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ÍNDICE:

1 FLAGELOS

1.1 INTRODUCCIÓN: LA MOVILIDAD EN LAS BACTERIAS

1.2 OBSERVACIÓN DE LOS FLAGELOS

1.3 ASPECTOS MORFOLÓGICOS

1.4 COMPOSICIÓN QUÍMICA Y ESTRUCTURA

1.4.1 FILAMENTO

1.4.2 CODO O GANCHO

1.4.3 CORPÚSCULO BASAL

1.5 ENSAMBLAJE DEL FLAGELO

1.6 MOVIMIENTO FLAGELAR

1.6.1 DESCRIPCION DEL MOVIMIENTO DE UNA BACTERIA


PERITRICA

1.6.2 MECANISMO DEL MOVIMIENTO ALEATORIO (EN AUSENCIA DE


ESTÍMULO)

1.6.2.1 EL MOTOR ES ROTATORIO Y GIRA EN AMBOS SENTIDOS

1.6.2.2 COMPONENTES DEL MOTOR Y DEL CONMUTADOR

1.6.2.3 ASPECTOS ENERGÉTICOS

1.6.3 LAS TAXIAS

1.6.3.1 DEFINICIONES

1.6.3.2 TIPOS DE TAXIAS

1.6.3.3 ESTUDIO EN DETALLE DE LA QUIMIOTAXIA

1.6.3.3.1 ESTÍMULOS QUÍMICOS. ELEMENTOS DE RECEPCIÓN Y


TRANSDUCCIÓN DE LAS SEÑALES QUÍMICAS

1.6.3.3.2 PROTEÍNAS IMPLICADAS EN LA RUTA DE


TRANSDUCCIÓN INTRACELULAR DE LA SEÑAL

1.6.3.3.3 EL CICLO DE EXCITACIÓN-ADAPTACIÓN


2 FLAGELOS PERIPLÁSMICOS

3 FIMBRIAS O PELOS (= PILI)

3.1 FIMBRIAS ADHESIVAS

3.2 PELOS SEXUALES DE BACTERIAS GRAM-NEGATIVAS

4 PROSTECAS

5 TALLOS O PEDÚNCULOS

ENLACES

1 FLAGELOS
1.1 INTRODUCCIÓN: LA MOVILIDAD EN LAS
BACTERIAS
Los procariotas capaces de moverse lo hacen por alguno de estos sistemas:

por flagelos
por deslizamiento sobre superficies sólidas
por sacudidas o contracciones (en algunos cocos Gram-negativos).

Los flagelos bacterianos típicos son largos apéndices filamentosos


extracelulares, helicoidales, responsables del desplazamiento en medios líquidos de la
mayor parte de las bacterias móviles. Aunque empleamos la misma palabra para
designar a los orgánulos locomotores de procariotas y eucariotas, ambos son totalmente
diferentes, tanto en estructura como en mecanismo de funcionamiento:

El filamento del flagelo bacteriano, que constituye su porción externa más visible,
consta generalmente de un solo tipo de proteína, y en él no se realiza ningún trabajo
quimiomecánico.
El mecanismo del flagelo bacteriano es rotatorio, con un motor reversible (funciona
en los dos sentidos de giro).
La energía que propulsa a este motor no es ATP ni ninguna otra molécula con enlaces
energéticos, sino que deriva directamente del gradiente de protones (fuerza protón-
motriz).

1.2 OBSERVACIÓN DE LOS FLAGELOS


A microscopía óptica

En preparaciones en fresco, no se pueden detectar los flagelos individuales,


debido a su extrema delgadez (están ligeramente por debajo del límite resolutivo del
microscopio). En cambio, la microscopía óptica de alta intensidad en campo oscuro sí
logra discernir los flagelos. El microscopio de contraste de fases logra visualizar los
penachos densos de flagelos de ciertas bacterias.

Pueden estudiarse fácilmente mediante impregnación argéntica en preparaciones


previamente fijadas por procedimientos suaves que no destruyan la estructura (alcohol-
éter) y con mordientes que la engruesan artificialmente: ácido tánico, sales de Al y Cr.
(remitimos al alumno a la correspondiente práctica).

A microscopía electrónica

Se suelen emplear las técnicas habituales de sombreado o tinción negativa con


ácido fosfotúngstico.

1.3 ASPECTOS MORFOLÓGICOS


Sobre células intactas, los flagelos se observan como filamentos helicoidales
largos y finos. La longitud es variable (no está determinada de modo fijo): de 5 a 10 mm,
pero su anchura o diámetro es constante y uniforme para cada especie: en Escherichia
coli es de 20 nm.

El carácter helicoidal del filamento es propio e intrínseco: para cada especie, y


dadas unas condiciones ambientales determinadas (sobre todo de pH) los parámetros de
la hélice son fijos y característicos:

longitud de onda (p. ej., de 2-2.5 mm)


amplitud o anchura de la hélice (0.4-0.6 mm).

Algunas especies presentan simultánemante dos tipos de flagelos, con dos longitudes de
onda diferentes (normalmente una es la mitad de la otra). A este fenómeno se le
denomina biplicidad.

El patrón de flagelación (es decir, el número y localización de los flagelos) varía entre
especies, y reviste interés en la determinación taxonómica:

un solo flagelo: bacterias monotricas. Normalmente la inserción del flagelo (en


bacterias bacilares) es polar o subpolar.
dos o más flagelos formando un penacho, normalmente en un polo: lofotricas. (por
ejemplo, en Spirillum volutans hay más de 80 flagelos en el penacho).
dos penachos de flagelos, uno en cada polo: bacterias anfitricas.
flagelos repartidos por toda la superficie: bacterias peritricas. (Por ejemplo,
Escherichia coli posee 10 flagelos, mientras que Proteus mirabilis posee cientos,
dando aspecto muy denso a la disposiciòn de éstos).
Ciertas bacterias presentan flagelos de inserción lateral, bien en penachos densos
(Selenomonas), bien diseminados (Pectinatus).

Existe una serie de especies Gram-negativas (Vibrio, Photobacterium, Bdellovibrio) que


poseen flagelos muy engrosados, debido a que están envueltos en una vaina que
presenta continuidad con la membrana externa. Por otro lado Pseudomonas rhodos tiene
un flagelo con vaina a base de subunidades de una proteína.

1.4 COMPOSICIÓN QUÍMICA Y ESTRUCTURA


Los flagelos pueden aislarse relativamente intactos por procedimientos suaves
(que desorganicen y disuelvan el peptidoglucano y la membrana citoplásmica, y en
Gram-negativas, además, la membrana externa). La estructura del flagelo está bastante
conservada entre los procariotas, lo que apunta a que debió ser un “invento evolutivo”
relativamente temprano (aunque por lo visto, ningún eucariota lo ha heredado).

Se observan tres partes diferenciadas:

filamento helicoidal largo, que es la única parte visible a microscopía óptica; está
conectado a un corto segmento curvado denominado...
codo o gancho, que a su vez está unido al...
corpúsculo basal. Este corpúsculo basal está inmerso en las envueltas (membrana
citoplásmica y pared), y consta esencialmente de un cilindro que ensarta 1 o 2 parejas
de anillos.

Estructura
de un
flagelo de
una
bacteria
Gram-
negativa

1.4.1 FILAMENTO
Es la parte visible en las preparaciones de células intactas, y representa hasta el
95% de la masa total del flagelo. Se puede aislar fácilmente por agitación mecánica, con
ulterior ultracentrifugación diferencial en gradientes de densidad.

El filamento está constituido por el arrollamiento de subunidades idénticas de


una proteína llamada flagelina. Si sometemos los flagelos aislados a agentes
desnaturalizantes (calor, pH ácido, urea, etc) se desintegran en sus subunidades de
flagelina. La flagelina es una proteína globular relativamente elongada, con pesos
moleculares variados, según las especies (desde unos 15 kDa en algunos Bacillus hasta
unos 62 kDa en algunas enterobacterias).

Estructura tridimensional del filamento: Las subunidades de flagelina se disponen


formando una matriz cilíndrica, con un empaquetamiento cuasi-hexagonal, donde se
observan 11 hileras cuasi-axiales (casi verticales) de subunidades; las hileras cuasi-
axiales se denominan fibrillas. El cilindro está hueco (deja un canal en su interior). El
filamento es notablemente rígido (tanto desde el punto flexional como torsional), de
modo que durante el movimiento activo sólo se producen pequeñas deformaciones, pero
sin afectar a los parámetros de la hélice. El movimiento de rotación del motor (situado
en el corpúsculo basal) se comunica al filamento helicoidal rígido, que a modo de hélice
de barco permite el avance de la bacteria.

Antigenicidad

Tanto la flagelina nativa aislada como los filamentos intactos son buenos
antígenos, constituyendo el denominado antígeno H flagelar, específico para cada
especie e incluso para cada estirpe o raza.

En enterobacterias (uno de cuyos hábitats naturales es el interior de los animales


superiores) la porción central de la flagelina es muy variable, lo cual parece representar
una respuesta evolutiva de tipo adaptativo, que les permite enfrentarse mejor al sistema
inmune de sus hospedadores.

Las células flageladas reaccionan in vitro con sus antisueros específicos, dando
una aglutinación floculenta y laxa, bastante típica. Esta reacción de aglutinación se
emplea en la caracterización de las variedades de Salmonella (véase la clasificación de
Kauffmann-White, en la sección de Taxonomía, capítulo dedicado a la familia
Enterobacteriaceae).

1.4.2 CODO O GANCHO

Es una estructura curvada, acodada, de unos 80 nm de longitud, y unos 22 nm de


diámetro, que conecta el filamento al corpúsculo basal. Consta de unas 130 unidades de
una proteína elongada, distinta de la flagelina (42 kDa), dispuestas igualmente en una
matriz cilíndrica de 11 fibrillas. Parece ser que el codo actúa a modo de juntura
universal o flexible entre el filamento y el corpúsculo basal.

Entre el codo y el filamento existen dos discos de proteínas accesorias del codo
(HAP1 y HAP3). Cada uno de los discos consiste en dos giros de hélice, e intervienen
en el control del ensamblaje del flagelo. Son estructuras adaptadoras que permiten la
correcta interacción entre filamento y codo.
1.4.3 CORPÚSCULO BASAL

Es la estructura que, inmersa en la membrana citoplásmica y en la pared celular,


ancla el flagelo a la célula, y está relacionada con la función del motor.

En Gram-negativas, la estructura típica consta de dos pares de anillos coaxiales


atravesados por un cilindro.

Los dos anillos exteriores se denominan L y P, y están relacionados respectivamente


con la membrana externa y con el peptidoglucano. Estos dos anillos están conectados
por una pared cilíndrica que enmascara la porción del cilindro central.
Los dos anillos interiores se denominan S y M: el S está en el espacio periplásmico,
inmediatamente por encima de la membrana citoplásmica, y el M está inmerso
plenamente en dicha membrana.

Conectados al corpúsculo basal se localizan varias proteínas importantes para la función


del motor y para el sentido del giro:

Por debajo del anillo M existen tres proteínas (FliG, FliM y FliN) que están
implicadas en la conmutación del sentido del giro del motor: permiten que el motor
pueda girar en sentido de las agujas del reloj y en el sentido contrario al de las agujas
del reloj. Recientemente se ha visto que estas proteínas configuran un quinto anillo
(anillo C), por debajo del M, ya inmerso en el citoplasma.
Rodeando al corpúsculo basal, a modo de empalizada cilíndrica, existen subunidades
de dos proteínas: MotA y MotB. Aunque aún no está aclarada totalmente su
intervención, parece que son elementos esenciales de la maquinaria que hace girar a
una parte del corpúsculo basal (motor). Este giro se comunica probablemente al
cilindro central, que a su vez debe de estar “fusionado” con algunos de los anillos. El
giro se transmite al codo y al filamento, siendo ésta la base del movimiento rotacional
del flagelo. Se supone que al menos algún anillo debe de permanecer fijo, anclado a
alguna estructura de las envueltas, actuando a modo de estator del motor, pero se
desconoce su identidad. Recientemente se ha demostrado que los anillos interiores (M
y S) se mueven solidariamente, lo que permite descartarlos, en principio como
estatores del motor. Un buen candidato a estator podría ser el anillo P, que podría
interaccionar de modo fuerte con el peptidoglucano, que es a fin y al cabo la
estructura más rígida de las envueltas, pero este punto aún no se ha confirmado
experimentalmente.

En Gram-positivas la estructura del corpúsculo basal es más sencilla: cilindro


central y una sola pareja de anillos (el M y el S). Probablemente el anillo S está
conectado con el peptidoglucano (sería análogo en realidad al anillo P de las Gram-
negativas).

1.5 ENSAMBLAJE DEL FLAGELO


En la “construcción” del flagelo bacteriano intervienen unas 50 proteínas, entre
proteínas estructurales que formarán parte de la estructura definitiva, y proteínas
accesorias que sólo sirven durante este ensamblaje. Debido a esta complejidad, y a que,
además, diversas partes del flagelo deben de interaccionar con las envueltas bacterianas
(membrana, pared), no es de extrañar que este ensamblaje esté bien ajustado ni que la
síntesis de las diversas “piezas” esté sometida a un estricto control genético.

A grandes rasgos, el flagelo se va ensamblando “desde dentro hacia fuera”, es


decir, comenzando por el corpúsculo basal y avanzando hacia el codo y finalmente hasta
el filamento.

Los componentes situados al nivel de la membrana (anillo M) o del lado citoplásmico


probablemente no tienen ningún mecanismo especial para su ensamblado.
Los componentes del motor (MotA y MotB) parece que rodean a modo de empalizada
al corpúsculo basal, y se encuentran anclados a la membrana citoplásmica a través de
sus porciones hidrofóbicas. Se insertan sin previo procesamiento (no tienen péptidos-
señal).
Las proteínas de los anillos externos (P y L) se sintetizan como precursores provistos
de péptidos-señal en sus extremos N-terminales, que son rotos por el complejo de
procesamiento del péptido señal, a su paso por la membrana citoplásmica.
Las unidades de flagelina recorren la porción central hueca del eje del flagelo: o
sea, pasan por el interior del cilindro àcodo à filamento, hasta llegar a la punta en
crecimiento, en la que permanentemente hay una proteína (HAP2) encargada de
“recibir” las nuevas unidades al final de su “viaje” y controlar su colocación final
sobre el filamento cebador preexistente, evitando que escapen al medio exterior.

1.6 MOVIMIENTO FLAGELAR


En este apartado nos vamos a plantear dos objetivos de estudio principales:

aspectos dinámicos y funcionales del flagelo: base del movimiento


cómo se vé modificado el mecanismo flagelar básico ante la llegada de estímulos
ambientales captados en la superficies celular

1.6.1 DESCRIPCION DEL MOVIMIENTO DE UNA BACTERIA


PERITRICA

Vamos a estudiar en primer lugar cómo se produce el movimiento en bacterias peritricas


como Escherichia coli o Salmonella tiphymurium.

1. En ausencia de estímulos, en un medio ambiente uniforme, se puede observar un


movimiento tridimensional aleatorio, formado por periodos de unos pocos
segundos de natación en linea recta o ligeramente curvada (carreras o corridas),
interrumpidos por breves episodios (décimas de segundo) de un movimiento angular
caótico de la bacteria (viraje o cabeceo), tras de lo cual la célula entra en una nueva
fase de natación en línea aunque con una nueva dirección.

2. En un gradiente espacial de un estímulo ambiental, la bacteria responde


modificando el anterior patrón. Se alteran las probabilidades relativas de carreras y
de virajes, de modo que la bacteria prolonga estadísticamente los periodos de
natación hacia la dirección favorable (es decir, acercándose hacia un estímulo
positivo y alejándose de uno negativo), y disminuye la frecuencia de cabeceo. De
esta manera se obtiene una locomoción aleatoria pero estadísticamente sesgada, que
propicia el avance neto en la dirección favorable. Este movimiento se denomina
taxia.

3. El comportamiento táxico dura un tiempo limitado, que oscila de segundos a


minutos, dependiendo de la naturaleza e intensidad del gradiente. Tras la fase de
excitación inicial y de taxia, la bacteria se va adaptando al estímulo, de modo que
regresa finalmente al patrón aleatorio de movimiento, sin avance neto en ninguna
dirección.

Así pues, en las próximas páginas veremos la base de estos fenómenos:

existencia de un rotor flagelar de tipo rotacional, que es reversible.


Veremos que la bacteria tiene mecanismos para detectar un gradiente espacial de un
estímulo, y comprobaremos que este mecanismo actúa como si la bacteria estuviera
detectando de hecho un gradiente temporal.
Conectado con el sistema de detección de estímulos, hay un sistema que hace que se
vuelva al patrón aleatorio ante la persistencia del estímulo (mecanismo de
adaptación).

1.6.2 MECANISMO DEL MOVIMIENTO ALEATORIO (EN


AUSENCIA DE ESTÍMULO)

Resumen de lo que veremos:

El motor es rotatorio y tiene dos estados: giro en sentido contrario a las agujas del
reloj (CAR), sentido igual al de las agujas del reloj (AR)
Relación entre estos estados del rotor y el movimiento de la célula: “por defecto”, el
flagelo gira en sentido CAR, lo que provoca que los flagelos formen un penacho
detrás de la célula, que de este modo nada en línea recta (corrida o carrera). Pero de
vez en cuando hay breves pausas o el motor gira en sentido AR, lo que provoca un
cambio conformacional en cada filamento: ahora cada filamento “tira” de la célula
por su lado, lo que hace que la célula cabecee (viraje).
Posibles componentes del motor y del conmutador: empalizada de MotA y MotB
alrededor del corpúsculo basal. Anillo C adosado al anillo MS posee proteínas (FliG,
M y N) implicadas en el cambio de sentido (conmutador de giro).
Aspectos energéticos del motor: el motor gira a altas velocidades (¡hasta 1000
revoluciones por segundo!), que permite que la bacteria nade a altas velocidades
relativas, hasta 100 mm/seg., (si un coche corriera a la misma velocidad relativa…
¡rompería la barrera del sonido!). Este motor usa como combustible directamente la
fuerza protón-motriz (f.p.m.), es decir, la disipación de parte del gradiente
electroquímico de protones a ambos lados de la membrana. El flujo es de unos 1.000
protones por cada giro. Se desconoce cómo se acopla este flujo de protones con el
movimiento del motor, pero se sabe que la velocidad de rotación es proporcional a la
f.p.m.

1.6.2.1 EL MOTOR ES ROTATORIO Y GIRA EN AMBOS SENTIDOS

Desde hace varios años, por experimentos en los que las bacterias quedaban
unidas a cubreobjetos por anclaje a ellos de los filamentos flagelares, se dedujo que el
motor flagelar funciona como una máquina rotacional reversible, o sea, tiene dos
sentidos: el de las agujas del reloj (AR) y el contrario (CAR).

Veamos a continuación las relaciones que se dan entre estos estados funcionales del
motor y los fenómenos de rotación en línea y virajes bruscos.

La natación en línea (carrera) se debe a la rotación continua, durante un periodo de


unos segundos, del motor, en sentido CAR. En las bacterias peritricas, las fuerzas
hidrodinámicas y mecánicas hacen que los filamentos de los distintos flagelos se
enrollen formando un haz o penacho paralelo al eje longitudinal de la célula. En este
penacho, cada flagelo gira independientemente. El giro de los diversos filamentos
helicoidales del penacho, empuja a la célula, originando la natación en linea recta,
con una velocidad de unos 25 mm/seg.
Cuando el motor gira en sentido inverso, o sea AR, la nueva carga torsional que hace
que el flagelo cambie de conformación. Mientras está cambiando esa conformación,
cada filamento tira independientemente de un lado de la célula, lo que hace que esta
pegue una voltereta que la reorienta de modo aleatorio.

1.6.2.2 COMPONENTES DEL MOTOR Y DEL CONMUTADOR

Como ya dijimos, parece que Mot A y Mot B forman parte del mecanismo del
motor. Son proteinas necesarias para la rotación. A microscopía electrónica aparecen
rodeando a los anillos interiores (M y S). ¿Funcionan como unidades generadoras de
fuerza, quizás interaccionando con proteínas de alguno de los anillos, para originar la
rotación?

El sentido intrínseco (“por defecto”) de rotación del motor flagelar es el


CAR. (Esto se ha observado en "vesículas flageladas", o sea, pequeñas esferas carentes
de citoplasma y provistas del orgánulo flagelar intacto).

En células normales, al sistema intrínseco flagelar se le superpone otro sistema


que induce periódicamente la inversión del sentido de rotación. Este sistema que
invierte el sentido de giro se denomina complejo conmutador, formado por tres tipos
de proteínas (FliG, M, N), que parecen formar un quinto anillo (anillo C), adosado al
lado citoplásmico del anillo M-S Este complejo recibe, por una lado, la información
sensorial, e interacciona por otro con componentes del motor para invertir el sentido
del giro.

1.6.2.3 ASPECTOS ENERGÉTICOS

En condiciones normales con disponibilidad de nutrientes energéticos en el


medio ambiente de la bacteria, la forma de energía que alimenta el motor flagelar es la
fuerza protón motriz (f.p.m.), es decir, el potencial electroquímico de protones (y en
las bacterias alcalófilas, la fuerza motriz de los iones Na+). La manera en que se acopla
el flujo de protones al motor con la rotación de éste es un punto bastante oscuro y
desconocido.

1.6.3 LAS TAXIAS

1.6.3.1 DEFINICIONES
En ausencia de un gradiente de estímulo, el movimiento de cada célula es a base
de períodos de 2-4 segs de natación separados por virajes. El movimiento en un
gradiente de estímulo se logra variando la frecuencia de virajes: si la concentración de
un atrayente aumenta, o la de un repelente disminuye, las células no viran tan
frecuentemente como lo harían en un entorno uniforme. Por lo tanto, el resultado es que
nadan en la dirección favorable más tiempo, y este sesgo respecto de la natación
aleatoria hace que exista un movimiento neto en relación con el gradiente.

Este mecanismo no es una taxia en sentido estricto (se le puede llama


clinocinesis, aunque este término apenas se emplea); es un 50% menos efectivo que una
taxia auténtica, pero probablemente requiere mucha menos inversión en maquinaria
sensorial y motora.

1.6.3.2 TIPOS DE TAXIAS

Se distinguen principalmente aerotaxia, fototaxia y quimiotaxia.

1) aerotaxia: respuesta de migración ante un gradiente de oxígeno molecular.

Bacterias anaerobias àaerotaxia negativa.


Bacterias microaerófilas à atraídas a tensiones óptimas de O2 (menores que la
atmosférica).
Todas las bacterias aerobias y anaerobias facultativas à aerotaxia positiva.

La aerotaxia positiva, al menos en enterobacterias, y en bacterias purpúreas en


crecimiento heterotrófico, tiene un mecanismo diferente del mecanismo táxico hacia
otros atrayentes químicos: no existe en realidad un receptor específico del oxígeno. La
señal estimulatoria consiste en la utilización del oxígeno como aceptor final de
electrones en las cadenas transportadoras respiratorias. Esto provoca una alteración de la
f.p.m., que de alguna manera provoca un cambio que aumenta la probabilidad de giro
del rotor en sentido CAR.

2) Las fototaxias de las bacterias fotosintéticas anóxicas dependen de un mecanismo


similar: detectan un gradiente de intensidad de luz, no mediante un receptor especial,
sino por medio del transporte de ee- fotosintético, que a su vez provoca un cambio en el
gradiente electroquímico de H+. Este cambio afecta al motor flagelar.

3) Las quimiotaxias, especialmente las de Enterobacterias, son las taxias mejor


estudiadas. Las abordaremos a continuación con cierto detalle.

1.6.3.3 ESTUDIO EN DETALLE DE LA QUIMIOTAXIA

En la quimiotaxia está implicada una serie de receptores específicos de


superficie, que recogen la señal química (o sea, el quimioefector) y que inician un
proceso de transducción intracelular de esta señal que finalmente llega al complejo
conmutador del corpúsculo basal flagelar.

El sistema sensorial de la bacteria, ante un gradiente espacial de atrayente o


repelente, origina una migración neta (acercamiento o alejamiento, respectivamente)
haciendo que la duración de una carrera en la dirección favorable sea mayor, y para
ello influye sobre el conmutador flagelar binario que determina el sentido de
rotación.
La bacteria capta ese gradiente espacial, detectándolo de hecho como si fuera un
gradiente temporal autogenerado por ella misma mientras va moviéndose. Como
veremos, la bacteria compara, mediante el mismo receptor de membrana que captó el
estímulo, la concentración actual de la sustancia con la que tenía en los segundos
anteriores.
Además, la bacteria vuelve al patrón aleatorio de movimiento tras varios segundos o
minutos del contacto inicial con el gradiente: existe un mecanismo de adaptación al
estímulo que, como veremos, implica una modificación covalente de los receptores.

Estos son los aspectos que vamos a pasar a considerar a continuación.

1.6.3.3.1 ESTÍMULOS QUÍMICOS. ELEMENTOS DE RECEPCIÓN Y TRANSDUCCIÓN DE


LAS SEÑALES QUÍMICAS

En enterobacterias existen tres tipos de estímulos químicos según el tipo de


receptores que los detectan.

un conjunto de azúcares que son detectados por el mismo sistema de transporte por
traslocación de grupos (PTS) que los introduce en forma modificada al interior
(repasar el apartado correspondiente del tema 6); parece ser que el nivel de
fosforilación de la enzima-II específica (por ej., la E-IIGlc) constituye la señal para
controlar el conmutador flagelar en el caso de la atracción hacia cada azúcar.
una serie de atrayentes orgánicos y de repelentes orgánicos e inorgánicos que son
captados directamente por proteínas integrales de membrana citoplásmica, y que
funcionan exclusivamente como receptores sensoriales;
quimioatrayentes orgánicos que se unen primero a proteínas específicas del espacio
periplásmico (PBP), que son las mismas proteínas periplásmicas implicadas en el
transporte ABC (repasar el apartado correspondiente del tema 6). El complejo
PBP-atrayente se puede unir al receptor específico de membrana de tipo similar al
citado en el párrafo anterior. Por lo tanto, este sistema se puede considerar como una
variante del anterior, en la que hay una “estación” intermedia de "recogida" del
estímulo por parte de la correspondiente proteína periplásmica de transporte.

Estos dos últimos tipos de estímulos usan los receptores llamados MCP, es decir,
proteínas quimiotácticas aceptoras de metilos: Transmiten información desde el
periplasma al citoplasma. Se han estudiado 4 proteínas MCP homólogas que atraviesan
la membrana. Actúan como receptores y transductores, al unirse directamente a algunos
aminoácidos y repelentes, y con proteínas de unión periplásmicas que se ligan a ciertos
azúcares y dipéptidos (estas proteínas de unión sirven simultáneamente como parte de
los sistemas de transporte sensibles a choque osmótico).

Receptor de tipo Aminoácidos Azúcares atrayentes Repelentes


(1)
MCP atrayentes

Tsr Ser, Ala, Gly Acetato, leucina,


benzoato, indol
Tar Asp, Glu Maltosa Cobalto, níquel

Trg Galactosa, ribosa

Tap Dipéptidos

(1) Los azúcares no se unen directamente al MCP, sino que lo hace el complejo formado por el azúcar y su correspondiente proteína
de unión periplásmica. Ejemplo: la maltosa se une a la proteína periplásmica de unión a la maltosa (MBP), que a su vez se une al
receptor Tar (el mismo que recoge directamente aspártico y glutámico).

Organización molecular de un receptor de membrana:

Los receptores de membrana que hemos visto hasta ahora son proteinas de unos
60 kDa, bastante similares entre sí en sus secuencias, sobre todo en sus extremos C-
terminales, y muestran una estructura terciaria común:

segmento N terminal corto, citoplásmico


región ascendente en a-hélice, atravesando la membrana
dominio periplásmico, que contiene los sitios de unión para los efectores químicos
otra región en a-hélice, descendente, atravesando la membrana citoplásmica
dominio citoplásmico C-terminal, con dos zonas funcionales:
región transductora: genera la señal excitatoria hacia el motor flagelar;
región metilable, que como veremos enseguida, funciona en la adaptación al
estímulo. Por ello estas proteinas se denominan MCP (iniciales inglesas de
“quimiotácticas aceptoras de metilo”). Los aminoácidos metilables son de 4 a 6
glutámicos determinados (dependiendo del MCP concreto).

1.6.3.3.2 PROTEÍNAS IMPLICADAS EN LA RUTA DE TRANSDUCCIÓN INTRACELULAR


DE LA SEÑAL

Todos los tipos de receptores (sean MCPs o no) transmiten información al


flagelo por medio de al menos parte de una cascada de fosforilación que implica 6
proteínas: CheA, CheW, CheY, CheZ, CheR y CheB.

CheA: Es una proteínquinasa que se autofosforila en una His concreta (His-48) del
dominio amino-terminal. Es el regulador central del sistema quimiotáctico:

Modula el conmutador flagelar a través de CheY (el CheY-P origina más giro en
sentido AR)
Retroalimenta el nivel de señalización de las MCP, a través de CheB (la CheB-P
elimina metilos del MCP).

CheW: CheW es necesario para el acoplamiento entre CheA y el MCP. Se forman


complejos funcionales {MCP·CheW·dímero de CheA}.

CheY: Es una pequeña proteína globular con 5 láminas  intercaladas con 5 hélices a.
Se fosforila en el Asp-57. CheY es fosforilado por CheA, y en su forma CheY-P
interacciona con el conmutador. La interacción entre CheY-P y el conmutador flagelar
(sobre todo con FliM) parece que incrementa la probabilidad de una inversión del giro
desde CAR a AR, con lo que aumenta la probabilidad de virajes.

CheZ: CheZ contrarresta la señal de viraje al facilitar la conversión de CheY-P en CheY


(sin fosforilar). No se sabe si CheZ actúa como una desfosfatasa o simplemente estimula
la intrínseca (aunque lenta) capacidad de CheY de desfosforilarse. CheZ es un dímero
que al interaccionar con CheY-P se oligomeriza. Al parecer, esa oligomerización regula
la actividad “fosfatasa” de CheZ.

La adaptación: CheR, CheB y la metilación de la MCP

La memoria celular para que la bacteria detecte gradientes de concentración en


función del tiempo es el resultado de la metilación de las MCPs por la CheR, y de su
desmetilación por CheB-P.

Dependiendo del receptor, la MCP puede metilarse en 4-6 sitios, que son
siempre ciertos glutámicos (Glu) conservados, presentes en el dominio citoplásmico. La
metiltransferasa CheR metila transfiriendo grupos metilo desde la S-adenosilmetionina
(SAM) a dichos glutámicos específicos.

En ausencia de estímulo, hay un nivel basal de metilación, pero la unión de


estímulo químico al dominio periplásmico del MCP provoca algún cambio
conformacional en el citoplásmico, que hace que esos sitios sean más o menos
accesibles a la metilación:

Si se une atrayente à más accesible a metilación


Si se une repelente à menos accesible a metilación.

La adaptación ocurre (al parecer) porque la metilación creciente disminuye


progresivamente la capacidad del MCP unido al atrayente de suministrar la señal, de
modo que el MCP regresa al estado anterior al estímulo.

CheB-P es una metilesterasa que ajusta el estado señalizador del MCP


eliminando grupos metilo, que pasan a metanol. CheB se fosforila por CheA, y la forma
fosforilada parece ser la responsable de la mayor actividad metilesterasa. El sitio de
fosforilación reside en el dominio amino terminal, que presenta homología con CheY.

1.6.3.3.3 EL CICLO DE EXCITACIÓN-ADAPTACIÓN

¿Qué es lo que ocurre cuando cada quimioefector se une a su receptor


correspondiente? ¿Cómo se transmite la señal hasta el motor flagelar? Esto es lo que
vamos a tratar a continuación.

Cuando se coloca a una bacteria en un gradiente de atrayente se observa a lo largo del


tiempo una respuesta con 3 fases distintas:

fase de latencia (que dura unos 0.2 seg.), en la que el patrón de rotación no se
modifica.
rápida excitación (medida aquí como la probabilidad de encontrar al rotor girando en
sentido CAR).
fase de adaptación lenta, hasta que se restablece el patrón inicial.

¿Cómo se puede explicar esto? Veamos una hipótesis actual:

1. MCP sin estímulo: à tiene una media de 1 metilo/molécula (nivel basal). En esta
situación, la CheA tiene un nivel basal de fosforilación, que sirve para fosforilar a
CheY y aCheB. El motor flagelar presenta un patrón de giro de unos cuantos
segundos en sentido CAR (à natación en línea recta), y breves períodos de sentido
AR (à virajes). Ahora veremos cómo este flujo basal de información hacia el
flagelo y de metilación del MCP se altera con un estímulo químico. Veamos lo que
ocurre con una sustancia atrayente.

2. adición del atrayente: fase de transducción intramolecular de la señal: el atrayente


provoca un cambio conformacional en el dominio periplásmico, que se transmite por
medio de la región transmembranal hasta el dominio citoplásmico, que a su vez
cambia también de conformación. Este cambio del dominio citoplásmico supone de
hecho una modificación de la región efectora de este dominio que transmite la
señal hacia el motor flagelar. El tiempo que tarda en llegar al motor explica el
periodo de latencia. Durante esta fase el nivel de metilación no se altera, pero el
cambio conformacional deja “activados” a los glutámicos metilables.

3. Transducción intracelular de la señal: el cambio conformacional del dominio


citoplásmico tiene el efecto de inhibir la activación de la CheA, de modo que
desciende el nivel basal de su autofosforilación, lo que se traduce en que se
fosforilan menos moléculas de CheY y de CheB. Al haber menos CheY-P, llegan
menos señales al conmutador flagelar de que cambie a sentido igual al de las agujas
del reloj. Por lo tanto, se prolongan los períodos de natación en línea recta (y es más
probable que la bacteria se acerque al estímulo químico).

4. Mientras tanto, ha estado actuando la metiltransferasa (CheR), que ha ido añadiendo


metilos a los glutámicos del dominio citoplásmico de la MCP. Si pasa un cierto
tiempo y el dominio periplásmico sigue ocupado por el quimioatrayente, se alcanza
un gran nivel de metilación en ese dominio citoplásmico. Esto hace que el dominio
efector citoplásmico vuelva a una configuración “nula”, o sea, deja de emitirse señal
excitadora. A ello colabora igualmente que el nivel de metilesterasa (la proteína
CheB-P, es decir la forma fosforilada) sea bajo. Esta es la explicación molecular de
por qué ocurre al cabo de unos segundos la adaptación lenta al estímulo.

Como la metilación es relativamente lenta, esto significa que si en un determinado


momento la concentración actual de quimioefector (detectada por el grado de
ocupación del dominio periplásmico) es similar a la concentración unos segundos
antes (manifestada por el nivel de metilación del dominio citoplásmico), la bacteria
“sabe” que lleva ya un cierto tiempo acercándose al estímulo. Si la metilación se ha
estabilizado a un nivel alto, se produce un cambio conformacional por el que el
MCP deja de emitir señal (estado nulo), y la bacteria se ha adaptado al estímulo.
Esquema del
funcionamiento
del sistema de
transducción de
la señal de un
quimioatrayente
(lee el texto
para una
explicación
completa)

Como ejercicio, veamos qué pasaría si ponemos un repelente: la unión del repelente al MCP
provoca un cambio conformacional que hace que el dominio citoplásmico interaccione ahora
con el complejo CheW·CheA de modo que se aumenta la tasa de autofosforilación de CheA.
Ahora esta CheA fosforila tanto a CheY como a CheB. La CheY-P difunde a la base del flagelo
e interacciona con el conmutador (sobre todo con FliM y FliG), y "da la orden" de que se
cambie más a menudo a giro en sentido de las agujas del reloj (AR), lo que hace que la
bacteria vire caóticamente más a menudo. Con ello aumentan sus probabilidades de que
encuentre una dirección de natación más favorable (en sentido opuesto al gradiente), en cuyo
caso tendríamos un patrón similar a cuando se une un atrayente. Mientras tanto, la CheR ha
encontrado más difícil acceder a los glutámicos, y el mayor nivel de la metilesterasa (CheB-P)
hace que se eliminen metilos.

RECAPITULEMOS:

Vamos a repasar brevemente lo que pasa con el ciclo excitación-adaptación ante un


quimioatrayente:

1. Añadimos un atrayente à unión a MCP à cambio conformacional que provoca


una inhibición del nivel basal de fosforilación de CheA à rotación CAR à
natación en línea recta durante mayor tiempo.

2. Simultáneamente el MCP estimulado expone sus cadenas laterales de glutámico. Si


el estímulo continúa durante un tiempo (durante el que la bacteria sigue nadando),
aparece la regulación específica de ese receptor por la metiltransferasa à
gradualmente se van añadiendo metilos que hacen que deje de producirse señal
excitatoria (adaptación lenta).

3. Pero además, baja la tasa de metil-esterasa, lo que colabora a esta adaptación


(debido a que deja de fosforilarse la CheB). La bacteria está preparada para recibir
un estímulo distinto, superior.
2 FLAGELOS PERIPLÁSMICOS
Son un tipo de flagelos que presenta exclusivamente el grupo de las
Espiroquetas. Estas bacterias Gram-negativas son extremadamente finas y de forma
helicoidal. Están compuestas de:

cilindro protoplasmático, formado por el protoplasto rodeado de la capa de


peptidoglucano. El sáculo de mureína de este PG tiene forma helicoidal, y es
responsable de la típica morfología de estas bacterias;
membrana externa;
entre el cilindro protoplasmático y la membrana externa se encuentran los peculiares
flagelos, insertados subpolarmente y enrollados alrededor del cilindro. Estos
flagelos se denominan flagelos periplásmicos (= endoflagelos = fibrillas axiales).

Estructura: Cada flagelo, en sí mismo, es similar al tipo de flagelo clásico ya


estudiado:

corpúsculo basal, con dos pares de anillos (excepto en Leptospira, con sólo un par);
codo
filamento, a base de subunidades de flagelina.

Ahora bien, lo característico es la disposición de los flagelos que salen de cerca de cada
extremo, en relación con el cuerpo celular:

Esquema de
los flagelos
periplásmicos
de las
espiroquetas

En la mayoría de las especies, cada flagelo se extiende a lo largo del eje bacteriano,
paralelo a la superficie del cilindro protoplasmático, hasta alcanzar los 2/3 de
la longitud total; esto se traduce en que los flagelos que salen de cada extremo se
solapan en la zona central (la excepción la tenemos en el gén. Leptospira, en
que no se solapan).
Las distintas fibrillas provenientes de cada extremo discurren paralelas y cercanas. El
conjunto de estas fibrillas se manifiesta como filamento axial, recubierto por
membrana externa.

Obsérvese en el esquema el corte transversal de Cristispira, con sus


numerosas fibrillas (=flagelos) axiales, que conjuntamente determinan un
filamento axial prominente (cresta), envuelto, por supuesto, en membrana
externa.

Papel de los endoflagelos en la movilidad de las espiroquetas

Los flagelos de estas bacterias, paralelos al eje longitudinal de la célula, están


anclados al cilindro protoplasmático, que es rígido (mientras que la membrana
externa es flexible). Al girar los flagelos de los dos extremos en el mismo sentido,
obligan a girar al cilindro rígido en un sentido, y a la membrana externa en sentidos
contrarios. El efecto es que el cilindro protoplasmático gira en torno del filamento
axial formado por los flagelos periplásmicos. Esta es la base de los distintos tipos de
movimientos que podemos observar en estas bacterias:

En medios líquidos se mueven


por avance muy rápido a modo de torniquete (el cuerpo bacteriano se comporta
como un sacacorchos)
se pueden ver también contorsiones, “latigazos”, etc.
Sobre la superficie de medios sólidos:
por rodamiento de la hélice. Esto se debe a que el filamento axial confiere
movimiento de rotación a la membrana externa, lo que se traduce en que la bacteria
pueda rodar. (Tome el alumno un muelle, deposítelo sobre una mesa y déle un
empujón).
Flexiones. Se provocan ondas propagables del cilindro. La bacteria puede avanzar a
modo de las larvas de las mariposas geómetras

Todos estos tipos de movimiento son adaptaciones evolutivamente conseguidas que


permiten el rápido avance en medios de alta densidad (fangos espesos, mucosas de
los animales, etc), medios donde los flagelos típicos ya no pueden servir
adecuadamente. La evolución ha hecho que las espiroquetas se adapten, por su peculiar
estructura y la de sus flagelos, a medios muy viscosos: de hecho, se mueven con mayor
rapidez a 300-500 cP que a 10-50 cP. Presentan, además taxias positivas hacia esos
medios viscosos.
3 FIMBRIAS O PELOS (= PILI)
Son apéndices filamentosos rectos y rígidos, más cortos y más finos (3-10
nm de diámetro) que los flagelos, y que aparecen en muchas bacterias
(sobre todo Gram-negativas). La mayoría están compuestos por un solo tipo
de proteína (la pilina), de unos 17-25 kDa, cuyas subunidades se disponen
en una matriz helicoidal que deja un pequeño hueco central.
Están implantados a nivel de membrana citoplásmica.
Número variable: desde 1 a varios cientos o miles por célula.
Disposición: alrededor de todo el perímetro celular, y a veces, de inserción
polar.
Aislamiento: por simple agitación mecánica de las células, seguido de
ultracentrifugación.
Composición: ensamblaje de subunidades de pilina, proteína globular muy
hidrófoba.
Ensamblaje: inserción de subunidades de pilina en la base del pelo en
crecimiento, a partir de pre-pilina, que se procesa por escisión del
correspondiente péptido-líder a su paso por la membrana citoplásmica.
Existen dos tipos principales de pili (pilus, en singular):
fimbrias adhesivas
pelos sexuales

3.1 FIMBRIAS ADHESIVAS


Son pelos de 4 a 7 nm de diámetro (según especies), repartidas por toda la
superficie y que funcionan como adhesinas, es decir como estructuras para la adhesión
a sustratos vivos o inertes. Condicionan varias propiedades biológicas, derivadas de sus
propiedades adhesivas:

microcolonias y velos (los velos son películas formadas por acúmulos de bacterias en
medios estáticos -en reposo-).
adhesión a superficies inertes
adhesión superficies vivas. En el caso de bacterias patógenas, esta capacidad tiene
que ver con su virulencia, invasividad del tejido. Ejemplos de función como
adhesinas:
en la formación de la placa dental, por coagregación de individuos de distintas
especies sobre el diente;
factores de colonización de tejidos, por ejemplo en el gonococo (Neisseria
gonorrhoeae) y en las cepas uropatogénicas de Escherichia coli.

La función de adhesina no reside en la pilina que constituye la inmensa mayoría de la


fimbria, sino en una proteína especial de la punta del pelo. La mayoría de estas
proteínas de la punta pertenecen a la clase de las llamadas lectinas, es decir, proteínas o
glucoproteínas capaces de unirse con gran afinidad a cadenas laterales de
polisacáridos presentes en la membrana citoplásmica de las células del hospedador a
las que se adhieren.

Aspectos genéticos:
Los genes codificadores de las proteínas de los pelos adhesivos son de localización
cromosómica.
En muchas bacterias patógenas se da un fenómeno de variación de fase: se trata de
cambios rápidos y reversibles por los que células piliadas (Fim+) pueden convertirse
en no piliadas (Fim--), y viceversa. El significado adaptativo es que los individuos
Fim+ son los más capaces de iniciar la colonización del animal hospedador, pero son
más sensibles a la fagocitosis, mientras que una vez que han colonizado el epitelio, el
cambio a Fim-- permite que los individuos resistan mejor la fagocitosis.
Pero además, existe otro interesante mecanismo adaptativo: las células Fim+ de
algunas especies experimentan fenómenos de variación antigénica, es decir, por una
serie de mecanismos genéticos, cambian la especificidad antigénica de su pilina, lo
que supone una estrategia de evitación contra el sistema inmune del hospedador (un
caso más de esa “carrera de armamentos” evolutiva que se libra entre
microorganismos y organismos superiores).

Algunas pilinas (por ejemplo, en los géneros Moraxella y Neisseria) sirven


también como parte del aparato necesario para la transformación genética por ADN
exógeno.

3.2 PELOS SEXUALES DE BACTERIAS GRAM-


NEGATIVAS
Son más largos y más gruesos (unos 10 nm de diámetro) que las fimbrias
adhesivas. Aparecen en menor número (de 1 a 10 por célula), y su función es la de
permitir los contactos iniciales en la conjugación, como órgano de reconocimiento
entre la bacteria donadora, dotada del pelo sexual, y la receptora, carente de él. Sus
genes son de localización plasmídica.

Hay dos clases principales de pelos sexuales: los de de tipo F y los de tipo I,
cada uno con un tipo de proteína distinta (genéricamente conocida como pilina sexual).
Son usados como receptores específicos por parte de algunos fagos.

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