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Las raíces
románticas
Rosaura Ruiz y Bruno Velázquez
A partir del siglo XX, y gracias al trabajo de Charles Dar- Lo que hoy conocemos como la teoría de la evolución
win, sabemos que al concepto de evolución no se le nació, como toda teoría científica o innovación artística,
puede relacionar con la idea de progreso en sentido gracias a la suma de factores, como la necesidad prácti-
positivo sin caer en un error que ha quedado feha- ca, la pasión por el saber y el conocimiento, la curiosi-
cientemente demostrado como tal. En términos bio- dad que impulsa a desvelar misterios, la creatividad y
lógicos, evolución y progreso no son equivalentes, por una intuición particular nacida de la reflexión abstrac-
lo que resulta un desacierto científicamente injustifi- ta propia del pensamiento filosófico. Fue alrededor del
cable mantener la creencia de que la transformación ocaso del siglo XVIII y los albores del XIX que muchas de
de los seres vivos y de las especies en el tiempo tiene las mentes más brillantes intuyeron, al buscar compren-
un sentido lineal ascendente que apunta hacia una der el porqué de la trasformación y el cambio constante
perfectibilidad última y acabada. Sin embargo, y no en nuestro mundo, el fenómeno de la evolución como
obstante esto, nos parece relevante y de sumo interés algo subyacente a la naturaleza. Y es específicamente en
analizar cómo en los inicios de las ciencias biológicas el movimiento del romanticismo, surgido en la época
modernas —en la Europa decimonónica y de fines aquí delimitada, que encontramos una riquísima gama
del siglo XVIII— la intuición del fenómeno evolutivo de propuestas protoevolucionistas que van desde las más
conllevó no sólo una carga importante de este tipo de poéticas, pasando por algunas puntualmente teológico-
pensamiento progresista, teleológico y en ocasiones me- teleológicas, hasta algunos estudios muy serios y rigu-
canicista, sino también mucho de sentimiento religio- rosos en términos científicos que arrojaron no pocos
so, sensibilidad poética y del librepensamiento caracte- resultados que aún asombran por su tino.
rístico que se profundizó con la secularización acaecida Lo anterior no pretende descubrir ningún hilo ne-
en el Renacimiento, pero aun más gracias a la crítica rea- gro, pues la relación del pensamiento romántico con el
lizada por el pensamiento ilustrado. surgimiento de la teoría de la evolución ya ha sido bas-
Charles Darwin
Philosophy” en The Age of Goethe, The University of Chicago Press, ducción del alemán por José Gaos, Revista de Occidente, Madrid,
USA, 2002. 1953, pp.122-125.
(1731-1802), quien no sólo fue pionero en aceptar la El noble León, monarca de la sabana,
evolución en el sentido moderno, sino que incluso an- El Águila que se eleva en los reinos de los aires,
tecedió y quizá sirvió de guía a Jean B. Lamarck (1744- Y cuyos agudos ojos beben del brillo del sol,
1829) en su postulación de la “transformación de las El Hombre imperioso que gobierna a las bestias,
especies”. De lenguaje, razón y reflexión orgulloso,
Entre las características más visibles de la poesía de Que frunce el ceño y mira con desdén el mundo,
Erasmus —que incluso era reconocida por dos de los Y se cree a sí mismo imagen de su Dios,
más grandes poetas en lengua inglesa, William Words- Se levantó de rudimentos de forma y sentido,
worth (1770-1850) y Samuel T. Coleridge (1772-1834); ¡Un punto embrionario, un ens [ser] microscópico!10
este último lo llamó “el primer personaje literario de
Europa y el hombre con la mente más original”—9 era De estas palabras se colige plenamente el espíritu
que la empleaba como un vehículo para expresar sus in- romántico de Erasmus pues, como se ve, concebía a la
tuiciones científicas y para transmitir los resultados de naturaleza y a la vida en todas sus formas como algo
sus investigaciones, lo que lo aproxima a otros grandes móvil que se desarrollaba a través del tiempo de forma
filósofos-poetas del mundo clásico que exponen sus teo- histórica; que todo animal, incluido el ser humano, es
rías por medio de un exquisito lenguaje poético (pién- producto del desarrollo de un embrión original único
sese tan sólo en Lucrecio en su De rerum natura). y que, de algún modo, todo el mundo físico y natural
Ejemplo de esto es el poema El templo de la natura- se encuentra indisolublemente interrelacionado de muy
leza, del que ofrecemos el siguiente fragmento: diversas formas, tanto las más patentes como muchas
otras aún insospechadas.
Y así el gran Roble, gigante de madera, El genio de Erasmus era tal que para la década de
Que soporta en Britania la tormenta; 1790 sus colegas y pares científicos lo calificaban como
La Ballena, monstruo inmenso del canal, el mejor doctor y autor de textos médicos, particular-
mente tras la publicación de su obra magna Zoonomía,
o las leyes de la vida orgánica que desde su aparición fue
estas se encuentran de manera más evidente en los dos amplios poemas
de Darwin ‘La economía de la vegetación’ (parte I de El jardín botánico, traducida al francés, alemán, italiano y portugués.11 En
1791) y El templo de la naturaleza (1803), publicado póstumamente”
(Janet Brown, “Botany for Gentlemen: Erasmus Darwin and ‘The Loves 10 E. Darwin, El templo de la naturaleza, pp. 28-30. Citado por J.
of the Plants’”), Isis 80, 1989, número 4, pp. 593-621. Harrison, “Erasmus Darwin’s View of Evolution” en Journal of the His-
9 Desmond King-Hele (editor), The Collected Letters of Erasmus tory of Ideas, volumen 32, número 2 (abril-junio de 1971), pp. 247-264.
Darwin, Cambridge University Press, 2007, p. 9. 11 King-Hele, op. cit., p. 9.
Ahí mismo también nos dirá, revelando así que su Una corriente que también se integra al romanticismo es
idea de la evolución era una parecida a la hegeliana, pues la de los filósofos de la naturaleza (los Naturphilosophen)
implicaba que el progreso se basaba en un encadena- quienes, al invocar fuerzas causales para explicar el sur-
miento dialéctico de estados continuos de mejora, que gimiento de la vida en el mundo material —por ejem-
“¡Quizá todos los productos de la naturaleza están en plo, la Bildungstrieb de Johann Friedrich Blumenbach
camino hacia una perfección mayor!”.14 Pues Erasmus que Goethe retomará posteriormente— sustituyeron a
estaba convencido de que todos los organismos vivos la idea de Dios en cuanto al principio creador y el poder
contenían en sí la capacidad de mejorar e, incluso po- diseñador-ordenar del cosmos. Estas fuerzas intuidas se
12 Idem.
13 Idem. 15 Ibidem, p. 246. Véase también J. Harrison, artículo citado.
14 Patricia Fara, Erasmus Darwin. Sex, Science, and Serendipity, Ox- 16 Piénsese en la obra de Heródoto, Sigmund Freud o de Oliver Sacks
ford University Press, 2012, p. 240. (recientemente fallecido) como otros ejemplos de ciencia romántica.
tiene en los organismos individuales sus partes insepa- za, el individuo como parte de un todo interrelacionado en un sistema
rables y que son, ellos mismos, a su vez un todo. Aquí teleológico inteligible que puede conocerse a sí mismo a través del pen-
samiento propio del ser humano. La culminación del proceso progre-
tenemos una visión que va de lo micro a lo macro y vi-
sivo de transformación de la vida hacia etapas más perfectas se da cuan-
ceversa, que es inconfundible heredera de la filosofía del do acontece el conocimiento y la intuición de la naturaleza, a partir del
espíritu hegeliana y que se acopla muy bien a la intui- pensamiento generado por el ser humano, como autoconocimiento; esto
ocurre cuando la naturaleza —que en esta etapa está encarnada en el
ción de la evolución como un fenómeno que acontece
ser humano— piensa en sí misma. Esto es, la naturaleza toma conciencia
a distintos niveles, y que se identifica tanto en las partes de sí misma a través de la reflexión y de la racionalidad humana. Por esto,
individuales como en el todo de un sistema.17 en Schelling no hay ninguna separación entre lo objetivo y subjetivo, en-
tre la naturaleza (natura naturata) y el pensamiento (natura naturans),
entre la materia y la mente. Así, mundo e individuo son una y la misma
17 F. W. J. Schelling, Escritos sobre una filosofía de la naturaleza, Alian- cosa. Pero, cabe aclarar, esto no significa que en ningún sentido la na-
za, Madrid, 1996. turaleza sea la creación del pensamiento humano sino al contrario.
importancia frente a la dimensión espacial —como des- causas y efectos como una cadena con una finalidad uni-
pués hará el evolucionismo de Bergson que responde versal. Schelling entonces supone a la naturaleza como
críticamente a las teorías darwinistas—, así como el que el mundo de lo objetivo sometido a un proceso de trans-
la naturaleza, en tanto que historia, ya no sea entendi- formación; la concibe como un organismo viviente que
da como un ser, sino como un devenir, que la naturale- está en crecimiento continuo. Esto es, concibe que la
za “cobre vida” y deje de ser concebida como un objeto, naturaleza progresa pues su devenir se expresa de ma-
casi como algo inerte, acabado y muerto. nera ascendente al generar, continuamente, formas su-
En cuanto al mecanicismo Schelling dirá que no es periores de vida:20
suficiente para entender lo vivo, la “materia animada”,
pues para ello hace falta algo más que la matemática y el mecanicismo no es, ni mucho menos, lo que consti-
las ciencias físicas. Algo más que pareció haber encon- tuye la naturaleza. Porque en cuanto entramos en el
trado en el vitalismo —particularmente en Spinoza y reino de la naturaleza orgánica, cesa para nosotros toda
su panteísmo resignificado—, pero que posteriormen- vinculación mecánica entre causas y efectos. Todo pro-
te terminó por no adoptar del todo.19 La solución de ducto orgánico existe por sí mismo, su existencia no de-
Schelling consistió, como se ha visto, en intentar mos- pende de ninguna otra… el organismo se produce a sí
trar a la naturaleza como un todo único y a la serie de mismo, surge de sí mismo; cada planta singular es sólo
el producto de un individuo de su especie y, así, todo or-
ganismo singular produce y reproduce únicamente su
19 Schelling veía esta apreciación primitiva de la naturaleza viviente,
CIERRE
Charles Darwin
Y esto es precisamente lo que creemos haber demostrado
en los casos particulares de Schelling, Erasmus o Goethe
Recapitulando en aras de mayor claridad, tenemos (estos dos últimos los brotes primeros y hasta quizá los
que en Schelling hay un rompimiento con la visión abuelos de la teoría de la evolución tal y como hoy la
dualista tradicional pues, para él, en lo orgánico, hay conocemos). Científicos románticos que se adelanta-
unidad entre forma y materia, “aquí la forma es abso- ron en la concepción de que la generación y construcción
lutamente inseparable de la materia y el concepto del de los conocimientos se vuelve más propicia, plena y
objeto”.22 En la Naturphilosophie es central la idea de seductora desde la práctica transdisciplinaria que inclu-
la unidad en la naturaleza —de lo orgánico con lo inor- ye a la creatividad poética; que la ciencia ha de nacer de
gánico y de los organismos individuales con el todo—, un profundo amor a la vida, y que el estudio de la natu-
pero de un tipo de unidad que además está estructu- raleza ha de tener, además de una finalidad pragmática,
rada teleológicamente, siguiendo un plan y dirigién- una imprescindible intencionalidad estética pues, co-
dose hacia fines concretos. mo queda claro en toda su obra, “en el encuentro de la
Por otra parte, en sus Escritos sobre filosofía de la na- literatura con el trabajo científico, la ciencia es ficción
turaleza Schelling describe el desarrollo progresivo de y… la poesía es ciencia”.24
la naturaleza como una “evolución dinámica” (“dyna-
mische Evolution”), pero lo hace retomando el térmi- 23 Citado en Luis Poter, “Importancia de la belleza en la ciencia” en