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FORMAS JURÍDICAS
Descripción
La forma jurídica de una organización o un individuo es aquella que determina
sus derechos y deberes en el ejercicio de sus actividades económicas, según su
ámbito profesional de actuación.
Toda persona o agrupación de personas que deseen iniciar una actividad u
operación económica, deberá adoptar una forma jurídica determinada, según
su marco normativo. Este aspecto es muy importante, ya que el hecho de
notas
que toda persona (todo ser humano) tenga el derecho de iniciar actividades
económicas según su ámbito profesional, debe adquirir la capacidad de ejercer
dicho derecho y la adopción de los deberes a los que obliga este ejercicio. Para
ello debe cumplir ciertas características, como estar en condiciones de ejercer
ese derecho en función de una edad determinada, por ejemplo (un menor
de edad no podrá iniciar por sí mismo una actividad económica, entre otros
supuestos).
Cada contexto (con excepciones y un mayor o menor grado de democracia)
estructura un ordenamiento jurídico que determina a quiénes se destinan las
normas, y quiénes pueden ser titulares de los derechos y deberes que dichas
normas dictaminan. En este marco, se diferencian tipos de personas jurídicas,
individuales o colectivas, y cada tipo tiene adjudicados unos derechos y unos
deberes específicos. Existen muchas teorías sobre el sustrato y la base teórica
del concepto de persona jurídica, pero en un sentido técnico supone más que
una denominación; es decir, es el mecanismo por el cual el orden jurídico
otorga derechos y exige obligaciones a personas, de un modo individual o
colectivo.
En este marco, cabe hacer dos distinciones:
Persona física (también denominada persona natural): aquí suelen surgir
varias confusiones ya que en un Estado de derecho todas las personas son
personas jurídicas, en tanto que la denominación de jurídico no es más que la
fórmula para indicar la ostentación derechos y obligaciones. Aun así, se suele
diferenciar entre persona jurídica y persona física, entendiendo la segunda
como cualquier ser humano. Esto genera confusión porque, como ya se ha
especificado, en un Estado de derecho todo ser humano debe gozar de los
derechos que le otorga su marco normativo y cumplir los deberes a los que
se le obliga, con lo cual no cabría dicha distinción. Pese a ello, en un sentido
técnico y desde el punto de vista del ejercicio de actividades económicas, la
persona física es la que asume toda la responsabilidad, a título personal, de
sus actividades económicas, y todas las consecuencias derivadas de dichas
actividades. En este sentido, por ejemplo, una persona física tendrá que
hacer frente a las deudas que pueda generar su actividad con la totalidad de
su capital personal.
Persona jurídica: comúnmente asociada a organizaciones o empresas
constituidas por más de una persona, aunque también existen las denominadas
empresas unipersonales. La diferencia con las personas físicas es que la persona
jurídica ostenta derechos y obligaciones como entidad, no como individuo, lo
que repercute en el hecho de que toda la responsabilidad se limite a la entidad
(y no al empresario o el dueño de dicha entidad, a título personal); es la entidad
la que asume todas las obligaciones, y la que tendrá que responder por todas las
consecuencias de su actividad económica. En este sentido, a diferencia de lo
que sucede con la persona física, la persona jurídica deberá afrontar las deudas
que pueda generar su actividad solo con el capital de la entidad, no con el de su
dueño a título personal.
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Función
La función de una forma jurídica determinada es adquirir la capacidad para iniciar
actividades económicas y acogerse a un marco normativo adaptado al tipo de
actividades que se deseen iniciar. No es posible iniciar actividades económicas si
no se ha adoptado una forma jurídica u otra, con lo cual es un paso ineludible para
la realización de actividades profesionales (a menos que se trate de actividades
gratuitas ya que, como determina, por ejemplo, la Agencia Tributaria española,
notas «No tendrán la consideración de empresarios o profesionales quienes realicen
exclusivamente entregas de bienes o prestaciones de servicios a título gratuito»).
Personas que intervienen
En la gestión y la dirección de una forma jurídica determinada pueden intervenir
muchas personas según el tipo de entidad del que se trate. Podemos identificar
los siguientes grupos:
Administración del Estado y órganos normativos: toda forma jurídica deberá
estar debidamente registrada, validada y regulada por los órganos del Estado
correspondientes. En este marco son muchos los órganos que pueden intervenir,
pero son indispensables para constituir y gestionar, en cumplimiento del marco
legal que corresponda, cualquier forma jurídica.
Órgano de gobierno: toda forma jurídica tendrá un órgano de gobierno que tome
las decisiones que afecten al funcionamiento de la entidad. Cada forma jurídica
tiene sus propias especificidades en esta materia. En el caso de las entidades
unipersonales, el órgano de gobierno será la misma persona que ostente la forma
jurídica en cuestión.
Socios: la mayoría de las formas jurídicas se componen mediante personas
asociadas, y estas personas tienen, en mayor o menor medida, una incidencia
en la toma de decisiones de la entidad. En el caso de las formas que suponen un
funcionamiento asambleario, por ejemplo, las personas con capacidad de voto
pueden tener una gran influencia en el futuro de la entidad.
Gestores y empresas especializadas: es muy habitual y altamente recomendable
(especialmente si la forma jurídica es compleja) contar con los servicios de un
profesional (o una empresa especializada) en los aspectos legales y las obligaciones
a las que se debe someter cualquier entidad. No es imposible prescindir de este
tipo de servicios externos, pero es recomendable dejar en manos de especialistas
todo lo que tenga que ver con el cumplimiento de las obligaciones legales de la
entidad, en todos los aspectos.
Personas contratadas o que prestan servicios: según las necesidades o la medida
de las distintas formas jurídicas, estas tendrán a su cargo a otras personas que
presten servicios profesionales, o a empresas especializadas en la prestación de
servicios externalizados (como las gestorías, por ejemplo).
Características
• Asociaciones y fundaciones.
• Comunidades de bienes y herencias.
• Comunidades de propietarios.
• Congregaciones e instituciones religiosas.
• Organismos públicos.
• Sociedades anónimas.
• Sociedades civiles.
• Sociedades colectivas.
• Sociedades cooperativas.
• Sociedades de responsabilidad limitada.
• Uniones temporales de empresas.
• Etc.
detalles que las abarquen todas. Por ello proponemos las fórmulas anteriores
como ejemplo (en el caso español), y porque se trata de formas jurídicas muy
habituales en el ámbito cultural. A continuación, detallaremos de un modo
general las características de los trabajadores autónomos (persona física) y de las
asociaciones, las fundaciones y las sociedades que más nos interesan para el caso
que nos ocupa (persona jurídica).
Trabajadores autónomos
notas
El o la trabajadora autónoma es aquella persona que inicia, por cuenta propia
e individualmente, una actividad económica lucrativa en el ámbito de su
profesión. Se considera persona física porque asume, a título personal y con la
totalidad de su patrimonio (actual y futuro, y lo que genere con su trabajo), todas
las obligaciones y las consecuencias derivadas del ejercicio de su actividad.
La decisión de iniciar una actividad económica es personal, y normalmente no
exige la confirmación de esta decisión mediante documento escrito (como en
el caso de las entidades); sin embargo, se debe hacer constar oficialmente la
toma de algunas decisiones (como, por ejemplo, la actividad económica que se
realizará) y comunicarlo a los órganos competentes.
El tipo de actividad económica normalmente se debe corresponder con
alguna de la de actividades permitidas en este sentido (muy probablemente, en
ningún contexto encontraremos la posibilidad legal de dar de alta actividades
consideradas delitos, como terrorismo, narcotráfico, etc.). Cabe mencionar aquí
un caso interesante devenido en España: la reivindicación que se hizo en su
momento de la profesión de gestor cultural y que dio origen a su reconocimiento
profesional por parte de los servicios de empleo. Esto ha permitido que un
gestor cultural se pueda dar de alta como tal, es decir, que la lista de profesiones
incluye la de gestor cultural, lo que posibilita dar de alta una actividad económica
con esta denominación (o epígrafe, que en este caso es la lista de actividades
económicas oficiales que se pueden dar de alta en el momento de realizar la
declaración censal). La definición del tipo de actividad es importante porque
determinará una serie de características específicas en materia de impuestos,
restricciones, etc.
Por un lado, se tiene que formalizar el alta de la actividad económica en
Hacienda o el órgano tributario que corresponda a cada contexto, para
formar parte de lo que en España se denomina censo de obligados tributarios
(que incluye el censo de empresarios, profesionales y retenedores); es decir, el
órgano que registra a todas las personas o entidades que inician una actividad
económica, y a través del cual se regulan, comunican y exigen las obligaciones
a las que deben responder a su marco normativo. Esta alta, en el caso español,
se realiza mediante la llamada declaración censal y siguiendo unos modelos
determinados.
Por otro lado, también se tiene que formalizar el alta en la Seguridad Social. En
muchos marcos normativos nacionales, cualquier trabajador tiene la obligación
de ceder una parte de sus ingresos a un fondo destinado al acceso futuro a una
pensión (a partir de una edad determinada, la edad de jubilación fijada por
la ley), y a la cobertura sanitaria en caso de sufrir enfermedades o accidentes
laborales. En España, el alta en la Seguridad Social se formaliza en el régimen
de autónomos (RETA). El marco normativo de muchos países con un sistema
de seguridad social público obliga a formalizar esta alta; con todo, también
podemos encontrarnos en la obligación (en ausencia o con sistemas de seguridad
social públicos limitados) de contratar una cobertura sanitaria, un plan de
pensiones o un seguro de accidente laboral privado a empresas de seguros o
entidades bancarias.
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Fundaciones
También forman parte de las llamadas organizaciones sin ánimo de lucro, como
las asociaciones. Están reguladas por ley, como en el caso de España (Ley estatal
50/2002, de 26 de diciembre, de fundaciones, al margen de otras leyes locales).
Algunas características específicas de las fundaciones:
Sociedades
Las sociedades son formas asociativas que pueden adoptar diversos formatos en
función de la actividad económica para la que se constituyen. Se diferencian
de las dos formas anteriores porque tienen fines principalmente económicos, y
porque pueden generar beneficios. No están obligadas a reinvertir sus ingresos
en su actividad, sino que estos ingresos se pueden convertir en ganancias y ser
repartidos entre los socios. En este sentido, se podrán acoger a menos ventajas
fiscales que los dos tipos anteriores (encontraremos más fácilmente asociaciones
o fundaciones sujetas al reconocimiento de la exención de IVA que sociedades,
con algunas excepciones). Son la estructura más adecuada en un planteamiento
de organización desde la perspectiva de empresa.
Entre las distintas tipologías de sociedades hallaremos desde las más sencillas
(sociedades unipersonales o sociedades civiles) hasta las más complejas
(sociedades mercantiles). Lo más importante a la hora de decidir el tipo de
sociedad que se quiere constituir es que la estructura y el marco normativo
del tipo de sociedad sea el adecuado a la actividad económica que se quiere
emprender, y a las características de los socios. Algunos aspectos a tener en
cuenta para la elección de un tipo u otro de sociedad son:
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