3 PROFESOR: Dr. José Pedro Juárez Sánchez ALUMNO: Edgar Raúl Cervantes Gálvez
Cambios en la percepción y en la organización del espacio rural.
Entrena Durán Francisco (1992).
Después de haber relegado a la sociedad rural a un segundo plano, para la década de
los sesentas y los setentas, se volteó a ver de nuevo a la sociedad rural, ya que, como menciona el autor, para el año de 1992, dos terceras partes de las familias del mundo, son las que se ocupaban de las tareas agrícolas. El espacio rural está estrechamente imbricado en el espacio urbano debido a la necesidad que tienen las ciudades por alimentos. Lo cual ha generado la necesidad de la introducción de tecnologías en el campo para aumentar los rendimientos y satisfacer las necesidades que el mercado exige; la introducción de nuevas tecnologías y la creciente modernización de la agricultura ha creado cambios en la concepción y organización del espacio rural y de la sociedad campesina en general. En la lectura el autor menciona que existen principalmente dos dificultades para definir al espacio rural; la primera, a la que el autor denomina como definición por negación, se refiere a que el espacio rural es conceptuado simplemente como algo que no está ubicado en lo urbano, sin tomar en cuenta sus cualidades intrínsecas; la segunda trata sobre la caracterización del espacio rural por sus funciones interiores, lo que quiere decir, sus funciones espaciales intrínsecas. Para la comprensión de los cambios en la concepción y en la organización del espacio rural es necesario centrarse en la estructura socio-económica y de clases de la sociedad campesina tradicional, para de esta manera apreciar los cambios ocasionados por el modelo económico actual en el que se favorece a la producción a gran escala. En la sociedad rural, la homogeneidad y el aislamiento contribuyen a arraigar el conservadurismo, el tradicionalismo y el etnocentrismo. Por otra parte, las condiciones del medio fomentaban el desarrollo de una economía de subsistencia. En la actualidad los desarrollos tecnológicos a la producción agraria han ocasionado un arraigo generalizado y creciente de una ideología productivista para lograr mayores colas de eficacia y rendimiento, asimismo, la mecanización de las tareas genera una reducción de las necesidades de las fuerzas de trabajo, lo que se traduce en generación de pobreza y la necesidad de los campesinos por migrar a la ciudad para trabajar en fábricas o en los campos de cultivo de las grandes empresas acaparadoras de la tierra. Como se mencionó, la agricultura ha tenido que adaptarse a los requerimientos de la economía de mercado, y que no existe la producción para el consumo de los campesinos, sino la producción está basada directamente en que es lo que solicitan en los países “desarrollados”. Lo anterior ha dado paso a que el espacio rural quede en manos de las modernas empresas agro-industriales de carácter transnacional, las cuales monopolizan casi la totalidad de los principales canales de comercialización, donde se mueven los productos que solicitan los mercados nacionales e internacionales. El espacio rural es cada vez menos considerado como un hábitat, como un entorno vivencial o lugar de residencia, ya que en la actualidad las normas, valores y símbolos que estructuran y legitiman nuestra existencia, son generados en el espacio urbano, relegando al espacio rural a cumplir un papel meramente especializado en la producción para las necesidades externas de mercado.