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INTRODUCCIÓN

La agricultura en Venezuela y en todo el mundo es sumamente importante porque origina


los alimentos que, directamente o con posterior procesamiento, nos brindan la energía que nos
permite vivir.
Las políticas para el desarrollo rural e integral, toma como punto de partida la significativa
importancia que tiene el ámbito de lo rural, tanto por sus problemas y rezagos como por sus
potencialidades y papel económico, en la búsqueda del desarrollo humano de las poblaciones que
lo habitan, especialmente en estos momentos de crisis financiera global con su alto impacto
socioeconómico, productivo y ambiental que provoca mayores niveles de desempleo a nivel
nacional, que inciden en el deterioro de las condiciones de vida de las poblaciones rurales.
La producción se realiza por la actividad humana de trabajo y con la ayuda de determinados
instrumentos que tienen una mayor o menor perfección desde el punto de vista técnico. En
términos generales, la palabra producción se refiere a la acción de producir, a la cosa ya
producida, al modo de producirla y a la suma de los productos, tanto del suelo como de la
industria.
POLÍTICAS PARA EL DESARROLLO RURAL E INTEGRAL
Las Políticas para el desarrollo rural e integral, toma como punto de partida la significativa
importancia que tiene el ámbito de lo rural, tanto por sus problemáticas y rezagos como por sus
potencialidades y papel económico, en la búsqueda del desarrollo humano de las poblaciones que
lo habitan, especialmente en estos momentos de crisis financiera global con su alto impacto
socioeconómico, productivo y ambiental que provoca mayores niveles de desempleo a nivel
nacional, que inciden en el deterioro de las condiciones de vida de las poblaciones rurales.
Son acciones aplicadas por medio de proyectos, apuntado a satisfacer e incrementar el
conocimiento de las regiones rurales sobre la producción y explotación del territorio de manera
sustentable
Dichas políticas tuvieron su proceso histórico al promediar la década de 1980 y más
específicamente en la de 1990, se considera que en esta etapa es cuando se concreta, en forma
sistemática y duradera, un accionar vinculado al problema de la pobreza en ámbitos rurales desde
el sector publico.
La preocupación por implementar programas que mejoren la situación de los productores
tiene su primer momento, en 1930 cuando los programas estaban orientados a la colonización,
posteriormente en los años 1960 a 1970, se vincularon al Desarrollo Rural Integral, en estas
etapas la pobreza no era un problema instaurado sino que se hacía hincapié en la inserción en la
actividad agroindustrial, mercantil, y capitalista.
Un incremento sustancial de la inversión pública dirigida a fortalecer las capacidades
productivas de los sujetos de la presente política contribuiría a revertir dicha situación.
Otro elemento de suma importancia tomado en cuenta en la elaboración de las políticas de
desarrollo rural e integral es el reconocimiento y promoción de la multiculturalidad del país dentro
de un esfuerzo de búsqueda de la unidad nacional en medio de la rica diversidad cultural
predominante.
PRODUCCIÓN: Proceso por medio del cual se crean los bienes y servicios económicos. Es la
actividad principal de cualquier sistema económico que está organizado precisamente para
producir, distribuir y consumir los bienes y servicios necesarios para la satisfacción de las
necesidades humanas.
Tipos de Producción
Producción por trabajo o bajo pedido: Es el utilizado por la empresa que produce solamente
después de haber recibido un encargo o pedido de sus productos. Sólo después del contrato o
encargo de un determinado producto, la empresa lo elabora. En primer lugar, el producto se ofrece
al mercado. Cuando se recibe el pedido, el plan ofrecido parta la cotización del cliente es utilizado
para hacer un análisis mas detallado del trabajo que se realizará. Este análisis del trabajo
involucra:
 Una lista de todos los materiales necesarios para hacer el trabajo encomendado.
 Una relación completa del trabajo a realizar, dividido en número de horas para cada tipo de
trabajo especializado.
 Un plan detallado de secuencia cronológica, que indique cuando deberá trabajar cada tipo de
mano de obra y cuándo cada tipo de material deberá estar disponible para poder ser utilizado.
Producción por Lotes: Es el sistema de producción que usan las empresas que producen una
cantidad limitada de un producto cada vez, al aumentar las cantidades más allá de las pocas que
se fabrican al iniciar la compañía, el trabajo puede realizarse de esta manera.
Esa cantidad limitada se denomina lote de producción. Estos métodos requieren que el
trabajo relacionado con cualquier producto se divida en partes u operaciones, y que cada
operación quede terminada para el lote completo antes de emprender la siguiente operación. Esta
técnica es tal ves el tipo de producción más común. Su aplicación permite cierto grado de
especialización de la mano de obra, y la inversión de capital se mantiene baja, aunque es
considerable la organización y la planeación que se requieren para librarse del tiempo de
inactividad o pérdida de tiempo.
Producción Continua: Este sistema es el empleado por las empresas que producen un
determinado producto, sin cambies, por un largo período. El ritmo de producción es acelerado y
las operaciones se ejecutan sin interrupción. Como el producto es el mismo, el proceso de
producción no sufre cambios seguidos y puede ser perfeccionado continuamente. Este tipo de
producción es aquel donde el contenido de trabajo del producto aumenta en forma continua. Es
aquella donde el procesamiento de material es continuo y progresivo.
Entonces la operación continua significa que al terminar el trabajo determinado en cada operación,
la unidad se pasa a la siguiente etapa de trabajo sin esperar todo el trabajo en el lote. Para que el
trabajo fluya libremente los tiempos de cada operación deberán de ser de igual longitud y no
deben aparecer movimiento hacia fuera de la línea de producción.
Por lo tanto la inspección deberá realizarse dentro de la línea de producción de proceso, no
debiendo tomar un tiempo mayor que el de operación de la unidad. Además como el sistema esta
balanceado cualquier falla afecta no solo a la etapa donde ocurre, sino también a las demás
etapas de la línea de producción. Bajo esas circunstancias la línea se debe considerar en conjunto
como una entidad aislada y no permitiéndose su descompostura en ningún punto.
FINANCIAMIENTO: Es el conjunto de recursos monetarios financieros para llevar a cabo una
actividad económica, con la característica de que generalmente se trata de sumas tomadas a
préstamos que complementan los recursos propios. El financiamiento se contrata dentro o fuera
del país a través de créditos, empréstitos y otras obligaciones derivadas de la suscripción o
emisión de títulos de crédito o cualquier otro documento pagadero a plazo.
Clases de Financiamiento: La forma en que algún negocio logra conseguir capital para
emprender sus actividades se la conoce bajo el nombre de financiamiento. Existen distintas
fuentes que permiten obtener dicho capital es por esto que se habla de las siguientes formas de
financiamientos:
Ahorros personales: aquí se alude a los ahorros así como también a los recursos personales del
individuo, a los que se les puede sumar la tarjeta de crédito. Esta forma de financiamiento suele
ser muy frecuente.
Parientes y amigos: estos resultan ser otra fuente privada de la que se vale la empresa para
llevar adelante sus negocios. La ventaja que presenta recibir dinero de amigos o parientes es que
se logra conseguir dinero con una tasa de interés muy baja o incluso nula.
Empresas de capital de inversión: estas actúan asistiendo a aquellas empresas que estén en
etapa de crecimiento a cambio de interés en el negocio o acciones.
Uniones de crédito o bancos: estas entidades también suelen ser una fuente muy recurrente. Lo
que requieren tanto los bancos como las uniones de crédito es que el individuo logre justificar de
forma satisfactoria la solicitud del dinero. Si es así reciben un cierto monto que después deberán
devolver con diversas tasas de interés.
Además de las anteriores fuentes de financiamiento se puede hablar de financiamiento a corto
plazo, que está compuesto por:
Pagaré: este representaría una promesa por escrito donde una de las partes se compromete a
devolver la suma de dinero recibida en un determinado período de tiempo. Este instrumento de
negociación suele presentar intereses y generalmente surge de la conversión de una cuenta
corriente, préstamos en efectivo o venta de bienes. La desventaja que presenta el pagaré es que
pueden tomarse medidas legales sino son pagados. Las ventajas son que se pagan en efectivo y
que su seguridad de pago es muy elevada.
Línea de crédito: esta implica una suma de dinero que está siempre disponible en el banco pero
durante un período de tiempo determinado previamente. Las desventajas que presenta esta
modalidad es que es limitada a ciertos sectores que resulten altamente solventes y por cada línea
de crédito que la empresa utilice se deben pagar intereses. La ventaja es que la empresa cuenta
con dinero en efectivo disponible.
ADJUDICACIÓN Y USO DE LA TIERRA: La adjudicación consiste en la atribución como propio a
personas determinadas de una cosa, mueble o inmueble, como consecuencia de una subasta o
partición hereditaria con la consiguiente entrega de la misma a la persona interesada. El uso de
tierra son todas aquellas actividades humanas que están directamente relacionadas con la tierra,
haciendo uso de sus recursos o teniendo un impacto sobre ellos. El uso de tierra incluye los
arreglos, las actividades y los insumos de la población para producir, cambiar o mantener un tipo
de cobertura de la tierra.
Comercialización Agrícola: Es una serie de servicios involucrados en el traslado de un producto
desde el punto de producción hasta el punto de consumo. Por consiguiente la comercialización
agrícola comprende una serie de actividades interconectadas que van desde la planificación de la
producción, cultivo y cosecha, embalaje, transporte, almacenamiento, elaboración de productos
agrícolas y de alimentos, a la distribución y venta de los mismos. Tales actividades no pueden
tener lugar sin el intercambio de información y ha menudo dependen de la disponibilidad de
finanzas adecuadas.
PRECIO: Es el monto de dinero que debe ser dado a cambio del bien o servicio. Otra definición de
precio nos dice que el precio es monto de dinero asignado a un producto o servicio, o la suma de
los valores que los compradores intercambian por los beneficios de tener o usar un producto o
servicio.
Características de los Precios: La mejor manera de determinar el precio para un producto es
tomando en consideración los precios de productos similares que existan en el mercado Se suele
pensar que todo se basa en el precio, y que la decisión o estrategia de usar precios bajos es la
mejor manera de competir; sin embargo, esta forma de competir conlleva sus riesgos y lo hace
vulnerable a uno. Antes que bajar los precios, es preferible buscar una diferenciación como, por
ejemplo, una buena atención al cliente. Sin embargo, usar precios bajos en ocasiones puede ser
una buena estrategia, por ejemplo, cuando introducimos al mercado un nuevo producto y le
ponemos un precio bajo con el fin de lograr una rápida penetración, una rápida acogida, o que el
producto se haga rápidamente conocido; para luego subir los precios cuando la demanda empiece
a ser alta.
Aunque también, al introducir un nuevo producto al mercado, podemos optar por ponerle un precio
alto con el fin de aprovechar las compras hechas como producto de la novedad del producto, o
para crear una sensación de calidad.
Ventajas y Desventajas
Ventajas de tener precios bajos:
Aumento del número de clientes.
Aumento de la frecuencia de compra del producto.
Desventajas de tener precios bajos:
Menor margen de ganancia.
Riesgo de afectar o disminuir la calidad del producto, ya que para poder mantener precios bajos
se necesita una buena reducción de costos (por ejemplo, de los materiales o insumos que
conforman el producto).
Estrategia fácil de neutralizar por la competencia.
Estrategia difícil de mantener por un tiempo prolongado.
Ventajas de usar precios promedio:
Son los precios más cómodos de manejar.
Desventajas de usar precios promedio:
Son los de mayor competencia.
Ventajas de tener precios altos:
Mayor margen de ganancia.
Se crea una sensación de calidad del producto.
Desventajas de tener precios altos:
Disminución del número de clientes.
Disminución de la frecuencia de compra.
INFRAESTRUCTURA: Es el conjunto de elementos o servicios que se consideran necesarios
para el funcionamiento de una organización o para el desarrollo de una actividad. Es la base
material de una sociedad y la que determinará la estructura social, el desarrollo y el cambio social,
el desarrollo y cambio social. Incluye las fuerzas productivas y las relaciones de producción. De
ella depende la superestructura, es decir el conjunto de elementos de la vida social dependientes
de la infraestructura. Los aspectos estructurales se refieren a la organización misma de la
sociedad, las reglas que vinculan a sus miembros, y el modo de organizar la producción de
bienes.
EMPLEO: Es la ocupación u oficio, que desempeña una persona en una unidad de trabajo, que le
confiere la calidad de empleado, o desde el punto de vista del empleador, como aquel que ocupa a
alguien en un puesto laboral, generando empleo, como sinónimo de trabajo.
TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA: La transferencia de tecnología es un proceso mediante el
cual se identifican, categorizan y caracterizan las necesidades y demandas tecnológicas de los
productores de un sector determinado y se formulan soluciones. Mediante la planeación
estratégica, la estructura organizacional y la innovación, se busca satisfacer necesidades a nivel
interno para optimizar resultados a nivel externo. Asimismo se puede decir que es la transferencia
de conocimiento sistemático para la elaboración de un producto, la aplicación de un proceso o la
prestación de un servicio.
SUBSIDIOS: Asignaciones que el Gobierno otorga para el desarrollo de actividades prioritarias de
interés general, a través de las dependencias y entidades a los diferentes sectores de la sociedad,
con el propósito de: apoyar sus operaciones; mantener los niveles en los precios; apoyar el
consumo, la distribución y comercialización de los bienes; motivar la inversión; cubrir impactos
financieros promover la innovación tecnológica; así como para el fomento de las actividades
agropecuarias, industriales o de servicios.
Estos subsidios se otorgan mediante la asignación directa de recursos o a través de estímulos
fiscales. Recursos públicos previstos en el Presupuesto de Egresos de la Federación destinados a
los sectores social y privado, así como a los Estados y Municipios. En el caso de los subsidios
que se conciben en Cuentas Nacionales, su otorgamiento no implica ninguna contraprestación por
parte del receptor y el registro de su ejercicio es a un fondo perdido, sin contrapartida de activo,
mercancía o servicio.
IMPORTACIONES: Es el volumen de bienes, servicios y capital que adquiere un país de otro u
otros países. Representa el valor CIF de los bienes importados, así como los servicios por fletes y
seguros que se compran en el exterior. En otras palabras, las importaciones vienen siendo
cualquier bien por ejemplo, materias primas o servicio traído de un país extranjero de una forma
legítima por lo general para su uso comercial.
EXPORTACIONES: Son todas aquellas ventas de bienes y servicios de un país al extranjero; es
de uso común denominar así a todos los ingresos que recibe un país por concepto de venta de
bienes y servicios, sean estos tangibles o intangibles.
Los servicios tangibles corresponden generalmente a los servicios no factoriales tales como,
servicios por transformación, transportes diversos, fletes y seguros; y los intangibles corresponden
a los servicios, como servicios financieros que comprenden utilidades, intereses, comisiones y
algunos servicios no financieros.
Salida de mercancías y de otros bienes, por la frontera aduanera de un país, incluidas las compras
directas en el interior del país, efectuadas por las organizaciones extraterritoriales y las personas
no residentes. Comprende el valor FOB (libre abordo) de las exportaciones de bienes y los
servicios por fletes, seguros y servicios de transformación que se venden al exterior.
CONCLUSIÓN
Las Políticas Públicas De Desarrollo Rural son acciones aplicadas por medio de proyectos,
apuntado a satisfacer e incrementar el conocimiento de las regiones rurales sobre la producción y
explotación del territorio de manera sustentable.
La obtención de frutos o de cualquier otro bien que proviene directamente de la naturaleza
sin tercerizaciones se denomina comúnmente como producción.
Como mencione, el financiamiento puede contratarse dentro del país o fuera de este a
través de créditos, empréstitos u otro tipo de obligación derivada de la suscripción o emisión de
títulos de crédito o cualquier otro documento pagadero a plazo.
La adjudicación es el acto judicial que consiste en la atribución de una cosa (mueble o
inmueble) a una persona a través de una subasta, licitación o partición hereditaria.
La comercialización agrícola cubre los servicios que se ocupan de hacer llegar el producto
agrícola de la granja al consumidor. Existen numerosas actividades interconectadas implicadas en
este proceso. La comercialización agrícola es realizada más bien por el sector privado que por los
gobiernos y todos los pasos de la cadena deben mostrar un beneficio para los participantes.
El empleo es la concreción de una serie de tareas a cambio de una retribución pecuaria
denominada salario.

Sólo desarrollando el sector rural de manera integral, con el buen vivir de su población y
generación de conciencia socialista y capacidad productiva sostenible, -lo cual requiere una
nueva forma de relación democrática y de complementariedad entre lo urbano y lo rural-,
podremos producir los alimentos y las materias primas que hagan posible que TODA LA
POBLACIÓN de Venezuela (urbana y rural) sea Independiente y Soberana, y que podamos
construir el socialismo bolivariano del siglo XXI.
La dinámica histórica generada por la invasión militar y cultural europea a lo que hoy es
América Latina hace un poco más de 500 años, con la implantación del colonialismo y
luego del capitalismo dependiente, convirtieron durante el siglo XX a Venezuela, en un país
rentista, exportador de materias primas, -petróleo en primer lugar-, e importador de
alimentos y productos manufacturados por los países capitalistas industrializados.
Esto determinó el surgimiento de ciudades y puertos en la zona norte costera y la
concentración allí de la mayoría de la población, con el surgimiento de actividades
orientadas a la prestación de servicios y construcción de infraestructuras para la
exportación e importación de productos, y el despoblamiento de la mayor parte del país: la
cuenca del Orinoco-Apure, en donde se ubican las más importantes fuentes de agua dulce,
las fuentes productoras de energía eléctrica y las mayores potencialidades productivas,
incluidos los alimentos.
Los gobiernos oligárquicos de la IV República, se asociaron de manera subordinada a los
monopolios imperialistas y sus gobiernos, para saquear los recursos naturales del país y
percibir una porción de la renta petrolera, con lo cual pudieron acumular capital y vivir de
manera privilegiada, explotando al resto de la población e importando la mayoría de los
bienes manufacturados y los alimentos: de alta calidad para ellos, y de mediana y baja
calidad para el resto de la población.
En la dinámica de la configuración de la división internacional capitalista del trabajo,
resultó para los gobiernos oligárquicos, más fácil y menos costoso desde el punto de vista
económico, importar los alimentos que producirlos.
Los productores agrícolas venezolanos, no podían, ni aún pueden en muchos casos,
competir con la calidad y precios de los productos y alimentos importados, producidos por
tecnologías de punta y con enormes subsidios de los gobiernos de los países
industrializados, en primer lugar Estados Unidos. De esta manera sus posibilidades de
producir para generar ingresos para una vida digna fueron cada vez menores. La quiebra
de los campesinos y productores rurales se aceleró durante la segunda mitad del siglo XX.
Los gobiernos de la oligarquía no estaban interesados en invertir una parte significativa
de la renta petrolera, en la creación de condiciones favorables, tanto materiales como
culturales, que permitieran una vida digna y gratificante para la población rural, ni en
producir alimentos que posibilitaran la soberanía y seguridad alimentaria del país, puesto
que esto no les generaba ganancia alguna y aumentaría el nivel cultural de la población
pudiendo poner en riesgo su hegemonía política. Si acaso, realizaron algunas inversiones
para favorecer las zonas donde tenían o aún tienen sus latifundios (algunos de ellos
recuperados por el gobierno bolivariano) y fincas de recreo; y en pocos casos, para
beneficiar sus tierras dedicadas a la producción de alimentos y materias primas. El aporte
hacia las clases rurales, trabajadoras y pobres, siempre fue en la modalidad de
beneficencia social y regalías que profundizaban el dominio de las élites dominantes, de la
clase burguesa, por medio del clientelismo político.
Los desequilibrios y desigualdades territoriales, entre el campo y la ciudad, entre lo
urbano y lo rural, entre los productores agrícolas y consumidores urbanos, se hicieron
inmensos: pobreza para el campo y los campesinos; concentración de la riqueza en manos
de la burguesía y concentración de la población en las ciudades; en las que a su vez se
configuraron sectores y urbanizaciones ricas por una parte, y barrios marginales por otra.
Los habitantes del campo debieron abandonarlo y migrar a las ciudades en busca de
sobrevivencia y mejores condiciones de vida. Tuvieron como destino los terrenos de mayor
riesgo y marginales, sin interés económico inmediato para la burguesía, en donde
configuraron los barrios pobres, o se adicionaron a los ya existentes.
Las ciudades, surgieron hace unos 8.000 años en el mundo, y hace unos 5.000 años en
América. En este continente, la ciudad de Caral en el sur de Perú, es la más antigua de
todas las hasta ahora conocidas. Se desarrollaron como centros de intercambio mercantil y
se construyeron a costa del saqueo de las riquezas naturales del campo y de la explotación
del trabajo esclavo o servil, utilizados para la construcción de edificios e infraestructuras y
para el bienestar de sus habitantes, en primer lugar de las elites dominantes.
En el período capitalista, sufrido en Venezuela a lo largo del siglo XX, las ciudades
crecieron igualmente a costa de la expropiación de las tierras que ocupaban los indígenas,
afro-descendientes y campesinos; y de la explotación de los trabajadores urbanos, peones,
obreros, administradores y profesionales.
Las materias primas y alimentos provinieron de los campesinos, pescadores, mineros y
productores del campo, a quienes los comerciantes e industriales-comerciantes compraban
-y siguen comprando hoy en día- todo lo que producen a precios irrisorios, para luego
comercializarlos sin valor agregado en sus propios mercados; para exportarlos en caso de
encontrar mercados internacionales; o para procesarlos en agroindustrias y luego vender
los productos finales a precios altos a los habitantes urbanos o rurales, obteniendo enormes
ganancias.
Para los campesinos y habitantes rurales la situación es la peor. Tienen que comprarlo
todo a precios aún más elevados, puesto que éstos son incrementados con los costos del
transporte.
En resumen, la energía en todas sus manifestaciones, es succionada del campo y
trasladada a las ciudades, en detrimento de la naturaleza y de la población rural; y en favor
de la ganancia y acumulación de las elites dominantes, generando riqueza para unos pocos
y pobreza y miseria para la mayoría.
Para construir el Socialismo es indispensable reestructurar las relaciones entre el campo
y la ciudad. Para esto se requiere conocer y comprender a fondo cómo es la dinámica de la
explotación capitalista en la relación entre lo urbano y lo rural, entre explotadores y
explotados. Es necesario conocer y utilizar la economía política marxista con sentido
transformador.
Debemos comprender que sólo desarrollando el sector rural de manera integral, con el
buen vivir de su población y generación de conciencia socialista y capacidad productiva
sostenible, lo cual requiere generar una organización popular basada en el equilibrio
humano-ambiente, una relación democrática y de complementariedad entre lo urbano y lo
rural, gestión socialista de las cadenas y redes socio-productivas integrales de
financiamiento, producción, distribución, intercambio y consumo, con participación de los
productores sobre el destino y uso de los productos y excedentes (intercambio valor-
energía); podremos producir los alimentos y las materias primas que hagan posible que
TODA LA POBLACIÓN de Venezuela (urbana y rural) sea Independiente y Soberana, y que
podamos construir el socialismo bolivariano del siglo XXI. Solo con una estrategia que
permita el Desarrollo Rural Integral, podremos alcanzar los cinco objetivos históricos del
Programa de la Patria 2013-2019.
Se requiere aplicar al sector rural de nuestro país, un concepto de desarrollo del
Socialismo Bolivariano coherente con la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, la doctrina bolivariana y los valores y principios socialistas, que sean síntesis de
la teoría y práctica de la lucha por el socialismo en el mundo.
Definir con precisión qué se entiende por sector rural. Establecer cuál es la relación y el
aporte actual y potencial del sector rural al conjunto del país y a su proceso de desarrollo
socialista bolivariano y cual es y debe ser el aporte del sector urbano al sector rural
(intercambios energéticos).
Examinar la interrelación del MPPAT con los demás ministerios y sus políticas, que en
algunos casos, de acuerdo a la forma como se aplican, son contradictorias, produciendo
resultados negativos para el país y su proceso de desarrollo integral, con efectos
especialmente nocivos para el sector rural. Por ejemplo, la importación de alimentos, en
condiciones que constriñen el desarrollo de la producción agrícola y agroindustrial nacional.
¿Cuál es la política que permite resolver la contradicción entre importación y producción a
favor del desarrollo nacional? ¿Existe o hay que elaborarla?
Analizar la distribución nacional de la renta petrolera y sus efectos sobre el sector rural.
Analizar los efectos del control de cambios, procedimientos para aprobar importaciones,
sujetos beneficiarios, contrabando de extracción de alimentos hacia Colombia, Brasil y otros
países del Caribe; efectos sobre el sector rural. Propuestas para corregir problemas
detectados y sus consecuencias.
Analizar los efectos de los altos salarios pagados por PDVSA en el sector rural, que
desestimulan el trabajo productivo agrícola. ¿Cómo resolver ese problema?
Analizar el efecto del clientelismo político de las alcaldías, que en muchos casos es el
mayor empleador de los municipios, y su efecto sobre el sector rural. ¿Cómo desarrollar
una economía productiva y diversificada, focalizada en el sector rural?
El sector rural y sus personificaciones sociales organizadas, campesinos, pescadores,
mineros, etc., no deben producir para un mercado impersonal, controlado por intermediarios
capitalistas; sino para personas y grupos sociales concretos organizados en un sistema
económico comunal, tanto rural como urbano, articulado de manera sistémica.
El modelo de gestión que se ha venido aplicando en las fábricas y empresas
agroindustriales del Estado, es estatista, por lo que las decisiones fundamentales son
tomadas por los funcionarios públicos, sin participación de los productores de materias
primas y alimentos. Esto significa que estos se mantienen alienados, pues no pueden
ejercer el control sobre sus condiciones materiales y culturales de existencia y reproducción
social. Otro tanto ocurre con los trabajadores de las plantas de procesamiento
agroindustrial y de las fábricas establecidas en el sector rural.
Los precios y condiciones de compra de su trabajo y producción no pueden corresponder
con sus necesidades materiales y culturales, objetivas y subjetivas.
Por lo tanto, los productores rurales no pueden vivir dignamente de su relación con estas
empresas, ni pueden sentirlas como propias; tampoco pueden estar dispuestas a
defenderlas. En las condiciones nacionales e internacionales en que transcurre la
revolución bolivariana y su perspectiva socialista, esto resulta nefasto. Los territorios de la
Patria solo podrán ser defendidos con la participación consciente y activa de los habitantes
del sector rural.
Cambiar esta situación, implica aplicar un modelo de gestión socialista que incorpore en
las decisiones fundamentales de empresas y cadenas socio-productivas, a los productores
de materias primas, a los trabajadores de las fábricas, a los consumidores y habitantes de
los territorios, y a los representantes del Estado en sus diversos niveles: nacional, regional
y local.
Implica también que la planeación del desarrollo en los diversos territorios y su defensa
integral, así como la distribución de los recursos de que dispone el Estado, entre ellos los
provenientes de la renta petrolera, se haga con la participación democrática y protagónica
de estos mismos sectores.
Implica que la elaboración de las políticas públicas del Estado nacional (a través de sus
diversos ministerios), de las gobernaciones y alcaldías, se haga con la participación
protagónica del pueblo organizado: del Poder Popular.
El Desarrollo Rural Integral debe abarcar todas las dinámicas en que se desenvuelve la
vida de sus habitantes: política, cultural, económico-productiva, social, ambiental, territorial,
histórica e internacional, teniendo en cuenta siempre la necesaria existencia de las cinco
infraestructuras territoriales en las cuales se apoyan: el agua, la energía, los transportes,
las comunicaciones y los asentamientos humanos (patrón espacial de organización y su
equipamiento) (Pacheco, José Luis, Modelo Territorial, 2012).
Uno de los potenciales del desarrollo rural integral es el turismo político-cultural y el agro-
ecoturismo, por medio del cual la población de Venezuela, en primer lugar los jóvenes y
estudiantes podrán conocer su país, sus territorios y cultura. Con apoyo del Ministerio de
Agricultura y Tierras, en especial del Viceministerio de Desarrollo Rural y en convenio con
los ministerios de educación, de educación universitaria y de Turismo, se puede organizar
que cada año, en los períodos vacacionales, los estudiantes y profesores visiten y recorran
una región natural del país y establezcan relaciones de intercambio con sus habitantes y
cultura. Por ejemplo: el primer año, los llanos; el segundo año, los Andes; el tercer año, la
Zona Norte Costera; el cuarto año, la Amazonia; el quinto año, la Orinoquia-Gran Sabana.
Esta movilización anual de millones de estudiantes y profesores, puede ser fuente de gran
enriquecimiento humano y cultural, de esparcimiento, recreación y aprendizaje y puede
dinamizar actividades productivas y culturales.
Nadie puede amar lo que no conoce, nadie puede defender lo que no ama. Debemos
ayudar a que nuestro pueblo conozca su territorio, sus habitantes y culturas, para que los
ame y los defienda.

El marco constitucional para el desarrollo agroalimentario

Dentro de la nueva configuración del Estado que estableció la Constitución de 1999, la


agricultura, el desarrollo rural y la seguridad alimentaria adquirieron un nuevo estatus a
partir de normas constitucionales específicas. Los artículos 305 al 308 definen la
orientación de las políticas públicas en esas materias, así como en cuanto a redistribución
de la tierra.1 Los componentes fundamentales de la nueva normativa son los siguientes:

1. La prioridad de la agricultura, declarando la producción de alimentos de interés nacional


y base estratégica del desarrollo nacional, privilegiando la producción agropecuaria interna
para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento, y estableciendo compensación
frente a las desventajas propias de la agricultura, todo ello para garantizar la seguridad
alimentaria de la población.
2. El desarrollo rural integral, que significa la promoción del empleo y el bienestar de la
población rural mediante la dotación de las obras de infraestructuras, insumos, créditos,
servicios de capacitación y asistencia técnica.

3. La eliminación del latifundio y de la ocupación abusiva de tierras públicas, gravando las


tierras ociosas y rescatando las tierras de vocación agrícola.

4. La promoción y protección de cooperativas, microempresas y formas asociativas bajo


régimen de propiedad colectiva, asegurándoles financiamiento, capacitación y asistencia
técnica.

Esta normativa central es instrumentada por un conjunto de leyes entre las cuales destaca
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, la cual, además de normar todo lo relacionado con la
tenencia de la tierra, establece la nueva institucionalidad pública agraria mediante la
creación del Instituto Nacional de Tierras (INTI), el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y
la Corporación Venezolana Agraria (CVA). Adicionalmente esta ley reforma la Jurisdicción
Especial Agraria dictando nuevas normas para los tribunales con competencia en esta
área.2

Otras de las leyes que instrumentan aspectos de las nuevas orientaciones constitucionales
en el primer período de gobierno de Hugo Chávez son: la Ley de Mercadeo Agrícola (enero
de 2002); la Ley de Crédito para el Sector Agrícola (octubre de 2002); Ley de Silos,
Almacenes y Depósitos Agrícolas (septiembre de 2003); Ley del Fondo de Desarrollo
Agropecuario, Pesquero, Forestal y Afines (Fondafa) (junio de 2001); la Ley de Pesca y
Acuicultura (mayo de 2003); y la Ley Especial de Asociaciones Cooperativas (agosto de
2001).3

En el 2008, las nuevas leyes referidas a la agricultura y el medio rural aprobadas en el


contexto de la Ley Habilitante representan cambios importantes y tienden a generar un
nuevo marco normativo que, en una proporción importante.
Es innegable la importancia de la producción agrícola para la soberanía real de cualquier
país o sociedad ya que constituye el satisfactor por excelencia de la principal necesidad
humana: la alimentación; no obstante, dado el grado de diversificación de las actividades
económicas y el surgimiento de distintas ocupaciones necesarias para el desarrollo de las
sociedades, en los tiempos actuales sólo una minoría de las personas se dedican a la
producción agroalimentaria, quedando una gran cantidad de seres humanos dependiendo
de los mercados para poder saciar su necesidad alimentaria.

En razón a esto cada día es más imperioso el desarrollo de procedimientos y técnicas


efectivas, eficaces y eficientes que permitan acercar los productos agroalimentarios desde
las unidades de producción, regularmente en el medio rural, hasta las unidades de
consumo en los espacios urbanos, bajo las exigentes condiciones de que se haga en las
cantidades necesarias, el lugar solicitado, al momento oportuno, el precio adecuado y
según la calidad requerida por los consumidores actuales, pero sin poner en peligro las
posibilidades de los consumidores del futuro.

Bajo las anteriores premisas se plantea la articulación de los distintos eslabones de la


denominada cadena agroalimentaria, es decir, las funciones de producción, procesamiento,
intercambio y consumo, en aras de aportar científica y tecnológicamente a la solución de un
problema de expresión sistémica a lo largo de la referida cadena, para satisfacer así las
necesidades del pueblo en materia de seguridad y soberanía alimentaria, concebidas como
la garantía de producción y abastecimiento alimenticio partiendo de las capacidades,
potencialidades socio productivas y patrón de consumo autóctono, como refuerzos a la
autodeterminación política, social, económica y cultural de los y las venezolanos.

Otro elemento de significativa importancia en los tiempos actuales para lograr el óptimo
abastecimiento agroalimentario, lo constituye la sustentabilidad y sostenibilidad del sistema
de producción, que permita que el productor primario se mantenga en sus actividades, que
el medio ambiente requerido y utilizado se conserve o sea poco afectado negativamente, lo
que es una garantía para la producción y suministro agroalimentario, con base no sólo en
las utilidades y/o ganancias que obtengan los productores e intermediarios, sino más bien
que satisfaga las necesidades alimenticias en términos nutricionales de las generaciones
presentes sin comprometer o arriesgar las del futuro.

En resumen, la producción agroalimentaria con sentido ecológico constituye hoy por hoy el
elemento clave para garantizar el funcionamiento de las ciudades con sus empresas,
instituciones y familias, pues en la medida en que los ciudadanos tengan asegurado el
suministro de alimentos, podrán dedicarse a la realización de otras actividades propias del
mundo actual. Así mismo, esta garantía será válida en la medida en que los productores
obtengan beneficios razonables de su actividad, que les permita mejorar y mantener su
nivel de vida, a la vez de guardar el necesario equilibrio en su interacción con el medio
ambiente que le rodea y genera las condiciones productivas.

II. Contexto sociohistórico de lo agroalimentario:

• La agricultura y las necesidades sociales-individuales

En tanto ente biológico y social, el ser humano confronta cotidianamente una serie de
requerimientos de vida que se constituyen en necesidades para su desempeño y desarrollo,
que al conformarse en limitantes u obstáculos para sus propósitos implican problemas
ineludibles a superar. Una de estas necesidades supremas la representa precisamente el
problema alimentario, cuyos orígenes datan desde la génesis misma de la humanidad,
aunque expresado de diferentes modos según el estadio de desarrollo y/o evolución
histórico-social, su estructura política, económica y cultural, en correspondencia con el
avance de la ciencia y la tecnología a que los individuos y grupos sociales tengan acceso.
En tanto elemento estructural de las necesidades humanas, en lo individual y colectivo, el
problema alimentario sigue teniendo vigencia y se profundiza aún más en los albores del
siglo XXI, cuando aspectos colaterales derivados del modelo capitalista mundial y su
consecuente explosión demográfica, utilización excesiva y depredadora del medio
ambiente, entre otros, generan la mercantilización de la alimentación, el desbalance entre la
relación oferta-demanda en función a la capacidad de pago de los consumidores, así como
el desgaste y deterioro del medio ambiente, debido a la aplicación de tecnologías
agroquímicas artificiales en procura de maximizar la producción-beneficio y minimizar los
costes de los dueños de los medios de producción, bajo los criterios de la lógica capitalista
que evidentemente orienta la concepción del llamado agronegocio.

Al respecto es oportuno acotar que según estimaciones de la Organización de las Naciones


Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en ingles), “hoy la gran
mayoría de la humanidad se alimenta con 150 especies cultivadas; 30 cultivos proporcionan
el 95% de nuestra energía alimentaria; de ellas sólo 12 especies de plantas proporcionan
más del 70% de la alimentación humana, y apenas cuatro: el arroz, el maíz, el trigo y la
patata, abastecen más del 50% de la alimentación humana” (FAO, 2005), lo que evidencia
el rol de la actividad agrícola como generadora de los productos que satisfacen la principal
necesidad de la humanidad, razón por la cual actualmente se hace referencia al término
agroalimentación para abarcar de manera integrada tanto al satisfactor como a la
necesidad misma, en un binomio inseparable y de obvia consideración simultánea al
intentar abordarlos en la búsqueda de las soluciones que reclama la sociedad a las
instituciones responsables de producir conocimiento y desarrollo del talento humano.

De tal manera que garantizar la seguridad alimentaria de un país constituye un verdadero


problema no sólo de rango económico y social, sino de máxima preocupación política para
los Estados, cuyos gobiernos tienen la obligación de garantizar la soberanía nacional
combatiendo la vulnerabilidad del suministro de alimentos y asegurando a sus ciudadanos
la disponibilidad de los mismos. Necesario es entonces considerar lo acordado en la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma, Italia, el 13 de noviembre de
1996, respecto a que…“existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en
todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para
satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin
de llevar una vida activa y sana.” (FAO, 1996)

En consecuencia, dadas las condiciones de crecimiento demográfico, la profunda de la


diversificación de las actividades del mundo contemporáneo, la globalización económica y
el avance del capitalismo hacia su fase superior imperialista, la única forma de asegurar
soberanamente la disponibilidad nutritiva y sana de los alimentos, la constituye la propia
producción nacional de los elementos que constituyen la dieta básica en correspondencia
con la cultura gastronómica de los pueblos, sustentada en los gustos y preferencias
autóctonas vinculadas a las potencialidades geográficas y medioambientales.

• La agricultura como actividad sociopolítica


Históricamente las conquistas de tierras como elementos de riqueza para las naciones, y de
los terratenientes en particular, en función a disponer de tierras de labranza y cría,
constituyeron el fundamento de soporte sustancial para los modelos esclavo-feudalista,
cuya extensión con fines de acumulación de poder y riqueza constituyen también un
elemento clave para el sistema de explotación y dominación capitalista, para el cual el rol
de producción alimenticia representa una actividad económica más concebida como el
agronegocio, altamente rentable dada la connotación de satisfactor de una necesidad vital.

No obstante, al ser asumido desde una perspectiva humanista, y por ende absolutamente
contraria a la lógica del capital, el problema agroalimentario se constituye en un asunto de
Estado en tanto y cuanto afecta directamente a la seguridad y soberanía nacionales, a los
cuales debe darse soluciones reales en términos de sustentabilidad y sostenibilidad como
elementos neurálgicos del desarrollo endógeno y la autodeterminación política, económica,
social y cultural de los pueblos, fundamentados en la soberanía científica y tecnológica. En
este contexto tanto para el sector agrícola como para el ambiental se han diseñado políticas
de Estado, se crean instituciones y leyes contra el latifundio, se norman los procesos de
producción, transformación, distribución y consumo de manera inocua y sana, además de
fomentar la producción y apoyar al pequeño productor con el propósito de lograr la
soberanía alimentaría y tecnológica, hechos que desde 1999 marcan hitos sin precedentes
en la política del Estado venezolano, pero que aún en la actualidad implican significativas
distancias por recorrer.

Es oportuno destacar que la política agraria del Gobierno Bolivariano no sólo combate al
latifundio e incorpora campesinos sin tierras a la producción, sino que ha permitido elevar
en aproximadamente un 25% la producción nacional de los siete más importantes rubros
alimenticios, como el arroz, el maíz, la caraota, el frijol, carne de cerdo y pollo, huevos de
gallina y caña de azúcar, lo que constituyen modestos pero firmes resultados de una
política de vocación social orientada fundamentalmente al fortalecimiento de la soberanía
alimentaria del país, la democratización de la tierra y la justicia social, cuya meta esencial
es la transformación del campo y el rompimiento de la injusta estructura de la propiedad,
tenencia y uso de la tierra, vigente en Venezuela desde la época de la colonia, con el
rescate de aproximadamente 4 millones de hectáreas sustraídas al latifundio que han sido
entregadas a los pequeños productores organizados, que han permitido de este modo
incorporar a la producción más de 120 mil familias campesinas (INTI, 2008), que se
encontraban marginadas del proceso productivo hasta la llegada de la Revolución
Bolivariana.

Sin embargo aún queda mucho por hacer. Necesario es elevar el nivel de conciencia al
pueblo y fundamentalmente a las generaciones de relevo, para asimilar la importancia que
en la conservación de la libertad de los hombres y mujeres del futuro, implica la posibilidad
de ser soberanos agroalimentariamente hablando. Es decir, en cuanto y tanto se logre la
independencia de los mercados foráneos y del capital internacional para alimentar de
manera sana y segura a la población del país, se podrá hablar de la independencia político-
social del mismo y de la autodeterminación de los pueblos para crear su sistema de
organización.

• Dimensión socioeconómica de la actividad agrícola

Evidentemente que durante los últimos lustros la globalización financiera y corporativa ha


marcado la pauta y se ha apoderado de la totalidad de las relaciones comerciales
internacionales, dado que el mercado global que se estructura entre empresas
transnacionales, define el rumbo de una acumulación que desarrolla una relación colonial
en la explotación de los recursos, redundando todo ello en un estímulo masivo de las
importaciones de bienes de consumo y las exportaciones de materias primas con miras "al
crecimiento hacia afuera", como rasgo característico del desarrolló exógeno.

En tal sentido, las políticas neoliberales han generado transformaciones en los sistemas de
producción y modificaciones importantes en la estructura social del agro latinoamericano y
caribeño, de forma tal que los agricultores capitalistas modernizados se han beneficiado,
pues tienen acceso a los recursos financieros, tierras, tecnologías y organización,
necesarias para asumir el cambio en los sistemas de producción y las posibilidades de
acceso a estos nuevos mercados, que dada la globalización del capital, constituyen
alianzas internacionales, apátridas y sin el más elemental sentido de pertenecía e
identificación con los problemas de sus compatriotas y congéneres.

Del mismo modo y en contraposición al enriquecimiento de una burguesía rural, los


campesinos han sido los principales perjudicados debido a que disponen de medios de baja
calidad, dificultades de acceso al crédito y al seguro, escasez de tierras apropiadas,
carencia de tecnologías adaptadas a su situación así como de información sobre los
mercados, planes y programas y los altos costos de transacción agudizada con el pago de
fletes y otros servicios, además que la obligada especialización de rubros por regiones,
basada en una conveniente zonificación de cultivos, arruina la agricultura familiar
campesina y conduce a la erosión de los suelos, lo que en definitiva ha profundizado el
abismo social que separa a la agricultura campesina de la agricultura empresarial.

En este mismo orden de ideas, se encuentra el hecho que la agroindustria se abastece de


insumos importados a bajos precios lo que ocasiona una competencia desigual con la
producción nacional, con presión a la baja de los precios internos y con todo lo que de ello
se genera: quiebras, desempleo, dependencia, sometimiento, subordinación, crecimiento
del capital financiero, entre otros, dado que los productores agrícolas capitalistas de los
países dominantes reciben subsidios agrícolas mayores en promedio a los de los
productores en América Latina y el Caribe, mientras que a esta región se le imponen
precios deteriorados y la eliminación de subsidios estatales, políticas que indudablemente
deprimen a los agricultores nacionales y fortalece la sustitución de de la producción interna
por más importaciones, desestimulando y haciendo decrecer significativamente la
producción nacional.
Finalmente el monopolio del capital financiero y especulativo con la elevación de las tasas
de interés que afectan la tasa de ganancia del capital industrial y agrícola, disminuyen la
inversión productiva y afianza el dominio del capital financiero, hecho que regularmente
deriva en la quiebra de la pequeña y la mediana industria nacional y en consecuencia de la
producción orientada al mercado interno, lo que deprime aún más el empleo y los salarios
internos, en virtud de que la producción agrícola así concebida está dirigida al mercado
mundial y no al nacional, por lo que nuestros pueblos se ven obligados a satisfacer sus
necesidades alimentarias importando productos a precios muy altos y aumentando su
dependencia con respecto a los grandes centros del poder económico internacional.

Se trata pues de un neoliberalismo agrario, que actúa apoyado por organismos


internacionales, creados y fomentados por la dominación imperial, como es el caso de la
organización Mundial del Comercio (OMC), que indefectiblemente cuenta con gobiernos
nacionales cómplices y títeres del imperio financiero. Dicho neoliberalismo a través de las
grandes empresas transnacionales impulsa una estructura basada en el abastecimiento de
semillas, plaguicidas, fertilizantes, solo utilizable para ese tipo de cultivo, o si es el caso,
provee los animales de crianza, los alimentos concentrados y los fármacos veterinarios;
todo esto viene acompañado de un conjunto de normas y reglamentos de carácter técnico
que obligan al productor en el tipo de construcciones que debe hacer, la infraestructura de
almacenaje que debe utilizar, los predios que debe cultivar con prioridad, etc. Mientras
tanto, el productor asume los costos de asistencia técnica, servicios veterinarios, agua,
electricidad y otros. Finalmente la gran empresa evalúa la calidad del producto fija los
precios y adquiere la producción, bajo condiciones establecidas por la gran corporación.

Venezuela no escapa a esta situación, ya que históricamente ha sido un país dependiente


del sistema capitalista mundial, con una economía rentista y monoproductora. De esta
forma, el latifundio, los problemas de tenencia de la tierra, la destrucción de las formas
autóctonas de producción y la aplicación de tecnologías no adecuadas entre otros, ha
conducido a un decrecimiento del sector agrícola al punto de que en la actualidad alrededor
del 80% de los alimentos que consume la población es importado, profundizando la
dependencia y subordinación ante las grandes economías mundiales, lo cual atenta contra
la soberanía y seguridad alimentaría y la salud del pueblo venezolano.

La crisis alimentaría actual acentuada por las políticas neoliberales mundiales ha puesto en
evidencia la realidad de la inseguridad y dependencia alimentarias de nuestros pueblos y
en particular de Venezuela. El desarrollo de la agricultura en Venezuela a lo largo del siglo
pasado estuvo orientado por los procesos y esquemas que ya hemos descrito, añadiéndose
a ello el hecho de, que a pesar de contar con todos los recursos, Venezuela es un
importador neto de alimentos. La estructura de nuestro agro está dominada por la gran
agroindustria y en ella persiste el latifundio. Nuestros profesionales del agro mayormente se
forman y trabajan desconectados de la realidad social y tienen como referencia paradigmas
de conocimiento que responden a la racionalidad del capitalismo y a la pretensión de
dominar a la naturaleza, acudiéndose para ello a la destrucción de la Pacha Mama
mediante el uso indiscriminado, pero rentable en el corto plazo, de los recursos hídricos,
edafológicos y culturales.

III. La producción agroalimentaria como estrategia de soberanía bolivariana

Como consecuencia lógica de lo antes referido, no se trata sólo de garantizar la


disponibilidad de alimentos en términos cuantitativos para el corto y mediano plazos,
atendiendo a coyunturas económicas. Es menester dar respuestas estructurales en lo
cualitativo-nutricional y en correspondencia con la necesidad de preservar el
medioambiente para las generaciones futuras, lo que implica una transformación profunda
de la concepción agroalimentaria para la producción de alimentos sanos, accesibles a todos
los consumidores y con el mínimo impacto nocivo sobre el ecosistema y la biodiversidad, es
decir, asumiendo un enfoque agroecológico, integral e integrador que respete y fomente el
necesario equilibrio naturaleza-sociedad.

Es necesario construir la transferencia entre el ciudadano-consumidor, el productor, el


trabajador rural que transforma la producción y los trabajadores que distribuyen los
productos. Edificar confianza y transparencia, ida y vuelta en la cadena alimentaria.
También es esencial garantizar seguridad en la calidad y en la sanidad de los productos. La
calidad y la sanidad pueden objetivarse institucionalizando medidas discutidas y acordadas
con los productores, trabajadores rurales y consumidores legitimando las referencias
consensuadas y aceptadas como son: los certificados de conformidad, las denominaciones
de origen, certificaciones sanitarias por organismos debidamente autorizados y las patentes
agrícolas reconocidas, entre otros.

Los pueblos que hoy por hoy se resisten al dominio transnacional agroindustrial, luchan por
otros estilos de vida que tengan a la defensa de la naturaleza y la cultura como máxima
prioridad, ámbito de acción sociopolítica en el cual se inscribe la agroecología en tanto
propuesta de una producción ecológica, que defiende la economía y la identidad campesina
ante el avasallante mercado mundial capitalista y se combina con el derecho a la soberanía
alimentaria y a una alimentación sana, nutritiva, suficiente y libre de contaminación por el
uso de agrotóxicos y otras sustancias nocivas, enfrentándose a las propuestas, decisiones
e iniciativas de las grandes corporaciones globalizadas, que imponen la alimentación
industrial basada en un consumo altamente estandarizado, con las mismas propiedades
gustativas en cualquier parte del planeta, en una vulneración de la seguridad en la calidad
alimenticia.

• Agroecología: satisfacción de las necesidades en armonía con el ambiente

La agroecología integra el estudio de los agroecosistemas considerados como el resultado


de un proceso de interacción permanente entre lo social y lo natural con una forma de
producir alimentos que está en sintonía con los procesos ecológicos, coopera con la
naturaleza y no actúa contra ella, utiliza tecnologías apropiadas y prácticas protectoras del
ecosistema, y se nutre de saberes ancestrales, populares y colectivos, enraizados en
comunidades y pueblos indígenas, lo cual tiene plena vigencia y pertinencia en el marco de
los cambios sociales, económicos y políticos iniciados en Venezuela a partir del año 1999,
plasmados tanto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, como en el
Plan de Desarrollo Económico de la Nación 2000-2007 y el Plan Socialista 2007-2013, que
orientan el impulso del desarrollo endógeno sustentable en el tránsito hacia el socialismo y
establece la promoción de la agricultura sustentable como estrategia del desarrollo rural
integral que garantiza la soberanía y la seguridad alimentaria de la nación.

Los verdaderos agricultores que son los campesinos tratan a la naturaleza con el mayor
respeto, trabajan con los dones que la naturaleza nos ofrece a condición de conservarlos y
preservarlos para las futuras generaciones; no puede haber propiedad privada o cualquier
otro tipo de apropiación sobre lo que pertenece a todos como bien público. Los auténticos
campesinos, son unos economistas domésticos, saben evaluar los factores de producción
cuando son abundantes y renovables y utilizan con austeridad aquellos elementos que son
escasos y no renovables.

La agricultura campesina y por ende la agroecología, descansa en la práctica solidaria, un


ejercicio indispensable para que las comunidades, las regiones y los pueblos puedan
construir su seguridad alimentaria y al mismo tiempo proporcionar al Estado una base
sólida para que, a través de políticas coherentes pueda proteger la agricultura y garantizar
la soberanía alimentaria.

Por último, debe tenerse en cuenta la importancia de pensar en términos de tiempos largos
y con dimensiones universales, pensar la agricultura campesina las labores de faenas
rurales en dimensiones: social, económica y ecológica; principios y dimensiones nos dan
una concepción integral y universal del campesinado, el sujeto inicial, de confrontación con
el capitalismo globalizado que pone en peligro nuestra soberanía alimentaria y la salud
colectiva de los pueblos. Sería redundante referir la importancia de los centros
universitarios en estas tareas de sembrar “ciencia con conciencia”.

IV. Marco jurídico agroalimentario de la Revolución Bolivariana

Imposible concebir un proceso revolucionario integral sin la conformación de un marco


jurídico regulatorio en los diferentes aspectos de la vida nacional. En el caso concreto de lo
agroalimentario en su nueva concepción social y en su ámbito ecologista, tiene sólidos
fundamentos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
fundamentalmente en su artículo 305, reforzada además por varias leyes, entre las cuales
figuran:

• Ley de Tierras y Desarrollo Rural,


• Ley de Pesca,
• Ley Orgánica del Ambiente,
• Leyes de Financiamiento Agrícola
• Ley de Asociaciones y Cooperativas.
• Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Alimentaria,
• Ley de Salud Agrícola Integral,
• Ley de crédito para el sector agrario, Ley del Banco Agrícola y la
• Ley de Beneficios y facilidades de pago para las Deudas Agrícolas y Rubros Estratégicos
para la Seguridad y Soberanía Alimentaria.

Asimismo el tema de la seguridad y soberanía alimentaria está en sintonía con un conjunto


de políticas, planes y programas que viene desarrollando el gobierno nacional, destacando
el Plan nacional de Desarrollo Económico y Social 2007-2013, Primer Plan Socialista, en
cuya Línea IV: Modelo Productivo Socialista se hace referencia :

“En lo referente a la producción de alimentos, la base de la garantía de la seguridad


alimentaria será el desarrollo rural integral cuyo alcance trasciende la actividad productiva
agrícola, uno de cuyos componentes es la producción de alimentos. No se restringe a lo
alimentario, Vegetal, Animal, forestal y Pesquero

Necesario es hacer referencia además a los revolucionarios programas como “Todas las
manos a la siembra”, actualmente convertido en línea de trabajo de la educación
venezolana en todos los niveles; la Misión “Vuelvan Caras” y posteriormente la Misión “Ché
Guevara”, así como con las orientaciones que en materia de desarrollo social y
organización del Poder Popular se inscriben en nuestras políticas públicas actuales.

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