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8. Aplicaciones clínicas
Ver las cosas desde sus inicios es muy ventajoso, por lo tanto, la preocupación por los
factores morfogenéticos desde su inserción embrionaria mira al futuro de estos patrones
en el niño en crecimiento. Aunque el diente podría ser considerado clínicamente como
una unidad aislada, su biología ( y la de los tejidos que lo rodean), es entendida mejor en
el contexto del ciclo vital total de esas estructuras. La longitud del período morfogenético,
desde la primera aparición del brote dentario hasta la erupción y oclusión funcional, no
debe ser menospreciada; tanto el Ortodoncista como el Estomatólogo General, deben
entender los orígenes prenatales de los dientes en desarrollo dentro de los maxilares (1).
Al nacer, los procesos alveolares están cubiertos por almohadillas gingivales, las que
pronto son segmentadas para indicar los sitios de los dientes en desarrollo. Las encías
son firmes como en la boca de un adulto desdentado. La forma básica de los arcos está
determinada en la vida intrauterina.
El tamaño de las almohadillas gingivales al nacer, podría estar determinada según
Leighton, citado por Moyers (1) por cualquiera de los siguientes factores:
a) El estado de madurez del infante al nacer
b) El tamaño al nacer, expresado por el peso en el nacimiento
c) El tamaño de los dientes primarios en desarrollo
d) Factores permanentes genéricos
El arco superior tiene forma de herradura y las almohadillas gingivales tienden a
extenderse bucalmente y labialmente más allá de los maxilares, además el arco
mandibular está por detrás del superior cuando las almohadillas contactan.
Las almohadillas superiores e inferiores se tocan en buena parte de la circunferencia del
arco en sus relaciones maxilares neonatales, de ninguna manera es una medida precisa
o una relación maxilar.
En realidad al nacer hay tal variabilidad en las relaciones de las almohadillas superiores e
inferiores, que la relación neonatal no puede ser utilizada como criterio diagnóstico como
predicción de oclusión primaria.
La boca del neonato está ricamente dotada de un sistema de guía sensorial que brinda el
impulso para muchas funciones neuromusculares vitales, por ejemplo, la succión, la
respiración, la deglución, el bostezo y la tos (1) (2).
El acto de la succión, es un gran estimulante funcional, contribuye al desarrollo del
sistema dentomaxilar del niño antes de la dentición, en el momento de la succión el niño
baja la mandíbula y la mueve ligeramente hacia delante para agarrar el pezón materno,
en este acto de la succión para el amamantamiento participan además de la lengua ( que
juega en esta etapa un papel muy importante) los labios y todos los órganos de la cavidad
bucal y de la faringe, para realizar este acto de succión se necesitan de movimientos
enérgicos y rítmicos de toda la musculatural bucal y peribucal, lo que permite un estímulo
constante al crecimiento de los maxilares, sobre todo el de la mandíbula, que como
dijimos anteriormente está en una posición más retrognática con respecto al maxilar
superior en el momento del nacimiento (3).
La forma básica de los arcos dentarios está determinada, por lo menos, hacia el cuarto
mes de vida intrauterina, por los gérmenes dentarios en desarrollo y el hueso basal en
crecimiento, adaptándose la lengua al espacio previsto para ella. A medida que se forman
los dientes primarios, los procesos alveolares se desarrollan verticalmente y el espacio
intermaxilar anterior se pierde en la mayoría de los niños. En esta época, también se
abandona la deglución infantil por el patrón de deglución madura (4).
Ocasionalmente, nace un niño con un incisivo o dos ya en la boca provocando así
incomodidad a la madre durante la lactancia. Los dientes neonatales no deben ser
extraídos, salvo que se trate de supernumerarios (4).
autores se han ocupado del estudio de las épocas de la erupción de los dientes
temporales y permanentes. No es posible dar fechas precisas, puesto que es normal una
gran variabilidad de acuerdo con la herencia, nutrición, raza etc., pero se puede aceptar
un promedio considerado como aproximado (de más o menos seis meses) y que es útil
tener siempre presente para determinar si hay retrasos o adelantos notorios en la
dentición. El orden de erupción es el siguiente: incisivos centrales, incisivos laterales,
primeros molares, caninos y segundos molares. Como regla general, los dientes
inferiores hacen erupción antes que los correspondientes del arco superior.
Cronológicamente, los primeros en hacer erupción son los incisivos centrales inferiores,
alrededor de los seis meses, luego le siguen los incisivos centrales superiores a los ocho
meses más o menos, e inmediatamente después, los laterales superiores a los nueve
meses y posteriormente, alrededor de los diez meses, los laterales inferiores.
Es común observar el brote de los incisivos inferiores antes que los laterales superiores.
Generalmente a los doce meses, el niño tiene ya erupcionados los ocho incisivos,
posteriormente entre los catorce y dieciocho meses, hacen erupción los primeros molares
temporales, seguidos por los caninos, entre los dieciocho y venticuatro meses y los
segundos molares entre los venticuatro y treinta meses. Por lo tanto, a los dos años
puede estar completa la dentición temporal, que se conoce también como la dentición de
los seis meses, porque cada grupo dentario brota en este lapso de tiempo
aproximadamente (4) (5) (7) (8).
ORDEN Y CRONOLOGIA____________
A B D C E DIENTES
6 12 18 24 30 MESES
4) Hay una cierta propensión a pasar por alto la importancia de la función de los dientes
temporales en la evolución de la expresión oral y estética del niño. Algunos se afectan
sociológicamente y solicitan su reposición cuando pierden algún diente temporal anterior
por trauma.
5) La habilidad en el empleo de los dientes para la pronunciación se adquiere
íntegramente con ayuda de la dentición primaria.
Una pérdida precoz y accidental de los dientes temporales anteriores puede crear una
dificultad en la pronunciación de los sonidos F, V, S y Z. Años después de la erupción de
los dientes permanentes puede persistir la dificultad en la pronunciación de la S y Z,
llegando en ocasiones a requerir una corrección fonética (7).
a) Calcificación
En el momento del nacimiento ya se observa que ha comenzado la calcificación de las
cúspides de los primeros molares permanentes. Cuando hacen erupción los primeros
dientes temporales ya se ha adelantado la calcificación del primer molar permanente y
aparecen los primeros puntos de calcificación de los incisivos centrales y de los caninos
permanentes ( ver Fig.).
Al año de edad, la corona del primer molar permanente ha alcanzado la mitad de su
desarrollo, progresa la calcificación de las coronas de los incisivos centrales permanentes
y se aprecian ya los bordes incisales de los laterales y las cúspides de los caninos
permanentes. A los dos años está casi terminada la erupción de los dientes temporales,
avanza la calcificación de las coronas de los incisivos, caninos y aparecen las cúspides
de las primeras bicúspides. Entre los dos y medio y tres años, ha comenzado la
calcificación de la raíz del primer molar permanente, está prácticamente terminada la
calcificación de la corona de los incisivos centrales y muy avanzada las de los laterales,
así como la de los caninos y primeros bicúspides y ha comenzado la calcificación de la
cúspide de la segunda bicúspide y segundos molares permanentes (5) (7)
Alrededor de los 5 años comienza la calcificación de las raíces de los incisivos, ha
avanzado más la de los primeros molares, ya ha comenzado la reabsorción de las raíces
de los temporales y progresa la formación de las coronas de todos los dientes
permanentes a excepción del 3er. Molar, que comienza su calcificación alrededor de los 9
años. Ya a los 6 años los primeros molares están listos para comenzar su erupción en la
cavidad bucal, comenzando así el periodo de dentición mixta.
Se pueden considerar como anomalías del tiempo de los dientes permanentes los
retrasos o adelantos en la erupción que se aparten considerablemente de las fechas que
hemos indicado.
Desde el punto de vista del diagnóstico ortodóncico es más importante tener en cuenta,
las alteraciones en el orden de la erupción pues pueden ocasionar trastornos en la
colocación de los dientes y la oclusión (5) (7)
El proceso de reabsorción de las raíces de los dientes temporales, para darle lugar a los
sucesores permanentes aún no está bien explicado y se atribuye a la acción de los
osteoclastos y cementoclastos que aparecen como consecuencia del aumento de la
presión sanguínea y tisular que impide la proliferación celular en la raíz y en el hueso
alveolar y facilita la acción osteoclástica. El aumento de la presión sanguínea y en los
tejidos que rodea la raíz está favorecido por la presión del diente permanente en
erupción, pero queda la duda de lo que ocurre cuando se reabsorben las raíces de
molares temporales en casos de ausencia congénita del bicúspide que debería
reemplazarlo.
Los dientes permanentes no comienzan sus movimientos eruptivos hasta después que se
ha completado la corona. Pasan por la cresta del proceso alveolar cuando se ha formado
aproximadamente 2/3 de su raíz y perforan el margen gingival cuando más o menos ¾ de
la raíz está formada.
Excepto en los 3ros molares, en las niñas erupcionan los dientes permanentes
aproximadamente 5 meses más temprano que en los varones (1) (4)
2. Tamaño Hay evidencias que el tamaño dentario está determinado en gran medida
genéticamente.
El diámetro mesiodistal de los dientes permanentes ha sido estudiado por varios autores
(Black, Moyers, etc.) los cuales han dado en tablas los valores normales existiendo
diferencias según el autor en cuestión.
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Se entiende por 1 los incisivos centrales, por 2 los laterales, hasta el 6 que significa el
primer molar.
3. Forma Cada diente tiene su forma característica y mantiene cierta relación con la forma
de la arcada y tipo facial.
4. Inclinación Los dientes permanentes adoptan mayor inclinación mesial y vestibular que
los temporales, lo cual contribuye a crear espacio para su ubicación en el arco. En esto
influye la raza, así como las características individuales.
5. Forma de los arcos La forma de los arcos permanentes es desde cuadrada, hasta
triangular, siendo la más frecuente la ovoidea. No existen diastemas, cada diente está
haciendo contacto con uno anterior y otro posterior.
6. Relación anteroposterior Aquí debemos ver en primer lugar la relación de los primeros
molares permanentes en oclusión, la cual debe ser de neutro oclusión , o sea, que la
cúspide mesiobucal del primer molar superior coincida con la fisura o surco mesiobucal
del primer molar inferior. Estos molares fueron considerados por Angle como la llave de la
oclusión.
También debemos observar que la relación de los caninos sea de neutro oclusión, o sea,
que las cúspides de los caninos superiores deben coincidir al ocluir en la embrasura
formada por el canino y el primer bicúspide inferior. Debe existir un resalte de cero,
aunque se considera normal hasta 2 mm.
7 Relación transversal Cada diente del arco superior debe ocluir con el respectivo del
arco inferior y el que le sigue, con la excepción del incisivo central inferior que sólo ocluye
con su antagonista y el tercer molar inferior.
En los segmentos laterales debe existir un resalte, o sea, que las cúspides de las
bicúspides y molares superiores deben estar por fuera de los inferiores. La línea media
inferior debe coincidir con la superior , y ambas con la línea media general.
8. Relación vertical En sentido vertical los dientes superiores deben cubrir el tercio incisal
de los inferiores.
9. Curva de Spee Los arcos dentarios permanentes describen una curva abierta hacia
arriba conocida como Curva de Spee.
Es importante también que exista buena salud parodontal y que se realicen los
movimientos mandibulares ( lateralidad y protrusión) sin interferencias dentarias.
Puede parecer paradójico que durante el crecimiento estos valores cambien en diferentes
formas, esto es, los anchos de los dientes siguen siendo los mismos y la circunferencia
del arco, donde están ubicados, disminuyen, mientras la longitud de los huesos
mandibular y maxilar aumenta. El tamaño y la forma del arco dentario están determinados
al principio por el esqueleto cartilaginoso del maxilar y la mandíbula. Luego se desarrolla
una estrecha relación entre los gérmenes dentarios y los huesos maxilares en
crecimiento.
Sólo durante el período posnatal actúan las fuerzas ambientales contra las coronas de los
dientes y afectan el tamaño y forma del arco.
Las dimensiones del arco que se miden habitualmente son : anchura, longitud y
circunferencia (4) (7)
a) Anchura La anchura se toma a nivel de los caninos, los molares primarios (pre
molares) y primeros molares permanentes.
El diámetro aumenta sólo ligeramente en la mandíbula, debiéndose en parte este
aumento a la inclinación distal en los espacios primates cuando hacen erupción los
incisivos.
El aumento en ancho a nivel de molares temporales son leves en ambos arcos.
Los aumentos en la anchura a nivel del primer molar permanente superior son
significativamente mayores que la anchura inter molar mandibular.
b) Longitud La longitud del arco dentario se mide en la línea media, desde el punto a
mitad de distancia entre los incisivos centrales hasta una tangente que toca las caras
distales de los segundos molares primarios, o los segundos premolares.
c) Circunferencia o perímetro Es la más importante de las dimensiones del arco
dentario, habitualmente se mide desde la cara distal del segundo molar temporal ( o cara
mesial del primer molar permanente) alrededor del arco sobre los puntos de contacto y
los bordes incisales, en una curva suave, hasta la cara distal del segundo molar primario (
o primer molar permanente) del lado opuesto.
Algunos autores plantean que durante la dentición temporal y mixta temprana se produce
una reducción de aproximadamente 5 mm en la circunferencia o perímetro del arco
inferior. Las causas de estas reducción se consideran que son el corrimiento mesial tardío
de los primeros molares permanentes, la tendencia al corrimiento mesial o mesogresión
de los dientes posteriores durante toda la vida, desgastes interproximales y la posición
lingual de los incisivos debido al crecimiento diferencial entre la mandíbula y el maxilar.
El perímetro del arco superior, en contraste, aumenta ligeramente aunque tiene casi la
misma posibilidad de aumentar o disminuir, la marcada diferencia en la angulación de los
incisivos permanentes superiores, compara con la de los temporales, y los mayores
aumentos en ancho, probablemente explican la tendencia a preservar la circunferencia en
el maxilar superior, aún cuando los molares permanentes se están corriendo hacia
mesial.
También la sobremordida y el resalte sufren cambios significativos durante la dentición
temporal y mixta. Durante la dentición temporal, la sobremordida disminuye ligeramente,
y el resalte a menudo está reducido a cero. A partir del comienzo de la dentición mixta
hasta finales de ésta, la sobremordida aumenta y luego disminuye. La altura de la rama,
mientras que el resalte suele ser reflejo de las relaciones anteroposteriores de las bases
de la dentición superior e inferior
El período de la dentición mixta
Se conoce como dentición mixta a la presencia simultanea de dientes temporales y
permanentes que se observan en el niño entre los 6 y 12 años de edad.
Es un período de gran importancia e interés, en la etiología de las anomalías de la
oclusión, porque en esos años deben realizarse una serie de complicados procesos que
conduzcan al cambio de la dentición temporal por la permanente y al establecimiento de
la oclusión normal definitiva.
Los dientes permanentes que sustituyen a los temporales se denominan sucesores
( incisivos, caninos y bicúspides) y los dientes permanentes que erupcionan por detrás de
los temporales se denominan complementarios ( primeros, segundos y terceros molares)
Desde el punto de vista clínico, hay dos aspectos muy importantes en el período de la
dentición mixta : 1) la utilización del perímetro del arco y 2) los cambios adaptativos en la
oclusión que ocurren durante el cambio de una dentición a otra (4) (7)
1) Utilización del perímetro del arco
Todos los autores están de acuerdo en que el perímetro del arco mandibular se acorta
durante la dentición mixta, pero hay divergencias respecto a donde, como y cuando se
produce ese acortamiento. Boume, plantea que el espacio primate y otros diastemas
interincisivos pueden cerrarse desde atrás con la erupción de los primeros molares.
El empleo del espacio libre de Nance es la consideración clínica más importante , ya que
este espacio libre se debe a la diferencia de tamaño entre los dientes temporales y sus
sucesores permanentes.
En la parte anterior este valor es negativo, aún incluyendo los diastemas característicos
de la dentición temporal. Atrás el espacio libre es positiva, ya que el ancho combinado de
canino, primer y segundo molar temporal es mayor en 1.7 mm en la mandíbula y 0.9 en el
maxilar superior a cada lado, que los anchos combinados de canino primera y segunda
bicúspide.
2). Cambios oclusales en la dentición mixta
Como ya se ha señalado, el habitual plano terminal recto de la dentición temporal trae
típicamente una relación cúspide a cúspide de los primeros molares permanentes, los
que luego pueden alcanzar una relación de neutro oclusión por : 1) corrimiento mesial
tardío, después de la pérdida del segundo molar temporal, 2) mayor crecimiento hacia
delante de la mandíbula que del maxilar superior, o muy probablemente una combinación
de ambas. Lo ideal seria la obtención de la relación de neutro oclusión a nivel de los
molares permanentes desde el momento de su brote, ya que así todo el perímetro del
arco puede usarse para el alineamiento de los dientes y nada se perderá, pues ya el
molar está ubicado en su posición correcta.
Desarrollo denticional y oclusal en el adulto joven
Con la caída del último molar temporal termina la dentición mixta y se completa la
permanente con la erupción del segundo molar permanente, ya que el brote de los
terceros molares es muy inconstante y en muchas ocasiones están ausentes o queda
retenidos.
Algunos autores plantean que se ha observado que con la erupción de los terceros
molares pueden producirse anomalías de posición y dirección de los dientes anteriores,
en el joven y en el adulto porque se rompe la línea de puntos de contactos entre los
dientes generalmente, a nivel de los caninos (4) (7)
Aplicaciones clínicas
Con todos los conocimientos adquiridos anteriormente podemos valorar, desde el punto
de vista clínico, que se considera como oclusión normal . Es perfectamente correcto
considerar como normal una boca en la que todos los dientes están presentes y
ocluyendo de una manera sana, estable y grata, con variaciones en posición dentro de
límites normales medibles. Es perfectamente razonable cuando se planea un tratamiento
ortodóncico, tener en mente una imagen de engranaje cuspídea ideal.
También es aceptable y práctico que al finalizar un tratamiento tengamos una disposición
de los dientes dentro de los maxilares en posiciones que no son ideales ni normales, pero
que pueden ser estables en la cara de una persona determinada (4) (7)
Desarrollo filogenético de la dentición
En la filogenia de la dentición, desde que los mamíferos evolucionaron de sus
predecesores, los reptiles y a lo largo de un período de 200 millones de años, se
produjeron unos cambios importantes que afectaron a los dientes en su morfología,
tamaño y número. Los dientes en los animales inferiores tienen una morfología tónica y
afilada, tal como se observa en algunos peces y reptiles; los dientes primitivamente
homodentus tenían como función desgarrar el alimento y cortarlos en partículas
deglutibles para el animal, a la homodoncia le sucedió en la escala zoológica la
heterodoncia de los mamíferos superiores, en que cada pieza dentaria tiene una compleja
morfología oclusal con bordes cortantes o cúspides múltiples propia de los molares, cuya
cara oclusal aparece salpicada de vértices y fosas que trituran y deshacen el bolo
alimenticio (9)
De la forma primitiva conoide sólo se conservan en el humano los 4 caninos, pieza
monocuspídea, situados en los ángulos de la arcada dentaria, de voluminosa raíz y
afilado perfil coronal, que mantienen un papel protagonista en la biomecánica oclusal y
gozan de larga supervivencia en el siglo vital del hombre, El canino protege los
movimientos laterales de la mandíbula en la masticación normal. Es la herencia directa de
la homodoncia de la escala zoológica inferior extraordinariamente resistente a defensor, a
la luz de los conceptos gnatológicos aplicados de la oclusión humana (9)
En los vertebrados inferiores la dentición es polifiodonta; hay varias denticiones que se
van sucediendo ininterrumpidamente.
Cuando un diente se desgasta o rompe con la función, le sucede una pieza de reemplazo
que brota tantas veces como sea necesario para proteger la nutrición animal. Junto a
ellos y a otros animales existe una sola dentición, como se observa en algunos
mamíferos insectívoros (9)
La dentición es aquí monofiodonta y hay un juego único de dientes que, una vez que han
hecho erupción, permanecen en la boca sin ser sustituidos por otros. La dentición
humana es, sin embargo difiodonta por estar compuesta por una primera serie de 20
dientes temporales que son reemplazados, al exfoliarse naturalmente, por otras 20 piezas
permanentes y 12 molares que salen sin suceder o sustituir a ninguna pieza temporal. La
dentición del hombre es, pues, difiodonta compuesta por una serie provisional que cubre
el período infantil y otra dentición permanente que definitivamente está presente en la
boca juvenil y adulta.
Otro fenómeno propio de la evolución filogenética es el denominado anisomerismo,
caracterizado por la gradual disminución del número de piezas dentarias que componen
la dentición . Desde los reptiles más avanzados que cuentan con 76 piezas a los 32 que
componen la dentición humana, hay un largo período evolutivo en que se reduce el
número de dientes y se enriquece la morfología y versatilidad del aparato triturante.
El hombre tiene menos dientes pero más capacitados para cortar, rasgar y masticar los
alimentos que consume el animal omnívoro por excelencia y que puede hacer frente a
mayores exigencias de aprehensión y trituración con un número reducido de elementos
duros.
La dentición humana difiodonta, heterodonta y con una formula dentaria de 32 piezas es
heredera de una larga evolución filogenética y está sujeta a una patología en su
morfología, erupción y oclusión que solo se comprende desde un conocimiento básico del
desarrollo de cada uno de los dientes, desde la formación inicial hasta que entran en
contacto con las piezas antagonistas (9)
Quedaría incompleto este breve recuento de la evolución , aplicada a los aspectos de
mayor interés para la explicación de la frecuencia de las anomalías dentomaxilofaciales
en el hombre actual, si no incluyéramos los estudios de Begg, sobre la dentición del
hombre de la Edad de Piedra, representado en nuestros días por el aborigen australiano.
Este autor ha atribuido tal importancia a la forma como se hace la oclusión en el hombre
primitivo que ha basado en ella la filosofía de su técnica mecánica para el tratamiento de
las anomalías dentarias (5) (7).
En el australiano la oclusión de los incisivos se hace borde con borde y que durante toda
la vida del individuo, hay un continuo desgaste de las superficies oclusales y proximales
del esmalte en todos los dientes y un movimiento también continuo de los dientes hacia la
parte mesial en sentido vertical. Esto hace que se reduzca el tamaño de los dientes
individualmente, y por consiguiente, de todo el arco dentario. En esta forma el hombre de
la Edad de Piedra tenia una función masticatoria eficiente y eran pocos comunes las
malposiciones dentarias, al contrario de lo que ocurre en el hombre moderno, en el cual,
por las menores necesidades masticatorias, no se produce la atrisión de desgaste y los
incisivos ocluyen, quedando los superiores cubriendo parte de la corona de los inferiores,
mientras que los dientes posteriores quedan en una interrelación cuspídea muy marcada
que obligan a la dentadura a permanecer estática durante toda la vida; y como
consecuencia de las circunstancias enumeradas , los dientes no pueden encontrar
espacio suficiente en los maxilares y se producen las anomalías de posición y dirección
dentarias, y por consiguiente la oclusión (5) (7)
RESUMEN
Hace muchos años que Herpin expuso su teoría sobre la evolución del aparato
masticatorio humano basado en la degeneración, por así decir de los distintos elementos
que así lo componen. Estos son los músculos, agentes activos, los dientes, agentes de
ejecución y los huesos, órganos de transmisión. Los músculos temporales de los primates
y de los hombres primitivos se insertan como ya vimos en la cresta anteroposterior
situada en la línea media del cráneo de los grandes antropoides, y cada vez va bajando
más la inserción hasta quedar en el hombre en la fosa temporal. Los maxilares
primitivamente prognáticos y de gran tamaño, se han vuelto ortognatos y se han reducido
en tamaños, quedando pequeños hasta para el tamaño de los dientes actuales. Los
dientes van reduciendo su tamaño, pero no tan notoriamente como los maxilares
(especialmente los laterales superiores y los terceros molares) y también va
disminuyendo su numero (los mismo enumerados anteriormente y los segundos
premolares inferiores). Se presentan anomalías porque los dientes son los que menos
han variado de volumen con respecto a los huesos y a los músculos y porque el número
de dientes sigue siendo fundamentalmente el mismo del hombre primitivo.
Estos postulados de Herpin aclaran muy bien muchos de los problemas de la oclusión del
hombre actual.
A lo largo de la evolución puede observarse pues, una evidente reducción del tamaño de
los maxilares en concordancia con la disminución de la potencia y tamaño de los
músculos que en ellos se insertan pero a pesar de la disminución del volumen de los
maxilares y de la aparición del mentón con reducción del prognatismo alveolar, el número
de dientes del hombre actual en el mismo del de los prehomínidos de más de un millón
de años (5( (7)
En la oclusión del hombre moderno los incisivos superiores sobrepasan a los inferiores
por vestibular y no hay abrasión apreciable, al contrario de lo que acontecía en el hombre
primitivo, en el cual la oclusión era borde con borde y la abrasión se mantenía toda la
vida, tanto en las superficies oclusales como en las proximales. Estos factores ( en
especial, número de dientes excesivos para el tamaño de los maxilares y oclusión
estabilizada durante toda la vida, sin atrisión), explican la frecuencia de las anomalías de
posición y dirección de los dientes por falta de hueso basal suficiente en el hombre actual.
Muchos signos muestran la posibilidad de que la fórmula dentaria se reduzca en el
hombre futuro (ausencia congénita de laterales superiores y otros dientes, inclusión del
3er. Molar, menos necesidad masticatoria etc.) y por consiguiente, del volumen de los
huesos en que están colocados los dientes. Los puntos que acabamos de destacar
demuestran la necesidad de recurrir, con mucha frecuencia, a la eliminación de unidades
dentarias en el tratamiento de las anomalías dentofaciales, procedimiento que se muestra
acorde con la evidencia evolutiva.
Pero desgraciadamente, todavía vemos como se hacen a diario grandes esfuerzos para
lograr la colocación de todos los dientes en los maxilares, tratando de agrandar estos, o
sea, pretendiendo regresar en la evolución a estadios que ya superó la especie humana
BIBLIOGRAFIA
6. Orban, Histología y Embriología bucales. 1era. Edición. Instituto Cubano del Libro,
1969. Pp. 18-19.
FIN
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