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1.1.

-Ley de Hooke

La fuerza electromagnética básica a nivel molecular se pone de manifiesto en el


momento de establecerse contacto entre dos cuerpos. Aparecen fuerzas moleculares que
las moléculas de un cuerpo hacen sobre las moléculas del otro, y viceversa. Llamamos
normalmente fuerzas de contacto a estas fuerzas, y la vida diaria está llena de ellas:
cuerdas, muelles, objetos apoyados en superficies, estructuras, etc.

Cuando a un cuerpo (p. ej., una cuerda) se le aplica una fuerza, normalmente reacciona
contra esa fuerza deformadora, dado que tiende a tener una forma estable debido a su
estructura molecular. Estas fuerzas de reacción suelen llamarse elásticas, y podemos
clasificar los cuerpos según el comportamiento frente a la deformación. Muchos cuerpos
pueden recuperar su forma al desaparecer la acción deformadora, y los denominamos
cuerpos elásticos. Otros cuerpos no pueden recuperar su forma después de una
deformación, y los llamamos inelásticos o plásticos. Evidentemente, un material elástico
lo es hasta cierto punto: más allá de un cierto valor de la fuerza deformadora, la
estructura interna del material queda tan deteriorada que le es imposible recuperarse.
Hablaremos por tanto, de un límite elástico, más allá del cual el cuerpo no recupera la
forma, y aún más, de un límite de ruptura, más allá del cual se deteriora completamente
la estructura del material, rompiéndose.

Robert Hooke (1635-1703) estableció la ley fundamental que relaciona la fuerza


aplicada y la deformación producida. Para deformaciones que no sean muy grandes, es
decir, que no superen el límite elástico, se cumple que:

(1)

en donde F es la fuerza deformadora aplicada y x la deformación relativa.

Es muy frecuente escribir la ley de Hooke teniendo en cuenta que la fuerza elástica Fe
es igual a la aplicada F pero cambiada de signo:

(2)

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