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BOSQUEJO

Sufrimiento, perplejidad y
desesperación

Walter Jolón

SERIE: LA TEOLOGÍA DEL SUFRIMIENTO


Sufrir es experimentar dolor, esa experiencia podría llegar a ser muy fuerte y
profunda. Al estudiar el sufrimiento a través de la Biblia, cuando el dolor llegue no
nos tomará por sorpresa. El sufrimiento tendrá sentido para nosotros.
REFERENCIA BÍBLICA: 2 CORINTIOS 4.8-10
FECHA: Domingo, 13 de Agosto de 2017.




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ESQUEMA

I. INTRODUCCIÓN
a. Oración: “Dios, háblanos…”
b. Hoy iniciamos una nueva serie que hemos
llamado “La Teología del Sufrimiento”.
i. Teología porque a través de la Biblia nos
embarcaremos en este viaje de varias
semanas para descubrir qué nos enseña
con respecto a este tema.
ii. Para comprender aún mejor el título de la
serie debemos saber que hablar de
teología no es malo.
iii. Todos somos teólogos; desde que estamos
interesados en escuchar o leer la Palabra
de Dios, estamos interesados por la
teología.
iv. En pocas palabras, teología es el estudio
de Dios, es descubrir a través de las
Escrituras Su carácter, quién es Él, qué ha
hecho a través de toda la historia y qué
ha prometido hacer en el futuro.
c. Teología del sufrimiento significa que vamos a
aprender a ver el dolor, las aflicciones, las
tribulaciones, la angustia, la tristeza y las
desilusiones a través de las enseñanzas del
Libro de Dios, La Biblia.
d. El objetivo principal de la serie es aprender que
el sufrimiento no nos sorprenda, que cuando el
dolor nos encuentre podamos seguir
glorificando a Dios y amando a Jesucristo.
II. LA EXPERIENCIA DEL SUFRIMIENTO

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a. Transición: Todos hemos experimentado el sufrimiento,
algunos más que otros.
b. A mis 38 años de edad, he experimentado el
sufrimiento de diferentes maneras:
i. A través de la pobreza.
ii. Violencia intrafamiliar en mi niñez.
iii. Pérdida de un ser querido.
iv. Consecuencias de mi pecado y el de
otros: Traición, infidelidad, adulterio,
deslealtad.
c. Recuerdo cómo sufría y lloraba cuando veía
pelear a mis padres. Ver a mi madre con su
rostro moreteado era algo devastador.
d. Ningún ser humano se escapa de esta
realidad. El sufrimiento es parte de la vida.
e. Todos nosotros hemos sufrido y ese sufrimiento
nos ha llevado a tener una serie de
pensamientos e ideas: Ansiedad, depresión,
pensamientos suicidas.
f. Algunos quizá se han desilusionado de Dios
mismo debido al dolor que han
experimentado. Muchos han dejado de creer
en Dios a causa del sufrimiento.
III. ¿QUÉ ES EL SUFRIMIENTO?
a. Transición: Para ir comprendiendo con más claridad,
vamos a empezar a profundizar sobre el tema.
b. El lenguaje hebreo enseña el hecho del
sufrimiento a través de tres diferentes palabras:
i. yāsar, sugiere el propósito del sufrimiento:
disciplinar, instruir, castigar.
ii. Ānāh, denota la idea de hacer violencia
contra otro, humillar, ser afligidos.

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iii. ṣārar que significa atar, apretar
fuertemente, estar en apuros, en aflicción.
c. El significado más común es el de soportar una
experiencia desagradable o ser afligido.
d. Las Escrituras afirman que el sufrimiento es
inevitable en un mundo caído.
e. Es una realidad que los cristianos podrían llegar
a sufrir más que los incrédulos.
f. El sufrimiento se puede experimentar de tres
maneras:
i. Por limitaciones físicas (enfermedad, dolor
físico y mental, depresión, muerte).
ii. Por desastres naturales (tormentas,
incendios, inundaciones y terremotos,
muerte).
iii. Por acciones humanas (daño causado a
uno mismo o a otros, muerte).
IV. EL FALSO SENTIDO DE SEGURIDAD
a. Transición: Todos corremos un grave peligro. Con el
paso del tiempo tendemos a relajarnos en un falso
sentido de seguridad. Con el paso del tiempo,
conforme somos librados de las dificultades
comenzamos a esperar a ser siempre librados de los
males.
b. Cuando caemos en ese falso sentido de
seguridad, corremos el grave peligro cuando
el sufrimiento se nos presenta en sus diferentes
formas:
i. Enfermedad, perjuicios, angustia, pérdida,
fracaso, muerte, etc.
ii. Usualmente nos toma por sorpresa.

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c. Ese es el objetivo de este mensaje: que el
sufrimiento no nos sorprenda cuando llegue a
nuestra vida.
d. El sufrimiento no llega al azar, no es ninguna
casualidad, ni debe ser algo inesperado.
i. El sufrimiento lo envía nuestro Padre
celestial, quien es soberano y amoroso.
V. LOS CRISTIANOS Y SU FE
a. Conocemos como cristianos a todos los que
han puesto su fe en Jesucristo.
b. Todos buscamos tener una fe fuerte, duradera
e inquebrantable.
c. En realidad, la fe no es algo constante. Nuestra
fe es cambiante entre tiempos de paz y
tiempos de prueba que nos empujan hacia la
desesperación.
d. La duda enciende las luces de peligro que
amenazan nuestra paz.
e. El sufrimiento es uno de los mayores desafíos
para la fe de cualquier creyente.
i. Cuando el dolor, la tristeza, la persecución
u otras formas de dolor nos golpean, nos
vemos sorprendidos y llenos de preguntas.
f. El sufrimiento puede forzar la fe hasta los límites.
g. El apóstol Pablo escribió sobre sus luchas en
tiempos de aflicción:
h. Leamos 2 Corintios 4.8–10 RVR60
i. “8Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos;
perplejos, pero no desesperados; 9perseguidos, pero no
abandonados; derribados, pero no destruidos.
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Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro

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cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se
manifieste en nuestro cuerpo.” —2 Corintios 4.8–10, NVI
j. El apóstol dijo que estaba “atribulado en todo,
pero no abatido”.
i. Él nunca trató de esconder o enmascarar
su dolor con una apariencia de santidad
falsa.
ii. El cristiano no huye hacia un mundo de
fantasía donde el dolor no existe.
iii. Este es el grave problema de los falsos
maestros de hoy en día que enseñan
sobre “El reino aquí y ahora”.
1. Enseñan a las personas a reclamar un
mundo irreal, un mundo sin dolor y
sufrimiento.
2. Engañan a las personas haciéndoles
creer en un mundo ideal falso.
3. Los hacen pensar que la
enfermedad, la pobreza y los
problemas no deben ser parte de sus
vidas.
4. Las personas llegan a pensar que
cuando no prosperan, cuando no
sanan y cuando sus problemas no son
resueltos, están siendo castigados por
Dios, o no tienen la suficiente fe para
crear esas realidades.
5. La persona que nos promete una vida libre
de sufrimiento ha obtenido su mensaje de
una fuente ajena a las Escrituras.
iv. Pablo admitió, sin disimular, la presión que
estaba experimentando.

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v. Estar atribulado es estar pasando por
momentos de mucha tensión en la vida.
Problemas en: El trabajo, el matrimonio,
nuestras relaciones.
vi. Si a esto le añadimos la muerte de un ser
querido o la dificultad de una
enfermedad prolongada o grave,
sentimos el dolor de estar aún más
atribulados.
vii. Estar atribulado es sentir un gran peso que
amenaza con dejarnos abatidos, sin
ánimos, sin fuerza, derrotados.
viii. Cuando sentimos una gran angustia
podríamos inclinarnos a decir “estoy
abatido”, pero esa es exagerar.
ix. Quizá nos sintamos abatidos, o casi
abatidos, pero la declaración de Pablo es
que no estamos abatidos.
k. “Mi carga es liviana”
i. Quizá cuando hemos estado muy afligidos
y atribulados le hemos pedido a Dios que
nos ayude, que ya no podemos soportar
un problema más.
ii. Sin embargo, viene una nueva carga
sobre nuestros hombros.
iii. Es como si Dios nos dijera: “No me digas a
mí cuánto puedes cargar tú.”
iv. Dios conoce nuestros límites mucho mejor
que nosotros.
v. La promesa de Dios no es que Él nunca
nos dará más peso del que queramos
cargar. La promesa de Dios es que Él

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nunca pondrá sobre nosotros más de lo
que podamos soportar.
vi. Pablo no dijo “nos vemos levemente
atribulados en todo”. Él dijo que estamos
realmente atribulados.
vii. Pareciera que esto contradice las
promesas de Cristo. Jesús dijo: “28Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga.” —Mateo 11.28–30, RVR60
viii. A veces las cargas de Cristo no parecen
livianas.
ix. Pero Sus palabras son verdaderas. Él
realmente da descanso a aquellos que
están cansados. Las palabras fácil y
liviana están relacionadas.
1. Fácil tiene que ver con la dificultad.
2. Liviana está relacionada a cierto
peso.
x. Aquello que es difícil de soportar sin Cristo,
se hace mucho más soportable con
Cristo.
xi. Aquello que es una carga pesada si se
lleva solo, se vuelve una carga mucho
más liviana al llevarla con su ayuda.
xii. Es la presencia y la ayuda de Cristo en
tiempos de sufrimiento lo que hace
posible que nos mantengamos en pie
bajo la presión del sufrimiento.

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xiii. Fue por Cristo que pablo pudo declarar
victorioso que, aunque estaba atribulado,
no estaba abatido.
xiv. Puede que nos sintamos despedazados,
pero Cristo actúa para impedir que la
presión del dolor nos aplaste por
completo.
xv. Sufrir sin Cristo es arriesgarse a ser total y
absolutamente aplastado.
xvi. Hay personas que creen que la religión es
un calmante que utilizan los débiles en
tiempos de problemas.
xvii. Karl Marx (uno de los promotores del
comunismo que son ateos) dijo que “la
religión es el opio del pueblo” aludiendo al
narcótico llamado opio que se utiliza para
disminuir los efectos del dolor.
xviii. “Cuando tenemos un gran dolor, los
médicos nos recetan analgésicos, cuando
los tomamos sentimos un gran alivio.”
xix. Estamos agradecidos por los analgésicos
que mitigan o calman nuestro dolor.
xx. Mucho más agradecidos estamos con
Cristo.
1. No es vergüenza llamarlo en tiempo
de angustia. Él se deleita en asistirnos
en tiempos de dolor.
2. No hay escándalo cuando Dios tiene
misericordia por un afligido.
3. Él es como un Padre que se
compadece por sus hijos y actúa
para consolarlos cuando se duelen.

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l. Sorprendido por el sufrimiento. El apóstol
Pablo continuó diciendo “Perplejos, pero no
desesperados.”
i. Perplejidad es estar desconcertados, idos,
como en shock.
ii. La perplejidad suele acompañar al
sufrimiento.
iii. Cuando la enfermedad, la tristeza o el luto
nos golpean, casi siempre nos lleva a
quedar confundidos.
iv. Podemos llegar a preguntar ¿Por qué?
v. ¿Cómo pudo permitir Dios que esto
pasara?
1. Un padre muy angustiado por la muerte de
su hijo, fue a ver a su pastor y en su enojo y
confusión le preguntó: “¿Dónde estaba
Dios cuando murió su hijo?”. El pastor muy
tranquilamente le respondió: “En el mismo
lugar donde estaba cuando murió su
propio Hijo.”
vi. El sufrimiento tiene un elemento sorpresa.
vii. A temprana edad podemos aprender que
el sufrimiento es parte de la vida. Pero el
proceso de aprendizaje es gradual.
viii. Regularmente nos vemos sorprendidos
cuando Dios permite que nos sobrevenga
una aflicción muy fuerte.
ix. La Escritura enseña que sufrir no es algo
fuera de lo común.
x. Pedro dijo: “12Amados hermanos, no se sorprendan de
la prueba de fuego a que se ven sometidos, como si les
estuviera sucediendo algo extraño. 13Al contrario,
alégrense de ser partícipes de los sufrimientos de Cristo,

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para que también se alegren grandemente cuando la
gloria de Cristo se revele.” —1 Pedro 4.12–13, RVC
xi. Y luego dice: “15Que ninguno de ustedes sufra por
ser homicida, ladrón o malhechor, ni por meterse en
asuntos ajenos. 16Pero tampoco tenga ninguno
vergüenza si sufre por ser cristiano. Al contrario,
glorifique a Dios por llevar ese nombre.” —1 Pedro
4.15–16, RVC
xii. El criminal puede angustiarse por su delito,
pero no hay razón para que esté perplejo
o sorprendido. No es ninguna sorpresa que
sea castigado como consecuencia de su
crimen.
Este sufrimiento trae vergüenza.
xiii. Un cristiano no tiene nada de qué
avergonzarse cuando sufre.
1. “19Así que aquellos que sufren por cumplir la
voluntad de Dios, encomienden su alma al fiel
Creador, y hagan el bien.” —1 Pedro 4.19, RVC
2. Pedro elimina cualquier duda sobre la
pregunta de si siempre es voluntad
de Dios que debamos sufrir.
3. El sufrimiento es parte de la soberana
voluntad de Dios.
m. La desesperación y el deseo de morir.
i. Cuando percibimos que nuestro
sufrimiento no tiene sentido ni propósito
nos vemos tentados a la desesperación.
ii. Si morir podría ser parte del resultado final
de ese sufrimiento, eso nos puede
conducir a una total desesperación.
iii. Pero, el mensaje de Cristo es que la
muerte no es para muerte, sino para vida.
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iv. Isaías escribió de Cristo: “11Verá el fruto de su
propia aflicción, y se dará por satisfecho.” (Isaías 53.11,
RVC)
v. Esto describe el sufrimiento de Cristo y el
resultado final de su sacrificio. Su sufrimiento
y muerte trajo vida para muchos.
vi. Podríamos estar perplejos, pero no
deberíamos de desesperarnos.
vii. La Biblia revela varias veces la lucha de los
grandes santos con la desesperación:
1. Algunos personajes bíblicos
maldijeron el día de su nacimiento y
rogaron por el privilegio de morir.
2. Moisés clamó a Dios: “Si así me vas a
tratar, voy a agradecerte que me mates. Y si acaso
merezco tu favor, ¡No me dejes ver mi propia
desgracia!” (Números 11.15).
3. Job maldijo el día de su nacimiento
diciendo: “¿Por qué no morí dentro de su
vientre, o al momento mismo de nacer? 12¿Por
qué me recibió entre sus rodillas? ¿Por qué me
amamantó en su pecho? 13¡Ahora estaría yo
tranquilo y en reposo! ¡Estaría disfrutando de un
sueño sosegado!” (Job 3.11–13, RVC)
4. Jeremías también dijo: “¡Pero maldito sea
el día en que nací! ¡Maldito el día en que mi
madre me dio a luz! ¡Maldito aquel que le
anunció a mi padre: «Felicidades. Ya tienes un
varoncito»!.. ¿Para qué salí del vientre? ¿Sólo
para ver trabajos y penurias, y para pasar mi
vida en medio de afrentas? ” —Jeremías 20.14–
15,18 RVC

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5. Cuando el sufrimiento persiste, somos
arrastrados hacia estos pensamientos.
6. Muchas personas enfermas o de
edad avanzada dicen: “Ojalá el
Señor me llevara, ¿Para qué me tiene
aquí?”.
viii. La única forma de evitar la desesperación
es poniendo nuestra fe en Jesucristo.
ix. Pablo escribió: “8Hermanos, no queremos que
ustedes ignoren nada acerca de los sufrimientos
que padecimos en Asia; porque fuimos abrumados
de manera extraordinaria y más allá de nuestras
fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la
esperanza de seguir con vida. 9Pero la sentencia
de muerte que pendía sobre nosotros fue para que
no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios
que resucita a los muertos; 10y él nos libró, y nos
libra, y aún tenemos la esperanza de que él
seguirá librándonos de tal peligro de muerte,” —2
Corintios 1.8–10, RVC
x. Pablo perdió la esperanza sobre su vida
terrenal. Cayó en desesperación, pero su
desesperación era limitada.
xi. No era desesperación absoluta.
xii. Perdió la esperanza de su vida terrenal.
xiii. Estaba seguro que iba a morir.
xiv. Pero no se desesperó por la liberación de
la muerte en la resurrección.
xv. Él conocía la promesa de Cristo, de
victoria sobre la muerte.
VI. APLICACIÓN

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a. Transición: Al igual que Pablo y los otros santos de la
biblia, tendremos mucho sufrimiento y luchas y quizá
perdamos la esperanza por nuestra vida terrenal.
b. Pero ese sufrimiento es temporal y pasajero,
porque nos espera la liberación gloriosa de la
muerte para la vida eterna en Jesucristo.
c. Busquemos no sufrir a causa del pecado,
porque ese sufrimiento acarrea vergüenza.
d. Quizá debamos padecer mucho por el
pecado de otros, porque vivimos en un mundo
caído que sufre como consecuencia de la
rebelión de los hombres contra Dios.
e. Que nuestro sufrimiento sea para el
cumplimento de la voluntad de Dios.
f. Que el sufrimiento sirva para parecernos al que
sufrió en la Cruz, a Cristo quien salva al
pecador.
i. Es vano y tonto sufrir por el pecado y no
arrepentirse.
ii. Todo pecado acarrea sufrimiento, ya sea
en esta vida, o en la condenación eterna.
iii. El sufrimiento de un cristiano es temporal,
viene toda una vida eterna sin más dolor.
iv. Jesús fue abatido por causa nuestra.
“4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido.” —Isaías
53.4, RVR60
v. Jesús llevó nuestras enfermedades,
padeció las consecuencias de nuestro
pecado para sanar nuestra alma.
vi. La consecuencia del pecado que es dolor
y muerte, Jesús la sufrió.
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vii. Dios lo azotó, Dios lo hirió, Dios lo abatió.
viii. Dios lo hizo con Su Hijo para que creamos
y seamos librados de ese castigo.
ix. Jesús no nos libra del dolor en la tierra. Nos
libra del dolor y el sufrimiento en el lugar
de tormento eterno, el infierno.
x. Esa es el anuncio del evangelio, las
buenas noticias de que podemos ser
librados y salvos de experimentar el
castigo de Dios, porque ese castigo ha
caído sobre Cristo. La invitación del
evangelio es al arrepentimiento.
xi. Podemos ser beneficiados del sacrificio de
Cristo si creemos en Él y nos arrepentimos
del pecado que trae mucho dolor y
sufrimiento.
xii. Visual de Juan Calvino.
VII. CONCLUSIONES
a. Que el sufrimiento no nos sorprenda.
b. El sufrimiento es una vocación, es un llamado de
Dios.
c. Si nos alegramos por el sufrimiento que acarrea
llevar el nombre de Cristo, lo anunciaremos con
alegría a otros para que se refugien en Él.
d. Si vemos el sufrimiento como un don de Dios, no
nos quejaremos más, sino que nos gozaremos y
exaltaremos al Cordero que sufrió en nuestro
lugar.
e. Si los demás nos ven contentos y felices al estar
sufriendo por ser cristianos, ellos también querrán
experimentar el gozo que trae el evangelio.

¡Cristo sea exaltado siempre!


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