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CAPITULO VI

FASE P R E C I E N T Í F I C A DE LA C R I M I N O L O G Í A

1. El Hombre Primitivo.—2. Mesopotamia.—3. Egipto.—4. Chi-


na.—5. Israel.—6. Antigüedad Griega.—7. Pensadores Griegos.—
8. Protágoras.—9. Arquímedes.—10. Sócrates.—11. Hipócrates.—
12. Platón.—13. Aristóteles.-14. Alejandría.—15. Antigüedad
Latina.

VI. 1. EL HOMBRE PRIMITIVO

Las técnicas para estudiar el hombre primitivo no son tanto his-


tóricas como sociológicas y antropológicas.
La razón es que el hombre primitivo no ha desaparecido, existe
en la actualidad, disperso en la superficie del globo, arrinconado en
los lugares más inaccesibles, utilizando herramientas tan simples que
"incluso el instrumental paleolítico acusa una marcada superioridad
sobre el de estas gentes".^*
Por lo anterior no se puede hablar de cómo era el hombre primi-
tivo, sino de cómo es. En esta forma se han superado muchas teorías
que se basaron más en la imaginación que en la realidad.
"Salvajismo es todavía sinónimo de costumbres absurdas, crueles
y excéntricas, con raras supersticiones y odiosas prácticas".*" Efecti-
vamente, aún se piensa en desenfreno sexual, eutanasia, infanticidio,
sacrificios humanos, canibalismo, etc.
Nada más alejado de esto, la realidad es que "El estudio de los
pueblos primitivos nos permite vemos mejor a nosotros mismos", y

276 LEMONNIER, TONNEAU Y TROUDE. Manual de Sociología Católica. Editora Nacio-


nal. México, 1934, p. 34.
277 MAUNOWSKI, BRONISLAW. Crimen y costumbres en la sociedad salvaje. Edicio-
nes Ariel. Barcelona, España, 1969, p. 13.

147
148 CRIMINOLOGÍA

que "en lo que respecta al tratamiento de las enfermedades socia-


les, estamos viviendo todavía en la época de la magia".^^
Las sociedades primitivas están notablemente bien estructuradas,
y unidas por dos elementos clave: tótem y tabú.
El tótem es un animal, planta o fuerza natural, que es el ante-
pasado del clan o grupo y que es al mismo tiempo su espíritu pro-
tector y bienhechor. El tótem implica una relación sanguínea, ya
que se transmite hereditariamente, tanto por línea paterna como
materna.
CASO dice que con el totemismo se liga, estrechamente, la noción
de tabú, que reviste enorme importancia en la historia de las costum-
bres y del Derecho, al ceñir, por motivos religiosos, la conducta de
los creyentes, dentro de los moldes rigurosos y estrictos de las absten-
ciones y acciones, escrupulosamente requeridas.*'*
El término "temor sagrado" expresa el sentimiento que acompa-
ña a los tabús. Freud sostiene que el origen del sistema penal hu-
mano se remonta al tabú; esto es, en un principio, era el tabú vio-
lado el que tomaba venganza; más tarde fueron los dioses y los es-
píritus agraviados; y por último la sociedad se hizo cargo del castigo
del ofensor.**"
La solución al problema criminal en el hombre primitivo es cla-
ra: ciertas conductas consideradas como crimen son, a la vez, tabú,
por lo tanto no deben realizarse, no pueden tocarse.
Por extensión, la prohibición no puede censurarse y, por lo ge-
neral, ni siquiera mencionarse. Por esto no existe Criminología en
el hombre primitivo, ya que no le es dado tocar los temas que son
tabú, no hace tentativa por explicar el crimen, ni elabora plan para
prevenirlo, pues este está ya "dado".
El criminal, o sea aquel que ha violado el tabú, es automática-
mente segregado del grupo social, y no es raro que él mismo se sepa-
re, pues una de las características del tabú es que el castigo surge en
principio por una fuerza intetiol: que lleva al culpable a confesar
su hecho o a autopunirse (suicidio).
No hay, por lo tanto, estudio del sujeto antisocial, su conducta
no es explicada, simplemente atribuida, al igual que el castigo, a
278 KLUCKBOBN C. Antropología. Fondo de Cultura Económica, Breviario. México,
1949, pp. 22 y 19.
27» CASO, ANTONIO. Sociología. Libreros Unidos Mexicanos. México, 1960. Décima
edición, pp. 214-218.
280 Cfr. FREUD, SEGISMUNDO. Tótem y Tabú. En Obras Completas. Biblioteca Nue-
va. Madrid, España, 1948, pp. 419 y ss.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 149

fuerzas sobrenaturales, a causas misteriosas que van más allá de la


comprensión humana.

Es rasgo común de estas sociedades que reposan sobre un funda-


mento mágico-religioso, del cual están impregnados todos los actos
de la vida de los individuos. Los vínculos que unen a los miembros
de estas sociedades son más afectivos que de la razón. Ellos son sen-
tidos como vividos real e intensamente. La solidaridad no es una
palabra vana.^si

De este modo cada cadena de reprocidad se va haciendo más fuer-


te al convertirse en parte y conjunto de un sistema completo de pres-
taciones mutuas. La simetría de estructura en cada sociedad salvaje
es la base indispensable de obligaciones recíprocas.^®*
No podemos pensar, como Wells,*® que en la sociedad primitiva
hay una especie de fosilización mental en las tradiciones, supersticio-
nes y prejuicios no racionales.
El hombre primitivo no puede interpretarse como un robot, un
ser no pensante, sumergido en el pasado, por el contrario, estamos
con Malinowski en que "La amenaza de coerción y el miedo al cas-
tigo no afectan al hombre medio, tanto "salvaje" como "civilizado",
mientras que por otra parte son indispensables para ciertos elementos
turbulentos o criminales de una y otra sociedad.""
Los primitivos tienen además, nos dice el autor citado, "una cla-
se de reglas obligatorias no dotadas de ningún carácter místico, que
no son enunciadas en nombre de Dios, ni respaldadas por tiinguna
sanción sobrenatural, sino que sólo tienen una fuerza obligatoria pu-
ramente sociar'.'**^

VL2. MESOPOTAMIA

Algunas de las culturas más antiguas de la humanidad surgen en


Mesopotamia (tierra entre dos ríos), región situada alrededor de los
ríos Tigris y Eufrates.
281 ETTÉ, MARCEL. Conflictos provenientes de los procesos de criminalización y
descriminalización en los países africanos. XXV Curso Internacional de Criminología.
Guayaquil, Ecuador, 1975.
282 MALINOWSKI, BRONISLAW. Op. cit., p. 37.
283 WELLS, H ; A. Breve Historia del Mundo. Editorial Grandes Autores. Buenos
Aires, Argentina, 1944, p . 60.
28* MALINOWSKI. Op. cit., p. 26.
285 ibMem, p. 67.
150 CRIMINOLOGÍA

Parte de las leyes fueron encontradas en 1904, en 14 tabletas en


las ruinas de Assur, y son una recopilación de las leyes asirías vigen-
tes entre los siglos xv y xiii a. C.
En estas leyes encontramos justicia pública y privada. La pública
ejerce un cierto control sobre la privada. Interesa sobre todo la in-
tención culpable. La responsabilidad objetiva deja lugar a la subje-
tiva. El error sobre un elemento esencial del delito hace desaparecer
la infracción.
No hay una clara diferencia entre Derecho Penal y Civil, pues
infracciones civiles o incumplimientos de contrato traen consigo pe-
nas corporales y/o pecuniarias. No hay explicaciones criminológi-
cas.^**
El documento más importante de Mesopotamia es, para nosotros,
el Código de Hammurabi (Hammú es grande, que reinó de 1728 a
1686 a. C.*), código unificador del Imperio Babilónico, que fijó re-
glas sencillas y claras, terminó la anarquía jurídica y protegió a todos
los ciudadanos.
El código de Hammurabi combatió en primer lugar la criminali-
dad "dorada", terminando con la terrible corrupción de la adminis-
tración babilónica, quitando la función judicial a los sacerdotes y
dándola a los jueces."^*^
En este código podemos encontrar múltiples disposiciones preven-
tivas, y un plan de Política Criminológica; cuida que los delincuen-
tes pobres no queden desamparados y establece un tribunal superior
de apelación.
Entre las normas que revelan lo notable del código, y que podrían
considerarse como tentativas de resolver problemas que hoy en día
son actuales, encontramos la regulación de precios máximos corrientes
en los mercados, y los honorarios de las profesiones, para evitar abu-
sos de comerciantes y profesionistas.
Los médicos, en caso de éxito, se veían recompensados con sus
honorarios, pero si fallaban culposamente se les amputaban las manos.
Los arquitectos a los que se derrumbaban los edificios mal construi-
dos eran condenados a muerte si el propietario estaba dentro de la
casa al ocurrir el siniestro.-^*

286 CARDASCU, GUILLAUME. Les Lois Assyriennes. Edilions du Cerf. París, Francia,
1969, pp. 77 y ss.
287 Cír. BoscH GiMPERA, PEDRO. Historia de Oriente. UNAM. México, 1970, p. S34.
• 1792-1750, según otros.
288 Cfr. CoDE DE HAMMURABI (traducción de ANDRÉ FINET) . Les Editioiis du Cerf.
París, 1973.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 151

No debemos olvidar que el Código de Hammurabi es de 1726


a. C , y que rigió en oriente por más de mil años.
La tradición babilónica en materia criminológica es muy amplia,
sirva de ejemplo un protocolo de 1850 a. C , escrito en una pequeña
tablilla (10 cms.) descubierta en Nippur: Un empleado del templo
fue asesinado por tres hombres, y estos comunicaron su crimen a la
esposa del asesinado, no presentando ella la denuncia. Los autores
del crimen fueron procesados por homicidio y la mujer por encubri-
miento. Nueve testigos declararon en contra y dos en favor de la
mujer, argumentando que ella no participó en el crimen, que siem-
pre fue maltratada por su marido y que había quedado en la miseria,
por lo tanto ya había sido suficientemente castigada. Los criminales
fueron ejecutados frente al domicilio de te. víctima, la mujer fue
puesta en libertad.^**

VI.3. EGIPTO

En el antiguo Egipto el Derecho, la religión, la magia y la cien-


cia son una misma cosa, y donde encontramos una gran información
es en el libro de los muertos. En las fórmulas que el muerto debía
pronunciar al llegar al juicio frente a los dioses, podemos encontrar
un claro catálogo de todo lo que podía considerarse como antisocial
en aquella época, ya que el muerto debe recitar todo lo malo que
no hizo en su vida.^"
La preocupación por el crimen, principalmente en épocas turbu-
lentas, es reflejada en el siguiente texto del profeta Ipu-Wer (si-
glo XIX a. C.):

verdaderamente, el país gira como el torno de un alfarero. El ladrón


es (ahora) quien se enriquece. Verdaderamente, todas las criadas no
emplean palabras de cumplido. Cuando su ama habla, molesta a las
criadas. Verdaderamente, los caminos no están vigilados. Los hom-
bres se ocultan entre los matorrales, hasta que llega el (caminante)
descarriado, para quitarle la carga y robarle lo que lleva. Es tratado
a golpes de estaca y muerto sin causa ni motivo. Si van tres hom-
bres por un camino, pronto serán dos: el número mayor mata al

289 Cfr. ScaiMÓKrr., HARTMUT. Vr, Asur y Babilonia. Ediciones Castilla. Madrid,
España, 1965, p. 75.
29« Cfr. PRrrcHARD, B. JAMES. Ancient Near EasUrn Texts. Princeton Uiiiversity
Press. NuCTa Jersey, USA, 1955, p p . 34-35.
152 CRIMINOLOGÍA

menor... Todos estos años son de guerra civil: un hombre puede ser
muerto, mientras vigila las lindes de su casa.^^

También en el edicto de Har-em-hab (siglo xiv a. C.), demuestra


que hubo gran número de pequeños desórdenes, puesto que persigue
el pillaje y el peculado por parte de funcionarios.

Los abusos contra los que se dirigía el edicto, eran la extorsión


de bienes o de trabajo a los ciudadanos corrientes por parte de los
soldados y funcionarios, y la distracción por las mismas autoridades
de bienes y servicios del Estado. Indudablemente, en Egipto, el so-
borno había sido cosa frecuentísima. Los castigos son muy duros
para casos poco importantes de pillaje y cohecho. La alarmante ge-
neralización de la falta de honradei de los funcionarios, exigía cas-
tigos extremadamente severos.*»^

En Egipto se han encontrado aspectos como la identificación cri-


minal que nos indican que los egipcios tenían interés en ello. Según
parece, los egipcios fueron los primeros en inventar métodos de iden-
tificación criminal, por ejemplo era típico que a los ladrones, a los
criminales, se les quitaran los incisivos para poder identificarlos, es-
to se sabe que no funcionó, en gran parte porque los egipcios eran
extraordinarios médicos y por lo tanto se encuentra algún relato en
el cual un médico se dedicaba a hacer dientes postizos para los cri-
minales.'*^
Un interesante tratado, hecho en el reinado de Ramsés II, entre
Egipto y los Hititas (1280 a. C.), puede considerarse el antecedente
a ciertas medidas de defensa social, pues consiste en el acuerdo para
extraditar criminales hititas refugiados en Egipto, con reciprocidad de
Hatti para enviar a Egipto sus criminales prófugos.^*

VI.4. CHINA

En China se ha encontrado un fenómeno que algunos dicen que


es casualidad o descuido, f>ero que no fue así; parece que desde la
201 AViLsoN, JOHN A. La Cultura Egipcia. Fondo de Cultura Económica. México,
1953, p. 164.
202 WlLSON, JOHNi A. Op. cit., p . 331.
203 (Una anécdota semejante es relatada con relación a los hindús: Süsruta des-
cribe detalladamente el procedimiento a seguir en la otoplastia, para poder reconstruir
narices y orejas desfiguradas como pena a determinados delincuentes. Bajo periodo
1000-500 a. C.)
204 PRITCHARD. Op. cit. (Ancient Near Eastern Texts), ,pp. 199-201.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 153

dinastía Shang, es decir, allá por el 1500 a. C , los chinos firmaban


sus documentos y aun muchos artistas sus obras (como los pintores),
con su huella dactilar, se ha dicho que simplemente no tenían cui-
dado y dejaban pintados los dedos, pero es falso, ya que conocían la
identificación por medio de las huellas dactilares, como lo prueban
la gran cantidad de contratos solemnes, principalmente matrimonie»,
sellados con la huella dactilar de los contrayentes. El dato es intere-
sante si pensamos que es hasta fines del siglo xix cuando William J.
Herschel (1877) y Henry Faulds (1880), cada uno por su lado, des-
cubrían para el mundo occidental la importancia de las huellas dac-
tilares.
La dinastía Chóu (1122 a. C.) demostró su preocupación por el
problema de la antisocialidad con un código que fue notable para
su época, pues impuso la pena proporcional y estuvo lleno de deta-
lles que pueden considerarse como humanitarios comparados con los
sistemas asiáticos de la época. Así, antes de que se pudiera sentenciar
a muerte a un criminal, habían de observarse las más rígidas y me-
ticulosas reglas: apelábase primeramente a un consejo de altos fun-
cionarios, luego a una comisión compuesta de funcionarios de infe-
rior categoría, y por último al pueblo mismo; y parece ser que el ve-
redicto de éste era el definitivo, algo así como el de los jurados de
algunas naciones modernas, teniendo únicamente el soberano la pre-
rrogativa del f>erdón.
El más grande pensador chino, Confucio (551-478 a. C.), se ocu-
pó en varias ocasiones de analizar el fenómeno criminal, así afirma
que hay cinco especies de delitos imperdonables.

1» El que el hombre medita en secreto y practica bajo capa de


virtud.
2' Incorregibilidad reconocida y probada contra la sociedad.
3» Calumnia revestida con el manto de la verdad para engañar al
pueblo.
4? Venganza, después de tener oculto el odio por mucho tiempo, en
las apariencias de la verdad.
5» Formular el pro y el contra sobre el mismo asunto, cediendo al
interés que se tenga en pronunciar una u otra cosa.
Confucio señaló que cualquiera de estos cinco crímenes merece
ejemplar castigo. Notamos en el primero, en el segundo y en el ter-
cero, aspectos de peligrosidad criminal; en el tercero y en el quinto,
formas de criminalidad "dorada"; el quinto puede ser un delito pro-
pio de la administración de justicia.
154 CRIMINOLOGÍA

La mentalidad preventiva de Confucio se puede observar en su


célebre frase: "Ten cuidado de evitar los crímenes, para no verte
obligado a castigarlos".

VI.5. ISRAEL

Si vamos a tratar de antigüedad remota, no podríamos dejar de


hablar de la Biblia, ya que en muchos aspectos la Biblia es un trata-
do de Criminología.
Es muy interesante ver en la Biblia la cantidad de crímenes, de-
litos y hechos antisociales que se relatan, desde el homicidio, el adul-
terio, el incesto, etc.; es un libro sabrado y como tal la explicación
que se da generalmente es religiosa, todos los actos, aún los mera-
mente sociales, tienen características de sacralidad.
Igualmente la Biblia presenta normas de prevención del delito y
de Política Criminológica por demás interesantes.
Las leyes penales del pueblo israelita son rígidas, ya que cualquier
infracción representa una ruptura simultánea con Dios y con los hom-
bres. Estas leyes exigen, por su naturaleza y origen, el más estricto
y riguroso cumplimiento.
La penalidad es con frecuencia excesivamente alta, abundando la
pena de muerte; la pena adquiere un carácter sagrado, ya que la ley
es de origen divino.
No nos detendremos en el análisis de los decálogos (Mosaico y
Cúltico) ni de los códigos (Alianza, Deuteronomista y Sacerdotal)
por exceder nuestro objetivo. Puede consultarse al respecto el minu-
cioso trabajo de EVARISTO MARTÍN NIETO.^^
A guisa de ejemplo mencionemos algunos preceptos del Levítico
(19: I al 37). No hurtareis. No mentiréis. Ninguno engañará a su
prójimo. No harás agravio a tu prójimo, ni le oprimirás con violen-
cia. No retendrás el jornal de tu jornalero hasta la mañana. No ha-
rás injusticia, ni darás sentencia injusta. No tengas miramiento, con
perjuicio de la justicia, a la persona del pobre, ni respetes la cara, o
ceño, del poderoso. Juzga a tu prójimo según justicia. No serás ca-
lumniador ni chismoso en el pueblo. No conspires contra la vida de tu
prójimo. No procures la venganza, ni conserves la memoria de la in-
juria de tus conciudadanos. Amarás a tu prójimo como a tí mismo.
295 NIETO, EVARISTO MARTÍN. "Penas y prisiones en la Biblia". Revista (Je Estudios
Penitenciarios. Año XXVIII, N" 196, pp. 7 y ss. Ministerio de Justicia Madrid, Es-
paña, 1972.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 155

Algunos proverbios nos demuestran conocimientos criminológi-


cos, así: "ama el crimen quien busca las riñas"; "sinuoso es el ca-
mino del hombre criminal, mas la conducta del inocente, recta";
"cuando se multiplican los impíos, multiplícase el crimen, mas los
justos contemplarán su caída".
En el primero vemos descrito el carácter agresivo y rijoso del
criminal; en el segundo su carácter tortuoso; en el tercero el valor
de la religión como factor crimino-repelente.

VI.6. ANTIGÜEDAD GRIEGA

Sabemos realmente que nuestra cultura es eminentemente greco-


latina. Los griegos tuvieron una pléyade de grandes pensadores, los
cuales demostraron siempre una gran preocupación por todos los te-
mas del conocimiento humano, y dentro de estos vemos que el crimen-
fue uno de los aspectos más tratados. Encontramos la problemática
del crimen y del criminal en la mitología griega, en el arte griego»
y en su filosofía.
Si damos una pasada por la mitología griega, veremos que es al-
tamente criminógena, encontramos ahí de todo, homicidios, robos,
violaciones, etc.
Zeus, el padre de los dioses, el más importante e influyente, sería
un ejemplo de "criminal nato". Tiene una fuerte carga de heren-
cia criminal, ya que su abuelo, Urano, eliminó a sus descendientes
hasta que su esposa, Gea, y su hijo, Cronos, padre de Zeus, lo de-
rrocaron.
Zeus derroca a Cronos, que había devorado a sus demás hijos, y
se convierte en dictador. Zeus es un homicida, maniático sexual (se
convierte en toro para violar a Démeter, a Perscfone y a Europa, se
transforma en cisne para seducir a Leda; toma la forma de Anfitrión
para poseer a la esposa de éste, etc.), incestuoso (se casa con su her-
mana Hera), homosexual (rapta a Gamínedes), etc.
Los demás dioses no se quedan atrás, Apolo es homosexual (seduce
a Forbes, Admeto e Hipólito), incestuoso y depravado (viola a Drio-
pe, Casandra y Coronea). Hera es adúltera, homicida e infanticida.
Poseidón es otro maniático sexual que viola, seduce, rapta a va-
rias diosas y semidiosas (Démeter, Medusa, Aminone, Etra, Menalipe,
Mestra, Tiro y Astipalea) .
Venus es mentirosa, cruel y adúltera, Hermes vm criminal p r e -
156 CRIMINOLOGÍA

COZ, y Hércules el más claro ejemplo del criminal atlético muscular,


cuyos "trabajos" son en realidad una colección de atrocidades.^®
Los hombres son considerados como simples juguetes de los dioses,
que juegan una especie de macabro ajedrez con la especie humana.
La responsabilidad criminal no es clara, pues la influencia divina es
determinante.
Pero frente a esta extraña ideología religiosa, que aparentemente
justifica cualquier conducta antisocial, tenemos las primeras estruc-
turas organizadas de pensamiento criminológico.
Más aún, consideramos que en los griegos podemos distinguir ya
las tres grandes corrientes o tendencias criminológicas: Biológicas,
Sociológicas y Psicológicas, representadas por Hipócrates, Platón y
Aristóteles, como veremos más adelante.

VI.7. PENSADORES GRIEGOS

El estudio del pensamiento griego nos revela una gran cantidad


de conceptos criminológicos, muchos de ellos podrían tener vigen-
cia en el momento actual; demos algunos ejemplos.
Esopo (siglo VI a. C.) afirmó que "los crímenes son proporcionados
a la capacidad del que los comete". En este principio se basa la idea
de que hay una relación entre el autor y su acción, y que el delito
es un índice fiel de la peligrosidad del sujeto.
ALCMEÓN DE CROTÓN (siglo vi a. C.) es, aparentemente, el primero
en diseccionar animales, y en estudiar las características físicas y mo-
rales de los autores del delito.
IsócRATES (436-338 a. C.) enseñó cómo "ocultar el crimen es tener
parte en él", planteando el problema del encubrimiento.
En los dramas griegos, el problema del crimen está a la vanguar-
dia del interés de los autores, el hombre criminal desnuda su alma
frente al público, la criminogénesis y la criminodinamia son palpa-
bles, y la reacción social evidente.

VI.8. PROTAGORAS

PROTÁGORAS DE ABDERA (485-415 a. C.), aparte de su importancia


como principal representante de los sofistas, entra en la historia de
296 Un excelente relato de la mitología griega lo encontramos en: DE LA SELVA,
SALOMÓN. "Ilustre familia". Poema de los Siete Tratados. México, 1952.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 157

la Fenología como el primero en defender la teoría de la ejempla-


ridad de la pena contra la teoría de la expiación, es decir, enuncia
la función de prevención general de la pena.
Su palabras son las siguientes: "nadie castiga al malhechor por
la razón de que ha hecho un mal, sólo la furia irrazonable de la bes-
tia actúa de tal manera. Pero el que desea infligir castigo racional
no emplea represalias por un mal ya pasado, el cual ya no puede
deshacerse. Tiene visión para el futuro y desea que el que es casti-
gado y el que ve que es castigado, puedan ser prevenidos de volver
a practicar el mal. Castiga para prevenir, claramente implicando así
que la virtud puede ser enseñada".

VI.9. ARQUÍMEDES

ARQUÍMEDES (287.212 a. C.), el gran físico y matemático, figura


entre los precursores de la criminalística, como lo revela la siguiente
anécdota: Hierón, rey de Siracusa, le encargó al mejor orfebre de la
ciudad una corona de oro puro. Para la ejecución del trabajo el go-
bernante entregó todo el metal que le fue exigido. Tiempo después
le informaron que lo habían engañado, que la bella joya no era toda
de oro, que también se había utilizado plata en su elaboración.
El rey solicitó los servicios de Arquímedes, quería conocer la ver-
dad. El sabio comenzó su labor, se trataba de un asunto difícil.
Un día, mientras se encontraba en la bañera, observó que sus
miembros sumergidos en el agua perdían peso. Durante aquel baño
había nacido el principio de Arquímedes: "Todo cuerpo sumergido
en un fluido experimenta un empuje hacía arriba igual al peso del
fluido desalojado".
A fin de comprobar este principio, ordenó que le hicieran dos
cubos macizos, uno de oro y otro de plata, con el mismo peso de la
corona. Verificó que los tres cuerpos tenían idéntico peso. Llenó
una vasija de agua e introdujo en ella el cubo de plata. Luego reco-
gió el líquido derramado y lo midió. Repitió el mismo experimento
con el cubo de oro, notando que el volumen de agua derramada era
menor. Por último hizo lo mismo con la corona, observando lo si-
guiente: La cantidad de agua desalojada era menor que en la prime-
ra experiencia, pero ligeramente mayor que en la segunda.
La conclusión fue que la corona la había fabricado el orfebre con
oro y plata, predominando en su elaboración este último metal.
158 CRIMINOLOGÍA

VI. 10. SÓCRATES

SÓCRATES (470-399) a. C.), el más famoso de los filósofos griegos,


iia llegado hasta nosotros a través de referencias, ya que no dejó nada
escrito. Su influencia en la cultura ha sido enorme y la Criminólo-
g a no es una excepción.
El centro de la ética socrática es el concepto de virtud (ateté).
La virtud es la disposición última y radical del hombre, aquello para
lo cual ha nacido propiamente, y esta virtud es ciencia. El hombre
malo lo es por ignorancia; el que no sigue el bien es porque no lo
conoce, por esto la virtud se puede enseñar (ética intelectualista),
y lo necesario es que cada cual conozca su arete. Este es el sentido del
imperativo socrático: conócete a tí mismo. Por eso es un imperativo
moral, para que el hombre tome posesión de sí mismo, sea dueño
de sí por el saber.
Sócrates siente principalmente la preocupación del hombre, con-
sidera al hombre desde un punto de vista distinto, el de la interiori-
dad; dice Sócrates: Pon tu interioridad a la luz.^^
Una y otra vez, en sus muchas conversaciones; intentó demostrar
•que la virtud era el conocimiento, que un hombre debía esforzarse
por adquirir sabiduría y conocimientos si quería ser bueno, esta cien-
cia, dijo Sócrates muchas veces, no podía ser enseñada en las aulas.
El hombre no podía ser enseñado en las aulas. El hombre no podía
saber si lo que llaman justo y bueno lo es realmente a menos que
lo viera por sí mismo. Y sólo podía verlo examinándose a sí mismo,
poniendo en duda cada creencia, esforzándose por ver a través de la
bruma de los prejuicios y de la confusión. "Una vida sin examen
no es vida", nadie hace el mal sabiéndolo. El verdadero hombre sabio
siempre actuará virtuosamente. El hombre que hace el mal sólo está
desorientado y confundido, la felicidad es el resultado de la bondad.
El malvado nunca es realmente feliz aunque se atiborre de manja-
res, aunque disfrute el máximo de su riqueza. Quien vive oprimien-
do a otros nunca puede sentir la felicidad verdadera del hombre
virtuoso. Quien vive justamente es feliz, aunque pase pobrezas, su-
frimientos y muerte.^"*
La justicia, entre otras virtudes, no es más que sabiduría. Debe
207 cfr. MARÍAS, JUIIÁV. Hilaria de la Filosofía. Ed. Manuales de la Revista de
Occidente. 22» edición. Madrid, España, 1970, p p . 38-39.
208 Cfr. SiLVERBERG, RoBCRT. Sócrates. Editorial Diana, S. A. Trad. Rene Cárdenas
Barrios. Primera edición. México, 1967, p p . 143-144.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 159

enseñarse a los criminales cómo no cometer más infracciones, dán-


doles la instrucción y la formación que les hace falta.
Si a pesar de la instrucción, si a pesar de conocer lo que hacen,
algunos criminales hacen lo contrario, esto es señal de que están lo-
cos, y no tanto de que sean malvados, pues "ninguno hace el mal
voluntariamente".
Locos, o por lo menos estultos, deben considerarse todos los de-
lincuentes, quienes no conocen el bien o carecen de libre albedrío.

VI. 11. HIPÓCRATES

HIPÓCRATES (460-355 a. C.), el gran médico griego, padre de la


medicina, es indudablemente un revolucionario, ya que atacó violen-
tamente la concepción religiosa de las enfermwlades mentales, di-
ciendo que estas ideas vienen de la impotencia de los hechiceros y
adivinos.
Sustrajo la medicina de las prácticas religiosas de su tiempo, dan-
do explicaciones naturales y no teológicas, como podemos ver en su
razonamiento: "si proviniesen las enfermedades de los dioses, los más
enfermos serían por cierto los más pobres, pues no pueden hacer
ofrendas a los dioses, pero al contrario, son los más ricos quienes con
mayor frecuencia enferman".
"Todo vicio es fruto de la locura" por lo tanto el crimen, en
cuanto vicio, es producto de la locura también. Así se une a parte de
la teoría socrática de considerar al criminal como irresponsable.
Podemos considerar a Hipócrates como el iniciador de la corrien-
te biologista de la Criminología, ya que interpreta el comportamien-
to humano como resultante del temperamento, y a éste como pro-
ducto de los humores.
La teoría de los humores ha llegado a nuestra época, al menos
en cuanto a terminología, pues los humores son cuatro, que produ-
cen cuatro temperamentos.
Si predomina la sangre se tendrá carácter sanguíneo; si la bilis,
colérico; flemático si domina el moco o flema; melancólico si es la
bilis negra.
Lo anterior se relaciona también con el clima, ya que los vientos
fríos del norte traen costumbres fieras, los de oriente la ira, los de
occidente las depravaciones y las variaciones del clima la cólera.
El juramento hipocrático, repetido durante milenios por los mé-
dicos, es un ejemplo de conducta profesional, y puede ser efectiva
160 CRIMINOLOGÍA

prevención contra los comportamientos antisociales de aquellos que


ejercen la medicina:
"A nadie daré droga mortal aún cuando ihe sea solicitada... no
operaré a nadie por cálculos... a cualquier casa que entre iré por
el beneficio de los enfermos... guardaré silencio sobre todo aquello
que en mi profesión o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los
hombres que no deba ser p ú b l i c o . . . "

VI.12. PLATÓN

PLATÓN (427-347 a. C.), puede ser el antecedente de las corrien-


tes sociológicas en Criminología, ya que señala cómo el crimen es pro-
ducto del medio ambiente, y la miseria es un factor criminógeno,
pues produce pillos y villanos, y el oro es causa de muchos delitos,
ya que la codicia es creada por la abundancia, que consigue apo-
derarse del alma enloquecida por el deseo.
Describe, en La República, como un joven puede convertirse en
criminal por la presión del medio, por las malas compañías y las
orgías. "Entre nubes de incienso y repletos de perfumes, de coronas,
de vinos y demás placeres licenciosos propios de tales reuniones",
hasta que termina "presa de delirio y escoltado por la locura", en
que a "ciertos principios o deseos de los que se tienen por buenos
y en que haya todavía un resto de pudor, los mata y los arroja de sí
hasta no limpiarse de toda sensatez y atiborrarse de aquella locura ad-
venediza".***
Así, "un hombre se vuelve tiránico cuanto por su naturaleza o
por sus hábitos o por ambas cosas, se hace borracho, erótico o de-
mente", y principiará golpeando y robando a sus padres, para termi-
nar de mercenarios en tiempo de guerra, o de ladrones, sacrilegos
(saquear templos), plagiarios o defraudadores.^""
El criminal, en Platón, es muy parecido a un enfermo, y en con-
secuencia debe ser tratado para educarlo, y si no, suprimirlo o expul-
sarlo del país si ello fuera posible.
Si el crimen es una enfermedad del alma, la pena debe ser el re-
medio, pues, "si alguno ha cometido un crimen, la ley le enseñará
a no repetirlo". Es importante el resto de la teoría penológica de
Platón:
29» PLATXSN'. La República. UNAM. México, 1971, p. 318.
800 Ídem, pp. 319 y ss.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 161

"Nadie debe ser castigado porque causó un mal, porque lo que


está hecho ya no puede ser desecho, sino para que, en el futuro, éste,
y aquellos que lo vean castigado, puedan cabalmente odiar la injus-
ticia, o cuando menos, disminuyan muchos de sus actos perversos".
Y en otro lado, el mismo filósofo expresa: "La pena de muerte
debería imponerse únicamente a los irremediables que no pueden
ganar ejemplo del castigo, y cuya ejecución sería un ejemplo para
que los demás hombtes no ofendan".
Platón enuncia así los que ahora son considerados los dos prin-
cipios básicos de la Fenología moderna: El primero que es el del tra-
tamiento del delincuente, no su simple castigo, sino la socialización
y la reeducación; y el segundo, el aspecto preventivo del castigo, se
castiga no por el gusto de castigar, sino que se castiga como adver-
tencia, como prevención para que los demás no delincan.
Finalmente, recordemos que Platón reconoce la multiplicidad de
factores sociales: "Los crímenes son producidos por la falta de cultu-
ra, por la mala educación y por la viciosa organización del Estado".

VI. 13. ARISTÓTELES

ARISTÓTELES (384-322 a. C.), pilar indiscutible de la cultura occi-


dental, entre otras cosas puede considerarse el fundador de la Psico-
logía, y por extensión de la corriente psicológica de la Criminología.
Aristóteles considera la tendencia al bien como una simple incli-
nación natural que puede ser ejercida o no. No acepta el concepto
platónico de que nadie es voluntariamente malvado, pues el hombre
puede ser bueno o malo, y vicio y virtud son voluntaiias.
Debemos recordar que los conceptos de voluntad y libertad tienen
diferencias marcadas en Aristóteles, así, el hombre no es completa-
mente libre, aunque puede llegar a serlo sometiendo sus instintos a
la razón y haciendo que ésta domine a la sensibilidad.
En sus profundos estudios sobre el alma humana, Aristóteles nos
revela cómo las pasiones son causas del delito, y cómo éstas pueden
llevar aún al hombre virtuoso a cometer un crimen.
Las pasiones o afecciones del alma son el pensamiento, la sensa-
ción, el deseo y las emociones. Estos estados del alma son en muchos
casos comunes al cuerpo, y llevan al hombre a la acción, así por
162 CRIMINOLOGÍA

ejemplo: la ira, el temor, la piedad, el valor, el gozo, el odio, el amor,


etc.^*^
Aristóteles sigue el aspecto platónico de creer que es la pobreza
uno de los factores criminógenos más importantes; que es la miseria
la que engendra rebelión y delito, pero señala que los delitos más
graves no se cometen para adquirir lo necesario, sino por lo super-
fluo; es decir, el hombre no mata por hambre, pero sí mata por am-
bición. La influencia criminógena de las personas es más importante
que la influencia de los factores económicos.
Las tres cosas por las que un hombre llega a ser bueno y virtuoso
son: la naturaleza, el hábito y la razón; por lo que es preciso mante-
ner entre ellas una armonía recíproca, de aquí la función de la edu-
cación como prevención de la maldad y el crimen.s**^
Los hombre malos y antisociales lo son por encontrarse en dis-
posición perversa y contraria a la naturaleza, por haber creado malos
hábitos o por tener desviada la razón.^*""
En cuanto a la teoría penológica, Aristóteles considera que el
pueblo obedece por miedo, no por pudor, y las multitudes, domina-
das por los afectos, no obedecen a la razón, sino a la fuerza, y se
concretan a seguir el placer y a huir del dolor. La pena es un medio
para conseguir el fin moral propuesto por la convivencia civil.

VI. 14. ALEJANDRÍA

La medicina forense y la medicina en general tuvieron un gran


avance en el período comprendido de 305 a 150 a. C , pues los reyes
Ptolomeos dieron autorización para que los cadáveres de los crimina-
les fueran entregados a los médicos para su estudio.
Además, los criminales más feroces eran puestos a disposición de
los médicos para su disección ¡en vivof, lo que causó una gran indig-
nación entre varios de los mismos médicos, que encabezados por He-
rófilo, según la leyenda, impidieron la continuación de taa repug-
nante práctica.
El contacto entre médicos griegos y egipcios fue por demás fruc-

801 Un interesante estudio sobre el tema, lo encontramos en: SHUTE, CLAJRENCE. La


Psicología de Aristóteles. Editorial Cajica, Puebla, México, 1945.
802 cfr. ARISTÓTEX^S. PoUtica. UNAM. México, 1963, pp. 224 y ss.
803 Cfr. ARISTÓTOLES. Ética Nicomaquea. Editorial Porrúa, S. A. México, 1976,
pp. 161 y ss.
FASE PRECIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA 163

tífero, ya que intercambiaron información básica. De esta época sur-


gieron médicos como Herófilo y Erasístrato.
Herófilo es considerado el creador de la Anatomía, al realizar
los primeros estudios en cadáveres (generalmente de delincuentes
ajusticiados). Es de recordarse que los médicos griegos tenían prohi-
bida la disección de cuerpos humanos, en tanto que los egipcios eran
maestros de momificación y embalsamamiento; los reyes ptolomeos le-
vantaron la prohibición.
Herófilo señaló la importancia del cerebro como sede de la inte-
ligencia, de los sentimientos, de los sueños, de la locura y de las sen-
saciones.
Como dato curioso mencionemos a Erasístrato, un médico griego,
fundador de las curas por dieta, que descubrió los principios básicos
de lo que ahora se llama el polígrafo o detector de mentiras; esta
anécdota es muy ejemplificativa del extraordinario avance de los
griegos. El rey Seluco tenía un hijo, Antíoco, el cual se notaba las-
timosamente enfermo, y entonces este médico, Erasístrato, tomándole
el pulso principió a mencionar los nombres de todas las mujeres del
palacio, para saber de cual estaba enamorado el paciente, hasta que,
ante su gran sorpresa, sintió la reacción del muchacho cuando men-
cionó el nombre de su madrastra; efectivamente, la joven esposa del
rey era el gran amor del joven príncipe; su enfermedad, verdadera
neurosis, era por no pecar, por no ir contra su padre.^***

VI. 15. ANTIGÜEDAD LATINA

Al estudiar la historia de la Criminología, vamos a encontrar que


en Roma no hay tanto como podía esperarse, porque los romanos
eran eminentemente juristas, vamos a descubrir muchos aspectos y
muchos antecedentes de Derecho Penal, pero no propiamente de Cri-
minología, los romanos, así como el rey Midas que todo lo que toca-
ba lo hacía oro, todo lo que tocaban lo hacían Derecho. Por esto es
difícil encontrar aspectos de Criminología Pura, aspectos que no
sean eminentemente jurídicos.
Hay una polémica muy interesante que duró muchos años, la es-
tablecida entre los Estoicos y sus contrarios los Epicúreos. Los Estoicos
ensalzaban la pobreza, diciendo que la pobreza es lo que nos lleva a
la virtud, que la pobreza es lo que nos hace más sanos, etc., y los Epi-
304 cit. por GUTIÉRREZ BASALDÚA, ENRIQUE. Apuntes de Criminología. Mimeógrafo.
México, 1967, p . 7.
164 CRIMINOLOGÍA

cúreos afirmaban que, al contrario, la riqueza es lo que nos lleva a


la felicidad, y que es la pobreza la que produce el crimen.
MARCO TULIO CICERÓN es el ejemplo más acabado de jurista roma-
no, su obra se lee con gran placer, y "En Defensa de Milón" debería
ser texto básico en las escuelas de Derecho.^""
Su explicación del crimen sigue línea estoica, al afirmar que el
hombre ha nacido para obrar en justicia, pero se desvía ya que la vir-
tud no se improvisa, sino que es una continua y cansada conquista,
un esfuerzo fatigoso que hace el hombre de bien para lograr la per-
fección.
El criminal, por el contrario, antepone lo útil a lo justo, aunque
con un juicio de utilidad errado, ya que no anticipa el mal de la
pena.
LUCIO ANNEO SÉNECA es considerado el más grande criminólogo
de la antigüedad, ya que su obra es de tal penetración, de tal análi-
sis psicológico, que puede considerarse un importante precursor de
nuestra ciencia.
En su análisis de la ira, la considera como el motor básico por el
que la sociedad están siempre en lucha fratricida.
La ira está en todo ser humano, aún en los sabios y los pruden-
tes, y debe hacerse un esfuerzo por reducirla al mínimo, y no reac-
cionar con ira a las ofensas.
En Política Criminológica, Séneca sigue el principio aristotélico
del bien común, pues el gobernante debe actuar en interés de sus
gobernados, y no en el suyo propio.
En materia penológica. Séneca sigue la teoría de la pena medici-
nal de Platón, comparando la acción del penólogo con la del médico,
ya que primero se debe tratar de curar sin alterar los hábitos del en-
fermo, si esto falla se pasa a imponer restricciones y limitaciones
mayores. Si aún no hay curación se continuará con la abstinencia, y
de no dar ésta resultados, se tendrá que recurrir al bisturí y cortar la
parte dañada. Al igual el magistrado irá aplicando las penas paula-
tinamente, hasta llegar a las más violentas.
Terminemos este aparato con dos frases de Séneca que nos pue-
den demostrar sus conocimientos en la materia: ' El crimen rompe los
pactos formados por el crimen". "El malvado no puede oír hablar
de un crimen sin acordarse del suyo".

80B Cfr. CICERÓN, MARCO TUUO. £n defensa de Milón (Pro Milone) . TJNAM. Mé-
xico, 1963.

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