Вы находитесь на странице: 1из 7

pontificia universidad javeriana

facultad de filosofía
seminario: conceptos fundamentales de la metafísica. mundo-finitud-soledad
director: fernando cardona
estudiante: gustavo parada

CHAOZOPHIA

§ 1. Κόσ$ος

El «camino» (hodós) que decidió el destino del caminar de los que caminan atendiendo
las determinaciones del cielo, y no las indeterminaciones de la tierra, lo indicó el lógos
mítico y poético del entusiasmado Parménides; rememorémoslo: “uno, el [hodós] del ser
[que es] y que no es no ser […], pues lo auténtico acompaña-sus-huellas”—“ἡ "ὲν ὅ&ως
ἔστιν τε καὶ ὡς οὐκ ἔστι "ὴ εἶναι […] Ἀληθείηι γὰρ ὀ&ηδεῖ—(Sobre lo brotado 2.9-10).
Este hodós, siendo de lo «uno» (hén), no decidió un destino, un caminar, y un caminante
únicos, sino múltiples destinos, caminares, y caminantes, no ilimitados, sino limitados,
esto es lo que su propia historia nos indica. En efecto, todos estos múltiples seres se han
ido reuniendo y limitando mediante la dignidad y posibilidad propias del «Tiempo»
(Chrónos)—“el único que da testimonio de la autenticidad genuina”—“ὅ τ' ἐξελέγχων
"όνος|ἀλάθειαν ἐτήτυ"ον”—(Píndaro, Olímpica 10.53-55)—, en dos grandes límites o
conjuntos históricos, a saber: el de la ciencia y el de la filosofía—con gran probabilidad
hay otros más; empero, desconocemos el número exacto de estas reuniones limitadas,
por lo pronto, mantengamos estas dos en nuestro horizonte especulativo—.
Ahora bien, si pensamos de forma apresurada el destino actual de lo científico,
de inmediato decimos: éste nos es manifiesto con sonoridad y claridad: el hodós parme-
nídeo se transformó en método científico; el caminar, en calcular; y, los que caminan, en
científicos que atienden las determinaciones del cielo, en tanto que ámbito lleno de en-
tes calculables, y no las indeterminaciones de la tierra, en tanto que ámbito lleno de apa-
receres cotidianos incalculables. Quisiéramos pensar y decir los mismo respecto del des-
tino actual de lo filosófico; no obsante, éste nos manifiesto con distorsión y oscuridad…
a menos que retrocedamos hasta su origen paradigmático, o sea, a Platón; si es así,
de inmediato decimos: éste nos es manifiesto con sonoridad y claridad: el hodós parme-
nídeo se transformó en método dialéctico; el caminar, en filosofar; y los caminantes, en
filósofos que atienden las determinaciones del cielo, en tanto que ámbito lleno de ideas
supracelestes cognoscibles, y no las indeterminaciones de la tierra, en tanto que ámbito
lleno de apareceres cotidianos incognocibles.
Entendidos desde el peligroso apurarse, en vez del menos peligroso demorarse,
el hodós parmenídeo y sus dos más grandes transformaciones, el hodós científico y el ho-
dós platónico, son semejantes en tanto que todos los que se encaminan en cada una de
de estas tres vías—porque la parmenídea es otra, y no la suma de sus bifurcaciones—,
terminan dándole la espalda a lo mismo y por lo mismo, esto es, a los apareceres coti-
dianos y por el «engaño» (dólon) que siempre acompaña-sus-huellas—de ahí que los an-
tiguos helenos los denominaran «aparentes» (eídōla)—. En efecto, los parmenídeos des-
atienden la apariencia de los seres inauténticos; los científicos, la apariencia de los entes
incalculables; y los platónicos, la apariencia de los seres y los entes incognocibles. Todas
estas apariencias, a las que estos tres caminos, caminares, y caminantes desatienden,
provienen de nuestro ámbito más cotidiano, esto es, de nuestro vínculo primitivo con la
tierra. No olvidemos que para los antiguos helenos—y, en cierta medida, para nosotros
también, en tanto que sus herederos—, ser «hombre» (ánthrōpos), no es caminar como
un animal, con la atención puesta sobre la tierra, sino caminar como un racional, con la
atención virada hacia el cielo, mejor dicho, ser ánthrōpos significa virar la atención de la
tierra al cielo, es decir, de una «vida-no-meditada» (zōḗ) a una «vida-meditada» (bíos).
Este es el ideal del ser ánthrōpos. Sin embargo, la atracción de la tierra retuerce
nuestra atención de formas insospechadas una, otra, y otra vez sobre la dignidad y posi-
bilidad propias de su ámbito. La violencia de esta torsión nos aprisiona en distintos ni-
veles a todos: nos devuelve al vagabundear y ser vagabundos de los múltiples e ilimita-
dos laberintos sin salida del ser que parece ser, pero que no es, porque lo inauténtico
acompaña-sus-siempre-diferentes-huellas. Este aprisionamiento nos limita y reúne, de
nuevo, por la criba de Chrónos, en tres conjuntos: los muchos, aprisionados con fuertes
cadenas; los pocos, con débiles cadenas; y los pocos entre los pocos, con cadenas rom-
pibles. Entre estos últimos, los que se atreven a romperlas, aparecen los filósofos—en-
tendidos ahora y aquí en sentido platónico—. Este atrevimiento trae consigo un extra-
ñamiento fundamental para nosotros, si nos contamos entre estos últimos, a saber:
lo que parecía ser nuestra confiable y confortable morada, ya no lo es, porque mucho de
lo que allí mora, lo que antaño nos parecía ser lo más familiar e inofensivo, nos engaña
y nos hiere. Ante este extrañamiento, los primeros filósofos buscaron refugio, sobre to-
do, en el lógos mítico y poético de Parménides; y, lo que allí hallaron, fue un hodós cuyo
destino prometía, con absoluta seguridad, el morar en una auténtica, confiable y confor-

–2–
table morada. Así se encaminaron los proto-filósofos por este hodós, impulsados, en últi-
mas, por su nostalgia de no estar en ninguna parte en sus propias moradas.

§ 2. Welt

Dos milenios y medio aproximados después, Heidegger, el filósofo, invoca a Novalis, el


poeta, para exponer, en sus lecciones del semestre de invierno de 1929 a 1930 en la uni-
versidad de Friburgo, “una curiosa [y* romántica] definición”—“Eine merkwürdige
[und* romantisch] Definition”—(Heidegger, 1983, p. 7), a saber: “la filosofía es en reali-
dad una nostalgia, un impulso de estar en todas partes en casa”—“Die Philosophie ist
eigentlich Heimweh, ein Trieb überall zu Hause zu sein”—(Novalis, Schriften Fr. 21).
Así, una vez expuesto el lógos novaliano, Heidegger procede a interpretarlo: “estar en
todas partes en casa significa: ser siempre y sobre todo en su conjunto. A este «en su con-
junto» y su totalidad los llamamos el mundo”—“sonden überall zu Hause sein heißt: je-
derzeit und zumal im Ganzen sein. Dieses ›im Ganzen‹ und seine Gänze nennen wir die
Welt”—(Heidegger, 1983, p. 8).
A partir de esta primera interpretación decisiva, Heidegger libera en el seno mis-
mo de sus lecciones invernales toda la dignidad y posibilidad propias de la sobriedad
de su preguntar conceptual melancólico, mejor dicho, de la ebriedad de su filosofar
arraigado en «el temple-de-ánimo-fundamental de la melancolía» (der Grundstimmung
der Schwermut). Este preguntar «sobrio» (nüchtern), así lo denomina el propio Heidegger
(p. 258), y que nosotros interpretamos como un ‘filosofar ebrio’—debido a su íntima
vinculación con la «La canción ebria» (Das trunkne Lied) de Nietzsche (p. 532)—, aparece
ante nuestro lógos, que ahora y aquí está en comunión con el lógos heideggeriano, sien-
do: (α´) un acto de «creatividad» (Schöpfertum) esencial: (β´) un auténtico «configurar
libre» (freies Bilden): (γ´) un lógos émpsychos que, desde el comienzo hasta el final de su
desenvolvimiento, es la viva manifestación de una de las propias tesis de índole compa-
rativa a la que Heidegger recurre en su «diálogo-a-solas» (Zwiesprache) junto a los oyen-
tes de sus lecciones de invierno, esto es: “el hombre configura-mundo”—“der Mensch ist
weltbildend”—(p. 263)—aunque esto último ya lo decimos con cierta hesitación—.
Retornemos, pues, a la interpretación de Heidegger en torno al lógos de Novalis,
manteniendo en nuestras memorias lo que acabamos de manifestar sobre su peculiar
modo de filosofar. Así que, desde el Novalis de Heidegger, nosotros, en nuestra nostal-
gia filosófica, somos empujados hacia adelante, hacia el «mundo» (Welt). Esto también

–3–
nos indica que estamos siendo arrastrados, a su vez, hacia atrás, hacia en una «grave-
dad» (Schwere). Heidegger llama ‘finitud’ (Endlichkeit) a nuestro inquietante oscilar entre
aquel empuje y este arrastre, “entre el «ni lo uno [el mundo] ni lo otro [la gravedad]»”—
“Weder das Eine noch das Andere”—(p. 8). Luego, en la auténtica custodia de esta fini-
tud, que no es una propiedad, sino el “modo fundamental de nuestro ser”—“Grundart unse-
res Seins” (p. 8)—, Heidegger nos indica que acontece un «aislamiento» (Vereinzelung):
un retiro a la «soledad» (Einsamkeit) en el que por fin llegamos como un único ser a la
proximidad del mundo, esto es, a las puestas de nuestra auténtica morada. Pero,
mientras esto acontece, estamos ya siempre de camino hacia este destino; y no sólo esto,
somos ese «de-camino» (Unterwegs). Conque de la interpretación primera del lógos
novaliano emergen, de forma pre-arraigadas, las tres preguntas rectoras de las lecciones
invernales de Heidegger sobre los Conceptos-fundamentales de la metafísica: ¿qué es el
mundo?, ¿qué es la finitud?, y ¿qué es la soledad? Lo llamativo del comienzo de este
original seminario, especulamos, es que éste, en su conjunto [§§ 1-76], retoma la epifanía
del hodós parmenídeo.

§ 3. Nuevo-Mundo

En efecto, esto nos es manifiesto con sonoridad y claridad si preguntamos una vez más
por la actualidad del destino de lo filosófico, recurriendo de nuevo a nuestro esquema
del camino, el caminar, y los caminantes, y tomando como paradigma el carácter hei-
deggeriano de 1929 a 1930; veamos: con Heidegger, el hodós parmenídeo se transformó
en nostalgia, en un camino de «regreso» (nóstos), y lleno de «dolor» (álgos), al mundo—
dolencia que es “el temperamento melancólico”—“ἡ δὲ "ελαγχολικὴ κρᾶσις”—(Aris-
tóteles, Problemas 954b.8)—; el caminar, en el preguntar metafísico—no en sentido esco-
lar, sino en sentido originario—; y los caminantes, en hombres que configuran-mundo
desde un determinado temple-de-ánimo-fundamental; y que atienden las determinacio-
nes del cielo, en tanto que ámbito lleno de preguntas metafísicas, y no las indetermina-
ciones de la tierra, en tanto que ámbito lleno de preguntas vulgares. En esta última
transformación, Heidegger, a diferencia de Parménides, la Ciencia, o Platón, no le da la
espalda a lo cotidiano, o sea, a nuestro vínculo originario con la tierra—entendida como
phýsis—, sino que encuentra en esto mismo, en “lo mundano del mundo”—“das Welthaf-
te der Welt”—(p. 264), una autenticidad olvidada y despreciada por la tradición.

–4–
§ 4. Χάος

Todo indica que desde siempre el filósofo parte de la extraña condición de descubrirse a
así mismo siendo un invitado en su propia morada, un extranjero en su propio país,
un ser de otro mundo en su propio mundo, en síntesis: un otro en lo otro. En cierta me-
dida los grandes pensadores nos han abierto múltiples caminos hacia nuestra auténtica
residencia y morada, ciudadanía y país, existencia y mundo, en últimas: a lo uno en lo
uno—que es [¿o no?] el hodós parmenídeo—. Bien, nosotros, en nuestra pequeñez como
filósofos escolares, es decir, que filosofamos sobre lo filosofado y no desde la filosofía,
nos encaminamos en estos caminos ya abiertos, los volvemos a recorrer y, si nos va
bien, encontramos un refugio en estos: los consideramos nuestras auténticas moradas.
Sin embargo, tras el filosofar escolar—cuyo mérito, porque lo tiene, mora en su valor
como preservación del lógos filosófico—hay un miedo tragicómico: trágico, ante la seria
caía en el abismo; y cómico, ante la vana risa de las muchachas tracias. De este modo,
la valentía, por ejemplo, de Platón o Heidegger, es su atreverse a caminar arrostrando
este miedo. Esto significa, si atendemos a la historia de la filosofía, un volver a abrir el
hodós abierto por Parménides. Pero bien, esto está bien, después de todo, en el pólemos
perì tē̂s ousías unos van al frente de batalla, los grandes filósofos, y otros, los filósofos es-
colares, permanecen, más o menos reconocidos, en la retaguardia, o anónimos, en la es-
pera de no ser esclavizados, arrinconados en sus torres de marfil…
Pero bueno, todo esto son meras insignificantes divagaciones ante esta pregunta:
¿podemos considerar un regreso a nuestra auténtica morada nuestro doloroso recorrido
por las lecciones invernales de Heidegger sobre Los Conceptos-fundamentales de la Metafí-
sica. Mundo-Finitud-Soledad? Respondemos sí y no; mas, lo importante ahora y aquí,
es nuestra respuesta negativa. En efecto, cuando preguntamos quiénes somos nosotros,
una gran extrañeza se nos aparece, pues, cada vez que tomamos el hodós-uno de Parmé-
nides, en cualquiera de sus múltiples vías, para intentar responderla, en ese justo ins-
tante, comenzamos a darle la espalda al ser que somos.

–5–
como tal; sin embargo, la tierra, nuestro ámbito más cotidiano sigue estando bajo
nuestros pies, sigue siendo nuestro fundamento, y la risa de la muchacha tracia

pero domina la apariencia de las muchachas tracias,

«camino»
En cierta medida, en sentido de los an hombre,
y son diferentes, en tanto que cada uno atiende, en su viraje a momento de virar la
atención

, ya que el primero atiende a la persuación y confianza de lo auténtico del ser, el segun-


do, a lo calculable del ente, y el te

§ 5. Melancholikón

“Si la fobia* o la tristeza duran mucho tiempo, tal estado es propio de la melancolía” —
“Ἢν φόβος ἢ δυσθυ"ίη &ουλὺν χρόνον διατελέῃ, "ελαγχολικὸν τὸ τοιοῦτον”—(Hi-
pócrates, Aforísmos 6.23.1-2)

“Si la fobia* o la tristeza duran mucho tiempo, tal estado es propio de la melancolía” —
“Ἢν φόβος ἢ δυσθυ"ίη &ουλὺν χρόνον διατελέῃ, "ελαγχολικὸν τὸ τοιοῦτον”—(Hi-
pócrates, Aforísmos 6.23.1-2)

lo «gélido» (melancholikón)
lo «oscuro» (mélan)
lo «amargo» (chólos)
lo «amargo» (chólos)

–6–
"ελαγχολικόν

Tersites: “Mas no hay amargura en las mientes de Aquiles, sino indulgencia”—“ἀλλὰ


"άλ' οὐκ Ἀχιλῆϊ χόλος φρεσίν, ἀλλὰ "εθή"ων”—(Homero, Iliada 2.241)
“Entonces, endemoniado amigo, un hombre llega a ser perfectamente tiránico cuando,
por naturaleza o por hábito o por ambas cosas a la vez, se torna borracho, erótico, y me-
lancólico”—“Τυραννικὸς δέ, ἦν δ' ἐγώ, ὦ δαι"όνιε, ἀνὴρ ἀκριβῶς γίγνεται, ὅταν ἢ
φύσει ἢ ἐ&ιτηδεύ"ασιν ἢ ἀ"φοτέροις "εθυστικός τε καὶ ἐρωτικὸς καὶ "ελαγχολικὸς
γένηται”—(Platón, República 573c7-9)

“el temperamento melancólico”—“ἡ δὲ "ελαγχολικὴ κρᾶσις”—(Aristóteles, Problemas


954b.8)

lo «gélido» (psychrón)

lo «cálido» (thermón)

“el temple-de-ánimo-fundamental de la melancolía”—“der Grundstimmung der Schwermut”—


(Heidegger, 1983, p. 271)

Bibliografía

Heidegger, M. (1983). Die Grundbegriffe der Metaphysik. Welt-Endlichkeit-Einsamkeit.


Frankfurt: Klostermann.
Heidegger, M. (1995). The Fundamental Concepts of Metaphysics. World, Finitude, Solitude
(McNeill, W. & Walker, N., Trans.). Bloomington: Indiana University Press.
(Original work published 1983).
Heidegger, M. (2006). Sein und Zeit. Tübingen: Verlag.
Heidegger, M. (2007). Los Conceptos Fundamentales de la Metafísica. Mundo, Finitud,

–7–

Вам также может понравиться