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Escuela de Post Grado

GUÍA DE ESTUDIOS DEL DIPLOMA


METODOLOGÍA
Para que usted pueda realizar su formación en condiciones de flexibilidad y calidad. Una
solución formativa que fusiona las posibilidades tecnológicas del momento con los
métodos tradicionales de aprendizaje:

Total libertad, para realizar el Diploma de Especialización en cualquier lugar, en


cualquier momento, dedicando el tiempo que estime necesario para cada sesión de
autoestudio.

Una nueva forma de “aprender haciendo”. Nuestra metodología es un proceso


donde los participantes, desde una posición activa, estudiando los contenidos de los
módulos analizando la propia experiencia laboral, desarrollando las evaluaciones
correspondientes a cada tema, de manera individual o grupal -con participantes del
mismo Diploma-, buscando información complementaria en la Web, que formará parte
del entorno de aprendizaje donde el alumno es el centro de una nueva forma de
aprender.

COORDINACIÓN ACADÉMICA
La coordinación Académica proporcionará los elementos necesarios para el buen desarrollo
del Diploma de Especialización constituyéndose como referencia y nexo entre la institución,
el equipo tutor y el alumnado. Para lo cual se comunicará usted vía telefónica (al telf: 424-
2018) o vía Email a coordinadordiplomado@gmail.com

La asesoría será para el mejor desarrollo de las evaluaciones así como para encaminar al
alumno en el planteamiento, desarrollo, presentación y aprobación final de la Monografía
previa a la obtención del respectivo Diploma expedido por la Universidad Nacional de
Educación “Enrique Guzmán y Valle”.

EVALUACIONES
La calificación final del curso se realizará a través de un proceso de evaluación continua.
Donde el peso de cada actividad será como sigue:

• Desarrollo de Evaluaciones que aparecen al final de cada módulo 50%


• Planteamiento, Desarrollo, Presentación de la Monografía 50%

MÓDULO I. COMPETENCIAS Y HABILIDADES DEL TUTOR


DIPLOMADO: TUTORÍA Y PSICOLOGÍA EDUCATIVA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN “ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE”
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CAPÍTULO 1
Tutoría
Educativa
CONCEPTOS DE TUTORÍA
Para que haya el proceso enseñanza-aprendizaje se requiere la presencia de dos sujetos
que interactúan en un proceso de comunicación conocidos como el tutor o tutor y el
discente o alumno.

El término “tutor” se aplica a la persona que se dedica a la enseñanza, lo que permite


inferir entonces la docencia como la actitud sustantiva de quienes enseñan. Este último
concepto está indisolublemente ligado a otro con el que se forma una totalidad y sin el
cual difícilmente podría tener sentido el aprendizaje.

La tutoría se considera como un conjunto de actividades que propician situaciones de


aprendizaje y apoyan al buen desarrollo del proceso académico con el fin de que los
estudiantes orientados y motivados desarrollen autónomamente su propio proceso.

Alguien más define la tutoría como “el servicio personal de orientación individual o grupal y
ayuda pedagógica al alumno durante el proceso de autoaprendizaje, como medio de apoyo
para hacer efectiva la formación profesional integral, entendida como la realización
profesional y el desarrollo personal-social del alumno”.

La tutoría es el punto de enlace o contacto permanente del alumno con la institución en


la cual realiza su formación o capacitación.

Mediante la tutoría “se realiza en gran parte, el proceso de retroalimentación académica y


pedagógica, se facilita y se mantiene la motivación de los usuarios y se apoyan los
procesos de aprendizaje de los mismos”. Mediante ella también el tutor facilita la
presencialidad necesaria, periódicamente, en los programas a distancia y garantiza la
presencia institucional frente al alumno.

El aprendizaje es un proceso psicológico individual. Acogiéndonos al psicólogo Carl


Rogers, explicamos mejor esto diciendo que nadie aprende por nadie, que cada sujeto
aprende por sí mismo. El que ciertos aprendizaje como las actitudes y los comportamientos
sociales y afectivos se aprendan básicamente mediatizados por los grupos, no contradice
que el aprendizaje siga siendo individual en el sentido de que es el sujeto mismo el que
aprende y lo demás es exactamente eso: mediatización.

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La confirmación de la individualización del aprendizaje se puede obtener al comprobar
cómo las personas aprenden de diferente manera y no encontrar dos personas que
aprendan lo mismo. Considerando lo anterior, ya podemos ver entonces con un poco más
de nitidez, cómo en el proceso enseñanza-aprendizaje es claramente diferenciable, por una
parte, la enseñanza y por otra el aprendizaje. Así ambos constituyan un mismo proceso.

Si bien la enseñanza puede ser dirigida a un pequeño grupo o a una gran cantidad de
personas, el aprendizaje, por el contrario, es una experiencia única e intransferible.

Esta situación nos lleva a identificar dos importantes asuntos en relación con el proceso
de enseñanza-aprendizaje en la educación presencial y en la educación a distancia. En el
primero nos permite señalar cómo, si bien en la educación presencial el tutor asume el
rol o papel de enseñante, en la educación a distancia no, el papel del tutor es de guía, de
orientador o facilitador del aprendizaje.

El segundo es que tradicionalmente en la educación presencial, el mayor énfasis, y es


consecuencia de lo anterior, se ha hecho sobre qué del aprendizaje, sobre los contenidos,
en tanto que en la educación a distancia antes que por el quo, que por los contenidos, la
preocupación es por el proceso mismo del aprendizaje, por el cómo, lo cual es más
congruente con lo expresado por Piaget de que el alumno no sólo aprende lo que
aprende sino cómo lo aprende.

Aunque como ya lo expresamos, tanto la modalidad presencial como la modalidad a


distancia tienen como centro del proceso enseñanza-aprendizaje al alumno, en la
educación a distancia esto se torno más enfático y es de donde se desprende que la
tutoría antes que enseñar debe orientar, esto permite hablar por consiguiente, al referirse
a la tutoría, no como un proceso de enseñanza-aprendizaje, sino fundamentalmente
como un proceso de orientación-aprendizaje.

Hace algunos años se ha venido imponiéndose en el lenguaje educativo la expresión


andragogía como antónimo del término tradicional pedagogía por considerar que éste
último fue acuñado básicamente pensando en la educación y orientación de los niños y
de los adolescentes y que poco o nada tenía que ver con la educación del adulto.
Andragogía es una expresión propuesta por Pierre Furter y por UNESCO para designar
la formación o educación permanente.

A este aspecto nos estamos refiriendo cuando hablamos de la tutoría orientada hacia un
enfoque andragógico o sea hacia el adulto entendiendo por éste, pese a las dificultades
que entraña caracterizarlo, la persona que biológicamente ha alcanzado el desarrollo
físico, lo mismo que el desarrollo pleno de los funciones fisiológicas y biológicas.

Desde el punto de vista psicológico es haber adquirido el número de experiencias necesarias


para hacer del individuo un ser responsable consigo mismo y con los demás y que además
tiene ya la capacidad de tomar decisiones. Desde el punto de vista social y económico, el
adulto es un individuo auto dependiente y está dirigido por sí mismo para producir.

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El ser humano, digámoslo así, siempre está en proyecto y en proceso de formación desde
la cuna hasta la tumba. Así que si pensamos que la educación a distancia se orienta o se
está orientado especialmente hacia los adultos, esto no quiere decir que siempre vamos a
encontrar como sujetos de dicha educación a personas con la responsabilidad suficiente
que exige la modalidad, autodisciplina y autocontrol, para estudiar por sí mismas sin la
injerencia permanente y presencial de un tutor.

Ya dijimos que la educación presencial por la que todos hemos pasado,


infortunadamente no desarrolla esas actitudes y habilidades por la gran dependencia a
que somete a los alumnos pero aquí quizás esté uno de los grandes poderes de la
educación a distancia al facilitar paciente y comprensivamente, valga decir,
pedagógicamente, al comienzo, la adquisición de los mencionados valores.

La tutoría debe tener muy en cuenta estos aspectos, para que así pueda reconocer que unas
son las estrategias que debe aplicar al comienzo cuando los alumnos estudian por primera vez
por educación a distancia y se descubre que no tienen las actitudes y habilidades
mencionadas que ella exige y otras, las que deben emplearse cuando los alumnos ya van
avanzando en su estudio a distancia o cuando ya tienen experiencias anteriores con ellas, lo
cual supone que poseen las actitudes o habilidades varias veces aludidas. Destacando la
funcionalidad de los aprendizajes, su conexión con el entorno y su relación con el futuro
previsible que a los alumnos les aguarda, o que más bien, activa llegaran a elegir.

En este propósito la meta que se busca es:


• La formación del concepto de sí mismo y de la identidad personal, de un
concepto e identidad que definirán el proyecto de vida debe impregnarse en todas
las áreas de formación.
• Enseñar a convivir, tratando de enfrentar con éxito conductas problemáticas de
determinados alumnos, porque no sólo son comportamientos indeseables, sino
porque también perjudican el clima de aprendizaje.
• Enseñar a comportarse. Lo que incluye elementos de convivencia y desarrollo
personal. Incluye el enseñar a adaptarse a la vida, al medio, a las circunstancias:
Forma parte del equipamiento necesario para sobrevivir y vivir con cierta calidad
de vida.
• Descubrir la identidad personal supone pasar por la construcción de una imagen
personal de sí mismo. Desarrollarlo en el alumno es tan importante como la
adquisición de conocimientos, destrezas y habilidades.

Por tanto, en la construcción de la identidad personal no hay que olvidar que:


• Ella se construye a partir de las propias experiencias y valoraciones procedentes
personas significativas del medio social: padres, compañeros, tutores.
• El concepto de sí tiene como contenido las representaciones, valoraciones y actitudes
que cada uno tiene acerca de sí mismo y los sentimientos de autoestima,
autoeficiencia, autoconfianza que se pueden transmitir. El alumno podrá sentirse
mejor o peor, quién es y qué es y tendrá una idea de sus posibilidades y limitaciones.

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TUTORÍA EDUCATIVA Y ORIENTACIÓN
La tutoría es una parte de la orientación, a su vez, un elemento no sólo inherente a la
función educativa, sino parte esencial del desarrollo personal del educando ya que
contribuye a:

Personalizar la educación, respondiendo a la necesidad de educar personas concretas,


particulares, individuales con problemas singulares y con motivaciones y características
distintas unas de otras.
Formar integralmente a los estudiantes. Tratando de que en esa formación converjan los
diferentes ámbitos del desarrollo y las correspondientes líneas educativas.

Por ello se dice que la función del tutor, pone en primer plano aquellas características
que no reducen la educación a lo cognoscitivo. Como tutor, sirve de guía al alumno en su
socialización, maduración personal y en la búsqueda de un camino seguro de vida.

Además en su condición de Tutor, es un referente privilegiado en su rol de consejero,


asesor y de apoyo a la integración de nuestras expectativas dentro y fuera del aula.

Lázaro y Asensi, definen la Tutoría como: “una actividad inherente a la función del tutor
que se realiza individual y colectivamente con los alumnos de un grupo de tutoría, con el
fin de facilitar la integración personal de los procesos de aprendizaje”, haciendo a
continuación las siguientes consideraciones en torno al trabajo del tutor:

• Todo docente debería ser tutor


• El docente es el tutor principal del curso
• Las funciones tutorial e instructiva deben ir en paralelo y con la misma intensidad.
• La tutoría es un proceso de orientación (como forma de favorecer el desarrollo
integral de la persona).
• La tutoría debe intervenir en aspectos del ámbito estudiantil y “aproximarse” a
algunos del ámbito familiar.
• El tutor coordinará las aportaciones del resto de los profesionales que intervienen
en la educación: tutores, psicólogos, trabajadores sociales, médicos así como
padres, compañeros, etc.

La tutoría la concebimos como la acción orientadora llevada a cabo por el tutor y con el
apoyo de resto de tutores. La acción tutorial puede ser individual (relación personalizada)
y grupal (intervención en el aula o en pequeño grupo), Implica también una relación
personalizada con el alumno en la escritura y la dinámica de sus actitudes, aptitudes,
conocimientos e intereses.

Así mismo, se concibe a la tutoría como la acción orientadora llevada a cabo por el tutor,
con el apoyo permanente de los demás tutores. La acción tutorial es una pieza clave que
potencia la formación integral de la persona. La tutoría ha de contemplar la colaboración
de todos los agentes educativos, especialmente las familias: la coordinación de esfuerzos
es una función esencial de la acción tutorial.
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La tutoría debe formar parte de la currícula, si realmente se quiere dar respuesta a la
diversidad de los alumnos y a sus propias necesidades.

OBJETIVOS
El objetivo central de la tutoría es ayudar al alumno a crecer en el seno de la sociedad y
facilitarle la adquisición de los medios para desenvolverse en ella, de forma adecuada y
autónoma:

• Educación integral
• Orientación para la vida
• Socialización
• Prevención integral
• Comunidad educativa

Al realizar las actividades el tutor deberá...

• Cuidar el clima del aula


• Desarrollar la tolerancia en los alumnos
• Respetar la opinión e ideas de cada uno
• Desarrollar la capacidad de espera
• Fomentar la participación
• Propiciar la integración grupal
• Reforzar la capacidad de expresión
• Evitar actitudes de desvalorización o burla
• Premiar las actitudes positivas
• Fomentar el desarrollo de habilidades en general.

Además de estas propuestas, también debe:

• Fomentar, desarrollar y profundizar en la ACCIÓN TUTORIAL


• Promover la cooperación entre la familia y la escuela
• Informar, asesorar y orientar para la TOMA DE DECISIÓN, Orientación
Vocacional y Profesional.
• Detectar y prevenir las posibles dificultades o trastornos de aprendizaje,
diseñando las correspondientes estrategias de intervención, tanto a nivel
preventivo como de recuperación, diseñando prioritariamente programas de
intervención grupal.

Objetivos específicos en la Educación Inicial:

• Evaluación/revisión de alumnos con posibles problemas de lenguaje oral.

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• Prevención y detección de déficits aptitudinales que van a influir en el aprendizaje
escolar (control de visión y audición, evaluación de aptitudes, habilidades y
destrezas necesarias para el aprendizaje escolar).
• Detección y evaluación de alumnos/as presuntamente discapacitados.
• Asesoramiento a padres y tutores en la resolución de problemas conductuales
(agresividad, llanto, comidas, miedos y fobias, hábitos básicos de autocuidado y
autonomía).

Objetivos específicos en la Educación Primaria:

• Revisión logopédica de los casos detectados en cursos anteriores y de nuevos


alumnos matriculados en el curso.
• Evaluación de la lectoescritura a nivel leximétrico mediante la valoración de su:
fluidez y comprensión lectora. De las alteraciones disléxicas, disgráficas y
disortográficas.
• Reforzamiento de la acción tutorial en el aula mediante: elaboración de objetivos
y actividades para el ciclo y el asesoramiento a tutores para la adecuación y
programación para cada nivel.
• Contribuir junto con el equipo de ciclo a la elaboración de los correspondientes
objetivos mínimos, de los criterios y actividades de evaluación de esos mínimos
para determinar los criterios de promoción y/o permanencia en el ciclo.
• Apoyo puntual a los tutores que así lo requieran para la prevención y corrección
de problemas tales como bajo rendimiento, problemas de conducta, habilidades
sociales, asertividad.
• Desarrollo de Programas de Hábitos de Estudio y Técnicas de Trabajo: diseño de
orientaciones, selección y programación de objetivos para cada ciclo y nivel.
Selección y/o elaboración de material práctico.
• Aplicación de un Programa de Autocontrol en el Estudio.
• Charlas sugeridas por los tutores y/o alumnos sobre temas monográficos: salidas
profesionales, sexualidad, drogadicción, etc.

Toma de Decisiones:

• Orientación Vocacional y Profesional a los alumnos que terminen esta etapa


educativa. A través de charlas sobre salidas al término de esta etapa.
• Paso de pruebas psicopedagógicas y cuestionarios.
• Visita a industrias, centros de trabajo e institutos.
• Realizar Escuelas o Talleres de Padres.

Objetivos específicos en la Educación Secundaria:

• Conocer y contribuir al desarrollo de las capacidades (aptitudes, habilidades y


destrezas) tales como cálculo y estrategias de resolución de problemas. Lecto-
escritura: no existencia de alteraciones disléxicas, ni disgráficas, y un número

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mínimo de errores disortográficos, buen nivel de lectura (comprensión y fluidez
lectora).
• Adquisición y/o profundización en técnicas de trabajo intelectual, de técnicas y
hábitos de estudio. Desarrollo de un Programa de AUTOCONTROL EN EL
ESTUDIO.
• Observación y recogida de información y contribución al desarrollo de la
ORIENTACIÓN ESCOLAR.
• Desarrollo de ACTITUDES (NORMAS, VALORES Y PRINCIPIOS)
• Realizar evaluaciones de aptitudes básicas para el aprendizaje. Realizar y cumplimentar registros
grupales. Desarrollo de programas de reforzamiento y/o desarrollo.
• Crear una dinámica de tutoría que favorezca y facilite el intercambio de roles
dentro del grupo, y extrapolarlo al ámbito social y familiar. Técnicas de Dinámica
Grupal como la técnica de la asamblea. Facilitar el diálogo.
• Fomentar e incentivar la asertividad y el autocontrol personal.
• Desarrollo secuencial del Programa de Orientación Escolar y Vocaciones:
TOMA DE DECISIONES.

Objetivos específicos en la Educación Superior


La orientación educativa debe centrar sus acciones en la persona, entendida como una
unidad irrepetible que merece nuestra atención, respetando la diversidad.

La Orientación Educativa debe, en lo posible, anticiparse a los acontecimientos que


alteran el orden físico y mental del alumno. El servicio de orientación es de carácter
PREVENTIVO:

• Prevención Primaria.- Se refiere a la intervención creativa y oportuna de diseñar


programas específicos y transversales del vitae, que ofrecen una orientación
anticipada, a nivel conceptual, actitudinal y procedimental y así prepararlos para
afrontar situaciones de conflicto y de decisiones.

• Prevención Secundaria.- Se refiere a la intervención específica, cuando se


presenta la dificultad o el conflicto, exigiendo una solución, y demandando del
orientador o del especialista una atención a nivel personal o grupal, cuando el
caso lo amerita.

• La orientación educativa es un proceso continuo y permanente durante el


ciclo vital del alumno en relación al ámbito escolar y familiar. Sin perder la
visión que formamos parte de la aldea planetaria.
• La Orientación Educativa es consustancial al proceso educativo, lo que
asegura el desarrollo integral del alumno. Por lo tanto, es recomendable dejar
de lado la concepción, que la responsabilidad de la orientación se central en
un departamento o en un equipo de tutores, por el contrario la orientación
involucra a toda la comunidad educativa y todos somos co-responsables de los
logros y posibles desaciertos que se vayan presentando en el camino.

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• La Orientación Educativa es un trabajo en equipo, cooperativo, nunca aislado,
ni obligatorio porque es inherente a todo tutor.
• La Orientación Educativa debe ser abierta, teniendo en cuenta todos los
contextos de relación del alumno y estar atenta a los signos de los tiempos.
• La Orientación Educativa debe ofrecer a los alumnos un servicio
personalizado centrado en una jerarquía de valores que fomenten la
convivencia armónica entre el género humano y la ecología.

Los principios básicos para afrontar los problemas de la conducta son:

• La conducta infantil se encuentra principalmente bajo control de elementos del


entorno.
• Las cogniciones empiezan a formar parte del repertorio conductual del individuo,
participante en el primer eslabón de cada secuencia de conducta, pero no
adquieren valor funciones de estímulo antecedente para iniciar un episodio de
conducta (el niño no planifica su conducta), ni modifican el valor funciones de
refuerzo-castigo de las consecuencia proporcionadas de manera contingente por
el ambiente (padres e iguales).
• Al carecer de una historia Inter-conductual previa, se considera esta etapa
trascendental para la adquisición y consolidación de hábitos adecuados, mediante
procesos de aprendizaje discriminativos, así como para evitar la instauración de
otros inadecuados.

Todo individuo tiende a actuar siempre y en toda ocasión de manera que quede
preservado o aumentado su bienestar.

Principio de libertad-responsabilidad
El individuo no lleva una información genética que determine su comportamiento.
Excepto para aquellas situaciones con riesgo para la integridad física del organismo, éste
siempre puede decidir qué tutoría de respuesta dar ante una situación estimular
determinada.

Principio de funcionalidad de la conducta


Toda respuesta cumple una función para el individuo: se emite para conseguir algo
deseable o para evitar algo indeseable.

Principio de economía
Toda conducta exige un esfuerzo por parte del individuo. Cuando éste hace “algo” ®
para conseguir “algo” ©, es porque necesita, echa en falta, tiene un déficit, ... de “C”. (En
función de sus circunstancias personales y momentáneas).

Principio del optimismo


En cada situación estimular, en el momento de toma una decisión, sobre qué respuesta
emitir, todo individuo espera que la consecuencia que le sobrevenga sea la mejor posible,
de acuerdo con su experiencia anterior.

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ALCANCES DE LA TUTORÍA
• Área Académica (hábitos de estudio, inteligencias múltiples, habilidades y
destrezas).
• Área Personal (autoestima, habilidades sociales, sexualidad, valores,
comunicación).
• Área Vocacional (aptitudes, personalidad, información laboral según su realidad
nacional).
• Áreas Anexas: Área de salud, nutrición y subsistencia, Área de participación
comunitaria, Área recreativa.
• Niveles de Intervención: Individual (mediante entrevistas) y Grupal (espacios de
escucha y trabajo cooperativo).

Campos de Intervención

Autoconocimiento Apertura al medio Interaccion social


Se debe fomentar el Reforzar el interés y La relación tutorial que
conocimiento de sí mismo. curiosidad por lo que establezcamos con
El sentido de pertenencia. acontece en su nuestros alumnos deberá
Reconocimiento de sus alrededor, para formar orientar y brindar
características positivas y una opinión de ello. herramientas o espacios
negativas. La apertura al medio se para que desarrollen
Desarrollo de proyecto de puede apreciar en los diversos tipos de
vida. alumnos, en la facilidad habilidades sociales, que
que tengan para le permita desenvolverse
transmitir, comunicar y en el ambiente social, y
compartir sus opiniones fomentar la convivencia
y necesidades. democrática.
Dentro de este campo se
espera que los alumnos
trabajen en el tema de
toma de decisiones y
resolución de conflictos.

El Tutor debe ser:

• Abierto y receptivo con capacidad de escucha.


• Interesado por conocer, comprender y ayudar a sus alumnos.
• Poseedor de capacidad empática y estabilidad emocional.
• Comprometido con su labor y modelo en sus acciones.
• Conocedor de sí mismo y con capacidad autoreflexiva.

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Para con los alumnos Para con los tutores Para con los padres de
familia
Hacer diagnóstico Coordinar con el personal Conformar el Comité de
situacional del aula. directivo, psicológico, Aula.
Brindar atención trabajador social, tutores y Mantener permanente
individual en los casos tutores en forma comunicación con Padres
que se requiera. permanente. de Familia y
Estimular la participación Mediar en situaciones de comprometerlos a
del alumno en diversas conflicto. participar de las
actividades. actividades del centro
Llevar cuaderno educativo.
anecdótico diario de los
alumnos.

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CAPÍTULO 2
Liderazgo
del Tutor

EL LIDERAZGO COMO CUALIDAD PERSONAL


En los albores de la historia el concepto de autoridad estaba rodeado por un
aura mágico-religiosa. El líder era concebido como un ser superior al resto
de los miembros del grupo, con atributos especiales. Un individuo al
demostrar su superioridad ante la comunidad se convertía en el líder.

Se consideraba que estos poderes o atributos especiales se transmitían


biológicamente de padre a hijo o era un don de los dioses, es decir, nacían
con ellos. Sin embargo, aún entonces, se buscó a través de la transmisión de
conocimientos y habilidades crear líderes.

Actualmente con el auge de la psicología, se ha tratado de fundamentar esta


perspectiva a partir del fuerte vínculo psicológico que establecemos con
nuestro padre, la primera figura arquetípica que tenemos. Estudios
psicológicos sobre el liderazgo sostienen que buscamos en nuestros líderes la
seguridad que nos proporcionaba el símbolo paterno.

Y así, como conceptualizábamos a nuestro padre como un ser perfecto e


infalible, reproducimos esta fijación hacia nuestros líderes, considerándolos
por lo tanto, más grandes, más inteligentes y más capaces que nosotros. Por
ello es que individuos superiormente dotados serán vistos como líderes
potenciales y colocados en una posición de liderazgo, donde, finalmente se
convertirían, incluso a pesar de ellos mismos en líderes.

Durante mucho tiempo se ha pretendido definir y medir los rasgos y las


habilidades de los líderes, sin embargo, no se ha logrado hasta ahora un
consenso al respecto. Las listas y las explicaciones son muy diversas,
amplias y heterogéneas. Estos listados reflejan más que las características
verdaderas de un líder, los valores prevalecientes en la sociedad o la imagen
del líder ideal.

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Aunque actualmente ya no se piensa que estas habilidades son
supernaturales y que las habilidades que hacen a un líder son comunes a
todos, si se acepta que los líderes poseen estas en mayor grado.

Los estudios sobre el liderazgo señalan que los líderes atienden a ser más
brillantes, tienen mejor criterio, interactúan más, trabajan bien bajo
tensión, toman decisiones, atienden a tomar el mando o el control, y se
sienten seguros de si mismos.

LIDERAZGO Y EDUCACIÓN
Todos los maestros estamos de acuerdo que en la actualidad es necesario
lograr un cambio en la Educación y para ello es necesario que cambie la
institución educativa.

El desarrollo de la institución educacional contemporánea se basa en la


filosofía del cambio, y se apoya en tres pilares fundamentales, que son:

El DESARROLLO DE DIRECTIVOS, como condición necesaria y resultado


del desarrollo institucional.
El TRABAJO EN EQUIPOS, como portador de creatividad, calidad y
compromiso en las decisiones y las acciones.
El LIDERAZGO PEDAGÓGICO, como la herramienta fundamental para el
logro de los fines propuestos.

¿QUÉ ES ENTONCES EL LIDERAZGO PEDAGÓGICO?


Sydney Hook planteó en una ocasión:

”Cualquiera que recuerda su propia experiencia educativa se acuerda de los


tutores, no de los métodos y técnicas. El tutor es la persona clave de la
situación educativa. El hace y deshace programas”.

¿Qué es entonces el liderazgo pedagógico?


¿Quién lo ejerce?
¿Es lo mismo ser tutor que líder pedagógico?
¿Cuáles son los requisitos, cualidades y habilidades del líder pedagógico?
¿Existe diferencia entre tutor y líder pedagógico? - Sí.
¿Cuál es la diferencia?

La diferencia entre tutor y líder pedagógico radica en el origen de la


autoridad de cada uno, ya que ella constituye la premisa de la relación
dominio - subordinación. La autoridad del tutor proviene de los niveles
superiores en la institución educativa, en relación con el nivel que ocupa
respecto a los estudiantes. Es autoridad oficial.

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La autoridad del tutor proviene siempre de los estudiantes con los cuales
interactúa y con quienes comparte su posición, normas y valores. Es
autoridad moral. Por ende, podemos afirmar que el concepto de líder
pedagógico siempre implica la existencia de un determinado vínculo entre el
tutor y los estudiantes, caracterizado por la existencia de una ascendencia
más o menos estable del tutor sobre sus niños, donde tal ascendencia resulta
mayor que la que posee cualquier otro tutor del grado sobre el grupo de
estudiantes.

Se debe subrayar, además, que el atributo más diferenciable en el líder


pedagógico, es decir, su autoridad, proviene de un acuerdo voluntario y tácito
entre el tutor y los estudiantes.

La condición de líder pedagógico de un determinado tutor dentro de un


colectivo descansa en la autoridad moral o real que éste ostenta ante el
grupo de estudiantes. Por tanto, no tendría sentido pensar que tal atributo
puede ser adjudicado desde fuera o autoadjudicado por algún tutor.

Si los estudiantes del grupo vinieran obligados, de alguna forma a aceptar la


autoridad, no estaríamos hablando de líder pedagógico. La esencia del
liderazgo pedagógico está en aumentar la influencia educativa (autoridad)
sobre los estudiantes por encima del nivel de obediencia mecánica a las
órdenes rutinarias venidas de la institución educativa.
“Líder pedagógico es el tutor,
liderazgo es el propio proceso que desarrolla el tutor que es líder”.

Liderazgo pedagógico es el proceso de ejercer una influencia mayor que lo


que permite la estructura de dirección de la institución educativa, más de lo
que ella posibilita, hasta lograr que los estudiantes también sean líderes.

“Los estudiantes tienen la energía, la imaginación y la inteligencia


necesarias para mejorar la situación en sus comunidades, lo único que
necesitan es que se les pida que demuestren lo que pueden hacer”.

Y eso sólo se los puede pedir un tutor que sea líder pedagógico. Los
estudiantes nuestros son muy inteligentes y necesitan de líderes
pedagógicos para desarrollarse integralmente. El liderazgo pedagógico tiene
que ver también con el sentido que cada tutor le confiere a su trabajo
tutorial.

Cuentan que en una ocasión un supervisor educativo entró a una escuela y


notó que en tres salones se estaba desarrollando un proceso pedagógico.

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Entró al primer salón y le preguntó al tutor:
¿Qué estás haciendo?
Ganándome la vida, le contestó el tutor.
Luego preguntó en el segundo salón y el tutor le respondió:
Estoy impartiendo una tutoría.
Por último, le hizo la misma pregunta al tercer tutor y éste le respondió:
Estoy formando hombres para cambiar y mejorar el futuro.
Este tercer tutor, sin lugar a dudas, era un líder pedagógico.

REQUERIMIENTOS METODOLÓGICOS PARA EJERCER EL LIDERAZGO


PEDAGÓGICO
• Necesidad de cambios.
• Actuación incondicional.
• Diagnóstico pedagógico.

En nuestra conducta pedagógica cotidiana tenemos dos alternativas:


• La alternativa de la preocupación (tener).
• La alternativa de la influencia (ser).

Dimensión del tener:


• Me sentiré contento cuando tenga textos y recursos didácticos...
• Si tuviera un director que no fuera autoritario y prepotente...
• Si tuviera unos padres de familia más pacientes...
• Si tuviera unos estudiantes más obedientes...
• Si ya tuviera mi título de especialista en pedagogía...
• Si tuviera más tiempo para preparar las tutorías...

Dimensión del ser:


• Puedo ser más estudioso sobre la Pedagogía.
• Puedo ser más laborioso en mi institución educativa.
• Puedo ser más cariñoso con mis estudiantes.
• Puedo ser más comprensivo con los padres de familia.
¿Cuál alternativa usted escoge para ser realmente un líder pedagógico?

CONFLICTOS DEL LIDERAZGO PEDAGÓGICO


• Masividad y calidad.
• Necesidades y posibilidades de financiamiento.
• Autonomía e intervención estatal.

CUALIDADES DEL LÍDER PEDAGÓGICO


• Está dispuesto a correr riesgos.
• Audaz, inteligente.

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• Vence su desánimo y las ideas negativas.
• Es paciente y consistente.
• Buen carácter.
• No le asusta ser un inconformista.
• Lucha por la calidad.
• Prevé las necesidades a largo plazo.
• Sabe enmarcar los objetivos del grupo de estudiantes.
• Apasionado por el cambio y lo nuevo.
• Hábil en la toma de decisiones.
• Arrastra y no empuja.
• Tiene autoridad moral.
• Aprender constantemente.
• Desarrollo de las personas e involucrar.
• Adaptabilidad.
• Creatividad.

REQUISITOS DEL TUTOR


• Saber enmarcar los objetivos del colectivo.
• Portador de lo nuevo, creador incesante.
• Apasionado por el cambio.
• Tacto psicológico para tratar a los estudiantes de acuerdo a las
características particulares de cada uno de ellos.
• Saber intuir y prever los problemas.
• Hábil en la toma de decisiones.
• Entusiasta y motivador. Inspira con su visión de futuro.
• Diseña, propicia en entorno que facilita la acción conjunta en
individual.
• Apremia, trasmite energía y desbroza el camino de la burocracia que
lentifica la acción.
• Se ve a sí mismo y a los que lo rodean en un continuo proceso de
aprendizaje y perfeccionamiento.
• El líder pedagógico resume y trasmite historia.

CONOCIMIENTOS DEL TUTOR


• Conocimientos de los estudiantes.
• Conocimientos de la práctica tutor.
• Conocimientos de las teorías educativas y de dirección del aprendizaje.
• Conocimientos de modelos pedagógicos y métodos de investigación.

HABILIDADES DEL TUTOR


• Habilidad para aceptar a los estudiantes tal como son y no como a él
le gustaría que fueran.

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• Habilidad de acercarse a los problemas y a la relación humana en
términos del tiempo presente y no del pasado.
• Habilidad por tratar a los estudiantes con la misma cortesía que se
dispensa a los desconocidos o a las visitas.
• Habilidad para confiar en los estudiantes, aún si el riesgo es grande.
• Habilidad para vivir sin la constante aprobación y reconocimiento de los
demás.

VALORES DEL TUTOR


En los líderes pedagógicos deben desarrollarse 10 valores:
1. Escuchar: para poder identificar la voluntad del grupo de estudiantes.
2. Empatía: para comprender lo que los alumnos quieren.
3. Curación: saber poner remedio a los daños que sufren los estudiantes.
4. Conciencia: entender lo que sucede a su alrededor.
5. Persuasión: emplear más la persuasión para confiar más en esta
capacidad que en la de ejercer el mando.
6. Conceptualizar: capacidad para asumir grandes retos que superen la
realidad diaria.
7. Previsión: habilidad para prever el resultado probable de una
situación.
8. Administración: asumir el compromiso de administrar bien el
currículo para servir a las necesidades de los estudiantes.
9. Crecimiento: el líder pedagógico confía en el valor de los estudiantes y
se compromete a desarrollarlo.
10. Comunidad: sensibilidad para construir una comunidad pedagógica
en la institución educativa.

ATRIBUTOS DEL TUTOR


Los líderes pedagógicos se destacan por poseer 7 atributos esenciales:
• Competencia científico - pedagógica: capacidad para el dominio de
todo conocimiento relacionado a la acción tutorial.
• Habilidades Conceptuales: facilidad o habilidad para la abstracción y
el pensamiento estratégico.
• Dejar Huellas: legar a los demás tutores una trayectoria de
resultados.
• Habilidades Sociales o Interpersonales: Habilidades para la
comunicación y motivar a los estudiantes.
• Sensibilidad: Habilidad para identificar y cultivar el talento.
• Juicio: para tomar decisiones difíciles en poco tiempo y con datos
imprecisos y/o ambiguos.
• Carácter: cualidades personales que definen quienes somos.

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Ahora bien, no basta con reunir los requisitos necesarios para ser tutor, no
basta con acumular una larga experiencia de tutor, las posibilidades de éxito
pedagógico en la actualidad encuentran sus raíces fundamentales en la
capacidad del tutor de afianzar los mejores valores de lo humano y proyectarlos
al futuro, con el auxilio de lo más avanzado de la Pedagogía y la Psicología.
Dependen de lo que se haga hoy pensando en el porvenir. Y esto es así por una
razón no nueva, pero de extraordinaria vigencia:

"ADIVINAR ES UN DEBER DE LOS QUE PRETENDEN DIRIGIR.


PARA IR DELANTE DE LOS DEMÁS, SE NECESITA VER MÁS QUE
ELLOS".
José Martí.

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CAPÍTULO 3
Bases para la Formación de
Habilidades en los Tutores Exitosos
Cuando hablamos de que el tutor trabaja con el alumno únicamente sobre la
base del conocimiento, queremos decir que está perdiendo la gran
oportunidad de aprovechar la presencia del grupo para que, combinado con
el conocimiento, pueda hacerle llegar al alumno aquellos comentarios que le
van a servir para formar su personalidad. Algunos investigadores sostienen
que:

Personalidad = carácter + temperamento


Carácter = lo genético, lo hereditario
Temperamento = lo aprendido desde el vientre materno

Siguiendo la definición anterior, está claro que muy poco podemos hacer
para incrementar y mejorar nuestras deficiencias genéticas, pero mucho,
tanto como queramos, podemos hacer para incrementar lo aprendido; y en
este campo se encuentra lo que aceptamos de nuestros padres, hermanos,
abuelos, amigos y, muy principalmente de nuestros tutores.

De ahí que al incrementar lo aprendido estamos mejorando también nuestra


personalidad y creo que todos estamos de acuerdo en que esta acción será de
gran beneficio para avanzar y mejorar en nuestras relaciones personales,
con nuestras familias, con nuestros compañeros de trabajo y con la sociedad
en general.

Nuestro País requiere de maestros que estén listos a desempeñar nuevas


funciones y responsabilidades acordes a la época actual donde los países
forman parte del movimiento globalizador que tanto exige a sus economías y,
por consiguiente, a sus empresas y empleados; pero ese tutor nuevo lo será si
logra desempeñarse en la enseñanza con las habilidades y competencias de
comunicación efectiva y de buenas relaciones con sus alumnos y colegas y,
sobre todo, saber dirigir su propio crecimiento y autodesarrollo personal que le
permitirá avanzar en sus proceso profesional.

El tutor debe esforzarse por mejorar su personalidad; sin embargo, una


limitante puede ser la incompetencia para realizar una comunicación eficaz y,
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como consecuencia, permitir que la información proporcionada al alumno
llegue a éste de manera completa, clara y sin contaminaciones. Podemos
aseverar que si no se domina la técnica de la comunicación, poco o nulo
acercamiento se logrará por parte de los alumnos.

De igual forma podemos hablar de las relaciones humanas. El verdadero


problema actual de la enseñanza es un problema de relaciones humanas.
Por lo tanto, cuando el tutor no está pensando en ésta dimensión, el
resultado se convierte en un proceso de autoridad – disciplina no bien
entendida ni aceptada por el alumno quien termina, en el mejor de los casos,
obedeciendo pero sin colaborar.

Cuando el tutor observa que en su desempeño y en el de sus colegas existen


estas y otras limitaciones es el mejor momento para iniciar un cambio hacia
nuevas formas de hacer su trabajo. Es aquí cuando empieza a buscar
material didáctico y se inicia en un camino largo y sinuoso y del que no
solamente es difícil salirse, sino que lo es también el llegar a un final ya que,
después de la lectura de muchos y muchos libros sobre el tema del proceso
enseñanza-aprendizaje, lo único que le queda muy claro es que nada es
definitivo. Cada autor hace planteamientos que él mismo califica de
incompletos y alienta al lector y a otros estudiosos a continuar con la
investigación.

EL TUTOR FRENTE AL GRUPO

Como ser humano


Hablar de este personaje nos obliga a considerarlo, primero que nada, como un
ser humano que domina el conocimiento de alguna profesión y/o
especialización, que forma parte de una familia de la que inclusive puede ser el
responsable con o sin su pareja.

También es miembro de la sociedad en la que vive y esto puede significarle


esfuerzos y responsabilidades marginales y además como en otras áreas de su
vida tiene su concepto de nación. Todo esto hace del tutor un individuo
integrado con una capacidad y disposición de ser y de hacer de acuerdo a su
personalidad, que como ya vimos antes está conformada por su herencia
genética y lo aprendido a lo largo de su vida.

Con estas herramientas, el tutor incorporado a una Institución Educativa


tiene la posibilidad de realizar un buen trabajo en la transmisión del
conocimiento que es de su dominio; pero, por otra parte, si tiene limitaciones
de comunicación y relaciones humanas, difícilmente podrá cumplir con su
responsabilidad de transmitir y lograr aprendizaje en los alumnos.

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Puesto en la balanza del peso específico, es muy importante el conocimiento


(o sea el qué), pero igual de importante es el método de enseñanza (o sea el
cómo) y esto último no siempre recibe el tratamiento indicado por parte del
tutor, de tal manera que la atención a esta limitación es el primer paso que
un tutor y/o la dirección de una IE debe dar para corregir estas deficiencias

Como profesional
Cuando el tutor es competente en la comunicación y en las relaciones
humanas, logra establecer un canal de confianza de alto valor con el alumno,
lo cual debe aprovecharse al máximo para hacerle llegar la información que
desde ahora lo moldeará para el futuro. Si los tutores somos más sencillos y
sinceros con nuestros alumnos, éstos aprenderán muchos más cosas
positivas de nosotros.

Si esto es así, ¿por qué no darle al alumno un valor agregado del por qué y
para qué " de ese conocimiento sistemático que conforma nuestro plan de
trabajo? ¿Por qué no dar ese paso adicional para explicarles cuál es el
mundo de retos y desafíos que les espera y cuáles son las reglas de oro para
incorporarse con éxito a ese nuevo mundo? El beneficio adicional para
mejorar nuestra docencia es que, al incorporar estos nuevos conceptos en la
tutoría, los alumnos pueden entender nuestras señales y aprovechar
nuestras tutorías como un entrenamiento de lo que será su vida laboral.

Como parte de una familia


El tutor que está integrado a una familia tiene suficiente información para
interpretar adecuadamente las actitudes individuales y de grupo de sus
alumnos, más aún cuando el tutor es padre de familia y vive las
experiencias de formar nuevos individuos dentro de un marco de solidaridad
y tolerancia.

El alumno en varias de sus facetas es como un hijo o hermano menor del


tutor, pero esto funciona positivamente cuando el guía adopta e interpreta
de manera correcta estos papeles; es decir, cuando consciente de que puede
dar este valor agregado a su materia da ese paso adicional con alegría y
optimismo, seguro de haber establecido la relación humana que le autoriza a
anticipar a sus alumnos las estrategias más adecuadas para desempeñarse
exitosamente en el futuro.

Como miembro de la sociedad


Tal vez ésta es el área de mayor aportación que el tutor puede hacer con sus
alumnos. Vivir en armonía con la sociedad no necesariamente significa la
supeditación del hombre ante los demás.

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Cumplir con las reglas elementales de respeto a los espacios y derechos de
los semejantes facilita el desempeño armónico del individuo y fomenta el uso
y la aplicación de su talento que, mientras no sea puesto en práctica,
debemos suponer es tan grande como el que más.

Sin embargo, muchos talentos valiosos se han perdido por no adaptarse o no


entender el significado de ser parte de la sociedad, como por ejemplo, el no
respetar un semáforo, encontrando así la muerte, o causándola a quien no se
lo esperaba.

Esto es sólo un ejemplo de tantas vidas perdidas en accidentes provocados


por la no identificación de estas normas elementales. El tutor siempre
encontrará una o varias oportunidades durante sus horarios de tutoría o
fuera de ellos para recalcar a los alumnos el "por qué y para qué" de la
aceptación y cumplimiento de estas reglas de convivencia pacífica.

LA SUPERACIÓN DEL TUTOR


Hasta la fecha, la capacitación del tutor se ha llevado a cabo,
principalmente, mediante programas que refuerzan el conocimiento base de
su materia, mucho (últimamente) también en sistemas de información y
computación, pero poco, muy poco del cómo hacer llegar el conocimiento a los
alumnos.

En este campo se han diseñado algunos cursos sobre didáctica y en ellos se


apoyan para mejorar y hacer más eficiente su tarea. Sin embargo, son pocos
los instructores y los cursos diseñados sobre esta estrategia.

LAS OPCIONES PARA SU CAPACITACIÓN


Siguiendo el sentido y orientación de esta publicación, nos referiremos a la
capacitación; es decir, a la adquisición de competencias por parte del tutor
que le permitan hacer llegar el conocimiento a sus alumnos con resultados
reales. En nuestro país la capacitación formal para el tutor consiste en
cursos sobre variados temas que se programan durante los períodos
vacacionales, y aún fuera de ellos.

En todo caso, la oportunidad de que un tutor se capacite en psicología


quedará condicionada a la posibilidad de que ese tema sea incorporado a los
programas que diseñan las autoridades o las instituciones privadas. En caso
contrario, su única opción será recurrir a libros y revistas especializadas con
la esperanza de encontrar respuestas a sus inquietudes.

Desde luego, pocos son los tutores que tienen el tiempo suficiente para
regresar a la escuela en busca de un mejoramiento de su calidad
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instruccional. Pero existe la posibilidad de las especializaciones, diplomados
y cursos cortos que imparten instituciones paralelas o en convenio con
universidades e instituciones educativas de nivel superior.

Este módulo no pretende ahondar más en los estudios que tantos


prestigiados y honorables investigadores han realizado para demostrar el
daño enorme que los tutores no actualizados pueden producir en los
alumnos al reproducir no sólo el estilo de quienes les enseñaron, sino
también al reproducir año con año los mismos conceptos contenidos en los
mismos libros, sin agregar a su tutoría información actualizada,
trasmitiéndola eficientemente y con un mínimo de interés para el alumno.

Ante esta gama de estilos anti-tutoría, el alumno se desconcierta, se


desanima, se abstrae, se ausenta y termina en muchos casos con problemas
más graves.

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CAPÍTULO 4
La
Comunicación
DEFINICIÓN SIMPLE DE LA COMUNICACIÓN
La comunicación, para que se dé, requiere de un emisor, de un receptor y del
mensaje transmitido. Sin embargo, esta definición tan simplista presenta
una variedad de situaciones que impiden se realice de manera eficaz.

Algunas de las complicaciones que este proceso puede enfrentar se refieren


a:
• Interpretaciones del emisor, quien supone que su mensaje es claro y
que el receptor tiene la información previa necesaria para su
comprensión.
• Deficiente interpretación del receptor causada por errores en la
decodificación del mensaje.
• Confusión por parte del receptor cuando su mapa conceptual o mental
no tiene coincidencias con el del emisor.
• Agravando el caso, se tienen las barreras psicológicas del receptor en
cuanto a no querer registrar o decodificar lo desagradable y sí aquello
que se desea ver y oír.

Como podemos observar, la comunicación eficiente depende más de la


capacidad interpretativa del receptor. Es por ello que en La Sorbona de
París se estableció, desde siglos atrás, qué se debía aprender dado que los
mensajes se descifraban de acuerdo al conocimiento de quien los recibía.

Aplicando lo comentado a nuestro salón de tutorías, tenemos que el tutor


debe estar preparado para identificar el mapa conceptual de sus alumnos,
quienes además presentan grandes diferencias entre ellos no solo en su
capacidad, sino en sus conocimientos previos. Esto nos lleva a
consideraciones mayores porque cada individuo es único y, por lo tanto, el
tutor debe realizar de manera permanente un sondeo que le permita ubicar,
al menos en forma general, la capacidad del alumno para decodificar sus
mensajes.

Esto no es un asunto fácil. Por lo general, en un salón de tutorías (al igual que en
cualquier grupo que se reúna para intercambiar puntos de vista), vamos a

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encontrar que de 30 alumnos tan solo 8 ó 10 serán los activos colaboradores en
las sesiones de tutoría. Desafortunadamente, así se comportan los grupos; el
resto de la tutoría permanece callado, a la expectativa, y el tutor no sabe si están
al menos mentalmente dentro del tema o sus pensamientos andan tan lejos que
el conocimiento para ellos ya se perdió.

AVANCE DEL CURSO


Por eso es que el tutor está continuamente preguntando al grupo si todos
han entendido o si es necesario ampliar la explicación. Esta
retroalimentación podría dar la pauta del grado de avance que se lleva en el
curso, pero como no hay participación o ésta es mínima, y en todo caso
contestan que sí entendieron, el tutor no tiene más alternativa que hacer
preguntas a quemarropa dirigidas a los callados o seguir adelante sabiendo
que algunos (¿cuántos?) traen su mente recorriendo otros territorios más
atractivos para ellos.

Obviamente en este caso la comunicación no se dio por falta de atención del


receptor. Otro caso muy común en el que falla la comunicación es provocado
por la personalidad del alumno quien no está educado para preguntar, o
para con toda sinceridad decir "no entendí" o simplemente pedir que se
repita la exposición.

Una falla que aún permanece en nuestra cultura es que no reclamamos un


mal servicio. Las empresas de atención al público (tales como restaurantes,
transportes, supermercados, lavanderías, etc.) harían su trabajo con más
calidad si en cada ocasión que lo ameritara, se hiciera una reclamación al
empleado o propietario.

Tenemos todo el derecho a recibir la calidad que nos han ofrecido a cambio
de nuestro dinero. Sin embargo, por pena, por vergüenza por o el qué dirán,
la persona se queda callada y, salvo muy dignas excepciones, no presenta su
queja.

Por lo general, confundimos las buenas maneras que desde niño le han
enseñado en casa orientadas explícitamente a no objetar lo que digan sus
mayores, a no contradecir, a no quejarse, etc., por lo que crecemos con estos
“dizque” valores Y cuando adulto, en lugar de expresar nuestra
inconformidad o nuestra insatisfacción, nos quedamos callados rumiando
nuestro coraje y frustración. Así, generaciones van y generaciones vienen,
sin evolucionar en algo tan natural como el pedir que se nos atienda en
función de la contraparte, que en este caso son los honorarios pagados por el
servicio.

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COMUNICACIÓN ALUMNO - TUTOR


¿Pero que tiene que ver esto con la comunicación entre el alumno y el tutor?
¡Mucho!

Vamos por partes: el alumno que tiene el perfil antes descrito va a


enfrentarse en sus estudios con dificultades adicionales de las que ya tiene
con el aprendizaje de la materia en turno. Por no pedir mayor explicación
(entiéndase solicitar, reclamar, etc.), se quedará con espacios vacíos en el
aprendizaje, que tal vez un compañero o persona cercana pueda resolver;
pero no está evolucionando para superar esta deficiencia que cuando
terminen sus estudios le va a seguir complicando la vida, en su desempeño
laboral, y probablemente continuará con esta limitación que lo llevará años
después, cuando padre, a reproducir esta cultura con sus hijos.
El tutor debe estar muy atento a estas señales y explicar a sus alumnos la
necesidad de una mayor participación y honestidad al aceptar haber
comprendido la tutoría. Debe explicárseles que la comunicación oral nos
permite la única y gran oportunidad de lograr que nuestro interlocutor, en
este caso el maestro, haga mejor su trabajo, que equivale (en otra
dimensión) a decírselo al policía, al vendedor, al político, etc. Otro país sería
el nuestro si no calláramos tanta mediocridad.

Visto así, la tarea del tutor es ardua y desgastante pero no hay alternativa
pues, si queremos lograr aprendizaje en nuestros alumnos, debemos
aprender a ser cada vez mejores comunicadores. Es cierto, algunos tutores
no coinciden con este punto de vista y resuelven la problemática con el
criterio expresado a sus alumnos cuando en el primer día de tutorías les
avientan el escopetazo de "Señores, mi obligación en este salón es enseñar; y
la de ustedes, aprender".

Durkhein nos dice que "educación es la acción ejercida por las generaciones
adultas sobre las que no están maduras para la vida social". Por su parte,
Gagné establece que "las estrategias de aprendizaje son las destrezas de
manejo de sí mismo que el aprendiz adquiere presumiblemente durante un
período de varios años, para gobernar su propio proceso de atender,
aprender y pensar. A través de la adquisición y refinamiento de tales
estrategias, el alumno llega a ser un aprendiz y un pensador independiente".

Estos dos grandes pensadores nos dejan aún más claro la importancia de
acrecentar el mapa conceptual del receptor y nos ubican a los tutores en una
plataforma desde la cual debemos incrementar de manera constante y
permanente nuestra calidad de comunicadores, porque el aprendizaje del
alumno es también nuestra responsabilidad. Así, somos emisores que
lanzamos un mensaje, pero debemos cerciorarnos de que nuestros receptores

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han hecho la decodificación correcta para que podamos estar tranquilos de
haber cerrado exitosamente el proceso de enseñanza-aprendizaje.

También debemos lo tutores tener la habilidad suficiente para separar el


contenido o información del mero acto de emitir el mensaje, pues una cosa es
saber comunicar y otra el conocimiento de lo que estamos comunicando.

Todos los que alguna vez fuimos estudiantes, tuvimos la experiencia de


asistir a la tutoría de un tutor del que decíamos: "sabe mucho, pero no sabe
enseñar". ¿Qué queríamos decir con esto? ¡Qué no sabía comunicar su
conocimiento!

EL JUICIO DE LOS ALUMNOS


Ser mejores comunicadores es una tarea que no tiene fin ya que siempre
estaremos en la posibilidad de ser más competentes en este campo y nunca
debemos olvidar que el mucho dominio del contenido de la materia asignada
no resuelve ni compensa nuestra ineficiente comunicación.

Regresando a nuestra participación en el aprendizaje, recordemos lo que


otros pensadores han establecido en cuanto a que al alumno que no quiere
aprender, no hay poder humano que logre persuadirlo. Es muy cierto, pero
¿cuántos de estos casos nos encontramos en nuestro camino? Pocos.
Entonces los otros, la gran mayoría, sí son nuestra responsabilidad que
logren el aprendizaje.

Sabemos de otros pensadores que debemos enseñar sólo aquello que se


puede enseñar, es decir, lo que se puede aprender. Puesto que el alumno sólo
aprende plenamente lo deseado y lo que tiene interés para él, debemos
procurar que sienta que su aprendizaje se relaciona con sus intereses y al
mismo tiempo venderle la idea de que no es importante el 15 ó el 20 de
calificación, sino el aprendizaje formativo en el que se incluyen valores, por
ejemplo, de honestidad, solidaridad, etc. Finalmente, este proceso nos lleva a
acostumbrar al estudiante a entender las cosas como son y no como él quiere
que sean.

Para apoyar al maestro en esta odisea, recordemos que existen métodos


para adquirir el dominio de "aprender a aprender" que le facilitará y
permitirá reproducir a sus estudiantes las estrategias con las cuales ellos
estarán habilitados para lograr aprendizaje y fortalecer su progreso escolar.

No orientar nuestros pasos hacia este rumbo significa correr el riesgo de


quedar incorporados en la sentencia de Durkheim, quien consideró: "Cuando
un tutor aprende o establece un sistema educativo y sólo con ése quiere

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desarrollar su tarea, comete el error de enseñar a los jóvenes lo que
aprendió de sus viejos maestros, con lo cual lo único que hace es una
reproducción de conocimientos de viejos modelos, por lo que nunca introduce
una novedad".

MEJORANDO LA COMUNICACIÓN
El tutor que quiere mejorar su comunicación en el aula debe considerar
entre otros los siguientes recursos:
• Utilizar palabras entendibles para los alumnos. Es cierto que debe
hacer uso correcto del lenguaje, pero eso no significa correr el riesgo
de que su vocabulario por pesado no sea decodificado correctamente.
• Hacer uso de la claridad para exponer las ideas base de su exposición;
hacer lógicos y coherentes sus planteamientos
• Dominar la síntesis para expresar criterios, contenidos, teorías,
ensayos, etc., cuando se trate de reforzar un conocimiento.
• Ante la divergencia de criterios, hacer notar con seguridad el error (si
es que existe) del estudiante, pero aceptarle su inconformidad.

El tema es muy extenso, por lo que finalmente queda la solicitud al tutor


que esto lea que valore adecuadamente la importancia de una comunicación
efectiva con sus alumnos y, si está de acuerdo en que es una competencia
fundamental, se autocapacite por medio de cursos, libros, conferencias,
revistas especializadas, Internet, etc., ya que no existen otros medios; pero
que además les informe a sus alumnos la importancia que para ellos tiene el
dominio de una comunicación efectiva.

MOTIVOS Y FINES DE LA COMUNICACIÓN EN LA TUTORÍA


Desde Cicerón se viene diciendo que los fines del discurso pueden ser
reducidos a cuatro: deleitar la imaginación, ilustrar el conocimiento (en
nuestro caso específico), influir sobre la voluntad y mover las pasiones. El
paréntesis anterior sólo remarca el fin último de la educación pero hoy en
día se trata de plasmar todos los fines nombrados como métodos para llegar
al fin último remarcado, o sea que en este caso no se descarta ningún fin
sino que se los ve a todos como útiles y necesarios en el proceso de la
educación.

En los fines se puede denotar la intencionalidad del tutor en el método que


este utilizando, de modo que las intenciones pueden ser:

• Informar: se trata de dar a conocer lo más objetivamente posible, una


serie de datos, información y hechos referentes a una cuestión, que es
el tema central de la tutoría, comúnmente utilizado para presentar el
contenido fría y llanamente para que el alumno realice la
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correspondiente interpretación del texto o lo desmiembre con otra
técnica dada por el tutor.
• Distraer: esto se hace cuando se quiere entretener divertir, o llevar a
un relajamiento agradable. Generalmente en estos casos el tutor
utilizará anécdotas y sobre todo una buena dosis de humor, se usa
generalmente cuando el alumno perdió la motivación de la tutoría de
forma que se vuelva a retomar el tema.
• Convencer: en este caso se tiene el propósito de influenciar, modificar
y transformar opiniones. Para convencer, en primer lugar es
necesario estar convencido uno mismo y ser sincero; excluyendo toda
trampa o falacia y demagogia, hay que ofrecer datos, hechos, pruebas,
o sea, dirigirse en especial a la inteligencia. Utilizado generalmente
cuando se pretende implementar la autoridad del discurso, ya
nombrada y modificar malas interpretaciones del alumno y
convencerlo de lo contrario mediante la presentación de pruebas
contundentes en cuanto a los contenidos vistos.
• Persuadir: no sólo se presenta una realidad o problema sino también
se asume una posición, y se trata de persuadir al educando para que
asuma esa posición, con ella se pretende influenciar fuertemente las
actitudes y las conductas que llevan a la acción. Para persuadir hay
que movilizar las emociones en el aula, mostrando paralelamente las
necesidades y las posibilidades reales de satisfacerla, demostrando
sinceramente que es por su acción que pueden conseguir sus objetivos
y salir de la situación actual frustrante e injusta. Para persuadir se
necesita una intervención del tutor, donde se emplearán palabras
cargadas de emoción. En este aspecto se busca orientar hacia los
objetivos actitudinales que previó el tutor, o sea, que intenta formar
personas que tengan una cierta actitud frente a los problemas de la
sociedad, en este último caso son los más difíciles de evaluar, ya que
necesitan de una manifestación en hechos emotivos.

Si bien se describió las condiciones de los propósitos o intenciones por


separado, es menester recalcar que en buena parte de los discursos y la
retroalimentación existe una simultaneidad de propósitos en una misma y
sola intervención, por ejemplo, se puede informar, convencer y persuadir,
como no se puede convencer y persuadir si no proporcionamos información y
para mantener al grupo de alumnos atento también hay que entretener y
distraer; esto evita que los que escuchan se cansen de hacerlo.

LA IMPORTANCIA DEL ALUMNO EN EL PROCESO COMUNICATIVO


Es necesario tenerlo en cuenta para que el mensaje sea recibido, no basta
conocer el tema y saber presentarlo adecuadamente, hay que conocer
también a los oyentes, es decir a los alumnos, a los que uno ha de dirigir la

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palabra, serían los receptores en el lenguaje de la comunicación, lo que
reciben o perciben el mensaje, que integran y completan el proceso
comunicativo.

De allí se habla de la necesidad de informarse acerca del educando, antes de


preparar una tutoría y es necesario preguntarse a que alumnos me voy a
dirigir; se trata de "saber a quien se dice lo que se dice para saber cómo se
dice". Por eso una misma tutoría, sobre un mismo tema, debe ser dada de
manera diferente según sea el alumnado al que va destinada. Y esto no se
averigua en los libros es necesario tomarse el tiempo suficiente y conocer a
las personas que se tendrá en frente.

Un modo de conocerlos es informarnos acerca de las siguientes cuestiones:


• Número de personas
• Edad que oscilan
• Sexo: en caso de predominar uno, será un factor a considerar.
• Procedencia y origen
• Situación económica media
• Nivel cultural medio
• Mentalidad e inclinaciones
• Religión, creencias y valores
• Costumbres y modo de vida
• Aficiones
• Conocimiento previos a la tutoría
• Actitudes que pueden esperarse (favorables, neutra, hostil)
• Como es el aula (favorable o poco favorable para la comunicación,
tamaño, etc.)

El dialogo es importante a fin de que el alumno adquiera protagonismo, se


exprese, pregunte y obtenga respuesta; ello da oportunidad a que todos se
enriquezcan con el intercambio, se aclaren dudas, se corrijan malas
interpretaciones. Permite detectar los resultados de la descodificación hecha
por los receptores, con lo cual el tutor puede corregir las distorsiones que se
han producido, ya sea por malas interpretaciones o por una explicación
insuficiente o inadecuada.

En el proceso de retroalimentación tutor /alumno/tutor debe orientarse a


hacer comprender adaptándose a las peculiaridades y circunstancias
concretas de sus alumnos. Un grupo no espera solo palabras, espera una
actitud empática, esto es ponerse en el lugar del otro, saber captar las
aspiraciones y necesidades, tratar cuestiones que son de interés para la
gente.

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Por ello es mejor bajar el nivel y ser entendido, que elevarlo y ser admirado.
Si el tutor sintoniza con los alumnos "los tiene en el bolsillo; en caso
contrario se frustran las expectativas del alumno y los resultados de la
tutoría serán más bien pobres aun, cuando el discurso y la tutoría hayan
estado muy bien preparados. Debe estar atento, de acuerdo a cómo reacciona
su público o parte de él. Tiene que darse pues la "rápida retroalimentación".

LA COMUNICACIÓN EN EL AULA Y SUS BARRERAS


La vida moderna genera barreras que inhiben la comunicación en la escuela.
Esta realidad surge en gran medida por la implantación del modelo
neoliberal en la educación, el cual se encauza a preparar individuos para
satisfacer las exigencias del mercado de trabajo, el sistema productivo y el
aparato político-administrativo y que solo las más aptas ocupen los puestos
disponibles.

La comunicación en el aula no solo se manifiesta a través del lenguaje


verbal, sino también mediante el corporal, como las expresiones faciales, los
ademanes y posturas que se adoptan al caminar o al sentarse, lo cual refleja
la personalidad del sujeto.

Aun cuando nos afanamos por que el proceso educativo se lleve a cabo de
forma distinta al enfoque tradicional, observamos un fenómeno común en
las tutorías, el de que a una parte considerable del alumnado, procura
sentarse lo más distante posible del tutor.

Si éste empieza a preguntar o a solicitar la participación, muchos procuran


desaparecer para no verse obligados a abrir la boca (bajan la cabeza,
encogen el cuerpo, se muestran meditabundos, escriben algo en su
cuaderno). Si son elegidos, piensan en su mala suerte y que ese no es su día,
en lugar de reflexionar en el sentido de tener una oportunidad valiosa de
expresar sus dudas y comentarios.
Si al estar a la vista del público y más si carecemos de experiencia que las
miradas se concentran en nosotros aunque el grupo sea el mismo de todos los
días, lo cual posiblemente nos colme de angustia, estarán al pendiente de
nuestras palabras, s e fijaran en la vestimenta que llevamos así como en la
postura y ademanes que adoptemos.

Tal situación quizás genere pánico escénico, el cual se expresa en la búsqueda


de una mesa o silla como una protección frente a nuestros compañeros;
igualmente, dicho pánico se deja sentir a través de una voz trémula,
tartamudeo, sudor o temblor en las manos, movimiento constante de los pies,
equivocaciones diversas, muletillas, que empobrecen el discurso, etc. Pero

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resulta peor cuando el sujeto se delata y pronuncia una frase que pretende ser
una disculpa anticipada de su propio fracaso: " Estoy nervioso".

Si se carece de experiencia para disertar y resulta imposible eludir la


responsabilidad, el tutor adopta ciertos comportamientos que delatan de
inmediato su basílica o temor: A) Procura no mirar a los alumnos y se
refugia rápidamente en una lectura del trabajo. B) Si debe improvisar
orienta su vista al techo o pierde su mirada en el vacío. C) A si mismo se le
nota la urgencia por concluir cuanto antes, por lo mismo, pronuncia las
locuciones atropelladamente.

El temor al ridículo surge o puede surgir sobre todo si somos tímidos o


carecemos del habito de exteriorizar correctamente las ideas. A veces resulta
complicado concentrar la atención del grupo en el tutor; si los educando
muestran lasitud (cansancio) luego de varias tutorías o se encuentran
sometidos a una fuerte excitación, como exámenes o tareas pendientes. El
murmullo aparece cuando son estudiantes quienes procuran dirigirse al tutor
y su timbre de voz no se ha preparado para abarcar todo el salón.

Si estiman además que el guía, líder o mentor cuestionaran sus


planteamientos o el modo de enfocarlo tratarán de evadir el compromiso, y si
los sujetos se enteran que en tutoría hay personas que han descollado o
salido por su retórica se cohíben.

El calor y el ruido externo son igualmente aspectos que reducen la


posibilidad de conseguir una comunicación fluida y eficiente, si además los
problemas familiares, pueden pesar en el individuo para que no participe.

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CAPÍTULO 5
Autoestima
del Tutor
CONCEPTO DE AUTOESTIMA
La autoestima podría considerarse como la membrana celular del yo que, a
la vez, protege, cohesiona, sensibiliza y participa de todo intercambio o
relación. Esta membrana, no obstante, tiene vocación de núcleo emocional.
Por ella la persona se cubre de fuerza, y el equilibrio personal se reestablece,
y por ella se pierde la energía y se resiente la más constructiva de las
motivaciones. Por ello, podemos considerarla espita o válvula de la
fragilidad o de la recarga energética.

Tiene lugar, por tanto, sobre la autoimagen, la autoaceptación, la identidad,


las características personales, la competencia, etc., y sobre la representación
que la persona se hace de lo que los demás (figuras relevantes o sujetos del
propio sistema de pertenencia) piensan o sienten.

Globalmente la entiendo como centro de gravedad del equilibrio personal, la


felicidad y la motivación, y como llave de la adaptación social y para la vida.
Por eso, puede ser, además, una fuente de sentimientos positivos de
confianza, de competencia, de respeto hacia sí y hacia los demás que permea
y satura la inteligencia, las capacidades y rendimientos que con ella más se
relacionan.

Para la persona deficitaria de autoestima, hablar de falta de autoestima es


hacerlo, en su origen o su proceso, de fijación de falta de cariño o de falta de
cariño acumulada o notada. La falta de autoestima gira en torno a la
necesidad básica de que nos quieran, aprecien y acepten por lo que somos y
hacemos. No es éste el lugar para extenderse en conceptuaciones y en
relaciones de la autoestima con la salud mental, la madurez personal y la
práctica de la educación.

CLASES DE AUTOESTIMA
Tan sólo quisiera destacar que, a la luz de la definición ofrecida, podría
hablarse de tutorías de autoestima, como resultado de haber considerado unos
criterios capaces de diferenciarla en categorías útiles para su conocimiento y
aplicación. En principio, las categorías generadas por cada criterio son

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independientes de las producidas por los demás. Es posteriormente cuando
caben las combinaciones que se estimen pertinentes:

• Criterio de intensidad o grado: de acuerdo con este criterio se


distingue entre autoestimas más altas y más bajas.
• Criterio de influibilidad o porosidad: la clasifica en autoestima
impermeable y autoestima sensible. En la autoestima impermeable la
expectativa e imagen comunicada de los demás intervendría como
factor de menor importancia, porque su estructuración sería más
autorreferencial. En la autoestima más porosa el factor exógeno o de
la influencia de la afectividad periférica estarían más presentes.
• Criterio de resistencia o dureza: este criterio las clasifica en
autoestima resistente y autoestima frágil. La resistencia hace
referencia a la fuerza del yo, la independencia a la respuesta a la
influencia de los otros y la resistencia a la frustración. La autoestima
frágil, en cambio, con independencia de su grado, sería menos
consistente, controlable y fiable, tanto para sí como para los demás.
Es interesante no identificar del todo influibilidad con resistencia –
aunque normalmente aparecen asociadas-: mientras que la primera
se centra en la presencia mayor o menos del factor importancia de los
demás en mí, la resistencia se refiere a la consistencia del yo.
• Criterio del sujeto considerado: lo normal es considerar la autoestima
como una característica exclusivamente individual, pero puede
hablarse de autoestima colectiva. En ocasiones un exceso de
autoestima colectiva repercute en un incremento de narcisismo grupal
y un incremento de procesos egocéntricos susceptibles de
reconocimiento y superación (A. de la Herrán, 1997).
• Criterio de amplitud de aplicación: la autoestima puede ser parcial,
si se aplica a un ámbito específico o depende de una referencia
concreta, o global, si su aplicación o dependencia funcional es difusa o
general. Por ejemplo, cabría hablarse de autoestima como tutor y de
autoestima como madre.
• Criterio de lugar de aplicación: la autoestima se puede aplicar en lo
exterior, de modo que puede hablarse de autoestima ligada o aplicada
a contextos o circunstancias académica, deportiva, social, familiar,
etc. Así mismo puede aplicarse a lo interior, cuando se asocia a sí
mismo. En este caso el lugar de aplicación puede oscilar, en un
continuo, desde la representación de la personalidad global
(autoimagen) a una parte de la persona (del cuerpo, conocimientos,
alguna destreza específica, etc.). Se incluye en este último caso la
posibilidad de identificarse profundamente con la dimensión
espiritual del ser humano, en la que, para algunos, las tutorías de
autoestima y su alcance en la vida cotidiana quedan redefinidas.

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Esta clasificación contribuye a aclarar el concepto de autoestima, porque


cuestiona indirectamente simplificaciones que para nosotros son absurdas,
falsas o peligrosas, capaces de equivocar la realidad. Por ejemplo: ¿es bueno
tener una alta autoestima? Dependerá: una autoestima alta realizada sobre
un autoconcepto erróneo podría arrojar un resultado nefasto, tanto para uno
mismo como para el éxito social.

Un segundo ejemplo: una autoestima colectiva muy resistente y alta podría


desembocar en un sistema grupal cementado en un egocentrismo narcisista
que obstaculizase su apertura y la evolución de su conciencia en términos de
complejidad.

DESCRIPCIÓN DEL TUTOR DE BAJA AUTOESTIMA

Características personales y comunicativas


Salvo que, por un considerable autocontrol emocional, el tutor de baja
autoestima consiga desidentificarse de su factor condicionante o lastre
emocional para los sentimientos, actitudes y tomas de decisiones, algunos
rasgos personales y relacionales que pueden caracterizar al tutor de baja
autoestima son:

Inseguridad emotivo-cognoscitiva de base o personal aplicada a lo


profesional:
• Menor confianza general en sí mismo.
• Infravaloración general de las propias cualidades profesionales: duda
de la propia competencia, sentirse en general posiblemente incapaz de
desempeñar bien el trabajo.
• Sensación de disponer de escasos recursos comunicativos: sospecha de
que no sabrá qué hacer en numerosas situaciones futuras.
• Ocasional sensación de incapacidad para afrontar desafíos ligados al
trabajo del día a día: percepción de que no se será competente.
• Fragilidad yoica: ocasionalmente, mayor sensibilidad a reacciones de
los demás, comentarios (con frecuencia, a aquellos realizados por
personas determinadas ante los que la sensibilidad se ulcera de modo
especial y los mecanismos de defensa tienden a bloquearse),
evaluaciones, juicios, valoraciones de las propias producciones o
expresiones, desconsideraciones, ausencias de refuerzos, etc.
• Menor tolerancia general a la frustración: mayor tendencia al
hundimiento o a la experiencia de ausencia de valor, bien general o
bien aplicada.
• Menor tolerancia a la frustración, en especial a situaciones de
expectativa no cumplida: mayor tendencia al hundimiento o a la
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experiencia de ausencia de valor por corroborar que no se ha podido
realizar lo esperado.
• Peor manejo de defensas y recursos en situaciones comunicativas:
inseguridad, dificultad de comunicación, asertividad disminuida,
inhibición, posibles respuestas agresivas de naturaleza defensiva (del
yo).
• Eventual minusvaloración reactiva, incluso pública, en situaciones de
logro o de competencia, o recurso al sí, pero... parásito a los propios
éxitos.
• Evitación de responsabilidades o “aparta de mí este compromiso”, por
carecer de seguridad en sus propias capacidades, tener miedo al
fracaso o entender que otros son más competentes.
• Motivación fundamental de huida de fracaso y consecuente vivencia
excesiva de miedo al fracaso.
• Irascibilidad (en entorno de intimidad, menos en entorno social,
donde la imagen pública se cuida más), o procesos de
“desplazamiento” (Anna Freud) o descarga de angustia con personas
más débiles.
• Especial sensibilidad a la agresividad percibida o a la agresividad
imaginada de otros, sobre todo cuando ese otro es una figura de
autoridad o con autoridad (líder funcional).
• Culpabilidad por sentir que se ha podido herir a otros, o que por causa
propia otros puedan salir perjudicados.
• Confianza variable en los demás, con independencia de que sí se
pueda atribuir capacidad de influencia en uno mismo a los demás:
desconfianza en las personas menos reforzantes o negativas, y
cercanía muy cuidada con aquellas suministradoras de positividad,
comprensión y bienestar.
• Recurrencia a argumentos y sentimientos negativos: justificación
autorreferencial en torno a los lastres (características y experiencias)
de su baja autoestima.

Mayor influibilidad o dependencia relacional:


• Distorsión valorativa general: sobreestimación de los demás por
subestimación propia.
• Atención sensible a la valoración de los demás (alumnos, compañeros,
líderes, padres, dirección, etc.) en cuanto al propio equilibrio personal,
la capacidad de adaptación y eficacia en diversas situaciones, la
simpatía, la confianza percibida desde personas significativas, etc.
• Práctica de estrategias para atraer la consideración de los demás y
reforzar su propia autoestima.
• Influencia en la expectativa de los demás para mejorar las
expectativas y los comportamientos reforzantes hacia sí,

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especialmente hacia receptores o emisores subjetivamente relevantes:
autoridades, compañeros-líderes, alumnos (como peloteo paradójico),
padres, etc.
• Necesidad de provocar admiración de los demás, de un modo general,
con el fin, más o menos inconsciente, de lograr una identidad que
solucione de raíz el problema de su baja autoestima.
• Necesidad de contar con el interés de los demás para las propias
realizaciones y proyectos.
• Necesidad de refuerzo de otros, que subrayen o destaquen su propia
valía.
• Referencia hiperestésica hacia personas con prestigio, a quienes se ha
conocido, con quienes se ha estado, de quienes se ha recibido una
gracia, ha sido saludado, etc., para despertar admiración de los demás
y valorarse.
• Actuación general de cara a los demás o para el más influyente de los
demás que pueda estar a su alcance, o desplazamiento del centro de
gravedad comunicativo en función de los demás.
• Cambio en los roles desempeñados según demandas de quienes más
influyen, o flexibilidad interesada.
• Búsqueda de secundarios o tendencia a la formación de grupos
estables de acólitos que le puedan proporcionar la expectativa, el
refuerzo, la admiración cuya baja autoestima necesita.
• Tendencia a la igualación a ras de la mediocridad o transmisión del
mensaje de “nihil novi sub sole” para todo, o empobrecimiento del
anhelo (cuando se trata de un directivo, este resulta ser casi siempre
del tipo Sí, pero... no: rechaza la innovación, que interpreta como
peligro potencial). La consideración de los demás la logra porque se
rodea de personas que le confirman en sus decisiones.
• Necesidad de aprobación de iniciativas, procesos y resultados por las
figuras con rol de autoridad.
• Sentimiento de “daño” ante las críticas a ideas, producciones, errores
tenidos o cometidos, con lo que puede adoptar el rol de dañado y
requerir apoyo y consideración de otros.
• En algunos casos, necesidad de compararse competitivamente con
otros para salir airoso
• Creencia en que los demás no le valoran suficientemente -lo que
justifica continuar el desarrollo de las anteriores estrategias-.
• Comparación continua con el yo ideal, por ejemplo, mediante
autoimposición, autoexigencia ocasionales, autoagresión superyoica,
rigidez o autoridad excesiva, obsesión neurótica de grado variable,
memoria sensible o recordación activada para experiencias anteriores
de “vivencias de fracaso personal”, motivación basada en la excesiva
importancia al miedo al fracaso, etc.

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• Supervaloración (reactiva, compensatoria) de alguna de sus
cualidades aceptadas por los demás, o desde las que ha
experimentado más éxito o aferramiento a algún recurso cuyo efecto
positivo se ha cotejado con anterioridad: refugio o explotación de
alguna capacidad, cualidad o habilidad sobre la que se sabe
competente.
• Identidad confusa o yo folclórico: representación de papeles
idealizados como moneda de cambio de la aceptación de entornos
comunicativos prestigiados. Por ello y con un poco de perspectiva de
ello, puede darse una eventual sensación de mediocridad,
equivocación generalizada como persona o bloqueo como profesional
que, no obstante, puede ser una antesala de cambio autoconstructivo.
• Atribución externa (alumnos, compañeros, dirección, padres,
circunstancias, etc.) o culpabilización exógena para lo negativo.
Concretamente, tendencia a la justificación de desgracias mediante
un estilo atribucional interno, incontrolable y estable y dificultad para
atribuirse el éxito, si la causa radica en sí y es controlable, etc.
• Atribución de importancia sensible o vivencia de entristecimiento o
daño ante situaciones no controlables y poco relevantes, como por
ejemplo, porque:
• Se interpreta que no se le hace caso, que no se le toma en serio o que
no se le tiene en cuenta
• Se elige a otros para determinados procesos o responsabilidades.
Consecuentemente se atribuye importancia al no ser elegido, sentirse
herido, etc.
• Se percibe escasa amabilidad por parte de otros, dentro de la vida
cotidiana: no saludan, no devuelven saludo, forma displicente de
dirigirse a él o ella, etc.
• Se entiende que se puede ser más yo, un yo menos defendido o más
frustrado en aquellos sistemas menos prestigiados o con personas
menos apreciadas. Puede ser la familia o parte de ella; a veces, el
entorno escolar o parte de él; amistades, etc. Si los sistemas
prestigiados son varios, puede representarse más de una identidad
bien diferenciada.

PAUTAS FORTALECEDORAS DE LA AUTOESTIMA TUTOR


¿Bueno, y ahora qué hacer, cómo mejorar esa autoestima baja, cuyo alcance
profesional puede ser muy importante?

Teniendo en cuenta que no es éste el objeto principal de lo que se desarrolla


aquí, sí nos parece posible y conveniente ofrecer un sistema de pautas para
una reflexión (auto)transformadora del tutor de baja autoestima en este
sentido:

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• Nadie es más que nadie: todos somos existencialmente distintos (como
el exterior de las manzanas) y esencialmente idénticos (como el
interior de las manzanas).
• Con relación a los demás, somos seres que podemos aprender a
colaborar o cooperar desde y para el respeto didáctico y profesional.
• El ser más y mejor no depende mayoritaria ni principalmente de los
demás. Podemos y debemos valorarnos por y desde nosotros mismos,
y afirmar nuestra dignidad como personas.
• Es importante sentirse importante. Pero lo es aún más aceptarnos
dinámica y evolutivamente: ni rechazarnos ni apoltronarnos: podemos
ser profesionales en evolución.

Esa evolución personal y profesional -eje de la formación inicial y continua


del tutorado-, está muy relacionada con la madurez personal y social, que
hemos conceptuado como proceso o transcurrir desde el egocentrismo a la
conciencia (A. de la Herrán, 2003).

Es posible y conveniente:
• Abandonar la actitud de estar predominantemente a la defensiva.
• Reconocer las propias cualidades positivas y negativas.
• Reconocer que no se es perfecto, ni falta que hace.
• Evitar la recurrencia a sentimientos e ideas negativas.
• Tender a valorar lo positivo o las coincidencias con los demás, más
que lo negativo o las discrepancias.
• Entrenarse en habilidades comunicativas, especialmente en técnicas
de asertividad y otras habilidades sociales.
• Aceptar gradualmente retos y responsabilidades, ampliando con ello
la propia zona del próximo desarrollo (Vigotsky).
• Influir en otros, desde el respeto a las tomas de decisiones ajenas, en
las situaciones en que lo deseemos y creamos conveniente.
• Aprender de otros: practicar la receptividad, la escucha activa y la
constatación de que se va aprendiendo y cambiando paulatinamente.
• Ser uno mismo, quitarse la máscara que podemos estar utilizando
para representar papeles que en lo más profundo de nosotros mismos
no nos satisfacen: no temer a ser cada vez menos rol y más persona,
para sí y para los demás.

Los cambios afectivos son lentos, los logros no son inmediatos. No es sensato
querer cosechar a toda costa. Las mejores maderas crecen despacio. Mientras
las cosas se cultivan bien, casi siempre lo más urgente es esperar.

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CAPÍTULO 6
Asertividad
del Tutor
LA CLAVE ESTÁ EN CONOCERNOS
Sin lugar a dudas, desarrollar una comunicación clara y directa es
fundamental en el área de la educación superior y universitaria, donde
existe una constante interacción entre alumnos y tutores. Pero lograrlo no es
una tarea fácil, pues para ello la asertividad juega un papel protagónico.

La asertividad es la capacidad que tiene una persona de ser consecuente


consigo misma en las relaciones que establece. Para ello, debemos ser
capaces de expresar nuestras opiniones, intenciones, posturas, creencias y
sentimientos de una manera clara que no genere caos ni violente las
relaciones, vale decir, intentando ocasionar las mínimas consecuencias
negativas para uno mismo y para el otro. Sin embargo, la asertividad no es
una característica de personalidad, sino una habilidad social que, como tal,
se aprende y desarrolla a través del tiempo.

El primer paso para lograr este aprendizaje es tener clara conciencia de uno
mismo. Necesitamos conocernos en profundidad, querernos y aceptarnos.
Una persona que se desarrolla de este modo es más segura de sí misma,
posee una mayor autoestima, confía en sus propios recursos y en las
relaciones que establece, lo cual hace que tenga una mayor madurez
emocional y, por consecuencia, más facilidad para expresarse de manera
clara y limpia.

LA CULPA ES DE LOS MIEDOS


Pese a que todo ser humano tiene derecho a ser quien es y a expresar lo que
piensa y siente –lo cual al hacerse de forma asertiva asegura el máximo
respeto por los demás y por uno mismo– la inhibición se apodera de las
personas haciendo que las opiniones y deseos de los demás, prevalezcan por
sobre los propios, lo cual genera una fuerte frustración.

Esta actitud de inhibir las opiniones, los deseos, las intenciones y la postura
personal para evitar problemas con los demás, se debe a los miedos que
surgen en las relaciones. A través del tiempo desarrollamos temores, nos
vamos apretando y dejamos de decir lo que pensamos por miedo a sentirnos

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culpables, a no ser aceptados y a que el otro nos censure. De ese modo, nos
vamos poniendo muchas trabas.

¿CÓMO SER ASERTIVOS?


De acuerdo a lo expresado por la especialista, lo primero que una persona
necesita para ser asertivo es conocerse en profundidad, pues solo así tendrá
la seguridad necesaria para expresar lo que siente sin titubear o “adornar”
el mensaje. Sumado a lo anterior, recomienda hablar siempre desde uno
mismo, utilizando términos como “yo siento”, “a mí me parece”, “yo creo”.

Y pese al ritmo acelerado en que funciona nuestra sociedad, señala como


indispensable que las personas sean capaces de darse el tiempo para pensar
y reflexionar antes de dar respuestas a situaciones en que no se sienten
seguras. El oírnos, el darnos tiempo para ver qué nos pasa y qué sentimos,
nos permite dar pasos firmes, sin miedo a equivocarnos y sin temor al
arrepentimiento.

LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL


De acuerdo a lo señalado por la especialista, el sentirnos seguros de lo que
estamos diciendo hace que, de manera natural, adoptemos una postura
firme y seamos capaces de ponernos en frente del otro.

Y aunque existen algunas técnicas de comunicación no verbal recomendadas


en el momento de la comunicación, si no nos sentimos realmente
convencidos de lo que estamos expresando, de una u otra manera
transmitiremos inseguridad y no lograremos el objetivo deseado.

Sólo una vez que nos encontramos seguros de lo que queremos manifestar,
podemos hacer uso de algunas recetas para complementar el mensaje, las
cuales los invitamos a conocer a continuación:
• Mantener contacto visual
• Utilizar un tono firme y convincente
• El volumen de voz debe ser audible (ni muy débil ni muy fuerte)
• Articular las palabras de manera clara y sin titubeos
• Hacer un buen manejo de la pausas para que el interlocutor pueda tomar
la palabra
• Mantener el cuerpo erguido, pero relajado
• Se pueden utilizar gestos con la cabeza, la cara, los brazos y las
manos para enfatizar el discurso. Es importante cuidar que estos
gestos sean naturales y del estilo que suele utilizar la persona, ya que
de no ser así, pueden restar fuerza al mensaje.

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CAPÍTULO 7
Inteligencia Emocional
del Tutor
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL COMO UNA HABILIDAD ESENCIAL
EN LA TUTORÍA
La Inteligencia es considerada por muchos autores como una habilidad
básica que influye en el desempeño de todas las tareas de índole
cognoscitiva, por lo que una persona “inteligente” hace un buen trabajo al
resolver problemas, explicarlos y proponer acertijos.

La evidencia a favor de esta posición proviene de estudios correlacionales de


las pruebas de inteligencia, los cuales han motivado el hecho de que algunos
autores la definan basándose en la medición del Coeficiente Intelectual (CI),
que abarca el raciocinio lógico, las habilidades matemáticas y las
habilidades espaciales. Sin embargo, estudios recientes demuestran que
otros tipos de inteligencias, entre ellas la Inteligencia Emocional, son las
principales responsables por el éxito o fracaso de los estudiantes,
profesionales, jefes, líderes y padres.

Al respecto, Howard Gardner, propuso una teoría de inteligencias múltiples


según la cual existen al menos siete tutorías de inteligencias: lingüística,
musical, espacial, lógico-matemática, corporal-cinestésica, interpersonal e
intrapersonal. En tal sentido, este autor fundamentó su noción de
habilidades separadas, en las pruebas de que el daño cerebral a menudo
interfiere con el funcionamiento de un área, como el lenguaje por ejemplo,
pero no en otros campos, así como también, en la observación de que es
común que la gente sobresalga en alguna de esas siete áreas pero no en
todas.

De esta manera, la Inteligencia Emocional está vinculada a actividades tales


como la automotivación, la cual desde un punto de vista técnico, es el empleo de
la energía en una dirección y para un fin específico y en el contexto de la
Inteligencia Emocional, significa utilizar el sistema emocional para catalizar
todo el proceso y mantenerlo en marcha.

Se podría decir entonces que Inteligencia Emocional es el uso inteligente de las


emociones, es así que de forma intencional hacemos que nuestras emociones

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trabajen para nosotros, utilizándolas con el fin de que nos ayuden a guiar
nuestro comportamiento y a pensar de que manera pueden influir mejorando
nuestros resultados.

Planteamos entonces que el proceso de aprendizaje no solo depende del


conocimiento y la capacidad intelectual, sino también de cómo el alumno
controle sus emociones para el beneficio propio.

DIMENSIONES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA TUTORÍA


A continuación veremos cómo cada una de las dimensiones de la I.E. se
presentan en las situaciones de aula, cuando el tutor interactúa con otros
miembros de la comunidad educativa, especialmente con los estudiantes.

Autoconciencia: La introspección y el reconocimiento de sus puntos débiles y


fuertes, la confianza que en sí mismo demuestre, la atención que preste a
sus estados de ánimo interiores y la expresiones que haga de ellos ante sus
alumnos, son aspectos que un tutor competente debe trabajar y afianzar
antes de enfrentarse a la enseñanza de los mismos a su grupo de alumnos.
Es indispensable que el tutor tenga una clara conciencia de sí mismo y de
sus procesos emocionales, ya que el modelo de comportamiento emocional
que manifieste será un acontecimiento determinante que influirá en el
aprendizaje emocional de sus alumnos.

Autocontrol: La observación y percepción de las emociones influye en el


proceso posterior de afrontamiento. Muchos tutores se preguntan a menudo
cómo salir bien librados de algunas situaciones críticas y comprometidas en
las que se ven inmersos en su tarea educativa: la hostilidad de algunos
alumnos, padres o colegas, el estrés y la ansiedad de preparar una nueva
asignatura que no se conoce, la crítica de un superior por la forma de
manejar la tutoría, la apatía que provoca la realización de tareas
repetitivas, etc. Las estrategias utilizadas por los tutores para controlar
estas situaciones de carga emocional pueden ser variadas: evitar, aguantar,
minimizar, cambiar los acontecimientos o buscar información y
asesoramiento. El conocimiento de los alumnos de la institución en la que se
trabaja, junto con el dominio de un método de trabajo y de las habilidades
para la comunicación interpersonal, son recursos que le ayudan a reducir la
incertidumbre de las situaciones críticas y hacerlas más predecibles y
controlables.

El que afrontemos determinas situaciones en forma controlada o


descontrolada estará determinado por las emociones y sentimientos. Pero
también el afrontamiento estará ligado a la habilidad para influir a través
de nuestros pensamientos, percepciones y acciones en las emociones y para

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ejercer sobre ellas, un control que las convierta en algo beneficioso y no
perturbador. Saben que cuando están fuera de sí no están en condiciones de
escuchar, ni de hacer o recibir una crítica, ni de pensar, ni de encontrar una
solución a un problema.

El autocontrol puede ser enseñado y aprendido, y debe convertirse en un


objetivo pedagógico en el sentido que implica asumir responsabilidad,
determinar secuencias de acciones y generar previsiones, al mismo tiempo
que es un medio necesario para lograr la autonomía personal.

Automotivación: De los resultados que se aprecian en la educación actual a


veces queda la sensación que nos detenemos en cultivar más los cerebros y
no la voluntad. Cualquier profesional de la enseñanza estará de acuerdo en
que la falta de motivación propia, en alumnos y colegas es un problema con
el que se encuentran muchas veces en su trabajo.

Como responsables de la tarea educativa, los tutores deben reconstruir los


conocimientos que la ciencia ha producido, pero también otros que quizá
sean más útiles en la vida, tales como aprender a luchar ante la adversidad,
ser persistentes en el esfuerzo y luchar por conseguir las metas personales.

Así como para algunos alumnos que tienen seguridad en sí mismos y en sus
capacidades un suspenso puede ser positivo porque les demuestra que puede
superarse incluso ante las dificultades, para otros alumnos con menos
confianza un suspenso puede llevarles a la indefensión aprendida si el
resultado del suspenso se repite reiteradamente y no encuentran relación
entre su acción y el resultado, aunque sus capacidades sean las adecuadas.

Los alumnos sometidos al fracaso repetido se imponen metas que son


demasiado bajas o excesivamente altas. Es un modo de refugiarse ante el
miedo y la amenaza del fracaso. En el primer caso, al buscarse objetivos
relativamente fáciles se garantiza el "no fracaso" pero no se consiguen logros
mayores. En el segundo, al imponerse metas inalcanzables. El fracaso no es
tan humillante porque siempre se puede achacar a factores externos la
propia habilidad, como por ejemplo a la dificultad de la tarea.

Las expectativas son, en la mayoría de los casos, una percepción subjetiva


que puede quedar lejos de las posibilidades reales de una persona. Los
tutores tienen la oportunidad de desmontar estas percepciones en los
alumnos con expectativas bajas o no reales y ayudarles a adquirir confianza
y a motivarse a sí mismos. La descomposición de los objetivos en metas más
asequibles, el feedback positivo de una persona de confianza, la
reconstrucción y análisis de los procesos de pensamiento que conducen a

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sentimientos de incompetencia y nulidad y la correcta y objetiva explicación
de los éxitos y fracasos, son algunos procedimientos que se pueden emplear
para ayudar a estos alumnos.

Empatía: Se puede decir que la empatía es la base de todas las interacciones


sociales. La capacidad de asumir el punto de vista de otro y la sensibilidad
hacia los sentimientos de los demás son manifestaciones empáticas que
aparecen en la infancia y cuyo desarrollo posterior depende, en gran medida,
de la educación.

Percibir activamente las emociones y sentimientos de los alumnos es


entender los motivos de los mismos e implica, al mismo tiempo, mostrarles
que como formadores los tutores también se hacen cargo del impacto
emocional que les produce un problema, los apuros por los que están
pasando, la tristeza de los fracasos, la alegría de los éxitos, el rechazo, etc.
Esta sintonización con los sentimientos de los alumnos no significa que los
acepten, ni que estén de acuerdo con ellos en todo, simplemente que los
comprenden y que están dispuestos a ayudarles en la medida de sus
posibilidades y limitaciones.

Es así que difícilmente los tutores se convierten en personas significativas y


dignas de confianza para jóvenes, niños y adultos si no empatizan con sus
sentimientos; "escuchar" sus emociones no expresadas, ayuda a hacer que se
sientan comprendidos; es decir, que sientan que alguien se interesa y preocupa
por ellos. En la mayoría de los casos, los alumnos no tendrán la suficiente
confianza como para ir a contarles sus preocupaciones; pero si se está atento a
sus expresiones emocionales no verbales, seguramente los tutores encontrarán
síntomas o señales que nos adviertan de las mismas.

La capacidad de reconocer estas señales emocionales y de interpretarlas


será el primer paso para entrar en contacto con ellos, para empatizar;
mientras que la indiferencia o una respuesta automática y estereotipada
crearán una barrera difícilmente superable. Luego será escucharles,
reduciendo los temores y creando un clima favorable a la comunicación
interpersonal. Una vez que el tutor reciba información suficiente de primera
mano, estará en disposición de prestarles ayuda y ofrecerles alternativas de
solución a sus problemas o dificultades.

Las capacidades de autoconocimiento y autocontrol de los tutores serán


imprescindibles en estos casos. La primera para identificar y reconocer
también las emociones en los demás y, la segunda, para no terminar
bloqueados por las emociones propias y ajenas. De poca ayuda será para sus
alumnos si en el proceso de interacción el tutor se deja arrastrar por las

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emociones que le provocan los problemas de los muchachos o por las que se
autoprovoca con los propios problemas.

Como profesionales de la educación, en muchas ocasiones los tutores se ven


obligados a llamar la atención a sus alumnos, a corregirles, a contradecirles
y a hacerles ver sus equivocaciones y errores. Además, este tipo de
situaciones también se pueden presentar con los compañeros de trabajo,
superiores, padres. Saber hacer críticas ayuda en esta tarea, al mismo
tiempo que impedirá que las relaciones con los alumnos, colegas y demás
personas de la comunidad educativa se deterioren como consecuencia de una
actitud defensiva o de rechazo.

La crítica, o la indicación abierta sobre la necesidad de un cambio de


situación o comportamiento, debe dar información sobre lo que se pretende
cambiar o mejorar, y debe incluir la expresión de los sentimientos del tutor
para que la persona objeto de la crítica comprenda el alcance de sus
acciones; en definitiva, ayudarle a que empatice con él. Para ello, se puede
pedir a los alumnos que identifiquen situaciones en las que se han puesto
en el lugar de otra persona y que discutan los efectos que ha tenido su
“empatía” en esa relación, así como que describan experiencias en las que
ellos han sido los destinatarios de la “empatía” de las demás y que discutan
los beneficios que experimentaron.

Habilidades Sociales: En el contexto universitario y de la Educación


Superior se producen numerosas interacciones entre los propios alumnos,
entre alumnos y tutores, entre éstos y los demás miembros de la comunidad
educativa. Esto conlleva la necesidad de establecer una convivencia
saludable y eficaz para poder disfrutar de las relaciones con los demás y
poder aprender en un clima positivo de comunicación.

Algunos problemas existentes en la ámbito educativo que se disminuirían con


la enseñanza y el aprendizaje de habilidades sociales serían: el sometimiento al
grupo de iguales, las conductas agresivas y hostiles de los alumnos, la
inseguridad, las dificultades para hablar o responder, la intolerancia a las
críticas, los problemas de aprendizaje debidos a una baja autoestima, la
incapacidad de expresar sentimientos o emociones en algunos alumnos, la
soledad, la depresión, la desmotivación hacia los estudios, etc.

Todos estos problemas son una fuente de preocupación para los


profesionales de la educación y tienen como elemento común la dificultad de
desenvolverse en las interacciones sociales que se producen en el contexto
escolar y tanto su prevención como su tratamiento podrían abordarse con el
entrenamiento en habilidades sociales eficaces. Sin embargo, la

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implantación de las técnicas, habilidades o recursos que potencien la
competencia social no ha sido algo que, de manera especifica y sistemática
entre a formar parte del currículo escolar y se ha dejado al criterio de la
buena voluntad de los tutores.

Es necesario un cambio de planteamiento y actitudes a este respecto, ya que


desde los centros escolares se puede, y se debe, promover la competencia
social de los alumnos y como consecuencia, desarrollar la salud mental y
prevenir los problemas emocionales y sociales futuros.

Hasta aquí tenemos que, el autoconocimiento y la autorregulación


emocional, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales se han
considerado como parte del "currículo oculto", y aun cuando el tutor no se
comprometa en su enseñanza, siempre será modelo y referente para sus
alumnos, pues la manera como éste haga uso de su I.E. y ponga en práctica
sus competencias emocionales, servirán de ejemplo para conductas y
actitudes presentes o futuras a sus estudiantes.

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EVALUACIÓN
1. ¿Cuál es la importancia que tiene la tutoría en los procesos
educativos?
2. ¿Qué actividades tutoriales son las más importantes en el desempeño
del trabajo del tutor?
3. Desarrolle un breve ensayo sobre el liderazgo y la inteligencia
emocional del tutor.
4. Si fuera usted el director de una I.E. ¿cómo fortalecería la autoestima
del tutor?

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DE INTERÉS


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