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Figura y

misión de la
mujer en la
teología
Paulina
Francisca López García
Nory Castillo Rodríguez

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FIGURA DE LA MUJER EN EL SIGLO I
El tema de la mujer en las epístolas de Pablo de Tarso constituye una
materia de importancia en el debate teológico, antropológico y eclesiológico
contemporáneo acerca del papel de la mujer en el cristianismo primitivo y en la
Iglesia, porque las epístolas paulinas auténticas, escritas apenas 20- 25 años
después de la muerte de Jesús de Nazaret, y probablemente antes incluso de la
redacción de los evangelios en la versión definitiva conocida hoy, forman parte de
la documentación más antigua del NT, por lo que resulta una fuente ineludible en
cualquier análisis sobre los inicios del cristianismo.
A partir de la investigación de los textos estrictamente paulinos y comparando con
referencias que reflejan la posición que ocupaba la mujer en la sociedad judía y
romana del siglo I, surge que el apóstol san Pablo valoró el papel cualificado que
desempeñaron muchas mujeres por él conocidas en el marco de las primeras
comunidades cristianas.
El pensamiento del apóstol mostró además en qué sentido superó la distinción de
los sexos, que para él quedó abolida de la misma forma que las divisiones del orden
racial o social:
Gálatas 3,28,
Ya no hay judío ni griego;
ni esclavo ni libre;
ni hombre ni mujer,
ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

 En las culturas de Oriente en general y en la judía en particular, la mujer del


siglo I no participaba en la vida pública.
 Debía pasar inadvertida en público y las reglas de la buena educación
prohibían encontrarse a solas con una mujer, mirar a una mujer casada e
incluso saludarla. La mujer no tenía acceso al estudio de la Escritura, se la
recluía en un patio especial para ellas en el templo –el llamado «atrio de las
mujeres»–, y en la sinagoga debía limitarse a escuchar.
 Se encontraba en una situación que la constituía en un paradigma de
marginación.
 Además, Filón comentó que también las mujeres judías de Alejandría
estaban recluidas: «no sobrepasan la puerta del patio. En cuanto a las
jóvenes, están confinadas en los aposentos de las mujeres y evitan por pudor
la mirada de los hombres, incluso de los parientes más cercanos

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En la sociedad romana
 Las mujeres pertenecientes a la aristocracia romana y económicamente
independientes tenían acceso a la cultura y podían participar en actividades
propias de la vida social y comercial. Sin embargo, la mujer romana en
general estuvo privada de los derechos conferidos a los varones, sin acceso
a los principales officia virilia. La expresión latina refería a aquellos cargos,
empleos u ocupaciones que se consideraban propios del varón. Las mujeres
estaban inhabilitadas no sólo para participar directamente en el gobierno del
Estado.
 Para ello se promulgó un conjunto de prohibiciones que inhibían la
participación de la mujer en la vida militar, política, o religiosa. Más que una
virtud, los romanos consideraban el «callar» como un deber para las mujeres.

En el cristianismo de origen
 Desde el comienzo de la Iglesia cristiana primitiva, las mujeres fueron
miembros relevantes del movimiento aunque algunos autores sostienen que
buena parte de la información referida a la participación de las mujeres en el
Nuevo Testamento no fue suficientemente considerada.
 Otros autores sugieren que una amplia variedad de textos neotestamentarios
destacan el papel que tuvieron las mujeres, tanto en vida de Jesús de
Nazaret como en las primeras comunidades.
 Según Joseph Ratzinger, se trata de numerosas figuras femeninas que
desempeñaron un papel efectivo y valioso en la difusión del Evangelio.
Además de María, madre de Jesús, aparecen numerosas personalidades
femeninas en los Evangelios.
 Sin embargo, se debe a Pablo de Tarso una documentación más amplia
sobre la dignidad y el papel eclesial de la mujer.

Misión de la mujer en la teología Paulina.

Mujeres mencionadas por Pablo de Tarso en sus epístolas


 En la Epístola a los filipenses, Pablo mencionó a Evodia y Síntique, dos
mujeres cristianas principales que habían defendido junto a él el evangelio
(Filipenses 4:2-3)

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 La Epístola a los romanos brinda un panorama bastante detallado de la
misión apostólica de Pablo de Tarso, e indica que entre sus colaboradores
se contaban muchas mujeres. En la profusa lista de aquellos a quienes se
envían saludos en Romanos 16:3-15, entre los que se mencionan
expresamente hasta nueve mujeres.

 Elogio a Febe
Pablo elogió a Febe, probable portadora de la Epístola a los romanos, por su trabajo
como diaconisa: Pablo de Tarso, Epístola a los romanos 16,1-2
 Elogio a Junia
Junia o Junias (Romanos 16:7), de quien la mayoría de los comentarios de los
Padres de la Iglesia y de otros teólogos antiguos consideran se trata de un
personaje femenino.
Benedicto XVI también lo incluyó entre los nombres de mujer.
 Elogio a Priscila
Otra personalidad notable mencionada por Pablo es Priscila o Prisca, mujer
de Áquila. Los Hechos de los Apóstoles sugieren que estos esposos
mantuvieron una gran amistad con Pablo. En Éfeso fueron ellos quienes, en
una intervención riesgosa, habrían logrado la liberación de Pablo: Pablo,
Epístola a los romanos 16,3-4
 Referencias de Priscila se hacen en el libro de los Hechos de los Apóstoles
(Hechos 18:18; Hechos 18:26) y en la Segunda epístola a Timoteo (2Timoteo
4:19) se la cita en primer lugar antes que a su marido, por lo que algunos
estudiosos llegan a sugerir que ella sería la cabeza de la unidad familiar.
 En realidad, el orden de citación no es uniforme, porque en otro lugar Pablo
nombra a Priscila en segundo término, después de su esposo (1Corintios
16:19), y lo mismo sucede en el libro de los Hechos (Hechos 18:2, Hechos
18:26).
 Esto sugiere un orden de mención indistinto, quizá sobre la base de un
principio de igualdad en la dignidad del varón y de la mujer, propugnado en
las comunidades paulinas.

La mujer en la Primera epístola a los corintios


 Varios pasajes que aluden a las mujeres se encuentran en la Epístola a los
efesios y en las llamadas cartas pastorales (particularmente la Primera
epístola a Timoteo)
 En el contexto actual, los textos paulinos más controvertidos serían dos
pasajes: 1 Corintios 11,2-16, que hace referencia al atavío de las mujeres, y
1 Corintios 14,34-36, que indica que las mujeres han de permanecer en
silencio en las asambleas.

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 1 Corintios 11,2-16
La mayoría de los estudiosos en temas paulinos considera a 1Corintios 11:2-16
como un pasaje de difícil comprensión, e incluso en apariencia contradictorio. Esto,
debido a que al comienzo señala: [...] quiero que sepáis que la cabeza de todo
hombre es Cristo; y la cabeza de la mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es
Dios. (1 Corintios 11,3)
 Pero más adelante indica: Por lo demás, ni la mujer sin el hombre, ni el
hombre sin la mujer, en el Señor. Porque si la mujer procede del hombre, el
hombre, a su vez, nace mediante la mujer. Y todo proviene de Dios. (1
Corintios 11,11-12)
 Según Murphy-O’Connor, la idea central de Pablo es la diferenciación entre
varones y mujeres, no el dominio de los unos sobre las otras.
 En el mismo sentido, Barbablio sugiere que, «si los dos sexos son diferentes,
y de hecho lo son por creación y naturaleza, (para Pablo) tal diversidad debe
traducirse en lo exterior».
 Vidal indica que en realidad se trataba de un problema gestual, porque la
comunidad corintia equiparaba su celebración con otras celebraciones
religiosas de su ambiente pagano, por lo cual Pablo no estaría proponiendo
el dominio del varón sobre la mujer, sino evitar ciertas costumbres propias
del mundo helenista.
 En su explicación, Pablo habría cortado varias veces su argumentación hasta
dar por válido solamente el principio sobre la igualdad de rango entre el varón
y la mujer (1Corintios 11:11-12) y la práctica de las comunidades (1Corintios
11:16)
 Por su parte, la filósofa Edith Stein señaló que el pasaje se relaciona con las
costumbres de la época en que Pablo vivió, por lo cual no resulta vinculante
para todos los tiempos
 1 Corintios 14,34-36
El estudiar los textos explícitos que se refieren respectivamente a la igualdad y a la
subordinación de las mujeres en la sociedad y en el culto, no estoy convencido de
la utilidad de tal estudio, puesto que en cualquier texto que apunta en una dirección,
existe de ordinario un texto contrario.
 Si 1Corintios 14:34 manda que las mujeres deben guardar silencio en las
iglesias, 1Corintios 11:5 reconoce la costumbre de que las mujeres oren y
profeticen y la profecía se halla en el rango de los carismas en el segundo
lugar después del apostolado (1Corintios 12:28) hasta el punto de que
Efesios 2:20 supone que la Iglesia, la casa de Dios, se halla establecida y
fundada por apóstoles y profetas. (Raymond E. Brown)
 Benedicto XVI señala que «[...] hay que relativizar la sucesiva y conocida
exhortación: "Las mujeres cállense en las asambleas"(1Corintios 14:34)», ya
que Pablo de Tarso admitía como algo normal que en la comunidad cristiana
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la mujer pudiera profetizar (1Corintios 11:5), es decir, hablar abiertamente
bajo el influjo del Espíritu.

La mujer en la Epístola a los gálatas


 En un versículo citado al inicio de esta tarea, Pablo de Tarso expone las
consecuencias raciales y religiosas, sociales y humanas del mensaje que
predica: Gálatas 3,28
 El teólogo alemán Gerd Theissen señaló que solo se puede medir la
dimensión del avance que este versículo significó en el siglo I si se
consideran las diferencias sociales que menciona.

El Papa y la riqueza del genio femenino


 La Carta de Juan Pablo II a las mujeres (1995)
“Dar gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en
el mundo se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada
mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad”

 La carta del entonces Card. Ratzinger, con una iluminada lectura de la biblia,
a los Obispos de la Iglesia católica, propone una iglesia en “colaboración
activa, en el reconocimiento de la misma diferencia, entre hombre y mujer”
que invita a redescubrir la base de la antropología cristiana. Además del
Génesis, el estudio del cardenal Ratzinger se dirige también a las palabras
de Juan Pablo II.

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