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co de la enfermedad fisica al campo de los trastornos men- tales. Este «trasplantes, como muy bien ha sido denunciado por varios defensores del modelo conductual (por ejemplo, Ullman y Krasner, 1965; Yates, 1973), incluso por los pro- pios psiquiatras (Szasz, 1960), signifcé efectuar una trans- posicién del modelo médico a un problema no médico (Yates, 1973). Como ha sefalado este autor, el trasplante del modelo biomédico al campo de los trastomnos del com- portamiento se debié a varios factores. Uno de estos Factores es descrito por Yates de la siguiente manera: Un factor, ue se ha omitido por mucho tiempo, es la relativa ignorancia por parte de los psiquiatas hasta de los hechos psicolégicos més elementales inclusive, La gran mayoria de os psiquiatras son médieos con entre- ttamlente de poogre rin, ave ahr ln que solamente se puede descrbir como una cantidad Infnima de psicologia.. El efesto que produjo el énfasis predominantemente médieo en el enteenamiento de los psiquiatras ha dado como resultado el que conceptos y métodos de demostrada utilidad en las enfermedades fi- sicas se tasplanten al campo de las enfermedades men- tales». As{ pues, se ha considerado a los trastornos del comportamiento como enfermedades para as que se debe encontrar una etiologia, que finalmente conduciré a una forma especfica de tratamiento. De ali el énfasis en la imporeancta del diagndstico y la ereencla de que se ha- arin causas especificas de enfermedades mentales...La tendencia de los psiquiatras ortodoxos a confiar en mé todos fsicos de tratamiento (manifestada recientemente cence uso agran escala de tranguilzantes) es un reflejo de Ia idea global que se inculea en el entrenamiento médico gencral (Yates, 1973, p.14). De este modo, el modelo de enfermedad fue amplia monte aceptado para explicar la conducta desadapeada ects dada en psicologia y psiquiacria, como una extrapol de la eficaz aproximacién usada en medicina para explicar Jos trastornos fisicos (Kazdin, 1983), Sin embargo, un serio problema asociado al més ortodoxo modelo biomédico fue incapacidad para establecer cémo las lteraciones fisiolé as inducen los sintomas psiquicos © comportamentales. Como han sugerido Willerman y Cohen (1990), tl vez ain mis importante es que el modelo médico frecuentemente hipocetiza Ia existencia de anormalidades fisiol6gicas que jamis han sido demostradas. Tal ver, en linea con los argu ‘mentos de Szasz (1960), en los casos en que exista realmente una alteracién orgéniea (no meramente funcional) del sis tema nervioso central, deberia denominarse enfermedad ncurol6gica, no enfermedad mental (la mente, dice este autor, ¢5 una abstraccién y como tal no puede enfermar; las denominadas enfermedades mentales,sugiere Szas, reflejan Ainicamente desviaciones comportamentales de las normas socials, éticas y legales). Algunos trastornos psicolégicos, como por ejemplo la esquizofrenia, parecen estar fuertemente asociados a altera- ciones neurofisioligicas. En casos de este tipo es posible que el modelo biomédico pueda ser relevante. Sin embargo, en Ja mayoria de los trastornos psicologicos {por ejemplo, to- dos los cominmente denominados trastornos neuréticos) mls eaipe Capitulo 2. Conceptos y modelos en psicopatologia 47 Jos factores ambientales, mis que los biolégicos, parecen desempefiar un papel etiolégico esencial. Autores proceden- tes del propio modelo medicobiolégico constataron que en muchos trastornos mentales (como la histeria) no exist. dencia de alteracién orginica. Esta fuente de insatisfaccién con el paradigma propiamente fisiolégico de la enfermedad ‘mental uc la causa de orientaciones més psicolégieas, pero en tltima instancia seguian manteniendo las estructuras, sicas del modelo médico, esto es, la existencia de «comple- jos» subyacentes alterados en el organismo como causantes done cinramas (60 mantione, ef memo, ol eanrepin de one fermedad). La més importante y representativa teoria de este tipo es la psicoanalitica. Tanto el modelo psicoanalitico como ottas derivaciones del modelo médico no cambiaron sustancialmente los problemas del modelo médi to, los problemas que discutimos en éstay otras se exte apartado general son extencivor a cualquier forma del ‘modelo médico, no éinicamente a su variante fisioldgica (a no ser que se especifique lo contrat). 2, Problemas asoclados al dlagnéstico médica ‘Muchas de las eriteas que se han interpuesto al modelo de enfermedad se han centrado en lo inapropiado que puede resultar la aplicacidn del diagnéstico médico alos trastornos ‘mentales. Yates (1973) ha criticado duramente la derivacién al eampo del comportamiento de los sistemas de diagndsti- co médico, dando como resultado el «encasillamiento» de los pacientes, etiquetacién que a veces produce resultados nefastos sobre éstos. Sobre todo, el autor centra sus objecio- nes en torno a tres aspectos relacionados con el diagnéstico ‘médico: la baja fiabilidad, la baja valid y la escasa utilidad ust poiquiduivo, EI problema de la xetiquetacidn» del paciente posee efec- tos negativos sobre el propio individuo (por ejemplo, tener Ja convicci6n de ser un neurdtico). Pero el problema resulta mis grave si tal wrotulaciéns carece de fabilidad y es poco valida. Por otra pare, la escasa utilidad clinica desaconsejaria emplear los procedimientos de rotulacién psiquidtrica. ;Qué valor terapéutico posee asignar una categoria diagndstica a un paciente? Thomas Szas7, asi como ottos psiquiatras, di- rian que la tilidad es més bien de tipo sociopolitica que te- rapéutica. De todos modas, actualmente no es sostenible la idea de que el diagnéstico categoria sea por si mismo negativo. Los sistemas actuales de diagndstico categorial (como el DSM) son para muchos rrastarnos bastante fables y vilidos, y son aceptados por muchos psicélogos. Por otra parte, su utli- dad psicopatolégica ha sido suficientemente demostrada Pero para que esto sea asi han tenido que cambiar en los Altimos diez aos bastantes cosas. Por ejemplo, el DSM-II- Ry el DSM-IV (APA, 1987, 1994) son més descriptivos, objetivos, versitiles y libres de influencias tedricas de escue~ Ja que cualquier otro sistema cxtegorial de diagndstico psi- copatolégico. No obstante, el DSMcIII (APA, 1980), uno de los sistemas de clasicacion categorial mis inuyente d- rante los tltimos artos, también ha sido a veces discutidos, 46 Manual de psicopatologia sociales, culturales, ambientales, et.), por lo que es mas re- levante explicar ext interaecién que eentrarse exclusivamente en las variables biolégicas. Una consecuencia obvia de estos haallazgos descritos es la comprensién més integrada y holis- ta de los trastornos mentales bajo el paradigma del modelo biopsicosocial, para conducir al cientifico hacia una apro- xximacin a la forma de interpretar los actos del comporta- rmiento humano en funcién del hombre como totalidad, y 1 y estudiar sus mecanismos conductuales como integracién de elementos y determinantes bioligicos, psico- lagicns y corialos (Rallic, 19%: Rollach y Olahearria, 1993) Un segundo problema con el que se encuentra el modelo biolgico es la validez explicativa de sus teorias que a menu- do son incompletas y poco concluyentes. Muchos estu- dios bioauimicos ¥ neurolésicos, por ciemplo, se realizan con animales que aparentemente presentan sintomas de de- dad, 0 algiin otro comportamiento anormal inducido mediance drogas, cirugia o manipulacién conduc- tual, Los investigadores tendran dificultades para generalizar la valider de sus conclusiones a la conducta humana y sus alteraciones. Igualmente. los estudios genealégicos y genét os citadosa menudo para apoyar los argumentos biol6gicos cestin abjertos a sucesivas interpretaciones y reinterpretacio- nes en funcién de los avanees en neurociencia Por otra parte, la aceptacién rigida de los postulados an- rmente descritos acarrea diversos problemas que refleja~ 1, Tiende a considerar al individuo (senfermo mental») como algo pasivo. Si aceptamos el coneepto de enferme- dad, hemos de considerar al sujeto enfermo con todas las implicaciones, positivas y negativas, que conlleva. Ha- ciéndonos eco de las palabras de Kraepelin (1913), el su- Jew enfermo se aepia y es acepuado como wl, yorando de los mismos privilegios en la sociedad y en el trabajo que ‘otro sujeto normal. El enfermo juega un papel pasivo al no serel agente responsable del ini del trstorno (es decis, es un mero el médico y la enfermedad). Por el contrario, el papel del rédico es activo, ya que cuenta con la eapacidad y me- dios adecuados para solucionar el problema, 2. El trastorno mental es una enfermedad y como tal tiene tuna etiologia (causa) de tipo orgénico (defecto genético, alteracién. metabdlica, disregulacién endocrina, etc.) ‘Sin embargo, existe amplia evidencia de que muchos trastornos psicolégicos no obedecen a causas orginicas. 3. Como indicamos mis atrés, el diagndstico se establece sobre la base de la existencia de una serie de sintomas (ccriterios de diagndstico»). Sin embargo, resulta cuanto menos problematico reducir el diagnéstico a un mero etiquetado, ya quea veces este procedimiento ha result do ser contraproducente (véase Chorot, 1986). Si cl diagndstico se ha basado con frecuencia, siguiendo este modelo, en criterios etiolégicos, actualmente se tiende a evitar la implicacién de asunciones teéricas, empleindose con. preferencia criterios puramente des- triptivos (aintomdtices), tl y como ha ocurtido en el DSM-III y el DSM-IILR (APA, 1980, 1987), los siste- mas de diagndstico categorial mas influyentes durante los ilimos diez afos. V._ELMODELO CONDUCTUAL Como ha sefalado Thomas Kuhn, la sustitucién de un pa. radigma cient no se produce tinieamente por la dentine cuaciones, sino sobre todo por la aparicién de una nueva teoriaalternativa y claramen- fe superior. A principios de la década de las sesenta, el mo- delo conductual se perfilaba en Estados Unidos y en Europa como un nuevo paradigma de la psicologia clinica, alterna- tivo a las insuficiencias del modelo médico (antes deserito) ¥en principio mas explicativo y itil. Aparte de la insatisfac- cidn con el modelo biomédico, la emergencia del modelo conductwal se prodyjo merced al auge experimentado por la psicologia del aprendizaje. Asi pues, podriamos decir que los dos factores primarios que determinaron el surgimiento del modelo conductual en psicopatologia fueron la madurez alcanzada por la psicologia del aprendizaje (aplicacién de principios del condicionamiento elisico y operante al con- trol de la conducta anormal) y la insatisfaccién con el esta tus cientfico y modus operandi del modelo médieo respecto a la conducta anormal. El modelo conduetual, si bien se perfilé como una alternativa tedrica fascinance en psicopa- tologia, pronto comenzé a suftic crticas internas, sobre todo procedentes de autores insatisfechos con la extrema ri- gidex del esquema estimulo-respuesta propuesto inicial- mente, La propia evolucién historica de la perspectiva conductual ha dado lugar a diferentes orientaciones 0 sub- ‘modelos que se asumen y aplican alternativamente en la ac- tualidad, tanto desde la concepcién de la propia conducta auinal woiny cn el canapy aplicadly de la wnlifcasicu de conducta. En los epigrafes correspondientes a este apartado veremos algunas cuestiones relacionadas con estos cuatro aspectos, esto es: 1) inadecuaciones del modelo médico; 2) desarrollo y principios gencrales del modelo conductual: 3) criticas al modelo conductual, y 4) perspectivas actuales del modelo. ‘A. ELMODELO CONDUCTUAL COMO ALTERNATIVA, ALAS INADECUACIONES DE LOS MODELOS MEDICOS (MODELOS DE ENFERMEDAD) La insatisfaccién que se experimenté a finales de los afios, cincuenta y prineipios de los sesenta en la psicologia europea y norteamericana con respecto al modelo médico (incluyen- do el modelo psicodinmico) se debia tanto a factores tebri- cos (epistemolégicos y metodolégicos) como pricticos (rol del psicélogo elinico, diagnéstico y tratamiento). 1. Debilidad de a teoria biomédica Se ha dicho que uno de los principales errores cientificos de la psiquiatrfa consistié en haber trasvasado el modelo médi- Los seguidores del modelo biolégico buscan ciertos tipos de indieios cuando evalian la causa de una eonducta anor- ‘mal especifica. 2Existen antecedentes familiares de esa con- dducta ys por tanto, una probable predisposicién genética? ste crastorno est causado por alguna enfermedad anterior © accidente, 0 sigue su propio curso con independencia de los cambios siuacionales? (Se ha exacerbado la conducta por eventos que pueden interpretarse como productores de 3 fsiolégicos? Cuando se presupone una vulnerabilidad asociada al efecto de agentes externos patdgenos se ba explicada on predicposicin-estrés (también entendida como modelo de ddiatesis-estré). Siguiendo, pues, el planteamiento del mode Jo biomédico, una vez que se han precisado las éreas concre- tas afectadas de una probable disfuncién orsdnica, el clinico estard en una mejor posici6 el tratamiento bioligico a seguir. inne de tina intersects denaminada B, POSTULADOS DEL MODELOBIOLOGICO Asumiendo que el modelo méico de los trastornos psico- patoldgicos se ha desarrollado basicamente en el campo de Ja medicina (psiquiatria), éte se fundamenta en una serie de conceptos centrales que contribuyen a configurar los componentes bisicos de su estructura. Estos conceptos son fos siguientes: 1. Signo. Indicador objerivo de un proceso orginico ané- alo (por cjemplo, la fiebre puede ser un signo de un pro- eso inflamatorio) 2. Sinroma. Indicador subjerivo de un proceso orgiinico y/o funcional (por ejemplo, sensacién de tener fiebre). De Irexhw, es lad, eonieraly 9 normal 0 morboso. Se considera que el unidad minima deseriptible en psicopatologfa. Por otra par- te, se pueden clasificar los sintomas como primarios (recto- tes, nucleares 0 patognomsnicos), es decir, que nos orientan hacia un diagndstico determinado, y secundarios cuando no cumplen los erterios etiolbgicos o deseriptivos de la entidad nosolégica en la que se han identificado, 3. Sindrome. Conjunto de signos y sintomas que apa- recen en forma de cuadto elinico. O dicho en otros térmi- nos, €s un agrupamiento o patrén recurrente de signos y 4, Enfermedad mental (entidad nosoligica). Estractura totalizante en la que adquieren sentido los fen6menos par riculaees, y por tanta dora de recursos explicarivos al médica, para comprender desde los factores etioligicos del crastorno hasta la validez del prondstico, aumentando, por supuesto In eficacia del tratamiento. Sin embargo, de por si este cons- tructo no agora en ningtin caso el nivel explicativo de los trastornos mentales. 5. Dicontinuidad entrelo normaly loanormal. Eltrastor- no mental, al ser considerado como una enfermedad («en- fermedad mental), se clasifica y diagnostica sobre la base de criterios categoriales (en contraste con las orientaciones di- ‘mensionales). Cada trastorno mental constituye una enti sult intoma es la Capitulo 2 Conceptos y modelos en psicopatologia 45. dad clinica (nosol6gica) discret, con caracteristicas clinicas (intomatologia), etiologia, curso, pronéstico y tratamiento expeeificos. Segin el modelo médieo, por tanto, cada cate goria clinica se diferencia cualitativamente de los dems trastornos mentales, asi como también de lo «no clinico». Contrasta con la concepeién dimensional de la psicopato- logia, punco de vista més enraizado en la tradicin psicolé- gica, donde la diferencia entre lo normal y lo anormal es sobre todo una cuestin de grado (no discontinuidad). Son teflejo de esta orientacién médica los sistemas de clasifica- idm eategarial oerablaridne on Ine cieromac de diagndction de la American Psychiatrie Association —APA—(DSMCIIL y DSM-IV) y de la Organizacién Mundial de a Salud —OMS— (CIE-10) (véase el Capiculo 4). C. EVALUACION DEL MODELO BIOLOGICO Actualmente el modelo biomédieo goza de un considerable prestigio en amplios sectores de la psicologia clinica. Las Investigaciones sobre las bases biolbgicas de la conducta anormal son cada vez mas abundantes en psicopatologia y psiquiatria. Los nuevos firmacos son por si mismos, ademas de elementos terapéuticos, relevantes instrumentos de in- vestigacién sobre posibles causas biolégicas del trastorno. Sea sugerido que el modelo biolgico tiene bastances virtudes. Primero, sirve para recordamos que los problemas psicolégicos, aunque complejos y especificos, pueden tener causas 6 concomitantes bioldgicos dignos de evaluacién y es- tudio, Segundo, gracias a desarrollo de sofistcadas técnicas biomédicas, la investigacién sobre los aspectos neurofisiol6- gicos y genéticos de a conducta anormal a menudo progresa con rapider, produciendo nueva y valiosa informacién en prtialus de dcmpy iclativannente univ. Teaver be tae tamientos biolégicos (sobre todo los psicofarmacolégicos) han proporcionado significativas aportaciones en la cerapia de los trastornos mentales, bien cuando otras estrategias de intervencidn schan mostradaineficaces, bien comotratamien- tos complementarios a los psicolégicos, especialmente en postrastornos mentales graves. E] modelo biolégico, no obstante, adolece de diversos problemas y limitaciones. En su ambicién explicativa mis extrema parece hipotetizar que toda la condueta humana puede explicarse cn términos biolégicos y, por tanto, que todo problema psicolégico puede ser tratado mediante tée- nieas bioligicas. Este reduccionismo puede limitar més que potenciar nuestro conocimiento del comportamiento anor- imal y, en especial. de las psicapatologias. Aunque es cierto que los procesos biolégicos afectan a nuestros pensamientos y emociones, también lo es que ellos mismos estin influen- ciados por variables psicoligicas y sociales. Cuando percibi- ‘mos un evento negativo en nuestra vida, ¥ que ademés esta fuera de nuestro control, la actividad de la noradrenalina 0 Ja serotonina de nuestro cerebro desciende, propiciando la aparicién de un estado de énimo histérico que, en personas vulnerables, puede dar lugar a la instauracién de un trastor- no depresivo, por ejemplo. Nuestra vida mental es una inte- raccién de factores bialégicos y no biolégicos (psicolégicos, 44 Manual de psicopatologia para realzar el estatus del modelo biol6gico en el siglo XIX, como fueron la difusién de la teoria de Kraepelin, la inves- tigacién que vineulé la enfermedad mental a una enferme- dad orginica (la sifilis), con sus tragicas secuelas, ai como los diversos avances acaecidas en la curacién de diversas en- fermedades somiticas. En el siglo xx, el modelo biomédico rmantiene su enorme influencia y se consolida sobre todo a partir de los afios cincuenta, década en la que se comenza- ron a sintetizar ya utilizar diferentes clases de drogas psico- trépicas que han mostrado su eficacia en diversos trastornos rontalee Ansinliticns, antideprsiuns, antipsiedtiens y atte firmacos han cambiado la imagen que se tenia del t2- co de la enfermedad mental (Comer, 1992). ‘A. BASES BIOLOGICAS DE LA CONDUCTA ANORMAL Los defensores del modelo bioldgico entienden el compor- tamiento anormal como una enfermedad producida por el funcionamiento patolégico de alguna parte del organismo. Sepresupone que laalteracién del cerebro (estructural o fun- ional) ¢s la causa primaria de la conducta anormal (Rosen, 19915 Rosenzweig y Leiman, 1989) © de la anormalidad mental. Asi como desde este modelo se postula que los trastornos cardiovasculares estin causados por alteraciones celulares en «sos érganos, también los trastornos mencales estarfan rela- sowevodius | sojusdomedanb | sovanbad sods se] owo> sya. uoperunwo> | wos sjeuoue sodnsd vosseieidus| ——sojuasouanbd so} pea ‘odiu6 ap soonueu aeszjeue>fsepep | soyanbedsoy ewou!| seseyueysuopeyai| sodnuBusupsremu| sauepeiunuo> S059>01d ua vag ‘sojoroworsee | pepowoy.e kpnjes | sejoiad auwow spsosnodsol| —— Ksafeuosiodonu! un se aquoys3 | sodru6 aperdesaionsy sduo}oannsue) appepmnune) seibyen> ua ap oansousa ssuopersy 1205-01910. Tawenody renee souopmyasutasaiojen lepesuorrensap vossaueidua| soy urdoqued anb semanas 91205 Vopeuaye | uo2 ena faueut uopzzyenes | —_sojua sovanbad seuopepaefoyas& “upennsu epou.ayu9 eu apsomoidso|| sodni6 v2 uorpeiaut eto 0} 2p uoqes feimpnvise ow | pepawioyva jes tad quawou. aesosspoidsoj| —_jep0s o2yyvo>0 uns aiquoy 3 eoqua6ut | saya ssuoponnsioy sppepmunvey sanbyen> spoonsoubeia | reposuppeisaiusea | IWiD05-OkWW ‘eperepent ewansues ou ‘euesap | ‘suepuny sosanaid Aaquapsu0>) | -yGopoec-peprewiou powwow | anvestson>3}9p speyeu ouajuesarcij | apsecosuawp ua seyrbyeno uy sauop2e1uy owupyueuoye ‘yedns6 0| yonuo>apsebniers | uempry sojewioue ‘sewxoid | {souopuny 5054) ap sa6onensy uugzeunoqutesso0d | yenpinpu (uopenpa ‘seneradea mupussossaid| —_Asajespseme | sajewaussoresoxd “sajeusounsip anboxsy ewass un | © -o2sdopuaknpu) ‘sepuaen | Asemoansa se SPASESEaIAD Ksempnnse ‘qUDtuoLe>| seeueunyaweuiey | seannsoaserderay| _‘seuanbse S065 epmnunue POW 2s ‘2p seuenbs3 onun0> auawoW ‘OINGINVAvEL Sosoai | GVGINNILNODSIG | __OZNaIVIOD Twipovous) aa 0143NO> soiznuisno> | -avainNlino> swsnv> somsaow SENOISNAWIO. (woponunve3) Vz AaEL 42 Manual de psicopatologia asopen sougey evosty auesodo ‘anemosun | ns oux‘awevedut sofa ‘ouatuevorypue> | epuerypAeyon | 0152010619 aDey sopensapeu | sopensapeu souaey Asouqeuap pepiin "epsep | euou pepowuayiaX| aonb ovpaciap ‘sp aenpuaidy cuns2aiquoyia | epnpue epee, | _ouuevorypur> | pryesappepmunuo | cwewousorbjen9 U3 ‘ouaqueuop)pu0y visuonavo> ‘apne opaue=p fuses oun eunepey oias63 ws un fey ede > uN wD (021N390.No) eiopereds voDenp Ss ipenona e1 viSINOIDNTONS se2iey 10d openos Sousa ssuopemie seouupuporsd esoqucNe Aenuely ceossucig | sexny ap oor9u50 comnyiacoisa opavun ‘uo ssuocuny se arb pw@ox6q}>5d0q 2s anbune) eauou) pepreuosiod onpweseduar ‘owsivebioun coonewonus sodneig | pepauojuoXpnes | e|apuosnonoe|e ‘Kodnoyewos (vsvessiod soaiquoyia Aveporsny | Cowoweraduay | eappepinunuey | o>asuynoreuy ep onnsouseg WNOIINLUNOD wodoasa) sosonej aseuin1 pepievosiod \epand saoueduo e12puopnjanae sounsyeanbel|__ey6npoinauh>1 eonasuixg pin we enuindoosy Pe cor ap ouawou eumbpuefqcue> ap csanoig pies Apepatsius | aaynbyen> usorut ap un 50 aiquou pepowiai | appepnunuossia | opuyep aund un, ovoswsna jawow ‘ONsiNVavE Sosoai | GVGINNIINODsIa | __OZNaINOD (wipovoua) 130 01432NO> soizmuisno> | -avainnlino> ODILSONDVIG. swsnv> sorscow ‘SaNOISNaWIG ‘eBojoiedoaisde apso9n081So]opou Sajedpuud so] ap SORSISINE VEAGEL cen en el curso de una actividad mental normal y porque en muchos casos, como sucede sobre todo con el estudio del olvido, sirven de ayuda para entender el funcionamiento de otros procesos y actividades mentales anémalos, como la amnesia, Existen, pues, grados de anomalia o alteracién ‘mental, y no todos implican ausencia de salud mental, tay como ya argumentamos en el punto anterior ‘Séptimo: Del mismo modo sucede que salud no implica simplemente ausencia de enfermedad. Como sefalaba la OMS ya en 1946, salud no es sélo ausencia de enfermedad, sina también proconcia de hienestar Prof dmbien de la ea- Jud mental, la Federacién Mundial para la Salud Mental la definid en 1962.como «un estado que permite el desarrollo Sptimo fisico, intelectual y afectivo del sujeco en la medida en que no perturbe el desarrollo de sus semeiantes». En definitive, tampoco la salud mental es un concepto, monolitico, definible simplemente en funcién de, 0 sobre la base de, un solo criterio. Parimetros tales como autonomia funcional, percepcién correcta de la realidad, adaptacién cficaz y respuesta competente a las demandas del encorno, relaciones interpersonales adecuadas, percepcién de autoeli- cacia, buen auroconcepto, estrategias adecuadas para afron- tarel estrés, etc, consticuyen parimetros en los que debemos fijarnos cuando de lo que se trata es de diagnosticar o cali car el grado de salud mental de una persona (Belloch e Ibi fez, 1992), Ill, LOS MODELOS EN PSICOPATOLOGIA Hemos visto en los apartados precedentes la diversidad de criterios 0 wcreencias» acerca de lo que se considera anormal © psicoparologien. A veves, icluse, 1654 coneiliables entre si. Si bien los eriterios no deben identificarse con los gran- des sistemas 0 modelos sobre la conducta anormal, o cierto es que las diferentes perspectivas tebricas sobre la conducta anormal se basan en tales eriterio y, en principio, se dife- rencian entre si segiin el mayor o menor énfasis que pongan en cada uno de ellos. No debe extrafiarnos, por tanto, que las perspectivas 0 modelos en psicopatologia sean también iltiples. Asi en el cuerpo de literatura sobre esta cuestion sc han referido modelos como el biomédico, el psicoding- ico, el sociobiolégico, el conduetua, el cultural, el huma- nista, el cognitivo, el existencial, el social (de wetiquetacién sociale) el evolucionista, el constitucional, etc. (Véase la Tae bla 2.1) Sin embargo, tal proliferacién de modelos o perspectivas refleja una realidad més ficticia que real, ya que algunos de ellos, mas que constituir un sistema te6rico original y pro- pio sobre la coneepeién de lo normal y anormal, se limitan a destacar algunos aspectos de los fenémenos psicopatoldgi- os. Asi, por ejemplo, el tan debatido modelo psicadindmico dificilmence puede ser separado del tradicional modelo bio- médico (véase més adelante), ya que, si bien asume que los procesos psicoldgicos (mds que los bioldgicos) consticuyen Ja causa fundamental de los problemas mentales y psicoso- Capitulo 2 Conceptos y modelos en psicopatologia I miticos, muchos de sus postulados centrales (concepto de enfermedad mental, existencia de factores patol6gicos sub- yacentes, diagnéstico categorial, curso, pronéstico, ete.) son equivalentes a los defendidos por la perspectiva biol6gica © médica tradicional. (Otros enfoques, por ejemplo los sociales, los humanistas| y los existenciales, més que aportar paradigmas innovadores sobre la conducta anormal, consisten en conjuntos de criti cas vertidas sobre los grandes modelos (bésicamente el bio- :médico y el conductual), 0 en enfatizar ciertos aspectos de la realidad humane (paciinnee flashfieae, cnncopin dal eet mismo», autorrealizacin,eritieismo social, relativismo cul- tural, etc.). Ademiés de la propia debilidad tedrica asociada a estos enfoques, se han argumencado incluso problemas rela- tivos a la eficacia de las técnicas terapéuticas derivadas de estas posturas, ya que tal eficacia, 0 no ha sido estudiada, 0 bien es muy baja (Rocenhan y Seligman, 1984). A nuestro juicio, muchos de estos enfoques tedricos —que, dicho sea de paso, tuvieron su mayor apogeo en momentos de menor desarrollo cientifico de la psicopatologia y mayor auge de cambios sociales (por ejemplo, el movimiento antipsiquid- trico)— tienen el valor de haber denunciado muchos aspee- tos ctiticos de los modelos reinantes (el modelo médico) y, asi mismo, de haber enfatizado cuestiones de relevancia para 1a psicopacologia (por ejemplo, el papel de los factores psi- cosociales). Partiendo por tanto de este punto de vista, en lo que si- gue no vamos a detenernos en la descripcin de toda esta variedad de modelos sobre la psicopatologia. Nos centrare- ‘mos Gnicamente en tres grandes orientaciones teérieas que cubren adecuadamente el panorama de la psicopatologia cientifica actual, es decir, las perspectivas biomédica, con- ductual y cognitiva. No obstant, al tratar sobre los procesos y trastornos psleopatoldgivos en los diferentes capitulo de este manual, se hace referencia explicita a cualquier modelo cuando su aportacién al conocimiento psicopatolégico ha sido suficientemente relevante. IV. EL MODELO BIOLOGICO La perspectiva biolégica, denominada también biomédica (0 médica), fisiolégica 0 neurofisiolbgica (neurociencia), asume como principio fundamental que cl trastorno mental es una enfermedad, al igual que cualquier otra enfermedad fisica. En consecuencia, las alteraciones psicopatolégicas se producen porque existen anormalidades biolégicas subya- centes (genérieas, hinquimicas, nesiraldgicas, ef). Por ran- to, segin este modelo el tratamiento deberd centrarse en coreg tales anormalidades orgénicas Los origenes del modelo médico hunden sus raices en la propia historia de la humanidad, fiel reflejo de la lucha del hombre por su supervivencia, através de los obsticulos mis variados, entre los cuales las enfermedades ocupan un lugar predominante. En psicopatologia siempre se ha considerado a Hipécrates (siglo 1 a.C.) como el predecesor del enfogue ‘médico en una extrapolacién del modelo kraepeliniano. Una gran variedad de circunstancias hist6ricas se dan cita

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