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Araujo, Nara y Delgado, Teresa: Textos de teorías y críticas literarias. España, Anthropos, 2010.
Si imaginar es interpretar mal, lo cual hace que todos los poemas sean antitéticos con respecto a
sus precursores, entonces imaginar a imitación de un poeta es aprender sus metáforas de sus
actos de lectura. La crítica, por lo tanto, tiene necesariamente que ser antitética también, es decir,
tiene que ser una serie de desvíos bruscos a imitación de actos únicos de malentendidos
creadores.
El primer desvío es el de aprender a leer a un gran poeta precursor de la manera como sus
grandes descendientes nos obligan a leerlo.
El segundo es el de leer a los descendientes como si fuéramos sus discípulos y, de ese modo,
obligarnos a aprender dónde debemos revisarlos, si deseamos ser encontrados por nuestra propia
obra y llamados por lo vivo de nuestra propia vida.
Ninguna de estas búsquedas es todavía una Crítica Antitética.
Dicha crítica empieza cuando comparamos el primer clinamen con el segundo. Al encontrar
precisamente cuál es el acento de la desviación, procedemos a aplicarlo como correctivo a la
lectura del primer poeta o grupo de poetas pero no del segundo poeta o grupo de poetas. Ejercer
la Crítica Antitética sobre un poeta o unos poetas más recientes se hace posible solo cuando los
poetas han encontrado discípulos diferentes de nosotros. Pero estos pueden ser críticos y no
poetas.
Podría objetársele a esta teoría que nunca leemos a un poeta como poeta, sino solamente leemos
a un poeta en otro poeta, o incluso trasponiéndolo a otro poeta. Nuestra respuesta es múltiple:
negamos que pueda haber, haya habido o haya nunca ningún poeta como poeta para ningún
lector. Así como nunca podemos abrazar (sexualmente o de cualquier modo) a una sola persona,
sino que abrazamos todo su romance familiar, así como también nunca podemos leer a un poeta
sin leer todo su romance familiar como poeta. De lo que se trata aquí es de la reducción y de la
mejor manera de evitarla. La crítica retórica, la aristotélica, la fenomenológica y la estructuralista
todo lo reducen, ya sea a imágenes o a ideas, a cosas dadas o a fonemas. La crítica moral y otros
tipos descarados de crítica filosófica o psicológica lo reducen todo a conceptualizaciones rivales.
Nosotros, cuando reducimos algo, lo reducimos a otro poema. El significado de un poema puede
ser solamente otro poema. No es esto una tautología, ni siquiera una tautología profunda, puesto
que los dos poemas no son el mismo poema, del mismo modo que dos vidas nunca pueden ser la
misma vida. Lo que está en discusión es la historia verdadera o, más bien, su verdadero uso, en vez
de su abuso, todo esto en el sentido de Nietzsche. La verdadera historia de la poesía es la historia
de cómo los poetas, en su calidad de poetas, han sufrido a otros poetas, así como cualquier
biografía verdadera es la historia de cómo cualquier persona sufrió su propia familia, o su propio
desplazamiento de la familia sobre sus amantes o amigos.
Resumen: todo poema es la interpretación errónea de un poema padre. Un poema no equivale a
la superación de la angustia, sino que es esa angustia. Las malas interpretaciones de los poetas o
poemas son más drásticas que las malas interpretaciones de los críticos o críticas; pero se trata
solamente de una diferencia de grado y no de especie. No hay interpretaciones, sino solamente
malas interpretaciones, y, por lo tanto, toda crítica es poesía en prosa.
Ciertos críticos son más o menos valiosos que otros críticos solo (y precisamente) del mismo
modo en que ciertos poetas son más o menos valiosos que otros poetas. Porque así como un
poeta puede ser encontrado en un poeta precursor; así mismo ocurre con los críticos. La
diferencia es que un crítico tiene más padres. Sus precursores son poetas y críticos. Pero, en
realidad, así también son los precursores de un poeta, con mayor frecuencia a medida que la
historia se alarga.
La poesía es la angustia de las influencias, es la interpretación errónea, es una perversidad
disciplinada. La poesía es un malentendido, es una mala interpretación y un casamiento desigual.
La poesía (el romance) es un romance familiar. La poesía es el encanto del incesto, disciplinado
por la resistencia a ese encanto.
Las influencias son la influenza, una enfermedad astral.
Si las influencias fueran la salud, ¿quién podría escribir un poema? La salud es estasis.
La esquizofrenia es mala poesía, porque el esquizofrénico ha perdido la fuerza de la mala
interpretación perversa y voluntaria.
La poesía es, por lo tanto, contracción y, al mismo tiempo, expansión; ya que todos los cocientes
de revisión son movimientos de contracción, pero el hacer es un movimiento expansivo. La buena
poesía es una dialéctica de movimientos revisionistas (contracción) y de vigorizantes fuerzas hacia
afuera.
Los mejores críticos de nuestro tiempo siguen siendo Empson y Wilson Knight, porque han
interpretado mal más antitéticamente que los demás.
Cuando decimos que el significado de un poema puede ser solo otro poema, podemos querer
decir un conjunto de poemas:
Bloom, Harold: La angustia de las influencias. Caracas, Monte Ávila Editores, 1991.