Вы находитесь на странице: 1из 35

RECONSTRUCCION DE VINCULOS FAMILIARES EN LA INCLUSIÓN SOCIAL

DE JOVENES EXCOMBATIENTES

Stella Duque Cuesta

RESUMEN
El presente artículo es el resultado de un estudio investigativo-interventivo, con orientación
sistémico construccionista y narrativa, que se trazo como objetivo describir las narrativas
emergentes de jóvenes excombatientes que posibilitan la reconstrucción de vínculos con
miembros de sus familias de origen. Se estructuro a partir de los relatos de vida de cinco jóvenes,
que hicieron parte de grupos armados ilegales en Colombia a temprana edad; lograron
desvincularse o fueron desvinculados e iniciaron su proceso de inclusión social, al cumplir la
mayoría de edad y al egresar del programa de protección que está a cargo del Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar - ICBF-, han logrado sostener una vinculación afectiva y
relacional con miembros de sus familias de origen a pesar de las dificultades que llevaron a su
involucramiento y a alejarse de ellas.

Se describen las narrativas emergentes, que permiten comprender como deciden y sostienen la
vinculación, que posibilita la integración a la dinámica del sistema familiar que permite convivir e
interactuar con miembros de sus familias de origen.

Palabras claves: Violencia política, involucramiento a grupos ilegales, desvinculación, inclusión


social, reintegración familiar, vínculos, narrativas emergentes.

ABSTRACT

This paper is the outcome of an investigative-interventive research, conducted under a systemic,


constructionist and narrative-based orientation, which aim was to describe the emergent narratives
of young former combatants that enabled the reconstruction of the bonds with members of their
natural families. Specifically, this investigation was structured upon the life stories of five young
adolescents, who, since early ages, got involved in Colombian illegal armed groups. They were
able to dissociate or were forced to do so, after which they started a social inclusion and protection
program led by the Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF- (Colombian Institute of Family
Well Being). After obtaining their legal age and graduating from the program, these five young
adolescents were able to maintain an emotional and relational bond with members of their natural
families, in spite of the difficulties that caused their involvement with the illegal groups and the
conditions that made them drift apart.

This paper describes the emergent narratives that allow us to understand how five young
adolescents seek the bond and chose to maintain it, which enables their integration to the familiar
system in order to interact, share and live with their natural families, once dissociated from the
illegal armed groups.

Keywords: Political violence, involvement with illegal groups, dissociation, social inclusion, family
reintegration, bonds, emergent narratives.

1
INTRODUCCION

Cuando se habla de Colombia se piensa en un país violento. Y es que a través de

nuestra historia la violencia política se ha manifestado, inevitablemente, como

uno de los hilos conductores de nuestra realidad. Basta con remontarse al siglo

pasado para descubrir que la fuerza de unos frente a la debilidad de otros, y el uso

de medios políticos violentos se convirtieron en elementos determinantes para la

promoción del conflicto. La oposición y la confrontación, más que la discusión, han

sido las armas empleadas para defender los intereses de algunos, y éstas

incluyen la violación y la aniquilación del otro.

Los actores de este drama no sólo son adultos, hombres o mujeres que

decidieron tomar las armas para levantar su discurso como único y real, cerrando

las puertas al dialogo, al cambio, y abrirlas a la muerte. El elenco de esta tragedia

incluye a alrededor de 18.000 niños, niñas y jóvenes que ven reflejado en su

cuerpo, en su mente y en la incertidumbre de su futuro las consecuencias y los

costos de la guerra. Estas cifras se sustentan en el último informe presentado por

el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) presentado el 17 de agosto

de 2012.

Muchos niños, niñas y adolescentes hacen parte de los grupos armados. El

término “niño soldado” ha sido ampliamente adoptado y se refiere a los menores

de 18 años que por diferentes causas hacen parte de un grupo armado y que

desarrollan cualquier tipo actividad dentro o fuera de él. Para UNICEF, “Niños

2
Soldados son aquellos menores de 18 años de edad, vinculados a grupos

armados regulares o irregulares, es decir estatales o no estatales, en distintas

calidades operativas. Consideramos no sólo aquellos niños que sostienen o han

sostenido un arma: Dentro de este universo de personas también están aquellos

otros que realizan todo tipo de actividades de apoyo logístico o de inteligencia:

hablamos de niños informantes, mensajeros, rastreadores, cocineros, etc.

Estamos ante la degradación del conflicto en el país, lo que ha despertado una

gran preocupación a nivel nacional e internacional por lograr su desmovilización o

desvinculación promover su reintegración social y familiar.

Los niños y niñas desvinculados del conflicto armado, son de acuerdo con la

Convención sobre los Derechos del Niño, los menores de 18 años que han

participado en acciones de guerra orientadas por un grupo armado ilegal, son

considerados ante todo víctimas del conflicto, a quienes se ha vulnerado sus

derechos interrumpiendo su proceso de desarrollo, lo cual no significa que

necesitan atención y protección pues han tenido que desenvolverse en un

contexto de guerra que ha determinado el rumbo de sus vidas.

Ante esta realidad, es preciso preguntarnos ¿De dónde provienen estos niños y

niñas? ¿De qué familias provienen? ¿Qué sucede para que ellas permitan su

involucramiento? ¿Cuál es el contexto social y político en el cual están inmersas

estas familias? ¿Cómo son involucrados en el conflicto armado? ¿Cómo se

desvinculan? Para dar respuesta a estas preguntas, comenzamos por referirnos a

las familias de estos niños y niñas, las cuales son consideradas por algunos

expertos de las instituciones gubernamentales del país como el ICBF como

3
“familias expulsoras”, señaladas en sus estudios como Familias desestructuradas

o recompuestas, con altos niveles de violencia y maltrato intrafamiliar, que desde

muy temprana edad le imponen a los niños un modelo de relación determinado por

su autosuficiencia económica. Además sus redes sociales de apoyo son

demasiado débiles para contenerlos y evitar su salida al mundo de la adultez

precoz, donde una de las opciones es la guerra. Otras familias son consideradas

permeadas por los grupos armados por estar en zonas donde ejercen su control;

los niños y niñas han nacido y crecido en este contexto de guerra en el cual

familiares han estado vinculados a ellos y las creencias y valores de la familia

permiten aceptar el ingresar como combatientes o colaboradores de los grupos

armados. También se habla de familias en extrema pobreza, donde el ingreso al

grupo armado de los niños y niñas, se da en búsqueda de una salida económica a

su situación de sobrevivencia personal y familiar.

Sobre las situaciones que llevan al involucramiento a un grupo armado, el

Informe Nacional de Desarrollo Humano (2003) con relación al reclutamiento de

niños y niñas indica que “En primer lugar parecerían destacarse las historias de

vida marcadas por maltrato intrafamiliar, abuso sexual, adicción al alcohol o

sustancias psicoactivas y retardos mentales leves” (p.

263). El abandono y la orfandad, en la medida en que

constituyen una violación de un derecho fundamental del

menor a tener una familia, son clasificados por este

informe dentro de la categoría como otros factores

4
relacionados con el sistema familiar que precipitan la vinculación de los menores

al conflicto armado.

Consideramos desde una visión ecosistémica que ante la violencia política

que instituye el conflicto armado en Colombia y en medio de lo cual se da el

reclutamiento de niños y niñas, la familia enfrenta la vulnerabilidad por el impacto

devastador de los hechos de violencia y la pérdida de poder frente a los actores

armados, donde con tal de garantizar su supervivencia deben relacionarse con los

grupos armados y aceptar que ocupen un lugar en sus comunidades y que

interactúen con los niños, niñas y jóvenes, convirtiéndose en referente de

capacidad, seguridad e identidad.

Nos unimos al planteamiento de Barudy & Dantagnan (2005), al considerar que

estas madres, padres y familiares, no pudieron desarrollar las competencias

necesarias para cuidar a sus hijos e hijas, porque crecieron como familias en

entornos sociales carenciales y violentos. Estos padres y madres están tan

dañados que ya no les quedan recursos para respetar a sus hijos como seres

humanos. Los autores plantean que “La parentalidad social se corresponde con

las capacidades que poseen una madre o un padre para atender las necesidades

de sus hijos. Se trata de que sean capaces no sólo de nutrirles o cuidarles, sino

además de brindarles protección y educación necesarias para que se desarrollen

como personas sanas, buenas y solidarias. Cuando las madres y los padres tienen

esas capacidades, ejercen lo que hemos llamado “una parentalidad sana,

competente y bien tratante”. Cuando estas no están presentes, y las madres y los

padres son incapaces de satisfacer las necesidades de sus hijos y les provocan

5
sufrimiento y daño, hablamos de “una parentalidad incompetente y maltratante

(p.22).

Desde los aportes de Barudy & Dantagnan (op cit), se asume que los niños, las

niñas y jóvenes excombatientes, provienen de sistemas familiares que dan cuenta

de una parentalidad incompetente y maltratante. Ante la violencia política que se

ha extendido en el tiempo permeando todas las esferas del mundo interaccional

donde ha transcurrido su existencia y los malos tratos infantiles, se genera una

producción social, es decir, comportamientos producidos por seres humanos

adultos en contextos ideológicos y de estrés ambiental desfavorables. Por lo tanto,

los diferentes tipos de malos tratos que sufren los niños y las niñas denuncian la

incompetencia de sus padres o familiares responsables de su crianza, pero sobre

todo de una sociedad en la que los adultos han sido incapaces de asegurarles el

bienestar y el buen trato. Las víctimas infantiles no tienen la posibilidad de

denunciar y corregir las incoherencias y las situaciones de violencia generada por

los adultos. En este sentido, los profesionales no podemos desconocer que el

sufrimiento infantil es en gran parte el resultado de las

incompetencias del mundo adulto en satisfacer las

necesidades de los niños y las niñas, y de garantizarles

sus derechos.

Otro aspecto importante es la desvinculación de los

grupos armados, la cual se da por que logran escapar y

se entregan a las autoridades o porque son capturados

por parte de las autoridades militares, esto los lleva al programa de protección a

6
cargo de ICBF. Al ingresar al programa la primera exigencia para los niños, las

niñas y los jóvenes al dejar el grupo armado es la adaptación a un medio

totalmente distinto al que conocían antes de involucrarse y al del periodo de

involucramiento. Se da inicio así al proceso de inclusión social, que abre un nuevo

contexto social y relacional, con nuevos sentidos ideológicos y formas de

organizar y ordenar sus experiencias vitales. Permanecen en las modalidades de

atención, como lo son los centros transitorios para los primeros meses. Ahí

reciben la atención inicial la cual define qué ruta se seguirá y luego una buena

parte de ellos pasará a los Centros Especializados de Atención (CAE), y otros a

Hogares Tutores; una minoría, luego de estar en otras modalidades, son

reintegrados a su familia de origen en la modalidad de hogar gestor, hasta cumplir

la mayoría de edad para el egresar del programa de protección.

Antes del egreso, sus familias son ubicadas por el ICBF, y se inicia un proceso

para garantizar por lo menos un encuentro que permita que puedan volver a

comunicarse y restablecer las relaciones. De acuerdo con la investigación

desarrollada por el Centro de Desarrollo y consultoría Psicosocial -Taller de Vida-

(2010, p.63), en la mayoría de los casos no retoman la vinculación con sus

familias. Al salir del programa conviven entre pares, se organizan en parejas, con

una red social débil o fragmentada o realizan intentos temporales de aproximarse

a sus familias que no logran proyectar en el tiempo, por esto los cinco casos

seleccionados para el estudio del cual da cuenta el presente artículo permiten una

aproximación especial ya que han logrado mantener la vinculación a pesar de las

narrativas que circulan sobre la familia de origen como responsable de que

7
vivieran el involucramiento y sufrieran el impacto de la violencia política. Es

importante comprender el fenómeno de vinculación-desvinculación de los grupos

armados y la inclusión social, de niños, niñas y jóvenes, el cual es visto como un

continuo a través del tiempo individual, colectivo, e histórico social, al que se hace

referencia para aproximarnos al sistema familiar.

ASPECTOS TEORICOS

La violencia se inscribe en lo individual, en el sistema familiar y comunitario,

en las historias que se narran y reviven sucesos de dolor, tristeza, desconfianza,

incomunicación y aislamiento. Son relatos de vida que van ordenando las

experiencias vividas y los acontecimientos en secuencias temporales,

organizadas sobre la base de una coherencia hilada a través de la trama invisible

que conforma el guión actuado de la experiencia de niños, niñas y jóvenes

desvinculados de los grupos armados ilegales, en proceso de inclusión social.

De acuerdo con Ramos (2001) el ser humano es, ante todo, un narrador y

todas las personas tienen una historia que contar; y si no la tienen, dejan de existir

como personas. Son sus historias las que los hacen humanos, pero también las

que los aprisionan, haciéndolos extremadamente fieles a sus trágicos relatos

(p.23).

A partir de los planteamientos de Ramos, es posible comprender que hay una

parte de la experiencia vivida por estos niños, niñas y jóvenes, que no ha sido

organizada ni relatada y cuando las personas se encuentran con un problema

8
necesitan recurrir al cúmulo de su experiencia, incluyendo la no relatada. Esto

posibilita cambiar los significados con los cuales enfrentan la realidad del

problema.

Por su parte White y Epston (1993) sostienen que en un esfuerzo por dar sentido

a la vida, las personas se enfrentan con la tarea de organizar la experiencia de

los acontecimientos en secuencias temporales, a fin de obtener un relato

coherente de sí mismos y del mundo al rededor: Si se acepta que las personas

organizan su experiencia y le dan sentido por medio del relato, y que en la

construcción de estos relatos expresan aspectos escogidos de su experiencia

vivida, se deduce que estos relatos son constitutivos: modelan la vida y las

relaciones (p. 29).

Sluzky (1996), plantea que “Una narrativa es un sistema construido por actores o

personajes, un guión de conversaciones y acciones, y en contextos, que se

constituyen en escenarios donde transcurre la acción y acciones, historias,

ligados entre sí por la trama narrativa, es decir por un

conjunto de conectores lógico explícitos o implícitos que

establece la relación entre actores, guión, y contexto de

modo tal que todo cambio en los actores cambia el guión

(y viceversa), todo cambio en el contexto cambia la

naturaleza del guión y los actores (y viceversa) etc. A su

vez este conjunto actores-guión, contexto y trama posee

corolarios morales” (p. 146).

9
En correspondencia con lo anterior, el relato de cada persona es único y los

significados que le atribuye a los acontecimientos van a depender de la forma

particular en que cada persona signifique los acontecimientos que está relatando.

Esta forma particular de significar los acontecimientos depende, en gran medida,

del sistema o organización de significados adquiridos a lo largo de la vida, en el

convivir con otros, en los contextos y espacios de encuentros y desencuentros que

tuvo o tiene con otros. El convivir, sea esporádico o más estable en el tiempo,

obliga de cierta manera a coordinarse conductualmente para poder actuar. De

acuerdo con White y Epston (1993, p.27) “Las experiencias específicas de

sucesos del pasado y del presente, y aquellas que se prevean ocurrirán en el

futuro, deben estar conectadas entre sí en una secuencia lineal, para que la

narración pueda desarrollarse”.

Teniendo en cuenta los planteamientos antes expuestos, las historias, narrativas y

relatos que han organizado los jóvenes excombatientes y sus familias para

otorgarle significado a sus vidas, desde la experiencia de la violencia política y

los procesos de inclusión, están mediados por los relatos de las instituciones de

protección o de restitución de derechos. Como lo plantea Linares (1996, p. 65),

tanto la narrativa como la identidad, participan de un espacio epistemológico

formado por ideas, percepciones y lo emocional, donde las narraciones requieren

y necesitan de la validación de los demás y así adquirir vigencia por medio de un

nivel pragmático, el cual lleva a la persona a comunicarse con el otro, a lo largo de

su vida construyendo de ésta manera sus narraciones.

10
En el proceso de inclusión social, niños, niñas y jóvenes deben participar

activamente, inmersos en una red vincular significativa, en diversos contextos

sociales como el de protección, el educativo, el de formación ocupacional y el que

surge en los hogares tutores. Y es en estos sistemas dinámicos, colectivos, de

encuentro e intercambio donde comparten sus narrativas, escuchan otros y deben

llegar a nuevas distinciones sobre objetivos comunes, valores compartidos y

sostenidos por la constante intercomunicación e interacción.

La inclusión social de los niños, las niñas y los jóvenes excombatientes exige

lograr reorganizar la configuración del sistema familiar, activando la vinculación

para el inicio de una nueva etapa, que marca el comienzo de una historia, o de

diversas historias de cambio, de esperanza y futuro, atendiendo a la multiplicidad

de contextos y posiciones que van a enriquecer la identidad y las relaciones de los

integrantes del grupo familiar.

Lograr la reconstrucción de la historia familiar a partir de una nueva formulación

del problema y de notar posibles soluciones, es llegar a la reelaboración del

relato, sobre el sufrimiento vivido en la familia que llevo a un grupo armado ilegal,

y poder reconocer acontecimientos o circunstancias que han sido omitidos. Esto

puede conducir a la desaparición del problema o a su consideración desde un

perfil diferente. Como lo precisa Ramos (2008): Las familias no tienen síntomas;

tienen malestares, sin sabores, sufrimientos. Que sean síntomas y desgracias de

la vida dependen del sesgo que vayan tomando las conversaciones con diversos

profesionales que, convirtiéndolos en síntomas, dan a entender que pueden y

11
deben corregirse, y que ellos saben “la manera” de hacerlo y quién debe hacerlo”.

(p. 43)

Nos referimos a narraciones dominantes, historias saturadas de problemas, que

sobreviven porque están respaldadas por ideas particulares, creencias y principios

tanto personales como familiares y sociales. Estas historias hacen referencia a

eventos ligados en una secuencia a través del tiempo que influyen en la identidad

de las personas en una forma negativa. De acuerdo con Juan Luís Linares (1996,

pp. 25-34), la identidad puede ser vista como un elemento generado a través de

un proceso de análisis e interpretación de las experiencias, entonces se convierte

en un aspecto constitutivo de la narrativa puesto que le da la posibilidad de

funcionar como punto de partida en la construcción y reconstrucción de la

experiencia vivida por el sujeto.

De acuerdo a lo antes expuesto, se precisa una doble escucha de la

historia que cuenta la persona, la que habla del problema y la que contradice al

problema y que se sitúa fuera de la historia dominante, Es a través de preguntas

que buscan recabar información de cuándo, en dónde, con quién o quienes, qué

ocurre y cómo que el tema articulador se conecta con él o

los consultantes.

Abordar los relatos dominantes acerca del contexto

familiar, desde las narraciones construidas por los

profesionales de las instituciones y que comparten los

jóvenes excombatientes, permite identificar y reconocer

la emergencia de relatos alternativos, que los jóvenes y los miembros de su

12
familia, comparten, y se constituyen en narrativas de otras formas de interactuar y

referirse a los sucesos del pasado, el presente y el futuro. Consideramos que el

discurso institucional y público también debe cambiar en este proceso, de lo

contrario y sin pretender establecer una relación lineal, existe ya experiencia

acumulada sobre cómo las consecuencias de la violencia política permanecen

intactas y se extienden a las próximas generaciones. Es decir que los efectos de

esta violencia no sólo se ven en las condicionantes macro culturales, sino también

y principalmente en sus efectos sobre los sistemas familiares y la vida individual.

Partimos de considerar que han surgido cambios que dan cuenta de cómo se

reorganiza el sistema familiar, acogiendo e incluyendo al joven excombatiente que

permaneció bajo el programa de protección, en condiciones que de acuerdo a la

historia del sistema institucional sería imposible, entonces desde la intervención

narrativa podemos comprender que han surgido relatos alternativos, siguiendo los

planteamientos de White y Epston (1993), un relato alternativo, complementa el

primer relato sin negarlo y permite adoptar nuevas formas de: actuar, sentir y

pensar ante la situación problema, para así cuestionar el relato dominante.

Lo anterior sugiere que se parte de una primera historia, considerada dominante y

que de la intervención emerge una narración que da cuenta del desarrollo de

una segunda historia, lo que implica identificar las formas en que los niños, niñas

y jóvenes, han respondido a las afectaciones de las cual han sido sujetos,

identificando cómo sus respuestas se basan en lo que ellos valoran y consideran

preciado y han trazado la historia de eso que valoran y aprecian, incluyendo cómo

eso se vincula con la familia, su comunidad, su cultura, etcétera. White y Morgan

13
(2006), plantean : Desarrollar la segunda historia es como desarrollar un territorio

de identidad diferente en el cual el niño puede pararse y mirar su vida, y

reflexionar en torno a lo que han sido sujetos. Una vez que este territorio de

identidad diferente ha sido desarrollado o re-desarrollado se hace seguro para el

niño hablar acerca del trauma del cual fue sujeto.

Cuando la segunda historia llega a estar ricamente descrita, es una fuerza

que dirige otras acciones sanadoras. De acuerdo con White y Morgan (2006),

Llega a ser una fuerza que guía a las personas para dar los próximos pasos en

coherencia con lo que entiende que ella valora y lo que quiere para su vida, que

está representado en esta segunda historia. Cuando la segunda historia ha sido

identificada y desarrollada, es importante encontrar formas de darle soporte. Hay

muchas opciones para contribuir al fortalecimiento de la segunda historia,

incluyendo prácticas como la escritura.

Otro horizonte a considerar es el relacionado a como nos aproximamos a la

comprensión del sistema familiar. Sluzky (1975), define a la familia como un

conjunto en interacción, organizado de manera estable y, estrecha en función de

necesidades básicas con una historia y un código propios que le otorgan

singularidad. El autor ve la familia como un sistema cuya cualidad emergente

excede la suma de las individualidades que lo constituyen. La familia también

puede ser caracterizada como un sistema complejo en la que sus miembros

desempeñan distintos roles y se interrelacionan para llevar a cabo una serie de

funciones importantes para cada individuo y para el sistema familia; como un todo

14
contribuyendo así, como grupo social, en los contextos en medio de los cuales

está inmersa, se desarrolla, trasforma y evoluciona.

Salvador Minuchin plantea (1998, p: 79) que la tarea psicosocial fundamental

de la familia es apoyar a sus miembros, esto ha alcanzado más importancia que

nunca. Sólo la familia, la más pequeña unidad social, puede cambiar y al mismo

tiempo mantener una continuidad suficiente para la educación de niños que no

serán “extraños en una tierra extraña”, que tendrán raíces suficientemente firmes

para crecer y adaptarse.

Siguiendo lo antes expuesto, es posible afirmar que la familia no es una

institución aislada, es parte orgánica de procesos sociales más amplios, que

incluyen las dimensiones productivas y reproductivas de las sociedades, los

patrones culturales, los sistemas socioeconómicos y políticos. La organización

familiar está ligada a diversas dimensiones de la vida social como el mercado de

trabajo, a diversas redes sociales, por lo que tendencias tales como las tasas de

fecundidad y de divorcio, o procesos de envejecimiento, son parte de procesos

sociales y culturales más amplios. Están también sujetos a políticas públicas.

Como institución social básica, la familia no es ajena a los complejos procesos

económicos, ideológicos y políticos e históricos, donde se gesta, vive, se

mantiene y se desarrolla la violencia política.

Sobre el desarrollo de la intervención familiar desde una perspectiva sistémica,

Linares (1996, p: 65) indica que la historia vivida o biografía personal se puede

considerar como un conjunto de narraciones sociales validadas de modos

15
diversos, con mayor o menor éxito y consenso más o menos amplio, en función de

la naturaleza del patrimonio emocional subyacente. Patrimonio que se inicia con

un aporte básico en los primeros años de vida, continúa enriqueciéndose en

contacto con la familia de origen y se completa indefinidamente en los distintos

contextos relacionalmente significativos a lo largo de la vida.

Una definición de familia como sistema que no es posible obviar si se piensa el

fenómeno abordado, es la propuesta en el lineamiento técnico de ICBF para el

programa especializado y modalidades para la atención a niños, niñas y

adolescentes que se desvinculan de grupos armados organizados al margen de la

ley (2008, p.66): “La familia es una unidad ecosistémica de supervivencia y de

construcción de solidaridades de destino, a través de los rituales cotidianos, los

mitos y las ideas acerca de la vida, en el interjuego de los ciclos evolutivos de

todos los miembros de la familia en su contexto sociocultural” .

Comprender esta definición remite a las planteadas anteriormente concibiendo

por una el sistema familiar en interrelación con otros sistemas como los

institucionales y por otra parte considerando la familia en el marco de su

significación simbólica e ideológica. Más allá de los aspectos institucionales y a

las prácticas de la vida familiar, existen valores sociales e ideologías expresadas

en las narrativas que dan cuenta de las historias compartidas sobre cómo se

definen y han evolucionado en el pasado, presente y cómo afrontar el futuro. Una

unidad de supervivencia evolutiva como la familia, en contexto de violencia política

está en un intercambio permanente entre sus miembros y en interacción con las

demandas del contexto para lograr su continuidad afrontando la vulnerabilidad

16
para llegar a asumir como sistema la emergencia a través del lenguaje de historias

dominantes y las historias alternativas que permitan su coevolución.

Para concluir, podemos afirmar que la deconstrucción, construcción y

reconstrucción de las narrativas, que llevan a posibilitar transformaciones en la

dinámica familiar y el restablecimiento vincular, hacen explícitas y disponibles las

habilidades, conocimientos y saberes que las personas tienen en relación a vivir

su vida como ellos lo desean a pesar de las situaciones adversas.

OBJETIVO:

El objetivo principal fue describir las narrativas emergentes de jóvenes

excombatientes que posibilitan la reconstrucción de vínculos con sus familias de

origen. Y se formularon los siguientes objetivos específicos: (a) Describir la

organización y el sistema de vinculación de la familia de origen desde las

narrativas de los jóvenes excombatientes y (b) Aportar aproximaciones

conceptuales, desde la intervención sistémica, a los procesos de inclusión social

de jóvenes excombatientes de los grupos armados irregulares.

MATERIAL Y METODO:

Con el fin de identificar las narraciones emergentes de cinco jóvenes

excombatientes, tres mujeres y dos hombres en edades entre los 19 a los 23

años, los cuales en el proceso de inclusión social, han logrado la vinculación con

miembros de su familia de origen se desarrollo la investigación-intervención,

enmarcada en la metodología cualitativa.

17
El construccionismo y la metodología cualitativa de la investigación dan

importancia a la interpretación como vehículo de conocimiento, asumiendo que la

persona elabora sus percepciones y por tanto interpreta desde sus categorías y

organiza la realidad desde sus significados. Rodríguez (1996) sostiene que frente

a una experiencia nueva, el sujeto comprenderá e integrará en coherencia con las

experiencias anteriores. Lo antes expuesto se amplía con las palabras de White &

Epston (1998) quienes indican que la estructuración de una narración requiere la

utilización de un proceso de selección por medio del cual dejamos de lado, de

entre el conjunto de hechos de nuestra experiencia, aquellos que no encajan en

los relatos dominantes que nosotros y los demás desarrollamos [...], a lo largo del

tiempo y por necesidad, gran parte de nuestro bagaje de experiencias vividas

queda sin relatar y nunca es “contado” o expresado. Permanece amorfo, sin

organización y sin forma (p.29).

Es posible entender que parte de la experiencia vivida no ha sido organizada

ni relatada y cuando las personas se encuentran con un problema necesitan

recurrir al cúmulo de su experiencia, incluyendo la no relatada para poder cambiar

los significados con los cuales enfrentan la realidad del problema. Los relatos se

comparten mediante un modelo de conversación reflexiva o apreciativa, entre

iguales, en contraposición a un intercambio formal de preguntas y respuestas.

Esto es coherente con el abordaje propuesto a partir de la intervención sistémica

narrativa.

Utilizar el relato de vida permite diversos grados de formalización para referirse a

contenidos temáticos, siguiendo el relato de una persona sobre sí misma, acerca

18
de la familia, o sobre aspectos de su vida. De acuerdo con Pineau (1992 citado

por Cornejo, 2006). El investigador-interventor debe acercarse a las vivencias del

narrador, abrirse a su lenguaje cotidiano, salir de sus propios sistemas

conceptuales. Estos desplazamientos recíprocos e inversos (de distanciamiento

teórico e implicación práctica) permiten la creación de un espacio y de un sistema

de comunicación, de una nueva unidad, donde una parte de vida encuentra sus

conceptos y unos conceptos encuentran vida” (p. 97).

Las historias que contamos poseen un carácter dinámico, cambian

constantemente, siempre en función de otra historia que las integre y les dé un

nuevo sentido. En la producción de un relato de vida, el narrador no es el único

que habla, piensa y se transforma (Bertaux 1993 citado por Cornejo, 2006).

Los relatos se desarrollaron acudiendo a la escritura y se organizaron de

acuerdo con categorías y subcategorias, en una

matriz de análisis y se ordenaron para obtener los

resultados y conclusiones, que permiten comprender

las narraciones sobre la dinámica familiar que se

describe desde la cohesión, la adaptabilidad y la

jerarquía y sobre la forma como se sostiene el

vinculo afectivo relacional entre los miembros del

sistema familiar y se expresa desde lo cognitivo,

emocional y pragmático.

19
RESULTADOS

El enfoque narrativo, nos plantea que narrar es actuar, y la acción de

relatar del otro acaba donde comienza la nuestra, aceptar, contrastar, resignificar,

son actos del habla que invitan a actuar ante la forma en que dada uno afronta

experiencias significativas, de acuerdo con sus necesidades y las circunstancia.

Hablar sobre lo que es pertinente, está pendiente, y cuando es posible, es aceptar

la necesidad de que se desea abrir puertas al futuro transformando el pasado y

que esto no significa que quienes ocupan un lugar relevante en nuestra historia a

lo largo del tiempo tengan que desaparecer o tengamos que evitarlos, es permitir

que nuevos relatos, abran espacio a nuevas esperanzas, que nos permiten

reorganizar relaciones y esperar cambios.

Desde lo antes expuesto, la emergencia de las narrativas que a continuación

presentamos surgen del hablar sobre el actuar, es decir reconocer sucesos,

hechos y relaciones, que transformaron sus narrativas para poder lograr los

cambios que desean.

-El sistema familiar de origen

Al referirse a sus familias de origen antes del involucramiento, los jóvenes

excombatientes hablan de dificultades tempranas, en todos los cinco casos se

señala la ausencia de uno de los progenitores y en tres de los casos el no haber

conocido a uno de ellos, también de situaciones de maltrato relacional a

temprana edad. Además inclusión y salida de miembros de la familia, duelos por

20
asesinato del padre y delegación por los padres en miembros de la familia

extensa. A continuación se exponen los relatos:

“Mi abuela me registro con sus apellidos, porque mi madre cuando aún yo era muy pequeña (un
año), se consiguió otra pareja y ella no quería que yo conviviera con un padrastro que no me
quería, mi mamá también estuvo de acuerdo con esta decisión. Sobre mi padre, escuche que
estaba vinculado a la guerrilla y que en los primeros años de mi vida estuvo pendiente y que
después se alejo. A pesar de que no vivía con mi mamá trataba de comunicarse con ella cuando
podía” (Caso 1. Leidy).

“Ella jamás me ha hablado o me ha dicho quien es mi padre, mi mamá trabajaba en oficios


varios todo el día y me dejaba al cuidado de otros, en un jardín o en la casa de una vecina. (Caso
2. Yury).

“Crecí al cuidado de mi abuela, mi padre y tíos paternos, no conoció a mi madre, solo se cual era
su nombre. Mi papá vivió con nosotros hasta cuando yo tenía como seis años, vivía con mi
abuela a quien considero mi madre y mis tíos” (Caso 4. José).

Respecto a la relación sistema familiar e involucramiento a un grupo armado,

los motivos que han tenido los y las jóvenes excombatientes para ingresar al

grupo armado son coyunturales, se mencionan circunstancias familiares y

también sociales y económicas en su entorno inmediato, con un fuerte ingrediente

afectivo, pero en ningún caso por identidad o simpatía política con el grupo

armado ilegal; también mencionan relaciones parentales o filiales entre

miembros de la familia que vivieron el involucramiento a fueron al grupo armado.

Narran que cuando estaban involucrados, añoraban el retorno a sus familias y

hubieran preferido no dar este pasó y resolver las situaciones problemas sin

alejarse y exponerse a afrontar largas jornadas de trabajo, vigilancia,

interminables, caminatas, participación en combates, exponer sus vidas, ver morir

personas que querían. Los relatos:

“Cuando ingrese me toco hacer oficios muy pesados, y encargarse de guardar armas, ropa y
municiones. En la selva aprendí a valorar mi familia, el estudio, y las comodidades que tenia”
(Caso 1. Leidy).

21
“Me fue mal porque nunca he respetado las reglas y eso me causo muchos castigos, me toco
ranchar y cargar muchos viajes de leña. Es la pero vida cuando uno no quiere estar allá” (Caso 2.
Yury).

Tenía que transportar comida y armamento y solo una vez participe en un combate. La vida allá
es muy difícil porque se sufre muchos castigos y maltratos es como estar secuestrado sin poder
ver a su familia” (Caso 5. Ismael).

Sus familias mientras ellos y ellas vivieron el involucramiento se vieron

obligadas a reorganizarse para enfrentar nuevas situaciones, por el conflicto

armado, como amenazas, asesinato, masacres, desplazamiento, vinculación de

otros miembros a los grupos irregulares, despojo de bienes, enfrentamientos en el

territorio habitado por la familia o muy cerca de este. Les llama la atención las

narrativas dominantes sobre la familia que circulan en las instituciones que se

ocupan del proceso de protección y que reconocen los derechos y la reparación

del miembro de la familia que en su infancia fue al conflicto armado y como

señalan a la familia como responsable, al desconocer las complejas situaciones

que los otros miembro de la familia vivieron afrontando la violencia política. El

relato:

“Cuando me fui mi madre toma la decisión de desplazarse a Bogotá con mi hermana y mis dos
hermanos, buscando protegerlos y evitar que tomaran la misma decisión que yo tome. Logre
fugarme de la guerrilla y me entregue al ejercito y fui trasladado a esta ciudad, al programa de
protección donde ingrese inmediatamente a la modalidad de hogar tutor; hay estuve por dos
años, en los cuales viví con dos familias tutoras. Al año de estar en el programa de protección
ubicaron a mi familia y después se dio el encuentro familiar, mi madre y mi hermana asistieron,
nos encontramos, compartimos, y me entere de muchas cosas que habían pasado” (Caso 5.
Ismael)

Los relatos que surgieron permiten comprender las diversas y exigentes

situaciones que las familias enfrentar por el conflicto armado y como las afectan,

teniendo que reconfigurarse, como estrategias de sobrevivencia y de lograr

22
mantener la cohesión y la proyección en el tiempo procurando la protección y

promoción de sus miembros.

- La dinámica familiar: Los hallazgos se analizan desde tres subcategorizas

que son cohesión familiar, adaptabilidad y jerarquía.

La cohesión familiar hace referencia a los vínculos duraderos y profundos con

una continuidad en el tiempo, entre los miembros de la familia, dando cuenta de la

confianza, lealtad y solidaridad.

De acuerdo con los relatos compartidos, por una parte hay una narrativa

dominante que surge desde las reiteradas consideraciones del sufrimiento que se

vive al ser parte del conflicto armado cuando se es un niño o una niña que

enfrenta esta experiencia, la cual circula y se posicionan teniendo en cuenta los

escenarios de intervención y la circulación publica en los medios de

comunicación. Entonces la familia debe ayudar a transformarlo, “He vivido el

sufrimiento necesito que me acompañen, que estén a mi lado para alejarlo”.

Por otro lado hay otra narrativa que se va emergiendo y posicionándose y

está relacionada con lograr condiciones de vida mejores a las que han tenido y

tienen miembros de sus familias, entonces “es preciso ayudar colaborar y de

alguna forma reparar por haber ocasionado sufrimiento a quienes estaban más

cerca o también han sufrido en la familia”.

Podemos hablar de una vinculación que lleva a una cohesión religada, dándose

una muy fuerte unión afectiva entre los miembros del sistema familiar y una alta

exigencia de fidelidad y lealtad, con un alto grado de dependencia con relación a

23
los recursos para la satisfacción de sus necesidades y centralización con

respecto la toma de decisiones.

La adaptabilidad familiar, es definida como habilidad para modificar las

estructuras de poder, los roles y las reglas de la relación, en respuesta al

desarrollo evolutivo vital, o por la inclusión de miembros que habían salido del

sistema familiar.

Los relatos sobre la incapacidad de la familia y que la ubican como “expulsora,”

llevan a realizar grandes esfuerzos, sobre todo por parte del progenitor o

familiares que asumen el liderazgo para lograr la adaptación y que no se

repita lo sucedido. Es importante señalar que el miembro de la familia que vivió el

involucramiento, sustenta gran poder al satisfacer las necesidades materiales

por los aportes económicos y también con el reconocimiento y las relaciones que

favorecen las instituciones gubernamentales y no gubernamentales de apoyo y

seguimiento.

La jerarquía se refiere a la manera como se

establecen las relaciones vinculares de poder y

que definen roles y reglas en las interacciones en

el sistema familiar, en función de áreas de

desarrollo de sus integrantes. Atendiendo a los

relatos, sustentan poder y definen reglas que

afectan a los miembros del sistema familiar en la mayoría de los casos estudiados

por que sus aportes son vitales para la familia y dependen de ellos, también por

24
que ha ganado competencias en la exigibilidad de derechos y en los proceso de

gestión.

-Vinculación afectiva e interaccional

El vinculo afectivo relacional entre los miembros del sistema familiar se expresa

desde lo cognitivo, emocional y pragmático, a continuación se presentan los

resultados desde esta categoría de análisis.

Los elementos cognitivos: Hacen referencia a lo que se piensa a cerca del

vínculo con la familia, desde el reconocimiento y la valoración.

De acuerdo al componente cognitivo, siente que el reconocimiento y valoración

están dados por haber logrado desarrollar un proceso en el programa de

protección que podría estar siendo considerado por ellos como exitoso, ha logrado

en tres de los casos ( Las mujeres),ubicarse con reconocimiento en el plano

público, narran que han logrado afrontar la vulnerabilidad y esta posteriormente

logrando el desarrollo de un muy buen proceso generativo, que incluso da cabida

a la solidaridad con quienes han vivido situaciones similares pero no cuentan con

los mismos recursos. Se da una valoración por los logros que estarían permitiendo

que la familia deje de ser considerada expulsora y pase a ser de acogida y respeto

logrando sus miembros también reconocimiento.

Lo que yo mas valoro es estar acompañada, no me imagino la vida sola en una pieza o con otros
egresados del programa que he visto y que eso son solo conflictos viviendo juntos” (Caso 1. Leidy).

“Que mi familia valore, yo creo que el lograr hablar en público, no tener miedo a hablar con
doctores o personas que trabajan en instituciones, y encargarme de las cosas que es necesaria
resolver, yo aprendí estas cosas en el programa. Algo que se que reconocen es que yo aporto
plata( Dinero) y ayudo con los gastos de la casa y esto nos los da el haber salido del programa,
uno sale con plata y para muchas cosas, entonces no llega con las manos vacías y puede aportar
pero también ir haciendo sus sueños” (Caso 2. Yury).

25
“Lo que más valora y reconoce mi familia es mi proceso, yo logre ser escogida para representar a
todo los jóvenes desvinculados fuera del país y me fue muy bien y di a conocer que no todos nos
devolvemos al monte o terminamos como delincuentes que podemos transformar lo que nos paso,
yo ya tengo un técnico y eso me permite trabajar y seguir estudiando, son opciones que nadie en
mi familia ah tenido. Mis abuelos, tíos, y mi mamá me piensan que soy la persona que ha llegado
más lejos de la familia y la que vivió más dificultades. Ellos reconocen mi esfuerzo y que aprovecho
las oportunidades que me ofrecen (Caso 3. Nataly).

“Yo creo que es el que yo soy responsable y he hecho todo lo del programa para garantizar lo que
necesitamos y le garantizo a mi hijo lo que necesita, a mi mujer y mi abuela. También que soy una
persona recta y cuando me empeño en algo lo saco adelante (Caso 4. José).

“Yo creo que mi familia valora el que yo esté vivo y estoy con ellos, soy como el hijo prodigo (Así
decía la madre tutora), mi mamá dice que ella no sabe como hubiera podido vivir si yo no estuviera
y mi hermana me cuenta que siempre pensaba que me estaría pasando y cuando escuchaba
noticias lloraba, todos vivían aburridos, la desvinculación y que saliera vivo le dio a mi familia
tranquilidad. El estar en el programa le da a mi familia y a mí con que vivir y es como que uno no
llega solo llega para darle a la familia. Cosas que se necesitan. Mi mamá trabaja y bastante, si no
tuviéramos estos aportes trabajaría más” (Caso 5. Ismael).

Los elementos emocionales, se refiere a los afectos que se movilizan en la

interacción con los que son significativos en el sistema familiar, y son

expresiones de lo que se siente desde el aprecio, el cariño y la solidaridad.

En los relatos exponen un estilo comunicativo del afecto desde el asumir la

protección y la orientación de las manifestaciones de aprecio y cariño, son desde

el proveer lo que se necesita en la familia, como una muestra de apoyo y porque

ahora al regresar y restablecer la vinculación, cuenta con un ingreso que los

ubica en una jerarquía distinta al interior de la familia, con lo cual se establece una

relación donde asumen un rol en la relación de proveedores y en algunos casos

como si de alguna manera fueran el jefe del hogar.

Yo le expreso afecto a mi papá con palabras que sean amables, a mi tía con detalles regalitos
como productos de belleza o una prenda de ropa, o cosas para la casa y al resto de la familia con
comida que uno lleva o prepara, a veces un detallito para cada uno como en navidad con unas
palabras bonitas para decir cosas como te quiero, gracias. Con mi amiga estamos pendiente la
una de la otra nos prestamos cuando alguna necesita y yo soy como una tía para la niña y estoy
atenta a que necesita, la acompaño, cuido” (Caso 1. Leidy).

“A mi mamá le expreso afectó estando atenta a lo que necesita, dando dinero que se necesita,
apoyándola, acompañándola, a mi hermanito hablamos, jugamos” (Caso 2, Yury).

26
“Con el cuidado con las cosas que se necesitan, para estar bien, la comida, la ropa, las medicinas,
el estudio, salimos, nos divertimos. A mi mamá llevándole lo que necesita y algunas cosas de
comida. Vamos a actividades y paseos” (Caso 3. Nataly).

“Nosotros nos reunimos todos y cocinamos, compartimos, hablamos, a veces salimos fuera de la
ciudad a visitar otros familiares. Vamos a los eventos del programa” (Caso 5. Ismael).

Los elementos pragmáticos, reflejan el trato que se dan entre los miembros del

sistema familiar como comportamiento explícito que puede ser de protección,

colaboración y apoyo. Existe un reconocimiento en los cinco cosos, como principal

figura de protección por parte de la familia, este rol puede verse en los relatos

desde dos perspectivas, por una parte por el deseo de ayudar porque consideran

que cuenta con recursos personales que le aporto su paso por el programa de

protección, y que los miembros de la familia no poseen por no tenerlas

oportunidades que ellos han tenido; y por otra parte sentirse validados y

reconocidos como proveedores, lo que lleva a que se sientan en algunos casos

como líderes del sistema familiar, que necesita de que resuelvan y colaborares.

También se plantea que la protección y el apoyo a la familia y entre sus

miembros es posible gracias al esfuerzo que realizan. Los relatos:

Dando dinero que se necesita, apoyándola. Sobre todo hablamos de los beneficios, porque yo
tengo derecho al proyecto y a la reparación y hago cuentas lo comparto con mi mamá y hacemos
planes para el futuro porque esperamos comprar casa y vivir mejor y lo estamos logrando con lo
que me dan a mí” (Caso 2. Yury).

Yo definitivamente proveo todo lo que se necesita, ahora tengo un novio pero él no aporta, solo me
acompaña. Soy responsable de mi hijo y de mi hermano y de mi mamá” (Caso 3. Nataly).

“Yo doy todo para la familia, el arriendo la comida, todo. De mi dependen mi hijo, la mamá y mi
abuela .Soy muy responsable para no ir a perder los ingresos. Mi abuela ayuda haciendo la comida
y consiguiéndola, y la mamá de mi hijo se dedica a cuidarlo” (Caso 4. José).

27
Desde los relatos de vida que emergieron, se valora la formación psicosocial en el

proceso de inclusión social y se considera aportó para lograr reconstruir la

vinculación con la familia de origen, ya que les permito el logro del manejo de

sus emociones, lo cual va a contribuir para que puedan relacionarse, decidir

convivir y afrontar las dificultades que surgen. Los relatos:

Desde los relatos de vida que emergieron, se valora la formación psicosocial en el

proceso de inclusión social y se considera aportó para lograr reconstruir la

vinculación con la familia de origen, ya que les permito el logro del manejo de

sus emociones, lo cual va a contribuir para que puedan relacionarse, decidir

convivir y afrontar las dificultades que surgen. Los relatos:

“Aprendí a defenderme hablando, yo sé responder y hablar fuerte y eso hace que a uno no se la
monten y lo respeten. Soy muy observadora y a veces me doy cuenta que está sintiendo la otra
persona así lo niegue. Esto me ayuda para llevarme bien con mi papá. Yo sé cuando acercarme o
cuando alejarme, no sé si se entiende, por ejemplo yo ya sé cuando mi tía está molesta, y no me
le acercó, espero, me quedo encerrada, soy como invisible hasta que se le pasa, así evitamos
problemas o terminar discutiendo” (Caso1. Leidy).

“Yo aprendí a no quedarme callada y digo lo que pienso, esto ayuda y la gente lo piensa varias
veces antes de atreverse a buscarte problema. Soy muy buena para hacer amigos y amigas, se me
acercar charlas, reír. Me se expresar en público y por esto me escogen para ser representante y
se me ganar la confianza.

Soy inteligente aprendo rápido, siempre me lo han dicho, entonces se cómo resolver la falta de
plata, que nos estresa, y yo sé como pedir y lograr que me la presten. Hablo por mi mamá y he
logrado que le resuelvan la atención de salud rápido y así el colegio de mi hermano” (Caso 2.
Yury).

“Yo aprendí a hacer amigos y amigas que me han ayudado, también a no tener miedo de resolver
las cosas que no me están gustando, hablando. También a pensar antes de actuar, yo era muy
impulsiva. Otra cosa que aprendí es eso de la resiliencia, es decir que puedo superar las
dificultades y fortalecerme, yo veo que la mayoría se queda hablando de lo que les paso y
quejándose yo no, aprendí a hablar de salir delante de resolver las dificultades y esto me llevo a
que me reconocieran y me escogieran para un viaje fuera del país y esto me creció frente a mi
familia” (Caso 3. Nataly).

“El control emocional, yo explotaba y no pensaba mucho y terminaba haciendo cosas sin pensar,
en el hogar tutor tuve muchos problemas, pero ahora con mi compañera logro tranquilizarme. A
veces salgo doy una vuelta pienso en mi hijo” (Caso 4. José).

“Aprendí a ser más relajado, a atreverme a conversar con otros personas y también a trabajar par a
mí esto me ha ayudado con mi familia, para ayudar a mi hermana y a la llegada de mi sobrino.

28
También me ayudo a esperar para estar con mi familia, yo ya estaba desesperado por salir y estar
con ellos y a veces me molestaba por todo y cuando nos encontrábamos ya estaba indispuesto”
(Caso 5. Ismael).

Otro aspectos relevantes y significativos del proceso de inclusión social que

consideran les aportó para lograr establecer una vinculación con miembros de sus

familias y para sumir de la mejor manera el encuentro familiar es la convivencia

con las familias tutoras. Piensan que el vivir con una familia a la cual tienen que

integrase para acceder a la atención del programa de protección, les permitió

aprender como compartir con una familia, como se tomar decisiones, la forma de

ponerse de acuerdo sobre las normas de la casa, las responsabilidades que

debe ser compartidas, a confiar los unos en los otros, hablar, recapacitar y

ponerse en el lugar del otro para poder comprender situaciones y solucionarla.

También que algunas los aburrieron con sus cantaletas, porque, a toda hora

querían dar explicaciones y razones, pero no los dejaron e insistieron. Además se

reconoce que aprendieron lo que son las actividades compartidas, como las

salidas, las comidas, dialogar, ver televisión, jugar y

ver películas.

Expresan que las familias tutoras les permitieron

aproximarse a valores como el respeto, colaboración,

salir adelante, valorar al ser humano, responsabilidad,

tolerancia, confianza, amor a dios, amor a los demás,

solidaridad, querer su cuerpo, aprovechar las

oportunidades, amistad, dignidad, libre expresión y opinión, honestidad,

generosidad, alegría, respeto por la vida de uno y la vida de los demás.

29
La experiencia del encuentro familiar es considera vital para la reconstrucción

vincular con la familia de origen y constituyo para todos los participantes en el

desarrollo de la presente investigación-intervención una experiencia significativa,

porque una vez en el programa se les solicita la información sobre la familia y se

les informa que la van a ubicar, pero esto toma tiempo y quedan a la espera del

encuentro y de la definición de quienes asisten, comentan que hay toda una

preparación de actividades para recibirlos y la participación de muchos

profesionales que hacen sugerencias y recomendaciones; además que se

sorprende porque todo el encuentro transcurre de forma colectiva y esperaban que

este fuera individual y que lograr conversar en privado les hubiera gustado más.

De acuerdo con los relatos el desarrollo de los encuentros familiares, es de un alto

impacto emocional el volver a ver a sus familiares después de periodos largos de

tiempo y a pesar de las situaciones vividas hay expresiones de afecto y deseos de

compartir así llegue una persona de la familia que no esperaba, también comentan

que se sienten muy seguros en este espacio y respaldados por los profesionales

del ICBF. Relatos:

Para el encuentro familiar yo no pedí que fuera mi mamá para mi hubiera sido mejor que fuera mi
abuela. Ella se porto muy bien conmigo pero yo no sentí que quisiera estar con ella y sé que no
tengo garantías porque ella está con su marido “(Caso 1. Leidy).

“El reencuentro con mi familia y que me perdonaran, esto fue muy grande. Yo pensé que no me
iban a recibir por que se que les hice daño y les cause mucho dolor. Pero cuando nos
encontramos me estaban esperando y me querían” (Caso 5. Ismael).

En coherencia con los planteamientos construccionista, es preciso reconocer que

los códigos profesionales y socioculturales de interpretación que usualmente se

utilizan se quedan cortos y son quizá inapropiados para entender la cosmovisión y

30
las experiencias de estos jóvenes, por lo cual, se diría que toda interpretación

habla más de comprensiones personales acerca de ellos que en sí de ellos. Son

los y las jóvenes quienes podrán validar las versiones expuestas en estos

resultados.

CONCLUSIONES

Para concluir, desde los aportes de la intervención sistémica y el abordaje

narrativo en el escenario de la inclusión social, queremos señalar que estamos

ante la emergencia de dos narrativas dominantes, que de acuerdo a los

resultados surgen en el escenario de la inclusión social y se refieren una al

sufrimiento y la otra a la necesidad del amor como expresión de afecto

incondicional.

La narrativa del sufrimiento se narra y se repite de manera reiterada a solicitud

de algunos de los que asumen el proceso de atención psicosocial y porque de

alguna manera los beneficios que otorga el programa de atención, se reciben y

se reconocen desde la historia del pasado, que explica porque se involucraron y

porque vivieron las experiencias desgarradoras en los grupos armados, pero a la

vez es limitada y genera ruido emocional, porque como se ha expuesto en los

relatos se reconoce que se habrían podido resolver las dificultades con la familia

de origen de otra forma, lo que lleva a sentir ambivalencia, porque considerar que

deben reparar y al tiempo que consideran que tienen que exigir, de acuerdo

con Cyrulnik ( 2003) cuando no se tiene la posibilidad de trabajar los propios

recuerdo, quien los trabaja es la sombra del pasado. Esto lleva a que surja de

31
manera continua la historia del involucramiento, el pasado, como justificación de

los beneficios e instituya una narración que se repite y se reitera para merecer los

aportes, la ayuda y las representaciones en escenarios públicos que garantizan

reconocimiento.

La otra narrativa, la del amor, surge de considerar que se necesita una

vinculación afectiva que garantice el afecto incondicional que nos merecemos y

es sobre todo nuestra familia que nos ofrece de acuerdo a nuestra cultura

humana esta posibilidad, como nos los plantea Cyrulnik (2003 p39), “nadie vive

solo y es difícil que alguien pueda curarse solo”. Todos dependemos de nuestro

entorno. Cuando una persona está herida o se siente infeliz, necesita

metamorfosear, transformar su dolor. Es precisamente el buscar como

metamorfosear el desgarro ocurrido a temprana edad, en la vida de estos

jóvenes que han vivido el involucramiento a un grupo armado debido a y

situaciones en el contexto familiar y social que surge esta narrativa que, también

estaría posibilitando la emergencia de relatos alternos, que surgen cuando se

viven experiencias como el encuentro familiar que llevan a una segunda historia,

que permite afrontar las dificultades del pasado y buscar la vinculación con

miembros de la familia de origen ahora que tienen que aportar y cuentan con un

respaldo institucional que está llegando a su fin y se centra en los beneficios

económicos. Además, reconocen que sus familias desean reparar y transformar

su historia.

La emergencia de estas dos narrativas va a aportar y a transformar las

situaciones problemas, porque en la historia de vida de todo ser humano es


32
importante y deja huella el sentirse amado, reconocido, protegido. Al interior de la

familia y mediante la interacción de unos y otros se van tejiendo relaciones

vinculares provistas de diferentes emociones, marcando diferentes pautas de

relación y patrones de comportamiento.

La temporalidad vista desde este planteamiento permite abordar el pasado en

correlación con el presente y el futuro y que surjan cambios que llevan a una

segunda historia, posibilitan la emergencia de nuevas posibilidades y

esperanzas.

Las narrativas expuestas nos llevan a plantear que la identidad personal es de

carácter dinámico, producto de la interacción y del trabajo de la narración para

movilizar los distintos aspectos que dan cuenta de la experiencia del

involucramiento y la inclusión social es decir, la experiencia es ordenada a partir

de la capacidad narrativa del pensamiento, con lo anterior se evocan diversos

aspectos de una experiencia inmediata y se pueden hilar a través del tiempo para

considerar desde diversos significados que han surgido cambios que dan cuenta

de cómo se reorganiza el sistema familiar y es posible ser parte y saber que hay

un espacio y unas relaciones en las cuales se participa opta y decide en lo

individual y colectivo.

Desde el abordaje narrativo el desarrollo de este estudio nos permite una

aproximación al desarrollo de la segunda historia, desde la propuesta de White y

Morgan (2006) y aseverar sus planteamientos sobre como la segunda historia,

posibilita desarrollar un territorio de identidad diferente en el cual el joven o la

33
joven excombatiente puede pararse y mirar su vida, y reflexionar en torno a lo que

han sido sujetos. Por otra parte lleva los planteamientos de Ramos (2008), al

escenario de la inclusión social, al reconocer la emergencia de redes

conversacionales que se erigen en torno a una conducta calificada como

problemáticas, e influyen a todas las personas que tengan una opinión acerca del

problema y tratan de resolverlo.

Esperamos los desarrollos de la investigación intervención que se han expuesto

en el presente artículo, abran nuevas posibilidades para la generación del

conocimiento y el desarrollo de aproximaciones conceptuales y metodológicas a

los procesos de inclusión social, que requieren mayores desarrollos en

intervención familiar.

BIBLIOGRAFIA
Álvarez, C. y Aguirre, J. Guerreros sin sombra. Niños, niñas y jóvenes vinculados
al conflicto armado. Bogotá: Procuraduría General de la Nación, Instituto de
Estudios del Ministerio del Interior, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar,
2002
Barudy, J. y Dantagnan, M. (2005). Los buenos tratos a la infancia: parentalidad,
apego y resiliencia. Barcelona: Paidós.
Carreras, A. y Linares, J. (2006). “Diálogos sobre personalidad, identidad y
narrativa. Revista Redes, (16), pp. 83-95.
Centro de Desarrollo Psicosocial -Taller de Vida-. (2010). Investigación con NNJ
desvinculados o en riesgo de vinculación a los grupos armados irregulares:
contraste por género. Bogotá: Taller de Vida.
Cornejo, M., Mendoza, F. y Rojas, R.C. (2008). La investigación con relatos de
vida: pistas y opciones del diseño metodológico. Psique, 17(1), pp. 29-39.
Cyrulnik, B. (2003). El murmullo de los fantasmas: Volver a la vida después de un
trauma. Barcelona: Gedisa.
Defensoría del Pueblo & Unicef. (2006). Informe Defensorial. Caracterización de
las niñas, niños y adolescentes desvinculados de los grupos armados ilegales:

34
Inserción social y productiva desde un enfoque de derechos humanos. La niñez y
sus derechos. (Boletín núm 9).
Hernández, A. (2004). La familia como unidad de supervivencia, de sentido y de
cambio en las intervenciones psicosociales. Bogotá: El Búho
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) & Organización Internacional
para las Migraciones (OIM). (2008). Lineamientos técnicos para la inclusión y
atención de familias. Bogotá: Impresol. Consultoría de Sinapsis, Centro de
Formación, Consultoría y Psicoterapia.
Linares, J. L. (1996). Identidad y narrativa: la terapia familiar en la práctica clínica,
Barcelona. Paidós Terapia Familiar.
Linares, J. L. (2002). “¿Acaba la historia en el post-modernismo? Hacia una
terapia familiar ultramoderna”. Perspectivas Sistémicas, (71).
Minuchin, S. y Fishman, Ch. (1997). “Técnicas de terapia familiar”. Barcelona:
Paidós Terapia Familiar.
Mella, O. (1998). “Naturaleza y orientaciones teórico-metodológicas de la
investigación cualitativa”. México: Cide.
Morgan, A. (2000). What is Narrative Therapy? An easy to read introduction.
Adelaida: Dulwich Centre Publications.
Ramos, R. (2001). Narrativas contadas, narraciones vividas. Un enfoque sistémico
de la terapia narrativa. Barcelona: Paidós.
Ramos, R. (2008). Temas para conversar. Revista Redes, (18) y (21). Barcelona:
Gedisa.
Sluzky, C. (1985). Terapia familiar como construcción de realidades alternativas.
Revista, Sistemas Familiares, (1).
Sluzky, C. (1996). La red social frontera de la práctica sistémica, Barcelona:
Gedisa.
White, M. (1994). Guías para una terapia familiar sistémica. Barcelona: Gedisa.
White, M. y Epston, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Buenos
Aires: Paidós.
White, M. y Morgan, A. (2006). Responding to children who have experienced
significant trauma: a narrative perspective. An interview with Michael White, en
Narrative Therapy with Children and their Families. Adelaide: Dulwich Centre
Publications, pp.85-97.

35

Вам также может понравиться