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PROFESIÓN,​ ​CIENCIA​ ​Y​ ​CULTURA

No todos los estudiantes llegan a la Universidad con la misma esperanza ni el mismo objetivo. Y, además, se encuentran con
que familiares, autoridades universitarias, hombres de negocio y políticos se dividen entre los que consideran que la
Universidad existe para producir profesionales, esos otros que afirman que existe para preparar científicos y que los que
dicen que por lo menos los estudiantes de su ciclo común o básico debieran crear hombres cultos. ¿Se contradicen en
realidad​ ​esas​ ​tres​ ​alternativas?

Profesional es la persona que aplica los conocimientos existentes a las necesidades prácticas de la sociedad. Es el médico, el
ingeniero, el psicólogo clínico, por ejemplo. Es quien ha aprendido y sabe para hacer. La tecnología, deslumbrante práctica
de​ ​nuestro​ ​tiempo,​ ​pone​ ​un​ ​vigoroso​ ​empeño​ ​es​ ​saber​ ​cómo​ ​saber.

Si alguien quiere ser un excelente profesional para tener un puesto seguro en la sociedad y/o para servir a ella, necesita
tener un sólido fundamento científico y ser capaz de usar la tecnología contemporánea. Sin embargo, dar énfasis al objetivo
profesional por sólo razones de economía o de pereza o pretender entregarse exclusivamente a la tecnología por soberbia,
pragmatismo o afán de dominio y manipulación, subestimando la importancia de la ciencia como tal, no pasa de ser un
despropósito. Empobrecer la base científica significa empobrecer automáticamente su aplicación, la profesión y significa
limitar​ ​el​ ​valor​ ​de​ ​uso​ ​y​ ​el​ ​desarrollo​ ​de​ ​los​ ​instrumentos​ ​creados​ ​por​ ​la​ ​tecnología.

Científico es la persona que, con la convicción de que el conocimiento teórico es un primer paso necesario de la praxis, se
dedica a la tarea de crear nuevos conocimientos en su disciplina científica, matemáticas, física o psicología, por ejemplo
con el objeto de aumentar el tesoro de conocimiento que dispone la humanidad para encontrar soluciones a sus problemas
y​ ​satisfacer​ ​sus​ ​necesidades.

El hallazgo de nuevos principios científicos o de nuevas soluciones a problemas teóricos significa que, de inmediato o
después de algunos años, se derivará una nueva y más eficiente aplicación. Si bien el conocimiento científico puede
llamarse puro, sólo es un error imaginar que el saber teórico es digno o indignamente estéril. Justamente el desarrollo de la
tecnología sólo ha sido posible gracias a la ciencia moderna y su admirable progreso contemporáneo. Es cierto que el
trabajo tecnológico también ha alimentado la vida y el desarrollo de la ciencia, pero este hecho no debe hacernos perder de
vista​ ​la​ ​prioridad​ ​del​ ​conocimiento​ ​teórico​ ​como​ ​tal.

¿Qué es el hombre culto? Un científico o un profesional excelente en su disciplina que sea ignorante de todo lo que está
más allá de su ciencia o profesión no es, sin embargo, sino un verdadero bárbaro. Culta es la persona que es consciente de
que la cultura en que vivimos tiene sus raíces en el esfuerzo de los hombres del pasado, la historia. Culta es la persona que
se siente responsable de la sociedad humana y conoce las estructuras y dinámica de ésta, descritas por quienes la estudian.
Persona culta es aquella que comprende el valor y significado de las más importantes expresiones artísticas y filosóficas que
revelan la dignidad del animal humano. Así la persona culta se identifica con el ser humano libre, responsable y solidario
con los demás, que participa en la aventura del hombre por ser hombre, en la cultura. Este es el verdadero humanismo, el
objetivo​ ​que​ ​persigue​ ​la​ ​educación​ ​liberal.

Cualquiera sea la alternativa de nuestra preferencia individual, lo cierto es que la Universidad perderá sentido y vigencia
como no preste especial atención a la investigación científica y a la formación de jóvenes investigadores como condición
indispensable para la creación de nuevos conocimientos que transmitir a las nuevas generaciones de profesionales y con los
cuales contribuir a una concepción siempre renovada de la naturaleza, la sociedad y el hombre con que educar a unos y a
otros​ ​en​ ​la​ ​conciencia​ ​de​ ​ser​ ​herederos​ ​responsables​ ​y​ ​miembros​ ​activos​ ​de​ ​la​ ​cultura​ ​humana.

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La​ ​aventura​ ​del​ ​trabajo​ ​intelectual.

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