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Carbones y cenizas,

¿qué nos cuentan del pasado?


E RN E STI NA BADAL

“Jugar con fuego”: el origen del fuego duce de forma independiente con tecnología huma-
na? Algunos autores plantean las dos hipótesis:
El fuego atrae y repele, protege y mata, conserva a) Producción inmediata del fuego. Teniendo en
y destruye. ¿Cuántas veces se oye, no juegues con cuenta la dificultad de procurarse brasas de incen-
fuego que te quemarás? Y sin embargo, se sigue dios naturales, es probable que los humanos lo pro-
jugando. El trato con el fuego es ancestral y se duzcan desde el principio ya que tenían una tecno-
remonta al origen de los tiempos, al de la vida mis- logía que podía dar fuego: “la percusión de dos
ma. En algunas regiones las plantas han evoluciona- pedernales”. No se puede establecer la conexión
do teniendo al fuego como uno de los factores de entre percusión para fabricar objetos líticos y per-
presión y a él se han adaptado generando cortezas cusión para producir fuego, pero es probable que
gruesas, raíces profundas, frutos resistentes. Pero és- la primera ayudara a llegar a la segunda. Está pro-
te es el fuego de los incendios naturales con sus ci- bado que el impacto de dos piezas de sílex produ-
clos más o menos largos, dependiendo de las regio- ce chispas y si éstas se aplican a material combus-
nes. Los seres humanos desde sus orígenes tible, el fuego puede prender. Otros métodos para
pudieron tener contacto con ese tipo de fuego, pe- conseguir fuego se basan en el roce y la fricción de
ro, obviamente, no en todas las regiones con la mis- maderas de distinta dureza.
ma frecuencia. También desde el momento en que b) Recogida del fuego natural. Esta hipótesis
se talla pedernal se debió observar como saltan chis- plantea el encuentro entre un grupo humano y las
pas del mismo. Es decir, los primeros grupos huma- brasas de un incendio natural producido por el ra-
nos tendrían contacto con el fuego, pero pasar a usar yo, de las cuales se apropian, alimentan y mantie-
y controlar el fuego no se produce hasta el Paleolí- nen el fuego. Esto sin duda pudo darse, pero para
tico Medio. Ahora bien, sigue vigente el problema grupos de gran movilidad debió ser bastante fre-
del origen y control del fuego ya que no hay datos cuente que se apagaran las brasas y hasta el si-
contundentes para explicarlo. Así, sabemos cuándo guiente encuentro con un fuego natural pudo pa-
se empieza a usar el fuego pero no sabemos cómo y sar mucho tiempo; dependiendo, como se dijo
cuándo los grupos humanos fueron capaces de con- anteriormente, de la recurrencia del fuego en las
trolarlo. ¿Se apropiaron del fuego natural o se pro- diferentes regiones.
12 CARBONES Y CENIZAS, ¿QUÉ NOS CUENTAN DEL PASADO?

El uso del fuego ha tenido distintas etapas en la sificación de los usos, que se incrementa en la
historia de la humanidad y en cada una de ellas los Edad de los Metales y culmina con la máquina de
humanos han conseguido mayor control y más vapor en los siglos de la “Revolución Industrial”,
aplicaciones del mismo. Durante el Paleolítico los cuando la madera será sustituida progresivamente
grupos humanos usan el fuego, lo controlan, son por combustibles fósiles.
capaces de producirlo, de mantenerlo y lo aplican
a sus necesidades cotidianas: cocina, calefacción,
defensa, iluminación, preparación de utensilios, “Pasto de las llamas”: la combustión
etc. La temperatura alcanzada en los hogares pale-
olíticos debió ser la normal de un fuego abierto, la La vegetación es un componente esencial para la
cual varía en función del combustible, del tipo de vida humana en el planeta ya que es fuente de oxí-
estructura, del lugar donde se hace el fuego, etc. En geno. Pero además es la base de la cadena trófica de
los fríos periodos del Pleistoceno, el fuego debió la Tierra y dependiendo de los tipos de formacio-
de ayudar a combatir enfermedades, a permanecer nes vegetales la disponibilidad de recursos varía,
en regiones frías y a calentar las largas noches de ofreciendo un amplio abanico de productos: plan-
invierno. En la península Ibérica, los primeros res- tas alimenticias, medicinales, artesanales, agrosil-
tos proceden de Torralba y Ambrona en Soria y de vopastorales, ornamentales, folclóricas, materia
la Cova de Bolomor en Valencia. Pero los restos de prima, etc. De toda la amplia gama de plantas se-
fuego se generalizan durante el Paleolítico Supe- rán las leñosas quienes, como productoras de ma-
rior, prueba de que los grupos humanos modernos dera, centren la atención en este texto pues por me-
producen y controlan el fuego en todas las regiones dio de la combustión darán carbones. La madera es
habitadas. un recurso renovable que ha tenido y tiene infini-
El Neolítico supuso un salto crucial en los usos dad de aplicaciones en la vida cotidiana de las so-
del fuego. A las prácticas ancestrales se une el cau- ciedades humanas y se puede encontrar en los
tivar el fuego; se le va a encerrar para conseguir una yacimientos arqueológicos. La madera tiene propie-
temperatura constante durante un cierto tiempo, es dades combustibles, es por ello que ha sido utiliza-
decir, se van a construir hornos. Encerrar el fuego da a lo largo de la historia de la humanidad como
significa controlar el oxígeno de la atmósfera de leña para el fuego. Las propiedades combustibles
combustión y la temperatura. Con este método se de la madera dependen de cuatro factores:
consigue que la temperatura del orden de unos 600- a) tasa de humedad
700 ºC se mantenga más tiempo y hace que la ma- b) especie vegetal de la que procede
teria cambie de estado. Así, el fuego se aplicará en c) estado de conservación de la madera
la cocina para fabricación de pan, tortas, etc. y pa- d) calibre
ra la producción artesanal. La primera documenta-
da será la cerámica y con ella empieza un recorri- De todos ellos, tal vez, los más determinantes se-
do relativamente rápido, dirigido a conseguir cada an la tasa de humedad y el calibre. Todo el mundo
vez mayor temperatura de forma que para fundir sabe que la madera verde y/o húmeda arde mal, in-
los minerales se deben alcanzar los 1.100-1.300 ºC. dependientemente de la especie a la que pertenez-
En pocos milenios se conseguirá ese control de los ca, porque la fase de deshidratación es más larga.
hornos y esa búsqueda de nuevas aplicaciones del Del mismo modo, los troncos de gran calibre son
fuego: cerámica, metalurgia, fundición de vidrio, más difíciles de prender. La madera alterada por
cremaciones de cadáveres, producción de sal, hor- xilófagos, tanto insectos como hongos, se inflama
nos de cal y brea, carboneras, etc. fácilmente pero la duración de la combustión en
En definitiva, el uso de fuego, tanto doméstico llamas es breve en razón de la fuerte proporción de
como artesanal, se remonta al Paleolítico, obser- espacios vacíos y de la descomposición de ciertos
vándose ya desde el Neolítico un proceso de diver- elementos.
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La combustión de la madera, llevada a su extre-


mo, produce gas, vapor de agua y cenizas. En ese
proceso se pueden distinguir cuatro fases sucesi-
vas, según el aumento de la temperatura: la deshi-
dratación, la torrefacción, la pirólisis o carboniza-
ción y la comburación. Durante las dos primeras
fases, el combustible pierde el 35% de su peso to-
tal, en forma de vapor de agua, de gas carbónico y
diversos componentes orgánicos. La fase de torre-
facción es muy importante para la conservación de
frutos, semillas y forma de las ramas. Si la combus-
tión se detiene en la torrefacción, los frutos, las se-
millas o los objetos realizados en madera conser-
van su morfología externa (figura 1) y entonces la
identificación botánica es posible. Esta es la forma
más frecuente con que se presentan en los yaci-
Figura 1. Restos de pino piñonero (Pinus pinea) de los niveles holocenos del
mientos arqueológicos las semillas, los frutos y al- yacimiento arqueológico de Vale Pincel I (Sines, Portugal) (Foto Y. Carrión).
gunos objetos realizados con madera.
La combustión en sentido estricto, comprende la
pirólisis, reacción térmica conducente a las brasas, de combustión no es una medida fiable, ni mucho
y la cumburación, reacción oxidante que conduce menos constante, ya que varía mucho en función
a las cenizas. Estas fases se suceden rápidamente a de las condiciones atmosféricas, del tipo de com-
partir de los 270 ºC, con la degradación química de bustible y de su estado, de la zona donde se produ-
la celulosa y la lignina, elementos de la madera ce el fuego, al aire libre, en estufas, hornos, etc.
(Bourquin-Mignot et al. 1999). Si durante la fase de (Théry-Parisot 2001).
pirólisis se interrumpe el aporte de oxígeno o éste Los residuos del fuego, tanto doméstico como ar-
es demasiado bajo, la combustión se detendrá y tesanal, ritual o accidental, quedan dispersos o
entonces se formarán los carbones (calcinación). concentrados en las estructuras arqueológicas co-
En este estado, el carbón preserva su estructura mo parte y componente del patrimonio histórico y
anatómica, es por eso que su identificación botáni- biológico, por tanto se analizan en busca de infor-
ca es posible. Si la combustión es total, la madera mación etnológica y ecológica. Los carbones son el
se convierte en ceniza. Esta es un polvo gris claro objeto de análisis de la antracología, una de las mu-
formado, generalmente, por sales alcalinas, térreas, chas ramas que se integran en la arqueobotánica.
sílice y óxidos metálicos. Conviene destacar que La identificación botánica del carbón se basa en
no se puede identificar la especie de planta de la la estructura anatómica de la madera. Efectivamen-
que proceden las partículas de ceniza. te, la madera de los vegetales superiores se puede
Para las funciones cotidianas y domésticas de un identificar hasta el rango específico. Para ello se
fuego, la temperatura requerida es del orden de 300 analizan los elementos en los tres planos anatómi-
ºC, no obstante la temperatura que puede alcanzar cos: plano transversal, plano longitudinal tangen-
un fuego varía mucho a lo largo del proceso de cial y plano longitudinal radial (figura 2). El rango
combustión y en ciertos momentos puede llegar a de identificación puede ser desde el grupo hasta la
1.000-1.200 ºC. El parámetro temperatura no es fá- especie, esto depende de las propias característi-
cil de controlar y, en todo caso, las brasas se pro- cas anatómicas de la madera, del estado de conser-
ducen por una combustión incompleta de la made- vación de los restos y del tamaño. Se pueden iden-
ra cuando la temperatura cae entorno a los 500 ºC tificar fragmentos de carbón desde 1 mm hasta
y se detiene el aporte de oxígeno. La temperatura grandes troncos.
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Figura 2. Bloque de los tres planos anatómicos de la madera. Madera de Figura 3. Mercado de leña en Wamena en 2004 (Irian Jaya, Indonesia)
nogal (Foto E. Badal). (Foto E. Badal).

Evidentemente, cuanto más pequeño es el frag- utiliza la identificación de la madera en objetos


mento, menos precisa será la identificación, aun- históricos cuando van a ser restaurados. Con esta
que a veces se puede alcanzar el nivel taxonómico finalidad se han identificado objetos muy diversos
de género con fragmentos de 1 mm si en éstos se desde el Egipto antiguo hasta retablos góticos, vi-
han preservado los rasgos discriminatorios. gas de edificios históricos, etc. Conocer la madera
La identificación de las especies vegetales no es con la que está realizado un objeto facilita las labo-
la única finalidad de la antracología, sino que a tra- res de restauración y se puede emplear el mismo
vés de ella se intentan conocer las plantas utiliza- árbol o arbusto (Badal 2005; Chabal & Feugère
das por los grupos humanos con distintos propósi- 2005).
tos, la vegetación y las condiciones climáticas de
los yacimientos cuando fueron ocupados, la ges-
tión de los recursos vegetales, la transformación de “Echar leña al fuego”: el combustible
los paisajes, la introducción de plantas, etc. En de-
finitiva, los carbones nos transportan a los paisajes Desde el Paleolítico hasta la actualidad “echar le-
del pasado, nos descubren la historia de las plan- ña al fuego” ha sido y es un gesto cotidiano en las
tas y su íntima relación con los grupos humanos; sociedades que utilizan la madera como combusti-
los carbones son patrimonio cultural y biológico, ble. Este acto, voluntario, va precedido de un cú-
por tanto, punto de encuentro entre las ciencias mulo de actividades: recoger leña, acarrearla al há-
humanas y las ciencias naturales. Recoger los car- bitat, prender el fuego, alimentarlo y finalmente
bones arqueológicos y conservarlos ayudará a com- apagarlo (figura 3).
prender la dinámica que nos ha conducido a los En sociedades prehistóricas y algunas actuales
paisajes actuales. con formas de vida tradicionales, la recogida de le-
El método aplicado para identificar los carbones ña es oportunista, es decir, no está muy organiza-
puede ser, igualmente, utilizado para identificar da ni se observa una selección constante de una
madera. La conservación de la madera en yaci- madera determinada. Normalmente, la especie más
mientos arqueológicos es menos frecuente que el abundante en el entorno es la más utilizada, te-
carbón, debido a los procesos de degradación bio- niendo en cuenta que toda leña arde a condición
lógica que actúan sobre ella. Sin embargo, se pre- de que esté seca. El criterio “abundancia-esfuerzo-
serva bien en yacimientos extremadamente secos o rendimiento” preside el abastecimiento en leña en
extremadamente húmedos, donde hongos, bacte- casi todo tipo de medios y sociedades (Ntinou
rias e insectos no pueden destruirla. Igualmente, se 2002). A esto se une la idea de que la leña que va
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al fuego cotidiano no se utiliza y/o sirve para otra


cosa, en general es la menos valorada por la socie-
dad que la usa. La recogida de leña en casi todas
las sociedades tiene una misión de limpieza del
bosque y/o uso del desecho de los árboles y arbus-
tos cultivados. El proverbio “hacer leña del árbol
caído” puede ejemplificar primero la idea de que
ya no sirve para otra cosa y segundo, que es mucho
más fácil de cortar puesto que cuando un árbol cae
empieza o continúa el proceso de degradación bio-
lógica (hongos, insectos, etc.). Con ello pierde re-
sistencia, es más fácil de acarrear y tiene mayor
combustibilidad por estar más seco y tener más
partes huecas si ha sido atacado por xilófagos.
Es evidente que para cortar madera en pie de ár-
bol son necesarios útiles contundentes como las
hachas. En el Paleolítico se desconocen estos úti-
les, pero desde el Neolítico hasta la actualidad las
Figura 4. Utilización de hachas de piedra en el lago Sentani en 2004 (Irian
hachas han sido utilizadas para talar árboles vivos Jaya, Indonesia) (Foto E. Badal).
y cortar madera (figura 4). Sin embargo, cuando se
busca leña para el fuego en algunos ejemplos etno-
gráficos actuales y probablemente también en la cas fueron cambiando con el transcurso del tiem-
prehistoria, se utilizan árboles o arbustos muertos, po, siendo radicalmente diferentes entre los prime-
enfermos o leña caída, es decir, los desechos del ros ocupantes de la cueva, los que dejaron una cul-
bosque. Es una forma de limpiar el bosque y reci- tura material llamada Gravetiense (hace unos
clar la biomasa en energía. Madera alterada por 25.000 años) y los últimos habitantes en la Edad
hongos e insectos xilófagos se ha documentado del Bronce (hace unos 3.500 años).
desde el Paleolítico hasta la actualidad. Durante el Paleolítico Superior, el planeta sufrió
En las sociedades prehistóricas, se ha comproba- uno de los mayores períodos glaciares; gran canti-
do que los fuegos domésticos eran alimentados con dad de agua marina quedó acumulada en los con-
todo tipo de plantas, incluyendo árboles, arbustos tinentes en forma de hielo, de tal forma que los ni-
e incluso hierbas. La propia flora de cada región y veles marinos descendieron. Así, la línea de costa
la época histórica tienen relación con las pautas de en la Cova de les Cendres estaba a unos cien me-
uso y recogida. Aquellos paisajes con gran diversi- tros por debajo de la actual y a una distancia de va-
dad de plantas leñosas tendrán mayor disponibili- rios kilómetros hacia el este. Por tanto, los habitan-
dad de leña que aquellos donde predominen for- tes paleolíticos disponían de un amplio territorio
maciones vegetales estépicas. Para ilustrar esto nos hasta el mar donde podrían captar leña para el fue-
centraremos en la leña utilizada en la Cova de les go doméstico. La tecnología del Paleolítico Supe-
Cendres (Alicante) a lo largo de su ocupación pre- rior no incluye herramientas contundentes para
histórica. hacer leña y es muy probable que recogieran leña
La Cova de les Cendres se encuentra ubicada a caída o plantas muertas. En algunos casos se ha de-
45 m s.n.m. en el arco de acantilados que se forman mostrado que estaban alteradas por insectos xiló-
entre el cabo de La Nau y la Punta de Moraira. La fagos. Árboles, arbustos y herbáceas fueron recogi-
cueva estuvo ocupada por grupos humanos en el das en el entorno inmediato y quemadas en la
Paleolítico Superior, Neolítico y Edad del Bronce. cavidad y parecen responder a un paisaje bastante
Ahora bien, las condiciones climáticas y paisajísti- abierto con pocas especies leñosas desarrolladas
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bajo unas condiciones climáticas que en la actua- En definitiva, en la costa alicantina durante el
lidad su paralelo más próximo se encuentra en la Paleolítico las formaciones vegetales abiertas de pi-
zona de media montaña mediterránea, alrededor no salgareño, enebro y matas leñosas ofrecieron le-
de los 1.800 m de altitud. ña para el fuego. El cambio climático del tránsito
En el Paleolítico Superior, las condiciones climá- Pleistoceno-Holoceno propició la sustitución de
ticas desde el arco de La Nau a la punta de Morai- esa flora relativamente fría por otra más cálida y di-
ra fueron de tipo supramediterráneo, es decir, una versificada que será utilizada desde el Neolítico
temperatura media anual entre 8 y 13 ºC y una pre- hasta la Edad del Bronce. Pero en ambos casos, los
cipitación de unos 400-500 mm. Bajo esas condi- grupos humanos utilizan la vegetación local como
ciones climáticas se desarrollaron formaciones ve- fuente de energía limpia y renovable, así los restos
getales de coníferas, donde el pino salgareño (Pinus del fuego, los carbones, se convierten en los heral-
nigra) y los enebros (Juniperus) fueron predomi- dos negros de esa cadena de gestos humanos que
nantes. Desde la cultura arqueológica Gravetiense supone “echar leña al fuego”.
(circa 25.000 BP) hasta la Magdaleniense (circa
12.500 BP) se ha observado la recogida y uso como
combustible de 18 plantas leñosas por parte de los “De tal palo tal astilla”:
habitantes de la cavidad. No obstante, la media de clima y paisaje paleolítico
especies utilizadas por nivel arqueológico es de
seis, siendo los restos más abundantes de pino sal- El término vegetación hace referencia a la cubier-
gareño y enebro (tabla 1). ta vegetal de un territorio, la cual se desarrolla ba-
Hace unos 10.000 años se produce un cambio cli- jo unas condiciones ecológicas dadas, de manera
mático a escala global que se traduce por un au- que si estas cambian también lo puede hacer la ve-
mento de la temperatura y la humedad a escala re- getación. Actualmente, se acepta que algunos cam-
gional. Paralelamente, el deshielo continental bios climáticos son globales, es decir, afectan a to-
conlleva la subida del nivel del mar. La Cova de les das las zonas del planeta, evidentemente, con
Cendres quedó afectada por esos cambios climáti- diferente intensidad según la latitud y la altitud de
cos que culminan hace unos 6.000 años, cuando el cada región. Así, en la historia de la Tierra se han
perfil de la costa y los acantilados quedarían como sucedido cambios climáticos globales y por tanto la
los conocemos hoy. Así, desde el Neolítico hasta la configuración biogeográfica del planeta ha variado
Edad del Bronce, las condiciones bioclimáticas de en el transcurso del tiempo, los seres vivos se han
la zona de La Nau–Moraira serían similares a las trasladado, se han extinguido o se han adaptado a
actuales, es decir, termomediterráneas, con una los cambios, probablemente todas las estrategias de
temperatura media anual entre 17 y 19 ºC y una supervivencia se adoptaron. Así, si de tal palo tal
pluviometría, tal vez superior a la media actual, de astilla, de tales condiciones ambientales tales pai-
unos 600-800 mm de media anual. En ese contex- sajes vegetales.
to ecológico, se desarrollan tres formaciones vege- El Paleolítico Superior supone la llegada de Homo
tales ricas en plantas leñosas: a) bosque esclerófilo sapiens sapiens a Europa, con una nueva tecnología
mediterráneo, b) matorral termófilo y c) vegetación y la capacidad de producir el fuego. Este período
de ribera. Un amplio abanico de posibilidades se cultural coincide con el máximo frío del Cuaterna-
presenta a los grupos humanos que habitan la cue- rio que se produce durante el pleniglacial würmien-
va, ya que pueden recoger leña en las tres forma- se, si se utiliza la terminología de las glaciaciones al-
ciones vegetales y de hecho así debieron de hacer- pinas o en el centro del estadio isotópico 2, si se
lo pues se documentan más de 36 taxones emplea la terminología de los isótopos de oxígeno.
utilizados como combustible entre el Neolítico y la En cronología radiocarbono, esta fase de clima frío
Edad del Bronce, siendo la media identificada de se daría entre 20.000 y 18.000 años BP y cultural-
19 taxones por nivel arqueológico (tabla 1). mente se asocia a la cultura material del Solutrense.
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Tabla 1. Plantas utilizadas como combustible en la Cova de les Cendres (Teulada-Moraira, Alicante)
en dos momentos ecológicos y culturales muy distintos.

Nombre científico Paleolítico Neolítico a bronce Nombre vulgar

Arbutus unedo - + Madroño


Cistaceae + + Cistáceas leñosas
Cistus sp. - + Jara
Cneorum triccocum - + Olivilla
Crataegus sp. + + Espino albar
Daphne gnidium - + Torvisco
Ephedra sp. + + Trompetera
Erica multiflora + + Brezo
Fabaceae + + Fabáceas leñosas
Fraxinus sp. - + Fresno
Juniperus sp. + + Enebro - sabina
Labietae + + Labiadas leñosas
Laurus nobilis - + Laurel
Lavandula sp. - + Lavanda - cantueso
Lonicera sp. - + Madreselva
Monocotiledoneae + + Monocotiledóneas
Olea europaea var. sylvestris - + Acebuche, olivastro
Osyris sp. - +
Pinus halepensis + + Pino carrasco
Pinus nigra + - Pino salgareño
Pinus pinea - + Pino piñonero
Pistacia lentiscus - + Lentisco
Pistacia sp. + +
Pistacia terebinthus - + Cornicabra
Prunus sp. + +
Quercus caducifolio + + Roble
Quercus perennifolio + + Carrasca-Coscoja
Rhamnus y/o Phillyrea + + Aladierno - Labiérnago
Rosmarinus officinalis + + Romero
Salix y/o Populus + + Sauce - Chopo
Sorbus sp. - + Mostajo - Serval
Tamarix sp. - + Taray
Thymelaea hirsuta - + Bufalaga marina
Viburnum tinus - + Durillo
Viscum sp. + + Muérdago
Vitis sylvestris - + Vid silvestre
Total TaxaOTAL TAXA 18 36
Total Carbones 6.809 9.035
18 CARBONES Y CENIZAS, ¿QUÉ NOS CUENTAN DEL PASADO?

Durante el último máximo glacial, gran parte de Pinus halepensis) se han identificado en los carbo-
Europa quedó cubierta por el hielo, así el casquete nes prehistóricos en base a los elementos anatómi-
de hielo escandinavo llegó a 3.000 metros de po- cos de la madera. Las seis especies de pinos viven
tencia y las lenguas de hielo penetraban en el mar. en la península desde el Paleolítico, no obstante su
Las montañas europeas más altas mantenían nie- distribución espacial ha variado en el transcurso
ves perpetuas hasta cotas bastante bajas. El frente del tiempo. Los carbones prehistóricos muestran la
polar debió situarse en el litoral atlántico a la lati- dinámica del género Pinus, así en el Pleniglacial es
tud del paralelo 40ºN aproximadamente, quedan- el taxón arbóreo dominante en los yacimientos ar-
do toda la mitad norte de la península Ibérica bajo queológicos mediterráneos, mientras que tiene una
su directa influencia y la mitad sur con menor in- menor importancia en la región eurosiberiana pe-
flujo. En esas condiciones, la superficie del Atlán- ninsular. En el Tardiglacial sigue siendo el género
tico norte quedó helada durante parte del año y las más representado en la fachada mediterránea y
temperaturas del océano eran frías. El continente mucho menos en la zona atlántica. A partir de ini-
recibía menor flujo de humedad que actualmente. cios del Holoceno, en ambas regiones los pinos de
En torno al 18.000 BP, se alcanza el mayor volumen montaña y media montaña parecen batirse en reti-
de hielo concentrado en los continentes, lo que rada hacia las montañas, mientras que los más cá-
produce el descenso del nivel del mar unos 100 m lidos muestran una tendencia a expandirse por las
de altitud, de tal modo que amplias zonas, hoy su- zonas mediterráneas de baja y media altitud.
mergidas bajo el mar, quedaron como zonas coste- En la región mediterránea peninsular, durante el
ras emergidas. Pleniglacial y el Tardiglacial (20.000-10.000 BP) las
En ese contexto ecológico, los grupos humanos condiciones ecológicas debieron ser drásticas y en
del Paleolítico Superior ocupaban cuevas y abrigos concreto tres factores pudieron ser decisivos para
de la península Ibérica, donde encendían y alimen- la expansión de los pinos: a) la baja pluviometría
taban los fuegos domésticos con la flora circundan- anual unida a una marcada sequía estival; b) las ba-
te a los hábitats. Los análisis de los carbones del jas temperaturas invernales con hielo frecuente
Paleolítico Superior (circa 30.000 a 10.000 BP) in- que puede producir daños en el tejido conductor
dican que los paisajes estaban dominados por co- de las plantas y c) la pobreza de los suelos. Los pi-
níferas y, en concreto, los pinos y los enebros son nos se adaptan a esos factores ya que: 1) son capa-
los protagonistas durante todo el Paleolítico Supe- ces de retener agua en la albura para acometer la
rior. Pinares, enebrales y sabinares debían ocupar sequía; 2) incluso los pinos más termófilos como el
amplias áreas peninsulares desde el nivel del mar piñonero (P. pinea) o el carrasco (P. halepensis) pue-
hasta el límite arbóreo altitudinal, el cual debió ser den soportar temperaturas invernales inferiores a
inferior al que hoy conocemos en las montañas, ya –5ºC sin grandes daños en su tejido y 3) son muy
que muchas de ellas estarían cubiertas de nieve. frugales además de no tener grandes preferencias
Los pinos tienen una distribución desde el nivel por el tipo de suelo.
del mar hasta el límite arbóreo en las montañas y Los análisis de los carbones prehistóricos mues-
cada especie tiene necesidades ecológicas peculia- tran que la distribución de los distintos pinos en
res, de ahí que en los estudios arqueobotánicos sea las dos regiones biogeográficas de la península Ibé-
de gran utilidad conocer la especie de pino ya que rica está en concordancia con sus tendencias o pre-
ofrecen una información muy precisa sobre las ferencias ecológicas. Así, el pino negro (P. uncina-
condiciones ambientales de cada período prehistó- ta) y el pino albar (P. sylvestris) se encuentran con
rico y de cada región. mayor frecuencia en los yacimientos arqueológicos
En la península Ibérica los pinos que hoy cono- de la mitad norte peninsular, coincidiendo con la
cemos como pinos de montaña (Pinus sylvestris, Pi- actual región biogeográfica eurosiberiana, donde
nus uncinata), de media montaña (Pinus nigra) y no se produce déficit hídrico en verano. Es eviden-
de zonas basales (Pinus pinea, Pinus pinaster y te la clara vocación eurosiberiana de ambas espe-
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cies, aunque el pino albar también está documen- documentado carbón y piñas en contextos natura-
tado en yacimientos de la zona mediterránea por su les y en yacimientos arqueológicos como A Valiña
buena adaptación a la sequía estival. (620 m.s.n.m., Castroverde, Lugo). En la zona medi-
Pinus uncinata por el momento solamente se ha terránea entraría en contacto con el pino salgareño
identificado con seguridad en el yacimiento de Bal- (Pinus nigra) ya que en yacimientos de Cataluña se
ma Margineda que se encuentra 970 m altitud en les ha identificado juntos. A partir del Tardiglacial
el Pirineo central. Este yacimiento estuvo ocupado y sobre todo a principios del Holoceno, su área se
desde el Mesolítico (10.640 BP) hasta el Neolítico iría fraccionando y poco a poco desaparece de las
(6.600 BP) y los carbones recuperados en sus depó- cotas bajas (Carrión 2003, Figueiral & Terral 2002,
sitos señalan la importancia de Pinus uncinata jun- Ros 1985, Allué 2002).
to a Pinus sylvestris incluso hasta momentos avan- Durante el Pleniglacial y el Tardiglacial, el pino
zados del Neolítico. Es curioso que, después del salgareño (Pinus nigra) es el taxón arbóreo domi-
cambio climático de inicios del Holoceno, se man- nante en los carbones arqueológicos de la región
tengan en zonas relativamente bajas del Pirineo mediterránea, documentándose desde el nivel del
(Heinz 1991, Leroyer & Heinz 1992). mar hasta yacimientos situados a unos 1.000 m de
En el Pleniglacial el pino negro probablemente altitud. En la Cova de les Cendres (Teulada-Morai-
estuvo más extendido por el cuadrante nordeste ra, Alicante) es la especie dominante en toda la se-
peninsular; las poblaciones relictas de la sierra de cuencia paleolítica y sobre sus restos se han reali-
Gúdar pueden ser un eco de su mayor extensión. zado directamente dataciones de radiocarbono por
En la actualidad, las mejores masas de Pinus unci- el método del acelerador de partículas. Este méto-
nata están en el Pirineo y su orla forma el límite al- do permite datar cada fragmento de carbón de tal
titudinal del bosque, es decir, por encima de los modo que podemos seguir la historia de la especie
2.700 m no crecen los árboles y prosperan las pra- con mucha precisión. En el caso de la Cova de les
deras alpinas. Si durante el Paleolítico Superior la Cendres todos los carbones de Pinus nigra datados
serie altitudinal y ecológica de los pinos era simi- por radiocarbono son paleolíticos; el más antiguo
lar a la actual, se puede inferir que el límite de cre- ha dado un fecha de 25.120±240 años BP y el más
cimiento arbóreo en el Pirineo descendió en torno reciente 12.470±100 años BP (tabla 2). Incluso
a los 1.000 m sobre el nivel del mar, pues si este ár- cuando se han hallado carbones de Pinus nigra en
bol perduró en Balma Margineda hasta el 6600 BP, niveles arqueológicos neolíticos se ha comprobado
es de suponer que en el Pleniglacial todavía serían por medio de radiocarbono que procedían de alte-
más rudas las condiciones climáticas; por tanto po- raciones estratigráficas y que las fechas obtenidas
sibilitarían la extensión del pino negro por amplias siempre caen dentro del Paleolítico Superior. Por
zonas del noreste peninsular incluso en cotas infe- tanto, podemos inferir que los paisajes del Paleolí-
riores a los 1.000 m. tico mediterráneo estarían dominados por pinares
Entre 29.000 y 10.000 BP aproximadamente, los de salgareño en las cotas bajas del litoral peninsu-
carbones de pino albar (Pinus sylvestris) están am- lar mediterráneo, recordemos que la Cova de les
pliamente documentados en cuevas y abrigos de Cendres actualmente está a 45 m sobre el nivel del
todo el norte peninsular desde el nivel del mar has- mar. En la cueva de Nerja (158 m de altitud actual)
ta yacimientos de montaña situados en torno a los este pino también es el preferido como leña de los
1.000 m de altitud. Durante el Pleniglacial, es pro- habitantes paleolíticos de la cavidad aunque en es-
bable que el área de pino albar fuera continua en ta zona del litoral compartiera protagonismo con el
gran parte de la zona norte peninsular, desde Cata- pino piñonero y el pino carrasco.
luña a Portugal. Aquí se ha identificado en varios El pino salgareño, en la actualidad, crece entre
yacimientos de la Extremadura portuguesa como los 800 y 1500 metros sobre el nivel del mar. En el
Buraca Grande (350 m.s.n.m) y Buraca Escura en Paleolítico (entre el 25.120 y el 12.470 BP) los car-
cronologías del 23.000-18.000 BP. En Galicia se ha bones de pino salgareño se encuentran en yaci-
20 CARBONES Y CENIZAS, ¿QUÉ NOS CUENTAN DEL PASADO?

Tabla 2. Fechas radiocarbono obtenidas directamente en carbones de las distintas especies de pinos por AMS.

Especie Referencia Años BP Nivel Yacimiento

Pinus nigra Beta-116625 20430±170 H-19 Cova de les Cendres


Pinus nigra Beta-142285 19650±160 IX Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-142284 12470±100 X Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-189079 13120±60 C.14/c-17 Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-118022 13690±120 XIC Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-118023 14850±100 XIIA Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-118024 17230±130 XIIB Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-118026 18920 ±180 XIII Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-118027 18750±130 XIII Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-142282 21230±180 XIV Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-155606 24080±150 XVI Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-142283 24240±220 XVI Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-189078 25850±260 B.7/c-85 Cova de les Cendres
Pinus nigra Beta-155607 25120±240 Malladetes
Pinus cf. P. pinea Beta-189080 24200±200 12 Cueva de Nerja
Pinus pinea Beta-189081 12360±60 8i Cueva de Nerja
Pinus pinea Beta-164664 6740±40 Vale Pincel I
Pinus pinea Beta-189082 5040±40 M.6 Passadeira Bosque
Pinus halepensis Beta-171909 7280±40 U.E.3201 Falaguera

mientos de la mitad oriental peninsular a nivel del Los pinos más termófilos, como el pino piñonero
mar actual. Por tanto, igual que en el caso del pino (Pinus pinea), el pino carrasco (Pinus halepensis) y
albar y pino negro también el salgareño descendió el pino rodeno (Pinus pinaster), también se han
al menos 1.000 m de altitud para formar bosques identificado en los carbones paleolíticos; sin em-
litorales. bargo, muestran una tendencia contraria a los de
El pino salgareño ha jugado un importante papel montaña o media montaña (pino negro, pino albar
en las formaciones vegetales pleistocenas y proba- y pino salgareño). Es decir, durante el Paleolítico el
blemente convivió con el pino albar en las zonas área de distribución de estas especies debió de es-
más húmedas del noreste peninsular mientras que tar mucho más fraccionada que en la actualidad y
en el sur con mayor aridez estival se formarían bos- limitada a cotas inferiores a los 300 m s.n.m. De
ques de pinos salgareños, enebros y sabinas. ellos, hoy por hoy, el pino piñonero está bien docu-
El límite noroeste de Pinus nigra lo hemos en- mentado en el litoral andaluz, el pino rodeno en el
contrado en la turbera de la Piedra (Páramo de la centro de Portugal y el pino carrasco se encuentra
Lora, Sedano, Burgos) a 900 m, donde se han iden- en la costa de Alicante y Málaga en contextos ar-
tificado macrorestos sin carbonizar y que han da- queológicos del Paleolítico. Se han realizado data-
do una datación de 12.000 BP. Este pino no suele ciones radiocarbono por acelerador de partículas en
penetrar en la zona eurosiberiana, pero los restos restos de pino piñonero y pino carrasco (tabla 2),
arqueobotánicos demuestran que durante el Paleo- mientras que los carbones de pino rodeno no están
lítico tuvo un área de distribución muy diferente a datados directamente pero los contextos arqueoló-
la actual, probablemente de mayor extensión pero gicos en que aparecen muestran gran coherencia y
de mucha menor altitud. nada parece indicar alteraciones estratigráficas.
ERNESTINA BADAL 21

Los restos más antiguos de carbón de pino rode- y mesomediterráneo, desde el nivel del mar hasta
no (Pinus pinaster) se encuentran en Rio Maior (Ex- unos 800 metros de altitud y con ombroclimas se-
tremadura, Portugal) en un contexto arqueológico co a sub-húmedo. Por tanto, puede vivir en zonas
del Auriñaciense y Gravetiense con dataciones de con temperaturas medias anuales comprendidas
33.000 y 23.500 BP respectivamente. Sus restos entre 13 y 19ºC y precipitaciones anuales entre 400
son mucho más abundantes en el Magdaleniense y 600 mm. La ausencia de restos de pino carrasco
(12.000-11.000 BP), pero será en el Holoceno cuan- en la mayoría de yacimientos del Paleolítico Supe-
do la especie muestre una expansión territorial, ya rior es significativa del clima riguroso que dominó
que se encuentra en varios yacimientos del centro la mayor parte de la península Ibérica, solamente en
y norte de Portugal, mostrando una expansión sur- los lugares de menor altitud y más meridionales de
norte. En el resto de la península no se han identi- la costa sur peninsular pudieron albergar algunos
ficado con seguridad carbones de pino rodeno en rodales de pino carrasco, pero siempre minoritarios
contextos paleolíticos y se encuentra puntualmen- en relación a los otros pinos. Sería necesario hacer
te en el Holoceno. Portugal parece ser la cuna don- dataciones sobre esos restos para confirmar defini-
de permaneció dicho pino durante los periodos frí- tivamente que vivieron en el Pleniglacial de la cos-
os de la última glaciación y desde allí iniciaría una ta sur junto a Pinus nigra y Pinus pinea. Este últi-
fase expansiva hacia cotas más altas a lo largo del mo sí está bien fechado y demuestra que la costa
Holoceno, si bien sus preferencias por suelos áci- andaluza fue la más cálida de Europa durante el
dos o claramente descarbonatados lo limitan en el Pleniglacial, como se verá a continuación.
espacio peninsular (Figueiral 1995, Figueiral & Te- El mejor conjunto de restos de pino piñonero (Pi-
rral 2002). nus pinea) se ha conservado en la secuencia arqueo-
Del pino carrasco (Pinus halepensis) se tienen lógica de la Cueva de Nerja (158 m s.n.m.). En ella
muy pocos datos sobre su presencia y uso por par- se puede observar la importancia de este pino para
te de los pobladores peninsulares del Paleolítico los habitantes prehistóricos de la cueva (Badal 1990,
Superior. En la cueva de Nerja (158 m s.n.m., Má- 1995, 1998, 2001). Recientemente se ha fechado por
laga) se encuentra en muy poca cantidad desde el radiocarbono un fragmento de carbón (24.200±200
Solutrense (18.940±530 BP) hasta el Neolítico BP) y una cáscara de piñón (12.360±60 BP) lo que
(6.420±60 BP). En esta cueva siempre está acom- constituye la prueba contundente de que el pino pi-
pañado de otros pinos; así en los niveles paleolíti- ñonero es autóctono en el litoral andaluz y, por tan-
cos aparece junto a Pinus nigra y Pinus pinea y en to, elemento genuino de la flora ibérica (tabla 2).
los niveles neolíticos, sólo con Pinus pinea. La secuencia antracológica de la Cueva de Nerja
En la Cova de les Cendres se han identificado es clave para conocer la dinámica del pino piñone-
muy pocos carbones de pino carrasco en el Tardi- ro en el litoral andaluz y merece una pausa dicho
glacial (14.800-12.500 BP) y queda una gran abun- yacimiento. Como se ha mencionando anterior-
dancia de sus restos a partir de los niveles holoce- mente, en la Cueva de Nerja se han documentado
nos. En el yacimiento de La Falaguera (850 m carbones de tres especies de pinos: Pinus nigra, Pi-
s.n.m., Alcoi) se ha fechado un carbón de pino ca- nus pinea y Pinus halepensis. En los niveles solu-
rrasco en 7.280±40 BP (tabla 2). Probablemente, trenses, magdalenienses y epipaleolíticos se han
esa fecha marque su expansión hacia las zonas del encontrado restos carbonizados de las tres especies
interior siendo un poco anterior en las zonas cos- de pinos. Ahora bien, los habitantes de la cavidad
teras (Badal 1995, Badal & Carrión 2001, Carrión hacen una gestión selectiva de dichos pinos. Así,
2003). En Cataluña se ha identificado a partir de fe- el pino salgareño y el pino carrasco son utilizados
chas postpaleolíticas y en yacimientos litorales o como leña para el fuego, mientras que el pino pi-
prelitorales (Ros 1985, Allué 2002). ñonero lo utilizan muy poco como combustible y
En estos momentos, el pino carrasco encuentra recogen masivamente sus piñas. Vista la calidad
su óptimo ecológico en el piso termomediterráneo nutritiva de los piñones (tabla 3) y la abundancia
22 CARBONES Y CENIZAS, ¿QUÉ NOS CUENTAN DEL PASADO?

Tabla 3. Valor nutritivo de cuatro frutos, a partir de Lanner (1981) y Redman (1990).

Frutos Porcentaje en proteínas Porcentaje en grasas Porcentaje en Hidratos

Piñones (Pinus pinea) 34 48 7


Nueces (Juglans regia) 15 68 12
Almendras (Prunus amygdaliformis) 16,5 54,9 21,5
Bellotas (Quercus robur) 3 2,6 57,8

de restos de piñas carbonizadas, son evidentes


N.2
ciertas pautas de recolección sistemática de piñas
N.3

Niveles arqueológicos
cerradas para obtener los frutos (figura 5) y una N.4
N.5
protección de los árboles como fuente de leña. N.6
En la actualidad, el pino piñonero crece desde el N.7
N.8
nivel del mar hasta los 1.000 m de altitud en los pi- N.9
Carbones
sos bioclimáticos termomediterráneo y mesomedi- N.10 Piñas
N.12 Carbones Pinus pinea
terráneo, tolerando una temperatura media anual N.13 Cáscaras de piñón

entre 13 y 19ºC. El pino carrasco tiene una toleran- 0 500 1.000 1.500 2.000 2.500 3.000

cia térmica similar y la diferencia esencial estriba Número de restos carbonizados

en que el pino piñonero solamente prospera en sue-


Figura 5. Diagrama de las diferentes categorías de restos carbonizados en
los arenosos de dunas litorales o continentales. Por la Sala del Vestíbulo (Cueva de Nerja).
el contrario, el pino salgareño en la actualidad vive
en el piso bioclimatico supramediterráneo o meso-
mediterraneo superior, con una tolerancia térmica diterráneas, siendo las de tipo mesomediterráneas
de 8 a 13 ºC de media anual. Por tanto, el punto de donde pueden confluir los tres pinos encontrados.
encuentro de los tres pinos en la Cueva de Nerja se El entorno de la cueva de Nerja estaría poblado por
daría si las condiciones ambientales fueran del tipo pinares de distintas necesidades ecológicas, hacia
mesomediterráneo, donde se pueden encontrar los el norte con mayor altitud los pinos salgareños, ha-
límites de tolerancia de los tres pinos. Con el cam- cia el sur, en las dunas litorales los pinos piñone-
bio climático de inicios del Holoceno, los carbones ros y los pinos carrascos acantonados en pequeños
de pino salgareño empiezan a disminuir y desapa- rodales. El pino salgareño no tolera la mejoría cli-
recen hacia el 10.000 BP, mientras que se mantie- mática de inicios del Holoceno y desaparece de la
nen el pino piñonero y el pino carrasco. zona de captación de leña de los habitantes de Ner-
La temperatura media anual en la costa malague- ja, como también ocurre en la Cova de les Cendres
ña es hoy de 19 ºC y solamente crecen el pino ca- (figura 6). Sin embargo esa mejoría climática faci-
rrasco y el pino piñonero, lo que significa que du- litaría la extensión del pino piñonero por otras
rante el Paleolítico la temperatura media de la zona áreas peninsulares; en la costa portuguesa se ha da-
sería del orden de 6 ºC inferior a la actual y por otro tado un fragmento de carbón de este pino en
lado, las condiciones biogeográficas actuales se ins- 6.740±40 años BP y en el estuario del Tajo se ha
talaron en la costa andaluza a inicios del Holoceno datado la madera (5.040±40 años BP) de un tron-
cuando junto al pino piñonero y al pino carrasco se co de pino piñonero que forma parte de un bosque
unen otras especies cálidas como el olivo silvestre sumergido donde convivía con el pino rodeno.
y desaparece definitivamente el pino salgareño. En sincronía con los cambios climáticos del últi-
En definitiva, los restos carbonizados de Nerja mo ciclo glacial, los pisos bioclimaticos descendie-
indican que las condiciones ambientales durante el ron en altitud y latitud y con ellos la flora. Los
Paleolítico podrían ser desde termo hasta suprame- pinos, buenos indicadores de temperatura y hume-
ERNESTINA BADAL 23

Figura 6. Reconstrucción de la fauna y vegetación de la Cova de les Cendres en el Tardiglaciar (UV2405, Puche 2001 en Villaverde 2001:39).

dad, marcan un descenso de al menos 1.000 m de como la conocemos en la actualidad. Con sus dife-
altitud en relación a las cotas que alcanzan ahora. rencias regionales marcadas y los pinos con la dis-
Los carbones prehistóricos indican vegetaciones tribución altitudinal que conocemos para cada
frías en todas las zonas y una gran diferencia de especie.
flora en relación a la actual de cada zona. Estas Este breve recorrido por los pinares paleolíticos
mismas floras señalan unas condiciones de hume- nos recuerda que aquel gesto humano y cotidiano
dad menores que las actuales en todas las zonas, de de recoger leña y quemarla en las cuevas nos ofre-
ahí la gran expansión de los pinos en el Paleolítico ce una pequeña visión de los paisajes del pasado
superior, aunque cada región y cada zona altitudi- gracias a los carbones conservados en los yaci-
nal viene definida por una especie de pino. La cos- mientos peninsulares.
ta andaluza siempre ha sido la más cálida de la pe-
nínsula Ibérica y en ella han vivido los pinos más
termófilos y en especial el pino piñonero desde el Bibliografía
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genera el aumento de la temperatura y del flujo de del combustible leñoso durante el Pleistoceno superior
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global habría concluido y la configuración biogeo- tir del análisis antracológico. Tesis doctoral. Universi-
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