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Carmen Velayos Castelo. Profesora y Doctora en Filosofía Moral y Política. Facultad de Filosofía.
Universidad de Salamanca.
Todos los derechos de Propiedad Intelectual pertenecen a sus respectivos titulares, por lo que se prohíbe la reproducción salvo para usos no comerciales y siempre
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Ética Animal
medida que la ley evoluciona en el sentido de una científica y cosmética, o la crianza intensiva. Qui-
mayor restricción respecto a los límites de la utili- zás se debe a que sólo en el menor de los casos,
zación de animales, aumenta en el arte la inclina- aunque suficientemente representativo, el arte
ción (junto a las posibilidades técnicas) a utilizar incluye prácticas dolorosas o claramente agresi-
animales reales frente a un pasado en que bastó vas para el animal (su muerte, su sufrimiento, su
–generalmente– con representarlos. Pero, de tortura). En otros casos, en cambio, es reivindica-
nuevo, al artista no le es propia la tendencia a tivo, crítico y comprometido con su bienestar. Por
someter con crueldad al animal, como tampoco lo ello, valga de entrada una aclaración. El presente
es la tendencia a cuidarlos o a denunciar la cruel- trabajo está destinado a continuar un diálogo po-
dad a la que les sometemos. co conocido respecto a algunos de los usos artís-
Algo sí está claro, sin embargo. En la obra ticos de los animales que provocarán, en la ma-
artística de todos los tiempos aparece el animal yoría de los casos, una reflexión ética mucho más
no humano, con todo el miedo y la atracción que sutil que la que originan otros usos. No aludire-
nos provoca; con la hilaridad y la risa; con la apa- mos, en casi ningún caso, al uso artístico de
riencia de seguridad y de fortaleza, o de fragili- prácticas agresivas y dañinas para el animal, por-
dad..., para darnos siempre una imagen directa que, de hecho, casi todas las leyes de los países
de sí mimos y un recurso infalible para vernos de nuestro entorno prohíben, de una manera o de
reflejados. En concreto, diversas corrientes artís- otra, la exhibición del dolor provocado al animal si
ticas de la pasada y la presente centuria han per- no es para satisfacer una necesidad esencial del
mitido la proliferación de algo inusual en el arte ser humano. No obstante, tal limitación no parece
precedente. Me refiero a la utilización de anima- triunfar, por ejemplo, en la totalidad de los casos
les reales (vivos o muertos) frente a la mera re- en los que lo “artístico” es, a su vez, considerado
presentación de los mismos. El trabajo presente como práctica cultural tradicional, pues en ocasio-
se centrará precisamente en el debate actual nes la ley ha introducido cláusulas que pueden
acerca de las implicaciones éticas del uso de ani- evitar la prohibición de las mismos para preservar
males reales en el arte contemporáneo. dichas tradiciones. La Constitución europea se
La introducción de animales vivos en la obra manifestaba así, por ejemplo en su artículo III-
artística le debe mucho a corrientes de la segun- 121: “(...) la Unión y los Estados miembros ten-
da mitad del siglo XX, como el arte povera, la drán plenamente en cuenta las exigencias del
performance, el happening, el arte ecológico, el bienestar de los animales como seres sensi-
land art o el aktionismus vienés. A pesar de sus bles, al tiempo que respetarán las disposiciones
importantes diferencias, todas ellas permiten que legales o administrativas y los usos de los Esta-
el animal entre a formar parte de la obra. El efí- dos miembros, en particular por lo que respecta
mero resultado es, así, tan vivo y espontáneo a los ritos religiosos, las tradiciones culturales y
como la vida del propio animal y su capacidad de los patrimonios regionales”.
interactuar con el contexto físico y humano que el Además, hay que contar con que lo legal y lo
creador le brinda. El mismo Marcel Duchamp, moral no tienen por qué coincidir tampoco en este
inspirador fundamental de muchas de estas co- caso. Por ejemplo, no es ilegal mantener encerra-
rrientes artísticas, nos ofrecía ya algún ejemplo, do a un animal en un museo, como ha ocurrido
como su “Torture-morte” (1959), en la que mos- en ARCO este mismo año. Sin embargo, mante-
traba la planta de un pie cubierta de moscas. ner a un animal en una jaula, o en cautividad,
El debate actual sobre cuidado de los anima- para ser exhibido artísticamente, sí constituye
les no puede excluir, por tanto, al arte, en la me- una conducta enormemente debatida desde un
dida que éste también hace uso de los mismos. punto de vista moral.
Lógicamente, este uso no ha despertado casi en Además, la preocupación moral por el resto de
ningún caso la discusión ética y social que des- los animales no humanos, no se queda en la ga-
piertan otras prácticas, como la experimentación rantía de su pervivencia y en la evitación de su
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dolor y su sufrimiento. Otras cosas se alzan al mal no humano y el humano. Al otro lado del cris-
debate acerca del alcance de nuestra responsabi- tal nos sentimos seguros. Es el lugar de los dere-
lidad y cuidado de los animales. En concreto, y chos, del observador aparentemente distanciado
por lo que al arte se refiere, nos interesarán aquí de su objeto; un lugar, en suma, que justifica una
aspectos tales como la separación de un animal relación de dominio hacia quienes quedan fuera.
de su hábitat natural, la pérdida de libertad, la Sólo hace falta un leve cambio de perspectiva,
cosificación o instrumentalización innecesaria sin embargo, para ver al observador y al observa-
respecto a demandas humanas o su manipula- do formando parte de un hábitat común. Es más,
ción genética. La discusión colectiva, abierta y no fuera de la casa, las barreras no existen y los
clausurada, de casos conflictivos que afectan a humanos pueden ya tocar y acariciar a los anima-
determinados de estos usos artísticos, pone de les.
manifiesto que el arte no es sólo producción La instalación nos recuerda que la justifica-
(poiesis) sino que está teñido de decisiones prác- ción moral de nuestras relaciones con el animal
ticas (praxis). O dicho de otro modo, que la crea- es una construcción cultural y, como tal, conven-
tividad artística contiene a menudo rasgos pro- cional. La naturaleza no sabe de fronteras mora-
pios de la creatividad ética. Ésta tiene que ver les, ésas las creamos nosotros en su seno. Aun-
con la toma de decisiones en situaciones de in- que abierta a modificaciones históricas, la cons-
certidumbre y afecta, por lo que a la creación trucción ética dominante de la relación hombre-
artística se refiere, a la deliberación acerca de animal ha sido siempre la de la frontera entre
sus implicaciones sobre todos aquellos seres ellos. Ésta tiene un carácter doble. Por una parte,
vulnerables, afectables y merecedores de consi- es una escisión abierta en el orden de la natura-
deración, que, o bien participen directamente en leza tal y como es concebido por las diversas
el proceso artístico (como los animales vivos), o cosmovisiones históricas. Por otra, es también
bien en la recepción del producto como especta- una escisión práctica que legitima el dominio y la
dores. instrumentalización humanas del animal, entendi-
do como un extraño.
2. ¿Una cuestión de humanidad? “Soy humano y nada de lo humano me es aje-
En su instalación “Ein Haus für Schweine und no”2 es una hermosa plasmación de un humanis-
Menschen” (1997), las artistas performance Ro- mo moral que ha enorgullecido a Occidente, pero
semarie Trockel y Carsten Höller, aprovechan el que, lamentablemente, se ha solido entender co-
potencial crítico y transformador de la obra de mo diferenciación y reacción respecto a lo no
arte para enjuiciar la relación hombre-animal. humano. Mediante la irracionalidad del animal,
La construcción aloja a cerdos vivos y también mostraba el ser humano su dignidad exclusiva y
a los espectadores humanos de la instalación, su supremacía. La construcción de un humanis-
que se convierten en parte del proceso artístico. mo antropocentrista cuenta con apoyos filosóficos
Todos comparten un mismo hogar. Sin embargo, como los siguientes:
una pared de cristal divide a los seres humanos (1) Según la concepción teleológica grecocris-
de los cerdos y permite que los primeros vean a tiana, todo ha sido creado por causa del ser
los segundos, pero no al revés. Además, dentro humano (los vegetales por causa del animal y
de la casa, sólo pueden verlos, no interactuar con éste por causa del hombre). Aunque esto no sig-
ellos. nifica necesariamente que todo haya sido creado
Los cerdos recuerdan, en primer lugar, a mu- “para el uso del hombre”, la fuerte lectura utilita-
chos humanos marginados en nuestra casa so- rista de la concatenación de fines naturales en
cial, que claman en vano por su reconocimiento. una gran y armoniosa cadena del ser, ha sido,
Pero, además, la casa dividida de Trockel y quizás, la dominante. Éste es el caso de Cicerón,
Höller representa la barrera artificial entre el ani- cuando le atribuye a Balbo, un supuesto estoico,
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uno de los más conocidos alegatos a favor del también ha sido crucial el avance en el análisis
instrumentalismo utilitarista con respecto a los etológico del comportamiento animal, en el estu-
animales: “¿Necesito acaso mencionar a los bue- dio comparado de la mente, etc.
yes? Vemos que... la curva de sus cuellos se Con todo ello, la ciencia viene a respaldar las
adapta al yugo, y para tirar del arado son anchas aún minoritarias intuiciones morales de herman-
sus espaldas” 3. dad y cercanía, así como a matizar la dualidad
(2) Una segunda escisión es la derivada de la dominante. El ser humano reconoce su condición
filosofía mecanicista de la naturaleza propuesta animal e hibridada y descubre analogías y no
por Descartes. La mecanización de la vida animal sólo disanalogías entre él y los demás animales.
marca la frontera respecto al espacio humano del Claro está, sin embargo, que la ética occidental
alma y del pensamiento. Para Descartes, los ani- no estaba preparada para asumir la tarea de su
males no poseen alma, aunque sí sensibilidad. renovación desde un paradigma antropocéntrico
Son cuerpo extenso. Los seres humanos, por el a otro más abierto e inclusivo. En el momento
contrario, sí poseen cuerpo (concebido también actual creemos que el respeto a los animales es
mecánicamente), pero su identidad viene dada también una cuestión básica de humanidad y que
por el pensamiento. Si la teoría cartesiana legiti- su dolor o malestar “no puede sernos totalmente
maba el sometimiento del animal al hombre, esto ajeno”, parafraseando la vieja sentencia latina. La
no era “más cruel con los animales que manifies- cuestión es, no obstante, cómo se justificaría ese
tamente piadoso con los hombres, libres de las respeto y cuál sería su alcance.
supersticiones de los pitagóricos, porque los ab- La mayoría de las tradiciones éticas actuales,
suelve de la sospecha de delito siempre que co- sobre todo las de inspiración kantiana, siguen
men o matan a animales”4. abogando por la defensa de meros deberes indi-
La historia moderna de Occidente posterior a rectos con respecto al animal o de meros deberes
Descartes, aunque con matices y reseñables ex- de compasión y humanidad, pero no morales
cepciones, siguió aferrada desde entonces a cier- (véase, John Rawls o J. Habermas, entre otros5).
to dualismo naturaleza-cultura que hacía muy Por mi parte, creo necesario trascender esta línea
difícil derribar la barrera entre el animal y el hom- y acoger la justificación de deberes morales di-
bre, así como las consiguientes relaciones instru- rectos hacia los animales. Esto no significa nece-
mentalistas de uno para con el otro. A principios sariamente defender la existencia de obligaciones
del siglo XXI, sin embargo, hay razones para pen- hacia ellos estrictamente idénticas a las que tene-
sar que esa barrera está dando paso a nuevas mos hacia los seres humanos, lo que implicaría
formas arquitectónicas que estructuran espacios presuponer una vulnerabilidad al daño idéntica a
de diferencia en el seno de un espacio común de la nuestra. Significa la defensa de obligaciones
convivencia. El cambio es lento y complejo y exi- directas específicas y basadas en criterios éticos
ge reformulaciones extensas de los presupuestos plurales.
tradicionales. Entre las claves científicas que Según Kant, el respeto se refiere siempre sólo
apoyan el cambio, destacan el reconocimiento en a las personas y nunca a las cosas, incluidos los
el XIX tanto de nuestro origen evolutivo común animales. Éstos pueden hacer nacer en nosotros
como de las complejas interdependencias ecoló- una tendencia, ya sea el miedo, ya el amor, u
gicas que relacionan al hombre y al animal. Pero otras, pero jamás el respeto. De ahí que el hom-
3. De Natura Deorum, II. Es justo recordar interpretaciones mucho más matizadas que ésta de la teleología organicista. Así, los estoicos (no
el estoico ficticio creado por Cicerón) recuerdan que, si bien el animal se subordina al ser humano, éste se subordina al orden general de la
naturaleza, que ha de imitar, y que ésta tiene valor y belleza en sí misma y no sólo en vistas a alguna utilidad humana. Para una crítica
aguda de una teleología antropocentrista ciega, ver SÉNECA: De Ira, II, 27, 2, y para una de la teleología en general, T. LUCRECIO: De la
naturaleza de las cosas, libro V.
4. DESCARTES: “Carta a Morus”, 21 de febrero de 1649, en Correspondance, Charles Adam y Gérard Milhaurd, París, P.U.F., 1963, pág.
138.
5. HABERMAS, J.: “Die Herausforderung der ökologischen Ethik für eine anthropozentrisch ansetzende Konzeption”, en Erläuterun-
gen zur Diskursethik, Francfort, Suhrkamp, 1991, pp. 219-26., RAWLS, J.: A Theory of Justice, Oxford, Oxford University Press, 1971.
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bre no pueda tener “ningún deber hacia cualquier menos, de coaccionar mediante su voluntad al
otro ser más que hacia el hombre, y en el caso de cumplimiento de deberes directos. Estoy de
que se imagine que tiene un deber semejante, acuerdo. No obstante, resulta difícil admitir, con
esto sucede por una anfibología de los conceptos Kant y la mayoría de las tradiciones éticas basa-
de reflexión, y su presunto deber hacia otros se- das en el postulado de la reciprocidad, que el ser
res es sencillamente un deber hacia sí mismo” 6. humano no falta a su deber con el animal si le
Para Kant, sólo es posible tener obligaciones hace daño. Su riesgo fundamental consiste en
hacia otros sujetos morales con los que podemos que la única razón moral para elegir entre un
mantener relaciones morales de reciprocidad. No comportamiento correcto hacia los animales, o
es éste el caso de los animales. Con respecto a uno cruel, es el efecto de éstos sobre las perso-
los mismos, tenemos únicamente deberes indi- nas.
rectos, esto es, en relación a ellos, no hacia ellos. En mi opinión, nuestros deberes para con los
Esto significa, por lo que aquí nos ocupa, que animales son directos, aunque ellos no sean suje-
aquellos usos artísticos de animales que pudieran tos morales ni puedan, en consecuencia, tener
merecer, si llega el caso, nuestra sospecha mo- obligaciones morales hacia nosotros. En suma,
ral, serían usos en contra de la humanidad del puede haber deberes morales sin reciprocidad.
espectador y del creador, y no en contra del ani- Las dos tradiciones más conocidas en la de-
mal cuyo uso causa la sospecha. Significa tam- fensa de deberes morales hacia los animales,
bién que la motivación moral única para evitar el son, en la actualidad, el utilitarismo de Peter Sin-
daño a un animal sería que el ser humano se ger, por ejemplo, y la teoría de los derechos de
degrada a sí mismo y se deshumaniza con dichos Tom Regan7, entre otros. Lo característico de
actos. Por lo tanto, los deberes indirectos resul- ambas es la defensa tanto de un criterio único de
tan al mismo tiempo un instrumento de la educa- relevancia moral como de la igualdad formal de
ción moral del hombre y supuestamente garanti- trato para todos los animales que cumplan ese
zan un trato adecuado de los animales. criterio. El status moral es reclamado por Singer
Estoy de acuerdo con Kant en que dañar a un para todos quienes tengan la capacidad de sentir
animal significa de hecho dañar la humanidad de placer y dolor o, de otro modo, de tener preferen-
aquel que hace el daño pero esto es así, precisa- cias. Tom Regan, por su parte, atribuye derechos
mente, porque hay un animal que sufre dolor, la morales a todos aquellos animales que son, en
separación de su hábitat o su reducción a cosa. A sus palabras, “sujetos de una vida”.
pesar de no ser un sujeto moral, el animal sí es El problema de ambas tradiciones es que su
un paciente de nuestros actos libres y morales defensa de un único criterio de relevancia hace
contra o a favor de él. Que el ser humano sea, en difícil la resolución de conflictos interespecíficos.
principio, el único sujeto moral en sentido estricto, Así, por ejemplo, Singer reconoce que, en casos
no significa que sólo él merezca consideración de conflicto de intereses, habrá que dar prioridad
moral. Así, por ejemplo, un recién nacido tampo- a los de aquel ser cuyo sufrimiento sea mayor.
co es –salvo potencialmente– un sujeto moral y Por ejemplo, un ratón con cáncer terminal puede
nadie dudaría que es, en sí mismo, el objeto de que sufra menos que un ser humano con cáncer
nuestros deberes morales. terminal que además sabe que va a morir. En su
Creo que Kant no negaría que se puedan ejer- opinión, seríamos especistas si ante casos con-
cer daños físicos al animal. De ahí la repercusión flictivos como éste, priorizáramos necesariamente
de éstos en nosotros mismos, endureciéndonos al ser humano sobre el animal. No lo somos, sin
un poco más. Lo que sí niega es que éstos cons- embargo, si resolvemos el conflicto a favor del
tituyan daños morales. El animal es incapaz de animal, humano o no, con más preferencias insa-
reconocer un daño como agravio moral y, mucho tisfechas.
6. KANT, I. (1797): La Metafísica de las Costumbres, Madrid, Tecnos, 1989, pág. 309.
7. SINGER, P.: Animal Liberation, London, Thorsons, 1990; REGAN, T.: The case for Animal Rights, London, Routledge, 1988 [1984].
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Pero el ejemplo singeriano y su solución pue- llegar a las cabezas de arcilla con orificios en la
den estar poniendo de manifiesto que el sufri- nariz, ojos y boca. Allí se introducen por los orifi-
miento indiscriminado no puede ser el único crite- cios hasta acabar con el jamón y el queso que
rio para la ética. Ni éste, ni otros tan generales Lynch había colocado en el interior de las cabe-
como él (la vida, la agencia moral, etc). No existe zas.
un único criterio de relevancia moral, sino varios, En innumerables ocasiones, el animal respon-
así, por ejemplo, la vida, el sentimiento, la agen- de a lo que el artista espera de él. Otras, respon-
cia moral, las relaciones bióticas y sociales, etc., de contingentemente convirtiéndose en coautor
que se constituyen como criterios combinables. desinteresado de la obra de arte más que en una
Es necesario un análisis multicriterial y complejo mera herramienta de la misma. Es el caso de la
de la relevancia moral, que se haga cargo de las obra de Miquel Barceló en Mali cuando solicita la
analogías y de las disanalogías entre unos ani- intervención de las termitas ajeno al resultado
males y otros, incluidos los humanos, en función que su presencia pueda generar en el lienzo.
de tales criterios combinados8. Cuando las irregularidades del papel adquieren
Desde este soporte metodológico –que no una forma que le gusta, Barceló recoge las hojas
puedo aquí desarrollar como merece– cabe afir- de papel previamente situadas en sus termiteros.
mar que no toda utilización del animal es necesa- Tanto Lynch como Barceló crean un tipo de
riamente censurable éticamente hablando, pero, pintura que surge de un proceso vital. “Fais des
eso sí, siempre habrá de contar con una justifica- choses et point d´images –solicita Barceló–, des
ción suficiente, porque el uso de otros animales choses qui en passeront jamais par internet”9. Ser
no es algo justificable de por sí. Muy al contrario y pintar, o vida y obra confluyen en sus obras de
de lo que podemos aprender de nuestra historia arte. Hay, sin embargo, diferencias de matiz entre
dominadora sobre el animal, no parece que, en ambos, que afectan fundamentalmente a la inten-
principio, tengamos fundamento originario ción creadora.
(natural, racional, o de algún tipo) ni potestad En el primer caso, el artista actúa como un
para usar a nuestros compañeros de evolución. demiurgo planificador que prevé exactamente
Cualquier uso debería contar con una argumenta- cuál es el fin esperado del proceso. Por tanto, la
ción suficiente. intervención animal es calculada desde el princi-
Los animales no humanos merecen considera- pio con más o menos precisión. La intención de
ción moral en sí mismos. Esta consideración no Lynch es que las hormigas caigan en la trampa y
puede estar basada únicamente en sentimientos se coman el manjar. Son sus instrumentos. Como
como la compasión, sino que solicita una res- ha expresado en alguna ocasión, “las hormigas
puesta en el nivel de la argumentación moral y son trabajadoras complacientes que hacen lo que
política, y un respaldo institucional. se les pide y, encima, no tienen sindicatos”. En el
segundo caso, el artista es un demiurgo más
3. Cuando el animal se hace arte abierto al azar de la colaboración con la otra fuer-
3.1. Del uso a la colaboración za creadora. El artista se convierte él mismo en
David Lynch se califica a sí mismo como un espectador del animal, dejándose sorprender.
“amaestrador de hormigas”. Éstas aparecen en Barceló espera a ver qué hacen las termitas con
sus lienzos, devorando un bistec crudo, por ejem- el lienzo y entonces elige entre los resultados.
plo. El resultado es indefinido, pero intencionado Los animales no son sus instrumentos artísticos,
por parte del creador. Las hormigas hacen lo que sin co-creadores de la obra. En esta misma línea,
Lynch espera. En una de sus obras, por ejemplo, Robert Gligorov exhibía en Arco 2007 su instala-
éstas suben durante días por una percha hasta ción “Dollar Notes”, que conecta una jaula con
8. Ver VELAYOS CASTELO, C.: La dimensión moral del ambiente natural: ¿necesitamos una nueva ética?, Granada, Ecorama, 1996.
Aunque con muchos puntos de desacuerdo, coincido en la necesidad de un enfoque multicriterial con M. A. WARREN en Moral Sta-
tus, Oxford, Oxford University Press, 1997.
9. Citado en Miquel Barceló 1987-97, Museo d´Art Contemporari de Barcelona, 3 Abril-21 Junio de 1998, pág. 198.
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13. Según el sondeo realizado por Gallup el 28 de noviembre de 2006, el 72,1% de la población española afirma no tener interés por las
corridas de toros. El 26,7% de los encuestados afirman estar interesados, pero sólo el 7,4% manifiesta que le interesan “mucho”.
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llarlos a ser lo que no son, y los animales mues- síacos del sacrificio como en la simbología cris-
tran cualidades excepcionales en sí mismas, co- tiana de la muerte y la resurrección, sin descar-
mo la fuerza y bravura de los leones, el circo opta tar, por supuesto, a la propia tragedia griega.
por someterlos a la civilización y por mostrarles Consideradas por muchos como orgías de
aquello que les falta mediante la crueldad del sangre y de violencia, sus acciones han merecido
proceso de su doma. todo tipo de denuncias y protestas públicas. De
Afortunadamente, el por otra parte maravilloso hecho, grupos diversos de defensa de los anima-
arte circense está cambiando. Así, por ejemplo, les (austriacos, suizos, alemanes o británicos)
uno de los más famosos Circos internacionales, han reclamado insistentemente la prohibición de
como es el Circo del Sol, ha suprimido por com- sus rituales.
pleto los números con animales. Es posible que las acciones de Nitsch, o el
vídeo antes citado de Jordi Benito, choquen con
4. La muerte animal y el arte un sentir ciudadano cada vez más extenso en
A pesar de haberme centrado en el uso de contra de la crueldad gratuita hacia el animal. La
animales vivos, el uso más numeroso de anima- espontaneidad de la denuncia de sus orgías es
les reales en el arte actual proviene de animales síntoma inequívoco de los límites que la propia
muertos o que serán matados en el propio proce- sociedad está imponiendo al uso de los animales.
so artístico. En la Antigüedad, los ritos paganos incluyeron a
seres humanos hasta que las intuiciones morales
4.1. Matar haciendo arte colectivas se opusieron a dicho uso. Ritos como
A este respecto, cabe destacar las performan- los de Nitsch deberían ser hoy también replantea-
ces realizadas por el polémico artista austriaco dos a la luz de la razón y de su uso público en
Herman Nitsch. En el marco del accionalismo forma de diálogo.
vienés, Nitsch se cubre con el gesto del chamán
o del sacerdote para ofrecernos un ritual catártico 4.2. Crear desde la muerte
que él mismo incluiría dentro del concepto gene- La obsesión por la muerte, aunque en un con-
ral de su obra performativa, el “Orgien-Mysterien- texto muy diferente, aparece de nuevo en la obra
Theater”. Como ya hiciera el propio Beuys, el del también polémico y condecorado Damien
artista se convierte en protagonista de la obra de Hirst. Esta vez, el inglés utiliza animales muertos
arte y de la dramaturgia. Aparece, por ejemplo, suspendidos en tanques de formol, así, una oveja
vestido con una túnica blanca y colgando un cru- (“Away from the Flock”) o un tiburón bajo el título
cifijo. Nitsch nos presenta el ritual de la muerte. “The Physical Impossibility of Death in the Mind of
Un cordero es descuartizado. Sus vísceras se Someone Living” (1992). La discusión sobre su
esparcen sobre el cuerpo del artista extendido obra concita todo tipo de reacciones, desde el
sobre el suelo. En otro de sus rituales, se realiza entusiasmo hasta la persecución y la destrucción
un via crucis con las crucifixiones de un animal y de alguna de sus obras.
de un hombre cubiertos de sangre. Si no me equivoco, Hirst no mata a sus anima-
La acción del descuartizamiento del animal les para después exhibirlos muertos. Recoge a
supone la sublimación del terror metafísico hacia los animales ya muertos, principalmente de mata-
la muerte y una forma de catarsis y de oración. deros, y exhibe entonces su presencia cadavérica
Nitsch quiere romper con el significado que en en tanques de formol.
nuestros días posee el acto de dar muerte a un La cuestión que se nos plantea no es, enton-
animal. Lejos de constituir algo turbio y desagra- ces, si es legítimo matar con fines artísticos, sino
dable, el sacrificio del animal es un acto estético, otras mucho más sutiles y complejas, como: ¿es
aunque violento, que recupera la natural agresivi- razonable la utilización de animales muertos co-
dad humana taponada por la cultura. mo herramientas de la creación artística?; ¿por
Sus ritos se inspiran tanto en los ritos dioni- qué hacen aflorar sus muestras sentimientos tan
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16. CASTELO, Luis: “Historiae Naturalis: taxidermias”, en Catálogo Fotoencuentros07, 2007, Fundación Cajamurcia, pág. 56, 2007.
17. MAQUEIRA, F.: “Ánima”, en Catálogo 07, pág. 48.
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por nosotros en un momento en que, además, Cuando el hombre creía en una naturaleza
como el propio autor nos dice citando a Susan buena y ordenada, de carácter ejemplar, la tecno-
Sontag, las escopetas se han metarmofoseado logía y el arte eran concebidos como una prolon-
en cámaras fotográficas y la naturaleza, domesti- gación de la misma. El técnico o el artista podían
cada, amenazada y mortal necesita ser protegi- mejorar o concluir la naturaleza, pero no hacer
da17. algo esencialmente distinto a ella. El reino de la
Pero cualquier propietario o cuidador de ani- naturaleza se define en Platón como lo que no
males conoce la mirada exclusiva de cada uno de incluye ni a la voluntad humana (artificio) ni al
ellos y los cambios en la misma. Frente a ello, un azar18. La naturaleza es el terreno de la necesi-
animal disecado sólo tiene ojos. Es una falsedad dad, por ello se opone al azar y al mismo artificio
a nuestra medida. El famoso perro de The Result (arte o técnica), que introduce también una ins-
of War: The Cornucopian Dog, del fotógrafo neo- tancia aleatoria como riesgo.
yorkino Joel-Peter Witkin, es un cadáver vitaliza- En el momento presente, el ser humano pare-
do que mira a la cámara y que casi parecería ce haber puesto entre paréntesis la referencia
estar vivo si no fuera porque su interior queda férrea a un orden natural anterior que le sirva,
abierto como un armario de frutas. También son además, de soporte o modelo para el arte o la
cosificados sus monos crucificados, apareciendo técnica. Hoy sabemos que la naturaleza es con-
en una escena que no les pertenece y les es aje- tingente y hasta azarosa. Esto permite establecer
na. cierto tipo de correlación entre la evolución bioló-
gica y la evolución de los objetos técnicos, tam-
5. Animales verdes y ratones oreja. Arte e bién eminentemente históricos y adaptados a un
hibridación desarrollo que explica sus características funcio-
Desde tiempos inmemoriales, la imaginería nales. Es sintomático que, perdido ya el carácter
colectiva ha creado fantasías animales. La anfis- de sacralidad de la naturaleza original, la técnica
bena, el basilisco, el cancerbero de cincuenta –como ya hiciera el arte– acoja para sí la ilusión,
cabezas o el unicornio son sólo algunos ejem- con ciertos rasgos de osadía, de intervenir en la
plos. También los artistas desafiaron en lo imagi- selección natural a favor de una selección delibe-
nario las estrictas leyes occidentales de la natura- rada y artificial.
leza, así Leonardo, por ejemplo. Pero sólo hoy Mediante la manipulación de la información
puede la tecnología hibridar de un modo seme- fotográfica, y no genética, Joan Fontcuberta y
jante a la naturaleza animal. Pere Formiguera construyen animales imagina-
Actualmente, la biotecnología nos permite la rios. La búsqueda de la verdad no les preocupa
creación de seres que mucho tiempo atrás hubie- porque –en su opinión– ésta ha desaparecido del
ran sido considerado monstruos, errores respecto arte junto con la antigua naturaleza y la posibili-
al plan de una creación perfecta y ordenada. Co- dad de representarla. Es ahí cuando surge el si-
nocemos ya, por ejemplo, el alumbramiento de mulacro, la verdad aparente en un mundo sin
animales que, expuestos a la radiación de luz referencias, el continuo juego de lo imaginario.
ultravioleta, lucen verde fosforescente tras ser Las fotografías de Fontcuberta y Formiguera
modificados genéticamente mediante la inserción construyen seres imaginarios como lo hace la
de un gen de medusa. Algunos seres humanos biotecnología. También lo hacen otros muchos
podrán disfrutar de la oreja que perdieron o que artistas, como Thomas Grünfeld, bajo el lema “El
nunca tuvieron, mediante la construcción artificial arte es un ser híbrido.” Grünfeld crea animales
de una similar a la suya en el cuerpo de un ratón. disecados compuestos de dos especies distintas,
Los muslies, mezcla de perro, zorro y mapache, como la vaca-avestruz de su “Misfit (Cow)” (1997)
tienen la ventaja de que no ladran y se venden ya 19
. Pero evidentemente hay restricciones tecnoló-
en tiendas de animales. gicas que no existen para el artista y que ahora
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19. RIEMSCHNEIDER, B. y GROSENICK, U.(eds): “Thomas Grünfeld”, en Art at the turn of the millennium, Taschen, 1999, pp 202-
03.
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