
en la antropología moderna (de la que, do moderna. Aunque muchos otros gran-
400 MAL
citada por sus escritos proviene del he- describió la B R U J E R Í A como su prototipo
cho de que terció en la transición al evo- de mal: algunos animales pueden consi-
lucionismo. Creía que la estabilidad era derarse brujos y ser a la vez admirados y
la norma y que la evolución de ciertas temidos, como el buho, cuyos hábitos
sociedades «progresivas» era la excep- nocturnos se asocian con la astucia y el
ción. Fue mucho más cauto en sus gene- desapego de lo terrenal, o como como
ralizaciones de lo que la mayoría de crí- una especie de gato salvaje que causa la
ticos apreciaron. Como escribiera Po- muerte de los hombres que lo contem-
llock acerca de él en el año de su muerte: plan pues se asocia con el lesbianismo y
« M a i n e no puede ser olvidado por los puede tener relaciones sexuales con las
eruditos modernos al igual que no podía mujeres para generar nuevos gatos. Una
persona que se ha recortado los dientes
ocurrirle a Montesquieu por la legisla-
superiores tiene características de bruje-
ción de Napoleón», pues «con un golpe
ría por dispensar la m a l a suerte, pero
maestro forjó un nuevo y perdurable
siendo torpe, no llega a dar muerte a las
vínculo entre la historia y la antropolo-
demás brujas.
g í a » (citado en Grant Duff, 1892, pp. 48,
76). AM La traducción del mal a través de con-
Véase también E V O L U C I Ó N , A N T R O P O L O - ceptos de brujería abarca así un espectro
GÍA LEGAL. de sentidos desde pánico extremo, muer-
Otras lecturas A. Diamond, 1991; Fea- te y destrucción hasta infortunios meno-
ver, 1969. res. Puede connotar la firme intención
de un actor de causar daño, o puede ori-
mal En principio puede definirse co- ginarse en un estado humano no inten-
mo S U F R I M I E N T O infligido por un huma- cionado o inhumano. Los causantes del
no a otro, en especial cuando el causante mal pueden ser abominables, pero tam-
goza con ello. Semejante malicia y des- bién pueden ser admirados por su astu-
tructividad entre prójimos puede l l a - cia e inspirar humor. La noción occiden-
marse mal moral. Hablamos también tal estricta del mal moral, perpetrado
del mal metafísico de pestes y plagas, de por una persona conocida que debe ser
pobreza y hambruna y de ignorancia y sometida a juicio y sufrir las consecuen-
enfermedad, explicándolo como daño cias de su acto intencionado queda aquí
causado por fuerzas no humanas y a ve- implícita. Pero puede parecer oscura
ces no vivientes. Una tercera clase de porque en muchas sociedades no occi-
mal es más descriptiva y se refiere a at- dentales las gentes pueden considerarse
MAL 401
cional) y mal metafísico (Obeyesekere, xico en 1940 y 1941. Murió en New Ha-
1968). ven en 1942.
Igual desconcierto causa la dualidad de El legado más perdurable de Malinows-
la omnipotencia y la benevolencia divi- ki es el establecimiento del T R A B A J O D E
nas. Algunos movimientos sufies islámi- C A M P O a largo plazo a través del compo-
cos argumentan que dado que Dios con- nente vernáculo de una sola comunidad,
trola todas las acciones y pensamientos, como método básico de recogida de datos
incluso el mal es obra suya. Una visión en antropología. Se trataba de una reac-
contraria, escéptica, cuestiona que Dios ción frente a los métodos de exploración
sea tan poderoso y solícito si permite la de W. H.R. R I V E R S y sus colegas, que tí-
existencia del mal en la Tierra. Si estas picamente consistían en breves visitas a
cuestiones son más típicas de las socieda- diferentes sociedades con miras a com-
des monoteístas, en el P O L I T E Í S M O se pararlas directamente, trabajando por lo
considera más bien que el mal es resul- común con ayuda de intérpretes. Aban-
tado del descuido de los A N T E P A S A D O S y donando las comparaciones diacrónicas
E S P Í R I T U S , del orden cósmico a causa de de Rivers en aras de un enfoque sincró-
transgresiones de las reglas sexuales u nico, Malinowski —inicialmente un an-
otras prohibiciones, o de fuerzas capri- tropólogo explorador— se vio empujado a
chosas que están más allá del control hu- desarrollar una forma de explicación ba-
mano. DP sada en la función, a la que sumó la
Otras lecturas Beidelman, 1981; Boyd, apreciación de motivaciones individua-
1975; G. Evans, 1982; Ling, 1962; Nietzs- les: su bien conocido empirismo. Ambos
che, 1917; Nugent, 1983; Taussig, 1980; aspectos se unen, pues el trabajo de cam-
M. Weber, 1958. po en una sola localidad no permite las
comparaciones entre culturas, como re-
Malinowski, Bronislaw (1884- quiere toda gran teoría evolutiva, inclui-
1942) Malinowski nació en Cracovia, dos el EVOLUCIONISMO y el DIFUSIONISMO
ción Magic, science and religion (1948). las personas y que puede ser transmitida
El temprano estudio The family among o heredada. La voz tiene su origen en la
the Australian Aborigines (1913) aplica Polinesia, pero se usa en las lenguas eu-
las teorías de Westermarck sobre la FA- ropeas desde mediados del siglo XIX para
MILIA en el material publicado sobre indicar conceptos similares presentes en
Australia, mientras que la colección A muchas sociedades. Los primeros evolu-
scientific theory of culture (1944), publi- cionistas culturales sostenían que el con-
cada postumamente, es más explícita- cepto de maná representaba la primera
mente teórica. Cabe mencionar además forma de creencia religiosa. MR
los diarios personales de Malinowski Véase también RELIGIÓN.
(1967) de los años en que él estuvo ha-
ciendo trabajos de campo y que fueron marxismo estructural Vínculo in-
publicados postumamente por su segun- telectual entre el ESTRUCTURALISMO fran-
da esposa sin la autorización del antro- cés y la teoría marxista, especialmente
pólogo. Sus diarios aportan una profunda importante entre las décadas de 1960 y
visión de su pensamiento en aquel perío- 1980. Mientras que la aproximación a la
do y a menudo sorprenden por la actitud antropología de una importante línea de
nada condescendiente hacia la gente con trabajo iniciada por Maurice Godelier se
la cual estaba viviendo, algo bien distin- desarrolló a partir de los planteamientos
to de los escritos que él publicó. y perspectivas de Claude LÉVI-STRAUSS,
La influencia de Malinowski se ha trans- otra igualmente nutrida se basó en el ela-
mitido no sólo a través de sus escritos sino borado estructuralismo marxista de Louis
también en sus famosos seminarios en el Althusser aplicando su repertorio concep-
LSE; muchos de quienes asistían a ellos tual al estudio de las sociedades precapi-
los comparaban con la función de un vi- talistas (Althusser y Balibar, 1970).
sionario carismático. Sobre sus tan discuti- Cruciales en esta vía fueron los concep-
das relaciones con las mujeres, por encima tos gemelos de «modo de producción» y
de sus conocidas aventuras amorosas, en el «formación social», y la idea derivada de
fondo posiblemente importe más que no articulación. En términos generales, un
tuviese aires de superioridad con ellas y problema central del análisis residía en
que las alentase para que prosiguieran sus especificar la relación existente entre el
propias carreras independientes, inclu- MODO DE PRODUCCIÓN y el resto del todo
yendo a Lucy Mair y Audrey RICHARDS. A social, aunque variaron tanto el plantea-
pesar de la vulgaridad que muchos han miento concreto del problema como los
encontrado en buena parte de lo que escri- conceptos subyacentes. Común a todos
bió, es sin duda alguna uno de los padres los enfoques era la opinión de que el mo-
fundadores de la moderna disciplina de la do de producción era un concepto abs-
antropología. RP tracto carente de existencia real y que
sólo podía considerarse intelectualmen-
Véase también EVOLUCIÓN.
te. La formación social, en cambio, aun
Otras lecturas R. Firth, 1957; A. Ku-
siendo también un concepto, tenía su
per, 1983, 1996; Paluch, 1981; Michael
origen en la sociedad particular (por
W. Young, 1979.
ejemplo, la formación social francesa, es-
pañola o inglesa). El modo de produc-
maná Es en algunas religiones una ción feudal o capitalista podía serles co-
fuerza sobrenatural impersonal que se mún a las tres, pero sus formas concretas
cree presente en el mundo y concentrada y sus manifestaciones eran diferentes en
en las divinidades, los objetos sagrados y
406 MARXISMO ESTRUCTURAL
resultados que ofrecieron fue su entendi- algunos hombres piensan y hacen, a di-
miento resueltamente estructural de las ferencia de otros, «menos viriles»; y (4)
conexiones, la autonomía y el proceso. lo que no son las M U J E R E S , es decir, que
Así, su concepción de las relaciones entre no piensan ni hacen en este sentido.
parentesco y producción en las socieda- Un componente central del estudio de
des basadas en el linaje jamás abandona- este concepto hoy implica un debate so-
ron el terreno antropológico social que bre las definiciones que recibe la mascu-
habían heredado, motivando que un linidad en diferentes países. Pese a los
grupo de antropólogos previamente afi- desacuerdos, un tema común hace refe-
nes se quejaran de haber sido atrapados rencia a la desigualdad, y si y cómo la
por la antropología F U N C I O N A L I S T A en desigualdad de G É N E R O puede caracteri-
vez de transformarla. zar las relaciones entre hombres y muje-
En lo que se refiere a la segunda línea de res y entre hombres diferentes en diver-
trabajo, dos fueron los problemas inme- sas situaciones históricas y culturales.
diatamente puestos de manifiesto. Por Por otra parte, a menudo vinculada con
una parte, muchos análisis se enfanga- esa desigualdad surgen las cuestiones
ron en controversias de nomenclatura en concomitantes sobre el P O D E R , el P A -
cuanto a la naturaleza de los modos de T R I A R C A D O y el C A M B I O C U L T U R A L .
entidad moral, como hiciera respecto de gos con quienes fundó el movimiento de
la categoría cognitiva de clase en su en- C U L T U R A Y P E R S O N A L I D A D que se propuso
gos han escrito abundantemente sobre la desplazarse de una aplicación a otra se-
segunda (J. Alexaner, 1987; Beals, 1975; gún los dictados de «racionalidad econó-
Bohannan y Dalton, 1962; S. Cook y Dis- mica» más que desplegados conforme a
kin, 1976; Dewey, 1962; C. Geertz, 1979; la costumbre o los intereses políticos.
Hodges, 1988; Tax, 1953), no han contri- Con las fuerzas de la oferta y la demanda
buido gran cosa a nuestro conocimiento actuando libremente y con la amplia-
analítico de las primeras, salvo por medio ción de mercados, el sector productivo
del contraste con ciertas instituciones en responde con una mayor D I V I S I Ó N D E L
las sociedades tradicionales. Cabe decir T R A B A J O y un aumento de la producción
fueron muy criticados por ello por la es- den ser preexistentes, como en los docu-
cuela antropológica boasiana. Críticos mentos históricos, o creados por el proce-
más recientes del evolucionismo, como so de investigación, por ejemplo, a través
Robert Nisbet, han mantenido estas crí- de entrevistas. En la investigación cuali-
ticas afirmando, igual que hicieran los tativa, la recogida de datos y los métodos
boasianos, que el método comparativo de análisis no están estandarizados sino
implica un salto inferencial demasiado que son singulares, a menudo con recur-
grande para resultar plausible. El uso so a una gran variedad de métodos que
del método comparativo ha sido propug- se aplica de modo iterativo y ajustados a
nado, no obstante, por Marvin H A R R I S las peculiaridades del problema investi-
(1979), Robert Carneiro (1970) y Elman gado. Entre los métodos informales se
Service (1960), entre otros. Harris seña- cuentan la O B S E R V A C I Ó N P A R T I C I P A N T E y
ló que el método es susceptible de cierto las entrevistas abiertas (H. Bernard,
abuso, pero que en principio es fiable. 1994). Las metodologías formales de re-
Además observó que ha sido asimismo cogida de datos incluyen la entrevista es-
usado por los biólogos evolutivos y astró- tructurada, como el análisis de protoco-
nomos para ordenar los datos de sus los (Ericsson y Simon, 1980) y las tareas
campos de estudio respectivos; ¿por qué, de categorización (Weller y Romney,
pues, debiera ser vetado en las ciencias 1990). Otros enfoques formales son:
sociales? Una conclusión realista podría
1. Análisis textual (Werner y Schoepfle,
ser que el método comparativo se justifi-
1987), incluido el de contenido (R. We-
ca en la medida en que las tipologías
ber, 1990), que es cuantitativo en el sen-
evolutivas construidas a partir de datos
tido de contar palabras, pero cualitativo
etnográficos hallan cabal corresponden-
por centrarse en un solo documento.
cia en las históricas, es decir, en aquellas
2. Gráficas conceptuales que adoptan
establecidas por los arqueólogos e histo-
dos formas principales según sean los
riadores. De hecho, así aparece en el me-
nodos mentales o físicos, e incluyen dia-
jor trabajo evolutivo contemporáneo.
gramas o un conjunto de objetos o pro-
Aunque los rápidos logros de la investi-
piedades vinculados por relaciones cau-
gación arqueológica en decenios recien-
sales postuladas de varios tipos. Las apli-
tes hacen menos necesario el método
caciones psicológicas comprenden redes
comparativo de lo que antaño fue, sigue
semánticas como los «modelos culturales»
siendo una importante herramienta me-
(D'Andrade, 1990; Holland y Quinn,
todológica y así continuará en uso. SS
1987), el «registro de actividad» (Wer-
Véase también E V O L U C I Ó N , E S T A D I O S E V O -
ner y Schopefle, 1987) y las C L A S I F I C A -
LUTIVOS, PARTICULARISMO HISTÓRICO.
C I O N E S de l a etnociencia popular (Weller
Otras lecturas A. Johnson y Earle, 1987
y Romney, 1990). La interpretación físi-
[un buen ejemplo de importante trabajo
ca de los nodos se da primariamente en
evolutivo reciente tributario en gran me-
el campo del análisis de redes sociales,
dida del método comparativo y que re-
cuyos nodos los constituyen bien actores
presenta una colaboración entre un an-
generalizados, bien grupos, organizacio-
tropólogo cultural y un arqueólogo].
nes y estados, o también sucesos con co-
participación de actores (Wasserman y
Faust, 1994).
métodos cualitativos Procedimien-
tos para el análisis de datos brutos con- 3. Modelos inferenciales basados en re-
sistentes en palabras o imágenes más glas o en árboles de decisión (C. Glad-
que en números. Estos datos brutos pue- win, 1989) y sistemas expertos de base
MÉTODOS CUALITATIVOS 423
informática (Benfer et al., 1993) o lógica, conocimiento del caso individual el que
como los métodos del álgebra booleana encierra valor intrínseco. Como M. Mi-
de Ragin (1987), en este caso combina- les y A. Huberman (1994) observaron,
dos con métodos de aleatorización infor- aunque hay métodos cualitativos de es-
mática para obtener valores de probabi- tudio cruzado (Ragin, 1987) y «análisis
lidad asociados con combinaciones lógi- comparados cualitativos» o «teoría fun-
cas de las variables observadas. damentada» (A. Strauss y Corbin, 1990),
Históricamente, los métodos cualitativos típicamente se limitan a un número re-
y cuantitativos se han considerado de ca- lativamente pequeño de casos y centran
rácter respectivamente «interpretativo» su interés en comprender la necesaria
y «analítico». La investigación cualitati- configuración de los factores causales.
va en la ciencia social empezó en forma Aunque es sabido que los números pue-
de narrativa de viajes de los explorado- den engañar, desde la revolución POSMO-
res que hacían uso de los métodos clási- DERNISTA de la década de 1980 se ha re-
cos de observación participante en antro- conocido que también las palabras y las
pología y de la entrevista informal de la imágenes pueden falsearse o interpretar-
sociología. El enfoque principal se cen- se mal (Manganaro, 1990; Sanjek, 1990a;
traba siempre en la recogida de datos, van Maanen, 1988). Procede, por tanto,
introducción en el campo de estudio, téc- el análisis de fiabilidad y la validación de
nicas de entrevista, métodos etnográfi- todo estudio, hecho que ha sido desaten-
cos y similares, mientras que la conside- dido en la investigación cualitativa. L o s
ración analítica solía tener a lo sumo ca- datos usados para construir una teoría
rácter secundario. En textos recientes se son con demasiada frecuencia los mismos
ha subrayado la necesidad de desarrollar que se usan para verificarla (A. Strauss,
métodos más explícitos y fiables para el 1987). Parece probable, no obstante, que
análisis de datos cualitativos. aumente el uso de métodos de aleatoriza-
La diferencia entre los enfoques forma- ción y muestreo para atender al proble-
les cualitativo y cuantitativo puede verse ma de los grados de libertad de las infe-
en sus diferentes «orientaciones» analí- rencias estadísticas clásicas surgidas de la
ticas. Aunque el objeto de la investiga- investigación cualitativa basada en pocos
ción cuantitativa es casi siempre (al me- casos y muchas variables.
nos implícitamente) el explicar casos, Los ordenadores han adquirido un papel
cabe decir que, analíticamente, la mayo- cada vez más relevante en el análisis
ría de los métodos cuantitativos al uso cualitativo. Además de la generalización
tienden a la acumulación casuística. El de logiciales de aleatorización y mues-
interés suele ponerse en aislar los temas treo, se prevé la pronta aparición de pro-
más importantes característicos del co- gramas para el análisis de datos visuales.
lectivo. Por ejemplo, los métodos estadís- El reconocimiento de modelos visuales
ticos convencionales determinan en qué es hoy un área privilegiada de la llama-
medida un cambio dado en una variable da inteligencia artificial (Hildreth y
independiente afecta al resultado o va- Ullman, 1989), y las técnicas pueden ser
riable dependiente. Los métodos cualita- rápidamente trasladadas a cualquier in-
tivos, por su parte, se interesan por las formación visual. Aunque el análisis de
relaciones estructurales entre factores datos iconográficos sigue revelándose
internos de los casos. No se interesan ne- muy subdesarrollado en las ciencias so-
cesariamente en la posibilidad de gene- ciales (véase, no obstante, Ball y Smith;
ralizar más allá del caso individual: es el Harper, 1989), se suceden los nuevos de-
424 MÉTODOS CUANTITATIVOS
sarrollos por parte de estadísticos imagi- didas en cualquier conjunto de datos (in-
nativos y científicos sociales (junto con cluidos observaciones, entradas de dia-
programadores informáticos) que em- rio, documentos históricos, cuestionarios
piezan a hacer numéricamente aborda- y fotografías) es necesario ponerlas en
bles campos que antes se consideraba in- formato numérico antes de proceder a su
cuantificables. Las primeras incursiones análisis. Cada tipo particular de medida
al respecto se efectuaron hace ya algunos se denomina «variable» y los individuos
decenios con el desarrollo de una varie- u objetos, «unidades» o «sujetos». Si sólo
dad de métodos llamados de escala mul- se toma una medida de cada unidad, los
tidimensional (EMD), análisis de corres- datos se denominan de «univarianza»; si
pondencia y optimización de escala. Por se toman dos o más medidas, se denomi-
ejemplo, algunos sociólogos han presen- nan de «multivarianza». En la mayoría
tado recientemente métodos lógicos o de las investigaciones empíricas suele
empíricos para contrastar narrativas, un medirse simultáneamente un determi-
área tradicionalmente muy alejada de la nado número de variables en cada uni-
ciencia cuantitativa (Abell, 1987; Ab- dad. Los valores numéricos asignados a
bott, 1992; Heise, 1991). La estrategia cualquier variable pueden responder a
básica de estos métodos formales de aná- una escala cualitativa (categórica, ordi-
lisis de narrativas es (1) determinar una nal) o cuantitativa (intervalo, ratio).
tipología de eventos en una narrativa; Los métodos cuantitativos formales han
(2) determinar cómo se estructuran se- venido siendo usados en antropología
cuencias dada de estos eventos (dar con desde hace más de un siglo. Harold Dri-
una gramática que describa modelos en ver (1953) describió el uso creciente de
historias individuales); y (3) desarrollar métodos estadísticos en antropología du-
un marco en el que quepa comparar es- rante la primera mitad del siglo XX, y
tructuras diferentes (determinar la ge- aplicaciones y desarrollos más recientes
neralidad o alcance de aplicación de es- se analizan en el Journal of Quantitative
tructuras particulares). Una vez identifi- Anthropology (véase en particular Read,
cados los tipos básicos de estructura de 1989 para la arqueología, K. Weiss, 1989,
las secuencias cabe inferir, a partir de ba- para antropología biológica, y Romney,
ses de datos independientes, las causas 1989, para antropología cultural y so-
que vinculan en ellas a pares de sucesos. cial). En su mayoría, los métodos cuanti-
Estos enfoques comparativos hacen posi- tativos de uso común en antropología
ble que las unidades de análisis sigan vías han sido tomados de otras disciplinas:
causales múltiples en circunstancias es- regresión múltiple y variantes de la eco-
pecíficas convirtiéndolos en casuística o nometría; análisis factorial y escala-
históricamente específicos (Abbott, 1988). miento multidimensional de la psicolo-
Así, cabe esperar que la frontera entre gía; análisis de categorías multivarianza
los métodos cualitativos y los cuantitati- de la sociología y la estadística, etc.
vos siga moviéndose. RA y M M D
Otras lecturas Denzin y Lincoln, 1994; 1. Métodos cuantitativos-estadísticos
C. Gladwin, 1989; Weller y Romney, introductorios
1988; Wolcott, 1994. Bernard (1988) ofreció una discusión no
técnica de numerosos temas que habi-
métodos cuantitativos Procedi- tualmente constituyen prerrequisitos
mientos aplicados al análisis de datos para la aplicación de cualquier método
numéricos. Aunque es posible tomar me- cuantitativo, incluidos el muestreo, los
MÉTODOS CUANTITATIVOS 425
niveles de medida de las variables, los tensiones importantes del modelo de re-
métodos de recogida de datos y la cons- gresión uniecuacional a la de estructura
trucción de escalas e índices. El libro in- multiecuacional. Los análisis de vías im-
cluye también análisis elementales de di- plican la descripción de un conjunto de
versos métodos estadísticos. David Tilo- ecuaciones de regresión en las que las
mas (1986) presenta una introducción variables dependientes de ecuaciones
elemental a los métodos estadísticos clá- previas pueden tratarse como indepen-
sicos, como la correlación y regresión de dientes en las siguientes. El hecho se co-
dos variables, pruebas t, análisis de va- rresponde con los efectos causales unidi-
rianza, y métodos no paramétricos como reccionales que cursan de unas variables
ji cuadrado, gamma y tau-b, con aplica- temporales previas a otras posteriores en
ción a un gran número de problemas an- un sistema teórico. Aunque sujetos a al-
tropológicos. gunas restricciones, estos modelos mul-
tiecuacionales recurrentes permiten es-
2. Regresión múltiple y extensiones timaciones fáciles ecuación por ecuación
El modelo de regresión múltiple es caba- usando los procedimientos de regresión
llo de batalla de la modelación estadísti- al uso. Los antropólogos se han servido
ca aplicada en las ciencias sociales con- de estos métodos para examinar proble-
mas como la DIVISIÓN DEL TRABAJO (J.
temporáneas. El modelo de regresión
Goody y Buckley, 1980) y la MODERNIZA-
trata de explicar en la mayor medida po-
CIÓN en el África rural (Hadden y De-
sible la varianza de una variable depen-
Walt, 1974).
diente continua t u s a n d o una combina-
ción lineal de k variables X independien- En algunos casos, los supuestos de que
tes, b X + b X + ... + b X . Las variables
1 1 1 2 k k todos los efectos causales son unidirec-
X son continuas o ficticias, o producto de cionales carecen de realismo, y en las
ambas (efectos de interacción). Las va- ecuaciones estructurales procede incluir
riables ficticias sólo toman valor 1 o 0 y los efectos recíprocos entre algunas va-
se usan para indicar la presencia (1) o riables. Cabe especificar entonces siste-
ausencia (0) de rasgos de interés. La mas no recurrentes que permitan la re-
magnitud y significación estadística de troaferencia recíproca entre al menos
los coeficientes de regresión individuales dos variables dependientes. Un ejemplo
(los b) encierran el mayor interés dado al respecto lo da el uso de datos transcul-
que un coeficiente de regresión estadís- turales para investigar la relación entre
ticamente significativo suele tomarse co- la especialización artesana y las prácticas
mo indicativo en apoyo de la teoría que agrícolas (Dow, 1985).
sugiere la variable correspondiente co- Subyace al modelo de regresión un im-
mo explicación parcial de la variación de portante supuesto: las observaciones de-
Y. Suele interesar asimismo el examinar ben ser estadísticamente independientes
la proporción de variación en Y explica- entre sí; de otro modo, las estimaciones
da por todas las variables X simultánea- de coeficiente de regresión serán impre-
cisas o sesgadas o ambas cosas (problema
mente, como en el caso del estadígrafo
2 de Galton). Si la forma de la interdepen-
R . Aunger (1994a) aporta un ejemplo
dencia entre unidades puede medirse,
reciente del uso de la regresión en antro-
cabe especificar y evaluar un modelo de
pología cultural para examinar la absti-
regresión para la autocorrelación de la
nencia de determinados alimentos.
red o global que suministre estimaciones
En los últimos decenios han encontrado
precisas y sin sesgo. Dow (1984) propor-
aplicación en antropología algunas ex-
426 MÉTODOS CUANTITATIVOS
miento de la producción fabril en las ciu- mayoría murieron por malos tratos y
dades generó una gran demanda de ma- consunción.
no de obra que atrajo a numerosos con- Después de la segunda guerra mundial
tingentes rurales. Estos emigrantes eran se renovó el interés de los antropólogos
mayoritariamente CAMPESINOS expulsa- por las migraciones, aunque ahora cen-
dos del campo por la introducción de trado en la corriente del campo a la ciu-
maquinaria agrícola. En algunos luga- dad dentro de un mismo país más que en
res, particularmente en la Gran Bretaña, los grandes desplazamientos internacio-
los campesinos se vieron desalojados nales. En particular, los antropólogos de
igualmente de sus tierras para acoger a campo activos en comunidades rurales y
las ovejas que habrían de suministrar la de corte «tradicional» en las décadas de
lana luego procesada en las grandes fá- 1950 y 1960 fueron testigos del gran ni-
bricas nacidas con la revolución indus- vel de migración de estas comunidades a
trial y al ganado vacuno que había de la ciudad y, al igual que sus sujetos de es-
surtir de carne a las crecientes poblacio- tudio, trasladaron su investigación a los
nes urbanas. nuevos escenarios urbanos, generando
Las grandes migraciones de la historia, así la ANTROPOLOGÍA URBANA (O. Lewis,
Ejemplos históricos de este fenómeno día, sino que tienden a ser producto de
son los judíos y los gitanos en Europa; los una evolución gradual a lo largo de los
chinos en todo el sureste asiático; los chi- años, desde dos generaciones a siglos, se-
nos y japoneses en Estados Unidos; los gún el contexto histórico específico.
indios, paquistaníes y libaneses en Áfri- Esta antipatía peligrosa empieza a gene-
ca; y los armenios en el imperio otoma- rarse contra los grupos mediados cuando
no. Por diversos que sean estos grupos, determinados segmentos de la población
todos comparten historias similares. indígena codician su posición o creen
La dinámica societaria que produce estas que no pueden competir con éxito contra
minorías mediadas se pone en marcha ellos. Los grupos medidos son vulnera-
cuando las élites de un país particular las bles porque su aislamiento político y so-
persuaden a establecerse con promesas cial es promovido por la clase dirigente,
de oportunidad económica y tolerancia, que rutinariamente se sirve de ellos co-
motivación que es suficiente para acep- mo amortiguador frente a las masas o
tar los riesgos que implica el asenta- como cabeza de turco en tiempos de cri-
miento en un escenario ajeno una vez sis. Otras instituciones, como la Iglesia,
ponderados contra las dificultades que los gremios, las uniones y los partidos
experimentan en su lugar de origen o co- políticos, encuentran esta población flo-
munidad diásporica. Factores que im- tante útil cabeza de turco, pues si así le
pulsan a tomar esta decisión son la gue- conviene al poder se emprende una ac-
rra, la ocupación militar, el hambre o la ción oficial para evacuarla, a menudo al
incapacidad de ganarse la vida. amparo de proclamas nacionalistas. Un
Los grupos mediados consideran a veces eslogan como «Fuera Judíos» antes, du-
temporal esa reubicación, pero con el rante y después de la segunda guerra
tiempo se convierten en minorías perpe- mundial en Alemania, Austria y Polonia
tuas en el país de acogida (Siu, 1952). Ja- ilustra este punto. «Uganda para los
más integrados en el seno de la pobla- ugandeses» y «Primero los africanos»
ción indígena, viven como nación dentro fueron reclamos blandidos contra los in-
de una nación, con su propia cultura y dios y paquistaníes durante el gobierno
organización social (Sway, 1975). Inicial- de Idi Amin en la década de 1970.
mente bien recibidos gracias a las habili- Característicamente, cuando la función
dades, bienes y servicios que ofrecen, inicial de la minoría mediada ha sido
con el tiempo pasan a ser considerados agotada sus componentes suelen desarro-
con antipatía por la masa y las élites por llar nuevos nichos de ubicación social en
igual. Un análisis cuidadoso revela una la economía huésped más que optar por el
progresión lineal de las dificultades que retorno a su lugar de origen y, así, persis-
afrontan o como dijo Georg Simmel ten más allá de lo contemplado en el mo-
(1950, p. 402) de las «posibilidades peli- mento en que, siendo necesarios, fueron
grosas», comprendidas las que derivan reclutados (Bonacich, 1973). Por ejemplo,
de una fiscalidad especial y excesiva, de a finales del siglo XIX, una vez terminado
leyes discriminatorias que limitan el su trabajo en el ferrocarril, los chinos de
éxito y la expansión del grupo, de la na- Estados Unidos se establecieron abriendo
cionalización de sus negocios, de la con- lavanderías y restaurantes. De manera si-
fiscación de propiedad y fortuna y la milar, los obreros japoneses importados a
emigración forzosa y, en algunos casos California para la recolección de cosechas
extremos, incluso del GENOCIDIO. Pero crearon luego negocios de maquinaria
estos problemas no surgen de la noche al agrícola, pesca y enlatado de productos en
MITO 433
los primeros decenios del siglo. Sin em- ferentes versiones acerca de un suceso. Y
bargo, es frecuente que el único contacto la mitología (mythologia) no era en prin-
real de estas minorías mediadas con la cipio sino la narración de dichas versio-
población indígena se produzca en el tra- nes; en su momento llegó a insinuar que
to de negocios. Y aunque puede que pros- las historias eran fantásticas o implausi-
peren económicamente como grupo, su bles, a menos que encerraran un signifi-
D I N E R O se considera «débil» porque rara- cado distorsionado u oculto; pero no fue
mente cuentan con amparo político al hasta el último período del latín que
que recurrir en tiempos conflictivos y su mythologia, como se entiende hoy, pasó a
ciudadanía es siempre precaria (Sway, ser la compilación, interpretación y estu-
1988). En última instancia, el grupo im- dio de esas historias, hoy ya no sólo de la
portado es eliminado de la escena econó- tradición clásica grecorromana, sino de
mica y es marca característica de este pro- culturas de todo el mundo.
ceso la piratería interna. Las historias más antiguas son la escritu-
La cuestión de si, hallado su nicho, estas ra y consistían en una versión oral que
minorías pueden establecerse como par- pasaba de boca en boca, generación tras
te integrante permanente en una socie- generación, a veces durante milenios,
dad mixta sigue siendo objeto de encen- cuidadosamente conservada como patri-
didos debates. Los antropólogos que han monio sagrado de identidad cultural con
tratado estos problemas de asimilación ayuda de diferentes artes mnemotécni-
subrayan la posibilidad de aceptación o cas: embellecimiento de situaciones ge-
acomodo (Zenner, 1988), mientras que néricas y frases hechas, reforzadas por
otros (véase D. Levinson, 1994) insisten cadencias musicales, ritmos, danzas y, en
en que es sólo cuestión de tiempo que el algunas culturas, recursos pictóricos o
modelo histórico de la exclusión se repi- emblemáticos. Lo que pretendía ser una
ta y que los afortunados grupos que lo- versión exacta se convertía inevitable-
grar eludir el paso final del genocidio mente, por ausencia de registro escrito,
tengan que reubicarse en una sociedad en una presentación en constante evolu-
distinta y empezar de nuevo. MSw ción para estar a la altura de los nuevos
Véase también G R U P O S É T N I C O S , NACIÓN. intereses de la audiencia, y para asimilar
Otras lecturas Oxfeld, 1993; Rao, 1987; eventos más recientes: de modo que la
Seagrave, 1995, Talai, 1989; Zenner, 1991 tradición oral puede incorporar elemen-
tos del lenguaje y sucesos históricos de
mito Término comúnmente usado pa- antigüedad distinta, y ofrece un registro
ra definir la narrativa puramente de fic- arqueológico del sentir de un pueblo
ción a menudo en torno a personas, ac- acerca de sus raíces y su identidad cultu-
ciones o sucesos sobrenaturales, aunque ral, su evolución religiosa, psicológica y
también encierra las ideas populares social. Estas narraciones han superado el
acerca del mundo natural y eventos his- paso del tiempo aligerándose de aspectos
tóricos en una cultura dada. De hecho, de interés marginal y reemplazándolos
implica que el grupo que narra el mito por un ajuste más acertado a las ansieda-
cree en él. Mito (mythos) es el término des más profundas y menos conscientes
griego antiguo por «rlato» o, más exacta- del oyente.
mente, lo que denominaríamos «histo- Estas historias en imperceptible evolu-
r i a » , que en rigor es también griego e ción fueron aceptadas como verdad fac-
inicialmente fue una mera recopilación, tual y tuvieron una gran influencia en el
exenta de valoración o crítica, de las di- modo de estructurar e interpretar el me-
434 MITO
dio empírico por cada cultura. Lo que a que aumentaba de valor a medida que los
los extraños podía parecerles implausi- griegos se diseminaban entre otros pue-
ble resultaba validado por hechos reales, blos políglotas para quedar a la postre in-
al menos en la medida en que el mito tegrados en un mundo controlado por el
ofrecía una manera de experimentarlos. creciente poder de Roma. Su dominio de
El proceso de transmisión oral, además, las artes significaba que muchas otras cul-
requería que los oyentes participaran en turas habrían de acoger en no poca medi-
la ocasión comunal del relato histórico da los mitos helénicos para incorporarse
ofrecido por el narrador, y lo expuesto al mundo de la cultura elitista.
formaba una entidad que venía a ser una Una vez perdida la confianza en su vali-
renovación tácita de la identidad cultu- dez factual, el mito ha pervivido como
ral, sin dar cabida a la crítica o al recha- producto de orgullo cultural. Se descu-
zo de detalles. bren nuevos significados en las viejas
La invención de la E S C R I T U R A , que ini- historias para justificar su perpetuación,
cialmente no era sino una herramienta significados que en algún sentido pervi-
burocrática de registro, permitió la ven gracias a los aspectos universales re-
transcripción de esas narrativas, tomadas sultantes de su modo de evolución desde
las tradiciones orales prealfabéticas. La
inicialmente de viva voz y, así, fijadas de
universalidad de los mitos hace que de
modo que se ponía fin al proceso evoluti-
alguna manera conserven su veracidad.
vo. Sin embargo, el texto cumplía más
Los contactos entre culturas han llevado
bien la función de recordatorio, ahora
a las comparaciones entre diferentes tra-
codificado y para representación públi-
diciones míticas. A veces, este contacto
ca, más que como algo que leer en con-
inicial se desarrolló como investigación
templación solitaria y silenciosa. En el
recíproca de los mitos respectivos en un
mundo occidental, el arte de leer se re-
intento de contrarrestar las opiniones di-
trasó varios siglos respecto de la escritu-
vergentes sobre la religión o la realidad.
ra como mero estímulo de la memoria
Como siempre, las versiones orales se fi-
en la tradición helénica. Durante este
jan cuando se registran por escrito; y las
período, que corresponde a la era clásica versiones elegidas delatan los prejuicios
griega, se crearon nuevas versiones de del compilador y los usos a que destinará
los mitos por autores que las destinaban su compilación. Del mismo modo, los su-
a ser representadas en público, bien co- cesos comunes entre culturas pueden ser
mo exégesis de las antiguas, bien con la usados para justificar diferentes explica-
incorporación de perspectivas contem- ciones teóricas: como modelos instintivos
poráneas que a veces llevaban consigo de pensamiento (o arquetipos), desarro-
las primeras indicaciones de duda acerca llo psicológico comunal o personal, o ele-
de la veracidad absoluta de la tradición. mentos estructurales del lenguaje o la so-
A medida que los autores y sus audien- ciedad. Dado que la mayor parte de esta
cias, que progresivamente se convertían interacción cultural se debió a la expan-
en lectores, empezaron a elegir o a yux- sión colonial europea y su concomitante
taponer versiones y juzgarlas, el mito se proselitismo misionero, el sesgo del mito
aleja de la realidad y muestra aspectos clásico es a menudo puesto de manifiesto
de falsedad. como base para ampliar nuestro conoci-
No obstante, los mitos no fueron rechaza- miento de los mitos de otros pueblos y
dos sin más, pues entrañaban la identidad para proyectar en ellos nuestra manera
cultural, y estaban reflejados en el arte de de ser y entender el mundo.
la era clásica y anterior, patrimonio éste
MODERNIZACIÓN 435
Varios otros términos se usan a veces en las otrora sociedades coloniales de Asia,
lugar de «mito», en particular en la era África, el Pacífico y el Caribe obtenían
moderna, para matizar a la baja su su- la independencia después de la segunda
puesta validez aunque manteniéndolo guerra mundial, la cuestión pertinente
dentro del legado de una identidad cul- era cómo se produciría en ellas, de ha-
tural que se amplía. Estos términos lo cerlo, este proceso de modernización, in-
categorizan según la temática: «saga» terrogante que se aplicaba también a
(tradiciones históricas, generalmente en Iberoamérica, que se consideraba «sub-
prosa y de origen nórdico), «leyenda» desarrollada».
(relato histórico, originalmente la vida Central en todas las ideas de moderniza-
de un santo), «cuento de hadas» (relato ción es el supuesto de que las naciones
sencillo y con fines educativos para ni- subdesarrolladas van a la zaga de las de-
ños, que incluye hadas, ogros, magos, sarrolladas, a cuya altura habrán de po-
brujas y similares, parecidos a los recogi- nerse un día siempre que el desarrollo
dos de las tradiciones orales por los her- pertinente implique industrialización y
manos Grimm), «fábulas» (relato en el sustitución de los conceptos «tradiciona-
que por lo general los animales actúan les» de SOCIEDAD, ORGANIZACIÓN, VISIÓN
como personas) y «FOLCLORE» (creencias DEL MUNDO, CULTURA Y PERSONALIDAD
y costumbres que persisten irreflexiva- por sus equivalentes modernos. Todas las
mente en un pueblo como tradiciones ciencias sociales intervinieron en el estu-
orales). Dejando aparte el ámbito par- dio de la modernización, dado el solapa-
ticular abordado por el mito y su notorio miento de muchos de sus aspectos en pla-
alejamiento de la credibilidad, estos tér- nos como la educación, la organización
minos no difieren del más generalizado familiar, los medios de comunicación, la
de «mito». CR religión, la personalidad, el crecimiento
poblacional, etc. Los economistas defi-
Véase también CULTURAS ORALES, POESÍA,
nían el desarrollo mayoritariamente en
ESTRUCTURALISMO.
términos de aumento de la producción
Otras lecturas Joseph Campbell, 1949;
per cápita y creación de excedentes que
Freud, 1915; Jung etal, 1964; Kirk, 1970;
cabía invertir en tecnología moderna pa-
Leach, 1967; Lévi-Strauss, 1963a; Ruck
ra romper el estatismo de la baja produc-
etal, 1994; S. Thompson, 1932-1936.
tividad característica de las economías
tradicionales. También suponían que era
modernización Proceso de desarro-
necesario el aumento del consumo para
llo económico, social y cultural que se es-
que este proceso impulsara la producción
pera que lleve a un nivel de organización
y generara autosuficiencia. Los sociólo-
y producción, y también a sistemas de
gos examinaban el impacto de la educa-
creencias, similares a los ya alcanzados
ción formal y de los medios de comuni-
en las SOCIEDADES INDUSTRIALES, básica-
cación en la sociedad tradicional, y los
mente occidentales. En consonancia con
politólogos atendían a la formación de
la noción general de progreso en Occi-
burocracias e instituciones de las moder-
dente en el sentido de que el conoci-
nas naciones-estado y a la influencia mo-
miento y la racionalidad de los humanos
dernizadora de la racionalidad y la bur-
triunfan crecientemente sobre la igno-
guesía nacional. Entre los sociólogos,
rancia y la adversidad para mejorar las
Talcott Parsons (1964) vio la moderniza-
condiciones de vida, por lo común se so-
ción como cumplimiento de «universales
breentendía que la modernización era
evolutivos», como la separación entre ro-
inevitable y global. Pero a medida que
436 MODERNIZACIÓN
median en las relaciones entre los hu- parten, obtienen o consumen los produc-
manos y la Naturaleza en la producción, tos del trabajo. Éste es, pues, un proceso
y relaciones de producción, que cabe des- activo y consciente que posibilita la trans-
cribir como relación entre la propiedad y formación del trabajador y del objeto de
la distribución por la cual es movilizado su actividad. Incluso cuando el trabajo tie-
el trabajo y obtenido su producto. Es un ne por objeto la subsistencia o la repro-
concepto central en el análisis marxista ducción de condiciones previamente exis-
y ha sido utilizado también en numero- tentes, el proceso del trabajo es a la vez
sos estudios antropológicos (Godelier, constructivo y destructivo: los objetos so-
1977; Terray, 1972; E. Wolf, 1982). metidos a él se transforman en otros. Así,
En general, Marx entendió que las fuer- las personas trabajan en condiciones par-
zas y relaciones de producción constitu- ticulares y con objetos particulares, pero
yen la estructura económica de la socie- su trabajo modifica necesariamente unas
dad, y estableció entre ellas una relación y otros y su relación con los humanos.
dinámica basada generalmente en su
WR
complementariedad y correspondencia.
Véase también ANTROPOLOGÍA MARXISTA,
Es decir, que las relaciones de producción
MARXISMO ESTRUCTURAL.
pueden verse en correspondencia con, o
como propias de, un conjunto particular
monogamia Regla social que res-
del desarrollo de las fuerzas productivas
tringe a los individuos a un solo cónyuge
al servicio de la producción por una épo-
en un momento dado. MR
ca dada. Pero también surgen fuerzas y
Véase también D I V O R C I O , M A T R I M O N I O ,
relaciones al hilo de una dinámica dife-
POLIANDRIA, POLIGINIA.
rencial que puede ponerlas en contradic-
ción, de tal modo que se rompen la com-
plementariedad y la correspondencia,
monoteísmo Algunas religiones de-
claran la existencia de un solo Dios y
creando una situación de crisis económi-
ca y social (Marx y Engels, 1947). que otros seres espirituales no son sino
Para entender el uso que hace Marx de es- producto de la imaginación humana o
tas tesis hay que reconocer primero la im- que, de existir, se trata de entidades dei-
portancia que concedió al trabajo como formes caídas. Las tres religiones llama-
actividad humana distintiva y como con- das semíticas, judaismo, cristianismo e
islam, son monoteístas. Sin embargo, la
438 MORFEMAS
creencia en Satán, ser poseedor sólo de esta versión arguyendo que la presencia de
atributos negativos dañinos para los grandes dioses era evidente en muchos
mortales, puede conferir a la religión pueblos tecnológicamente atrasados y que
una teodicea dualista, según la cual a la este «monoteísmo primitivo» desarrolló
omnipotencia y benevolencia de Dios se más adelante rasgos politeístas.
oponen los poderes satánicos del mal. La distinción entre monoteísmo y poli-
El judaismo preprofético fue el que más teísmo muestra especialmente sus limita-
se aproximó a una posición monista re- ciones de definición al considerar el hin-
duciendo el significado del mal a una duismo y el budismo. A veces es mejor
fuerza opuesta a Dios. El cristianismo usar la definición «divinidad inmanen-
rechazó esta idea y desarrolló una teodi- te». El hinduismo se basa en una jerar-
cea semidualista intermedia según la quía divina de un Dios inmanente y va-
cual, una vez establecidas la unidad y rios dioses regionales y locales. El budis-
bondad de Dios, se asignan a Satán nu- mo sigue el ejemplo de Buda, un mortal
merosas oportunidades de ejercer el mal iluminado, de modo que técnicamente
(Jeffrey Russell, 1977). El islam funda- carece del concepto de gran dios (South-
mentalista propugna negar la creencia wold, 1978). Comparte con el hinduismo
en Satán y su poder y manifestaciones, un concepto inmanente y no dualista de
mientras que numerosas formas locales la divinidad, donde es central la doctrina
del islam acomodan creencias preislámi- del karma (B. Morris, 1987, p. 77).
cas en una gran variedad de demonios o Cuando se aplica el término «monoteís-
espíritus dañinos, aceptando así un dua- mo» es probable encontrar, junto con un
lismo moderado. Algunos movimientos gran dios, o como parte de la divinidad
islámicos sufíes declaran que dado que inmanente, un cierto número de deida-
Dios es reponsable de todas las cosas, se des menores o asociadas que confieren
infiere que incluso los agentes del MAL, dudoso valor al término para el estudio
sean Satán o demonios, han sido expre- antropológico a nivel local. DP
samente creados por Dios y forman,
Véase también RELIGIÓN.
pues, parte de Él (Bousfield, 1985).
Otras lecturas Gilsenan, 1973; Mac-
Las expresiones más rotundas de las teodi-
Gaffey, 1983; Obeyesekere, 1981; Po-
ceas dualistas en el monoteísmo formal
cock, 1973; Southwold, 1983.
son las que componen la variedad mani-
quea y zoroastriana que afirma que el
bien y el mal, expresados como Dios y Sa-
morfemas Unidades básicas para la
formación de palabras, como prefijos, ra-
tán, coexisten como dos principios cósmi-
dicales y sufijos. Se definen por la regu-
cos eternos cuya pugna no está preordena-
laridad de sonido y significado en las pa-
da (M. Weber, 1963). Los cristianos c a t a -
labras. Irregularidades parciales, como
ros del suroeste de Francia proporcionan
en i[n]formal/ilícito obedecen a las le-
un ejemplo familiar de una religión que
yes de la FONOLOGÍA, que adaptan la es-
es monoteísta en el sentido de adorar a un
tructura del sonido al contexto. Las va-
solo Dios, pero acepta que la bondad que
riantes contextúales de un morfema sub-
emana de Él está constantemente amena-
yacente único reciben el nombre de
zada por las fuerzas satánicas del mal.
«alomorfemas». LB
Los estudiosos evolucionistas de la religión
suponían que el monoteísmo se desarrolló Otras lecturas A. Spencer, 1991.
después y a partir del POLITEÍSMO (muchos
dioses y espíritus). Schmidt (1912) rechazó Morgan, Lewis Henry (1818-
1881) L.H. Morgan fue una figura
MORGAN, LEWIS HENRY 439
jos de campo que le llevaron al Oeste en atención por Karl Marx, cuyas notas
los años 1859-1862, reunió una abun- (Marx, 1972) revelan que se interesó pro-
dante información que le permitió com- fundamente por los aspectos más técni-
poner una tabla de términos de paren- cos del trabajo de Morgan sobre el paren-
tesco para más de doscientas posiciones tesco; después de la muerte de Marx fue
genealógicas en ochenta grupos indios. Friedrich Engels quien hizo pública la
Luego extendió la comparación a otras opinión de Marx sobre el evolucionismo
partes del mundo enviando cuestionarios social de Morgan (Engels, 1902), que
a misioneros, estudiosos y cónsules nor- tanto atrajo a Marx porque encerraba la
teamericanos en distintos lugares. En el promesa de una historia científica y pa-
libro mostraba que el modelo de paren- recía probar que las normas burguesas de
tesco «clasificatorio» no sólo era común propiedad y familia habían sido precedi-
entre los indios norteamericanos, sino das por el «comunismo en el vivir», cuyo
que estaba vigente entre los tamiles y ejemplo más expresivo se encontraba en
otros grupos de la India y, en general, de la «casa larga» iroquesa. Y la prueba la
Asia y Oceanía, y que era diferente del había aportado alguien que no era socia-
modelo «descriptivo» de Europa y lista, sino presbiteriano y republicano, y
Oriente Medio, demostrando así la uni- al que no movían, por tanto, intereses
dad y el origen asiático de los indios. partidistas. Fue así como Morgan adqui-
Aunque la prueba aportada por Morgan rió gran predicamento en la antropología
ya no se considera válida, es verdad que de los países con regímenes marxistas.
identificó los principales tipos del siste- En la antropología de Occidente, el evo-
ma de parentesco y que desarrolló méto- lucionismo social perdió influencia entre
dos para describir y analizarlos que aún las generaciones sucesivas, en especial
hoy conservan pleno vigor y utilidad. en Estados Unidos, donde Franz BOAS re-
En su tercer libro, Ancient society, Mor- condujo la antropología hacia terrenos
gan resumió los resultados de sus inves- difusionistas y funcionalistas. La obra
tigaciones e ideas antropológicas en un Ancient society de Morgan interesa hoy
marco temporal y espacial mayor. Es una sobre todo como ejemplo del pensamien-
obra de EVOLUCIONISMO social de corte to de su tiempo. Por otra parte, su etno-
Victoriano que describe detalladamente grafía iroquesa no ha sido superada. Y su
la progresión de la familia humana des- libro más técnico y difícil, Systems of
de el estado salvaje, a través de la barba- consanguinity, ha sido reconocido como
rie, y hasta la civilización, en lo que se su obra maestra, con enorme influencia
refiere a la tecnología, la organización en la antropología, en especial en el tra-
política, el parentesco y las nociones so- bajo de figuras tan destacadas en este
bre la propiedad. Como otras obras com- campo como W.H.R. RlVERS, A.R. R A D -
parables de sus contemporáneos británi- CLIFFE-BROWN y Claude LÉVI-STRAUSS
cos, es la historia del progreso a escala (véase Fortes, 1969; Trautmann, 1987;
general; como clase, estas obras son res- Godelier, 1995). TT
puestas al espectacular traslado de la
historia humana a los tiempos más re- Otras lecturas Resek, 1960; Tooker,
motos a raíz del descubrimiento en Brix- 1983, 1992; Trautmann, 1984; Traut-
ham Cave y otros lugares de restos hu- mann y Kabelac, 1994; Leslie White,
manos junto a huesos de animales ya ex- 1959b.
tinguidos (Trautmann, 1992).
La obra de Morgan fue leída con gran movimientos de revitalización
Véase MOVIMIENTOS MILENARISTAS.
MOVIMIENTOS MILENARISTAS 441
fin inminente de una era o forma de vi- plicados como reflejo de las consecuen-
da y la llegada e inicio de otra. Muchos cias psicológicas de la privación social y
movimientos religiosos tienen su origen económica y el intento de superarlas. La
o reavivación en tales milenarismos. Por danza de los espíritus ofrece un impor-
ejemplo, la historia del cristianismo en tante ejemplo de movimiento político-
Europa, y de hecho gran parte de la his- religioso de resistencia que extrajo gran
toria política europea, pueden conside- parte de su fuerza de las transformacio-
rarse expresión de una sucesión de olas nes contempladas en las ideas cosmológi-
milenaristas y su reacción pertinente. cas y religiosas de la cultura de los pieles
Norman Cohn (1970) describió los nu- rojas. Dinámicas similares se identifican
merosos movimientos religiosos milena- en Melanesia y el Pacífico, aunque la tra-
ristas a lo largo de la Edad Media, que dición estructural-funcionalista antropo-
culminaron en la Reforma protestante. lógica británica las reduce a teorías psi-
Muchos habían sido anunciados por Joa- cológicas y vinculadas con estados de pri-
chim de Fiore, quien pronosticó el inicio vación. Un significado de los cultos de
de una nueva era cuando fueran aboli- cargo melanesios —así llamados porque
das las desigualdades sociales y los po- profetizan la entrada masiva de caudales
bres heredaran las riquezas de la Tierra. de ultramar— es su carácter periférico,
La influencia de De Fiore fue notable, pues muchos movimientos milenaristas
evidente en el puritanismo inglés y en parecen predominar entre los grupos so-
el nuevo ejército de Oliver Cromwell. cial y económicamente marginales. Los
Crohn señaló que muchas ideologías y cultos de cargo melanesios representan
movimientos políticos seculares en Eu- movimientos político-religiosos de gran
ropa siguen mostrando rasgos de mile- importancia, persistentes y recurrentes,
narismo religioso y que no son pocos los implicados en transformaciones sociales
de corte anarquista y marxista. Algunas y económicas contemporáneas en la re-
formas contemporáneas de NACIONALIS- gión donde se producen. Hay pruebas de
MO, en especial las nacidas por resisten- su actividad al inicio mismo de la pene-
cia a las condiciones de expansión y do- tración europea. Parecen pasar por varias
minio imperial y colonial, presentan as- fases, desde la aceptación a la resistencia.
pectos milenaristas. A primera vista, el movimiento Vailala
en el delta del Prurari en Nueva Guinea
Los fundamentos sociales y políticos del durante la década de 1920 representó pa-
milenarismo religioso se asocian con mo- ra los administradores coloniales un re-
dos de alienación, privación social y eco- chazo alarmantemente destructivo de la
nómica u opresión política. Han sido am- cultura indígena. Un examen más re-
pliamente descritos a escala global y con ciente parece haber puesto de manifiesto
referencia a los países colonizados en el procesos de reorganización social y políti-
estudio ya clásico de Lanternari (1963). ca y poderosas indicaciones de resistencia
Entre los movimientos milenaristas me- al gobierno colonial (F. Williams, 1976;
jor documentados se encuentran los lla- Worsley, 1968). La forma y proceder de
mados CULTOS CARGO de Melanesia e islas los movimientos de cargo obedecen a la
del Pacífico, y la danza de los espíritus y base cosmológica particular de la noción
cultos del peyote entre los indios norte- de intercambio en muchas sociedades
americanos (La Barre, 1970). Estos últi- melanesias (véase Burridge, 1960, 1969).
442 MOVIMIENTOS NATIVISTAS
doliente por la pérdida sufrida. Citó ca- Significado de los rituales de muerte
sos de horrorosa automutilación entre En vez de una explicación universalista,
aborígenes australianos practicada en el la diversidad de ritos de muerte requiere
frenesí del sufrimiento. Pero al punto le la exploración de casos particulares a fin
dio limpiamente la vuelta al significado de descubrir cómo cada uno de ellos se
del hecho demostrando que las heridas relaciona con un contexto social y cultu-
infligidas eran prescritas a personas con ral extensivo. El valor del ritual para el
relaciones específicas con el finado. In- antropólogo reside en que a menudo pone
cluso con emociones negativas tales, las de manifiesto premisas culturales implí-
normas del grupo eran observadas. citas. El impacto universal de la muerte
En lo que se refiere a la emoción, Durk- es tal que los rituales mortuorios expre-
heim invirtió el postulado convencional; san con frecuencia el significado último
son los ritos los que crean la emoción del vivir y del morir según los experi-
apropiada. Con todo, no tenemos por qué mentan diversas culturas.
suponer la existencia de una relación en Dos figuras se asocian sobre todo con el
absoluto positiva. Todo lo prescrito es análisis de los rituales de muerte. Como
comportamentalmente apropiado; no Durkheim, Arnold van G E N N E P los trató
podemos conocer qué emociones experi- en último lugar en un ensayo ya clásico
menta realmente la gente. Además, el (1960). Considerados como R I T O S D E P A -
proceso de condolencia, personal e idio- SO presentan un problema especial por-
que el sujeto pasa a un estado desconoci-
sincrásico, no guarda necesariamente re-
do. Van Gennep empezó por señalar que,
lación alguna con los rituales funerarios.
sorprendentemente, los ritos de separa-
ción son pocos y simples, mientras que la
Variedad de los rituales de muerte
transición adquiere «cierta autonomía».
Lo que a la postre echa por tierra toda
El modelo de rito de paso opera óptima-
explicación reduccionista es la mera va-
mente, de hecho, para con los dolientes,
riedad de los rituales de muerte. El re-
no para con el finado. Son éstos los que
gistro etnográfico muestra que pueden
deben reparar el tejido social y prose-
ser súbitos (algunos pueblos recolectores
guir. En su estudio de los funerales de los
se limitan a abandonar el lugar) o exten-
LoDagas del África occidental, Jack Goo-
derse a lo largo de años y resultar muy
dy (1962) describió cómo los diferentes
costosos. Pueden traducirse en ágapes
roles de la persona fallecida eran cuida-
pantagruélicos o en ayuno, en sobriedad
dosamente redistribuidos, incluso los tan
o en orgiástica ebriedad. El cadáver pue-
informales como «amigo» y «amante».
de ser eliminado por incineración o por
En muchos lugares figuran prominente-
inhumación, conservado en la casa por
mente en las actividades del funeral las
ahumación o adobamiento; puede con-
cuestiones de herencia.
signarse a un cubículo especial o ser ex-
Contrariamente al ensayo extensivo de
puesto como carroña; puede ser comido
Van Gennep, Robert H E R T Z (1960a) se
crudo, cocido o podrido, si no desmem-
centró exclusivamente en los ritos de
brado y tratado seguidamente con cual-
muerte, en concreto en un solo tipo: el
quiera de estos procedimientos. ¿Cómo
que implicaba un tratamiento secunda-
es posible que una reacción emocional
rio del cadáver. Estos ritos se encuentran
humana supuestamente uniforme frente
por doquier, pero los casos más célebres
a la muerte explique semejante diversi-
provienen de Borneo, donde se recupe-
dad?
ran los cadáveres de la tumba al cabo de
MUJERES, ROLES FEMENINOS 445
un año o más después de su muerte para funerales reales se celebran en una esca-
celebrar una «gran fiesta» antes de su la muy superior a la de las coronaciones.
inhumación definitiva. Hertz interpretó Sin embargo, estos ritos no son sólo he-
los significados de estos ritos en térmi- rramientas de control en manos del sta-
nos de interrelación entre tres dramatis tus quo, sino que con frecuencia constitu-
personae: las almas de los muertos, los yen la palestra donde se compite y pue-
supervivientes y el cadáver. Dos de estas den, pues, poner fin a las aspiraciones de
interrelaciones atienden a características otros candidatos. Como siempre, el rol
sociológicas básicas —la extinción de la del ritual es dinámico. PM
persona social y la expresión del orden
social— y aquí el argumento de Hertz si- mujeres, roles femeninos Como
gue un curso paralelo al de Van Gennep. grupo social, las mujeres se definen ge-
Es el tercer aspecto de la teoría de Hertz neralmente en oposición a los hombres,
el más original. Demostró que el alma oposición fundamentada en última ins-
del finado y el cuerpo que ésta abandona tancia en las diferencias sexuales entre
guardan entre sí una relación metafórica géneros. La definición puede parecer ob-
que es clave para comprender el formato via, pero los conceptos analíticos de «mu-
dual de los ritos. Al tiempo que el cuerpo jer» y «mujeres» se ven complicados por
se corrompe, el alma pasa a un estado nociones transculturales e históricas de
desolador, rechazada a la vez por vivos y sexo, género y sexualidad (véase ANTRO-
muertos. Cuando no quedan sino los POLOGÍA FEMINISTA), así como de edad,
huesos desnudos y secos, duros e impere- raza y etnia. Así, cuando los antropólogos
cederos, el muerto está listo para reunir- hace referencia a las «mujeres» más bien
se con sus antepasados, y es ello precisa- se refieren al «sistema de sexo/género»
mente el motivo de la «gran fiesta». En de una sociedad, neologismo que se defi-
los detalles de los ritos, la metáfora se ne como traducción cultural de la dife-
elabora para proporcionar una visión del rencia de sexos en reglas preceptivas y
alma en esta vida y en la del más allá, y explicaciones adscriptivas en relación
no sólo en tránsito entre las dos (Metcalf con los roles genéricos y el deseo sexual
y Huntington, 1991). (G.Rubin, 1975, p. 159).
En una definición tan laxa, «mujeres» es
tanto un hecho sociológico como una útil
Significación política de los rituales
herramienta analítica que permite a los
de muerte
investigadores centrarse, por ejemplo, en
Un aspecto de los rituales de muerte que
los roles sociales de las mujeres en una so-
ha recibido considerable atención es su
ciedad dada o en cómo se las entiende cul-
poder de unir a las personas y, así, de le-
turalmente, y así contrastar los roles y va-
gitimar a sus líderes. A.M. Hocart (1954)
lores sociales respectivos de hombres y
llegó incluso a sugerir que «los primeros
mujeres o la evolución y posicionamiento
reyes deben de haber sido reyes muer-
de unos y otras a lo largo de su vida. Mu-
tos», es decir, hérores fundadores que se
chos de los primeros trabajos antropológi-
convirtieron en el centro de un culto na-
cos comparaban la vida de la mujer en di-
cional. Los restos de los reyes del pasado
ferentes formaciones sociales y el valor so-
constituyen a menudo una fuente de ca-
cial que se les atribuía en las SOCIEDADES
risma que el sucesor presente trata de
DE BANDAS y en las SOCIEDADES COMPLEJAS.
asumir, y el control de los ritos de muer-
Por útil que sea el concepto, muchos teó-
te por el predecesor es un medio para este
ricos recientes han señalado algunos de
fin. En Tailandia y Bali, por ejemplo, los
446 MUJERES, ROLES FEMENINOS
los problemas inherentes al supuesto les y sexuales, las mujeres que no los
carácter unitario de la categoría «muje- cumplen son a menudo culturalmente
res» si no se examinan a fondo las for- excluidas de la categoría propia de la
mas sociales, culturales e históricas con «mujer cabal». Donde la sociedad define
que ha sido definida y cómo otras iden- la sexualidad femenina como hetero-
tidades sociales como la edad, la sexua- sexual y pasiva, todo papel activo que
lidad y la etnia alteran de manera im- desempeñe una mujer en un encuentro,
portante la composición de esta categoría o si éste es de carácter sexual y con otra
social. Qué es una mujer, qué significa mujer, puede generar dudas acerca de su
serlo y cuándo deviene mujer una per- femineidad esencial, ya a sus propios
sona se definen y especifican de modo ojos, ya a los de la sociedad (Nestle,
muy variable en las diferentes culturas, 1992).
y aun en el seno de una dada cambia a Interesante a este respecto es la situa-
lo largo de la vida y de las prácticas se- ción de los BERDACHE entre algunos
xuales de la persona de sexo femenino. grupos nativos norteamericanos (Ros-
Entre los beduinos de Oriente Próximo, coe, 1991). Si un muchacho o una mu-
por ejemplo, son la edad y la sexualidad chacha muestra tendencia a la sociali-
las que informan críticamente el signi- zación o a participar en actividades
ficado y composición de la categoría so- económicas del sexo opuesto, su grupo
cial «mujeres» por encima del ciclo de de parentesco organiza un sencillo ri-
vida del individuo. Aunque comparten tual para determinar si tienen o no es-
un sexo común con las demás mujeres píritu berdache. En algunos grupos na-
beduinas, sexo localmente opuesto al tivos norteamericanos el ritual consiste
masculino, las niñas prepúberes se con- simplemente en persuadir al, digamos
sideran de clase social diferente a la de muchacho, de que entre en una choza
las pospúberes porque su carencia de se- especialmente preparada, y ofrecerle
xualidad reproductora les exime de par- seguidamente la opción de elegir entre
ticipar en determinadas actividades un arco (objeto masculino) y un hatillo
culturales. De manera similar, cuando (objeto femenino). Si el joven opta por
una mujer beduina alcanza la meno- el arco es educado como hombre, y co-
pausia deja de pertenecer al tipo de mo sus pares de edad, iniciado en las
« m u j e r » reproductivamente capaz. En tareas, actividades y vida política mas-
consecuencia deja de estar sometida a culinas. Si, en cambio, opta por el hati-
muchos de los roles y expectativas cul- llo, se le educa como mujer entre mujeres
turales impuestos a las mujeres bedui- y a menudo interviene en actos sexua-
nas más jóvenes y fértiles (L. Abu-Lu- les con hombres. Más que estigmatiza-
ghod, 1986). do, en muchas sociedades nativas nor-
teamericanas, el BERDACHE es conside-
También el comportamiento sexual
rado líder espiritual en razón de la
puede comprometer la unidad del tér-
naturaleza sagrada de los ESPÍRITUS
mino analítico «mujeres» de otros mo-
berdache. En suma, las categorías se-
dos, trastornando la demanda de una
xuales (sexo anatómico) no determinan
mujer a ocupar el rol que le corresponde
en modo alguna las genéricas: quién es
por género. Dado que muchas socieda-
hombre y quién es mujer.
des no definen «mujer» simplemente
Por último, las complicaciones del con-
como categoría sexual sino también co-
cepto «mujeres» surgen cuando se exami-
mo sistema genérico al que se atribuye
na cómo se articulan éstas en identidades
un conjunto determinado de roles socia-
MUJERES, ROLES FEMENINOS 447
mujeres sino entre las mujeres de razas éstos han sido ciertamente tenidos en
diferentes. Las mujeres del sur y este de cuenta en muchos estudios, la importan-
Europa de las clases inferiores y las muje- cia de su práctica social ha sido con fre-
res judías eran consideradas igualmente cuencia ignorada. En trabajos anteriores
poseedoras de tipos de sexo, género y se- se había atendido a las mujeres sólo co-
xualidad esencialmente diferentes de los mo objeto de la acción masculina, y por
correspondientes a las mujeres blancas de tanto, de manera similar al ganado, las
clase superior. conchas y el dinero: objetos pasivos de
intercambio entre hombres y simples
peones en la pugna de éstos por aumen-
Los roles de las mujeres
tar su prestigio. En cambio, en la antro-
Pueden definirse como actividades pro-
pología feminista y en la centrada en los
pias de las mujeres (comoquiera que éstas
estudios del género, las mujeres son con-
se definan) o como aquellas adscritas a es-
sideradas y estudiadas como agentes de
te grupo social particular. Un ejemplo del
producción cultural y de la reproducción
primer significado lo encontramos en el
y como negociadoras de poder en sus co-
estudio de Nici Nelson (1979) del papel
munidades.
económico de las mujeres fabricantes de
cerveza en Kenia, ocupación que como Las obras antropológicas que estudian
grupo les implica en complejas redes so- los roles de las mujeres se basan en la
ciales y políticas que, por tanto, trascien- importante distinción analítica entre los
den el grupo de parentesco inmediato. aspectos productivos y reproductivos de
Marilyn Strathern (1988) destacó un ilus- la sociedad. Esta distinción guarda a me-
trativo ejemplo de la segunda acepción en nudo relación con la división de la vida
su descripción del otorgamiento de rega- social en las esferas pública y privada (o
los en Melanesia. Así, señaló que la ac- doméstica) donde, así lo entendían en
ción de ser intercambiada es lo que consti- una época los científicos sociales, los
tuye el referente del género femenino. hombres se implicaban en los roles pro-
Todas las cosas que se intercambian resul- ductivos y las mujeres en los reproducti-
tan feminizadas: conchas, cerdos, muje- vos. Sin embargo, la investigación re-
res, y hombres si adquieren un «rol de ciente ha demostrado que las mujeres
mujer», por el hecho de convertirse en desempeñan un papel mucho más im-
bien de intercambio. portante en la producción de los bienes
Desde los inicios de la disciplina a fina- culturales y materiales de la sociedad de
les del siglo X I X , los antropólogos han re- lo que se había reconocido anteriormen-
gistrado la participación de las mujeres te; también que la reproducción en la fa-
448 MÚSICA
milia no es ámbito de atención suya ex- ta pueden diseñar y conducir sus propias
clusivamente, pues en algunas socieda- prácticas rituales al margen de los hom-
des son los hombres los que dedican una bres, como ocurre en la Australia cen-
considerable cantidad de tiempo al cui- tral.
dado de los hijos. Y aun en las sociedades Importante en el estudio de las socieda-
donde éste no es el caso, las mujeres des simples y complejas es la forma en
atienden a los niños al tiempo que inter- que distribuyen las diversas prácticas la-
vienen en actividades productivas como borales de la comunidad basándose en las
la caza, la recolección o la agricultura, diferencias de género y sexo percibidas
mientras que en las S O C I E D A D E S I N D U S - (véase D I V I S I Ó N D E L T R A B A J O ) . Influidos
T R I A L E S , las empresas adaptan cada vez
por las descripciones marxistas y político-
más el lugar de trabajo de manera que económicas clásicas de la E V O L U C I Ó N de la
sean consideradas las tareas reproduci- sociedad, los antropólogos señalaron ini-
vas de sus trabajadores. Muchas empre- cialmente que las sociedades simples or-
sas proporcionan actualmente instala- ganizaban y regulaban sus prácticas labo-
ciones para el cuidado infantil próximas rales por casta o clase. Esta dicotomía ma-
al centro de trabajo, de modo que padres nifiestamente simplista ha demostrado
y madres puedan interaccionar con sus
ser falsa. Los arapesh de Nueva Guinea,
hijos durante el día.
por ejemplo, dividen los trabajos de la co-
Los antropólogos han estudiado a las munidad como sigue: « L a preparación de
mujeres y a sus roles en todo el mundo, la comida de cada día, la recogida de leña
incluso en las sociedades complejas y en para el fuego y de agua, el desyerbe y la
las S O C I E D A D E S I G U A L I T A R I A S . Aihwa Ong limpieza son trabajos de mujer; la cocción
(1987), por ejemplo, ha examinado el de la comida ceremonial, el transporte de
papel de las mujeres malayas en las fá- cerdos y troncos pesados, la construcción
bricas japonesas de componentes electró- de viviendas, el cosido de techumbres, el
nicos de Malasia atendiendo a las repre- clareo y vallado, la talla de la madera, la
sentaciones coloniales y poscoloniales de caza y el cultivo de ñames son trabajos de
raza, género y sexualidad y a su relación hombre» (M. Mead, 1935, p. 54). Sin em-
con el trabajo y las prácticas gerenciales bargo, sus vecinos chambri no diferencian
al respecto. Ong demostró que los roles el trabajo por géneros (F. Errington y Ge-
económicos de las mujeres eran determi- wertz, 1987). Las sociedades complejas, a
nados por representaciones misóginas y su vez, muestran una pronunciada divi-
racistas de su cuerpo y su cultura. sión por géneros, complicada no obstante
No menor ha sido el interés de los antro- por intersecciones por etnia, religión e
pólogos por la dinámica de géneros en identificación de clase. EP
las sociedades simples y por la gran di- Véase también M A S C U L I N I D A D , S E X O .
versidad de actividades de las mujeres y
Otras lecturas Bossen, 1984; P. Caplan
por la valoración que reciben. Mientras
y Bujra, 1979: Etienne y Leacock, 1980;
que muchas sociedades complejas exclu-
Leacock y Safa, 1986; Sacks y Remy,
yen a las mujeres de figurar de manera
1984; Westwood, 1984; K. Young et al.,
relevante en los servicios religiosos, co-
1981; Zavella, 1987.
mo es el caso de la Iglesia católica, pue-
den participar en plano de igualdad con
los hombres en la organización y direc-
música Sonido modulado significati-
vamente y analíticamente distinguible
ción de ritos religiosos en sociedades co-
del L E N G U A J E , con el que está estrecha-
mo la chambri de Nueva Guinea, y has-
mente correlacionado. Los estudios trans-
MÚSICA 449
culturales comparados apoyan la observa- marcha militar que evoca orgullo nacio-
ción de Aristóteles de que «no es fácil de- nalista en un oyente puede encerrar signi-
terminar la naturaleza de la música». ficado sexual para otro. En algunas cultu-
Ubicua, pero muy específica de cada cul- ras, el concepto de música puede incluir
tura, la música se usa para culturizar a los también fenómenos que no producen
niños, señalar importantes cambios en el imagen acústica alguna, como los recuer-
ciclo vital, curar la enfermedad, comuni- dos, los sueños y las visiones musicales y
carse con lo sobrenatural, organizar acti- otras formas de experiencia acústica in-
vidades de subsistencia, apoyar (o criti- ternalizada.
car) al poder político y proporcionar pla- El sonido musical puede analizarse en
cer sensual y estímulo intelectual. Incluso componentes como el tono (experiencia
donde la música es diseminada por los humana de la frecuencia), el ritmo (pau-
medios de comunicación de masas y se tas de organización temporal), la textura
considera primariamente como forma de (interacción acumulativa de papeles o
entretenimiento, persiste su notable efi- voces individuales) y el timbre (calidad
cacia como expresión de identidad indivi- del sonido). Los materiales sónicos usa-
dual y comunitaria. dos para la construcción de la música y
El antiguo término griego mousike, que los procedimientos para su combinación
englobaba a la poesía, la matemática, la varían considerablemente. En algunas
acústica y la ética, sugiere un precedente tradiciones, las melodías (secuencias de
etimológico de las definiciones inclusivas tonos para crear una figura coherente)
y flexibles de la música adoptadas por los se componen de sólo tres o cuatro tonos,
antropólogos. Aunque todas las socieda- mientras que en otras se hace uso de sie-
des presentan expresiones acústicas que te o más, aumentados por complejas va-
cabe englobar en el término «música», riaciones «microtonales» (intervalos más
las formas sonoras precisas y los concep- pequeños que el semitono de la escala
tos, valores y técnicas subyacentes a su común occidental). Aunque casi toda la
producción varían considerablemente. música que se produce se basa en pautas
Por consiguiente, el estudio transcultural de repetición y variación, las formas es-
de la música debe centrarse tanto en la pecíficas van desde la repetición estricta
interpretación de los sonidos musicales de una corta frase melódica a los rica-
como en el contexto social en el que se mente elaborados (y muy diversos) pro-
producen y aun en sus propias caracterís- cedimientos de «tema y variación» de la
ticas más superficiales. Contrariamente a música «clásica» eurasiática. Sin embar-
la repetida declaración de que la música go, el recurso a la repetición no implica
es una especie de «lenguaje universal», «simplicidad» musical; en muchas tradi-
su significado tiene que ver tanto con las ciones musicales subsaharianas, múlti-
experiencias previas y las expectativas ples fragmentos repetidos se escalonan
del oyente como con la cualidad de los en el tiempo para crear texturas polifó-
propios sonidos. Las actuaciones de una nicas de gran complejidad.
orquesta de trompetas de África, de una El papel del músico difiere notablemen-
compañía de ópera china, de una banda te de una sociedad a otra. En los sistemas
militar o de un conjunto de música de cá- jerárquicos, el derecho a realizar deter-
mara vanguardista pueden ser califica- minadas formas de música puede res-
das de caos sónico por oyentes no familia- tringirse a miembros de estirpes, ligas o
rizados con los principios generadores castas concretas, y el adiestramiento de
subyacentes a la música expresada, y una los músicos es a aveces sumamente espe-
450 MÚSICA
tos del nacimiento, y desató un enorme como porque el estado en que uno vive
interés en la antropología del nacimien- puede no ser la nación con la que uno se
to. Durante la década de los ochenta, es- identifica.
te campo se extendió a la antropología Los antropólogos descubrieron la «na-
de la R E P R O D U C C I Ó N (Browner y Sargent, ción» como objeto de estudio durante la
1990; Ginsburg y Rapp, 1991), que com- segunda guerra mundial, cuando algu-
prende el estudio cultural cruzado de to- nos apartaron su mirada inquisitiva de
dos los aspectos del proceso reproductor. las sociedades a pequeña escala para lle-
Últimamente las investigaciones se han varla a aquellas que comprendían las
enfocado más bien en el rápido desarro- ciudadanías de los estados independien-
llo y propagación de las nuevas tecnolo- tes (véase Kroeber, 1948, pp. 226-228).
gías de la reproducción, como la fertili- La iniciativa surgió cuando varios antro-
zación in vitro, la inseminación artifi- pólogos fueron instados a explicar qué
cial, la maternidad subsidiaria y las posibles motivaciones movían a los esta-
tecnologías diagnósticas como la amnio- dos enemigos. El método de estudio de la
centesis y los ultrasonidos que hacen po- cultura de estas naciones «desde la dis-
sible la detección de defectos genéticos tancia» fue desarrollado con m á x i m a
antes del nacimiento y que un niño ten- efectividad por Ruth B E N E D I C T en The
ga múltiples genitores biológicos (Gins- chrysanthemum and the sword (1946),
burg y Rapp, 1995). Estas tecnologías donde trató de describir los rasgos del
plantean fascinantes e inquietantes pro- «carácter nacional» japonés.
blemas éticos que requieren una reconsi- El enfoque de C A R Á C T E R N A C I O N A L surgi-
deración radical del P A R E N T E S C O , dere- do de este período bélico sostenía que la
chos de los progenitores, derechos de las ciudadanía de un estado soberano com-
partía una tradición social (M. Mead,
mujeres a controlar su propio cuerpo y
1953a, p. 642). Aunque Benedict, M E A D
de la ley de la descendencia (J. Edwards
y otros proponentes del enfoque de ca-
et al., 1993). En la India, por ejemplo, el
rácter nacional tenían muy presente que
uso de la amniocentesis y del aborto se-
los modelos culturales pueden cambiar,
lectivo para garantizar que el primonato
supusieron que, dado que las culturas
sea un varón está alterando el cociente
son holísticas y revelan propiedades de
poblacional masculino/femenino en al-
las sociedades que las presentan, la indi-
gunas provincias (B. Miller, 1987). Otros
vidualización respectiva en función de
temas de importancia incluyen la con-
su carácter nacional podía realizarse sin
servación de los sistemas viables de par-
dificultad, aserto que les permitió argu-
to indígenas (M. Wagner, 1994) y el re-
mentar que la S O C I A L I Z A C I Ó N por parte
ciente renacimiento de la intervención de quienes comparten una cultura nacio-
matronal (Kitzinger, 1991). RDF nal lleva al desarrollo de una «estructu-
Otras lecturas Davis-Floyd y Sargent, ra intrapsíquica» entre sus HIJOS.
1997; Handwerker, 1990; Laderman, Este enfoque se reveló a la postre infruc-
1983; MacCormack, 1982; Michaelson, tuoso para el pensamiento antropológico
1988: L. Whiteford y Poland, 1989. porque hacia finales de la década de
1960 se habían revelado fundamental-
nación, nacionalismo La nación mente deficientes sus hipótesis básicas.
es una comunidad imaginada, generado- Uno de los argumentos en su contra pro-
ra a menudo de intensa lealtad. Sin em- vino de quienes pusieron de manifiesto
bargo, también es problemática, tanto la ausencia de «integración nacional» en
porque se trata de una creación artificial
454 NACIÓN, NACIONALISMO
los estados poscoloniales recientemente RRAS patrióticas, así como por los muer-
independizados, en los que la «nueva tos cuyo sacrificio no hay que olvidar
ciudadanía» se dividía más que se inte- (véase Keyes et al., 1994, pp. 6-9).
graba en razón de la cultura. El ensayo Los antropólogos han sido particular-
de Clifford G E E R T Z de 1963 «The itite- mente influidos por el modo en que la
grative revolution primordial sentiments construcción de comunidades nacionales
and civil politics in the new states» abrió se ha efectuado mediante la «invención»
un nuevo campo de estudio antropológi- consciente de tradiciones nacionales
co al tratar el problemático carácter de (Hobsbawn y Ranger, 1983) y por el des-
las naciones y culturas nacionales. In- pliegue de «tecnologías de poder» por
cluso abrazando Geertz una teoría de la parte de los estados, como los censos, la
M O D E R N I Z A C I Ó N que contemplaba el éxi- educación obligatoria y los calendarios
to último de toda empresa en pro de la oficiales (B. Cohn y Dirks, 1988; R. Fos-
formación de naciones, su análisis de ter, 1991, pp. 244-248). Si tiene éxito, es-
la tensión entre los sentimientos «pri- ta invención es «naturalizada» o «pri-
mordiales» enraizados en las diferencias mordializada», de modo que los símbo-
premodernas de lenguaje, religión y he- los nacionales manifiestos en canciones,
rencia cultural que dividían a los pue- banderas, monumentos, celebraciones,
blos de los nuevos estados y los senti- etc., provocan hondos e intensos senti-
mientos «civiles» instilados en la ciuda- mientos de identificación entre la ciuda-
danía por el gobierno de los modernos danía.
estados ricos, demostró que dichos esta-
Aunque muchas imaginerías nacionales
dos nuevos distaban de representar la
se han hecho hegemónicas, encuentran
realización de las aspiraciones naciona-
oposición en todo lugar (Handler, 1988).
les de honda raíz que muchos de sus lí-
La visión nacional promovida por una
deres y no pocos análisis habían creído y
élite dirigente con acceso al poder puede
proclamado.
entrañar en sí misma la semilla de su
Que las naciones se construyen, más que propio cuestionamiento. Toda imagine-
liberan, fue tema de especial interés de ría nacional implica distinciones jerár-
la teoría de la ciencia social a partir de quicas en la ciudadanía del estado. Quie-
1980 (Gellner, 1983; Anthony Smith, nes tienen una identidad cultural margi-
1986; Richard Fox, 1990). Todo estado nal respecto de la nueva cultura nacional
moderno, con sus límites territoriales quedan relegados a la condición de « m i -
bien definidos e internacionalmente re- noría» étnica o racial (B. Williams,
conocidos, comprende pueblos con carac- 1989). Si la base del poder del estado se
terísticas culturales diversas. Los progra- hace problemática, las minorías pueden
mas nacionalistas tratan de inculcar en tratar de hacer realidad sus propias aspi-
la mayoría de los ciudadanos de su esta- raciones «nacionales». Los estudios an-
do una « i m a g e n » de su comunidad na- tropológicos han demostrado, por ejem-
cional (B. Anderson, 1983-1991; Alonso, plo, cómo la disolución en «naciones»
1988) y un «recuerdo» del pasado común constituyentes de una Yugoslavia defini-
(Brow y Swedenberg, 1990; Fujitani, da como estado multinacional en térmi-
1993) que superan su heterogeneidad nos marxistas estaba ya predispuesta
cultural y que a menudo entrañan una cuando el Partido Comunista perdió l e -
emotiva llamada al respeto de la S A N G R E gitimidad como titular único y unitario
común derramada en la conquista de la del poder del estado (véase Allock, 1989;
independencia nacional y en las G U E - Denich, 1994; R. Hayden, 1995).
NARRATIVA 455
Los antropólogos han prestado conside- toriador Hayden White ha señalado que
rable atención a la VIOLENCIA asociada todas las narrativas están «íntimamente
con la promoción y la resistencia a visio- relacionadas con el impulso de moralizar
nes nacionales como las de Sri Lanka la realidad, si no son una función de és-
(Kapferer, 1988) o Venezuela (Coronil y te» (W.J.T. Mitchell, 1981, p. 14). El ar-
Skurski, 1991). Aunque las identidades gumento de White subvalora la impor-
nacionales son contestadas con más faci- tancia del significado en la narrativa, in-
lidad en los estados multiétnicos débiles dependientemente de su veracidad o
(K. Warren, 1995), no es caso privativo. seriedad (o ausencia de ellas). Una na-
Incluso en países como Japón y Tailan- rrativa puede resultar incoherente o in-
dia, que los observadores han considera- consecuente al extraño que no compren-
do en su gran mayoría culturalmente da su importancia o porque el tema
homogéneos y que están dotados de es- abordado o la versión ofrecida se juz-
tructuras estatales modernas evoluciona- guen incompetentes o sin sentido.
das a partir de otras premodernas, los El lograr que una audiencia foránea vea
debates sobre la «esencia» de la identi- el significado de determinados sucesos en
dad nacional son muy intensos, aun sin un escenario social extraño es una de las
ser violentos (Befu, 1993; Keyes, 1996). tareas de la descripción etnográfica, en
El imaginario nacional es asimismo gran parte realizada a través de diversas
cuestionado a menudo tanto mediante formas de narración, explícita o implíci-
la acción como con la palabra por quie- ta. Las observaciones y entrevistas de
nes viven a caballo entre estados y na- campo atienden tanto a las secuencias de
ciones. Muchos emigrantes de hoy, a di- eventos como a su interpretación. Pero la
ferencia de los del pasado, ni asimilan representación etnográfica ha seguido di-
plenamente la cultura nacional de su versas modas en el curso de los últimos
nuevo hogar ni permanecen radicados decenios: desde la preferencia por las des-
en la cultura nacional de su país de ori- cripciones generales, donde el testimonio
gen. Más bien, como ha puesto de mani- personal sobre sucesos particulares era
fiesto la investigación antropológica más utilizado para conformar principios socia-
reciente, presentan identidades flexibles les generales y sus efectos, hacia un estilo
o ambiguas (A. Ong, 1993; Gupta y Fer- más confesional o anecdótico, donde los
guson, 1992). CK sucesos de que era testigo el investigador
o conocía por terceros se transmitían en
Véase también GRUPOS ÉTNICOS, MINORÍAS las palabras del primero o en una versión
MEDIADAS, ANTROPOLOGÍA POLÍTICA, RA-
editada de las del segundo, y se presenta-
ZA, ESTADO.
ban en combinación con discusiones in-
terpretativas varias. La teoría de la narra-
narrativa Registro secuencial de dos tiva literaria ha confirmado el reconoci-
o más sucesos de manera que establece miento de los antropólogos del poder
su significado compartido o relación retórico de la representación para «englo-
causal. La narrativa adopta un discurso bar» y hacer plausible la versión particu-
que puede tener forma verbal y no ver- lar del narrador sobre un suceso o una si-
bal. La DANZA o la mímica, por ejemplo, tuación. MM
pueden ser narrativas, mientras que el Otras lecturas Bruner, 1984; Cliford y
RITUAL, hablado o no, puede evocar o re- Marcus, 1986; Gennette, 1980; Kermo-
plicar una secuencia de sucesos con capa- de, 1979; G. Marcus y Fischer, 1986;
cidad de transformar o reafirmar el po- Prince, 1987; V. Turner y Bruner, 1986.
der inherente a un sistema social. El his-
456 NEUROANTROPOLOGÍA
ción mecánica trivial del área cortical en una consciencia alterada en contextos et-
expansión, funcionalmente equivalente nográficos.
a las protuberancias cefálicas que inspi- La neuroantropología sigue en la perife-
raron la desacreditada «ciencia» decimo- ria de la antropología, cuestionada por
nónica de la frenología; en segundo lu- los positivistas en razón de que sus hipó-
gar, un muestreo más riguroso de las po- tesis no son fácilmente comprobadas, y
blaciones demostró que el margen de por los antropolólogos más culturalmen-
variación hallado en tan sólo un grupo te orientados, que la rechazan como una
«racial» (en rasgos neurales tanto como nueva forma de determinismo biológico.
en otros) superaba con mucho la diferen- Si se pudiera prescindir del componente
cia media entre grupos diferentes. El re- neurobiológico a favor del cultural con el
ciente desarrollo de herramientas mor- que, al fin y al cabo, todos los humanos
fométricas más complejas y refinadas ha son programables (véase U N I D A D P S Í Q U I -
C A D E L A H U M A N I D A D ) , ¿por qué no dejar
espoleado, no obstante, un renovado in-
terés por las diferencias interpoblaciona- el cerebro a los neurobiólogos? De hecho,
les (Klekamp etal., 1994). Si estos estu- la falacia cartesiana de que mente y ce-
dios recapitularán simplemente los abu- rebro son disociables ha sido un legado
sos racistas del pasado o significarán una intelectualmente paralizante para todas
aportación real al conocimiento de las las ciencias del comportamiento; la mar-
relaciones entre las poblaciones huma- ginación académica de la neuroantropo-
logía ha sido sólo uno de sus resultados.
nas es algo que todavía no está claro
(Shipman, 1994; J. Marks, 1995; S. JAM
Gould, 1996). Otras lecturas Deacon, 1997; C. Laugh-
lin et al., 1990; Lumsden y Wilson, 1981;
Cognición intercultural Springer y Deutsch, 1993; TenHouten,
El aserto de que la C U L T U R A es un campo 1991.
exclusivamente humano (Holloway,
1992) implica que los objetos cruciales niños Los estudios antropológicos de
para la investigación neuroantropológica la infancia examinan: (1) su lugar en la
son los sustratos cerebrales del lenguaje sociedad; (2) conceptos culturales al res-
simbólico. Las formulaciones críticas del pecto; (3) desarrollo y socialización en el
relativismo lingüístico, en forma de la seno de una cultura dada; y (4) bienestar
HIPÓTESIS D E W H O R F y del E S T R U C T U R A - y supervivencia infantiles. Estas pers-
LISMO, por ejemplo, provocaron una ani- pectivas no son mutuamente excluyen-
mada serie de debates sobre si las cultu- tes: los niños forman parte de los sistemas
ras difieren en estilo cognitivo por pre- sociales y económicos, incluso mientras
458 NIÑOS
experimentan procesos de desarrollo bio- cativo del niño en desarrollo: algunas cul-
lógico y psicológico y de educación cul- turas consideran al niño de modo que re-
tural. quiere una intervención masiva del adul-
Margaret MEAD (1930) fue la precursora to; otras, que ésta es mínima (R. Levy,
de la etnografía infantil e inauguradora 1973,1978; Tobin et al., 1989). Ambas ac-
del papel de la cultura en el desarrollo titudes pueden acoger complejas prácti-
de los niños. Aunque muy interesada en cas de socialización pero configuran la re-
la transmisión de la cultura, Mead no lación adulto-niño de manera que puede
concibió a los niños sólo en términos del incidir notable y diversamente en el desa-
mundo adulto, como si meramente fue- rrollo de éste.
ran sujetos pasivos del proceso de sociali- Aun cuando aporta la perspectiva nece-
zación, sino que reconoció que a menudo saria, el mundo adulto y sus demandas
«viven en un mundo propio ... basado no ofrecen la mejor base para conocer a
en premisas diferentes de las que rigen los niños en todas sus dimensiones. Co-
la vida adulta (1930, p. 81). Llegó así a la mo todo padre sabe, los niños no aceptan
conclusión de que procesos psicológicos a menudo pasivamente las exigencias
al parecer universales eran en determi- del adulto, a pesar de cuan social y emo-
nados casos desarrollos específicos de ca- cionalmente son dependientes de él.
da cultura. Si bien las teorías de Mead Cuando los niños son considerados pri-
han sido contestadas, los aspectos que mariamente en términos de su educa-
destacó todavía poseen significado, de ción para en su día asumir papeles de
modo que los antropólogos siguen cues- adulto pueden ser juzgados más pasivos
tionando los modelos universalistas de de lo que la realidad revela. Está claro
desarrollo infantil. Por ejemplo, las teo- que la falta relativa de conocimiento y
rías sobre desarrollo moral basadas en control de los niños sobre sus vidas no
datos observacionales de África (C. Ed- puede ser ignorada, pero el hecho de tra-
wards, 1987) y los estudios comparativos tarlos solamente como receptores pasivos
llevados a cabo en la India y en Estados de los conocimientos del adulto no da
Unidos (Schweder et al, 1987) ponen en una imagen completa de su vida y su de-
tela de juicio los supuestos culturalmen- sarrollo. La investigación pediátrica, en
te específicos subyacentes a los modelos cambio, considera a los niños como
psicológicos de desarrollo infantil. agentes dinámicos que adquieren gran
No todos los investigadores consideran a parte de su cultura informalmente y se
los niños como poseedores de un mundo transmiten uno a otro lo aprendido en
propio. Muchos trabajos toman al mun- sus charlas e interacciones (Bluebond-
do adulto como punto de partida y valo- Langner, 1978; Goodwin, 1990).
ran a los niños al hilo de las preocupa- Dado que los niños interpretan activa y
ciones del adulto por su educación, con- cooperativamente el mundo social y la
trol y preparación para la vida adulta. cultura que se les presenta, es frecuente
No obstante, las culturas difieren en lo que se resistan a los esfuerzos de los
relativo a cuánta atención o adiestra- adultos por socializarlos, pese a la asime-
miento explícitos se considera al efecto tría general de la relación niño-adulto
necesarios. Aunque ciertos objetivos pa- (P. Miller y Hoongstra, 1992). Los niños
rentales son universales o casi (LeVine, pueden mostrar ambivalencia o resisten-
1988), diferentes culturas parecen poseer cia en sus juegos o alterando sus relacio-
conceptos distintos del papel de los adul- nes con las figuras socializantes (como
tos en la conformación del proceso edu- los padres) o instituciones (escuela).
NIÑOS 459
Aunque los padres, escuela y medios de La etnografía nos revela gran parte de la
cultura —desde la televisión a los cómics, propia experiencia infantil sobre el mo-
pasando por juegos rituales y vídeos- delo cultural que le rodea. Los niños
ejercen un papel crítico en la socializa- hausa pueden mostrarse muy interesa-
ción y transmisión de la cultura, es im- dos en l a P U R D A H (aislamiento de la mu-
portante reconocer cómo se oponen los jer en el hogar) (Schildkrout, 1978), en
niños a los procesos de socialización, tanto que los niños hindúes deben expli-
reinterpretan el saber cultural y generan carse y entender los conceptos de pureza
valores y conocimientos propios. Debra y contaminación asociados con el siste-
Skinner y Dorothy Holland (1996), por ma de castas y con la diferente valora-
ejemplo, exponen de qué modo los estu- ción de los géneros en sus comunidades.
diantes de una escuela rural nepalí desa- La etnografía pediátrica arroja luz no só-
rrollaron nociones de casta, género y su lo sobre cómo desarrollan los niños sus
propio futuro que reflejan, se resisten y aptitudes sociales sobre procesos de pro-
reinterpretan a la vez los conocimientos gresión psicológica, sino, al mismo tiem-
y valores vehiculados por las lecciones po, de qué manera se adaptan estos pro-
recibidas en la escuela y en el seno de la cesos de desarrollo a las circunstancias
comunidad. culturales de la vida. Robert Levy (1973,
La E T N O G R A F Í A ofrece un eficaz método 1978), por ejemplo, mostró de qué modo
para conocer el desarrollo del niño al desarrollan «cordialidad» los niños tahi-
tiempo que contribuye a integrar el es- tianos en el lugar cultural donde se ubi-
tudio de la cultura y del desarrollo hu- can. Los niños de otras latitudes se socia-
mano. Weisner (1996) afirmó que la et- lizan para la agresión, como los observa-
nografía es esencial para el estudio del dos por Belmonte (1979) en una barriada
desarrollo infantil porque hace centro de humilde de Napóles, Italia. En Estados
su atención al lugar cultural donde se Unidos, PJ. Miller y L.L. Sperry (1987)
produce este desarrollo y porque pone de repararon en que los niños de Baltimore
manifiesto de qué modo las creencias, aprendían a justificar la ira y la agresivi-
significados y prácticas culturales de una dad en términos culturales. En estos ca-
comunidad en su contexto económico, sos, el desarrollo social y emocional cur-
ecológico y ambiental afectan a dicho sa por líneas culturales y el producto fi-
desarrollo. nal es reflejo de valores y experiencias
culturales, modos de vida y circunstan-
La mayoría de los antropólogos compar- cias del entorno.
ten la idea de que los niños deben ser es-
tudiados en su «escenario natural», libre En antropología, las teorías acerca del
de condicionamientos impuestos por la estudio de los niños partieron inicial-
propia investigación. Es el antropólogo mente en gran medida de los conceptos
quien se introduce en el mundo del niño, freudianos del desarrollo. Los investiga-
no a la inversa. Toda circunstancia pue- dores de la escuela original de C U L T U R A y
de ser explorada mediante trabajo etno- P E R S O N A L I D A D creían que técnicas espe-
1992; Harkness etal, 1992; Parish, 1994, ciedades rurales y las urbanas industria-
cap. 5). les (LeVine et al., 1988). Las familias
El estudio etnográfico y comparativo de menos numerosas, con fertilidad y mor-
los niños ha proporcionado un notable talidad infantil bajas, de las sociedades
conocimiento de temas cruciales, como industriales acentúan la reciprocidad
la organización de los sistemas de apoyo psicológica y el fomento del desarrollo
social (Weisner, 1989), el papel del cui- psicológico del niño, mientras que las fa-
dado de los hermanos (Weisner y Galli- milias más numerosas de las comunida-
more, 1977; Weisner, 1982), el modo en des agriculturales de gran fertilidad y
que las familias adaptan sus rutinas y sus gran mortalidad infantil inculcan la
modelos implícitos de desarrollo «nor- obediencia y la afiliación. Las condicio-
m a l » a los niños retrasados (Weisner et nes económicas y demográficas ayudan
al, 1996), la dimensión cultural de la ex- también a determinar los objetivos pa-
periencia escolar (Weisner y Garnier, rentales, influyen en las preferencias de
1992) y los efectos culturales en el los adultos en lo tocante a la familia y el
aprendizaje (Weisner etal., 1988). género de los hijos y configuran las deci-
Los estudios culturales cruzados siguen siones de los adultos sobre la aplicación
siendo controvertidos cuando trastornan de los recursos (como tiempo, esfuerzo,
las creencias familiares firmes o contra- dinero, cuidados y educación) a los niños
vienen modelos de desarrollo afianzados. (LeVine, 1988, 1990).
Por ejemplo, Scheper-Hughes (1985, Estos modelos varían en sus detalles, na-
1992) cuestionó el supuesto de que la turalmente, entre comunidades, en for-
vinculación materna es universal a la luz mas que reflejan las condiciones locales
de los datos reunidos en torno a madres e específicas y las tradiciones culturales, y
hijos misérrimos en una barriada de ba- es cierto que no todo el contenido de los
rracas de Brasil donde las gentes viven modelos reinantes en la comunidad res-
en un estado de miseria al borde de per- pecto a los niños guardan relación con
der la vida. Aquí, en una especie de elec- las estrategias de reproducción y sus con-
ción selectiva, las madres optan por de- textos. Con todo, el análisis de LeVine
jar que algunos de sus hijos perezcan re- (1988) sobre los objetivos parentales su-
quisándoles la alimentación necesaria. giere la existencia de una importante es-
No hay especial nexo materno, sino un tructura subyacente a la diversidad apa-
desapego basado en una imaginería cul- rente de creencias y actitudes culturales
tural que da cabida a la contingencia del acerca de los niños. Sin embargo, en las
niño que no tiene por qué vivir. Aunque sociedades rápidamente cambiantes, al-
la posición de la investigadora respecto gunas expectativas y preocupaciones re-
del nexo maternal ha sido contestada lativas a los niños pueden ser reflejo del
(Nations y Rebhun, 1988), su trabajo es pasado, no del presente, y los modelos
importante porque centra la atención en culturales del desarrollo infantil que
las estrechas relaciones entre cultura, guían el comportamiento puede que no
desarrollo humano y economía política. reflejen plenamente las circunstancias
Otros estudios han destacado asimismo reales (Tobin, et al, 1989). SP
el impacto de las condiciones demográfi-
cas y económicas en la vida del niño. La Véase también ADOLESCENCIA, JUEGO, SO-
estructura familiar, el significado de la CIALIZACIÓN.
de haber aprendido una persona para como sistemas de conocimiento, los nue-
comprender lo que ocurre en una comu- vos etnógrafos desarrollaron un conjunto
nidad extraña tal como lo entienden sus de métodos conocidos como ETNOC1ENCIA
miembros y para conducirse de manera que les permitieron registrar tópicos ha-
que éstos acepten como conformes con lo bituales en cualquier cultura como ET-
que esperan unos de otros?». NOBOTÁNICA y etnoentomología. El obje-
En su propósito de introducir el rigor lin- tivo último no era sino definir explícita-
güístico en la descripción de las culturas, mente métodos y marcos de estudio de
la nueva etnografía recibió primero las modo que la descripción etnográfica pu-
influencias de lingüistas estructurales co- diera ser replicada por otros. El descu-
mo Kenneth Pike (1954) y luego por la brimiento de «reglas de comportamien-
noción de la GRAMÁTICA TRANSFORMACIO- to culturalmente apropiado» (Frake,
NAL desarrollada por Noam Chomsky 1964, p. 132) haría más económica la
(1965). Basada en una perspectiva émica descripción al tiempo que más predeci-
centrada en la explicación de las reglas ble y productiva. Se requería del etnó-
culturales que explican «el comporta- grafo que especificara qué necesita saber
miento de las gentes describiendo el co- el individuo para hacer máximamente
nocimiento socialmente adquirido y probables los acontecimientos descri-
compartido, o cultura, que faculta a los biendo como «actos de equivalencia» lo
miembros de la sociedad para comportar- que hacía el miembro de una comunidad
se del modo que sus miembros juzgan en condiciones dadas.
apropiado» (Frake, 1964, p. 132), se espe- Aunque la nueva etnografía fue criticada
raba que la nueva etnografía representa- por los antropólogos orientados hacia las
ra «a su cultura anfitriona con fidelidad cuestiones del comportamiento por no
... y tan bien que los nativos puedan reco- ser «nueva» ni abordar de forma adecua-
nocer en ella rasgos familiares de la suya da la variabilidad y complejidad del sa-
propia» (Werner y Schoepfle, 1987, p. ber cultural (Harris, 1968, pp. 568-604),
24). Ello permitiría al etnógrafo «romper los principios y métodos básicos de la
el etnocentrismo euroamericano y ver a nueva etnografía de la década de 1960 se
las otras culturas tal como lo hacen los consideran hoy cualidades habituales de
nacidos en ellas» (p. 61). la etnografía contemporánea (Keesing,
Definiendo a la cultura cognitivamente 1972; Manning y Fabrega, 1976). DW
observación participante Se di-
ce de la que consiste en la intensa y pro-
longada interacción con los miembros de
una comunidad, de modo que el investi-
gador se sumerja en sus actividades de
forma tan completa como sea posible,
por ejemplo, asistiendo a los rituales,
«tendiendo la colada» o lavando la ropa
en el río junto con las mujeres. Es marca
característica de la tradicional investiga-
ción antropológica de campo. Las venta-
jas de la observación participante son
muchas: (1) es prácticamente el único
modo de hacer investigación etnográfica
con gentes que no usan el lenguaje escri-
to; (2) el investigador se encuentra « a l l í »
todo el tiempo, y en consecuencia es tes-
tigo de todo lo que ocurre cuando las
gentes se preparan para acontecimien-
tos, o proceden a la limpieza del lugar de
autos después, comportándose conforme
a las reglas o transgrediéndolas; (3) la
inmersión en la vida de la comunidad
hace que el trabajador de campo sea me-
nos intruso, menos extraño y, así, que sea
objeto de tolerancia y confianza crecien-
tes entre los miembros de la comunidad;
(4) a pie de obra, el investigador puede
identificar mejor los hábitos establecidos
y las perspectivas de las gentes que le ro-
dean en un entorno que por serles fami-
liar acoge rápida y fácilmente la espon-
taneidad; (5) el comportamiento se ex-
perimenta de primera mano, más que a
través de lo que otros cuentan de él; (6)
el estar ahí y conocer la lengua aumenta
considerablemente las probabilidaddes
de comprender el significado de lo que
ocurre desde el punto de vista de sus pri-
meros actores.
malsanos del antropólogo; (3) la observa- En tiempos antiguos, los oráculos, asocia-
ción participante es a veces difícil de ex- dos con deidades, estaban dispersos en el
plicar (también a los comités universita- mundo helénico, donde, con ayuda de
rios interesados en los procedimientos con elaborados rituales y unos oficiantes es-
«consentimiento informado»); (4) la pre- pecializados, los peticionarios podían re-
sencia del antropólogo, a veces intensa- cibir comunicaciones de los dioses acerca
mente percibida, afecta al comportamien- del futuro (Frazer, 1890). Tipos de orácu-
to objeto de estudio; (5) es prácticamente los similares, que entran en un estado de
imposible demostrar adecuadamente a los T R A N C E , siguen siendo usados por los ti-
lectores de informes etnográficos por qué betanos (Samuel, 1993). Entre los azande
las conclusiones extraídas, si se basan en de Zambia, que atribuyen prácticamente
la observación participante, deben ser todo infortunio a la brujería, los oráculos
aceptadas más allá del simple aserto «lo sé determinan si ésta habrá de condenar un
porque estaba allí». Esta es la razón de que proyecto previsto e identifican a las bru-
el procedimiento no constituye, hablando jas responsables de problemas concretos
en propiedad, una metodología (aunque (Evans-Pritchard, 1937). Sus oráculos
algunos la consideren así: véase Spradley, son esencialmente procesos aleatorios
1980) y de por qué los investigadores uti- destinados a producir respuestas positivas
lizan siempre técnicas estructuradas o se- o negativas a cuestiones específicas, esto
miestructuradas adicionales, como censos, es, una forma de A U G U R I O . En el oráculo
genealogías, pruebas proyectivas o entre- de la termitas, por ejemplo, se insertan
vistas cuidadosamente planificadas sobre dos bastones en un termitero, se dejan en
una muestra ideal. él un día, y la respuesta se obtiene obser-'
vando cuál de ellos ha sido devorado en
La participación observante es en última
primer lugar. Los oráculos azande varían
instancia una utopía (véase Herzfeld,
en coste y eficacia; el de las termitas es
1987; Favret-Saada, 1990), dado que si
fácil y no cuesta nada, pero sus resultados
uno interviene en una actividad, no la
son menos fiables que los del complejo y
observa. Gran parte de la literatura an-
caro oráculo del veneno, que debe ser
tropológica reflexiva trata de este pro-
usado para hacer frente al hechizo descu-
blema. Idealmente, los etnógrafos de-
bierto e iniciar procedimientos de ven-
sempeñan una especie de papel dual: con
ganza en caso de muerte (Mair, 1969, pp.
el examen cuidadoso de una situación en
76-101). AB
constante cambio, pasan juiciosamente
del papel de observador al de actor y vi- Véase también MAGIA, RELIGIÓN, CHAMA-
ceversa. JJa NISMO.
Véase también T R A B A J O D E C A M P O , I N F O R -
MADORES, MÉTODOS CUALITATIVOS.
organización dual Se refiere a so-
ciedades divididas en dos mitades o fac-
oráculos Cualquier dispositivo o pro- ciones. Los individuos correspondientes
cedimiento, a menudo sobrenatural, usa- deben pertenecer a una u otra facción y
do para recibir comunicaciones acerca de son las interacciones entre ambas las que
lo desconocido. La forma y función de definen la vida de la sociedad. Es fre-
los oráculos en una cultura particular cuente que los individuos deban buscar
depende de la naturaleza y objeto de la pareja en la otra facción, de modo que la
B R U J E R Í A en ella practicada. En algunas, sociedad se organiza en dos mitades con
el oráculo es un ser humano; en otras, un matrimonios mixtos (véase S I S T E M A S D E
conjunto de prácticas R I T U A L E S . A L I A N Z A ) , constituyendo lo que se dio en
ORGANIZACIÓN DUAL 467
que sir Henry MAINE declaró que las pri- clubes, hermandades y grupos de edad
meras sociedades fueron patriarcales no pesaban menos que el parentesco co-
(1883) y, al igual que Morgan, postuló mo factores importantes de la primitiva
que la organización social primitiva se organización social (Lowie, 1920).
basaba exclusivamente en relaciones de Las dificultades de conectar la termino-
parentesco. logía con la estructura llevaron a la
Esta perspectiva no tardó en crear pro- emergencia de la TEORÍA DE LA DESCEN-
blemas. Por ejemplo, W.H.R. RIVERS, de DENCIA a principios de la década de 1940.
Cambridge, inició extensivos estudios de E.E. EVANS-PRITCHARD y Meyer FORTES
campo con miras a demostrar que las fueron las figuras centrales de este mo-
formas maritales primitivas eran la cau- vimiento con su estudio de los nuer
sa funcional directa de las terminologías (Evans-Pritchard, 1940) y de los tallensi
de parentresco. En las islas de Pentecos- (Fortes, 1949b) y con su introducción
tés descubrió sistemas de parentesco que conjunta a African political systems (For-
deliberadamente confundían a la her- tes y Evans-Pritchard, 1940a). No menos
mana mayor con la madre de la madre. influyente fue la introducción de A.R.
Rivers decidió que ello significaba que RADCLIFFE-BROWN a African systems of
las mujeres del lugar habían practicado kinship and marriage (Radcliffe-Brown
un tiempo el matrimonio con el padre de y Forde, 1950), que destacó los efectos de
su madre. Sin embargo, no surgían prue- los SISTEMAS DE LINAJE SEGMENTARIO que
bas que confirmaran el aserto; en cam- se creía derivados de principios intrínse-
bio, parecía que la mezcla de términos cos a la descendencia unilineal. Sin em-
de parentesco para la hermana mayor y bargo, esta teoría fue asimismo muy cri-
la madre de la madre se debía probable- ticada porque no explicaba la compleji-
mente al hecho de su pertenencia al mis- dad social real y por destacar en demasía
mo matriclán. Las iniciales conjeturas el peso de la descendencia como factor
de Morgan sobre la relación existente organizador de suma importancia en so-
entre la terminología de parentesco y los ciedades supuestamente unilineales.
modelos maritales se revelaron igual de En 1940 fueron publicadas dos obras de
problemáticas. gran importancia sobre el estudio de la
la organización social: Social structure,
En Estados Unidos, los boasianos Alfred
de G.P. Murdock y Elementary structure
KROEBER y Robert LOWIE eludieron en
of kinship, de LÉVI-STRAUSS. La volumi-
general la obsesión de los antropólogos
nosa obra de Murdock, basada en el aná-
británicos con las terminología de pa-
lisis estadístico cruzado de tablas de da-
rentesco. Kroeber soprendió a Rivers y a
tos de parentesco extraídos de su Atlas
sus discípulos al declarar que no había
Etnográfico Mundial, llegaba a la con-
necesariamente relación entre los térmi-
clusión que era la residencia posmarital
nos de parentesco y las prácticas sociales
la que ejercía influencia m á x i m a en la
(Kroeber, 1909), mientras que Lowie ar-
generación de las terminologías de pa-
gumentó que Morgan había mezclado
rentesco (Murdock, 1949). Este resulta-
erróneamente sucesión, herencia y ads-
do parecía socavar la premisa básica de
cripción: todas las cuales podían variar
la TEORÍA DE LA DESCENDENCIA: que los
independientemente en las sociedades
linajes eran los determinantes primeros
matrilineales y patrilineales. Lowie ob-
de los términos de parentesco y las prác-
servó igualmente que los grupos religio-
ticas sociales relacionadas. Sin embargo,
sos, las vinculaciones económicas y las
el trabajo de Murdock fue rápidamente
instituciones ajenas al parentesco como
470 ORGANIZACIÓN SOCIAL
los melpa, también expresan sus impul- medida que se aproxima el desenlace de
sos estéticos a través de la decoración y su crisis laboral. El osatracismo formal es
ornamentación del cuerpo humano. Los el resultado de una decisión colectiva, co-
adornos de plumas y los colores aplicados mo ocurre entre los sindicatos que cortan
al rostro y al cuerpo durante las danzas de su relación con los esquiroles que han de-
las fiestas wahgi del cerdo sirven para co- satendido la consigna de huelga. Los es-
municar la robustez y salud del clan anfi- colares pueden condenar al ostracismo al
trión, en particular su fortaleza moral. La compañero que ha ofendido al grupo,
ausencia de acusaciones de brujería y de práctica que entre los niños ingleses se di-
fricción entre los integrantes del grupo ce «enviarlo a Coventry» (Opie y Opie,
determinan la opulencia y la calidad de 1959).
sus adornos y la belleza y el éxito de sus Las comunidades y organizaciones reli-
interpretaciones ceremoniales (O'Han- giosas han utilizado la excomunión para
lon, 1989). imponer la obediencia a sus reglas. Entre
La decoración corporal incluye asimis- los menonitas y los amish norteamerica-
mo el tatuaje, ya permanente en el indi- nos, y en la Iglesia católica romana antes
viduo y su particular presentación frente de 1200, la práctica se acompañaba de
a los demás. La práctica es común a mu- extrañamiento, que imponía a los miem-
chas sociedades. Entre los pobladores de bros de la comunidad la abstención de to-
las islas Marquesas del Pacífico se de- da relación social con la persona extraña-
muestra el postulado de Gell de que el da, entendiéndose por ello el cese de ne-
tatuaje expresa la madurez social, la per- gocios, la prohibición de sentarse a la
sonalidad individual y la perpetuación misma mesa e incluso el veto a mantener
social (Gell, 1995). Los componentes relaciones maritales entre marido y mu-
masculinos y femeninos de las bandas jer (Hostetler, 1993, pp. 85-87, 345-349).
callejeras norteamericanas se tatúan con El judaismo rabínico empleaba una téc-
la «insignia» de su grupo para hacer ma- nica similar (Jakob Katz, 1993, pp. 84-
nifiesta su afiliación. PR y AR 86). Los casos graves de excomunión im-
plicaban una especie de muerte social, y
el ritual que acompañaba a un decreto de
ostracismo Hace referencia a una
semejante severidad incluía la extinción
amplia gama de SANCIONES, desde el re-
de cirios encendidos para subrayar obje-
chazo informal de reconocer la presencia
tiva y claramente esta condición.
de determinados individuos hasta el ve-
En nuestros tiempos, el veto ha seguido
to que excluye a algunos del grupo del
siendo una sanción comúnmente usada
que anteriormente formaban parte. El
tanto por las pequeñas comunidades como
término proviene del griego para un ca-
por los grandes estados. La comunidad
zo de barro (ostrakon), usado por los vo-
maya de Chiapas predominantemente ca-
tantes atenienses para determinar si un
tólica de San Juán Chamula ha tratado de
individuo debía ser exiliado.
impedir las conversiones expulsando a los
Los seres humanos evitan a menudo a
protestantes (Goseen, 1989). La Rusia za-
otros, informal pero deliberadamente,
rista y la antigua Unión Soviética se sir-
con los que han tenido una disputa, inclu-
vieron del destierro y exilio a Siberia co-
so si deben verse a diario. Vecinos y pa-
mo castigo. En su configuración tanto for-
rientes pueden hacerlo durante un tiem-
mal como informal, el ostracismo sigue
po, a veces largo. Los individuos que pier-
siendo un fuerte castigo en las sociedades
den su trabajo pueden entender que sus
humanas. WZ
compañeros les ignoran cada vez más a
pactos de sangre Son juramentos
dados por dos o más individuos que ex-
presan formalmente su compromiso de
lealtad mutua después de intercambiar
SANGRE de sendos cortes practicados en
el cuerpo respectivo (Beattie, 1958). Este
acto es médicamente muy peligroso en
algunas áreas con alto riesgo de infec-
ción por HIV transmitida por la sangre,
lo cual ha llevado a que se modifique el
ritual.
Aunque se encuentran en todo el mundo,
los más detallados estudios antropológi-
cos al respecto han sido realizados en
África. Los conjurados suelen recitar
cláusulas de mutua obligatoriedad u ora-
ciones al tiempo que se practican cortes
en el cuerpo, llegando incluso al extre-
mo de lamerse recíprocamente las heri-
das (Paulme, 1973). Si una de las partes
viola ulteriormente el pacto se entiende
que la sangre recibida ejercerá la debida
venganza (Evans-Pritchard, 1933). Y en
caso de muerte se da por cierto que la
unión pervivirá místicamente (Beidel-
man, 1963). Los pactos de sangre solían
cerrarse entre iguales (Evans-Pritchard,
1933), aunque ocasionalmente podían
establecerse entre personajes de la reale-
za y del pueblo llano. A menudo, como
ocurre entre los nyoro y los kaguru, los
pactos de sangre se efectuaban con ex-
traños de lugares remotos con miras a
ganarse un aliado permanente en caso
de tener que viajar (Beidelman, 1963).
Entre los soninké del Níger un hombre
puede ofrecerse como griot o cantor de
las excelencias de otro, convirtiéndose de
hecho voluntariamente en su esclavo, y
el pacto se cierra con sangre (Paulme,
1973). En general, estos pactos se con-
cluyen entre hombres, aunque ocasio-
nalmente se dan entre individuos de dis-
tinto género, como ocurre entre algunos
desposados azande (Evans-Pritchard,
1933). AG
474 PAGO POR LA NOVIA
ximo, sur y este de Asia (J. Goody y simbólico, espectacular, ecológico y esté-
Tambiah, 1973; esp. cap. 1). Esta cos- tico. Los bienes transferidos no son siem-
tumbre desempeña un papel principal pre sustituibles con dinero u otros obje-
sobre todo entre las sociedades de la sa- tos, aunque es cierto que el dinero suele
bana de África oriental y meridional desempeñar cierto papel incluso donde
dedicadas a la ganadería de grandes bó- ha sido recientemente introducido. Don-
vidos. Y es común en todas las que obser- de el ganado no sobrevive, por ejemplo
van las directrices de P A R E N T E S C O P A - en África occidental, plagada por la mos-
T R I L I N E A L , aunque también se da entre ca tsé-tsé, son objetos domésticos u otros
las que se rigen por el M A T R I L I N E A L , A M - los que adquieren mayor relieve.
B I L I N E A L y B I L A T E R A L , generalmente con Los antropólogos y otros han ofrecido
el intercambio de pequeños regalos, a generalizaciones varias acerca de la inci-
menudo meramente testimoniales. Mu- dencia de esta regla en relación con la
chas de las sociedades donde el pago de tecnología agrícola y la DIVISIÓN D E L
la novia está establecido permiten asi- T R A B A J O entre géneros (Boserup, 1970; J.
generalizado de que la CULTURA se fun- Por una parte, pues, el parentesco siem-
damenta en los hechos de la naturaleza, pre ha sido considerado como sistema
hechos que adquieren fuerza social que contribuye a la solidaridad, la con-
cuando son reconocidos y compartidos; fianza y la cooperación que constituyen
así, la genealogía, como trama de víncu- requisitos primeros desde el punto de
los biológicos reales, es el universo cultu- vista funcional, ya para la vida en grupo,
ralmente dividido para formar un siste- ya para la viabilidad del conjunto socio-
ma de categorías sociales y relaciones cultural. Lo que se discute es cuánto hay
que damos en llamar parentesco. La in- ahí de puramente cultural y cuánto, de
vención de la CLASIFICACIÓN cultural se haberlo, obedece simplemente a hechos
restringe casi o absolutamente al mero de la naturaleza, incluida la humana,
hecho de conferir nombres a las ciruns- meramente formalizados por el recono-
tancias naturales reconocidas en su «rea- cimiento cultural.
lidad». Esta idea es obviamente muy Algunas sociedades, por razones diversas,
próxima a la noción de que la cultura es han reducido el gran múmero de relacio-
un sistema adaptativo ajustado a los he- nes de afinidad (por matrimonio) y con-
chos de la naturaleza y al entorno vital sanguinidad (por sangre) ignorando al-
de los humanos. Que este supuesto es gunas de tipo social y destacando otras
inadecuado salta a la vista al considerar por su importancia para la propia socie-
la naturaleza de dioses, espíritus y demás dad y la cultura. Al efecto se ha procedido
constructos cuya realidad es enteramen- categorizando las clases de relación de dos
te cultural y que carecen de base real o maneras fundamentales. En primer lu-
natural. gar, algunas relaciones claramente dife-
El segundo supuesto en que los antiguos rentes se clasifican conjuntamente, por
pensadores fundamentaron el parentes- ejemplo, los hijos de hermanos del padre
co cultural o social y que sigue subya- pueden clasificarse como «primos» con
ciendo al pensamiento contemporáneo nombre concreto (citados con términos
es que esos vínculos biológicos poseen en de parentesco) y detentar roles especiales
efecto mucha fuerza. « L a sangre es más (por ejemplo, la relación entre los herma-
densa que el agua», dicen los occidenta- nos de la madre y los hijos de la hermana
les. El vínculo biológico de consanguini- puede elevarse al grado de AVUNCULA-
DOS). En segundo lugar, algunas clases de
dad es, en efecto, un poderoso factor de
descendencia pueden singularizarse me-
solidaridad, ayuda mutua y reciprocidad,
diante reconocimiento especial. Por
más que la mayoría de otros posibles la-
ejemplo, los parientes de sangre por línea
zos; y las personas se sienten biológica-
masculina pueden constituir línea patrili-
mente movidas a obedecer a las deman-
neal propia; otro tanto, pero matrilineal,
das de este vínculo. «Es natural», dicen,
cabe a los vinculados por línea femenina;
y el reconocimiento social o cultural no
y, en fin, cabe que algunos parientes, ya
hace sino formalizar este hecho.
por madre, ya por padre, constituyan una
Otra forma de reflejarlo es asumiendo
categoría específica de línea mixta.
que toda sociedad o sistema sociocultural
De categoría a grupo media un movi-
deben ser integrados, tanto en el sentido
miento fácil, que mínimamente consiste
de mantener unidos a los individuos co-
en la presencia de alguna función espe-
mo al propio sistema. La construcción so-
cial, como la posesión de propiedad o la
ciocultural de naturaleza y la prioridad capacidad de regular los matrimonios.
del mundo natural material en este es- Donde el parentesco es por definición bi-
quema explicativo destacan claramente.
478 PARENTESCO BILATERAL
de ovejas, cabras, vacas y camellos bac- tanos comercian con lana, pieles, sal y
trianos. Históricamente, grupos como los productos lácteos que intercambian con
escitas, los turcos, los mongoles, los kaza- los habitantes de los poblados vecinos
cos y los kirguises han sido famosos por por cebada, componente principal de su
su destreza en la equitación y el manejo dieta (Goldstein y Beall, 1989).
del arco, talentos militares que cabe en- 7. En las altas cotas de los Andes sura-
contrar en los grandes imperios que a mericanos, los comunidades dedicadas a
menudo aterrorizaron a sus vecinos bajo la cria de la l l a m a se integran en comu-
la dirección de jefes como Gengis Kan y nidades agrícolas de tipo alpino. TB
el huno Atila (Barfield, 1989). Otras lecturas Barfield, 1995; Bulliett,
5. En las zonas de montaña y mesetarias 1997; P. Carmichael, 1991; Humphrey,
del suroeste asiático abunda sobre todo el 1983; Monod, 1975.
pastoreo de ovejas y cabras, mientras que
los caballos, camellos y asnos son usados pater Padre socialmente aceptado de
sólo para el transporte. Grupos como los un niño, a diferencia del biológico. Por
bakhtiari, los qashqa'i, los basseri, los ejemplo, en la sociedad moderna, el ma-
lurs y los pashtuns presentan una rela- rido de una mujer que concibe un niño
ción simbiótica con los asentamientos mediante inseminación artificial es con-
humanos vecinos donde intercambian siderado padre (o pater) de éste, aunque
sus animales por carne, lana, productos no lo sea biológico (GENITOR). MR
lácteos y cueros por grano y productos
manufacturados (Barth, 1961). patriarcado Es el dominio de los
4. En los desiertos del Sahara y de Ara- hombres como clase sobre las mujeres, y
bia, los beduinos se especializan en la también un sistema por el que los dere-
cria del dromedario para carne y trans- chos y deberes respecto de las personas y
porte. Históricamente han redondeado cosas proviene del padre. Los teóricos so-
sus ingresos vendiendo protección a los ciales del siglo XIX desarrollaron el con-
agricultores de los oasis, proporcionando cepto de «patriarcado» (conocido tam-
camellos para el comercio de las carava- bién como «derecho del padre») en opo-
nas y recibiendo subsidios por apoyo mi- sición a MATRIARCADO y para explicar la
litar (W. Lancaster, 1981). evolución de la sociedad civil. El econo-
5. En la sabana subsahariana se valora mista político alemán Friedrich Engels
sobremanera la posesión de ganado en- (1902), por ejemplo, situó el «derroca-
tre los grupos nuer, dinka, masai y tur- miento» del matriarcado por el patriar-
kana (configuradores del que los antro- cado en la «edad heroica griega». Los
pólogos l l a m a n el COMPLEJO PECUARIO). marcos evolutivos sociales en que se de-
También tienen su papel las ovejas y las sarrollaron los conceptos de patriarcado
cabras, al igual que la agricultura esta- y matriarcado ya no son en general acep-
cional. Con cabañas en lugar de tiendas tados.
de campaña, sólo usan asnos para el El término «patriarcado» se usa hoy pa-
transporte (Gulliver, 1955). ra describir una situación en la que los
6. En la alta meseta asiática son los yaks hombres ejercen un control primario de
los que hacen viable el pastoreo. Los re- las instituciones culturales, político-eco-
baños incluyen también híbridos de yak- nómicas y sociales más prestigiosas en su
vacuno, variedades de ovejas aptas para sociedad. A veces se asocia con las socie-
la vida a gran altitud, cabras de chache- dades regidas por la descendencia PATRI-
mir y algunos caballos. Los pastores tibe- LINEAL, pero los antropólogos y sociólo-
PAZ Y NO VIOLENCIA 483
gos han demostrado que la patrilineali- entidad. Los científicos sociales que asu-
dad no es condición necesaria para la do- men esta posición creen que la no vio-
minación masculina. Los teóricos socia- lencia y la paz son objetivos alcanzables,
les actuales piensan que las sociedades aunque mayormente mediante reduc-
llamadas patriarcales son hoy matizadas ción de la AGRESIÓN, una vez la investiga-
por otras consideraciones como, por ción haya acumulado suficientes conoci-
ejemplo, las que se infieren del hecho de mientos para desarrollar técnicas que la
que las mujeres de la raza, clase o reli- controlen. Sus estudios suelen centrarse
gión dominante suelan poseer una posi- sobre todo en el conflicto violento, y en
ción y un poder social superiores a los de especial en la guerra de alcance nacio-
los hombres de la raza, clase y religión nal, internacional y global.
no dominantes. EP La segunda postura considera la paz co-
Véase también ANTROPOLOGÍA FEMINISTA, mo condición relativa que implica proce-
GÉNERO, MASCULINIDAD. sos dinámicos favorecedores de vida, es
Otras l e c t u r a s B. Fox, 1988; R. Rosal- decir, que promueven la supervivencia,
do, 1993. el bienestar, el desarrollo y la creatividad
de los individuos de la sociedad, de modo
patrilineal Véase DESCENDENCIA PA- que puedan realizar mejor su potencial
TRILINEAL. físico, sociocultural, mental y espiritual
de modo constructivo. En última instan-
paz y no violencia Muchas perso- cia, la paz implica al menos cinco niveles
nas consideran la paz simplemente como mutuamente interdependientes: indivi-
ausencia de GUERRA y VIOLENCIA. Este dual, social, nacional, internacional y
enfoque guarda a menudo relación con global. En las ciencias sociales, los antro-
la idea de que la naturaleza humana es pólogos y sociólogos suelen atender al
intrínsecamente agresiva. Por el contra- plano social, los psicólogos al individual,
rio, quienes siguen el concepto positivo y los politólogos al nacional, internacio-
de paz la definen como un proceso diná- nal y global. En consecuencia, el estudio
mico que lleva idealmente a las condi- de la paz se lleva a cabo idealmente en
ciones de ausencia relativa de violencia un campo transdisciplinario de investi-
directa e indirecta, con presencia en gación, educación y acción con miras a
cambio de libertad, igualdad, justicia tratar todos los aspectos y niveles de la
económica y social, cooperación y armo- no violencia, la paz, la violencia, la gue-
nía. (La violencia directa incluye guerra, rra y los fenómenos relacionados.
mientras que la indirecta hace referen- El concepto positivo reconoce que los
cia a las condiciones estructurales nega- planteamientos no violencia/paz y vio-
tivas como el etnocentrismo, el racismo l e n c i a / g u e r r a presentan atributos pro-
y el sexismo.) Este enfoque suele relacio- pios, y ninguno consiste meramente en
narse con la idea de que la naturaleza
la ausencia del otro o en su opuesto. Los
humana es intrínsecamente cooperativa
seguidores de este enfoque suelen aten-
y empática.
der primaria y directamente al estudio
La primera postura, asociada con el filó- de los fenómenos inherentes a la no vio-
sofo político Thomas Hobbes (1651), ve lencia/paz. El supuesto de base es que
la paz preservada sólo por la amenaza de no basta estudiar solamente sus opues-
represalias violentas por parte de la poli- tos; la no violencia y la paz son también
cía y el ejército del estado, y la no vio- fenómenos de importancia que requie-
lencia como estrategia política de escasa ren documentación, análisis, interpreta-
484 PEREGRINACIÓN
Entre las teorías antropológicas de la pe- «¿Pero vivirá Dios de verdad en la Tie-
regrinación, las ideas de Victor TURNER rra? Ved, el cielo y el cielo de los cielos
siguen siendo muy influyentes, aunque no pueden contenerle: ¡cuánto menos es-
discutidas hoy. El interés de Turner por ta casa que he construido!» (citado en F.
la peregrinación surgió de sus trabajos Peters, 1986, p. 7). Este enigma sigue
sobre el RITUAL. A partir del estudio presente en el núcleo de muchos de los
comparativo de Arnold van GENNEP so- viajes de peregrinación. AGG
bre los RITOS DE PASO, con sus tres esta- Véase también RELIGÓN, ANTROPOLOGÍA
dios de separación, liminalidad y reagre- SIMBÓLICA.
gación, Victor Turner (1969, pp. 94-130) Otras lecturas Bhardwaj etal., 1994; D.
se centró en la LIMINALIDAD para hallar Carmichael etal, 1994; Crumrine y Mo-
que había una disolución de las jerar- rinis, 1991; Myerhoff, 1974; Sax, 1991.
quías y los límites de la estructura social,
y una fructífera experiencia de camara- personalidad Véase CULTURA Y PER-
dería, que él llamó communitas. En va- SONALIDAD.
rios artículos (1974, pp. 166-230; 1979) y
en una monografía de la que fue coautor pesca Muerte o captura por cualquier
(Turner y Turner, 1978) trató de la pere- medio de especies de peces y moluscos.
grinación como experiencia voluntaria Los RECOLECTORES explotaron muchas
de liminalidad prolongada, que llamaría clases de recursos marinos y algunas de
«liminoide». Que las peregrinaciones di- las más grandes concentraciones huma-
suelven universalmente las jerarquías nas vivieron en el paleolítico a lo largo de
sociales y promueven un sentimiento de las costas (Yesner, 1980), usando con lar-
comunidad es discutible, y muchos han gueza toda clase de moluscos, recurso
rebatido convincentemente la aplicabili- predecible que podía ser obtenido por la
dad universal de las ideas de Turner, no mayoría de los componentes de estas
obstante germinales. Eade y Sallnow bandas. También construían diques o se
(1991, p. 5), por ejemplo, reconsideraron servían de trampas permanentes para
el fenómeno de la peregrinación dentro capturar a los peces migratorios (G. Bai-
de las ciencias sociales POSMODERNAS, in- ley y Parkington, 1988). Los asentamien-
sistiendo en que toda peregrinación pre- tos solían efectuarse en áreas protegidas
senta «una serie de discursos que compi- desde donde se podían manejar pequeñas
ten entre sí» que ni apoyan ni subvierten embarcaciones con relativa seguridad,
el orden social establecido. poniendo así al alcance de los pescadores
Hoy, con el interés antropológico poten- una gran variedad de ecozonas (ríos, es-
tuarios e incluso la mar abierto) visitadas
ciado en la arena secular de la cultura
por peces, mamíferos marinos y aves con
pública, las nuevas direcciones en el es-
querencia por la costa.
tudio de la peregrinación incluyen el tu-
La primera contribución de la antropolo-
rismo, como un viaje a Graceland (hogar
gía marítima moderna ha consistido en
y lugar de reposo de Elvis Presley) o a
documentar cómo fueron adaptándose los
un parque nacional (E. Cohen, 1992).
individuos al eterno problema de obtener
Sin embargo, los estudiosos de la reli-
su sustento del mar. La pesca se practica
gión siguen atendiendo a las grandes
en un medio incierto, heterogéneo y peli-
ironías inherentes al paradójico concep-
groso constantemente amenazado por
to de «lugar sagrado», expresado en la
tormentas, accidentes y fallos del equipo
pregunta de Salomón cuando edificó su
(Binkley, 1991). Poggie y Pollnac (1988)
templo en Jerusalén (1 Reyes 8, 27):
PESCA 487
ras nacionales e internacionales aten- vir para denotar la plegaria como género
diendo a criterios científicos han sido re- particular, hasta el punto que requiera
cientemente cuestionados por resultar tal destreza que quede restringida a es-
más bien caóticos y porque los modelos de pecialistas y a las grandes ocasiones, o
repoblación ictiológica sobre los que se que por su simplicidad quede al alcance
basa la gestión parecen ser inadecuados del común de los mortales.
para el fin perseguido (Estellie Smith, La plegaria encierra gran interés para el
1990; J. Wilson et al., 1994). Con la desa- estudioso de la RELIGIÓN en el plano
parición de gran número de pesqueras comparativo porque es tanto parte inte-
nacionales en muchas partes del mundo, grante del rito como reflejo de las cir-
la acuicultura está conociendo un cre- cunstancias en que éste se practica. Es
ciente desarrollo. JA frecuente que contenga fórmulas o fra-
Otras lecturas Acheson, 1988; F. Co- ses repetitivas, y también secciones ex-
hén, 1986; Colé, 1991; Faris, 1968; R. plicativas de lo que se trata y por qué.
Firth, 1946; T. Gladwin, 1970; Johannes, A menudo se cita en contexto con las
1981; Orbach, 1977; Pálsson, 1991; descripciones de RITUAL, pero son pocos
Prins, 1965; Robben, 1989; Courtland los estudios etnográficos específicamen-
Smith, 1979; Tunstall, 1962; W i l l i a m te dedicados a ella. Gladys Reichard
Warner, 1983. (1944) describió la plegaria de los nava-
jos desde un punto de vista psicológico.
pidgin Dícese del habla resultante de Peter Metcalf (1989) mostró de qué mo-
los esfuerzos realizados por los hablantes do los locutores creaban su propio estilo
de dos lenguas distintas por comunicar- personal en diferentes contextos rituales
se. En lo esencial, un lenguaje pidgin es recurriendo a un repertorio de modali-
una forma simplificada de una de ambas dades formales características de la ora-
lenguas, por lo general la del grupo do- ción berawamana. PM
minante. Véase también CULTURAS ORALES, POESÍA,
Véase también SOCIOLINGÜÍST1CA. SACRIFICIO.
nes y se veían estacionalmente privados vión (Peattie, 1983), los guetos étnicos
de comida y agua, los antropólogos no (Kwong, 1996), las comunidades de CAS-
han considerado que vivieran en estado TA baja (Lynch, 1969), las áreas con gran
de pobreza. De hecho, los debates se han desempleo (Pappas, 1989), los suburbios
centrado más bien en si estos grupos me- y zonas periféricas (Pendleton, 1996), y
rodeadores eran «SOCIEDADES AFLUENTES las comunidades de los sin techo (Susser,
ORIGINALES» dado su bajo cociente apa- 1993). Estas zonas pueden revelarse muy
rente entre trabajo y ocio. distintas, y la experiencia de la pobreza,
En las sociedades estatales, los producto- el acceso a la vivienda, a los bienes de
res CAMPESINOS que poseen tierra y casas consumo, al ocio, las oportunidades edu-
pueden ser pobres en relación con la eco- cacionales, la estructura familiar y las
nomía dineraria, deuda acumulada, falta condiciones sanitarias varían considera-
de nutrición adecuada para la unidad fa- blemente. En Estados Unidos, es co-
miliar, escasez del tiempo de ocio e inca- rriente que una familia pobre posea tele-
pacidad de reunir fondos para el futuro visor, adquiera numerosos artículos de
de sus hijos. Esta pobreza se crea en el consumo y hasta disponga de vehículo.
contexto de las desigualdades existentes En otras partes del mundo, una familia
en el estado. La privación real en térmi- pobre puede no tener siquiera acceso a la
nos de alimentación, vivienda y tiempo electricidad, al agua o a otros recursos
de ocio sólo puede medirse conforme a comunes entre los pobres de las socieda-
las expectativas culturales en cada socie- des industriales de Occidente.
dad con el tiempo. A pesar de las diferentes manifestacio-
En las sociedades CAPITALISTAS contem- nes de la pobreza en la presente econo-
poráneas, la pobreza se define y describe mía global, estas poblaciones se caracte-
a menudo en función de la legislación rizan uniformemente por una elevada
que asigna ayuda suplementaria a las fa- mortalidad infantil y una menor espe-
milias pobres. En estas condiciones, la ranza de vida en comparación con el res-
pobreza es objeto de considerable debate. to de la sociedad. Aunque las formas de
Lo que constituye unas condiciones de privación pueden ser diferentes y aun
alojamiento, así como unas necesidades variar las ENFERMEDADES sufridas por las
básicas de consumo y médicas aceptables personas, el efecto global de la pobreza,
es constantemente renegociado en la definida en términos de desigualdad,
pugna política en torno a las cambiantes tiene importantes consecuencias en la
desigualdades en que se basan estas so- salud poblacional.
ciedades (Susser, 1982). Algunos antro- Así, a pesar de que la pobreza es un cons-
pólogos, sobre todo Osear Lewis (1966), tructo cultural que varía históricamente
entendieron que esta situación estructu- y entre sociedades, no es menos cierto
ral producía una clara CULTURA DE LA que define las oportunidades que ofrece
POBREZA, que es seguidamente pasada de la vida al individuo. La pobreza es pro-
generación en generación, posición que ducto del modo en que se establece la de-
no soportó bien un examen más a fondo sigualdad en diferentes contextos políti-
(Leacock, 1971). cos y culturales. ISu
La ANTROPOLOGÍA URBANA se ha centrado Véase también CLASE, COCINA, HAMBRE,
en todo el mundo en aquellas zonas de ESTRATIFICACIÓN, SUFRIMIENTO.
las ciudades modernas habitadas por los Otras lecturas De Soto, 1992; Higgins,
pobres. Entre las descritas por los antro- 1983; Leeds, 1994; Peattie, 1968.
pólogos están los asentamientos de alu-
490 PODER
El poder es algo que se concibe proce- actualidad son las de Marshall Sahlins y,
dente de la periferia o del exterior, ex- sobre todo, de Pierre Bourdieu. Sahlins
tremo éste que Hocart ya puso de relieve (1985) ha abordado, en particular en sus
en sus estudios sobre la India a princi- trabajos sobre las islas Hawai y Fidji,
pios de siglo. Es interesente que otros an- cuestiones relativas a las fuerzas cultura-
tropólogos hayan presentado procesos si- les implicadas en el interjuego y la
milares, por ejemplo en África y en el transformación de las formaciones cul-
Pacífico. Todos estos enfoques cuestio- turales de poder de origen distinto. Estas
nan las perspectivas político-económicas vías habían conocido ya un precedente
occidentales que, no obstante, siguen en la propia obra de Sahlins (1961) con
siendo vitales en la obra de muchos et- su clásico ensayo sobre la organización
nógrafos. del parentesco nuer que, en su opinión,
Se ha abierto un gran debate en antropo- confería a éstos una ventaja expansionis-
logía en lo que se refiere, por una parte, ta sobre otros pueblos de la región. Con
a las virtudes de las perspectivas que sus modificaciones particulares de los
ofrece el intercambio, interaccionista o enfoques estructuralista y marxista, Sah-
transaccionalista —que suele girar en tor- lins ilustra muy bien las construcciones
no a un centro dinámico individualista o culturales del poder y su influencia en la
de grupo pequeño— y, por la otra, a las acción práctica.
que adornan a aquellos enfoques que ex- Bourdieu (1977) expresa una posición
ploran las diferentes formaciones insti- individualista más estratégica y pragmá-
tucionales de pode, sin descartar cierto tica que Sahlins acerca del poder pese a
grado de solapamiento. Independiente- que, no obstante, manifiesta claras in-
mente de si la orientación es interaccio- fluencias marxistas, al igual que del pro-
nista o institucional, destaca la tenden- ceso weberiano y del ESTRUCTURALISMO.
cia común a buscar los rudimentos y el En muchos aspectos, el enfoque de Bour-
desarrollo del poder en los desequilibrios dieu acerca del poder representa una in-
de intercambio y en el control y distri- novadora síntesis de teorías modernistas
bución de los recursos materiales. Así lo de otro modo opuestas, síntesis que es
ilustran de manera óptima los estudios congruente con algunas direcciones pos-
ya clásicos de Fredrik Barth (1959a) so- testructuralisas o POSMODERNAS.
bre la dinámica de las alianzas de poder Los conceptos bourdianos de poder sim-
entre los patanes swat, y de Edmund bólico y VIOLENCIA han sido particular-
LEACH (1954), quien examina el despla- mente influyentes, ya que a través de
zamiento del igualitarismo no centraliza- ellos ha explorado las fuentes de poder
do a las intituciones jerárquicas de orien- controladoras o destructivas existentes
tación estatal entre los kachin de las tie- en las prácticas institucionales que pue-
rras altas de Birmania. den parecer benignas, progresivas, o en
Barth y Leach se propusieron desarrollar algún sentido ajenas, por ejemplo, a los
enfoques que dieran primacía a los pro- aparatos de poder del estado. Bourdieu
cesos de poder en la formación institu- ha examinado las prácticas de poder
cional social y en la construcción concep- «ocultas» presentes en actividades que
tual del valor (valía). Sus orientaciones no parecen claramente vinculadas con el
ejercieron considerable influencia du- control y la dominación pero tienen este
rante las décadas de 1960 y 1970, y ésta efecto (de ahí la distinción entre el po-
todavía persiste. Perspectivas más re- der simbólico y el ejercido por los agen-
cientes y merecedoras de atención en la tes de los cargos formalmente podero-
492 POESÍA, POÉTICA, ETNOPOÉTICA
sos). Hay cierta similaridad entre los ob- la gran variabilidad de las formaciones
jetivos de Bourdieu y los de postestruc- de poder, en especial su configuración
turalistas como Foucault. cultural y las prácticas que las refuerzan.
Foucault ha tenido un gran impacto en Pero no se ha presentado aún una teoría
los enfoques antropológicos recientes en global aplicable en general a los diversos
torno al poder: más incluso que otras im- sistemas y prácticas de poder registrados
portantes figuras del descontruccionismo por los antropólogos. BK
como Derrida y Deleuze. Los principales Véase también GOBIERNO, ANTROPOLOGÍA
trabajos empíricos de Foucault (1973, LEGAL, ANTROPOLOGÍA POLÍTICA, ESTRATI-
1965, 1977b) sobre comunicaciones mé- FICACIÓN.
dicas y formas de encarcelamiento y vi-
gilancia humanos se cuentan entre los poesía, poética, etnopoética La
más influyentes del género. Así es en las poesía es un género de arte verbal, y
discusiones antropológicas de ubicacio- la poética es su estudio estético. Como di-
nes del poder en relación con la identi- jo Roman Jakobson (1960, p. 350) « l a po-
dad de género y étnica, el nacionalismo, ética trata primariamente de la cuestión
las prácticas coloniales y otras (Foucault, ¿qué hace de un mensaje verbal una obra
1980). Foucault sacó a la luz la dinámica de arte?» (cursiva en original). En años
constitutiva y reestructuradora del poder recientes se ha acuñado el término «etno-
en una variedad de discursos o prácticas poética» (J. Rothenberg y Rothenberg,
que no parecen ser formalmente parte de 1983) (por analogía con «ETNOBOTÁNICA»,
las instituciones de gobierno. Así, Fou- «ETNOMUSICOLOGÍA» o «ETNOHISTORIA»)
cault demostró que los discursos de medi- para un campo que pregunta (parafra-
cina y control del crimen eran paralelos a seando a Jakobson) qué convierte en obra
los formulados en torno a la formación de arte un mensaje verbal en el marco de
de los sistemas políticos contemporáneos una tradición cultural particular.
y parte integral a la postre de su dinámica Hasta la década de 1970, la poética era
de control. La influencia de estudiosos co- campo exclusivo de los críticos literarios
mo Foucault ha llevado a una conciencia- interesados sobre todo en la literatura
ción más profunda entre los antropólogos occidental impresa, o de los antropólogos
de que su propio empeño es potencial- que atendían a las tradiciones orales y
mente un discurso de poderosa domina- dramáticas del mundo no industrializa-
ción, perceptible incluso en la aparente- do, pero sólo como dato para proceder al
mente inocente fascinación de los antro- estudio de otras áreas culturales como la
pólogos por lo exótico y también, como religión y el parentesco, y raramente co-
muchos antropólogos marxistas ya ha- mo tema con valores propios. Si los estu-
bían afirmado, en la aplicación de teorías diosos occidentales han tenido dificulta-
de autointerés y maximización de poder des a la hora de apreciar las sutilezas y
semejantes a las del CAPITALISMO de mer- complejidades del arte verbal, mayores
cado. han sido las que les ha deparado la adu-
cida importancia de su significado cen-
Son muchos los estudios acerca del poder
tral en el pensamiento y la práctica cul-
disponibles para los antropólogos, mu-
turales de cada día en muchos pueblos.
chos de ellos fundamentados en su pro-
Meeker (1979), en un estudio precursor
pio trabajo etnográfico, que ilustra sus
sobre la poesía árabe, señaló que los poe-
múltiples aspectos, al margen de las teo-
mas de los beduinos expresaban los pro-
rías particulares que puedan sostener.
blemas más candentes de su sociedad: la
Estos estudios han puesto de manifiesto
POESÍA, POÉTICA, ETNOPOÉTICA 493
esposa. Casi siempre adopta la forma de Surge la cuestión de si todas las religio-
poliandria fraterna, donde un grupos de nes son siempre en realidad, en mayor o
hermanos comparten esposa. MR menor grado, politeístas. Dos son al efec-
Véase también POLIGINIA. to las respuestas aportadas. Primero,
Otras lecturas Levine, 1983. aunque un Dios superior o deidad prin-
cipal puede caracterizar a una religión,
que en consecuencia cabe definir como
poligamia Es la institución de ma-
monoteísta, también puede albergarse la
trimonio plural que permite al indivi-
creencia en la coexistencia de demonios,
duo tener más de una esposa. Compren-
de Satán, y de manifestaciones tanto im-
de tanto a la POLIANDRIA como a la POLI-
personales como personificadas del MAL.
GINIA. MR
Está claro que estas entidades no son be-
nignas en el sentido normal vehiculado
poliginia Forma de matrimonio plu- por el término «dios», pero sí son clara-
ral que permite al hombre tener más de mente seres espirituales y, por tanto, en
una esposa a la vez. MR la definición de Tylor, parte integrante
Véase también POLIANDRIA. de la base de la fe religiosa.
Segundo, es frecuente que un Dios supe-
politeísmo Adoración o reconoci- rior presida una jerarquía de deidades
miento de muchos dioses o espíritus en menores. En el cristianismo, Dios puede
un universo religioso. El siglo XIX fue comunicar su voluntad a los mortales a
testigo del auge de dos ideas evolutivas través de espíritus llamados «ángeles»
principales amparadas por el politeísmo (no todos benévolos) que constituyen
(H. Spencer, 1876; Tylor, 1871). En pri- una jerarquía celestial en la que los ar-
mer lugar, se presuponía que los pueblos cángeles ocupan el octavo rango. Una si-
prehistóricos llegaron en su momento a tuación comparable es la que se aprecia
distinguir entre el cuerpo material y el en las otras religiones llamadas semíti-
alma o espíritu, favoreciendo así la creen- cas, el judaismo y el islam, pese a perci-
cia en una pluralidad de ESPÍRITUS. No bir el peligro de deidades (y de Satán)
sólo a las personas, sino también a los que compiten con Dios, que puede pro-
animales, plantas y aun objetos inani- vocar la denuncia de la adoración de
mados, podían serles atribuidas almas otros dioses e ídolos.
(véase ANIMISMO). En segundo lugar, el
Hoy es para muchos musulmanes esta
culto a las almas de los antepasados fue
denuncia del politeísmo la base del is-
propuesto como antecedente u origen de
l a m fundamentalista radical que urge
la RELIGIÓN, con la creencia adicional de
fervientemente a la gente a desistir de la
que estos espíritus ancestrales se mani-
veneración de santos muertos (incluso
festaban a veces en un tótem. Para
del propio Profeta) en dispendiosos ri-
DURKHEIM (1915), el TOTEMISMO, que
tuales y de instar místicas súplicas de es-
englobaba a una plétora de espíritus to- píritus o jinns, pese al hecho de que al-
témicos colectivos e individuales o per- gunos de ellos son mencionados, a veces
sonales, fue el origen de todas las reli- aprobatoriamente, en el Corán.
giones. Diferían las opiniones en lo to- El hinduismo, en particular en la prácti-
POSCOLONIALISMO 495
ca local, contiene una jerarquía divina, varios del entorno natural. Es práctica-
desde el Dios omnipresente e incorpóreo mente inevitable que las divinidades in-
a deidades con expresión física concreta, manentes se reflejen así. De donde que
como Shiva, Parvati y Vishnu, pasando «politeísmo» pueda no ser sino un tér-
por una serie de dioses regionales, deida- mino taquigráfico para referirse a una
des locales que protegen de homólogas variedad de concepciones de la divinidad
malvadas a los pobladores del lugar y ya dentro de una jerarquía de seres espi-
aun de malévolos demonios de menor rituales ya sin relación con ella. DP
rango pero de efecto supuestamente Otras lecturas Ahern, 1981; Babb,
cierto. Las formas de budismo locales 1975; Firth, 1940; James, 1979; Lien-
implican la veneración de deidades loca- hardt, 1961; Tambiah, 1970.
les y la oferta consiguiente de sacrificios
para conseguir curaciones y buena fortu- polución Véase PUREZA/POLUCIÓN.
na para los mortales enfermos o víctimas
de cualquier infortunio. poscolonialismo Tradición crítica
Media un paso muy corto entre la súpli- interdisciplinaria que explora el impac-
ca ante deidades locales y lo que se da en to del poder colonial en las culturas de
llamar posesión por espíritus, mediación los pueblos colonizadores y colonizados
y CHAMANISMO, donde se admite la pro- del pasado y la reproducción de las rela-
babilidad de que las personas puedan es- ciones coloniales, representaciones y
tablecer contacto directo con deidades prácticas en el presente.
locales o menores más que con un Dios El poscolonialismo tuvo su origen en las
superior. La posesión por los espíritus es humanidades, en especial en los estudios
la presunta ocupación de la mente y el literarios y culturales, donde recibió su
cuerpo del sujeto, no buscada por éste, más poderoso ímpetu de la crítica funda-
por parte de un espíritu. Los llamados mental de Edward Said (1978) sobre el
médiums son involuntariamente poseí- orientalismo. Este texto se basaba en una
dos por los espíritus, que se expresan a tensa conjunción de humanismo y an-
través de ellos para adivinar las causas tihumanismo para exponer las formas a
de infortunio, leer el futuro o facilitar la través de las cuales se habían producido
comunicación con los muertos. Los cha- y habían circulado las representaciones
manes son especialistas que de hecho europeas y norteamericanas del «Orien-
controlan a voluntad a los espíritus que te», aunque su desarrollo ulterior ha sido
los poseen a fin de suministrar estos ser- mucho más crítico con el humanismo oc-
vicios (I. Lewis, 1971; Riches, 1994). Ta- cidental y ha conllevado un enlace mu-
les instancias pueden expresarse con el cho más estrecho con el postestructura-
término «politeísmo», con un dios o dio- lismo, en especial de los trabajos de De-
ses a menudo mucho menos importantes rrida, Foucault y Lacan (R. Young,
en la vida diaria de los adoradores. 1990). Así, la agenda de Said ha sido ra-
Por último, algunas religiones, puede dicalmente revisada: los discursos colo-
que la mayoría, albergan una noción de niales se han demostrado más ambiva-
divinidad inmanente y a veces trascen- lentes y contradictorios de lo que en su
dente. EVANS-PRITCHARD (1956) descri- día se pensó; los análisis se han extendi-
bió al Dios de los nuer de Sudán en exis- do desde sus propios fundamentos en la
tencia como estado exaltado trascenden- « a l t a » cultura a la popular, los relatos de
tal tanto como a modo de refracciones viajes y la gobernabilidad colonial; la
localizadas como espíritus o en aspectos formación de subjetividades coloniales
496 POSESIÓN
posición social, estatus Como dad del propio sistema, había quedado
«parentesco», «matrimonio» y «ritual», bien establecido, y aunque figuras de
el término «estatus» ha pasado a vehicu- gran relevancia como RADCLIFFE-BROWN
lar un concepto esencial en el análisis usaron «posición social» indistintamente
antropológico, pero posee una gran va- con términos como «persona social» y
riedad de significados. El más generali- «costumbre social», el concepto fue cada
zado es que denota posición en la estruc- vez más usado para referirse a todas las
tura social, y a él se asocia el término posiciones que conforman la estructura
muy próximo de «ROL», que hace refe- social. Ralph LINTON (1936) clarificó no-
rencia al comportamiento que se espera tablemente el concepto formalizando el
de la persona que ocupa dicha posición. uso del término y definiendo estas posi-
Este uso deriva del concepto legal homó- ciones con carácter polar en las pautas
nimo y entraña una serie de derechos y de comportamiento recíproco entre in-
deberes propios de cada posición particu- dividuos o grupos, y los roles como los
lar. Pero una vez adoptado por los cientí- aspectos dinámicos de dichas posicio-
ficos sociales, el concepto adquirió signi- nes: la objetivación de los modelos com-
ficados más complejos. Otras aplicacio- portamentales artibuidos a ellas. Estos
nes se vinculan más estrechamente con dos conceptos fueron mayoritariamente
adoptados en lo sucesivo por sociólogos y
la noción popular de estima, reputación,
antropólogos, y fueron fundamentales
HONOR o rango social, aunque nueva-
para el análisis de la estructura social.
mente los científicos sociales le han aña-
Ulteriores distinciones de Linton entre
dido numerosas acepciones nuevas al hi-
«posición adscrita» y «posición alcanza-
lo de sus objetivos analíticos. Por ejem-
da» quedaron también firmemente esta-
plo, Max WEBER descompuso el concepto
blecidas. Las posiciones adscritas son
marxista de CLASE en clase, posición y
aquellas asignadas a los individuos sin
partido (poder político), configurando
referencia alguna a sus diferencias o ca-
en el proceso un poderoso concepto cen-
pacidades innatas, mientras que las al-
trado en las formas de relación recíproca
canzadas se entienden como producto de
entre grupos (M. Weber, 1968). Weber
la competición y del esfuerzo personal,
trazó la divisoria entre posición y con- dado que requieren capacidades especia-
trato, que reflejaba el supuesto evolucio- les. Este contraste tuvo muchas aplica-
nista de que las sociedades progresan ciones útiles, pero al igual que la pro-
desde un estado original en el que todas puesta de Maine respecto de la progre-
las relaciones sociales derivan de la fa- sión de posición a contrato, contenía un
m i l i a a otro en que se basan creciente- elemento evolutivo implícito y reflejaba
mente en contratos libremente acorda- los supuestos ideológicos que formaban
dos entre individuos. En la década de gran parte de la teoría estructural-fun-
1930 dominaba en Gran Bretaña y en cional.
sus colonias la teoría estructural-funcio- Pero estas aplicaciones del término «po-
nal derivada en gran medida del trabajo sición» o «estatus» fueron objeto de la
de Emile DURKHEIM, que también em- crítica generalizada de la teoría estructu-
pezaba a ganar terreno en Estados Uni- ral-funcional, críticas que empezaron
dos (véase FUNCIONALISMO). El concepto con el argumento de que eran demasiado
de «estructura social», como sistema in- rígidas e incapaces de abarcar plenamen-
tegrado de relaciones sociales con el fin te los procesos de cambio (deficiencias
de mantener la continuidad y estabili- inherentes no tanto a la teoría como al
498 POSICIÓN SOCIAL, ESTATUS
uso que se hizo de ella). Para superar es- empíricamente específicas. Dado que la
tas limitaciones, Raymond FlRTH propu- posición es inherente en grupos que pre-
so el concepto de «ORGANIZACIÓN SOCIAL» sentan estilos de vida comunes y son
centrado en los elementos electivos im- conscientes de sus intereses y destino co-
plícitos en el comportamiento social, ele- munes relativos frente a otros grupos de
mentos que eran ignorados en los con- posición, está claro que no constituyen
ceptos hiperformales de posición, rol y de necesariamente una jerarquía acordada
la misma estructura social, que implica- en una totalidad funcionalmente inte-
ban una intervención pasiva basada en grada, y de hecho están inmersos en una
actividas socialmente prescritas (R. pugna por la dominancia o el prestigio
Firth, 1951b). El ANÁLISIS TRANSACCIO- relativo con otros grupos de posición.
NAL fue aún más lejos argumentando que Los conceptos de Weber de «situación de
el comportamiento social se basa menos clase» y «situación de posición» ofrecen
en reglas a priori, integradas en posicio- una visión más realista de las estructuras
nes y roles, y más en los cálculos maximi- de desigualdad que la noción de una je-
zadores de los actores racionales (Kapfe- rarquía de posiciones socialmente conve-
rer, 1976b). Con el declive generalizado nida reflejada en reglas de comporta-
del concepto de sociedades como entida- miento socialmente impuestas, dado que
des orgánicamente integradas, los térmi- claramente reconocen el cisma potencial
nos «posición» y «rol» han perdido gran entre jerarquías de poder, riqueza y pres-
parte del refinado sentido que les confe- tigio. De este modo se ve que la movili-
ría la teoría estructural-funcional. dad social no es el ascenso y descenso de
El concepto weberiano de posición es po- individuos socialmente dispersos sino
tencialmente el más valioso para la an- más bien un proceso en el que los indivi-
tropología contemporánea. Convencido duos deben negociar una transición des-
de que el concepto de clase de Marx te- de una combinación de situaciones de
nía que refinarse para atender a la com- clase y posición a otra. El estilo de vida
plejidad de las diferentes bases de jerar- es el elemento crucial en la autocaracte-
quía y rango en las soceidades modernas, rización de los grupos y el elemento par-
Weber reservó el término «clase» para ticularmente apropiado para la investi-
quienes comparten oportunidades de vi- gación antropológica de campo, dado
da comunes en relación con el MERCADO que entraña el capital social. Es impor-
(es decir, capacidad de asegurarse ingre- tante reconocer, no obstante, que los es-
sos mediante disposición de bienes y ser- tilos de vida (a veces llamados «subcul-
vicios). Los grupos de individuos que turas») se hallan tanto en competición
comparten una situación de clase común mutua como, en gran medida, definidos
no necesariamente tienen igual cons- relativamente entre sí en función de una
ciencia de esta situación, de ahí que We- estética diferencial. El principal error de
ber propusiera que «posición» o «esta- algunos tipos de la teoría de la SOCIEDAD
tus» se definiera como estimación positi- PLURAL consiste en tratar a los grupos de
va o negativa del honor o prestigio posición constituyentes de un orden so-
atribuido a personas o grupos. Mientras cial como si fueran enteramente discre-
que una situación de clase baja puede tos, salvo en lo tocante a sus posiciones
dar lugar a una posición consonante- relativas en la jerarquía política. La obra
mente baja, no es necesariamente así ni de Pierre Bourdieu (1984) se basa explí-
ocurre con frecuencia; o, al menos, am- citamente en el modelo de M a x Weber
bos elementos pueden variar de maneras para construir una etnografía monu-
POSMODERNO, POSMODERNISMO 499
«índice» de Peirce para reflejar el hecho (lo que a veces se ha dado en llamar el
de que ciertos signos lingüísticos han de enfoque «estructural-funcional»).
coexistir con el contexto verbalmente En otro quiebro importante en la prag-
formulado para ser apropiadamente mática antropológica, Michael Silvers-
comprendidos. Los estudios de Benvenis- tein (1976) amplió el uso dado por Jakob-
te y Jakobson, verdaderos hitos en la ma- son a los índices lingüísticos en funciones
teria, iniciaron más o menos lo que en el no referenciales del lenguaje (denotando
análisis gramatical se dio en llamar las relaciones de género y de posición so-
«deixis» y que ha motivado numerosos cial de los comunicantes), y afirmó que
estudios de antropólogos de las lenguas era mediante el uso de tales signos que sé
maya (W. Hanks, 1990) y vietnamita constituía gran parte del significado cul-
(Luong, 1990). tural, si no la mayor parte. Crítica en su
En su análisis de cambios e índices lin- formulación del índice es la noción de
güísticos, Benveniste y Jakobson aten- que no sólo presupone aspectos del con-
dían principalmente a la función refe- texto situacional, sino que también pue-
rencial del lenguaje (véase SEMÁNTICA). de ser creativo o interpretativo (Austin,
Uno de los más importantes antropólo- 1962). Un ejemplo relativamente senci-
gos, y entre los primeros en ampliar el llo es el de los títulos alusivos, que pue-
estudio del significado más a l l á de la den contribuir a establecer una relación
pura referencia, fue Bronislaw M A L I - ya formal o deferencial entre el hablante
NOWSKI, quien en un ensayo fundamen- y el oyente, ya paritaria. Es a través de la
tal señaló que era vital el análisis del uso noción de índice «preasuntivo, creativo»
de los signos lingüísticos en el «contexto que la pragmática puede mostrar cómo
situacional», en oposición al contexto de se constituyen las formas y significados
otras palabras o discurso, que era coto culturales. Es central, por tanto, a todos
tradicional de filólogos y lingüistas (Ma- los debates acerca de la cultura como fe-
linowski, 1925). Además de la referen- nómeno discursivamente construido, co-
cia, delineó la función conativa (el curso mo puede verse en el análisis de Domín-
del lenguaje para dirigirse al oyente en guez (1989) sobre la construcción de la
contexto con la situación), la función identidad israelita. SC
emotiva (el uso del lenguaje para expre- Otras lecturas Roger Brown y Gillman,
sar una actitud o emoción por parte del 1960; J. Firth, 1957; S. Levinson, 1983;
hablante) y, de suma importancia para O Morris, 1938.
Malinowski, la función fática (el uso del
lenguaje para crear y mantener una rela- presente etnográfico Convencio-
ción social). La formulación de Mali- nalismo en uso en arqueología consisten-
nowski —sin su sesgo conductista— fue ul- te en escribir sobre una cultura en tiem-
teriormente desarrollada por Jakobson po presente, independientemente de lo
(1960), quien añadió al esquema univer- lejos que esté en el tiempo su existencia
sal las funciones poética y metalingüísti- histórica o el momento real de observa-
ca. Como Malinowski, denunció que la ción. Esta práctica fue particularmente
lingüística se había confinado indebida- frecuente en la temprana arqueología
mente al estudio de la estructura lin- norteamericana, cuando los autores solían
güística en su función referencial sin describir las culturas de las tribus nati-
considerar las diferentes formas en que vas cuya forma de vida histórica había
el lenguaje puede estructurarse para al- desaparecido antes del acto observacio-
canzar otros objetivos de comunicación nal y era reconstruida basándose en en-
506 PRIMOGENITURA
el sentido de que la evolución de los es- ducido los centenares de tipos de arroz
tados se produjo con objeto de organizar tradicionales a unas pocas variedades
los grandes sistemas de riego hidráulico modernas. A su vez, también las comuni-
no se ha visto enteramente confirmada; dades pueden perder su conocimiento
fuera de Perú, zonas nucleares de desa- tradicional de prácticas que les permi-
rrollo agrícola de regadío revelan que el tían hacer frente a inesperados esfuerzos
crecimiento de la población y la centra- climáticos y biológicos (malas hierbas,
lización fueron anteriores a la construc- insectos, enfermedades) con onerosa in-
ción de grandes y complejos sistemas de cidencia en el ciclo vital de las especies
riego; el factor clave puede que sea la po- cultivadas. La carga contaminante del
sibilidad de explotar múltiples formas medio generada por el uso de métodos
de riego. agronómicos de carácter intensivo con el
Los MODOS DE PRODUCCIÓN que depen- concurso de plaguicidas químicos tras-
den del parentesco y de la división del torna igualmente la ecología local y po-
trabajo por sexo y que se gobiernan por ne en riesgo la salud humana.
leyes culturales que dictan el dominio de Otras cargas sobre la producción alimen-
la tierra, la distribución del trabajo y de taria se asocian con el crecimiento po-
las especies vegetales particulares para blacional, los cambios en el modelo de
unas condiciones de cultivo concretas se uso de la tierra que reducen los espacios
encuentran ya descritos con todo detalle de recolección y las políticas de mitiga-
en etnografías tradicionales de todas las ción de hambrunas que mantienen a los
partes del mundo. Estudios más concre- individuos en lugares fijos donde no
tos en torno a problemas locales docu- pueden subvenir a sus necesidades en
mentan de qué manera la fragmenta- años o estaciones de penuria. La requisa
ción intergeneracional de las propieda- de cosechas por interés local, del estado o
des, el uso competitivo de tierras y mano de insurgentes, y la inestabilidad social o
de obra y la restricción de acceso de las guerra que interfieren con los procesos
mujeres a las nuevas tecnologías pueden agrícolas y de comercialización son ele-
minar la seguridad del suministro do- mentos adicionales que condenan al
méstico (producción) y el éxito de los HAMBRE a muchas poblaciones o asenta-
programas de desarrollo destinados a in- mientos familiares (S. Whiteford y Fer-
crementar la disponibilidad de alimen- guson, 1991).
tos y la renta (Shipton, 1994). La aniqui-
Preocupan sobremanera para el futuro
lación de especies semillares tradiciona-
la sostenibilidad de la producción agrí-
les puede ir acompañada de la
cola energética y químicamente intensi-
desaparición de estrategias de cultivo a
va y su capacidad para adaptarse a los
prueba de riesgos, tradicionales y diver-
cambios climáticos y la creciente de-
sificadas que ponen el acento en la segu-
manda de alimentos por parte de pobla-
ridad alimentaria más que en el rendi-
ciones humanas en auge (L. Brown y Ka-
miento máximo de los monocultivos. Las
ne, 1994). La ANTROPOLOGÍA APLICADA ha
presiones políticas o comerciales para
dedicado un notable esfuerzo al conoci-
obtener mayores cosechas y beneficios
miento de las condiciones o reglas de de-
económicos mediante el monocultivo o
cisión con que los campesinos aceptan
la dedicación a especies exóticas de gran
los métodos más modernos e intensifi-
valor han llevado al abandono de los sor-
can la producción para satisfacer a un
gos y mijos resistentes a la sequía en aras
mercado cada vez más exigente (Barkin
del maíz; y en la escena mundial, han re-
et al., 1990). Sin embargo, el reto de ali-
508 PROPIEDAD
un período crítico del desarrollo, los ni- man, 1990). En la liza de la producción
ños inmersos en una lengua en particu- de lenguaje, el proceso de transforma-
lar converjan en una solución común al ción en forma fonética de un mensaje
problema del aprendizaje de la lengua, propuesto se aborda mediante la identi-
pese a la empobrecida naturaleza de los ficación de las representaciones menta-
datos que les son suministrados? Aunque les que surgen de esta cartografía (in-
la mayoría de las teorías lingüísticas cluidas las variedades de representación
contemporáneas admiten la existencia intermedia léxica, sintáctica y fonológi-
de un conjunto de principios innatos ca) y cómo estos tipos representacionales
(con frecuencia llamado «gramática uni- se afectan mutuamente en el curso de la
versal») en explicación de esta facultad, transformación (Levelt, 1989).
queda por determinar qué tipos de expe- Un ejemplo de estas cuestiones de repre-
riencia lingüística bastan para desenca- sentación se encuentra en la manera en
denar los múltiples componentes del que el procesador se enfrenta con la
proceso de adquisición (MacWhinney, morfología de las palabras familiares.
1987; Wanner y Gleitman, 1982). ¿Implica la producción y la comprensión
Muchos de los estudios experimentales léxicas normalmente sólo la recupera-
al respecto se centran en la distinta eva- ción de unidades de proceso almacena-
luación de las disparidades en las pautas das o compone nuevas entidades a partir
infantil y adulta, respectivamente, de de unidades más básicas? Esta pregunta
comprensión (o producción) del lengua- puede tener más de una respuesta según
je. Los niños muestran una muy notable el nivel de proceso o el tipo de morfolo-
uniformidad en las clases de errores de gía léxica examinados. Por ejemplo, la
comprensión y producción que cometen producción (o reconocimiento) de for-
en diferentres estadios de desarrollo, y mas léxicas como caminar o correr im-
estos errores reflejan la naturaleza del plica procedimientos de recuperación
proceso mediante el cual el aprendiz del basados en palabras enteras, mientras
lenguaje converge con el sistema adulto. que las regularmente sujetas a inflexión,
Por ejemplo, ¿representan las diferentes como caminó y corrió, implican procedi-
interpretaciones de los pronombres per- mientos que componen estas voces (o las
sonales en contextos particulares, por descomponen, si se trata de compren-
parte de niños y adultos, discontinuida- sión) a partir de sus componentes morfo-
des en el sistema gramatical en desarro- lógicos: caminar y correr + [conjugación
llo y adulto, respectivamente? ¿O surgen de pasado], respectivamente, en un pla-
estas diferencias de errores tempranos no de elaboración que corresponde a las
en el reconocimiento de las categorías propiedades morfosintácticas de la ex-
léxicas a las que pertenecen los pronom- presión. Una descripción psicolingüísti-
bres, o incluso de diferencias no lingüís- ca del aparato mental subyacente a la
ticas entre los sistemas cognitivos inma- comprensión y producción del lenguaje
duro y adulto, respectivamente? debe operar con el modo en que esas dis-
En términos generales, la investigación tinciones entre representación y proceso
sobre comprensión del lenguaje aborda rigen en la diversidad de palabras infle-
cuestiones como qué tipos de informa- xionadas, derivadas y compuestas en los
ción intervienen en la interpretación de niveles de proceso pertinentes (Marslen-
frases; cómo se representa esta informa- Wilson, 1989).
ción; y cómo y cuándo interaccionan Otro tema prominente en la investiga-
fuentes de información distintas (G. Alt- ción psicolingüística actual es el papel
PUREZA/POLUCIÓN 511
za social por ello)— que son «irracional- y el PARTO, guarda estrecha relación con
mente», «culturalmente» y a menudo ideas y prejuicios sobre el estado proble-
«sobrenaturalmente» prohibidos a un mático y subsidiario de las mujeres se-
grupo particular. De este modo suminis- xualmente maduras y con las ansiedades
tran un marcador arbitrario de perte- masculinas al respecto.
nencia al grupo: «Somos los que no co- Las ideas de impureza se relacionan con
memos X». Como señaló M a r y Douglas el PODER en sistemas en los que quienes
(1966) en su análisis de las comidas bí- viven en íntima asociación con la polu-
blicamente prohibidas (las «abominacio- ción son considerados capaces de traspa-
nes» del Levítico y el Deuteronomio), la sar las categorías, los peligros y los tabú-
selección de artículos prohibidos a me- es propios de la pureza. En el sur de Asia
nudo parece motivada por confusas cate- se cuentan entre estos individuos los
gorías de CLASIFICACIÓN y sugiere al me- hombres santos, así como ciertas clases
nos algunas bases cognitivas para estas de deidades (en especial la «diosa crea-
opciones culturalmente específicas. dora») a las que se atribuyen poderes es-
Cualesquiera que sean los fundamentos peciales de creación y destrucción, a dife-
intelectuales, emocionales y empíricos rencia de los de mantenimiento del orden
personales de las ideas de pureza y polu- social relativamente estático asociado con
ción, estas nociones proporcionan pode- las estructuras de pureza y polución. Una
rosos marcadores sociales, reglas y moti- persona pura, como un sacerdote, posee
vaciones que determinan con quién se una alta posición social, pero es vulnera-
puede comer, de qué proveedor, o con ble por tener que proteger su pureza me-
quién casarse o tener relaciones sexuales diante defensas sociales externas, mien-
(reglas variables según el contexto); en tras que los individuos contaminantes —a
suma, contribuyen notablemente al or- menudo mujeres o personas con posición
den moral. Las ideas de polución erigen social muy baja o marginal, brujas, he-
tanto fronteras de exclusión absoluta chiceros u hombres santos— son directa-
(puro contra impuro) como categorías mente poderosos por sí mismos y pueden
relativas según grado de pureza (más o enfrentarse a las fuerzas sociales. Las
menos puro). Este ordenamiento relati- deidades que, por ejemplo, se encuentra
vo afecta a las relaciones sociales de for- en el tantrismo surasiático, cuyo poder se
ma cuantitativamente diferenciada para asocia con la facultad de trascender la
grupos enteros, como en el sistema de impureza, se consideran a menudo «pro-
CASTAS surasiático, o diferencialmente a fanas» o «satánicas» en la tradición occi-
los diversos tipos de relación social que dental.
tienen los individuos entre sí: asociación,
comida colectiva, contacto, matrimonio, La pureza se asocia a menudo con ideas
acceso a lugares sagrados, etc. La defini- religiosas y se entremezcla con nociones
ción de pureza/impureza está integrada de lo «sacro», en particular con los « l u -
en diversas jerarquías, como la casta gares y estados sagrados» que requieren,
(Dumont, 1970). por tanto, una clara demarcación y pro-
tección y en los que opera una combina-
El uso transculturalmente generalizado ción «sobrenatural» de poder y pureza.
de la idea de impureza se observa en re- Son susceptibles de contaminación por
lación con la MENSTRUACIÓN y, por tanto, personas u objetos impuros que pueden
con la impureza de la mujer frente al degradar su poder y sacralidad. Pero
hombre. Esta obsesión, con expresión de contaminar lo sagrado —persona, lugar u
sentimientos acerca de la SANGRE vertida objeto de condición que se tiene por más
514 PUREZA/POLUCIÓN
racismo (Drake, 1987). Observando el le- se, y allí obtuvo un puesto como etnólo-
gado del pasado colonial en el presente, go en el Transvaal Museum. Hacia fina-
G. Köhler (1978) proclamó que la distri- les de 1920 y por inicativa de A.C. Had-
bución internacional de la riqueza, el po- don, con quien había trabajado en Cam-
der y la esperanza de vida representa un bridge, la Universidad de Ciudad de El
«apartheid global» que inflige violencia Cabo instituyó una cátedra de antropolo-
estructural (penuria alimentaria, degra- gía social para la que fue nombrado y
dación medioambiental y crisis económi- desde la que efectuó importantes contri-
ca) a la mayoría de las poblaciones del buciones a la antropología tanto teórica
mundo. FH como aplicada, aunque su nombre no ad-
quirió proyección hasta la publicación de
Radcliffe-Brown, A.R. (1881- su obra The Andaman islanders: a study
1955) Alfred Reginald Radcliffe- of social anthropology (1922), donde tra-
Brown nació en Birmingham, Inglate- tó de aplicar los conceptos durkheimia-
rra, el 17 de enero de 1881, y fue educa- nos a materiales de campo primera ma-
do por su madre, casi indigente, a la no. La fama así obtenida hizo que la
muerte de su padre. Obtuvo una beca de Universidad de Sydney le nombrara en
ciencias morales en el Trinity College, 1926 para ocupar la cátedra de antropo-
Cambridge, que le permitió estudiar psi- logía social de nueva creación y genero-
cología con W.H.R. RlVERS, quien se ha- samente dotada con fondos de la Funda-
bía intersado en la antropología a raíz de ción Rockefeller que le permitieron
su participación en la expedición al Es- animar a sus discípulos al estudio sobre
trecho de Torres en 1898. Una vez gra- todo de Australia y el Pacífico, así como
duado, recibió varias bolsas de estudio fundar el periódico Oceania y en su mo-
que le permitieron realizar algunas in- mento publicar su monografía clásica
vestigaciones en las islas Andaman entre The social organization of Australian tri-
1906 y 1908. Regresó para presentar sus bes (1930-31), magnífica aproximación
conclusiones preliminares y fue distin- a la síntesis y exploración de un mate-
guido con un nombramiento académico. rial muy complejo. Como hiciera en ciu-
Por entonces era conocido como Anarchy dad de El Cabo, abordó una serie de pro-
Brown por sus posturas anarquistas, que blemas prácticos referentes a los aborí-
abandonaría más tarde decantándose por genes y otros habitantes de la región. En
el credo socialista. Empezó a dar confe- 1930 empezó a hacer mella en Australia
rencias en Londres sobre ETNOLOGÍA ge- la Depresión, y menguaron los fondos
neral, y en Cambridge sobre sociología disponibles, de modo que Radcliffe-
francesa, influyendo especialmente en Brown aceptó una cátedra en Chicago.
clasicistas como Jane Harrison. Hizo escala en Inglaterra, donde trabó
En 1910 viajó al norte de Australia para conocimiento con EVANS-PRITCHARD,
realizar varios trabajos de campo. Volvió F O R T E S y muchos otros antropólogos jó-
En 1937 fue invitado a ocupar la prime- bio en marcos clara y específicmente es-
ra cátedra de antropología social en Ox- tructurales y funcionales.
ford. Ahí se unió a Evans-Pritchard, Su pasado anarquista y filosófico pudie-
atrajo a Fortes y se convirtió en cabeza ron ser poderosos móviles de su interés
visible de una escuela estructuralista por las sociedades sin estado y por el
que se consideró opuesta en algunos as- principio de la justicia distributiva. Pero
pectos al FUNCIONALISMO de Malinowski. más importante fue su deuda con la ju-
Éste partió para Estados Unidos en 1938, risprudencia y la antropología anterior,
y Radcliffe-Brown pasó a ser el decano puesta de manifiesto en sus artículos so-
de los antropólogos británicos. Sin em- bre la LEY primitiva y las SANCIONES, así
bargo, la segunda guerra mundial redu- como en los aspectos jurídicos (que dis-
jo la escala de actividad posible, y se tinguió de los emocionales e interperso-
trasladó a Sao Paulo, Brasil, donde im- nales) del PARENTESCO, presentes de for-
partió clases durante dos años (1940- ma clara en su brillante y completa in-
1942). Dos años más tarde se retiró de su troducción a African systems of kinship
cátedra oxoniana, aunque años después and marriage (Radcliffe-Brown y Forde,
volvió a impartir sus enseñanzas en la 1950). En estos artículos apuntó sus
Universidad de Alejandría (1947-1949). principios generales de unidad fraterna
Vivió un tiempo en Manchester, pero re- y de estirpe, que entendió subyacentes a
gresó a Suráfrica como profesor en la prácticas tan disparatadas (véase SISTE-
Universidad Rhodes (1951-1954), para MAS DE MATRIMONIO) como los desposo-
volver al fin a Inglaterra, ya enfermo, rios espirituales, las uniones mujer con
donde murió en octubre de 1955. mujer, los modos de descendencia y lega-
Radcliffe-Brown ejerció una gran in- do, los matrimonios preferenciales y
fluencia en los antropólogos de África prohibidos, y la VENGANZA. Aunque algu-
del Sur, Australia, Estados Unidos y nos de sus intentos por presentar tenden-
Gran Bretaña, en parte gracias a la clari- cias generales han sido criticados come
dad de su pensamiento y su expresión y, «meras tautologías», consiguió «hallar
sobre todo, por sus extraordinarias dotes sentido» en muchos aspectos de los siste-
para la docencia. En general sus enfo- mas de parentesco que otros habían de-
ques debían no poco a la escuela de sechado como costumbres primitivas
Durkheim, pero también a la tradición Demostró su lugar en la SOCIEDAD y en la
de la sociología comparada encabezada estructura de los GRUPOS DE PARENTESCO
por SPENCER y a juristas históricos como Su concentración en elementos de orde-
MAINE y Vinogradoff. Spencer fue par- namiento respondió a una elección me-
ticularmente importante en sus estudios todológica deliberada, como limitación
de las instituciones rituales, respecto a consciente con miras a construir una SO-
las cuales Radcliffe-Brown discrepó de CIOLOGÍA comparada. JG
FRAZER y TYLOR, así como de Malinows-
ki. Le interesó sobre todo el examen de Otras l e c t u r a s B. Forth, 1956b; Fortes.
las ideas rituales en contextos sociales 1955; J. Goody, 1995; A. Kuper, 1975.
diferentes, y más generalmente en su
contribución al mantenimiento del or- ramaje Es el agrupamiento de estir-
den social. Abandonó tanto los enfoques pes internamente estratificado. Término
intelectualistas como los históricos con- que aparecen sobre todo en trabajos so-
jeturales por tratar aspectos que eludían bre las sociedades polinesias (R. Firth,
el conocimiento, y se concentró en cam- 1936; Sahlins, 1958) y poco generali-
zado. MR
RAZA 519
volución, como en el robo de un coche. taria durante mil quinientos años. En los
La reciprocidad equilibrada supone últimos tres siglos, decenas de millares
transferencias iguales. Sin embargo, no de otrora nómadas de las Américas, Asia
está claro por qué los extremos altruista y África se han incorporado a las estruc-
y negativo han de llamarse «intercam- turas agrarias e industriales de las socie-
bio» cuando no implican reciprocidad de dades que les rodeaban, en general en el
transferencia alguna. RHun nivel más bajo de la escala social. No
obstante, lo más notable es que docenas
recolectores nómadas, noma- de cazadores-recolectores nómadas se
deo Pueblos que subsisten de la caza, hayan resistido a toda presión y hayan
la recolección y la pesca, sin plantas ni mantenido su identidad y modo de vida.
animales domésticos, salvo el perro. Su Usado con prudencia, el estudio del no-
organización sociopolítica varía: muchos madeo y sus gentes puede reportar inte-
recolectores se organizaron en bandas se- resantes conocimientos sobre la condi-
minómadas de veinticinco a cincuenta ción humana en sociedades que carecen
individuos, pero fueron más numerosos de estructuras estatales y de tecnología
los que vivieron en sociedades jerarqui- compleja (Clastres, 1987).
zadas que delinearon el primer liderazgo En la actualidad sigue habiendo noma-
centralizado. Antes de la AGRICULTURA, deo vigente o reciente en no pocas regio-
hace unos diez mil o quince mil años, el nes del mundo:
nomadeo era el modo de subsistencia 1. América del Norte: antes de la coloni-
universal de la especie humana. Incluso zación, unas dos terceras partes de Amé-
no hace más de quinientos años que una rica del Norte estaban ocupadas por ca-
tercera parte del mundo habitable se- zadores y recolectores, incluso la mayor
guía ocupado por cazadores y recolecto- parte de lo que hoy constituye Canadá, y
res. Hoy este modo de vida persiste sólo gran parte de Estados Unidos al oeste
en un puñado de áreas remotas y apenas del Mississippi. Contemporáneos viables
pobladas y ha declinado precipitada- son los cree de James Bay, los dene su-
mente en los últimos treinta años; mu- bárticos del oeste de Canadá y Alaska y
chas gentes nómadas todavía en la déca- los inuit (esquimales) del litoral ártico.
da de 1960 han adoptado la vida seden- 2. América del Sur: el tercio meridional
taria (algunos a la fuerza) y se han del continente estaba ocupado por. nó-
integrado en el quehacer urbano y en el madas, incluidos los ona y yaghan de
mercado mundial. Tierra del Fuego y los toba de Argenti-
Aunque son muchos los que siguen bus- na. Algunos de ellos se hicieron con
cando en el estudio del nomadeo pistas monturas tras la introducción del caba-
que les lleven a un mejor conocimiento llo, en proceso paralelo al de los indios
de la historia y la naturaleza humana, al de las llanuras norteamericanas. Los nu-
respecto es necesario proceder con enor- merosos pueblos de las cuencas del Ama-
me cautela. Los cazadores-recolectores zonas y del Orinoco combinaron el no-
no representan en modo alguno el esla- madeo con la horticultura ocasional,
bón perdido de la especie; su historia es aunque los cuiva de Venezuela siguieron
tan dilatada como la de cualquier otro subsistiendo exclusivamente de la caza y
grupo humano y las nociones sobre su la recolección.
aislamiento han sido exageradas. Algu- 3. África: solar de varios pueblos nóma-
nos nómadas de Asia y África han man- das bien conocidos. Los pigmeos, que
tenido contactos con la población seden- ocupan el bosque lluvioso ecuatorial des-
524 RECOLECTORES NÓMADAS, NOMADEO
de Camerún a Ruanda, dividen su tiem- didos los agta del noreste de Luzón, fa-
po entre el trabajo para sus vecinos agri- mosos por sus mujeres cazadoras. El
cultores y el merodeo forestal. En el de- «descubrimiento» de los tasaday de Min-
sierto de Kalahari, en Botswana y Nami- danao en la década de 1970 causó sensa-
bia, viven los pueblos san o bosquimanos. ción en todos los medios de comunicación,
Mientras que algunos, como los j u / ' h o - que los proclamaron «el hallazgo del si-
ansi y / g w i , siguieron siendo relativa- glo» como «últimos representantes de la
mente autónomos en el período de la perdida edad de la piedra». Hoy parece
posguerra, la mayoría se han visto redu- claro que las afirmaciones sobre su aisla-
cidos al estado de siervos en los poblados miento y su tecnología lítica eran muy
africanos o en explotaciones agrarias eu- exageradas.
ropeas. En África oriental, los hazda de 5. Rusia: más de cuarenta «pequeños co-
Tanzania han conservado su indepen- lectivos» del norte de Rusia han practi-
dencia, y los okiek de Kenia han estable- cado tradicionalmente la caza-recolec-
cido relaciones comerciales, de larga data ción como modo de vida, combinado en
ya, con los masai. alguna medida con la cría de renos. Así,
4. Sur y sureste asiáticos: en esta parte los khanty, nenets, evenki, nganasan,
del mundo con tantas civilizaciones anti- chukchi y los itelmens. Bajo el régimen
guas sigue habiendo un sorprendente soviético, la intensa industrialización del
número de cazadores-recolectores que norte causó un grave deterioro ambien-
ocupan las zonas altas de bosque y sumi- tal que ha afectado muy onerosamente a
nistran productos (miel, hierbas medici- la supervivencia de estos pequeños pue-
nales, fibras textiles) a los mercados del blos.
llano. Es probablemente este nicho eco- 6. Australia: antes de la colonización eu-
nómico el que ha permitido a los cazado- ropea estaba exclusivamente poblada
res-recolectores asiáticos el conservar su por cazadores-recolectores. Hoy los abo-
modo de vida hasta el presente con via- rígenes se dividen entre el urbanizado
bilidad cierta. Ejemplos al respecto los Sur y el norte rural. Sólo en éste sigue
dan los veddah de Sri Lanka, los nayaka practicándose el modo de vida tradicio-
de Kerala, los birhor de Bihar y los chen- nal. Después de muchos siglos de racis-
chu de Ássam. Más conocidos y famosos mo, Australia se ha comprometido fir-
son los isleños de las Andamán, algunos memente con el bienestar y el autogo-
de los cuales seguían aislados a finales bierno de los aborígenes, como se plasma
del siglo XIX, y en algún caso, bien entra-
en la decisión «Mabo» del Tribunal Su-
do el XX. Orang-asli es un término gené-
premo en 1992, donde se reconocía la va-
rico para describir a los pueblos no agrí-
lidez de los derechos aborígenes a sus
colas indígenas de la península malaya,
tierras.
de los que principalmente se conocen los
En una época ocupantes exclusivos de
semang, semai y batek. Otros grupos se
nuestro planeta, los pueblos cazadores-
encuentran en Tailandia, Birmania, Laos
recolectores de hoy no son más que mi-
y la provincia china de Yunnan. En la is-
norías encapsuladas cuyas condiciones
la de Borneo viven los penan de Sara-
sociales y oportunidades de progreso va-
wak, firmemente aferrados a sus cos-
rían considerablemente. Mientras que
tumbres de caza y recolección hasta su
algunos ocupan ecosistemas estables que
desalojo por las compañías madereras
no están inmediatamente amenazados,
multinacionales. Las Filipinas presentan
muchos se encuentran directamente en
algunos rincones de nomadeo, compren-
la imparable vía de las minas, de la ex-
REDFIELD, ROBERT 525
diera el estudio de las grandes civiliza- gunas economías se rigen por este princi-
ciones con la misma seriedad con que ha- pio de redistribución. A pequeña escala,
bía abordado el de las sociedades primiti- ejemplo principal son las JEFATURAS. A
vas, facilitando así el conocimiento y la gran escala, las economías intervenidas
compresnsión mutuos entre culturas. Mu- del siglo XX (principalmente la antigua
rió en Chicago en 1958. TB Unión Soviética, sus satélites, la Repúbli-
Otras lecturas Murra, 1976. ca Popular de China y Cuba) han utiliza-
do la redistribución desde el centro para
redistribución Principio que orga- organizar todos los aspectos de sus econo-
niza la economía de modo que el produc- mías. Aunque este tipo de redistribución
to sea recaudado por una jefatura centra- se asocia con el SOCIALISMO, todas las eco-
lizada y luego redistribuido entre algu- nomías con un centro político manifies-
nas o todas las unidades que inicialmente tan el principio de redistribución. Las
lo habían producido o aportado. La redis- economías de mercado del primer mun-
tribución requiere una forma de organi- do la usan intensivamente. El activo se
zación política (que al menos implica recauda mediante impuestos, con fre-
una jerarquía). Este centro político pue- cuencia se transforma en laboratorios gu-
de recabar alimentos crudos, preparados, bernamentales y fábricas militares, y
artículos de artesanía y de lujo, herra- luego es en parte consumido por el cen-
mientas y armas, trabajo y servicio mili- tro y en parte redistribuido a los ciudada-
nos en forma de bienes (calles), ingresos
tar de las unidades subordinadas (centros
(transferencias) y servicios (alcantarilla-
políticos dependientes, comunidades,
do, policía, bomberos, torres de control
clanes). Se produce así una forma de acu-
aeroportuario...). RHun
mulación económica que puede ser trans-
formada en el centro mediante elabora-
ción de las materias primas en artículos reencarnación Describe la creen-
de lujo, ya para sí mismo, ya para soste- cia de que el alma o la mente se separan
ner a grupos que sirven a dicho centro, del cuerpo físico con la muerte y se aso-
como los de especialistas militares, reli- cian después con un nuevo cuerpo físico
giosos o artesanos, o ser devuelta en caso en un embrión o feto en gestación. Esta
necesario a la sociedad general a modo creencia está muy extendida en todo el
de seguro frente al desastre o la hambru- mundo. De hecho, Schopenhauer (1889)
na. El término se asocia con Karl Polanyi definió Europa como esa parte del mun-
(1957) (véase también RECIPROCIDAD, do cuyos habitantes no creen en la reen-
MERCADO). carnación. Este postulado conserva gran
En una economía redistributiva, el cen- parte de su validez: las creencias en la
tro establece su dominio sobre las unida- reencarnación predominan entre los
des subordinadas imponiendo a la fuerza hinduistas y budistas del sur de Asia, en
sus demandas de caudales. Estos caudales muchas culturas del este de Asia, entre
proporcionan los ingresos que sustentan numerosos grupos africanos (en particu-
al centro político y la jerarquía aneja. lar de África occidental), y son un com-
Mientras que dicho centro siempre se ponente esencial de las religiones tradi-
aprovecha, las unidades subordinadas se cionales de los nativos norteamericanos.
Aunque no forma parte del islam orto-
benefician a menudo a través de las con-
doxo (sunní), la creencia está muy ex-
siguientes redistribuciones que compen-
tendida entre los musulmanes shiíes, co-
san por irregularidades espaciales y tem-
mo los drusos de Líbano y Siria y los ale-
porales en el sistema de producción. Al-
REENCARNACIÓN 527
Las instancias al recuerdo de vidas ante- y disrupciones podía ilustrar acerca del
riores han llegado a nosotros desde tiem- comportamiento social (S. Keller, 1975).
pos remotos, pero sólo recientemente El cambio social extremo mostraba ser
han sido objeto de investigación sistemá- con mucha frecuencia un componente
tica. Las importantes correlaciones entre central de la experiencia humana y, por
tales instancias y las creencias en la re- tanto, merecía ser estudiado.
encarnación han empezado a generar El campo de estudio antropológico resul-
notable atención entre los antropólogos tante y los subcampos relacionados son
(Stevenson, 1975-1983). ISt muy variados. Los estudios iniciales no
Otras lecturas A. Mills y Slobodin, se centraron en los refugiados mismos,
1994; Stevenson, 1985, 1987. sino en el problema de la reubicación in-
terna de sus comunidades por parte del
refugiados Personas desplazadas que estado. Por ejemplo, el estudio de Eliza-
han huido de su hogar en busca de seguri- beth Colson (1971) sobre los tonga de la
dad en otro país. Originalmente definidos Rodesia del Norte colonial fue una ecuá-
por las Naciones Unidas como exiliados nime descripción de las dolorosas disrup-
que temen la persecución si son repatria- ciones causadas por su reasentamiento.
dos a sus lugares de origen, el término se Más recientemente han sido muchos los
aplica hoy a grupos muchos más amplios, trabajos en torno a los refugiados con-
incluidos los emigrantes forzosos, las per- centrados en campamentos, en especial
sonas desplazadas y los solicitantes de asi- en el sureste asiático (L. Long, 1993) y
lo. Los desplazados que permanecen en el África (Harrell-Bond, 1986; Christen-
país de residencia, y que por tanto no son sen, 1985). Mientras que el estudio de
técnicamente refugiados, comparten a los refugiados que vivían fuera de cam-
menudo muchas de estas características. pamentos empezó hace décadas (Han-
Uno de los problemas centrales consiste sen, 1979; A. Spring, 1979), el desplaza-
en definir la identidad del refugiado, en miento de refugiados a las zonas urbanas
particular porque las comunidades que es objeto de los estudios más recientes
forman adoptan una gran variedad de (Heldenbrand, 1996; Sommers, 1993).
formas físicas, incluidos vecindarios ur- Las aportaciones de los antropólogos han
banos, asentamientos espontáneos, redes sido igualmente importantes en lo que
de individuos y campos de refugiados. se refiere a las disrupciones históricas y
Las sociedades inmersas en revueltas políticas generadoras de refugiados, co-
han despertado el interés de los antropó- mo el genocidio ruandés de 1994 (Pru-
logos, sobre todo porque la antropología nier, 1995).
FUNCIONALISTA había supuesto que su es-
Las cuestiones relativas a la identidad
tado normal era de equilibrio autoco-
han constituido siempre un tema central
rrectivo. Las sociedades que se desmem-
en la literatura antropológica sobre los
braban rara vez eran estudiadas, ni si-
refugiados. Las descripciones de la re-
quiera retrospectivamente. No obstante,
construcción de la identidad cultural
los antropólogos no pudieron dejar de
han abordado diversos aspectos, desde el
observar que el siglo XX no se caracteri-
acceso al poder (Malkki, 1995a) a la
zaba por su equilibrio social en ninguna
marginalización (D. Edwards, 1986). Los
parte del mundo, de modo que en vez de
antropólogos revelan a menudo de qué
considerar esos trastornos como aberra-
forma la identificación étnica o nacional
ciones, los antropólogos empezaron a ar-
adquiere nuevas formas entre quienes
gumentar que el estudio de los conflictos
viven en el exilio, ya en naciones veci-
RELATIVISMO CULTURAL 529
antropología es más arte que ciencia, y los fenómenos del mundo que les rodea-
más que explicar mecanismos sociales ba. El enfoque simbolista, derivado de
prefieren interpretar significados sim- DURKHElM (1915), considera la religión
bólicos. Clifford G E E R T Z (1984b) ha sido como marco de declaraciones simbólicas
un influyente paladín de este enfoque. sobre el orden social, no como credo ex-
En el contexto filosófico más amplio, el plicativo. Las creencias, los R I T U A L E S y
relativismo cultural se funde a veces con los M I T O S pueden reforzar nociones de
formas cognadas de relativismo (moral, autoridad, pero no reflejan el intento de
ético, cognitivo, lingüístico, histórico, las gentes por explicar por qué existe és-
etc.) bajo el epígrafe general de «Relati- ta en primer lugar. De ahí que, a jucio
vismo», que entonces se opone a «Racio- de los simbolistas, la religión no preten-
nalismo» u, ocasionalmente, a «Funda- de resolver problemas intelectuales ni
mentalismo» (véase M. Hollis y Lukes, empíricos.
1982). Abundando en los encendidos de- La definición intelectualista de T Y L O R
bates sobre el relativismo cultural en an- nació de su teoría de la E V O L U C I Ó N cultu-
tropología y filosofía, Spiro (1992b) dis- ral y el desarrollo de la razón humana.
cutió el relativismo cultural en relación Vio la M A G I A , la ciencia y la religión co-
tanto con la diversidad como con el de- mo manifestaciones del intelecto huma-
terminismo culturales. Teniendo por no y, aunque diferentes entre sí, de coe-
bien documentada la existencia de la va- xistencia igual de probable en todas las
riación cultural, como hacen la mayoría culturas humanas. La magia no era sino
de los antropólogos, distinguió tres tipos una forma de ciencia errónea. Mientras
de relativismo cultural: descriptivo, nor- que el supuesto científico podía revelarse
mativo y epistemológico, con sus corres- verdadero o cierto mediante pruebas em-
pondientes subtipos. píricas, la magia trataba de resolver pro-
Estas distinciones tan detalladas no se han blemas mediante asociaciones de ideas
generalizado en la disciplina y la mayoría que simplemente parecían ajustarse en-
de los antropólogos se contentan con dis- tre sí; aportó como ejemplo la considera-
tinguir entre la aplicación metodológica ción griega de que el amarillo de un ani-
de primer orden del relativismo cultural llo de oro podía absorber al de la ictericia
en antropología y los insensibles intentos y, así, curarla. Pero ciencia y magia eran
etnocéntricos de llegar a juicios finales similares por cuanto que buscaban cone-
éticos, morales o científicos. JIA xiones causales en una naturaleza orde-
nada; y diferían de la religión por la cre-
religión El enfoque antropológico de encia en seres espirituales, más que en
la religión responde a dos tradiciones un poder impersonal, con ascendencia
predominantes: la intelectualista y la sobre el mundo. F R A Z E R (1890) siguió a
simbolista, con sus respectivas subdivi- grandes rasgos las distinciones tylorianas
siones. Según T Y L O R (1871), en cuya entre magia, religión y ciencia, pero las
opinión la religión primitiva surgió de consideró, por este orden, integrantes de
la creencia de las gentes en E S P Í R I T U S o un continuum evolutivo. Mucho más tar-
seres deiformes (véase A N I M I S M O ) , l a de, L É V I - S T R A U S S (1966, 1969b, 1975,
primera se denomina «intelectualista» 1978) volvió en parte sobre las ideas de
porque la religión se ve como un siste- Tylor para demostrar con detallados aná-
ma explicativo. Las gentes, se decía, in- lisis de los mitos, el A R T E y las costumbres
vocaban sus creeencias en espíritus o que magia, ciencia y religión deben ser
dioses para explicar eventos naturales y consideradas de hecho conjuntamente a
RELIGIÓN 531
mismo del budismo, intentó una defini- motivadas por fuerzas que pueden ser
ción «politética» de la religión. Indicó impersonales o personificadas, pero que
que no podíamos esperar que todas las están más allá de las sustentadas por el
religiones compartieran el mismo con- común de los mortales. En última ins-
junto de atributos, pero que sí cabía es- tancia, no difiere gran cosa de la defini-
perar que mediaran entre ellas cierto ción original de religión de Tylor, como
número de semejanzas que se solapaban. creencia en entidades deiformes, pero
Así, puede que el budismo no se base en reconoce la plétora de posibilidades de
la creencia en un dios, pero ciertamente variación que pueden tener tanto estas
revela preocupación por distinguir entre creencias como las entidades, junto con
lo sagrado y lo profano, y tiene sacerdo- las prácticas pertinentes y sus conse-
tes, mitología, escrituras, posibilidades cuencias.
de existencia ultramundana, prácticas La antropología había seguido durante
rituales, preceptos basados en una fe em- mucho tiempo la convención de distin-
píricamente indemostrable, y código éti- guir entre religiones del mundo y otras
co y sanciones sobrenaturales para sus supuestamente no tan extendidas. Una
los transgresores. Estas características, o
distinción relacionada pero no isomórfica
algunas de ellas, se encuentran también
es la que se establece entre las religiones
en otras religiones del mundo, como el
que no tienen como premisa la creencia
judaismo, el cristianismo, el islam (las
en un Dios superior, quizás el único ser
tres llamadas semíticas), el hinduismo, y
espiritual permitido, y el POLITEÍSMO
también en el shintoísmo e incluso en el
(muchos dioses), a veces citado como
confucianismo, que muchos considerarían
panteón o grupo de dioses, no necesaria-
un sistema más bien filosófico que reli-
mente ordenado jerárquicamente. Estas
gioso, dado que carece del concepto de lo
distinciones son de utilidad limitada. ¿En
trascendentalmente místico.
qué sentido son globalmente más com-
El postulado de Southwold fue precisa-
pletas las religiones semíticas que, diga-
mente que no podía existir una defini-
ción concreta de religión y que debíamos mos, el hinduismo o el budismo? Cada
reconocer la multiplicidad de estos atri- una se extiende ampliamente por gran-
butos coincidentes como constitutiva de des zonas del mundo, pero con importan-
una familia general de semejanzas en el tes minorías por doquier; del mismo mo-
pensamiento y las prácticas de los huma- do, dado que el taoísmo es practicado por
nos. Con la excepción parcial del cristia- un ingente número de chinos (Feucht-
nismo desde la Ilustración, rara vez se wang, 1992), ¿acaso no puede ser conside-
establece una frontera rígida entre una rado numéricamente, si no geográfica-
religión y una filosofía o entre ésta y una mente, de igual importancia? Más im-
ideología, pero éste es un problema que portante aún, hallamos influencias de las
no pertenece a los fenómenos en discu- diferentes religiones en cada una de ellas
sión, sino a nuestros propios términos de en razón de conquistas y contactos, lo
referencia. Lo que puede afirmarse ra- cual hace que su demarcación sea más
zonablemente es que todos los pueblos, bien rasgo de las proclamas del sacerdo-
en cualquier lugar y a lo largo de la his- cio oficiante que convencimiento y prác-
toria, han estado dispuestos a actuar, a tica de los creyentes.
veces con frecuencia y otras sólo ocasio- En lo que se refiere a la religión basada
nalmente, conforme a creencias cultu- en una creencia central en un Dios supe-
ralmente prescritas y que se considera rior, tanto el budismo —por las razones
apuntadas— como el hinduismo, con su
534 REPRODUCCIÓN
vayan a vivir con los padres del novio o residencia uxorilocal La que re
de la novia, pero no tengan un huevo quiere que una pareja resida con la fa-
hogar. MR milia directa o los parientes de la esposa
Véase también R E S I D E N C I A N E O L O C A L después del matrimonio. Ha reemplaza-
do en gran medida al término sinónimo
residencia avunculocal Es un «residencia matrilocal». MR
patrón de residencia posmarital donde la
pareja recién casada va a residir con uno residencia viri-avunculocal Mo-
de sus tíos, por lo general con el hermano delo de residencia posmarital que deter-
de la madre del marido ( R E S I D E N C I A V I R I - mina que los esposos hayan de residir
A V U N C U L O C A L ) . Esta pauta es típica de so- con el hermano de la madre del marido.
ciedades M A T R I L I N E A L E S y se asocia a la La residencia viri-patrilocal respondería
institución del A V U N C U L A D O . Este patrón al mismo modelo, pero con el padre del
de residencia permite la concentración marido. MR
geográfica de los varones de un mismo li-
naje y mantener la riqueza del linaje ba- residencia virilocal Modelo de
jo control masculino en un sistema ma-
residencia posmarital que determina
trilineal. MR
que los esposos hayan de residir con la
Lecturas recomendadas Malinowski,
familia del marido. Ha reemplazado en
1929.
gran medida al término más general de
«RESIDENCIA PATRILOCAL». MR
residencia bilocal Véase RESIDEN-
Véase también RESIDENCIA VIRI-AVUNCU-
CIA AMBILOCAL.
LOLOCAL.
SIDENCIA UXORILOCAL.
resolución de conflictos (O con-
ciliación de demandas o gestión de dispu-
tas.) Es un campo de estudio inspirado
residencia neolocal Es aquella
por el desplazamiento en A N T R O P O L O G Í A
que obedece a una regla posmarital que
L E G A L del estudio de la L E Y al estudio de
permite o requiere que la pareja recién
las querellas. Los antropólogos examina-
desposada establezca un nuevo hogar in-
ron los procesos sociales de gestión de
dependiente de sus padres u otros fami-
conflictos y empezaron a considerarlos
liares. MR
inherentes a relaciones sociales que di-
rectamente afectaban al modo en que los
residencia patrilocal Es la que
litigantes incoaban y resolvían sus que-
posmaritalmente se encuentra con la fa-
rellas. Por ejemplo, en su análisis de la
milia del marido. El término ha sido re-
ley Barotse, Max GLUCKMAN (1955a) ar-
emplazado en gran medida por el de
gumentó que cuando las partes en dispu-
«RESIDENCIA VIRILOCAL». MR
ta deseaban conservar sus relaciones mu-
tuas preferían llegar a un compromiso
residencia unilocal La que pres-
de ajuste amigable de cuentas. De donde
cribe un lugar de residencia único a la
que estos modelos previeran que cuando
pareja desposada, como en los sistemas
las relaciones sociales entre los litigantes
de R E S I D E N C I A U X O R I L O C A L E S O VIRILO-
eran múltiples y continuadas, las partes
CALES. MR
intentarían encontrar procedimientos de
Véase también RESIDENCIA AMBILOCAL.
conciliación de intereses que desembo-
538 RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
caran en soluciones de compromiso; pero tre ellos están la «evitación», por la cual
cuando las relaciones sociales eran pocas una parte rompe radicalmente toda rela-
y efímeras, los disputantes preferirían ción con la otra, y la «aceptación» de una
procedimientos más drásticos, del orden parte dispuesta a resignarse con una si-
ganador-perdedor (Colson, 1953). Laura tuación difícil e insoluble sin esperanzas
Nader y sus estudiantes (Nader y Todd, de que cambie (W. Felstiner, 1974).
1978) extendieron estos modelos para El TIEMPO y el proceso son factores esen-
examinar de qué modo eran tratados los ciales para el análisis de la resolución de
conflictos en lugares tan diversos como conflictos. Las disputas presentan trayec-
los pueblos turcos (Starr, 1978) y los asen- torias, estadios varios del conflicto. Na-
tamientos de las tierras altas de Nueva der y Todd (1978, pp. 14-15) analizaron
Guinea (Koch, 1978), adoptando al efecto tres estadios de una disputa: la queja, o
el «caso difícil» como unidad básica de estadio preconflictivo, de la persona que
análisis para el estudio de la resolución de se siente injustamente tratada; el estadio
conflictos (Llewellyn y Hoebel, 1941). de conflicto, en que la parte que formula
Los modos de gestionar las disputas varían la queja se enfrenta a la otra; y el estadio
considerablemente pero pueden clasifi- de disputa, cuando el conflicto adquiere
carse en un conjunto de procedimientos mayores proporciones hasta llegar al en-
de uso común (Gulliver, 1963; Jane Co- frentamiento público y a la implicación
llier, 1973). Algunos son diádicos, como de terceras partes. Mather e Yngvesson
las negociaciones que sólo implican a dos (1981) demostraron cómo se transfor-
partes, las cuales establecen sus propias man las disputas con el tiempo a medida
reglas y llegan a acuerdos mediante el que discurren por los tres estadios men-
compromiso. Pero muchas formas de re- cionados y se definen en términos más o
solución de conflictos son triádicas e im- menos amplios. Su trabajo precursor ha
plican a terceros. El papel y el poder de establecido el papel que corresponde a
éstos depende de la estructura del proce- las audiencias y terceras partes, como
so de resolución. En la mediación, un jueces y funcionarios de la justicia, en la
proceso conciliatorio, la parte tercera transformación de las disputas (Yngves-
ayuda a los litigantes a alcanzar un son, 1993).
acuerdo, pero carece de autoridad para
imponerlo (Gulliver, 1977). En el arbi- La visión antropológica de las disputas y
traje, los oponentes convienen de ante- su curso tiene un impacto más allá de lo
mano en aceptar la decisión del tercero meramente académico y ha ejercido una
con poder vinculante. En la adjudicación, gran influencia en los primeros años del
el estado autoriza a un juez a emitir una movimiento de resolución alternativa del
decisión vinculante independientemente conflicto (Sander, 1976; pero véase Merry,
del acuerdo al que puedan llegar las par- 1987). Los proponentes de la llamada re-
tes enfrentadas. Los procedimientos di- solución alternativa de conflictos argu-
fieren asimismo según el tipo de resulta- mentaron que la solución consensuada
do. La negociación y la mediación produ- era más apropiada que la adjudicación en
cen típicamente compromisos, ausentes vecindades y asentamientos socialmente
del procedimiento de adjudicación. No muy relacionados. Sin embargo, gran
todos los procedimientos tienen por obje- parte de la investigación indica que las
to el resolver conflictos; algunos simple- vecindades urbanas en las modernas SO-
CIEDADES INDUSTRIALES raramente se
mente reducen la potencial consecuencia
de una confrontación (Merry, 1979). En- sienten vinculadas por relaciones sufi-
cientemente estrechas para propiciar for-
REVOLUCIÓN VERDE 539
esfera doméstica y para abstraer de ellos que integra estructuras físicas o mecáni-
una «estructura» en el sentido que le ha- cas e instituciones de asignación o distri-
bía dado al término su amigo FORTES. bución organizadas conforme a priorida-
El Instituto del África Oriental adquirió des que representan los valores conside-
proyección regional por obra no sólo de rados por los regantes. En la medida en
un personal angloamericano y ugandés, que todos los sistemas de riego obedecen
sino también de investigadores de todos a un diseño, no hay criterios razonables
los ámbitos de África del Este, y su pro- para etiquetarlos a lo largo de un «eje
ducción no perseguía realmente fines primitivo-avanzado». Los sistemas de
prácticos (a excepción de un encargo de irrigación que pueden antojársenos rudi-
la UNESCO), sino el estudio, comparado mentarios en términos de ingeniería o
de los efectos y la recepción en los dife- materiales pueden presentar a su vez in-
rentes sistemas de gobierno africano de trincadas y complejas disposiciones rela-
las políticas coloniales de modernización tivas a derechos y distribución del agua.
(Richards, 1954, 1960), junto con la in- El incremento en la escala física puede
vestigación etnográfica pormenorizada. no requerir un diseño de ingeniería más
Los miembros de número o asociados del complejo, pero si social de orden supe-
Instituto produjeron sus propias mono- rior dado que los canales de más longi-
grafías, además de contribuir a estudios tud o redes más complejas aumentan la
combinados y conferencias. Audrey Ri- incidencia prospectiva de conflictos. Por
chards abandonó el Instituto en 1956 pa- tanto, las comunidades de regantes pue-
ra incorporarse a Cambridge. Este mis- den concebirse como colectivos con dise-
mo año publicó su esperado estudio Chi- ño propio cuyos valores se hallan inte-
sungu sobre la iniciación de una grados en el diseño del sistema global.
muchacha bemba, quizá su obra más leí- Todos los sistemas de riego requieren de
da, donde analiza los significados de la coordinación interna para construir las
iniciación en términos del interés de los estructuras físicas y mantenerlas en
bembas por el fuego, la sangre y el sexo. buen orden de funcionamiento; disposi-
En Cambridge dirigió el Centro de Estu- ciones institucionales para asignación a
dios Africanos y ocupó la cátedra Smuts usuarios; y algún mecanismo para con-
de antropología. Muy solicitada para di- trolar o resolver conflictos. Estas tres
sertaciones y crítica de libros especializa- condiciones están interrelacionadas. Los
dos (Richards, 1967), completó el traba- procedimientos de asignación deben
jo iniciado en África del Este con la ayu- ajustarse al perfil físico del sistema y di-
da de un grupo de colaboradores. Ya señados para evitar conflictos. Y los pro-
retirada, no sólo siguió publicando cedimientos de asignación son impor-
(Luhrmann, 1992), sino que dedicó su tantes desde el punto de vista social por-
interés a la metodología de un estudio que integran los valores inherentres a la
experimental del pueblo donde vivía. personalidad de los regantes como colec-
Murió en 1984 y legó sus documentos y tivo. Las pequeñas comunidades de riego
notas de campo a la London School of tratarán de propiciar un alto grado de
Economics. SC autocontrol local y se observa una estre-
cha correlación entre la frecuencia de
Otras lecturas La Fontaine, 1972; M. decisiones operacionales y el nivel de
Strathern, 1981. aquél: las decisiones m á s frecuentes se
toman a nivel local; las menos frecuen-
riego Aportación artificial de agua a tes, en instancias superiores (R. Hunt y
los cultivos. Es un sistema sociotécnico
542 RITOS DE INTENSIFICACIÓN
de los Swazi, cuyo rey personifica la ri- en contexto con el culto religioso —una
queza y fructuosidad de la nación. La ce- misa cristiana, por ejemplo— o con el sa-
remonia inewala anual une a los súbdi- crificio a los espíritus de los antepasados.
tos con su rey e imparte renovada fuerza En este sentido, celebrado por muchos de
y fertilidad a los cultivos, animales y los primeros antropólogos, ritual se opo-
personas (H. Kuper, 1947). La ceremo- ne a teología como práctica a teoría. Más
nia cesa con la muerte del rey y renace comúnmente, no obstante, los antropólo-
con la madurez de su sucesor. Los ritos gos usan «ritual» para denotar cualquier
mortuorios expresan a menudo el fecun- actividad con un alto grado de formali-
do poder de la recreación. Los aspectos dad y un propósito no utilitario, uso que
negativos de la muerte pueden ser sim- no sólo comprende las actividades clara-
bólicamente puestos de manifiesto y ac- mente religiosas, sino también eventos
to seguido ritualmente transformados en como festivales, desfiles, iniciaciones,
imágenes positivas de una sociedad fuer- juegos y salutaciones. En su sentido más
te y ordenada. Maurice Bloch y Jonathan amplio, « r i t u a l » puede referirse no a al-
Parry (1982) sugirieron que donde las guna clase de evento particular sino al
mujeres eran socialmente débiles, aso- aspecto expresivo de toda actividad hu-
ciadas con la contaminación y el dolor, el mana. En la medida en que que vehicula
rol que desempeñaban era especialmen- mensajes acerca de la posición social y
te importante en el ritual funerario. La cultural de los individuos, cualquier ac-
muerte era entonces «vencida» por pura ción humana tiene una dimensión ritual.
trascendencia colectiva asociada con los En este sentido, incluso actos tan munda-
hombres. nos como plantar un campo y elaborar
La cultura europea moderna ha incorpo- alimentos comparten un aspecto ritual
rado en gran medida esta trascendencia con el sacrificio y la misa (Leach, 1954).
en una visión científica del mundo. Da- El ritual proporciona a los antropólogos
vis-Floyd (1992) describió la sala de par- una de las fuentes de información más
tos de los hospitales americanos como un ricas sobre las culturas, cuya mitología
sanctum sanctorum o lugar sagrado en la respectiva ritual explica y dramatiza; en
cultura americana. El N A C I M I E N T O es su- las representaciones navideñas, por
mamente ritualizado en todo lugar, y el ejemplo, los actores representan con
ritual del parto que se practica en el hos- gran detalle el hilo central de su reli-
pital americano expresa las más profun- gión. Y aun donde esa dramatización ex-
das creencias acerca de la idoneidad y plícita está ausente, el ritual contiene un
rectitud del control cultural sobre el pro- caudal de información simbólica acerca
ceso natural, el escaso valor de la natura- de los mundos sociales y culturales de los
leza y el cuerpo femenino, la superiori- participantes. El proceso de una pelea de
dad de la ciencia y tecnología «masculi- gallos balinesa no sólo ilustra acerca de
nas» y la importancia de las instituciones estas agrupaciones sociales sino también
y máquinas. Las mujeres que no creen en sobre las nociones balinesas acerca del
estos rituales suelen dejan el hospital tiempo, de lo bueno y lo malo y de la vi-
molestas o deprimidas. CM da y la muerte (C. Geertz, 1973). En con-
Véase también R E L I G I Ó N , R E P R O D U C C I Ó N , secuencia, la observación y el análisis del
MUJERES. ritual han sido un tema de interés pri-
mario de la antropología a lo largo de la
ritual Estrictamente se refiere a los ac- historia.
tos formales y prescritos que tienen lugar
546 RITUAL
legitimidad del orden de cosas estableci- 1973). En algunos casos, los rituales per-
do. Incluso cuando los rituales no invo- miten a la gente expresar sentimientos
can explícitamente mitos, su estructura que ordinariamente constituirían una
tiende a reflejar y reforzar las distincio- amenaza para el orden social. Así, la os-
nes sociales. La distribución de los asien- tentosa sexualidad de inversión de roles
tos en una cena de gala, por ejemplo, de- del carnaval en Europa puede canalizar
ja clara las posiciones jerárquicas de los emociones disruptoras y rebeldes hacia
comensales. Tanto en su contenido como un espacio delimitado.
en su forma, el ritual tiende a represen- No quiere ello decir que los rituales sean
tar y legitimar la estructura social. siempre funcionales. Dado que expresan
Los rituales son particularmente impor- nociones acerca del orden social, constitu-
tantes en momentos de transición, cuan- yen un importante foro para quienes de-
do la estructura social se encuentran en sean cambiarlo. En el ritual, los grupos
su punto más débil. Toda transición so- pobres y oprimidos pueden expresar sim-
cial crea una reacción en cadena en un bólicamente su insatisfacción con el siste-
sistema de relaciones; si una muchacha ma vigente. Pueden hacerlo veladamente
cambia de pronto a mujer, o un hombre presentando simbólicamente su concepto
a rey, la posición de sus allegados cambia de sí mismos y de la sociedad (Jean Co-
igualmente de golpe. Los ritos de paso maroff, 1985), o explícitamente, sirvién-
subrayan estos cambios, permitiendo dose del ritual para impulsar reformas o
que los actores se incorporen a nuevos rebeliones (Dirks, 1994). A medida que la
roles y relaciones. Con frecuencia inclu- antropología se centra cada vez más en
yen un elemento didáctico, instruyendo cuestiones de poder y de cambio cultural,
a la persona en las tareas y responsabili- el conservadurismo esencial del ritual es
dades de su nueva posición. En muchos puesto más y más en duda. AB
ritos de pubertad, muchachos y mucha- Véase también MUERTE, ADIVINACIÓN, LI-
chas aprenden la sabiduría práctica y MINALIDAD, ORÁCULOS, MAGIA, RELIGIÓN,
mágica que necesitarán para ejercer co- ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA.
mo hombres y mujeres adultos (Turner, Otras lecturas Eliade, 1959; Firth,
1969). 1940; Huntington y Metcalf, 1979; La
El ritual actúa también a nivel psicológi- Fontaine, 1985.
co. Proporciona un marco coherente a
los aspectos desorientadores de la vida Rivers, W.H.R. (1864-1922) Se
humana, como la enfermedad, el peligro le considera uno de los precursores inte-
y los cambios en la vida (Malinowski, lectuales en antropología y psicología.
1948). Otorga a la gente una sensación Médico de profesión, aplicó a dichas dis-
de control sobre los eventos que trastor- ciplinas la regla de que los síntomas no
nan o amenazan; un exorcismo puede no pueden identificarse sin conocer la his-
expulsar realmente a los espíritus, pero toria de su aparición. Su primera expe-
sí la sensación de desamparo y desespe- riencia antropológica fue como partici-
ración asociada con la enfermedad. Ade- pante en la famosa expedición antropo-
más, los rituales suministran un escape a lógica de Cambridge al Estrecho de
la emoción contenida. Las ceremonias Torres en 1898 (Haddon, 1901-1935),
funerales, por ejemplo, conllevan a me- que tanto iba a influir después en la teo-
nudo oportunidades estandarizadas para ría y el método antropológico británicos.
expresar el dolor de los deudos y allega- El postulado de la expedición de que la
dos de la persona finada (Goldschmidt, generalización teórica debía basarse en
548 RIVERS, W.H.R.
bio de siglo que generó una nutrida lí- La teoría de los roles empezó con la pu-
nea de seguidores. Pero la progenie de blicación del influyente libro de George
Rivers fue igualmente importante en el Herbert Mead Mind, sel/, and society
campo de la psicología, pues a través de (1934), centrado en la actuación mani-
su discípulo Myers dejó su impornta en fiesta en un rol determinado y la rela-
la psicología aplicada, y gracias a F.C. ción entre tal desempeño y lo esperado,
Bartlett y otros persistió como tradición en particular en lo tocante a comporta-
destacada en la psicología académica mientos con reflejo social y a los proble-
hasta finales de la década de 1960. Como mas del mantenimiento del orden en
antropólogo fue mentor d e A . R . R A D - una sociedad que cambia. El estudio co-
C L I F F E - B R O W N y (informalmente) de rrespondiente, llamado «interaccionis-
Bronislaw M A L I N O W S K I . Puede conside- mo simbólico» o «social», se basa en tres
rársele, pues, el fundador de la escuela premisas: (1) los seres humanos actúan
de antropología F U N C I O N A L I S T A . Pero no sobre las cosas basándose en el significa-
sólo fue preceptor de los dos especialistas do que éstas tienen para ellos; (2) estos
que articularon los principios funciona- significados son proclamados y modifi-
listas, sino también generador de sus for- cados a través de un proceso de interpre-
mulaciones iniciales, sobre todo median- tación por parte del individuo ante lo
que se le presenta; y (3) las partes inter-
te su contribución a la edición en 1912
vinientes en tal interacción deben tener
del manual Notes and queries on anthro-
presentes los roles respectivamente de-
pology que Malinowski usó como guía
sempeñados, ejerciendo entonces simul-
en sus trabajos de campo. HK
táneamente como actores y como espec-
Otras lecturas Kuklick, 1991; Solobo-
tadores.
din, 1978.
El interaccionismo destaca el microaná-
rol, juego de roles Un rol es un lisis de los encuentros informales: en la
papel o función adoptados por una per- calle, en las reuniones de negocios. Una
sona o estructura en una sociedad. El importante obra temprana al respecto
juego de roles destaca cómo se presenta fue The presentation of self in everyday
el yo ante otros o qué esperan recíproca- life (1956), del sociólogo Erving Goff-
mente de sí los intervinientes. man, quien hizo uso del lenguaje teatral
En rigor, «rol» se decía originalmente de para analizar las formas en que se pre-
los papeles respectivamente desempeña- sentan los individuos a sí mismos me-
dos por los actores en las obras dramáti- diante roles que les permiten controlar a
cas, y como término de referencia fue to- la vez su imagen y los temas suscitados
mado por los científicos sociales para des- en la interacción. Para Goffman, el rol
cribir el quehacer de cada individuo en la era un logro en interacciones sociales es-
vida diaria. Los roles tienen sus raíces en pecíficas y, dado que su interpretación
la posición social de la persona, a menudo podía no ser del todo feliz, el ejercicio
fija y asignada (al menos en contextos es- pertinente requería un control y una ne-
pecíficos). El número de roles que cumple gociación constantes. «Puede que la vida
un individuo cotidianamente puede ser no sea un juego —escribió—, pero la inte-
considerable. Los individuos desempeñan racción sí lo es» (p. 243).
un papel, ejercen un rol, cuando adoptan Estudios representativos de la interpre-
y ponen en práctica los deberes y dere- tación de roles sociales son los de Glaser
chos propios de su posición (R. Linton, y Strauss (1964, 1971) sobre la interac-
1936; vése también T. Parsons, 1951a). ción del personal hospitalario, de Goff-
550 ROL, JUEGOS DE ROLES
man (1961) sobre la carrera moral del halló que experimentaban una conside-
paciente mental, de L. Lofland sobre la rable ambivalencia porque su rol ideal
interacción de extraños, y de T. Parsons les exigía que evitaran endurecerse, por
(1951b) sobre la enfermedad y el papel una parte, al tiempo que se mantenían
del médico. Uno de los estudios recientes emocionalmente distantes, por la otra,
más acertados al respecto es el análisis en su actitud para con los pacientes (véa-
de Kapferer (1985) acerca de los exorcis- se también C. Nuckolls, 1995).
mos sinhaleses del sur de Sri Lanka. Como Merton, el antropólogo Victor T U R -
Los roles son causa importante de ten- NER examinó los roles sociales en conflicto
sión y estrés psicológico. En un estudio porque «el conflicto parece sacar a la luz
clásico, S. Lieberman (1956) mostró que aspectos fundamentales de la sociedad
los obreros fabriles promovidos a un car- normalmente velados por las costumbres
go superior o relevados de éste experi- y los hábitos de la interrelación diaria»
mentaban cambios de actitud y estrés al (1974, p. 55). El conflicto se manifestaba
asumir su nueva posición, producto de en episodios públicos de tensión cuya apa-
las expectativas inherentes al nuevo rol. rición provocaba «dramas sociales» que
Cuando era restaurados los roles origina- poseían una «forma procesal» con cuatro
les se mitigaba notablemente el estrés fases principales: ruptura, crisis, acción re-
manifiesto. Esta teoría sobre conflicto de paradora y reintegración. Las normas pa-
roles y estrés psicológico fue ulterior- ra el desempeño de roles adquieren espe-
mente desarrollada con más detalles por cial relieve al ser violadas, ya que todo in-
el sociólogo Robert K. Merton en su obra tento de recomposición hace que el grupo
capital Sociological ambivalence (1976), social revele sus aspectos funcionales. Tur-
donde declaraba que el conflicto surge ner desarrolló extensivamente este análi-
de situaciones sociales en las que una sis del ejercicio de roles en una serie de es-
persona espera simultáneamente actitu- tudios (1957, 1967, 1968, 1975) primaria-
des o valores incompatibles en el curso mente enfocados en las crisis de la vida y
de una relación. Aplicando esta teoría al en los rituales de adivinación entre los
estudio de los médicos, Merton (1982) ndembu de Zambia. CN
sacrificio En general hace referencia
a la muerte de animales o destrucción de
bienes en un contexto religioso. Si em-
bargo, son muchos los problemas que en-
traña su definición. En su obra clásica
Sacrifice (1964), que aporta el punto ini-
cial de las discusiones antropológicas
más recientes, Henri Hubert y Marcel
M A Ü S S incluyeron inicialmente «cual-
aún a la teoría. De ahí que el debate en acerca de la sociedad y valores que sirven
torno a la naturaleza del sacrificio siga para que la definición del mundo por
vigente. PM una cultura parezca real y justa. AB
Véase también RELIGIÓN, ANTROPOLOGÍA Véase también MAGIA, RITUAL, ANTROPO-
SIMBÓLICA LOGÍA SIMBÓLICA, TABÚ.
Otras lecturas Van G e n n e p , 1960.
sagrado Denota una clase de objetos,
eventos y seres que una cultura define salud Véase ENFERMEDAD, ANTROPOLO-
como diferentes de los que presenta la GÍA MÉDICA.
realidad común. Como adjetivo, «sagra-
do» se refiere a una cualidad diferencial, sanciones Respuestas a acciones que
ajena y más importante que cualquiera violan las normas sociales de un grupo.
que quepa al mundo profano. En muchos Estas reacciones pueden ser tanto positi-
casos implica un nexo con un orden de vas (aprobatorias) como negativas (con-
existencia invisible o sobrenatural. Una denatorias). En conjunto, las sanciones
iglesia o un sacerdote pueden ser sagra- sociales sirven para mantener el orden
dos por asociación con ESPÍRITUS, ANTE- social y el control recompensando la
PASADOS o fuerzas mágicas. Los objetos conformidad y castigando la DESVIACIÓN,
sagrados son comúnmente centrales a reintegrando la sociedad tras una ruptu-
todas las religiones como a los rituales ra. Impuestas por individuos o por el
seculares. En algunas culturas, aunque grupo, las sanciones se basan en un or-
no en absoluto en todas, las cosas sagra- den normativo colectivo y reflejan un
das se consideran con especial reveren- sentido compartido de moralidad y de
cia, unción y temor (Eliade, 1959). contravención. Las sanciones legales son
Lo sagrado ha sido siempre tema impor- sólo una de las muchas clases existentes,
tante de todos los estudios antropológicos entre las que se incluyen la presión so-
sobre la RELIGIÓN. Émile DURKHEIM cial y las estrategias de autoayuda (como
(1915) señaló que los objetos sagrados la venganza).
son símbolos del sistema social. Por re-
Estos conceptos tienen su fundamento
presentar a la sociedad, lo sagrado pro-
en la definición clásica de RADCLIFFE-
porciona un foco tangible para la expre-
BROWN de sanción como reacción de la
sión e inculcación de sentimientos de de-
sociedad, o de la mayoría de sus compo-
pendencia en el grupo. La demarcación
nentes, a variedades de comportamien-
de este ámbito sagrado, dijo, es la raíz de
to ya aprobadas, ya reprobadas (1934, p.
toda religión. Max WEBER (1946) corre-
205). Su análisis sobre las sanciones so-
lacionó los conceptos de lo sagrado con
ciales se centró en las reacciones de
diferentes tipos de religión. Mientras que
grupo más que individuales y partió del
las religiones «primitivas» ven lo sagrado
supuesto de que las sociedades poseen
como intrínseco a todo el mundo en de-
normas consensuadas. Radcliffe-Brown
rredor, las religiones mundiales concen-
entendió que la función de estas sancio-
tran lo sagrado en unos pocos objetos,
nes no era otra que restaurar el orden so-
deidades y personas, Más recientemente,
cial mediante la reacción colectiva ante
los antropólogos simbolistas han llevado
un mal comportamiento, que recompu-
su atención al significado de los símbolos
siera la sociedad y le restituyera el equi-
sagrados. Clifford GEERTZ (1975), por
librio y la armonía.
ejemplo, argumentó que los símbolos sa-
grados contienen complejos mensajes Los teóricos, en particular los que traba-
jan sobre el URBANISMO como modelo de
554 SANGRE
vida (Wirth, 1938), distinguen entre de África, por ejemplo, se sacrifican ANI-
sanciones formales (impuestas por el es- MALES domésticos a deidades y ancestros
tado) e informales (impuestas por los (Heusch, 1985) y es frecuente que se ro-
miembros de una comunidad). Las san- cíen con sangre los altares (Zahan,
ciones formales se aplican mayoritaria- 1979). En otras tradiciones religiosas, el
mente en escenarios urbanos e incluyen sacrificio literalmente sangriento ha si-
arresto y encarcelamiento; en las zonas do reemplazado por ofertas simbólicas
rurales predominan las informales, y de sangre (M. Douglas, 1970a), como
comprenden la maledicencia, la adjudi- ocurre en la eucaristía cristiana, durante
cación de motes, las bromas con reflejo la que el vino tinto bebido ritualmente
práctico y el OSTRACISMO. SEM por el oficiante se dice transformado por
Véase también RESOLUCIÓN DE CONFLIC- MAGIA en la sangre de Jesucristo (Feeley-
TOS, LEY, ANTROPOLOGÍA LEGAL, ANTROPO- Harnik, 1981). Las leyes religiosas son a
LOGÍA POLÍTICA. menudo muy estrictas acerca del trata-
Otras lecturas Epstein, 1968. miento de la sangre y si es correcto con-
sumirla: los judíos y los musulmanes só-
sangre Es una sustancia corporal que lo pueden consumir carne de animales
ha adquirido una extraordinaria elabo- muertos y desangrados cuya sangre es
ración cultural, de tal modo que su sig- bendecida por la oración en el momento
nificado va mucho más allá del que defi- del sacrificio del animal (R. Cernea,
ne la serología. La sangre no es nunca 1981).
«sólo sangre»; indefectiblemente pre- Lo que se entiende por sangre no es a ve-
senta poderosas asociaciones insertas en ces inmediatamente obvio. Por ejemplo,
una variedad de esquemas cosmológicos en muchos lenguajes africanos la voz
bien desarrollados que, no obstante, son «semen» sirve igualmente para «san-
muy variables entre culturas. gre» (Héritier, 1982, p. 172). Un sistema
Donde la sangre se considera un potente conceptual semejante se da en Jamaica,
líquido cuya pérdida es temida abundan donde se cree que hombres y mujeres
los rumores sobre prácticas de vampiris- poseen tanto sangre roja como blanca,
mo, como en África del Sur y Central en aunque sólo la blanca —combinadas las
los tiempos coloniales, en que se creía de la pareja en el acto sexual— lleva a la
que los europeos eran vampiros que chu- concepción (Sobo, 1993). En otros luga-
paban la sangre de los africanos (Luise res, incluidas diversas sociedades mela-
White, 1993). El COLONIALISMO, podría nesias (Knauft, 1989), se dice que el feto
decirse, extraía el líquido vital de África. recibe su sangre de uno solo de sus pro-
La pérdida de sangre es simbólicamente genitores (en general la madre), mien-
problemática, aun cuando no sea médi- tras que el resto del cuerpo (especial-
camente peligrosa. Por ejemplo, entre mente los huesos) proviene de exclusiva-
los kaguru de Tanzania, si hay sangre en mente del padre. De este modo se
el curso de una disputa, a los conten- entrelazan sexo y sangre como fuentes
dientes se les impone una multa mayor metafóricas para una comprensión de
que de no haberla, incluso si la herida es base filosófica de la sociedad humana.
insignificante (Beidelman, 1963). Las enfermedades de la sangre o relacio-
El poder metafórico de la sangre es evi- nadas con ella son a menudo objeto fre-
dente también en el papel que desempe- cuente de mociones culturalmente espe-
ña en la RELIGIÓN, y en particular, en el cíficas, por ejemplo, el valor de una
ritual del SACRIFICIO. A lo largo y ancho MENSTRUACIÓN con flujo ya caudaloso, ya
SAPIR, EDWARD 555
escaso en Gales (Skultans, 1988), el ver- sangre pueden tener consecuencias más
tido de la leche de la madre en Haití siniestras. En la Europa medieval los ju-
(Farmer, 1988), o las causas de la hiper- díos fueron perseguidos por los cristia-
tensión entre los ojibwa canadienses nos, quienes les acusaban de dar muerte
(Garro, 1988). En Japón, una ideología a niños cristianos para servirse de su
clásica muy bien establecida trata del sangre para fabricar su matzoh (pan áci-
papel de la sangre en la regulación de los mo) (Dundee, 1991). La persistencia de
cuatro humores del cuerpo y que presta las guerras de VENGANZA en partes de la
fundamento a curas para los más varia- Europa oriental (Boehm, 1984) ha teni-
dos males (Picone, 1989). La hemotrans- do repercusiones devastadoras en los úl-
misión del virus de la inmunodeficiencia timos años. Lo mismo cabe decir de las
humana (HIV) ha hecho al sida particu- leyes de miscegenia antiguamente en vi-
larmente susceptible de elaboraciones gor en numerosos países de África del
culturalmente muy variables (Farmer, Sur y en muchos estados estadouniden-
1990; D. Feldmen, 1990). ses. La retórica de la «pureza racial»,
Las ideas populares acerca de la sangre continuamente aireada en la Alemania
en la América del Norte actual están tan de Hitler, y las exigencias de pureza ét-
desarrolladas como en cualquier otro lu- nica en la antigua Yugoslavia recurren
gar, aunque por ser vehiculadas en un sin excepción al argumento de la sangre
idioma biológico-popular, se tienen con como símbolo capital, subrayando así el
frecuencia por algo más «reales» que las peligro potencial del pensamiento sim-
de otras culturas donde se entienden co- plista acerca de los humanos en térmi-
mo «simbólicas». Sin embargo, lo que se nos de sus nexos de «sangre». AG
entiende como sentido común en un Véase también CLASIFICACIÓN, CONSAN-
marco cultural puede ser cualquier cosa GUINIDAD, PARENTESCO FICTICIO, TABÚES
menos común (C. Geertz, 1983, pp. 75- DE INCESTO, PARENTESCO, ANTROPOLOGÍA
93). Por ejemplo, la fijación norteameri- SIMBÓLICA.
cana de que los vínculos «de sangre»
Otras lecturas Meigs, 1984; V. Turner,
—que esencialmente indican conexiones
1967.
biogenéticas— son reales y, por tanto,
permanentes, significa, en palabras de
David Schneider (1968, p. 24), que una Sapir, Edward (1884-1939) Ed-
mujer puede tener un ex marido, pero no ward Sapir fue uno de los más destaca-
una ex madre. De donde que muchas pa- dos discípulos en los cursos de antropolo-
rejas infértiles se resistan a la ADOPCIÓN gía de Franz BOAS en Columbia. Destaca
y recurran a caras tecnologías para crear sobre todo por su labor precursora en el
un feto vía manipulación científica, in- campo de la LINGÜÍSTICA (en particular
cluso la «maternidad sustitutiva» (Rago- de las lenguas nativas norteamericanas)
y en la ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA. Su
ne, 1994), de modo que el niño tenga lo
que comúnmente se acepta como víncu- interés por el arte y la estética puso los
fundamentos de l a ANTROPOLOGÍA HUMA-
lo «sanguíneo» (M. Strathern, 1992). En
NISTA.
otras sociedades, donde los lazos de pa-
rentesco adquieren un carácter mani- Sapir nació en Rusia en 1884 en el sentó
fiestamente social, esta fijación acerca de una familia judía lituana que emigró
del vínculo sanguíneo parecería, cierta- pronto a Estados Unidos. Creció en Nue-
mente, m u y simbólica. va York, fue un alumno brillante y en su
Las ideas acerca de la naturaleza de la momento pasó a la Universidad de Co-
lumbia, donde estudió filología germá-
556 SAPIR, EDWARD
der, 1 9 8 4 ) . Sin embargo, el análisis com- así como el proceso que permite com-
ponencial ha perdido considerable in- prender su relación, que llamó «de inter-
fluencia en estos últimos años a raíz de pretación», lo cual le permitió codificar
las críticas recibidas. tres niveles de relación: primario, secun-
Puede que sea prudente llegar a la con- dario y terciario. El primero se refiere a
clusión de que la importancia del análisis la naturaleza intrínseca de los objetos; el
semántico se ha visto eclipsada por la segundo alude a la relación entre el ob-
pragmática, gracias en particular a las jeto y su significante; y el tercero, a la
críticas de Silverstein ( 1 9 7 6 ) y otros. Al- relación entre objeto, significante y mo-
gunos filósofos han llegado a sugerir que do de interpretación (Peirce, 1 9 3 1 -
la semántica no es defendible ni siquiera 1 9 5 8 ) . La concatenación de estas relacio-
en principio (Putnam, 1 9 7 5 , pp. 1 3 9 - nes produce una taxonomía muy com-
1 5 2 ) , aunque estos ataques no se han pleja de signos en los escritos de Peirce,
mantenido ni han llegado a convencer en pero un esquema simplificado mediante
medida suficiente para eliminarla abso- términos como «icono», «índice» y «sím-
lutamente como campo de estudio. SC bolo» ganó amplia aceptación y fue po-
Otras lecturas Dixon, 1 9 7 1 ; Jerrold pularizado por contemporáneos de Peir-
Katz y Fodor, 4 9 6 3 ; Lakoff, 1 9 7 1 ; Wein- ce como, por citar sólo uno, Charles Mo-
¡ rris ( 1 9 3 8 ) .
reich, 1 9 7 2 .
Un icono se parece a la cosa que repre-
semiótica Se decía del estudio gene- senta (una imagen de un árbol), expre-
ral de los SIGNOS, según el filósofo John sando así una relación primaria. Un ín-
Locke, del siglo XVII. Sin embargo, la se- dice entraña una relación intrínseca con
miótica moderna, también llamada «se- la cosa que representa (una veleta indi-
miología», fue establecida en el siglo XX cadora de la dirección del viento), expre-
por el lingüista suizo Ferdinand de Saus- sando así una relación secundaria. Un
sure y por el filósofo pragmatista norte- símbolo se relaciona con el objeto que
americano Charles Sanders Peirce. representa en virtud de un convenio o
Saussure ( 1 9 5 9 ) expresó la relación exis- acuerdo previos (la voz «árbol» repre-
tente entre el signo y su objeto como la senta a un árbol en virtud de un acuerdo
que media entre «significante» y «signi- de los hispanohablantes), expresando así
ficado». Identificó todos los fenómenos una relación terciaria. El proceso de con-
lingüísticos como fenómenos de signos, y venio o acuerdo subyacente a la cons-
estableció así métodos para el estudio de trucción de símbolos es el modo de inter-
los sistemas de signos no lingüísticos. La pretación y se deriva de procesos cultu-
teoría de los signos de Saussure postula- rales.
ba que todos los hablantes de una misma El antropólogo Leslie W H I T E ( 1 9 4 0 ,
lengua poseen un caudal de saber com- 1 9 4 9 ) llamó a los seres humanos « a n i -
partido acerca de la relación existente males simbolizantes», y otros investiga-
entre los signos lingüísticos y sus objetos dores han señalado que la capacidad de
que les permite comunicarse. Llamó a hacer uso de signos, o semiosis, es una
este caudal de saberes « l e n g u a » . Y a las facultad humana básica y puede que sin-
variaciones individuales en la lengua, gular. Se ha prestado especial atención al
«parole». Lengua y parole constituyen uso humano de símbolos, dado que re-
conjuntamente el «lenguaje». quieren del modo de interpretación, cul-
Peirce era un filósofo lógico que exploró turalmente dependiente, para su viabili-
la relación entre objeto y significante, dad. Recientes experimentos de comuni-
SEXO 559
cación con chimpancés y otros grandes en que se presenta en los análisis estruc-
simios han cuestionado la unicidad de turales de Claude L É V I - S T R A U S S .
los humanos en el uso de símbolos, dado La semiótica ha ejercido una gran in-
que algunos de estos animales, según se fluencia en la teoría literaria y en la psi-
postula, han aprendido a valerse de quiatría desde la segunda guerra mun-
muestras no icónicas para comunicarse dial, en parte debido al prominente pa-
con humanos. Otros han aprendido los pel que tienen los símbolos en la
rudimentos del Lenguaje de Signos psicología humana, la literatura y el ar-
Americano (Ameslan), el principal entre te. En Francia, un poderoso movimiento
los sordos norteamericanos. Un chim- intelectual ha tenido por fundamento
pancé, Kanzi, no habla pero ha aprendi- una fusión de teoría literaria y psiquiá-
do a reconocer el lenguaje humano (Sa- trica, movimiento que a su vez se ha pro-
vage-Rumbaugh, 1986). Actualmente la pagado por todo el mundo. Entre sus te-
opinión acerca de si estos primates usan óricos principales destacan Roland Bar-
verdaderamente del lenguaje o mera- thes, Jacques Derrida, Michel Foucault,
mente reproducen un adiestramiento Julia Kristeva y Jacques Lacan. WBe
basado en un proceso estímulo-respuesta Véase también C O M U N I C A C I Ó N , P O E S Í A ,
sigue dividida (Wallman, 1992). PRAGMÁTICA, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA.
que en preámbulos pausados; (2) la mo- les interesa conocer la ambición, la dili-
destia sexual se da con carácter panhu- gencia, los ingresos, la posición y la ge-
mano; (3) toda cultura reconoce y com- nerosidad masculinas, mientras que los
prende implícitamente la combustibili- hombres se centran en pruebas de ferti-
dad erótica de compartir comida entre lidad femenina, como juventud y salud,
sexos; (4) la impotencia masculina se exclusividad sexual, capacidad reproduc-
asocia con culturas sexualmente muy tora e inversión parental. Estas diferen-
restrictivas; (5) en muchas sociedades se cias por sexo explican la «asimetría bási-
tolera el sexo premarital siempre que no ca del encuentro sexual que confiere a la
cause el embarazo de la mujer; (6) el be- mujer, especialmente antes del matri-
so es menos común que la manipulación monio, una notable preponderancia para
oral y manual de los genitales; (7) la mo- presentar sus demandas al hombre» (Le-
ralidad sexual guarda «en toda sociedad Vay, 1995, p. 13). La propia biología pro-
una relación directa con el grado en que picia despliegues eróticos diferenciales y
se superponen las relaciones sexuales y de efectos claros.
reproductoras» (Frayser, 1985, p. 380); La fascinación y motivación de los hu-
(8) la violación es más común en las cul- manos por el sexo acentúa el problema
turas con un alto grado de violencia in- de cómo regular y controlar la sexuali-
terpersonal y de segregación sexual dad. Todas las culturas tratan de mitigar
(Sanday, 1981b); (9) «los antropólogos los potencialmente nocivos poderes del
rara vez han estudiado el grado en que el deseo sexual mediante su integración en
envejecimiento afecta a la sexualidad» la institución marital o familiar. De ahí
(D. Davis y Whitten, 1987, p. 76); y (10) que todas las prácticas sexuales funcio-
el comportamiento sexual real rara vez nen dentro de alguna clase de sistema
observa las convenciones de la morali- moral (Davenport, 1971).
dad pública. Todas las sociedades presentan cierta
La fuerza de la investigación transcultu- medida de actividad sexual extramari-
ral —la determinación de modelos gene- tal, menor en las mujeres casadas y ma-
rales— es también su limitación. Aten- yor en los hombres de igual estado. En
diendo a la pauta normativa general e general, las relaciones sexuales extrama-
ignorando las excepciones implícitas se ritales son las « m á s estrictamente prohi-
pasaba por alto el significado del com- bidas en todas las sociedades» (Frayser,
portamiento sexual en una cultura espe- 1985, p. 209). Son las ' S o c i e d a d e s CAMPE-
cífica. Los antropólogos han tratado de SINAS las que poseen los códigos más es-
corregir este sesgo metodológico produ- trictos de regulación de la conducta pre-
ciendo algunos estudios etnográficos ca- marital y marital, y las SOCIEDADES DE
suísticos que exploran de qué modo las BANDAS tienen las más abiertas y laxas en
nociones de la sexualidad sirven como este sentido.
medio primario de organización de la vi- Las actitudes culturales ante el compor-
da ordinaria (Crocker, 1990). tamiento sexual comprenden desde una
Recientemente, los psicólogos y antropó- honda aprensión (u orientación sexual
logos evolutivos se han propuesto cono- negativa) hasta el enfoque abierto y na-
cer las fuerzas que explican la universa- tural (u orientación sexual positiva). Las
lidad de las diferencias sexuales en el comunidades sexopositivas suelen ser
afán por obtener satisfacción erótica y pequeñas, con «sexualidad libre de las
romántica (Symons, 1979). Así, han en- restricciones del matrimonio concertado,
contrado que a la mayoría de las mujeres la religión centralizada, los derechos de
SEXO 561
modo que las sociedades y los individuos (Michael W. Young, 1971) describen so-
adquieran las cantidades y combinacio- ciedades donde el parentesco, el género y
nes de nutrientes correctas para satisfa- las relaciones sobrenaturales intervie-
cer sus necesidades nutricias esenciales. nen en el plano alimentario para fijar
Y éstas han sido examinadas de muy di- prescripciones y proscripciones (tabúes)
ferentes maneras: la A R Q U E O L O G Í A ha en relación a qué y con quién debe co-
contrastado el crecimiento poblacional y merse.
el ascenso y caída de las civilizaciones Las etnografías del F U N C I O N A L I S M O bri-
con la transformación de las especies ali- tánico clásico consistían generalmente
mentarias, tecnologías de producción y en estudios de comunidades dentro del
procesado, y gestión de los recursos hi- marco de una economía nacional o colo-
dráulicos (Flannery, 1973). El M A T E R I A - nial superior. En su mayoría estudiaban
L I S M O C U L T U R A L ha entendido que los el ecosistema local según era gestionado
cambios alimentarios relacionados con la conforme a las costumbres locales e
ecología pueden asociarse con los experi- identificaban qué factores reducen la
mentados en el poder político-económico producción alimentaria, la disponibili-
(Harrsi, 1979; Harris y Ross, 1987a). La dad doméstica de alimentos y la nutri-
A N T R O P O L O G Í A S I M B Ó L I C A se ha centrado ción individual. La más conocida es la de
en las dimensiones dietéticas del mito y Audrey R I C H A R D S (1939) sobre política,
del folclore, del ritual y de la identidad agricultura y malnutrición entre los
social (L. Hanks, 1972; Manderson, bemba de Rodesia del Norte (Zambia),
1986), y la antropología L I N G Ü Í S T I C A ha que analiza con detalle los sistemas de
reunido y analizado las «etnoclasificacio- cultivo rotatorio del mijo con intercala-
nes» indígenas de las especies alimenta- miento de otras especies y actividades
rias, ambientes productivos, nutrición y recolectoras estacionales, las reglas cul-
salud y «códigos alimentarios» como turales de categorización de productos
marcadores sociales de clase, casta y et- básicos (se prefería el mijo al maíz por
nia (Farb y Armelagos, 1980; M. Dou- su mayor rendimiento y capacidad de
glas, 1984). En la A N T R O P O L O G Í A M É D I C A prevenir las hambrunas), etc. Considera
y en la nutricional, los investigadores asimismo cómo se establecían el raciona-
han combinado los análisis científicos y miento y las restricciones de distribu-
folclóricos para cartografiar los cambios ción en tiempos de escasez. Y, por su-
dietéticos y sus consecuencias para la sa- puesto, también describe las consecuen-
lud en el plano individual, doméstico, co- cias nutricionales (funcionales) de estas
munal, nacional y global (Quandt y Ri- estrecheces en cuanto a la producción y
tenbaugh, 1986; Pelto et al., 1989). el consumo: los agricultores sufrían
hambre y agotamiento durante la esta-
Estudios etnográficos ción de siembra y no podían incremen-
Éstos han propiciado análisis de «estra- tar la producción. Los británicos habían
tegias recolectoras óptimas» de peque- desplazado a muchos hombres para el
ños grupos, agricultura y dieta de comu- trabajo en las minas, dejando a las comu-
nidades, y dimensiones nutricionales, nidades locales con una notable escasez
políticas y semióticas de las dietas com- de mano de obra, un notorio deterioro de
plejas en los países industrializados. Las la situación alimentaria y un ciclo de
etnologías centradas en la alimentación, desnutrición.
como la de los tikopia (R. Firth, 1936), El impacto del contexto mayor político-
los dobu (Fortune, 1932) y los massim económico y tecnológico sobre los siste-
564 SISTEMA DE CARGOS
eos y nutricionales de los mdelos de con- entrañar un riesgo para la salud. De ma-
sumo humano para definir la evolución nera similar, el gusto por las grasas como
de los hábitos alimentarios en general fuente rica en energía y portadoras de vi-
(Ritenbaugh, 1978). Temas clave al res- taminas liposolubles tenía gran sentido
pecto son las consecuencias biológicas de adaptativo en el pasado para los indivi-
dietas particulares en los individuos y el duos dedicados al merodeo recolector y
impacto de las características biológicas otros sometidos a dietas restringidas. Pero
humanas en la selección y el proceso cul- el abuso de las grasas en las SOCIEDADES
turales de los alimentos. Dado que los INDUSTRIALES contribuye a la obesidad y a
hábitos alimentarios evolucionan con el las enfermedades cardiovasculares. La
tiempo, una cuestión capital es si el fe- demanda más general de carnes, fuentes
nómeno es «adaptativo», es decir, si con- concentradas de nutrición de calidad, re-
tribuye a la mejor alimentación de una duce asimismo la tierra y el agua disponi-
población humana o si mantiene su ni- bles para la producción de alimentos ve-
vel con menos esfuerzo sobre los recursos getales y de los recursos de grano para
que ofrece el medio. La casuística se cen- consumo humano.
tra en cómo hace un grupo cultural que Las implicaciones de la manifiesta capa-
una planta particular, un animal o un cidad de los humanos de sobrevivir con
microbio tengan valor nutricional en su cantidades subóptimas de comida ha si-
dieta. Por ejemplo, los pastores medite- do objeto de considerable debate (Mes-
rráneos que no pueden digerir la leche ser, 1989b). El comer poco en la infancia
aplican su tecnología tradicional de la se traduce en una menor talla de los in-
fermentación para convertirla en yogur, dividuos adultos, más enfermedades y
materia digerible que amplía la vida nu- menos actividad a lo largo de la vida.
tricional de la leche. Los cultivadores de Pero la resolución de comer menos
maíz del hemisferio occidental tratan puede reforzarse culturalmente en am-
con álcali el grano mezclándolo con ce- bientes difíciles confiriendo valor posi-
nizas o hirviéndolo con piedra caliza pa- tivo al control del apetito y a la delgadez
ra facilitar su ulterior elaboración y que mediante principios de moderación en
sea más digerible y nutritivo. tiempos normales y de renuncia en pe-
Más problemáticos son los cambiantes va- ríodos de ayuno preestablecidos. Las po-
lores dietéticos y «adaptativos» de espe- blaciones hindúes y musulmanas del sur
cies alimentarias particulares, aromas o y sureste asiáticos, y los nativos norte-
texturas, en especial dulces y grasas. A di- americanos, fomentaban y celebraban la
ferencia del amargo, el sabor dulce se aso- capacidad de ayunar periódicamente,
cia en la Naturaleza con alimentos agra- antes de la modernización, porque pre-
dables y deseables que no son venenosos y paraba a las gentes para superar las ca-
representan una copiosa fuente de calo- restías y hambrunas que pudieran pro-
rías. Los humanos parecen mostrar una ducirse. Los antropólogos modernos
preferencia innata por lo dulce (incluida dedicados al estudio de los aspectos nu-
la leche materna) que favorece una esta- tricionales de los pueblos ponen en tela
do de buena nutrición (Messer, 1986). Pe- de juicio la rapidez de estos cambios;
ro a medida que el azúcar refinado susti- aunque de carácter adaptativo frente a la
tuye en gran medida a otros azúcares más escasez en el plano poblacional, pueden
nutritivos, el gusto biológico y cultural ser nocivos para los individuos e innece-
por los alimentos dulces «inocuos», adap- sarios en contextos modernos, donde la
tativos, «de alto valor energético» puede comida no escasea.
566 SISTEMAS BIFRACCIONADOS
por las cuales pasan sucesivamente todos ningún individuo, por más incapaz que
los individuos en tanto que miembros de sea para cumplir con su nuevo estatus,
clases de edad o conjuntos de edad distin- puede ser apartado por ello. Un ejemplo
tos. Aunque estos términos tiendan a ser clásico se encuentra entre los masai de
empleados indistintamente en la litera- Kenya y Tanzania, donde hay cuatro
tura antropológica, Bernardi (1985) se- grandes conjuntos de edad, cada uno de
ñaló que los grados de edad (categorías) ellos de unos 15 años de duración. Los jó-
son sensiblemente distintos desde un venes varones entre los 15 y los 20 años
punto de vista conceptual de las perso- son iniciados mediante la circuncisión en
nas (grupos, conjuntos o clases de edad) el primer grupo como guerreros (moran),
que se sitúan en ellos. subdividido en secciones de jóvenes y de
Si bien la edad constituye un criterio im- veteranos en función del tiempo transcu-
portante para determinar la categoría o rrido desde que fueron iniciados. Al no
el estatus en todas las sociedades, los con- permitírseles el matrimonio, los guerre-
juntos formales de edad no lo son. Estos ros son estereotipados como despreocu-
se encuentran casi únicamente en socie- pados e irresponsables, con toda su aten-
dades patrilineales con organizaciones ción centrada en reunirse, montar a ca-
políticas acéfalas y se usan principalmen- ballo, aprender a entrar en batalla e
te para organizar a los hombres. (Los sis- impresionar así a las mujeres jóvenes y
temas de edad femeninos son reflejos adolescentes. Luego acceden al segundo
inexistentes o débiles de sus equivalentes grado con un estatus de hombres jóvenes.
masculinos, puesto que las mujeres sue- Es éste un período en que se casan, crean
len adquirir sus derechos y sus obligacio- unidades domésticas y construyen su ha-
nes sociales de manera individual me- cienda. El tercer grado es el de los hom-
diante el matrimonio y la maternidad.) bres que han alcanzado la madurez,
Los sistemas de edad se han encontrado cuando éstos (ya con años suficientes pa-
en el África subsahariana, especialmente ra haber tenido hijos que a su vez se esta-
en el este de África donde asume su for- rán convirtiendo en guerreros) llegan a
ma clásica, entre los indios de Norteamé- la cima de su poder e influencia. La pro-
rica y en la Amazonia (E Stewart, 1977). moción al nivel siguiente, para hombres
Los sistemas fundados en la edad enten- de edad avanzada, es una forma de retiro
dida como clase se distinguen porque que se produce cuando los hombres aban-
abarcan cualquier aspecto y se extienden donan su poder político formal en los ro-
a lo largo del ciclo completo de la vida les clave de los asuntos rituales.
adulta. Cada categoría posee su propio A falta de organizaciones más formales,
ámbito de competencias, derechos, debe- los conjuntos de edad aportan un con-
res y obligaciones, ocupando cada una de junto transferible de relaciones que, co-
ellas un rol social diferenciado. Asimis- mo sucede entre los turkana de Kenya,
mo importa el hecho de que el sistema, caracterizados por una gran movilidad,
dentro del cual se desenvuelve cada clase, crea una estructura confeccionada de in-
asigna un conjunto de obligaciones que teracciones: «Allí donde un hombre se
deberán ser asumidas por todos y cada desplaza en el transcurso de un desplaza-
uno en tanto que miembros de un grupo: miento nómada o de un viaje, encuentra
ningún individuo, por muy dotado que a hombres que son sus compañeros de
esté, puede asumir más responsabilida- edad, sus camaradas y valedores. En-
des que las que le correspondan como cuentra también a aquellos que son ma-
parte de su conjunto de edad; ni tampoco yores y menores que él y ante quienes
570 SISTEMAS DE ESCRITURA
puede adaptar fácilmente su actitud y Tal vez el ejemplo más rotundo de esto
comportamiento. Nunca puede estar so- fue la reorganización de los grupos de
cialmente aislado» (Gulliver, 1958, p. edad compuestos por guerreros en regi-
917). A una escala mayor, los guerreros mientos militares formales y permanen-
podrían ser movilizados como una fuerza tes que líderes nguni llevaron a cabo en
militar o se podría reunir un consejo de el sur de África en el siglo XIX. Así lo hi-
hombres pertenecientes al tercer grupo zo Shaka Zulú, que entonces los utilizó
para elegir a un portavoz que negocie en para centralizar el poder y conquistar
su nombre. Los grupos de edad servían gran parte de la región (Gluckman,
como marcos para la acción política sólo 1940a). Los lazos de parentesco profun-
allí donde los grupos de parentesco esta- dos, aun careciendo de liderazgos forma-
ban escasamente desarrollados, los gru- les, como el sistema segmentario de los
pos locales residentes eran inestables y nuer (Evans-Pritchard, 1940), pueden
no existía ningún liderazgo instituciona- relegar los sistemas de edad a una fun-
lizado (Baxter y Almagor, 1978). ción de organizar a los hombres en de-
Fuera del contexto del este de África, los terminadas celebraciones rituales, como
sistemas de edad asumieron a menudo los funerales, y poco más. TB
formas en cierto modo peculiares y que Otras lecturas Eisenstadt, 1956; Gulli-
no lo abarcaban todo, pero todos ellos se-
ver, 1968; Kertzer, 1978.
gregaban a los varones jóvenes en grupos
separados donde podían ser socializados
sistemas de escritura Constitu-
o adquirir nuevas habilidades. El ejem-
yen claramente un modo de representa-
plo más insólito de esto ocurría entre los
ción gráfica, pero con aplicación estricta
Nyakyusa del sur de Tanzania, que for-
al lenguaje. Un sistema de escritura
maban aldeas caracterizadas por la edad
completo puede representar el ámbito
de sus habitantes donde los grupos de jó-
entero del habla, y añadir algo propio
venes varones se convertían en la base de
mediante transformación de la forma
nuevas comunidades destinadas a perdu-
oral en visual. Algunos dispositivos grá-
rar (Monica Wilson, 1951). Entre las tri-
ficos elementales pueden representar
bus de los indios de norteamérica había
fragmentos de lenguaje sin aportar un
sociedades basadas en criterios de edad
medio pleno de transcripción del habla.
donde los individuos compraban a sus
Un ejemplo notable de este tipo de pro-
miembros para aprender canciones y
toescritura lo constituyen los signos grá-
danzas, y que además servían como fuer-
ficos de los indios norteamericanos.
zas policiales o militares (Hanson, 1988).
Llamados «pictogramas» cuando cons-
Los xavante de Brasil separaban a gru-
tan de signos aislados, y «pictografías»
pos de jóvenes varones conduciéndolos a
cuando constituyen sistemas de signos,
cabanas para solteros antes de devolver-
pueden representar índices naturales o
los a la sociedad con un gran ceremonial
arbitrarios, aunque los nombres sugie-
(Maybury-Lewis, 1967).
ren una forma natural, pictórica o figu-
Los sistemas de edad formales son frági-
rativa más que convencionalmente acor-
les como medios para organizar una so-
dada (Mallery, 1895). Figurativamente
ciedad. Se sabe de los ejemplos america-
no significa necesariamente representar
nos sobre todo por relatos históricos, no
un caballo por un caballo, sino metoní-
por la observación. Cuando existe un li-
micamente (la parte por el todo) o por
derazgo político centralizado tienden a
asociación. Los signos naturales y arbi-
desaparecer o sufren transformaciones.
trarios coexisten en la protoescritura,
SISTEMAS DE ESCRITURA 571
como en la escritura primera y, en gene- La escritura inicial difiere del uso proto-
ral, en todo diseño, y no parece haber literario de signos porque el sistema grá-
muchas pruebas (como sostenía Boas, fico reduplica ahora al lingüístico, no só-
1927) de una progresión inicial de unos lo en correspondencia semántica, sino
a otros. también fonéticamente. El primer siste-
Los signos individuales, aislados, se ma plenamente desarrollado apareció en
aproximan a la escritura cuando los gra- Mesopotamia a finales del cuarto mile-
femas se unen para formar una secuen- nio a.C. No parece haber surgido de pic-
cia, como en los papiros de corteza de togramas previos, poco presentes en la
abedul de las sociedad midewewin de los zona, sino el uso de símbolos o signos en
ojibwas de América del Norte (Dewd- el curso de transacciones de intercambio,
ney, 1975). Sin embargo, este logro no posiblemente de carácter mercantil. Del
representa un sistema de escritura com- siglo noveno al sexto a.C. hallamos tabli-
pleto, como cabe colegir del hecho de llas de barro, a veces con marcas, cuya
que incluso los miembros más capaces de configuración parece indicar cantidad.
la sociedad en cuestión ofrecen traduc- Durante el período 5500-3100 a.C, testi-
ciones diferentes. En otras palabras, los go del ascenso de una civilización urba-
grafemas sirven como lenguaje mnemo- na, se hicieron necesarios nuevas formas
técnico y sugerente más que como repre- de registro, y las tablillas fueron adqui-
sentación cabal, ccomo las frases musica- riendo creciente complejidad. Muchas
les de una canción. aparecen perforadas, presumiblemente
Los pictogramas de América del Norte con el propósito de reunirías en represen-
se desarrollaron en sistemas más com- tación de una transacción concreta. Al
plejos de comunicación. En la época pre- mismo tiempo aparecen envolturas de ba-
colonial, los incas de América del Sur se rro o bullae, con el contenido indicado por
sirvieron de nudos cromáticamente codi- marcas externas. En su día, en Uruk, de-
ficados (quipus) para organizar lo que saparecieron los objetos tridimensionales
Murra (1984) denominó su «modo pira- del interior en aras de una «escritura» bi-
midal de producción». Mucho antes, en dimensional en el exterior de las tablas
las sociedades complejas de América de barro (Schmandt-Besserat, 1992).
Central parece haberse desarrollado una El sistema surgido en Mesopotamia era
clase de escritura jeroglífica hacia el año básicamente logográfico, es decir, cada
600 a.C. que adquirió carácter de infor- carácter representaba una palabra. Sin
mación política calendáricamente en- embargo, estos sistemas poseían igual-
marcada. Son cuatro los sistemas princi- mente signos significantes de sílabas, co-
pales: el maya, el zapoteca, el azteca y el mo otros de fonemas, que permitían
mixteca. Los dos primeros son los más cierta economía en el número de carac-
antiguos (600 a.C. a 900 d.C.) y los otros teres. Siete son los sistemas de este tipo
dos, más figurativos, datan de 900 d.C. que se conocen:
Los mayas presentan un léxico más ex- 1. Sumerio-acadio, de Mesopotamia,
tenso que los zapotecas, que incluye ver- 3100 a.C. a 75 d.C.
bos, nombres, adjetivos, preposiciones y 2. Protoelamita en Elam, Mesopotamia,
otras partes de la expresión, pero sigue 3000-2000 a.C.
sin saberse en qué medida el conjunto de 3. Egipcio antiguo, 3100 a.C. hasta el si-
estos signos podía interpretarse sin que glo II d.C.
mediara comentario verbal (J. Marcus, 4. Protoindio del valle del Indo, 2200-
1976). 1000 a.C.
572 S I S T E M A S DE LINAJE SEGMENTARIO
5. Cretense, año 2000 a.C. a siglo X I I a.C. gunos «silaborías») tuvieron su origen
(jeroglífico, lineal A, lineal B). entre los protocanaanitas que hablaban
6. Hitita y luviano en Anatolia y Siria, un idioma semita occidental alrededor
1500-750 a.C. (jeroglíficos anatolios). de 1500 a.C. Los textos conocidos son de
7. Chino, 1500-1400 a.C. hasta el pre- dos clases, el palestino antiguo (siglos
sente. X V I I a X I I a.C.) y el protosinaílico, halla-
zas que, en su opinión, producía una individuo en liza hallaría apoyo inmedia-
equilibrada estructura social libre de li- to en la totalidad de los grupos de su lí-
derazgos, sencilla y democrática. Émile nea a uno y otro lado del punto de rami-
DURKHEIM (1933) se sirvió de sus datos, ficación del linaje segmentario. Los gru-
al igual que de la recreación histórica de pos se equilibrarían y harían de la
W . Robertson SMITH (1885) de la tem- mediación una necesidad lógica para re-
prana organización social árabe, como solver el conflicto.
base para su célebre teoría de la estruc- La descripción paradigmática del siste-
tura «mecánica» replicativa de las socie- ma de linaje segmentario se debe a
dades primitivas. Marshall Sahlins (1961). Al margen del
La teoría de Evans-Pritchard era, no obs- principio de organización complementa-
tante, más compleja que la de sus prede- ria y de la necesidad de la mediación in-
cesores. Donde éstos sólo habían visto terna en caso de litigio, observó que los
oposición equilibrada en un nivel genea- sistemas segmentarios replican la dis-
lógico, Evans-Pritchard afirmó que la or- tancia genealógica en el terreno como
ganización social de los nuer se fundaba separación física entre grupos relaciona-
en un sistema de descendencia patrili- dos y que la pertenencia a unidades de
neal que situaba a cada individudo en linaje establece derechos sobre la tierra
una estructura piramidal internamente y corresponsabilidad en las disputas.
equilibrada compuesta de numerosos ni- Sahlins definió también el principio de
veles de oposición y segmentación inte- sociabilidad segmentaria, en virtud del
grados. Así, describe a los nuer como seg- cual la violencia adquiere más honorabi-
lidad proporcionalmente a la distancia
mentados en una serie descendente de
segmentaria, y llamó la atención sobre la
grupos que se ramifican a partir del nivel
naturaleza relativa de los linajes, que se
«tribal» primigenio en líneas primarias,
configuran motivados sólo por la oposi-
secundarias y terciarias o mínimas. Los
ción. Como dijo: «El segmento de linaje
componentes de los segmentos existentes
no puede existir solo, sino "contra"»
en cada nivel descienden de grupos de
(1961, p. 333). Por último, señaló que los
hermanos, de modo que los segmentos
sistemas segmentarios tenderían a pro-
primarios lo hacen de los hijos del ante-
pagarse a expensas de las sociedades acé-
pasado apical, los secundarios de los hijos
falas menos organizadas, carentes de ca-
de cada hijo del antepasado apical, y así
pacidad estructural para unirse contra
sucesivamente hasta alcanzar el nivel
sus oponentes.
mínimo. En principio, en cada nivel de
segmentación existen automáticamente Veinte años después de la publicación de
aliados y enemigos en razón de la posi- The Nuer, el modelo segmentario había
ción genealógica relativa. O, como pone ganado notable popularidad y se aplica-
de manifiesto el proverbio oriental proxi- ba al estudio de todo el continente afri-
mal: «Yo frente a mis hermanos; mis her- cano y otros lugares, en especial del
manos y yo frente a mis primos (patrili- Oriente Medio. Sin embargo, hubo tam-
neales); mis primos, mis hermanos y yo bién críticas que pusieron de relieve: (1)
frente al mundo». En este sistema, el el desajuste entre la organización neta
control social se decía garantizado por la de grupos de descendencia según definía
oposición complementaria que, en caso de la teoría y la caótica realidad a menudo
conflicto, se tenía por único medio efecti- observada en el terreno; (2) la ausencia
vamente disuasorio de la VIOLENCIA so- de funciones colectivas prácticas, como
cialmente destructiva porque cualquier el control de los recursos, el matrimonio,
574 S I S T E M A S DE MATRIMONIO
el culto religioso y la defensa en muchas dida por W. Shapiro (1982) y otros. Da-
entidades definidas como grupos de li- do, no obstante, su carácter cerrado, la
naje o clanes; y (3) el chocante modo en T E O R Í A D E L A S A L I A N Z A S ha ignorado los
que la afiliación a un linaje dado en de- ataques y ha sobrevivido, aunque con de-
terminadas sociedades tribales parecía clive general de los estudios en torno al
opcional y basada en consideraciones P A R E N T E S C O , otrora en posición preemi-
económicas y políticas prácticas más que nente, sobre todo en textos introducto-
asignada por cuna como requería la teo- rios y a veces no poco influyentes (Robin
ría. (Véase, por ejemplo, E. Peters, 1967; Fox, 1967; Service, 1971).
A. Kuper, 1983b; Munson, 1989.) Incluso La teoría de las alianzas ha manejado un
el mismo Evans-Pritchard se alejó de su sentido esencialista del matrimonio co-
primera formulación para reconfigurar mo relación entre un hombre (o un cole-
la estructura segmentaria como modelo tivo de hombres) y otro, donde las muje-
ideológico o hermenéutico más que ho- res figuran sólo como «mensajes» o
meostático o mecánico (1950). «préstamos». Ocioso es decir que, no ha
Con todo, la organización por linajes seg- gozado del favor del feminismo. Igual
mentarios sigue teniendo sus defensores, cabe decir de otros proyectos asertivos
que reivindican su utilidad si se usa con masculinos (por lo común colectivos) co-
mo la C A Z A , el S A C R I F I C I O y los C U L T O S de
cuidado, como marco conceptual indíge-
los hombres. Todo ello para sugerir que
na que junto con otros factores sirve para
la teoría de las alianzas no constituye un
estructurar las relaciones y rivalidades lo-
cuerpo de proposiciones acerca del mun-
cales (véase, por ejemplo, Gellner, 1969;
do externo, sino un conjunto de fantasías
Salzman, 1978; Dresch, 1986). CS
androcéntricas que menosprecia, ignora
Otras lecturas Barth, 1959b; Fortes,
o rechaza sin más la personalidad de la
1949b, 1953; Middleton y Tait, 1958,
mujer. No se pretende con ello minimi-
Montagne, 1930.
zar dichas teorías —estas fantasías for-
man parte importante de la ideología vi-
sistemas de matrimonio Con-
gente en el mundo «moderno», y más
ceptos tan simples y ordenados como pa-
aún en las poblaciones «premodernas»—,
ra merecer el nombre de «sistemas de
sino tan sólo describirlas tal cual son.
matrimonio» existen tan sólo en la men-
El comportamiento pertinente al matri-
te de algunos antropólogos, en especial
monio en el mundo real se aborda con
de los a veces llamados «teóricos de las
más justicia con una etiqueta más mo-
alianzas». Estos especialistas, aunque
desta, como «arreglos» (Hiatt, 1967,
coinciden en muchos aspectos con los
1968) o, mejor aún, «acuerdos», pues ello
llamados «antropólogos estructurales»,
sugiere una sutileza mayor y, por tanto,
no han logrado apreciar la riqueza y
una percepción antropológica más fina.
complejidad de la estructura del com-
Así, los comparativistas han venido deba-
portamiento en la realidad, han inter-
tiendo desde hace años si todas las pobla-
pretado erróneamente los datos etnográ-
ciones comparten los conceptos que noso-
ficos, han ignorado a sus críticos y, en
tros, los «modernos», tenemos del «ma-
consencuencia, han creado lo que los fi-
trimonio» (Leach, 1961b; Riviére, 1971;
lósofos llaman «sistemas cerrados de
Krige, 1974; J. Shapiro, 1984). Los aspec-
pensamiento». Todo esto ha sido impu-
tos más controvertidos hacen referencia a
tado a L É V I - S T R A U S S (1969a), Dumont
la corresidencia y a la identidad por G É -
(1957) y otros, en particular por Schef-
NERO. Por ejemplo, los miembros de una
fler (1970, 1973), asistido en cierta me-
SISTEMAS DE MATRIMONIO 575
categoría de casta única del sur de la In- que nuevamente evocan las complejida-
dia representan una ceremonia en la que des del matrimonio en una población da-
una mujer es unida a un hombre que en da y que implican perspectivas tempora-
lo sucesivo goza sobre ella de derechos se- les: la construcción (o desmantelamien-
xuales y de visita, pero que sigue resi- to) de un matrimonio se percibe como
diendo en su lugar habitual (Gough, proceso más que como evento; y la propia
1959). El mismo modelo de residencia «institución» no constituye una esencia
«natolocal» se ha identificado en otros platónica, sino algo que está sujeto al
lugares, como África occidental (Fortes, cambio histórico. Todo ello, junto con los
1949a). En el este y el sur de África, las datos africanos y del sur de la India, de-
parejas unidas por lo que llamaríamos biera prevenir contra una delimitación
«matrimonio» suelen corresidir, aunque demasiado drástica entre los matrimo-
a veces forman pareja mujeres (Oboler, nios «premoderno» y «moderno». Algu-
1980; O'Brien, 1977). Sin embargo, pare- nos de nosotros podemos sentirnos, por
ce que en estos casos uno de los miem- ejemplo, con el matrimonio mujer-mu-
bros de la pareja asume ciertos aspectos jer; otros, no. Pero estos juicios «morales»
del rol «masculino», obviamente no co- no debieran formar la base de teorías so-
mo genitor, para el que se recurre a un bre la EVOLUCIÓN social, como ocurría con
tercero coyuntural. Estos «casos» africa-
el progresismo del siglo XIX (Morgan,
nos no sólo ilustran algunos aspectos de
1877) y ocurre en la teoría primitivista
las variantes de unión conyugal observa-
más reciente (Lee, 1892; Service, 1971).
das en determinadas poblaciones huma-
La evolución en el mundo real es mayori-
nas, sino también las complejidades que
tariamente divergente y propicia una
entraña la descripción de la vida de una
multiplicidad de formas, no el «desplie-
sola población. Pues el «marido femeni-
gue» metafórico de una tipología muy
no» es localmente reconocido como tal;
simple (Nisbet, 1969).
no se trata pues, simplemente, de una
Por las mismas razones, es abusiva la ho-
mujer que actúa como hombre, sino del
m i l í a libresca (y de la teoría de las alian-
miembro de una pareja de clase distinta
zas) de que, en la sociedad moderna, el
de las más. En cambio, la cuestión de si el
caso surindio es «realmente» matrimo- matrimonio es una relación entre indivi-
nio es materia de definición, no empírica duos, mientras que en las sociedades
(Goodenough, 1970). «premodernas» se refería a «grupos»,
Aunque a primera vista el matrimonio además de preservar la tipología evoluti-
corriente en el mundo occidental puede va. Alguien —en general el padre— «con-
parecer m u y diferente de lo expuesto, cede la mujer» en la mayoría de los ma-
consideraciones más profundas lo niegan. trimonios religiosos modernos. Y los in-
Y es que también cuentan entre nosotros dividuos modernos de edad inferior a la
nociones como «separación marital», que establecida necesitan el consentimiento
puede o no ser una fase en la disolución paterno para desposarse. Y aunque en el
de un matrimonio (véase DIVORCIO). Y mundo moderno es posible mantener un
especialmente en años recientes hemos matrimonio sin reconocimiento de los
experimentado, aunque las más de las parientes «políticos» (o «afines», como
veces de forma vicaria, matrimonios mu- dicen los antropólogos), la mayoría de la
jer-mujer, presumiblemente con más gente parece sufrir cierta presión para
contenido erótico que en el caso africano que esta clase de relación se mantenga.
(Weston, 1994). He ahí, pues, detalles Contrariamente, aunque el matrimonio
en las poblaciones premodernas tiene a
576 SISTEMAS DE MATRIMONIO
veces determinadas implicaciones para siendo una minoría las que pasan de la fa-
con grupos del tipo que los antropólogos milia de la esposa a la del esposo. Y es fre-
han llamado «clanes» y «estirpes», no cuente la combinación de intercambio
siempre es así. Y aun si éstas existen, los matrimonial y prestación de servicios.
agentes efectivos en el arreglo de un ma- Con todo, aunque se aprecian materiali-
trimonio no son tales grupos, sino pa- zaciones ocasionales de la masculinidad
rientes próximos de la novia y, más rara- en el concepto del matrimonio y, con
mente, del novio: exámenes recientes de más frecuencia, limitaciones en el ALRE-
datos al respecto procedentes de la Aus- DRÍO masculina, no hay duda de que es
tralia aborigen (W. Shapiro, 1979), África por lo común el miembro femenino de la
(J. Goody, 1973; A. Kuper, 1982a) y Mela- pareja el materializado o, al menos, el
nesia (M. Strathern, 1984) lo han puesto más limitado en su papel de agente. Así,
de manifiesto. La edad de los esposos po- Jane Collier y Michelle Rosaldo (1981,
tenciales sería un factor preeminente en p. 280) concluyen en su «análisis de ser-
todas las culturas, afectando al grado en vicios de la novia» que el matrimonio es
que las personas pueden controlar su des- en estas poblaciones «un logro masculi-
tino marital: así es, de hecho, en partes no» (véase también Jane Collier, 1988;
del litoral norte de Australia, donde las Kelly, 1993). Las nociones de intercam-
mujeres eran tradicionalmente adjudica- bio matrimonial casi siempre asignan el
das a los hombres antes incluso de nacer papel de objeto a las esposas potenciales
(Goodale, 1971; A. Hamilton, 1970), pero más que a los esposos, aunque —contra la
donde la edad de matrimonio mayorita- teoría de la alianza— a menudo conceden
ria es hoy para ambos sexos pasada la pu- papel de agente no sólo a los hombres,
bertad (Burbank, 1988). sino también a las mujeres en cuestiones
De manera similar, los conceptos de no maritales (W. Shapiro, 1979). Y aun-
«masculinidad» y «feminidad» subyacen- que la fortuna de la novia, como se ha
tes a las economías maritales pueden no observado, es a veces compensada por la
ser tan diferentes entre las poblaciones del novio, las prestaciones implícitas en
premodernas y las modernas. Cierto es el primer aserto son probablemente las
que en las primeras suele darse cierta me- más sustanciales. (Las cláusulas de DOTE
dida de obligación por parte del esposo pa- eurasiáticas no pueden en modo alguno
ra con la familia de la esposa, como ponen entenderse como fortuna del novio: se
de manifiesto las viejas nociones antropo- trata, de hecho, de prestaciones hechas a
lógicas de «PAGO POR LA NOVIA», «servicio la propia novia, o a la pareja recién casa-
nupcial» y «matrimonio de intercambio», da, por los parientes de la novia, con la
nociones que no debieran esencializarse, intención de proporcionar a la pareja la
sino más bien entenderse en su compleji- base económica de su vida en común;
dad etnográfica. Así, el estudio de Marilyn véase J. Goody, 1973; Tambiah, 1973.)
Strathern (1984) de las ideologías de in- Dos consideraciones permiten com-
tercambio melanesias da cierta idea de la prender mejor el papel material de las
diversidad de estructuras práctcias y con- mujeres. Una de ellas ya ha sido traída
ceptuales que albergan a estas ideologías. a colación: la edad subadulta en que las
Andrew Strathern (1980) ha revelado que mujeres suelen desposarse, al menos en
en dos poblaciones del altiplano de Papúa sus primeras uniones conyugales. Por el
Nueva Guinea la dote de la novia implica contrario, los hombres en igual circuns-
una gran variedad de prestaciones a lo lar- tancia conyugal suelen tener más edad,
go de un lapso de tiempo prolongado, la suficiente al menos para ser recono-
S I S T E M A S DE PARENTESCO CROW 577
cidos como subadultos según el patrón 1989; A. Wolf, 1993). En todo caso, cual-
local. Ello implica que han efectuado, o quier teoría del matrimonio que no in-
prometen efectuar, algún otro tipo (o ti- cluya una perspectiva darwiniana es in-
pos) de «logro masculino», como su in- suficiente como teoría general. WS
corporación a la jerarquía ritual de los Otras l e c t u r a s Hiatt, 1965; F. Rose,
hombres, la adquisición de habilidades 1960; Scheffler, 1977; W. Shapiro, 1981;
cinegéticas o de pastoreo, o el inicio de D. Turner, 1974.
una carrera «profesional». La segunda
consideración es que, incluso en estas sistemas de matrimonio prefe-
situaciones de dotación inherente a la renciales De acuerdo con la T E O R Í A
novia, no es ésta en su totalidad la ins- DE LA ALIANZA, son aquellos cuyas reglas
trumentalizada, sino más bien su capa- se expresan como preferencias más que
cidad para la reproducción, de modo como condiciones o prescripciones. MR
que el pago efectuado puede ser reem- Véase también S I S T E M A S D E M A T R I M O N I O
bolsado si aquélla se revela estéril. En PRESCRIPTIVOS.
este sentido, la dote de la novia no es di-
ferente de la noción moderna de que un sistemas de matrimonio pres-
individuo puede reclamar compensa- criptivos De acuerdo con la T E O R Í A
ción por daños sufridos en una parte del DE LA ALIANZA, son aquellos cuyas reglas
cuerpo, o asegurarla, si la considera son obligatorias más que opcionales o de
esencial para ganarse la vida (H. Sch- simple preferencia. MR
neider, 1968). Véase también S I S T E M A S D E M A T R I M O N I O
Dicho esto, sigue siendo notable que los PREFERENCIALES.
atributos que los otorgantes maritales
suelen requerir del yerno —en particular sistemas de parentesco Véase SIS-
sajonas y latinas acogen un sistema ter- CACIÓN DEL PARENTESCO a menudo asocia-
minológico de parentesco parecido al es- dos por la DESCENDENCIA AMBILINEAL Y LA
quimal, típicamente asociado con la des- RESIDENCIA AMBILOCAL. MR
cendencia COGNÁTICA. MR
sistemas de parentesco iro-
sistemas de parentesco hawaia- queses Clasifican los términos de
nos Clasifican los términos de paren- parentesco de modo que los parientes
tesco primariamente según la generación colaterales paralelos, como la h e r m a n a
relativa a Ego, de modo que, por ejemplo, de la madre y el hermano del padre, re-
todos los hombres de la generación pater- ciben igual nombre que éstos. Sus hijos
na se citan con el nombre del padre, y los (primos paralelos de Ego) son llamados
primos se conocen como «hermanos» y por el término aplicado a los hermanos.
«hermanas» (véase figura 3). Los térmi- En cambio, los parientes colaterales
nos de parentesco hawaiano son una de cruzados, como el hermano de la madre
las variedades de los SISTEMAS DE CLASIFI- y la h e r m a n a del padre, reciben apela-
ciones distintas, como ocurre igualmente trilineal entre los PASTORES NÓMADAS del
con los primos cruzados (véase figura 1). noroeste africano. MR
El parentesco iroqués se asocia a menudo
con la DESCENDENCIA MATRILINEAL. MR sistemas médicos Constan de com-
ponentes tanto cognitivos como compor-
sistemas de parentesco lineal tamentales y se encuentran en todas las
Véase SISTEMAS DE PARENTESCO ESQUIMAL. culturas; se estudian como parte de la AN-
TROPOLOGÍA MÉDICA.
sistemas de parentesco omaha El componente cognitivo de un sistema
Son los que dan lugar a un conjunto de médico se centra en teorías de etiología,
términos de parentesco que, como en el o causa, de la ENFERMEDAD y suele reque-
IROQUÉS, mezcla la hermana de la madre rir una taxonomía de las entidades pato-
con ésta, el hermano del padre con éste, y lógicas agrupadas según su agente cau-
los primos paralelos con los propios her- sal. El estudio del saber cultural acerca
manos (véase figura 5). El sistema omaha, de la enfermedad y su vinculación con el
además, mezcla a miembros de diferentes diagnóstico diferencial y las acciones cu-
generaciones del lado de la madre de mo- rativas recibe el nombre de «etnomedi-
do que, por ejemplo, el hermano de ésta y cina». Los componentes comportamen-
el hijo de éste se denotan con igual térmi- tales de los sistemas médicos se refieren
no. El sistema omaha se asocia en general a las interacciones sociales de los sanado-
con la DESCENDENCIA PATRILINEAL. MR res y a la organización de las institucio-
Véase también SISTEMAS DE PARENTESCO nes a través de las que se suministran los
CROW. servicios médicos a la población.
En las sociedades tecnológicamente sen-
sistemas de parentesco suda- cillas, como las formadas por bandas y
neses Usan un gran número de térmi- tribus que tienen CHAMANES como sana-
nos de parentesco primario que reflejan dores principales, el sistema médico for-
claramente las categorías socialmente ma parte integral de la RELIGIÓN local,
más importantes (véase figura 6). El sis- de la cual es a menudo indistinguible.
Por el contrario, en las SOCIEDADES COM-
tema de parentesco sudanés se asocia tí-
picamente con la organización social pa- PLEJAS desde el punto de vista tecnologi-
SISTEMAS MÉDICOS 581
del recurso terapéutico) el que rige el De ahí que algunos teóricos hayan carac-
sistema médico global. La profesionali- terizado como «sociedades hidráulicas» a
zación y la utilización de practicantes las civilizaciones cuyas instituciones pare-
médicos tradicionales son materias im- cen haber sido marcadamente estructura-
portante dada la escasez de personal sa- das por el desarrollo y la gestión de siste-
nitario asistencial con que se enfrentan mas hidráulicos. En primer lugar, Hegel
muchas naciones. (1975, pp. 158-159) propuso que los pri-
El ROL del paciente en el sistema médico meros centros de la civilización incorpo-
comprende el de enfermo, concepto de- rados como estados independientes sur-
sarrollado por Talcott Parsons (1915b). gieron en grandes valles fluviales donde
Una persona que asume el papel de en- la acumulación gradual de lodos había
fermo queda temporalmente exenta del hecho el suelo particularmente fértil:
comportamiento normativo y desempe- Las tierras más fértiles se encuentran en
ña, o así se espera, determinados papeles las llanuras fluviales; la agricultura se es-
de doliente: obedecer al médico, reducir tableción en ellas, y con ella se introduje-
poco a poco su dependencia de él, y a la ron los derechos de existencia en comuni-
postre sanar, para recuperar los roles y dad. El suelo fértil determina automáti-
comportamiento contemplados por la camente la transición a la agricultura,
norma. PB y KHT que, a su vez, genera saber y previsión.
Véase también CLASIFICACIÓN, ETNOBOTÀ- Hegel no mencionó la irrigación ni tenía
NICA, ETNOPSICOLOGÌA, ETNOCIENCIA. una conciencia clara de la especificidad
institucional de la agricultura de rega-
sistemas seccionarios Forma del dío. Luego fue Karl Marx quien identifi-
INTERCAMBIO MATRIMONIAL clásicamente có al control del agua como factor clave
asociada con los aborígenes australianos, en el desarrollo de lo que dio en llamar
donde la sociedad se divide en clases ma- la «sociedad asiática», el elemento res-
trimoniales o secciones entre las que cir- ponsable de su diferenciación de la so-
culan las esposas, de modo que cada gru- ciedad antigua, feudal o capitalista. Para
po es dador de esposas a otro como re- Marx, el control del agua en tierras ári-
ceptor de éstas un tercero. MR das era condición necesaria para el con-
Véase también TEORÍA DE LA ALIANZA. trol de los medios de producción. La con-
clusión hegeliana de que la agricultura
sistemas y sociedades hidráu- en las cuencas de los ríos estimula la
licas Un sistema hidráulico es un con- creación de «derechos de existencia en
junto culturalmente propio de técnicas, comunidad» parece contradecir la decla-
instituciones y prácticas sociales por las ración de Marx de que la escala de los
que una sociedad organiza y utiliza sus valles irrigados era excesivamente gran-
recursos hídricos. Dadas las característi- de para generar asociaciones voluntarias.
cas físicas del caudal líquido, los siste- Según Hegel, la agricultura aluvial pro-
mas hidráulicos son a la vez integradores porcionó el estímulo primario para el
(que implican cooperación y organiza- desarrollo de las civilizaciones y creó las
ción) y generadores de conflictos. Por es- solidaridades comunitarias que impone
ta razón han sido especialmente intere- la gestión del agua. Por último, Karl A.
santes para los antropólogos, quienes Wittfogel (1957) sistematizó y amplió
han reconocido que el riego general po- las hipótesis de Marx observando que
ne de manifiesto solidaridades para arti- muchas sociedades de la antigüedad ba-
cular el interés común de los regantes. sadas en el regadío habían desarrollado
584 SMITH W. ROBERTSON
ciedad surgió en los siglos XVI y XVII, so- les modernas basadas en gran medida en
bre todo en la obra de Hobbes y de los las transacciones del mercado y las rela-
pensadores utilitaristas. Entre los pensa- ciones de intercambio por interés, tal co-
dores modernos, Hegel, y después de él mo fueron conceptualizadas por primera
Marx, delimitaron claramente las esfe- vez en la obra de Thomas Hobbes (a
ras del estado y de la sociedad (civil). quien Tönnies dedicó un volumen apar-
En la tradición utilitarista, Adam Smith te). En las comunidades (Gemeinschaft)
(1776) distinguió claramente el estado de primaba el nosotros sobre el yo. Podero-
la sociedad y concentró su atención prin- sos vínculos de solidaridad unían a los
cipalmente en los fenómenos propios de individuos entre sí. En las sociedades ur-
la segunda, que él concebía como mundo banas basadas en los intercambios y en
de intercambios dominado por relaciones el mercado (Gesellschaft), por otra parte,
de MERCADO. A partir de Smith, los econo- la potenciación de los valores del indivi-
mistas se han centrado en las relaciones duo destruyó los lazos comunales y llevó
de intercambio y mercantiles, dejando el a una competitividad destructiva.
análisis del estado y de las formas de go- Tönnies no deseaba contrastar formacio-
bierno a los políticos científicos. Los so- nes históricas específicas, salvo ilustrati-
ciólogos, por su parte, al hilo de las apre- vamente, sino delinear dos formaciones
ciaciones de Auguste Comte, se han dedi- existenciales distintas y presentes en nu-
cado sobre todo al estudio de los datos que merosos escenarios. Señaló igualmente
presenta la sociedad al margen de las re- que se trataba de tipos ideales, mientras
laciones de intercambio y de mercado. que las realidades históricas concretas
Para Hegel, el estado dominaba a la so- revelaban a menudo formaciones mix-
ciedad e inspiraba (o debía inspirar) ve- tas. Gemeinschaft predomina en la co-
neración, mientras que la sociedad (ci- munidad de pueblo y en la familia, en
vil) carecía de la dignidad del estado. las vecindades y ligas; Gesellschaft, en
Marx, por el contrario, concentró su cambio, caracteriza a las relaciones urba-
atención analítica en la sociedad y en sus nas, los intercambios de mercado y las
raíces en la esfera de la producción. En estructuras de gobierno modernas.
su opinión, la pugna de CLASES surgida Tónnies fue a menudo tachado de pen-
del mundo de la producción era el deter- sador reaccionario que odiaba al mundo
minante básico de la EVOLUCIÓN huma- moderno y deseaba volver a los idílicos
na, en tanto que los eventos estatales no días premodernos. No era así en modo
eran sino epifenómenos. De ahí que, aun alguno. Miraba al futuro más que hacia
por vías diferentes, los escritores marxis- el pasado. Simpatizante del socialismo,
ta y comteanos convengan en la prima- argumentó que los sindicatos modernos
cía de los fenómenos societarios. y otros movimientos sociales apuntaban
Debemos a Ferdinand Tónnies (1855- atisbos de un futuro en el que las relacio-
1936), uno de los fundadores de la socio- nes intracomunitarias prevalecerían de
logía alemana, la distinción entre Ge- nuevo sobre el individualismo de la Ge-
meinschaft y Gesellschaft que desde en- sellschaft y las relaciones egocéntricas.
tonces ha conformado gran parte del En el mundo moderno cabe señalar dife-
pensamiento sociológico. En un libro ti- rentes tipos de ansia de nuevas formas
tulado Community and society (1957), de comunidad en ambas alas del espectro
hoy quizá más citado que leído, Tónnies ideológico, en la derecha nacionalista y
comparó las comunidades medievales y en la izquierda socialista.
posmedievales con las estructuras socia- Hasta hace poco, los antropólogos y so-
590 SOCIEDAD AFLUENTE ORIGINAL
ciólogos usaban términos distintos para delos de valores, ideas y otros factores
denotar a las colectividades humanas; los simbólicamente significativos, mientras
primeros usaban el término « C U L T U R A » ; que «sociedad» habría de usarse para de-
los sociólogos, «sociedad». Esto generó signar los sistemas relaciónales de inte-
no poca confusión y conflictos de inter- racción entre individuos y colectividades.
pretación, que los decanos respectivos de El sugerir la independencia analítica de
ambas disciplinas en su momento, A.L. cultura y sociedad no quiere decir en
K R O E B E R y Talcott Parsons, trataron de modo alguno que sean mutuamente ex-
resolver en un breve pero seminal ar- trañas, pues su relación es obvia. Siem-
tículo (Kroeber y Parsons, 1958) que se pre que se mantenga la distinción analí-
resume a continuación. tica entre ambas será posible decidir
Los sociólogos tienden a concebir los fe- cuál de ellas, en una investigación dada,
nómenos culturales como producto de merece atención primaria. La concep-
los eventos intrasociales y, por tanto, de- tualización Kroeber-Parsons parece emi-
rivativamente subordinados. Los antro- nentemente sensata y evita innecesarios
pólogos, por su parte, confieren primacía conflictos terminológicos. De hecho, ha
determinante a un conjunto de fenóme- sido tan acertada que ha sido mucho ma-
nos que denotan con el término «cultu- yor el debate en antropología sobre cómo
r a » ; de donde que los fenómenos de la definir la propia cultura que sobre la dis-
sociedad no sean para ellos sino meras tinción entre cultura y sociedad. LC
partes de la cultura. Ninguna de estas Véase también S O C I O L O G Í A .
acepciones poseía para Kroeber y Par-
sons primacía alguna metodológica a sociedad afluente original Los
priori. La separación de los aspectos cul- antropólogos consideraron la vida de los
turales y societarios no clasifica conjun- cazadores-recolectores ( N Ó M A D A S ) de im-
tos concretos y empíricamente discretos placable dureza. Laborando desde el al-
de datos, sino que meramente extrae o ba a la noche por la mera subsistencia,
selecciona dos conjuntos de fenómenos con apenas tiempo que dedicar a la for-
analíticamente distintos. No tiene senti- mación de una cultura, parecían ajustar-
do pretender decidir cuál es más «impor- se perfectamente a la siniestra imagen
tante», «correcto» o «fundamental». del hombre primitivo descrita por Tilo-
Durante largo tiempo en la historia de mas Hobbes (1651, p. XIII):
ambas disciplinas, los dos términos fue- En esta situación no hay lugar para la la-
ron a menudo usados más o menos indis- bor productiva porque su fruto es incierto:
tintamente, lo cual no surtió efectos muy por consiguiente, no se cultiva la tierra;
negativos en tanto la diferenciación entre no se navega ni se hace uso de las comodi-
las dos disciplinas fue operacional más dades que pueden ser importadas de ul-
que conceptual. Los antropólogos tendie- tramar; no hay acomodo adecuado en edi-
ron a restringir sus estudios a las socieda- ficios; no existen las herramientas para
des ágrafas, mientras que los sociólogos mover y trasladar cargas pesadas que re-
prefirieron las letradas. Pero cuando las quieren mucha fuerza; se desconoce la faz
materias de estudio de una y otra disci- de la Tierra; se ignora el tiempo; no hay
plina parecieron superponerse se hizo artes; no hay letras; no hay sociedad; y lo
imperativo clarificar con más precisión el que es aún peor, impera el miedo constan-
uso de estos términos. Kroeber y Parsons te y el peligro de una muerte violenta; y
sugirieron que el concepto de «cultura» la vida del humano es solitaria, pobre,
quedara confinado al contenido y los mo- embrutecida y corta.
SOCIEDAD COMPLEJA 591
Esta imagen cambió espectacularmente empíricos usados por Sahlins y otros. Por
en 1968 con el libro Man the hunter (Lee ejemplo, Richard Lee —uno de los pala-
y DeVore, 1968) del que los cazadores- dines de la tesis de « l a sociedad afluente
recolectores emergieron como la «socie- original» de la que Sahlins se sirvió para
dad afluente original», en la denomina- su extrapolación de datos bosquimanos—
ción dada por Marshall Sahlins (1968a). indicó en una publicación posterior
Una sociedad afluente, observó Sahlins, (1984, p: 53) que, si se suma el tiempo
es aquella donde las necesidades de sus dedicado a la fabricación y reparación de
individuos son fácilmente satisfechas. A herramientas y al cuidado de la vivienda
diferencia de las economías de las mo- al que se pasa fuera del asentamiento en
dernas sociedades industriales, donde las labores de subsistencia, los bosquimanos
necesidades aumentan sin parar y los ¡kung trabajan hasta 44,5 horas, y sus
medios de satisfacerlas son limitados, mujeres 40,1, por semana.
condenando así a sus miembros a un es- Cabe preguntarse también si conceptos
tado de escasez perpetuo, las sociedades como «afluencia», «trabajo» y «ocio» sig-
de cazadores-recolectores se caracterizan nifican lo mismo en el contexto de los ca-
por la modestia de sus objetivos y de sus zadores-recolectores que en las socieda-
medios, que, no obstante, son adecuados. des industriales. Los críticos de la tesis de
Paradójicamente, Sahlins llegó a afir- la «sociedad afluente» han señalado que
mar que esta estrategia zen faculta a las datos sobre cuestiones tan vitales como la
gentes para gozar de «abundancia mate- mortalidad infantil, la prevalenciá de en-
rial» con lo que objetivamente sería con- fermedades, la escasez alimentaria y la
siderado un bajo nivel de vida. esperanza de vida sugieren la inadecua-
Sahlins (1972, pp. 1-33) amplió sus co- ción del término «afluencia». Puede que
mentarios originales en un ensayo más la tesis de la «sociedad afluente original»
extenso con datos cuantitativos extraídos valga no sólo como comentario acerca de
principalmente de los bosquimanos del las sociedades industriales modernas con
kalahari y de las sociedades aborígenes sus «infinitas demandas» sino también
australianas, donde observó que los indi- como descripción de las sociedades de ca-
viduos pueden satisfacer sus necesidades zadores-recolectores. Y acaso resida aquí
subsistenciales trabajando sólo unas 15- su duradero atractivo. DK
20 horas por semana en labores que no Véase también P O B R E Z A .
son excesivamente arduas. También de- Otras lecturas Bird-David, 1992.
dican gran parte de su tiempo al ocio y al
sueño. De ahí, concluyó, contrariamente sociedad compleja Es una de las
a lo que suele pensarse, con el aumento categorías tipológicas de la E V O L U C I Ó N so-
de la cultura aumenta la cantidad de tra- cial. Las sociedades complejas son gran-
bajo per cápita y disminuye el tiempo des, diferenciadas y con E S T R A T I F I C A C I Ó N .
dedicado al ocio. Políticamente se organizan como gran-
La sociedad afluente no tardó en conver- des entidades regionales, sistemas de JE-
tirse en un estereotipo tan popular en F A T U R A S y E S T A D O S , con población que va-
antropología como lo había sido la con- ría generalmente de unos pocos millares
dición opuesta. Pero entretanto habían a millones (A. Johnson y Earle, 1987).
surgido algunas cuestiones críticas por La existencia de la sociedad compleja
parte de algunos estudiosos de las socie- presume la de su opuesta —la sociedad
dades de cazadores-recolectores en lo simple— y esta división radical hace aflo-
que se refiere a la validez de los datos rar una cuestión antropológica funda-
592 SOCIEDAD COMPLEJA
ductores más comunes para remunerar a asignado centralmente como, por ejem-
quienes trabajan para las nuevas institu- plo, en el régimen feudal. El control ins-
ciones. Un sistema financiero de produc- titucional de la tierra se traduce inme-
ción de riqueza implica la obtención y diatamente en un control del movimien-
distribución de bienes especiales, desde to de la riqueza, de modo que una
los objetos de lujo y prestigio a un mone- pequeña fracción de la sociedad, la élite
tarismo primitivo y su uso para el pago gobernante, controla una parte despro-
de servicios políticos. En asociación con porcionada de la riqueza social. Indivi-
las nuevas instituciones y sus operacio- duos y grupos compiten así por el con-
nes aparece una proliferación de activi- trol de las instituciones, sus dividendos
dades especiales y de personal: gerentes, económicos y las posiciones de dominio.
administradores, contables, guerreros, Las sociedades humanas son infinita-
artesanos especializados, ritualistas y to- mente variables. Y para comprender tan-
da una cohorte de personal de servicio ta variación, los antropólogos han puesto
de menor rango. Las posiciones respecti- a prueba numerosos esquemas con el fin
vas se determinan por la organización de de que pudieran ayudarlos a caracterizar
las nuevas instituciones regionales y sus el grado de complejidad evolutiva respec-
manifestaciones locales. tivo. Basándose en los logros tecnológicos,
Con la creciente diferenciación institu- M O R G A N (1877) reconoció originalmente
cional se produce paralelamente una una división básica tripartita, a saber: sal-
progresiva estratificación, y la ubicación vajismo, barbara y civilización; una modi-
FUENTE: Earle 1 9 9 4 .
594 SOCIEDAD COMPLEJA
titudes y capacidades diferenciales. Los sus relaciones sociales. La tarea del antro-
sistemas de igualdad de resultados, como pólogo es crear definiciones contextúales
los que contemplan conjuntos de edad, o sistémicas que simultáneamente com-
por otra parte, deben recurrir a restric- prendan los elementos jerárquicos e igua-
ciones estructurales para superar las di- litarios en cualquier sistema y que de-
ferencias individuales en aptitudes o ca- muestren la complejidad de las llamadas
pacidades y, en el proceso, crear estructu- «sociedades igualitarias simples». JF
ras —se ha dicho— que no remuneran la Véase también SOCIEDADES DE BANDAS, JE-
iniciativa individual. FE, SOCIEDAD COMPLEJA, ESTADIOS EVOLU-
Los enfoques antropológicos recientes TIVOS, GOBIERNO.
han destacado la naturaleza contextual Otras lecturas Beteille, 1986; Jane Co-
de la jerarquía y de la igualdad. En Cons- llier, 1988; Dumont, 1977; Flanagan y
tructing inequality, el tratamiento etno- Rayner, 1988; Joesphides, 1985; Leacock,
gráfico más completo de la jerarquía en 1978; A. Strathern, 1982; M. Strathern,
los últimos años, Raymond Kelly (1993, 1987; Woodburn, 1982.
pp. 474-475) argumentó que «donde las
categorías, grupos o individuos social- sociedades industriales Son las
mente diferenciados son culturalmente que comparten un conjunto de elemen-
evaluados como equivalentes morales, la tos comunes basados en su estructura
relación entre ellos puede decirse iguali- económica. Pese a no haber sociedades
taria». Similarmente, Lin Poyer (1993) industriales «típicas», todas son simila-
demostró el mantenimiento y la mani- res en cualquier cultura (Applebaum,
festación contextual simultáneos de la je- 1984b, p. 2) y comprenden:
rarquía y el igualitarismo en el atolón 1. La mecanización de la fabricación y
Sapwuahfik del Pacífico Sur, y Robert la agricultura, junto con un espectacular
Tonkinson (1988a, b) postuló una pers- aumento de producción de alimentos,
pectiva que se centra en la manifestación bienes y servicios.
contextual de la jerarquía más que en la 2. Sistemas fabriles basados en formas
caracterización de toda una sociedad co- de energía más elaborada que la simple
mo jerárquica o igualitaria. potencia humana o animal, maquinaria
En vista de la realidad etnográfica de la automática y de alto régimen y procesos
desigualdad y la dominación simbólica- continuos de producción. La producción
mente creadas y mantenidas incluso en de la empresa industrial recurre a la es-
las sociedades de pequeña escala, ¿cómo tandarización de las piezas, ciclos repeti-
vamos a usar útilmente un concepto de tivos y precisos, y una marcada subdivi-
«sociedad igualitaria»? Una solución es sión de tareas. En la AGRICULTURA, el au-
«abstenerse de caracterizar a los sistemas mento de la productividad proviene del
como jerárquicos o como igualitarios por- uso de maquinaria, abonos químicos, gi-
que, por mucho que sea su atractivo como gantescos sistemas de RIEGO, así como
expresión rápida y de fácil indexación, la del conocimiento científico aplicado a
idea de sociedades igualitarias o no puede los suelos, plantas y animales.
enmascarar el problema mismo que pre- 3. Una sociedad de base urbana con in-
tendemos investigar» (Flanagan, 1989, p. dividuos que se trasladan del campo a la
262). Lo que los antropólogos descubren ciudad a medida que la demanda de ma-
sobre el terreno es contextos, normas, va- no de obra en la industria y los centros
lores, estrategias de carácter igualitario, y administrativos aumenta y desciende la
a la inversa, cómo negocian las personas de carácter rural.
598 SOCIEDADES INDUSTRIALES
escasez generalizada, por la otra. Pero a bores productivas de todo tipo (Gorz,
medida que las primeras progresaron has- 1985) y un aumento paralelo de las rela-
ta alcanzar proporciones desmesuradas en cionadas con el mundo del ocio (Ols-
el siglo xx, las sociedades industriales de- zewska y Roberts, 1989). Las sociedades
sarrollaron enormes excedentes y una industriales presentes y futuras genera-
afluencia que se tradujo en consumismo y rán básicamente toda clase de servicios,
culto al ocio. A finales del siglo XX, las so- desde los sanitarios a los recreativos, des-
ciedades industriales se han orientado ha- de las activididades autoactivadas a los
cia la producción masiva de bienes de con- objetivos educacionales e intelectuales
sumo y la consiguiente generación de de- (Ginzberg y Vojy, 1981, pp. 48-49). Sin
manda para mantener una economía embargo, estas sociedades no pueden ig-
saludable. El ocio y sus vastas modalida- norar los problemas cada vez más can-
des han pasado a configurar importantes dentes de la superpoblación urbana, con-
sectores de la cultura (Coalter, 1989) de taminación, la hiperdensificación del
resultas en parte de la reducción de la se- tránsito en toda clase de vías, el crimen,
mana laboral, que ha pasado de sesenta a la corrupción gubernamental y empre-
cuarenta horas durante la primera mitad sarial, la violación de los DERECHOS HU-
del siglo XX en Europa y Estados Unidos. MANOS, el desempleo y las guerras.
El mayor nivel de vida y de longevidad, Ya no hay una clara demarcación entre
característico de las sociedades industria- las sociedades industrializadas y las no
les, ha favorecido el consumismo y las ac- industrializadas, dado que la economía
tividades de ocio crecientes a medida que global ha incorporado a todas las nacio-
más y más gente puede alcanzar el retiro nes y sociedades en la misma y única red
laboral y sustentarse mediante una com- de relaciones. Con todo, a medida que la
binación de capital acumulado y progra- economía mundial crece con gran rapi-
mas gubernamentales de subsidio. dez, la diferencia entre las sociedades ri-
Las sociedades industriales, especial- cas y las pobres se amplía a ojos vistas.
mente en el siglo XX, han sido testigo de La información y la revolución en los
un considerable aumento de la burocra- medios de comunicación han abierto to-
cia tanto en el gobierno como en la ad- das las sociedades a la mirada de todos
ministración empresarial que ha ido pa- los ciudadanos, y todas las sociedades ya
rejo con el aumento del personal dispo- industrializadas ya por industrializar
nible para las labores profesionales y buscan reconocimiento y respeto. HA
administrativas (Gouldner, 1954). Las so- Véase también CAPITALISMO, SOCIALISMO,
ciedades industrializadas requieren por TECNOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA URBANA, UR-
lo general no más del 25 por ciento de BANISMO, TEORÍA DEL SISTEMA MUNDIAL.
sus empleados para la producción de bie- Otras lecturas Durkheim, 1933; Gal-
nes, quedando el resto para atender a la braith, 1985; E. Thompson, 1967; E.
provisión de servicios y a la gestión, re- Wolf, 1982.
cogida y almacenamiento de datos.
Los teóricos han propuesto en los últi- sociedades jerarquizadas En la
mos cincuenta años una nueva tesis que tipología evolutiva de Morton Fried
han dado en llamar postindustrial (Da- (1967), una sociedad jerarquizada presen-
niel Bell, 1973; Applebaum, 1992b) y ta complejidad intermedia: entendida co-
que sostiene que la sociedad industrial mo sistemas de BIGMAN o con JEFATURAS
verá en el futuro una apreciable dismi- simples en otros esquemas (Earle, 1944).
nución de las personas implicadas en la- La organización política de las sociedades
600 SOCIEDADES PARENTELARES
ción primera y principal a las culturas ausencia de otra clase de vínculo. Vol-
únicas, que a menudo parecían existir viendo en parte a los criterios iniciales
aisladas. Aunque todas las sociedades de Furnivall, investigadores como Van
contemporáneas son en cierto grado he- Den Berge (1973, p. 961) subrayan que
terogéneas, se ha argumentado que las « l a coerción política y la interdependen-
sociedades plurales son analíticamente cia económica (a menudo con carácter
distintas de otras formas de heterogenei- de explotación) son bases necesarias, su-
dad. Como declaró M.G. Smith (1960) ficientes y mutuamente favorecedoras
en un artículo seminal, las sociedades de la integración social en las sociedades
plurales se caracterizan por importantes plurales». Leo Kuper (1974), por ejem-
diferencias culturales y la coexistencia plo, incluyó la estratificación de CLASE
de sistemas institucionales incompati- como forma de sociedad plural. El énfa-
bles, a diferencia de aquellas sociedades sis previo en la «incompatibilidad» de
que presentan diferencias pero compar- las culturas de los miembros como aspec-
ten formas comunes de parentesco, edu- to esencial de las sociedades plurales lle-
cación, religión, propiedad y economía, vó a algunos a preguntar cómo se define
recreo u otras asociaciones. En particu- la incompatibilidad y quién la define.
lar, las sociedades plurales, al margen de En suma, siguiendo a Van Den Berge,
otras diferencias, se caracterizan por la hoy una sociedad se considera plural
incorporación de grupos ajenos entre sí cuando: (1) existe una segmentación en
en un sistema político en el que un gru- grupos incorporados funcionalmente de
po, una minoría numérica, es el que do- modo similar cuyos miembros a menu-
mina. do, pero no siempre, pertenecen a cultu-
Aunque los modelos iniciales tendían a ras diferentes; y (2) hay una estructura
considerar las diferencias culturales en- social que se divide en conjuntos institu-
tre los grupos integrados en las socieda- cionales análogos, duplicados, paralelos,
des plurales como base para su análisis, no complementarios, pero perfectamen-
la investigación actual incide más bien te distinguibles.
en las relaciones intergrupales en la pa- A causa de esta complejidad, la investi-
lestra política, en particular en el hecho gación moderna ha dejado de definir la
de que como rasgo crítico domine uno. Y «sociedad plural» como un tipo ideal
dado que hoy se reconoce la hegemonía formalmente distinto. El enfoque analí-
étnica como rasgo crítico, muchas socie- tico en las características distintivas re-
dades que son social o culturalmente he- duce a las sociedades plurales a la misma
terogéneas, pero no manifiestan una asi- clase de sistema estático o cerrado que la
metría estructural de poder étnico, hoy denominación inicial trataba de elimi-
se consideran plurales. nar del estudio antropológico. En conse-
Es precisamente la atención prestada a cuencia son muchos los que hoy parten
esta dominación la que ha llevado a de la noción de que el pluralismo existe,
otros a centrarse más en la coerción ine- en mayor o menor medida, en todas las
vitablemente necesaria para mantener sociedades. Desde este punto de vista, la
esas posiciones estructurales. Algunos unidad de análisis deja de ser la defini-
antropólogos destacan que la coerción ción de características y deviene la socie-
sola es equivalente a resultado de con- dad particular que manifiesta pluralis-
quista, en el sentido de que puede ser di- mo, atendiendo a la manera, la medida y
fícil de sostener y cara de mantener. La el funcionamiento del pluralismo en su
unidad pueder ser efímera, por tanto, en seno más que a la identificación y defi-
602 SOCIEDADES SEDENTARIAS
elección de pareja puede ser igual de in- Otras lecturas J. Barkow et al., 1992; J.
conspicua (R. Baker y Bellis, 1995; Birk- Krebs y Davies, 1993; Trivers, 1985.
head y Moller, 1992). El estudio genera-
lizado del ADN ha revelado reciente- sociolingüística Término acuñado
mente que los sistemas de apareamiento en la década de 1950 para aproximar los
animal son a menudo muy diferentes de puntos de vista de los lingüistas y soció-
lo que se había inferido a partir de la ob- logos, sobre cuestiones relativas al lugar
servación aislada del comportamiento, que ocupa el lenguaje en la sociedad, y
fomentando así nuevos esfuerzos por va- para atender particularmente al contex-
lorar estos sistemas como producto de la to social de la diversidad lingüística. Las
selección natural y sexual, así como de la políticas educacionales y sociales desem-
resolución de conflictos entre parejas po- peñaron un papel importante en llamar
tenciales y rivales (Davies, 1992). La la atención de los lingüistas sobre algu-
cuestión de cómo las amenazas impues- nas de estas cuestiones, al igual que la
tas por los organismos patógnos configu- insatisfacción con los modelos de LIN-
ran selectivamente el comportamiento GÜÍSTICA imperantes, que desde finales
social también ha sido abordada sobre de la década de 1950 habían sido conce-
todo en contexto con la selección sexual bidos como empeño en gran medida for-
(IVMler, 1994). mal y crecientemente distante del estu-
La antropología ha tomado la delantera dio de las lenguas tal como se usan de
a las ciencias sociales en la aplicación de hecho en la vida diaria. Aunque es toda-
las nociones sociobiológicas al estudio vía un campo de estudio relativamente
del comportamiento humano (Betzig et joven, los sociolingüistas adquirieron
al., 1988; D. Brown, 1991; Chagnon y momento en los dos decenios siguientes
Irons, 1979; Eric Smith y Winterhalder, y su progresión no mengua.
1992). Algunos destacados antropólogos, La sociolingüística guarda estrecha rela-
como Sahlins (1976b), han contestado ción con las ciencias sociales, en particu-
diciendo que la cultura ha emancipado lar la sociología, la antropología, la psico-
al comportamiento humano del análisis logía social y la educación. Comprende el
adaptacionista evolutivo, pero las dife- estudio del multilingüismo, los dialectos
rencias existentes en las prácticas socia- sociales, la interacción conversacional, las
les de sociedades e instituciones diversas actitudes frente al LENGUAJE, EL cambio
no son arbitrarias, y gran parte de la in- de éste, etc. Es imposible ubicar clara-
vestigación sociobiológica en antropolo- mente la multitud de enfoques diferentes
gía aborda explícitamente las fuentes de sobre el tema, cada uno con su propia me-
las variaciones culturales. Hay asociacio- todología y objetivos. Además, abundan
nes estadísticas entre las prácticas mari- los solapamientos, de modo que si los dia-
tales, los modos de reconocimiento del lectólogos, por ejemplo, han estudiado
parentesco, la ecología subsistencial, la también las variedades del habla y los
herencia, las reglas de incesto, las prácti- cambios que ha experimentado el len-
cas de socialización infantil. Estas aso- guaje, en general han empleado métodos
ciaciones han sido aclaradas con éxito de recogida de datos totalmente diferen-
creciente e incluso predichas por antro- tes, concentrándose más bien en la expre-
pólogos informados por las teorías de la sión del habla rural más que en la urbana.
evolución (Flinn y Low, 1986; Gaulin y Diferentes autores han intentado de di-
Schlegel, 1980; B. Low, 1989; Thornhill, vidir este vasto campo de estudio en
1991). MWi y MD
606 SOCIOLINGÜÍSTICA
«¿Quién lee a Herbert Spencer?», se pre- el desierto, y con las poblaciones indíge-
guntaba retóricamente Talcott Parsons nas piute y shoshoni. Estudió zoología y
al inicio de The structure of social ac- geología en la Universidad Cornell, y
tion (1937). Podría contestarse que el entre 1925 y 1931 se formó en antropo-
propio Parsons, dado que fue uno de los logía en la Universidad de California en
principales exponentes en el siglo XX Berkeley con los boasianos Alfred KROE-
no sólo del estructural-funcionalismo, BER y Robert LOWIE. Ahí recibió tam-
sino también del evolucionismo social. bién la influencia de los geógrafos Cari
Pero también es verdad que a diferencia Sauer y Daryll FORDE, el segundo como
de, digamos, DURKHEIM O WEBER, Spen- profesor visitante. En Berkeley, Steward
cer es hoy sobre todo una figura históri- dedicó gran parte de sus primeros traba-
ca. Lo cual no debiera llevarnos a olvidar jos de campo a compilar listas de rasgos
sus grandes aportaciones a la sociología y culturales. Quedó saturado, y la postre
a la antropología. Cuando se olvidan los hastiado, de los enfoques del PARTICULA-
excesos de su DARWINISMO SOCIAL - q u e RISMO HISTÓRICO y de ÁREA DE CULTURA
mitida por ambos, proceso que puede tructura básica de recursos productivos,
adoptar formas varias: en las sociedades eurasiáticas cabe que
1. Transmisión homogénea o monose- los hereden en ausencia de hermanos. La
xual: transferencia de propiedad entre situación de la «heredera» se relaciona
miembros del mismo sexo, muy frecuen- con determinadas características del ma-
te en África y relacionada con la organi- trimonio, como el que tiene lugar entre
zación de clanes y estirpes. primos (de nuevo para impedir la disper-
2. Transmisión divergente: transferen- sión) o, en otros casos, con la capacidad
cia de derechos a miembros de ambos se- de que un hombre tome residencia (uxo-
xos, como en los sistemas de D O T E de Eu- rilocal o filialocalmente) cuando la resi-
rasia. dencia es, de otro modo, determinada por
3. Transmisión cruzada entre sexos, más el marido. Ésta es la situación subyacen-
bien rara. te al «complejo de la propiedad femeni-
Cada uno de estos métodos de transmisión na» (J. Goody, 1990).
de la propiedad entre personas del mismo En el grupo fraterno, la herencia puede
o diferente sexo puede tener lugar a través ser privilegio de un sexo o de un indivi-
de personas de sexo diferente. En la ter- duo. Los hombres suelen ser los más pri-
minología al uso, la herencia puede ser vilegiados dada la división del trabajo. Y
«PATRIL1NEAL» O « M A T R I L I N E A L » . Pero da- uno entre ellos puede tener precedencia
do que estos términos suelen aplicarse a la cuando se trata de la sucesión en un car-
pertenencia a grupos de descendencia go y en la parte principal del legado (uni-
unilineal, para describir dicha transmi- genitura). Suele tratarse entonces del
sión parece preferible recurrir a la conno- primer hijo (primogenitura) si hay tie-
tación de «agnática» o «uterina». En otras rras en juego, aunque cabe que en el caso
palabras, la propiedad de hombres y mu- de otros bienes o enseres sea el hijo más
jeres puede transferirse directamente a los joven el privilegiado, puesto que es el que
hijos o indirectamente a los hijos de her- ha de permanecer en la casa al cuidado
manos del otro sexo (por ejemplo, al hijo de los progenitores ancianos (ultimoge-
de la hermana en el caso del hombre). nitura). Entre los vascos es el primogéni-
Uno y otro sexo pueden transmitir dere- to, independientemente del sexo, quien
chos de modo diferente y en relación con se hace cargo de la casa. En algunos otros
tipos de propiedad asimismo diferentes. casos rige la igualdad (como en el código
Aunque a menudo conviene la separa- napoleónico), y así se ha propuesto que es
ción analítica entre la transmisión de este método el que en Europa ha favore-
propiedad y la idoneidad para pertene- cido el mercado local de propiedades
cer a un grupo de descendencia, ambas (Habbakuk, 1955). No obstante, ni la
pueden relacionarse. Así, en un clan pa- unigenitura ni la igualdad completa se
trilineal se tenderá a transmitir la pro- dan de hecho en la práctica. Los hijos e
piedad agnáticamente, garantizando una hijas más jóvenes son debidamente dota-
conexión continua entre un grupo social dos incluso cuando rige la primogenitu-
y un caudal fijo de recursos, como la tie- ra; y en los sistemas igualitarios aparecen
rra. Ésta suele restringirse ciertamente a también algunos favorecidos, en función
la línea masculina en razón de la divi- siempre de las obligaciones permanentes
sión del trabajo, y está sujeta a transmi- que puedan asumir. JG
sión homogénea para evitar la disper- Otras l e c t u r a s J. Goody et al., 1976;
sión. Sin embargo, aunque lo normal es, Habbakuk, 1950.
pues, la exclusión de las mujeres de la es-
SUFRIMIENTO 615
yen el patrón de su cultura. Algunos ta- la estructura interna y los límites del
búes muy generalizados han interesado reino animal y del mundo social. Los
sobremanera a los antropólogos biólogos rasgos físicos y comportamentales de las
y psicólogos. Los sociobiólogos han indi- especies prohibidas posibilitan a la socie-
cado, por ejemplo, que el tabú universal dad distinguir entre categorías puras o
contra el INCESTO con progenitores y her- completas frente a las anómalas o peli-
manos responde a un mecanismo bioló- grosas que parecen cruzar y, por tanto,
gico de prevención de los defectos gené- amenazar las fronteras sociales o natura-
ticos (E. Wilson, 1978). AB les. El pangolín o lagarto volador (un
Véase también PUREZA/POLUCIÓN, RI- «reptil que v u e l a » ) y el babuino (que se
TUAL, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA, TOTE- asociaba con centros del «espítitu» y tie-
MISMO. ne una sola cría por parto) se antojaban
excesiva e incómodamente próximos a la
tabú alimentario Abstención deli- categoría «humano» y, así, eran objeto
berada de un artículo alimentario en ra- de culto y de evitación entre los lele de
zón de su carácter supuestamente sagra- África. De manera similar, la exclusión
do o social dictado por la cultura. Los an- bíblica del cerdo se basaba en sus anó-
tiguos antropólogos abundaron en las malas características: carecía de pezuñas
ideas de FRAZER (1910), quien asoció el y no rumiaba como los animales « l i m -
TABÚ con el TÓTEM del clan y con la ob- pios» permitidos. Otros animales tabú
servación de Freud (1918) en el sentido convivían con los humanos en clara pro-
de que la abstenciones frente a determi- ximidad, como el perro en la sociedad
nadas comidas y al sexo compartían las occidental, o la gallina entre las mujeres
características comunes de poder miste- del Chad (O'Laghlin, 1974). Un paso
rioso y sagrado, capacidad para el bien y adicional de Douglas fue interpretar las
el mal, y deseabilidad y accesibilidad. categorías cognitivas compartidas y los
DURKHEIM (1915) y RADCLIFFE-BROWN tabúes alimentarios como mecanismo de
(1959) interpretaron la evitación de es- delimitación. Así, la evitación de la car-
pecies o sustancias (como la SANGRE) ta- ne de cerdo adquirió carácter simbólico
bú por los miembros del clan como nexo capital para los judíos, al tiempo que era
funcional de carácter social y psicológico muestra ostentosa de desafío para quie-
que une a la vez que separa de otros gru- nes pretendían humillarlos y someterlos
pos sociales. La identidad compartida se forzándoles a consumirla. Pero, en cir-
basaba en el comensalismo: «Eres lo que cunstancias de aculturación, los alimen-
[no] comes». LÉVI-STRAUSS (1963b) ex- tos prohibidos se hacen peligrosamente
ploró la relación tótem-tabú como prin- deseables por quienes experimentan o
cipio social estructural: las especies toté- afirman su libertad frente a las limita-
micas y los tabúes alimentarios son ciones, prescripciones o nexos tradicio-
«buenos para pensar unitariamente», nales, como en el caso de los modernos
principio que también desarrollaron Leach judíos norteamericanos que comen cerdo
(1964) y Tambiah (1969): «Los animales o moluscos, musulmanes que consumen
sirven para reflexionar, también para alcohol o hindúes que comen carne de
prohibir». cabra o buey.
En Purity and danger (1966), Mary En yuxtaposición con estas nociones fun-
DOUGLAS sostuvo que las especies tabú cionales, estructurales y semióticas, el
suelen ser filogenética y estructural- campo analítico del MATERIALISMO CUL-
mente anómalas y se usan para destacar TURAL ha examinado las consecuencias
TABÚ ALIMENTARIO 619
termarck (1891), quien sugirió que los mera infancia. En tercer lugar, el análi-
humanos evitan naturalmente el sexo sis de McCabe (1983) de la costumbre
con miembros de su familia (más que del Oriente Próximo de propiciar el ma-
verse forzados a ello). Esta línea de razo- trimonio de primos paternos —es decir,
namiento supone una ventaja evolutiva de los hijos de dos hermanos (normal-
en la exogamia, y sugiere que los huma- mente criados en proximidad física)— su-
nos surgieron con una propensión innata giere que estas uniones hacen que una
a buscar pareja fuera de la familia. El ar- menor descendencia y la culminación en
gumento propone que la estrecha proxi- divorcio sean más probables que en otra
midad física desde la primera infancia, clase de matrimonios, incluidos los de
más que la proximidad genética, es la otras clases de primos cuya crianza res-
que inhibe el deseo sexual. En conse- pectiva se ha realizado en lugares distan-
cuencia, los individuos que se crían jun- tes. En cuarto lugar, también en apoyo
tos (en general genéticamente relaciona- de la hipótesis de Westermarck, nume-
dos entre sí, pero incluso si no lo están) rosos estudios de primates no humanos
buscarían una pareja sexual diferente describen una pauta de elección de pare-
llegada la madurez. Inversamente, dado ja sexual fuera del grupo natal. Dado
que no se repelen por sus genes, los her- que todas las especies revelan este com-
manos criados por separado podrían en- portamiento, hoy se considera el modelo
contrarse mutuamente atractivos como imperante entre nuestros últimos ante-
pareja sexual. Pese a algunas objeciones cesores primates comunes de hace unos
iniciales obvias, este argumento de que la veinte millones de años (Maryanski y
«familiaridad genera desinterés sexual» Turner, 1992). Por tanto, el sugerir que
se ha visto reavivado y apoyado por evi- los humanos aparecieron sin esta pro-
dencia circunstancial sobre las costum- pensión a la exogamia y que más bien la
bres de casamiento. crearon en algún momento en razón de
las ventajas que reporta es un enfoque
En primer lugar, se cuenta con un estu-
muy retorcido del problema. Más ele-
dio de A. Wolf y C.S. Huang (1980) de
gante es, dada su mayor simplicidad, su-
una forma de matrimonio tradicional
poner que Homo sapiens ya apareció con
preconcertado (sim pua) en China y Tai-
esta propensión a la exogamia y que más
wan, que implicaba la adopción en una
tarde creó reglas culturales, es decir,
familia de una niña que era criada junto
prohibiciones de incesto, para garantizar
con el hijo natural, con la expectativa de
la permanencia de las mismas en razón
que se casaran llegado el momento. Es-
de las ventajas funcionales descritas.
tos matrimonios, cuando se forzaban (a
Sin embargo, si esta aversión natural a la
menudo con la reticencia de los ahora jó-
endogamia es cierta y natural, (1) ¿por
venes maduros), se traducían en una
qué es un tabú universal?; y (2) ¿por qué
merma de la fecundidad y una mayor
necesitan los humanos semejante prohi-
proporción de divorcios que los matri-
bición? La respuesta a la primera pre-
monios concertados entre extraños, que
gunta es directa: el tabú no es de hecho
era la práctica más común. En segundo
universal. Algunas sociedades carecen de
lugar, el estudio de Shepher (1983) sobre
reglas al respecto, no porque lo contem-
niños originalmente del mismo kibbutz
plen, sino porque consideran semejante
israelí documentó la ausencia de matri-
comportamiento tan repulsivo que (de
monios y aun de relaciones sexuales (pe-
acuerdo con la hipótesis de Wester-
se a ser propugnadas) entre individuos
marck) no las necesitan. Por lo que hace
que se habían criado juntos desde la pri-
622 TECNOLOGÍA
rechos, mientras que los «templos de (objeto que estudia propiamente la his-
agua» balineses son paradigma de la in- toria de la tecnología) parecería un re-
tegración de subsistemas tecnológicos y quisito previo para elaborar vinculacio-
rituales (Lansing, 1991). nes sistémicas más amplias. En opinión
La visión antropológica tradicional de los de Basalla, los artefactos no son simples
artefactos técnicos como conjuntos espe- rasgos en relación sincrónica con un sis-
cíficos de rasgos o elementos culturales tema cultural más vasto, sino que están
ha sido atacada desde numerosas pers- indefectiblemente vinculados con prece-
pectivas. De ahí que se haya intentado dentes. La novedad tecnológica no se ex-
integrar el estudio de las tecnologías plica solamente por la necesidad, sino
preindustriales en marcos explicativos también por inquietudes estilísticas, crea-
basados en la TEORÍA DE SISTEMAS, de tivas e imaginativas. Una vez inventa-
aplicación más frecuente en las tecnolo- dos, los artefactos son sometidos a una
gías industriales contemporáneas. La no- multivalente variedad de presiones se-
ción de sistema sociotécnico trata de ex- lectivas, comprendidas « l a necesidad
plicar, pues, cómo «emplean las personas económica y militar, las actitudes socia-
los artefactos para satisfacer objetivos so- les y culturales» y aun «el acomodo a las
ciales en la vida diaria» (Pfaffenberger, modas tecnológicas». La conclusión ex-
1992, p. 492), mientras que se introduce traída por Basalla de que la necesidad
un subsistema tecnoeconómico para dis- económica no siempre es madre de la in-
tinguir entre los componentes técnicos y vención confiere un espaldarazo efectivo
sociales de un sistema de producción da- al enfoque culturológico de la tecnolo-
do (Gibbon, 1984). Estos conceptos ape- gía, donde la elección de técnicas y la
nas pasan de ser meros recursos retóricos evolución de los artefactos dependen
diseñados para legitimar la integración marcadamente de la interacción entre
de los estudios de la tecnología en la an- sistemas de valor específicos y familias
tropología. No sorprende la conclusión de técnicas.
de que la tecnología es un constructo so- Lemonnier (1989) ha demostrado que
cial y cultural inextricablemente vincu- incluso en el caso de tecnologías quinta-
lado con la organización del trabajo. Ade- esencialmente modernas, como la avia-
más, el enfoque no es nuevo. Mumford ción, cabe aplicar un enfoque etnológico
(1954) observó que «casi cualquier parte a las variaciones en diseño, siempre que
de un complejo tecnológico apunta y se reconozca que la variabilidad va unida
simboliza una serie de relaciones existen- a las demandas concretas de rendimien-
tes en su seno». to: cuanto más elevadas, menor la varia-
La teoría de sistemas es mucho más bilidad. Así, el diseño primitivo de avio-
fructífera en un marco sincrónico que nes mostraba un despliegue de rasgos es-
como intento de explicación del cambio tilísticos sorprendentemente amplio,
a lo largo del tiempo. Sin embargo, los sugiriéndose así que la variación no pue-
sistemas técnicos, como otros subsiste- de explicarse exclusivamente por medio
mas sociales y culturales, cambian recur- de consideraciones de ingeniería y aero-
sivamente, de modo que los modelos his- dinámica.
tóricamente más sensibles son a la postre La tecnología tradicional reclama una
los más productivos. Por tanto, el conocer aplicación intensiva de recursos del sa-
los desarrollos históricos de tecnologías ber; es decir, depende de la experiencia
específicas de acuerdo con los procesos colectiva de numerosos constituyentes
culturales y cognitivos inherentes a ellas en la realización de tareas productivas.
TELEDETECCIÓN 625
sos para recoger datos detallados de uso indispensable para la evaluación medio-
de la tierra más allá de una comunidad ambiental y la gestión de recursos. La po-
dada, o para medir un gran número de sibilidad de hacer uso de esta tecnología
variables ambientales. En el último dece- para los estudios ecológicos y agrarios se
nio, especialistas no antropólogos han po- ha demostrado cabalmente en otros cam-
dido aplicar el análisis de datos recogidos pos, y los antropólogos han empezado a
por satélite para controlar traslaciones de incorporarla a su instrumental de investi-
cultivos, modelos de aprovechamiento de gación (Guyer y Lambin, 1993). La tele-
la tierra, desforestación, asentamientos y detección es particularmente valiosa para
muchas más variables. De gran impor- trabajar en regiones donde el acceso y el
tancia contemporánea puede ser el uso transporte entrañan gran dificultad, los
de datos de satélites conjuntamente con mapas se presentan en escala inapropiada
información cultural para delimitar los y la exploración es de alcance insuficien-
territorios de los pueblos nativos presio- te. Los conocimientos de teledetección
nados por fuerzas desarrollistas (Wilkie, son cada vez más necesarios para partici-
1987, 1994). El equilibrar las necesidades par activamente en estudios interdiscipli-
de las poblaciones tradicionales con la narios acerca del cambio medioambiental
protección de la biodiversidad requiere en el mundo. EFM
técnicas que permitan establecer las
Otras lecturas Behrens, 1994; Conant,
fronteras de las reservas, fin para el que
1990.
estas técnicas parecen específicamente
diseñadas.
tenencia de la tierra Concepto
Una de las tareas más duras de los antro- que hace referencia a las relaciones en-
pólogos con orientación ecológica y agri- tre los individuos y la tierra o a sus dere-
cultural es la caracterización topográfica chos y deberes para con ésta. El término
detallada de la región de estudio. El uso posee en sí mismo numerosas acepcio-
de las imágenes de satélite antes de pro- nes: materia bajo los pies, espacio marca-
ceder a los estudios en el campo permi- do en un mapa, base de poder, recurso de
ten un examen previo de las clases y al- explotación, aspecto de la divinidad o
cance de la vegetación existente y de los asidero de identidad social. Los concep-
cursos hídricos de la zona. Este examen tos de tierra y tenencia de la misma son
visual puede ser estadísticamente anali- de difícil traducción entre lenguas.
zado mediante técnicas de agrupamien- La tenencia de la tierra es siempre más
to ya disponibles en logiciales informáti- compleja de lo que implicarían las sim-
cos capaces de diferenciar, por ejemplo, ples distinciones entre PROPIEDAD priva-
las especies vegetales examinadas, cuyos da o pública, pues en todo lugar se en-
representantes pueden ser marcados en cuentran diversas combinaciones de con-
la imagen para el muestreo consiguiente trol individual y de grupo sobre la tierra,
sobre el terreno y la verificación perti- los derechos al respecto de la cual pue-
nente de precisión taxonómica, que si den dividirse en tres clases:
hace falta puede ser modificada in situ. 1. Derechos de uso: acceso a residencia,
El procedimiento permite una organiza- derecho de paso, reserva de caza, aprisco,
ción mucho más eficiente de la recogida pasto, cultivo, recolección de materiales
de muestras (Moran et al., 1994; Brondi- o edificación; también pueden ser im-
zio et al., 1994). portantes los derechos de desuso.
Los datos numéricos remotamente adqui- 2. Derechos de transferencia: movimien-
ridos se han convertido en herramienta to de la propiedad o posesión por heren-
TENENCIA DE LA TIERRA 627
cia, regalo, préstamo, trueque, cesión, hi- intensivo de la tierra tiende a suplantar
poteca, compraventa u otras transaccio- al extensivo. Por ejemplo, los CAZADO-
nes. RES-RECOLECTORES, que en general per-
3. Derechos de administración: poder o ciben los derechos sobre la tierra en tér-
autoridad para asignar o retirar tierras minos de uso, no de propiedad, han sido
al uso, arbitrar disputas, regular transfe- gradualmente restringidos en todo el
rencias, gestionar la tierra de uso públi- mundo a tierras menos provechosas para
co, aplicar impuestos u obtener exaccio- la agricultura y la ganadería, a menudo
nes o adquirir posesión por omisión o re- en zonas de temperatura o precipitación
versión. extremas que no se consideran dignas de
Estos derechos se dividen a menudo en- «ser poseídas». Las reclamaciones de
tre diferentes unidades de agregación pueblos aborígenes en el sentido de que
(individuos, familias, linajes, empresas, sus derechos de uso históricos configu-
pueblos, distritos, estados) que reclaman ran una forma de tenencia de tierra re-
derechos diferentemente combinados conocible han constiuido la base de nu-
sobre una porción específica de la tierra. merosas batallas legales en muchos paí-
Estos «manojos de derechos» pueden ca- ses (Wilmsen, 1989b).
tegorizarse o incluirse en «jerarquías de Disputas similares acerca del uso de la
estados» (Gluckman, 1965a). Pero el ac- tierra surgen entre los agricultores se-
ceso a la tierra con un propósito no con- dentarios y los PASTORES NÓMADAS que
cede automáticamente el acceso a la ella pacen a sus animales desplazándolos de
con otro distinto. Los derechos sobre la un pasto a otro. Es frecuente que los
tierra entrañan a menudo numerosas agricultores traten, por l e y o fuerza, de
responsabilidades, como el mantener limitar los movimientos de los pastores
francas las vías de acceso o conservar la aduciendo al efecto que los animales da-
fertilidad de la tierra para las generacio- ñan los cultivos. Más crítico es que los
nes futuras (Blaikie y Brookfield, 1987). agricultores instalen sus cultivos en tie-
La tenencia de la tierra está estrecha- rras de pastos y seguidamente las recla-
mente vinculada al parentesco, rango, men como propias. Ambas tácticas han
posición o comportamiento social acep- generado mucha violencia en todo el
table en las sociedades donde las relacio- mundo. Mientras que la sensibilidad
nes sociales, no el dinero, determinan los frente a las diferentes percepciones de
derechos sobre aquélla (Meek, 1946). La los derechos sobre la tierra puede mini-
tierra también puede entrañar un com- mizar estos conflictos, la ignorancia es
ponente simbólico o religioso, en parti- menos grave que la competencia por el
cular si está asociada con tumbas, ante- control de recursos valiosos (L'Équipe
pasados o deidades, o si la regulación de écologie, 1979).
la herencia obedece a leyes religiosas. La tenencia de la tierra es un tema clave
Los conceptos euroamericanos de recur- en zonas con asentamientos de gente di-
sos, propiedad, tenencia, dominio y títu- versa. Las distinciones entre colonos pri-
lo distan de ser universales y con fre- meros y recién llegados, conquistadores
cuencia entran en conflicto con las no- y conquistados o aborígenes e inmigran-
ciones vigentes al respecto en otras tes constituyen a menudo el material
sociedades (Goheen y Shipton, 1992). con que se forjan jerarquías de clase o
Los conceptos de tenencia de la tierra posición, gocen de consenso o no. Las di-
tienen firmes raíces en la base subsisten- ferencias percibidas entre asentados y
cia! y demográfica de la sociedad. El uso llegados, permanentes y transeúntes o
628 TENENCIA DE LA TIERRA
habientes y clientes de la tierra, respec- sistemas de RIEGO, por ejemplo, los dere-
tivamente, pueden ser políticas y econó- chos sobre la tierra son menos críticos
micas además de simbólicas. Estas dife- que los detentados sobre las aguas. Las
rencias suelen ampliarse a medida que posiciones corriente arriba en las redes
la tierra se hace más escasa. de canalizaciones presentan ventajas ob-
A medida que aumenta la densidad de vias sobre las que quedan corriente aba-
una población o que se comercializan la jo, diferencias que a veces coinciden con
tierra y sus productos aumenta la com- la riqueza o la clase, así como con el po-
petición por el recurso, provocando en der (Hunt y Hunt, 1976).
algunos casos litigios más frecuentes e La propiedad de tierra urbana ha sido
intensos. Las normas antes implícitas se poco estudiada hasta el momento por los
hacen explícitas; se abandonan las regu- antropólogos, aunque coincide con la te-
laciones antiguas y se reemplazan por nencia de la tierra rural en que pueden
nuevas; se reconfiguran los límites, se operar en ella más de un principio o sis-
agudizan o se marcan de forma perma- tema al mismo tiempo y en el mismo lu-
nente (S. Moore, 1978). Alguos teóricos gar. Aunque las propiedades y territorios
del siglo XIX apuntaron la hipótesis de comunales pueden poseer título oficial,
que fue una presión así la que inicial- por ejemplo, y tener poca relación legal
mente dio origen a la propiedad privada entre sí, ambos pueden estructurar acce-
o individual (Engels, 1902). Y aunque sos, derechos y responsabilidades de sus
así es en términos generales, hay excep- habitantes.
ciones: incluso en algunos regímenes Los intentos de modificar por ley los sis-
mercantilmente orientados, los agricul- temas de tenencia de la tierra existentes
tores, ganaderos y otros han desarrollado pueden adoptar dos formas: (1) reforma
métodos eficaces para mantener «comu- de la tierra que redistribuye las propie-
nidades gestionadas» libres de la explo- dades; y (2) reforma de la propia figura
tación indiscriminada (McCay y Ache- de tenencia de la tierra que modifica las
son, 1987). Los gobiernos socialistas han reglas o procesos por los que se obtienen
tratado asimismo de restringir los dere- derechos sobre las tierras, se conservan o
chos a la propiedad privada, aunque a la se pierden. Las razones usadas para jus-
larga con poco éxito. tificar estas políticas comprenden desde
El tamaño óptimo de las propiedades un mayor crecimiento económico y una
rústicas y las reglas necesarias para man- redistribución más equitativa, hasta un
tener un sistema ecológico o económico incremento del control gubernamental.
han sido objeto de considerable debate. Ambas clases de reforma son de difícil
Mientras que la agricultura moderna consecución, en parte porque la tenencia
propicia las explotaciones grandes y uni- de la tierra está muy estrechamente vin-
tarias, las unidades pequeñas pueden culada a otras facetas de la sociedad y la
ayudar en muchas situaciones a reducir cultura (Basset y Crummery, 1993). In-
los riesgos (J. Bentley, 1987). El acceso a cluso las reformas agrarias declaradas
una gran variedad de tierras con usos con fines igualitarios pueden empeorar
múltiples y con derechohabientes que se más que mejorar la distribución de la
solapan es característica de los pequeños tierra si individuos o grupos bien posi-
agricultores en todo el mundo (Netting, cionados se aprovechan de información
1981, 1993). En otros casos, la tenencia de primera mano o contactos privilegia-
de la tierra puede ser menos importante dos para hacerse con las fincas mayores y
que el acceso a otras aferencias. En los mejores al amparo del nuevo régimen
TEORÍA DE LA ALIANZA 629
(F. Lehmann, 1974). Los programas de mayores son sus consecuencias indesea-
nacionalización de la tierra, en particu- das probables. PS
lar, han proporcionado históricamente Otras lecturas Biebuyck, 1963; M. Cer-
una buena cobertura para las apropiacio- nea y Guggenheim, 1993; Fortmann y
nes injustas, A su vez, los de concesión de Bruce, 1988; Hoben, 1973; E. Leach,
titularidad, incluso los destinados a otor- 1961a; S. Moore, 1986a.
gar a hombres y mujeres igual acceso a
la tierra, en la práctica han concentrado teoría de la alianza Referida a so-
a veces la posessión de ésta en manos de ciedades cuyas unidades constitutivas
los primeros. Las prohibiciones de reco- tienen mutuos lazos permanentes de
lección colectiva y de otras actividades matrimonio. Los antropólogos han estu-
compartidas, destinadas en principio a diado en profundidad las sociedades di-
evitar la explotación humana, pueden vididas en mitades cuyos miembros se
desproveer de seguridad a los más pobres casan con los que integran la otra mitad
o de la ocasión de consolidar demandas (véase ORGANIZACIÓN DUALISTA). En los
de tierra permanente. Los planes de aco- años treinta, antropólogos holandeses
tamiento y demarcación para hacer se- que trabajaban con J. P. B. De Josselin de
dentarios a los nómadas y de estableci- Jong en Leiden analizaron varios siste-
miento de asentamientos para concen- mas indonesios que definían el tipo de
trar a los agricultores alrededor de matrimonio que los individuos deberían
instalaciones como obras hidráulicas, es- contraer pudiendo así establecer sus cos-
cuelas o clínicas han causado a veces más tumbres en torno al mismo (Wouden,
daños ecológicos que bien general. 1968).
Los sistemas de tenencia de la tierra son Claude Lévi-Strauss desarrolló de un
a menudo tan complejos que los cambios modo más exhaustivo la teoría de la
considerados necesarios por juristas y alianza en The elementary structures of
economistas externos a fin de garantizar kinship (1969a), obra en la cual presentó
la «titularidad segura» de la tierra pue- una teoría general del PARENTESCO y el
den traducirse fácilmente en derechos MATRIMONIO. En ella sostuvo que la
más inseguros que los que se pretenden prohibición del INCESTO supuso origina-
sustituir. Así ocurre en especial si dichos riamente el paso de la humanidad de un
cambios tientan a los individuos a ven- estado de naturaleza a otro de cultura.
der, hipotecar u ofertar la titularidad ob- Ello obligó a los seres protohumanos a
tenida en detrimento de sus deudos o de organizarse en grupos que intercambia-
subordinados. Con frecuencia, el intento sen cónyuges y estableció de una manera
de sustituir un sistema de tenencia por sólida el principio de intercambio como
otro no hace sino entremezclarlos o su- la principal fuerza motriz de la vida so-
perponerlos creando incertidumbres sus- cial (véase M A U S S ) . Lévi-Strauss sugirió
ceptibles de ser manipuladas por los que los primeros humanos pudieron ca-
opulentos, poderosos o avispados (Downs sarse observando un parentesco más dé-
y Reyna, 1988; Shipton, 1994). La reubi- bil (aunque sin arriesgarse con parentes-
cación involuntaria es probablemente la cos demasiado lejanos) con la unión en-
estrategia de «desarrollo» más difícil de tre PRIMOS CRUZADOS. A diferencia de los
implantar sin causar problemas sociales PRIMOS PARALELOS, los primos cruzados
y económicos, si no daños ecológicos son parientes próximos, pero siempre
(Hansen y Oliver-Smith, 1982). Y cuan- externos al propio grupo de descenden-
to más abruptamente se produce tanto cia, tanto si ésta sigue la línea masculina
630 TEORÍA DE LA ALIANZA
TEORÍA DE LA ALIANZA 631
como la femenina. Hay tres tipos de ma- ¿Cómo podían funcionar estas estructu-
trimonio de primos cruzados. Desde el ras elementales? Resulta, por ejemplo,
punto de vista del hombre: matrilateral demográficamente imposible que cada
(con la hija del hermano de la madre hombre en un sistema de alianza matri-
[MBD]), patrilateral (con la hija de la lateral se case con su verdadera MBD. La
hermana del padre[FZD]) y bilateral sociedad podía arreglar el asunto de for-
(con alguien que es MBD y FZD al mis- ma que algunos individuos se casaran
mo tiempo). La figura 1 muestra qué su- con sus verdaderas MBD y otras clases
cede en las sociedades que llevan a la de MBD. Rodney Needham (1962) sugi-
práctica estas formas de matrimonio. Si rió que de hecho estos acuerdos se prac-
los hombres se casan con sus primas cru- tican con regularidad en lo que él deno-
zadas bilaterales, de ello resultan dos lí- minó sistemas de alianza «prescriptivos»
neas de hombres que se emparentan con y que la teoría de Lévi-Strauss se aplica-
las respectivas hermanas. Si los hombres ba a tales sistemas. Lévi-Strauss rechazó
se casan con sus primas cruzadas matri- esta defensa restrictiva de su teoría, in-
laterales, de ello resulta un sistema cícli- sistiendo en cambio en que la suya era
co, donde el grupo A entrega a las muje- una teoría general sobre los sistemas de
res para convertirse en esposas del B, el parentesco y la evolución social humana.
B se las entrega al C, y así sucesivamen- Sus estructuras elementales eran mode-
te. Si los hombres se casan con sus pri- los que no correspondían a los verdade-
mas cruzadas patrilaterales, en ese caso ros modelos de matrimonio, sino más
las mujeres pasarán de A a B y a C, pero bien a las ideas que regían tales modelos
además de C a B y a A. Estas son las es- en las mentes de las personas que los
tructuras elementales del parentesco que practicaban. Argumentos estos que fue-
especifican quién se debe casar y quién ron objeto de duras críticas (véase espe-
no puede. Lévi-Strauss sugirió que las cialmente Korn, 1973). A partir de las
sociedades humanas progresaron desde terminologías del parentesco, Lévi-
el intercambio restringido de primos Strauss sacó conclusiones sobre los siste-
cruzados bilaterales al intercambio ge- mas matrimoniales, pero la correlación
neralizado de matrimonios entre primos entre ambos no es lo bastante exacta co-
cruzados matrilaterales, pasando a veces mo para permitir tal inferencia. Por esa
por la forma intermedia de matrimonios razón hay que desechar una gran parte
entre primos cruzados patrilaterales. Fi- de su análisis de apoyo, así como su teo-
nalmente dejaron atrás las estructuras ría de la EVOLUCIÓN social. En la actuali-
elementales y evolucionaron hacia es- dad, los antropólogos tampoco aceptan
tructuras complejas en las que el matri- que los sistemas de parentesco sean en lo
monio con ciertas clases de pariente está esencial sistemas de alianzas.
prohibido, pero en las cuales todos los El libro de Lévi-Strauss aún es conside-
demás individuos pueden ser cónyuges. rado como un brillante tratado sobre las
Gran parte del libro de Lévi-Strauss está propiedades formales de los sistemas de
dedicado a documentar esta evolución alianzas. Entretanto, otros antropólogos,
mediante el análisis de las sociedades de EDMUND LEACH m u y especialmente, se-
aborígenes en Australia, Indonesia, Asia ñalaron que aquellas teorías que hacen
y ambas Américas. Las sociedades de hincapié en el papel de la descendencia
Europa y África, siendo estructuras com- en los asuntos humanos fueron elabora-
plejas, quedaron pendientes de un estu- das por africanistas y experimentaron un
dio posterior que nunca fue escrito. desarrollo notable en África. En otras
632 TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
partes del mundo, sobre todo en el sures- pendencia suele aumentar la ESTRATIFI-
te asiático y en Indonesia, las sociedades CACIÓN interna, dado que los limitados
establecen sus hábitos matrimoniales beneficios del desarrollo dependiente se
considerando la descendencia como un distribuyen irregularmente en la región
principio secundario. Por eso en lo rela- dando lugar, a su vez, a malestar social y
tivo a estas zonas del mundo la teoría de político.
la alianza explicaba mejor las cosas que La teoría de la dependencia tiene pro-
la TEORÍA DE LA DESCENDENCIA. DML fundas raíces intelectuales (Hendricks,
Lecturas complementarias Dumont, 1992). En Iberoamérica, los teóricos de
1971a; Leach, 1954; Maybury-Lewis, la dependencia se conocen como depen-
1971. disteis, mientras que en los países de len-
gua inglesa se han venido usando deno-
teoría de la dependencia Expli- minaciones adicionales que a menudo
ca el DESARROLLO lento o nulo del tercer implican una acerba crítica de la política
mundo como consecuencia de las rela- exterior. La teoría de la dependencia es
ciones coloniales, neocoloniales o posco- antecesora intelectual directa de la TEO-
loniales con los estados capitalistas (véa- RÍA DEL SISTEMA MUNDIAL (Chirot y Hall,
se también COLONIALISMO). Los estados 1982). TH
colonizadores o metropolitanos explotan Véase también CLASE.
sus regiones coloniales o satélites (o esta- Otras lecturas Chilcote, 1984; So,
dos) en una gran variedad de maneras 1990.
que potencian su propio desarrollo y
acumulación de capital. La riqueza ex- teoría de la descendencia Re-
traída de los satélites impide el desarro- presenta un análisis del PARENTESCO y de
llo local y hasta puede dar al traste con la ORGANIZACIÓN SOCIAL que subraya el
el ya obtenido. Así, la falta de desarrollo papel axial de las relaciones sociales ba-
—en contraste con los reclamos de la teo- sadas en vínculos de CONSANGUINIDAD, en
ría de la MODERNIZACIÓN— no es resulta- sociedades cuya estructura política está
do del fracaso local, sino de las deleté- en gran medida formada por grupos de
reas relaciones externas. Este proceso se parentesco unilineal. En éstas, la asigna-
resume cabalmente en la expresión de ción de derechos y propiedad por grupo
André Gunder Frank (1969): «El desa- se ajusta a una sola línea parental (véase
rrollo del subdesarrollo». DESCENDENCIA MATRILINEAL, DESCENDEN-
El posible desarrollo de las regiones saté- CIA PATRILINEAL).
lites queda distorsionado por las relacio-
La teoría de la descendencia o «del lina-
nes de dependencia, en sus aspectos tan-
je» fue sobre todo producto de la antro-
to internos como externos (Santos,
pología social británica y su continuado
1970). Los capitalistas de la metrópoli
compromiso en el estudio y análisis de
manipulan los procesos de industrializa-
determinadas sociedades africanas. Sus
ción y modernización para aumentar sus
orígenes se encuentran en la monogra-
beneficios, a menudo socavando la auto-
fía etnográfica clásica de EVANS-PRIT-
nomía de la región satélite. Por ejemplo,
CHARD (1940) sobre los nuer, y en la
pueden controlar los suministros de tec-
obra de Meyer FORTES (1945) sobre los
nología compleja y moderna o tratar de
tallensi, al i g u a l que en otros trabajos
monopolizar los empleos y capacidades
acerca de similares sociedades «sin esta-
especializadas, el llamado «desarrollo
do» en África (Fortes y Evans-Pritchard,
dependiente» (P. Evans, 1979). La de-
1940b). Luego, por varios decenios des-
TEORÍA DE LA PRÁCTICA 635
estratégicas del individuo frente a las re- En opinión de Bourdieu, la debilidad ge-
glas sociales —y era así en MALINOWSKI—, neral de estos modelos reside en su fra-
sino en cómo se incorporaba a la socie- caso a la hora de relacionar adecuada-
dad. En este sentido, el abandono de las mente los dos niveles de reglas jurídicas,
reglas no es estrategia sino desvío. normas, ideales y valores, por una parte,
Una de las primeras reacciones a esta y práctica, acción, comportamiento y es-
postura fue la de LEACH, cuya visión ini- tadística, por la otra (una excepción se
cial de la importancia de la acción diver- da en la descripción de A. Good sobre las
gía apenas de la de Durkheim en su re- alianzas entre afines en el sur de la In-
conocimiento de la manipulación de las dia). Por «relacionar» se entiende bási-
reglas sociales por parte de los actores camente el dar razón de los dos niveles
(Leach, 1954), aunque el segundo argu- en términos recíprocos, más que subor-
mentaría más tarde que «las reglas jurí- dinando uno al otro. En esencia, el argu-
dicas y normas estadísticas debieran tra- mento de Bourdieu es que muchos de los
tarse como marcos de referencia distin- que han reaccionado frente a Durkheim,
tos [ y ] que las primeras deben ser Radcliffe-Brown y Lévi-Strauss han so-
consideradas siempre secundarias a las brecorregido sus faltas y, con ello, se han
segundas» (1961a, p. 9). Leach se basaba basado en exceso en el mero comporta-
al efecto en la obra de Raymond FlRTH miento. Bourdieu admite que los etnó-
(1964), discípulo y sucesor de Malinows- grafos tienden a objetivar y privilegiar
ki, quien distinguía entre organización reglas, normas, ideales y valores por en-
social (nivel de importancia asignado a cima de lo que él llama «estrategias de
las reglas jurídicas y sistemas sociales) y acción», especialmente al basar sus des-
estructura social (resultado de la apli- cripciones en las declaraciones indígenas
cación de estas r e g l a s en la práctica). acerca del ideal. Sin embargo, añade que
Leach fue seguido por algunos de sus lo propio es alcanzar un equilibrio: aun-
discípulos, en especial Frederik Barth que las estrategias implican cierto grado
(1969a), cuya obra temprana atendió de improvisación, también guardan re-
más bien al comportamiento de los indi- lación con objetivos e intereses de cons-
viduos que traspasaban fronteras étnicas trucción no menos social que las reglas,
que a la descripción de lo que entendía etc. Metodológicamente, además, la ob-
como culturas efímeras e inestables. servación y el análisis estadístico no bas-
Barth fue también uno de los proponen- tan, pues quedan igualmente sujetos a lo
tes del ANÁLISIS TRANSACCIONAL (1966; que Bourdieu l l a m a la «ilusión sinópti-
Kapferer, 1976a; F. Bailey, 1969), al que ca» como abstracción de reglas y valores.
cabe sumar la obra de otros sobre las lla- La teoría de Bourdieu se basa en dos no-
madas redes sociales (J. Barnes, 1954; ciones particulares introducidas por él
Bott, 1957), la cual examina los vínculos mismo y que hace suyas a raíz de sus
que realmente crean las personas entre tempranos trabajos de campo en Argelia
sí, prácticamente con independencia de y el Béarn (Francia) Una es «doxa», o
las reglas y valores sociales expresos. En aquellos aspectos de las normas y valores
América, Clifford GEERTZ (1973) abogó de la sociedad que no son discutidos ni
por una valoración similar de la práctica cuestionados porque tienen hondas raíces
—que para él equivalía en gran medida a en la socialización y se dan por sobreen-
acción simbólica— como alternativa al tendidos (compárese con ortodoxia, ideo-
que consideró superabstracto ESTRUCTU- logía que explícitamente se considera co-
RALISMO de LÉVI-STRAUSS. rrecta o paradigmática, y heterodoxia o
TEORÍA DE PUNTO CENTRAL 635
dios evolutivos convierten muchos su- ría general de sistemas, que actualmente
puestos de la teoría del sistema mundial se considera en general fracasada. Con
en problemas de investigación de base más provecho, las ideas de Lotka fueron
histórica (Chase Dunn y Hall, 1994). tomadas por ecólogos de sistemas para
También se ha empezado a cuestionar la estudiar cuestiones como la diversidad
singularidad del sistema mundial mo- de las especies, la estructura de comuni-
derno y hasta el concepto general de «as- dades y la sucesión de ecosistemas. Eu-
censo de Occidente», sugiriendo más gene Odum (1953), por ejemplo, señaló
bien una retirada, si no una «caída de que en un ecosistema podía mantenerse
Oriente» (J. Abu-Lughod, 1989). la homeostasis gracias a la existencia de
Al margen de los debates políticos y em- vías compensatorias en el intercambio
píricos, los analistas del sistema mundial entre especies. Si una vía se frustraba, su
han centrado sistemáticamente su aten- pérdida podía compensarse aumentando
ción en el papel desempeñado por los la fluencia por otras.
procesos históricos y las relaciones inter- Aunque Clifford Geertz (1963c) instó
societarias en el cambio social y cultural primeramente a los antropólogos a adop-
a largo plazo. Entre las contribuciones tar una perspectiva «ecosistémica», sus
más destacadas a la teoría del sistema propios estudios sobre el desarrollo de
mundial se encuentran los estudios acer- culturas en Indonesia no empleó la me-
ca del poder de los actores locales y los todología de la ecología de sistemas, y su
sistemas mundiales para configurarse mejor aplicación en la antropología se
recíprocamente en casi todas las áreas de encuentra en el estudio de Roy A. Rap-
la actividad humana. TH paport (1967) sobre el papel del ritual en
Véase también A N T R O P O L O G Í A E C O N Ó M I - el cuidado de cerdos y huertas entre los
CA, INTERCAMBIO SOCIAL, MERCADO, AN- tsembaga, comunidad de horticultores
TROPOLOGÍA POLÍTICA. de los altiplanos de Nueva Guinea. Rap-
Otras lecturas Chase-Dunn y Hall, paport describió a los Tsembaga como
1997; Peregrine y Feinman, 1996; Shan- una población implicada en intercam-
non, 1996; Wagar, 1992; Wallerstein, bios energéticos con las plantas y los ani-
1974, 1979, 1980, 1984, 1989, 1991. males de su entorno y en competición
con sus vecinos. La moneda corriente en
teoría de sistemas Empezó en estos intercambios era la energía; Rap-
ecología con el estudio de los procesos paport calculó los costes energéticos de
mediante los cuales los organismos y las actividades como la tala y quema de
comunidades de especies intercambian huertas y la cría de cerdos, y midió los
entre sí materia y energía y con el medio beneficios reportados en términos de va-
que los rodea. Los fundamentos mate- lor calórico. Rappaport extendió su aná-
máticos de la teoría de sistemas fueron lisis mucho más allá del horizonte de la
en gran medida creación de Alfred Lot- ecología de sistemas, como la practican
ka, quien argumentó que « l a evolución los biólogos, para incluir el papel del ri-
procede en dirección tal que es máximo tual en la programación de los ciclos en-
el flujo de energía total a través del siste- trelazados de matanza de cerdos, creci-
ma compatible con los ecosistemas» miento poblacional y guerra.
(1925, p. 357). La obra de Lotka fue la Al hilo de los trabajos de Rappaport mu-
gran inspiración (aunque no plenamen- chos estudios han tratado de aplicar la
tre reconocida) del intento de Ludwig ecología de sistemas a los grupos huma-
von Bertalanffy (1968) de crear una teo- nos, en particular en las altas zonas mon-
TEORÍA DEL DISCURSO 639
tañosas de América del Sur y Europa (R. zas arroceras en la isla indonesia de Bali.
Tomas, 1972; Netting, 1981) y entre los Durante más de mil años, los agriculto-
pastores del África oriental (Little, res balineses han transformado gradual-
1992). Sin embargo, la generalización del mente el paisaje de su isla, clareando
método se ha visto obstaculizada porque bosques, abriendo canales de riego y tú-
la gran varianza en los controles experi- neles, y escalonando las laderas para ha-
mentales es a menudo embarazosamente cerse posible a sí mismos y a sus descen-
grande. En la década de 1970, ecólogos dientes el cultivo del arroz. Paralela-
como Robert May (1973, 1976) habían mente al sistema físico de terrazas y
llegado a la conclusión de que las ecua- obras de riego, los agricultores también
ciones usadas para describir comunida- construyeron intrincadas redes de san-
des de organismos vivos eran intrínseca- tuarios y templos cuyos sacerdotes rigen
mente inestables. Este descubrimiento la hidrología del lugar. Los estudios de la
pasó a ser un importante capítulo en el estructura de las redes de templos de
desarrollo de la teoría matemática del agua a lo largo de dos ríos balineses re-
caos determinista. veló que proporcionaban un modelo de
En parte en respuesta a la teoría del caos, gestión óptimo, casi idéntico a la estruc-
en años recientes ha aparecido un nuevo tura real de las redes hidrológicas natu-
enfoque de la teoría de sistemas. Con rú- rales (Lansing, 1991). En arqueología,
bricas como «teoría de la complejidad», con su interés por el desarrollo y colapso
«teoría de sistemas dinámicos» y «diná- de las organizaciones humanas a través
mica no lineal», su principal foco de inte- del tiempo, la teoría de los sistemas de
rés se encuentra en el papel de la autoor- adaptación complejos ha sido reciente-
ganización en sistemas de adaptación mente aplicada al auge y caída de las so-
complejos (SAC). Un SAC consiste en ciedades complejas en el suroeste prehis-
una red de agentes interaccionantes que tórico americano (Gummerman y Gell
presentan un comportamiento dinámico Mann, 1993; Kohler, 1992, 1993). JSL
de agregación. Los modelos SAC no linea- Otras lecturas Hofbauer y Sigmund,
les (por ejemplo, donde la solución de dos 1988; Kremer, 1978; Moran, 1990.
ecuaciones no es igual a la solución de su
suma) sugieren que las actividades de los teoría del discurso Hace referen-
agentes pueden dar lugar a pautas de or- cia a diferentes perspectivas analíticas:
den espontáneas (Kauffmann, 1993). Es- (1) el análisis SOCIOLINGÚÍSTICO tradicio-
te enfoque depende tanto del diseño por nal de las lenguas habladas (Stubbs,
ordenador que el eminente biólogo John 1983); (2) trabajos recientes de sociolin-
Maynard Smith (1995, p. 29) lo ha des- güistas más radiacles que explícitamen-
crito como «ciencia carente de datos»; no te se centran en cuestiones de lengua y
obstante, «debiera entrar a formar parte poder (Fairclough, 1989); (3) la teoría
del instrumental teórico de los científi- dialógica del discurso de Mikhail Bakh-
cos del futuro». tin (Holquist, 1990); y (4) intervencio-
En las ciencias sociales, el estudio de los nes críticas de Michel Foucault (1980)
SAC fue emprendido inicialmente por sobre discurso, «verdad», poder, subjeti-
los economistas y teóricos de los juegos vidad, y cuerpo. Desde 1980, las perspec-
de azar. En antropología, J.S. Lansing y tivas bakhtiniana y foucaultiana han ad-
J.N. Kremer (1993) crearon un simula- quirido importancia en la antropología
ción no lineal de los «templos de a g u a » cultural contemporánea, en particular
en la gestión de la ecología de las terra- en Estados Unidos.
640 TEORÍA DEL DISCURSO
La teoría del discurso atiende a esta di- Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA, AN-
mensión del papel institucional de la an- TROPOLOGÍA LITERARIA, POSMODERNISMO.
tropología tanto reproduciendo como Otras lecturas R. Coward y Ellis, 1977;
cuestionando las relaciones de poder, co- Dant, 1991; Dreyfus y Rabinow, 1982;
mo las manifiestas bajo el colonialismo Eribon, 1991; Foucault, 1965, 1977b;
(D. Scott, 1992) o las subyacentes al Hoy, 1986; G. Jordán y Weedon, 4995;
asunto Salman Rushdie (Asad, 1990). Macdonell, 1986; Macey, 1993; Rabinow,
El analizar narraciones como discurso 1991; Sarup, 1988; Weedon, 1996.
lleva nuestra atención a como el conoci-
miento y las representaciones —construc- terminologías de parentesco
ciones de «los Otros»— son producidos Véase TÉRMINOS DE PARENTESCO.
por relaciones de poder en las institucio-
nes y la sociedad, a la vez que contribu- términos de color Véase CLASIFI-
yen a reproducirlas. El ejemplo clásico se CACIÓN.
encuentra en Said (1978) en relación al
orientalismo; a Said este enfoque discur- términos de parentesco Desig-
sivo le permitió abordar « l a disciplina nan los diferentes tipos de parentesco
enormemente sistemática mediante la
contemplados en un sistema y especifican
cual la cultura europea fue capaz de vér-
cómo deben usarse y citarse. El intento de
selas con —y hasta producir— el Oriente»
revelar la lógica cultural subyacente a la
(ibid, p. 3). Es precisamente en estas
organización de estos términos fue uno de
cuestiones de mayor alcance donde in-
los primeros objetivos de la antropología,
terviene la teoría foucaultiana, incluida
el estudio del PARENTESCO. MR
la de cómo las prácticas y el discurso an-
Véase también TÉRMINOS DE TRATAMIEN-
tropológicos producen nuestros Otros
TO, CLASIFICACIÓN, TÉRMINOS DE REFE-
(Fabian, 1983).
RENCIA.
El concepto de discurso de Foucault está
estrechamente asociado con su visión del términos de tratamiento Son
poder, la disciplina, le cuerpo y la subje- aquéllos relativos al parentesco que em-
tividad. Algunas aportaciones antropoló- pleamos al dirigirnos directamente a
gicas recientes han recogido estas ideas una persona. Un sistema de parentesco
para analizarlas: cuerpo (T. Turner, que distingue entre varios tipos de pri-
1995), violencia sectaria (A. Feldman, mos podría utilizar, sin embargo, el tér-
1991), instituciones académicas (Bren- mino genérico «primo» como una forma
neis, 1994) y RACISMO (G. Jordán, 1997), sencilla de dirigirse a todos ellos. Por esa
y hasta se han apropiado de la noción pa- razón, los antropólogos suelen encon-
nóptica foucaultiana (M. Kaplan, 1995; trarse con que los términos de trata-
Devine, 1995). Algunos, como los nati- miento no coinciden con los TÉRMINOS
vos norteamericanos (O'Neill, 1994; DE REFERENCIA. MR
Landsman y Ciborski, 1992) también
utilizan, implícita o explícitamente, el términos de referencia Aquellos
concepto de «discurso inverso», que es la TÉRMINOS DE PARENTESCO aplicados a las
versión foucaultiana de las narrativas personas. A menudo difieren de los usa-
contrahegemónicas. Entretanto, algunos dos en la interpelación directa (véase
antropólogos (Sangren, 1995) se mues- TÉRMINOS DE TRATAMIENTO). Por ejemplo,
tran impertérritos frente al universo un sistema de parentesco puede contar
foucaultiano. GJ con numerosos términos de referencia pa-
TIEMPO 643
ra diferenciar entre tipos de primos, voces tiempo, que carecen de un discurso desa-
que no se aplican a la interpelación direc- rrollado acerca de éste en sentido abs-
ta de los mismos. MR tracto, y que en sus acciones y opciones
no tiene lugar la sensación de premura o
tiempo Categoría metafísica. Como apremio. La primera lectura sugeriría
tal entraña dificultades en cuanto a qué que Evans-Pritchard fue muy influido
puede y debe decir la antropología al por la postura mayoritariamente kantia-
respecto. Consciente de las debilidades na de Durkheim, aunque en flagrante
del relativismo, pero resuelto a reclamar desacuerdo con la visión de Kant de que
para el pensamiento un ámbito propio el tiempo es una categoría universal del
para la investigación sociológica, DURK- conocimiento; la segunda no permitiría
HEIM (1915) declaró que las categorías un acceso tan impreciso a lo que de otro
del conocimiento humano eran sociales modo es una descripción etnográfica
en origen, pero también estaban relacio- ilustradora y sensible del uso y la con-
nadas con la realidad. Imitaban perfec- cepción del tiempo entre los nuer. En un
tamente a la Naturaleza, a la que deben par de artículos de influencia similar,
adaptarse las sociedades para sobrevivir. LEACH (1953, 1955) demostró que puede
Al menos desde que Henri Hubert usarse un vocabulario tan vasto como
(1905), colega de Durkheim, publicara disparatado para traducir lo que conven-
su estudio clásico sobre el tiempo y el ri- cionalmente se entiende en Occidente
tual, ha habido cierta tendencia en an- por «tiempo». Abundando en lo dicho
tropología a sostener que las culturas tie- por Hubert, Leach se propuso demostrar
nen una representación diferente del
que los primitivos tienen un concepto
tiempo. En un trabajo de gran influen-
esencialmente no repetitivo y no acumu-
cia, EVANS-PRITCHARD (1939) afirmó que
lativo del tiempo, mientras que los con-
los nuer y los europeos tienen intereses
ceptos modernos de esta noción son linea-
diferentes y, por tanto, no menos dife-
les y destacan su irreversibilidad. LÉVI-
rentes valores en relación al tiempo, y
STRAUSS (1953a, 1953b) sugirió incluso
que los conceptos nuer al respecto no son
que podían hallarse clases de tiempo di-
sino nociones sociales de construcción
ferentes en diversas líneas de una termi-
humana estrechamente relacionadas con
nología por lo demás unirrelacional.
los intereses predominantes en la comu-
El problema de las declaraciones de este
nidad. Apreciaciones de este orden son
tipo reside en que los autores pueden es-
frecuentes en la antropología y no encie-
tar confundiendo una capacidad inhe-
rran dificultad alguna. Más polémicas
rente para percibir el paso del tiempo
son sus afirmaciones de que las percep-
ciones nuer del tiempo son culturalmen- con las representaciones empíricas del
te determinadas, que el tiempo carece ordenamiento de sucesos en el tiempo.
para ellos de entidad conceptual, y que En algunos planteamientos, el propio
su sentido del tiempo dista notablemen- tiempo, dimensión del mundo físico, se
te del nuestro. En primera lectura, estos relativiza, violenta y distorsiona. La an-
asertos parecerían negar a los nuer capa- tropología no puede inmiscuirse en de-
cidades fundamentales que se considera bates de cosmología científica acerca de
esenciales para la razón humana. En la dirección del tiempo y su posible in-
otra interpretación, diríase que no son versión, y en general debiera mostrarse
sino reflejo de las inquietudes nuer por ajena a este propósito. La tendencia a
las CLASIFICACIONES y expresiones del manifestarse como si el tiempo fuera en
sí mismo un valor relativo ha sido ataca-
644 TOTEMISMO
que los miembros de la comunidad estu- tancia inaccesible salvo con medios dis-
diada estarán más dispuestos a propor- tintos de la simple interrogación directa.
cionar información, confidencias, inti- La noción de Bourdieu (1977) de hábito
midades, permisos para asistir a rituales, (prácticas mundanas repetitivas, incons-
etc., si ven que el investigador de campo cientes) es aquí del todo pertinente.
intenta realmente vivir como ellos, ha- Prácticamente todas las figuras clásicas
blar su lengua y comprender sus vidas de la antropología han contribuido a los
en tantas dimensiones como sea posible. exhaustivos debates que se han sucedido
Una segunda ventaja deriva del aleja- en las ciencias sociales acerca de cómo in-
miento de los investigadores de sus ruti- terpretar un significado que no está cons-
nas habituales y supuestos gratuitos. Con cientemente vivo en los miembros de la
estos cambios abruptos, en ocasiones vio- comunidad estudiada. Ejemplos al res-
lentos, podrán aprender nuevas lenguas pecto son la falsa conciencia de Marx, la
y adquiere nuevos hábitos de manera hegemonía de Gramsci y la doxa de
más rápida y completa. El hecho de que Bourdieu (discursos y prácticas de autori-
el trabajo de campo se denomine a veces dad incuestionada).
RITO DE PASO señala no sólo que el antro- La mayoría de las publicaciones sobre
pólogo lo entiende como un importante trabajos de campo tratan de la mezcla
estadio de su carrera, antes de que se re- óptima de enfoques científicos (subra-
suelva disertar al respecto, sino también yando la objetividad y reproducibilidad)
los análisis de las prácticas dolorosas y y empíricos, empáticos, intuitivos (su-
desconcertantes de los ritos de iniciación brayando que los investigadores de cam-
con el propósito de erradicar los hábitos po deben «meterse en la piel del nativo»
y las expectativas familiares y cómodas y sentir en lo posible como él). El antro-
que el iniciado da por sobreentendidos. pólogo de campo más reverenciado, M A -
Se ha dicho que estas violentas prácticas LINOVSKI, declaró que el «trato directo y
rituales colman la tarea de imprimir una natural» es superior a la información ad-
nueva posición social y enseñar nuevos quirida por medio de un «informante
conceptos y comportamientos con mu- pagado y, a menudo, aburrido» (1922, p.
cha más efectividad de lo que sería posi- 7). Las anécdotas sobre «volverse nati-
ble con un mínimo de afecto y participa- vo», riesgo ocupacional quintaesencial-
ción corporal. Entre los antropólogos mente antropológico (aunque las más de
que discuten este aprendizaje fenómeno- las veces sean apócrifas), ilustran las
lógico en el campo se cuentan Jean ventajas y los peligros del trabajo de
Briggs (1970) en lo que se refiere a los campo. La participación excesiva le con-
inuit (esquimales) y Michael Jackson vierte a uno en nativo; la insuficiente, en
(1989) en los sistemas de pensamiento etnocéntrico superficial y científico so-
africanos. cial creador de pastiches de datos y nú-
meros, con escasa si no nula percepción
El trabajo de campo crónico, intenso, em-
de la esencia de los pueblos en estudio.
pírico es propuesto y defendido por sus
En última instancia todo el trabajo de
seguidores como modo de adquirir un co-
campo bascula en torno a una síntesis di-
nocimiento profundo y multidimensio-
námica y contradictoria de lo interno y
nal que no está al alcance de quien visita
lo externo. Como observador externo, el
una comunidad durante días o semanas
antropólogo de campo ve cosas, hace
tan sólo. Permite, dicen sus paladines,
comparaciones y colecciona experiencias
obtener conocimientos secretos o esotéri-
que los internos no pueden ver, hacer ni
cos y esa clase de saber en primera ins-
TRABAJO DE CAMPO 649
Estos estados alterados son fácilmente presar libremente sus necesidades y de-
inducidos por la DANZA, hiperventila- seos, que no serían aceptados en estado
ción, la DROGAS o el ALCOHOL. También normal. De donde que la posesión se
pueden serlo mediante adiestramiento asocie a menudo con mujeres y hom-
formal en técnicas de concentración co- bres de baja condición, y que la libertad
mo la meditación, la visualización o la que les reporta haya sido objeto de con-
PLEGARIA, aunque estos procedimientos siderable estudio antropológico. Los ri-
formales a menudo tienen por objeto al- tuales de posesión permiten a los indi-
canzar el estado más peculiar y difícil de viduos expresar su resentimiento por el
la experiencia mística. Aunque el trance control que otros ejercen sobre ellos y
no es sino uno de los muchos estados al- obtener así cierta medida de compensa-
terados, incluidos los sueños, la intoxica- ción mística que I. Lewis (1971) deno-
ción con drogas y la llamada concentra- minó «rebelión ritualizada». Esta com-
ción espiritual, no deja de entrañar enor- pensación constituye uno de los temas,
me interés dado el variado caudal de por ejemplo, del estudio de Crapanzano
significados culturales que posee. (1980) sobre Tuhami, un alfarero ma-
La cuestión antropológica importante rroquí soltero emparejado con una dia-
acerca de estos estados es cómo se inter- blesa.
pretan en el seno de una cultura dada.
Uno de los sistemas de posesión mejor
Con frecuencia se asocian con la espiri-
estudiados es el culto Zar del norte del
tualidad y la curación, y a menudo hasta
Sudán, del que se sirven las mujeres pa-
con la causa de la enfermedad que sufre
ra insertar en su complicada vida algo
el sujeto afectado. Dos son las explicacio-
más imaginativo (Boddy, 1989). La mu-
nes más frecuentes al respecto: (1) que el
jer del Sudán septentrional islámico lle-
cuerpo ha sido ocupado por algún espíri-
va una vida harto difícil. Antes de cum-
tu extraño; y (2) que es el espíritu de la
plir diez años es ninfotomizada por una
propia persona el que ha abandonado el
comadre que le practica la ablación del
cuerpo para realizar alguna otra tarea.
clítoris y la sutura consiguiente de los la-
La primera se da en llamar «posesión»;
bios mayores. Al final de la adolescencia
la segunda, «trance». Sin embargo, es la
se embellece en preparación del matri-
combinación de ambos elementos la ca-
monio depilando todo su cuerpo y aun
racterística principal del CHAMANISMO.
arrancando la capa exterior de la piel.
Cuando el trance se interpreta como
Forzosamente virgen llegada al tálamo,
abandono temporal del cuerpo, y en par-
pronto es abandonada por su marido du-
ticular si se asocia con el propósito de pe-
rante la mayor parte del año, trabajando
netrar en un mundo ya superior, ya infe-
él en la ciudad y quedando ella al cuida-
rior, para reclamar el alma enferma co-
do de los niños en el pueblo. En estas cir-
mo parte de un ritual de curación, se le
cunstancias, su matrimonio es frágil. Los
integra entonces en el contexto chamáni-
hombres se divorcian con facilidad para
co. Bourguignon (1973) demostró que la
tomar otras mujeres, en particular si la
posesión está íntimamente relacionada
primera resulta ser estéril. La mujer per-
con sociedades agriculturales complejas
manece toda la vida bajo el control de su
antes que con otras más simples, dedica-
padre, sus hermanos y su marido, y de
das a la caza, la pesca o la recolección.
ello resulta que su existencia esté en to-
Como fenómeno, la posesión no se antes
do momento estrictamente regulada. Pe-
al trance. Los individuos se dicen en
ro aquellos no pueden regir en los ESPÍ-
ocasiones estar poseídos para poder ex-
RITUS que poseen a las mujeres y las
TRAVESTISMO 653
La identidad tribal es a menudo cuestión ría de las tribus que creó de forma local e
de grado, modelada por una combina- históricamente específica. En el África
ción de estructura y circunstancia unifi- subsahariana, por ejemplo, el «tribalis-
cantes y variablemente dominantes so- mo» moderno no representa a sistemas
bre la autonomía local y las identidades políticos indígenas. Fue cultivado en las
alternativas. En el Oriente Próximo, las misiones, impuesto y empleado en la ad-
identidades tribales claras son bien co- ministración colonial (Vail, 1989), revivi-
nocidas entre los PASTORES NÓMADAS que do en las poblaciones mineras (Hannerz,
constituyen grupos móviles unificados y 1980) y arteramente manipulado en los
tienen una larga historia de interacción estados poscoloniales por empresarios ra-
con estados (Crone, 1986). Pero aun en cistas en pos del control del gobierno (E.
este caso predominan diferentes niveles Skinner, 1968). En América del Norte,
de integración en diversos contextos, y las tribus configuradas a lo largo de las
las identificaciones tribales van y vienen fronteras en expansión fueron segrega-
con el tiempo (Khazanov, 1984; Mat- das en reservas y seguidamente registra-
tingly, 1992). En las tierras altas de Nue- das y reguladas por la política guberna-
va Guinea, las tribus se configuraron de mental (Berkhofer, 1978). Dado que la
manera más laxa cuando las administra- calificación como tribu oficial puede en-
ciones coloniales asignaron la condición trañar sustanciosos beneficios, la condi-
tribal al optar por reconocer un solo ni- ción de tal puede ser discutida, y los de-
vel en una compleja jerarquía de colecti- bates antropológicos acabar en litigio
vidades en cambio constante (Paula (Sturtevant, 1985). En la actualidad tie-
Brown, 1978; A. Strathern, 1992). ne lugar en la Amazonia y otros lugares
Esta formación de tribus es de hecho una nueva ola de tribalización al impulso
particularmente común en situaciones de las organizaciones no gubernamenta-
de contacto en las que los agentes de los les y otras agencias en pro de la forma-
estados en expansión capitalizan una ción de federaciones y cooperativas (M.
identidad en su esfuerzo por imponer Miller, 1993). La tribalización compara-
polis estables en zonas que quedan fuera da aparece hoy como un área rica y rele-
de su administración directa pero siguen vante de la investigación futura. RBF
influidas por su proximidad: la zona tri- Otras lecturas Richard Adams, 1975;
bal (R. Ferguson y Whitehead, 1992b). Boehm, 1983; Eder, 1987; Gottwald,
Estas políticas, y la intensificación de 1979; Schapera, 1956.
conflictos, sirven para reforzar las divi-
siones sociales y minar la jefatura indí-
gena y los mecanismos de integración trueque Es la prestación económica
existentes con miras a producir las tribus simultánea en la que un bien o servicio
coloniales, más unidas pero menos com- se intercambian directa y respectiva-
plejas, que pueblan la ETNOHISTORIA (N. mente por otros sin que medie, ni siquie-
Whitehead, 1992), aunque es verdad que ra conceptualmente, dinero alguno. El
los estados antiguos coexistían a menudo trueque se distingue del intercambio de
en simbiosis con las tribus, sugiriendo regalos porque no implica deuda alguna
que tribu y estado pueden ser expresio- en la relación: no se espera que los inter-
nes simultáneas más que sucesivas de un vinientes se impliquen en otro intercam-
sistema dado (Moerman, 1968). bio así con los mismos de siempre, aun-
El sistema mundial eurocéntrico en ex- que puede ocurrir. Se distingue del in-
pansión destruyó o incorporó a la mayo- tercambio de bienes u objetos (en el
MERCADO) por su incapacidad de estable-
656 TURNER, VICTOR
cer un precio, dado que éste no puede maquinación de los hombres ambiciosos
existir sin recurso al dinero. En el true- con miras a extender sus propios poblados
que no median objetos que permitan a expensas de otros propiciaba la ausencia
conceptualizar o expresar el valor res- de grupos corporativos fijos. La respuesta
pectivo de los bienes o servicios inter- de Turner, detalladamente expuesta en
cambiados, de modo que no cabe proce- Schism and continuity (1957), la primera
der socialmente expreso de establecer el etnografía por la que fue conocido, fue
valor de lo intercambiado. hallar ordenamiento no en la estructura
La distribución espacial del trueque pa- social, sino en las propias pugnas por el
rece universal, dándose tanto en las so- poder, las repetidas escenas de querella
ciedades nómadas como en las más mo- doméstica que denominó «dramas socia-
netarizadas y sujetas al mercado. Sin les». Ofrece numerosos ejemplos, que
embargo no se tiene un conocimiento analiza mediante un esquema muy sim-
sistemático del trueque y es obvio que el ple: la ruptura de las normas sociales se
término se usa con una gran variedad de traduce en crisis; ésta lleva a una acción
acepciones. RHun reparadora de alguna clase, y por último
Otras lecturas Humphrey y Hugh-Jo- a la reintegración. La persistencia de un
nes, 1992a. modelo homeostático revela la influencia
subyacente del FUNCIONALISMO, pues in-
Turner, Victor (1920-1983) Prolí- cluso cuando el resultado es el cisma, no
fico autor en las décadas de 1960 y 1970, hace sino reproducir la sociedad ndembu
desempeñó un papel muy relevante en el como Turner la conoció.
reavivamiento del interés por los estudios Tres cosas encauzaron a Turner al estudio
de RELIGIÓN comparada de la antropolo- del RITUAL: (1) era la «acción reparadora»
gía de dicha época, así como en la confi- más común; (2) su esquema sugería que
guración del enfoque que se ha dado en tres fases de un RITO DE PASO, según des-
llamar «ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA». cribe Arnold van Gennep, eran en gene-
Sin embargo, el primer libro de Turner ral más aplicables al ritual; (5) a nivel
no versó sobre religión. Como muchos de más profundo, reparó en que la verdadera
sus pares formados en Inglaterra en la dé- estabilidad de la vida ndembu no se en-
cada de 1940 por preceptores como A.R. contraba en absoluto en la organización
RADCLIFFE-BROWN y Meyer FORTES, en social, sino en ideas religiosas o filosóficas
un primer momento centró su interés en abstractas que se expresaban de forma óp-
la ORGANIZACIÓN SOCIAL, que estudió sobre tima mediante el ritual. (Es interesante
todo entre los ndembu del noroeste de que fuera Max GLUCKMAN, director de la
Zambia (a la sazón Rodesia del Norte) tesis doctoral de Turner en la universidad
bajo los auspicios del Instituto Rhodes- de Manchester, el primero en sugerir que
Linvingstone. Pero a medida que sus tra- los ndembu merecían un profundo estu-
bajos de campo progresaban descubrió dio en razón de la complejidad de sus ri-
que los poblados eran sumamente inesta- tos. Gluckman mostró siempre más inte-
bles a causa de la oposición entre las nor- rés en los ritos que otros funcionalistas.)
mas de descendencia matrilineal y de re- En una serie de artículos y monografías
sidencia virilocal. El hombre deseaba (1961, 1962, 1968, 1975), Turner exami-
conservar consigo a su mujer e hijos, pero
nó una serie de «cultos de aflicción»
también llevar a su casa a sus hermanas y
ndembu, complejos ritos donde los recur-
los hijos de éstas, que eran sus herederos.
sos espirituales de la comunidad eran
El DIVORCIO era frecuente, y la constante
aplicados a la resolución de las los proble-
TYLOR, EDWARD BURNETT 657
mas de los individuos. Así, elaboró técni- y por último en la de Virginia, donde
cas para interpretar el simbolismo de lo murió e n 1983. PM
ritual, que describe pormenorizadamente Véase también SANGRE, ANTROPOLOGÍA
en su libro de más éxito, The forest of HUMANISTA, POESÍA.
symbols (1967). Estas técnicas fueron en-
seguida adoptadas por muchos estudiosos Tylor, Edward Burnett (1832-
y ejercieron una gran influencia en toda 1917) E.B. Tylor fue el responsable del
una generación de antropólogos. desarrollo de una teoría de la EVOLUCIÓN
Al propio tiempo, Turner fue más allá de social que sentó las bases del reconoci-
la etnografía africana en diferentes estu- miento de la antropología como ciencia
dios sobre la noción de Van Gennep acer- en el siglo XIX. La teoría, perfilada en su
ca de lo liminal. Donde van Gennep ha- Primitive culture (1871), en dos volúme-
bía visto transiciones peligrosas, Turner nes, delineó una idea de progreso según la
descubrió aspectos más positivos: una li- cual las sociedades humanas evoluciona-
beración de las restricciones impuestas ban y prosperaban a lo largo del tiempo.
por los roles sociales prescritos. Llamó Tylor argumentó que todos los seres hu-
communitas al estado revigorizante e manos poseen el mismo potencial inte-
igualitario que podía inducir una limina- lectual. Rechazó la noción, común en su
lidad compartida, y las demostraciones tiempo, de que las sociedades primitivas
más convincentes al respecto se refieren a contemporáneas habían degenerado a
la peregrinación de los cristianos (1974; partir de un origen bíblico común. Como
esp. Turner y Turner, 1978). En The ri- base para demostrar sus secuencias evo-
tual process (1969), la liminalidad apare- lutivas, Tylor empleó lo que dio en l l a -
ce por doquier; en todas las modalidades mar «doctrina de supervivencias». Estas
de fenómenos sociales y religiosos, en la no eran sino aspectos obsoletos o arcaicos
contracultura de los tiempos y en las ar- de la cultura que se transmitían de un
tes. En las sociedades contemporáneas, estadio a otro de la evolución social. Fó-
dijo Turner, los individuos marginales siles culturales, podían proporcionar las
asumen una condición permanentemente claves del pasado y demostraban que los
liminal o liminoide. Todo esto parece estadios contemporáneos de la cultura
ahora anticuado y la propia vastedad de tenían que haber evolucionado a partir
la noción de liminalidad tuvo la desgra- de otros anteriores.
ciada consecuencia de minar su poder ini-
cial. No obstante, Turner se adelantó a su El evolucionismo de Tylor difería del de
SPENCER y MORGAN por concentrarse
época en su deseo de trascender la base
etnográfica estricta. En sus años postreros más en tópicos humanistas como la evo-
se inclinó por la teoría de la representa- lución de la RELIGIÓN, en particular del
ción, aunque siempre se sintió atraído por ANIMISMO, y menos en la cultura mate-
lo dramático; puede que, a la postre, dra- rial. Definió el animismo como la creen-
ma y ritual fueran para él sinónimos. cia en seres espirituales y argumentó
Turner nació en Escocia en 1920. Des- que ésa y no otra era la base de todas las
pués de su paso por el Instituto Rhodes- religiones, desarrollando al efecto una
Livingstone (1950-1954) ocupó una cá- elaborada secuencia evolutiva que com-
tedra en Manchester hasta 1963. Sin prendía desde la multiplicidad de espíri-
embargo, vivió sus años más productivos tus hasta el monoteísmo.
en Estados Unidos, primero en la Uni- Nacido en Londres en 1832 en el seno
versidad Cornell, luego en la de Chicago, de una familia de cuáqueros poseedora
de una floreciente fundición de latón,
658 TYLOR, EDWARD BURNETT
de la jerarquía social al igual que su rec- Netting (1993), por ejemplo, expuso ca-
tor en el quehacer diario. tegóricamente en un exhaustivo análisis
Aunque la mayoría de las sociedades que los agricultores minifundistas en zo-
presentan grupos domésticos de alguna nas con gran densidad poblacional y que
clase, sólo algunas conservan vigente es- usaban métodos de cultivo intensivo en
ta particular institución. Y es así porque, terrenos permanentes se organizan um-
si bien todas las poblaciones humanas versalmente en unidades de carácter do-
cuentan con viviendas, muchos grupos méstico, independientemente de la es-
que comparten un mismo techo no evo- tructura social y política mayor. El nú-
can las cualidades asociadas con la idea cleo de la unidad es una familia de dos o
de «unidad doméstica». Las sociedades tres generaciones. El matrimonio puede
con estamentos compuestos de numero- ser polígino, pero con un pequeño núme-
sas personas, los PASTORES NÓMADAS o los ro de coesposas. La tierra, el medio de
CAZADORES-RECOLECTORES pueden habi- producción más importante, pertenece a
tar estructuras temporales o cambiar su esta unidad, cuyos miembros conservan
adscripción con demasiada rapidez. En y desarrollan su valor con miras a trans-
sentido más importante, en muchas so- mitirlo a la generación siguiente. Los
ciedades con unidades poseedoras de tie- componentes de la formación actúan co-
rras, éstas no constituyen organizaciones mo unidad concreta de producción y
cruciales en el aspecto político-jurídico, consumo, coordinando su trabajo a tra-
y la jefatura respectiva puede tener un vés de un complejo espectro de técnicas
carácter más religioso o ritual que gestor y tareas. Cuentan entre éstas la recolec-
en lo tocante a la producción y el consu- ción anual, la conservación de la calidad
mo. Así es en particular en aquellas so- de la tierra mediante su abono, el RIEGO,
ciedades polígamas donde cada esposa el aterrazamiento y el cercado. Aunque
posee sus propios medios económicos y esta definición no incluiría a todos los
cuida de sus propios hijos. De ahí que los pueblos tenidos por campesinos, com-
etnógrafos usen el término de forma va- prende a la mayoría de las formaciones
ga, de hacerlo en absoluto, y se refieran a rurales de China, Japón, Indonesia, la
estas formaciones con el nombre por el India, la Europa occidental histórica,
que localmente se las conoce. partes de América Central y enclaves de
No ha de sorprender, pues, que los antro- África y las islas Filipinas. Y dado que
pólogos hayan prodigado sus esfuerzos este grupo comprende a una gran pro-
por dar con una aplicabilidad universal porción de la población humana, «uni-
del concepto de unidad doméstica (Gu- dad doméstica» sigue siendo un concep-
ter, 1981). Las razones para conservar el to útil, incluso si sólo r i g e para estos
término, originado en una visión anglo- casos.
sajona más bien etnocéntrica, son dos.
En primer lugar conviene a sociedades Los economistas, interesados en decisio-
cuando cuadra con unidades reconocidas nes acerca del consumo y participación
por sus propios componentes, y en estos en el mercado laboral de los miembros
casos es útil con fines de comparación. de estas unidades domésticas, empeza-
En segundo lugar, los economistas han ron a desarrollar modelos relevantes a
desarrollado modelos económicos forma- mediados de la década de 1960, basándo-
les para dichas unidades que los antropó- se primariamente en ejemplos occiden-
logos gustan de ensayar en el plano tales (Becker, 1981). Muchos se centra-
transcultural. ron enteramente en cómo las divisiones
distributivas de trabajo, bienes y servi-
UNIDADES DOMÉSTICAS 661
cios en el propio seno de la unidad do- a la que caracteriza a una fábrica (véase
méstica podían incidir en el modelo glo- CHAYANOV PENDIENTE DE).
bal económico de la demanda y la oferta Procede señalar que ambos teóricos asu-
a nivel de mercado. Para tratar un mo- mieron o prescribieron una estructura
delo cuantitativo, Becker llegó hasta el mayor de las que estas unidades forma-
extremo de asumir que la unidad do- ban parte, ninguna de ellas con carácter
méstica era como una fábrica en peque- feudal. Becker analizaba el CAPITALISMO
ño, con capital, materias primas y mano industrial moderno, y Chayanov prescri-
de obra, además, naturalmente, de un bía un modo de vincular las industrias
gerente. Hacia la misma época, el traba- rurales con las cooperativas campesinas
jo seminal llevado a cabo en los años en una estructura SOCIALISTA. Netting
1920-1930 por el economista ruso A.V. subrayó a su vez que la unidad domésti-
Chayanov (1966) fue al fin traducido al ca no ha de restringirse necesariamente
inglés y concitó el interés de los antropó- al feudalismo ni a una estructura parti-
logos porque se centraba en los producto- cular; su análisis puede aplicarse en so-
res rurales más que en los consumidores ciedades de estructura diferente, aunque
de la sociedad industrial. Chayanov ar- los estudiosos siguen pensando que las
gumentó que las unidades domésticas unidades domésticas no son sino peque-
campesinas no valoraban sus recursos ñas porciones de SOCIEDADES COMPLEJAS
conforme al precio de mercado, sino por más grandes, por lo común caracteriza-
patrones dictados por su nivel de vida. das por un ordenamiento económico je-
En particular, el valor de la mano de rarquizado.
obra no podía calcularse como salario Los agroeconomistas han aplicado las te-
porque la cantidad de trabajo realizado orías de Becker y Chayanov a una gran
relativa al beneficio dependía del núme- variedad de sociedades no occidentales,
ro de miembros pasivos de la unidad do- que han examinado mediante el análisis
méstica a que debía subvenir. El cocien- cuantitativo de las observaciones regis-
te entre productores y dependientes tradas. Los antropólogos han encontrado
cambiaba con el ciclo de desarrollo del interesantes estos estudios, pero limita-
grupo. El poder de recuperación de los dos por el supuesto básico de que todas
campesinos era fruto de su capacidad pa- las unidades domésticas comparten la ca-
ra alterar continuamente el valor de su racterística de que tratan con el mundo
trabajo en respuesta a las condiciones exterior sobre todo a través del MERCADO
reinantes trabajando mucho más dura- y de que su función es principalmente
mente y tolerando ingresos muy reduci- utilitaria. La que se entiende base de la
dos por una jornada ardua cuando eran teoría de decisión a este nivel supone la
más las bocas que alimentar, al igual que existencia de un individuo único, a modo
se relajaban un poco si las necesidades se de cabeza de familia, representativo de
cubrían con más facilidad. A diferencia los valores y preferencias de todos los
de las unidades de producción industrial, miembros. Sin embargo, los antropólogos
las campesinas se proponen mantenerse observan que la mayoría de las unidades
«activas» por malas que sean las circuns- domésticas no son propietarios autóno-
tancias, dado que su base se asienta en la mos en lo que se refiere a los recursos
familia. En suma, las cualidades de la existentes, sino que quedan englobadas
unidad doméstica en el aspecto producti- en comunidades locales con instituciones
vo, dice Chayanov, observan una racio- de producción y distribución externas,
nalidad que puede modelarse, pero ajena entre las que desempeñan un importante
662 UNIVERSALES
masas. Wirth denominó a esta condición tes de estrecha amistad, parentesco y aso-
«anomía» —vacío social—, citando al efec- ciación voluntaria. En estos asentamien-
to el uso que hiciera DURKHEIM de este tos estables, a menudo étnicamente ho-
concepto para comprender la desorgani- mogéneos, las relaciones son duraderas y
zación social en la sociedad tecnológica. personales, y el orden social es generado
La anomía se producía por la desintegra- por lazos de parentesco y vecindad (H.
ción sufrida por la conciencia colectiva a Gans, 1962; Hannerz, 1969). Incluso en
causa de la creciente heterogeneidad y di- vecindarios multiétnicos es corriente que
visión del trabajo (Hannerz, 1980). Esta los residentes creen comunidades muy
teoría se basaba en la formulada por Sim- unidas vinculándose con otras de extrac-
mel (1950) acerca del desconocido o fo- ción similar. Si el mundo parece lleno de
rastero, en el análisis de Park (1928) so- desconocidos o forasteros es porque ha si-
bre el hombre marginal, y en dos dece- do creado así: las mismas fronteras socia-
nios de investigación etnográfica en los les que sirven para unir a los miembros
barrios de Chicago durante los tumultuo- de un grupo étnico separan a los vecinos
sos años de las décadas de 1920 y 1950 en de origen distinto (Merry, 1981).
torno a las cuadrillas de maleantes, los sa- Las razones de esa diferencia en las per-
lones de baile de pago, los vagabundos, las cepciones de la vida urbana se basan en
élites y vecindarios étnicos. Este urbanis- parte en quiénes son objeto de estudio y
mo como modo de vida era el vivo retrato en cómo se definen las comunidades. Los
de Chicago. estudios que documentan la desorganiza-
ción urbana examinan a menudo las vidas
Esta teoría ha sido criticada por su ten-
de los emigrantes en posiciones económi-
dencia a asimilar el urbanismo a las con-
cas marginales, como ocurre en la obra de
diciones reinantes en las grandes ciuda-
Oscar Lewis (1966) en torno a la CULTURA
des occidentales. Los críticos observaron
DE LA POBREZA en Estados Unidos y en
que estos modelos sociales no son genera-
América Latina, si bien algunos estudios
lizables a todas las urbes. En un precursor
revelan formas de ordenamiento incluso
estudio sobre la ciudad preindustrial, por
dentro de las poblaciones urbanas margi-
ejemplo, Sjoberg (1960) sostuvo que en
nales, como los movimientos asistenciales
estos asentamientos el orden social se ba-
de madres afroamericanas (Stack, 1974).
saba en jerarquías de posición social, per-
Dado su enfoque en comunidades territo-
sistencia de los vínculos de parentesco y
rialmente definidas, muchos investigado-
especialización en el trabajo. No presen-
res desestimaron la importancia de las re-
taban, pues, las cualidades de anomia y
des sociales dispersas mediante las cuales
desorden descritas por Wirth. Los estu-
los urbanitas se vinculan en un tejido so-
dios realizados en ciudades de Tombuctú
cial permanente (Liebow, 1967; Jacobson,
(Miner, 1953) y yoruba (Krapf-Askari,
1975). Los estudios que destacan el orden
1969; Bascom, 1959) describían asenta-
social de la vida urbana examinan con
mientos grandes, densos y permanentes
frecuencia la forma y el contenido de esas
organizados en torno a uniones de paren-
redes sociales como método para cartogra-
tesco y gremiales que no se caracteriza-
fiar los límites de lo social urbano (Boisse-
ban por desorganización social y anomia.
vain, 1974). También han sido objeto de
Por otro lado, los estudiosos de l a ANTRO-
gran atención las asociaciones voluntarias
POLOGÍA URBANA han criticado l a noción
como los grupos religiosos, las organiza-
de Wirth sobre el urbanismo por su falta
ciones políticas y las recreativas, las de ca-
de atención a los enclaves intraurbanos
rácter étnico y otras instituciones median-
caracterizados por relaciones permanen-
664 URBANISMO
te las cuales los urbanitas generan su or- Más recientemente, el centro de interés
den social. en el estudio de las ciudades se ha des-
Sin embargo, la cuestión de la sociología plazado de cómo estos modelos de denso
del desconocido sigue representando un asentamiento configuran la vida social a
importante problema en el análisis de la la consideración de las relaciones socia-
vida urbana, aun cuando la medida en les e instituciones propias de las ciuda-
que la vida urbana implica interacciones des. Al propio tiempo, éstas se entienden
entre extraños varía considerablemente cada vez más como parte de un sistema
entre ciudades (Ricjard Fox, 1977). La económico y cultural global que propicia
idea de que una ciudad promueve inte- así la atención a sus importantes nexos
racciones sociales con forasteros y que la con el entorno geográfico y con otras
omnipresencia de estas interacciones ciudades. La ciudad ha pasado a ser el
compromete el mantenimiento del con- contexto, más que el enfoque, de la in-
trol social socava la creación de confian- vestigación urbana. SEM
za y la predictibilidad de la vida social, y Véase también SOCIEDADES INDUSTRIALES.
los actos aislados de venganza que auto- Tanto la estructura social como las re-
máticamente ponen fin a la cadena de glas de residencia son importantes en es-
violencia, a diferencia de la venganza es- tas situaciones de venganza instituida,
tablecida, que puede durar años, dece- ya que las comunidades matrilineales y
nios o siglos hasta que se alcanza la paz. matrilocales suelen ser menos proclives
Las primeras explicaciones antropológi- a ellas. Un estudio intercultural realiza-
cas de la venganza consideraron la ORGA- do por Furer-Haimendorf et al. (1960)
NIZACIÓN SOCIAL: como sistema autóno- demostró que los grupos de poder frater-
mo, se pensó que la acción vengativa nales (clanes vinculados por línea mas-
tenía algunas funciones positivas im- culina que viven en un mismo lugar)
portantes. El clásico análisis de EVANS- presentan niveles más altos de violencia
PRITCHARD (1940) acerca de los nuer de mutua que otros tipos de agrupamiento.
África sugiere que, en ausencia de un Este modelo fue pormenorizado por Ot-
gobierno formal, la venganza instituida terbein y Otterbein (1965), quienes apli-
funciona a modo de implícito dispositivo caron un enfoque similar para poner de
de regulación social: las gentes suelen manifiesto la marcada asociación de los
abstenerse de matar por la previsible re- actos de venganza con los «grupos de in-
presalia consiguiente. Sugirió asimismo terés fraternos» y la ausencia concomi-
que la violencia (próxima al hogar) se tante de control central.
contenía mediante venganza potencial. Los especialistas difieren en cuestiones
Boehm (1984) ha sumado un componen- de definición de la figura. Black-Mi-
te intencional a estos análisis funciona- chaud, trabajando con sociedades del
les para sugerir que en las sociedades Oriente Medio en general, y E. Peters
que acogen semejantes actos de vengan- (1967), con beduinos y coaliciones, han
za sus componentes limitan la violencia afirmado que la venganza es intermina-
próxima a su residencia estableciendo ble porque los esfuerzos de pacificación a
reglas que impiden la guerra total entre menudo fracasan y reaparece la violen-
los clanes y que deliberadamente man- cia vengativa porque persiste la competi-
tienen instituciones de pago de dinero ción económica. Sin embargo, otros han
de sangre por la función que le es acor- señalado que cuanto más próximo al ho-
dada. Así, una institución violenta puede gar se encuentra el foco del conflicto,
entenderse no sólo como resolutoria de tanto más rápida y permanente es su so-
conflictos mediante «autoasistencia» lución. Mientras que Peters demostró
agresiva, sino que además contiene ele- que entre los grupos beduinos en compe-
mentos de deliberado control social. La tencia por recursos las venganzas son co-
compensación material, que en ocasio- rrientes, la teoría es de difícil generali-
nes incluye la concertación de matrimo- zación: por ejemplo, entre los jíbaros ca-
nios, para pacificar situaciones amenaza- zadores de cabezas del Ecuador, esta
doras es muy común y también estuvo práctica es endémica, pero no guarda re-
muy extendida en la Europa medieval. lación alguna con la competencia por re-
Esta invención cultural del pago de di- cursos escasos, que no lo son, sino con la
nero por SANGRE sugiere que los sistemas posición de los hombres, siempre subor-
de venganza se asocian en todo lugar con dinada entre los perdedores.
los mismos objetivos: limitar y «gestio- El homicidio por venganza es corriente
nar» la violencia vengativa, de todo pun- entre RECOLECTORES como los bosquima-
to predecible en ausencia de control por nos, los esquimales y los aborígenes aus-
un gobierno central. tralianos. Diríase, pues, que tiene sus ra-
VIOLENCIA 667
sico severo de los niños han venido sien- harto común tanto intragrupos como in-
do cada vez más (aunque en modo algu- tergrupos y puede nacer de la lucha por
no de manera universal) considerados los recursos, típicamente tierra o anima-
moralmente ilegítimos, también su con- les, o de estrategias para alcanzar el po-
ceptualización como forma de violencia der político (Knauft, 1991).
se ha hecho común. El estudio de Otterbein (1994) sobre las
La mayoría de los trabajos sobre la ETO- causas de la violencia grupal indica que
LOGÍA de la violencia no han atendido a la presencia de grupos de interés frater-
los conceptos nativos de la violencia, sino nos, es decir, el colectivo corresidente de
a las relaciones sociales, políticas y eco- hombres emparentados, es tan impor-
nómicas que rigen su aparición. En estos tante como el nivel general de compleji-
trabajos, la definición de violencia, a dad social y política. Entre las sociedades
menudo sólo implícita, se corresponde carentes de autoridad política central, la
con la inflicción con intención malévola VENGANZA interna y la violencia intergu-
de daños corporales del tipo reconocido pos suelen darse cuando las pautas mari-
por la ciencia biomédica. La violencia en tales producen agregaciones localizadas
la esfera privada, especialmente de los de parientes masculinos. El rol causal de
hombres contra las mujeres, tiene a ser estos grupos es menos directo en socie-
subestimada frente a la preocupación dades con centralización política, es de-
por la violencia fuera del hogar, como cir, donde una autoridad política preside
demuestra igualmente la investigación varias comunidades.
dedicada a la violencia en las sociedades El análisis de Marc Ross (1986) de los
industriales. conflictos violentos entre grupos en no-
Esta literatura permite exponer algunas venta colectivos no empresariales puso de
generalizaciones. En las sociedades sim- manifiesto igualmente la presencia de
ples, esto es, las que carecen de jerarquí- grupos fraternos de interés como deter-
as de autoridad política y de marcadas minante destacado de la violencia, aun-
disparidades de bienestar material, la que también identificó como predictores
AGRESIÓN manifiesta es mucho menos de violencia desterminados modos de
común que en las más complejas. Sin crianza de los hijos, que presumiblemen-
embargo, dado que en las primeras están te engendran disposiciones psicológicas
menos establecidos los modos formales vitalicias. La socialización forzada y sin
de resolver los conflictos y aplicar los fa- mediación de afecto aparece asimismo
llos resultantes de su valoración contras- estrechamente vinculada con la violen-
tada, es muy probable que la animosidad cia, siendo las variables socioestructura-
que pueda sobrepasar los límites del de- les, en especial los nexos cruzados, el gra-
coro cotidiano escale hasta el HOMICIDIO, do de endogamia local y la prominencia
circunstancia que eleva la frecuencia de de grupos fraternos de interés, los deter-
homicidios al nivel que arrojan las na- minantes pricipales de si la hostilidad
ciones industrializadas más violentas. La ocurre generalmente dentro de las comu-
mayoría de los incidentes causales sur- nidades o entre ellas. JW
gen de celos sexuales o de violaciones de Véase también AGRESIÓN, ANTROPOLOGÍA
las normas de reciprocidad. Los conflic- LEGAL, SOCIALIZACIÓN, GUERRA.
tos armados entre grupos de este nivel Otras lecturas Paula Brown y Schuster,
de complejidad política son raros. En los 1986; M. Foster y Rubistein, 1986; Hee-
grupos políticamente estratificados, por las, 1982; Riches, 1986b.
el contrario, la agresión manifiesta es
voz 669
visión del mundo Conjunto de cre- mante(s) como un diálogo cuya autoría
encias culturales y psicológicas comparti- debía considerarse fruto de un esfuerzo
das por los miembros de una cultura en de colaboración. Con este enfoque, la re-
particular; el término fue tomado del presentación cultural se entiende como
alemán Weltanschauung. Es un concepto una construcción negociada y el trabajo
que deriva en parte de la H I P Ó T E S I S DE etnográfico debe revelar asimismo cómo
W H O R F , que postulaba que las formas se ha producido. Retrospectivamente, tal
lingüísticas habituales conferían estruc- vez, estos antropólogos y otros hallaron
tura al pensamiento y así, como señaló su inspiración en la obra del crítico lite-
Edward S A P I R (1959a, p. 210) «los mun- rario ruso M.M. Bakhtin (1981), quien
dos en que viven las diferentes socieda- se explayó contra lo que llamó la visión
des son distintos, no meramente el mis- «monológica» de la lengua promulgada
mo con diferentes etiquetas». El término por las teorías literarias formalistas y
cayó en desuso o fue reemplazado por estructuralistas, y en la de Volosinov
«ideología» cuando los antropólogos se (1973), quien desarrolló con más detalle
dieron cuenta de que no todos los miem- un modelo «dialógico» de la lengua.
bros de una sociedad dada compartían los Se han suscitado dudas, no obstante,
mismos valores culturales y puntos de acerca de la posibilidad de que el sujeto
vista, y que la creación y oposición a sis- dominado tenga alguna vez «voz» en el
temas de creencia culturales jamás eran proyecto de representación cultural, por
estáticos (Hill y Mannheim, 1992). TB muy políticamente autocrítico que sea el
etnógrafo. Gayatri Chakravorty Spivak
(1988), por ejemplo, llegó a la conclu-
VOZ El concepto de «voz» surgió en res-
sión que «el subalterno no puede ha-
puesta a una crítica a la representación
blar» porque la dinámica de poder entre
antropológica que se inició en la década
el antropólogo y el informante rara vez
de 1970 en el sentido de que rara vez es
es igualitaria, y la violencia de la repre-
oído el informante dado que el antropólo-
sentación puede ser ineludible. Con ello
go ocupa su lugar a la hora de representar
queda abierta la cuestión de si la etno-
lo que otros piensan y sienten. Esta cir-
grafía realizada por «otros» puede ser
cunstancia ha sido denominada a veces
más «auténtica». Este postulado está
«violencia» de la representación. Las fe-
cuajado de problemas epistemológicos
ministas, por ejemplo, acusan de que la
basados en supuestos sobre la experien-
mujer «no habla» en las descripciones an-
cia que Derrida (1976, p. 98) denunció
tropológicas tradicionales de las culturas,
como «logocéntricos» al hablar de «voz»
y que la ausencia de su postura o punto de
como concepto de «autopresencia» en la
vista destaca el problema de la diferencia.
metafísica occidental y, por tanto, inde-
A partir de 1980, con el propósito de re-
fendible como algo original. SC
parar este problema de diferencia y voz
Véase también A N T R O P O L O G Í A C R Í T I C A ,
en la antropología tradicional, surgió la
ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA
llamada antropología dialógica. Antro-
FEMINISTA, ANTROPOLOGÍA LITERARIA,
pólogos como Kevin Dwyer (1982) y
POSMODERNISMO, ESTRUCTURALISMO.
Dennis Tedlock (1983) contemplaron es-
Otras lecturas Joan Scott, 1993.
te encuentro entre antropólogo e infor-
Weber, Max (1864-1920) M a x
Weber es probablemente la figura más
destacada de la historia de la sociología.
Transcurridos tres cuartos de siglo desde
su muerte, raro es el año que, en cual-
quier parte del mundo, no se publique
algún comentario sobre su obra. Su Ale-
mania natal fue algo lenta en reconocer
su genio, pero en la actualidad lo consi-
dera un verdadero genio nacional. Su
obra está siendo reeditada con sumo cui-
dado y presentada como sólo suele ocu-
rrir con genios literarios o filosóficos co-
mo Kant o Goethe.
Tanto el padre como la madre de Weber
pertenecían a una familia de clase alta:
el padre, un típico político burgués ale-
mán que sirvió en la legislatura prusiana
y en el Parlamento nacional. La madre
de Weber, por su parte, era una persona
muy religiosa con fuertes creencias cal-
vinistas.
Weber creció en un hogar cuyos salones
eran frecuentemente visitados por la éli-
te política e intelectual de Berlín, pero la
incompatibilidad de sus padres no debió
de ser ajena a los trastornos psíquicos
que le acompañaron a lo largo de su ca-
rrera.
Weber permaneció en casa de sus padres
durante muchos años mientras cursaba
estudios de derecho y se especializaba en
historia y economía en la Universidad de
Berlín. Pronto reconocido como uno de
los más brillantes académicos de su ge-
neración, su tesis doctoral sobre La his-
toria de las sociedades comerciales en la
Edad Media (1889) y posdoctoral sobre
Historia de la Roma agraria (1891) no
parecen ciertamente obra de principian-
te, sino de erudito maduro. De ahí que
pese a la rigidez del sistema universita-
rio alemán le fuera ofrecida una cátedra
de económicas en la renombrada Uni-
versidad de Friburgo a la edad de treinta
años.
672 WEBER, MAX
Tras una corta estancia en Friburgo, We- seguir un camino distinto del recorrido
ber pasó a la famosa Universidad de por las ciencias naturales y en que, aun-
Heidelberg, donde desarrolló el resto de que como éstas tratando de establecer re-
su carrera académica. Esta pareció llegar laciones causales, debían aproximarse a
a su fin en 1897 al sufrir una crisis de la su objeto de estudio a través del Verstehen
que no se recuperó en cinco años. Lo hi- o comprensión de los motivos que mue-
zo, casi milagrosamente, e inició el perí- ven a los actores humanos. Más que limi-
odo más productivo de su vida, que duró tarse al conocimiento externo, las ciencias
hasta 1920, año en que murió de la epi- humanas podían proceder mediante reex-
demia de gripe que hizo estragos en Eu- perimentación del significado de las ac-
ropa. Falleció en Munich, donde había ciones históricas y contemporáneas y de
venido prodigando conferencias y había la actitud de sus autores. En términos ge-
publicado sus dos escritos gemelos Scien- nerales, Weber trató de tender puentes
ce as a vocation (1946) y Politics as a vo- entre la tradición idealista alemana y el
cation (1965), que se cuentan entre sus positivismo de gran parte del pensamien-
más impresionantes ensayos. to francés e inglés subrayando que el
Entre las principales obras de Weber im- Verstehen debiera ser sólo el primer paso
portantes The Protestant ethic and the en un proceso de imputación causal. Ante
spirit of capitalism (1950). Su principal la pugna perenne entre los enfoques idio-
tesis es que las orientaciones religiosas cráticos y nomotéticos de los datos de la
calvinistas y poscalvinistas crearon el historia humana, trató de defender una
clima espiritual que influyó decisiva- posición intermedia y señaló que estas
mente en la emergencia del CAPITALISMO distinciones dependían de los intereses
tras las descomposición del mundo me- cognitivos del investigador más que de di-
dieval. Los debates y controversias susci- ferencias fundamentadas o de la cuestión
tados se sucedieron durante años. Otros abordada.
estudios paralelos, en particular Ancient
En su esfuerzo por escapar a la tendencia
Judaism (1952) y The religion of China
individualizadora y particularista de la
(1951), son menos conocidos, pero de
tradición idealista alemana, Weber pos-
igual importancia. Economy and society
tuló la noción de «tipo ideal» como cons-
(1968), en el que trabajó durante los úl-
tructo útil al investigador como patrón
timos años de su vida y que consideraba
de medida en sus estudios comparados
su obra maestra, quedó inconcluso, pero
para discernir similaridades y diferen-
ha sido el fundamento de la obra desa-
cias entre fenómenos que requieren ex-
rrollada por un gran número de sus he-
plicación.
rederos académicos. Los volúmenes que
recogen sus ensayos, en especial el dedi- La insistencia de Weber en el valor o la
cado a la metodología de las ciencias so- neutralidad ética ha suscitado enorme
ciales (Weber, 1949a), han influido deci- controversia y desconcierto, más que
sivamente en el tratamiento dado desde cualquier otro de sus escritos. En esencia,
entonces al tema. Weber argumentó que el cientídico social
elige necesariamente los problemas en
No podemos extendernos aquí, por falta función de su escala personal de valores.
de espacio, sobre otros puntos notables de Es inevitable un elemento de valor, por
la omnívora erudición de Weber, quien, tanto, al tratar de cuestiones humanas
como Dilthey y los filósofos neokantianos más que de fenómenos naturales, pero
como Rickert puso gran énfasis en que el que una declaración sea verdadera o fal-
historiador y el científico social debían sa es lógicamente distinto de su impor-
WHITE, LESLIE A. 673
tancia con respecto a los valores sustenta- evolución, en particular por su modelo
dos por quien la emite. Los protocolos que relacionaba el uso de la energía con
probatorios son independientes de estos la complejidad social (White, 1943). Al
valores. Además, se entiende que la neu- mismo tiempo desarrolló una intensa
tralidad ética libera al estudioso de toda campaña en favor de una teoría del de-
obligación para con quienes financian o terminismo cultural a la que dio el nom-
patrocinan su trabajo. Se paga al músico, bre de «culturología» (White, 1940).
pero no debe elegirse la música. La parte White nació en Colorado en 1900. De
que financia o sustenta la labor investi- vuelta de su servicio en la Armada en la
gadora posee necesariamente su propia primera guerra mundial, obtuvo su l i -
escala privada de valores, que debe dejar cenciatura y magisterio en Letras por la
de lado en su trato con la parte que lleva Universidad de Columbia. Puede que
a cabo el trabajo. sorprenda que jamás recibiera clases de
Puesto a contemplar su mundo contem- Boas, que dominada la antropología en
poráneo y su desarrollo probable, Weber Nueva York en aquel tiempo, aunque es
se reveló más bien pesimista. A diferen- cierto que conocía sus teorías por los cur-
cia de sus contemporáneos, que en su sos que recibió en la New School of So-
mayoría seguían fervientemente adheri- cial Research. En 1925 se trasladó a la
dos a un optimista progreso evolutivo, Universidad de Chicago para estudiar
Weber pensaba que el futuro sería una sociología, pero pronto se dio cuenta de
«jaula de hierro» más que una tierra la atracción que ejercía en él la antro-
pródiga en leche y miel. Las tendencias pología. En 1927 completó su tesis so-
en favor de la. racionalización y la buro- bre trabajos de campo realizados entre
cratización que habían marcado al mun- los indios pueblo del suroeste de Esta-
do posmedieval con toda probabilidad dos Unidos, investigaciones que ya no
iban a continuar. La desaparición de re- abandonaría en toda su carrera y que en
ferentes religiosos y morales había lleva- su día le llevaron a publicar varias mo-
do a un «desencanto» general en el pai- nografías sobre los diferentes grupos
saje moral que se apuntaba y que iba a pueblo.
prevalecer. Cabía una vaga esperanza de Hasta que obtuvo un puesto en la Uni-
que algún futuro héroe carismático (mi- versidad de Buffalo (1927-1930) White
lagroso) lograra detener la caída a un in- no desarrolló la pasión teórica que se
fierno humano similar al egipcio de la convertiría en guía absoluta de su vida:
antigüedad, pero no era probable. El ra- reflotar la teoría evolutiva. La disciplina
zonamiento calculador más que el calor característica de la antropología del siglo
humano serían sin duda los aspectos do- XIX, la evolución social, y en particular el
minantes del mundo venidero. LC trabajo de Louis Henry MORGAN, habían
Véase también SOCIOLOGÍA, RELIGIÓN. sido desestimados por especulativos e
Otras lecturas Gerth y Mills, 1946. inanes por Franz Boas y sus discípulos,
primeros defensores de la idea de que las
White, Leslie A. (1900-1975) culturas eran únicas y no podían ser
Leslie White fue un paladín de la EVOLU- comparadas (véase PARTICULARISMO HIS-
CIÓN social en un momento en que había TÓRICO). Al vivir en el solar de origen de
prácticamente desaparecido de la antro- Morgan al norte del estado de Nueva
pología a raíz de su rechazo por Franz York White se sintió inspirado a em-
BOAS y sus discípulos. Es más conocido prender el estudio de la obra de aquél.
por su estricto enfoque materialista de la Impresionado por el modelo descubierto
674 WHITE, LESLIE A.
y por la lógica que entrañaba, White de- «culturología», la idea de que la CULTURA
cidió que cualesquiera que fueran los era definida sólo por la manipulación hu-
problemas inherentes a la teoría evoluti- mana de símbolos y constituía una clase
va, ésta no podía ser desechada sin más. autónoma de fenómenos susceptibles de
Empezó a estudiar la obra de TYLOR y ser estudiados como ciencia. De forma pa-
SPENCER y en 1929 visitó la Unión Sovié- recida a lo «superorgánico» de KROEBER
tica, donde tuvo cabal conocimiento de (1971a), la cultura era algo real que exis-
los trabajos de Marx y Engels. tía al margen del individuo, independien-
White se dispuso revivir la tradición evo- te de la psicología, la biología o el am-
lutiva en la antropología cuando llegó a la biente. Expresada en todo su alcance en
Universidad de Michigan en 1930, donde The science of culture (1949), la teoría de
enseñaría durante los cuarenta años si- White sugería que podía haber leyes de la
guientes. Educador popular y de enorme cultura. Muchos encontraron la posición
impacto, provocó a menudo grandes con- de White contradictoria: ¿cómo podía un
troversias al predecir el colapso del capi- materialista conceder primacía al deter-
talismo, divulgando postulados a favor minismo cultural cuando su propio mode-
del ateísmo y atacando la antropología lo evolutivo se había centrado en criterios
boasiana en cuanto tenía ocasión. Sin em- aculturales como el uso de la energía?
bargo, como catedrático del Departamen- Tampoco se avenían fácilmente los estu-
to de Antropología desde 1932 a 1957, fue diosos de la ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA a la
igualmente básico en la creación del que idea de que estaban produciendo un con-
sería el más famoso curso de antropología junto de leyes científicas.
del país (Carniero, 1981b). Los pormenores de las teorías de White se
El apoyo de White a la teoría evolutiva no han revelado a la postre menos influyen-
fue bien recibido hasta el final de su ca- tes que su apoyo al principio de la evolu-
rrera, en parte porque puso la mira de sus ción. White insistió en su valor durante
invectivas en Boas y sus discípulos con un décadas, cuando estos modelos era consi-
estilo polémico que, por usar una expre- derados con disgusto o desprecio. Sus es-
sión coloquial, no hacía prisioneros. Su critos y sus discípulos pusieron los ci-
postura, claramente explicitada en The mientos de la reemergencia de la evolu-
evolution of culture (1949a), era marcada- ción en la corriente principal de la
mente materialista y se popularizó tras su antropología iniciada en la década de
rotunda afirmación de que el consumo de 1960, aunque fueron pocos los que adop-
energía per cápita era el mejor medio pa- taron sus modelos específicos. Hacia el fi-
ra medir la complejidad social de las so- nal de su carrera, White había recibido
ciedades jerarquizadas en un esquema numerosas distinciones, siendo incluso
evolutivo. Aunque Julian STEWARD (a nombrado presidente de la Asociación
quien White había sustituido en Michi- Americana de Antropología en 1964.
gan) planteó argumentos similares, Whi- Después de su retirada de Michigan en
te rechazó su modelo por insuficiente- 1970 se trasladó a la Universidad de Cali-
mente general y excesivamente centrado fornia en Santa Bárbara, donde murió en
en el ambiente (Carniero, 1973). 1975. TB
Esta objeción puede parecer extraña en
un materialista, pero la otra pasión de Whorf, hipótesis de Véase HIPÓ-
White era promover lo que él llamaba TESIS DE WHORF.
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