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oe ee eT Diego Gracia Como arqueros al blanco Estudios de bioética Diego Gracia Como arqueros al blanco Estudios de bioética Edicién de José Lazaro fe TRIACASTELA Madi, 2004 CoLeeciON HUMANIDADES MEDICAS, N.° IL Como arqueros al blanco. Estudios de bioética 1 edicion, Madrid, Triacastela, 2004 «2 Divyo Gracia, 2004 ws Halitorial Triaeastelt, 2004 Pontuetye ASA, 3-5 20018 San Sebastian Hel: 843. 000 483, Bax: 943 000 334 cdlitorial @Lriacastelcom awww.triacasteicom ion: Linanol Atxe: ISHN: S1-95810-1 3-8 Deposite legal: Md. 367-2004 Imprestin. Brea, SA Pnenadermacion: Ramos. S. A: Sumario Introduccién LA MEDICINA EN EL CAMBIO DE SIGLO 1. Poder y salud en la historia >. Medicina y cambio cultural 3. La medicina del siglo xx 1. Los fines de la medicina en el umbral del siglo xxi 5. Por una asistencia médica més humana FUNDAMENTACIONES DE LA BIOETICA 6. Fundamentaciones de la bioética 7. Religisn y ética 8. Litieas narrativa y hermenéu 9 No hacer daiio ETICA DE LAS PROFESIONES SANITARIAS 10, 1 Juramente hipoctitice 11 Lavetica y las protesiones sanitarias 12 Nuevos dlesafiny em fa etica de has profestanes, sanitaias 9 17 27 4l 79 93 105 129 197 225 162 COMO ARQUEROS AL BLANCO El problema esta en saber si esas novedades que sin duda van a producirse, afectaréin al nticleo de la teorfa de los trasplantes o por el contrario tendrén un carsicter meramente perifrico, en el sentido de que no cambiariin los principios hasicos de la doctrina elaborada a lo largo de este tiltimo medio siglo. Y aunque: no es Licil predecir el futuro, hay indicios de que durante las proximas décadas pucde producirse una auténtica revolucién que coloque todo este tema a un nivel completamente nuevo y distinto del anterior, #1 punto central esta en la posibilidad, hoy atin remota, pero desde luego mucho menos que hace s6lo una década, de que los Grganos procedan de ani- ales manipulados genéticamente® o sean de origen completamente artificial, como en cl caso del modelo recientemente probado de corazén artificial interno. Estos dos procedimientos, tan distintos entre si, tienen un punto en comtin, y es que permitirian convertir los érganos para trasplante en productos sanitarios conto cualesquiera otros, como los fiirmacos 0 los aparatos diagndsticos y, por tanto, comercializables por las empresas productoras, exactamente igual que se hace con cualquier otro producto sanitario. Esto significarfa el final de la doctri- nade [a donacién altruista, y obligarfa a elaborar normas completamente nuevas dle iatnejo de estas situaciones, 1.1 otra posibilidad, no menos remota que la anterior, poro tampoco menos prometcdora, es que el mejor conocimiento de las posibilidades de las células ironcales existentes en Organos adultos permitiera elaborar con células del pro- Jo paciente, y por tanto con idéntico sistema HLA, tejidos que permitan reparar las pctdidas suftidas (piénsese, por ejemplo, en el trasplante de piel en grandes quemmdos), © incluso érganos. De conseguirse esto tiltimo, los érganos serian rencticamente idénticos a los del propio individuo, hasta el punto de poder afir- «que en un sentido muy profundo serfan suyos. Esto también daria al traste, par Mottvos casi Opuestos a los anteriores, con la doctrina de la donacién. Pero todo eso son, hoy por hoy, meros futuribles. En la situacién en que nos ‘ucontramos Io correcto es continuar perfeccionando el funcionamiento de la ici organizacién de trasplantes, mejorando 1a formacién de los profesionales ‘del priblico en general y buscando cotas cada vez més elevadas de calidad y ‘xcelencia. La tara to merece; atin mas, lo exige. 1 “CE Santiago Grisolia (ed.), Trasplantes v clonacion de células humana en eb Hor xxt, Madvid: Vundicién BBVA, 2001, Informe de fa Subcomisicin de Xenotrasplan Pt Comision Permanente de Trasplantes det Consejo literterritorial del Sistema acionalde Salud. Yenotrasplante. Mactid: Orman peacigay Neel. ae 20 Etica de los cuidados paliativos: entre la convicci6én y la responsabilidad A comienzos del siglo xx se distinguieron dos tipos ideales de ética opuestos entre sf, denominados «ética de la conviccién» (Gesinnungsethik) y «ética del poder por el poder» (Machtethik) 0 también «ética del éxito» (Erfolgesethik). El primero identifica la vida moral con Ia aplicacién directa de principios y reglas a situaciones especificas, sin considerar las circunstancias y las consecuencias, en tanto que el segundo sélo busca la obtencién de los mejores resultados y con- secuencias posibles, sin atenerse a principio alguno, lo que en el caso de la acti- vidad politica viene a identificarse con el ejercicio del poder por el poder. Max Weber propuso como alternativa a estos dos modelos extremos un tercero inter- medio, que tuviera en cuenta al mismo tiempo los principios y las consecuen- cias, con el fin de alcanzar decisiones razonables, ponderadas, prudentes 0 sabias. Denominé «ética de la responsabilidad» a este tipo ideal intermedio (Verantwortungsethik). En el Ambito especifico de los cuidados paliativos, como también en a de los cuidados en general, en el del feminismo y en enfermeria, el modelo ético que ha gozado de mayor vigencia hist6rica ha sido el de la ética de la convic- cién, La ética del cuidado, en efecto, ha partido tradicionalmente del principio de que las relaciones humanas deben ser verticales y estar basadas en la autori- dad y la obediencia, La autoridad es el rol que tradicionalmente se ha asignado en las relaciones sanitarias a los varones y los médicos, y la obediencia a las mujeres y las enfermeras. Asf como la ética médica, cuyo objetivo directo es la curacién, habja ido asumiendo a lo largo del tiempo algunos elementos propios de las éticas de la responsabilidad, la ética de los cuidados de enfermeria se ha ajustado clisicamente al patrén especiticn de las éticas de kt conviccisn, Su principio hisieo ha sido la obedieneia ciegt a ka autoridad profesional, (auto en el orden técnico como en el ético, Los cuidados paliativos, quizi por su proxi- midad a tos cuidados de enfermeria en general, asumicron en sus origenes cier tos rasgos de las éticas de la conviceidn, que poco a poco han ide dando paso a a ce atticse che ley reennnenhi lead 162 COMO ARQUEROS AL BLANCO F1 problema esté en saber si esas novedades que sin duda van a producirse, alectarain al nticleo de la teorfa de los trasplantes o por el contrario tendran un caricier meramente periférico, en el sentido de que no cambiariin los principios Inisicos de la doctrina elaborada a lo largo de este tiltimo medio siglo. Y aunque ho es facil predecir el futuro, hay indicios de que durante las préximas décadas puede producirse una auténtica revolucién que coloque todo este tema a un nivel completamente nuevo y distinto del anterior. EI punto central esté en la posibilidad, hoy atin remota, pero desde luego mucho menos que hace sdlo una década, de que los érganos procedan de ani- males manipulados genéticamente” 0 sean de origen completamente artificial, como en el caso del modelo recientemente probado de coraz6n artificial interno. Estos dos procedimientos, tan distintos entre si, tienen un punto en comin, y e: «ue permitirian convertir los érganos para trasplante en productos sanitarios como cualesquiera otros, como los farmacos o los aparatos diagndsticos y, por tanto, comercializables por las empresas productoras, exactamente igual que se hace con cualquier otro producto sanitario. Esto significaria el final de la doctri- nade la donaci6n altruista, y obligarfa a elaborar normas completamente nuevas dle manejo de estas situaciones. La otra posibilidad, no menos remota que la anterior, poro tampoco menos prometedora, es que el mejor conocimiento de las posibilidades de las células toncales existentes en érganos adultos permitiera elaborar con células del pro- pio paciente, y por tanto con idéntico sistema HLA, tejidos que permitan reparar las perdidas suftidas (piénsese, por ejemplo, en el trasplante de piel en grandes quemados), € incluso drganos. De conseguirse esto ditimo, los drganos serian -ncticamente idénticos a los del propio individuo, hasta el punto de poder afir- mar que en un sentido muy profundo serfan suyos. Esto también daria al traste, por motivos casi opuestos a los anteriores, con la doctrina de la donacién. Pero todo eso son, hoy por hoy, meros futuribles. En la situacién en que nos cneontramos lo correcto es continuar perfeccionando el funcionamiento de la actual orpanizacin de trasplantes, mejorando Ia formacién de los prof y del ptiblico en general y buscando cotas cada vez mas clevadas de excelencia. La trea lo merece; atin mas, lo exige ‘sionales lidad y © CE Santiago Grisatia (cd.), Trasplantes y clonacién de células hnmanas en eb siglo xxt, Madrid: Fundacion BBVA, 2001, Informe de ka Subcomisién de Xenotrasplan te de ka Comision Permanente de ‘Trasphantes del Consejo luterterritorial del Sistema Nacional de Salud. Xenorrasplante. Madrid: Oreanizacian Nacional de‘racnPantes PQ0e. 20 Etica de los cuidados paliativos: entre la conviccién y la responsabilidad ‘A comienzos del siglo xx se distinguieron dos tipos ideales de ética opuestos entre si, denominados «ética de la conviccién» (Gesinnungsethik) y «ética del poder por el poder» (Machtethik) o también «ética del éxito» (Erfolgesethik). primero identifica la vida moral con la aplicacién directa de principios y regs a situaciones especificas, sin considerar las circunstancias y las consecuencias, en tanto que el segundo sélo busca la obtencidn de los mejores resultados y con secuencias posibles, sin atenerse a principio alguno, lo que en el caso de la acti- vidad politica viene a identificarse con el ejercicio del poder por el poder. Max Weber propuso como alternativa a estos dos modelos extremos un tercero inter- medio, que tuviera en cuenta al mismo tiempo los principios y las consecuen- cias, con el fin de alcanzar decisiones razonables, ponderadas, prudentes o sabias, Denominé «ética de la responsabilidad» a este tipo ideal intermedio (Verantwortungsethik). En el dmbito especifico de los cuidados paliativos, como también en el de los cuidados en general, en el del feminismo y en enfermeria, el modelo ¢ que ha gozado de mayor vigencia hist6rica ha sido el de la ética de la convie~ cién, La ética del cuidado, en efecto, ha partido tradicionalmente del principio de que las relaciones humanas deben ser verticales y estar basadas en la autori dad y la obediencia. La autoridad es el rol que tradicionalmente se ha asignado en las relaciones sanitarias a los varones y los médicos, y la obediencia a las mujeres y las enfermeras. Asi como la ética médica, cuyo objetivo directo es la curacién, habfa ido asumiendo a lo largo del tiempo algunos elementos propio’ de las éticas de la responsabilidad, la ética de los cuidados de enfermeria se ha ajustado mente al patrén espeeifico de las éticas de la conviceién, Su principio basico ha sido la obediencia ciega a la autoridad profesional, tanto en el orden técnico como en cl ct midad a los ¢ 0. Los cuidados paliativos, quiz por su proxi idados de enferme nes cher 1s de la conviccién, que poco it poco han ido dando paso a en general, asumicron en sus oriys tos raspos de las éti otros mis propios de las éicas de la responsabilidad lot COMO ARQUEROS AL BLANCO Este capitulo intenta defender tres tesis. La primera, ya comentada, es que la dtica de los cuidados paliativos recibid en sus orfgenes una influencia mayor Ue la ética de la conviecién que de la ética de la responsabilidad. La segunda que, poco a poco, especialmente en los tiltimos aitos, ha ido evolucionando hacia ese otro modelo. Y Ia tercera, que la ética de la responsabilidad constituye la matriz, miis adecuada para elaborar una ética de los cuidados paliativos que sea capaz dle integrar el respeto a los principios éticos con la ponderacién de las circuns- tancias coneretas de cada caso y las consecuencias previsibles y que haga posi- ble, de ese modo, el tomar decisiones respetuosas, razonables y prudentes. CONVICCION Y RESPONSABILIDAD EN ETICA Max Weber y los tipos ideales de ética Max Weber acuiié el término de «ética de la responsabilidad» a comienzos del siglo xx. Este concepto sélo resulta comprensible dentro del contexto de sus ideas y, en general, de la filosofia neokantiana. Como es sabido, el neokantismo fue una interpretacién muy particular de la filosofia de Kant, aparecida tr crisis del movimiento idealista. Al igual que los otros fil6s Schelling y Hegel, Kant creyé que la raz6n humana era capaz de pensar y descifrar el notimeno de la realidad, en su caso a través del andlisis del factum de la moralidad. Este fue el propdsito de su Critica de la razén Practica, Si en !a Critica de la razén pura habia afirmado que el conocimiento cientifico era incapaz de darnos la realidad en si de las cosas, haciéndonoslas cognoscibles s6lo en cuanto fenémenos, el hecho de la moralidad, y més especificamente el andlisis de la experiencia del deber, permitfa a la razén humana llegar al conocimiento de ciertas realidades en si o notimenos, concretamente de tres: la inmortalidad de! alma, la libertad del ser humano y la existencia de Dios. La idea de que la razén es capaz de desentrafiar los misterios tiltimos de la realidad y penetrar en su esencia empez6 a perder fuerza inmediatamente des- pués de la muerte de Hegel. El caracter excesivamente especulativo y ajeno a la realidad inmediata de los sistemas elaborados por los idealistas alemanes, hizo sospechar a muchos filésofos que la empresa de elaborar sistemas metafisicos omnicomprensivos y absolutos estaba de antemano condenada al fracaso. La razén humana no parecia capaz de resolver tamafio problema. De ahi la critica al idealismo de autores como Nietzsche y Kierkegaard, La racionalidad espect- lativa debia ser sustituida por otra mas apegada a los datos de la experiencia inmediata y del experimento programado o cientitico, Frente a la lativa del idealismo, surpe asi la | movimien- to positivista fue el mis popular en el simbito francés, En Alemania, sin embar PO, SU espacio fue OcUpado por uN Movimiento distinto, mis acorde con st ‘as la fos idealistas, Fichte, zn especu- 261 cientitica del positivismo, ETICA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS 465 propia tradicién filos6fica. Fue el neokantismo. Compartia con el positivismo su rechazo de toda metafisica y la conviccin de que el verdadero conocimiento era el cientifico. Pero por tal entendfa el que se ajustaba a los cdnones establecidos por Kant en la primera de sus criticas. El camino real de la ciencia no podfa ni debfa transitarse mas que ateniéndose al que Kant Ham6 «método trascendental> del conocimiento, Los neokantianos reelaboran este método, modificando pun- tos importantes de lo que Kant habia expuesto en la Estética trascendental y la Analitica trascendental, y sobre todo apliciindolo de modo sistemitico a todas las dimensiones de la actividad psiquica humana, la intelectiva, la emocional y I: volitiva. Esto es algo que Kant no habfa hecho. Era preciso volver a Kant, pero entendiéndole mejor de lo que él fue capaz, de entenderse a si mismo. De esa forma se poda construir un sistema por completo coherente, del que desapare cieran todos los restos de metafisica. De modo similar a como Ia obra de Kant se vio muy influida por el hecho de la ciencia moderna de Galileo, Newton, Stahl, ete., hasta el punto de que puede considerarse un gigantesco esfuerzo de reflexién filos6fica sobre su natu raleza y consecuencias, el movimiento neokantiano, en especial el de Marburzo, estuvo muy influenciado por otro dato cientifico, el célculo infinitesimal. 1 tesis de Hermann Cohen fue que el método trascendental kantiano permitia aece der a la cosa como fenémeno, y que el notimeno era algo asf como el limite matemitico al que se legarfa mediante la repeticién indefinida de los actos de conocimiento fenoménico. Por tanto, el método trascendental nos iri aproxi mando cada vez mas a la realidad de la cosa, y harfa que nos encontrar t6ticamente con ella en el infinito. De ahf que para él la verdad no pudieri ya definirse como «adecuacién» (homofosis) sino como «desvelacién» progresiva (alétheia), No es un azar que en el citculo de Cohen, coneretamente a través de los estudios sobre Platén de Paul Natorp (Platos Ideenlehre, 1903) y de Nicolai Hartmann (Plato Logik des Seins, 1909), se introdujera el término alétheia en ka filosofia del siglo xx. Tal vocablo, por supuesto, habja sido utilizado por tos griegos. Pero la teorfa racionalista de la verdad hizo que no se Ie prestara aten cidn a favor del de homososis. Los neokantianos no renuneian a la verdad, pero sf se ven obligados a entenderla de modo distinto a como habia venide siendo habitual ya desde la Antigtiedad. A partir de estos principios, reelaboraron toda la teorfa Gtica kantiana. HI conocimiento prictico, o conocimiento de «lo que debe ser no puede depender en su verdad de los datos empiricos ni de la determinacién empiriea del querer humano, sino de aquello que es concebible por el pensamiento como bueno en sf, independicntemente de toda limitacidn o condicién empirica, Su valor, pues, no puede venir dado por ka experiencia, y tumpoco puede derivarse de tos restl fados de la accidn, ya sean estos perjudiciales 0 beneticiosos, HI fundamento del deber ser o de lo bueno no puede busearse mvis que en ka voluntad misma y en st propia ley interna, Como Kant, fos neokantianes consideran que el funda mos asin 166 COMO ARQUE! OS AL BLANCO mento de la moralidad no puede venir més que del interior de uno mismo, de la voluntad pura. Cuando un mévil de Ja voluntad o una intenci6n no puede con- vertirse en ley de una sociedad en la que todos los seres humanos sean tratados con respeto y consideracién, ese mévil no puede considerarse moralmente correeto, y viceversa. Como Kant, pues, los neokantianos profesan una ética de la intencién, Gesinnungsethik. ¥ también como él, consideran que los resultados de la accién no pueden servir para juzgar la bondad 0 correccién de ésta. En su Propedéuti- ca filoséfica, escribe Paul Natorp: Su valor [el de fa ley moral] no puede derivarse de los resultados de fa accién; resultados que pueden ser perjudiciales o saludables, pues por este camino no se podria fundar la generalidad absoluta de una ley practica; mas bien hay que determinar inversamente el problema: segtin lo que sea la ley moral hay que decidir lo que es verdaderamente saludable al hombre." «Resultado» es ta traduccién del término aleman Erfolg. La Erfolgesethik es para los neokantianos la antitesis de una ética rigurosa, que conciben como Gesinnungsethik. Pero ellos son muy conscientes de que una cosa es la «ética pura» y otra la «clica concreta». Entre una y otra hay la misma relacién que antes habiamos sto entre el notimeno y el fenémeno. Ambas éticas no se encontrarén mas que cn cl infinito. Dicho de otro modo, sdlo al término del proceso de perfeccién moral de la sociedad, el reino de los seres humanos reales, empiricos, se identi- ficura con el reino ideal de los fines. Conseguir esto es la tarea secular de la cul- tura y de la historia, De este modo, la ética pura adquiere la categoria de «prin- cipio repulador» de la evolucién moral, tanto de los individuos como de las comunidades. Esta idea de la ética pura como principio regulador, dice Natorp, fue descuidada por Platn y en Kant encontramos apenas su inicio, porque no la analiz6 cn detalle.* Paul Natorp, Propedéutica filoséfica, México D.R., Porrda, 1975, p. 34. 1a distincién entre ética de la conviccién y ética del éxito se encuentra tambign cn otros neokantianos, como Leonard Nelson, Al comienzo de su libro La ética critica en Kant, Schiller y Fries, esctibe: «Si todo valor ético se deriva exclusivamente de la Ley, pero Gstt se refiere de modo inmediato, en tanto imperative categérico, solamente a la voluntad, entonces una accidn puede ser vatloradat Gticamente sdto en la medida en que es objeto de la voluntad pero no por sus efectos, los cuales son contingentes con respecto it esta tiltima, Mediante est comprobacién se justifies el principio de ta ética de la con viecidn por opesicion a toda ética del éxito» (Leonard Nelson, Fried critica, Buenos Aires, Sudamericana, 188, p. 62). “CP. Paul Natorp, Propedeutica filosdfica, México D.K, Port 1, 1975, p. 38 EPICA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS oT {.Qué significa esto tiltimo? Pues que la marcha de la raz6n, tanto de fa purss o cientifica como de la practica o moral, es infinita, no acaba nunca; que se tat dice Natorp, de un devenir, un fieri, no de un factum rigido y acabado, De ahi su idea de que la filosofia no es otra cosa que el método «de una evolucién infin ta y creadora».* Todo conocimiento es «un proceso l6gico infinito, jams termi nado o terminable». Esa es la razén de que Natorp concibiera la ley absoluta de la ética pura como «el camino hacia lo infinito».’ Y afiadia: «La ética del deber infinito nos coloca completamente cn medio del devenir; nos prohibe querer solo “conserva nuestro ser’, exige de nosotros un progreso infatigable, una elevacion incesante de nosotros mismos.» La expresién mas clara de todos estos ideales la personifies, en nuestro medio, Manuel Garefa Morente. En el «Prologo» de su libro La filosofiia de Kant, escribe, siguicndo cl modelo de Marburgo: «Su critica definitiva de tu metatisica, expulsa del dominio de la ciencia fisica los entes absolutos y los transforma en ideales para orientacién de la vida. Desde este momento cl pre sente aparece informado por la previsién del futuro, y el futuro mismo detinide por su relacién con el ideal. La revolucién se torna en evolucién. Lat historia ntido. La experiencia y Ja vida reciben movimiento, Nace la adquiere un nocidn de progreso en historia.»” Natorp no va mis alld, Pero resulta fécil concluir de todo esto que ka clic conereta no puede identificarse sin més (mientras Hega el momento en que ambas se conviertan en una) con la ética pura 0 ideal. Los deberes concretos no pueden coincidir exactamente con los deberes puros, precisamente porque han de tener en cuenta las circunstancias empiticas. De lo contrario, se estaria pro poniendo un rigorismo absolutamente ut6pico e incompatible con la vida, como vio con toda claridad otro de los neokantianos mas conspicuos, Leonard Nelson, Eso es lo que le levé a distinguir los que él denomina «deberes» de los «idea les». De ahf que afirme la necesidad de mediar entre las éticas formuales y deon toldgicas de la conviccién y las éticas materiales y teleolégicas de los resultados «En la controversia entre la ética formalista y la consecuencialista, mediamos suprimiendo la suposicién dogmatica que tienen en coméin.»* Hse es ef origen del concepto de «ética de Ja responsabilidad, EI deber moral es para Nelson siempre concreto, de modo que necesita tener en cuenta la evaluacion de kas cir co DAB, Porntia, 1975, p83 * Paul Natorp, Kant y la escuela de Marburgo, Mé * Paul Natorp, Op. cit., p. 87 © Paul Natorp, Op. cit. p. 9S / Manuel Garcia Morente, La filosofia de Kant, Madrid, Espasa Calpe, L978, p. 15 Esto explica, por lo denis, la centratidad de fa idea de progreso en la Filosofia ulterior de Morente, Cf, Manuel Garcia Morente, Ensavos sobre ef progrese, Madrid, Encuentro, 2002 “Leonard Nelson, Elica critica, Bucnos Aires, Sudamericana, 1 .p. 298 1o8 COMO ARQUEROS AL BLANCO cunstaneias.” Eso explica que no pueda nunca identi cl «modo de actuary." «A fin de decidir qué constituye un deber para nosotros 1 un caso determinado, debemos someter las circunstancias en [as cuales nos encontramos y que podemos tomar de la experiencia, a ese principio universal [de la ley moral]. Sélo entonces Hegamos a una decisién univoca sobre lo que debemos hacer." Esto le lleva a formular dos leyes de aplicacién de la ley moral formal y abstracta a las situaciones concretas, que Hama, respectivamente, «ley de la compensacién» y «ley de la ponderacién». Son aplicaciones del principio dle responsabilidad, En un cierto momento escribe: «Cada persona con suficien- te experiencia intelectual debe saber que es responsable de las consecuencias previsibles de su conducta, y que no acttia de modo razonable si deja de refle- sionar sobre tales consecuencias.»" Uno es respon: sus actos. El epigrafe al que pertenece ese parrafo se titula: «Criterio de respon- subilidad». icarse la «conviccién» con Max Weber conocié perfectamente estas dos direcciones del neokantismo que acabo de exponer, la propia de las Escuelas de Marburgo y Gotinga. Pero él estuvo sobre todo influido por un tercer grupo, el de Baden, el de Heidelberg, cuyos representantes fundamentales fueron Windelband y Rickert, este dltimo contemporaneo y amigo personal suyo. Ambos coincidieron con los anteriores en cl objetivo de reordenar Ia filosoffa kantiana en torno al concepto de ciencia, indo desaparecer todo lo que en ella quedaba atin de metafisica. Se trata, de nucvo, de partir de los esquemas que Kant elabord en la primera de sus criticas. istos se hicieron tomando como modelo las ciencias de la naturaleza, la mate- ica y Ia fisica, raz6n por la cual describen el modo de proceder de la razén humana en este Ambito del conocimiento, el propio de las que los neokantianos de Baden van a denominar Nanurwissenschaften, Pero no resultan validos para otro tipo de saberes que pugnan también por alcanzar el estatuto de ciencias y que, sin embargo, no se ajustan a esos cénones, De ello se dio cuenta Kant en Ia Critica del juicio. Los neokantianos de Baden consideran que en esta obra se pusicron las bases —sélo las bases— del estatuto epistemolégico de este segun- lo grupo o tipo de ciencias, las culturales 0 Kulturwissenschaften. El concepto fundamental en este dmbito no es el de hecho», como en el primero, sino el de «valor». El hecho es universal, en tanto que el valor es particular. Windelband caracteriz6 por ello mismo a las primeras ciencias de «nomotéticas» y a las segundas de «idiogrificas». Los valores no son hechos, pero sin embargo consti- * Leonard Nelson, System of Ethics, New Haven, Yale University Press, 1956, pp. 42-5 y 03-5 " Leonard Nelson, rica critica, Buenos Aires, "Leonard Nelson, Op. cit., p. 350. "Leonard Nelson, System of Ethics, New Hav umerical 1988, p. 277 Yale University Press, 1956, por ETICA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS 409 tuyen una dimensién fundamental e irrenunciable de nuestras vidas, Lo que cl ser humano hace con la naturaleza es someterla a un proceso de valoracién. En eso consiste Ia cultura, que es por necesidad hist6rica, De ahé que los valores cultu- rales sean también histéricos. Tal es la raz6n de que puedan cambiar a través del tiempo y hallarse 0 no dotados de «vigencia». Lo cual no obsta para que sean objetivos y universales, al menos en un cierto sentido, que Rickert llama «direc- tivo», Los valores tienen necesariamente algo de universales, por mas que su rea lizaci6n histérica sea siempre particular, «Los valores culturales son © universa les de hecho, esto es, valorados por todos, 0 al menos exigidos como viilidos a todos los miembros de una comunidad de cultura.» Dentro de una cultura det minada es posible, en efecto, encontrar valores compartidos por todos sus micin bros. Mas dificil es encontrar valores que sean asumidos de modo idéntico por los miembros de distintas culturas. De ahf la dificultad, dice Rickert, de escribir una historia auténticamente universal. Como los valores no estén realizados univer salmente, la historia universal es imposible si por ella se entiende la historia de la realizacién efectiva de los valores universales. «La historia universal no pucde escribirse més que sobre el fundamento de aquellos valores directivos de los cust les se afirme una validez o vigencia tal, que se halla en principio por encima del simple reconocimiento efectivo 0 de hecho.» Se trata, por tanto, no de valores ya realizados histéricamente, sino de «valores directivos», valores-guéa, que deben regir la marcha historica de la humanidad, Esto supone aceptar, sigue diciendo Rickert, «que algunos valores valen en absolito»." Al fondo estin las «ideas regulativas» de Kant, y lo que Natorp denominada «principios reguladores» Tenemos que suponer, si no la existencia de un conocimiento definitivamente adquirido de lo que valga como valor, por lo menos la validez. de valores obje tivos y la posibilidad de ir aproximdndonos cada ver mas a su conocimicnte. El progreso esencial en las ciencias culturales, en lo que se reficre a su objeti vidad, a su universalidad y a su conexién sistemética, depende del progres que se realice en la elaboracién de un concepto objetivo y sisteniiticamente organizado de la cultura; es decir, que depende de que nos acerquemos a unit conciencia de los valores fundada sobre un sistema de valores viilidos."> le: ces inevi Y por si quedaran dudas de Io que intenta decir, poco después a table, por fundamentos puramente ldgicos, admitir valores objetivamente ¥: dos 0 “trascendentes’»."" Pero esos valores no pueden conocerse nias que i © Heinrich Rickert, Ciencia cultural y ciencia natural, Madrid, Espasa Calpe 1965, p. 145 “Heinrich Rickert, Op. cit, p. 201, © Heinrich Rickert, Op. ct, p. 20% © Heinrich Rickert, Op. cit, p. 204, nota 170 COMO ARQUEROS AL BLANCO de su eclosi6n en la histori conocimiento ma a. Dicho de otro modo, no puede Ilegarse a su que hist6ricamente. No hay filosofia ninguna que se halle en situacién de construir tal sistema con simples conceptos. Necesita, para la determinacién de su contenido, estar en el mds {ntimo contacto con las ciencias cultural esperar es acercarse en lo his un sistema de los valoi s mismas, y lo mas que puede 6rico a lo superhistérico, lo cual significa que s culturales, que aspire a ser vélido, no puede estable- cerse sino es escudrifiando la vida hist6rica para extraerlo poco a poco de ella, indagando cules son los valores universales y formales que yacen en la mul- liplicidad, continuamente alterada, del contenido de la vida cultural histérica, y en que consisten los supuestos valorativos de la cultura, que todos nos esfor- AMOS por conservar y fomentar.” No quedaria ahora més que responder a una pregunta: gqué es para Rickert la ética’ 1. respuesta no se hace esperar. Al valorar algo, lo convertimos en sujeto de «ala. hanza» o de «censura», Los objetos en que residen valores positivos se Haman sbienes». El ser humano se halla «obligado» a realizar los valores positivos, es decir, los bienes. En eso consiste la ética. Los valores entran entre sf en conflicto. La resolucion de estos conflictos ha de realizarse mediante ejercicios de pondera- cidn y buen sentido préctico. Es lo que generalmente entendemos por «responsa- bilidad», La gestién de los valores exige el dificil ejercicio de la responsabilidad, que carece de normas precisas, pero que, sin embargo, resulta inexcusable. Este es el contexto de lectura de Max Weber. El pronuncié el afio 1919 dos conterencias en la Asociacién Libre de Estudiantes de Munich. Una la titulé «La cicncia como profesién» (Wissenschaft als Beruf) y la otra «La politica como profesién» (Politik als Beruf). Es conocida la importancia que el término Beruf licne en toda su obra." Elegir una profesién es una opcién de valor, es intentar ser ficl a los valores que a uno se le imponen como necesitados de realizacién ci_una especie de Ruf o Hamada, Eso es lo que Weber entiende por «vocacién». Vocacién y profesin son para él sinénimos, La profesién es la respuesta (Ant- worl) a la Hamada. Por eso la eleccién profesional es uno de mayores ejercicios de «responsabilidad» (Verantwortung) que el ser humano ha de realizar a lo largo de su vida. Y en eso consiste precisamente la ética, en la fidelidad a la Ha- mada de los valores, en la realizacién de los valores que a uno se le imponen como importantes, fundamentales. Hl dedicar fa vida a la ciencia natural es una opeién de valor como cual- Lota. Pero tiene una caracteristiea muy particular, y es que el cientitico qu Heinrich Rickert, Op. cit, p. 210. "CL Max Weber, E protestantismo vel esptvitu del capitalismo, Madrid, Alianza, 100.) ETICA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS 471 natural va a exigirse a sf mismo, en tanto que cientifico (no en tanto que perso- na o ser humano), no ser beligerante en cuestiones de valor, utilizar s6lo los métodos propios de la ciencia natural, atenerse a los «hechos». El cientifico, en tanto que tal, tiene que ser lo mas objetivo y neutro posible. La ciencia, piensa Weber, debe verse como una actividad libre de valores, neutral. Para consegt esto el cientifico tiene que hacerse auténtica violencia, porque se trata de algo claramente antinatural, forzado, pero rigurosamente necesario para el progreso de nuestro conocimiento objetivo del mundo”. Si la ciencia natural es el modelo de actividad que debe considerarse, meté- dicamente, como libre de valores, con la politica sucede exactamente lo contra rio, La funcién de la politica es realizar valores. Weber tiene un concepto muy clevado de la politica. Tanto, que la considera el instrumento fundamental para la instauracién de los valores adecuados en el mundo. Ese «reino de fos fines» de que hablaba Kant no sera posible mas que por la via de la actividad politica: De ahi la alergia que Weber profesa al politico descomprometido o que, peor atin, en vez de tener como objetivo la realizacién de los valores universales busca sélo intereses particulares, incrementar su poder 0 acrecentar su propio patrimonio. Estos, dice Weber, no viven «para» la politica sino «de» Ia politica." No hay mas que dos «pecados mortales» del politico, segtin Weber: Ia ausencia de finalidades objetivas y la falta de responsabilidad, Lo que debe entenderse por «finalidades objetivas» habra quedado claro tras la exposicion previa del contexto en que é1 realiza su obra, No todos los valores son iguales: Hay valores objetivos que exigen su realizacién universal. Son aquellos que tic nen teleologfa, finalidad, es decir, que deberfan convertirse en ley en el ideal reino de los fines. Detras de estos epitetos se halla Kant, No vale cualquier tipo de valor. El politico que no tiene finalidades adecuadas, comete un pe Weber lo fulmina sin la mas minima conmiseracién: «La ausencia de finalidad objetiva le hace [al politico] proclive a buscar la apariencia brillante del poder en lugar del poder real; su falta de responsabilidad lo Heva a gozar del poder por el poder, sin tomar en cuenta su finalidad.»! Y contintia: «Aunque el poder es el medio ineludible de Ia politica, o mas exactamente, precisamente porque lo es, y el ansia de poder es una de las fuerzas que la impulsan, no hay deformac mas perniciosa de Ia fuerza politica que el baladronear de poder como un adve nedizo 0 complacerse vanidosamente en el sentimiento de poder, es decir, en general, toda adoracién del poder puro en cuanto tal.»® Weber acuiia a este res ado grave ” Cf, Max Weber, Wissenschaft als Beruf, Stuttgart, Reckam, 1995, pp. 28s. [Trac cast.: EI politico y el cientifico, Madrid, Alianza, 1967, pp. 212ss.| » Max Weber, Politik als Beruf, Stuttgart, Reklam, 1992, p. 16. [Trad. east. ET poli tico y el ciewifico, Madris, Alianza, 1967, p. 95.1 * Max Weber, Op. cit, p. Ot. [Trad. east. ps 155.1 * Max Weber, Op. cit., p. G4. [Trad east. pp. 155-6.) 172 COMO ARQUEROS AL BLANCO pecto las expresiones Machtpolitik (politica de poder) y Machtpolitiker (politico de poder). Y comenta: «Dicha actitud es producto de una mezquina y superficial indiferencia frente al sentido de la accién humana, que no tiene ningtin paren- tesco con Ia conciencia de la urdimbre traégica en que se asienta la trama de todo quehacer humano y especialmente del quehacer politico.»®* Habida cuenta de que su valoracién moral es rigurosamente negativa, cabrfa hablar de una Mach- sethik, &tica del poder por el poder. El mismo utiliz6 este término en alguna oca- sin. Por supuesto que del poder cabe hacer también un uso responsable. Pero ahora no se trata de eso sino de todo lo contrario, Lo que Natorp y Nelson Ha- maban Erfolgesethik se transforma en el campo de Ia vida politica y social en Machtethik. Lo puesto a la politica de! poder por el poder, es la politica como servicio a una «causa» y por tanto la politica con finalidad correcta, aquella que tiene como objetivo la realizacién de valores. El politico, dice Weber, ha de tener «fe». No se trata, naturalmente, de la fe religiosa. Pero si ha de creer en un «reino de los fines», en la necesidad de realizar unos valores que puedan ser compartidos por todos los seres humanos y que les permitan vivir de modo digno. En cuanto al contenido de esa fe, las diferencias seran inevitables. Cudl haya de ser la causa para cuyo servicio busca y utiliza el politico poder es ya cuestién de fe. Puede servir finalidades nacionales o humanitarias, socia- les y éticas 0 culturales, seculares o religiosas; puede sentirse arrebatado por una firme fe en el «progreso» (en cualquier sentido que éste sea) 0 rechazar Iriamente esa clase de fe; puede pretender encontrarse al servicio de una «idea» © rechazar por principio ese tipo de pretensiones y querer servir sélo ines materiales de la vida cotidiana. Lo que importa es que siempre ha de existir alguna fe, Cuando ésta falta, incluso los éxitos politicos aparentemente mis sGlidos, y esto es perfectamente justo, llevan sobre si la maldicién de lt inanidad. (Quien tiene una fe tiene una ética. Esa fe en unos valores y en la tarea de reali- zarlos mediante a accién politica, es lo que define el tipo de ética que Max Weber denomina Gesinnungsethik, ética de la conviccin, Es el polo opuesto de ta clica del poder por el poder. Aqui se trata del poder como via para la realizai- cidn de valores. Son los valores que a juicio de una persona, o de muchas, debe- Han imperar en una sociedad bien ordenada. Pero Weber insiste siempre en que la accisn politica, que para ser digna necesita de esos valores, de esas conviccio nes, no puede reducirse a ellos. «Hay una tremenda verdad y un hecho bisico en la Historia (de cuya fundamentacién no tenemos que ecuparnos en detalle aqui) * Max Weber, Op. cit, p. Gel. Trad. cast.. p. 156.) "Max Weber, Op. cit. p. 65. [Trad. east, pp. 150-7.) ETICA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS 473 el de que frecuentemente o, mejor, generalmente, el resultado final de la a politica guarda una relacién absolutamente inadecuada, y frecuentemente inclu- so paraddjica, con su sentido originario.»® El politico responsable no es aquel que busca realizar unos valores caiga quien caiga, sino el que tiene en cuenta las circunstancias de cada situacién y pondera cuidadosamente las consecuencias de sus actos antes de decidirse por una opcién u otra. El politico responsable aticn- de a los principios, pero también tiene en cuenta las consecuencias. Es un tercer tipo de actitud ética, la ética de la responsabilidad, Verantwortungsethik, que para Weber es fundamental. Hay que realizar valores, pero también hay que tener cn cuenta que todavia no nos encontramos en el anhelado reino de los fines y que, por tanto, hay cosas que atin no podemos hacer Esto que acabamos de explicar puede describirse también en otra termino logia, la de los fines y los medios. La ética del poder consiste en la conversién de los medios en fines en si mismos, en tanto que la ética de la conviccidn es aquella que concede valor moral a los fines pero no a los medios. La ética de la responsabilidad es la Gnica que otorga un lugar a ambos elementos, buscando la in de fines a través de los medios disponibles. realiza La ética del poder por el poder («Machtethik») Se trata de la tipica ética del hombre que vive «de» la politica, que concihe ésti con las categorias estrictamente econdmicas y que confunde al politico con un empresario. Weber escribe: «Puede asumir el cardcter de un ‘empresario’, como edia con el condottiero 6 el arrendatario 0 comprador de un cargo en el pasit gastos como una su do y sucede hoy con el boss americano, que considera su inversién de capital a la que hard producir beneficios utilizando sus influcn cias.»* Weber describe sobre todo Ia figura del jefe norteamericano, que earece de auténtica vocacién politica y s6lo busca aumentar su poder econdmico y poli tico, Trabaja en este campo con la mentalidad propia del administrador 6 empre sario, De ese modo convierte la politica en administracién, Como dice Weber «el boss tipico es un hombre absolutamente gris [...]. Busca exclusivamente cl poder, como medio de conseguir dinero, ciertamente, pero también por cl poder mismo [...]. El boss no tiene ‘principios’ politicos firmes, carece totalmente de convicciones (gesinnungslos) y sélo pregunta edmo pueden conseguirse los votos.»”’ El poder por el poder, no por un objetivo cticamente relevante, no como medio para la realizacién de valores positives, Es bien conocido que esta des- cripcién de Weber fue utilizada por algunos miembros de fa Lscuckt de Prank- > Max Weber, Op. cit. pp. O45. ['brad, caste. ps 150.) "Max Weber, Op. cit. p19, [Tiad, cast. p. 99.) Max Weber, Op. cit. pp. 584, (Trad, east, pp. F224) I: 474 COMO ARQUEROS AL BLANCO furt para definir la racionalidad que ellos denominaron «estratégica» y mera- mente «instrumental» 7 La ética de la conviccién («Gesinnungsethik») Lo opuesto al chombre sin principios» es el

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