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Me di permiso

Vivimos en una sociedad neurótica. Anuncios de televisión que muestran personajes (que no personas)
proyectando valores trampas, un Sistema educativo que deja en el cajón de sastre asignaturas de inteligencia
emocional y se basa en la capacidad memorística de los alumn@s (“la letra con sangre entra”), una tendencia a la
medicalización de la vida (¿te ha dejado tu pareja? ¡Una pequeña pastilla te hará sentir mejor!), horarios laborales
que no contemplan la conciliación de la vida laboral y la familiar, escaparates de ropa con maniquíes desnutridos,
y un largo etcétera de irracionalidades.
¡Una de las creencias irracionales más en auge es la idea de la euforia eterna!
¡Has de estar siempre bien!! ¡Has de ser positivo siempre! “Selfie” diario de tu vida espectacularmente hermosa y
perfecta. 24 horas de felicidad extrema los 365 días del año. ¡Pobre del que se le ocurra decir que tiene un
pequeño bajón o un mal día…necio insensato…a la hoguera!!! ¿Cómo osas mostrar eso?
Y en este punto parémonos por favor.
Respiremos hondo.
Conectemos con la vida.
No restaría un ápice de dolor a la tristeza porque ella me permite valorar la alegría. No negaría nunca un
arrepentimiento sincero pues me concede el autoconocimiento. No destruiría el enfado porque me posibilita el
respeto hacía lo que quiero y siento.
Las emociones negativas son sanas. Sí, sanas y necesarias. Y las tenemos por el único –y espectacular- motivo de
que estamos vivos. Negarlas sería aniquilar la luna y la noche para vivir en un eterno día soleado. ¿Cómo podría
entonces entender qué es el Sol y disfrutar de sus rayos en mi piel?, ¿Cómo podría?
Pero (¡suerte de palabra!) hay una gran diferencia entre mantener emociones negativas sanas y emociones
negativas insanas. ¡Equilicuá! Este es el secreto….
¿Cuál es la diferencia? Podríamos considerar como emociones negativas insanas la ansiedad, depresión, culpa,
vergüenza y la ira. Las emociones análogas sanas de éstas serían la inquietud, la tristeza, el arrepentimiento, la
incomodidad y el enfado. ¿Veis la diferencia? ¿A qué no actuamos igual cuando tenemos ira (emoción
desbordada, muy intensa, la cual nos impide pensar con claridad) que cuando sentimos enfado? Cuando tenemos
una emoción negativa insana estamos mantenimiento creencias irracionales. Estamos
manteniendo exigencias a la vida, a los demás o hacia nosotros mismos. Cuestionad esas creencias y
generad emociones alternativas sanas, ¡aunque sigan siendo negativas!
Así pues, cuando tengáis una emoción negativa insana pensad ¿este pensamiento que mantengo y que me
produce esta emoción insana, me está ayudando a solucionar lo que me pasa?, ¿De qué me sirve mantener ese
pensamiento y emoción?, ¿Es un pensamiento racional o irracional?, etc.
¡Pero permitiros tener emociones negativas sanas sin juzgaros! Somos humanos y como tales, nuestro repertorio
emocional implica sentir, en ocasiones, emociones negativas.
¡Permitiros tener un mal día!! ¡Mala suerte!! Ese día apagad el ordenador pronto y al día siguiente…quizás haga
Sol y más tarde aparecerá la Luna…Maravilloso, ¿no creéis?

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